Por Siempre {Larry Stylinson}

Las lágrimas no dejaban de caer por su rostro totalmente rojo, intentaba gritar pero su voz se había silenciado minutos atrás. El tiempo se detenía ante sus ojos y todo corría a cámara lenta. Poco a poco su vista se nublo a causa de las lágrimas, comenzó a sentirse mareado pero quería luchar por el amor de su vida.

El frío comenzaba a traspasar su ropa, todo él se sintió débil pero no podía permitirse ser débil; era una noche igual a cualquier otra, el cielo estaba oscuro a excepción de las estrellas pegadas junto a la luna.

«No…» Susurró pero su voz quedo ahogada en su garganta. No logro decir nada, antes de caer al suelo desmayado.



–Estoy enamorado –Admitió Harry con voz queda, sin mirar a Louis.

–¿De quién? –Preguntó Louis desesperanzado.

–Es el chico más increíble del mundo. Es único, demasiado divertido y a la vez delicado. Y estoy seguro de que es el amor de mi vida.

–Oh… –Fue todo lo que logro decir Louis– Es un afortunado… porque tu igual eres único.

–Pero no sé si él sienta lo que yo. No creo que él…

–¿Por qué no le dices?

–No es fácil –Harry negó con la cabeza– él ama a alguien más.

Louis no dijo nada, tan solo se limitó ver el rostro abatido de su mejor amigo. El corazón parecía apretarle dentro del pecho, quería salir para gritar por sí mismo que estaba enamorado de él. Pero no hizo nada, no dijo nada.

Una pequeña lágrima se escapó y recorrió la mejilla derecha de Harry. Se sentía vulnerable, más de lo que ya era. Quería refugiarse en los brazos de su amigo, quería sentirse querido por la única persona a la que amaba de verdad.

–No llores –Susurró Louis, con su mano izquierda alzo el mentón de Harry, obligándole a mirarlo– seguro, hay una persona que te ama más que nadie en el mundo.

–Pero sé que no le amo. Porque no es él.

Louis suspiró con cansancio. Harry tenía razón, él no era el misterioso chico del que se había enamorado el menor. Y seguramente nunca lo sería.

–Ven acá –Habló Louis con suavidad. Atrajo el delgado cuerpo de Harry hacia el suyo– tal vez, podrías intentar olvidarlo, solo si estas tan seguro de que él ama a alguien más.

–Más que seguro –Respondió el menor cerrando los ojos, disfrutando de la cercanía.



–¿La amas? –Preguntó Harry con tristeza.

–Sí. Creo que es la indicada –Respondió Louis con poca seguridad en sus palabras.

Harry miró a Louis con una sonrisa falsa, que seguramente el mayor no notaba. Podía ver la felicidad en sus ojos turquesas, brillaban con tal intensidad que en ese momento deseo ser él la razón de ese brillo.

Pero Louis no le amaba. Amaba a Eleanor y, ahora, a su futura hija.

–¿Cómo se llamará? –Volvió a preguntar el menor– la niña.

–Clarissa, me gusta el nombre. O tal vez Harriet –Lanzó una risa.

–Harriet. No, me gusta más Clarissa.

Louis sonrió al pensar en la pequeña niña que andaría por su casa. Siempre había soñado en tener hijos pero no con Eleanor, sino con Harry, pero la idea había sido desechada el día en que supo que el menor estaba enamorado de alguien más. Alguien más que no era él.

Así que se había decidido a dar todo en su nueva relación con Eleanor, tan solo para olvidar el amor infinito por su mejor amigo. Y en una de las pocas noches junto a ella, la había embarazado. Y no se arrepentía, al final había sido él quien la había procreado. Pero no estaba seguro de que su relación fuera a durar para siempre.



La noche de bodas había sido un desastre.

En la fiesta había un Harry borracho demasiado enojado y frustrado, que estaba en la parte más alejada para llorar en paz. Su Louis se había casado con quien amaba, no con él, porque a él no le amaba.

–Mierda Harry ¿Qué haces en este estado? –Preguntó Louis tomando a Harry de la muñeca– ¡¿Qué haces…?!

–¡Me desahogo! ¿Acaso no puedo? –Dijo el menor con veneno en su voz– ¡Tengo todo el puto derecho de hacerlo!

–No, Harry… ¡por dios mírate! ¡Estas hecho un desastre!

–Lo estoy. Pero no te importa, no te interesa…

–¡¿Qué no me interesa?! Mierda Harry ¡eres mi mejor amigo! ¿Qué no me importa?

–Mejor amigo… –Susurró el menor.

–¿Qué sucede? –Volvió a preguntar Louis con suavidad.

–¡Esto sucede! ¡Que soy tu mejor amigo! ¡Que no soy más que tu estúpido mejor amigo! –Las lágrimas comenzaron a inundar sus ojos esmeralda– Nunca fui más que el idiota enamorado de su mejor amigo… ¡Eso sucede!

Silencio.

¿Acaso Louis había escuchado bien? No, no era posible. Harry estaba borracho, no sabía lo que decía. No era cierto que estaba enamorado de él… porque si no él lo sabría… todo sería distinto.

–Harry estás borracho… no creo que sepas–

–Sé lo que digo –Respondió con enojo el menor– Sé que te amo desde hace tiempo ¡y sé que fui un cobarde en no decirte! Sé que…

–No sabes que también me enamore de ti –Interrumpió el mayor evitando llorar ahí mismo– no sabes eso.

–¿Qué? Tu solo quieres…

–No quiero nada. Bueno sí, te quiero a ti. Siempre te quise a ti…



No dijeron más. Harry se acercó a Louis y lo besó como siempre deseo hacerlo, con suavidad, anhelo y ternura. Siempre había soñado con saborear esos labios y en ese momento cumplía su sueño.

Louis le amaba de vuelta, siempre lo había hecho.

Minutos después se alejaron de la fiesta, cosa que a Louis no le importo en absoluto. La fiesta era celebrada en una hacienda, había una zona alejada de todo donde solo había paja para alimentar a los animales. No les importa llegar hasta ahí.

Se siguieron besando, no podían dejar de sentirse el uno al otro. Se amaban y era lo único que importaba. Poco a poco fueron cayendo en la paja, Louis recostó con suavidad a Harry, lo miró con ternura preguntándole si quería llegar más lejos.

Harry asintió.

Besó tras besó. Caricia tras caricia. Fue la manera en la que se entregaron uno al otro, en ese momento se pertenecían. Los gemidos inundaron el lugar, el calor comenzó a subir y ellos lo único que podían sentir era todo el amor que tanto tiempo ocultaron.

–No sabes cuantas veces soñé con esto –Susurró Louis.

–Te amo Louis. Te amo.




El tiempo pasó y Louis no se separó de Eleanor. Se sentía el ser más despreciable por no poder hacer feliz a la persona que más amaba en el mundo pero no podía dejar a su hija.

Pero Eleanor murió al nacer Clarissa. Y Louis se sintió culpable por sentir que ahora todo sería más fácil para estar con Harry.

–Ella es hermosa –Admitió Harry.

–Lo es.

–Se parece a ti –Siguió el menor con una sonrisa– Tiene tus ojos, el color de cabello… tu sonrisa.

–Y ahora, también es tu hija.

–No, su madre es Eleanor y tú eres su padre. Yo no soy…

–Quiero que seas también su padre. Quiero que sea nuestra hija, por favor Harry.

–Está bien. Clary será nuestra hija.


Pronto recuperó la consciencia, a pesar de sentirse débil, ocupo todas sus fuerzas para levantarse del suelo. Sintió la frialdad del mismo bajo sus manos, a lo lejos pudo notar el cuerpo inmóvil de su novio.

Las imágenes de lo sucedido horas atrás regresaron a su mente. Su salida nocturna de los dos, caminaban tranquilamente tomados de las manos, nada iría mal. Tan solo eran ellos dos y la noche.

No se esperaban la llegada de un lunático.

Lo había matado. El lunático había terminado con la vida de Louis sin pensarlo. Harry corrió, cojeando, hacia el cuerpo inerte de su novio. Su piel estaba pálida, sus ojos cerrados y sus labios secos. Parecía que durmiera.

Pero estaba muerto.

–¡Noooo! –Gritó Harry sin evitar las lágrimas que corrieran por sus mejillas.

No podía hacer nada, Louis estaba lleno de sangre en su pecho. Si no fuera por eso, de verdad creería que dormía y que al día siguiente despertaría. Quería creer que dormía.

«Está durmiendo…» Se dijo a sí mismo. «Está durmiendo»

Harry se acostó junto al cuerpo frío de Louis, como pudo se acurruco y cerró los ojos con la esperanza que el sueño lo invadiera. Tal vez el despertaría y Louis lo haría también.

La noche era demasiado fría, podía sentirlo pero no le importo. Quería estar junto a Louis, quería velar sus sueños. Todo su cuerpo sentía la necesidad de calor, exigía un poco de calor pero Harry negaba la petición.

Estaba junto a Louis, era lo único que importaba.

–Están muertos los dos –Confirmo un médico mirando el cuerpo inerte de Louis y de Harry– A uno lo apuñalaron. El otro murió de hipotermia.