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Mensaje por 'dannii'† Dom 19 Dic 2010, 5:34 pm

Capítulo 8

JOE quería matarla.
Quería hacer añicos su frío control y dejarlo convertido en un montón de fragmentos irrecuperables. Quería arrojarla al suelo y utilizarla como ella lo había utilizado a él para conseguir un pedazo de terreno.
La odiaba por ser la clase de mujer que era, en vez de... Pero esa _______ ya no existía, se obligó a recordarlo con rabia. No permitiría que esa lagarta lo fastidiara más. ¿Por qué demonios no le había metido los papeles en la mano largándose de allí sin más?
Fue una estupidez prolongar el asunto.
Desviando la mirada del rostro de ________, puso los documentos en el asiento del conductor, cerró el coche con llave y se fue a la orilla del riachuelo, empujado por la necesidad de caminar hasta que se calmaran los violentos sentimientos que ella le provocaba.
Todavía ardía de rabia por el modo en que lo había mirado cuando llegó a la granja, igual que a un semental al que se ignora después de haber prestado sus servicios.
¡Muy bien, tendría que esperar un rato antes de conseguir lo que quería!
No pensaba seguir haciendo el tonto.
Aunque ella le había hecho un favor. Había destrozado el sueño de ________ de una vez para siempre.
Ya no volvería a obsesionarle.

'dannii'†
'dannii'†


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Mensaje por 'dannii'† Dom 19 Dic 2010, 7:50 pm

Capitulo 9


¡TIEMPO!
________ se indignó por no haber previsto las intenciones ocultas de Jonas al invitarla . ¡Pensaba tomarse su tiempo! La estaba haciendo esperar deliberadamente, sabiendo que no tenía otra alternativa, puesto que la tía Em ya se había ido.
Furiosa lo vio paseando distraídamente por la orilla del riachuelo, bajo el rojo gomero. Ni por un momento pensó que Joe se entregaba a los recuerdos de los buenos tiempos que juntos habían pasado allí cuando eran niños.
Se quedó junto al Porsche. Las puertas estaban cerradas con llave, así que no podía sentarse dentro del coche. Los documentos de venta de la subasta estaban en el asiento del conductor, un recuerdo tentador de la razón de su presencia allí. Sin duda que Joe Jonas sabía cómo apretar las tuercas. Pero no se prestaría a jugar su juego. Podía cansarse de llamarla para que lo acompañara en su paseo. No iría.
Observó que los coches se marchaban uno a uno. La idea de quedarse sola con Joe no la atraía en absoluto.
No le temía, sino que se sentía más vulnerable de lo que le hubiera gustado creer. No podía negar la existencia de una fuerte atracción, y le perturbaba el hecho de que el tuviera el poder de despertar ciertas sensaciones que preferiría ignorar.
Cuando el último coche desapareció, _______ tuvo que combatir el sentimiento de opresión que se apoderó de ella. Estaba sola. Y Joe tumbado en la hierba con las manos detrás de la nuca, miraba tranquilamente al cielo, en paz consigo mismo.
Buscando algo que hacer, se dirigió a la casa. Otra vez volvía a ser una casa abandonada. La observó desde todos los ángulos, recordando cómo había sido. ¿No sería el trabajo de reparación una carga excesiva para su padre? ¿No se sentiría más deprimido a la vista del abandono en que se encontraba, o por el contrario, como dijo la tía Em, podría hacer surgir su espíritu de lucha?
Por lo menos los tanques de agua estaban intactos. Para refrescarse un poco, se lavó las manos y la cara bajo el grifo. Había sido un día largo y agotador. Y no tenía trazas de acabar.
Después de dar vueltas en tomo a la casa, se sentó en la escalinata, intentando relajarse. No pensaba quedarse de pie junto al coche, dando muestras de impaciencia ante la calma de Joe. Tarde o temprano tendría que moverse y ella se reuniría con él en el vehículo.
El tiempo se arrastraba lentamente. ________ empezó a preguntarse si no se habría quedado dormido, amparado en la tibieza de la tarde y del pacífico silencio del campo. No habían dormido mucho la noche pasada. Se estremeció al recordar el modo en que habían llenado esas horas, sin darse un respiro.
_______ dejó escapar un hondo suspiro para aliviar la tensión que sentía en el pecho. Joe ya no tenía las manos bajo la nuca. Sus brazos descansaban a sus costados. No parecía peligroso en esa postura. Quizá había sido injusta con él al pensar que estaba empleando una táctica para molestarla. Tal vez tendría necesidad de cerrar los ojos durante un rato antes de partir a. La fatiga era muy peligrosa en la carretera.
Miró su reloj. Había pasado una hora desde que se habían quedado solos. El duro escalón de madera la había dejado dolorida. Decidió que no sería una muestra de debilidad bajar hasta la orilla del río. De hecho, era perfectamente razonable despertarle si se había quedado dormido. El sol empezaba a oponerse. No lo creía capaz de hacerla esperar durante horas, especialmente cuando ya empezaba a oscurecer.
Apenas se removió cuando ella se acercó a mirarlo. Estaba profundamente dormido. Lo contempló un rato, reconociendo los rasgos de Joseph en el rostro del adulto y sintiendo a la vez una extraña mezcla de emociones. Un extraño íntimamente conocido, pensaba, deseando que hubiese alguna manera de volver a vivir la hermosa comunicación que una vez habían compartido.
El se había enrollado las mangas de la camisa. Impulsivamente se inclinó, y tomando una brizna de hierba, la deslizó por la parte interna del brazo del hombre, sonriendo ante su niñería. Siempre tendría tiempo para tirarla antes de que abriera los ojos, y nunca sabría qué era lo que lo había despertado.
Joe se movió tan rápida e inesperadamente, que _______ perdió el equilibrio cayendo sobre él, y antes de que pudiera reaccionar, los brazos del hombre le rodearon la cintura y ambos rodaron atrapados por la larga falda, hasta que al fin se quedaron quietos, la cara de Joe sobre la de ella.
—Cómo recuerdo esto —murmuró con voz ronca, antes de besarla.
Instintivamente ______ se defendió de la invasión atormentadora, apretando los dientes, negándole la entrada en su boca. Pero él no intentó besarla de esa manera. Sus labios atraían los suyos con pequeños y suaves mordiscos.
Ella intentó luchar contra su propia confusión. No podía permitirle esas libertades. Su pecho la aplastaba, impidiéndole respirar. Sus manos estaban sujetas entre ambos cuerpos, muy cerca de la ingle del hombre. Estaba demasiado consciente de esa parte de su anatomía. Imposible mover las piernas atrapadas en los pliegues de la falda.
—He estado deseando volver saborearte durante todo el día —murmuró Joe.
— ¡Apártate de mí! —exclamó furiosa.
El hizo una mueca, con los ojos brillantes de divertida maldad.
—Eres mucho más suave que el suelo, ________. Si no hubieses deseado esto, no me habrías despertado con una caricia.
La mirada del hombre se detuvo otra vez en su boca y volvió a besarla, pero esta vez intensa e íntimamente, derribando sus defensas.
Un impulso salvaje y primitivo la obligó a responderle con apasionada furia.
El la puso a horcajadas sobre su cuerpo. Por un momento pudo respirar y comenzó a desenredar la falda de sus piernas, pero las manos masculinas ya le abrían la camisa dejando los hombros al descubierto. Luego le quitó el sujetador, deslizando los tirantes por los brazos.
— ¡Maldito seas! ¿Por qué no me dejas en paz? —gritó, asiéndole de las muñecas en un gesto muy tardío, porque las manos de él ya se posaban en sus pechos.
— ¿Y perderme estos pechos tan llenos y suaves? —susurró con los ojos brillantes de deseo, y luego la miró desafiante—. ¿Quieres controlarme tú? Hazlo entonces.
Ella sucumbió a la tentación, el torbellino de su sangre pulsándole las sienes. La imagen de moverse sobre ese hombre la atraía de manera salvaje.
Al aire libre, bajo el cielo, la hierba bajo sus cuerpos, la brisa susurrando entre el follaje de los árboles, el sol poniente desplegando su rojo fulgor a través de las nubes... pura Naturaleza. Fue como si sus sentidos la llevaran a otra dimensión, exigiendo una satisfacción más allá de toda norma civilizada.
Deslizó las manos por los brazos del hombre, la uñas clavándole la piel con suavidad, los ojos velados por la visión dorada de tenerlo bajo su dominio de nuevo. Se inclinó sobre él poniendo las manos a ambos lados de la cabeza de Joe.
—Ahora, atrápame si puedes —lo desafió balanceando el torso de un lado a otro y riendo locamente, excitada por el juego de la partida de caza y captura.
Con un ronco quejido animal él la puso de espaldas, apoyando las manos sobre sus hombros, embriagándose en la visión del cuerpo femenino durante tan largo tiempo, que ella le rodeó la cabeza con las manos pidiendo más y más.
El se desvistió atolondradamente, sin ninguna paciencia, sin la menor elegancia, y luego de la misma manera, procedió a quitarle la falda y la ropa interior mientras ella movía su cuerpo de forma sensual e invitante, invadida por el ansia de la satisfacción inmediata de su ardiente deseo. Y se unieron en un abrazo íntimo, primitivo, el abrazo entre dos amantes, el mundo exterior fuera de su conciencia, hasta por fin llegar a la aniquilación de todas la emociones y deseos, derribados por una súbita paz carente de pasión.
________ no recordaba el tiempo que pasó sumida en aquel nirvana fuera del tiempo y del espacio. Al fin abrió los ojos y su mirada se posó en las lianas que colgaban del viejo gomero rojo. En los viejos tiempos su padre había puesto una cuerda para que los niños pudieran jugar a Tarzán. Se le ocurrió pensar que Tarzán y Jane no podían haber sido más primitivos en su juego sexual que el juego que se acababa de realizar a la orilla del riachuelo. Sin embargo ______ pensó que seguramente habrían sentido amor y ternura en su acoplamiento, no esa loca lujuria que se había apoderado de ella y de Joe.
Lentamente él se movió para quedar tendido a su lado. Ella no lo miró. Era demasiado esfuerzo, y además no lo deseaba.
Cabía la posibilidad de que él hubiera planeado algo como lo que acababa de ocurrir, pero ella no. _______ había caído en ello. Su mente intentaba comprender lo ocurrido. ¿Qué poderes tenía ese hombre para atraerla físicamente de esa manera tan poderosa?
Se había disculpado ante sí misma diciéndose que era un medio para llegar a un fin. Lo que acababa de suceder era imposible de justificar. ¿Qué había despertado esa lujuria tan salvaje en ella? No podía negar el impacto físico que Joe le causaba. Pero también había algo mental. En su mente se abría una puerta a espacios que necesitaban una respuesta.
¿Pero, por qué él? Si sólo hubiera sido Joseph.
El era Joseph.
No, no lo era. No del modo en que ella lo recordaba. ¿O estaba recordando de modo equivocado, olvidando lo esencial?
Joseph siempre se había atrevido a llevar las cosas hasta el límite. Siempre había sido más emocionante estar en su compañía que en la de otros chicos del valle. Hacía que las cosas sucedieran, las inventaba, le llenaba la cabeza de fantasías salvajes. Junto a él todo era rápido e intenso. Sin embargo siempre la había protegido también, cuidándola y preocupándose por ella.
Lo que faltaba en el presente era la preocupación por el otro. Eso ya no existía más.
De pronto Joe se puso de pie y, sin decirle una palabra, fue a vestirse a la orilla del riachuelo. ______ hizo lo mismo apresuradamente.
De reojo vio que volvía la cabeza y la miraba pensativamente, como si evaluara la situación que se había creado entre ellos. _______ pensó con resentimiento que él también estaba calculando.
— ¿Preparada para partir? —preguntó cuando ella terminó de abotonarse la camisa.
—Cuando quieras —respondió crispada.
El fue a recoger el bolso donde ella lo había dejado caer y se lo tendió, con una mueca extrañamente infantil.
—Eres un demonio de mujer, ________ O´farril —dijo con un tono que sonaba sospechosamente entusiasmado.
Ella lo miró directamente a los ojos, con una semi sonrisa.
— ¿Prefieres el infierno al cielo?
El se echó a reír, dirigiéndose al coche.
—Hace tiempo que dejé de creer en el cielo.
—Sí. Adivino que lo hiciste —concordó, caminando a su lado.
Aparte de necesitar una compañera obsequiosa para satisfacer su necesidad sexual, era duro, cínico y autosuficiente. Todo se realizaba en sus propios términos. ______estaba segura de que Joe creía tanto en el amor como en el cielo. Tampoco lo prometía. No llegaba a esa clase de deshonestidad. Había una especie de áspera integridad en la manera en que desafiaba a las mujeres. Tómame como soy o déjame.
Pero la había elegido a ella. El significado de aquello era lo que tenía que descubrir.
Al menos la tensión se había suavizado, pensaba ______ mientras se aproximaban al coche. Joe le abrió la puerta con cortesía. Sin sentir ninguna aprensión, subió sin vacilar. No podía suceder nada más de lo que ya había sucedido entre ellos.
Se puso el cinturón intentando relajarse en el cómodo asiento de cuero. El abrió la puerta del conductor, se inclinó a recoger los documentos que estaban en el asiento y se los arrojó en la falda.
—Tuyos —dijo instalándose detrás del volante.
— ¿Qué quieres decir con eso? —preguntó, enarcando las cejas.
Antes de responder, cerró la puerta, se puso el cinturón, y echó a andar el motor pisando el acelerador.
—Deseabas esta propiedad. La he adquirido para ti. Es toda tuya.
A manera de confirmación de sus palabras le lanzó una breve y seria mirada. Luego condujo su Porsche lejos de la casa que había comprado, dirigiéndose rápidamente al camino de entrada, alejándose de esa tierra que no quería, y del valle que prefería olvidar.

'dannii'†
'dannii'†


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Mensaje por Invitado Lun 20 Dic 2010, 8:51 pm

me encanta
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Mensaje por andreita Mar 21 Dic 2010, 9:28 am

aiiii siiguela porfa!!! has maraton :)
andreita
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Mensaje por 'dannii'† Vie 24 Dic 2010, 2:57 pm

Chicas antes que nada..............
Feliz Navidad!!!!!!!!! :santa:
*ºoººººo♪♪♪¯♫♦♥•.•°ºoO♥❤★★❤♥Ooº°•.•♥ ♦♫¯♪♪♪oººººoº*

Les deseo una muy linda noche y que se la pasen con las personas que mas kieren y aprecian en pocas plabras con las que mas adoran y que todos sus deseos incluyendo los de cada una de sus familias se hagan realidad y que Santa les traiga muchisimos regalos por ser una niñas tan lindas y buenas jeje bueno se la pasan muy padre y tomen muchoo jajajaja porque yo lo hare jajaja hay luego me cuentan que les trajo el gordis y gracias por pasarse por la nove se que la deje toda esta semana pero ya saben estos diias fueron de compras compras compras pero que creen como regalo de NAVIDAD le hice caso a "nobodyisperfect" y........................
redoble de tambores porfavor :|
..................................................
LES PONDRE UN MARATON DE 5 CAPS :cheers:
les parece ???
bueno chicas en un momento se los pongo espero lo disfruten




'dannii'†
'dannii'†


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Mensaje por 'dannii'† Vie 24 Dic 2010, 3:01 pm

Capitulo 10
1/5



LA IMPRESIÓN dejó sumida a _______ en un profundo silencio. Tenía una vaga idea del paisaje que velozmente dejaban atrás, pero su mente estaba demasiado agitada para prestarle atención, como lo había hecho durante el viaje con la tía Em. Joseph, Joe no hablaba. Probablemente esperaba una reacción por parte de ella. El regalo de la propiedad familiar bien merecía una respuesta.
— ¿Por qué? —preguntó ella finalmente.
El se alzó de hombros, sonriendo con ironía.
—Porque me lo puedo permitir.
—No me cabe la menor duda, pero... eso no responde a mi pregunta.
— ¿Y mi respuesta te interesa? —preguntó con una mirada insondable en sus ojos .
—Sí —contestó ella con vehemencia—. No puedo aceptar un regalo de tanto valor.
— ¿Por qué no?
—Porque no me sentiría bien.
Joe sopesó la respuesta un momento y luego le dirigió una mirada burlona.
—Yo acepté todo lo que tú y tu familia me dieron en el pasado.
Como un fogonazo se le vinieron a la memoria las palabras de la tía Em: «Tal vez Joseph cree estar en deuda contigo».
Ella negó con la cabeza. No estaba bien reducir a términos económicos valores como la bondad, la consideración y la amistad. Ofrecer un talonario de cheques como pago de una supuesta deuda, era como una ofensa a la familia que lo había incluido en el grupo como un miembro más.
—Todo lo que mi familia hizo por ti fue absolutamente desinteresado. No tienes que devolverles nada —declaró con firmeza—. Y tú bien lo sabes —concluyó tristemente.
—Por supuesto que lo sé —convino con tranquilidad—. Ninguno de ustedes podía haber imaginado que yo llegaría a ser alguien en la vida —el tono ligeramente burlón de su voz volvió a sacarla de quicio. La confrontación se tomaba más sutil. Se encerraba en sí mismo, sin permitirle penetrar en su mente. Seguía siendo el Joe Jonas inaccesible de siempre—. Aunque es sorprendente la cantidad de personas que se me han acercado después de haber demostrado fehacientemente que era un sujeto que valía la pena. Gente con la que no había mantenido contacto alguno durante años, que ni siquiera puedo reconocer
—dijo lanzándole una irónica mirada—. Normalmente quieren algo de mí. A veces lo doy, a veces no —concluyó endureciendo la voz—. Pensé que lo sabías.
—No, no lo sabía —contestó casi tragándose las palabras, ruborizada de mortificación.
No tenía idea de que algunos le habían acosado con peticiones, apelando al conocimiento de su pasado menos afortunado.
—De todas las personas que conozco, tú pudiste haberte acercado a mí con toda sinceridad, _________. No tenías que haber puesto el cebo en el anzuelo.
« ¿Poner el cebo en el anzuelo?» Se quedó mirándolo incrédula, al tiempo que sus mejillas se ruborizaban lastimosamente ante la interpretación que él hacía de su conducta. La estaba poniendo a la misma altura de una mujerzuela que, a cambio de sexo, obtiene lo que quiere de un cliente. De alguna manera se acercaba a la verdad. Pero ella no había querido obtener dinero. No por dinero.
—Pero...
Joe rió entre dientes, interrumpiéndola.
—Debo confesarte que me alegro de que lo hicieras. No me habría perdido lo de la noche pasada, ni lo de esta tarde por nada del mundo. Eres un demonio de mujer.
—Así que es eso lo que piensas —murmuró, enferma ante la opinión que tenía de ella. Era tan horriblemente equivocada y retorcida. Por respeto a sí misma tenía que poner las cosas en su lugar—. Déjame aclararte algo, Joe Jonas. Tú crees que yo he jugado contigo con el fin de sacarte dinero para financiar la compra de la granja.
Los ojos del hombre brillaban al mirarla.
—Deja de seguir tomándome por un tonto, ______. He de admitir que la forma en que lo hiciste fue una magnífica manipulación. Psicológicamente brillante. Esta mañana me hiciste viajar hasta el valle cargado de culpa.
—Aunque ya habías sacado estas conclusiones antes de llegar a la granja —objetó _____, recordando su mirada burlona al preguntarle: « ¿Y tú en qué te has convertido?».
—Eso lo sé hacer muy bien. Sé sumar todos los factores que componen las tendencias del mercado y utilizar la pauta resultante como un trampolín para saltar más lejos que todos los demás al prever dónde se encuentran las ganancias.
— ¿Nunca te equivocas?
—Generalmente no; y nunca cometo una equivocación grave.
—Ya veo —dijo disimulando su agitación con un tono tranquilo y prosaico—. ¿Y dónde están tus ganancias en este negocio? En otras palabras, tú me regalas la propiedad. ¿Y qué obtienes a cambio? ¿Sentirte libre de culpa? —terminó, aguijoneándolo.
El tardó en responder. Luego una sonrisa jugueteó en sus labios.
—Tú me excitas como ninguna mujer lo ha hecho jamás. Y el sentimiento es mutuo. ¿No es cierto, ________?
Imposible negarlo, aunque temblaba de ira.
—Prefiero no hablar de eso.
Fijó su atención en la carretera, permitiendo que su silencio sembrara la duda en él. Si es que alguna vez dudaba de algo. Quería lanzarle todo su desprecio a la cara, atacarle con uñas y dientes, pero ya había dado mucha rienda suelta a sus emociones. No era el momento adecuado. Había llegado la hora de mantener un control rígido, una fría dignidad, una firme resolución.
Habían salido del valle. El cartel que señalaba el acceso a la autopista aparecía frente a ellos. Tenía que jugar sus cartas correctamente para lograr deshacerse de Joe Jonas. Primero tenía que sacarse la espina y luego curar la herida.
—La atracción sigue viva entre nosotros. Es posible que con el tiempo se extinga. ¿Quién lo sabe? Como yo lo veo, podemos seguir disfrutando juntos hasta cuando dure.
¡Estaba comprando el tiempo! Con un esfuerzo ________ logró sonreír con ironía.
—Esa es la ganancia, ¿no es cierto? Compraste la granja para mantenerme como tu compañera sexual.
—Digamos que se puede llegar a la granja más fácilmente desde Sidney que desde Melbourne.
— ¿Un nidito de amor? —se burló ella.
—No del todo, con tu padre allí. ¿Sería muy duro para ti ir a Sidney? Seguro que puedes inventarte un recado ocasional.
Desde luego que Joe no quería ir al valle. Se lo imaginó sentado en su palco, tendiéndole el sueño de su padre en un plato y a la vez poniendo las condiciones. JoeJonas no iba a bajar de la montaña. Quería que ascendiera hasta la cima, hasta que se cansara de ella.
Llegaron a la autopista y el Porsche se adentró raudo por el carril de máxima velocidad. Como era normal en él. No le atraía la lentitud.
—Supongo que debo sentirme halagada de que hayas pagado tanto por mí —comentó divertida—. Es agradable saber cuánto valgo.
—No te estoy comprando. Simplemente quise satisfacer tu deseo.
—Estoy muy satisfecha —dijo. Todo el misterio se había clarificado al saber lo que había en la mente de Joe Jonas. Con una sonrisa jugueteando en los labios,se quedó mirando fijamente los muslos del hombre—. Aunque pienso que te subestimas.
Sintió que él sopesaba el comentario, que lo miraba desde todos los ángulos, que lo analizaba con su cerebro matemático.
— ¿Te alojas en casa de tu tía en Sidney?
Detrás de la pregunta había una mente calculando.
—No. Estoy en el hotel Ramada, en Ryde —contestó de manera casual.
— ¿Tienes tiempo para cenar conmigo esta noche?
Se había despertado el apetito del lobo
— ¿En tu piso otra vez? —preguntó mordaz.
—Podríamos comprar comida por el camino. ¿Qué prefieres? ¿Comida italiana, china, india? —preguntó con una malvada sonrisa y seguridad arrogante.
—Me parece que a ti no te gustan los restaurantes —dijo secamente.
—Me gusta la intimidad. Pero si prefieres un restaurante.
El lobo estaba preparado para esperar una o dos horas.
—A veces vale la pena no precipitarse —comentó ella, con doble intención.
A él le gustó la idea. Ella podía sentir que lo invadía una deliciosa excitación. Un prólogo sensual a lo que vendría después.
— ¿Dónde te gustaría ir?
—Déjame pensarlo -dijo dejando la promesa en el aire.
El Porsche avanzaba velozmente por la autopista. A la velocidad que iban, la ciudad no tardaría en aparecer ante ellos. Alrededor de unos veinte minutos más o menos. Ella necesitaba tiempo para hacer su movida en el juego y lograr el máximo impacto.
El le concedió cinco minutos antes de preguntar.
— ¿Qué te apetece? Si no conoces muchos sitios en Sidney...
—No, la verdad es que no conozco casi nada. Es mejor que tú decidas —dijo y agregó con una sonrisa provocativa—. Sorpréndeme. Eso sabes hacerlo muy bien.

—Tú también tienes mucho talento —dijo apreciativamente.
—Primero quiero ir al hotel a cambiarme de ropa.
—Primera parada, el Ramada —accedió al punto.
—Queda en la calle Epping.
-Ya lo sé.
—Bien. Si no te importa voy a cerrar los ojos un momento. Estaré mejor si descanso un poco.
—Adelante. Ya pensaré cómo despertarte —dijo bromeando.
_______ cerró los ojos, pero no se durmió. Se quedó pensando en su propia estupidez, a la caza de sueños que debió haber olvidado hace muchos años. Cabía la posibilidad de que Joe pusiera la propiedad en venta al darse cuenta de que con ella no iba a comprar lo que quería.
En ese caso no habría ninguna razón para mantenerla en su poder. Si se comunicaba con la empresa responsable de la subasta para informarles que aún seguía interesada en la propiedad, por si el nuevo dueño quería venderla, tal vez podrían aceptarle una oferta al alcance de sus medios.
Aunque sería prudente hacerlo a través de un agente, de manera anónima. A Joe no le iba a gustar tragarse el error que había cometido. No aceptaría que ella sacara partido de su equivocación. Con el corazón dolorido deseó que su tía nunca le hubiera informado de la subasta, y que nunca le hubiera mostrado las páginas de sociedad que mencionaban a Joe Jonas como uno de los invitados a la exposición de la galería Woollhara. Todo el viaje había sido un desastre de principio a fin.
Bueno, no totalmente. La visita a la oficina de su editor en Sidney había sido productiva. Sus libro se habían vendido tan bien que pensaban sacar una nueva edición
Joe ni siquiera le había preguntado cómo se ganaba la vida. ¡No tenía ningún interés en ella como persona! Seguramente pensaría que vivía a costa de sus amantes. Eso era cómico, considerando los pocos hombres que habían pasado
por su vida. Su relación con Caleb había sido su experiencia más importante.
Al notar que apretaba las mandíbulas con fuerza, _______ intentó relajarse. A esa altura ya debería estar en las afueras de Sidney. El Porsche se había detenido varias veces ante los semáforos en rojo. Ya era tiempo de empezar a preparar su mente
para la partida final del juego.
Ella nunca había pensado en jugar con él, ni la anoche anterior ni en la granja esa misma tarde.
Pero desde que abandonaron el valle sí que estaba decidida a hacerlo. Esperaba que le dejara un sabor tan amargo en la boca como el que sentía ella a causa del agravio cometido. Por naturaleza no era una persona vengativa, pero de alguna manera él
agitaba un pozo de pasiones que la impulsaban a herirle donde más pudiera dolerle. Y era necesario.
La tía Em lo habría llamado orgullo.
Pero a _______ no le importaba. Joe merecía sentirse como un tonto. Eso le enseñaría a replantearse la convicción de que no cometía errores. Le obligaría a darse cuenta de que no era tan condenadamente infalible en sus cálculos y juicios. Por una vez en su vida tendría que aprender a contar las pérdidas y no las ganancias.
Se revolvió en el asiento como si hubiera estado durmiendo.
— ¿Dónde estamos?
—Casi llegando. Nos acercamos a la calle Epping. Has despertado muy pronto.
_______ ordenó los papeles que llevaba en la falda, lista para la acción decisiva. Alcanzó el bolso que tenía cerca de los pies, y lo dejó junto a la puerta. Dos semáforos más y estarían en Epping, enfilando hacia la entrada del hotel.
En vez de aparcar frente a la puerta principal, Joe lo hizo en el estacionamiento privado. ________ adivinó que pensaba acompañarla a la habitación. Era un hombre incapaz de estarse quieto un rato.
Se desabrochó el cinturón de seguridad, lista para moverse cuando apagara el motor.
—Voy contigo.
Tomando el bolso, se encaró con él.
—No, no vendrás conmigo —declaró en tono incisivo.
—El juego de la espera se puede alargar demasiado, ________—le advirtió.
—No estoy jugando —en sus ojos había una mirada de profundo desprecio—. Procesaste datos erróneos y los archivaste en tu ordenador mental, Joe Jonas. Tu lógica estaba errada. Como quien dice, una llamada equivocada.
El frunció el ceño.
—Lo que dices no tiene sentido.
—No vine a pedirte nada. Fuiste tú quién comenzó el juego.
—Vamos, vamos.
—No hay negocio. Ni ahora ni nunca -dijo lanzándole los documentos en las piernas.
Mientras aún sufría el impacto de la sorpresa, ella abrió la puerta y salió del coche rápidamente.
— ¡Espera! —exclamó, intentando agarrarle la falda.
Ella hizo un movimiento rápido para evitarlo y lo miró con ira, arrojándole toda su amargura en la cara.
—En el juego de la vida, JOE JONAS, eres un perdedor. Guárdate tus preciosas ganancias. Están vacías de todo sentimiento. Como tú —concluyó dando un portazo.
Con la barbilla en alto, los hombros y la espalda erguidos, se dirigió a la entrada del hotel. Oyó que la puerta del coche se abría y se cerraba, pero no volvió la cabeza. Joe se aproximó a grandes zancadas y la agarró del brazo, obligándola a detenerse. Pero ella no se volvió a mirarlo.
—Suéltame ahora mismo —ordenó—. Si continuas siguiéndome te voy a demandar por acoso.
—Es estúpido que hagas eso. Tú me deseas tanto como yo a ti — gruñó.
—Déjame marchar o llamo al portero. Créeme que lo haré.
— ¡Mírame, ________! —exigió con voz ronca, al tiempo que la soltaba.
—No quiero volver a verte más en la vida.
Sin dignarse a mirarlo, sin la más ligera concesión, continuó su camino..., fuera de la vida de Joe Jonas.
'dannii'†
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Mensaje por 'dannii'† Vie 24 Dic 2010, 3:39 pm

Capitulo 11
2/5


PARA _______ fue más un sufrimiento que un placer asistir a la comida que el hijo de la tía Em, Martin y su esposa Lorraine, habían preparado para ella. Como era natural, querían saber los resultados de la subasta, y les pareció incomprensible que no se lograra un acuerdo con Joe Jonas respecto a la propiedad.
Después de todo, ¿para qué la quería? Y aunque hubiera decidido cortar con su pasado, ¿no había tenido en cuenta lo que significaba la vieja granja para la familia O´farril?
Gracias a Dios, la tía Em guardó silencio y _______ agradeció mucho su prudencia. Luego se esforzó en llevar la conversación hacia temas más agradables.
Cuando acabó la comida, se despidió de ellos con alivio. La tía Em la llevó al aeropuerto. Su avión partía a las tres y media con destino a Melboume.
—No sabes cómo siento que las cosas hayan Salido tan mal, tía Em. Debes estar muy desilusionada.
—No te aflijas, querida —respondió bondadosamente—. Habría sido una alegría estar más cerca de Tom, pero me siento feliz compartiendo la vida con Martin. Y tampoco será un sufrimiento para Tom puesto que no sabía nada sobre la subasta.
_______ deseo poder ver el lado bueno de las cosas, como lo hacía la tía Em. Había caído en un profundo abatimiento después de encerrarse en la habitación del hotel la noche anterior.
—Tienes razón, tía.
— ¿Te encuentras bien, ______? —preguntó escrutando su rostro con preocupación.
—Sobreviviré —dijo con una sonrisa apesadumbrada.
La mujer mayor asintió, solidaria.
—No es fácil desprenderse de algo. Y yo que esperaba... Bueno, no importa.
_________ sabía lo qué su tía había esperado: que su sobrina encontrara lo que buscaba junto a Joseph. Quizá la separación de Caleb y el impulso de ir a ver a Joe, habían alentado sus esperanzas. Habría sido algo muy hermoso en todos los aspectos.
—Bueno, al menos se aclararon las cosas. Ya vendrán tiempos mejores, ¿no crees? -dijo _______ en tono más ligero.
—Claro que sí —convino su tía—. Pensar en términos positivos es la mejor manera de vivir.
Cuando el pequeño Mazda llegó a la terminal nacional, se produjo una triste sensación de despedida.
—Cuídate mucho, _______. Y cuida a tu padre.
—Lo haré.
Se abrazaron y besaron. Con el equipaje en la mano, _______ hizo una seña de adiós a su tía y se dirigió a la sala de espera. Los días pasados habían quedado atrás definitivamente. Iba de viaje a otro tiempo y a otro lugar.
Durante el vuelo, ________ intentó pensar en el futuro. Contaba con los medios para trasladarse con su padre a otro sitio, pero, ¿adónde? La expectativa de comprar la vieja granja de la familia le había impedido pensar en otras opciones. Había deseado darle una gran sorpresa a su padre. Probablemente lo más sensato sería discutir el futuro con él, tratando de despertar su interés por algo nuevo.
Tampoco importaba dónde estuvieran. Lo único que necesitaba para escribir eran un ordenador personal y una impresora. La imaginación siempre iba con ella. Afortunadamente no había restricciones en ese aspecto. Con Caleb fuera de su vida, nada la ataba a Melbourne.
Siempre le faltó tiempo para cultivar buenas amistades, porque tuvo que cuidar de sus hermanos, asistir a una escuela nocturna, y estudiar en sus ratos libres. Y más tarde su círculo social se había limitado a los amigos de Caleb. Tenía conciencia de haber vivido mucho tiempo encerrada en sí misma.
Tal vez fue la sensación de aislamiento lo que despertó en ella la necesidad de tener a Joseph a su lado, sin considerar los años que habían pasado.
Al percatarse de que el avión aterrizaba , apartó de su cabeza esos tristes pensamientos. Al poco rato se dirigía al aparcamiento del aeropuerto en busca de su coche. Tardó muy poco en llegar a la casa donde había vivido con su familia durante quince años. Tan pronto como había abierto la puerta y entraba en el vestíbulo, oyó la voz de su padre.
— ¿Eres tú, ______?
—Sí, papá. En casa sana y salva —contestó, cerrando la puerta.
Para su sorpresa, apareció al final del corredor dándole la bienvenida. Su cara estaba radiante de placer. _______ pensó que realmente debió haberla echado de menos.
—Deja ahí tu equipaje, yo lo recogeré más tarde. Tenemos una visita —dijo riendo—. Nunca adivinarás quién ha venido.
Sea quien fuere la visita realmente le había levantado el ánimo. ¿Habría venido su hermana Andrea de Londres?
Se apresuró por el corredor y todavía sonriendo, entró en la sala recorriéndola con la mirada.
¿Joe Jonas?
El corazón se le paralizó; sintió que las fuerzas la abandonaban. Algo decía su padre, pero sus palabras le llegaban como un zumbido. Lo único que su mente registraba era la presencia de Joe Jonas de pie junto a la mesa, en la sala de estar de su casa.
Jovialmente, su padre le pasó un brazo sobre los hombros evitando que se cayera. Respiró profundamente, concentrándose en lo que decía.
—Tendrás que perdonarla, Joe. La sorpresa la ha dejado sin habla. No es para menos después de todos estos años -dijo muy contento. Estaba claro que Joe no le había contado nada sobre el encuentro en Sidney.
Se adelantó con las manos extendidas, una radiante sonrisa, los ojos oscuros imponiéndole silencio y complicidad en el engaño. Incluso iba vestido de una manera muy convencional: pantalón azul marino, un jersey del mismo color, y camisa blanca con cuello.
—_________ -dijo con honda emoción—. Te has convertido en una mujer tan hermosa que me dejas sin aliento.
Ella le dirigió una mirada que debería haberle pulverizado, pero él continuó aproximándose.
Joe tuvo el descaro de tomarle las manos, los dedos acariciando sus palmas, lo que hizo que su piel hormigueara. Tenía que ser de repulsión.
—Tu padre me ha hablado mucho de ti -dijo con admiración, los ojos clavados en los de ella, con desafiante intensidad—. Me contó que te habías hecho cargo de tus hermanos apenas con dieciséis años, llevando todo el peso de la casa, y del esfuerzo que habías hecho para obtener tu licenciatura. Y que ahora tienes mucho éxito como escritora de literatura infantil. Eres una dama asombrosa, _________.
Ella hizo un esfuerzo para recuperar el habla.
—Puedo afirmar con toda seguridad que tú eres más asombroso.
Lo odiaba por haberle sacado información a su padre a sus espaldas. Retiró las manos apresuradamente.
-No sabes nada, _________ -intervino el padre-. Joe me contó que al enterarse de que iban a subastar la vieja granja familiar decidió viajar al valle para adquirirla. Dice que la han abandonado de una manera vergonzosa, que está casi en ruinas. Me propuso que entre los dos intentáramos repararla y dejarla como nueva. ¡Qué me dices, eh!
Le pareció injusto destruir su alegría sin investigar primero lo que habían hablado en su ausencia. Ella no era la única persona que había que considerar. No formaba parte de su carácter matar los sueños de nadie, especialmente los de un ser tan querido como su padre.
Más le valía a Joe que todos esos planes fueran auténticos. Con los ojos brillando con fiera intención, le envió ese mudo mensaje. Si se trataba de otra manipulación, lo herviría en aceite y arrojaría sus restos a las alimañas.
—Bueno, de veras que me has dejado sin aliento — dijo respirando profundamente.
—Joe tiene todo resuelto —continuó su padre.
«Apostaría a que sí», pensó venenosamente.
—Ven y siéntate, querida. Te traeré una taza de café. Seguramente te apetecerá después del viaje —dijo el padre con sorprendente consideración—. Y luego te contaré cuáles son los planes.
—Nosotros tenemos mucho de qué ponernos al día —dijo Joe ansiosamente, ofreciéndole una silla con fina cortesía para impresionar al padre.
¡Pero a ella no la impresionaba ni un ápice!
Sin embargo se sentó obedientemente.
— ¿Te apetece otro café, Joe? —preguntó el padre, retirando de la mesa dos tazas vacías.
—Sí, muchas gracias -dijo Jore, y se sentó no lejos de ella.
_________ lo ignoró deliberadamente, intentando informarse a través de los objetos de lo sucedido antes de su llegada. Las tazas no eran las únicas cosas que había en la mesa. Frente al sitio que solía ocupar su padre, estaban los documentos de venta de la propiedad. Un plato con bizcochos indicaba que durante horas Joe Jonas había disfrutado de la hospitalidad de la casa. Más perturbador era el álbum de fotografías, toda una historia en imágenes de los últimos quince años. Los recortes de prensa que la tía Em había enviado también se encontraban allí, evidenciando claramente el interés que todos sentían por él. Tom O´farril también le había enseñado orgullosamente algunos de los libros que había escrito.
Él tomó uno.
—Espero que no te moleste. Tu padre dijo que podía llevármelos para leerlos. Me gustaría ver lo que has hecho, ________.
Para cualquiera hubiera sido un cumplido, pero no para ella.
—No, no me molesta. Llévatelos si quieres. Tengo muchas copias —dijo señalando las cosas de la mesa—. Al parecer llevas aquí un buen rato.
—Sí, unas pocas horas.
— ¿Tuviste problemas en encontrarnos... después de todos estos años?
—Ningún problema.
_________ hervía de ira. Probablemente había conseguido su directo en el hotel.
—Me sorprende que te hayas acordado de nosotros.
—La verdad es que nunca te olvidé, __________. Adivino que pensarás que nuestras vidas tomaron diferentes rumbos.
—Sí. Muy diferentes.
—Me gustaría pensar que la granja volverá a reunimos.
«Ni en un millón de años», pensó ________.
—Realmente has dejado a mi padre muy entusiasmado. ¿Qué te llevó a invertir en esas tierras?
—No fue tanto por el deseo de invertir sino por un interés personal.
Lo miró con los ojos muy abiertos por la sorpresa.
— ¿Quieres decir que no tienes intención de sacarle algún beneficio?
Un músculo se contrajo en la mejilla de Joe al mirarla directamente.
—Algunas cosas son más importantes que el dinero.
— ¿Y por qué ahora la granja es importante para ti? —inquirió decidida a desbaratar su hipocresía—. Le diste la espalda al valle hace quince años. Ni siquiera dejaste una dirección para escribirte.
—No tenía dirección, ________ -dijo con calma—. Nunca permanecía demasiado tiempo en un lugar. Cuando al final logré establecerme ya había pasado tanto tiempo, que pensé que no tenía sentido...
— ¿Y qué sentido tiene ahora? —interrumpió implacable.
Los ojos del hombre brillaron con intensa determinación.
—El sentido de buscar una oportunidad para recuperar lo que se perdió.
—Le conté a Joe que le habías escrito muchas veces, _________ -dijo su padre, volviendo con el café—. Me dijo que nunca recibió tus cartas. El viejo Jerry debe haberlas retenido, el bastardo. Le expliqué que ya no volviste a escribir tras recibir una nota de la señora Hutchens informando que Joseph se había marchado del valle y que nadie conocía su paradero.
Pero él sabía dónde estaba la familia O´farril, y le había importado un bledo. Ella le había dado la dirección de Melbourne antes de marcharse del valle. Sin duda la habría perdido con tantos cambios.
—Bueno, esa ya es una historia vieja. Cuéntame acerca de los planes para la granja, papá.
Tom se sentó. Parecía tener diez años. No podía dejar de sonreír y los ojos le brillaban de alegría.
—Es muy sencillo. Haremos una sociedad con Joe. El se va a encargar del aspecto financiero y yo me encargaré de dirigir y colaborar en las obras de reparación. Todavía funciono como un reloj, así que no habrá problemas por mi parte.
Los largos años de duro trabajo en los astilleros de Melbourne lo habían mantenido en muy buena forma. Era su salud mental lo que preocupaba a ________. Tras haber cumplido los cincuenta y tres y jubilarse, pareció que sólo esperaba la muerte. Se había hundido en una gran depresión, agravada por la pérdida de Leon, sin encontrar alegría en nada.
Al verlo tan contento, se le hizo un nudo en la garganta. Era como un milagro. La amarga ironía consistía en que Joe Jonas se llevaría los laureles por algo que ella había soñado poder ofrecer a su padre.
¡La idea había sido suya y de nadie más!
— ¿Papá tiene que aportar dinero a la sociedad?
—No. La obra en sí supone un gran trabajo. Me temo que la casa es una ruina. Prácticamente habrá que repararlo todo. Para empezar, hay que reemplazar las cercas. Tu padre se llevará un disgusto cuando la vuelva a ver.
—No te preocupes por eso, Joe. Será la visión más bonita que haya tenido en muchos años —intervino el padre entusiasmado.
A ________ se le hizo un nudo en el estómago. Si Joe estaba jugando, el asunto se ponía muy serio. Además se sentía muy contrariada de tener que hacer de abogado del diablo, pero tenía que proteger a su padre.
— ¿Esto será una sociedad formalizada legalmente?
—Absolutamente legal —aseveró Joe.
—No me gustaría desarraigar a papá de su vida en Melbourne corriendo el riesgo de que cambies de opinión en un mes o dos. Los impulsos pueden desaparecer con la misma rapidez con que nacieron. A veces la gente se desilusiona al no obtener los resultados deseados —le advirtió significativamente.
—Mensaje recibido, _______ —dijo observando la mirada desafiante de ella con ecuanimidad—. No cambiaré de idea. Sé lo que la granja significa para tu padre y sé lo que significa para mí. Mañana le daré instrucciones a mi abogado para que formalice legalmente la sociedad. Además dejaré constancia en mi testamento de que si muero antes, él heredará mi parte de la propiedad.
La absoluta convicción con que expresaba su decisión, dejó muy sorprendida a ________. La resolución estaba escrita en su rostro y empezó a preguntarse si no lo guiaría un sentido de culpa más que un deseo impetuoso.
—Eso es muy generoso de tu parte —dijo sin gran confianza.
—Es sólo un acto de justicia... dadas las circunstancias.
Joe había cometido varias injusticias contra ella. ¿Era esa su manera de reparar los daños?
—Comprendo...
—Es preciso completar todas las formalidades legales antes de que tu padre se traslade al valle —prosiguió, aclarando las dudas de________ sobre aquel pacto tan extraordinario—. Tu abogado puede revisar todos los procedimientos legales. Además te ruego que te sientas en plena libertad de cuestionar cualquier aspecto de los acuerdos adoptados. No seguiré adelante con el proyecto hasta que no quede a tu entera satisfacción.
—Lo hemos hablado a fondo, _______ —intervino el padre—. Para empezar, Joe va a instalar una caravana en la propiedad. Así tendremos un lugar donde vivir hasta que la casa quede totalmente habitable. Y yo procuraré que eso ocurra cuanto antes.
_________ alzó una ceja con incredulidad, mirando a Joe.
— ¿Tú también vivirás allí?
—No, no —rió su padre—. Es para ti y para mí, _________. Joe está demasiado atado con sus negocios y no podré contar con él todo el tiempo. Por eso me necesita como jefe de obras.
—Ya veo —murmuró ________ bajando los ojos para ocultar su desconfianza.
Sintió que se le tensaban todos los músculos del cuerpo. Ambos daban por sentado que acompañaría a su padre al valle. Y naturalmente que el socio de su padre tendría todo el derecho de ir a la granja cuando quisiera.
De pronto se le ocurrió que esa sociedad nada tenía que ver con culpas, ni con generosidad, ni con el romanticismo de volver a construir lo que se había destruido. Nada que ver con Tom O´farril o con la granja, en absoluto. Tenía que ver con el hecho de estar disponible para Joe Jonas cuando a él le apeteciera. Simplemente era una manera diferente de acercarse, una manipulación muy inteligente a través de su padre para dejar sellada la situación entre ellos, contando con el amor filial como cómplice. Según las propias palabras de Joe, psicológicamente brillante. Con la salvedad de que ella no estaba obligada a jugar ese juego.
— ¿Hay algún problema, ______?
El ansia en la voz de Tom sonaba como el ruego de no estropearle su sueño más querido. Pero ella también tenía una vida, y había renunciado a muchas cosas por su familia. El pasado había desaparecido para ella.
Acariciando la mano de su padre, sus ojos le rogaron que la comprendiera.
—Estoy muy contenta por ti, papá. Pienso que sientes que eso es lo que hay que hacer, y me alegro mucho de que lo veas tan claramente. Pero no estoy muy segura de que sea lo mejor para mí.
El frunció el ceño, incapaz de imaginar qué reservas podría tener su hija.
— ¿Por qué no, hija?
Ella no tenía la menor intención de discutir sus sentimientos personales ante Joe .
—Déjame pensarlo, ¿quieres? Todo ha sido tan repentino —dijo sonriéndole.
—Yo sólo pensaba que...
Su mirada pasó de su hija a Joe. Ella se dio cuenta de que pensaba en Joseph, no en Joe. En Joseph y ________ juntos, como siempre había sido.
—Creo que es mejor que me marche para que ustedes puedan conversar todo esto con tranquilidad -intervino Joe calmadamente.
—No, no —protestó su padre—. Debes quedarte a cenar. Estoy seguro de que ______...
—Realmente deseaba preguntarle a _________ si le gustaría cenar conmigo esta noche.
—Oh, sí, sí. ¡Pero qué buena idea! Te encantaría, ¿verdad, _________? —exclamó Tom, presionándola con ansiedad.
De ninguna manera se iba a poner a merced del lobo nuevamente. De todos modos sintió un perverso placer en hostigarlo un poco.
— ¿Qué habías programado para la cena, Joe? —preguntó jovialmente, con un brillo sarcástico en los ojos.
—Hay un restaurante muy bueno en la calle Lonsdale. Se llama Marchettis Latin. Me gustaría llevarte allí —contestó con toda seriedad.
El restaurante gozaba de la reputación de ser uno de los más refinados de Melbourne, renombrado por su ambiente, servicio y comida. Sin duda que le estaba tendiendo la alfombra roja para tentarla. Por lo demás le debía la invitación hecha aquella noche en la galería de arte. Sin embargo, podría ser una buena oportunidad para hablar con Joe a solas, sin la presencia de su padre. Sería muy oportuno dejarle muy clara su posición frente al proyecto de asociarse con Tom O´farril. Ella no formaría parte del pacto.
—Me encanta la idea -dijo sonriendo dulcemente—. Con mucho agrado te veré alli a las ocho, si te parece bien.
—Alquilé un coche. Puedo venir a buscarte y luego traerte de vuelta a casa.
—No vale la pena que hagas tantos viajes. Te lo agradezco, pero iré en mi propio coche —dijo, enviándole un mudo mensaje.
-Como quieras —accedió Joe.
—Estas mujeres modernas son tan independientes —murmuró el padre en tono desaprobador.
Joe Jonas le sonrió.
—A Beth nunca le gustó que la ayudaran. Era una muchachita muy independiente.
Ella lo habría pateado por debajo de la mesa si él no se hubiera levantado en ese momento, dispuesto a marcharse. Si recordaba ese detalle de su personalidad, ¿por qué había asumido que ella había ido a verlo para pedirle dinero? «Un tanto incongruente, señor Jonas», pensó mordazmente.
El padre se levantó de la mesa para despedir a su invitado. _______ hizo lo mismo, aunque se quedó apoyada en la silla. Joe hizo una pausa al darse cuenta de que ella no le acompañaría a la puerta.
—Hasta la noche —dijo ella brevemente, con una mirada neutra, sin promesa alguna.
El asintió lentamente, con una mirada de fuego en los ojos.
—Hasta la noche —repitió.
Irracionalmente, a pesar de todas sus duras defensas en contra de Joe, esas dos palabras golpearon el corazón de __________, y supo que de nada valían las precauciones que adoptara. Joe Jonas siempre sería un hombre peligroso.
'dannii'†
'dannii'†


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Mensaje por Invitado Sáb 25 Dic 2010, 5:22 pm

feliz navidad :D
siguela me encanta :D
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Mensaje por Invitado Sáb 25 Dic 2010, 5:23 pm

espero los otros 3 capis :D
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Mensaje por 'dannii'† Dom 26 Dic 2010, 12:32 am

Hay sorry eenseriio ya ni pude terminar el marathon esk ahsss ya saben MOM´S y blah blah blah hoy no pude continuar porque vinieron mis padrinos se que esta mal decirlo pero esque ashh los odio me pondria a explicarles las razones pero son muchas pero como a mi madre le encanta verme sufrir (por diozzz que dramatiico se hoyo eso) no me dejo subir a mi recamara ni un maldito segundo pero bueno I´M HERE y mañan les pongo Kapizzz los pondria ahorita pero de nuevo mi madre me saca de akii :¬¬: porque seran asi alguien lo sabe :scratch: ????
bno me largoo si no se quedan sin escritora gracias al cielo que no conocena a mi MOM cuando se enoja ( :caliente: :caliente2: :enfadado: es algo asi solo que multipliquenlo por miles de millones de veces casi casi por el amor a Joe ) bno ahora si me voii ya se estreso to much :pale:
'dannii'†
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Mensaje por 'dannii'† Dom 26 Dic 2010, 8:04 pm

Hola Chicas soy Vanessa una amiga de Danny ya que no tengo una cuenta en este foro usare la de danny como ya se dieron cuenta ella no les pudo poner capis HOY la razon bueno pues lamentablemente hoy por la mañana sufrio un ataque hipoglucemico ahora ella esta en la clinica al parecer sale en tres diias ya que nesecita estar en observacion me dijo que le va a decir a su hermana que me mande los capis lo mas pronto posible para no abandonarlas espera que la comprendan y que la perdonen en cuanto este mejor yo les aviso y por ahora les pondre solo un cap porque no me los han mandado todos mañana les continuo el maraton que danN les estaba poniendo gracias chicas ♥

Vane*
'dannii'†
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Mensaje por Joseph; My Sweet Danger ♡ Dom 26 Dic 2010, 10:17 pm

Awww pero, entre _______ & Joe hai odio & Deseo?
No entiendo xd
Espero el Sgte Caap.!
Joseph; My Sweet Danger ♡
Joseph; My Sweet Danger ♡


http://www.twitter.com/JBAlwaysJoBros

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Mensaje por Invitado Dom 26 Dic 2010, 10:57 pm

Capítulo 12


_________ se vistió con la intención de deslumbrar. ¿Por qué no? Eran escasas las oportunidades que tenía de llevar el vestido que había comprado para la boda de su hermana menor. Por lo demás Marchettis Latin merecía las mejores prendas del armario.
La chaqueta plateada de terciopelo era una obra maestra de elegancia. El corte impecable y la hilera de botones con presillas, moldeaban perfectamente el busto y las caderas. Las mangas eran largas, ligeramente acampanadas. La falda, en cambio, era toda una frivolidad muy femenina. Caía sobre los muslos sin tocar las rodillas como una cascada de espuma de seda color menta. Las blancas sandalias de tacón alto cubrían los pies con finas tiras que se ataban a los tobillos.
El maquillaje era impecable. Color rojo en los labios y en las uñas. La melena suelta hasta los hombros, brillante y sedosa. Un leve toque de Poison de Christian Dior en los puntos estratégicos, y _________ quedó lista para dejar a Joe Jonas sin habla esa noche.
Tom O´farril parpadeó, impresionado al ver el glamoroso aspecto de su hija cuando bajó a despedirse.
—Estás muy atractiva, hija. ¿Piensas dejar a Joe pasmado de asombro? —bromeó.
—Se te olvida que ya no soy una niña —le recordó.
—Ah, comprendo —dijo, como si esa declaración respondiera a su reticencia de vivir en el campo con él—. Creo que cenarás estupendamente con Joe.
—Ya lo veremos —dijo secamente—. No me esperes despierto.
—Vete tranquila —respondió con benevolencia—. Me iré a dormir muy pronto. Demasiadas emociones para un solo día.
Mientras conducía a la calle Lonsdale, ponderé seriamente la posición que Joe había adoptado. Podría ser un tiburón en lo referente a las finanzas, pero se negaba a creer que careciera de integridad. Su padre era completamente inocente en aquella batalla personal que enfrentaba a dos voluntades. Dejarle de lado, después de haberle utilizado corno excusa para proseguir la refriega, sería algo absolutamente despreciable.
Joe la había juzgado de manera despreciable, pero eso no era razón para que ella tratara a su padre de la misma manera.
En el fondo, y pensando objetivamente, debía aceptar que había actuado a la ligera intentando encontrar a Joseph dentro de Joe Jonas. Pero no deseaba que su padre fuera una víctima de su necia persecución de un sueño.
La vida no había sido justa con ninguno de ellos, empezando por Joe . Pero aún y con eso, ¿sería tan despiadado para herir a un hombre mayor que nunca le había hecho daño?
Bueno, no tardaría en saber la respuesta. Porque esa noche no habría barreras entre ellos, todas las cartas estarían desplegadas sobre la mesa.
Como era domingo no tuvo ningún problema de aparcamiento.
El restaurante, pintado de verde, formaba parte de una construcción baja y antigua, en medio de los altos rascacielos que poblaban el centro de la ciudad. Una doble puerta de cristal daba acceso a la entrada. Consultó su reloj. Faltaban unos pocos minutos para las ocho de la noche.
Abrió la puerta, entró y se vio inmersa en un ambiente de tradicional elegancia.
Después de dar su nombre, el maître la saludó gentilmente informándole que el señor Jonas la esperaba en el bar.
Al verle, todo el entorno se volvió borroso. Joe se veía extraordinariamente apuesto con su esmoquin y una camisa blanca de seda, con un cuello poco convencional.
Mientras de acercaba a él, _________ deliberadamente se concentró en un magnífico arreglo floral, intentando olvidar su sensación de desnudez bajo la mirada apreciativa del hombre.
Se levantó a saludarla, pero no le estrechó la mano. En ese momento el maître se acercó a ofrecerle una copa de champán que ella aceptó sonriendo; luego se sentó en el taburete del bar. Joe se acomodó junto a ella.
—Llevas un precioso color de invierno, en cambio yo siento el calor de una noche de pleno verano —comentó con ironía.
—Tal vez deberías pedir que le pusieran más hielo a tu bebida. Así podrías refrescarte si te sientes tan acalorado.
El se rió.
—Siempre tuviste mucha agudeza verbal. Disfruté leyendo tus libros. Tienes verdadero talento como escritora.
Le impresionó que se hubiera tomado la molestia de leerlos.
— ¿Cuál te gustó más? —preguntó con la intención de ponerle a prueba.
—El de la culebra —respondió con una mueca infantil—. Me recordó de inmediato nuestra aventura en la mina abandonada. Todo se me vino a la memoria. Ese día fuiste muy valiente, _________. No pensé que tenías tantas agallas —sus ojos la acariciaron con una cálida mirada de admiración.
Ella no deseaba que la conversación continuara por esos derroteros. Al menos no en ese momento. Bebió un sorbo de champán, pensando cómo tomar la iniciativa.
—Los libros se están vendiendo en Inglaterra y en Estados Unidos también. Su popularidad va en aumento —comentó con naturalidad.
— ¡Eso es fabuloso!
—Más bien útil —corrigió—, porque con ese dinero puedo permitirme comprar la parte de la granja que le corresponde a mi padre en tu sociedad.
El torció el gesto.
—No sabía que estuviera en venta.
Ignorando la observación, fue directamente al punto que le interesaba.
—Y eventualmente espero poder comprar la parte que te corresponde, si estás dispuesto a esperar un tiempo.
—Eso significa cortar toda relación conmigo.
—Es lo más honesto que se puede hacer —replicó al instante—. No creas que intento conseguir algo más que eso.
—No quiero tu dinero,________.
—Sé perfectamente bien qué es lo que quieres —replicó enfadada, bebiendo un sorbo de champán.
—Tu padre es un hombre orgulloso, por eso me extrañaría que lo aceptase —comentó con calma, ignorando sus palabras.
_______ no había considerado la posible reacción de su padre. Sólo había pensado en prescindir de Joe.
Lo observó beber su martini, resentida por la autoridad y conocimiento que demostraba frente a la situación. Sin embargo fue incapaz de rebatirle. La había hecho poner en duda el acierto de su decisión.
—Tal vez...
—No has hablado este asunto con él, ¿verdad? —preguntó en tono más bien afirmativo.
Ella no contestó, reflexionando con la copa en la mano. Joe continuó calmadamente.
—No le habría gustado que tú compraras la granja. Se hubiera sentido como un fracasado. Sé que tenías las mejores intenciones, que querías ayudarlo, que querías darle un buen motivo para levantarse de la cama todas las mañanas.
Ella lo miró afligida. ¿Cómo era posible que hubiera comprendido toda la situación en tan poco tiempo?
—Es cierto.
—Creo que es mejor que lo haga yo, __________. El se sentiría orgulloso colaborando en la sociedad, haciendo todo lo que yo no puedo hacer. Tu padre se siente muy en deuda contigo. Y eso le pesa sobremanera.
—No me debe nada —protestó.
—Estuve escuchándole toda la tarde, ________.
—No tenías derecho a...
— ¿A escucharle?
—Fingiendo que te preocupabas por él —lo acusó amargamente.
El se volvió para mirarla de frente, en un silencioso desafío.
—Tú me negaste la oportunidad de escucharte. Me negaste la oportunidad de preocuparme por ti. ¿Por qué te enfada el hecho de que tu padre se haya confiado a mí?
—No creo que el tiempo pasado tenga algo que ver con esto.
—Quizá sentí que no era correcto entrometerme en tu vida. Hasta ahora.
— ¿Y ahora sí?
—Ahora sí.
—Pero yo no lo veo de ese modo.
—Ya lo sé. Y espero poder corregirlo.
—Bien, ese podría ser un buen truco. Empecemos —dijo burlonamente, terminando su copa.
El se puso de pie, y el maître los condujo a la mesa reservada para ellos. Mientras lo seguía, ________ pensó que tenía derecho a hablar todo lo que quisiera pero que no lograría convencerla.
A pesar de ser domingo, el restaurante estaba bastante concurrido. _________ se sentía muy consciente de la curiosidad que despertaban en los comensales. Las mujeres miraban a Joe Jonas, desde luego. La verdad es que su presencia era imponente.
El maître los instaló en una íntima mesa para dos junto a un inmenso espejo que cubría casi totalmente la pared. Era la mejor mesa, con servicio exclusivo, para personas muy importantes. Después de que el camarero les recomendara las especialidades del chef, __________ se decidió inmediatamente por unos tortellinis rellenos con pasta de cangrejo; de segundo, medio pato asado y servido con salsa de limón y granos de pimienta, y de postre un soufflé de chocolate con café.
Joe eligió ravioles rellenos de calabaza, frutos secos y almendras, y mariscos como segundo plato. El camarero de vinos les recomendó un Bollini blanco italiano y un Mount Mary tinto australiano.
Para evitar los ojos de Joe, _________ recorrió con la mirada el decorado de la sala. El ambiente era demasiado fino para no disfrutarlo. Probablemente nunca volvería por allí.
— ¿Te gusta? —preguntó Joe cuando los camareros se retiraron.
— ¿A qué te refieres? —preguntó fríamente, esforzándose por mirar de frente al hombre que pagaba todos esos lujos.
—A la pintura —sonrió, indicando un gran cuadro que representaba una de las bodas de Enrique VIII.
—Parece un tanto desenfocado, o algo así.
—Es el estilo de Philip Barker, el pintor.
Ella supuso que el hecho de coleccionar obras de arte lo había familiarizado con nombres de pintores muy conocidos. Luego, otro pensamiento se le pasó por la cabeza.
—Has estado antes aquí.
—Sí —admitió, enfrentándose sin culpa a los ojos que le acusaban.
—Pero no era el momento oportuno para hacernos una visita —se burló.
—Te creía casada y con hijos.
—Lo más fácil era ir a casa y averiguarlo.
—No, no era fácil. No espero que lo comprendas, pero había una barrera que no podía atravesar. Nunca la hubiera cruzado, a menos que tú fueras a buscarme.
Parecía sincero, pero ________ se negaba a creerle. Joe se reclinó en la silla, mirándola pensativamente. ___________ sintió que buscaba en su mente la mejor manera de aproximarse a ella. Lo irónico del caso es que dos noches atrás, ella había intentado desesperadamente hacer lo mismo.
—Cuando te vi por primera vez en la galería, no podía apartar los ojos de ti. Me hacías pensar en la primavera. Te veías tan lozana y atractiva. Me embargó un cálido sentimiento de simpatía y quise conocerte. Tuve que preguntarle a Ben quién eras.
— ¿Ben? —pregunto con la voz enronquecida.
La tranquila intensidad de las palabras de Joe le apretaban la garganta.
—El dueño de la galería. Se mostró muy sorprendido porque pensó que te conocía —esbozó una sonrisa burlona—. Después de todo, tú le habías dado mi nombre a la azafata que estaba en la puerta.
__________ se sonrojó. Mucho antes de aproximarse a ella, él ya sabía que había mentido para poder entrar, utilizando su nombre como salvoconducto. Naturalmente que eso cambiaba totalmente el contexto de su conducta posterior.
— ¿Y qué pensaste? —preguntó a bocajarro. El se encogió de hombros.
—Algunas mujeres son capaces de hacer cualquier cosa para atraer la atención del hombre que les gusta. Me ha ocurrido unas cuantas veces. Normalmente no les sigo el juego —dijo con una mueca de disgusto.
— ¿Por qué no lo hiciste conmigo? —preguntó, sonrojándose aún más.
—Porque estaba muy enfadado. Porque se había estropeado la imagen que me había hecho de ti, y el sentimiento que me embargaba. Y quise castigarte por ser tan atractiva y tan falsa.
—Comprendo —murmuró.
—Lo peor de todo es que la atracción persistía a pesar de luchar contra ella, y acabé rindiéndome.
Odiándola a ella y odiándose a sí mismo. El odio había encendido una pasión que ella nunca antes había experimentado. Odiándose y odiándole. Y sin embargo, incapaz de alejarse de toda aquella violencia reprimida.
El camarero regresó con el vino blanco. Mientras Joe lo probaba, _________ intentaba ordenar sus ideas. La atracción que existía entre ellos era innegable. Pero ya estaba preparada para alejarse de ella. Estaba decidida a no volver a verle nunca más.
El camarero sirvió las copas y se alejó.
_________ bebió un sorbo de vino. Tenía la garganta seca.
— ¿Por qué no me dijiste quién eras cuando te lo pregunté en la galería, ________?
—Porque sólo fui a verte. Sólo quería ver en persona al hombre en que te habías convertido.
—Pero cuando me acerqué a ti...
—No me reconociste. De alguna manera deberías haber sabido quién era yo —lo acusó impetuosamente. Una acusación carente de lógica.
—Quizá lo hice en un nivel inconsciente —dijo suavemente, mirándola con honda intensidad, buscando en su alma—. Es posible que esa fuera la razón de haberme sentido tan atraído hacia ti, más allá del sentido común. Algo me decías que eras única, que todo lo tuyo tenía sentido para mí.
— ¡Para! —lo atajó, enfadada ante el impacto que le producían sus palabras—. Ahora estás intentando seducirme con mentiras.
— ¿Tú lo crees así? ¿De qué otra manera puedo explicarte aquello cuando nunca había hecho nada parecido en mi vida?
— ¿Por qué no decir lisa y llanamente que fue una atracción basada solamente en la lujuria?
—Porque fue más que eso, y tú lo sabes, ________.
—No, sentí que lo único que me dabas era eso, y Dios sabe que yo ansiaba mucho más.
El se inclinó hacia ella con los ojos ardientes de pasión.
—Y habrías tenido más, mucho más. Si sólo me hubieras dicho directamente quién eras, en ese momento.
—Tú no quisiste reconocerme porque para ti yo habría sido un recuerdo del valle. De todo lo que habías dejado atrás y que tanto odiabas.
—Y entonces, ¿por qué estoy aquí, _________? ¿Por qué me he vuelto a atar al valle?
—La respuesta la diste tú mismo: para mantenerme a tu lado hasta que se extinguiera el deseo que sientes por mí.
— ¡Maldita sea! —replicó con ferocidad—. El hecho de que no me importara pagar lo que fuera, y no estoy hablando sólo de dinero, debería haberte dado una idea del profundo impacto que me causaste. Y si piensas que hubiera pagado toda esa cantidad de dinero sólo por sexo, es que estás loca. Fuiste tú la que limitó la relación sólo al contacto sexual. Y no me diste nada más. Me basé en lo que me diste. En lo que me dejaste creer de ti. Y si eres honesta contigo misma debes admitirlo en vez de juzgarme, fingiendo que no fuiste tú la que llevó las cosas por el derrotero que tomaron. Por alguna razón lo hiciste, acompañándome paso a paso.
Sus ojos la desafiaron a negar lo que decía. Pero ella no pudo.
—Yo sólo...
—Es cierto que hice la llamada equivocada —la interrumpió—. Un gran delito, lo admito. Y no creas que haré pesar tu propia contribución a que eso sucediera. Sin embargo, ahora consideras que cometo otro delito al venir a averiguar qué ha sido de tu vida desde que te marchaste del valle. La verdad del asunto es que ese viernes por la noche pudiste haberme contado todo lo que tu padre, sincera y honestamente me contó hoy. Y nos habríamos ahorrado todo este infierno.
—Y tú pudiste haber venido a Melbourne y averiguarlo por ti mismo hace muchos años, Joe Jonas.
Todas sus justificaciones eran ciertas, _________ tuvo que admitir. Pero ella también tenía su punto de vista. El había traicionado su fe en algo tan especial como esa relación que nació entre ellos cuando eran niños, y que ella creyó indestructible.
El cerró los ojos, negando con la cabeza. Luego volvió a abrirlos, exhalando un hondo suspiro. Sus rasgos se habían endurecido.
—Vine; vine cuando tenía dieciocho años —dijo mirándola con ironía—. Te vi salir de casa con un cochecito plegable y un bebé en los brazos.
Leon. Sólo que Joe no sabía nada de la existencia de Leon, ni que su madre se estaba muriendo.
-El bebé...
—No me interrumpas, por favor. Entonces me dije: «Joseph, muchacho, ella no te esperó. Todo este tiempo has estado viviendo de un sueño». Así que regresé a Sidney, a perseguir un sueño completamente diferente.
_________ quedó sumida en un atónito silencio, súbitamente consciente de que sus argumentos se habían estrellado contra unos cuantos hechos absolutamente auténticos. En ningún momento pensó que mentía. O sea que él creyó que lo había traicionado, entregándose a otro hombre sin esperar su regreso. ¡Qué error! Lo había esperado durante muchos y largos años, hasta que la esperanza y la fe se derrumbaron. Si sólo se hubiera acercado, si le hubiera hablado...
—Si quieres culparme por eso, adelante —la invitó sarcásticamente—. Ahora sé que cometí un error. Pero nada de lo que tú o yo digamos va a modificar el pasado, ___________.
Ella no podía hablar, demasiado conmocionada por la idea de que el destino había matado a Joseph y creado a Joe Jonas. Ya no volverían a ser los niños cuya mutua confianza había sido indestructible.
Era inútil hablar de culpa. Ambos habían reaccionado, cada uno a su manera, ante los sueños no cumplidos.
—Todo lo que tenemos es el presente, ________ —dijo suavemente—. Y lo que hagamos de este presente será la prueba de nuestros verdaderos sentimientos.
El camarero llegó con los entrantes. _________ miró su plato. Tenía un aspecto exquisito y apetitoso. Debía tomar el tenedor y empezar a comer. Pero sus manos no cooperaban. Su mente estaba hecha un lío, girando en tomo a la realidad que tenía que enfrentar. Joseph había venido y se había marchado.
¿Quería arruinar cualquier posibilidad con Joe Jonas, negándole una justa oportunidad?

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Mensaje por Invitado Dom 26 Dic 2010, 11:56 pm

espero y que te encuentres mejor
:D
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Mensaje por Invitado Lun 27 Dic 2010, 12:01 am

Capítulo 13


<<TENGO que ocuparme del presente>>, ___________ se aferraba a ese pensamiento con dolorosa intensidad. Tomó el tenedor. El presente era el plato que tenía delante de ella. El presente era Joe Jonas sentado enfrente, un hombre que había viajado solo hasta la cima de su montaña; un hombre que había dejado atrás los ideales de su juventud.
Muy deprimida, con el corazón dolorido por todo lo perdido, pinchó un tortellini y se lo llevó a la boca. «Concéntrate en su sabor», se dijo. Sí... Sin duda que el chef era maestro en el arte culinario. Estaba delicioso.
— ¿Bueno?
Alzando la mirada vio los ojos oscuros del hombre escrutando su semblante, reclamando una respuesta. «Parece que la pregunta no se refiere sólo a la pasta», pensó _________.
—Sí, muy bueno —contestó—. ¿Y el tuyo?
—Una exquisita mezcla de sabores. ¿Quieres probar? -dijo empujando hacia ella el plato de ravioles.
Ella titubeó. Era un gesto amistoso. Como fumar la pipa de la paz. ¿Tenía alguna razón para mantener una actitud hostil? Se sentía confusa, tensa por las emociones aún no clarificadas en su interior.
—En la escuela siempre compartiste tu comida conmigo. ¿No me permites hacer lo mismo? —preguntó con una sonrisa traviesa.
En un segundo, lo vio en su primer día escolar, arrastrado al colegio por la señora Hutchens, en contra de la voluntad del viejo Jerry. Cuando llegó la hora de la comida, estaba sentado solo en el gran tocón de árbol que había en un rincón del patio, un inadaptado entre niños acostumbrados a la rutina de la vida escolar. No traía nada para comer. Nunca tuvo ni un bocadillo.
Sin importarle las bromas que le harían sus compañeros, ________ se sentó a su lado en el tocón, pidiéndole que compartiera con ella lo que había traído. Su madre quería que ganara peso, así que le ponía mucha comida. Pero ella no podía con todo, y si llegaba con la comida a casa, seguro que habría problemas. En ese entonces Joe ya era un niño orgulloso. Siempre rechazaba la caridad ajena. Pero le venció la astuta dulzura de la niñita de cinco años, y de buenas ganas la ayudó a evitar una reprimenda de su madre.
Siete y cinco años, en la escuela. Veintisiete y veinticinco años, en el lujoso restaurante. La inocencia perdida. La confianza perdida. La fe perdida. Pero sería una grosería no aceptar su ofrecimiento.
Pinchó un par de ravioles con el tenedor.
— ¿Te gustaría probar los míos? Están espléndidos.
—Claro que sí, gracias —aceptó con una cálida sonrisa y los ojos brillantes de alegría.
________ sintió que el corazón se le aligeraba. Comió con gusto, evitando en todo momento ponerse a examinar mentalmente o combatir lo que estaba ocurriendo. Aunque no era posible regresar al pasado, tampoco había nada malo en recordar los momentos felices.
¿O tal vez Joe estaba manipulando esos recuerdos? Si lo separaba de Joseph, cosa que debía hacer, ¿qué sabía realmente de ese hombre? Duro, cínico, incisivo, implacable. Un lobo solitario. Provocativamente sensual. Consciente y seguro de la atracción que ejercía sobre los demás.
No estaba inmunizada contra él. Podía herirla. Y muy gravemente.
________ deseaba que Joseph volviera, y sabiéndolo él podría manipularla para obtener lo que deseaba. Y ¿qué era lo que realmente deseaba?
Los platos quedaron limpios y el camarero se los llevó. Dándose un respiro, bebieron vino sin abordar temas serios.
—No eras una niña demasiado delgada, __________. Siempre fuiste perfecta para mí —comentó con los viejos recuerdos danzando en sus ojos—. Te has convertido en una hermosa mujer.
Lo decía con pleno conocimiento de causa porque conocía cada centímetro de su cuerpo. Mientras hablaba, en sus ojos había más que simpatía.
¿Por qué prescindir de la intensa atracción que sentía el uno hacia el otro? Pero había otras cosas más importantes. El podría pensar que era hermosa, pero no era perfecta. Y si ella tenía que aceptarlo como era en la actualidad, él también tendría que aceptar a la __________ del presente.
—Hace poco corté mis relaciones con el hombre que podría haber sido mi marido.
— ¿Por qué no te casaste?
Era una pregunta razonable. «Porque no eras tú», pensó.
-Porque...
—Tampoco me he casado, _________ —dijo calmadamente, sin esperar su respuesta—. He mantenido relaciones con algunas mujeres, pero ninguna me satisfacía lo suficiente como para casarme. Ninguna podía darme lo que yo quería. Lo que una vez había tenido junto a ti.
—Tú dijiste que el pasado se había ido para siempre —contestó, permitiéndole entrever que cualquiera juego sobre ese tema era de muy mal gusto.
— ¿Ha sido así realmente?
Como no se sintió capaz de responder sobre un punto del que no estaba segura, cambió de tema.
—Conocí a Caleb en la universidad. Era profesor y se interesó por mí. Durante un tiempo estuvimos muy bien.
— ¿Te gustaba la vida académica?
—Sí, pero me pesaba un poco. Tenía que esforzarme para estar a la altura de la gente que conocía. Ellos parecían saber mucho. Pero su conocimiento provenía exclusivamente de los libros. No había ideas propias, nada creativo. Caleb siempre se refería a mi escritura como «los libros infantiles de _________».
—Probablemente estaba celoso de tu talento.
Ella se encogió de hombros, negando con la cabeza.
—No sé por qué estoy hablando de él. Puede que el tema no te interese.
—Porque te preguntas si yo sentiría respeto por lo que haces o le daría poca importancia.
Ella lo miró fijamente. ¿Era capaz de conocer sus pensamientos mejor que ella misma? De algún modo tenía razón. ¿Cómo se comportaría Joe Jonas respecto a su trabajo?
—Así es.
—Siempre has sido generosa, _________ —prosiguió con una voz tan suave como una caricia—. Empezaste a darme desde el día en que te conocí. Te entregaste a tu familia para mantenerla unida cuando tu padre no podía pagar una asistente. Habrías comprado la granja para devolvérsela. Constantemente estás entregando algo a todos los niños que entretienes con tus narraciones. Todo eso es demasiado valioso como para minimizarlo.---
Extraño, pero nunca se había visto de esa manera. Le gustaba que la gente fuera feliz, pero tampoco era tan generosa como Joe pensaba.
—No soy tan generosa —replicó intentando saber si él hablaba con sinceridad.
Joe hizo una mueca.
—Debes estar pensando que yo soy todo lo contrario. Un desconsiderado que sólo recibo y no doy nada a cambio. Realmente tomé todo lo que me diste cuando era niño. Y el fin de semana pasado tomé mucho más de ti, justificándolo con falsas interpretaciones. Cuando tu padre me expuso esta tarde la realidad de tu vida durante estos largos años, reconocí de inmediato a la niña __________ que había significado tanto para mí, y me avergoncé de haber pensado mal de ti. Ahora me doy cuenta de que has sufrido más que yo —dijo con la mirada implorando perdón. Con una sensación de culpa, _________ pensó que ella también había contribuido en gran medida a la falsa impresión de Joe.
La pregunta era ¿cuánto había quedado de Joseph en ese Joe que tenía enfrente? «Tal vez el orgullo», pensó. Nunca mostró sus heridas, apelando a toda su voluntad para superar su dolor. Nunca hablaba de las palizas que le propinaba el viejo Jerry, siempre justificando de cualquier manera sus frecuentes contusiones.
—No, yo no he sufrido más que tú, porque siempre he contado con el amor de mi familia. Y para mí eso es más valioso que las posesiones materiales. Fuiste perseverante, supiste cuidar de ti mismo y has conseguido lo que querías —conjeturó—. Haces bien en sentirte orgulloso de tus éxitos y disfrutar de ellos.
—No voy a fingir lo contrario. Me gustan las recompensas que he obtenido por el esfuerzo. Pero... —se inclinó hacia ella, y cubrió la mano que descansaba junto a la copa de vino con la suya, presionándola suavemente. _______ sintió hormiguear su piel—. Permíteme ser generoso, __________ —suplicó con ansia—. Quiero obsequiarle la granja a tu padre. Quiero darte todo lo que desees. Lo que te haría feliz. ¿Te acuerdas cuánto deseábamos ir al circo? Todavía no he ido. ¿Y tú? —terminó riendo.
Ella también se rió, un tanto nerviosa.
—Yo tampoco.
—Sé que estoy diciendo una frivolidad —dijo precipitadamente y luego se puso muy serio—. Sé que hay cosas que nada puede compensar. Como Leon. Siento su muerte, __________. Me imagino cuánto has sufrido con esa pérdida, especialmente porque lo criaste como si fuera tuyo.
A ella se le llenaron los ojos de lágrimas.
—Le regalé la bicicleta por Navidad. Lo hice cuando cumplió diez años. Pensé que a esa edad podía montar en ella con toda seguridad.
—No te culpes, fue un accidente.
—Lo sé. Papá culpa a la ciudad. Lo siento, yo...
Retiró la mano para buscar el bolso y sacar un pañuelo. Se sentía sumida en un caos emocional, arrastrada en todas direcciones. Fue un alivio ver que Joe estiraba la mano hacia su copa. La conexión con la figura de Joseph sólo contribuía a aumentar la atracción que sentía hacia él. Irremediablemente, todo su ser temblaba.
Afortunadamente hubo un respiro cuando llegó el segundo plato. Cuando el camarero se alejó, empezaron a comer sin retomar el tema. Poco a poco __________ se relajó y comenzó a disfrutar de la tierna carne del pato.
—Me alegro de no haberte estropeado el apetito —dijo Joe, contrito.
—Habría sido una pena, porque este plato está delicioso.
—Es bueno saber que he hecho algo acertado invitándote a este restaurante.
En esa velada había logrado más de lo que __________ podía haber previsto. Había hecho que ella borrara los prejuicios que tenía en su contra; incluso corría el riesgo de olvidar los aspectos negativos que había utilizado como parapeto para no rendirse a la atracción tan fuerte que existía entre ambos. De alguna manera se habían sincerado mutuamente. De pronto se encontró excusando las acciones negativas de Joe. Al menos, la mayoría de ellas.
—Tu padre me contó que Jorge se había alistado en la marina.
Joe se acordaba muy bien del hermano que tenía casi su misma edad, y de las aventuras que habían vivido en la niñez.
—Sí, actualmente está navegando por el Pacífico. Aparte de la mala situación económica que sufríamos, Jorge eligió la marina porque podía continuar sus estudios y le pagaban por ello.
—Desde luego. Además tu padre me contó que Andrea está viviendo en Londres y Gerard en Canberra, trabajando para la policía federal; que Vanessa se casó hace poco y que vive en Perth con su marido.
_________ sonrió.
—Fue una boda preciosa. Vanessa se veía feliz y radiante.
—Vane siempre fue una delicia. Era burbujeante y muy animosa — comentó sonriendo.
—Y todavía lo es -dijo _______.
Se sentía relajada conversando sobre la familia.
Mientras proseguía la cena, los recuerdos iban y venían por su mente. Joseph enseñándole a Gerard a trepar a un árbol, llevando en hombros a Andrea a casa cuando se torció el pie, enseñándole a nadar a Vanessa. Sus hermanos y hermanas lo habían querido y admirado mucho.
Cuando el camarero retiró el servicio de la mesa, ella se reclinó en su silla intentando evaluar al hombre que tenía enfrente. Joe le devolvió la mirada pensativa, como si también estuviera haciendo lo mismo. Habían compartido la intimidad física, pero esa cena era mucho más íntima, pues se habían remontado hacia los años en que había existido una gran comprensión entre ellos, sin necesidad de palabras.
— ¿Hay algo que te retenga en Melbourne?
Los nervios le enviaron una señal de peligro.
Por lo visto él quería que se marchara a la granja con su padre. Joe Jonas era un maestro del cálculo.
Había estado arrullándola a fin de renovar la amistad, apelando a la antigua unión que existía entre ellos. Otra vez la inseguridad se apoderó de ella.
—No estoy en venta —afirmó rotundamente con una mirada de advertencia.
—No intentaba comprarte, ________. Ni ayer ni hoy. Estaba comprando una oportunidad.
—Te refieres a una opción, ¿no es así? —dijo recordando que Joe era un experto hombre de negocios.
—No; una opción me permite elegir. Pero la elección te corresponde a ti, _______.
—Muy bien. Tomaré una decisión cuando esté preparada.
A él no le agradó la respuesta.
— ¿Qué te detiene?
—No quiero que des nada por sentado, Joe.
Se inclinó hacia ella. Sus ojos evidenciaban una gran necesidad, una turbulencia dentro de su espíritu infinitamente perturbadora para ella.
_________ se puso tensa y volvió a reclinarse en la silla, apartándose de él.
—Te estoy pidiendo otra oportunidad, _________. Márchate a la granja con tu padre. Déjame mostrarte otra vida. Siempre puedes irte si no te gusta, pero al menos déjame intentarlo. ¿Querrás hacerlo, ________?
Su mente le gritaba que tuviera precaución, pero la palabra se le escapó de algún rincón oculto del alma.
—Sí —se oyó decir.
Al ver sus ojos brillantes de alegría y su perturbadora sonrisa, sintió que algo se fundía en su interior, que las barreras desaparecían. Y a la vez una mareante sensación de que el tiempo se desdibujaba, mostrándole un futuro en el que todo lo que había sido imposible, se tomaba posible.
__________ pensó que él había ganado la partida porque ella se lo había permitido.
Y ella, ¿no podría ganar también?
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