Motivos One Shot

por **LuluSF** Lun 21 Oct 2013, 7:09 pm

Título: Motivos
Autor: LuluSF (yo)
Adaptación: No
Género: Romance
Advertencias: Lo escribí pensando en él como Liam Payne y ella como cualquier chica. Pero aplica a cualquier famoso que ustedes quieran poner.
Otras páginas: Las demás historias que tengo, los links están al costado, en mi perfil.

Motivos

Lo que parece ser una tardenoche común y corriente para el resto del mundo, a él lo atormenta por completo. Camina de un lado a otro en el piso de su habitación y vacila. En su mente inventa excusas, pero sabe que todo es en vano. No hay motivo válido para ausentarse esa noche. Está frustrado. Quiere pero no. Está entre ansioso y temeroso, pero no hay nada que pueda hacer al respecto, porque va a tener que salir a dar la cara, y va a tener que hacerlo con su mejor sonrisa.

Porque así funciona el mundo en el que vive. Es ley implícita que él esté siempre con una sonrisa. Su mundo también funciona con eventos a mitad de semana. Es por eso que a pesar de ser jueves, se está arreglando para salir. Y protesta y putea a los cuatro vientos, en el interior de su habitación, porque se tiene que descargar antes de salir, y porque no quiere que el resto se entere.

Aunque “el resto” lo conoce demasiado. “El resto” son sus hermanos de ese mundo en el que se instaló después de una serie de eventos (des)afortunados. Eran los protagonistas del evento, y no quería pasarle su montaña rusa de sentimientos a ninguno de los que estaban en las habitaciones de al lado. No era justo.

Cuando golpean la puerta de su habitación, sabe que es la hora. Se da una última mirada en el espejo, porque en ese mundo las apariencias importan. Aunque él no tiene idea de moda, se viste bien bajo sus propios cánones impuestos. Está a gusto por cómo se ve por fuera. Le gustaría poder decir lo mismo de su interior, pero no puede, porque está desgarrado.

-Dale hermano, estamos todos por subir a la camioneta-Le gritan desde la puerta.

Suspira una vez más y empieza a mover sus pies, tratando de no pensar demasiado. Cuando llega a encontrarse con el resto, sus hermanos que son de ese mundo pero que comparten ambas realidades, lo miran preocupados. Para esa altura del partido lo conocen lo suficiente como para que no hagan falta palabras.

De hecho, nadie dice nada. Por lo menos no en lo que a él respecta. Se pasan el viaje haciendo chistes, tratando de hacerlo reír, pero es inútil. Si bien saben que, una vez que estén en el lugar en el que fueron citados, el muchacho va a simular felicidad, no les gusta. Esa es una de las cosas que odian de ese mundo.

Un sinfín de flashes y micrófonos se les acercan a medida que van abandonando la camioneta. Él se infiltra por el medio, tratando de pasar tan desapercibido como su fama se lo permite. Es que es miembro de una de las bandas más escuchadas del momento y ese evento es nada más ni nada menos que para presentar el nuevo CD.

Más bien es una fiesta relativamente chica, para gente del ambiente, personas VIP, unos pocos que ganaron entradas a través de algún concurso, para los miembros del staff y algunas personas más. La fiesta es lo suficientemente chica como para que tengan que cerrar todo un boliche por ellos.

Mientras se preparan en el backstage para poder salir a escena, los presentes se van acomodando alrededor del escenario para poder ver la presentación. El primero aparecer a la vista de todos toma la palabra. Agradece a medida que el resto van saliendo y se van acomodando en sus respectivos lugares.

Empiezan con una canción lenta. Sus ojos pasean por todo el lugar. Tiene miedo de lo que puede (no) llegar a encontrar. Es recién en el segundo paneo cuando la encuentra. Está medio escondida, bien al fondo. Sonríe de oreja a oreja, porque siempre que la busca, la encuentra entre la multitud, y niega con la cabeza, porque no lo puede creer.

Tiene un deja vu. Hace tres años habían sido invitados a un evento mucho más chico. Todavía no eran mundialmente conocidos pero su nombre se empezaba a escuchar cada vez con más frecuencia. Esa vez, solo habían separado el VIP del lugar. Se había sentido un rebelde cuando había abandonado el sector exclusivo para mezclarse con el resto de la gente. Es que sus veinte años le reclamaban un poco de normalidad en medio de tanta cámara. Ese día la encontró por primera vez. Ella apenas lo miró un instante. Sus diecinueve años la habían hecho tan segura como una reja hecha de papel.

Pero las cosas no eran tan fáciles. Le había costado por lo menos una hora sacarla a bailar. Y el resto de la noche para lograr saber su nombre, o por lo menos, si podría volverla a ver. Lo primero lo supo cuatro días más tarde, cuando él volvió a encontrarla en un recital. El cantante era uno de sus mejores amigos, y aparentemente ella era una fan. Esa noche le costó una hora descubrir su nombre, y el resto del recital para convencerla de que debían volver a verse.

Con ella había aprendido a sentirse libre, había aprendido a amarla sin restricciones. Se sentía capaz de hacer la revolución, porque eso es lo que hace el amor. El problema fue cuando el mundo al que él pertenece se enteró de la relación. Porque ese mundo a veces no entiende de amores.

El problema fue cuando él tuvo pánico de ponerse sincero en voz alta. No pudo decirle al mundo (a ninguno de los dos) lo que verdaderamente sucedía, y fue ahí cuando ella decidió cortar por lo sano. Sin embargo, para él fue el principio de la enfermedad. Porque le había entregado el alma una tarde de invierno entre las paredes de su habitación y no podía (ni quería) tenerla de vuelta, porque su alma le pertenecía a ella. Tanto como su corazón.

Cuando cumplen con su deber, los autorizan a bajarse del escenario para unirse a la fiesta, para mezclarse entre la multitud y divertirse. Él decide que no se quiere mezclar con nadie que no sea ella. Es por eso que camina con seguridad. No tiene que pensar el camino, porque cuando él la busca, la encuentra. Siempre.

-Más allá de todo lo que pase, vuelo por vos-Le dice ella cuando él la alcanza.

Va de frente y sin tapujos, porque lo ama hasta la médula. Porque le dolió alejarse. Porque no fue sano para ninguno, pero el virus de la soledad es todavía peor. Porque lo extraña. Porque no tiene vergüenza de decirle lo que siente, porque ella sigue siendo ajena a ese mundo.

Llegó a la fiesta porque, durante los dos años que había pasado junto al muchacho, sin necesidad de abandonar su humildad y sencillez, había aprendido a querer a todos los miembros del staff que apoyaba a la banda. Es que eran ellos los que le hacían compañía cuando se quedaba detrás del escenario.

Bueno, quizás desde el punto de vista de él, el motivo sería que no hay forma de no quererla. Sus hermanos del corazón la adoran. Es por eso que se acercan a saludarla, pero no se demoran demasiado, porque saben que los dos necesitan estar solos.

-Ya anduve solo demasiado, quiero vivir a tu lado lo que quede por vivir-Le canta despacito, una canción de uno de los cantantes que a ella más le gustan-No quiero irme de este mundo con mil cosas por decir.

Es que a él todavía le duele no poder haber gritado lo que sentía. Nunca había dudado de lo que ella generaba en él, pero había vacilado, no cuando le preguntaron en la tele, sino cuando le preguntó ella. Es que tanto tiempo en ese ambiente lo había hecho olvidar lo importante que era decir lo que uno siente.

-¿Cómo te explico lo esencial de tu existencia para mí?-Le canta un poquito más. En desorden.

Como lo que ella le provoca. Lo desordena, lo desestabiliza, lo desequilibra. De la manera más perfecta que una persona puede desordenar, desestabilizar y desequilibrar. Le da alas y lo hace volar. Y viceversa. Porque él también le hace temblar el piso. El mundo entero. El suyo, el propio y el que comparten. Su amor no conoce fronteras, porque rompe barreras.

-Llevás la luz de mi bandera, y el don de la sinceridad. Confío más en voz que en todo lo que pueda imaginar-Le contesta ella. También está dolida. Se siente mal por no haber confiado en él. Por no haber luchado por lo que ella misma sentía.-No me tenés que explicar nada, confío y te amo, y no necesito que me lo digas para creértelo.

-Te amo, y yo necesito decírtelo, no para que me creas, sino para que me cures.-Confiesa él.

La distancia ya resulta molesta para ambos. A él no le alcanza con tenerla arrinconada contra una pared, con su cintura entre sus brazos. Ella lo sabe, y se apega un poco más, como si eso fuera posible, pero sigue esperando a que él dé el primer paso. Como la primera vez.

Porque aunque no tenga vergüenza al decir de frente lo que siente por él, que ya la conoce de pe a pa, todavía se le aflojan las piernas cada vez que él la mira, y se vuelve a sentir de quince. Él se ríe, porque la siente chiquita entre sus brazos, pero la conoce inmensa. Termina de cortar la distancia que los separa, pero no la besa en la boca, sino en la frente.

Ella sonríe, porque lo conoce. Porque sabe que no la va a besar entre la multitud, porque para ellos, la multitud es para encontrarse, una y mil veces.

Espero que hayan disfrutado del OneShot. Lo escribí ayer a la madrugada, con una mezcla de insomnio y ganas de escribir por amor al arte, y decidí compartirlo por acá. Desde ya, mil gracias por tomarse tiempo de leer y comentar. Mil disculpas si tiene errores, no lo revisé. Besote enorme.
Lulu

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