Las reglas de Izzie (One Direction)

Aun no podía creer que Izzie y Niall se hubieran acostado, es decir, conozco a mi amiga, y se perfectamente que jamás haría algo para dañar a sus hermanas. Pero lo había hecho y no importaban las razón, o el porqué pasaron las cosas, para mí era una traición. Una de las peores traiciones.
Cada día veía a Camille y Niall conversar muy amenamente, casi como amigos de toda la vida, cosa que me ponía muy feliz pues el chico rubio parecía una buena persona.
Parecía.
Me dolía cada día más ser tan distante y fría con Izzie, pues a pesar de todo, la quería. Siempre fuimos muy unidas, las cinco nos complementábamos a la perfección, y eso era lo que más me dolía de toda esta situación. Era una de mis mejores amigas, que había cometido un error, uno que dañaría a mi mejor amiga.
Cuando recién nos conocimos, pensé que Valerie e Izzie eran hermanas o primas, pues eran tan distintas pero a la vez tan iguales. Con personalidades que jamás se complementaría, pero extrañamente lo hacían. Y eso pasó conmigo y Camille, sobre todo después de la muerte de mi madre.
Ese día estábamos en la escuela, en clase de matemáticas, para esa época Lexie aun no era nuestra amiga, así que solo éramos las cuatro. Nunca me gustó esa clase y no tan solo por los números y la extraña necesidad de encontrar la “X”, sino que también por nuestro adorado profesor: El señor Hilton.
Camille siempre decía que por su extraño y apagado sentido del humor, y con eso me refiero a su forma tan amargada de ser, debía ser pariente lejano con Paris Hilton. Jamás entendimos por que los relacionaba, pero así era ella espontanea y un poco loca. Totalmente opuesta a mí.
Ese día había llegado a la escuela con una extraña sensación, como cuando sales de casa y sabes que se te olvida algo, pero no sabes que es. Pues eso sentía, sabía que había olvidado algo y luego noté que era: no me había despedido de mamá.
Cuando el director vino al salón, para informarme la noticia, sentí que el mundo se me derrumbaría a los pies. Dos hombres habían entrado a casa, pensando que estaba sola, pero cuando encontraron a mamá entraron en pánico y le dispararon. O eso dijeron en la audiencia.
Jamás pude decirle a mamá cuanto la amaba y cuán importante era para mí. Sé que ella lo sabía, pero la culpa nunca me dejó. Solo tenía 13 años cuando pasó y la depresión que vino después fue lo que me unió de una manera tan increíble con Camille. Seis meses después, mi padre descubrió que me cortaba, y decidió llevarme a un psicólogo para que me ayudara, cosa que no pasó.
Yo simplemente iba y escuchaba todo lo que me decía, sin realmente prestar atención, solo iba para hacer feliz a mi papá y que así no se preocupara demasiado. No quería ser una carga para él, después de todo perdió al amor de su vida por culpa de dos malditos.
Estuve en terapia por dos meses, y cuando por fin me dieron de alta, continué con mi propia forma de liberar dolor, seguí cortándome los brazos y piernas por unos meses más, pero luego Camille lo descubrió. Un día llegó a mi casa mientras me preparaba para una nueva “sesión”, entró a mi habitación y me vio en pleno acto. Corrió a mí para ayudarme, pero la empujé. Ella solo me observó con duda y se acercó nuevamente, y esta vez me deje ayudar. Lloré como nunca lo había hecho, y descubrí que hablando las cosas también podía hacerme sentir mejor.
Cada mañana, en la escuela, Camille me arrastraba a los baños para revisarme los brazos y las piernas, sin importar si era invierno o verano.
Camille prácticamente me había salvado, se lo debía todo.
Esa era la principal razón por la que debía protegerla de todo y de todos. Incluida Izzie.

Camille.

-¿Por qué Liam tiene que estar en la clase de arte? Es decir, ¿Qué talento puede tener un Payne? –preguntó Valerie, completamente molesta.
-Que sea un Payne no significa que deba ser estúpido. –respondí.
-Camille tiene razón, Val. Que comparta sangre con tú ex novio no significa que sea como él. –respondió Tamara.
-Un ex novio infiel.
-Da igual. Debo irme chica, nos vemos mañana en esa extraña reunión. –comenté, mientras me despedía de cada una. –Por cierto, ¿Dónde está Izzie?
-No me importa. –respondió Tamy, completamente seria.
-Está en la biblioteca, tiene examen y no ha estudiado nada. –dijo Lexie, saliendo de su ensoñación.
-¡Oh, genial! Entonces…
-Lexie –me interrumpió un chico, el mismo chico con el que Lex ha estado “estudiando” todo este tiempo. -¿podemos hablar?
-Claro. –Dijo, evitando su mierda.- Nos vemos mañana chicas.
-Adiós. –dijimos todas. –Bueno, ahora si me voy. –dije, para luego salir de la cafetería. Debía hablar con Iz, necesitaba un concejo y sabía perfectamente que ella podía darme los mejores.
Caminé rápidamente, evitando a todos los alumnos de primero y segundo que se atravesaban por los pasillos, algunos me saludaban pero no tenía idea quienes eran, otros simplemente comentaban, pues estaba el rumor de que Niall y yo estábamos juntos y que Vanessa me odiaba por eso, cosa que era totalmente mentira, pues éramos buenas amigas.
Entré en la biblioteca, que estaba más silenciosa de lo normal. Caminé por los pasillos, y a medida que me acercaba a la zona de lectura, podía escuchar murmullos.
Murmullos de Niall e Izzie.
-Escucha, mañana les diré todo. Ya no puedo seguir con esto. –susurró Izzie. Decidí quedarme escondida detrás de una de las repisas, para así poder escuchar mejor.
-No puedes hacerlo, Izzie. Si les dices Camille me odiará por siempre. –dijo Niall, levantando un poco el tono de voz. –No puedes hacerlo. No ahora que estoy comenzando a sentir cosas por ella.
Una sonrisa se dibujó en mi rostro. Niall sentía algo más que amistad por mí.
-De cualquier forma –continuó Izzie, ganando nuevamente mi atención. –Cuando se entere de esto, me odiará a mí, te lo aseguro.
¿Odiar a Izzie? ¿Por qué?
-No se lo digas, y tampoco a Harry, por favor Iz.
-Lo siento, pero ya tomé la decisión. Mañana Harry y Camille se enterarán de la verdadera razón por la que tú rompiste con Vanessa.
-Escucha, haré lo que quieras. Puedo ser tu esclavo por el resto del año. Puedo pagarte, pero por favor no les digas nada. Conozco a Harry y sé que me odiará por siempre. Y Camille…
-Camille me odiará a mí.
-A mi también.
-Claro que no. ¿Por qué tendría que odiarte? Cuando nos acostamos no eran nada.
¿Qué?
-Pero… -comenzó Niall.
-¿Ustedes dos, se acostaron? –pregunté, saliendo de mi escondite, dejando a Izzie más pálida de lo normal y a Niall con las palabras en la boca. -¿Engañaron a Harry y Vanessa?
Ambos se miraron, espantados, como si hubiesen visto un fantasma.
-¡Responda! –grité, sorprendiéndolos a ellos y a mí. -¿Durmieron juntos?
-Camille… -comenzó Niall, pero yo solo pude hacer una cosa. Salir corriendo.

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