Las reglas de Izzie (One Direction)

-Lo siento –dije, pues no debí besarlo, y menos en frente de todo el equipo de futbol. Él aun no reaccionaba, solo estaba allí parado frente a mi sin decir una sola palabra. Comencé a preocuparme por su estado mental, pero para mi suerte decidió romper su silencio.
-No te preocupes –murmuró despacio, con su típico tono grave.-Mañana pasaré por ti para ir a la fiesta de Matt, a las 8.
-Está bien –estaba consciente de que todos en el vestidor tenían sus miradas fijas en nosotros, inspeccionando cada movimiento que hacíamos, cada palabra y cada mirada. Realmente me ponían nerviosa, y más cuando recordé que para todos ellos éramos la nueva pareja de la escuela y para ellos debía ser muy extraño que le pidiera disculpas a mi “novio” por besarlo.
-Ahora vete, estoy desnudo frente a ti y el resto del equipo.
Mis mejillas se tornaron a un rosa fuerte cuando bajé la mirada y vi que, en efecto, estaba desnudo. Completamente. La primera vez que veía a un hombre desnudo y ese había sido Harry. Wow
-Si… creo que… mejor…adiós. –murmuré conteniendo mis locas ganas de tirarme por la ventana. Peor vergüenza no podía pasar.

Al día siguiente las chicas llegaron muy temprano a mi casa para así prepararnos para la fiesta. Valerie no podía contener su emoción por ir junto a Zayn, mientras que Lexie, Tamara y Camille irían juntas. Yo tenía que ir por obligación con Harry, y no es que me molestara mucho pero si me daban a elegir con quien ir, habría escogido sin dudas a Niall Horan.
Zayn pasó a buscar a Val más temprano de lo común pues dijo que debían hablar sobre lo de ser su modelo, aunque todas sabíamos que no era de eso precisamente de lo que quería hablar. Media hora más tarde llegó Harry a recogerme y aprovechamos su auto para llevar a las chicas.
Fue un viaje un tanto silencioso, sobre todo después de saludarnos como las parejas lo hacen. Ninguno de los dos hablaba y el único sonido que había en el auto era la música de Maroon 5. La tensión podía sentirse entre nosotros y gracias al cielo, las chicas no habían notado nada. Cuando llegamos a la gran casa de Matt y bajamos del auto nos quedamos mirando sin decir una palabra. No tenía idea el porqué era tan incomodo estar con él, quizá fue por el inesperado beso del día anterior o porque lo vi desnudo. De un momento a otro aparto la mirada y sin decir una palabra tomó mi mano para poder entrar de una vez por todas a la fiesta.
Lo primero que vi fue a Niall y a Alexandra bailando muy pegados en un rincón. Debo admitir que fue un poco doloroso verlos juntos, bastante doloroso. Caminamos hasta la barra mientras Harry aun sostenía mi mano y la apretaba con fuerza. Sin dudas había algo que le molestaba, pero no sabía que podría ser.
-Dos vodkas, por favor. –dijo, casi en un grito para que el barman lo escuchara. -¿bebes verdad?
-¿Me lo preguntas después de pedir por mi? –arqueé una ceja. –Que considerado.
-Aquí tiene –dijo el barman, antes de que Harry pudiera decir cualquier cosa.
-¿Me puedes decir que te sucede? –pregunté, dejando salir todo mi enojo ante su actitud.
-No te incumbe. –se limitó a decir, para luego tomar su vaso y dejarme sola en la barra.
Sin duda algo pasaba con Harry y no estaba segura si quería averiguarlo. ¿Qué tal si le había pasado algo a su hermanita? ¿O si le molestó que lo besara frente al equipo de futbol? No podía dejar de inferir sobre el extraño comportamiento de mi “novio”. Estaba tan perdida en mis pensamientos que ni cuenta me di cuando tomé el vaso y tomé de un solo sorbo casi todo el contenido.
-¡Santa Mierda! –el escozor en mi garganta era horrible. Dolía y dolía mucho, pero al cabo de unos segundos la horrible sensación pasó a ser una de alivio. Me hiso sentir mejor. –Otro por favor.
Y así pasé casi la mitad de la noche, tomando y tomando vodka como si el mundo se fuera a acabar. Ni siquiera me había molestado en buscar a Harry para saber si estaba bien. Nada me importaba, solo quería sentirme más tranquila y claramente el alcohol lo estaba consiguiendo.
-No te daré más, estas prácticamente borracha. –dijo el barman.
-¡Claro que no! -chillé –si quieres puedo pararme en un pie para que notes que estoy en perfectas condiciones. –Sin esperar su respuesta, me puse de pie y adopte una pose con mis piernas similar al número cuatro. Lo estaba consiguiendo. Estaba parada en un pie sin perder el equilibrio.
-Debes soltarte de la barra para que funcione –me dijo el idiota tras la barra.
Idiota-susurró mi conciencias. Y estuve muy de acuerdo con ella.
Solté mis manos lentamente logrando mantener el equilibrio por unos segundos, pero como si estaba borracha, caí.
-¿Estás bien, Iz? –preguntó mi príncipe, mientras me sostenía en sus brazos, evitando así que cayera al piso.
-Sí, eso creo. –susurré. Estábamos a tan solo unos centímetros de distancia, y se sentía tan bien tenerlo cerca que sin dudarlo ni un segundo y con la valentía que me daba el alcohol fluyendo en mi sangré, lo besé.
Para mi sorpresa no se separó de mí, como lo esperaba. Todo lo contrario, me cargó en sus brazos acercándome aun mas a su cuerpo y sin soltarme ni un segundo, subió las escaleras llevandome con él.

_____________________________