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El guardián- Nick y tu- Adaptacion

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El guardián- Nick y tu- Adaptacion - Página 2 Empty Re: El guardián- Nick y tu- Adaptacion

Mensaje por karenluna Lun 18 Jun 2012, 9:47 pm

Ola (:
ya cuando entro
bueno leí el 4 y 5 me encantaron, me encanta la nove
síguela pronto n.n
karenluna
avatar


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El guardián- Nick y tu- Adaptacion - Página 2 Empty Re: El guardián- Nick y tu- Adaptacion

Mensaje por TeamJonas2 Mar 19 Jun 2012, 3:42 am

Hola chicaas! Me alegra saber que os va gustando, aqui os dejo el capítulo 6!

CAPÍTULO 06

El Sailing Clipper era el típico bar de las pequeñas ciudades costeras: oscuro y apestando a moho, cigarrillos y alcohol pasado, era popular entre los trabajadores, que abarrotaban la barra y pedían Budweisers a gritos. A lo largo del muro del fondo, el escenario dominaba una pequeña pista de baile con el suelo ligeramente combado que casi nunca se vaciaba cuando había conciertos. Una docena de mesas, con las iniciales grabadas de prácticamente todos los que alguna vez habían cruzado la puerta, estaban dispuestas azarosamente y no hacían juego con los círculos de sillas que las rodeaban.
El grupo que estaba tocando, Ocracoke Inlet, era un habitual del Clipper. Al propietario, un hombre con una sola pierna al que la gente llamaba Joe el Inclinado, le gustaba el grupo porque tocaba canciones que ponían a la gente de buen humor, lo cual hacía que se quedaran, lo cual a su vez era bueno para el negocio porque pedían copas en grandes cantidades. No tocaba nada original, nada atrevido, nada que no pudiera encontrarse en cualquier jukebox del país, razón por la cual, pensaba Nicholas, a todo el mundo le gustaba tanto. Tantísimo. Cuando tocaba, la gente iba allí en manada, cosa que no sucedía con el grupo en el que tocaba él. Ni una vez, en cualquier caso, le habían pedido que tocara con ellos a pesar de que conocía a todos los integrantes de la banda. Fuera o no un grupo de segunda fila, ese hecho era deprimente.
Pero en realidad toda la noche había sido deprimente. Cielos, ahora que lo pensaba, toda la semana había sido deprimente. Desde el lunes, cuando ______(TN) se pasó para recoger sus llaves y casualmente (¡casualmente!) mencionó que el sábado iba a salir con Richard en lugar de pasar la noche con ellos, Nicholas había estado muerto de miedo. Había estado hablando acerca de la injusticia de todo aquello con tanta frecuencia que un par de clientes incluso se lo había comentado a Henry. Y lo que es peor: Nicholas no logró reunir el coraje necesario para hablar con ______(TN) el resto de la semana, sabedor de que si lo hacía, ella insistiría en saber qué era lo que le tenía tan molesto. No estaba listo para decirle la verdad, pero al verla entrar cada día en el taller se recordaba que no tenía ni idea de qué hacer al respecto.
Por supuesto, Henry y Emma eran geniales, y a él le gustaba salir con ellos. Pero siendo honesto: en noches como aquélla, Nicholas sabía que era el tercero en discordia en el grupo. Ambos tenían al otro para que les acompañara a casa. Nicholas, por su lado, no tenía a nadie a menos que contara el ratón que de vez en cuando correteaba por su cocina. Ambos tenían al otro para bailar; Nicholas tenía que quedarse sentado en la mesa solo la mayor parte del tiempo, leyendo etiquetas de cerveza mientras las arrancaba a tiras de las botellas. Y cuando Emma le pedía que bailara con ella, cosa que hizo regularmente aquella noche, Nicholas se dirigía a la pista con la cabeza gacha, rogándole a Dios que nadie le viera bailar con su hermana.
Hermana. Cuñada. Qué más daba. Los tecnicismos no eran importantes en un momento como aquél. Cuando ella se lo pidió, él se sintió como si su madre se hubiera ofrecido a acompañarle al baile de fin de curso porque no había sido capaz de encontrar una acompañante.
Aquella noche se suponía que las cosas no tenían que ser así. Se suponía que ______(TN) tenía que estar allí. Se suponía que ______(TN) tenía que ser la cuarta del grupo. Se suponía que ______(TN) tenía que ser la que bailara con él, sonriendo por encima de una copa, riendo y flirteando. Y allí hubiera estado de no ser por Richard.
Richard.
Odiaba a ese tipo.
No le conocía. No quería conocerle. No importaba. Con sólo pensar en su nombre se le ponía cara de pocos amigos, y hacía un buen rato que tenía esa cara de pocos amigos: la había tenido durante toda la velada.
Observando cuidadosamente a su hermano, Henry se acabó su última Coors y dejó la botella a un lado.
—Creo que deberías reducir el consumo de esa cerveza barata que estás bebiendo —comentó Henry—. Parece que te está provocando gases.
Nicholas levantó la mirada. Henry sonrió con complicidad al coger la botella de cerveza de Emma. Ella había ido al baño, y considerando las habituales colas que se formaban en lugares multitudinarios como aquél, Henry sabía que tardaría un rato. Ya había pedido otra.
—Estoy bebiendo lo mismo que tú.
—Es cierto —dijo Henry—, pero debes ser consciente de que algunos hombres soportan el alcohol mejor que otros.
—Sí, sí... Tú ve diciendo.
—Bueno, parece que no estamos de muy buen humor esta noche —dijo Henry.
—Te has estado metiendo conmigo todo el rato.
—Teniendo en cuenta el modo en que te has estado comportando últimamente, te lo mereces. Hemos cenado estupendamente, he estado dedicándote mi chispeante ingenio y Emma ha tratado de que no estuvieras todo el rato sentado en la mesa como un perdedor cuya cita le ha plantado.
—No es divertido.
—Ni tiene por qué serlo. Sólo estoy diciendo la verdad. Considérame tu oráculo. Cuando tengas alguna duda, cuando necesites respuestas, ven a mí. Por ejemplo: necesitas que alguien te ilumine en este asunto. Estás arruinando toda la velada.
—Mira, hago lo que puedo, ¿vale?
—Oh —dijo Henry, alzando una ceja—. Ya veo, perdona. Supongo que me estoy inventando esos suspiros tan profundos.
Nicholas arrancó el resto de la etiqueta de su botella e hizo con ella una bola.
—Sí, sí. Eres un tipo muy gracioso, Henry. Deberías actuar en Las Vegas. Créeme, sería el primero en ayudarte a hacer las maletas.
Henry se arrellanó en su silla.
—Venga ya, sólo me estoy divirtiendo un poco.
—Sí, a mi costa.
Henry levantó las manos con una expresión inocente.
—Eres el único que está aquí. ¿Con quién me iba a meter si no?
Nicholas le miró fijamente antes de darse la vuelta.
—Está bien, está bien, lo siento —dijo Henry—. Pero escucha: te lo diré de nuevo. Sólo porque haya salido con Richard no significa que hayas perdido tu oportunidad para siempre. En lugar de deprimirte, utilízalo como un reto. Quizá eso te motive para pedirle que salga contigo.
—Eso tenía planeado.
—¿En serio?
—Sí. Después de que habláramos el lunes, decidí hacer exactamente lo que has dicho. Se suponía que iba a hacerlo esta noche.
Henry le escudriñó.
—Bueno —dijo finalmente—. Estoy orgulloso de ti. Nicholas esperó a que dijera algo más, pero Henry permaneció en silencio.
—¿Qué? ¿No vas a reírte de mí?
—No veo por qué iba a hacerlo.
—¿Porque no me crees?
—No, sí que te creo. No tengo otro remedio.
—¿Por qué?
—Porque voy a ver cómo lo haces.
—¿Perdona?
—Los dioses están de tu lado, hermanito.
—¿De qué diablos estás hablando?
Henry levantó la barbilla y señaló hacia la puerta.
—¿A que no sabes quién acaba de entrar?


Richard permaneció al lado de ______(TN), junto a la puerta, mientras ella alargaba el cuello en busca de un lugar donde sentarse.
—No creí que hubiera tanta gente —gritó Richard por encima del ruido—. ¿Estás segura de que quieres quedarte? Venga, será divertido. Ya lo verás.
A pesar de que esbozó una fugaz sonrisa de asentimiento, Richard tenía sus dudas. Aquel lugar le pareció un refugio de los que bebían para ahogar sus penas, gente que anhelaba desesperadamente la compañía de un desconocido. Era, pensó, la clase de ambiente que daba a entender que todo el mundo, estuviera acompañado o no, había ido allí a ligar. ______(TN) encajaba en aquel lugar tan poco como él.
En el escenario, el grupo había empezado a tocar de nuevo y algunos se dirigían hacia la pista para sustituir a los que la abandonaban para tomarse un descanso. Richard acercó la cabeza al oído de ______(TN) y ella percibió su aliento.
—Vayamos a por una copa —dijo—, antes de ponernos a buscar un sitio donde sentarnos.
______(TN) asintió.
—Vale. Tú primero. La barra está allá al fondo.
Mientras Richard empezaba a escurrirse entre el gentío, se volvió y le ofreció su mano a ______(TN). Ella, sin dudarlo un instante, se la cogió. Cuando alcanzaron la barra, ella siguió cogida a él mientras levantaba la otra mano para llamar la atención del camarero.


—Así que es él, ¿eh?
Emma, con treinta y ocho años, era una mujer rubia de ojos verdes y temperamento alegre, lo cual compensaba con creces el hecho de que no fuera una belleza clásica. Bajita y de cara redonda, seguía dietas constantemente sin éxito, pero ni Nicholas ni Henry sabían por qué se molestaba. La gente le prestaba atención no por razones superficiales, sino por cómo era y por las cosas que hacía. Ejercía el voluntariado regularmente en su escuela infantil, y a las tres de la tarde, cada día, mantenía abierta la puerta de entrada con un ladrillo para que los niños del barrio tuvieran un lugar en el que reunirse. Y lo hacían: su casa era un avispero de actividad durante horas, mientras los niños entraban y salían, atraídos por las pizzas caseras que cocinaba casi a diario.
Pero si los niños la querían, Henry la adoraba y se consideraba afortunado por tenerla a su lado. Emma le hacía bien a Henry y viceversa; como con frecuencia les decían a los demás, estaban demasiado ocupados riéndose juntos como para discutir. Como a Henry, a Emma le encantaba gastar bromas, y cuando arrancaban, parecían darle cuerda al otro. ¿Y después de un par de copas? Cuidado, pensó Nicholas. Eran mortales, como tiburones que se comen a sus crías.
Para desgracia de Nicholas, sabía que en ese mismo momento él no era más que un pececillo nadando directamente hacia las fauces abiertas de Mamá Tiburón. El brillo hambriento de sus ojos le hizo querer zambullirse para ponerse a cubierto. ,
Henry asintió.
—Es él.
Emma siguió observando. ..
—No está nada mal, ¿no?
—Creo que Mabel utilizó la palabra «sexy» —añadió Henry.
Emma levantó un dedo, como si Henry fuera un abogado que hubiera hecho una observación importante ante un tribunal.
—Eso es, sexy. Muy sexy. De un modo elegante, aunque extraño.
Nicholas se cruzó de brazos y se hundió todavía más en su silla.
—Eso es exactamente lo que yo pienso —dijo Henry. Richard y ______(TN) todavía estaban en la barra y les mostraban el rostro de perfil—. Hacen una pareja estupenda —añadió.
—Sí. Llaman la atención entre los demás.
—Es como uno de esos artículos de la revista People sobre las parejas más glamourosas.
—Sí, como si fueran a protagonizar una película juntos.
—Ya vale, chicos —terció finalmente Nicholas—. Ya lo he cogido. Es fantástico, es maravilloso, es Don Perfecto.
Henry y Emma miraron a Nicholas, sus ojos refulgían de diversión.
—Nosotros no hemos dicho eso, Nicholas —protestó Henry—. Sólo decimos que lo parece.
Emma alargó el brazo y le dio una palmada en el hombro a Nicholas.
—Además —dijo—, no hay ninguna razón por la que perder la esperanza. El físico no es lo único que importa. Nicholas los observó.
Henry se había inclinado hacia Emma.
Creo que deberías saber que mi hermanito lo ha estado pasando un poco mal últimamente con este tema. Y a juzgar por su expresión, no creo que le estemos ayudando.
—¿En serio? —preguntó Emma inocentemente.
—Estaría mejor si dejarais de meteros conmigo. No habéis parado en toda la noche.
—Pero es que cuando te pones así eres un objetivo muy fácil. —Emma sonrió—. Es a lo que te arriesgas al poner esa cara de pocos amigos.
—Henry y yo ya hemos hablado de esto.
—Y no estás nada atractivo —dijo Emma, ignorando su comentario—. Hazle caso a una mujer con buen ojo. A menos que quieras perder la partida con un hombre así, será mejor que cambies de actitud antes de que sea demasiado tarde. Si sigues comportándote como lo has hecho durante toda la noche, ya puedes estar diciéndole adiós.
Nicholas parpadeó ante aquella muestra de honestidad.
—¿Tengo que actuar como si no me importara?
—No Nicholas, actúa como si te importara, como si quisieras lo mejor para ella.
—¿Y cómo lo hago?
—Sé su amigo.
—Ya soy su amigo.
—No, ahora mismo, no. Si fueras amigo suyo, te alegrarías por ella.
—¿Por qué iba a alegrarme de que esté con él?
—Porque —dijo Emma como si la respuesta fuera obvia—eso significa que está buscando al hombre que le conviene, y todo el mundo sabe quién es ese hombre. Al final, dudo seriamente que sea ese tipo de allí. —Sonrió y volvió a tocarle el hombro—. ¿Crees que te habríamos dado la lata así si no creyéramos que las cosas van a funcionar entre vosotros dos?
Por mucho que se riera de él, Nicholas supo al momento por qué Henry la quería tanto. Y por qué también él la quería.
Como a una hermana, por supuesto.
Finalmente llegaron las bebidas de ______(TN) y Richard —bourbon para él, Coca-Cola light para ella—y, después de pagar, Richard se guardó la cartera y miró hacia un lado, al hombre que estaba sentado en la otra punta del bar.
El hombre estaba removiendo su copa, aparentemente concentrado en sus cosas. Pero Richard esperó y, como sabía que sucedería, un instante después los ojos de aquel hombre se fijaron en ______(TN). Durante todo el rato que él y ______(TN) habían estado esperando sus copas, el hombre había estado mirándola, aunque había intentado ser discreto. Esta vez, sin embargo, Richard le miró a los ojos y sostuvo su mirada sin parpadear hasta que el hombre se dio la vuelta.
—¿A quién estás mirando? —preguntó ______(TN).
Richard negó con la cabeza.
—A nadie —dijo—. Sólo estaba pensando en otra cosa. —Sonrió.
—¿Estás preparado para saltar a la pista de baile? —preguntó ella.
—Todavía no. Creo que antes necesito tomarme mi copa.


Andrea, vestida con una ajustada minifalda negra, zapatos con tacón de aguja y un top que le dejaba la espalda al descubierto, estaba estirando su chicle y enrollándoselo en el dedo índice de puro aburrimiento mientras Cobra se tragaba su sexto chupito de tequila y le daba un mordisco a una rodaja de lima. Secándose la pulpa de los labios con el dorso de la mano, Cobra sonrió a Andrea, y su diente de oro reflejó la luz de neón de la señal que tenía tras él.
Cobra se había presentado en la peluquería con su Harley el jueves por la mañana —aunque Andrea no lo sabía, su nombre era mencionado con frecuencia en bares de motoristas de lugares tan lejanos como Louisiana—, y cuando se marchó Andrea ya le había dado su número de teléfono. Se pasó el resto del día pavoneándose por la peluquería, sintiéndose descaradamente satisfecha consigo misma.
En su embelesamiento, no había advertido las miradas de estima que Mabel le había dedicado, ni se había dado cuenta de que Cobra era, como todos los hombres con los que salía, un fracasado.
Él la había llamado aquella misma noche después de un par de cervezas y le había pedido que se reuniera con él y sus amigos en el Clipper. A pesar de que técnicamente no era una cita —él no se había ofrecido a recogerla, a ninguno de los dos se les había ocurrido sugerir que comieran algo antes—, Andrea estaba muy emocionada al colgar, pensando que se parecía tanto a una cita que podía considerarla como tal. Se había pasado una hora pensando qué debía ponerse —las primeras impresiones eran importantes—antes de salir de casa y encaminarse al Clipper para reunirse con Cobra.
La primera cosa que él hizo fue rodear con los brazos a Andrea, ponerle ambas manos en el culo y besarle el cuello.
A ella no le importó. A fin de cuentas, Cobra no era feo, especialmente si se le comparaba con los otros hombres con los que había salido. A pesar de que llevaba una camiseta negra con el dibujo de una calavera ensangrentada y protectores de piel sobre unos maltrechos vaqueros, no estaba gordo ni era peludo. Y el tatuaje de una sirena que llevaba en el brazo, debía admitirlo, era de un relativo buen gusto comparado con los otros que había visto. A Andrea no le gustaba tanto el diente de oro, pero Cobra parecía ser un hombre limpio, cosa que una nunca podía dar por sentada.
Sin embargo, Andrea acabó por darse cuenta de que la velada había sido una completa pérdida de tiempo y que ella había cometido un error al darle su número de teléfono. Y es que, después del primer par de chupitos, cuando la cosa parecía empezar a ponerse interesante, habían llegado unos cuantos amigos suyos y uno de ellos le había dicho que Cobra no era su verdadero nombre, sino el mote por el que le llamaban sus amigos. En realidad se llamaba Ed DeBoner.
Fue entonces cuando el interés empezó a decaer. Ni en sueños lo habría reconocido ante nadie. A diferencia de Cobra (o Serpiente, o Rata, o incluso Dean), Ed no era nombre para alguien que conducía una Harley, que estaba al otro lado de la ley y vivía la vida con total libertad. Ed no era nombre para un hombre de verdad. Por el amor de Dios, Ed era el nombre de un caballo que hablaba. Por no hablar de su apellido.
DeBoner.
Cuando él lo pronunció, Andrea estuvo a punto de escupir su bebida.
—¿Quieres ir a tu casa, nena? —preguntó Cobra, hablando con dificultad.
Andrea volvió a meterse el chicle en la boca.
—No.
—Entonces, tomémonos otra copa.
—No tienes dinero.
—Pues págame una copa y yo luego te lo devuelvo, nena.
A primera hora de la noche le había gustado que la llamara «nena», convencida de que la hacía parecer sensual, pero eso era cuando quien la llamaba así todavía era Cobra. No un tipo llamado Ed DeBoner. Andrea infló un globo y lo hizo explotar.
Cobra pareció ignorar su desdén. Metió la mano debajo de la mesa y la pasó por su muslo. Ella se puso en pie y se alejó de la mesa. Necesitaba otra copa.
Fue entonces cuando se acercó a la barra y reconoció a Richard.


La cara de ______(TN) se iluminó en cuanto vio a Nicholas, Henry y Emma en una mesa cerca de la pista de baile. Cogió de la mano a Richard.
—Ven —dijo—. Creo que veo un sitio en el que podremos sentarnos.
Se abrieron paso entre la multitud, cruzaron un extremo de la pista de baile y llegaron a la mesa.
—Hola, chicos, no esperaba veros aquí —dijo ______(TN)—. ¿Cómo estáis?
—Muy bien —dijo Henry—. Decidimos venir después de cenar para ver cómo estaba el ambiente.
Richard estaba detrás de ella y ______(TN) tiró de su mano. —Quiero que conozcáis a alguien. Richard: éstos son Henry y Emma, y éste es mi mejor amigo, Nicholas.
Henry extendió la mano.
—¿Qué tal?—dijo.
Richard dudó antes de encajarla. :
Hola —dijo solamente.
Nicholas y Emma fueron los siguientes. Cuando ______(TN) miró a Nicholas, éste sonrió amablemente, pese a que hacerlo a punto estuvo de acabar con él. En el cálido aire del bar, el rostro de ______(TN) estaba ligeramente colorado. Aquella noche, pensó Nicholas, estaba especialmente hermosa.
—¿Queréis sentaros? —ofreció Henry—. Tenemos un par de sillas de más.
—No, no queremos molestaros —dijo Richard.
—No es ninguna molestia. Venga, sentaos con nosotros —terció Emma.
—¿Estáis seguros de que no os importa? —preguntó ______(TN).
—No seas tonta —dijo Emma—. Aquí todos somos amigos.
______(TN) sonrió y rodeó la mesa para sentarse; Richard la siguió e hizo lo mismo. Una vez acomodados, Emma se inclinó sobre la mesa.
—Y bien, Richard —dijo—. Háblanos de ti.


Al principio, la conversación fue forzada, casi incómoda, porque Richard no contó mucho más que lo que le preguntaron directamente. De vez en cuando, ______(TN) aportaba información adicional por él, otras veces ella le daba algún codazo juguetón, como si le reprendiera, hasta que proseguía.
Y mientras habló, Nicholas hizo cuanto pudo para parecer interesado.
Y en cierto sentido, por propio interés, lo estaba, aunque sólo fuera para saber a qué se enfrentaba. Pero a medida que los minutos transcurrían, empezó a sentir que su futuro era como el de un salmón nadando contracorriente. Incluso entendió por qué ______(TN) estaba interesada en Richard. Era inteligente (y sí, atractivo, concedió, pero sólo si a uno le gustaban los tipos de facciones duras y atléticos), y a diferencia de Nicholas, era universitario y además había viajado mucho. A pesar de que no rió ni gastó muchas bromas —ni apreció las de Emma y Henry cuando las gastaron ellos—parecía que su incomodidad era más fruto de la timidez que de la arrogancia. Y estaba claro qué sentía por ______(TN). Cuando ella hablaba, la mirada de Richard no abandonaba su rostro, se comportaba como un marido despertándose la primera mañana de su luna de miel.
Durante todo el rato, Nicholas sonrió y asintió, maldiciendo las entrañas de Richard.
Un poco más tarde, cuando Emma y ______(TN) se enzarzaron en una de las noticias más recientes de la ciudad, Richard se terminó su copa. Después de preguntarle a ______(TN) si quería algo más, se excusó y se dirigió hacia la barra. Cuando Henry le preguntó si le importaba pedir un par de cervezas más, Nicholas se puso en pie y se ofreció a ir con Richard.
—Te ayudaré a traerlas.
Llegaron a la barra y el camarero les hizo la señal de que les atendería en cuanto pudiera. Richard se sacó la cartera y, a pesar de que Nicholas estaba a su lado, permaneció en silencio.
—Es una gran mujer —dijo finalmente Nicholas.
Richard se volvió y pareció estudiarlo antes de volver a darse la vuelta.
—Sí, lo es —dijo solamente.
Ninguno de los dos le dirigió al otro una sola palabra.
Cuando estuvieron de vuelta en la mesa, Richard le preguntó a ______(TN) si quería bailar; y después de despedirse, desaparecieron.


—Bueno, no ha sido tan difícil, ¿no?
Nicholas se encogió de hombros, reacio a responder.
—Y él parecía simpático —añadió Henry—. Un poco silencioso, pero educado.
Nicholas cogió su cerveza.
—No me gusta —dijo.
—Oh, qué sorpresa —dijo Henry, riendo.
—Creo que no me fío de él.
Henry siguió sonriendo con suficiencia.
—Bueno, como has dejado pasar tu oportunidad, creo que tendremos que esperar un rato.
—¿Qué oportunidad?
—Me has dicho que esta noche ibas a pedirle para salir.
—Cállate, Henry.
Un poco más tarde, Nicholas seguía sentado y repiqueteaba los dedos en la mesa. Henry y Emma habían ido a saludar a una pareja a la que conocían, y ahora que estaba solo, Nicholas trataba de comprender qué era exactamente lo que no le gustaba de Richard Franklin.
Además de lo obvio.
No, era más que eso. Independientemente de lo que Henry hubiera dicho o lo que ______(TN) pensara, Richard no le había parecido un hombre especialmente amable. Lo que había sucedido en la barra así lo indicaba. Cuando él había dicho lo que opinaba de ______(TN), Richard le había mirado como si ya hubiera advertido lo que Nicholas sentía por ella, y su rostro había expresado a las claras su opinión al respecto: «Has perdido, lárgate de aquí».
No era exactamente el sello distintivo de un hombre amable.
Así pues, ¿por qué ______(TN) no parecía ver el lado de Richard que él veía? ¿Y por qué a Henry y Emma les sucedía lo mismo? ¿O acaso todo aquello no era sino un producto de su imaginación?
Nicholas rememoró lo sucedido una vez más. «No —decidió finalmente—, no me lo imaginé. Sé lo que vi. Y Richard no me gusta.»
Se recostó en su silla y respiró hondo mientras escudriñaba la sala. Sus ojos encontraron a Richard y ______(TN) y los observó durante un momento antes de obligarse a apartar la mirada.
Durante la media parte del concierto, ______(TN) y Richard habían abandonado la pista de baile y se habían sentado en una pequeña mesa en el otro extremo del bar, y Nicholas había estado mirando hacia allá desde entonces. No podía evitarlo. A pesar de que intentaba simular que todavía estaba formándose una opinión de Richard, sabía que su necesidad de mirar tenía más que ver con lo que la gente siente al pasar junto al escenario de un espeluznante accidente. O, para ser más precisos, pensó, verlos juntos era como observar un coche despeñándose por un monstruoso acantilado desde detrás del parabrisas.
Así se lo parecía, en cualquier caso. A medida que transcurría la noche, no podía olvidar la idea de que sus posibilidades con ______(TN) parecían cada vez más remotas. Mientras Nicholas estaba sentado solo, ______(TN) y Richard se miraban a los ojos con una sonrisa bobalicona en la cara. Estaban susurrándose y riendo, disfrutando de la compañía del otro. Qué asco.
Al menos la última vez que había mirado, hacía apenas unos segundos.
Pero qué, se preguntó, ¿qué estaban haciendo ahora?
Lentamente, con total sutileza, la mirada de Nicholas empezó a dirigirse de nuevo hacia ellos. ______(TN) estaba mirando en otra dirección, así que afortunadamente no iba a verle observándola. Si le sorprendía mirándola, quizá ella le saludara con la mano, o asintiera y sonriera o, lo que es peor, le ignorara. Las dos primeras cosas le harían sentirse como un idiota, la última le rompería el corazón.
Cuando se volvió, vio a ______(TN) rebuscando en su bolso, con la mirada concentrada en su regazo.
La mirada de Richard, sin embargo, captó la suya y la escrutó fría y casi confiadamente. «Sí, Nicholas, sé que estás mirando.»
Nicholas se quedó helado, como un niño sorprendido birlando un billete de veinte dólares del monedero de su madre.
Quería apartar la mirada, pero no logró reunir la energía necesaria para moverse hasta que oyó una voz a su espalda. Miró por encima de su hombro y vio a Drew, la cantante del grupo, parada junto a la mesa.
—Hey, Nicholas —dijo Drew—, ¿tienes un momento? Me gustaría hablar contigo.


Una hora más tarde —y con Cobra ya totalmente borracho—, Andrea se dirigió hacia el baño. Tal y como había ido haciendo tras ver a Richard, escudriñó la sala en su busca mientras hacía cola. El y ______(TN) estaban saliendo de la pista de baile. Richard se inclinó para susurrarle algo al oído y después se dirigió hacia el baño de caballeros.
Sabiendo que pasaría junto a ella, Andrea se pasó rápidamente la mano por el cabello y se ajustó la falda y el top. Salió de la cola y se dirigió hacia él.
—Hey, Richard —dijo alegremente—. ¿Cómo estás?
—Muy bien, gracias —dijo. Aunque tardó un momento, Andrea percibió en su rostro que la reconocía—. ¿Andrea, verdad? Ella sonrió, pensando: «Sabía que me recordaría».
—No te había visto aquí antes.
—Es la primera vez que vengo.
—¿No te parece genial?
—No mucho.
—Oh, a mí tampoco, pero no hay muchos otros sitios a los que ir aquí. La vida en una pequeña ciudad, ¿sabes?
—Voy dándome cuenta —dijo.
—Los viernes por la noche es mejor.
—¿Ah, sí?
—Sí. Normalmente vengo los viernes. En realidad, casi todos los viernes estoy aquí.
El se detuvo, contemplándola directamente y sosteniendo su mirada, antes de señalar con la cabeza en dirección a ______(TN).
—Mira, me encantaría quedarme aquí contigo y charlar, pero no puedo.
—¿Porque estás con ______(TN)?
El se encogió de hombros.
—He venido con ella.
—Sí, ya lo sé —dijo Andrea.
—Bueno, me alegro de volver a verte —dijo él.
—Gracias. Yo también.
Un momento más tarde, él empujó la puerta y dejó que se cerrara tras él. Mientras Andrea miraba fijamente la puerta, Cobra se tambaleaba detrás de ella, farfullando alguna grosería sobre las funciones corporales.
En cuanto siguió a Richard a través de la puerta, Andrea decidió que había llegado el momento de marcharse.
Ver a Cobra una vez más, pensó, arruinaría la sensación que había tenido al mirar a los ojos de Richard.


Poco después de medianoche, con el mundo irradiando un color plateado, ______(TN) estaba en el porche con Richard. Las ranas y los grillos cantaban, una ligera brisa sacudía las hojas, e incluso Singer parecía aceptar de mejor grado a Richard. A pesar de que su cara asomaba por entre las cortinas y los estaba mirando atentamente, no hizo ningún sonido.
—Gracias por esta noche —dijo ella.
—De nada. Lo he pasado muy bien.
—¿Incluso en el Clipper?
—Si tú te los has pasado bien, celebro que hayamos ido.
—No es un lugar muy de tu gusto, ¿verdad?
Él se encogió de hombros.
—Para ser franco, habría preferido un lugar un poco más íntimo. Para que tú y yo pudiéramos estar solos.
—Hemos estado solos.
—No todo el rato.
Ella le miró con una expresión socarrona.
—¿Te refieres al rato que hemos estado sentados con mis amigos? —preguntó ella—. ¿Crees que lo he hecho porque no me lo estaba pasando bien?
—No he sabido qué pensar. A veces las mujeres lo hacen para huir cuando la cita no va bien. Como si dijeran: «¡Socorro! ¡Que alguien me rescate!».
Ella sonrió.
—Oh, no ha sido eso en absoluto. Ellos eran los amigos con los que tenía que cenar esta noche, y cuando los vi, quise saludarlos.
Los ojos de Richard se movieron bajo la luz del porche, después regresaron a ______(TN).
—Mira, ya sé que he estado muy callado con tus amigos. Lo siento. Nunca sé qué decir.
—Has estado muy bien. Estoy segura de que les has gustado.
—No estoy seguro de haberle gustado a Nicholas.
—¿Nicholas?
—Nos estaba observando.
A pesar de que ella no se había dado cuenta, no le extrañó en absoluto.
—Hace años que Nicholas y yo nos conocemos —dijo—. Solamente trata de cuidar de mí. Eso es todo.
Richard pareció pensar en eso. Finalmente, una pequeña sonrisa cruzó su rostro.
—De acuerdo —dijo. Durante un largo rato, ninguno de ellos dijo nada más. Después Richard se acercó a ella.
Esta vez, pese a que esperaba el beso y quería que la besara —o al menos creía que quería que lo hiciera—, tuvo una ligera sensación de alivio cuando él se volvió para marcharse un minuto más tarde.
«No tenemos ninguna prisa —pensó—. Si va bien, me daré cuenta.»
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El guardián- Nick y tu- Adaptacion - Página 2 Empty Re: El guardián- Nick y tu- Adaptacion

Mensaje por moneRo Lun 10 Dic 2012, 2:05 am

Ey nueva lectora! y te SUPLICO!!! que la sigas porfiiiiiiiiis (=
moneRo
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