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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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El Diario secreto [Joe J. y tu] TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: El Diario secreto [Joe J. y tu] TERMINADA
jummm joe es un tonto enserio
quien lo entiende ¬¬
quien lo entiende ¬¬
andreita
Re: El Diario secreto [Joe J. y tu] TERMINADA
Por dios con Joseph! me estresa, que la bese y ya.
SIGUELA
SIGUELA
Creadora
Re: El Diario secreto [Joe J. y tu] TERMINADA
MeliDeJonas escribió:Pero hablando en serio por el comentario
anterior ... Joe es irresistible jajaj
Mmm ahora en si es insoportable !
Pobre la rayis, solo el libro le tiro?
Yo lo tiraba del carruaje okno...
No se , pero yo creo que todo
esto se arregla con un beso jajj
Siguelaa !
jaja si te apoyo con lo del beso
andreita
Re: El Diario secreto [Joe J. y tu] TERMINADA
CAPITULO 9 Parte III
En toda su vida, Joe había hecho cosas de las que no estaba orgulloso. Había bebido demasiado y vomitado sobre una alfombrilla valiosa. Había apostado dinero que no tenía. E incluso una vez había montado su caballo con demasiada dureza y poco cuidado y había dejado al caballo cojo durante una semana.
Pero nunca se había sentido tan rastrero como mientras miraba el perfil de _____, dirigido de forma tan decidida hacia la ventana.
Tan decididamente lejos de él.
No habló durante un largo momento. Dejaron atrás Londres, atravesando las afueras donde los edificios se volvieron más escasos y lejanos entre sí, y finalmente alcanzaron el ondulado campo abierto.
Ella no lo miró ni una vez. Lo sabía. La había estado mirando.
Y por eso, por fin, puesto que no podía tolerar otra hora más de silencio, ni podía llegar a plantearse qué era exactamente lo que significaba aquel silencio, habló.
—No pretendía insultarte, _____ —dijo en voz suave—, pero sé cuando algo es una mala idea. Y tener un lío amoroso contigo es una idea extremadamente mala.
Ella no se giró, pero le oyó decir:
—¿Por qué?
La miró, incrédulo.
—¿En qué estás pensando, _____? ¿No te importa nada tu reputación? Si corren rumores sobre nosotros, estarás arruinada.
—O tendrías que casarte conmigo —dijo con voz baja y socarrona.
—Lo que no tengo intención de hacer. Lo sabes. —Juró en voz baja. Dios santo, aquello estaba saliendo todo mal—. No quiero casarme con nadie. —Explicó—. Y eso también lo sabes.
—Lo que yo sé —le devolvió ella con rapidez, los ojos con destellos de evidente furia— es que… —y entonces se paró, cerrando con fuerza la boca y cruzándose de brazos.
—¿Qué? —exigió él.
Ella volvió a girarse hacia la ventana.
—No lo entenderías. —Y luego agregó—. Ni me escucharías.
Su tono despectivo fue como si tuviese uñas arañándole bajo la piel.
—Oh, por favor. La petulancia no te pega.
Ella se giró con rapidez.
—¿Y cómo debería actuar? Dime, ¿cómo se supone que me tengo que sentir?
Los labios de él se curvaron.
—¿Agradecida?
—¿Agradecida?
Él se sentó hacia detrás, su cuerpo entero era una prueba viva de insolencia.
—Podría haberte seducido, ¿sabes? Con facilidad. Pero no lo hice.
Ella jadeó y se echó hacia detrás, y cuando habló, su voz fue baja y letal.
—Eres odioso, Joseph.
—Sólo estoy diciéndote la verdad. ¿Y sabes por qué no hice más? ¿Por qué no retiré el camisón de tu cuerpo, te acosté y te tomé allí mismo en aquel sofá?
Los ojos de ella se abrieron como platos, y su respiración se volvió audible, y él supo que estaba siendo crudo, grosero, y sí, odioso, pero no podía detenerse, no podía detener su franqueza, porque, maldita fuese, ella tenía que entender. Tenía que comprender quién era él en realidad, y de lo que era y no era capaz de hacer.
Y aquello… aquello. Por ella. Había logrado hacer lo honorable por ella, ¿y no estaba siquiera agradecida?
—Te lo diré —prácticamente siseó—. Me contuve por el respeto que te tengo. Y te diré algo… —se detuvo, perjuró, y ella lo miró interrogante, atrevida, provocadora, como diciendo: ni siquiera sabes lo que quieres decir.
Pero ése era el problema. Lo sabía, y había estado a punto de decir lo mucho que la había deseado. Que si hubiesen estado en cualquier otro lugar que no fuese la casa de sus padres, no estaba seguro de haberse detenido.
No estaba seguro de haber podido detenerse.
Pero ella no necesitaba saber aquello. No lo sabría. No necesitaba aquel poder sobre él.
—Puedes creerlo —musitó, más para sí mismo que para ella—. No quería arruinar tu futuro.
—Mi futuro es cosa mía —contestó enfadada—. Sé lo que hago.
Resopló desdeñoso.
—Tienes veinte años. Te crees que lo sabes todo.
Ella lo miró enfadada.
—Cuando yo tenía veinte, creía que lo sabía todo —dijo él encogiéndose de hombros.
Los ojos de ella se entristecieron.
—Yo también —dijo suavemente.
Joe intentó ignorar el desagradable nudo de culpa que se retorcía en su estómago. Ni siquiera estaba seguro de por qué se sentía culpable, y de hecho, todo aquello era ridículo. No debería sentirse culpable por no tomar su inocencia, y todo lo que logró pensar en decir fue:
—Algún día me darás las gracias por ello.
Lo miró incrédula.
—Suenas igual que tu madre.
—Te estás poniendo hosca.
—¿Puedes culparme? Me estás tratando como a una niña, cuando sabes muy bien que soy una mujer.
Al nudo de culpabilidad le crecieron tentáculos.
—Puedo tomar mis propias decisiones —dijo desafiante.
—Es obvio que no. —Se inclinó hacia delante, un peligroso centelleo en sus ojos—. O no me habrías dejado bajarte el vestido la semana pasada y besarte los pechos.
Ella se sonrojó con el carmesí profundo de la vergüenza, y su voz tembló con acusación cuando dijo:
—No intentes decir que es culpa mía.
Él cerró los ojos y se pasó ambas manos por el pelo, consciente de que acababa de decir algo muy, muy estúpido.
—Por supuesto que no es culpa tuya, _____. Por favor, olvida que he dicho eso.
—Igual que quieres que olvide que me besaste. —Su voz estaba desprovista de toda emoción.
—Sí. —La miró y vio una especie de falta de vida en sus ojos, algo que nunca antes había visto en su cara—. Oh, Dios, _____, no te pongas así.
—No hagas esto, haz aquello. —Gritó—. Olvida esto, no olvides aquello. Aclárate, Joseph. No sé qué quieres. Y creo que tú tampoco.
—Soy mayor que tú nueve años —dijo con voz imponente—. No me menosprecies.
—Lo siento mucho, su alteza.
—No hagas eso, ____.
Y la cara de ella, que había estado tan reservada y gélida, de repente estalló con emoción.
—¡Deja de decirme lo que tengo que hacer! ¿Alguna vez se te ha ocurrido que yo quería que me besaras? ¿Qué quería que me desearas? Y me deseas, lo sabes. No soy tan tonta como para que puedas convencerme de lo contrario.
Joe sólo pudo mirarla fijamente, susurrando:
—No sabes lo que dices.
—¡Claro que sí! —Los ojos le centelleaban, y las manos se le curvaron en temblorosos puños, y él tuvo una terrible y horrible premoción de que aquel era el momento. Todo dependía de aquel momento, y supo, sin ni siquiera pensar en lo que ella diría, y en lo que él le contestaría, que no terminaría bien.
—Sé exactamente lo que estoy diciendo —dijo ella—. Te deseo.
El cuerpo de él se tensó, y el corazón le bramó en el pecho. Pero no podía permitir que aquello continuase.
—_____, sólo crees desearme —dijo con rapidez—. Nunca has besado a nadie antes, y…
—No me trates con condescendencia. —Sus ojos lo miraron directamente, y estaban ardiendo de deseo—. Sé lo que quiero, y te deseo a ti.
Él aspiró de forma irregular. Se merecía ser santificado por lo que estaba a punto de decir.
—No. No me deseas. Es un encaprichamiento.
—¡Maldito seas! —explotó—. ¿Estás ciego? ¿Estás sordo, tonto y ciego? ¡No es un encaprichamiento, idiota! ¡Te quiero!
Oh, Dios mío.
—¡Siempre te he querido! Desde que nos conocimos la primera vez hace nueve años. Te he querido todo este tiempo, cada minuto.
—Oh, Dios mío.
—Y no intentes decirme que es un enamoramiento infantil porque no lo es. Puede que lo fuese en algún momento, pero ya no.
Joe no dijo nada. Sólo se quedó allí sentado como un imbécil y la miró.
—Yo sólo… conozco mi corazón, y te quiero, Joe. Y si tienes la más mínima pizca de decencia, dirás algo, porque he dicho todo lo que posiblemente podía decir, y no puedo soportar el silencio y… oh, ¡Por amor de Dios! ¿Vas a parpadear al menos?
Él ni siquiera fue capaz de hacer aquello.
CHAN!
Vieron el livechat de Joe anoche? Estaba very very very beautifull (?
Ademas dijo; 'Argentina is amazing' y yo grite, salte, casi me caigo de mi silla askasjklas (soy de argentina)
y se vienen nuevas canciones, EN ESPAÑOL!
Disfruten el cap chicas y el capitulo que viene (diez) es muy interesante! :twisted:
Daai.Jonas.Lovato
Re: El Diario secreto [Joe J. y tu] TERMINADA
Siii dijo que argentina
es increibe y que tal vez venia !!!
casiiii muero !!!
La rayis se le declaro !!
Siguela XD
es increibe y que tal vez venia !!!
casiiii muero !!!
La rayis se le declaro !!
Siguela XD
# TeamBullshit
Re: El Diario secreto [Joe J. y tu] TERMINADA
:O..la rayis s ele declaro!!!
pero el sigue siendo un tonto..y asi va a dejar las cosas..jummm
ya queiro saber que pasa
sigue!!!!!!!!!!!!
pero el sigue siendo un tonto..y asi va a dejar las cosas..jummm
ya queiro saber que pasa
sigue!!!!!!!!!!!!
Julieta♥
Re: El Diario secreto [Joe J. y tu] TERMINADA
AY POR DIOS. ¡LE DIJO TODO!
¡LE DIJO QUE LO QUERÍA! ¡QUE LO QUERÍA HACE TANTO TIEMPO!
OMG. lajdlkajsdlkajsd jajaja no lo puedo creer.
¡me encanto el cap!
¡LE DIJO QUE LO QUERÍA! ¡QUE LO QUERÍA HACE TANTO TIEMPO!
OMG. lajdlkajsdlkajsd jajaja no lo puedo creer.
¡me encanto el cap!
Invitado
Invitado
Re: El Diario secreto [Joe J. y tu] TERMINADA
OMJ ! ..
Al fin le dijo que lo quería ..
porque será que las mujeres siempre son las primeras en confesar que lo quieren ? ..
Jajaja ..
bueno pero está vez , ella explotó ..
y por eso se lo dijo ..
si Joe no la hubiese provocado , ..
tal vez el idiota de Joe aún no se habría dado cuenta ..
porque si es un idiota ..
porque como está eso de que ni parpadeó ? ..
UISHH ..
es un perfecto pero hermoso idiota (: ..
SI-GUE-LAA ! ..
Al fin le dijo que lo quería ..
porque será que las mujeres siempre son las primeras en confesar que lo quieren ? ..
Jajaja ..
bueno pero está vez , ella explotó ..
y por eso se lo dijo ..
si Joe no la hubiese provocado , ..
tal vez el idiota de Joe aún no se habría dado cuenta ..
porque si es un idiota ..
porque como está eso de que ni parpadeó ? ..
UISHH ..
es un perfecto pero hermoso idiota (: ..
SI-GUE-LAA ! ..
Jess Jonas ..
Re: El Diario secreto [Joe J. y tu] TERMINADA
OH DIOS como lo dejaras asi??
SIGUELAAA
SIGUELAAA
Creadora
Re: El Diario secreto [Joe J. y tu] TERMINADA
CAPÍTULO 10 parte I
Dos días más tarde, Joseph parecía seguir estando algo aturdido.
_____ no había intentado hablar con él, ni siquiera se le había acercado, pero de vez en cuando lo pillaba mirándola con expresión insondable. Sabía que lo había agitado puesto que él ni siquiera tenía la presencia de ánimo de apartar la mirada cuando sus ojos se encontraban. Sólo se la quedaba mirando fijamente durante un largo momento, entonces parpadeaba y se apartaba.
Ella seguía esperando que en algún momento asintiese.
No obstante, se las habían arreglado para no estar en el mismo lugar al mismo tiempo durante la mayor parte del fin de semana. Si Joe salía a cabalgar, _____ exploraba el invernadero. Si ella daba un paseo por los jardines, Joe jugaba a las cartas.
Realmente civilizados. Muy adultos.
Y, pensaba más de una vez, totalmente desgarrador.
No se veían en las comidas. Lady Chester se enorgullecía de sus habilidades como casamentera, y puesto que era impensable que Joseph y ______ se involucraran románticamente, no los sentaba cerca. Siempre estaba rodeado por un grupo de jóvenes y preciosas jovencitas, y ______ la mayoría de las veces se veía relegada a hacer compañía a viudas de la tercera edad. Suponía que Lady Chester no tenía muy buena opinión sobre su habilidad para atrapar un marido deseable. En cambio, Demi estaba siempre sentada con tres extremadamente atractivos y ricos hombres, uno a su derecha, otro a su izquierda, y otro al otro lado de la mesa.
_____ aprendió bastante sobre los remedios caseros para la gota.
Lady Chester, sin embargo, había dejado las parejas al azar para uno de sus planeados eventos, y aquél era su búsqueda anual del tesoro. Los invitados debían buscar en equipos de dos. Y puesto que el objetivo de cada invitado era casarse o embarcarse en un escarceo (dependiendo, por supuesto, del estatus marital de cada uno), cada equipo estaría formado por un hombre y una mujer. Lady Chester había escrito los nombres de sus invitados en trocitos de papel y luego había puesto todas las damas en una bolsa y a los caballeros en otra.
En aquel momento estaba metiendo la mano en una de aquellas bolsas. _____ sintió deseos de vomitar.
—Sir Anthony Waldove y… —Lady Chester introdujo la mano en la otra bolsa—. Lady Jonas.
_____ soltó el aire, sin darse cuenta hasta ese momento de que había estado conteniendo el aliento. Haría cualquier cosa por ser emparejada con Joseph, y cualquiera para evitarlo.
—Pobre mamá —le susurró Demi al oído—. Sir Anthony Waldove es bastante lerdo. Será ella la que tenga que hacer todo el trabajo.
_____ se llevó un dedo a los labios.
—Nos puede oír.
—El señor William Fitzhugh y… la señorita Charlotte Gladdish.
—¿Con quién deseas formar pareja? —le preguntó Olivia.
_____ se encogió de hombros. Si no era asignada a Joseph, realmente no importaba.
—Lord Joseph y… —el corazón de Miranda dejó de latir— …Lady Demetria Jonas. ¿No es dulce? Llevamos haciendo esto cinco años, y este es nuestro primero equipo hermano-hermana.
______ comenzó a respirar otra vez, sin estar segura de si estaba decepcionada o aliviada.
Demi, sin embargo, no tenía dudas de sus sentimientos.
—¡Quel desastre! —musitó, en su típicamente chapurreado francés—. Todos esos caballeros, y me toca con mi hermano. ¿Cuándo será la próxima ocasión en que se me permita vagar por ahí sola con un caballero? Es una pena, te lo digo, una pena.
—Podría ser peor —dijo ____ pragmática—. No todos los caballeros que están ahí son, eh, caballeros. Al menos sabes que tu hermano no intentará violarte.
—Es poco consuelo, te lo aseguro.
—Demi…
—Shhh, acaban de nombrar a Lord Westholme.
—Y en cuanto a las damas… —Lady Chester estaba emocionada—. ¡La señorita ____ Cheever!
Demi le dio un codazo.
—¡Qué suerte!
Ella sólo se encogió de hombros.
—Oh, no actúes como una mujerzuela —la reprendió —. ¿No crees que es divino? Daría mi pie izquierdo por estar en tu lugar. Dime, ¿por qué no cambiamos lugares? No hay reglas contra eso. Y después de todo, mi hermano te gusta.
Sólo que demasiado, pensó _____ con tristeza.
—¿Y bien? ¿Lo harás? ¿A menos que también le hayas echado el ojo a Lord Westholme?
—No —contestó, intentando no sonar consternada—. No, claro que no.
—Entonces hagámoslo —dijo Demi excitada.
____ no sabía si debía aprovechar la oportunidad o correr a su habitación y esconderse en el armario. De cualquier forma, no tenía ninguna buena excusa para negarse a la petición de su amiga. Demi ciertamente querría saber por qué no quería estar a solas con Joe. ¿Y entonces qué diría ella? ¿Es sólo que le dije a tu hermano que lo amaba, y temo que me odie? ¿No puedo estar a solas con Joseph porque temo que intente violarme? ¿No puedo estar a solas con él porque me temo que podría intentar violarle?
El pensamiento la hizo querer reír.
O llorar.
Pero Demetria la estaba mirando expectante, en aquella Demetriana manera que había perfeccionado a la edad de, oh, tres años, y ____ se dio cuenta de que en realidad no importaba lo que dijese o hiciese, iba a terminar siendo la pareja de Joe.
No es que Demi fuese una mimada, aunque quizás lo era un poco. Era sólo que cualquier intento por parte de _____ para eludir el asunto se encontraría con una pregunta tan precisa y tan persistente que era probable que terminase revelándolo todo.
Punto en el que tendría que huir del país. O al menos, encontrar una cama donde esconderse. Durante una semana.
Así que suspiró. Y asintió. Y pensó en la parte buena y en días mejores, y dedujo que ninguno era visible.
Demi le cogió la mano y le dio un apretón.
—Oh, _____, ¡gracias!
—Espero que a Joseph no le importe —dijo con cautela.
—Oh, no le importará. Probablemente se pondrá de rodillas y dará gracias por no tener que pasar la tarde entera conmigo. Opina que soy una mocosa.
—No es verdad.
—Sí que lo es. A menudo me dice que debería ser más como tú.
_____ se giró sorprendida.
—¿En serio?
—Ajá. —Pero la atención de Demi había regresado a Lady Chester, quien estaba completando la tarea de unir hombres y mujeres. Cuando hubo finalizado, los hombres se levantaron para buscar a sus compañeras.
—¡_____ y yo hemos intercambiado lugares! —exclamó Demi cuando Joe se acercó a su lado—. ¿No te importa, no?
—Claro que no —dijo.
Pero ______ no hubiese apostado siquiera un cuarto de penique a que estaba diciendo la verdad. Después de todo, ¿qué otra cosa podía decir él?
Lord Westholme llegó poco después, y aunque fue lo suficientemente educado como para intentar ocultarlo, parecía encantado con el cambio.
Joseph no dijo nada.
Demi le lanzó a ____ un perplejo ceño, el cual ignoró.
—¡Aquí está vuestra primera pista! —gritó Lady Chester—. ¿Podrían los caballeros, por favor, acercarse a coger sus sobres?
Joe y Lord Westholme caminaron hasta el centro de la habitación y regresaron unos segundos después con unos crujientes sobres blancos.
—Abramos el nuestro fuera —le dijo Demi a Lord Westholme, lanzando una breve y pícara sonrisa a Joe y ____—. No me gustaría que nadie nos espiase mientras discutimos nuestra estrategia.
Aparentemente, el resto de competidores tuvieron la misma idea, porque un momento después, él y ____ se encontraron en total soledad.
Él respiró hondo y plantó las manos en sus caderas.
—Yo no pedí el cambio —dijo con rapidez—. Su hermana quería que lo hiciera.
Él alzó una ceja.
—¡No fui yo! —protestó—. Demi está interesada en Lord Westholme, y cree que piensas que es una mocosa.
—Es una mocosa.
En aquel instante ella no se sintió particularmente inclinada a disentir, pero aún así dijo:
—Difícilmente podía saber lo que hacía cuando nos emparejó.
—Podrías haberte negado al cambio —dijo él sin rodeos.
—¿Oh? ¿Sobre qué base? —exigió irritada. Él no tenía por qué estar tan disgustado porque hubiesen acabado como compañeros—. ¿Cómo sugieres que le explique que no podemos pasar la tarde juntos?
Joseph no contestó porque no tenía respuesta, supuso. Simplemente dio media vuelta sobre los talones y salió con paso airado de la habitación.
_____ lo observó un momento, y entonces, cuando se hizo aparente que no tenía intenciones de esperarla, dejó escapar un pequeño jadeo y se apresuró tras él.
—Joe, ¡no corras tanto!
Él se paró en seco, los exagerados movimientos de su cuerpo mostraban claramente su impaciencia hacia ella.
Cuando ella llegó a su lado, la cara de él sostenía una aburrida y molesta expresión.
—¿Sí? —dijo alargando la palabra.
_____ hizo lo que pudo para controlarse.
—¿Podemos al menos ser civilizados el uno con el otro?
—No estoy enfadado contigo, _____.
—Bueno, ciertamente lo finges muy bien.
—Estoy frustrado —dijo, de una forma que ella estaba totalmente segura de que iba destinada a conmocionarla. Y luego se quejó—. De muchas formas que podrías imaginar.
_____ podía imaginar, lo hacía a menudo, y se sonrojó.
—Abre el sobre, ¿vale? —musitó.
Él se lo tendió, y ella lo rasgó para abrirlo.
—Encontrad vuestra siguiente pista bajo un sol en miniatura —leyó.
Ella le lanzó una mirada. Ni siquiera la estaba mirando. No es que no estuviese mirándola a ella en particular, era sólo que estaba mirando al vacío, pareciendo como si más bien estuviese en otra parte.
—El invernadero de naranjas —declaró ella, casi en el punto en el que no le importaba si él iba a participar o no—. Siempre he pensado en las naranjas como diminutas piezas de sol.
Él asintió bruscamente y le hizo un gesto con el brazo para que ella fuese delante. Pero había algo bastante descortés y condescendiente en sus movimientos, ______ sintió una abrumadora urgencia de apretar los dientes y gruñir mientras se adelantaba con paso airado.
Sin decir una palabra, salió de la casa hacia el invernadero. Realmente él no podía esperar que acabaran de una vez con aquella maldita búsqueda del tesoro, ¿verdad? Bueno, ella estaría feliz de complacerlo. Era lo suficientemente inteligente; aquellas pistas no deberían ser demasiado difíciles de descifrar. Podrían estar de vuelta en sus respectivas habitaciones en una hora.
En efecto, encontraron una pila de sobres bajo un naranjo. Sin una palabra, Joseph se inclinó para coger uno y se lo tendió.
Con igual silencio, ____ rasgó el sobre. Leyó la pista y luego se la pasó a él.
LOS ROMANOS PODRÁN AYUDARTE A ENCONTRAR LA SIGUIENTE PISTA.
Si estaba irritado por su silencioso comportamiento, no lo demostró. Sólo dobló el trozo de papel y la miró con expresión de aburrida expectación.
—Está bajo un arco —dijo ella en tono práctico—. Los romanos fueron los primeros en usarlos como arquitectura. Hay varios en el jardín.
Así fue. Diez minutos después, recogieron otro sobre.
—¿Sabes cuántas pistas tenemos que conseguir antes de finalizar? —preguntó Joseph.
Era la primera frase desde que habían comenzando, y concernía a cuándo se libraría de ella. ____ apretó los dientes ante el insulto, negó con la cabeza, y abrió el sobre. Tenía que permanecer serena. Si le dejaba hacer siquiera una grieta en su fachada, se rompería completamente en pedazos. Dominando sus rasgos para permanecer impasibles, sacó el trozo de papel y leyó:
—Necesitaréis cazar para la próxima prueba.
—Algo relacionado con la caza, supongo —dijo él.
Ella alzó las cejas.
—¿Has decidido participar?
—No seas mezquina, _____.
Ella dejó salir el aire, irritada y decidió ignorarlo.
Dos días más tarde, Joseph parecía seguir estando algo aturdido.
_____ no había intentado hablar con él, ni siquiera se le había acercado, pero de vez en cuando lo pillaba mirándola con expresión insondable. Sabía que lo había agitado puesto que él ni siquiera tenía la presencia de ánimo de apartar la mirada cuando sus ojos se encontraban. Sólo se la quedaba mirando fijamente durante un largo momento, entonces parpadeaba y se apartaba.
Ella seguía esperando que en algún momento asintiese.
No obstante, se las habían arreglado para no estar en el mismo lugar al mismo tiempo durante la mayor parte del fin de semana. Si Joe salía a cabalgar, _____ exploraba el invernadero. Si ella daba un paseo por los jardines, Joe jugaba a las cartas.
Realmente civilizados. Muy adultos.
Y, pensaba más de una vez, totalmente desgarrador.
No se veían en las comidas. Lady Chester se enorgullecía de sus habilidades como casamentera, y puesto que era impensable que Joseph y ______ se involucraran románticamente, no los sentaba cerca. Siempre estaba rodeado por un grupo de jóvenes y preciosas jovencitas, y ______ la mayoría de las veces se veía relegada a hacer compañía a viudas de la tercera edad. Suponía que Lady Chester no tenía muy buena opinión sobre su habilidad para atrapar un marido deseable. En cambio, Demi estaba siempre sentada con tres extremadamente atractivos y ricos hombres, uno a su derecha, otro a su izquierda, y otro al otro lado de la mesa.
_____ aprendió bastante sobre los remedios caseros para la gota.
Lady Chester, sin embargo, había dejado las parejas al azar para uno de sus planeados eventos, y aquél era su búsqueda anual del tesoro. Los invitados debían buscar en equipos de dos. Y puesto que el objetivo de cada invitado era casarse o embarcarse en un escarceo (dependiendo, por supuesto, del estatus marital de cada uno), cada equipo estaría formado por un hombre y una mujer. Lady Chester había escrito los nombres de sus invitados en trocitos de papel y luego había puesto todas las damas en una bolsa y a los caballeros en otra.
En aquel momento estaba metiendo la mano en una de aquellas bolsas. _____ sintió deseos de vomitar.
—Sir Anthony Waldove y… —Lady Chester introdujo la mano en la otra bolsa—. Lady Jonas.
_____ soltó el aire, sin darse cuenta hasta ese momento de que había estado conteniendo el aliento. Haría cualquier cosa por ser emparejada con Joseph, y cualquiera para evitarlo.
—Pobre mamá —le susurró Demi al oído—. Sir Anthony Waldove es bastante lerdo. Será ella la que tenga que hacer todo el trabajo.
_____ se llevó un dedo a los labios.
—Nos puede oír.
—El señor William Fitzhugh y… la señorita Charlotte Gladdish.
—¿Con quién deseas formar pareja? —le preguntó Olivia.
_____ se encogió de hombros. Si no era asignada a Joseph, realmente no importaba.
—Lord Joseph y… —el corazón de Miranda dejó de latir— …Lady Demetria Jonas. ¿No es dulce? Llevamos haciendo esto cinco años, y este es nuestro primero equipo hermano-hermana.
______ comenzó a respirar otra vez, sin estar segura de si estaba decepcionada o aliviada.
Demi, sin embargo, no tenía dudas de sus sentimientos.
—¡Quel desastre! —musitó, en su típicamente chapurreado francés—. Todos esos caballeros, y me toca con mi hermano. ¿Cuándo será la próxima ocasión en que se me permita vagar por ahí sola con un caballero? Es una pena, te lo digo, una pena.
—Podría ser peor —dijo ____ pragmática—. No todos los caballeros que están ahí son, eh, caballeros. Al menos sabes que tu hermano no intentará violarte.
—Es poco consuelo, te lo aseguro.
—Demi…
—Shhh, acaban de nombrar a Lord Westholme.
—Y en cuanto a las damas… —Lady Chester estaba emocionada—. ¡La señorita ____ Cheever!
Demi le dio un codazo.
—¡Qué suerte!
Ella sólo se encogió de hombros.
—Oh, no actúes como una mujerzuela —la reprendió —. ¿No crees que es divino? Daría mi pie izquierdo por estar en tu lugar. Dime, ¿por qué no cambiamos lugares? No hay reglas contra eso. Y después de todo, mi hermano te gusta.
Sólo que demasiado, pensó _____ con tristeza.
—¿Y bien? ¿Lo harás? ¿A menos que también le hayas echado el ojo a Lord Westholme?
—No —contestó, intentando no sonar consternada—. No, claro que no.
—Entonces hagámoslo —dijo Demi excitada.
____ no sabía si debía aprovechar la oportunidad o correr a su habitación y esconderse en el armario. De cualquier forma, no tenía ninguna buena excusa para negarse a la petición de su amiga. Demi ciertamente querría saber por qué no quería estar a solas con Joe. ¿Y entonces qué diría ella? ¿Es sólo que le dije a tu hermano que lo amaba, y temo que me odie? ¿No puedo estar a solas con Joseph porque temo que intente violarme? ¿No puedo estar a solas con él porque me temo que podría intentar violarle?
El pensamiento la hizo querer reír.
O llorar.
Pero Demetria la estaba mirando expectante, en aquella Demetriana manera que había perfeccionado a la edad de, oh, tres años, y ____ se dio cuenta de que en realidad no importaba lo que dijese o hiciese, iba a terminar siendo la pareja de Joe.
No es que Demi fuese una mimada, aunque quizás lo era un poco. Era sólo que cualquier intento por parte de _____ para eludir el asunto se encontraría con una pregunta tan precisa y tan persistente que era probable que terminase revelándolo todo.
Punto en el que tendría que huir del país. O al menos, encontrar una cama donde esconderse. Durante una semana.
Así que suspiró. Y asintió. Y pensó en la parte buena y en días mejores, y dedujo que ninguno era visible.
Demi le cogió la mano y le dio un apretón.
—Oh, _____, ¡gracias!
—Espero que a Joseph no le importe —dijo con cautela.
—Oh, no le importará. Probablemente se pondrá de rodillas y dará gracias por no tener que pasar la tarde entera conmigo. Opina que soy una mocosa.
—No es verdad.
—Sí que lo es. A menudo me dice que debería ser más como tú.
_____ se giró sorprendida.
—¿En serio?
—Ajá. —Pero la atención de Demi había regresado a Lady Chester, quien estaba completando la tarea de unir hombres y mujeres. Cuando hubo finalizado, los hombres se levantaron para buscar a sus compañeras.
—¡_____ y yo hemos intercambiado lugares! —exclamó Demi cuando Joe se acercó a su lado—. ¿No te importa, no?
—Claro que no —dijo.
Pero ______ no hubiese apostado siquiera un cuarto de penique a que estaba diciendo la verdad. Después de todo, ¿qué otra cosa podía decir él?
Lord Westholme llegó poco después, y aunque fue lo suficientemente educado como para intentar ocultarlo, parecía encantado con el cambio.
Joseph no dijo nada.
Demi le lanzó a ____ un perplejo ceño, el cual ignoró.
—¡Aquí está vuestra primera pista! —gritó Lady Chester—. ¿Podrían los caballeros, por favor, acercarse a coger sus sobres?
Joe y Lord Westholme caminaron hasta el centro de la habitación y regresaron unos segundos después con unos crujientes sobres blancos.
—Abramos el nuestro fuera —le dijo Demi a Lord Westholme, lanzando una breve y pícara sonrisa a Joe y ____—. No me gustaría que nadie nos espiase mientras discutimos nuestra estrategia.
Aparentemente, el resto de competidores tuvieron la misma idea, porque un momento después, él y ____ se encontraron en total soledad.
Él respiró hondo y plantó las manos en sus caderas.
—Yo no pedí el cambio —dijo con rapidez—. Su hermana quería que lo hiciera.
Él alzó una ceja.
—¡No fui yo! —protestó—. Demi está interesada en Lord Westholme, y cree que piensas que es una mocosa.
—Es una mocosa.
En aquel instante ella no se sintió particularmente inclinada a disentir, pero aún así dijo:
—Difícilmente podía saber lo que hacía cuando nos emparejó.
—Podrías haberte negado al cambio —dijo él sin rodeos.
—¿Oh? ¿Sobre qué base? —exigió irritada. Él no tenía por qué estar tan disgustado porque hubiesen acabado como compañeros—. ¿Cómo sugieres que le explique que no podemos pasar la tarde juntos?
Joseph no contestó porque no tenía respuesta, supuso. Simplemente dio media vuelta sobre los talones y salió con paso airado de la habitación.
_____ lo observó un momento, y entonces, cuando se hizo aparente que no tenía intenciones de esperarla, dejó escapar un pequeño jadeo y se apresuró tras él.
—Joe, ¡no corras tanto!
Él se paró en seco, los exagerados movimientos de su cuerpo mostraban claramente su impaciencia hacia ella.
Cuando ella llegó a su lado, la cara de él sostenía una aburrida y molesta expresión.
—¿Sí? —dijo alargando la palabra.
_____ hizo lo que pudo para controlarse.
—¿Podemos al menos ser civilizados el uno con el otro?
—No estoy enfadado contigo, _____.
—Bueno, ciertamente lo finges muy bien.
—Estoy frustrado —dijo, de una forma que ella estaba totalmente segura de que iba destinada a conmocionarla. Y luego se quejó—. De muchas formas que podrías imaginar.
_____ podía imaginar, lo hacía a menudo, y se sonrojó.
—Abre el sobre, ¿vale? —musitó.
Él se lo tendió, y ella lo rasgó para abrirlo.
—Encontrad vuestra siguiente pista bajo un sol en miniatura —leyó.
Ella le lanzó una mirada. Ni siquiera la estaba mirando. No es que no estuviese mirándola a ella en particular, era sólo que estaba mirando al vacío, pareciendo como si más bien estuviese en otra parte.
—El invernadero de naranjas —declaró ella, casi en el punto en el que no le importaba si él iba a participar o no—. Siempre he pensado en las naranjas como diminutas piezas de sol.
Él asintió bruscamente y le hizo un gesto con el brazo para que ella fuese delante. Pero había algo bastante descortés y condescendiente en sus movimientos, ______ sintió una abrumadora urgencia de apretar los dientes y gruñir mientras se adelantaba con paso airado.
Sin decir una palabra, salió de la casa hacia el invernadero. Realmente él no podía esperar que acabaran de una vez con aquella maldita búsqueda del tesoro, ¿verdad? Bueno, ella estaría feliz de complacerlo. Era lo suficientemente inteligente; aquellas pistas no deberían ser demasiado difíciles de descifrar. Podrían estar de vuelta en sus respectivas habitaciones en una hora.
En efecto, encontraron una pila de sobres bajo un naranjo. Sin una palabra, Joseph se inclinó para coger uno y se lo tendió.
Con igual silencio, ____ rasgó el sobre. Leyó la pista y luego se la pasó a él.
LOS ROMANOS PODRÁN AYUDARTE A ENCONTRAR LA SIGUIENTE PISTA.
Si estaba irritado por su silencioso comportamiento, no lo demostró. Sólo dobló el trozo de papel y la miró con expresión de aburrida expectación.
—Está bajo un arco —dijo ella en tono práctico—. Los romanos fueron los primeros en usarlos como arquitectura. Hay varios en el jardín.
Así fue. Diez minutos después, recogieron otro sobre.
—¿Sabes cuántas pistas tenemos que conseguir antes de finalizar? —preguntó Joseph.
Era la primera frase desde que habían comenzando, y concernía a cuándo se libraría de ella. ____ apretó los dientes ante el insulto, negó con la cabeza, y abrió el sobre. Tenía que permanecer serena. Si le dejaba hacer siquiera una grieta en su fachada, se rompería completamente en pedazos. Dominando sus rasgos para permanecer impasibles, sacó el trozo de papel y leyó:
—Necesitaréis cazar para la próxima prueba.
—Algo relacionado con la caza, supongo —dijo él.
Ella alzó las cejas.
—¿Has decidido participar?
—No seas mezquina, _____.
Ella dejó salir el aire, irritada y decidió ignorarlo.
Daai.Jonas.Lovato
Re: El Diario secreto [Joe J. y tu] TERMINADA
Se comporta estupidamente mal. Pon otro cap por favor!
Creadora
Re: El Diario secreto [Joe J. y tu] TERMINADA
Me enoja el comportamiento de Joe
si esta enojado o algo que al menos
lo disimule y que participe un poco !
Siguela
PD: A mi también me gustaría una maratón XD
si esta enojado o algo que al menos
lo disimule y que participe un poco !
Siguela
PD: A mi también me gustaría una maratón XD
# TeamBullshit
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