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"Secretos De Una Noche De Verano" {Nick y Tu} -- Adaptación-

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Mensaje por Danne G. Vie 16 Mar 2012, 6:43 am

Aquí les dejo el otro capi chicas y de una vez lamento decirles que estaré una semana en OFF, puede que tenga algún tiempito para subirles capi pero empieza mi semana de exámenes en la uni y debo estudiar MUCHO. Entonces veremos en el transcurso que sucede. Si veo que no podré ni pasarme, hoy mismo o mañana les subo una maratón de 3 ó 4 capis. ¿Vale?

Disfrútenlo, un beso.


5° Capítulo.



No era difícil adivinar por qué el nombre de «Hampshire» derivaba del antiguo término,«hamm», vocablo que hacía referencia a un pastizal húmedo. Ese tipo de pastizal abundaba en todo el condado, así como los brezales y las frondosas arboledas que en otro tiempo se habían distinguido como coto de caza de la realeza. Gracias al contraste, de las escarpadas colinas y los profundos y verdes valles, sumado a la existencia de ríos abundantes en truchas, Hampshire ofrecía una amplia gama de actividades para todo aquel que disfrutara del deporte. La propiedad del conde de Westcliff Stony Cross Park, estaba situada al igual, que una joya en un fértil valle fluvial que se extendía placidamente a través de numerosas hectáreas de bosques. Siempre parecía haber invitados en Stony Cross Park, dado que Westcliff era un anfitrión consumado además de un ávido aficionado a la caza.
A simple vista, lord Westcliff, se merecía la reputación de hombre de honor intachable y elevados principios. No pertenecía al grupo de aristócratas envueltos en continuos escándalos, puesto que no parecía tolerar ni las intrigas ni la resbaladiza moral que imperaba en la, sociedad Londinense. Al contrario, pasaba la mayor parte de su tiempo en el campo ocupado con sus responsabilidades y preocupado por las necesidades de sus arrendatarios. Viajaba a Londres en ocasiones, con el fin de vigilar sus intereses o de participar en algún asunto político que exigiera su presencia.
Fue durante uno de esos viajes cuando ______________ conoció al conde, tras ser presentados en una fiesta. Si bien no era un hombre de belleza clásica, Westcliff poseía cierto atractivo. De estatura media y con la vigorosa apariencia física de un deportista experimentado estaba rodeado por un aura de inconfundible virilidad. Si a todo ello se le sumaba la inmensa fortuna personal que poseía, por no mencionar su título -uno de los condados más antiguos del reino-, no había duda de que Westcliff era el mejor partido de toda Inglaterra. Como no podía ser de otro modo, ______________ no perdió el tiempo de y comenzó a flirtear con él durante ese primer encuentro. No obstante, Westcliff estaba más que acostumbrado a recibir ese tipo de atenciones por parte de las jóvenes más ambiciosas y la catalogo como una cazamaridos de inmediato... Y eso le había dolido, aunque no fuese más que la pura verdad.

Desde el momento en que ______________ fue objeto del desaire del conde, se esforzó por evitarlo. Sin embargo, daba la casualidad de que apreciaba a la hermana pequeña de Westcliff, lady Olivia, una muchacha de buen corazón y de la misma edad que ella, estigmatizada por un escándalo en el pasado. Y fue gracias a la amabilidad de lady Olivia que ______________ y Evie acabaron con una invitación a la fiesta. Durante unas cuantas semanas, no sólo las presas de cuatro patas sino también las que caminaban sobre dos, estarían sometida a un asedio en Stony Cross Park...
-Milady-exclamó ______________, cuando lady Olivia salió a recibirlas-. ¡Qué amable ha sido al invitamos! Londres resultaba de lo más sofocante durante estos días; el estimulante clima de Hampshire es justo lo que necesitábamos.
Lady Olivia sonrió. A pesar de ser una joven de pequeña estatura, modesta y de rasgos corrientes, en esa ocasión parecía inusualmente hermosa: su rostro brillaba de felicidad. De acuerdo con Lillian y Daisy, lady Olivia estaba prometida aun millonario americano. «¿Se trata de",un matrimonio por amor?», había preguntado ______________ en la última carta les escribiera, a lo que Lillian le había contestado que eso era lo que se comentaba. «Sin embargo», había agregado Lillian no sin cierta ironía, «mi padre dice que la asociación entre ambas familias será del todo favorable para los intereses económicos de Lord Westcliff, motivo por el cual éste dio su consentimiento para el enlace». Para el conde, el amor no era tan importante como las cuestiones prácticas.
Devolviendo sus pensamientos al presente, ______________ sonrió cuando lady Olivia la tomó de las manos para darle la bienvenida.
-Y ustedes son precisamente lo que nosotros necesitamos-replico lady Olivia con una carcajada-. Este lugar está saturado de hombres ansiosos por practicar actividades deportivas; tuve que informar al conde de que necesitábamos invitar a algunas, mujeres con el fin de mantener un clima razonablemente civilizado. Vamos, déjenme que las acompañe a sus habitaciones.
Tras alzar la falda de su nuevo vestido de muselina color salmón, regalo de Lillian, ______________ se dispuso a seguir a lady Olivia, que ya subía las escaleras que conducían al vestíbulo de entrada.
-¿Cómo está Lord Westcliff?-preguntó mientras ascendía por un lateral de la majestuosa escalera doble-. Espero que goce de buena salud.
-Mi hermano se encuentra bastante bien, gracias. Pero me temo que está distraído con los preparativos de mi boda. Insiste en supervisar todos y cada uno de los detalles.
-Un reflejo del afecto que le tiene, estoy segura de ello -dijo Philipa.
Lady Olivia dejó escapar una irónica carcajada.
-Más bien es un' reflejo de la necesidad de controlar todo lo que le rodea, Me temo que no va a resultar nada fácil encontrar una novia que posea de carácter suficiente para manejarlo.
Conciente de la elocuente mirada que su madre le lanzó, ______________ movió la cabeza de modo de disimulada negativa. No sería nada bueno alentar las esperanzas de Philippa al respecto. Sin embargo...

-Da la casualidad de que conozco a una joven encantadora que aun esta soltera-comentó-Americana, de hecho.
-¡Se refiere a una de las hermana Bowman? -Preguntó lady Olivia- todavía no las conozco aunque su padre ha visitado Stony Cross con anterioridad.
-Ambas son encantadoras en todos los aspectos -informó ______________.
-Excelente-exclamo Lady Olivia-.Tal vez aún podamos encontrarle pareja a mi hermano.

Al llegar al segundo piso, se detuvieron con el fin de echar un vistazo a la gente que se arremolinaba en el vestíbulo de entrada, por debajo de donde ellas se encontraban.
-Me temo que no hay tantos hombres solteros como cabría esperar-comentó lady Olivia-. No obstante, hay unos cuantos… Así de repente, se me ocurre lord Kendall. Si quiere, puedo presentárselo en cuanto se presente una oportunidad.
-Gracias, le estaría muy agradecida.
-Sin embargo, creo que es un tanto reservado -añadió lady, Olivia-. Tal vez no resulte demasiado atractivo para una persona tan llena de vida como usted, ______________.
-Al contrario -replicó ______________ sin dilación-. Creo que un hombre reservado es de lo más atractivo. Un caballero que se comporte con decoro y reserva me resulta más agradable que aquellos que tienen por costumbre vanagloriarse y alardear de sí mismos.
«Como Nicholas Hunt», pensó de modo sombrío; la alta estima en la que el hombre se tenía a si mismo no podría ser más obvia.
Antes de que lady alivia pudiera contestarle, la mirada de la joven resultó atraída por la de un caballero alto y de cabello rubio que acababa de entrar en el vestíbulo inferior. Con una actitud estudiadamente descuidada, apoyó el hombro en una de las columnas y metió las manos en los bolsillos de su chaqueta. ______________ supo de inmediato que era americano. Esa sonrisa irreverente, los ojos azules y la actitud despreocupada con la que llevaba su elegante ropa lo delataban. Y para mayor confirmación, lady Olivia se ruborizo y su respiración pareció alterarse por el modo en que ,el hombre la observaba.

-Perdónenme, por favor -les dijo con aire distraído. -Yo... Mí prometido... Creo que me necesita para algo. -y con esa explicación, se alejó mientras les lanzaba un vago comentario por encima del hombro acerca de que su habitación era la quinta puerta a la derecha.
Al instante, apareció una doncella que las acompañó el resto del camino. ______________ exhaló un suspiro.
-La competencia por Lord Kendall será encarnizada -recalcó con preocupación-.Espero que no lo hayan atrapado ya.
-Estoy segura de que no será el único caballero soltero que asista a la fiesta -comentó Philippa de modo optimista-, Además, no debemos olvidar al mismo lord Westcliff.
-No te hagas ilusiones al respecto-advirtió ______________ con sequedad-. El conde no quedó lo que se dice subyugado por mi presencia cuando nos presentaron.
-Lo que denota una enorme falta de criterio por su parte -fue la indignada respuesta de su madre.
______________ sonrió y tomó la mano de Philippa, que aún estaba enfundada en el guante, para darle un cariñoso apretón.
-Gracias, mamá. Pero será mejor que ponga mi empeño en un objetivo mucho más asequible.

A medida que llegaban los invitados, eran acompañados a sus respectivas habitaciones con el fin de que disfrutaran de una pequeña siesta, en previsión de la cena y el baile de bienvenida que se celebraría esa misma noche. Las damas que querían entregarse a una sesión de cotilleo se congregaron en uno de los saloncitos y en el salón de naipes, mientras los caballeros se entretenían jugando al billar o fumando en la biblioteca. Una vez que la doncella acabó de deshacer su equipaje, Philippa decidió echar una pequeña siesta en su habitación. La estancia era pequeña, pero encantadora, con las paredes cubiertas con papel francés de motivos florales y las ventanas adornadas con cortinas de seda azul pálido.
______________, que estaba demasiado nerviosa e impaciente como para dormir, llegó a la conclusión de que Evie, y las Bowman ya habrían llegado, a esas alturas. No obstante, era probable que quisieran descansar un rato tras el viaje, por lo que decidió que, en lugar de soportar unas horas de forzosa inactividad, prefería explorar los alrededores de la mansión. El día era cálido y soleado y ansiaba hacer un poco de ejercicio tras el largo trayecto en carruaje. Se puso un vestido mañanero de muselina azul, adornado con hileras de diminutos frunces cuadrados, y salió de la habitación.
Se escabullo por una puerta lateral tras cruzarse con vados criados por el camino y recibió la agradable calidez de los rayos del sol. Stony Cross Park estaba envuelto en una atmósfera maravillosa. No era difícil imaginarse que el lugar era un sitio mágico emplazado en una tierra muy lejana. El bosque colindante era tan denso y profundo que tenía una apariencia prehistórica y los jardines, que se extendían a lo largo y ancho de cinco hectáreas en la parte trasera de la casa, resultaban demasiado perfectos para ser reales. Había bosquecillos, claros cubiertos de hierba, estanques y fuentes. Era un jardín variado que alternaba la tranquilidad con un tumultuoso despliegue de colores. Un jardín bien cuidado en el que cada brizna de hierba había sido cortada con meticulosidad y las esquinas de los setos se habían arreglado con una precisión admirable.
Desprovista de sombrero y guantes, pero imbuida de una repentina inyección de optimismo, ______________ aspiró una profunda bocanada de aire campestre. Rodeó los bordes de los jardines dispuestos en terrazas que había en la parte trasera de la mansión y siguió un sendero de gravilla que discurría entre los elevados parterres de amapolas y geranios. El aire no tardó en cargase con el perfume de las flores a medida que el camino dejó atrás un muro de piedra, cubierto con rosales florecidos de color rosa y crema.
Atravesó con lentitud una huerta donde crecían añosos perales a los que la edad había conferido caprichosas formas. Un poco más lejos, tras atravesar un dosel de abedules plateados, llegó a una hondonada en la que crecían una serie de bosquecillos que parecían fundirse a la perfección con el bosque que se observaba a lo lejos. El sendero de gravilla acababa en un pequeño círculo en cuyo centro había una mesa de piedra. Al acercarse, ______________ pudo ver los restos de dos velas derretidas que habían sido colocadas directamente sobre la pétrea superficie. Sonrió con cierta melancolía, consciente de que la privacidad del claro lo convertía en el lugar perfecto para un interludio romántico.
Para rematar el ambiente de ensueño, cinco rollizos patos de color blanco atravesaron el claro en fila, camino del estanque artificial emplazado al otro lado del jardín. Según parecía, los animales estaban más que acostumbrados a la multitud de visitantes que acudía a Stony Cross Park, dado que hicieron caso omiso de la presencia de ______________. Se limitaron a graznar de modo audible, movidos por la expectativa de alcanzar el agua, y su marcha resultó de ese modo tan cómica que ______________ no pudo más que prorrumpir en carcajadas.
Antes de que la risa la abandonara por completo, escuchó el sonido de unas fuertes pisadas sobre la gravilla. Se trataba de un hombre y resultaba evidente que regresaba de dar un paseo por el bosque. Había alzado la cabeza para contemplarla con una expresión extasiada y en esos momentos la miraba directamente a los ojos.
______________ se quedó pasmada.
«Nicholas Hunt», pensó, incapaz de pronunciar palabra debido a la impresión que le producía su presencia en Stony Cross. Siempre lo había asociado con la vida de la ciudad; solía vedo en el interior de los edificios, por la noche, confinado entre paredes, ventanas y corbatas almidonadas. No obstante, allí, en medio de la soleada naturaleza que los rodeaba, parecía un hombre del todo diferente. Sus amplios hombros, que tan irreconciliables parecían con el corte estrecho de los trajes de etiqueta, parecían ser más que adecuados para el tejido rústico de su chaqueta de caza y para la camisa que llevaba sin corbata alguna y que, por tanto, dejaba su garganta a la vista. Estaba más bronceado que de costumbre; su piel había adquirido un oscuro tono ambarino por haber pasado gran parte de su tiempo al aire libre. Un rayo de sol rozó su corto cabello y arrancó un destello de profundo color castaño en lugar del esperado negro. Su rostro, exquisitamente delineado por la luz del sol, tenía un rictus severo que le daba un aire distinguido e impresionante. Los únicos toques de delicadeza que poseía eran las largas y curvadas pestañas oscuras, junto con la exuberante curva de su labio inferior; rasgos que resultaban mucho, más fascinantes dada la inflexible expresión que los acompañaba.
Hunt y ______________ se contemplaron con silenciosa perplejidad, como si alguien acabara de formular una pregunta para la que ninguno de los dos tenía respuesta.
El momento se alargó hasta rayar en la incomodidad antes de que Nicholas Hunt hablara por fin:
-Hermoso sonido -dijo con suavidad.
______________ tuvo que esforzarse para que le saliera la voz.
-¿Cual? -preguntó.
-El de su risa.
______________ sintió una aguda punzada en mitad del pecho que no fue ni dolorosa ni placentera. La sensación tuvo un efecto tan devastador que le resultó imposible recordar si había experimentado algo semejante con anterioridad. De modo inconsciente, alzó los dedos hacia ese lugar situado entre las costillas donde acababa de sentir el pinchazo. Los ojos de Hunt siguieron el movimiento de su mano antes de regresar muy lentamente hasta su rostro. Comenzó a acercarse hacia la mesa de piedra, acortando de ese modo la distancia que los separaba.
-No esperaba encontrada aquí. -Su mirada la recorrió de arriba abajo y la sometió a un exhaustivo examen-. Pero, claro, es el lugar más lógico para una mujer en su situación.
______________ entre cerró los ojos.
-¿En mi situación?
-Intentando pescar a un marido -aclaró, él. Ella le respondió con una mirada altiva. -Yo no trato de «pescar» a nadie, señor Hunt.
-Coloca el cebo -prosiguió-, lanza el anzuelo y marea a su incauta presa hasta que ésta yace jadeante en el muelle.
Los labios de ______________ se fruncieron en un gesto tenso.
-Puede quedarse tranquilo, señor Hunt, ya que no tengo intención de separado de su preciosa libertad. Usted es el último de mi lista.
-¿Qué lista? -Hunt la estudió en el incómodo silencio que se produjo mientras él mismo buscaba la respuesta-. ¡Ah!¿De verdad tiene usted una lista de posibles candidatos a marido? -Sus ojos chispearon, burlones-. Es un alivio escuchar que no formo parte de la competición, puesto que ya he decidido evitar a toda costa que me enclaustren en el mercado matrimonial. Sin embargo, no puedo evitar preguntarle una cosa: ¿Quién está a la cabeza de su lista?
______________ se negó a contestar. Aun cuando se avergonzaba de esa tendencia a demostrar su nerviosismo, fue incapaz de contenerse y su mano se acercó a los restos de cera de una de la velas para arrancar pequeños trocitos con las uñas.
- Westcliff, con seguridad -aventuró Hunt. I
______________ dejó escapar un soplido desdeñoso y se sentó en el borde de la mesa. El sol había templado la envejecida y suave superficie.

-Por supuesto que no. No me casaría con el conde aunque me lo suplicara de rodillas.
Hunt soltó una sincera carcajada al escuchar la flagrante mentira.
-¿ Un lord de rancio abolengo y semejante fortuna? Usted no se detendría ante nada para atraparlo.
Con un gesto despreocupado, se sentó en el extremo opuesto de mesa y ______________ tuvo que esforzarse para no demostrar el temor que le provocaba su proximidad. Por regla general, la etiqueta dictaba que en las conversaciones entre una dama y un caballero éste jamás hiciera cierto tipo de cosas..., como avergonzar a la dama, insultarla o aprovecharse de ella en cualquier sentido. No obstante, con Nicholas Hunt no había garantía alguna de que algo así no pudiera suceder.
-¿Por qué ha venido usted? -le preguntó ella.
-Soy amigo de Westcliff -contestó con sencillez.
______________ era incapaz de imaginarse al conde afirmando ser amigo de alguien como Hunt.
-¿Y por qué iba él a relacionarse con usted? Y no intente afirmar que tienen algo en común; ambos son tan diferentes como la noche y el día.
-Da la casualidad de que el conde y yo tenemos intereses comunes. A ambos nos gusta la caza y compartimos un buen número de opiniones políticas. Al contrario que otros nobles, Westcliff se niega a verse encadenado por las restricciones de la vida aristocrática.
-¡Dios Santo!-exclamó ______________ a modo de burla-. Parece considerar la aristocracia como una especie de encarcelamiento.
-Para, serle sincero, así es.
-En ese caso, estoy impaciente por que me, encarcelen y arrojen las llaves al mar.
El comentario arrastró una carcajada a Hunt.
-Usted, encajaría a la perfección en el papel de esposa de un aristócrata.
Consciente de que el comentario estaba lejos de ser un cumplido, ______________ lo observo con el ceño fruncido,
-Me pregunto por qué pasa usted tanto tiempo entre los aristócratas, si tanto le desagradan.

Los ojos de Hunt brillaron con malicia.
-Son de cierta utilidad y no me desagradan; simplemente no siento deseo alguno de convertirme en uno de ellos. Por si no ha notado, la nobleza (o al menos, el estilo de vida que ha llevado hasta ahora) está a punto de desaparecer...
______________ reaccionó con una mirada atónita, realmente asombrada por semejante afirmación.
-¿ Qué quiere decir?
-La mayoría de la, aristocracia rural está viendo cómo desaparece su fortuna, dividida y menguada por la cantidad de parientes cercanos que precisan de apoyo... Por no mencionar la transformación que está experimentando la economía, algo con lo que la nobleza se ve obligada a enfrentarse. La preeminencia de los grandes terratenientes está llegando rápidamente a su fin. Sólo los hombres como Westcliff (un hombre abierto a las nuevas perspectivas) podrán capear el temporal.
-Con su inestimable ayuda, por supuesto -concluyó ______________.
-Exacto -dijo Hunt con tal complacencia que hizo reír a ______________, muy a pesar de sí misma.
-¿ Alguna vez ha considerado la idea de aparentar cierto grado de modestia, señor Hunt? Por simple educación.
-No creo en la falsa modestia.
-Tal vez la gente lo apreciara más si lo hiciera.
-¿Sería su caso?
______________ hundió las uñas en la cera de suave color pastel y alzó una mirada fugaz a Hunt con el fin de observar la expresión burlona que de seguro asomaría en sus ojos. Para su total asombro, ésta no apareció. El hombre parecía haberse tomado su respuesta totalmente en serio. Bajo su intenso escrutinio, ______________ sintió que un humillante rubor ascendía por su rostro. No se sentía muy cómoda en semejante situación, allí hablando a solas con Nicholas Hunt mientras él se arrellanaba a su lado con todo el aspecto de un pirata ocioso al acecho. Bajó la mirada hasta la enorme mano que el había colocado sobre la mesa y se fijó en sus dedos: eran largos, estaban limpios y el sol los había bronceado; sus uñas estaban cortadas al máximo, sin dejar apenas opción a que se viera el extremo.

-La palabra «apreciar» tal vez resulte excesiva -puntualizó ______________, aflojando la presión que su mano ejercía sobre los restos de la vela. Cuanto más intentaba controlar el rubor, peores eran los resultados, de modo que acabó sonrojada hasta la raíz del cabello-. Supongo que podría tolerar su compañía con más facilidad si usted intentara comportarse como un caballero.
-¿Por ejemplo?
-Para empezar... esa costumbre de corregir a la gente...
-¿Acaso la sinceridad no es una virtud?
-Sí, pero ¡hace imposible que se pueda mantener una conversación!-Ignorando la risa profunda de Hunt, ______________ continuó- Y ese modo que tiene usted de hablar abiertamente sobre el dinero resulta de lo más vulgar; sobre todo para aquellos que se encuentran en los círculos más elevados. Las personas educadas fingen no tener interés alguno por el dinero, por el modo de ganarlo, de invertirlo ni por ninguno de los temas de los que a usted le gusta discutir.
-Nunca he comprendido por qué el empeño en hacer fortuna se contempla con tanto desdén.
-Tal vez porque ese empeño suele ir acompañado de ciertos vicios: la avaricia, el egoísmo, la hipocresía...
-No es mi caso.
______________ al una ceja.
-¿Cómo?
Hunt esbozó una sonrisa y sacudió despacio la cabeza mientras el sol brillaba sobre su cabello castaño oscuro.
-Si fuera avaricioso y egoísta, me quedaría con la mayor parte de los beneficios que producen mis negocios. No obstante, mis socios podrán confirmarle que han acabado siendo gratamente recompensados por sus inversiones. Y mis empleados disfrutan de un sueldo digno, se mire por donde se mire. En cuanto a la hipocresía..., creo que es de lo más obvio que mi problema es justo el opuesto. Soy sincero; lo cual es casi imperdonable en la sociedad civilizada.
Por alguna razón, ______________ fue incapaz de reprimir la sonrisa que le provocaba ese maleducado granuja. Se apartó de la mesa y se sacudió el polvo de la falda.
-No pienso seguir desperdiciando mi tiempo aconsejándole que sea educado cuando es obvio que no le interesa ni lo más mínimo serlo.
-No ha desperdiciado su tiempo -contestó él, acercándose a ella desde el otro lado de la mesa-. Voy a considerar con total seriedad la posibilidad de cambiar mis modales.
-No se moleste -replicó ella, sin dejar de sonreír-. Me temo., que el suyo es un caso perdido. Ahora, si me disculpa, voy a reanudar mi paseo por el jardín. Que tenga una tarde agradable, señor Hunt.
-Permítame acompañarla--le dijo en voz baja-. De ese modo, puede usted seguir aleccionándome. Incluso le prestaré atención.
______________ arrugó la nariz con descaro.
-No, no lo hará-dijo, antes de alejarse por el camino de grava, muy consciente de la mirada de Hunt clavada en su espalda, que no la abandonó hasta adentrarse de nuevo en la peraleda.



Danne G.
Danne G.


Http://seduccionpeligrosaposecion.blogspot.com

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Mensaje por raqel d' Jonas(NJJ<3 Vie 16 Mar 2012, 7:32 am

AAAH ME ENCANTOOO DIOS ESA ______ QUE NO VE QUE NICHOLAS QUIERE ESTAR CON ELLA DIOS SI YO FUERA ELLA DIOS NICHOLAS NI IBA A APARECER POR LA CALLE XD SEGUILAA CUANDO PUEDAS
raqel d' Jonas(NJJ<3
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http://twitter.com/#!/raqel_JBROTHERS

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Mensaje por chelis Vie 16 Mar 2012, 10:42 am

AAAAAAAAAAAAAAIIIII
YO CREOOO QUE YA ESTA CAYENDINDOOO ______
JEJEJEJE
chelis
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http://www.twitter.com/chelis960

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Mensaje por Flor Vie 16 Mar 2012, 4:39 pm

Me encató muchisimo el capituloo ! siguela cuando puedas un beste
Flor
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Mensaje por Mire Sáb 17 Mar 2012, 10:07 pm

Dios tanto tiempo si comentar!
la nove me encanta esta genial!
Nick ya cae en los encantos de la rayis!..siguela
Mire
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Mensaje por Danne G. Lun 19 Mar 2012, 6:57 pm

Creo que cada nochecita les podré dejar un capi, pero bien tarde.. C: Así que aquí les dejo el otro. Les debo una maratón que será para el próximo finde. ¿Vale? Gracias por leer hermosas

6° Capítulo.



Justo antes de la cena que tendría lugar la primera noche de la fiesta, ____________, Lillian y Daisy se encontraron al pie de las escaleras del recibidor, una zona en la que se habían situado sillas y mesas en pequeños grupos y donde muchos de los invitados habían decidido reunirse.
-Debí imaginarme que ese vestido te quedaría infinitamente mejor que a mí-dijo Lillian Bowman con desenfado al tiempo que abrazaba a ____________ y se alejaba un poco de ella para poder admirarla-. Señor, es una tortura tener una amiga tan deslumbrante.
____________ llevaba otro de sus vestidos nuevos, un conjunto de seda amarilla con una ondulante, sobrefalda de tul adornada con pequeños frunces, sujetos por unos diminutos ramilletes de violetas de seda. Tenía el cabello recogido en la coronilla con una intrincada trenza.
-Pero tengo muchos defectos-le señaló a Lillian con una sonrisa.
-¿ En serio? ¿Y cuáles son?.
____________ sonrió.
-Nada más lejos de mi intención admitidos si ninguna de vosotras los ha notado ya.
-Lillian le cuenta a todo el mundo cuáles son sus defectos -comentó Daisy con un guiño de sus ojos castaños-. Está muy orgullosa de ellos.
-Tengo un temperamento de lo más horrible -reconoció Lillian satisfecha-. Y soy capaz de mal decir como un marinero.
-¿Quién te enseñó? -preguntó ____________.
-Mi abuela. Era lavandera. Y mi abuelo era el fabricante de jabón al que le compraba los suministros. Dado que trabajaba junto al puerto, la mayoría de sus clientes eran marineros y estibadores que le enseñaron palabras tan vulgares que se os rizarían las pestañas si las escucharais.
____________ soltó una carcajada. Estaba encantada con el espíritu travieso de esas dos muchachas, que no se parecían a nadie que hubiera conocido antes. Por desgracia, costaba trabajo imaginarse que Lillian o Daisy pudieran ser felices como esposas de un par del reino. La mayoría de los aristócratas deseaban casarse con jóvenes apacibles, de porte regio y que no llamaran la atención... La clase de esposa cuyo único propósito era convertir al marido en el centro de atención y admiración. Sin embargo, disfrutando como disfrutaba ____________ de la compañía de las hermanas Bowman, la juventud pensó que sería una verdadera lástima que perdiera esa inocente audacia que las hacía tan atractivas.
De repente, se dio cuenta de la presencia de Evie, que acababa de entrar en la estancia con la misma renuencia que lo haría un ratón al que arrojan dentro de un saco lleno de gatos. El rostro de Evie se relajó al divisar a ____________ y a las Bowman. Después de murmurar algo a su adusta tía, se encaminó hacia ellas con una sonrisa.
-¡Evie! -Daisy dio un gritito por la sorpresa e hizo ademán de dirigirse hacia la muchacha. ____________ la agarró del brazo por encima del guante, y le susurró al oído:
-¡Espera! Si consigues que Evie sea el centro de atención lo más probable es que se desmaye por la vergüenza.
Daisy se detuvo, obediente, y le dirigió una sonrisa picarona. -Tienes razón. Soy una auténtica salvaje.
-Yo no diría tanto, querida... -la reconfortó Lillian.
-Gracias -respondió Daisy gratamente sorprendida. -Apenas eres una salvaje a medias -concluyó su hermana mayor.
Reprimiendo una carcajada, ____________ deslizó un brazo por la estrecha cintura de Evie.

-Estás encantadora esta noche -le dijo.
Evie llevaba el cabello recogido en una brillante cascada de rizos pelirrojos sobre la coronilla, sujeto por horquillas decoradas con perlas. Las pecas doradas que salpicaban su nariz no hacían más que aumentar su atractivo, como si la naturaleza hubiera sucumbido a un impulso y hubiera esparcido unas motas de luz del sol sobre ella.
Evie buscó refugio en el abrazo de, ____________, como si necesita consuelo.
-La tía Flo-Florence dice, que parezco una an-antorcha encendida con el cabello peinado así-dijo.
Daisy frunció el ceño ante el comentario.
-Tu tía Florence no debería decir esas cosas cuando ella misma parece un trasgo.
-Cállate, Daisy -la amonestó Lillian son severidad.
____________ mantuvo el brazo enguantado alrededor de la cintura de Evie, mientras reflexionaba que, de acuerdo con lo que su amiga le había contado, era evidente queja tía Florence se esforzaba al máximo por destroza cualquier resquicio de confianza en sí misma que Evie tuviera. Tras la muerte prematura de la madre de la muchacha, la familia había acogido en su respetable seno a la desafortunada Evie y los años de críticas que siguieron a ese momento habían destruido por completo su autoestima.
Evie miró a las Bowman con una sonrisa ligeramente traviesa.
-No es un tras-trasgo. Siempre me la he ima-imaginado como troll.
____________ rió de puro placer ante el jocoso comentario.
-Cuéntame -le dijo-:¿has visto ya a lord Kendall? Me han dicho que es uno de los pocos hombres solteros de esta reunión... Además de ser el único soltero con título, aparte de Westcliff.
-La competencia por Kendall va a ser tremenda-señaló Lillian-, por suerte, tanto Daisy como yo hemos tramado un plan que te permitirá arrastrar, a un confiado caballero hacia el matrimonio.-Y las instó a que se acercaran con un gesto de su dedo.
-Me da miedo preguntar -dijo ____________-. ¿Cómo planeáis hacerlo?
-Lo engatusarás hasta llevarlo a una situación comprometida, momento en el que nosotras tres pasaremos convenientemente por el lugar y así os «pillaremos» juntos. Entonces, el caballero se vera obligado por su honor a pedir tu mano en matrimonio.
-Brillante, ¿no os parece? -preguntó Daisy.
Evie le dirigió a ____________ una mirada dubitativa.
-Es un poco re-retorcido, ¿no?
-Nada de poco -replicó ____________-. Pero me temo que no se me ocurre nada mejor. ¿Ya ti?
Evie negó con la cabeza.
-No-admitió-. La pregunta es si estamos tan de-desesperadas por atrapar a un marido como para emplear cualquier método a nuestro alcance, sea justo o no.
-Yo lo estoy-dijo ____________ sin vacilación.
-y nosotras también -añadió Daisy con jovialidad.
Evie las contempló con expresión insegura.
-No puedo dejar de lado todos mis escrúpulos. Quiero decir que no podría sopor-soportar engañar a un hombre para que hiciera algo que…
-Evie -la interrumpió Lillian con impaciencia-, resulta que los hombres esperan que se les engañe de esta forma. Son más felices así. Si nos comportáramos de forma honesta, todo este asunto del matrimonio les resultaría demasiado inquietante y ninguno estaría dispuesto a casarse.
____________ estudió a la joven americana con fingida alarma.
-Eres cruel-le dijo.
Lillian esbozó una dulce sonrisa.
-Herencia de mi familia. Los Bowman son crueles por naturaleza. Aunque también podemos mostramos diabólicos cuando la ocasión lo requiere.
Sin dejar de reír, ____________ volvió a centrarse en Evie, que las observaba con una expresión desconcertada.
-Evie -le dijo con ternura-, hasta el momento, siempre he intentado hacer las cosas de la, forma adecuada. Pero no me ha dado grandes resultados; así que, de ahora en adelante, estoy dispuesta a probar algo diferente... ¿Acaso tú no lo estás?
A pesar de que aún no parecía convencida del todo, Evie se rindió con un gesto resignado.
-Has captado la idea- la animó ____________.
Mientras charlaban, se produjo una pequeña agitación en la multitud, que señaló la aparición de lord Westclim. Aparentemente cómodo con el papel de organizador, comenzó a emparejar sin dificultad a hombres y mujeres para que accedieran así al comedor. A pesar de que Westcliff no era el hombre más alto de la sala", su presencia emanaba cierto magnetismo que resultaba imposible pasar por alto, ____________ se preguntó por qué algunas personas poseían semejante cualidad..., ese algo indefinible que confería importancia al mas mínimo gesto que realizaran o a cualquier palabra que pronunciaba. Al mirar a Lillian, se dio cuenta de que la joven americana también se había percatado de ese detalle.
-Ahí tenemos a un hombre que está a gusto consigo mismo-dijo Lillian con sequedad-. Me pregunto si algo... lo que sea...podría obligarlo a retroceder.
-No se me ocurre nada -replicó ____________-. Aunque me gustaría presenciarlo si eso ocurriera.
Evie se acercó más y le dio un ligero codazo en el brazo.
-Ahí está lord Ke- Kendall. Allí, en el rincón.
-¿Cómo sabes que es Kendall?
-Por que está rodeado por una docena de mujeres solteras que lo acechan como tibu.-tiburones.
-Bien pensado -dijo ____________, que miró al joven ya su asfixiante sequito.

William, Lord Kendall, parecía aturdido por lo desmesurado de la atención femenina que estaba recibiendo. Tenía, el cabello rubio y una constitución delgada. Su rostro enjuto estaba adornado por un par de relucientes gafas cuyas lentes lanzaban destellos a medida que su perpleja mirada se desplazaba de un rostro a otro. El apasionado interés que despertaba un hombre de las tímidas maneras que Kendall era prueba suficiente de que no había mayor afrodisíaco que la soltería al final de una temporada social. A pesar de que Kendall no había despertado el menor interés en aquellas jovencitas en enero, para el mes de junio había adquirido un encanto irresistible.
-Parece que es un hombre, agradable-reflexionó ____________.
-A mi me parece de los que se asusta con facilidad-comentó Lillian-. Si estuviera en tu lugar, aparentaría ser lo más tímida e indefensa que pudiera cuando me lo encontrara.

____________ le dirigió una mirada cargada de ironía.
-Lo de parecer indefensa nunca ha sido mi fuerte. Puedo probar con la timidez, pero no te prometo nada. I
-No creo que vayas a tener problemas para apartar la atención de Kendall de esas jovencitas y atraerla hacia ti -replicó Lillian con plena confianza-. Después de la cena, cuando las damas y los caballeros regresemos a esta sala para tomar el té y conversar, encontraremos la forma de presentártelo.
-¿Cómo podría...? -comenzó ____________, pero se detuvo cuando sintió un cosquilleo en la nuca, como si alguien hubiera rozado su piel con una pluma.
Preguntándose cuál sería la causa, alzó una mano para tocarse la nuca y, de repente, se encontró con la mirada fija en Nicholas Hunt.
Hunt se hallaba al otro lado de la habitación, con un hombro apoyado al descuido contra uno de los laterales de una pilastra plana mientras que tres caballeros conversaban animadamente al su alrededor. La relajación que aparentaba era una máscara, ya que su mirada reflejaba concentración, como un gato que meditando la posibilidad de atacar. Era evidente que se había percatado del interés que demostraba por Kendall.
«Por todos los santos», pensó irritada, antes de darle la espada con toda premeditación. No esta dispuesta a dejas que Hunt le causara problemas.
-¿Os habíais dado cuenta de que el señor Hunt está aquí? -preguntó a sus amigas en voz baja, tras lo cual todas abrieron los ojos de par en par.
-¿Te refieres a «tu» señor Hunt? -soltó Lillian al tiempo que Daisy comenzaba a mirar a su alrededor para echarle un vistazo.
-¡No es mi señor Hunt!-protestó ____________, que compuso una expresión cómica-. Pero sí, está aquí, de pie al otro lado de la habitación. De hecho, me encontré con él esta misma tarde. Asegura que es un buen amigo del conde. -Frunció el ceño y predijo con actitud sombría-: El señor Hunt hará cuanto esté en su mano para arruinar nuestros planes.
-¿ Sería tan ego-egoísta como para evitar que te casaras?-preguntó Evie perpleja-. Con la intención de convertirte en su… su…
-Mantenida -terminó ____________ por ella.- Es difícil pasar por alto esa posibilidad. A juzgar por su reputación, el señor Hunt no se detiene ante nada para conseguir lo que desea.
-Puede que sea cierto -comentó Lillian, cuyos labios se en endurecieron por la determinación-. Pero desde luego que no va a conseguirte a ti. Te lo prometo.
La cena se presentó de forma soberbia, con enormes soperas de plata y bandejas que se sucedían en una interminable procesión alrededor de las tres largas mesas que se habían dispuesto en comedor. A ____________ le resultaba imposible creer que los invitados cenaran todas las noches de semejante manera; sin embargo, el caballero de su izquierda -el párroco-le aseguró que aquel despliegue era habitual en la mesa de Westcliff.
-El, conde y su familia tienen fama por los bailes y las cenas que ofrecen -le dijo-. Lord Westcliff es el anfitrión con más talento de la nobleza.
____________ no se sentía predispuesta a discutir: hacía mucho tiempo que no le servían una comida tan exquisita. Las tibias viandas que se ofrecían en las veladas y fiestas de Londres palidecían en comparación con aquel festín. Durante los pasados meses, el hogar de los Peyton apenas había podido permitirse poco más que pan, bacón y sopa, con el ocasional acompañamiento de lenguado frito y guiso de cordero. Por una vez, se alegró de que no la sentaran al lado de un orador entusiasta, ya que eso le permitía caer en largos periodos de silencio durante los que podía comer cuanto le apeteciera. Además, dado que los sirvientes no dejaban de ofrecer nuevos y atrayentes platos a los invitados para que éstos los probaran, nadie pareció darse cuenta del apetito que estaba desplegando, tan poco apropiado de una dama.
Consumió con ganas un cuenco de sopa hecha a base de champán y queso Camembert, plato que fue seguido por unas tiras de delicada ternera recubiertas con salsa de finas hierbas y, como guarnición, una suave crema de calabacín. Después, pescado envuelto en ligeras capas de papel que dejaban escapar un fragante vapor cuando se abrían. Luego, vino el puré de patatas servido sobre un lecho de berros. Y, por último, lo más sublime de todo: crema de frutas servidas en cáscara de naranja.
____________ estaba tan absorta en la comida que le llevó varios minutos darse cuenta de que Nicholas Hunt se sentaba cerca de la cabecera de la mesa de lord Westcliff. Se llevó la copa de vino diluido a los labios para poder observarlo con discreción. Como era habitual Hunt vestía con mucho estilo, con un traje de etiqueta de color negro y chaleco con matices grisáceos, cuya seda brillaba con un discreto lustre. Su piel bronceada ofrecía un marcado contraste con el lino níveo que adornaba su cuello; y el nudo de su corbata era tan preciso como la hoja de una espada. Su abundante cabello oscuro necesita a un poco de loción…. De hecho, uno de sus gruesos mechones le caía sobre la frente. Ese mechón rebelde molestó a ____________ por alguna extraña razón. Sintió el deseo de apartarlo de su rostro.
No le pasó desapercibido que las dos mujeres que se sentaban a ambos lados de Nicholas Hunt competían por atraer su atención. ____________ ya se había percatado en otras ocasiones de que las mujeres parecían encontrarlo bastante atractivo. Y sabía la razón: la combinación de encanto perverso, fría inteligencia y redomada mundanidad. Hunt tenía toda la apariencia de un hombre que había visitado las camas de numerosas mujeres y que sabía exactamente lo que hacer en ellas. Semejante cualidad debería de haberle restado atractivo, no acrecentarlo. Sin embargo, ____________ comenzaba a descubrir que había una gran diferencia entre lo que se sabía que era bueno para uno mismo y lo que se deseaba de verdad. Y, a pesar de que le habría gustado poder afirmar lo contrario, Nicholas Hunt era el único hombre por quien se había sentido atraída físicamente hasta ese extremo.
Si bien, en cierto modo, siempre había estado protegida, también estaba familiarizada con las verdades cotidianas de la vida. El escaso conocimiento que había acumulado se debía a las menciones veladas que había escuchado, menciones que fue sumando hasta completar el cuadro. La habían besado varios hombres que habían demostrado un fugaz interés por ella durante los pasados cuatro años. No obstante, ninguno de esos besos, sin importar el romanticismo que encerrara el escenario ni guapo que fuera el caballero en cuestión, había provocado la respuesta que había conseguido Nicholas Hunt.
Por mucho que lo intentara, ____________ no podía olvidar aquel lejano instante en el diorama..., la suave y erótica presión de la boca del hombre sobre la suya, el arrollador placer de su beso. Desearía saber la razón por la que había sido diferente con Hunt, pero no podía acudir a nadie en busca de consejo. Hablar con Philippa sobre el asunto estaba fuera de toda consideración, ya que no quería confesar que había aceptado dinero de un extraño. Y, del mismo modo, tampoco iba a comentar el incidente con las otras floreros, que a todas luces sabían tan poco acerca de besos y hombres como ella misma.
Cuando su mirada se encontró con la de Hunt, ____________ quedó consternada al darse cuenta de que lo había estado mirando fijamente. Observándolo e imaginando cosas. A pesar de que se sentara muy lejos el uno del otro, pudo percibir la inmediata y electrizante conexión que fluyó entre ambos... El rostro del hombre mostraba una expresión extasiada, lo que la llevó a preguntarse qué encontraría tan fascinante. Con un intenso rubor, apartó la mirada de él y hundió el tenedor en, una cazuela de puerros y champiñones cubiertos con virutas de trufa blanca.
Tras la cena, las damas se retiraron a la sala para tomar té o café mientras que los caballeros permanecieron sentados a la mesa con sus copas de oporto. Según la tradición, los dos grupos volverían a unirse en el salón. Una vez que comenzaron a formarse corros de mujeres que charlaban y reían en la sala, ____________ se sentó junto a Evie, Lillian y Daisy.
- ¿Averiguasteis algo acerca de lord Kendall?-preguntó, con la esperanza de que hubieran recabado algún rumor durante, la cena-. ¿Hay alguien en particular por quien sienta verdadero interés?
-Hasta el momento, el terreno parece estar despejado -replicó Lillian.
-Le he preguntado a mi madre lo que sabía acerca de Kendall-añadió Daisy- y ha dicho que dispone de una considerable fortuna y no tiene deuda alguna.
- ¿Y cómo sabe ella? -preguntó ____________.
-A petición de nuestra madre-explicó Daisy-, nuestro padre confeccionó un informe detallado de cuanto noble apropiado hubiera en Inglaterra. Y lo memorizó. Dice que el pretendiente ideal para cualquiera de nosotras sería un duque arruinado cuyo titulo proporcionara a los Bowman el éxito social y cuya cooperación para celebrar el matrimonio quedaría asegurada gracias a nuestro dinero. - La sonrisa de Daisy se volvió sardónica al tiempo que estiraba una mano para darle un golpecito a su hermana mayor antes de añadir-: Compusieron un chascarrillo sobre Lillian, en Nueva York. Decía así: «Si te casas con Lillian, recibirás un millón.» Se hizo tan popular que fue una de las razones por las que tuvimos que venir a Londres. Nos miraban como si fuésemos una familia de idiotas torpes y ambiciosos.
-¿ Acaso no lo somos? -preguntó Lillian con amargura.
Daisy puso los ojos en blanco.
-Al menos, me considero afortunada de que nos fuéramos antes de que pudieran componer una rima sobre mi persona.
-Yo la tengo -dijo Lillian-: «Si con Daisy te casas, en cuerpo y alma te relajas.»
Daisy le dirigió una mirada de lo más elocuente y su hermana sonrió.
-No temas -continuó Lillian-, al final conseguiremos infiltramos en la sociedad londinense, acabaremos casadas con Lord Deudasenormes y lord Bolsillosvacíos y ocuparemos de una vez por todas el lugar que nos corresponde como señoras de la mansión.
____________ sacudió la cabeza y esbozó una sonrisa comprensiva mientras Evie se disculpaba con un murmullo, posiblemente para atender a sus necesidades. ____________ casi sentía pena por las Bowman, ya que comenzaba a ser evidente que sus oportunidades casarse por amor no eran mucho mayores que las suyas propias.
-¿ Tanto vuestro padre como vuestra madre desean que os caséis con un título? -Preguntó ____________.-¿ Qué opina vuestro padre al respecto?
Lillian se encogió de hombros con despreocupación.
-Hasta donde alcanza mi memoria, nuestro padre nunca tuvo ni voz ni voto en lo referente a sus hijos. Lo único que pide es que lo dejemos tranquilo para poder ganar más dinero. Cuando le escribimos, ni se molesta en leer las cartas a menos que le pidamos permiso para retirar más fondos del banco. En ese caso, responde con una única línea: «Permiso concedido»
Daisy parecía compartir el divertido cinismo de su hermana.
-Creo que las intenciones casamenteras de nuestra madre lo complacen, ya que la mantienen lo bastante ocupada como para no poder incordiarlo.
-Dios bendito -murmuró ____________-. ¿Y nunca se queja porque le pidáis más dinero?
-Nunca -respondió Lillian, que rió ante la evidente envidia de ____________-. Somos asquerosamente ricos, ____________... Y tengo tres hermanos mayores, todos solteros. ¿Considerarías a alguno como esposo? Si quieres, hago que uno cruce el Atlántico para que lo inspecciones.
-Tentador, pero no, gracias -replicó-. No quiero vivir en Nueva York. Preferiría ser la esposa de un par del reino.
-¿De verdad es tan maravilloso ser la esposa de un aristócrata?-preguntó Daisy sin rodeos-. Y vivir en uno de esos caserones llenos de corrientes de aire y con pésimas cañerías, tener que aprender esa lista interminable de normas acerca de cuál es la manera apropiada de hacer todas y cada una de las cosas...
-Si no estás casada con un par del reino, no eres nadie -le aseguró ____________-En Inglaterra, la aristocracia lo es todo. Determina la manera en que te tratan, las escuelas a las que van tus hijos, los lugares a los que te invitan... Determina todos los aspectos de tu vida.
-No sé si... -comenzó Daisy, pero se vio interrumpida por el precipitado regreso de Evie.
Si bien ésta no mostraba señales aparentes de tener prisa, sus ojos azules brillaban por la urgencia, y el entusiasmo había puesto un toque de rubor en sus mejillas. Tras sentarse en el borde de la silla que había ocupado momentos antes, se inclinó hacia ____________ y le susurró entre tartamudeos.
-Te-tenía que regresar para contártelo: ¡Está solo!
-¿Quien? -Preguntó ____________ también en un susurro-.¿Quien está solo?
-¡Lord Kendall! Lo he vis-visto en la terra - terraza de atrás. Estaba sentado solo en una de las mesas.
Lillian frunció el ceño.
-Quizás esté esperando a alguien. Si es así, a ____________ no le haría ningún favor acercarse a él como un rinoceronte en celo.
-¿Te importaría recurrir a una metáfora más favorecedora, querida?-preguntó ____________ con suavidad, lo que le valió una sonrisa de Lillian.
-Lo siento. Pero procura actuar con cautela, ____________.
-Entendido -dijo ____________, que le devolvió la sonrisa al tiempo que se ponía en pie y se arreglaba las faldas con destreza- Voy a investigar la situación. Buen trabajo, Evie.
-Buena suerte -replicó Evie, tras lo cual todas cruzaron los dedos mientras la observaban abandonar la estancia.
El corazón de ____________ se disparó a medida que avanzaba por la casa. Tenía plena conciencia de que estaba obviando una maraña de reglas sociales. Una dama jamás debla buscar la compañía de un caballero; sin embargo, si sus caminos se cruzaban por accidente o se encontraban, por casualidad, compartiendo un canapé o una mesa de conversación, podían intercambiar unas cuantas galanterías. No obstante, no debían pasar tiempo a solas a menos que pasearan a caballo o en un carruaje abierto. En el caso de que una joven se topara con un caballero en los jardines, fuera de la vista de los demás, ésta debía asegurarse por todos los medios de que la situación no resultara comprometedora en ningún sentido.
A menos, por supuesto, que la joven quisiera verse comprometida.
A medida que se acercaba a la larga fila de puertas francesas que daban paso a la amplia terraza embaldosada, ____________ divisó a su presa. Tal y como Evie había descrito, lord Kendall estaba sentado a una mesa redonda, reclinado sobre el respaldo de su silla con una pierna extendida por delante. Parecía disfrutar de un respiro momentáneo tras haber escapado del opresivo ambiente de la casa.
En silencio, ____________ se acercó, a la puerta más cercana y la traspasó. El aire olía ligeramente a brezo y mirto, y el sonido del río que había más allá de los jardines proporcionaba un arrullo relajante. Con la cabeza baja, se frotó las sienes con los dedos como se viera afectada por un fastidioso dolor de cabeza. Cuando se encontraba a unos pocos metros de la mesa de Kendall, levantó la vista y se obligó a dar un pequeño respingo, fingiendo sorprenderse al encontrarlo allí. I
-Vaya- dijo. No le resultaba difícil aparentar estar sin aliento. Estaba nerviosa, ya que sabía lo importante que era causarle la impresión adecuada-. No me había dado cuenta de que hubiera alguien aquí...
Kendall se puso en pie; sus gafas brillaron a la luz del farol de la terraza. Su silueta era tan delgada: que resultaba casi inexistente; la chaqueta le colgaba de los hombros. A pesar de ser unos ocho milímetros más alto que ella, a ____________ no le habría sorprendido averiguar que pesaban lo mismo. Su postura denotaba timidez al tiempo que una extraña inquietud, como si se tratara de un ciervo presto para ejecutar una súbita retirada de un salto. Mientras lo contemplaba, tuvo que admitir para sus adentro s que Kendall no era la clase de hombre por la que se sentiría atraída en circunstancias normales. Aunque tampoco le gustaban los arenques en vinagre. Sin embargo, si se encontrara hambrienta y alguien le ofreciera un tarro de arenques, era poco probable que frunciera la nariz y lo rechazara.
-Hola -dijo Kendall; su voz era educada y suave, aunque un poco chillona-. No hay necesidad de que se asuste. Le aseguro que soy inofensivo.
-Creo que debería reservar mi opinión sobre ese asunto -respondió ____________, que le sonrió para luego contraer la cara como si el esfuerzo le hubiera causado daño-. Le ruego que me disculpe por haber invadido su privacidad, señor. Sólo quería tomar un poco de aire fresco. -Inspiró hasta que sus pechos se apretaron con recato contra las ballenas de su corpiño-. El ambiente de la casa era un poco opresivo, ¿no le parece?
-Kendall se acercó con las manos ligeramente alzadas, como si temiera que se desmayara en la terraza.
-¿Puedo traerle algo? ¿Un vaso de agua?
-No, gracias. Unos minutos en el exterior harán que me reponga enseguida. - ____________ se dejó caer con gracia en la silla más cercana-. Aunque… -Se detuvo e intentó parecer avergonzada-.
No nos convendría que nos descubrieran sin carabina. Sobre todo cuando no hemos sido presentados.
El joven realizó una ligera reverencia.
-Lord Kendall a su servicio.
-Señorita ____________ Peyton. - Miró la silla vacía que tenía al lado-. Siéntese, por favor. Le prometo que me iré en cuanto se me despeje la cabeza.
-Kendall obedeció con recelo.
-No es necesario -dijo-. Quédese todo el tiempo que desee.
Eso resultó alentador. Con el consejo de Lillian en la cabeza, ____________ meditó con mucho cuidado su siguiente comentario. Dado que Kendall se veía sometido al asedio de un montón de mujeres, debía encontrar una manera de resaltar entre ellas; por ejemplo, fingiendo que era la única que no estaba interesada en su persona.
-Entiendo perfectamente la razón de su presencia aquí - le dijo con una sonrisa-. Debe de desear con desesperación poder escapar de una multitud de mujeres ansiosas. ¡"
-Kendall le dirigió una mirada sorprendida.
-De hecho, así es. Debo confesar que jamás asistí a una fiesta con invitadas tan amistosas y predispuestas.
-Espere a que se acabe el mes -le advirtió-Para entonces, serán tan amistosas que tendrá que utilizar un látigo y una silla para mantenerlas a raya.
-Según entiendo, parece sugerir que soy algo así como un objetivo matrimonial-comentó con sequedad, expresando en voz alta algo que resultaba evidente.
-La única forma de que fuera un objetivo, más obvio sería pintándose una diana en la parte posterior de su chaqueta- replico ____________, consiguiendo que el hombre riera entre dientes-. ¿Me permite que le pregunte qué otras razones tenía para escapar a la terraza, milord?

Kendall mantuvo la sonrisa. Parecía mucho mas cómodo que al principio.
-Me temo que no soporto el licor. La cantidad de oporto que estoy dispuesto a beber en beneficio de mi vida social es muy limitada.
____________ no había conocido a ningún hombre admitiera algo así de forma voluntaria. Para la mayoría de los caballeros, ser un hombre equivalía a beber la misma cantidad de alcohol que se necesitaría para tumbar un elefante.
-¿Le sienta mal?- pregunto, comprensiva.
-Me pone enfermo. Me habían dicho que la tolerancia mejora con la práctica, pero me temo que sea un objetivo sin sentido. Y tengo mejores formas de pasar el tiempo.
-Tales como...
Kendall consideró la pregunta con sumo cuidado.
-Un paseo por el campo. Un libro que cultive el intelecto. -Sus ojos reflejaron un súbito y cordial brillo-. Una conversación con una nueva amiga.
-También me agradan esas cosas.
-¿De verdad? -Kendall dudó, un instante, momento en que los sonidos que provenían del río y de las copas de los árboles parecieron susurrar a través del aire-. Tal vez le apetezca unirse a mí para dar un paseo mañana por la mañana. Conozco varios senderos excelentes en Stony Cross.
A ____________ le costó reprimir el repentino entusiasmo que sintió. -Me encantaría -respondió.- Sin embargo, debo preguntarle… ¿Qué pasará con su séquito?
Kendall sonrió, lo que reveló una hilera de dientes pequeños e impecables.
-No creo que nadie nos moleste si salimos lo bastante temprano.
-Da la casualidad de que me gusta levantarme temprano -mintió-. Y adoro caminar.
-¿A las seis le parece bien?
-Que sea a las seis -replicó al tiempo que se ponía en pie-. Debo marcharme. No tardarán en darse cuenta de mi ausencia. Además, ya me siento mucho mejor. Le agradezco mucho la invitación, milord-. Se permitió regalarle una sonrisa coqueta-. Y también le agradezco que compartiera su terraza.
Mientras regresaba al interior, cerró los ojos un instante y dejó escapar un suspiro de alivio. Había sido una buena presentación y había resultado mucho más fácil de lo esperado atraer el interés de Kendall. Con un poquito de suerte -y de ayuda por parte de sus amigas- sería capaz de atrapar a un aristócrata. Y, entonces, todo iría bien.


Danne G.
Danne G.


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Mensaje por .Lu' Anne Lovegood. Lun 19 Mar 2012, 7:35 pm

New Reader!*

Interesante novela!
SIGUELA
.Lu' Anne Lovegood.
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Mensaje por chelis Mar 20 Mar 2012, 8:04 pm

UUUUYYYY QUE SUERTEEEE!!!!
JEJEJE ESPEREMOS QUE NICK NO LO ESTROPEEEEEE!!
chelis
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Mensaje por Flor Miér 21 Mar 2012, 12:01 pm

Hola!! me encantó el capitulo ! siguela pronto , perdón por no pasar seguido lo que pasa es que ando muy atareada pero ya quiero que _____ y nick se besen *_*
Flor
Flor


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Mensaje por raqel d' Jonas(NJJ<3 Miér 21 Mar 2012, 12:38 pm

dios mio esas Evie,Lillian y Daisy son tremendas dios yo quiero unas amiwas asi XD seguilaa plzzz
raqel d' Jonas(NJJ<3
raqel d' Jonas(NJJ<3


http://twitter.com/#!/raqel_JBROTHERS

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Mensaje por chelis Miér 21 Mar 2012, 1:41 pm

ESPERANDO UN CAPIS
chelis
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Mensaje por Danne G. Jue 22 Mar 2012, 11:21 am

Ya casi acabó exámenes, sólo falta el día de mañana.... C: Aquí les dejo un capítulo más antes de la maratón del sábado. C: Las cosas cada vez se ponen mejor.

7° Capítulo.







Cuando la charla posterior a la cena hubo concluido, la mayoría de los huéspedes se retiró a sus habitaciones. Cuando ___________________ atravesó uno de los arcos de entrada al salón, vio que las demás floreros la estaban esperando. Respondió con una sonrisa a la expectación que reflejaban sus rostros y luego se encaminó con ellas un lugar en el que pudieran intercambiar unas cuantas palabras en privado.
- ¿y bien? - preguntó Lillian.
-Mamá y yo iremos a dar un paseo con lord Kendall mañana por la mañana -dijo. ___________________.
- ¿A solas?
-A solas -confirmó ___________________-. De hecho, nos encontraremos al alba para evitar la compañía de una horda de cazadoras de maridos.
De haberse encontrado en un lugar más privado, bien podrían haber gritado todas de alegría. En cambio, se conformaron con intercambiar unas exultantes sonrisas mientras Daisy movía los pies en una pequeña y eufórica danza de la victoria
- ¿ Có-cómo es? -preguntó Evie.
-Tímido, pero agradable -contestó ___________________-. Y parece tener sentido del humor, algo que no me habría atrevido a esperar.
- ¡Y encima tiene dientes!-exclamó Lillian.
-Tenías razón al decir que se asustaba con facilidad-dijo ___________________-. Estoy segura de que Kendall no se sentiría atraído por una mujer de carácter fuerte. Es circunspecto y de voz suave trato de comportarme con timidez..., aunque es muy probable que acabe sintiéndome culpable por semejante engaño.
-Todas las mujeres hacen eso durante el cortejo... y los hombres también, si a eso vamos -dijo Lillian de forma prosaica-. Tratamos de ocultar nuestros defectos y de decir las cosas que creemos que el otro quiere escuchar. Fingimos ser siempre encantadores y de temperamento dulce y pasamos por alto las pequeñas y asquerosas costumbres del otro, como si no nos molestasen. Y después de la boda, nos quitamos el disfraz.
-No creo que los hombres finjan tanto como las mujeres, la verdad -replicó ___________________-. Si un hombre es corpulento o tiene los dientes manchados, o si resulta de algún modo aburrido, continúa siendo un buen partido mientras siga siendo un caballero y tenga algo de dinero. Sin embargo, se espera que las mujeres se atengan a modelos mucho más elevados.
-Razón por la cual todas so-somos floreros -dijo Evie.
-No lo seremos por mucho tiempo -prometió ___________________ con una sonrisa.
Florence, la tía de Evie, llegó desde el salón de baile ataviada con un vestido negro que la hacía parecer una bruja y que no le sentaba nada bien a su tez cetrina. Había poco parecido familiar entre Evie, con su cara redondeada, su cabello rojo y su cutis pecoso, y su malhumorada tía, que era un alfeñique.
-Evangeline -dijo con brusquedad al tiempo que dirigía al grupo una mirada de desaprobación mientras le hacía un gesto a la chica-, te he advertido que no desaparecieras de esa manera… he estado buscándote por todas partes, al menos durante diez minutos, y no recuerdo que pidieras permiso para reunirte con tus amigas. Y de todas las muchachas con las que habrías podido relacionarte... - sin dejar de parlotear con desprecio, la tía Florence se encaminó hacia la majestuosa escalera mientras Evie; comenzaba a caminar tras ella.
Como sabía que la estaban mirando, Evie colocó la mano tras su espalda y agitó los dedos para despedirse. -Evie dice que su familia es muy rica -señaló Daisy- Pero también dice que son todos infelices, del primero al último. Me pregunto porqué será...
-Dinero viejo -replicó Lillian-. Padre dice que no hay nada como toda una vida de opulencia para hacerle a uno consciente de lo que no posee. -Entrelazó su brazo con el de Daisy-. Vamos, querida, antes de que madre se dé cuenta de que hemos desaparecido. -Miró a ___________________ con una sonrisa interrogante -. ¿Quieres, pasear con nosotras, ___________________?
-No, gracias. Mi madre se reunirá conmigo a los pies de la escalera dentro de un momento.
-Buenas noches, entonces. -Los ojos oscuros de Lillian resplandecieron cuando añadió-: Para cuando nos despertemos mañana, ya habrás salido a pasear con Kendall. Espero un informe completo durante el desayuno.
___________________ se despidió de ellas con un gesto alegre y contempló cómo ambas se alejaban. A continuación, se encaminó muy despacio hacia la escalera principal y se detuvo entre las sombras que había junto a la base de la estructura curva. Parecía que a Phillippa, como era su costumbre, le estaba costando muchísimo dejar la conversación del salón. Sin embargo, a ___________________ no le importó esperar. Tenía la cabeza llena de ideas que iban desde los temas de conversación que podrían interesarle a Kendall durante el paseo siguiente, hasta la forma de asegurarse su atención a pesar de las muchas chicas que lo perseguirían durante las próximas semanas.
Si era lo bastante lista como para conseguir gustarle a lord Kendall, y si las floreros tenían éxito con el plan de seducción ¿qué se sentiría al ser la esposa de semejante hombre? instintivamente, estaba segura de que jamás podría enamorarse de alguien como Kendall, pero juró que haría todo lo posible por ser una buena esposa para él. Lo más probable era que, con el tiempo, llegara a tomarle cierto cariño. El matrimonio con ese hombre podría resultar muy agradable. La vida sería confortable y segura, y jamás tendría que volver a preocuparse de si había o no comida suficiente en la mesa. Y, lo más importante de todo, el futuro de Jeremy quedaría asegurado y su madre jamás tendría que volver a pasar por las repugnantes atenciones de lord Hodgeham.

Se escucharon unos fuertes pasos cuando alguien comenzó a descender los escalones. De pie junto a la barandilla, ___________________ alzó la mirada con una ligera sonrisa y, de repente, se quedó helada. Por increíble que pareciera, se encontró frente a frente con un gordo rostro, coronado por un mechón colgante de cabello canoso. Hodgeham? ¡No podía ser!
El hombre llegó a los pies de las escaleras y se detuvo ante ella con una reverencia formal y una presunción insufrible. Cuando ___________________ contempló los gélidos ojos azules de Hodgeham, la comida que había tomado durante la cena pareció formar una espinosa bola que comenzó a rodar por su estómago.
¿Cómo era posible que estuviera allí? ¿Por qué no lo había visto antes? Al pensar en su madre, que pronto se reuniría con ella en aquel mismo lugar, la embargó la furia. Aquel hombre rudo e insolente, que se había nombrado a sí mismo su benefactor, y que sometía a su madre a sus repugnantes atenciones a cambio de sus mugrientas y míseras monedas, las había perseguido en el peor momento posible. No podría haber un tormento peor para Philippa que la presencia de Hodgeham durante esa fiesta. Él podría revelar la relación que existía entre ellos en cualquier momento... Podría arruinarlas sin más, y no tenían modo de obligarlo a guardar silencio.
-Vaya, señorita Peyton -murmuró Hodgeham, cuyo rostro gordinflón se sonrojó con malévola satisfacción-. Qué placentera coincidencia que sea usted el primer invitado que me encuentro en Stony Cross Park.
___________________ sintió unos nauseabundos escalofríos cuando se obligó a enfrentar su mirada. Trató de hacer desaparecer cualquier emoción de su rostro, pero Hodgeham sonrió de forma perversa, como si fuera consciente del pánico y la hostilidad que la atenazaban.
-Después de los inconvenientes del viaje desde Londres - continuó- decidí tomar la cena en mis aposentos. Siento muchísimo no haberla visto antes. De cualquier forma, habrá muchas oportunidades para reunirnos durante las semanas venideras. Supongo que su encantadora madre está aquí con usted, ¿me equivoco?
___________________ habría dado cualquier cosa por poder contestarle que no. El corazón le latía tan rápido que parecía succionar el aire de sus pulmones... Se esforzó por pensar y decir algo a pesar del incesante martilleo de su pecho.
-No se acerque a ella -dijo, asombrada por la firmeza de su propia voz-. Ni se atreva a dirigirle la palabra.
-Pero bueno, señorita Peyton, me hiere con sus palabras... Yo que he sido el único amigo de su familia en las épocas difíciles, cuando todos los demás los han abandonado,
Ella lo observó sin pestañear, sin moverse, como si estuviese delante a una serpiente venenosa dispuesta a atacar.
-Una feliz coincidencia que hayamos acudido ambos a la misma fiesta, ¿no le parece? -preguntó Hodgeham. Rió en voz baja y el repentino movimiento hizo que su repeinado cabello se deslizara como un grasiento estandarte sobre su frente. Lo echó hacia atrás con una sus rollizas manos-. De hecho, la fortuna me sonríe al concederme la posibilidad de estar cerca de una mujer ala que tengo en tan alta estima.
-No habrá proximidad alguna entre mi madre y usted - dijo ___________________, que apretó el puño con fuerza para evitar asestarle un puñetazo en esa cara sebosa-. Se lo advierto, milord, si la molesta de de alguna forma...
-Querida niña, ¿cree que me refiero a Philippa? Es usted demasiado modesta. Me refiero a usted, por supuesto, ___________________. Hace mucho tiempo que la admiro. En realidad, estoy ansioso por demostrarle la naturaleza de mis sentimientos. Al parecer, el destino nos ha proporcionado la ocasión perfecta de llegar a conocemos mejor.
-Antes dormiría en un nido de serpientes -replicó ___________________ con frialdad; sin embargo, había miedo en su voz y el hombre sonrió al escucharlo.
-Estoy seguro de que al principio protestará, por supuesto, Las muchachas como usted siempre lo hacen. Pero luego hará lo más sensato..., lo más inteligente..., y descubrirá las ventajas de convertirse en mi amiga. Puedo ser un amigo muy valioso, querida mía. Y, si me complace, la recompensaré con generosidad.
___________________ trató con desesperación de pensar en una manera de destruir cualquier esperanza que tuviese el hombre de convertirla en su amante. El miedo a entrometerse en territorio de otro hombre era la única cosa que mantendría a Hodgeham lejos de ella. ___________________ se obligó a esbozar una sonrisa de desprecio.
- ¿Acaso le parece que necesito su supuesta amistad? -Preguntó al tiempo que jugueteaba con los pliegues de su elegante vestido nuevo-. Se equivoca. Ya tengo un protector..., uno mucho más generoso que usted. De modo que será mejor que me deje en paz, y a mí madre también, o tendrá que responder ante él.
Observó las emociones que atravesaron, una tras otra, el rostro de Hodgeham la incredulidad inicial, seguida por la furia y después por la suspicacia.
- ¿Quién es él?
- ¿Y por qué iba a decírselo? -replicó ___________________ con una sonrisa condescendiente-. Prefiero que se quede con la duda.
- ¡Estás mintiendo, zorra del demonio!
-Piense lo que quiera -murmuró ella.
Las gordas manos de Hodgeham se cerraron a medias, como si el hombre deseara ponérselas encima y arrancarle una confesión. Sin embargo, se contuvo y la miró con el rostro arrebolado por la furia.
-Todavía no he acabado contigo -murmuró, y la saliva salpicó sus carnosos labios-. Ni mucho menos.
Se alejó de ella con brusca precipitación, demasiado encendido como para molestarse en mostrar la más mínima cortesía.
___________________ se quedó allí de pie sin moverse. La furia había de-saparecido y en su lugar se había instalado una ansiedad que le llegaba hasta la médula de los huesos. ¿Sería suficiente lo que le había dicho a Hodgeham para mantenerlo a raya? No, sólo era una solución temporal. En los días venideros, estaría observándola de cerca, escudriñando cada palabra que dijera y todo lo que hiciera con el fin de averiguar si había mentido o no con respecto a lo de tener un protector. . Y habría amenazas y observaciones mordaces destinadas a sacarla de quicio. No obstante, sin importar lo que sucediera, no podía permitirle a ese hombre que revelara el arreglo que tenía con su madre. Eso mataría a Philippa y, sin duda, arruinaría las posibilidades de matrimonio de ___________________.
Su mente siguió dándole vueltas de modo frenético a aquel asunto y permaneció inmóvil y tensa hasta que una voz profunda le dio un susto de muerte,
-Interesante. ¿Sobre que discutían lord Hodgeham y usted?
Pálida, ___________________ se giró para contemplar a Nicholas Hunt, que se había acercado a ella con un sigilo felino. Sus hombros bloqueaban la profusión de luces que llegaban desde el salón. Con ese increíble autocontrol que poseía, parecía infinitamente más amenazador que Hodgeham.
- ¿Qué es lo que ha oído? -barbotó ___________________, que se maldijo para sus adentros al escuchar la actitud defensiva que reflejaba su propia voz. .!
-Nada-respondió él con suavidad-. No vi más que la cara de ambos mientras hablaban. Resultaba obvio que usted estaba molesta por algo.
-No estaba molesta. Ha malinterpretado usted mi expresión, señor Hunt.
El sacudió la cabeza y la sorprendió al estirar una mano para acariciarle con un dedo la parte superior del brazo que no quedaba cubierta por el guante.
-Le salen manchas cuando se enfada.
___________________ miró hacia abajo y vio una mancha de color rosa pálido, una señal de que su piel, como de costumbre, tenía una tonalidad desigual cuando se alteraba.
Sintió un escalofrío al contemplar cómo la acariciaba su dedo y se apartó de él.
- ¿Tiene problemas, ___________________? -preguntó Hunt en voz baja.
No tenía derecho alguno a preguntar algo así con tanta amabilidad, casi como si le preocupara..., como si él fuera alguien a quien ella pudiese acudir en busca de ayuda..., como si ella pudiera permitirse alguna vez hacerlo.
-Eso le gustaría, ¿verdad? -replicó-. Cualquier dificultad que tuviera lo deleitaría a más no poder, ya que así podría ofrecerme su ayuda y sacar provecho de la situación.
El hombre entornó los ojos y la miró fijamente.
- ¿Qué tipo de ayuda necesita?
-De usted, ninguna -le aseguró con sequedad-Y no utilice mi nombre de pila. Le agradecería que se dirigiera a mí con propiedad de ahora en adelante... O, mejor aún: que no me dirija la palabra en absoluto. -Incapaz de soportar su mirada escrutadora ni un momento más, se alejó de él-. Ahora, si me disculpa, debo encontrar a mi madre.

Phillippa se sentó en la silla que había junto a la mesita del tocador al tiempo que contemplaba la palidez del rostro de ___________________. La joven había aguardado a estar a salvo en la intimidad de su dormito antes de contarle a Philippa las horribles noticias. Al parecer, a su madre le había costado todo un minuto asimilar el hecho de que el hombre al que más detestaba y temía era uno de los invitados de Stony Cross Park. ___________________ casi había esperado que su madre estallara en lágrimas, pero Philippa la había sorprendido, ya que no había hecho otra cosa que inclinar la cabeza hacia un lado y contemplar el rincón oscuro de la habitación con una sonrisa extraña y resignad. Era una sonrisa que ___________________ jamás había visto en su rostro con anterioridad, una sonrisa de la que emanaba una extraña amargura que indicaba que no tenía ningún sentido tratar de mejorar la situación de uno, porque el destino siempre se salía con la suya.
- ¿Quieres que nos marchemos de Stony Cross Park? -Murmuró ___________________-. Podemos regresar a Londres de inmediato.
La pregunta pareció flotar en el aire durante incontables minutos. Cuando Philippa respondió, parecía confusa y meditabunda.
-Si hacemos eso, no tendrás esperanza alguna de obtener una oferta de matrimonio. No, tu única oportunidad es acabar con esto. Pasearemos con lord Kendall mañana por la mañana; no permitiré que Hodgeham arruine tus oportunidades con él.
-Será una fuente constante de problemas -dijo ___________________ en voz baja-. Si no regresamos a la ciudad, la situación se convertirá una pesadilla.
En aquel momento, Philippa se giró hacia ella con esa inquietante sonrisa.
-Querida mía, si no encuentras a alguien con quien casarte, cuando regresemos a Londres comenzará la verdadera pesadilla.


Danne G.
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Mensaje por chelis Jue 22 Mar 2012, 11:40 am

AAAAAAAAAAAHHHH!!! DESGARCIADO GORDOOOOO!!! COMO SE ATREVEEEE!!!!!!!... AAAII CREO QUE EL SALVADOR SERA NICK........
ESTOY ESPERANDO EL SABADO PARA EL MARATOOOOOONNN
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Mensaje por Flor Vie 23 Mar 2012, 11:13 am

Aqui estoy de nuevo ! encantada con los capitulos que mierda con ese viejo verde -.- que ni sueñe en tocar a _______ .
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Mensaje por chelis Vie 23 Mar 2012, 7:40 pm

ESPERANDO UN CAPIS
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