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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Mi Adorable Enemigo (Nick y Tu) Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Página 17 de 24. • 1 ... 10 ... 16, 17, 18 ... 20 ... 24
Re: Mi Adorable Enemigo (Nick y Tu) Terminada
andre D' jonas escribió:Hello!! Aqui esta una lectora fantasma xD
No puedo creer que la dejaras asi!!
SIGUELA!!!!!
jejeje Bienvenida!!!!
q bueno q ya no seas fantasma!!!! :P y q te animes a comentar! y lo se!! jaja esq me gusta dejarlas en suspenso :¬w¬:
Andrea P. Jonas:)
Re: Mi Adorable Enemigo (Nick y Tu) Terminada
hola!! chicas!!! como estan!!! espero q esten muy bien :D
mis niñas hermosas aki les traigo su maraton!!!! espero q les guste!!! y q comenten mucho mucho!!! :D y sobre el comentario de la chica fantasma (bienvenida!! :D) :P kiero darle la bienvenida tambien a las chicas q leen pero no comentan gracias por leer la nove!!! espero q sea de su agrado, ;) otra cosa mis niñas ya casi se acerca el final de la nove ya se q diran: tan pronto!! pues si esta nove es mas cortita :/ pero no se preocupen todavia quedan varios capis!! ya saben q yo les estare diciendo cuantos cap kedan ok? aun no se preokupen!! pero kise decirles para q se vallan preparando para lo bueno!!! :risa: y nada disfruten de su maraton! las kiero!!!
mis niñas hermosas aki les traigo su maraton!!!! espero q les guste!!! y q comenten mucho mucho!!! :D y sobre el comentario de la chica fantasma (bienvenida!! :D) :P kiero darle la bienvenida tambien a las chicas q leen pero no comentan gracias por leer la nove!!! espero q sea de su agrado, ;) otra cosa mis niñas ya casi se acerca el final de la nove ya se q diran: tan pronto!! pues si esta nove es mas cortita :/ pero no se preocupen todavia quedan varios capis!! ya saben q yo les estare diciendo cuantos cap kedan ok? aun no se preokupen!! pero kise decirles para q se vallan preparando para lo bueno!!! :risa: y nada disfruten de su maraton! las kiero!!!
Andrea P. Jonas:)
Re: Mi Adorable Enemigo (Nick y Tu) Terminada
Maraton!!...
—_____... —murmuró.
Ella estaba temblando de pies a cabeza, tenía los ojos como platos y sollozaba incontrolablemente.
El rostro de Nick se contrajo, y extendió una de sus grandes manos para secarle las lágrimas y arreglarle el revuelto cabello.
—Está bien —le susurró en un tono de voz tan suave que no parecía el suyo—, está bien, _____, no voy a hacerte daño... Tendría que haberme dado cuenta de que... Dios, ¿por qué no me has dicho nada? Vamos, deja de llorar, por favor... —le rogó sacando un pañuelo de su bolsillo.
Pero ella siguió tensa mientras le secaba las mejillas, y la inquietud no se había borrado de sus grandes ojos castaños cuando se encontraron con los de él..
—Yo no soy... no soy esa clase de mujer... no soy una golfa... —murmuró con voz entrecortada—, y tú... tú no haces más que tratarme como si lo fuera...
Las facciones de Nick se endurecieron.
—Escucha, _____, yo...
Pero ella no quería oírlo.
—Déjame —le imploró, empujándolo por el pecho—, por favor, déjame tranquila...
Y, como si fuera un animal herido y asustado, se acurrucó contra la portezuela, cerrando los ojos con fuerza.
—¿Por qué no me dijiste desde el principio que eras virgen? — inquirió Nick quedamente, observándola.
_____ abrió los ojos, pero no se movió, ni lo miró, y tardó en contestar.
—Porque no tenía ni idea de que ibas a intentar nada conmigo —farfulló—, y porque no me habrías creído aunque te lo hubiera dicho.
Nick dejó escapar un pesado suspiro.
—Después de cómo reaccionaste cuando empecé a acariciarte junto al lago, tal vez sí te habría creído —repuso con la vista fija en sus mejillas arreboladas—. ¿Te he hecho daño?
_____ se sonrojó aún más, y sacudió la cabeza nerviosa.
—¿Podemos volver ya al rancho, por favor? —le suplicó.
—_____...
Nick hizo ademán de acercarse a ella, pero al instante ella se echó más hacia atrás, con los ojos desorbitados y el cuerpo rígido.
Él se detuvo con el rostro ensombrecido. Se volvió hacia el volante y puso el coche en marcha. La observó de soslayo, preocupado, mientras volvían a salir a la carretera, pero para su alivio al cabo de unos minutos pareció empezar a calmarse. Durante el resto del trayecto, sólo la suave música de la radio rompió el silencio.
—¿Ha estado molestándote de nuevo? —le preguntó Demi a _____ esa noche tras la cena, cuando las dos subían a dormir.
_____ se limitó a asentir, y entró en su dormitorio, consciente de que su amiga la había seguido. Demi cerró la puerta tras de sí, y se sentó en la cama, con las manos sobre el regazo, y observó a la otra joven detenerse frente a la ventana con una mirada vacía.
—_____, por favor, dime qué es lo que ha ocurrido —insistió—. Esta mañana sales tan contenta, y vuelves pálida como un fantasma; Nick se marcha nada más llegar y a la hora que es aún no ha regresado... hasta mi madre, que siempre está en Babia, intuye que ha pasado algo.
—No puedo hablarte de ello —musitó _____. Se apartó de la ventana y exhaló un profundo suspiro—. Demi, he pensado que lo mejor será que mañana por la mañana me vuelva a Nueva York.
— ¡Oh, no, por favor, _____! —exclamó su amiga poniéndose en pie, con una tristeza enorme en el rostro—. Tienes que contarme qué ha sucedido. ¿No habrá... ha intentado algo?
_____ no quería contestar, pero su vacilación y el miedo en sus ojos la delataron.
—¿Jamás le has dicho lo que te pasó a los catorce años, no es cierto? —inquirió Demi.
_____ meneó lentamente la cabeza.
—Me habría acusado de incitar a aquel hombre —le dijo—, ¡y lo sabes! Cree que soy una golfa, y así es como me ha tratado hoy.
—Oh, _____... —murmuró Demi, yendo a abrazarla—. Dios, iría y lo molería a palos si con eso pudiese consolarte. Es un bruto y un idiota —masculló—. Y, sin embargo, si te odiara como tú crees, ¿por qué iba a intentar nada contigo? ¿No te parece extraño? No sé, yo diría que en el fondo sí siente algo por ti.
_____ se apartó de ella y le dio la espalda.
—No, odio es lo único que siente por mí. Me odia y me lo ha demostrado. Tengo que marcharme, Demi, no puedo seguir aquí por más tiempo. ¿Es que no lo ves?
—Al menos podrías esperar hasta mañana para tomar esa decisión —le suplicó Demi, preocupada—. Sé que ahora mismo no puedes ver salida a esto, pero, te lo ruego, consúltalo con la almohada. Las cosas podrían cambiar...
—No cambiará nada —repuso _____ pesimista—, pero lo haré porque tú me lo pides.
Demi la besó en la mejilla, la abrazó de nuevo, y salió del dormitorio.
_____ empezó a andar arriba y abajo. ¿Consultarlo con la almohada? Aquello no serviría de nada. No podía quedarse allí y permitir que Nick siguiera tratándola de esa forma tan denigrante.
Durante mucho tiempo se había preguntado cómo reaccionaría si Nick intentara algo con ella, y ahora ya lo sabía: había sentido verdadero pánico. Pero... pero no había sido así junto al lago, se dijo. No, junto al lago había sido dulce y tierno, y ella no se había asustado. Incluso había deseado que siguiera. Se cruzó de brazos y suspiró. Tal vez, si no hubiera sido tan brusco con ella en el coche, habría reaccionado del mismo modo. No le habría negado nada si hubiera sido menos rudo.
No, no podía seguir en el rancho, pero la idea de tener que volver al apartamento de Nueva York la deprimía. ¿Estaría su tía Dilly allí cuando llegase? Ciertamente, _____ esperaba que no. Dilly nunca había sentido cariño por ella. El haber tenido que llevarla consigo al morir su hermano la había irritado profundamente, acostumbrada como estaba a vivir sin ligaduras ni obligaciones: de fiesta en fiesta, de viaje en viaje... Después de que aquel amante suyo intentara forzarla, el muy canalla le había dicho a su tía Dilly que ella había estado insinuándosele, y ella lo había creído, y desde entonces se había mostrado aún más fría y distante, levantando un muro insuperable _____ estaba segura que jamás caería. Ella ansiaba con toda su alma terminar por fin sus estudios universitarios, encontrar un empleo fijo, y poder vivir por fin por su cuenta.
Se puso el camisón y se metió en la cama decidida a no pensar en Nick, ni en su tía, ni en el futuro tampoco, pero no pudo evitarlo, y dio muchas vueltas en el lecho antes de dormirse.
A la mañana siguiente, _____ se levantó antes que nadie. Al bajar, se encontró la cocina desierta. La señora Peake aún estaba visitando a sus parientes, y esos días los integrantes de la familia Jonas se habían conformado con un café y tostadas, pero, como no quería marcharse sin despedirse de nadie, decidió que haría bien en entretenerse con algo para no ponerse nerviosa antes de enfrentarse a Nick, y se le ocurrió que lo que haría sería preparar un buen y abundante desayuno. ,
Frió bacón, hizo tortitas, galletas, huevos revueltos, café y zumo de naranja, y justo cuando estaba terminando de poner la mesa en el comedor, apareció Nick, y se quedó paralizado en la puerta al ver todo aquel banquete.
_____ se volvió al oírlo llegar, y casi se arrepintió de haberlo mirado. Estaba tan endiabladamente guapo y masculino con aquella camisa blanca de algodón y esos vaqueros, y el cabello húmedo de ducharse... Con el corazón desbocado, se dio la vuelta lo más deprisa que pudo.
—¿Te importaría ir a llamar a tu madre y a Demi? —le pidió—. Ya está todo listo.
—¿Por qué has hecho esto? —inquirió él con aspereza—. No has venido aquí para hacer de criada, sino como invitada.
—Lo sé, pero quería hacer algo para agradecerles mi estancia antes de tomar mi vuelo.
—¿Qué vuelo? —inquirió Nick, frunciendo el ceño.
—El que me llevará a Nueva York —contestó ella, fingiéndose muy tranquila.
Le dio la espalda y se dirigió a la cocina para ir por el azucarero, pero Nick la siguió.
—Cancélalo —le dijo.
_____ lo miró con el azucarero en la mano.
—No pienso hacerlo.
De todos modos no podía, ya que aún no había hecho la reserva.
—En ese caso lo haré yo.
_____ soltó ruidosamente el azucarero sobre la encimera y apretó los puños junto a caderas.
— ¡No puedes retenerme aquí! ¡No soy tu prisionera!
—No, no lo eres, pero me gustaría que no te fueras —murmuró él en un tono tan suave que ella se quedó patidifusa.
Mirándolo, a _____ le pareció que sus ojos estaban enrojecidos, y que tenía mala cara, como si tampoco él hubiera pasado muy buena noche.
—¿Para qué? —le preguntó desafiante—. ¿Para que puedas empezar a atormentarme de nuevo?, ¿Para que sigas donde lo dejaste ayer?, ¿Es eso?
Nick inspiró profundamente, metiéndose las manos en los bolsillos, se apoyó en la pared y la miró a los ojos.
—_____, ayer averigüé lo que quería saber de ti —le dijo—, y lo hice de la única manera que podía hacerlo sin que me quedara la duda de si estarías diciéndome la verdad o no. No pretendía asustarte de ese modo, pero necesitaba respuestas que de otro modo tú no me habrías dado.
_____ se puso rígida.
—¿Estás diciéndome... que lo hiciste a propósito?
Nick asintió muy serio.
—En cierto modo. Para mí fue como una revelación. Tenía la sensación de que no podías ser ni la mitad de experimentada de lo que yo creí en un principio. Ya lo intuí la primera vez que te besé, porque tu respuesta no fue la de una mujer que sabe mucho de besar —añadió con una leve sonrisa—, y luego, junto al lago, te quedaste tan agitada, que no pude menos que pensar que aquello era algo totalmente nuevo para ti. Y, por supuesto, cuando te empecé a besar en el coche de vuelta a casa, el modo en que reaccionaste, aturdida ante mi ardor, también se sumó a mis conclusiones anteriores. Lo que no esperaba —añadió con un suspiro—, era el miedo. ¿No pensarías de verdad que sería capaz de forzarte?
—Por supuesto que lo pensé —le espetó _____—. ¿Cómo no iba a pensarlo con la rudeza con que me trataste?
Nick esbozó de nuevo una leve sonrisa. Era cierto, una chica inocente no podía saber lo que era la pasión.
—Algún día comprenderás por qué me comporté así, pero no creo que éste sea el momento de explicártelo.
En tres zancadas se plantó juntó a ella, y su repentina proximidad la puso aún más nerviosa. Podía sentir el calor de su cuerpo, su aliento sobre la frente... _____ subió la vista aprehensiva de lo que pudiera ocurrir, pero sin poder evitarlo, pues era como si sus ojos de plata la atrajeran cual un imán.
—No quiero que te vayas —le repitió él suavemente—. Ahora que sé la verdad, no volveré a tratarte con rudeza, te lo prometo.
La amabilidad era algo que _____ había aprendido a no esperar de Nick, y precisamente por eso la desconcertó aún más, haciéndola vacilar.
—Pero... somos enemigos —balbució.
Un músculo se contrajo en la mandíbula de Nick.
—Éramos — corrigió—. No tenemos por qué seguir siéndolo.
—Pero si yo ni siquiera te caigo bien —insistió ella, confundida por ese repentino cambio de actitud—. ¿Para qué quieres que me quede si lo único que logro es irritarte?
El rostro de Nick se relajó visiblemente y sacó una mano del bolsillo para acariciarle la mejilla.
—Porque me gusta lo que siento al tocarte.
_____ se puso roja como la grana, y sus labios se entreabrieron involuntariamente.
—Nick, no...
Pero él, desoyéndola, ya estaba inclinando la cabeza, y la besó en la frente, en los párpados y las mejillas, en una caricia tan delicada que hizo que a ella le pareciera que sus piernas se habían convertido en gelatina.
—¿Lo ves? —le dijo él en un tono quedo, levantando la cabeza para mirarla—, no siempre soy rudo.
_____ se quedó mirándolo con los ojos llenos de curiosidad, y Nick, como si estuviera en trance, le tomó el rostro entre las manos.
—Acércate a mí —le susurró, inclinándose de nuevo hacia delante—. No te haré ningún daño.
Ella obedeció, porque la tentación era demasiado fuerte como para resistirse. Le encantaba sentir su cuerpo contra el suyo, su fuerza, su calidez... Le encantaba el tacto de sus trabajadas manos. ¡Lo amaba tanto...!
Nick rozó sus labios contra los de _____ con una ternura inusitada, pero también con sensualidad, y ella contuvo el aliento por la exquisita sensación, y se apartó un poco, nerviosa.
—No te apartes, _____ —murmuró Nick, acariciándole las comisuras de los labios con los pulgares—. No será como ayer, te lo prometo. Ven aquí...
Sus labios volvieron a posarse sobre los de ella, suavemente, sin forzarlos ni hacer presión alguna, y toda la feminidad que había en _____ respondió enfervorizada.
Se puso de puntillas, con las palmas abiertas sobre su tórax, sintiendo su agitada respiración, y cerró los ojos al mismo tiempo que apretaba sus labios contra los de él, queriendo más, ansiando... más...
—Por favor..., Nick, por favor... —le rogó, sin saber muy bien qué le estaba pidiendo.
—¿Estás segura? —susurró él contra sus labios—. No seré así de cuidadoso si te beso como me estás pidiendo que te bese.
_____ entreabrió los ojos, que parecían pesarle muchísimo, y se miró en los de él.
— Sí —jadeó—, muy segura...
Los dedos de Nick asieron con más firmeza la cabeza de _____, y la observó con los ojos entornados y llameantes de deseo.
—Abre la boca entonces —le susurró.
Segundos después, sus labios volvían a cubrir los de ella mientras su lengua exploraba el interior. A _____ le pareció que el suelo cedía bajo sus pies, y volvió a cerrar los ojos, dejándose llevar por las exquisitas sensaciones.
Aquel ardor dulce y sensual estaba a años luz de la pasión que lo había hecho vibrar el día anterior, pero estaba consiguiendo contenerse lo bastante como para no asustarla, para que se sintiera tranquila.
De pronto, se oyeron pasos bajando las escaleras, y Nick despegó sus labios de los de _____ de mala gana, dejando escapar un gruñido de fastidio.
—Estoy empezando a pensar que ya no existe privacidad en este mundo —farfulló.
Recordando la mala suerte que habían tenido el día anterior, y el anterior a ése, _____ no pudo menos que sonreír. Él la sacudió suavemente por la cintura.
—¿Te parece gracioso? —le increpó con un brillo malicioso en la mirada—. Pues ven a montar a caballo mañana conmigo... si te atreves.
_____ frunció los labios, entre pensativa y confusa por los rápidos virajes que daba su relación.
—No sé... —dijo con sorna, mirándolo a través de sus espesas pestañas—. ¿No dicen que las chicas no deben adentrarse con hombres en el bosque?
Nick contuvo el aliento ante aquella mirada tan inocentemente procaz, y sus dedos se cerraron en torno a la cintura femenina.
— Sólo las que son tan preciosas como tú.
—¿_____? ¿_____ estás en la cocina? —les llegó la voz de Demi desde el comedor.
(como q a Demi ya le gusto interrumpir no creen!! :P )
Capitulo 10 (1/4)
—_____... —murmuró.
Ella estaba temblando de pies a cabeza, tenía los ojos como platos y sollozaba incontrolablemente.
El rostro de Nick se contrajo, y extendió una de sus grandes manos para secarle las lágrimas y arreglarle el revuelto cabello.
—Está bien —le susurró en un tono de voz tan suave que no parecía el suyo—, está bien, _____, no voy a hacerte daño... Tendría que haberme dado cuenta de que... Dios, ¿por qué no me has dicho nada? Vamos, deja de llorar, por favor... —le rogó sacando un pañuelo de su bolsillo.
Pero ella siguió tensa mientras le secaba las mejillas, y la inquietud no se había borrado de sus grandes ojos castaños cuando se encontraron con los de él..
—Yo no soy... no soy esa clase de mujer... no soy una golfa... —murmuró con voz entrecortada—, y tú... tú no haces más que tratarme como si lo fuera...
Las facciones de Nick se endurecieron.
—Escucha, _____, yo...
Pero ella no quería oírlo.
—Déjame —le imploró, empujándolo por el pecho—, por favor, déjame tranquila...
Y, como si fuera un animal herido y asustado, se acurrucó contra la portezuela, cerrando los ojos con fuerza.
—¿Por qué no me dijiste desde el principio que eras virgen? — inquirió Nick quedamente, observándola.
_____ abrió los ojos, pero no se movió, ni lo miró, y tardó en contestar.
—Porque no tenía ni idea de que ibas a intentar nada conmigo —farfulló—, y porque no me habrías creído aunque te lo hubiera dicho.
Nick dejó escapar un pesado suspiro.
—Después de cómo reaccionaste cuando empecé a acariciarte junto al lago, tal vez sí te habría creído —repuso con la vista fija en sus mejillas arreboladas—. ¿Te he hecho daño?
_____ se sonrojó aún más, y sacudió la cabeza nerviosa.
—¿Podemos volver ya al rancho, por favor? —le suplicó.
—_____...
Nick hizo ademán de acercarse a ella, pero al instante ella se echó más hacia atrás, con los ojos desorbitados y el cuerpo rígido.
Él se detuvo con el rostro ensombrecido. Se volvió hacia el volante y puso el coche en marcha. La observó de soslayo, preocupado, mientras volvían a salir a la carretera, pero para su alivio al cabo de unos minutos pareció empezar a calmarse. Durante el resto del trayecto, sólo la suave música de la radio rompió el silencio.
—¿Ha estado molestándote de nuevo? —le preguntó Demi a _____ esa noche tras la cena, cuando las dos subían a dormir.
_____ se limitó a asentir, y entró en su dormitorio, consciente de que su amiga la había seguido. Demi cerró la puerta tras de sí, y se sentó en la cama, con las manos sobre el regazo, y observó a la otra joven detenerse frente a la ventana con una mirada vacía.
—_____, por favor, dime qué es lo que ha ocurrido —insistió—. Esta mañana sales tan contenta, y vuelves pálida como un fantasma; Nick se marcha nada más llegar y a la hora que es aún no ha regresado... hasta mi madre, que siempre está en Babia, intuye que ha pasado algo.
—No puedo hablarte de ello —musitó _____. Se apartó de la ventana y exhaló un profundo suspiro—. Demi, he pensado que lo mejor será que mañana por la mañana me vuelva a Nueva York.
— ¡Oh, no, por favor, _____! —exclamó su amiga poniéndose en pie, con una tristeza enorme en el rostro—. Tienes que contarme qué ha sucedido. ¿No habrá... ha intentado algo?
_____ no quería contestar, pero su vacilación y el miedo en sus ojos la delataron.
—¿Jamás le has dicho lo que te pasó a los catorce años, no es cierto? —inquirió Demi.
_____ meneó lentamente la cabeza.
—Me habría acusado de incitar a aquel hombre —le dijo—, ¡y lo sabes! Cree que soy una golfa, y así es como me ha tratado hoy.
—Oh, _____... —murmuró Demi, yendo a abrazarla—. Dios, iría y lo molería a palos si con eso pudiese consolarte. Es un bruto y un idiota —masculló—. Y, sin embargo, si te odiara como tú crees, ¿por qué iba a intentar nada contigo? ¿No te parece extraño? No sé, yo diría que en el fondo sí siente algo por ti.
_____ se apartó de ella y le dio la espalda.
—No, odio es lo único que siente por mí. Me odia y me lo ha demostrado. Tengo que marcharme, Demi, no puedo seguir aquí por más tiempo. ¿Es que no lo ves?
—Al menos podrías esperar hasta mañana para tomar esa decisión —le suplicó Demi, preocupada—. Sé que ahora mismo no puedes ver salida a esto, pero, te lo ruego, consúltalo con la almohada. Las cosas podrían cambiar...
—No cambiará nada —repuso _____ pesimista—, pero lo haré porque tú me lo pides.
Demi la besó en la mejilla, la abrazó de nuevo, y salió del dormitorio.
_____ empezó a andar arriba y abajo. ¿Consultarlo con la almohada? Aquello no serviría de nada. No podía quedarse allí y permitir que Nick siguiera tratándola de esa forma tan denigrante.
Durante mucho tiempo se había preguntado cómo reaccionaría si Nick intentara algo con ella, y ahora ya lo sabía: había sentido verdadero pánico. Pero... pero no había sido así junto al lago, se dijo. No, junto al lago había sido dulce y tierno, y ella no se había asustado. Incluso había deseado que siguiera. Se cruzó de brazos y suspiró. Tal vez, si no hubiera sido tan brusco con ella en el coche, habría reaccionado del mismo modo. No le habría negado nada si hubiera sido menos rudo.
No, no podía seguir en el rancho, pero la idea de tener que volver al apartamento de Nueva York la deprimía. ¿Estaría su tía Dilly allí cuando llegase? Ciertamente, _____ esperaba que no. Dilly nunca había sentido cariño por ella. El haber tenido que llevarla consigo al morir su hermano la había irritado profundamente, acostumbrada como estaba a vivir sin ligaduras ni obligaciones: de fiesta en fiesta, de viaje en viaje... Después de que aquel amante suyo intentara forzarla, el muy canalla le había dicho a su tía Dilly que ella había estado insinuándosele, y ella lo había creído, y desde entonces se había mostrado aún más fría y distante, levantando un muro insuperable _____ estaba segura que jamás caería. Ella ansiaba con toda su alma terminar por fin sus estudios universitarios, encontrar un empleo fijo, y poder vivir por fin por su cuenta.
Se puso el camisón y se metió en la cama decidida a no pensar en Nick, ni en su tía, ni en el futuro tampoco, pero no pudo evitarlo, y dio muchas vueltas en el lecho antes de dormirse.
A la mañana siguiente, _____ se levantó antes que nadie. Al bajar, se encontró la cocina desierta. La señora Peake aún estaba visitando a sus parientes, y esos días los integrantes de la familia Jonas se habían conformado con un café y tostadas, pero, como no quería marcharse sin despedirse de nadie, decidió que haría bien en entretenerse con algo para no ponerse nerviosa antes de enfrentarse a Nick, y se le ocurrió que lo que haría sería preparar un buen y abundante desayuno. ,
Frió bacón, hizo tortitas, galletas, huevos revueltos, café y zumo de naranja, y justo cuando estaba terminando de poner la mesa en el comedor, apareció Nick, y se quedó paralizado en la puerta al ver todo aquel banquete.
_____ se volvió al oírlo llegar, y casi se arrepintió de haberlo mirado. Estaba tan endiabladamente guapo y masculino con aquella camisa blanca de algodón y esos vaqueros, y el cabello húmedo de ducharse... Con el corazón desbocado, se dio la vuelta lo más deprisa que pudo.
—¿Te importaría ir a llamar a tu madre y a Demi? —le pidió—. Ya está todo listo.
—¿Por qué has hecho esto? —inquirió él con aspereza—. No has venido aquí para hacer de criada, sino como invitada.
—Lo sé, pero quería hacer algo para agradecerles mi estancia antes de tomar mi vuelo.
—¿Qué vuelo? —inquirió Nick, frunciendo el ceño.
—El que me llevará a Nueva York —contestó ella, fingiéndose muy tranquila.
Le dio la espalda y se dirigió a la cocina para ir por el azucarero, pero Nick la siguió.
—Cancélalo —le dijo.
_____ lo miró con el azucarero en la mano.
—No pienso hacerlo.
De todos modos no podía, ya que aún no había hecho la reserva.
—En ese caso lo haré yo.
_____ soltó ruidosamente el azucarero sobre la encimera y apretó los puños junto a caderas.
— ¡No puedes retenerme aquí! ¡No soy tu prisionera!
—No, no lo eres, pero me gustaría que no te fueras —murmuró él en un tono tan suave que ella se quedó patidifusa.
Mirándolo, a _____ le pareció que sus ojos estaban enrojecidos, y que tenía mala cara, como si tampoco él hubiera pasado muy buena noche.
—¿Para qué? —le preguntó desafiante—. ¿Para que puedas empezar a atormentarme de nuevo?, ¿Para que sigas donde lo dejaste ayer?, ¿Es eso?
Nick inspiró profundamente, metiéndose las manos en los bolsillos, se apoyó en la pared y la miró a los ojos.
—_____, ayer averigüé lo que quería saber de ti —le dijo—, y lo hice de la única manera que podía hacerlo sin que me quedara la duda de si estarías diciéndome la verdad o no. No pretendía asustarte de ese modo, pero necesitaba respuestas que de otro modo tú no me habrías dado.
_____ se puso rígida.
—¿Estás diciéndome... que lo hiciste a propósito?
Nick asintió muy serio.
—En cierto modo. Para mí fue como una revelación. Tenía la sensación de que no podías ser ni la mitad de experimentada de lo que yo creí en un principio. Ya lo intuí la primera vez que te besé, porque tu respuesta no fue la de una mujer que sabe mucho de besar —añadió con una leve sonrisa—, y luego, junto al lago, te quedaste tan agitada, que no pude menos que pensar que aquello era algo totalmente nuevo para ti. Y, por supuesto, cuando te empecé a besar en el coche de vuelta a casa, el modo en que reaccionaste, aturdida ante mi ardor, también se sumó a mis conclusiones anteriores. Lo que no esperaba —añadió con un suspiro—, era el miedo. ¿No pensarías de verdad que sería capaz de forzarte?
—Por supuesto que lo pensé —le espetó _____—. ¿Cómo no iba a pensarlo con la rudeza con que me trataste?
Nick esbozó de nuevo una leve sonrisa. Era cierto, una chica inocente no podía saber lo que era la pasión.
—Algún día comprenderás por qué me comporté así, pero no creo que éste sea el momento de explicártelo.
En tres zancadas se plantó juntó a ella, y su repentina proximidad la puso aún más nerviosa. Podía sentir el calor de su cuerpo, su aliento sobre la frente... _____ subió la vista aprehensiva de lo que pudiera ocurrir, pero sin poder evitarlo, pues era como si sus ojos de plata la atrajeran cual un imán.
—No quiero que te vayas —le repitió él suavemente—. Ahora que sé la verdad, no volveré a tratarte con rudeza, te lo prometo.
La amabilidad era algo que _____ había aprendido a no esperar de Nick, y precisamente por eso la desconcertó aún más, haciéndola vacilar.
—Pero... somos enemigos —balbució.
Un músculo se contrajo en la mandíbula de Nick.
—Éramos — corrigió—. No tenemos por qué seguir siéndolo.
—Pero si yo ni siquiera te caigo bien —insistió ella, confundida por ese repentino cambio de actitud—. ¿Para qué quieres que me quede si lo único que logro es irritarte?
El rostro de Nick se relajó visiblemente y sacó una mano del bolsillo para acariciarle la mejilla.
—Porque me gusta lo que siento al tocarte.
_____ se puso roja como la grana, y sus labios se entreabrieron involuntariamente.
—Nick, no...
Pero él, desoyéndola, ya estaba inclinando la cabeza, y la besó en la frente, en los párpados y las mejillas, en una caricia tan delicada que hizo que a ella le pareciera que sus piernas se habían convertido en gelatina.
—¿Lo ves? —le dijo él en un tono quedo, levantando la cabeza para mirarla—, no siempre soy rudo.
_____ se quedó mirándolo con los ojos llenos de curiosidad, y Nick, como si estuviera en trance, le tomó el rostro entre las manos.
—Acércate a mí —le susurró, inclinándose de nuevo hacia delante—. No te haré ningún daño.
Ella obedeció, porque la tentación era demasiado fuerte como para resistirse. Le encantaba sentir su cuerpo contra el suyo, su fuerza, su calidez... Le encantaba el tacto de sus trabajadas manos. ¡Lo amaba tanto...!
Nick rozó sus labios contra los de _____ con una ternura inusitada, pero también con sensualidad, y ella contuvo el aliento por la exquisita sensación, y se apartó un poco, nerviosa.
—No te apartes, _____ —murmuró Nick, acariciándole las comisuras de los labios con los pulgares—. No será como ayer, te lo prometo. Ven aquí...
Sus labios volvieron a posarse sobre los de ella, suavemente, sin forzarlos ni hacer presión alguna, y toda la feminidad que había en _____ respondió enfervorizada.
Se puso de puntillas, con las palmas abiertas sobre su tórax, sintiendo su agitada respiración, y cerró los ojos al mismo tiempo que apretaba sus labios contra los de él, queriendo más, ansiando... más...
—Por favor..., Nick, por favor... —le rogó, sin saber muy bien qué le estaba pidiendo.
—¿Estás segura? —susurró él contra sus labios—. No seré así de cuidadoso si te beso como me estás pidiendo que te bese.
_____ entreabrió los ojos, que parecían pesarle muchísimo, y se miró en los de él.
— Sí —jadeó—, muy segura...
Los dedos de Nick asieron con más firmeza la cabeza de _____, y la observó con los ojos entornados y llameantes de deseo.
—Abre la boca entonces —le susurró.
Segundos después, sus labios volvían a cubrir los de ella mientras su lengua exploraba el interior. A _____ le pareció que el suelo cedía bajo sus pies, y volvió a cerrar los ojos, dejándose llevar por las exquisitas sensaciones.
Aquel ardor dulce y sensual estaba a años luz de la pasión que lo había hecho vibrar el día anterior, pero estaba consiguiendo contenerse lo bastante como para no asustarla, para que se sintiera tranquila.
De pronto, se oyeron pasos bajando las escaleras, y Nick despegó sus labios de los de _____ de mala gana, dejando escapar un gruñido de fastidio.
—Estoy empezando a pensar que ya no existe privacidad en este mundo —farfulló.
Recordando la mala suerte que habían tenido el día anterior, y el anterior a ése, _____ no pudo menos que sonreír. Él la sacudió suavemente por la cintura.
—¿Te parece gracioso? —le increpó con un brillo malicioso en la mirada—. Pues ven a montar a caballo mañana conmigo... si te atreves.
_____ frunció los labios, entre pensativa y confusa por los rápidos virajes que daba su relación.
—No sé... —dijo con sorna, mirándolo a través de sus espesas pestañas—. ¿No dicen que las chicas no deben adentrarse con hombres en el bosque?
Nick contuvo el aliento ante aquella mirada tan inocentemente procaz, y sus dedos se cerraron en torno a la cintura femenina.
— Sólo las que son tan preciosas como tú.
—¿_____? ¿_____ estás en la cocina? —les llegó la voz de Demi desde el comedor.
(como q a Demi ya le gusto interrumpir no creen!! :P )
Andrea P. Jonas:)
Re: Mi Adorable Enemigo (Nick y Tu) Terminada
ANDY ANDY ANDY ANDY ANDY ANDY ANDYANDY ANDY ANDY ANDY ANDY ANDY
SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA
Mueroooooo!!!!!
SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA SIGUELA
Mueroooooo!!!!!
Pamm Jonas
Re: Mi Adorable Enemigo (Nick y Tu) Terminada
Capitulo 11 (2/4)
Nick soltó a _____ justo cuando la puerta se abrió y entró Demi, que se quedó de piedra al ver allí a su hermano, con su habitual expresión hosca, y a su amiga, roja como una amapola.
—Dejadme adivinar: ¿serán veinte pasos antes de dispararse un huevo?, ¿O van a batirse con tenedores? —les dijo con guasa, tratando de disipar la tensión que se mascaba en el ambiente.
Nick esbozó una leve sonrisa.
— No exactamente. Bueno, iré a despertar a mamá. Me muero de hambre —y salió de la cocina.
—¿Qué ha pasado? —inquirió Demi en un susurro impaciente.
—Que me ha invitado a montar a caballo —respondió _____ sacudiendo la cabeza—. No creo que llegue a entender nunca a tu hermano.
—Oh, yo creo que algún día sí lo entenderás —contestó Demi con una sonrisa cómplice, mientras pasaban al comedor, donde ya estaban tomando asiento Nick y su madre.
Durante todo el desayuno, _____ sintió la mirada masculina sobre ella. En un momento dado alzó la vista de su taza de café, y se miraron a los ojos largo rato, el aire entre ellos pareció cargarse de electricidad, y _____ se encontró pensando en lo increíblemente atractivo que era, y deseando poder sentarse en su regazo, enredar los dedos en su obscuro cabello, trazar sus finos labios, e imprimir besos por todo su rostro.
En ese instante leyó la misma ansia en los ojos de él, en esos ojos plateados que parecían poder ver dentro de ella.
—_____, estaba todo delicioso —le dijo la señora Jonas con una sonrisa, devolviéndola a la realidad—. Hasta hoy no me había dado cuenta de cuánto echo de menos a la señora Peake. Gracias, querida.
—De nada —contestó _____, tratando de no dejar que se traslucieran en su voz las emociones que la agitaban en ese momento.
— Y estas galletas... —continuó alabándola la madre de Demi—, yo diría que son incluso mejores que las de la señora Peake.
—Bueno, la verdad es que no es un mérito, sino que tengo mucha práctica haciéndolas —explicó _____ modestamente—. Durante los meses que paso en la universidad, tengo un trabajo de media jornada en una cafetería.
—¿Y para qué diablos necesitas ese empleo? — exigió saber Nick—. Tu tía te mantiene y paga tus estudios, así que, ¿para qué te matas a trabajar?, ¿Sólo para tener más dinero que gastar?
—¿Qué dices? —intervino Demi acaloradamente—. Su tía no...
_____ le dio un pisotón por debajo de la mesa para que se callara, y su amiga tuvo que morderse la lengua para no quejarse de dolor.
—No te preocupes, Demi —le dijo _____ con firmeza.
Si Nick quería creer que sólo trabajaba para tener dinero que gastar en frivolidades, por ella perfecto. No le importaba lo más mínimo.
—Disculpen —murmuró.
Se levantó sin mirar al ranchero y salió del comedor, pero Nick le dio alcance antes de que hubiera subido tres peldaños de la escalera.
—Escucha, _____... lo que acabo de decir... no lo decía en el sentido por el que te lo has tomado —le dijo agarrándola suave pero firmemente por el brazo.
_____ lo miró con aprehensión e incertidumbre.
—Para tu información —le dijo—, tengo que sacar dinero de algún sitio para comprarme la ropa que llevo a diario, y algunos trabajos de la agencia de modelos exigen que tenga mi propio vestuario.
Nick enarcó una ceja.
—¿Es que la generosidad de tu tía no da para tanto?
Se quedaría con dos palmos de narices si supiera para lo poco que daba la «generosidad» de su tía, se dijo _____ amargamente. No sólo tenía que comprarse ella la ropa, sino también pagar sus estudios y el transporte. Con todos esos gastos apenas podía ahorrar nada, pero sabía que una buena preparación académica la ayudaría un día a independizarse, y ya sólo le faltaba un año más. Sólo un año más, y sería totalmente libre.
De pronto la mano en torno a su brazo la acarició suavemente, y _____ alzó la mirada.
—Siento haberte molestado, _____, de verdad — le dijo—. Además, acabábamos de declarar una tregua, ¿recuerdas? Es sólo que me sorprendió pensar en ti haciendo algo menos glamuroso que posar modelitos. En fin, ¿qué quieres que te diga?, No puedo imaginarte de cocinera.
—Pues el desayuno que acabo de preparar, y la cena que hice el otro día, demuestran que sé cocinar— le recordó ella.
—Es verdad —asintió él—, y me descubro ante ti —añadió, haciendo el gesto de quitarse un sombrero imaginario—. Anda, vamos, no te enfades conmigo. Happy ya tendrá ensillados los caballos, y voy a llevarte hasta la propiedad de los Johnson.
—¿Dónde hay todas esas piceas azules? —inquirió ella con los ojos brillantes.
—Te encantan los árboles y las flores, ¿eh? —le dijo él, riendo ante su entusiasmo.
_____ asintió con la cabeza.
—Casi pareces una chica de campo —comentó Nick—. Dime, ¿no echas de menos la ciudad?
Ella lo miró a los ojos muy seria.
— No —le respondió con sinceridad—, no la echo de menos en absoluto.
Montar a caballo era uno de los pasatiempos preferidos de _____, pero cabalgar junto a Nick era aún mejor. Tenía un aspecto realmente magnífico sobre su cabalgadura, se dijo soñadora: alto, ancho de espaldas, bien erguido...
Nick giró la cabeza en eso momento y la pilló mirándolo. Una de las comisuras de sus labios se arqueó hacia arriba y se rió entre dientes al ver que ella se sonrojaba.
—El... um.. el paisaje es verdaderamente precioso, ¿verdad? —balbució _____, aclarándose la garganta.
—No tanto como tú —murmuró él con una mirada apreciativa—. No me importa que me mires, _____, ni tienes por qué avergonzarte de hacerlo.
— ¡Qué bien me conoces! —exclamó ella, echándose a reír.
Esa risa clara y argentina pareció iluminarla, y Nick se quedó mirándola fascinado. Con el sol arrancando reflejos rojizos de su cabello castaño oscuro, y los ojos brillantes, estaba tan hermosa que habría detenido el tráfico en una concurrida avenida.
—Haces que me sienta como una colegiala —lo acusó _____—, vergonzosa y tímida. Te encanta ponerme en evidencia.
—No es eso —repuso él, sonriendo—, lo que me encanta es hacerte sonrojar.
—Eres malo —farfulló ella haciendo pucheros.
Nick se rió suavemente.
—¿Has visto ya nuestros nuevos caballos árabes?—le preguntó.
—No, Joseph iba a enseñárnoslos a Demi y a mí el otro día, pero se debió... «distraer», y se le olvidó —le dijo _____ con una sonrisilla elocuente.
— Se distrajo... —repitió Nick—. Últimamente eso le ocurre con demasiada frecuencia. Demi está haciendo que descuide su trabajo.
—Oh, vamos, Nick, no seas tan duro —comenzó ella vacilante, sabiendo que defender a los enamorados podía hacer que se rompiera su tregua—. Y, si es por Demi, no veo motivos para que te opongas a su relación. Joseph es un buen hombre.
Tal y como había esperado, él le lanzó una mirada cortante.
—La cuestión no es si Joseph es un buen hombre o no —replicó—. Sabes muy bien lo gastosa que es Demi. ¿Crees que ese chico podría mantenerlos a los dos con su salario, con los gustos tan caros que tiene mi hermana? Aunque le diera una parcela en el valle y lo ayudara, le costaría un trabajo enorme lograr establecerse. ¿Tú ves a mi hermana arrimando el hombro, o siquiera manchándose las manos?
—Creo que minusvaloras a Demi —le dijo _____, escogiendo sus palabras con cuidado—. Cuando algo le importa, lucha por ello, y estoy segura de que Joseph no tendría que hacerlo todo solo, porque Demi lo ama, y estaría al pie del cañón con él en todo momento.
—Demi no está enamorada de él: está encaprichada con él —la corrigió Nick—. A su edad no se sabe lo que es el amor.
_____ apartó la vista.
—¿Eso piensas? —le espetó con cierta amargura, recordando las noches en vela que había pasado por el hombre sin corazón que cabalgaba a su lado.
—El asunto es —concluyó Nick, zanjando la discusión—, que Demi es mi hermana, y que se trata de un problema que sólo nos atañe a mi madre, a ella y a mí.
Aquellas palabras fueron como una puñalada para _____. ¿Era ése su destino, ser siempre una extraña para él?
—Gracias por recordarme que no tengo voz ni voto en sus asuntos de familia —le dijo dolida, sin dignarse a mirarlo—. Ahora, si no te importa, regresaré sola. No me siento cómoda en tu compañía.
Hizo que el caballo diera media vuelta y comenzó a descender la senda bajo los enormes pinos que discurría junto a la orilla del río.
Nick fue tras ella, agarró las riendas de su caballo e hizo que se detuviera.
—Desmonta —le dijo.
_____ no se movió, pero él se bajó de su montura y la tomó por la cintura, obligándola a bajar también.
—Déjame marchar —farfulló ella, reprimiendo a duras penas las ganas de llorar—. No debería haberme quedado, debería haberme ido esta mañana. Puede que el apartamento de Nueva York no sea un hogar, pero allí al menos no me siento como una intrusa.
—Tu hogar está donde esté yo, _____ —murmuró él—. ¿O es que aún no te has dado cuenta?
Y antes de que pudiera contestar, Nick había agachado la cabeza y tomado sus labios. _____ cerró los ojos, sintiendo que la alzaba en volandas y caminaba con ella en sus brazos sin dejar de besarla.
De pronto notó que se detenía y la tumbaba en el suelo, pero siguió sin abrir los ojos. Estaba demasiado absorta en el sensual y tierno ardor de la boca de Nick como para atender a nada más. Sentía agujas de pino secas bajo su espalda, y escuchaba el suave ruido del viento y del agua corriendo, pero tenía la impresión de estar dentro de un sueño.
Sólo cuando los dedos de él rozaron sus senos, abrió los ojos y se removió inquieta.
Andrea P. Jonas:)
Re: Mi Adorable Enemigo (Nick y Tu) Terminada
Capitulo 12 (3/4)
—No tienes nada que temer —le aseguró Nick.
Mirándola a los ojos, mientras sus manos tomaban posesiones de aquellas suaves cumbres, como si tuvieran todo el derecho a hacerlo.
—No, por favor... —le rogó ella en un susurro ahogado.
El silencio del campo pareció magnificar el ligero roce de los dedos de Nick al acariciarla a través de la camisa de algodón.
—¿Por qué no?
—Porque es algo tan... íntimo —consiguió articular _____ con dificultad, detestando las reacciones de su cuerpo, que le decían a las claras cuánto le gustaba lo que estaba haciéndole.
Nick inclinó la cabeza y le besó los párpados, haciendo que cerrara los ojos.
—No me mires de esa manera acusadora —le susurró—. No voy a hacerte daño. Sólo quiero sentirte, tocarte... experimentar la suavidad de tu piel bajo mis manos. Quiero enseñarte todo el placer que pueden darse un hombre y una mujer.
—No... lo que quieres es volver a humillarme — musitó _____ angustiada—. Igual que aquel día, en Semana Santa, en el establo...
_____ notó cómo él se tensaba un instante, antes de besarla en la mejilla, y luego en el cuello, justo bajo la oreja.
—Ésa no es la razón por la que estoy haciendo esto —le susurró Nick con voz ronca—. Si quieres una, es que me estoy consumiendo de deseo por ti.
Él levantó la cabeza, y _____ abrió los ojos, observando cómo los labios del ranchero se colocaban a unos centímetros de los suyos, y cómo la tensión se acumulaba en su cuerpo.
—No... no me fuerces —le rogó aprehensiva—. No seas rudo conmigo...
—Te trataré como a una figura de porcelana si confías en mí y me dejas hacer —susurró Nick contra su boca—. Y si en algún momento quieres que pare, no tienes más que decírmelo.
Le rodeó las mejillas con las manos, y sus labios descendieron sobre los de ella, besándolos con dulzura, pero también como si jamás fuese a saciarse de ellos, y pronto _____ se fue relajando ante esa pasión contenida.
—¿Lo ves? —le dijo Nick, levantando la cabeza un instante, e imprimiendo pequeños besos por toda su cara—, no tenía intención de saltar sobre ti como un perro de presa.
Esbozó una sonrisa y, apoyando el peso de su cuerpo en un codo, escudriñó el rostro arrebolado de la joven, y su mirada descendió hasta el cuello de la camisa. Desabrochó un par de botones, e introdujo la mano en el estrecho espacio entre sus senos, observando la reacción de placer en los ojos de _____ cuando tocó su piel desnuda, y sus dedos se aventuraron bajo el encaje del sostén.
—Eres tan exquisitamente suave... —murmuró mientras la exploraba, y se acercaba al erecto pezón.
_____ le clavó las uñas en los brazos, y contuvo el aliento. Nunca había experimentado una sensación igual; ningún hombre la había tocado de aquella manera. Era tan distinto de aquella pesadilla, de aquel infierno por el que había pasado a los catorce años...
La creciente excitación hizo que su cuerpo se tensara, como la cuerda de un arco.
—Tranquila —le susurró Nick, rozando sus labios con los de ella mientras la acariciaba más sensualmente—, no voy a hacerte daño. Simplemente relájate y deja que suceda.
—Es que... es... mi primera vez...
Él volvió a tomar sus labios, aumentando ligeramente la presión, y de pronto sus dedos se cerraron entorno a la cálida circunferencia, engulléndola, y un gemido involuntario salió de la garganta de _____.
El propio Nick se había quedado sin aliento ante aquel sonido.
—Magia —murmuró, mirándola a los ojos—. Lo que nos sucede cuando estamos juntos es magia, como las flores que se abren con el calor del sol...
Se inclinó para besarla una vez más, y _____ notó los salvajes latidos de su corazón y escuchó su respiración jadeante, mientras a ella la invadían una miríada de nuevas sensaciones. Tal y como él había dicho, parecía magia. Le rodeó el cuello con los brazos y enredó los dedos en su cabello obscuro.
Sin que _____ supiera cómo había ocurrido ni en qué momento, la otra mano de Nick estaba también bajo su camisa, masajeando y acariciándole el otro seno.
Él interrumpió el beso para buscar sus ojos, pero no dejó de tocarla.
—Parece que tus senos estuvieran hechos para encajar en las palmas de mis manos —murmuró en una voz irreconocible por el deseo—. Quiero mirarte, _____. Esto no es suficiente...
La idea de sus ojos grises recorriendo la desnudez de su cuerpo hizo que el corazón se le subiera a la garganta a la joven. Ella también lo quería, pero...
—¿No tendrás miedo? —la picó Nick con dulzura—. Sabes que sería incapaz de hacerte daño, ¿no es verdad?
—Lo sé —respondió ella.
Le acarició el atractivo rostro hipnotizada, trazando el contorno de sus labios, la recta y arrogante nariz, apartó un mechón de cabello de su frente...
—Yo también lo quiero —le confesó—, pero si no te digo ahora que no, seré incapaz de hacerlo. Siento como si estuviera ardiendo por dentro.
—Yo siento lo mismo —le dijo él, aceptando su decisión a regañadientes, y sacando las manos de su camisa con un pesado suspiro. Se apoyó sobre ambos codos, y la miró a los ojos — Ésta también es la primera vez para mí, ¿sabes?
_____ esbozó una sonrisa burlona.
—Oh, por supuesto.
Nick se rió, peinando el corto cabello de _____ con los dedos.
—No, lo digo en serio: no he besado ni acariciado a una chica virgen desde que tenía dieciséis años. Y también ha sido la primera vez que he tenido que parar —añadió malicioso.
_____ suspiró para sus adentros, lamentándose de que sólo sintiera atracción física por ella.
—Lo siento —murmuró—. No estoy preparada.
—No tienes que disculparte —le dijo él, trazando una de sus perfectas cejas con el índice — Dime, _____, ¿has deseado a un hombre alguna vez?
Ella tragó saliva. Por un instante estuvo tentada contarle lo que le había sucedido a los catorce años, pero aquel era un momento tan perfecto, que no quería estropearlo con amargos recuerdos.
—No —le dijo al cabo de un rato—. Al menos no antes de conocerte a ti.
Nick apoyó su frente en la de ella.
—No es muy sabio confesarle algo así a un hombre en estas circunstancias —farfulló divertido—. Dime, ¿puedes sentir hasta que punto te deseo?
Era bastante difícil no notarlo, pegados como estaban el uno al otro, y _____ se sonrojó profusamente.
—Yo... imagino que muy pocas mujeres te habrán dicho que no —murmuró.
Nick levantó la cabeza para mirarla y enarcó una ceja.
—No soy un play boy, si es lo que estás insinuando.
_____ se rió.
—Tampoco creo que tengas tiempo para serlo — replicó—, con todo lo que trabajas.
Nick jugueteó con un mechón de su oscuro cabello.
—No tengo más remedio. De otro modo habríamos perdido todo cuando mi padre murió. Y tengo que pensar en mi madre, y en Demi —le dijo—. Pero tú tampoco has tenido una vida muy fácil.
—Lo pasé muy mal cuando fallecieron mis padres en el accidente —asintió _____—, pero tampoco puedo quejarme de cómo me ha ido, y las cosas mejoraron cuando mi tía me mandó al internado y conocí a Demi.
—Excepto por las veces que has venido al rancho y yo me he portado como un bruto contigo — murmuró Nick avergonzado—. Vaya —dijo mirando su reloj y dejando escapar un suspiro—, odio tener que decir esto, pero por desgracia tenemos que volver ya, se está haciendo tarde. Además, esta tarde llega ese dichoso contable de la auditoría —masculló apartándose de ella y sentándose a su lado. De pronto se había quedado mirándola muy serio—. Por cierto, que hay algo que deberías saber de él antes de que llegue.
—¿El qué? —inquirió _____ sonriente mientras se abrochaba la camisa.
Su deslumbrante sonrisa hizo que Nick se sintiera incapaz de decirle lo que le tenía que decir.
—No, déjalo, ya habrá tiempo luego. Vamos — murmuró, se puso de pie y le tendió la mano para ayudarla a levantarse—, volvamos a casa.
Hicieron el camino de regreso en un agradable silencio, y _____ no pudo dejar de albergar la esperanza de que, al llegar al establo, cuando la ayudase a desmontar, la besase una vez más.
Sin embargo, cuando llegaron allí, se encontraron con Joseph y Demi, que venían de la casa.
—Ah, al fin aparecéis —dijo Demi, colgándose del brazo de Joseph y riéndose como si llevara el sol dentro de ella—. Nick, ha venido un hombre a verte. Llamó desde Calgary para decir que ya estaba en el aeropuerto, y mamá fue a recogerlo.
Nick asintió con la cabeza.
—El contable —murmuró, dirigiendo una mirada extraña a _____—. Bueno, entremos entonces. Será mejor que se los presente. Al fin y al cabo va a estar aquí unos días.
Dejaron a los caballos a cargo de Happy y fueron hacia la casa.
—Ah, aquí está mi hijo —dijo la señora Jonas cuando entraron en el salón.
El visitante se puso de pie. El hombre, alto, aunque no tanto como Nick, delgado y de pelo castaño, esbozó una sonrisa torcida al ver a _____, y a la joven, que lo reconoció al instante, se le cayó el alma a los pies. Era Bruce Billingsly, aquel tipo amigo de su tía que estaba obsesionado con ella. El motivo por el que finalmente había aceptado la invitación de Demi en Semana Santa, era que prefería el malhumor de Nick al acoso constante e inexorable de aquella sanguijuela, porque Bruce Billingsly no aceptaba un no por respuesta.
Ahora ya sabía quién era el informador secreto de Nick, el que le había estado contando mentiras acerca de su vida y su trabajo... Ahora ya sabía quién lo había envenenado contra ella. Allí estaba el culpable en persona, y con un brillo en los ojos que le decía que su retorcida mente tenía reservadas otras viles artimañas. ¿Y Nick? Nick estaba observando receloso el intercambio de miradas entre ambos.
—¿Cómo le va, señor Jonas? —saludó Bruce a Nick. Y luego, volviéndose a ella, le dijo riéndose— El mundo es un pañuelo, ¿eh, _____? —y, para indignación de ella, tuvo la desfachatez de acercarse y besarla en la mejilla—. ¿Qué está haciendo aquí mi chica? — inquirió, pasándole con frescura un brazo por los hombros y atrayéndola hacia sí.
Andrea P. Jonas:)
Re: Mi Adorable Enemigo (Nick y Tu) Terminada
Capitulo 13 (4/4)
Un destello de furia cruzó por los ojos de Nick, pero nadie pareció advertirlo excepto _____, y cuando él se volvió hacia Billingsly ya no quedaba en ellos nada de ese sentimiento en su expresión, excepto un poso de burla.
—Te dije que teníamos un conocido común, ¿recuerdas? —le preguntó a _____.
—Exacto: yo —dijo Bruce con una sonrisa—. Y claro, cuando hace unos meses me enteré de que el señor Jonas te conocía, estuvimos hablando mucho de ti. Me sorprendió ver que no sabía demasiado de tu carrera como modelo.
«Y apuesto a que tú te encargaste de informarlo, con Dios sabe qué sarta de mentiras», se dijo _____ con disgusto. Era igual que todos los demás ligues de su tía: arrogante, vanidoso y, también como todos los demás, ávido de dinero.
Al no haber logrado mantener el interés de su tía por él, se había lanzado a por ella con una perseverancia agotadora, a pesar incluso de que ella lo rechazaba una vez tras otra. Incluso se había presentado en un par de ocasiones en el campus, y le había costado mucho quitárselo de encima.
Alzó la mirada, aprehensiva, hacia los ojos de Nick, y tal y como esperaba no encontró en ellos más que asco y desprecio. La llegada de Bruce había matado la confianza que estaba empezando a crecer entre ellos. Aquella hermosa mañana se convertiría tan sólo en un recuerdo. Jamás volvería a repetirse.
—¿No te alegras de verme, _____? —le dijo Bruce sonriendo y atrayéndola más hacia sí.
Nick hundió las manos en sus bolsillos.
—No me comentaste nada de su floreciente romance —le dijo a _____ en un tono venenoso—, pero ahora que Billingsly está aquí, tal vez tengan ocasión de retomarlo... cuando haya terminado de revisar mis libros de cuentas —añadió con una sonrisa gélida en dirección a Bruce—. ¿Y qué momento mejor que éste para hacerlo? Sígame, iremos a mi estudio.
—Pero, Nick... si acaba de llegar —protestó su madre, para quien las buenas maneras eran algo de vital importancia.
—No ha venido de visita, madre —le recordó Nick abruptamente—. ¿Billingsly?
Aparentemente, Bruce sabía que no le convenía soliviantar al ranchero cuando había ese matiz áspero en su voz, porque le contestó al instante:
—Te veré después, cariño. Tenemos tantas cosas de qué hablar...
—Ya lo creo —masculló ella, dirigiéndole una sonrisa venenosa.
Nick ni siquiera se volvió a mirarla.
—¿De qué diablos va todo esto? —le preguntó Demi cuando se hubieron marchado, y su madre y Joseph charlaban sentados sobre la marcha del rancho.
—Es ese tipo del que te hablé —gimió _____ mirando por la ventana—, el que no hace más que perseguirme.
— ¡Cielos, ya recuerdo! —exclamó Demi—, ¡es aquel que fue a la facultad a darte la lata! Pero, ¿cómo puede ser que conozca a mi hermano?
_____ se encogió de hombros
—Una desgraciada coincidencia, supongo — farfulló—. Oh, Demi, ¿qué voy a hacer? Ahora Nick creerá que hay algo entre nosotros, y sólo Dios sabe qué cosas horribles le habrá dicho de mí.
Demi estaba empezando a unir piezas en su cabeza: el rubor de las mejillas de _____ cuando había llegado de su paseo a caballo con su hermano, la expresión inusualmente tierna en los ojos de él, los labios algo hinchados de su amiga, las agujas de pino en su cabello..., de pronto todo encajaba.
— ¿Qué han estado haciendo en el bosque aparte de debatir acerca de la economía mundial? — le preguntó irónica.
_____ se sonrojó profusamente, dando a su amiga la respuesta que quería.
—Ya entiendo —dijo Demi riéndose—. Ahora comprendo por qué Nick ha estado tan insoportable últimamente —murmuró con aire pensativo—. Es más, mamá dice que lleva así desde Semana Santa. Entonces pasó algo entre ustedes, ¿no es verdad?, Después de que le tirarás ese cubo de pienso. Oh, _____... —le dijo emocionada con los ojos brillantes —, ¡si supieras cuántas veces he soñado con que pudiéramos ser cuñadas algún día...!
—No digas bobadas —protestó _____ azorada—. Y no quiero que le digas nada de esto a nadie: prométemelo, Demi.
Su amiga dejó escapar un largo suspiro.
—Está bien, está bien... —farfulló a regañadientes—: te lo prometo. Pero sí que sientes algo por él, ¿no es verdad?
_____ bajó la vista.
—Sí —admitió en un murmullo apenas audible.
—¿Y mi hermano? —inquirió Demi.
_____ se encogió de hombros.
—¿Quién sabe lo que piensa o siente Nick? De todos modos ya no importa. Siempre ha pensado lo peor de mí, y las mentiras de Bruce no han hecho sino aumentar su mala opinión de mí.
—Pero, ¿por qué iba a creer esas mentiras viniendo de alguien como Bruce? —repuso Demi frunciendo el ceño—. Yo creo que es lo bastante inteligente como para reconocer un caso de celos y orgullo herido cuando lo ve. Si lo que Bruce busca es vengarse de ti, Nick se dará cuenta.
—¿Eso crees? —contestó _____ escéptica, meneando la cabeza.
—Pues claro, mujer. Anda, vamos a la cocina a hacer algo de comer —le dijo Demi—. Um... mamá, vamos a preparar el almuerzo —le dijo a la señora Jonas.
—¿Necesitas que les eche una mano? —se ofreció la mujer.
—Oh, no, no, no te preocupes. Sigue charlando con Joseph —le dijo su hija, lanzando una mirada significativa a su enamorado, que se sonrojó un poco—. No tardaremos nada.
—¿A qué venía esa mirada? —le preguntó _____ en un susurro mientras se dirigían a la cocina. Demi inspiró profundamente.
—Es que... Joseph va a pedirle consejo sobre cómo abordar a Nick. Quiere... quiere casarse conmigo —balbució—. ¡Oh, _____, quiere casarse conmigo! —repitió cerrando los ojos, como si hubiera recibido la mayor de las bendiciones.
—Si puedo ser de alguna ayuda no dudes en pedirme lo que quieras.
—Gracias —murmuró Demi—. La verdad es que me hará falta toda la ayuda que pueda conseguir. Sé que Nick dirá que soy demasiado joven, que Joseph no podrá darme la clase de vida a la que estoy acostumbrada, que no me haré a tener menos comodidades... ¡Pero yo lo amo! —exclamó obstinadamente—, y haré lo que sea por pasar el resto de mi vida a su lado, aunque tenga que sacar agua de un pozo o confeccionarme mi propia ropa. Quiero envejecer junto a él, ¡y voy a luchar por ello, ya lo verás!
—Te creo —aseguró _____ entre risas. Era muy parecida a Nick en ese sentido, y estaba segura de que si alguien podía hacerle frente, era ella.
Nick le dijo a Demi que Billingsly y él estaban muy ocupados, y le pidió que les llevara simplemente unos sandwiches para almorzar, así que _____ se vio ahorrada una más que segura confrontación, pero nada la salvó de la que tuvo lugar durante la cena.
Bruce estaba sentado frente a ella, y le sonreía como un sátiro, mientras Nick la miraba furibundo desde la cabecera de la mesa.
—Creía que estarías trabajando este verano, _____ —murmuró Bruce rompiendo el tenso silencio—. De hecho por ese motivo pedí que me asignaran alguna auditoría en Nueva York.
_____ lo miró con frialdad.
—¿No me digas? —masculló, detestándolo por lo que le había hecho a su ya de por sí frágil relación con Nick—. Pensé que te había dejado claro que cuando estoy trabajando no tengo tiempo para salidas nocturnas.
—Oh, vamos, nena, no me vengas con esas —se rió el muy canalla. Sus ojos adquirieron una expresión calculadora al notar que Nick estaba escuchándolos muy interesado—. ¡Si no hay un sólo club nocturno de la ciudad donde no te conozcan...!
_____ frunció las cejas y apretó la mandíbula.
— ¡Eso no es cierto! —le gritó.
—Bueno, no te pongas así, no pensé que te molestara tanto que se supiera —contestó Bruce, fingiéndose aturdido—. Además, en el fondo ha sido mejor que no me mandaran a Nueva York como pedí —añadió en un tono desmoralizado—. La verdad es que no puedo competir con la clase de hombres con los que sales. Soy un simple currante, no un magnate.
Los dedos de _____ estrujaron la servilleta sobre su regazo, y por un instante consideró el arrojarle su plato del postre a la cabeza. Podía leer la burla en sus ojos. Bruce sabía muy bien lo que estaba haciendo, y _____ comprendió de inmediato que su primera impresión había sido correcta: quería crucificarla por haberlo herido en su orgullo al rechazarlo una y otra vez. Si no podía tenerla, se aseguraría que ningún otro la tuviera, y Nick menos que nadie.
—No necesito salir con hombres ricos —le espetó.
— Mira, _____, no estoy juzgándote —repuso Bruce—, es perfectamente comprensible. No tienes por qué fingir. Dilly no te da un centavo para tu educación, y tienes que sacar el dinero de algún sitio.
Estaba plantando las semillas de la discordia, y estaban cayendo en suelo fértil: la prejuiciosa percepción de Nick, ya distorsionada por sus mentiras.
—Con mis trabajos gano lo bastante como para mantenerme por mí misma —insistió _____.
—Bueno, eso desde luego debe ser cierto si estás tomándote libre todo el verano... —concedió Bruce— amenos que hayas venido con intención de pescar un «pez» mayor... —insinuó, lanzando una mirada furtiva a Nick.
La expresión del ranchero era de pura furia.
Con un esfuerzo titánico, _____ se llevó la taza de café a los labios, conteniendo a duras penas las lágrimas. Era como si Bruce le estuviera haciendo pequeños cortes con un cuchillo invisible, y nadie pudiera ver las heridas.
Nick se levantó, arrojando la servilleta arrugada sobre la mesa.
—Si ha terminado, Billingsly, deberíamos volver al trabajo —le dijo en un tono odiosamente despreocupado, como si no lo afectara nada lo que había oído.
_____ lo observó salir del comedor seguido de Bruce, que se volvió justo antes de llegar a la puerta, con una sonrisa triunfal. La luz se extinguió de los ojos de la joven, y de su alma, porque supo en ese momento que Nick lo había creído. Había sido un error ocultarle que su tía no la ayudaba económicamente, porque ahora, al haberse enterado por Bruce, llegaría a la conclusión de que efectivamente necesitaba dinero, y de que había estado intentando tenderle una trampa, sobre todo a la vista de su flirteo en Semana Santa. Y lo peor de todo era que no había nada que ella pudiera decir en su defensa, porque después de lo que acababa de oír, estaría convencido de que era una mentirosa. Probablemente incluso estaría empezando a pensar que su inocencia virginal era sólo fingida, y que lo que perseguía era arrastrarlo al altar. Las lágrimas se agolparon en sus ojos castaños, enturbiando su mirada, y tuvo que pestañear para contenerlas.
— ¡Qué... qué caliente está el café! —dijo riéndose, esperando poder ocultar con eso el motivo real de que le lloraran los ojos.
Pero a Demi no podía engañarla.
—Propongo que entremos en el estudio y le echemos al señor Billmgsly el contenido de la cafetera por la cabeza —sugirió—. ¡Menuda sabandija! ¡Y el zopenco de mi hermano, ahí sentado, mirándote como si creyera todas esas patrañas!
—Apoyo la moción de ir a echarle el café encima —dijo su madre. Era la primera vez que _____ la veía enfadada—. Y lo pondré en la habitación de invitados verde —añadió con una sonrisa maliciosa— el colchón de la cama está lleno de bultos.
—En ese caso iré a buscar unas cuantas piedras para ponerlas entre el somier y el colchón — dijo _____, esbozando una débil sonrisa—, para que esté más «cómodo». Hasta luego.
Salió alicaída del comedor, y los ojos de madre e hija la siguieron entristecidos y preocupados.
_____ estaba esperando que Nick fuera a pedirle explicaciones antes o después, y, en efecto, media hora más tarde salía al porche, donde la encontró sentada a la pálida luz de la luna.
bien chicas aki esta su maraton!! espero q les haya gustado!!! y chicas van a matarme! :lol: en el comentario q puse antes de subir el maraton les comente q aun kedan varios capitulos... pero me kedo una pequeña duda y decidí revisar... y me encontre con q solo quedan 6 capitulos!!! obiamente sin contar el maraton... y yo penese q despues del maraton quedavan muchos mas caps pero me ekivoque :/ me disculpo con ustedes por la equivocacion!! :oops: y pues si tengo oportunidad de subir todos los dias la novela estaria acavando el domingo en verdad siento mucho la confucion fue mi culpa por no fijarme antes lo siento!!
Andrea P. Jonas:)
Re: Mi Adorable Enemigo (Nick y Tu) Terminada
Ahhh no te preocupes lo importante es q vale la pena leerla!!!
Siguelaaa Uno ++ por fiss solo 111 ++!1
Telo pido como los bebes!!
1 + por favorrr!!!!
Siguelaaa Uno ++ por fiss solo 111 ++!1
Telo pido como los bebes!!
1 + por favorrr!!!!
Pamm Jonas
Re: Mi Adorable Enemigo (Nick y Tu) Terminada
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaiii no la dejeeesss ahiiiii
chelis
Re: Mi Adorable Enemigo (Nick y Tu) Terminada
NO TE PREOCUPESSS!! IGUAL ME GUSTAN LAS NOVES QUE SON MAS CORTASS!!!!
ME ENCANTO EL MARATONN!!!!
GRACIAS POR LOS CAPSS!!!
SIGUELAAAAAAA!!!!!!!
ME ENCANTO EL MARATONN!!!!
GRACIAS POR LOS CAPSS!!!
SIGUELAAAAAAA!!!!!!!
Yuliaa
Re: Mi Adorable Enemigo (Nick y Tu) Terminada
Odio a Bruce,Odio a Bruce y Odio a Bruce!
Todo estaba casi perfecto y el vino a estropearlo!!
Awwwww Joe le quiere pedir matrimonio a dems!Que tierno.....!
Ame la maratón andy!Espero que subas pronto
Besos!
Te pasa por mis nove?
Todo estaba casi perfecto y el vino a estropearlo!!
Awwwww Joe le quiere pedir matrimonio a dems!Que tierno.....!
Ame la maratón andy!Espero que subas pronto
Besos!
Te pasa por mis nove?
Sunny
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