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roses from our garden.
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Re: roses from our garden.
- holii:
- Hola chiques primero que nada, perdón por la tardanza. Entre el estres con los trabajos y eso la verdad es que no pude concentrarme demasiado en hacer el capitulo. No me gusto mucho como ha quedado, pero prometo que los siguientes serán mucho mejores
Sigue @pantone.
capítulo 02.
Escrito por @Jaeger. |
Rachel Park
Dejo cuidadosamente la tasa de café sobre la mesa lo más suave que puedo y volteo a mi lado, mirando directamente al presidente Wang con una sonrisa incrédula, aún sin estar segura de haberle escuchado correctamente.
—¿Que viva en Sky House?—repito por las dudas. Al verlo asentir, me convenzo a mi misma que no me he equivocado. Pestañeo rápidamente, ya mas intrigada por semejante disparate—No puedo imaginarme viviendo allí, presidente. Me siento curiosa saber del por qué querría bajo el mismo techo que sus revoltosos nietos.
Recibí una llamada un día después del desastroso evento de su compromiso donde Tao lo dejo en vergüenza y por poco Ling no le provoca un infarto. Supuse que el asunto tenía su gravedad si deseaba verme en persona lo más pronto posible. Desde niña, el señor Wang ha sido algo parecido a un abuelo, tomando en cuenta su amistad con mi familia y la amistad que sostuve por muchos años con Tao. Pero no le veo nada de razonable su propuesta.
El señor Wang emboza una sonrisa por mi incredibilidad.
—Tengo buenas razones para quererlo así, querida. Creo que eres perfecta para el trato que estoy por proponerte. Los conoces desde niños.
—No a todos, pero recientemente he conocido a su nieto, Jin Min. Creo que es el único que faltaba por conocer de su familia.
—Ha sido incorporado recientemente —aclara su garganta, ya más serio y un poco incomodo. Me mantengo en mi lugar, con la espalda recta y las manos sobre mis rodillas juntas. No sé qué locura pasara por su mente, pero no me parece la oferta del millón—Como sabes, mi familia no ha tenido buenos tiempos y ya estoy volviéndome cada vez más viejo. No quiero que los errores de los adultos no lo paguen los jóvenes.
Asiento levemente, aunque realmente no sé bien cuál es la historia familiar de sus hijos. Tao siempre ha sido cerrado en lo que respecta a su familia, hablando despectivamente de la parte paterna ya sea con sus tíos o sus primos. A su abuelo lo quiere, a su manera retorcida y traviesa, pero lo quiere. No hondaba en el tema porque se ponía de un humor de mierda, así que me ahorraba peleas sin sentido y simplemente le acompañaba en silencio.
Pero ya es tarde para siquiera preguntarle. Tao apenas me dirige la palabra sino es estrictamente necesario.
—Desearía que fuesen cercanos—continua el presidente—Al menos que soporten verse las caras.
—Le veo un trabajo difícil —digo con sinceridad. Desde que los conozco se han llevado como perros y gatos. —¿Puedo escuchar su propuesta por completo?
La mano derecha del presidente se acerca y me deja sobre la mesa diversos informes de otras personas. Los reviso atentamente sin reconocer a ninguno de ellos realmente. Al final de los expedientes, veo la lista de misiones y tareas que deben hacerse en este verano para lograr una “hermandad” entre los primos.
Me gustaría no verme tan incrédula y perpleja como me siento, así que respiro pacíficamente por la nariz varias veces mientras pienso que la vejez le ha afectado más de lo que parece. No me puedo creer que vaya a montarse semejante operativo para que sus nietos finalmente den el brazo a torcer. ¿Enserio creerá que con obligarlos a vivir bajo el mismo techo que cuatro desconocidos y una serie de tareas lograra que se den un abrazo sin querer apuñalarse por la espalda?
—Como ves, no serás la única.
—Se ha preparado todo un equipo. Me sorprende, presidente Wang —pareciera que lo estoy alabando, pero en verdad siento más pena por el pobre viejo y sus dolores de cabeza personal.
—Algo así —admite sin vergüenza—Creo que podrás ayudarlos respecto a Tao.
Intento hacer una sonrisa y esta sale demasiado fingida.
—Tao y yo no hemos sido demasiado cercanos últimamente...
—También es una oportunidad de arreglar sus diferencias —insiste y emboza una sonrisa que parece humilde, pero conozco demasiado a este señor para saber que tiene dobles intenciones—Además, sabes que siempre te he querido en la familia Wang, independientemente los problemas con la tuya.
Me hago hacia atrás ya con más seriedad, recibiendo claramente el mensaje. El señor Wang imita mi postura. Nos libramos en una batalla de miradas en que el silencio parece cada vez más tenso de lo esperado. Mis músculos están todos rígidos, y es que vengo con la sospecha hace tiempo. Parte de mi sabía que el presidente tendría mucho mas idea de lo que sucede respecto a la empresa familiar de lo que yo puedo saber, pero no me esperaba que lo sacara a relucir para sobornarme.
—Primero que nada, me gustaría que compartiera conmigo lo que usted sabe de la situación que atravesamos.
Omito el hecho que mis padres han estado esquivándome el tema hace tiempo, incluso mi hermano. Más que una llamada no puedo hacer cuando hay tanto trabajo, pero incluso cuando voy a verlos están a la defensiva y evitan a toda costa hablar sobre el tema. Incluso mis primos se ponen a la defensiva con el tema y mis abuelos se rehúsan a decir una sola palabra también.
—Tengo intenciones de renovar los contratos con la Corporación Park y convencer a mis colegas de hacer lo mismo—se me cae un peso al estomago de solo escucharlo. ¿Cuando dejaron de hacer negocios?—Su padre no está atravesando una buena situación y su orgullo no lo ha dejado progresar. Su abuelo tampoco querer dar el brazo a torcer. Pero si me haces este favor, puedo asegurarte que evitare la quiebra a toda costa sin ningún truco de por medio.
Tengo que tomarme un momento en procesar la información. En quiebra. Estamos en quiebra. ¿Mi familia enserio está en quiebra?
Me cuesta un momento procesar lo que me dice, y aunque me gustaría gritarle que es un mentiroso, me detiene los recuerdos de las veces en que evitaban hablar sobre la empresa delante de mí, los viajes familiares que de pronto se detuvieron sin explicación y la falta de presencia de mis padres en algunos eventos importantes en el año. Incluso yo he estado allí, ya sea de invitada personal o con alguna presentación, pero no los he visto y siempre acudían a excusas baratas.
La Corporación Park ha crecido junto a nuestro importante linaje y prosperado a través de las generaciones. Pese a las crisis financieras, nos hemos mantenido a flote en el mercado y expandido nuestra cadena de mercado a otras áreas importantes en la economía. Mis ancestros trabajaron con mucho sacrificio para llegar a donde estamos. Prácticamente, la generación de mi abuelo ha nacido con una cuchara de oro en la boca al igual que nosotros. Somos el 1% de los chaebols tanto de Corea como de China. Entonces, ¿Cómo diablos estamos en la puta quiebra? ¿Es por eso que seguían evitándome? ¿Por qué carajos no me lo contaron antes?
No puedo tardar demasiado en mi respuesta como de la misma forma en que no puedo darla de manera tan ligera.
—Estaré pensando su propuesta los siguientes días, presidente Wang —me las arreglo para hacer una sonrisa cordial y mantener mi voz serena—Espero que comprenda mi posición.
—La entiendo, querida. Tomate el tiempo que necesites y vuelve a hablar conmigo cuando desees.
Me levanto del sillón para despedirlo con una reverencia mientras el presidente se dirige hacia la salida acompañado de su mano derecha. Retengo el grito en mi garganta, sonriendo al personal en forma de despedida, manteniendo mi postura y disimulando el dolor de estomago que me da toda esta situación.
No entiendo, ¿por qué me lo han ocultado? ¿Qué ganaban con hacerlo?
Intento llamar a mis padres y a mi hermano, pero ninguno de ellos responde al teléfono y termino por dejarle un mensaje a Ren de que me llame apenas vea el mensaje o volare hasta Australia exclusivamente para romperle las piernas.
¿Cómo diablos fuimos a perder los contratos con los Wang, si hace años son socios? No es como si nuestra fortuna dependiera de ellos, lo que no signifique que no sea una pérdida importante en los negocios. Hasta yo, que no sé nada de balances o cómo manejar una empresa, sabe que tener en contra a los Wang puede ser jodido.
Para variar mi suerte, en el aparcamiento me cruzo a Tao saliendo de su auto deportivo. Lleva jeas oscuros y una chaqueta de cuero roja, su cabello castaño y corto, perfectamente peinado hacia un costado y con la actitud de siempre de que nada le importa. Siento un tirón en el pecho al verlo y retengo un suspiro. Tao siempre provoca eso en mí cada vez que lo veo, desde que tenía catorce años empecé a verlo con otros ojos que no han cambiado para nada, aun cuando nuestra relación ya no es la misma y se ha vuelto un completo gilipollas conmigo. Pero no hay por donde negar que Tao es atractivo, con la barbilla marcada, ojos rasgados de color café que siempre llevan cierta arrogancia y diversión. Sin embargo, hace tiempo esos ojos han dejado de mirarme con cariño para darle paso a la frialdad y a la indiferencia.
Apenas repara en mí que pasa caminando sin darme una sola mirada. Bufo exasperada por su actitud, la misma de siempre desde hace tres años atrás. Quizás en el pasado nos hubiésemos fundido en un abrazo y habríamos ido a encerrarnos en su cuarto para beber tragos mientras jugáramos a las cartas, cotilleado sobre la farándula y bromeado sobre estupideces. Ahora esos recuerdos parecen tan lejanos.
—¿Hola?
Ni siquiera responde o hace algún movimiento en mi dirección, simplemente me pasa como yo no existiera. Volteo hacia él completamente indignada. Primero, su familia jode a la mía, su abuelo me chantajea y ahora me ignora. ¿Por qué estoy soportando basura de los Wang?
—Vete al carajo, estúpido —escupo pateando una piedra en la punta de mis tacones con fuerza.
Pero no esperaba haberlo hecho con tanta fuerza, tanta que esta termina rebotando contra uno de los autos y se rompe el vidrio trasero al mismo tiempo que camina Tao a su lado. Ahogamos un grito los dos ante el impacto y el ruido. Me llevo las manos a mi boca abierta, maldiciendo la maldita suerte que me cargo encima. Cruzo miradas con un incrédulo Tao, con los ojos bien abiertos y con dos pasos más alejados del auto.
—¿Por qué siempre eres tan violenta, maldita psicópata?—dice enfadado, aunque le veo luchar contra las comisuras de sus labios. —Vas a pagar esto.
Tengo la cara roja de la vergüenza por mi estupidez, pero también estoy bastante ofendida con todo lo que viene pasando con su familia y él, por lo que le levanto el dedo del medio. Tao suelta una risa seca, jocoso.
—Que madura.
—Mucho más que tu, de seguro —me cruzo de brazos realmente molesta y también muriendo de vergüenza.
—¿Qué haces aquí?
—Tu abuelo…
—Ya te dije que no vinieras aunque te llame. Suficiente es tener que verte en la agencia —dice con una mueca de desagrado en los labios.
—No puedo ignorarlo. No soy un maleducado como tú.
—No, pero eres una entrometida de mierda. No necesitamos más estorbos de los que por sí ya hay.
Me arde el pecho de escucharlo, no demasiado porque ya me he acostumbrado a sus tratos de mierda cada vez que me ve, pero todavía sigue doliendo que me trate como si nunca hubiésemos sido importantes en la vida del otro.
Nuestras miradas chocan en la que le transmito lo mucho que me afecta que sea así conmigo. Tao lo hace con indiferencia, como si no le importara. No lo entiendo. Antes, si siquiera llegaba a hablarme mal por un momento, Tao corría a abrazarme y disculparse, repartía besitos por mi cabeza y me llevaba por un trago o por helado, o por ambos. Era cariñoso, divertido y protector conmigo. Era mi mejor amigo, ese que conocí a los ocho años y me juro que seriamos mejores amigos toda la vida. Ahora pareciera que odie que respire.
—Estúpido —le digo por ultimo antes de darme la vuelta, rompiendo la conexión y camino hacia mi auto, mi cuerpo sigue tenso.
Apenas cierro la puerta del conductor, mi intención de conectar las llaves queda suspendida cuando recibo una llamada de mi manager. Contesto de inmediato.
—Hola, oppa —saludo y con la mano libre abrocho mi cinturón. Miro a mi costado por inercia y veo a Tao parado en el mismo lugar hablando por teléfono. Suspiro cansina, otra reunión.
—¿Dónde estás? —pregunta sin devolver el saludo. Jaehyun-oppa ha sido mi manager desde que comencé en el grupo y al empezar mis actividades en solitario lo pusieron a mi disposición, por lo que el trato entre nosotros es cercano.
—En la mansión Wang. Por favor, dime que no tiene que ver con…—
—Ven a la oficina con Tao si es posible. Hay una video conferencia con el ceo y es referente a ustedes y sus actividades en China.
—Creí que eran vacaciones —espeto molesta. Renové el contrato por disfrutar las vacaciones como yo quisiera, aun si fuera trabajando en mi misma, y ahora tengo no solo al abuelo de Tao chantajeándome para perderlo para llevar a sus nietos al buen camino, sino también al ceo jodiendome.
—Te beneficiara. Vente pronto.
Corto la llamada y volteo a mirar hacia Tao, quien al parecer lo han llamado por lo mismo. Su mueca de desagrado se intensifica y me fulmina con la mirada, como si yo tuviese la culpa de todo. Le ignoro y arranco el auto sin pensármelo dos veces, saliendo de una buena vez de los confines de los Wang. Me tiembla el pecho de solo recordar la manera en que me observa, respirando profundamente para que el dolor y la decepción pasen sin más. Hay días en que quiero ver a Tao aunque sea un segundo, pero hay otras donde me gustaría no volver a verlo en la vida.
Llegamos por separados a las oficinas de RM que hay en Shanghái. Si bien es una agencia muy grande en Corea y de las más importantes, apenas se están abriendo paso al mercado Chino, aprovechando la fama que sus grupos están tomando en este.
Mientras que el amor de mi padre eran los negocios y la empresa familiar, mi madre entrego su vida entera a las pantallas siendo una actriz de renombre. Admiraba tanto la manera en que podía ser una villana un día y al otro la heroína de la historia. Me críe en los sets de grabación que termine por enamorarme de la actuación y decidí seguir sus pasos. A Tao le paso algo parecido, y después de volvernos amigos, era costumbre ir a audiciones juntos.
Nuestro papel más importante fue de la versión más joven de los protagonistas. Tao tenía 16 y yo 14, nos envolvimos en un amor prohibido por la historia familiar de nuestros personajes, separándonos muy de jóvenes y con las esperanzas echas trizas de volvernos a ver. En ese drama, nos ganamos el corazón de China entera, también nuevas propuestas de trabajo y premios como los actores novatos del año.
Además, fue en una de las escenas en que Tao me dio mi primer beso, y fue en ese entonces que me di cuenta que estaba enamorada de él.
Casi diez años después, apenas podemos soportar estar en la misma habitación sin que el ambiente este todo tan tenso como ahora. Jaehyun está parado a mi lado como Hyesun-unnie, la manager de Tao, esta parada al lado de este. Supongo que es por si nos disputamos en una pelea que termine con puñetazos y agarradas de cabello. No sería la primera vez que nos peleamos delante del ceo o que tengan que separarnos.
Al inicio, todo comienza súper ligero. Que como va nuestras vacaciones y que recordemos que tenemos que presentarnos en un importante programa el jueves por la noche para promocionarnos a nosotros mismos y a la agencia en China. Se supone que ese era el último trabajo que tendría en al menos un mes y medio, luego ya evaluaríamos algún comercial o algo que surgiera.
Tengo la intención de dejar esto claro, pero Tao se me adelanta con una postura más relajada y respetuosa al hablar con el ceo Lee. No es que fuese un hombre demasiado estricto o agrio, en verdad es bastante jocoso y justo con nosotros. Siempre nos ha tratado con respeto y se ha aguantado que se nos escape más de una ocasión uno que otro golpe en su dirección, eso sucede si interviene en nuestras peleas en las que no distinguimos aliados de enemigos.
—Ambos pasaran sus vacaciones en China. Estoy de acuerdo con que se relajen, pero se me ha ocurrido una gran idea que puede beneficiarles.
Pongo los ojos en blanco sin poder detenerme. Mira que yo también soy adicta al trabajo, por ello es que organice mis vacaciones para prepararme para un papel importante en un drama que grabare a comienzos del próximo año y también para componer mis propias canciones para mi debut en solitario con mi primer mini álbum. Dijo que empezaríamos a trabajar en ello después de las vacaciones, pero mi lado exigente quiere comenzar a trabajar desde ya. Hasta me he apuntado pasos de una posible coreografía. ¿Qué más puede querer de nosotros?
—Tao, has estado insistiendo que te gustaría producir música fuera del grupo—noto como la espalda de Tao se endereza y se descruza de brazos, mirando directamente hacia la pantalla del televisor. Asiente repetidas veces. Producir música es lo que más adora Tao, incluso más que subirse a un escenario o estar detrás de las cámaras—Has dicho que trabajaras en tu EP este verano, pero pensé que también podrías trabajar con Rachel respecto a su debut. Es decir, producirlo.
Nos miramos casi de inmediato en que el ceo termina de hablar. Ninguno se ve de acuerdo con ello y no tardamos en demostrar el descontento.
—No—decimos al mismo tiempo.
Nuestros managers suspiran con pesadez. Me vale hacerles el trabajo más difícil, no me pueden obligar a trabajar con Tao. No cuando nuestra relación es tan inestable.
—¿Por qué no? Uno tendrá un debut en solitario exitoso y el otro expandirá su carrera como productor—Lee se hace hacia atrás y se mueve en la silla giratoria con tranquilidad, pero sus ojos se muestran severos, como si nos retara a que nos negáramos—Su trabajo en el pasado dio buenos resultados.
—Era una canción para un drama, ni siquiera teníamos intención de grabarla hasta que usted insistió —se lo recuerda Tao.
Hace años atrás, escribimos una canción y la cantamos en el estudio para tontear, fue cuando Tao recién comenzaba producir música y yo a componer canciones con su ayuda. El ceo la escucho de casualidad y la propuso como el ots de un famoso drama en ese tiempo. Incluso en los premios la interpretamos en conjunto. Una balada hermosa que hablaba sobre el amor y la incondicionalidad a través de los años. Claro que en ese tiempo hablábamos de la amistad que hoy no existe.
Pese a nuestros reclamos, el ceo sentencia la nueva actividad en nuestras vacaciones. Producir mi mini álbum, llevando un sello en todas las canciones compuestas por Wang Tao y Park Rachel. Explotar esta marca que hemos creado a través de los años y que las personas tienen cierto interés en consumirla.
Salgo furiosa de la sala de reuniones y con lágrimas en los ojos de la impotencia. ¡Dijo que podría componer mis propias canciones! ¿Cómo es eso que ahora tengo que componer junto al idiota de Tao, quien casi nunca tomaba en cuenta mis acotaciones? ¡Apenas me escucha! ¿Quién me dice que podré componer a la par que él?
Tao pasa de mí chocando su hombro con el mío. No lo soporto más y le doy un punta pie en la pierna. Le veo chillar y saltar agarrándose la zona dolorida, dirigiéndome una mirada fulminante que no dudo en devolver.
—¡¿Qué haces, estúpida?!
—¡Todo esto es tu jodida culpa! —le grito sin poder contenerme. Sé que no tiene la culpa de nada, pero no evito tomármelas con él como hace conmigo.
—¿Mi culpa? ¿Crees que quiero perder mi valioso tiempo en tu álbum mediocre?
—Creo que te confundes, idiota. Mediocre eres tú y tu música.
—Ya te gustaría tener el éxito independiente que tengo yo.
—Ya es suficiente, cada uno vaya por su lado —interviene Hyesun-unnie rápidamente, tomando a Tao por los hombros y encaminándolo hacia la salida.
Oppa me agarra del brazo y me obliga a entrar de nuevo a la sala, no sin antes dirigirnos una última mirada cargada de odio. Generalmente no soy de perder la compostura, pero cuando se trata de Tao estoy perdida.
—Necesitas tranquilizarte. Son estrategias de marketing—me recuerda Jaehyun.
—¡Pero es injusto! Prometió que escribiría mis propias canciones.
—Y lo harás, Tao solo va a producirlas. Pueden llegar a un acuerdo entre los dos —le observo como si estuviera diciendo un chiste muy malo, pues lo es. Suspira con los brazos en sus caderas—Sabes que esto es beneficioso para tu carrera. Tao es bueno en su trabajo y te ayudara. Además, esto podría ayudar a resolver los conflictos entre ustedes.
Pero ya no estoy tan segura si quiero solucionar mis problemas con Tao. Es que, en primera instancia, nunca hubo un problema real. Solo fue él desapareciendo un día para otro, y cuando volví a verlo se comportó como un idiota. Empezó a ser más frio e indiferente conmigo, prosiguieron sus agresiones verbales y sus desplantes que terminamos por pelear y hacer un gran lío. Incluso cuando he intentado hablar con él, siempre es el mismo resultado. Me he dado por vencida, ya no puedo hacerlo recapacitar y tampoco creo que merezca la pena. Ya no.
Ayer llegue al departamento con los ojos hinchados después de llorar de camino a casa y me dormí la noche entera. Me sentía horrible por el enfrentamiento con Tao, la situación de mi familia y el dichoso cambio en la producción de mi mini álbum. Lo siento todo tan injusto que apenas termino mi café tengo ganas de llorar, pero reprimo las lagrimas y me doy un baño de rosas en el jacuzzi y descorcho una botella de champagne para desestresarme. Serán apenas las 9 am, pero no hay una regla exacta de cuando comenzar a beber.
La música se interrumpe cuando el tono de llamada retumba en todo el espacio. Alcanzo el celular secando mi mano con la toalla y me emociono por un segundo al ver el nombre de Ren en la pantalla.
—¡Ren-Ren! —exclamo el apodo cariñoso desde niño.
—Rae-Rae—contesta él con diversión, casi puedo imaginarlo sonreír —Lo siento, el trabajo me consumió ayer y olvide por completo el celular. ¿Cómo estás?
Me hundo en el jacuzzi soltando un suspiro.
—Creo que nada bien —adivina jocoso, aunque preocupado—¿Quieres contarme?
—Ren, júrame que me dirás la verdad o te pateare la cara.
—¡Wow, wow! ¿Ya a estas horas estas agresiva? No me digas, ¿estás bebiendo champagne?
Dejo la copa sobre la superficie más cercana mientras evito aclarar mi garganta.
—No, claro que no —me sale la mentira natural. ¿Y cómo no? Soy actriz—Pero sé toda la verdad. Sé que la empresa familiar está en quiebra y que hemos perdido los contratos con los Wang. Ahora suelta la maldita sopa porque me lleve una tremenda sorpresa cuando el presidente Wang me lo dijo en mi cara.
Escucho a Ren maldecir por debajo, así que termino de confirmar la verdad: estamos en quiebra.
Mi hermano relata desde el principio. Hace unos tres años estafaron a dos de mis tíos en unos negocios que prometían traernos más fortuna, pero término por endeudarnos con los bancos. Tuvieron que vender propiedades en el extranjero, lo que termino de resolver mi duda de porque no volvíamos a la mansión de Hawái en vacaciones como acostumbramos. Perdimos inversores y socios debido a malos manejos, no especifico en que porque tampoco está demasiado al corriente de la empresa en Corea. Mi hermano es biólogo marino, tampoco ha seguido el legado familiar. Park Saeroyi, nuestro primo mayor, es el principal heredero no solo por ser el primogénito, sino también por haber demostrado que merece ese puesto.
—No tengo idea que ha sucedido con los Wang, tampoco había notado la tensión entre ellos hasta que nos cruzamos con el abuelo en Indonesia con el presidente Wang. Te puedo decir que si el viejo no lo mato es porque es demasiado correcto para perder la compostura, pero estaba furioso al verlo.
Recuerdo brevemente al abuelo de Tao decirme algo sobre mi padre y mi abuelo y su orgullo.
—¿Crees que tengan algo que ver con la quiebra?
—No tengo idea, pero si te propuso ayudarlos a salir de esta situación es porque debe saber más de lo que sabemos tú y yo.
Estoy cayendo en cuenta que mi familia realmente está en bancarrota y que solo es cuestión de tiempo para que los bancos nos embarguen por completo. La propuesta del señor Wang ahora suena tan tentadora que no evito terminar de contarle los términos a mi hermano.
—¿Enserio te vas a meter en toda esa locura, Rae?—pregunta Ren. Le escucho sorber su café desde la otra línea, proseguido de una maldición. Se ha quemado la lengua. —Es una pérdida de tiempo, sabes que los malcriados Wang son eso: malcriados.
—Si, pero ¿Qué puedo hacer? ¿Mirar cómo se va a la mierda nuestra familia? Incluso si les prestara dinero, no sería suficiente. ¿Cierto?
Ren suspira desde la otra línea, dándome la razón.
—De todas formas, no me gusta esa idea. Dame tiempo, hablare con Saeroyi.
—No va a decir nada. Es tan malditamente reservado —bufo al recordar como esquivaba el tema con éxito cada vez que lo sacaba a flote. Hasta me empujo hacia la piscina con vestido, celular y todo para que me calle.
—Intentare convencerlo. Solo no hagas una estupidez.
El resto del día aprovecho para ir al gimnasio, pasear por las tiendas con prendas perfectas para el verano, me cruzo con algunos fans y me hago fotos y autógrafos. Sin embargo, nada saca el horrible peso que llevo en mi estomago. Pareciera que en cualquier momento voy a vomitar de lo preocupada que me siento.
¿Debería aceptar? ¿Qué tan grave sería hacerlo?
Ren no me llama en todo el día. Espero hasta la noche pero nada, así que me anticipo al insomnio y me tomo una pastilla para dormir. Generalmente, intento no caer ante los narcóticos, solo cuando me siento muy estresada. Justo como ahora.
Mi celular suena con una nueva llamada minutos después de acostarme. Luna, mi gatita, se remueve molesta sobre la cama por el sonido que la ha despertado de su sueño. Le miro divertida por la expresión, pues pareciera que entiendes todo lo que sientes con solo mirarla. La sonrisa se me borra al ver el nombre de Saeroyi y contesto de inmediato.
—¿Oppa?
—Háblame sobre la propuesta del presidente Wang—dice sin siquiera saludar. Saeroyi es serio de por sí, solo que esta vez noto la gravedad de este asunto y empiezo a temer.
Al otro día, bien temprano, voy hacia la mansión de los Wang y firmo el contrato con el presidente con ciertas condiciones de por medio. Por ejemplo, que atenderé los trabajos de mi agencia si son exclusivamente necesarios y que comenzara de inmediato con las negociaciones con mi primo para salvar la Corporación Park de la quiebra.
Me voy con la poca dignidad que tengo en el suelo, pero con la consciencia tranquila de que estoy ayudando a mi familia entera. Saeroyi no se fue por las ramas anoche: las cosas están mal y mi padre ni mi abuelo dan su brazo a torcer. Por más que mis tíos quieran intervenir, su palabra no tiene mucho peso en este asunto considerando que fue su culpa que nos encontramos como estamos. Sin embargo, Saeroyi se ha ganado el respeto de ambos y de la junta directiva, así que solo queda esperar a que el presidente Wang mueva sus contactos para renovar con las demás empresas, negociar la deuda con los bancos, y al final del verano, cuando cumpla mi parte del trato, renovaremos el contrato con los Wang, volviéndonos a posicionar tan alto como en el pasado.
Choco sin querer con alguien al doblar la esquina y por poco no me voy de culo al suelo, el desconocido me toma del brazo, ayudándome a incorporar.
—Lo siento, iba distraída —digo levantando la mirada, encontrándome con Jin Min, el primo de Tao. Sonrió con cordialidad de inmediato. No me viene mal un aliado sabiendo que viviré con él los siguientes tres meses—Oh, Jin Min, ¿cierto?
—Si, ¿Rachel?
—Rae está bien—termina por asentir, aun serio y reservado—¿Has venido a ver al presidente? Creo que comento que tomaría una siesta en este momento.
Vuelve a asentir, aunque esta vez con el ceño fruncido. No se ve del todo contento, pero tampoco como si estuviese realmente molesto. Le miro detenidamente, intentando encontrar alguna semejanza de Tao o sus primos en él. Supongo que debe ser hijo de la tía de Tao, de esa mujer de la que nunca hablan.
—¿Tengo algo en la cara? —pregunta un poco a la defensiva. Meneo la cabeza sosteniendo la sonrisa.
—Solo buscaba un pequeño parecido con Tao, pero me he equivocado. No te pareces a él.
—Por suerte no me ha tocado esa desgracia —dice con los ojos en blanco.
Suelto una risita por su reacción.
—Espero realmente que no. Ya nos basta con un ególatra.
El chico se masajea la nuca, algo divertido por mi comentario.
—Mira quien finalmente ha llegado después de hacerse de rogar—como si lo invocáramos, escucho la voz de Tao.
Jin Min pone nuevamente los ojos en blanco, volteando hacia él de mala gana. Tao, quien llevaba su sonrisa de idiota todo poderoso, se le cambia la sonrisa a una más de desagrado. La espalda de Jin Min me cubría de sus ojos, ahora puede verme perfectamente mientras se acerca.
—Ve a joder a otra parte, Tao —dice Jin Min reaciamente.
—¿Qué haces tú aquí? —pregunta en mi dirección una vez que esta frente a nosotros, ignorando a su primo, fulminándome con la mirada. —Te he dicho que suficiente estorbos tenemos, incluso ya lo conociste.
—Ya estaba por irme. Guárdate tu mierda para ti—replico bruscamente, más de lo que me gustaría.
Tao bufa por debajo. Creo que pasara por mi lado sin decir nada, ignorándome nuevamente. Me llevo una sorpresa cuando me toma del brazo y tira de él, alejándome de Jin Min.
—Vámonos.
Quiero replicar e intento soltarme de su agarre, Tao tira más fuerte y me obliga a seguirlo. Alcanzo a saludar con la mano a Jin Min, quien asiente sin estar del todo seguro si intervenir, pero finalmente no lo hace. Me guía hasta la salida de la mansión y una vez afuera de esta, se vuelve hacia adentro detrás de las puertas.
—No vuelvas. Suficiente será con verte mañana, y más te vale que no te tardes arreglándote. Ya eres fea, no te esfuerces tanto.
Le miro completamente indignada por el insulto. Tao responde con una actitud jocosa y arrogante. Me gustaría tomar su cabeza y estrellarla contra el suelo, ¡es un idiota! ¿Qué no puede ser más educado?
Sin embargo, me trago mis gritos y mis pataleos. Primero, que no se merece tal reacción de mi parte. Soy demasiado para él y su estupidez para dejar que me joda siempre. Segundo, la venganza se sirve en un plato frió, y en cuanto Tao se entere que nos espera más tiempo juntos que estar encerrados en el estudio de grabación, estoy segura que le jodera el doble.
Le sonrió con tranquilidad, observando con satisfacción como su rostro cambia a uno más curioso y tenso.
—¿Por qué sonríes así, estúpida? Me da mala espina.
Ignoro el insulto. El pensamiento anterior me ha dado más calma. Solo debo ser paciente, una vez que lo sepa... Cielos, será maravilloso.
—¿Qué hacen aquí afuera?
Miro sobre mi hombro a Wang Ling subiendo por las escaleras, marcando los pasos con presencia y elegancia. Tao hace una mueca de desagrado al verla mientras que Ling le responde con una media sonrisa de desprecio, cambiando por completo una vez que fija sus ojos en mi, extendiendo las comisuras de sus labios. Le sonrió de la misma manera y termino por cortar la distancia entre nosotras, fundiéndonos en un corto abrazo.
—Genial, reunión de brujas. —bufa por debajo. Gira sobre sus talones y cierra de una patada la puerta, sobresaltándome.
—No me digas que este idiota te sigue prohibiendo la entrada. —inquiere Ling separándose de mi, pasa un brazo por mi hombro y me atrae hacia ella —¿Qué te he dicho de hacerle caso a los simios?
—No es mi culpa que le enseñaran a hablar.
Ling menea la cabeza divertida y, todavía abrazadas, nos adentramos una vez más hacia la mansión Wang, observando de lejos la espalda de Tao perderse a lo lejos, dirigiendo sus pasos hacia el ala este, justo donde se encuentra la habitación del presidente. Nosotras nos vamos por el lado contrario, yendo directo hacia el jardín trasero.
Si bien, mi amistad con Tao iba a otro nivel mucho más personal, eso no quería decir que me llevara mal con su prima. Al ser las dos niñas entre tantos niños, unimos fuerzas contra sus mentes idiotas e infantiles y nos encargamos de patearles el culo más de una vez. Mas tardar, reemplazaríamos esas tardes de juego con noches de borrachera y fiestas famosas, haciendo el ridículo más de una vez y cubriéndonos la espalda contra la prensa amarillista.
Aprovechamos el día del verano y nos quedamos en el patio trasero, sentadas en una mesa redonda debajo de una sombrilla blanca, los empleados traen al espacioso y refinado jardín uno de los vinos más viejos y caros que hay en la vinoteca de la casa. Intento negarme, pues estoy tratando de mantener el peso y el alcohol no sería de las mejores dietas, pero ante la insistencia de Ling cedo a una copa de vino media llena.
—Tienes que dejar de estar tras de él, Rae. Pierdes dignidad, mujer —me dirige una mirada con cierto regaño y aburrimiento. Mueve su copa y olfatea el vino antes de beberlo. La escucho soltar una exclamación de placer. Le ha encantado. —Es perfecto.
La imito antes de contestarle.
—Esta delicioso—me aventuro por otro trago un poco más largo. Me repito que tengo que controlarme antes que quiera beber la botella entera y salga de aquí borrachísima hasta la madre—Y no me estaba arrastrando. Al menos, no esta vez. Vine a ver al presidente.
Ling hace una mueca en desacuerdo.
—¿Qué te dijo el viejo?
No sé si comentarle sobre el plan que tiene su abuelo. Debería decirle, después de todo es mi amiga. Es solo que no quiero terminar por sabotearme a mi misma si se está jugando la posibilidad de perder toda la fortuna familiar. Puede que no pueda decirle la verdad, pero tampoco voy a mentirle.
—Cerré un trato con él para que nos ayude con la empresa familiar. Estamos por quebrar.
No parece sorprendida por ello, por lo que le miro con cierta incredibilidad.
—Tus padres me pidieron que no dijese nada. Creí que era lo mejor mantenerte fuera de estos asuntos.
—¡Ling!
—Vamos, Rae. No es como si pudieses hacer demasiado—aletea la mano como si le valiera que le este fulminando con la mirada—No sé qué trato cerraste con el viejo, pero cuídate que no es ningún santo y eso ya lo sabes bien.
Por eso que añadí clausulas al contrato. El presidente Wang se mostro un poco resistente ante los términos claros que establecí, pero le asegure que mi tarea seria cumplida, dándole mi palabra que tendría a Tao como un buen chico para el final del verano. Puede que mis expectativas sean demasiado altas, pero si al menos podemos salvar un poco la empresa y evitar la crisis un tiempo, estoy dispuesta a meterme en este circo.
—¿Y tú a que venias? —pregunto, queriendo cambiar de tema y el ambiente tenso que se forma entre ambas.— Pensé que vivías en Sky House…
—Sigo viviendo allí, solo pasaba a hablar con el presidente por la boda.
—Así que vas a casarte, ¿cierto? —Ling asiente con una sonrisa de costado.
—Si, bueno, algo así.
—¿Algo así?
—Casamiento o suicidio romántico, para mi es lo mismo.
Me río de su raro sentido del humor y termino por brindar con ella, coincidiendo en lo mismo pese a que soy una romántica emprendedora.
—¿Dónde lo conociste?
—Es una larga historia y muy aburrida —se encoge de hombros, completamente desinteresada. Le miro con la ceja alzada, intentando descifrar el por qué de su actitud. Es verdad que Ling es un alma libre que no puedes pedirle que se mantenga mucho tiempo en un solo lugar y menos con relaciones, por ello es que me sorprendió bastante que de pronto estuviese comprometida.
—¿Y no quieres contarle a tu amiga de la infancia sobre este maravilloso chico?
—¿Por qué asumes que es maravilloso?
—No te fijarías en cualquier fulano.
—Mira que eres inteligente cuando quieres, eh—se burla y le regalo mi dedo del medio en respuesta.
Pese a que Ling no quiere contarme sobre su maravillosa historia de amor, yo le dejo porque tampoco estoy en posición de exigirle nada. Nos ponemos al día entre las dos, ella con su pequeño proyecto y yo con mi debut en solitario. Ling se emociona cuando le cuento esto último, por lo que exige otra botella de vino para celebrarlo. Intento negarme, inútilmente porque siempre tiene una excusa nueva para hacerme beber.
—Tenemos que festejar tu logro. Me debes meses de borracheras —insiste sirviendo mas en mi copa.
Yo ya en este punto, después de casi dos botellas enteras de vino tinto y del bueno, no me niego a nada de lo que quiera darme y nos sumergimos en conversaciones sin sentido sobre trivialidades y cosas profundas que terminamos por quedar más confundidas que antes, pero que sacan grandes carcajadas de nuestras gargantas.
—¡Por Harry Potter! —exclamo proponiendo el brindis por mi cuenta.
Ling choca su copa con la mía y seguimos bebiendo. Apenas ha pasado el mediodía y ya estoy demasiado ebria para pensar en que deberíamos ir a alguna discoteca, si es que existen a estas horas.
—¿Enserio grabaras el álbum con el simio? —ambas tenemos la misma expresión: la que anticipa más problemas por delante—No entiendo a tu ceo si sabe la bronca que se tienen encima.
—Lo peor es que Tao es un cabrón —suspiro frustrada, pareciera que me viene una avalancha de emociones al recordar el día de ayer. Me dan ganas de echarme a llorar—No me tomara en cuenta, Ling, y desde que compre mi primer disco de Britney Spears que he querido componer mis propias canciones.
—Si sabes que Britney es una performance y no compone canciones, ¿cierto? —me recuerda mirándome con cierta lastima disfrazada de burla. Vaya que hasta ella tiene el gen malicioso de los Wang que siempre terminan por observarme de esa manera.
—¡Ya lo sé, tarada! Pero ya entiendes lo que quiero decir. Es mi disco, mi primer disco en solitario. Solo quiero mostrar parte de mi corazón en las canciones, mostrar mi talento individual y crecer como artista. ¿Es tan difícil?
—Entonces, lucha por ello —aconseja con seriedad, pese a que sus palabras se arrastran levemente y sus hombros se mueven al son de Baby one more time que he puesto desde mi celular. Así no puedo tomarme demasiado enserio su consejo —No dejes que el gilipollas de Tao te arrebate esta oportunidad.
—Como si fuera tan fácil —dejo caer mi cabeza sobre la mesa en un golpe seco y exclamo de dolor por mi estupidez. Ling se ríe como hiena en mi cara sin consideración alguna.
Como si el universo estuviese diciéndome algo, Stronger de la princesa del pop comienza a sonar y por inercia empiezo a cantar. Ling me sigue desafinando conmigo y moviéndonos cómo podemos aun sentadas, demasiadas perezosas para querer levantarnos y hacer más el ridículo de lo que por sí ya hacemos.
—No me jodas—escucho a mi espaldas exclamar. Es su carcajada que me hace reconocerlo al instante.
Apenas puedo ver sobre mi hombro a Tao sobre la trasera con las cejas levantadas y una sonrisa divertida en el rostro. Detrás de él, Jin Min nos mira incrédulos. Ling y yo compartimos una mirada antes de levantarle el dedo del medio a los dos. Lo siento por Jin Min, pero consecuencia de estar al lado del idiota de su primo.
Me despierto en la noche completamente desorientada sin saber cómo diablos llegue a casa después de tremenda borrachera que me di con Ling en el patio de la casa de su abuelo y que luego proseguimos en su limusina, recorriendo Shanghái con Tao de nuestro chofer mientras nos gritaba que dejáramos de beber.
Quise morir ante ese recuerdo por lo ridícula que debí haberme visto y rezo para no haber dicho nada indebido. No sería la primera vez que ebria hago una escena completamente innecesaria, como llorarle y preguntarle porque se alejo, decirle lo mucho que lo he extrañado y que haría lo que fuera para que este conmigo de nuevo. Si, así de patética soy ante el estúpido. Es normal que se crea la gran cosa cuando yo solita me pongo en esa posición.
Al parecer, no he dicho nada relevante que me haga querer esconder mi cabeza bajo la tierra. Tao pasa a recogerme junto con Jaehyun y mantiene su actitud indiferente de siempre, por lo que me permite respirar con tranquilidad, o al menos por el momento.
Llevamos casi dos horas grabando el programa nocturno llamado “Life drink”. Está ambientado en un estilo bar donde compartimos todos una mesa redonda con los presentadores y los invitados, conversamos, cenamos y bebemos todos juntos. Pese a que no estoy del todo segura si es buena idea beber después de la borrachera de ayer, cuando me ofrecen alcohol no puedo siquiera negarme, de lo contrario para que vine.
Nunca me he sentido incomoda en los programas de variedades, he sabido manejarlos bien y reír cuando debo reírme aunque me haga nada de gracia lo que digan. Tao es igual, pareciera que se vuelve aun más carismático frente a una cámara y los demás. Pero es inevitable sentirme inquieta cuando lo veo tratarme como si el tiempo se hubiese detenido, como si regresáramos a tres años atrás.
En todo momento, mantenemos una máscara sobre nuestra perfecta relación como amigos de la infancia que fuimos en el pasado. Si bien, las fans son celosas de sus idols cerca de idols femeninas y viceversa, eso no ocurre con Tao y conmigo. Hemos hablado demasiado tiempo sobre nuestra historia y nuestra relación de “hermanos” que se han terminado por quedarse con esa versión. Tampoco es como si pudiésemos salir y aclarar que ya no somos más que compañeros de empresas, y considerando que vendemos bien juntos, no vale siquiera la pena pensar en aclararlo. Terminaría por perjudicar nuestra imagen.
—¿Quieres que te sirva mas comida?—pregunta Tao y, sin siquiera esperar a que le conteste, toma mi tazón y lo rellena con aperitivos, dejándolo frente a mí.
Tao es un gran actor, ha ganado reconocimiento y premios en los doramas que ha actuado desde niño, y aunque ahora este alejado de la pantalla chica y grande, sin dudas no ha perdido el talento. Actúa como si nunca me hubiese abandonado a los pocos días de salir del hospital, tampoco como si no me hubiese humillado frente a sus amigos y mis amigas. Si estuviésemos solos ni siquiera se atrevería a mirarme y lanzaría uno de sus comentarios sarcásticos e hirientes.
—Gracias, Tao—le sonrió con alegría bien fingida, notando de reojo que la mirada de los demás invitados y presentadores sobre nosotros.
—¿Hace cuantos años son amigos?—pregunta el presentador principal.
—Hace quince años. Yo tenía ocho años cuando le conocí —me adelanto a contestar y prosigo a llenar mi boca de comida.
—Fue en una fiesta de mi familia. Nos hicimos amigos rápido, Rae siempre sabe cómo llenar su vestido con ponche—se ríe Tao como si lo recordara.
Entonces le cuenta como intente perseguirle por haberme tirado mi muñeca desde el balcón y me lleve puesta la mesa con aperitivos y el ponche. Tao termino por pedirme perdón después de que lo castigasen y prosiguió a tirarse a él mismo lo que quedaba de otra fuente de ponche. Creo que es el único momento de su relato me hace sonreír enserio, pues todavía conservo la imagen de ese niño con mirada arrepentida y tras un segundo cubierto de liquido rojizo. Siempre ha sido lindo cuando se lo propone.
—Se han filtrado rumores sobre ustedes en una supuesta pelea en Itaewon—dice otro conductor, señalando a la pantalla que está a nuestro costado.
Ahí están claramente las imágenes de nuestra pelea del mes pasado. Era el cumpleaños de uno de nuestros sunbaes y salimos todos a un club que alquilo la empresa para darle una sorpresa. Voy a admitir mi culpa, me pase de copas y decidí que era el mejor momento de exigirle una explicación a Tao. Al principio me ignoro, pero cuando empecé a soltarle un par de verdades es que terminamos afuera del establecimiento a los gritos. Nuestros managers tuvieron que intervenir antes que nos agarráramos del cabello y acabáramos peor de lo que ya estábamos.
—Hemos sido amigos por muchos años y tenemos mucha confianza entre nosotros —finjo preocupación y arrepentimiento en mi voz. Digo todo ensayado como nos lo ha exigido la empresa—Por lo que a veces somos muy toscos a la hora de sincerarnos el uno con el otro. Que peleemos, podamos superarlo y seguir adelante es una manera de fortalecer nuestra amistad.
—Ese día peleamos y estábamos enojados uno con el otro, pero al otro día nos llamamos para disculparnos. Somos amigos hace muchos años, así que no dejamos que peleas tontas arruinen nuestra amistad.
Todos parecen convencerse de nuestra falsedad. Fuera de la empresa, nadie sabe lo destruida que esta nuestra relación. Incluso el ceo intento hablar con nosotros y que resolvamos estos problemas porque empezábamos a entorpecer el trabajo en los programas de variedades cada vez que estábamos juntos, pero Tao hizo un lió y se negó a resolver el problema, del cual nunca supe bien de que se trataba para que sea un gilipollas. Por lo que fuera de la empresa, nos guste o no, debemos actuar amigables entre nosotros. Extender los rumores o darle pie a conductores maliciosos es lo que menos se quiere.
—De todas formas, creo que han exagerado en los titulares y en redes sociales —dice Tao con sinceridad, realmente despreocupado. Las redes sociales ardieron en llamas al vernos pelear y los comentarios maliciosos sobre que fingimos nuestra relación y que es una estrategia de marketing—que es verdad, para que mentir. No estaba en el plan hablar sobre ello, y como siempre, Tao hace lo que quiere—Solo nos gritamos, pero deberían vernos pelear enserio.
Le pateo levemente la pierna para que se calle. Eso logra el efecto contrario, pues pronto se le suelta la lengua.
—Cuando peleamos enserio nos tomamos del pelo y hacemos un enorme lió, tanto que el ceo corre de su oficina para separarnos. A veces mandan a los guardias porque de seguro se ha liado un golpe nuestro.
Tao procede a contar la vez que nos tomamos del cabello cuando apenas éramos aprendices y le dimos una patada cada uno a nuestro presidente, lo que casi vale el rompimiento del contrato. La mesa se llena de risas y diversión por el carisma de Tao, sin sentir una pizca de vergüenza. Yo intento reírme lo más natural posible mientras pienso que el estúpido está arruinando mi buena imagen. No necesito que me tachen de agresiva en las redes más de lo que hicieron.
—Supongo que es por ello mismo, que ustedes son tan cercanos que han creado un dinámica especial para tratarse y resolver sus problemas. —opina una de las conductoras.
El resto le da la razón.
El programa termina y nos disponemos a marcharnos saludando a los presentes. Una camioneta pasa por nosotros y nos subimos rápidamente. En el camino todo es un silencio tenso, lo único que se escucha es la música que se reproduce. Tao está atento a su celular con sus auriculares puestos, decidido a no tener ninguna conversación conmigo. No sé que es lo que parece perturbarle, pues se ve excesivamente molesto.
Jaehyun baja en una farmacia cuando le comento que no me estoy sintiendo bien. Quizás sea la resaca de ayer que sigue pasándome factura, peor con los tragos que me he bebido en el programa, aunque a diferencia de ayer no sean demasiados.
Tao bufa y pone los ojos en blanco, como siempre, molesto porque no es el centro de atención.
—¿Qué te pasa, idiota?
—“Oppa, no me siento bien” —imita mi voz de manera exagerada, le frunzo el ceño a la vez que me da una sonrisa torcida y sarcástica—Deberías ocuparte de ti misma en vez de enviar a otros a solucionar tu mierda.
Le miro sin entender que carajos. Hasta hace unos segundos parecía haber cerrado la boca sin intención de abrirla. ¿Y ahora?
—¿Sufres de algo mental o qué? —le pregunto muy enserio—Ni siquiera te moleste a ti. Realmente me siento mal.
—Jodete y no seas fastidiosa.
Que sea estúpido y me insulte es normal dentro de los panoramas, pero ¿por qué tiene que ser tan borde de la nada?
—Vete a la mierda, Tao. No sé qué demonios te sucede, pero no te la tomes conmigo.
Me tenso ante la mirada fulminante que me envía, aun así no me permito intimidar por él ni por nadie. No tengo la culpa que sea un descerebrado, mejor que le reclame a sus padres por criarlo como un idiota.
—¿Cómo mierda es eso que te mudaras a Sky House? —pregunta apretando con fuerza los dientes. Si las miradas pudiesen matar, yo estaría descuartizada y mis restos arderían en el infierno si fuese por él. —Fue el presidente Wang, ¿cierto? Ese viejo…
Intento no verme demasiado sorprendida ni tensa ante su reacción. ¿Cómo es que se entero?
—Será bueno para el trabajo…—me interrumpe con una risa sarcástica.
—¿Tenerte en mi casa merodeando? Ni de chiste, suficiente es el martirio de tener que verte y encima trabajar contigo —sus ojos van de pies a cabeza, el desprecio en sus ojos me martilla por dentro el pecho. —Olvídalo, no vas a mudarte a Sky House.
—Jodete, eso no lo decides tú.
—No estoy bromeando —sus facciones se vuelven más duras y severas que juran venganza—Te voy a hacer la vida imposible desde el momento en que pises un pie allí.
—No me das miedo—replico con la cólera comenzando a surgir. Si hasta un momento me sentía mal e intimidada, está siendo reemplazada por la ira y la molestia. ¿Por qué siempre me tengo que dejar tratar como se le venga en gana?—Además, ¿cómo lo supiste?
Tao sonríe con esa sonrisa arrogante y egocéntrica que no me gusta para nada. Toma el teléfono y me muestra la pantalla en alto. Tardo un momento en entender el mensaje y quien se lo ha enviado. Me cae un peso al estomago, sentándome más mal de lo que me sentía. Le veo tratando de contenerme, de no dejar que vea lo herida que me siento.
Cindy no es solo mi compañera de grupo, también ha sido de mis más cercanas amigas y sabe la historia con Tao de pies a cabeza porque fue quien me prestó su hombro para llorar y darme consejos sobre cómo debería superarlo y seguir adelante. Fue a la única que le conté que me mudaría a Sky House. ¿Y ahora resulta que están saliendo?
—¿Cuando…?
—Que te importa.
Me trago las lágrimas y el orgullo herido y, con mucho esfuerzo, le copio la sonrisa.
—¿Cuándo estás listo para trabajar? —digo como si nada me afectara, como si mi corazón no viniera estropeado hace años y me importara poco que Cindy, quien creía que era mi amiga, es una vil mentirosa y traidora, ni que Tao parece disfrutar de mi sufrimiento.
No vale la pena, Rae. Ni se te ocurra llorar.
Tao hace una mueca de desprecio y sentencia nuevamente:
—No te mudaras.
—Ya lo veremos.
—¡Que no!
—¡A mí no me grites, simio estúpido!
Tira mi celular de un manotazo al suelo y se escucha el golpe súper feo contra la ventana. Hace una sonrisa burlona cuando levanto el móvil y veo que se me ha roto la pantalla. Puedo comprarme otro, no tengo problemas con cambiar el aparato, pero no tiene un puto derecho de hacerlo.
Tomo su celular y abro la ventana rápidamente, lanzándolo contra la acera.
—¡Yah! —me grita, intenta tomar el mío y alcanzo a agarrarle del cabello, tirándolo con fuerza mientras aun intenta arrebatarme mi celular. —¡Suelta, maldita psicópata!
—¡Te jodes por cabrón! —chillo furiosamente, tratando de arrebatar sus sucias manos de mi iphone.
No sé cómo es que termino arriba de Tao tirándole del cabello y mordiéndole el hombro mientras él intenta inútilmente quitarme de encima, me he aferrado de tal manera que le dolerá más al apartarme. Además, pese a los manotazos y las tiradas de cabello, Tao nunca usa su verdadera fuerza en mí, así que me aprovecho de esto.
Una carcajada sale de mis labios y me retuerzo en como gelatina al sentir sus manos hacerme cosquillas en partes especificas, como detrás de mis rodillas y mi cintura. La situación se voltea en mi contra, cayendo sobre espalda en el asiento mientras Tao se sitúa sobre mí sin piedad alguna. Aprieto con fuerza mis piernas porque creo que en cualquier momento me haré encima, y conociéndolo, estoy seguro que está buscando eso.
—¡Pídeme perdón! —exige mordiéndose en labio inferior, como si peleara por no reírse. En sus pupilas se nota ese gen malicioso que conozco perfectamente.
—¡No! —intento apártalo, pero Tao refuerza las cosquillas y pronto comienzo a lloriquear para que me deje.
—Pide perdón, estúpida. No me voy a detener.
—¡Yah! —grito mas enojada y lanzo una patada en su contra.
Gruñe en respuesta, rápidamente inmoviliza mis piernas con las suyas y aprisiona mis muñecas en sus manos hacia arriba, terminando con la tortura. Respiro agitadamente, agotada por el desgaste físico que me sumo intentar quitarme al simio de encima. Tao esta vez se deja ser, colocando una sonrisa divertida en el rostro.
Tardo un segundo en darme cuenta la posición en que estamos ahora mismo, sonrojándome. Su respiración esta tan cerca de la mía que chocan entre sí, puedo sentir su calor desprenderse de su cuerpo con su pecho apenas rozando el mío. Mi corazón da un vuelco de 360 grados con brusquedad al notar su mirada más oscura sobre mí, ya sin ese gesto burlón en sus facciones. Me pierdo en sus ojos y el extraño ambiente que se ha creado entre nosotros. La parte racional me dice que solo está jugando, que me está probando. No sería la primera vez que plantea estas bromas pesadas. Sin embargo, otra solo quiere dejarse llevar, cerrar los ojos y esperar a sentir sus labios de nuevo.
No cierres los ojos, Rae. No caigas.
Es inevitable que, apenas termino de pensar ello, cierro los ojos por inercia al verlo intentar cortar la poca distancia que queda entre nosotros.
Los segundos pasan en que mi corazón se mantiene aun latiendo desenfrenado. Es una risita cínica de su parte que me termina por romper todas las ilusiones. Abro lo ojos, encontrándome esta vez con el idiota observándome como si yo fuese un jodido espectáculo que lo único que hace es dar vergüenza.
—Ya te gustaría probar otra vez los labios de este rey. Lo siento, pequeña estúpida, pero este hombre….—¡Auch! ¡Maldita psicópata!
Me atrevo a darle un segundo cabezazo para apartarlo de mí, repartiendo múltiples manotazos en su contra. ¿Cómo se atreve a jugar así conmigo cuando sabe sobre mis sentimientos? Simplemente es un insensible.
La puerta delantera se abre bruscamente, sobresaltándonos y separándonos del susto.
—¡Oigan, ya basta! ¡Sus gritos se escuchan desde afuera! —exclama Jaehyun mientras echa miradas hacia los costados, suspirando de alivio luego —Por suerte nadie los vio. ¡Ahora dejen de hacer escándalos y mi trabajo más pesado!
—¡Fue ella/él! —chillamos en respuesta, señalándonos unos a los otros. Compartimos una mirada fulminante entre ambos. Tao esta con el cabello despeinado y la ropa desarreglada, yo debo verme aun peor que él.
—¡No me importa! Ya, solo arréglense antes de bajar a sus hogares. No necesitamos más rumores sobre ustedes.
Tao se ve aun más molesto ante el regaño de Jaehyun, por lo que hace solo una mueca de desprecio y no duda en bajarse del automóvil, acomodándose la ropa en el proceso.
—¡Tao!
—Jodete, tu no me dices que hacer. No te creas tanto derecho, eres solo un simple empleado —le fulmina con desprecio y cierra de un portazo.
Oppa suspira frustrado y termina por subirse al auto, pero no arranca hasta que ve a Wang subir a un taxi. Cruzamos miradas por el espejo retrovisor, ahora es cuando comienzo a sentirme avergonzada por mi comportamiento. ¿Cómo es que ese idiota siempre logra sacarme de quicio?
—Deberías serenarte, Rachel. Entiendo que te moleste las gilipolleces que suelta, pero tu permites que te afecten a este grado. Solo no dejes que esto te siga perjudicando ¿de acuerdo?
Simplemente asiento, todavía con pena. Es verdad, no puedo librarme siempre a los golpes cada vez que me saque de quicio. Ya suficiente me he humillado, ¿por qué seguir rebajándome a su nivel?
Porque estas peleas tontas te recuerdan a cuando eran unidos. Peleaban para luego llorar entre los dos y pedirse perdón.
Pero ese era otro Tao. Un Tao que se mostraba de esa manera sensible y cariñoso solo conmigo, sin nada de egocentrismo de por medio ni con esa capa de indiferencia que sostiene ahora cada vez que me ve.
Desearía que las cosas fuesen como en el pasado, ¿es demasiado pedir?
—¿Que viva en Sky House?—repito por las dudas. Al verlo asentir, me convenzo a mi misma que no me he equivocado. Pestañeo rápidamente, ya mas intrigada por semejante disparate—No puedo imaginarme viviendo allí, presidente. Me siento curiosa saber del por qué querría bajo el mismo techo que sus revoltosos nietos.
Recibí una llamada un día después del desastroso evento de su compromiso donde Tao lo dejo en vergüenza y por poco Ling no le provoca un infarto. Supuse que el asunto tenía su gravedad si deseaba verme en persona lo más pronto posible. Desde niña, el señor Wang ha sido algo parecido a un abuelo, tomando en cuenta su amistad con mi familia y la amistad que sostuve por muchos años con Tao. Pero no le veo nada de razonable su propuesta.
El señor Wang emboza una sonrisa por mi incredibilidad.
—Tengo buenas razones para quererlo así, querida. Creo que eres perfecta para el trato que estoy por proponerte. Los conoces desde niños.
—No a todos, pero recientemente he conocido a su nieto, Jin Min. Creo que es el único que faltaba por conocer de su familia.
—Ha sido incorporado recientemente —aclara su garganta, ya más serio y un poco incomodo. Me mantengo en mi lugar, con la espalda recta y las manos sobre mis rodillas juntas. No sé qué locura pasara por su mente, pero no me parece la oferta del millón—Como sabes, mi familia no ha tenido buenos tiempos y ya estoy volviéndome cada vez más viejo. No quiero que los errores de los adultos no lo paguen los jóvenes.
Asiento levemente, aunque realmente no sé bien cuál es la historia familiar de sus hijos. Tao siempre ha sido cerrado en lo que respecta a su familia, hablando despectivamente de la parte paterna ya sea con sus tíos o sus primos. A su abuelo lo quiere, a su manera retorcida y traviesa, pero lo quiere. No hondaba en el tema porque se ponía de un humor de mierda, así que me ahorraba peleas sin sentido y simplemente le acompañaba en silencio.
Pero ya es tarde para siquiera preguntarle. Tao apenas me dirige la palabra sino es estrictamente necesario.
—Desearía que fuesen cercanos—continua el presidente—Al menos que soporten verse las caras.
—Le veo un trabajo difícil —digo con sinceridad. Desde que los conozco se han llevado como perros y gatos. —¿Puedo escuchar su propuesta por completo?
La mano derecha del presidente se acerca y me deja sobre la mesa diversos informes de otras personas. Los reviso atentamente sin reconocer a ninguno de ellos realmente. Al final de los expedientes, veo la lista de misiones y tareas que deben hacerse en este verano para lograr una “hermandad” entre los primos.
Me gustaría no verme tan incrédula y perpleja como me siento, así que respiro pacíficamente por la nariz varias veces mientras pienso que la vejez le ha afectado más de lo que parece. No me puedo creer que vaya a montarse semejante operativo para que sus nietos finalmente den el brazo a torcer. ¿Enserio creerá que con obligarlos a vivir bajo el mismo techo que cuatro desconocidos y una serie de tareas lograra que se den un abrazo sin querer apuñalarse por la espalda?
—Como ves, no serás la única.
—Se ha preparado todo un equipo. Me sorprende, presidente Wang —pareciera que lo estoy alabando, pero en verdad siento más pena por el pobre viejo y sus dolores de cabeza personal.
—Algo así —admite sin vergüenza—Creo que podrás ayudarlos respecto a Tao.
Intento hacer una sonrisa y esta sale demasiado fingida.
—Tao y yo no hemos sido demasiado cercanos últimamente...
—También es una oportunidad de arreglar sus diferencias —insiste y emboza una sonrisa que parece humilde, pero conozco demasiado a este señor para saber que tiene dobles intenciones—Además, sabes que siempre te he querido en la familia Wang, independientemente los problemas con la tuya.
Me hago hacia atrás ya con más seriedad, recibiendo claramente el mensaje. El señor Wang imita mi postura. Nos libramos en una batalla de miradas en que el silencio parece cada vez más tenso de lo esperado. Mis músculos están todos rígidos, y es que vengo con la sospecha hace tiempo. Parte de mi sabía que el presidente tendría mucho mas idea de lo que sucede respecto a la empresa familiar de lo que yo puedo saber, pero no me esperaba que lo sacara a relucir para sobornarme.
—Primero que nada, me gustaría que compartiera conmigo lo que usted sabe de la situación que atravesamos.
Omito el hecho que mis padres han estado esquivándome el tema hace tiempo, incluso mi hermano. Más que una llamada no puedo hacer cuando hay tanto trabajo, pero incluso cuando voy a verlos están a la defensiva y evitan a toda costa hablar sobre el tema. Incluso mis primos se ponen a la defensiva con el tema y mis abuelos se rehúsan a decir una sola palabra también.
—Tengo intenciones de renovar los contratos con la Corporación Park y convencer a mis colegas de hacer lo mismo—se me cae un peso al estomago de solo escucharlo. ¿Cuando dejaron de hacer negocios?—Su padre no está atravesando una buena situación y su orgullo no lo ha dejado progresar. Su abuelo tampoco querer dar el brazo a torcer. Pero si me haces este favor, puedo asegurarte que evitare la quiebra a toda costa sin ningún truco de por medio.
Tengo que tomarme un momento en procesar la información. En quiebra. Estamos en quiebra. ¿Mi familia enserio está en quiebra?
Me cuesta un momento procesar lo que me dice, y aunque me gustaría gritarle que es un mentiroso, me detiene los recuerdos de las veces en que evitaban hablar sobre la empresa delante de mí, los viajes familiares que de pronto se detuvieron sin explicación y la falta de presencia de mis padres en algunos eventos importantes en el año. Incluso yo he estado allí, ya sea de invitada personal o con alguna presentación, pero no los he visto y siempre acudían a excusas baratas.
La Corporación Park ha crecido junto a nuestro importante linaje y prosperado a través de las generaciones. Pese a las crisis financieras, nos hemos mantenido a flote en el mercado y expandido nuestra cadena de mercado a otras áreas importantes en la economía. Mis ancestros trabajaron con mucho sacrificio para llegar a donde estamos. Prácticamente, la generación de mi abuelo ha nacido con una cuchara de oro en la boca al igual que nosotros. Somos el 1% de los chaebols tanto de Corea como de China. Entonces, ¿Cómo diablos estamos en la puta quiebra? ¿Es por eso que seguían evitándome? ¿Por qué carajos no me lo contaron antes?
No puedo tardar demasiado en mi respuesta como de la misma forma en que no puedo darla de manera tan ligera.
—Estaré pensando su propuesta los siguientes días, presidente Wang —me las arreglo para hacer una sonrisa cordial y mantener mi voz serena—Espero que comprenda mi posición.
—La entiendo, querida. Tomate el tiempo que necesites y vuelve a hablar conmigo cuando desees.
Me levanto del sillón para despedirlo con una reverencia mientras el presidente se dirige hacia la salida acompañado de su mano derecha. Retengo el grito en mi garganta, sonriendo al personal en forma de despedida, manteniendo mi postura y disimulando el dolor de estomago que me da toda esta situación.
No entiendo, ¿por qué me lo han ocultado? ¿Qué ganaban con hacerlo?
Intento llamar a mis padres y a mi hermano, pero ninguno de ellos responde al teléfono y termino por dejarle un mensaje a Ren de que me llame apenas vea el mensaje o volare hasta Australia exclusivamente para romperle las piernas.
¿Cómo diablos fuimos a perder los contratos con los Wang, si hace años son socios? No es como si nuestra fortuna dependiera de ellos, lo que no signifique que no sea una pérdida importante en los negocios. Hasta yo, que no sé nada de balances o cómo manejar una empresa, sabe que tener en contra a los Wang puede ser jodido.
Para variar mi suerte, en el aparcamiento me cruzo a Tao saliendo de su auto deportivo. Lleva jeas oscuros y una chaqueta de cuero roja, su cabello castaño y corto, perfectamente peinado hacia un costado y con la actitud de siempre de que nada le importa. Siento un tirón en el pecho al verlo y retengo un suspiro. Tao siempre provoca eso en mí cada vez que lo veo, desde que tenía catorce años empecé a verlo con otros ojos que no han cambiado para nada, aun cuando nuestra relación ya no es la misma y se ha vuelto un completo gilipollas conmigo. Pero no hay por donde negar que Tao es atractivo, con la barbilla marcada, ojos rasgados de color café que siempre llevan cierta arrogancia y diversión. Sin embargo, hace tiempo esos ojos han dejado de mirarme con cariño para darle paso a la frialdad y a la indiferencia.
Apenas repara en mí que pasa caminando sin darme una sola mirada. Bufo exasperada por su actitud, la misma de siempre desde hace tres años atrás. Quizás en el pasado nos hubiésemos fundido en un abrazo y habríamos ido a encerrarnos en su cuarto para beber tragos mientras jugáramos a las cartas, cotilleado sobre la farándula y bromeado sobre estupideces. Ahora esos recuerdos parecen tan lejanos.
—¿Hola?
Ni siquiera responde o hace algún movimiento en mi dirección, simplemente me pasa como yo no existiera. Volteo hacia él completamente indignada. Primero, su familia jode a la mía, su abuelo me chantajea y ahora me ignora. ¿Por qué estoy soportando basura de los Wang?
—Vete al carajo, estúpido —escupo pateando una piedra en la punta de mis tacones con fuerza.
Pero no esperaba haberlo hecho con tanta fuerza, tanta que esta termina rebotando contra uno de los autos y se rompe el vidrio trasero al mismo tiempo que camina Tao a su lado. Ahogamos un grito los dos ante el impacto y el ruido. Me llevo las manos a mi boca abierta, maldiciendo la maldita suerte que me cargo encima. Cruzo miradas con un incrédulo Tao, con los ojos bien abiertos y con dos pasos más alejados del auto.
—¿Por qué siempre eres tan violenta, maldita psicópata?—dice enfadado, aunque le veo luchar contra las comisuras de sus labios. —Vas a pagar esto.
Tengo la cara roja de la vergüenza por mi estupidez, pero también estoy bastante ofendida con todo lo que viene pasando con su familia y él, por lo que le levanto el dedo del medio. Tao suelta una risa seca, jocoso.
—Que madura.
—Mucho más que tu, de seguro —me cruzo de brazos realmente molesta y también muriendo de vergüenza.
—¿Qué haces aquí?
—Tu abuelo…
—Ya te dije que no vinieras aunque te llame. Suficiente es tener que verte en la agencia —dice con una mueca de desagrado en los labios.
—No puedo ignorarlo. No soy un maleducado como tú.
—No, pero eres una entrometida de mierda. No necesitamos más estorbos de los que por sí ya hay.
Me arde el pecho de escucharlo, no demasiado porque ya me he acostumbrado a sus tratos de mierda cada vez que me ve, pero todavía sigue doliendo que me trate como si nunca hubiésemos sido importantes en la vida del otro.
Nuestras miradas chocan en la que le transmito lo mucho que me afecta que sea así conmigo. Tao lo hace con indiferencia, como si no le importara. No lo entiendo. Antes, si siquiera llegaba a hablarme mal por un momento, Tao corría a abrazarme y disculparse, repartía besitos por mi cabeza y me llevaba por un trago o por helado, o por ambos. Era cariñoso, divertido y protector conmigo. Era mi mejor amigo, ese que conocí a los ocho años y me juro que seriamos mejores amigos toda la vida. Ahora pareciera que odie que respire.
—Estúpido —le digo por ultimo antes de darme la vuelta, rompiendo la conexión y camino hacia mi auto, mi cuerpo sigue tenso.
Apenas cierro la puerta del conductor, mi intención de conectar las llaves queda suspendida cuando recibo una llamada de mi manager. Contesto de inmediato.
—Hola, oppa —saludo y con la mano libre abrocho mi cinturón. Miro a mi costado por inercia y veo a Tao parado en el mismo lugar hablando por teléfono. Suspiro cansina, otra reunión.
—¿Dónde estás? —pregunta sin devolver el saludo. Jaehyun-oppa ha sido mi manager desde que comencé en el grupo y al empezar mis actividades en solitario lo pusieron a mi disposición, por lo que el trato entre nosotros es cercano.
—En la mansión Wang. Por favor, dime que no tiene que ver con…—
—Ven a la oficina con Tao si es posible. Hay una video conferencia con el ceo y es referente a ustedes y sus actividades en China.
—Creí que eran vacaciones —espeto molesta. Renové el contrato por disfrutar las vacaciones como yo quisiera, aun si fuera trabajando en mi misma, y ahora tengo no solo al abuelo de Tao chantajeándome para perderlo para llevar a sus nietos al buen camino, sino también al ceo jodiendome.
—Te beneficiara. Vente pronto.
Corto la llamada y volteo a mirar hacia Tao, quien al parecer lo han llamado por lo mismo. Su mueca de desagrado se intensifica y me fulmina con la mirada, como si yo tuviese la culpa de todo. Le ignoro y arranco el auto sin pensármelo dos veces, saliendo de una buena vez de los confines de los Wang. Me tiembla el pecho de solo recordar la manera en que me observa, respirando profundamente para que el dolor y la decepción pasen sin más. Hay días en que quiero ver a Tao aunque sea un segundo, pero hay otras donde me gustaría no volver a verlo en la vida.
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Llegamos por separados a las oficinas de RM que hay en Shanghái. Si bien es una agencia muy grande en Corea y de las más importantes, apenas se están abriendo paso al mercado Chino, aprovechando la fama que sus grupos están tomando en este.
Mientras que el amor de mi padre eran los negocios y la empresa familiar, mi madre entrego su vida entera a las pantallas siendo una actriz de renombre. Admiraba tanto la manera en que podía ser una villana un día y al otro la heroína de la historia. Me críe en los sets de grabación que termine por enamorarme de la actuación y decidí seguir sus pasos. A Tao le paso algo parecido, y después de volvernos amigos, era costumbre ir a audiciones juntos.
Nuestro papel más importante fue de la versión más joven de los protagonistas. Tao tenía 16 y yo 14, nos envolvimos en un amor prohibido por la historia familiar de nuestros personajes, separándonos muy de jóvenes y con las esperanzas echas trizas de volvernos a ver. En ese drama, nos ganamos el corazón de China entera, también nuevas propuestas de trabajo y premios como los actores novatos del año.
Además, fue en una de las escenas en que Tao me dio mi primer beso, y fue en ese entonces que me di cuenta que estaba enamorada de él.
Casi diez años después, apenas podemos soportar estar en la misma habitación sin que el ambiente este todo tan tenso como ahora. Jaehyun está parado a mi lado como Hyesun-unnie, la manager de Tao, esta parada al lado de este. Supongo que es por si nos disputamos en una pelea que termine con puñetazos y agarradas de cabello. No sería la primera vez que nos peleamos delante del ceo o que tengan que separarnos.
Al inicio, todo comienza súper ligero. Que como va nuestras vacaciones y que recordemos que tenemos que presentarnos en un importante programa el jueves por la noche para promocionarnos a nosotros mismos y a la agencia en China. Se supone que ese era el último trabajo que tendría en al menos un mes y medio, luego ya evaluaríamos algún comercial o algo que surgiera.
Tengo la intención de dejar esto claro, pero Tao se me adelanta con una postura más relajada y respetuosa al hablar con el ceo Lee. No es que fuese un hombre demasiado estricto o agrio, en verdad es bastante jocoso y justo con nosotros. Siempre nos ha tratado con respeto y se ha aguantado que se nos escape más de una ocasión uno que otro golpe en su dirección, eso sucede si interviene en nuestras peleas en las que no distinguimos aliados de enemigos.
—Ambos pasaran sus vacaciones en China. Estoy de acuerdo con que se relajen, pero se me ha ocurrido una gran idea que puede beneficiarles.
Pongo los ojos en blanco sin poder detenerme. Mira que yo también soy adicta al trabajo, por ello es que organice mis vacaciones para prepararme para un papel importante en un drama que grabare a comienzos del próximo año y también para componer mis propias canciones para mi debut en solitario con mi primer mini álbum. Dijo que empezaríamos a trabajar en ello después de las vacaciones, pero mi lado exigente quiere comenzar a trabajar desde ya. Hasta me he apuntado pasos de una posible coreografía. ¿Qué más puede querer de nosotros?
—Tao, has estado insistiendo que te gustaría producir música fuera del grupo—noto como la espalda de Tao se endereza y se descruza de brazos, mirando directamente hacia la pantalla del televisor. Asiente repetidas veces. Producir música es lo que más adora Tao, incluso más que subirse a un escenario o estar detrás de las cámaras—Has dicho que trabajaras en tu EP este verano, pero pensé que también podrías trabajar con Rachel respecto a su debut. Es decir, producirlo.
Nos miramos casi de inmediato en que el ceo termina de hablar. Ninguno se ve de acuerdo con ello y no tardamos en demostrar el descontento.
—No—decimos al mismo tiempo.
Nuestros managers suspiran con pesadez. Me vale hacerles el trabajo más difícil, no me pueden obligar a trabajar con Tao. No cuando nuestra relación es tan inestable.
—¿Por qué no? Uno tendrá un debut en solitario exitoso y el otro expandirá su carrera como productor—Lee se hace hacia atrás y se mueve en la silla giratoria con tranquilidad, pero sus ojos se muestran severos, como si nos retara a que nos negáramos—Su trabajo en el pasado dio buenos resultados.
—Era una canción para un drama, ni siquiera teníamos intención de grabarla hasta que usted insistió —se lo recuerda Tao.
Hace años atrás, escribimos una canción y la cantamos en el estudio para tontear, fue cuando Tao recién comenzaba producir música y yo a componer canciones con su ayuda. El ceo la escucho de casualidad y la propuso como el ots de un famoso drama en ese tiempo. Incluso en los premios la interpretamos en conjunto. Una balada hermosa que hablaba sobre el amor y la incondicionalidad a través de los años. Claro que en ese tiempo hablábamos de la amistad que hoy no existe.
Pese a nuestros reclamos, el ceo sentencia la nueva actividad en nuestras vacaciones. Producir mi mini álbum, llevando un sello en todas las canciones compuestas por Wang Tao y Park Rachel. Explotar esta marca que hemos creado a través de los años y que las personas tienen cierto interés en consumirla.
Salgo furiosa de la sala de reuniones y con lágrimas en los ojos de la impotencia. ¡Dijo que podría componer mis propias canciones! ¿Cómo es eso que ahora tengo que componer junto al idiota de Tao, quien casi nunca tomaba en cuenta mis acotaciones? ¡Apenas me escucha! ¿Quién me dice que podré componer a la par que él?
Tao pasa de mí chocando su hombro con el mío. No lo soporto más y le doy un punta pie en la pierna. Le veo chillar y saltar agarrándose la zona dolorida, dirigiéndome una mirada fulminante que no dudo en devolver.
—¡¿Qué haces, estúpida?!
—¡Todo esto es tu jodida culpa! —le grito sin poder contenerme. Sé que no tiene la culpa de nada, pero no evito tomármelas con él como hace conmigo.
—¿Mi culpa? ¿Crees que quiero perder mi valioso tiempo en tu álbum mediocre?
—Creo que te confundes, idiota. Mediocre eres tú y tu música.
—Ya te gustaría tener el éxito independiente que tengo yo.
—Ya es suficiente, cada uno vaya por su lado —interviene Hyesun-unnie rápidamente, tomando a Tao por los hombros y encaminándolo hacia la salida.
Oppa me agarra del brazo y me obliga a entrar de nuevo a la sala, no sin antes dirigirnos una última mirada cargada de odio. Generalmente no soy de perder la compostura, pero cuando se trata de Tao estoy perdida.
—Necesitas tranquilizarte. Son estrategias de marketing—me recuerda Jaehyun.
—¡Pero es injusto! Prometió que escribiría mis propias canciones.
—Y lo harás, Tao solo va a producirlas. Pueden llegar a un acuerdo entre los dos —le observo como si estuviera diciendo un chiste muy malo, pues lo es. Suspira con los brazos en sus caderas—Sabes que esto es beneficioso para tu carrera. Tao es bueno en su trabajo y te ayudara. Además, esto podría ayudar a resolver los conflictos entre ustedes.
Pero ya no estoy tan segura si quiero solucionar mis problemas con Tao. Es que, en primera instancia, nunca hubo un problema real. Solo fue él desapareciendo un día para otro, y cuando volví a verlo se comportó como un idiota. Empezó a ser más frio e indiferente conmigo, prosiguieron sus agresiones verbales y sus desplantes que terminamos por pelear y hacer un gran lío. Incluso cuando he intentado hablar con él, siempre es el mismo resultado. Me he dado por vencida, ya no puedo hacerlo recapacitar y tampoco creo que merezca la pena. Ya no.
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Ayer llegue al departamento con los ojos hinchados después de llorar de camino a casa y me dormí la noche entera. Me sentía horrible por el enfrentamiento con Tao, la situación de mi familia y el dichoso cambio en la producción de mi mini álbum. Lo siento todo tan injusto que apenas termino mi café tengo ganas de llorar, pero reprimo las lagrimas y me doy un baño de rosas en el jacuzzi y descorcho una botella de champagne para desestresarme. Serán apenas las 9 am, pero no hay una regla exacta de cuando comenzar a beber.
La música se interrumpe cuando el tono de llamada retumba en todo el espacio. Alcanzo el celular secando mi mano con la toalla y me emociono por un segundo al ver el nombre de Ren en la pantalla.
—¡Ren-Ren! —exclamo el apodo cariñoso desde niño.
—Rae-Rae—contesta él con diversión, casi puedo imaginarlo sonreír —Lo siento, el trabajo me consumió ayer y olvide por completo el celular. ¿Cómo estás?
Me hundo en el jacuzzi soltando un suspiro.
—Creo que nada bien —adivina jocoso, aunque preocupado—¿Quieres contarme?
—Ren, júrame que me dirás la verdad o te pateare la cara.
—¡Wow, wow! ¿Ya a estas horas estas agresiva? No me digas, ¿estás bebiendo champagne?
Dejo la copa sobre la superficie más cercana mientras evito aclarar mi garganta.
—No, claro que no —me sale la mentira natural. ¿Y cómo no? Soy actriz—Pero sé toda la verdad. Sé que la empresa familiar está en quiebra y que hemos perdido los contratos con los Wang. Ahora suelta la maldita sopa porque me lleve una tremenda sorpresa cuando el presidente Wang me lo dijo en mi cara.
Escucho a Ren maldecir por debajo, así que termino de confirmar la verdad: estamos en quiebra.
Mi hermano relata desde el principio. Hace unos tres años estafaron a dos de mis tíos en unos negocios que prometían traernos más fortuna, pero término por endeudarnos con los bancos. Tuvieron que vender propiedades en el extranjero, lo que termino de resolver mi duda de porque no volvíamos a la mansión de Hawái en vacaciones como acostumbramos. Perdimos inversores y socios debido a malos manejos, no especifico en que porque tampoco está demasiado al corriente de la empresa en Corea. Mi hermano es biólogo marino, tampoco ha seguido el legado familiar. Park Saeroyi, nuestro primo mayor, es el principal heredero no solo por ser el primogénito, sino también por haber demostrado que merece ese puesto.
—No tengo idea que ha sucedido con los Wang, tampoco había notado la tensión entre ellos hasta que nos cruzamos con el abuelo en Indonesia con el presidente Wang. Te puedo decir que si el viejo no lo mato es porque es demasiado correcto para perder la compostura, pero estaba furioso al verlo.
Recuerdo brevemente al abuelo de Tao decirme algo sobre mi padre y mi abuelo y su orgullo.
—¿Crees que tengan algo que ver con la quiebra?
—No tengo idea, pero si te propuso ayudarlos a salir de esta situación es porque debe saber más de lo que sabemos tú y yo.
Estoy cayendo en cuenta que mi familia realmente está en bancarrota y que solo es cuestión de tiempo para que los bancos nos embarguen por completo. La propuesta del señor Wang ahora suena tan tentadora que no evito terminar de contarle los términos a mi hermano.
—¿Enserio te vas a meter en toda esa locura, Rae?—pregunta Ren. Le escucho sorber su café desde la otra línea, proseguido de una maldición. Se ha quemado la lengua. —Es una pérdida de tiempo, sabes que los malcriados Wang son eso: malcriados.
—Si, pero ¿Qué puedo hacer? ¿Mirar cómo se va a la mierda nuestra familia? Incluso si les prestara dinero, no sería suficiente. ¿Cierto?
Ren suspira desde la otra línea, dándome la razón.
—De todas formas, no me gusta esa idea. Dame tiempo, hablare con Saeroyi.
—No va a decir nada. Es tan malditamente reservado —bufo al recordar como esquivaba el tema con éxito cada vez que lo sacaba a flote. Hasta me empujo hacia la piscina con vestido, celular y todo para que me calle.
—Intentare convencerlo. Solo no hagas una estupidez.
El resto del día aprovecho para ir al gimnasio, pasear por las tiendas con prendas perfectas para el verano, me cruzo con algunos fans y me hago fotos y autógrafos. Sin embargo, nada saca el horrible peso que llevo en mi estomago. Pareciera que en cualquier momento voy a vomitar de lo preocupada que me siento.
¿Debería aceptar? ¿Qué tan grave sería hacerlo?
Ren no me llama en todo el día. Espero hasta la noche pero nada, así que me anticipo al insomnio y me tomo una pastilla para dormir. Generalmente, intento no caer ante los narcóticos, solo cuando me siento muy estresada. Justo como ahora.
Mi celular suena con una nueva llamada minutos después de acostarme. Luna, mi gatita, se remueve molesta sobre la cama por el sonido que la ha despertado de su sueño. Le miro divertida por la expresión, pues pareciera que entiendes todo lo que sientes con solo mirarla. La sonrisa se me borra al ver el nombre de Saeroyi y contesto de inmediato.
—¿Oppa?
—Háblame sobre la propuesta del presidente Wang—dice sin siquiera saludar. Saeroyi es serio de por sí, solo que esta vez noto la gravedad de este asunto y empiezo a temer.
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Al otro día, bien temprano, voy hacia la mansión de los Wang y firmo el contrato con el presidente con ciertas condiciones de por medio. Por ejemplo, que atenderé los trabajos de mi agencia si son exclusivamente necesarios y que comenzara de inmediato con las negociaciones con mi primo para salvar la Corporación Park de la quiebra.
Me voy con la poca dignidad que tengo en el suelo, pero con la consciencia tranquila de que estoy ayudando a mi familia entera. Saeroyi no se fue por las ramas anoche: las cosas están mal y mi padre ni mi abuelo dan su brazo a torcer. Por más que mis tíos quieran intervenir, su palabra no tiene mucho peso en este asunto considerando que fue su culpa que nos encontramos como estamos. Sin embargo, Saeroyi se ha ganado el respeto de ambos y de la junta directiva, así que solo queda esperar a que el presidente Wang mueva sus contactos para renovar con las demás empresas, negociar la deuda con los bancos, y al final del verano, cuando cumpla mi parte del trato, renovaremos el contrato con los Wang, volviéndonos a posicionar tan alto como en el pasado.
Choco sin querer con alguien al doblar la esquina y por poco no me voy de culo al suelo, el desconocido me toma del brazo, ayudándome a incorporar.
—Lo siento, iba distraída —digo levantando la mirada, encontrándome con Jin Min, el primo de Tao. Sonrió con cordialidad de inmediato. No me viene mal un aliado sabiendo que viviré con él los siguientes tres meses—Oh, Jin Min, ¿cierto?
—Si, ¿Rachel?
—Rae está bien—termina por asentir, aun serio y reservado—¿Has venido a ver al presidente? Creo que comento que tomaría una siesta en este momento.
Vuelve a asentir, aunque esta vez con el ceño fruncido. No se ve del todo contento, pero tampoco como si estuviese realmente molesto. Le miro detenidamente, intentando encontrar alguna semejanza de Tao o sus primos en él. Supongo que debe ser hijo de la tía de Tao, de esa mujer de la que nunca hablan.
—¿Tengo algo en la cara? —pregunta un poco a la defensiva. Meneo la cabeza sosteniendo la sonrisa.
—Solo buscaba un pequeño parecido con Tao, pero me he equivocado. No te pareces a él.
—Por suerte no me ha tocado esa desgracia —dice con los ojos en blanco.
Suelto una risita por su reacción.
—Espero realmente que no. Ya nos basta con un ególatra.
El chico se masajea la nuca, algo divertido por mi comentario.
—Mira quien finalmente ha llegado después de hacerse de rogar—como si lo invocáramos, escucho la voz de Tao.
Jin Min pone nuevamente los ojos en blanco, volteando hacia él de mala gana. Tao, quien llevaba su sonrisa de idiota todo poderoso, se le cambia la sonrisa a una más de desagrado. La espalda de Jin Min me cubría de sus ojos, ahora puede verme perfectamente mientras se acerca.
—Ve a joder a otra parte, Tao —dice Jin Min reaciamente.
—¿Qué haces tú aquí? —pregunta en mi dirección una vez que esta frente a nosotros, ignorando a su primo, fulminándome con la mirada. —Te he dicho que suficiente estorbos tenemos, incluso ya lo conociste.
—Ya estaba por irme. Guárdate tu mierda para ti—replico bruscamente, más de lo que me gustaría.
Tao bufa por debajo. Creo que pasara por mi lado sin decir nada, ignorándome nuevamente. Me llevo una sorpresa cuando me toma del brazo y tira de él, alejándome de Jin Min.
—Vámonos.
Quiero replicar e intento soltarme de su agarre, Tao tira más fuerte y me obliga a seguirlo. Alcanzo a saludar con la mano a Jin Min, quien asiente sin estar del todo seguro si intervenir, pero finalmente no lo hace. Me guía hasta la salida de la mansión y una vez afuera de esta, se vuelve hacia adentro detrás de las puertas.
—No vuelvas. Suficiente será con verte mañana, y más te vale que no te tardes arreglándote. Ya eres fea, no te esfuerces tanto.
Le miro completamente indignada por el insulto. Tao responde con una actitud jocosa y arrogante. Me gustaría tomar su cabeza y estrellarla contra el suelo, ¡es un idiota! ¿Qué no puede ser más educado?
Sin embargo, me trago mis gritos y mis pataleos. Primero, que no se merece tal reacción de mi parte. Soy demasiado para él y su estupidez para dejar que me joda siempre. Segundo, la venganza se sirve en un plato frió, y en cuanto Tao se entere que nos espera más tiempo juntos que estar encerrados en el estudio de grabación, estoy segura que le jodera el doble.
Le sonrió con tranquilidad, observando con satisfacción como su rostro cambia a uno más curioso y tenso.
—¿Por qué sonríes así, estúpida? Me da mala espina.
Ignoro el insulto. El pensamiento anterior me ha dado más calma. Solo debo ser paciente, una vez que lo sepa... Cielos, será maravilloso.
—¿Qué hacen aquí afuera?
Miro sobre mi hombro a Wang Ling subiendo por las escaleras, marcando los pasos con presencia y elegancia. Tao hace una mueca de desagrado al verla mientras que Ling le responde con una media sonrisa de desprecio, cambiando por completo una vez que fija sus ojos en mi, extendiendo las comisuras de sus labios. Le sonrió de la misma manera y termino por cortar la distancia entre nosotras, fundiéndonos en un corto abrazo.
—Genial, reunión de brujas. —bufa por debajo. Gira sobre sus talones y cierra de una patada la puerta, sobresaltándome.
—No me digas que este idiota te sigue prohibiendo la entrada. —inquiere Ling separándose de mi, pasa un brazo por mi hombro y me atrae hacia ella —¿Qué te he dicho de hacerle caso a los simios?
—No es mi culpa que le enseñaran a hablar.
Ling menea la cabeza divertida y, todavía abrazadas, nos adentramos una vez más hacia la mansión Wang, observando de lejos la espalda de Tao perderse a lo lejos, dirigiendo sus pasos hacia el ala este, justo donde se encuentra la habitación del presidente. Nosotras nos vamos por el lado contrario, yendo directo hacia el jardín trasero.
Si bien, mi amistad con Tao iba a otro nivel mucho más personal, eso no quería decir que me llevara mal con su prima. Al ser las dos niñas entre tantos niños, unimos fuerzas contra sus mentes idiotas e infantiles y nos encargamos de patearles el culo más de una vez. Mas tardar, reemplazaríamos esas tardes de juego con noches de borrachera y fiestas famosas, haciendo el ridículo más de una vez y cubriéndonos la espalda contra la prensa amarillista.
Aprovechamos el día del verano y nos quedamos en el patio trasero, sentadas en una mesa redonda debajo de una sombrilla blanca, los empleados traen al espacioso y refinado jardín uno de los vinos más viejos y caros que hay en la vinoteca de la casa. Intento negarme, pues estoy tratando de mantener el peso y el alcohol no sería de las mejores dietas, pero ante la insistencia de Ling cedo a una copa de vino media llena.
—Tienes que dejar de estar tras de él, Rae. Pierdes dignidad, mujer —me dirige una mirada con cierto regaño y aburrimiento. Mueve su copa y olfatea el vino antes de beberlo. La escucho soltar una exclamación de placer. Le ha encantado. —Es perfecto.
La imito antes de contestarle.
—Esta delicioso—me aventuro por otro trago un poco más largo. Me repito que tengo que controlarme antes que quiera beber la botella entera y salga de aquí borrachísima hasta la madre—Y no me estaba arrastrando. Al menos, no esta vez. Vine a ver al presidente.
Ling hace una mueca en desacuerdo.
—¿Qué te dijo el viejo?
No sé si comentarle sobre el plan que tiene su abuelo. Debería decirle, después de todo es mi amiga. Es solo que no quiero terminar por sabotearme a mi misma si se está jugando la posibilidad de perder toda la fortuna familiar. Puede que no pueda decirle la verdad, pero tampoco voy a mentirle.
—Cerré un trato con él para que nos ayude con la empresa familiar. Estamos por quebrar.
No parece sorprendida por ello, por lo que le miro con cierta incredibilidad.
—Tus padres me pidieron que no dijese nada. Creí que era lo mejor mantenerte fuera de estos asuntos.
—¡Ling!
—Vamos, Rae. No es como si pudieses hacer demasiado—aletea la mano como si le valiera que le este fulminando con la mirada—No sé qué trato cerraste con el viejo, pero cuídate que no es ningún santo y eso ya lo sabes bien.
Por eso que añadí clausulas al contrato. El presidente Wang se mostro un poco resistente ante los términos claros que establecí, pero le asegure que mi tarea seria cumplida, dándole mi palabra que tendría a Tao como un buen chico para el final del verano. Puede que mis expectativas sean demasiado altas, pero si al menos podemos salvar un poco la empresa y evitar la crisis un tiempo, estoy dispuesta a meterme en este circo.
—¿Y tú a que venias? —pregunto, queriendo cambiar de tema y el ambiente tenso que se forma entre ambas.— Pensé que vivías en Sky House…
—Sigo viviendo allí, solo pasaba a hablar con el presidente por la boda.
—Así que vas a casarte, ¿cierto? —Ling asiente con una sonrisa de costado.
—Si, bueno, algo así.
—¿Algo así?
—Casamiento o suicidio romántico, para mi es lo mismo.
Me río de su raro sentido del humor y termino por brindar con ella, coincidiendo en lo mismo pese a que soy una romántica emprendedora.
—¿Dónde lo conociste?
—Es una larga historia y muy aburrida —se encoge de hombros, completamente desinteresada. Le miro con la ceja alzada, intentando descifrar el por qué de su actitud. Es verdad que Ling es un alma libre que no puedes pedirle que se mantenga mucho tiempo en un solo lugar y menos con relaciones, por ello es que me sorprendió bastante que de pronto estuviese comprometida.
—¿Y no quieres contarle a tu amiga de la infancia sobre este maravilloso chico?
—¿Por qué asumes que es maravilloso?
—No te fijarías en cualquier fulano.
—Mira que eres inteligente cuando quieres, eh—se burla y le regalo mi dedo del medio en respuesta.
Pese a que Ling no quiere contarme sobre su maravillosa historia de amor, yo le dejo porque tampoco estoy en posición de exigirle nada. Nos ponemos al día entre las dos, ella con su pequeño proyecto y yo con mi debut en solitario. Ling se emociona cuando le cuento esto último, por lo que exige otra botella de vino para celebrarlo. Intento negarme, inútilmente porque siempre tiene una excusa nueva para hacerme beber.
—Tenemos que festejar tu logro. Me debes meses de borracheras —insiste sirviendo mas en mi copa.
Yo ya en este punto, después de casi dos botellas enteras de vino tinto y del bueno, no me niego a nada de lo que quiera darme y nos sumergimos en conversaciones sin sentido sobre trivialidades y cosas profundas que terminamos por quedar más confundidas que antes, pero que sacan grandes carcajadas de nuestras gargantas.
—¡Por Harry Potter! —exclamo proponiendo el brindis por mi cuenta.
Ling choca su copa con la mía y seguimos bebiendo. Apenas ha pasado el mediodía y ya estoy demasiado ebria para pensar en que deberíamos ir a alguna discoteca, si es que existen a estas horas.
—¿Enserio grabaras el álbum con el simio? —ambas tenemos la misma expresión: la que anticipa más problemas por delante—No entiendo a tu ceo si sabe la bronca que se tienen encima.
—Lo peor es que Tao es un cabrón —suspiro frustrada, pareciera que me viene una avalancha de emociones al recordar el día de ayer. Me dan ganas de echarme a llorar—No me tomara en cuenta, Ling, y desde que compre mi primer disco de Britney Spears que he querido componer mis propias canciones.
—Si sabes que Britney es una performance y no compone canciones, ¿cierto? —me recuerda mirándome con cierta lastima disfrazada de burla. Vaya que hasta ella tiene el gen malicioso de los Wang que siempre terminan por observarme de esa manera.
—¡Ya lo sé, tarada! Pero ya entiendes lo que quiero decir. Es mi disco, mi primer disco en solitario. Solo quiero mostrar parte de mi corazón en las canciones, mostrar mi talento individual y crecer como artista. ¿Es tan difícil?
—Entonces, lucha por ello —aconseja con seriedad, pese a que sus palabras se arrastran levemente y sus hombros se mueven al son de Baby one more time que he puesto desde mi celular. Así no puedo tomarme demasiado enserio su consejo —No dejes que el gilipollas de Tao te arrebate esta oportunidad.
—Como si fuera tan fácil —dejo caer mi cabeza sobre la mesa en un golpe seco y exclamo de dolor por mi estupidez. Ling se ríe como hiena en mi cara sin consideración alguna.
Como si el universo estuviese diciéndome algo, Stronger de la princesa del pop comienza a sonar y por inercia empiezo a cantar. Ling me sigue desafinando conmigo y moviéndonos cómo podemos aun sentadas, demasiadas perezosas para querer levantarnos y hacer más el ridículo de lo que por sí ya hacemos.
—No me jodas—escucho a mi espaldas exclamar. Es su carcajada que me hace reconocerlo al instante.
Apenas puedo ver sobre mi hombro a Tao sobre la trasera con las cejas levantadas y una sonrisa divertida en el rostro. Detrás de él, Jin Min nos mira incrédulos. Ling y yo compartimos una mirada antes de levantarle el dedo del medio a los dos. Lo siento por Jin Min, pero consecuencia de estar al lado del idiota de su primo.
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Me despierto en la noche completamente desorientada sin saber cómo diablos llegue a casa después de tremenda borrachera que me di con Ling en el patio de la casa de su abuelo y que luego proseguimos en su limusina, recorriendo Shanghái con Tao de nuestro chofer mientras nos gritaba que dejáramos de beber.
Quise morir ante ese recuerdo por lo ridícula que debí haberme visto y rezo para no haber dicho nada indebido. No sería la primera vez que ebria hago una escena completamente innecesaria, como llorarle y preguntarle porque se alejo, decirle lo mucho que lo he extrañado y que haría lo que fuera para que este conmigo de nuevo. Si, así de patética soy ante el estúpido. Es normal que se crea la gran cosa cuando yo solita me pongo en esa posición.
Al parecer, no he dicho nada relevante que me haga querer esconder mi cabeza bajo la tierra. Tao pasa a recogerme junto con Jaehyun y mantiene su actitud indiferente de siempre, por lo que me permite respirar con tranquilidad, o al menos por el momento.
Llevamos casi dos horas grabando el programa nocturno llamado “Life drink”. Está ambientado en un estilo bar donde compartimos todos una mesa redonda con los presentadores y los invitados, conversamos, cenamos y bebemos todos juntos. Pese a que no estoy del todo segura si es buena idea beber después de la borrachera de ayer, cuando me ofrecen alcohol no puedo siquiera negarme, de lo contrario para que vine.
Nunca me he sentido incomoda en los programas de variedades, he sabido manejarlos bien y reír cuando debo reírme aunque me haga nada de gracia lo que digan. Tao es igual, pareciera que se vuelve aun más carismático frente a una cámara y los demás. Pero es inevitable sentirme inquieta cuando lo veo tratarme como si el tiempo se hubiese detenido, como si regresáramos a tres años atrás.
En todo momento, mantenemos una máscara sobre nuestra perfecta relación como amigos de la infancia que fuimos en el pasado. Si bien, las fans son celosas de sus idols cerca de idols femeninas y viceversa, eso no ocurre con Tao y conmigo. Hemos hablado demasiado tiempo sobre nuestra historia y nuestra relación de “hermanos” que se han terminado por quedarse con esa versión. Tampoco es como si pudiésemos salir y aclarar que ya no somos más que compañeros de empresas, y considerando que vendemos bien juntos, no vale siquiera la pena pensar en aclararlo. Terminaría por perjudicar nuestra imagen.
—¿Quieres que te sirva mas comida?—pregunta Tao y, sin siquiera esperar a que le conteste, toma mi tazón y lo rellena con aperitivos, dejándolo frente a mí.
Tao es un gran actor, ha ganado reconocimiento y premios en los doramas que ha actuado desde niño, y aunque ahora este alejado de la pantalla chica y grande, sin dudas no ha perdido el talento. Actúa como si nunca me hubiese abandonado a los pocos días de salir del hospital, tampoco como si no me hubiese humillado frente a sus amigos y mis amigas. Si estuviésemos solos ni siquiera se atrevería a mirarme y lanzaría uno de sus comentarios sarcásticos e hirientes.
—Gracias, Tao—le sonrió con alegría bien fingida, notando de reojo que la mirada de los demás invitados y presentadores sobre nosotros.
—¿Hace cuantos años son amigos?—pregunta el presentador principal.
—Hace quince años. Yo tenía ocho años cuando le conocí —me adelanto a contestar y prosigo a llenar mi boca de comida.
—Fue en una fiesta de mi familia. Nos hicimos amigos rápido, Rae siempre sabe cómo llenar su vestido con ponche—se ríe Tao como si lo recordara.
Entonces le cuenta como intente perseguirle por haberme tirado mi muñeca desde el balcón y me lleve puesta la mesa con aperitivos y el ponche. Tao termino por pedirme perdón después de que lo castigasen y prosiguió a tirarse a él mismo lo que quedaba de otra fuente de ponche. Creo que es el único momento de su relato me hace sonreír enserio, pues todavía conservo la imagen de ese niño con mirada arrepentida y tras un segundo cubierto de liquido rojizo. Siempre ha sido lindo cuando se lo propone.
—Se han filtrado rumores sobre ustedes en una supuesta pelea en Itaewon—dice otro conductor, señalando a la pantalla que está a nuestro costado.
Ahí están claramente las imágenes de nuestra pelea del mes pasado. Era el cumpleaños de uno de nuestros sunbaes y salimos todos a un club que alquilo la empresa para darle una sorpresa. Voy a admitir mi culpa, me pase de copas y decidí que era el mejor momento de exigirle una explicación a Tao. Al principio me ignoro, pero cuando empecé a soltarle un par de verdades es que terminamos afuera del establecimiento a los gritos. Nuestros managers tuvieron que intervenir antes que nos agarráramos del cabello y acabáramos peor de lo que ya estábamos.
—Hemos sido amigos por muchos años y tenemos mucha confianza entre nosotros —finjo preocupación y arrepentimiento en mi voz. Digo todo ensayado como nos lo ha exigido la empresa—Por lo que a veces somos muy toscos a la hora de sincerarnos el uno con el otro. Que peleemos, podamos superarlo y seguir adelante es una manera de fortalecer nuestra amistad.
—Ese día peleamos y estábamos enojados uno con el otro, pero al otro día nos llamamos para disculparnos. Somos amigos hace muchos años, así que no dejamos que peleas tontas arruinen nuestra amistad.
Todos parecen convencerse de nuestra falsedad. Fuera de la empresa, nadie sabe lo destruida que esta nuestra relación. Incluso el ceo intento hablar con nosotros y que resolvamos estos problemas porque empezábamos a entorpecer el trabajo en los programas de variedades cada vez que estábamos juntos, pero Tao hizo un lió y se negó a resolver el problema, del cual nunca supe bien de que se trataba para que sea un gilipollas. Por lo que fuera de la empresa, nos guste o no, debemos actuar amigables entre nosotros. Extender los rumores o darle pie a conductores maliciosos es lo que menos se quiere.
—De todas formas, creo que han exagerado en los titulares y en redes sociales —dice Tao con sinceridad, realmente despreocupado. Las redes sociales ardieron en llamas al vernos pelear y los comentarios maliciosos sobre que fingimos nuestra relación y que es una estrategia de marketing—que es verdad, para que mentir. No estaba en el plan hablar sobre ello, y como siempre, Tao hace lo que quiere—Solo nos gritamos, pero deberían vernos pelear enserio.
Le pateo levemente la pierna para que se calle. Eso logra el efecto contrario, pues pronto se le suelta la lengua.
—Cuando peleamos enserio nos tomamos del pelo y hacemos un enorme lió, tanto que el ceo corre de su oficina para separarnos. A veces mandan a los guardias porque de seguro se ha liado un golpe nuestro.
Tao procede a contar la vez que nos tomamos del cabello cuando apenas éramos aprendices y le dimos una patada cada uno a nuestro presidente, lo que casi vale el rompimiento del contrato. La mesa se llena de risas y diversión por el carisma de Tao, sin sentir una pizca de vergüenza. Yo intento reírme lo más natural posible mientras pienso que el estúpido está arruinando mi buena imagen. No necesito que me tachen de agresiva en las redes más de lo que hicieron.
—Supongo que es por ello mismo, que ustedes son tan cercanos que han creado un dinámica especial para tratarse y resolver sus problemas. —opina una de las conductoras.
El resto le da la razón.
El programa termina y nos disponemos a marcharnos saludando a los presentes. Una camioneta pasa por nosotros y nos subimos rápidamente. En el camino todo es un silencio tenso, lo único que se escucha es la música que se reproduce. Tao está atento a su celular con sus auriculares puestos, decidido a no tener ninguna conversación conmigo. No sé que es lo que parece perturbarle, pues se ve excesivamente molesto.
Jaehyun baja en una farmacia cuando le comento que no me estoy sintiendo bien. Quizás sea la resaca de ayer que sigue pasándome factura, peor con los tragos que me he bebido en el programa, aunque a diferencia de ayer no sean demasiados.
Tao bufa y pone los ojos en blanco, como siempre, molesto porque no es el centro de atención.
—¿Qué te pasa, idiota?
—“Oppa, no me siento bien” —imita mi voz de manera exagerada, le frunzo el ceño a la vez que me da una sonrisa torcida y sarcástica—Deberías ocuparte de ti misma en vez de enviar a otros a solucionar tu mierda.
Le miro sin entender que carajos. Hasta hace unos segundos parecía haber cerrado la boca sin intención de abrirla. ¿Y ahora?
—¿Sufres de algo mental o qué? —le pregunto muy enserio—Ni siquiera te moleste a ti. Realmente me siento mal.
—Jodete y no seas fastidiosa.
Que sea estúpido y me insulte es normal dentro de los panoramas, pero ¿por qué tiene que ser tan borde de la nada?
—Vete a la mierda, Tao. No sé qué demonios te sucede, pero no te la tomes conmigo.
Me tenso ante la mirada fulminante que me envía, aun así no me permito intimidar por él ni por nadie. No tengo la culpa que sea un descerebrado, mejor que le reclame a sus padres por criarlo como un idiota.
—¿Cómo mierda es eso que te mudaras a Sky House? —pregunta apretando con fuerza los dientes. Si las miradas pudiesen matar, yo estaría descuartizada y mis restos arderían en el infierno si fuese por él. —Fue el presidente Wang, ¿cierto? Ese viejo…
Intento no verme demasiado sorprendida ni tensa ante su reacción. ¿Cómo es que se entero?
—Será bueno para el trabajo…—me interrumpe con una risa sarcástica.
—¿Tenerte en mi casa merodeando? Ni de chiste, suficiente es el martirio de tener que verte y encima trabajar contigo —sus ojos van de pies a cabeza, el desprecio en sus ojos me martilla por dentro el pecho. —Olvídalo, no vas a mudarte a Sky House.
—Jodete, eso no lo decides tú.
—No estoy bromeando —sus facciones se vuelven más duras y severas que juran venganza—Te voy a hacer la vida imposible desde el momento en que pises un pie allí.
—No me das miedo—replico con la cólera comenzando a surgir. Si hasta un momento me sentía mal e intimidada, está siendo reemplazada por la ira y la molestia. ¿Por qué siempre me tengo que dejar tratar como se le venga en gana?—Además, ¿cómo lo supiste?
Tao sonríe con esa sonrisa arrogante y egocéntrica que no me gusta para nada. Toma el teléfono y me muestra la pantalla en alto. Tardo un momento en entender el mensaje y quien se lo ha enviado. Me cae un peso al estomago, sentándome más mal de lo que me sentía. Le veo tratando de contenerme, de no dejar que vea lo herida que me siento.
Cindy no es solo mi compañera de grupo, también ha sido de mis más cercanas amigas y sabe la historia con Tao de pies a cabeza porque fue quien me prestó su hombro para llorar y darme consejos sobre cómo debería superarlo y seguir adelante. Fue a la única que le conté que me mudaría a Sky House. ¿Y ahora resulta que están saliendo?
—¿Cuando…?
—Que te importa.
Me trago las lágrimas y el orgullo herido y, con mucho esfuerzo, le copio la sonrisa.
—¿Cuándo estás listo para trabajar? —digo como si nada me afectara, como si mi corazón no viniera estropeado hace años y me importara poco que Cindy, quien creía que era mi amiga, es una vil mentirosa y traidora, ni que Tao parece disfrutar de mi sufrimiento.
No vale la pena, Rae. Ni se te ocurra llorar.
Tao hace una mueca de desprecio y sentencia nuevamente:
—No te mudaras.
—Ya lo veremos.
—¡Que no!
—¡A mí no me grites, simio estúpido!
Tira mi celular de un manotazo al suelo y se escucha el golpe súper feo contra la ventana. Hace una sonrisa burlona cuando levanto el móvil y veo que se me ha roto la pantalla. Puedo comprarme otro, no tengo problemas con cambiar el aparato, pero no tiene un puto derecho de hacerlo.
Tomo su celular y abro la ventana rápidamente, lanzándolo contra la acera.
—¡Yah! —me grita, intenta tomar el mío y alcanzo a agarrarle del cabello, tirándolo con fuerza mientras aun intenta arrebatarme mi celular. —¡Suelta, maldita psicópata!
—¡Te jodes por cabrón! —chillo furiosamente, tratando de arrebatar sus sucias manos de mi iphone.
No sé cómo es que termino arriba de Tao tirándole del cabello y mordiéndole el hombro mientras él intenta inútilmente quitarme de encima, me he aferrado de tal manera que le dolerá más al apartarme. Además, pese a los manotazos y las tiradas de cabello, Tao nunca usa su verdadera fuerza en mí, así que me aprovecho de esto.
Una carcajada sale de mis labios y me retuerzo en como gelatina al sentir sus manos hacerme cosquillas en partes especificas, como detrás de mis rodillas y mi cintura. La situación se voltea en mi contra, cayendo sobre espalda en el asiento mientras Tao se sitúa sobre mí sin piedad alguna. Aprieto con fuerza mis piernas porque creo que en cualquier momento me haré encima, y conociéndolo, estoy seguro que está buscando eso.
—¡Pídeme perdón! —exige mordiéndose en labio inferior, como si peleara por no reírse. En sus pupilas se nota ese gen malicioso que conozco perfectamente.
—¡No! —intento apártalo, pero Tao refuerza las cosquillas y pronto comienzo a lloriquear para que me deje.
—Pide perdón, estúpida. No me voy a detener.
—¡Yah! —grito mas enojada y lanzo una patada en su contra.
Gruñe en respuesta, rápidamente inmoviliza mis piernas con las suyas y aprisiona mis muñecas en sus manos hacia arriba, terminando con la tortura. Respiro agitadamente, agotada por el desgaste físico que me sumo intentar quitarme al simio de encima. Tao esta vez se deja ser, colocando una sonrisa divertida en el rostro.
Tardo un segundo en darme cuenta la posición en que estamos ahora mismo, sonrojándome. Su respiración esta tan cerca de la mía que chocan entre sí, puedo sentir su calor desprenderse de su cuerpo con su pecho apenas rozando el mío. Mi corazón da un vuelco de 360 grados con brusquedad al notar su mirada más oscura sobre mí, ya sin ese gesto burlón en sus facciones. Me pierdo en sus ojos y el extraño ambiente que se ha creado entre nosotros. La parte racional me dice que solo está jugando, que me está probando. No sería la primera vez que plantea estas bromas pesadas. Sin embargo, otra solo quiere dejarse llevar, cerrar los ojos y esperar a sentir sus labios de nuevo.
No cierres los ojos, Rae. No caigas.
Es inevitable que, apenas termino de pensar ello, cierro los ojos por inercia al verlo intentar cortar la poca distancia que queda entre nosotros.
Los segundos pasan en que mi corazón se mantiene aun latiendo desenfrenado. Es una risita cínica de su parte que me termina por romper todas las ilusiones. Abro lo ojos, encontrándome esta vez con el idiota observándome como si yo fuese un jodido espectáculo que lo único que hace es dar vergüenza.
—Ya te gustaría probar otra vez los labios de este rey. Lo siento, pequeña estúpida, pero este hombre….—¡Auch! ¡Maldita psicópata!
Me atrevo a darle un segundo cabezazo para apartarlo de mí, repartiendo múltiples manotazos en su contra. ¿Cómo se atreve a jugar así conmigo cuando sabe sobre mis sentimientos? Simplemente es un insensible.
La puerta delantera se abre bruscamente, sobresaltándonos y separándonos del susto.
—¡Oigan, ya basta! ¡Sus gritos se escuchan desde afuera! —exclama Jaehyun mientras echa miradas hacia los costados, suspirando de alivio luego —Por suerte nadie los vio. ¡Ahora dejen de hacer escándalos y mi trabajo más pesado!
—¡Fue ella/él! —chillamos en respuesta, señalándonos unos a los otros. Compartimos una mirada fulminante entre ambos. Tao esta con el cabello despeinado y la ropa desarreglada, yo debo verme aun peor que él.
—¡No me importa! Ya, solo arréglense antes de bajar a sus hogares. No necesitamos más rumores sobre ustedes.
Tao se ve aun más molesto ante el regaño de Jaehyun, por lo que hace solo una mueca de desprecio y no duda en bajarse del automóvil, acomodándose la ropa en el proceso.
—¡Tao!
—Jodete, tu no me dices que hacer. No te creas tanto derecho, eres solo un simple empleado —le fulmina con desprecio y cierra de un portazo.
Oppa suspira frustrado y termina por subirse al auto, pero no arranca hasta que ve a Wang subir a un taxi. Cruzamos miradas por el espejo retrovisor, ahora es cuando comienzo a sentirme avergonzada por mi comportamiento. ¿Cómo es que ese idiota siempre logra sacarme de quicio?
—Deberías serenarte, Rachel. Entiendo que te moleste las gilipolleces que suelta, pero tu permites que te afecten a este grado. Solo no dejes que esto te siga perjudicando ¿de acuerdo?
Simplemente asiento, todavía con pena. Es verdad, no puedo librarme siempre a los golpes cada vez que me saque de quicio. Ya suficiente me he humillado, ¿por qué seguir rebajándome a su nivel?
Porque estas peleas tontas te recuerdan a cuando eran unidos. Peleaban para luego llorar entre los dos y pedirse perdón.
Pero ese era otro Tao. Un Tao que se mostraba de esa manera sensible y cariñoso solo conmigo, sin nada de egocentrismo de por medio ni con esa capa de indiferencia que sostiene ahora cada vez que me ve.
Desearía que las cosas fuesen como en el pasado, ¿es demasiado pedir?
Jaeger.
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Re: roses from our garden.
- kande: :
yasss subiste!! tenía unas ganas de tener un rato libre para leer tu capítulo bc solo con lo que me pasaste por el wa ya estaba desandito ver el drama que me tienes preparado y me vienes con uno de tus característicos capítulos largos y nada me voy a tirar de cabeza al agua a ver que me cuentan la rae y tao
Ay al principio me imaginé a rae ahí con todo su porte elegante bebiendo la tacita de té cuando el presidente wang le cuenta su malefico plan y todo ese trato medio familiar/medio reunion de negocios que se traen ambos, habrá que reconocer que el sr wang sabe negocioar, la madre!Tengo que tomarme un momento en procesar la información. En quiebra. Estamos en quiebra. ¿Mi familia enserio está en quiebra?
también sabe recopilar información, que me diga alguien de donde la saca por que ni lisbeth salander saca tanta de todo el mundo en dos segundos. ese secretario que tiene es superman o charles xavier
y luego como ¿qué pasa con la familia de rae? ¿por qué no le contaron nada? ¿vegûenza? ¿no querían preocuparla?
omg espera que coge y aparece el Tao ay madre
damn, con ese rp y esa descripción taaaaaan detallada como para que no sea atractivo
WHYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY JUST WHYYYYYesde que tenía catorce años empecé a verlo con otros ojos que no han cambiado para nada, aun cuando nuestra relación ya no es la misma y se ha vuelto un completo gilipollas conmigo.
encima pasó de ella, por qué si es un pedazo de pan tao? por qué? más vale que yuki te saque información bc si no recibirás patadas en el trasero hasta que la verdad salga a la luz! xdd
omg, loco, esos tacones son de acero. no le des una patada a la piedra rae, dásela a tao a ver si así le cambia el HUMOR DE PERROS aish
mira estuve en tensión en toda esa conversación, y acabar leyendo como antes estaban tan unidos y como todo aquello se esfumó de forma que ahora no quiera ni que respire mira
me parece que tendrá que tragarse el orgullo, ups.—Ven a la oficina con Tao si es posible. Hay una video conferencia con el ceo y es referente a ustedes y sus actividades en China.
Ay madre, que la siguente parte se viene fuerte
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Además, fue en una de las escenas en que Tao me dio mi primer beso, y fue en ese entonces que me di cuenta que estaba enamorada de él.
una frase así te deja el corazón roto, ay mai. que por esa cosa tan tierna como compartir escena después de estar media vida juntos se de cuenta de que está enamorada de él y luego el cambie y la trate como mierda me hace obvs pensar que tao no la merece, aun que se que más tarde entenderé el porqué, pero no puedo evitar estar del lado de rae bc esta sufriendo actualmente y lo veo
sabía que se venía algo fuerte. pero como siempre no estaba lista, no estaba lista para ver que el dolor fisico y las malas palabras vinen como la brisa del aire cada 5x3 ahi pim pam. y luego ver lo último de rachel quien parece darse ya casi por vencida de creer que exista una reconciliación y aún así amarlo—Has dicho que trabajaras en tu EP este verano, pero pensé que también podrías trabajar con Rachel respecto a su debut. Es decir, producirlo.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]—No tengo idea que ha sucedido con los Wang, tampoco había notado la tensión entre ellos hasta que nos cruzamos con el abuelo en Indonesia con el presidente Wang. Te puedo decir que si el viejo no lo mato es porque es demasiado correcto para perder la compostura, pero estaba furioso al verlo.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]—No tengo idea, pero si te propuso ayudarlos a salir de esta situación es porque debe saber más de lo que sabemos tú y yo.
emm sigo un poco en shock, por que de verdad me planteo pensar como obtiene la información. pero más allá de eso, esa faceta psicópata del abuelo no la conocia. algo hay ahi escondido que huele a alimentos en descomposición digamos sigo con esto un poco pendiente en mente no entendí mucho, pero algo hay...
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]—Es una pérdida de tiempo, sabes que los malcriados Wang son eso: malcriados.
oish mis niños se reencontraron justo cuando rae va a firmar los papeles, bueno se verán más de seguido pero yo con la ilu en el cuerpo.—Oh, Jin Min, ¿cierto?
—Si, ¿Rachel?
Ayyyyysh la cara repulsiva de Jin Min debe haber sido memorable de ver al si quiera pensar que podría parecerse a Tao (aun que seamos realistas, que no sería como que tan malo xd),
Tao, la madre! como me vuelvas a coger a rae así hago que te de otra patada con sus tacones de acero en a espinilla. más luego el comentario más estúpido de el mundo sobre su falsa fealdad, obvs estás delatandote amigo
ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyy amé el momentazo con Ling, tengo tantas ganas de ver más cosas entre estas dos
espera ¿eh? so ling si sabia ciertas cosas sobre la empresa familiar de rae??—Casamiento o suicidio romántico, para mi es lo mismo.
uhhhhhhhhh interesante, interesante que mantenga la cabeza tan alta sobre su "romance" gad, esto me dió tantas ganas de leer el capítulo de Alec
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]—Si sabes que Britney es una performance y no compone canciones, ¿cierto?
Honestamente, Ling debería ser coach vocacional o alguna cosa. le sacó la verdad a rae y como ella realmente quiere luchar por hacer su trabajo inividual y como va a arrasar a tao y salir exitosa, bc se lo mereceApenas puedo ver sobre mi hombro a Tao sobre la trasera con las cejas levantadas y una sonrisa divertida en el rostro. Detrás de él, Jin Min nos mira incrédulos. Ling y yo compartimos una mirada antes de levantarle el dedo del medio a los dos. Lo siento por Jin Min, pero consecuencia de estar al lado del idiota de su primo.
Woo va a soltar cierta verdad de como duro pueden pelear(?) seguro de ello tao?—Solo nos gritamos, pero deberían vernos pelear enserio.
Le pateo levemente la pierna para que se calle. Eso logra el efecto contrario, pues pronto se le suelta la lengua.
ay madre ¿¡Como se entera esta familia de las cosas!?
... ¡What?? que el tao se enrolló con la amiga y compañera de grupo y le contó todo? Pero que onda? que panda de manipulador y ... y...
Madre mía. honestamrente, tengo miedo, mucho miedo de que ambos se muden. me comentaste de su relación pero es que no se yo si va a ser un alentamiento contra la seguiridad de todo el mundo
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Abro lo ojos, encontrándome esta vez con el idiota observándome como si yo fuese un jodido espectáculo que lo único que hace es dar vergüenza.
—Ya te gustaría probar otra vez los labios de este rey. Lo siento, pequeña estúpida, pero este hombre….—¡Auch! ¡Maldita psicópata!
este momento me dejó en shock y en vez de darme la dosis de amor que merecía después de este odio descompensado me viene con más risas y bromas...
Estoy alerada, he acabado el capítulo aletrada y honestamente rae, yo también quiero que vuelva el otro tao, aun que no lo conozco :sad:
pd.tus capítulos siempre son como una montaña rusa pero mi lado masoquista perdura y siempre los amo
este obvio no fue una excepción, ya estoy deseando ver que más aventuras viven nuestros niños/familia loca wang.
obs. me puse Red Velvet en tu honor de fondo para la energía :heartbroken:
Sigue Alec! (os comento por el muro)
✦ ausente.✦
pixie.
Re: roses from our garden.
lloro porque olvidé por completo que estaba el capítulo hace días y se me pasaba por algo comentar lpm perdóname kande pero acá te dejo al fin esto
- kande:
- Empezamos bien con Rachel hermosa, diosa preciosa, reina de todo ah jsjsjsjs—No puedo imaginarme viviendo allí, presidente. Me siento curiosa saber del por qué querría bajo el mismo techo que sus revoltosos nietos.
Yo tampoco, demonios, un caos para la nena definitivamente será todo
Permítame reír porque el presidente quiere que arreglen sus diferencias Tao y Rachel pero ya veo que es algo que costará trabajo, mucho, jsjsjsjs Ay pero es que dice que le tiene cariño de una forma u otra a ella a pesar de todas las broncas de las familias llorooooo y re ojetes su familia que no le quieren decir nada ;(Tengo que tomarme un momento en procesar la información. En quiebra. Estamos en quiebra. ¿Mi familia enserio está en quiebra?
Es que me da tristeza y bronca de que no estaba enterada nooooo pobrecita u.u
¡Está re enamorada! AYYYYY la manera en la que describe a Tao lloro de nuevo, y maldito, como vas a tratarla así. La neta si merecía que le rompiera la ventana del auto—No, pero eres una entrometida de mierda. No necesitamos más estorbos de los que por sí ya hay.
Me duele, me quema y me lástima, ¿es posible que duela tanto leer una línea?, confirmo que sí. Y luego ella recuerda como era su amistad de antes nanana estoy llorando feo por tu culpa Kande ah
Re nena se enamoró, alch, ahora entiendo por qué la pobre sigue ahí aguantando al patán un poco siquiera ah
JAJAJAJAJAJAJA los quieren grabando una canción juntos, tremendo, amo todo porque se viene mucho drama y me encanta Mira nomás, salieron apenas y ya se pelearon, definitivamente quiero verlos "trabajar" juntos jsjsjsjs
Me siento terrible de que haya llorado después del día de mierda que tuvo lpm no merece tan mala suerte la nena
Tremendo el Jin bromeando de con Rachel sobre Tao jsjsjsjs A mí me parece que se puso celoso y por eso la sacó, muy sospechoso en serio
Ay llegó mi chinchulín Ling—Genial, reunión de brujas. —bufa por debajo. Gira sobre sus talones y cierra de una patada la puerta, sobresaltándome.
Oilo jsjsjsjs yo digo reunión de reinas ahre ¡Es que las amo mucho!—¡Por Harry Potter! —exclamo proponiendo el brindis por mi cuenta.
Magnífico brindis, ambas reinas e intelectuales, ¿a que sí? JAJAJAJAJAJA
Y la mejor parte... cuando le muestran el dedo medio al Tao y Jin jsjsjs magnífico dúo, en serio, las amo ayyyy <3—Vete a la mierda, Tao. No sé qué demonios te sucede, pero no te la tomes conmigo.
Soy su fan, en serio, le aplaudo y beso los pies PORQUE LO PUSO EN SU LiGAR SIIIIII ya me estaba cabreando u.u
No se de la tal Cindy pero de ya aviso que me cae mal por soplona, que va, eso no se hace wey y más si es tu amiga. La decepción, la traición,
NOOOO son igualitos y les gusta joder el celular del otro naoooo pero mira que empezó Tao así que Rach, you're doing amazing sweetheart
La pelea se convirtió en algo más baia baia *inserte música de the weeknd*—Ya te gustaría probar otra vez los labios de este rey. Lo siento, pequeña estúpida, pero este hombre…. ¡Auch! ¡Maldita psicópata!
Oilo todo pendejo jsjsjsjs nooo se estaban por besar, lloro, pero que ego el suyo lpm
Pues me ha encantado tu capítulo de inicio a fin Kande, fue precioso, en serio, y no puedo esperar para ver lo que se viene AHHH que emoción <3
trunks
Re: roses from our garden.
no pasa nada andy, gracias por leer ah me hace mucha ilusión jsjsjsAndy Belmar. escribió:Hola Chicas, ya me siento una acosadora porque he visto y comentado varias novelas donde están ustedes, pero vi este tema hace tiempo y me gustó la trama, de hecho me encantó y les digo que aquí tienen a una lectora :)
trunks
Re: roses from our garden.
capítulo 03.
Escrito por [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] |
Wang Ling
Llevo la pastilla a mi boca y apenas la depósito me apresuro a beber el vaso que sostengo con la otra mano, con facilidad se desliza por mi garganta y se lleva consigo la medicina, me bebo por completo el vaso hasta el punto de lanzar la cabeza hacia atrás y hacer un ruido de gusto cuando lo termino.
Espero que al fin pueda tener un respiro por hoy.
Ni los años de llevar haciendo lo mismo al menos una vez por mes me da la oportunidad de hacerme inmune a la jaqueca de un día después de haber bebido hasta mis límites. Es una verdadera tortura por la cual me digo siempre que dejaré de beber pero a las semanas vuelvo a caer.
He pasado la mayor parte de la semana bebiendo, la mayoría en compañía de Rachel aunque no puedo culparla a ella realmente, fue el día anterior que me bebí un par de botellas en completa soledad encerrada en la habitación el detonante de la molestia con la cual amanecí y traté de ignorar mientras estaba en el taller y después cuando fui a la reunión con los patrocinadores que mi padre me recomendó. Ni siquiera me he atrevido a tocar el volante porque no confío en mi estado actual.
En mi defensa; es la semana más dura que he tenido en toda mi existencia y no parece que vaya a mejorar.
Las notificaciones de mi celular no cesan y decido encender el modo avión para que ni siquiera las llamadas importantes entren. He tenido suficiente de gente entrometida pidiéndome algo a cambio de favorecer les de una forma u otra.
Siento el cuerpo pesado, los ojos cansados y la cabeza completamente inflada al punto de esperar que en cualquier momento estalle. Lo único que me gustaría hacer es tirarme a dormir una siesta de la cual no pueda despertar. Así no tendría que pensar en los bocetos que debo terminar, la maqueta por idear y, el peor de todos, una boda que planear.
— ¿Ling? ¿Niña que crees que haces?
Abro los ojos con sorpresa, hasta donde sabía estaba sola en la cocina de la casa cuando me escabullí para buscar un remedio al dolor de cabeza en el apartado de medicinas en la alacena, Yu Jia está en el marco de la puerta cargando en cada una de sus manos una pesada bolsa llena de los alimentos frescos que usará para la comida de hoy. Camina rápidamente a la mesa en donde deja las bolsas sin quitarme la mirada de encima con expresión acusadora.
— Hola Jia, olvidaba que hoy te tocaba venir.
— Eso no me sorprende, siempre pareces estar en otra línea temporal, pero es tu aspecto el que me preocupa. —De manera automática llevo las manos a mis mejillas—. ¿Otra vez bebiste?
— Un poco.
— Oh, niña tonta, ahogar tus penas en alcohol no sirve de nada.
— ¿Quién ha dicho que estaba intentando ahogar mis penas?
— Me enteré de tu compromiso, felicidades, seguro es por el muchacho por el que bebes.
— Yo no bebo por él.
— Eso decimos todas alguna vez. —Comienza a moverse por la cocina para preparar todo.
Le sonrío sin mostrar los dientes y dejo caer los hombros de manera descuidada. Frente a Yu Jia puedo dejar de fingir que no estoy al borde del colapso, me ha visto en peores momentos desde que estaba en pañales, ni siquiera puedo mentirle porque me conoce incluso más allá de lo que debería de ser normal. Los años que ha servido como una de las cocineras de la finca le ha otorgado un ojo crítico bastante agudizo en cuanto se trata de mí más que el del resto y es algo que no me agrada en lo absoluto.
Si hay alguien que puede saber con simpleza si estoy mintiendo es ella y es mi más grande obstáculo si quiero mantener a todos pendientes de mi actuación con éxito. El juego y mi teatro con Zen inició desde el momento en el cual apareció a mi lado en la fiesta del abuelo pero la verdadera prueba todavía no inicia realmente.
— Nunca pensé que llegaría a comprometerme.
— Bueno, yo no creía que alguien fuera capaz de llevarte al altar, debe ser lo bastante brillante.
— Rae dijo algo parecido.
— O tal vez sea un completo patán. ¿Cuál de los dos?
— ¡Jia! —No puedo evitar la carcajada que se me escapa y ella sonríe abiertamente.
— Así que es la segunda.
— No realmente. —Me adelanto a la mesa también para dejar el vaso en ella y recapacito mis palabras con cuidado. Yu podrá ser la mujer que me preparaba mis platillos favoritos para consolarme cuando lloraba porque mis padre se iban de viaje pero también es una de las empleadas más viejas y leales al Presidente por lo que ha mantenido su puesto por años. No puedo arriesgarme—. Es más joven que yo en verdad.
— Nunca dejas de sorprenderme aunque seguro su madre estará encantada aunque me gustaría saber lo que piensa su padre al respecto.
Mi madre ni siquiera lo sabe aún, quiero pensar, aunque posiblemente se vuelva eufórica cuando lo sepa y no dejará de hablar sobre la belleza cautivadora de los Wang a la que nadie puede resistirse. Mi padre, él definitivamente será otro asunto muy diferente, ni siquiera tengo idea de como vaya a reaccionar cuando esté y qué es lo que hará. No he querido pensar mucho en ello.
— Queremos darles la sorpresa cuando regresen, lo harán pronto, espero hablarlo en persona aunque seguro lo sepan ya.
— Presentarlo en la fiesta del señor Wang no fue una buena jugada si querías mantenerlo en secreto para una sorpresa. —Vierte varias verduras en el fregadero y abre el grifo para empezar a lavarlas—. Llevo viendo fotos de los tres herederos Wang en todos lados, siempre manteniéndose como un tema de conversación cotidiano me temo.
— No podemos evitarlo.
Gruñe por lo bajo y enjuaga con frenesí varios tomates sin decir ninguna palabra.
Yu siempre ha tenido un carácter duro y burlón pero sé como manejarla a la perfección. Por eso mismo sé que sus comentarios van verdaderamente hacia mí y los demás porque está molesta, no deja de ser el abuelo la persona de la que depende su empleo y estima mucho, así que sé que es mi momento de huir. Ya no tengo nada más que hacer ahí además de que tengo otros asuntos pendientes por realizar antes de que se haga más tarde.
Camino como si nada hacia la salida, paso incluso a la mujer que está concentrada en su tarea, pero antes de salir escucho como murmura algo.
— Espero que sepas lo que haces niña.
Me detengo solamente un segundo, sorprendida por escucharla cuando pensé que ya no diría más, pero me fuerzo a continuar como si nada. Fingiendo que no he escuchado lo que dijo.
Porque está claro que no debe preocuparse, tengo todo bajo control, sé lo que estoy haciendo y no es asunto de nadie más.
Cai Zhelan
El móvil no deja de sonar desde días antes, incluso hoy que lo encendí minutos antes para llamar al jefe del turno que hacia por la tarde en un restaurante, renunciar a uno de mis empleos fue tal vez la única decisión acertada que tomé en las últimas semanas, el hombre trató de hacerme hablar más de la cuenta y tuve que colgar incluso antes de que se molestara en explicarme por qué estaba siendo tan gentil conmigo como nunca lo había sido. Grité una renuncia rápida apenas escuché los murmullos de su línea y bloqueé el número para evadirla de por vida. Me tenía en altavoz seguramente con la prensa esperando que soltara un poco de información extra.
Llevo haciendo lo mismo con decenas de números desconocidos que no paran de molestar aunque nada les impide seguir intentando aún cuando apago el celular por completo.
El guardia que los Wang encargaron mantenerme seguro y lejos de la prensa lleva esperando en la puerta pacientemente una media hora mientras guardo pertenencias que considero importantes para mí. Son muchas más de las que creía e incluso me toma más tiempo del que pensaba decidir lo que debo empaquetar para llevar y aquello que puede esperarme aquí.
No es como si me fuera a mudar de por vida; volveré en unos meses.
Fue hace casi dos meses que vi por primera vez a Wang Ling en un antro popular al cual me habían insistido a ir unos compañeros. Los recuerdos de aquella noche son fragmentos distorsionados por el alcohol en donde después de un par de bailes y besos había sido invitado a pasar la noche con alguien de quién no tenía ni la más mínima idea de quién era. No fue el lujoso auto en el cual nos metimos ni la gran casa de la cual ella presumió con orgullo lo que me dieron una mínima pista de su verdadera identidad.
A la mañana siguiente que tratando de escabullirme mientras la muchacha dormía me topé con su abuelo, y desafortunadamente, también reconocido como uno de los hombres más importantes de todo Shanghái. Terminé desayunando con él y charlando un poco antes de marcharme para evitar toparme con Ling de nuevo.
Incluso ahora no comprendo que fue lo que hice para ganarme su atención y terminar en un trato con ambos del cual el otro desconoce. A los ojos de Ling soy el chico con el que pasó una noche hace semanas y del cual finge estar perdidamente enamorada para para evitar perder su herencia mientras para el señor Wang soy el ingenuo del cual su nieta se burló y ahora estoy tratando de darle una lección de modales y ganándome su cariño.
Maldigo la hora en la que decidí quedarme callado y dieron por hecho de que participaría en su juego.
Aunque ya no puedo echarme atrás. Al parecer los Wang presumen de su riqueza adelantándose a sobornar a cualquiera con quien planean un trato de manera que es imposible negarles algo; mi adeudo del viejo departamento que pagaba completo desde que mis roomies se fueron está limpio y han pagado un año por adelantado totalmente. ¿Cómo podía decirles que no jugaba al compromiso cuando hicieron eso?
Tengo que llevar conmigo en cajas de cartón las cosas importantes para la mudanza pero no quiero dejar nada atrás, una ironía puesto que me han dicho mucho que la gente como yo no tiene algo de valor realmente, no quiero llegar con las manos vacías y tener que volver cada cierto tiempo. Si alguien me viera venir seguido sabría que hay algo raro en el ir y venir por meses.
El molesto sonido del celular se vuelve a hacer presente y por instinto llevo la mano izquierda al bolsillo trasero de mis pantalones, buscando el celular, lo tomo con un suspiro y lo miro. Me llevo la sorpresa de que no está sondando, sigue apagado.
— Xiaojie Wang.
Esa es la voz del guardia que espera en la puerta y está hablando con Ling.
Sostengo con más fuerza la caja que cargo con el brazo derecho. No tengo que distraerme, estoy a punto de terminar con la mudanza, solo me falta vaciar los cajones debajo de la cama.
Escucho al hombre murmurar afirmaciones y negaciones en voz baja por más que trato de evitar escuchar de más. Es algo que no me incumbe. Seguro quiere que pasemos a recoger algo en el camino, es lo que me repito a mí mismo, no es la primera vez que hace una petición de esas desde que Shao Fang actúa como mi guardia y chofer de tiempo completo. Una vez incluso hizo que nos desviáramos por media hora para ir a comprar una caja de donas por mero capricho suyo.
Coloco la caja de cartón en el suelo y me coloco de cuclillas para revisar los cajones del lado derecho. Es un hábito que tuve el esconder la ropa más fina que poseo desde que hace años un viejo compañero de departamento decidió tomar mis camisetas a escondidas porque no quería comprar nuevas cuando las suyas dejaron de quedarle. Así si alguien se acerca a la cama mientras duermo yo me daría cuenta de ello.
Vacío sin problema el primero que son varios pares de pantalones y los acomodo cuidadosamente en la caja. Shao se escucha hablando a lo lejos, posiblemente fuera del departamento caminando en los pasillos, ni siquiera distingo sus palabras ya.
Una nube de pensamientos aleatorios se vuelve presente en mi cabeza y por cuestión de minutos lo único que hago es guardar lo que hay en cada cajón mientras murmuro en voz baja cosas sin sentido. Siempre que me concentro suelo comenzar a hablar sin darme cuenta hasta que alguien me lo hace notar; se podría decir que pienso en voz alta.
Es así como llego al último cajón en donde hay cosas que mantengo desde la adolescencia, cuando era un chico abandonado que vivía en la calle con un grupo de rechazados más, lo contemplo por un largo momento sin una idea clara de lo que debo hacer con ello.
— ¿Por qué parece que estás descifrando como entrar a Narnia desde tu cajón?
Doy un ligero salto y caigo al suelo por la intromisión del momento. Esa voz y esas astutas palabras, las reconocería en cualquier lugar, incluso aunque me hago la idea no puedo evitar abrir mucho los ojos cuando miró hacia la puerta de la recámara y me encuentro con Wang Ling.
— ¿Cuánto tiempo llevas ahí? —Es lo primero que puedo preguntar con el susto que me ha dado. De inmediato me pongo de pie y hago una breve ademan de saludo antes de no saber que hacer con las manos y apretarlas en puños a mis costados.
— No mucho, tal vez un minuto, quería saber que te mantenía tan absorto mirando debajo de la cama pero ya parecías una estatua y me asustaste. —Alza la barbilla y entra a la habitación con pequeños pasos decididos que son amortiguados por la alfombra que cubre el suelo—. ¿Es eso lo primero que le preguntas a tu prometida? ¿Dónde quedó el romance?
La miro con seriedad, incluso creo que he hecho una mueca, porque se ríe con una sonrisa malvada enmarcando su rostro. Tiene esa costumbre de siempre burlarse de mí cuando nos vemos durante el día y no le encuentro lo divertido.
— No te estoy pidiendo que me beses o me abraces, quita esa cara, parece que quieres enterrarme con la mirada.
— Shao te puede escuchar, baja la voz. —Me pone de los nervios su indiscreción incluso con una persona presente, si queremos fingir debemos hacerlo bien y sin errores, cada palabra cuenta y un paso en falso podría delatar por completo todo.
— Le pedí que nos esperara afuera del edificio cuando llegué, descuida, estamos solos. Así podrá ir a decir al Presidente que pasamos tiempo a solas como buenos enamorados que somos.
Me brinda una sonrisa brillante y se sienta en el borde de la cama sin más. Es guapa, deslumbrante y bastante carismática, incluso ahora que está sentada como si nada se nota la elegancia de su postura. Parece una muñeca de porcelana con ropa fina y moderna.
Me quedo mirándola sin decir nada, todavía su presencia me abruma al punto de no saber como actuar enfrente suyo, simplemente analizo cada pequeño detalle de su rostro para detectar algo, cualquier cosa, que me diga lo que está planeando.
— ¿Vas a quedarte ahí? —pregunto con desconcierto.
— Sí, aquí mismo, no iré a ninguna parte. —Se tumba de espaldas en el colchón y extiende una mano en mi dirección antes de girar la cabeza para mirarme—. ¿Te molesta que haya venido?
— No, pero no te esperaba aquí, y Shao Fang no me dijo que planeabas venir.
— Yo le pedí que no dijera nada porque quería sorprenderte. —Me guiña un ojo y aparto la mirada al instante—. ¿Ya casi terminas?
— Sí. Falta algo y todo está listo.
— ¿Las cosas del cajón que mirabas fijamente? —Gira sobre su estómago y se asoma por el borde para observar el contenido—. Hay algunas fotos por ahí.
Aprieto los labios con fuerza. No suelo mostrar esa parte de mi pasado a nadie, por más cercano que sea, todo lo que hay en aquel cajón nadie lo conoce a excepción de mí y no estoy seguro si quiero que ella lo sepa. Tal vez sea mi falsa prometida y en unos meses nos casemos pero eso no contrarresta el hecho de que después de un tiempo nos vamos a divorciar y no veremos la cara del otro jamás. Al menos no de manera física y en persona.
Ling no solamente es hija de uno de los hombres más importantes de los negocios y nieta del Presidente Wang, ha aparecido en varias revistas de chismes pero también en diversos artículos informativos, de negocios e incluso revistas científicas, es una prodigio de la ingeniería y ha desarrollado varios proyectos de magnitud nacional e internacional. Su rostro ha aparecido en la prensa tanto de forma negativa como positiva y tal vez yo era el único idiota que no había prestado atención a ello antes para no reconocerla.
Después de la noche que pasamos juntos fue que comencé a notar el poder de su nombre y rostro cada que era presente en lugares que nunca imaginé. Wang Ling es, después de todo, una heredera de los Wang además de una brillante mujer que no se puede ignorar con facilidad.
Desde el primer momento que me di cuenta de que había accedido al trato supe que no iba a ser fácil, tendría cámaras, micrófonos y ojos puestos siempre en mí, renuncié a ser invisible en el momento que no me opuse al dinero de los Wang. Pero eso no significa que les dejaría saber todo sobre mí.
Si estoy en su juego al menos quiero plantear una condición.
— Sí, no es nada, cosas viejas que no necesito. Pueden esperar aquí.
Empujo el cajón con el pie de la manera más despreocupado que puedo y miro alrededor de la recámara en busca de algo más. Hay al menos tres cajas aquí dentro y otras tres esperando afuera. No es mucho.
— ¿No estás cansado? Ven, siéntate y descansa, todavía tenemos tiempo para que Shao crea que estamos haciendo algo más.
— Tch. —A pesar de que he chasqueado la lengua por su retorcida idea siento la cara caliente. Es demasiado sinvergüenza para hablar.
— Anda, ven. —Extiende una mano hacia mí y, bastante seguro de que no va a detenerse hasta obtener lo que quiere, me desplomo en la punta de la cama evitando tocarla aún cuando el espacio es demasiado reducido.
Necesito ese descanso sin duda.
Observo en silencio las grietas del techo con la mente en blanco y el corazón acelerado, por más que trato de ignorar la otra presencia en la habitación es imposible, me había acostumbrado tanto a un espacio personal libre de olores o colonias que la nube flotante de fragancia a fresa me hace arrugar la nariz repetidamente.
No puedo evitar el estornudo después de varios minutos en silencio y me incorporo de un salto en busca de papel al baño pero antes de que pueda hacerlo siento un agarre en la muñeca. Me giro para mirar a la muchacha.
— Tengo pañuelos, quédate aquí.
Abro la boca para reclamar pero se apresura a tirar de mi mano hacia la cama de nuevo con brusquedad. Reboto en el colchón y con un movimiento rápido se lanza encima para obstruirme en un intento de fuga, suelto un sonido entre sorpresa y jadeo de tener la mitad superior de su cuerpo aprisionando mi torso, estira los brazos hacia su bolso que reposa gloriosamente en la almohada de la cabecera. Fácilmente puedo quitarla de encima, no es como si pesara mucho, bastaría con un brusco empujón en donde la tiraría fuera de mí y de la cama; pero no puedo, o no quiero, hacerlo. Y ella lo sabe.
Odio que tan rápido se haya dado cuenta de que soy incapaz de ser descortés en cualquier situación y con cualquier persona aunque se lo merezca. Ahora lo usa en mi contra cada que puede.
— Ten, límpiate con esto. —Me coloca en la mano un pequeño paquete de pañuelos—. Tengo muchos en casa.
— No lo dudo. —El paquete está abierto ya así que es micho más sencillo tomar un extremo de papel y jalar para extraer uno. Me limpio la nariz evitando su mirada que está clavada en cada uno de mis movimientos—. ¿Podrías quitarte de encima?
— ¿Te pone incómodo que esté encima de ti?
— Me incomodas tú en verdad.
— Zhelan.
— Ling.
Había dejado de llamarla por su apellido días atrás, incluso antes de que montará el teatro en la fiesta de su abuelo, más por cansancio que por gusto. Las formalidades era algo que esperaba que mantuviéramos fuera de los ojos del público pero ella demostró que le importaba poco tanto dentro o fuera de la actuación así que me quedé sin ganas de llevarle la contraria.
La escuché suspirar pesadamente y vi de reojo que movía los dedos de las manos frenéticamente en la parte superior de su bolso. Aunque parece tranquila ella en verdad nunca lo está.
— Mis padres notarán de inmediato si hay algo raro cuando vean que no me miras nunca a los ojos.
— Puedes decirles que soy tímido.
— Eso es evidente, pero no puedo ocultar el hecho de que te ruborizas como un mojigato si te hablo lindo delante de otros.
— ¡Eso le sucedería a cualquiera!
— No a mí.
— Tú no cuentas. —La miré ahora sí aunque ella está distraída moviendo la barbilla clavada en el colchón de izquierda a derecha—. Dame tiempo, lo lograré, pero no hagas más esas cosas que logran paralizarme y no ayudan en nada.
— ¿Qué cosas?
— Esto. —Hice un ademan a su cuerpo tendido sobre el mío a lo que hizo un sonido insatisfecho con la garganta—. Y también si vas a aparecer de la nada por lo menos avísame para prepararme física y mentalmente.
— Hablas como un exagerado.
— Si estuvieras en mi lugar podrías ver que no exagero en lo más mínimo.
Sus ojos astutos se encuentran con los míos y noto que lo está pensando, mira más allá de mi simple rostros como si quisiera meterse a mi cabeza para descubrir cada uno de mis pensamientos, se resigna finalmente y se incorpora lentamente. Siento como si pudiera respirar tranquilamente de nuevo aunque su perfume sigue impregnado en mi nariz y me hace estornudar de nuevo.
— ¿Eres alérgico a algo? —pregunta curiosa.
— No que yo sepa. Pero nunca he usado perfume o aromatizante y mi nariz es sensible a los olores fuertes.
— ¿No usas colonia nunca?
— No si puedo evitarlo.
— ¿Llevas ahora?
— No.
Se acerca tan rápidamente que no puedo ni abrir la boca para decir algo más. Su nariz está a centímetros de mi mejilla y olfatea ruidosamente a propósito como si fuese un perro, siento su respiración recorrer un camino de mi mejilla hasta la mandíbula y no puedo evitar pasar saliva, se aleja de improvisto y sonríe.
— Tienes un olor fresco, como a menta, me gusta.
— Gracias.
Me doy la vuelta y me incorporo de la cama para que no pueda ver que mi cara está ardiendo de nuevo. Casi nunca recibo halagos y cuando los hace Ling me hace sentir mucho más apenado que agradecido, casi como si me insultara, no quiero que se percate de ello también para que lo use en mi contra.
— Vamos abajo, Shao Fang debe estar esperando, ya ha pasado un buen rato.
— Andando. —La escucho moverse por la habitación mientras yo cargo unas de las cajas—. Yo llevo unas cajas.
— No, déjalo, cargo yo todo.
— Insisto, déjame a mí, no pesa mucho y quiero ayudar. —Cuando me doy la vuelta no puedo decir más porque tiene en las manos una caja llena de camisetas casuales—. Puedo hacerlo, no me subestimes.
— Ling...
— Vine aquí en primer lugar para ayudarte con la mudanza, por si no lo has adivinado a estas alturas, así que cállate y déjame pasar.
Sin más que decir me empuja con la cadera para que me aparte de su camino y se va como si este fuera su departamento y fuera lo más casual del mundo andar por ahí.
Puede ser una inmadura, impulsiva y mimada pero nunca me deja de sorprender, esa es la brillante Wang Ling de la que todos los artículos hablan, siempre tiene un motivo para hacer las cosas aunque parezca que no.
Antes de irme miro una última vez al espacio debajo de la cama, en el cajón que me obligué a cerrar para que la heredera no viera nada, aquellos viejos recuerdos permanecerán ocultos ahí hasta el momento de mi regreso.
Wang Ling
El camino hacia Sky House es silencioso, se nota la incomodidad a leguas, ni siquiera Shao se atreve a carraspear como hace comúnmente a causa de la edad. Supongo que se siente incluso más incómodo que el propio Zhelan que tiene la mano entrelazada con la mía.
Quiero decir algo pero no se qué, ni siquiera me siento lista para hacer un comentario malicioso que haga exaltar al muchacho como es costumbre, sus palabras de antes en el viejo departamento me hicieron darme cuenta de que no debo apresurar las cosas con él ni forzarle a fingir un amor devoto por mí. No quiero causarle ningún inconveniente ni hacerle sentir excesivamente incómodo, podrá ser el chico raro que me ayuda a engañar a mi familia entera pero no deja de ser una buena persona, es incluso lo suficientemente bueno como para haber soportado hasta ahora los momentos que le hice perder la cabeza.
Además de que al abuelo pareció agradarle la primera vez que hablaron y a él poca gente parece agradarle realmente.
Es estúpido que después de que lo he maldecido, insultado y odiado de mil maneras al Presidente Wang todavía lo miro como una figura de autoridad de la cual admiro su determinación y buen juicio.
Fue en primer lugar el hecho de que él me preguntara de un tal Caín Zhelan al día siguiente cuando desperté sola en la habitación que comprendí dos cosas.
La primera que había sido abandonada y que aquel sujeto con el que había pasado la noche realmente no tenía idea de quién era como me había asegurado un poco ebrio la noche anterior.
La segunda que a mi abuelo estaba interesado en conocerle más y eso nunca antes había pasado con alguien que llevaba a la casa.
Durante el camino miro de reojo en varios momentos al muchacho, como suelo hacer constantemente cada que nos encontramos juntos en la misma habitación para que no note que lo miro detenidamente, pero es imposible ver su rostro en este momento ya que se dedica a mirar por la ventana de manera distraída.
¿Qué es lo que el Presidente vio en alguien como él?
Casi siempre parece estar sumido en su propio mundo, ignorando a todos y pensando quién sabe qué, aunque parece actuar siempre a la defensiva y es difícil pillarle desprevenido. Además tiene una expresión constante de seriedad que fácilmente usa para ocultar su timidez y me hace querer molestarle a propósito.
Me gusta la expresión de horror que pone cada que me acerco demasiado y finjo no notar como se sobresalta cada que le toco.
Observo por el reflejo de su rostro en el cristal de la ventana que arruga la nariz y la sacude disimuladamente.
Creo que tengo la excusa perfecta para romper el hielo.
Coloco mi mano libre en su mejilla y le obligo a que voltee a mirarme. Sus ojos están abiertos y las cejas alzadas.
— ¿Tienes el paquete de pañuelos que te di? —murmuro aunque sé que Shao nos puede escuchar a la perfección.
— Sí.
— Usa uno.
— Los he dejado en una de las cajas que tenemos en la cajuela.
— Entonces usa esto. —Alcanzo con la mano que le toqué anteriormente una de las telas en mi bolso con las cuales suelo cubrir mi cabello como accesorio—. No me importa si la ensucias.
— Estoy bien, no es necesario.
— Tienes cara de que vas a estornudar en cualquier segundo. Tómalo.
Está por negarse de nuevo pero se gira para cubrirse con el hueco de su codo y estornuda sonoramente. Alzo una ceja y agito la tela color naranja frente a su cara cuando vuelve a mirarme.
— Amor, no quiero que te de alergia por mi culpa, tampoco te podría besar porque sería demasiado pegajoso.
— Eres demasiado atenta. —Me arrebata la tela con aire molesto—. Aunque de igual manera te besaría aunque no te guste.
— No te atreverías.
— Claro que lo haría.
— Demuéstralo.
— Ven aquí entonces.
Acerca velozmente su rostro al mío y planta un pequeño beso en mis labios que me hace soltar una exclamación ahogada cuando se aleja tan rápido como se acercó.
Limpia su nariz con la tela evitando mirarme y lo agradezco porque no podría mirarle con expresión autosuficiente como hago cada que le obligo a demostrar cariño en público para la actuación. Esta vez no esperaba que lo hiciera en verdad y mucho menos porque ni siquiera hay público que nos observe.
— ¿Por qué tan callada? ¿Acaso quieres otro?
El desconcierto cambia de inmediato a diversión en mi rostro y él evita mirarme directamente fingiendo estar buscando que hacer con la tela.
No es la primera y apuesto a que tampoco será la última vez que Zen haga alguno de sus improvisados actos de los cuales parece ser controlado por sus impulsos cuando piensa demasiado las cosas. En verdad me parece una maravilla su método de defensa en la cual decide que tomar la iniciativa es lo mejor y le hace parecer un verdadero enamorado que se desquita con arranques afectuosos.
Así que no debo quedarme atrás porque este es mi juego y las piezas se mueven como yo lo decido.
Reposo mi cabeza en su hombro, siento como salta ligeramente por sentirme presionada a su lado de la nada, me permito cerrar los ojos en esta posición, incluso aunque la pastilla que tomé para la jaqueca disminuyó el dolor ahora parece algo inexistente con la quietud del momento.
— No seas inapropiado enfrente de Shao, que sinvergüenza eres, espera a que estemos solos para decir esas cosas. —Él gruñe ligeramente aunque no dice nada y reprimo la risa que quiere escaparse de mi interior.
- PIDOPERDON:
- hola, bueno, primero que nada quiero pedir perdón a todas, chicas lamento tanto la demora, les juro que ni siquiera quiero recordar todo lo que ha pasado en estos meses pero la falta de tiempo fue el principal causante de tanta demora que ni siquiera aparecía por el foro menos mal parece ser que todo está mejor y vengo a dejar este capítulo que escribí a lo largo de todo este tiempo en mis escasos tiempos libres. la inspiración y largo plazo entre describir un fragmento con el otro me temo que no me deja presentar exactamente lo que tenía en mente desde el inicio, no saben cuantas veces cambié todo porque no me convencía nada de verdad, pero hice mi mejor esfuerzo y terminó así espero que les guste
sin nada más que decir espero no me odien y quiero leerlas con mucho gusto, amo estar de vuelta uwu
trunks
pixie.
Re: roses from our garden.
Me muero no habia visto el cap de Alec !! Voy a estar comentandolo pronto
Jaeger.
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