roses from our garden.

links.

Acepto, acEPTO A TODOOOOOOO, AAAAASDFGHJKLÑHHH Los códigos y los gráficos son una cosa bellísima y todos los temas te quedaron hermosos, Zoe Mis ojos han sido bendecidos

prologo.

If I had a single flower for every time I think about you, I could walk forever in my garden

A flower cannot blossom without sunshine, and man cannot live without love.

Queridos nietos:

En estos instantes me estaréis maldiciendo por haberos juntado para daros esta carta, puede que incluso os estéis peleando tratando de demostrar cual de vosotros está más molesto por haberos tendido esta pequeña trampa. No es necesario que lo debatáis, probablemente todos estéis igual de molestos. Sin embargo espero que tras leer el resto, comprendáis que era necesario.

Probablemente ninguno de ustedes sepa como me siento, son demasiado jóvenes. No comprendéis lo importante que es para mi compartir y celebrar este momento, mientras pueda... Ya que cuando el camino de mi amada y el mío se encontraron, supimos que algún día desearíamos compartir los puntos que nos unen y nuestra alegría con el resto del mundo. Y es por eso, que queremos celebrar este pequeño gran paso con vosotros.

Si no os habéis dado cuenta ya por las sigas y la preciosa caligrafía que compone esta carta, me vuelvo a casar. Y tengo el enorme gusto de invitaros a que presenciéis nuestro enlace, que se celebrará el próximo 23 de Julio, en el Hotel Tian Palace. Donde celebraremos tanto la ceremonia, como el aperitivo y el almuerzo. Os esperamos.

Tao, Zhelan, Jiyue y Jin Min, espero que nos veamos las caras muy pronto. Ya que no solo os espero el día de mi boda, si no que os instigo a que vengáis a la cena de pedida de mano.

Un saludo, Wang.

PD. Cuando digo que os invito y espero que vengáis, quiero decir que si no venís por vuestro propio pié moveré tierra y mar para traeros a mi lado. Ya sea con extorsiones financieras o personales. ¡Que tengáis un gran día!

capítulo 01.

what a wonderful day to go back to bed...

Oh sí, el sol del pleno centro de Shangai a principios de verano es la medicina ante el pasado frío del invierno y las lluvias de la primavera. Sin embargo...No es lo más agradable cuando tienes que estar al rededor de ocho horas bajo el mismo sol, sin demasiada protección por parte de los edificios o si quiera unas gafas de sol. ¿Y qué posiblemente podía hacer que te diera una insolación? ¿No beber agua tal vez en esas ocho horas? No, en mi caso es algo más extravagante.

Voy con un disfraz gigante para hacer publicidad de la nueva bebida de leche de fresa. En la cabeza llevo un gorro de color fucsia con el rabito verde de las fresas y algunas semillas de color crudo. El resto del traje no es mejor, ya que es una pera invertida a juego con el gorro. Además de unas medias de color verde y unas deportivas, esto último por petición propia para no maltratar demasiado los pies. Ah, y unas mejillas con un colorete demasiado marcado para parecer que me ha maquillado una niña de cinco años. En resumen, parezco un personaje sacado de Animal Crossing.


Si, ridículo, pero lo cierto es que no me importa. Es bastante divertido. He probado trabajos de todo tipo, y al final siempre acabo haciendo anuncios y de relaciones publicas de este tipo, por que la verdad es que aun que sea productos de lo más estramboticos y anuncios extravagantes, es un trabajo bastante fácil para mi. Y siempre resulta mucho más fácil de ajustarse a la agenda de mi otro trabajo.

Llevo más de veinte minutos sin que nadie me haga caso, nadie quiere probar la bebida que promociono. Mis mejores clientes habían sido un grupo de niños al que les había encantado la idea y acabaron con la primera tanda de existencias. Pero una vez acabada la hora de la escuela... Era invisible, por increíble que parezca.

Me pongo a chatear con Sun, quien insiste en que necesita mi ayuda para una cosa relacionada con trabajo y asegura que así le salvaré probablemente la vida. Luego me dirán que yo puedo ser la dramática, amigos no conocen a Sun. Cuando me va a enviar la información sobre la oferta de trabajo una persona me empuja por la espalda haciendo que se me caiga tanto la bandeja como el teléfono móvil. Me agacho para recoger del suelo de mis pertenencias pero al girar para decirle algo al culpable, veo que decide seguir su camino.

— ¡Eh, tú! —digo corriendo tras el joven con las piezas del móvil en la mano.— ¿No ves por donde vas o qué? —el chico se da la vuelta y se señala como diciendo "¿es a mi? —Si, tú. ¿Es que ni si quiera vas a disculparte?

— ¿Por qué tendría que hacerlo? —replica sin mucho ánimo en su voz.

— Por tu culpa se me ha roto la pantalla del teléfono móvil, lo mínimo que tendrías que hacer es disculparte. — le respondo, cabreada. Tal vez sea lo más estúpido para otras personas, pero he cuidado muchos años de mi teléfono para no tener que gastar inútilmente el dinero en uno nuevo como para que se rompa ahora. — Además de pagarme la reparación.

— Eras tú la que estaba en el medio.

— Estaba trabajando, debiste verme al caminar.

— Tu fuiste la descuidada, no te miraba de ningún modo —responde con tal calma que mis entrañas se mueren por patearle el culo.

— ¡Voy vestida con un disfraz de fresa gigante! ¿Y aún me vas a debatir que no me has visto? —le explico, probablemente con un tono demasiado elevado pero que claramente dejaba claro que no iba a dejar pasar esta situación. Ya podía correr. — Sea una persona decente y págueme la reparación. ¡Estaba esperando un mensaje muy importante!

— No llevo dinero, y además no es de mi incumbencia —dice finalmente acompañado de un adiós con su mano.

— Cretino.

¿Cómo puede haber gente así en el mundo? En serio, no logro entenderlo. Ese menda de coche deportivo trata de decirme que no tiene dinero para pagar la reparación de mi teléfono pero se va en su coche de lujo. Para que luego digan que las apariencias engañan, pues ese menda que va de ricachón es la horrible persona que me imaginaría de normal cuando me hablan de gente rica. Sin corazón y ajenos a los problemas que puedan provocar a otros, estupendo.



He acabado reparando el teléfono por mi cuenta, lo he tenido que dejar en el servicio de reparación durante 48h. Y utilizar el teléfono de casa como substitución. El dinero que había ganado aquél día por pasarme las ocho horas bajo el sol, acabaron siendo la fuente de reparación del móvil. Básicamente era como si no hubiera trabajado por que no había obtenido beneficio alguno.

Al llegar a la puerta de casa la señora Chang estaba tratando de hablar con mi madre, quien no lograba ubicar la cara de la mujer y se cogía las orejas con las manos. Corro hasta ponerme delante de mi madre y mandarla que fuera a dentro de casa.

— Lo lamento señora Chang, se que aún no le hemos pagado estos dos meses pero esta misma semana me pagaran en la tienda y podré pagárselo.

— Algo parecido dijiste hace un mes, y el mes anterior a ese.

— Lo sé, soy consciente de que puede que no confíe en mi palabra demasiado, pero le prometo que estoy haciendo cuanto puedo...Si quiere, puedo pagarle ahora la mitad.

— O todo, o nada. —me replica señalándome con el dedo. Por su ceño fruncido veo que esta vez va en serio...— Y no son dos meses, son tres.

— De acuerdo tres meses, se lo pagaré a finales de semana cuando finalice el mes, a tardar el principio de la semana siguiente. Pero por favor, no hable de esto con mi madre, déjela.

— Más te vale cumplir tu palabra —sentencia con una mirada amenazadora que me hace tragar saliva, antes de subirse a su casa.

Al entrar puedo empezar a hacerme una idea de lo que había pasado, la mitad del mobiliario estaba patas arriba y varias lámparas estaban en el suelo destrozadas. Probablemente al sonar el timbre ella se alteró, no sabría exactamente que sonido era al principio y luego al mirar por la mirilla no reconoció a la casera... ¿Y abrió? Eso último era extraño, si tenía tanto miedo no debería haber abierto.

Logro visualizar a mi madre encogida detrás del sofá. Me acerco y la cojo por los hombros levantándola suavemente del suelo y llevándomela para sentarla sobre el sofá. Me siento a su lado y empiezo a peninarle el pelo con las manos para calmarla, ella me agarra la mano con la suya para darme las gracias, no soy capaz de verlo, pero siento como que le caen un par de lágrimas sobre sus mejillas. Le doy un abrazo y me voy a hacer la cena.

Corto las verduras y macero el pescado mientras veo como mi madre prepara la mesa para ambas, ahora tiene una sonrisa en su rostro, casi parece una niña. ¿Cuando nos cambiamos los roles? Supongo que es algo que con el tiempo acaba llegando, para unos antes que otros, pero siempre acabamos haciendo ese cambio generacional. Lo cierto es que verla como ahora, tranquila y feliz,  me calma el alma.

Suena el teléfono y me apresuro a responder, haciendo señas para que comprenda que espero una llamada. Es Sun.
Cuando acaba de informarme sobre el trabajo respondo que si sin pensármelo dos veces y cuelgo. Era increíble, no puedo creer que vaya a ganar 11 670 yuanes solo por unas canciones tradicionales chinas.


Normalmente estaría haciendo mi rutina diaria, unas cuantas series con ejercicios de fuerza dependiendo de las diferentes zonas a tonificar, sin embargo hoy solo quiero darle al saco de boxeo hasta que me mis manos no lo puedan soportar.

Imagina que te llaman urgentemente cuando estás tomándote un café para que acudas a casa por que ha pasado algo urgente a un familiar, entonces vas y descubres que no era tan urgente. Eso es lo que me había pasado a penas unas horas atrás. Me había llegado un mensaje de su secretario en el que decía "Deben acudir de inmediato a SkyHouse. Es muy urgente. Son noticias y órdenes del presidente. Si no vienen, los secretos y el dinero desaparecerá para siempre ".

Puedo vivir sin dinero, pero estoy harto de vivir sin respuestas.

Para mi sorpresa cuando acudí a la casa, me encontré con el resto de mis primos. Nos repartieron a cada uno una invitación de boda y nos dijeron que teníamos que acudir a una especie de cena de compromiso. La amenaza por supuesto, se mantenía.

¿Cómo se puede jugar cada dos por tres así con nosotros? ¿Por qué el señor Wang se empeña en juntarnos?



El lugar que había reservado el presidente para hacer su cena de compromiso era uno de los hoteles más prestigiosos que poseía, concretamente el que se ubica en lo alto de un rascacielos en el centro de Shangai. Tal vez era una cena privada, sin embargo se habían ocupado de hacerla en un lugar donde atraería todas las miradas y presencia mediática.

Me abro paso entre la multitud, tratando de pasar con la cabeza baja y ocultar mi rostro lo máximo posible hasta llegar a la entrada del hotel. ¿Y esto era tan solo una cena? ¿Cómo demonios se habían enterado de que era algo importante si el enlace solo lo conocían los más cercanos al presidente? No quiero imaginarme la boda, menos mal que ese evento lo evitaré tanto como me sea posible.

Al llegar al salón casi todo estaba envuelto por una luz cálida y tenue, a excepción de donde se celebraba el banquete, que estaba rebosante de luz y flores. Al llegar donde se encontraban los invitados pude ver como algunos estan sentados y otros de pié hablando unos con otros, saludándose... Ya esta ahí, esa sensación de invisibilidad. Odio estas pamplinas con toda mi alma. Odio sentirme tan fuera de lugar.

— Cuando creía que no podía ponerse mejor esta cena tan patética, vas y apareces tú. —me dice Tao al verme entrar.

— Lamento el retraso, quería retrasar el verte la cara lo máximo posible —respondo sin ataduras, si, también tengo boca para hablar.

— No sabía que este perfecto rostro intimidara tanto, no te culpes. —dice con una sonrisa de dientes tan blancos como el marfil. ¿Se podrá ser más ególatra?. Si, se puede:— No todo el mundo sale con gracia divina, y menos un repudiado como tú.

— Calma —trata de mediar Jiyue.— No es nuestro día, ¿recordáis?

— ¿No podéis callaros por una vez? —interviene Ling con cara de pocos amigos y copa en la mano.— Simplemente ignorad la existencia del otro como de costumbre.

Cómo si de la autoridad se tratase, nos callamos cuando el resto de los nietos Wang aparecen en nuestra pequeña disputa. No, no era nuestro día. Y para ser honestos nunca era el día de Jin Min, desde que tengo recuerdo, es el del resto. En este caso, del abuelo materno y su futura esposa.

Ling me acompaña a el asiento, que aparentemente me ha sido asignado. Hay tres mesas redondas, a demás de la central donde se encuentran los asientos preparados para el presidente Wang y su prometida. Por suerte no estoy en la misma mesa que Tao —no tengo que aguantar su presencia delante de mi, o sus estúpidos comentarios—, Ling sin embargo está a su lado, y Jiyue está en la otra mesa. Aun que a decir verdad estoy en un lugar donde no conozco a nadie, excepto a la chica de al lado mio, juraría que tiene algún tipo de relación con Tao.

— ¿No deberías estar junto a él? —le pregunto señalando con la cabeza al susodicho.

— Supongo que habrá movido los hilos como ha podido para dejarme aquí de lado, aún así no se deshará de mi tan fácilmente. —responde bebiendo de nuevo de su copa. — No se si nos conocemos cordialmente, Park Rachel, pero llámame Rae.

— Wang Jin Min —digo presentándome, — ¿Si te ha apartado aquí no habrías preferido quedarte en casa?

— Esa sería la vía fácil. —responde Rae con una media sonrisa.— Además, en realidad estoy aquí por que el presidente en persona me invitó.

No sabía que más decir, así que me callo y me centro en la copa de bienvenida dispuesta en la mesa. En cierto modo tenía curiosidad por qué esta chica estaba tan dispuesta a presentarse a esta maldita cena. Pero no podía culparla, cada cual tiene sus motivos para hacer sus acciones, y en cierto modo, no parecía mala chica.

Poco después la cena comenzó, nos sirvieron un menú completo, de esos que se ven en las películas: entrantes y entremeses, primer plato, segundo plato y poste. Me gustaría ser modesto y no comer tanto como el resto de la mesa, pero lo cierto es que cada vez que me servían un plato parecía devorarlo de inmediato. No cruzaba mirada con nadie, pero se veía claramente que esto no era mi plato de cada día. Juraría que incluso Rae escondió una pequeña risa al verme cuando probé la carne asada. Me había pasado prácticamente el día trabajando y no había comido a penas. Además, desde que no estaba en la mansión, mi comida era básicamente cualquier cosa que pudiera comer rápido y sin pensar. Por lo que puestos ambulantes y los supermercados eran mis aliados. Este tipo de comidas, para mi gente solo se les da una vez en la vida. Y viven, ¿para qué más?

Cuando se dió el paso al postre repartieron unas copas de champagne y empezó el turno del público para hablar sobre el presidente o su futura esposa, y darle la enhorabuena. Lo bueno de llegar al último plato, es que significaba que quedaba menos para el final. Entonces habló Tao:

— He de admitir que cuando recibí la invitación pensé, otra boda más y otra mujer más para la colección del abuelo. Si, malinterpreté la situación sin ni si quiera conocerte An Sheng, mis disculpas. Definitivamente el presidente Wang tiene buen gusto. Y es por ello, que para ofrecerte mis más sinceras disculpas, que te obsequio con esta pequeña intervención de un fragmento de ópera. —dice con una sonrisa muy seguro de si mismo y el micrófono en mano. — Luces por favor.

Las luces bajaron un poco su intensidad, a nuestra espalda aparecieron cuatro chicas jóvenes de a penas veinte años vestidas con trajes tradicionales y teatrales. Poco después empezaron a entonar sus voces agudas y moverse al rededor de las mesas hasta llegar donde se encontraba el presidente y su prometida, donde centraron su atención a la hora de interpretar la obra. Una de las interpretes, se me hizo demasiado conocida; rostro agudo, ojos grandes y oscuros, rasgos algo extraños, nada parecidos a los de sus compañeras... Juraría que había visto antes. Pero ¿cuando había visto yo teatro o óperas tradicionales? Tal vez de niño, y probablemente ni eso. La había visto, de eso estaba seguro, recordaba esa mirada...

Lo cierto es que por primera vez en lo poco que conocía a Tao, había cumplido su palabra. Le había obsequiado con una pieza tradicional china, sin embargo era posiblemente la menos apropiada que había escuchado en la historia. ¿Será real si quiera? ¿La habría inventado él?

Las letras hablaban sobre cuatro ninfas, pretendientes para un mismo rey. Se presentaban ante él y cantaban con esmero para tratar de ser las elegidas como su futura esposa, alguna hablaba de amor eterno, otra de ser reencarnada del amor de otra vida... Presentaban sus actitudes y talentos como posibles esposas y reinas del reino que gobernaba. Las cuatro acabaron la pieza con una reverencia y salieron de la escena casi de inmediato.

Hubo un instante de silencio, hasta que el presidente se levantó de la mesa y con una sonrisa forzada aplaudió y dio las gracias a su nieto. Cuando se volvió a sentar las luces volvieron en si, entonces Ling se levanta.

Cada vez todo daba más mala espina, con Tao el acto había resultado un bochorno pero ¿podría acabar peor?

— Creo que no hay forma de superar esa actuación, ¿verdad? —empezó Ling con una sonrisa perfecta.— Bueno, en cieto modo me sentía igual que Tao al principio de recibri la carta. Sin embargo creo que he de darte las gracias, siempre has sido un modelo para mí. Y esta vez me has inspirado para tener el valor de hacer esto, y aceptar mis verdaderos sentimientos de una vez por todas. —continuó ella, mirando directamente a la mesa central y con un tono dulce y amable. Tocó el hombro de el muchacho que tenía sentado a su lado y este se alzó. Ella se agarró a él en forma de abrazo, sin soltar el micrófono.— Hoy me siento orgullosa de poder presentarte por fin a mi prometido, Cai Zhelan.

Si bien Tao había puesto el evento en tensión con su regalo, Ling había cogido un cuchillo afilado y la había cortado sembrando la discordia. Todos empezaron a hablar entre cuchicheos, nadie entendía nada. Aun que el presidente trató de calmarlos a todo, aclamarlo a las calumnias y las bromas de sus nietos, nada parecía acallar las voces así que pasaron a finalizar la cena. Donde la mayoría de chupaculos fue corriendo a ver como se encobraba el presidente, y el resto cotilleaba en grupos lo que había pasado.

No podía ver más, el espectáculo había pasado a ser demasiado para mi persona. Voy al servicio y luego acudo al vestíbulo, donde espero coger la llave de mi habitación y enterrarme en la cama. Cuando me estoy acercando escucho a voces el siguiente acto del espectáculo del evento, una de las bailarinas está discutiendo con Tao.

— Le dijiste a mi amiga que se trataba de una cena privada, entre amigos y compañeros de trabajo. Mentiste.

— No, cielo. No he mentido. —responde Tao con cierto orgullo y voz pacífica.— Al fin y al cabo esa es nuestra relación, nada más allá.

— Jugaste con una pobre chica que conociste de casualidad, viste que el grupo de teatro claramente necesitaba ayuda y nos engañaste para tus propósitos sucios.

— Si, os escogí queriendo a un grupo de chicas jóvenes que cantaran cierta obra para gastar una broma. Tampoco he echo nada malo, y vosotras solo habéis hecho vuestro trabajo y os he pagado por ello.

— Aquí está tu dinero de mierda —le dice esta contennida por la ira y sin apartar la mirada.— No puedo hablar por mis compañeras, conozco sus situaciones y no son mejores que la mía, pero te devuelvo mi parte. Tan solo tendrías que haber dicho de que se trataba y no habernos usado de esta manera, probablemente habrías encontrado a gente que quisera hacerlo aún sabiendo de que se trataba. Pero no así.

— ¿Cómo te llamas? ¿Estás segura de que no lo quieres? —insiste Tao mostrándole el sobre que ella le había dado. Ella niega con la cabeza y cerró los puños, se estaba conteniendo.— Te lo has ganado, al menos acéptalo por haber hecho el trabajo.

— ¿Es que para ti no es nada?

Al escuchar esa frase y ese tono, caigo en quien era la interprete que tanto me sonaba. Era la chica con un disfraz con la que me había tropezado un par de días atrás, la que empezó a decirme que le arreglara el teléfono o una historia similar. Aquella chica que no parecía tener pelos en la lengua pero que no entendía que quería aquél día.

— Escúchame bien, mi nombre es Yazuma Yuki. No te doy una hostia por que tengo decencia y se que en este momento no debería, pero te la mereces a pulso, tú y esa otra chica. —amenaza sin una duda en su voz, ni su rostro.— Me parece vergonzoso que hayáis tratado a quien os dá un futuro y una educación de tal manera, a vuestros mayores, que probablemente hayan lidiado con luchas que no os podéis imaginar ¿y lo humilláis así?

Tao se ríe ante ello, ella niega con la cabeza y gira hacia donde me encuentro para salir del hotel.

— Vaya, no podían haber personas más cínicas y ególatras en un mismo metro cuadrado. Si es que sois todos iguales... —suelta para luego marcharse cabreada por patas fuera.

Le echo una mirada a Tao, quien simplemente se queda en silencio un rato y luego repara en mi: —Toma, a ti también te hace falta. Date un capricho a mi salud.

Deja sobre mi el sobre del pago de la chica y se va tranquilamente de nuevo al salón, quien sabe a hacer qué. Estoy a punto de reventarselo en la cara cuando decido salir tan rápido como puedo del hotel, sigo avanzando hasta que veo de nuevo a esa chica.

— Oye, tú. Espera. —digo con el aliento ente cortado para tratar que pare, aun que ella hace caso omiso. — Eh, espera —vuelvo a insistir pero esta vez la cojo por el brazo a lo que ella responde quitándolo, como si el roce de mi mano le diera alergia.

— Se que no lo quieres, pero te debo lo de la reparación del teléfono y... — a penas puedo acabar cuando se apresura a interrumpirme: —No, no lo entendéis. No lo quiero, ni que me lo de él, ni aun que me lo des tú. No lo quiero, ya reparé mi teléfono raspando como pude y me busqué la vida. Qué es lo que hace la gente normal.

— Eres bastante maleducada.

— Mira quien habla.

— Tan solo estaba tratando de pagar lo del otro día, no deberías tener tantos prejuicios y aceptar lo que te dan. —le digo a regañadientes, esta tía está haciendo que me hierva la sangre. Se podrá ser cabezota.

— Ni vosotros tratar así a la gente.—responde alzando la mandíbula.— No lo quiero, dejad una buena propina en el hotel, que menudo lío habéis montado...

Y dicho eso se marcha corriendo hasta alcanzar un bus. Dejándome de nuevo con la palabra en la boca, no era la primera vez y era algo que estaba empezando a cabrearme. Además me acusaba de cosas que ni había hecho, no había tenido nada que ver con el lio de Ling y Tao, y sin embargo me mete en el mismo bote. No nos parecemos en nada, yo no soy así de egocéntrico ni voy retando y molestando así a el presidente Wang. Me estaba molestando demasiado que me tratara como si fuera un estúpido rico de segunda generación, solo por el par de veces que habíamos coincidido.

¿De dónde había salido esta chica de nombre japonés que da lecciones de vida y cada día va vestida con un disfraz diferente?



Un hombre trajeado apareció en el supermercado, su expresión casi inexistente y seriedad indicaba que no se iba con rodeos. ¿Qué hacía un hombre tan bien vestido en un supermercado?

— ¿Yazuma Kori Yuki?
— ¿Si? ¿Hay algún problema? — pregunto con cautela ¿Será algo de mamá?
— Hay alguien a quien le gustaría conocerte mejor.
— ¿Disculpe?
— Mi director, le gustaría conocerla y darle una oferta.
— Lo lamento, pero en este instante estoy trabajando. No puedo salir de mi puesto de trabaja sin una falta justificada.
— La esperaré fuera a que su turno acabe.

Y ahí estaba, cuando voy para dejar a An Gi para que cierre el local el hombre seguía con su traje intacto esperando frente al coche. Pese a no saber que se trataba decido aceptar y adentrarme en el vehículo, como mucho podría ser simplemente una petición de donación de órganos o algo por el estilo.



Nada más entrar un hombre mayor me acoge y saluda cordialmente, yo respondo del mismo modo. Cuando me adentro más en la habitación me doy cuenta de con quien estaba tratando, es el señor mayor de la fiesta de la boda. El que habíamos cantado una de las obras tradicionales chinas en su honor para su futura esposa.

— Lamento que aquél día no saliera como lo planeó, señor.

— ¿Cómo sabes que no salió según lo planeado?

— Con todo el respeto, se le veía a usted abrumado y cansado. Cuando realmente debía estar feliz por casarse con su amada, pero la tensión que había en el ambiente...

— Oh, no te preocupes querida. He lidiado con situaciones peores, todo fue sobre ruedas. —asiento como disculpa.
Después de aproximadamente media hora o más de diapositivas, —de sus nietos, su casa, información sobre su vida, trabajos aficiones, etc—la mayor presentación empresarial que posiblemente jamás he experimentado, con unas cuantas intervenciones del presidente aclarando de forma informal la personalidad de aquellos jóvenes, por fin habló: — ¿Qué opinas?

— Honestamente, sigo sin entender que quiere de mi.

— Es muy sencillo, quiero que tú junto con la ayuda de otras personas hagáis de mis nietos personas algo más decentes de lo horribles que son.

— ¿Quiere que ayude a reformarlos?

— Tengo un programa y una serie de misiones que os ayudarán a que sea más fácil, además tendréis la plena ayuda del secretario.

— Disculpe, pero creo que se está equivocando de persona...

— Yazuma Kori Yuki, nacida en Nara. Estudiante de filología y comunicación audiovisual. Padre en paradero desconocido, madre con necesidad de cuidados paliativos, trabajas en un supermercado para poder obtener el máximo de beneficios, además realizas trabajos publicitarios de cualquier tipo, con una deuda de tres meses del alquiler del piso. —Me quedo congelada. En este instante no se si sentirme alagada, preocupada o triste. ¿Cómo alguien a quien apenas conocía podía saberlo todo sobre mi? Será cosa del dinero...— No, no estoy equivocado, se muy bien a quien he escogido.

El señor desde un principio empezó bromeando, ¿debía tomarme esto en serio?

— Si lo haces puedo ofrecerte cosas que nadie puede; un salario bueno, ayuda para poder cuidar de tu madre, e incluso no me importaría cubrir todos los gastos que te queden de la universidad.

— Sabe, todo suena muy bien. Pero tan solo parece un sueño, creo honestamente que debería buscar a alguien mejor cualificado para la tarea.

Salgo de la entrevista o lo que quiera que fuera con los nervios en la garganta, aún no acabo de asimilarlo todo, pero aquella oferta no se veía limpia. ¿Por qué una persona tan rica necesita comprar a una pobre para poner orden? ¿Y, qué es eso de que le gusta cambiar la vida de las personas? No, algo había... Algún tipo de trapo sucio que esconder o alguna trampa.

O tal vez me gustaría pensar que la oferta no es de verdad, de esa forma el haber rechazado lo que posiblemente me salvaría la vida no acabaría pesando tanto. No, era una broma. Una maldita y estúpida broma para jugar con las esperanzas de la gente. Mañana seguro que salgo en la tele.

Sigo mi camino sin rumbo, tratando de ver donde me encuentro para ubicarme. Al llegar a una parada de autobús saco el teléfono para ver que tipo de lineas debo coger para llegar a casa. Al encender el móvil me encuentro con trece llamadas perdidas del hospital, unas llamadas que tan solo podían significar una cosa: Mamá.


Al llegar al hospital me apresuro hacia la habitación donde se encontraba mi madre, menos mal que los médicos me conocen lo suficiente como para ser directos con la información. Sabía en que zona estaba y el número de la habitación compartida. Al llegar estaba durmiendo sobre la camilla del hospital, plácidamente. Probablemente la habían sedado.

El médico me vio llegar, ya que al poco de entrar a la habitación me llama para que salga e informarme.
Al parecer se habían encontrado a mi madre vagando por el barrio, no recordaba donde vivía por que no acababa de reconocer la casa ni recordaba el camino. No parecía haberse puesto agresiva, pero si estaba bastante nerviosa cuando la trajeron a hacerle el chequeo.

— Sabe que su madre no debería estar sola.

— Lo se, lo sé. Trato de que sea el menor tiempo posible, pero debo trabajar para que podamos vivir.

— Lo, se y lo comprendo —me asegura el médico apoyando su mano en el hombro apoyando la situación— ¿Pero es consciente de que esto va a seguir evolucionando? Cada vez necesitará más atención, y no solo suya si no médica. —asiento, era lo único que podía hacer. Claro que era consciente de aquello, lo estaba viviendo día a día, pero ¿qué más podía hacer?

— ¿Ha oído hablar de los centros de cuidados paliativos?

— Algo se —respondo no muy segura de lo que trataba de sugerir.

— En estos centros hay unas alas especializadas en enfermos con alzheimer, su madre recibiría apoyo médico y psicológico y estaría vigilada las veinticuatro horas del día. Podría visitarla libremente. —me sugiere, y me alcanza un par de folletos.— Piénselo.

Me quedo un rato aturdida en el marco de la puerta, viendo como el doctor se alejaba siguiendo su camino y yo sigo con los panfletos en la mano. Me adentro en la habitación tratando de ser lo más silenciosa posible para no despertar a nadie, y me siento junto a mi madre. Pasé la noche en vela tratando de ver aquellos folletos, buscando información en Internet y tratando de reflexionar.



A la mañana siguiente decido dejar en manos de los médicos a mi madre mientras le hacían pruebas, para ir a casa y recoger un par de cosas que necesitaríamos ambas.

Cuando voy a abrir la puerta me doy cuenta que la cerradura no encaja, por más que pruebe no abre. Alguien se acerca desde dentro de casa a la puerta y la abre. Es mi casera.

— ¿Ha cambiado la cerradura?

— He tenido lo que he tenido que hacer con dos inquilinas que no pagan el alquiler.

— ¡Señora Chang! Usted conoce a mi madre, nos conoce desde que yo era bien pequeña, sabe lo que está ocurriendo, ¿por qué no tiene algo de caridad?

— Lo siento Yuki, sabes que el piso no me pertenece a mi. Me estaban poniendo mucha presión y ahora alguien ha salido muy interesado por el lugar... Y lo han arrendado.


No podía creer que esto estuviera pasando, no era una broma ni una prueba del destino o dios. Era el obstáculo más grande con el que me había topado en toda mi vida, y había caído a lo más profundo de un abismo.


— Tienes cinco días para recoger tus cosas y dejar el apartamento limpio. —dicho esto me enseña una mueca de pena y me da un abrazo.— Lo lamento, de verdad niña.

¿Que se supone que debo hacer ahora? No tengo a nadie con quien vivir, mi familia está en Japón y mamá no puede viajar así. Además tampoco tengo dinero para pagar de imprevisto los billetes de avión. ¿Sun? ¿An Gi? Las únicas a las que puedo llamar amigas, tal vez ellas me puedan acoger... Pero en cualquier caso eso es tan solo una medida temporal, a penas podría estar con ellas unos días.

En tiempos desesperados, solo existen medidas desesperadas.

— ¿Presidente Wang? —pregunto cuando me respondieron al otro lado de la linea telefónica.
— Si, ¿quien habla? —pregunta algo extrañado por la llamada insistente. Respondo aclarando quien era.— ¿Quieres algo?

— Acepto. —Dicho esto, se abre una puerta de un coche oscuro donde sale el secretario del presidente y se acerca a recoger mis cosas.

hilii:

AHHHH ME EMOCIONE CUANDO VI CAP jajaja dejo comentario uwu 

zoe:

Espero con emoción el siguiente cap uwu