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Mensaje por bomb. Dom 29 Ene 2017, 11:07 am

Ficha Obligatoria:

생존자
Sobrevivientes del Nanami 22-6.

   El Nanami 22-6 es uno de los tres cruceros más lujosos de la línea W&K Crusies, famosos por su buen servicio, seguridad y confiabilidad, está a nada de zarpar por un nuevo recorrido que partiría desde el puerto de Incheon, Corea del Sur y terminaría en Singapur, Singapur; pasando por los puertos de Nagasaki, Okinawa, Taipei, Hong Kong, Ho Chin Minh y Bangkook.

   Quince días de navegación, más el regreso, a bordo de una nave lujosa llena de actividades y zonas exclusivas para sus distinguida clientela. Una clientela tan variada que abarca desde grandes políticos y sus familiares hasta turistas afortunados que han ganado su boleto con mucho esfuerzo y ahorro. Mas, independiente mente de esto, sea en clase V.I.P o clase turista, el Nanami 22-6 y la W&K Crusies, garantizan comodidad, diversión y tranquilidad a sus pasajeros. "Un pequeño paraíso en medio del paraíso mismo".

  Pero... ¿Qué pasaría si en lugar de seguir su curso este se ve afectado por fallas técnicas y una catástrofe ocurre? ¿Qué pasaría si en lugar de llegar a su destino, la vida misma les jugase una mala pasada y terminasen perdidos en medio de la nada?...

 ¿Serían capaces de sobrevivir?
✽✽✽


+ bomb. {Didi.
+ chanyeol. {Fer.
+ Cam. {Cam.
+ taejin. {Vics.

[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
✽✽✽


Hola mis niñas, pues aquí está por fin el tema de la novela. Espero que sea de su agrado, además de que espero que demos nuestro mejor esfuerzo, siendo responsables con esto aunque sean actualizaciones lentas. Las amo y son lo más, estoy muy emocionada por empezar esta nueva idea con ustedes, sépanlo. Las amo y pos ¡a sobrevivir!




Última edición por bomb. el Dom 25 Jun 2017, 7:32 pm, editado 1 vez
bomb.
bomb.


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Mensaje por Cam Dom 29 Ene 2017, 12:16 pm

AJSGEBENDUSBSNDUSH FANGIRLEO EN EL MESSENGER FANGIRLEO AQUI FANGIRLEO EN TODAS PARTES PLS EL TEMA ES BESHO LA INTRO(? ES BESHA LOS PJS SON BESHOS TODO ED HERMOSO DIIII 생존자 |N.C| 158352849 생존자 |N.C| 158352849 생존자 |N.C| 158352849 생존자 |N.C| 158352849 생존자 |N.C| 158352849 생존자 |N.C| 158352849
Cam
Cam


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생존자 |N.C| Empty Re: 생존자 |N.C|

Mensaje por taejin Dom 29 Ene 2017, 12:20 pm

QUE HERMOSO TODO DIANA!! ESTOY EN MODO FANGIRL Y NO PUEDO ESCRIBIR COSAS COHERENTES PERO ME FASCINA BAI LAS AMO Y MEMOCIONA ESTO CON USTEDES <3
taejin
taejin


http://neverunderestimateagirlbitch.tumblr.com

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생존자 |N.C| Empty Re: 생존자 |N.C|

Mensaje por chenyeol. Dom 29 Ene 2017, 12:39 pm

Fer llegando tarde como siempre 생존자 |N.C| 1054092304 Amigas, me gusta hacer de esto con ustedes 생존자 |N.C| 1022085747 las amo, me emociona ésto, ya hasta quiero empezar, por favor, que sea pronto que me hace mucha ilusión 생존자 |N.C| 1477071114 Las amo♥️
chenyeol.
chenyeol.


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Mensaje por taejin Lun 08 Mayo 2017, 7:48 pm



vic.

Capítulo 1: Primera parte.


Choi Je Sun

Realmente no era la mejor noche de apuestas para Jesun, él debió  haberse ido al ganar las primeras manos, tenía el suficiente dinero que precisaría durante al menos dos semanas, pero no, se había quedado sentado a la mesa viendo como todas las fichas que había ganado iban desapareciendo poco a poco, lo cual le causaba una tremenda frustración, no quería ni podía irse con las manos vacías, tenía una deuda que pagar en un plazo menor a veinticuatro horas y literalmente, su vida dependía de ello. El sudor se acumulaba en su frente haciendo que de vez en vez pasase el torso de su mano por esta.

— ¿Qué ha pasado Choi? Tal parece que esta noche te irás con las manos vacías —la sonrisa victoriosa de Seung Hyun –su mayor rival desde el momento en que había pisado ese club-, le daba nauseas y ganas de borrársela no de la mejor manera. Je Sun no olvidaba que sus mayores apuestas, las había perdido con él, y necesitaba demostrar que era mejor, que no se daría por vencido hasta llevarse todo de esa mesa—. Ya deberías irte y ahorrarte la vergüenza Je Sun, conserva el poco dinero y dignidad que te queda y retírate —Seung Hyun toma las fichas que acababa de ganarle y las lleva a su lado de la mesa—. Me cansé de jugar con un perdedor —dice para luego levantarse bajo la mirada fría de Je Sun quien no puede permitirse retirarse de allí con las manos vacías.
—Espera —habla rápidamente tratando de contener lo mal que se sentía por lo que estaba a punto de hacer—. Aun tengo esto —observa su muñeca la cual gira mientras desabrocha la malla del reloj que llevaba puesto en ella. Además del valor económico de este, tenía un gran valor sentimental para el chico, era un obsequio de su fallecido abuelo, la única persona que alguna vez lo había hecho sentirse realmente querido por un miembro de su familia.
Seung Hyun observa el reloj, lo toma en sus manos y lo analiza haciendo un leve asentimiento fijando su vista en Je Sun una vez más.

—Aceptaré solo porque estoy de humor y tengo esta partida ganada, solo tienes una chance Je Sun —forma una sonrisa ladina en sus labios volviendo a sentarse enfrentado al castaño.
—Todo o nada, si gano, tus fichas son mías y conservo el reloj.
—Eso no pasará, así que… Si tu ganas, puedes quedarte con esto también —coloca sobre la mesa lo que parecen ser unos pasajes, algo a lo que Je Sun no le interesaba en lo más mínimo, el realmente necesitaba el dinero, pero todo lo que pudiese sacarle a ese cretino estaría bien.
—Yo no estaría tan seguro —Je Sun tenía demasiada confianza en sí mismo, y aunque hasta ese momento la suerte parecía no llegar, él sabía que esa última oportunidad debía aprovecharla o probablemente no vería el amanecer al siguiente día.
La suerte estaba echada, las cartas habían sido repartidas y luego de respirar profundamente observando el rostro del rival, sabiendo que no tenía nada de valor, dio vuelta las que le habían tocado. Las comisuras de sus labios se elevaron sin poder creer lo que sus ojos veían.
Seung Hyun con su característica soberbia, arroja las cartas sobre la mesa.

—Poker —enseña su jugada orgulloso y cuando pretende arrebatar el reloj del lado de la mesa de Je Sun, este, lo detiene poniendo su mano sobre la de él dejándolo desconcertado unos instantes hasta que Seung Hyun la quita velozmente.
—Escalera real —ahora quien pecaba de soberbia era el mismo Je Sun, quien además de alivio, sentía una enorme felicidad, jamás en su vida había obtenido una jugada como esa. Saca una pequeña bolsa de su bolsillo y se levanta para guardar las fichas del humillado oponente frente a él—. Creo que ahora si es hora de irme —vuelve a colocar el reloj en su muñeca, lo único que quería era cambiar aquellas fichas por dinero e irse de allí.

Lee Dong Mun

El pelinegro se encontraba encerrado en su habitación -como de costumbre- frente al computador con sus auriculares puestos. En la pantalla se divisaban algunos bocetos de lo que prometía ser en un futuro un gran comic. El joven había comenzado la universidad pretendiendo en un ser un gran creador de animaciones, desde pequeño le gustaba dibujar, los videojuegos, era de los niños que no solían estar rodeado de otros niños, sino más bien apartado inventando historias a base de su gran imaginación.
Repentinamente sintió que alguien invadió su espacio personal quitándole sin previo aviso sus audífonos lo que casi lo hizo saltar de la silla retrucando.

—Omma, pudo haber sido más cautelosa —suelta un suspiro volteando para verle.
—Golpeé repetidas veces y como de costumbre no hubo señales de vida —dice con un tanto de reproche—. Tu padre y yo debemos hablar contigo, por favor ven pronto —comunica antes de salir de la habitación dejando a Dongmun refunfuñando pero sin más opción que levantarse de su silla para acatar la orden que su madre había dado.

En la sala de estar de la casa Lee se podía sentir la tensión en el aire ya que los padres del chico sabían que la información que estaban por darle no le agradaría nada.
Buppha se sienta al lado de su esposo y ambos esperan a que su hijo mayor tome asiento también para decirle las noticias.

—Dongmun, —comienza Jungsook —como bien sabrás, el cumpleaños de tu hermana fue hace unos días —hace una pausa antes de continuar. Algo le dice que por lo cautelosos que están siendo sus padres hay algo que no anda bien, o al menos, que no le iba a favorecer a él, sus manos repentinamente se sintieron sudorosas. No le había comprado regalo a Eun Sun, ¿Eso realmente era grave y ameritaba una reunión familiar?
—Sí, recuerdo el cumpleaños de mi hermana, hicimos una bella celebración en familia —hace una breve pausa— ¿Hay algo que deba saber y no están pudiendo decirme? —Su entrecejo se frunce ligeramente con desconfianza.
—Exacto, hay algo que tenemos que decirte —continúa el padre—. El regalo para tu hermana por su cumpleaños y de paso por su graduación será un viaje, un crucero —Dongmun asiente realmente poco interesado en ello, por un lado sería bueno que se fuera lejos, tal vez hasta la extrañaría y a la vuelta podría confesarle que le tenía un poco de cariño, aunque realmente sabía que eso no iba a pasar, algo allí no cerraba, ¿Por qué Eunsun no estaba presente? — Es algo que anhelaba desde hace tiempo y hemos decidido que este es un buen momento para que pueda viajar —explica y su tono de voz se pone cada vez más firme mientras más se acerca a la parte que no le gustará a su hijo—. Tú iras con ella, y está fuera de discusión —agrega la último seguro de que su hijo tenía una respuesta negativa a ello.
Los ojos de Dongmun se abren enormes y va a protestar cuando su madre lo interrumpe.

—Sabíamos que la idea no iba a ser de tu agrado, pero es una decisión tomada. Quisiéramos ir con ustedes pero no podemos dejar el trabajo y Eunsun no puede ir sola, por lo cual tu responsabilidad como hermano mayor es cuidar de ella durante ese viaje —el joven queda sin palabras por unos momentos—. Será una gran experiencia para ambos, los unirá como hermanos y tú también mereces unas vacaciones.
—Pero yo no quiero vacaciones —suelta un fuerte suspiro cuando su padre lo fulmina con la mirada—. Ya veo que no tengo opción —se levanta de la silla donde había estado bajo la atenta mirada de sus progenitores.
—No, no la tienes —dice Jungsook y suena a final, como que allí hubiera acabado la conversación, pero aún así continúa hablando—. Pero, ¿Es que tienes alguna razón válida para no querer ir? —Pregunta mirando a Dongmun con una mirada interrogante.
—Nunca viajamos en un crucero, ¿Y si me siento mal? O incluso Eunsun puede sentirse mal y... ¿Puedo llevar mi computador portátil verdad? ¿Habrá wifi en alta mar? Al menos... Tendré mis programas de animación y podré descargarme lo necesario para el tiempo que estemos en medio de la nada —comienza a meditar la idea aunque en su mente se repriduzcan en su mente escenas de cada película que había visto donde los barcos se hundían, los pasajeros eran comidos por tiburones, o tragedias similares.
— ¿Ves que no es tan malo? —Dice el padre con un tono divertido— Además, también irán a visitar a su abuela, y ella está muy feliz por verlos —continua.
—Oh, eso también es bueno... Lo hubiesen dicho antes. Aunque... Todo sería más rápido en avión pero... Apuesto que Eunsun tuvo la genial idea del crucero —dice con un toque de ironía soltando un suspiro al final.
— ¡Lee Dongmun! —Exclama Jungsook con tono fuerte, su ceño fruncido— Esa no es la forma de hablarle a tus padres. Mejor vete a empacar antes de que pierda la paciencia contigo, se van en dos días —añade y al final suspira negando con la cabeza.
—Lo siento —baja la mirada, así mismo se levanta tragándose sus quejas frente a sus progenitores y yendo directo a la habitación de quien realmente tenía la culpa de que él tuviese que hacer ese viaje, al cual no le interesaba ir en lo más mínimo.
Él estaba seguro que su hermana estaría en su habitación escuchando todo con la oreja pegada tras la puerta, por lo cual el golpe que dio en esta fue poco discreto. Y aunque sus padres podrían volver a retarle por ello, de todos modos peor castigo no podrían imponerle.
Se  escuchó una pequeña conmoción y un ligero quejido antes de que esta se abriera para revelar a una enojada Eunsun.

—Eres un idiota, ¿Has escuchado alguna vez hablar de delicadeza? —Protesta la chica tratando de no gritar para que sus padres no la escucharan.
Ignorando las quejas de la menor, entra a la habitación sin esperar permiso previo y cierra la puerta tras él.

—Qué lindo vocabulario para dirigirte a tu hermano mayor —la ironía era algo que Dongmun solía usar cuando estaba enojado o molesto por algo, como en esa ocasión—. Delicadeza tendrías que haber tenido tú de decirme que en dos días nos iríamos de viaje en crucero porque a la niña le da la gana. Porque si estabas al tanto de que yo debería ir ¿Verdad? Muy a mi pesar y siendo que estoy en medio de un gran proyecto que claro, no importa si Dongmun quiere o no ir, si a Eunsun se le da la gana algo se lo cumplen —suelta el aire con fuerza.
— ¿Esperas que te trate con respeto y te llame oppa cuando te metes a mi habitación a gritarme? Pues estás equivocado —Eunsun se cruza de brazos y mira al chico con profundo enojo—. Y para tu información, no fue mi idea. Yo no quería pasar mis vacaciones contigo, por supuesto que no.
—Pero seguro nuestros padres ya te habían dicho del fantástico plan de que yo tenga que viajar contigo, y como eres una cobarde ni siquiera pudiste decirme, al menos para que fuese preparándome para esto... Resulta que en dos días tengo que embarcarme contigo en un crucero y acabo de enterarme —sube su tono de voz sin darse cuenta, pero realmente estaba fastidiado con la situación.
— ¿Cobarde? Así se demuestra lo poco que me conoces —Eunsun blanquea sus ojos—. Pero no importa ahora, ¿Crees que me negaría a mi regalo de cumpleaños y de graduación solo porque irías tú también? Eres más estúpido de lo que creía, oppa —resalta la última palabra con el propósito de hacer enojar todavía más a su hermano mayor.
—Tú eres una niña fastidiosa e irrespetuosa, y si, eres cobarde, por estar diciéndome ahora mismo todas estas cosas siendo que si nuestros padres te escucharan no te atreverías a hacerlo. Y haré ese viaje porque no tengo opción, pero ni creas que estaré al pendiente de ti todo el tiempo, aprenderás a cuidarte sola.
—Oh es que esa era mi intención desde el inicio, "querido oppa" —clarifica la menor haciendo comillas con sus dedos en las últimas dos palabras—. Y ni que tú fueras un santo para estar reclamándome.
—Eres tan —aprieta su mandíbula conteniéndose la rabia y apretando sus puños —... Insoportable —suelta bufando —. Desearía ser hijo único en este momento —si las miradas mataran, Eunsun en ese momento no hubiese sobrevivido. El mayor sale de la habitación hecho una furia directo a la suya. Pero para Eunsun la discusión no ha terminado así que va pisoteando rápidamente detrás de su hermano.
—Retráctate ahora mismo Lee Dongmun, o le diré a mamá lo que me has dicho —amenaza entre fuentes con veneno en su voz.
—No me retractaré de nada, dile lo que quieras, peor castigo que irme de vacaciones contigo no podrán darme, ya deja de molestar y sal de mi habitación ahora o te sacaré yo mismo —se acerca a la puerta exigiéndole que se vaya.
—Tú no eres normal —la rubia levanta una de sus cejas en reacción a la última afirmación de Dongmun— ¿Quien no quisiera ir a un crucero de vacaciones? ¡Por favor! —Exclama ella desesperación— Deberías estar agradeciéndome. Y —hace una pausa y da un paso adelante, adentrándose más en la habitación del chico—… Atrévete a sacarme, oppa —el tono de la chica es tan burlón como la sonrisa ladina que se ha formado en su rostro.
— ¡Pues yo no quiero! ¿No podíamos viajar en un avión a visitar a la abuela? No me gustan los barcos, ni los cruceros ni nada que se le parezca, estar en el medio del mar rodeados de nada es —un escalofrío recorre su cuerpo—... No me gusta, y tengo que tolerarlo por ti, y perderme mis vacaciones, atrasar mis proyectos y dejar a mis amigos porque a ti te cumplen tu estúpido capricho de ir en un maldito crucero —la toma del brazo —. Lárgate ahora Eunsun.
— ¿Y si no qué, llorarás? —Sigue burlándose la chica, la media sonrisa nunca abandona sus labios— No puedo irme si me tienes agarrada así, y las marcas que quedarán son más pruebas para mamá de que tú me maltratas —añade con malicia.
—Sal de aquí niña molesta —la arrastra fuera de la habitación empujándola—. Deja de fastidiar por una vez en tu vida —sube el tono de voz y siente pasos subiendo las escaleras.
—Ni en tus sueños, oppa. Tú eres un blanco demasiado fácil —continúa con el mismo tono —. Pero creo que guardaré el resto para cuando estemos en el crucero, será muy divertido —le guiña el ojo y con eso se marcha de nuevo a su cuarto.
Dongmun se adentra en la habitación rápidamente antes de que sea que estuviese subiendo las escaleras pudiese retarlo.

Shin Yoong Soo

La idea de viajar era algo que realmente le gustaba, solía hacerlo en avión, desde hacía muchos años no pisaba un barco, ni mucho menos un crucero, pero cuando su amigo Jae Ho le comentó que debía viajar por negocios, creyó que era una buena oportunidad para también tomarse unas pequeñas vacaciones y ponerse al día con su hyung, si bien este no iba de viaje de placer precisamente podrían hacerse un tiempo para hablar, realmente desde que el mayor había dejado la universidad su carrera había ido en ascenso y no tenían demasiado tiempo para juntarse, de todos modos mantenían su amistad por mensajes y de forma telefónica cuando les era posible,
A diferencia de su amigo, Yoong Soo estaba más atrasado en el estudio porque su padre había tomado la decisión de que debía ir al servicio apenas cumpliese la mayoría de edad para luego si, centrarse en su carrera universitaria y seguir los pasos de este, desde antes de su nacimiento la vida del moreno estaba armada, siendo el único hijo del matrimonio Shin, sus padres tenían todas las expectativas puestas en él y él jamás los había defraudado porque no tenían idea como en realidad era su hijo, o más bien, Yoong Soo solo dejaba ver frente a sus padres lo que a él le convenía.  
No es que fuera un mal joven, pero simplemente ciertas cosas que a él le gustaban no estarían aprobadas por sus padres y le quitaría el concepto de hijo perfecto que tenían sobre él.
Cuando sabes que tarde o temprano tus padres van a escogerte una bonita chica de una buena familia que esté a la altura de la tuya, debes tener experiencia con muchas mujeres antes, ¿No? Pues Yoong Soo lo pensaba así y no perdía su tiempo, era un mujeriego, pero uno discreto, si ya había estado con una chica, no volvería a salir con ella, no cabía posibilidad de encariñarse, ni de que puedan reclamarle, él simplemente no pensaba atarse a nadie si no debía hacerlo.
Utilizaba algunas tácticas como no dar su verdadero nombre, ni número de teléfono, de hecho, tenía más de uno para sus conquistas, y simplemente luego de haber tenido lo suficiente de una chica, borraba el contacto e ignoraba reclamos o invitaciones para un reencuentro.
Podía sonar como si fuese todo un chico malo, o uno sin corazón, pero realmente no era ninguno de los dos. Él si había amado, y había querido estar toda su vida atado a una mujer, pero esta le había traicionado, de la peor manera, logrando que Yoong Soo no volviera a confiar en ninguna, y optando por no volver a querer como alguna vez había querido.

Choi Je Sun

La ventana de la habitación de Young Ji daba al patio trasero de su modesta casa donde vivía con sus padres, para suerte de Je Sun, que esa noche, luego de haberse quedado en un juego de cartas hasta tarde, había quedado fuera del departamento, ya que ninguno de los chicos con quienes compartía piso había tenido la amabilidad de levantarse a abrirle. Realmente no quería llegar a esas horas de la madrugada con su mejor amiga, sabía que lo retaría pero... Tampoco era buena opción pasar la noche por las calles de Seúl.
Abrió la ventana con el mayor sigilo posible, adentrándose sin ningún tipo de dificultad gracias a su altura. Una vez dentro, observó a la castaña quien dormía plácidamente en su cama por lo cual decidió que mejor la dejaría dormir y tomó asiento en el sillón que había allí quedándose dormido prontamente en cuestión de minutos.

La luz del sol mezclada con el aroma a bibimbap que la madre de Young Ji solía cocinar y que ella tanto amaba, la fueron arrancando del sueño lentamente. La castaña soltó un bostezo desperezándose como un gato en su cama, estirando sus brazos y piernas a la par que comenzaba a parpadear para adaptarse a la luz del día. Talló uno de sus ojos y se sentó sobre su cama, echando un vago vistazo a su alrededor, más dormida que despierta, se sintió despabilar al ver al chico durmiendo en una incómoda posición sobre su sillón. Sus ojos cafés se abrieron como platos y el sonido de pasos acercándose por el pasillo le hizo reaccionar.
Se levantó de su cama de forma fugaz y corrió hasta la puerta de su habitación para cerrarla con seguro, justo cuando su madre trató de abrirla.

— ¿Young Ji? ¿Ya estás despierta? —Escuchó la voz de su madre y los golpeteos en la madera, se alejó de estas y se acercó al chico para despertarlo— La comida está lista, hice bibimbap, baja —concurrió su madre.
—Bajo en un rato, me bañaré primero —respondió zarandeando sin mucha delicadeza al muchacho por el brazo— ¡Je Sun! —Exclamó en un murmullo— ¡Je Sun! —Repitió un poco más fuerte, pero sin llegar a gritar, no quería asustarlo ni mucho menos hacer mucho ruido, pues en aquella casa las paredes eran como si fuesen de papel y todo se escuchaba. Sus padres no podían escucharla, no podían enterarse de que tenía a un chico en su cuarto ni mucho menos que ese chico era Je Sun, ella no lo entendía. O bueno, sí lo hacía, pero igual no justificaba el odio que sus padres le tenían a su mejor amigo. Ella sabía que él no era exactamente el chico ejemplar pero tampoco era una mala persona.
El castaño abrió un ojo encontrándose con la imagen de su mejor amiga lo que le hizo recordar donde se encontraba. Un pequeño quejido salió de entre sus labios mientras se acomodaba en una mejor posición.
—Que bien huele eso, ¿Podrías traerme para mí? Iría yo mismo a buscar pero... Ya sabes —una pequeña sonrisa aun adormilada se dibuja en sus labios mientras frotaba sus ojos. La morena bufó y le propinó un golpe en el brazo.
— ¿Qué estás haciendo aquí, Je Sun? —Le preguntó con cierta irritación, él la estresaba casi tanto como ella lo adoraba— ¿Qué te quedaste haciendo anoche que no estás en tu departamento? —Interrogó con el ceño fruncido— Dios santo, es que tú no tienes remedio —refunfuñó sin siquiera darle chance de responder y se alejó de él— ¿Qué hubiese pasado si no me hubiese despertado primero y mamá hubiese entrado y te ve ahí, eh? —Le reprendió— Iban a matarte y a mí en el proceso por tenerte aquí —ella negó y bufó sonoramente, adentrándose en el baño sin dejar de reprenderlo. A veces le frustraba en serio la actitud del chico, la hacía sentir vieja, como una madre amargada y regañona. Resopló—. No debería traerte nada, debería echarte de aquí así sin darte de comer —gruñó saliendo del baño ya con la cara lavada y más decente que a primera hora. Lo miró y negó con un suspiro—. Dame unos minutos, te traeré algo también para el dolor de espalda— anunció y salió con precipitación hacia la cocina.
Su madre y su padre como era costumbres estaban sentados en la mesita de la sala, comiendo ya, les sonrió y los saludó a ambos con cariño. Toda la casa olía delicioso y es que la comida de su mamá era la mejor. Se acercó a la mesa y se sirvió en un plato mucho más de lo que se serviría normalmente. Su padre rió.
—Despertaste con hambre, cariño —se burló.
—Sí, es como si hoy tuviese dos estómagos —respondió con un poco de nerviosismo.
—Come bastante, niña. Hay mucha comida —le animó sirviéndole un poco más en el plato, ella asintió levantándose nuevamente,
—Mamá, ¿hay algo para el dolor muscular? —Preguntó sin querer hacer gran escándalo.
— ¿Te sientes mal? —Saltó su padre con preocupación ella negó.
—Solo debí de haber dormido en una posición incómoda, me duele la espalda —le restó importancia, Je Sun le pagaría por todo lo que estaba pasando en ese momento, odiaba mentirle a sus padres de esa manera.
—Ten esto debe ayudarte —su madre le dio unas pastillas, ella las aceptó y se disculpó para comer en su cuarto. Sonrió una última vez y abrió rápidamente la puerta de su habitación, cargada con el plato de comida y el gran vaso con agua para ambos, y cerró nuevamente con seguro, miró a Je Sun, ahora desparramado sobre su cama como si fuese la suya propia y lo fulminó con la mirada.
—Toma —dijo tendiéndole la pastilla y el vaso, ubicó su mesita plegable sobre la cama, dejó el plato y sacó de una gaveta en la mesita de al lado de su cama un par de palillos extras y se los tendió—. Espero que tengas una buena excusa para estar aquí Je Sun —lo observó expectante esperando una buena respuesta.
—No me has dejado hablar y darte mis explicaciones, ¿Me permitirías ahora? —Ella le observó con cara de pocos amigos, a lo que él le sonrió, le gustaba un poco fastidiarla aunque no lo hacía realmente a propósito, ella era como una hermanita para él, y realmente la única persona en que confiaba—. Los chicos me dejaron fuera, ninguno tuvo la amabilidad de levantarse a abrirme la puerta y como nuevamente he perdido las llaves del departamento... No tenía otro sitio en donde pasar la noche —hizo un pequeño puchero—. Lo siento, pensé en despertarte pero te veías tan adorable durmiendo que... No fui capaz —hizo una mueca de dolor mientras se acomodaba nuevamente agarrando el vaso y llevando la pastilla hacia su boca, rogando porque hiciera efecto prontamente.
Ella suspiró sin decir nada y simplemente asintió, su enojo comenzaba a disiparse e igualmente tampoco era como si fuese la primera vez que esa situación ocurría.
— ¿Cómo perdiste tus llaves esta vez? —Preguntó llevando un bocado a su boca— ¿Qué te quedaste haciendo anoche? Dejaste de responderme después de media noche. Juré que te habías quedado dormido —comentó con la boca semi llena.
—Me quedé sin batería y estaba... Por ahí ya sabes... El punto es que conseguí algo que realmente te gustará —señala hacia el sillón donde se encontraban los boletos del crucero, para luego probar aquella comida que sabía delicioso—. Conseguí un buen dinero además para que tengamos el mejor viaje de nuestras vidas durante quince días en un crucero de ensueño.
Ella que estaba comiendo tranquilamente dejó de masticar y alzó su mirada hacia a él.
— ¿Qué? —Preguntó medio incrédula y la preocupación comenzó a notársele— ¿De dónde los sacaste Je Sun? —Su tono fue serio mientras le miraba fijamente— ¿Dónde conseguiste esos boletos? —Una de sus finas cejas se enarcó y soltó sus palillos para cruzarse de brazos sobre el pecho— ¿Qué te hace pensar que me dejaran irme de viaje contigo?
— ¿Quién te dijo que debías decirle a tus padres? —Respondió de la misma manera que ella había formulado la última pregunta— Sería una aventura única, una experiencia increíble para ambos, quiero llevarte a ti, no quiero terminar yendo con alguno de los idiotas de mi piso —hizo un pequeño puchero, algo que utilizaba frecuentemente para convencerla.
Ella lo miró perpleja, su boca ligeramente entre abierta y negó repetidas veces.
—No, no, no, no... Je Sun no —afirmó y lo miró como si estuviese loco—. No puedo. Me matarían, se morirían de la preocupación —dijo rápidamente apartando sus ojos de la cara de borrego de su mejor amigo— ¿Es que te has vuelto loco? ¡Por amor a Dios! ¿Cómo podría simplemente escaparme durante 15 días? —exclamó ella más alto de lo que debía y se tapó rápido la boca, miró con cierto temor hacia la puerta y al pasar unos segundos y no haberse manifestados sus padres, supuso que no había peligro—. No puedo, Je Sun... Busca alguien más —murmuró ella y miró sus manos.
-No quiero conseguir a alguien más Young Ji, es una oportunidad genial que quiero compartir contigo, con nadie más —se abalanzó sobre ella—. Si luego te echan de tu casa... Me las ingeniaré para conseguir un empleo y te adoptaré, lo prometo.
Ella no pudo evitar soltar una pequeña risita debido a su último comentario, y lo apartó de sí con delicadeza para poder sopesar un poco mejor las cosas.
—Je Sun no sé... Te van a odiar más de lo que ya lo hacen si voy y me castigarían de por vida al regreso —hizo una mueca y miró hacia donde los boletos se encontraban. ¿Irse con él o quedarse en casa como siempre? Esa era la pregunta que pasaba por su mente, ¿Estaría bien dejarse convencer por su mejor amigo esta vez? Siempre era ella la que mantenía la racionalidad en los planes de su amigo, era ella la que pensaba siempre todo unas diez veces antes de hacer algo y lo planeaba otras diez antes de llevarlo a cabo, la espontaneidad realmente no era su fuerte y eso de "dejarse llevar" la ponía realmente nerviosa. Volvió a mirar a su amigo y la mirada de cachorro lastimado que tenía, ella sinceramente se sentía muy alagada porque la estuviese prefiriendo por encima de cualquier otro. Realmente, era algo muy lindo de su parte y al mismo tiempo se sentía culpable por ser tan aguafiestas. Suspiró pesadamente y asintió.
—Está bien —murmuró bajito después de unos cuantos minutos—. Está bien... Pero si me votan de mi casa más te vale hacerte responsable. Aún me faltan un par de años de colegiatura universitaria que cubrir —lo apuntó seriamente con el dedo índice y después cambió su gesto a uno más alegre— ¡Gracias Jesunnie oppa! —Habló con gesto aniñado abalanzándose sobre él para darle un abrazo.
Él la rodeó con sus brazos apretándola contra su pecho. Realmente no podía creerse que su pequeña Young Ji hubiese aceptado tan rápido su propuesta, se había imaginado mil y un formas para convencerle.
—No sabes lo feliz que estás haciéndome en este momento, será un viaje inolvidable, lo juro —se separó apenas para apretar sus tiernas mejillas y dejar un beso sonoro en su frente.
Ella sonrió en medio de una mueca y lo apartó de sí con un pequeño empujón.
—Ajá, está bien —masculló y le dirigió una mirada desconfiada—. Aún no me has dicho de dónde sacaste los boletos... ¿De dónde los sacaste oppa?
—La suerte estaba de mi lado, soy bueno en las apuestas y... Los gané —dijo ocultando tan solo un poco lo que realmente había ocurrido, sin faltar del todo a la verdad. Je Sun era bueno en el juego, había tenido suerte la pasada noche, pero no realmente lo había ganado aunque... Si lo tomó como forma de pago—. Mañana en la mañana debemos irnos Young Ji, así que quiero que empieces a preparar lo que necesites y yo pasaré a buscarte para que me acompañes, tengo que pasar por mi piso a recoger mis cosas y con suerte conseguiré un poco más de dinero para las paradas que hagamos —terminó de comer lo poco que había dejado.
La morena lo miró con cierta desconfianza pero asintió.
—Está bien, te creeré esta vez Je Sun —aceptó y de pronto su cerebro registró lo que le había dicho— ¿¡Mañana?! —Casi chilló y sus ojos se abrieron como platos— ¡Eso es muy pronto! —Exclamó en un susurro y volvió a dejar sus palillos sobre la mesita— ¡Yah! ¿Por qué todo contigo es tan improvisado siempre? —Se quejó inflando sus mejillas con aire para después soltarlo lentamente y asentir—. Está bien... Yo creo que tengo algo de dinero que podemos usar para gastos del viaje, te puedo ayudar con eso.
—Porque la vida es hoy, no sabes donde puedes estar mañana —le sonrió apretando sus mejillas una vez más antes de apartarse y ponerse de pie—. No quiero que gastes tus ahorros, sería bueno que los guardes para cuando los necesites a causa de tus estudios. Yo me haré cargo —alborota la lacia y castaña cabellera de su amiga antes de dejar un beso sobre esta—. Quiero que estés lista antes de las siete, pasaré por ti con puntualidad, ¿Está bien?
Ella soltó un pequeño gruñido, pues le tocaría madrugar pero asintió.
—Está bien, está bien —asintió—. Pero tendríamos que sacar mi equipaje por acá primero —dijo ella señalando la ventana por la que él solía entrar y salir a su antojo—. Ya después yo puedo salir tranquilamente por la puerta de la casa —medio rió—. Siento que me voy a arrepentir de esto, ¿Sabes? —Dijo ella con un toque de emoción—. Me pone muy nerviosa.
—Confía en mí, ¿Que podría pasar? Te prometo que será la mejor experiencia de tu vida, y además la compartirás conmigo, ¿No es eso perfecto? —Bromeó quitándole una risilla— Veremos mañana mismo como sacamos la valija, tu solo debes estar lista.
—Okey —asintió cediendo por completo ante su idea—. Estoy confiando en ti oppa. Espero que todo sea maravilloso y este viaje valga el castigo que me va a costar cuando regrese —le  sonrió abiertamente y volvió a tomar sus palillos, pues aunque él ya había terminado de comer ella se había distraído y su comida estaba casi intacta.
—Lo valdrá —dice entusiasta como solamente frente a su amiga podría mostrarse—. Debo ir a aprontar mis cosas y poner en orden algunas otras antes del viaje —guarda los boletos dentro del cajón de la mesa de noche de Young Ji antes de volver a acercarse a la ventana—. Hasta mañana —le arroja un beso desde allí antes de salir y huir rápidamente.

Kim Ha Ri

No estaba totalmente convencido de que una luna de miel adelantada fuese la solución para que Chae Young no cancelase el contrato, tanto ella como él tenían derecho de estar con quien quisiesen, pero en el mundo en donde Kim Ha Ri vivía, las apariencias lo eran todo. Él debía ser un modelo a seguir para todas las generaciones futuras de jugadores, aunque no quisiera.

—Entonces… ¿Chae Young estuvo de acuerdo? La última vez que hablamos ella realmente quería acabar con esto, y realmente… La comprendo.
— ¿Pero qué dices Ha Ri? Tú no debes comprender nada en lo absoluto, tú solo debes hacer lo que yo te digo para mantenerte dónde estás y seguir creciendo. Con Chae Young hemos resuelto nuestras diferencias y todo se mantiene como hasta ahora —Ha Ri asiente sin creer una palabra de lo que su representante -Jin Tae Won- está diciendo—. Unas vacaciones es justo lo que necesitan para callar a la prensa que se la pasa diciendo que este compromiso puede acabarse, ellos tienen que verlos juntos, y ustedes necesitan relajarse.

Ha Ri escuchaba lo que Tae Won decía pero lo único que pensaba era: ¿En qué momento había permitido que su vida fuese completamente manejada por ese hombre que estaba parado frente a él?
En sus inicios Ha Ri solo se divertía jugando al futbol, desde pequeño, sus padres le habían apoyado siempre, era lo que él amaba, tenía el talento, fue lo que Tae Won le dijo la primera vez que lo vio jugar, pero jamás pensó que a futuro, se vería envuelto en un mundo donde no solo importa lo bueno que seas en lo que haces, sino también, lo que te rodea. Kim Ha Ri era la estrella de su equipo, además de dedicarse al deporte y por su popularidad y carisma, era modelo ocasional, representando algunas marcas de productos que querían su imagen para vender más. Sin contar que venía de una familia muy tradicional. Él se veía obligado a actuar todo el tiempo siendo una persona que no quería ser, por mantener su imagen, su empleo, y el bolsillo de su representante cada día más lleno de dinero.  

Choi Je Sun

La mañana siguiente Young Ji  despertó gracias a la alarma de su teléfono, la cual había programado con antelación, se arregló y se cercioró por enésima vez tener todo lo indispensable para su viaje, incluyendo un poco de dinero, que aunque Je Sun dijo que se encargaría de ello, no les vendría mal tener un fondo de reserva por si acaso. Salió a la cocina y notó que su casa seguía en el silencio absoluto, no le extrañó pues era temprano y sus padres estaban libres de trabajo, lo que quería decir que dormirían hasta tarde y que probablemente para cuando despertasen ella ya no estaría. Entró en la cocina y tomó un poco de comida y golosinas  las cuales llevó a su cuarto para finalmente tomar una hoja y un bolígrafo para escribirle una nota a sus padres. Estaba justamente de terminándola de escribir cuando sintió su ventana abrirse y vio a su amigo entrar por ella.

—Hola —medio sonrió, con más nervios y miedo que emoción propiamente dicha.
—Buenos días —saludó él acercándose para dejar un beso sobre sus cabellos abrazándola por detrás—. Entonces... ¿Estás lista? Debemos partir de Jejú, por si no te lo dije —se sentó sobre la cama soltando un bostezo. Je Sun no era justamente de los chicos que solía madrugar.
Ella infló sus mejillas y asintió.
—Sí, estoy lista. Y no, no lo comentaste —le gruñó y se levantó de la silla de su escritorio para tomar su bolso, le tendió su maleta a Je Sun—. Esto es todo lo que llevo —dijo ella señalando la maleta mediana, normalmente usaría más cosas pero se sentía demasiado nerviosa, además no quería complicar a su amigo— Deberíamos irnos entonces... De aquí a Jejú son unas cuantas horas —comentó ella rascando ligeramente su cabeza y se mordió su labio. Miró a su amigo quien ya se acercaba nuevamente a la ventana para sacar su equipaje y sintió sus ojos escocer. El pánico comenzaba a traicionarla y él pudo notarlo.
—Young Ji —volvió hacia ella dejando el bolso a un lado de la ventana y soltando un pequeño suspiro antes de rodearla con sus brazos—. Yo sé que esto es una locura, sé que no es nada normal llegar de un día a otro y pedirte que viajes en un crucero conmigo pero... Tú necesitas un poco de adrenalina en esta ordenada vida que llevas —tomó el rostro de la menor entre sus manos dedicándole una sonrisa—. Estaremos juntos en esto, y siempre, lo prometo.
Ella asintió quedamente, limpiándose las lágrimas rebeldes que se le habían escapado. Entendía a lo que su amigo se refería, su vida era demasiado aburrida y planificada, ella estaba entrando a una nueva etapa y tenía que, hasta cierto punto, dejar de lado a esa niña asustadiza que la acompañó durante toda la secundaria y preparatoria.
—Te quiero Jee —murmuró ella apretándolo nuevamente entre sus brazos e inspiró profundo—.  Vámonos antes de que me arrepienta, anda. Apúrate —dijo ella tomando distancia de él y caminando en sentido contrario hacia la puerta de su habitación—. Te veo fuera.
Él asintió con una gran sonrisa, realmente feliz de poder compartir aquel viaje con ella. Tomó la maleta y luego de salir él, la cinchó consigo, tomó también la mochila que llevaba con sus pertenencias, colgándola en sus hombros para luego dirigirse a la parte delantera de la casa al encuentro de Young Ji.

Cerró la puerta de su casa diciéndose a sí misma que por una vez en su vida tenía que relajarse y dejarse llevar. Bueno, esa era ella, dejándose llevar por su mejor amigo hacia la estación donde abordarían hasta el puerto de Incheon.
— ¿Cuánto tiempo dijiste que duraría el crucero? —Preguntó más por no querer estar en silencio y distraerse que porque realmente le interesara— ¿A dónde vamos a ir?
—Eh —él dudó un poco en la respuesta, pues realmente no estaba seguro de aquello que le cuestionaba—. Unos... ¿Veinte días? —Frunció sus labios— Aproximadamente —hace una breve pausa—. Lo que tengo asegurado es que partiremos de Incheon y pasaremos por lugares hermosos, ¿No es eso lo más importante? —Cuestiona mostrando una genuina sonrisa.
— ¡¿Ni siquiera sabes por dónde iré el crucero?! —Ella medio chilló y golpeó a su amigo en el hombro— ¡Je Sun! —Exclamó con cierto enojo, eso no la ayudaba a despreocuparse. ¿Por qué había aceptado ir con su amigo? ¿Por qué? Ella lo fulminó con la mirada e infló sus mejillas con aire contando hasta diez mentalmente para no asesinarlo, tenía los nervios de punta y el idiota que tenía a su lado no contribuía— Ni siquiera sé por qué me sorprendo, viniendo de ti...
—Te ves adorable cuando te enojas, ¿Te lo he dicho? Porque... Te enojas muy seguido conmigo —dice pensando en todas las situaciones que ella se había enojado con él, y siempre tenía la culpa de ello.
Ella bufó.

—Yo no siempre me enojo contigo —se defendió y luego suspiró—. Si me la viviese enojándome contigo no serías mi mejor amigo. Hace mucho que te hubiese mandado a freír espárragos —afirmó ella con una media sonrisa—. Solo me exasperas un poco... Bastante.
—Sabes que no soy bueno en la cocina —dice en modo de burla tratando de aligerar las cosas—. Solo relájate, te saldrán arrugas en ese bonito rostro por retarme.


Han Soo Yoo

Luego de que Soo Yoo fuese despedido de su último empleo, y Young Gi haya renunciado al mismo, los jóvenes se veían en apuros por conseguir otro con urgencia para poder seguir alquilando aquel modesto departamento que compartían desde que el menor, cumpliese su mayoría de edad y se hayan aventurado juntos hacia una vida independiente en Seúl, lejos de sus familias en Daegu, pero al menos teniéndose el uno al otro. Y fue por eso,  que cuando Soo Yoo se enteró que en el nanami-22 solicitaban personal de servicio para su viaje inaugural, no dudó en inscribirse a sí mismo, y a su mejor amigo, a quienes finalmente contrataron para tareas en el crucero. Aquel era el tema sensación en las últimas semanas, todos querían ser parte de ese viaje, aunque el rostro de Young Gi no se veía tan entusiasmado como el de su mejor amigo.

—Cambia esa cara hyung, viajaremos en el crucero sensación del momento y además nos pagarán por hacerlo —bromeó codeando levemente a su mayor y al hacerlo casi tropieza con sus propias maletas. Si, Soo Yoo era algo torpe e infantil.
El rubio, en lugar de hacer caso a su mejor amigo, hace todavía más evidente su incomodidad entrecerrando sus ojos debido al sol, y sus labios siguen presionados en una fina línea.

—No creo que nos dejen trabajar si te rompes una pierna —comenta con algo de ironía en su tono.
—Para eso te traje, para que me protejas y me cuides, compórtate como un buen hyung conmigo Young Gi —el menor no borra la sonrisa de su rostro y luego de presentar los pases que días antes les habían hecho entrega, ambos se encuentran sobre aquel gigantesco y espléndido crucero, sintiéndose realmente pequeños dentro del lujoso lugar—. Esto es como en las películas, apuesto que le serviremos a gente importante —dice caminando tal como le habían instruido hacia donde serían sus respectivas habitaciones—. ¿Crees que algún idol viaje aquí? No he estado pendiente últimamente de ninguno, pero sería genial conocer a alguien famoso —un brillo genuinamente ingenuo se hace presente en su mirada.
— ¿Entonces sólo pensaste en traerme para que haga de niñera? —Pregunta Younggi incrédulo, negando levemente con la cabeza— Que decepción —añade, pero por más que intente que parezca que está realmente ofendido, Soo Yoo sabe que nada de lo que dice es en serio, así es su mejor amigo—. Probablemente, hay una sección de ricos después de todo, ¿No?
—Escuché que habrá un evento de solteros —alza ambas cejas a su amigo para luego abrir la puerta del cual sería su camalote—. Tal vez salgas de aquí con pareja, ya te hace falta para que dejes de ser tan gruñón —bromea soltando una risilla dejando la maleta en el suelo y subiéndose a la cama de arriba—. ¿Crees que deba dormir aquí? Si me caigo en la noche tendrás que cuidar de mí.
El ceño de Younggi se frunce y mira a su amigo por un par de segundos sin decir nada.
—Deja de decir idioteces, Soo Yoo —suspira dejando sus maletas al lado de las del menor—.Y baja de ahí, yo dormiré arriba —no es una pregunta, más bien una afirmación—. Ya te dije que no nos dejarán trabajar si te rompes un hueso.
—Que aburrido, nunca dormí tan alto, hubiese sido genial —baja haciendo un pequeño puchero—. Evitaste el tema del evento de solteros ¿Acaso no quieres encontrar pareja? —Insiste fastidiándole un poco mientras abre el armario para husmear encontrándose con diferentes uniformes para ambos —. Hey mira aquí —saca uno de una percha posándolo frente a su cuerpo—. Me veo elegante, ¿Ah? —Muestra una encantadora sonrisa.
— ¿Por qué siempre tengo que repetirte todo? —Pregunta el rubio— Te dije que dejaras de decir idioteces. Vine a ganar dinero, no a encontrar nada —suspira por segunda vez. El chico voltea a mirar a su mejor amigo y su sonrisa se le contagia un poco, las comisuras de sus labios levantándose muy ligeramente—. La verdad sí, te vez bien, Soo Yoo.
—Si pagas dinero y además consigues pareja pues mejor, habrá solteros de clase alta, yo miraré, aunque... No creo que se fijen en un simple empleado de aquí —muerde su labio inferior pensativo—. Necesito cariño, tú no me lo das —vuelve a depositar el uniforme en el armario y observa una pequeña nota en dos de ellos que avisaba que eran los que debían ponerse—. Mira esto —le entregó el de Young Gi que era de mesero y él al parecer, recibiría gente en la entrada del barco—. Vamos a comenzar separados —finge llorar y se acerca a abrazarle como si fuese una terrible despedida.
Aunque a Younggi no le guste nada la situación en la que ambos estaban, no puede evitar rodear a Soo Yoo con sus brazos, nunca podría negarse a un abrazo de su mejor amigo.

—Ya, no es la gran cosa —a él tampoco le agrada la idea de estar separados, sin embargo, trata de animarle aunque no sea su mayor fuerte—. Compartiremos habitación, eso está bien, ¿No? Y además, verás a más de esos solteros recibiendo los pasajeros que estando de mesero.
Sooyoo asiente separándose sin ganas de hacerlo.

—Voy a vestirme entonces, deberías hacer lo mismo —suelta un suspiro quedándose callado luego, como pocas veces lo hacía. Saca la vestimenta de la percha y empieza a quitarse la que llevaba puesta para cambiarse.
—Vamos Soo Yoo, hace un segundo estabas prácticamente saltando de la emoción. No vas a dejar que eso se vaya nada más porque estaremos separados unas cuantas horas al día, ¿Verdad? —Pregunta Younggi imitando al menor. A Younggi no le gusta nada ver a su mejor amigo triste y por eso trata todo lo posible para que vuelva a ser su feliz ser. El menor no lo mira ni dice nada hasta que termina de vestirse y gira hacia él con su uniforme -un traje simple color negro, camisa blanca y moño- mostrando una leve sonrisa.
—No, estaré bien, pero tenía la idea de que estaríamos juntos en todas las tareas —se encoje de hombros—. Si veo algún chico guapo, ¿A quién se lo diré? No será tan divertido —se para frente al espejo acomodando su cabello sobre su rostro.
—A mí, idiota —contesta como si fuera obvio—. Tal vez no en el mismo instante pero me puedes decir aquí luego, y más les vale que nos den descansos, ahí también podrás contarme de todas tus aventuras —Younggi también termina de vestirse, su atuendo muy parecido al de su amigo; en lugar de camisa blanca y moño, él debía usar una camisa roja y corbata debajo de su traje negro.
—No me insultes, estoy sensible —frunce su seño tratando de sonar serio aunque una sonrisa lo delata—. Ni siquiera hemos comenzado y ya piensas en descansar —observa el atuendo de su amigo de arriba abajo—. Al menos estos uniformes nos hacen ver guapos, más a mi por supuesto —muestra sus dientes en una sonrisa amplia a lo que Younggi le da un leve empujón, sin poder evitar reírse suavemente.
—Como digas, idiota —dice resaltando la última palabra—. En lugar de estar alagándote a ti mismo deberíamos ir a buscar al jefe para hacerle saber que ya estamos aquí —añade dirigiéndose hacia la puerta de la habitación.
—Si yo no me halago a mi mismo nadie lo hará, amor propio, se llama, ponlo en práctica —abre la puerta cediéndole el paso a su amigo—. Los adultos amargados primero —una gran sonrisa cuadrada que hace que sus ojos se vean aun más pequeños se dibuja en su rostro mientras con su mano señala fuera de la habitación para que el mayor salga.

Hwang Rae Hee

Misuk cierra sus ojos e inhala profundamente, dejando que el aire salado característico del mar llene sus pulmones y una ligera sonrisa se forma en su rostro. Ni siquiera estaba oficialmente dentro del barco -apenas estaba parada en la mitad de la rampa de entrada -, pero aún así ya sentía la libertad.
El viaje le caía como anillo al dedo, en serio necesitaba un respiro del estudio, además de las constantes reuniones de su madre; ser hija de Park Hye Geun, presidenta de Sur Corea, no era una tarea fácil. Por eso, aunque ese también fuera un viaje de negocios, Misuk no podía evitar que la alegría de apoderara de su cuerpo.
La brisa que hacía ondear su permanentemente impecable vestido blanco le recuerda que debe seguir caminando, eso y que puede ver a su guardaespaldas de reojo llevando sus maletas, ella se había ofrecido a ayudarle, pero el muchacho se había negado, como era usual.
Raehee contemplaba a la chica que caminaba unos pasos delante de él siguiendo a su madre mientras eran guiados a las cuales serían sus respectivas habitaciones, ya que cada una de las mujeres tendría la suya y por supuesto él una aparte cercana a la de ellas, para estar al servicio de quien lo necesitase en cualquier momento. Si bien la seguridad del crucero se había ofrecido en escoltarlas a donde lo pidieran, Raehee había ganado la confianza de la familia desde que trabajaba hacía ya tres años con ellos, por ser el hijo de quien había cuidado de la familia por muchos años. Si bien no era lo que siempre había querido, su trabajo era bueno, tenía buena paga, todas las comodidades que desease. Y en ocasiones, vacaciones. Hasta podía sentirse un poco parte de la familia presidencial, aunque él sabía perfectamente mantenerse en su lugar. Un trabajo de veinticuatro horas, los siete días de la semana y casi todo el año, había hecho que pasara más tiempo con Misuk y su madre que con su propia familia, él prácticamente vivía para ellas.

— ¿Donde prefiere que deje su equipaje? —Se dirige a la menor una vez ya ha abierto la puerta de la cual sería su habitación cediéndole el paso.
La habitación, obviamente, era digna de los altos mandos del país, su amplitud y decoración dejaban ver que no era un cualquiera que se estaba hospedando en ella. Los lujos, como el espacioso vestidor y el baño con todas las comodidades, intimidarían a una persona normal, pero Misuk estaba acostumbrada. Aunque eso no quitaba que se sintiera bastante emocionada con el que sería su cuarto durante su estadía en el crucero.
—Por allí estaría bien, Raehee-Ssi —señala hacia la pequeña sala de estar de la habitación y luego corre para tirarse en la acolchada cama, desordenando el edredón y las numerosas almohadas, pero eso no parece importarle a la chica pues empieza a reír, dejando en evidencia su profunda felicidad.
Raehee dejó salir una pequeña sonrisa al ver a la joven llena de felicidad en aquella lujosa habitación. Bien sabía que la chica ansiaba esas vacaciones, y que para ella, si lo serían.
Dejó las maletas justo donde Misuk había indicado.

— ¿Puedo ayudarle en algo más o prefiere que me retire? Recuerde que por estrictas indicaciones de su madre y la guardia presidencial debo escoltarla a donde vaya.

—Creo que no estará mal salir un poco, ¿Verdad? —Comenta la chica enderezándose y luego levantándose de la cama para acomodar su vestido y hacerle una leve reverencia en agradecimiento al chico—Vamos, Raehee-Ssi, este barco no se explorará por sí mismo —la chica se dirige a la puerta con una gran sonrisa, esperando a que su guardaespaldas la siguiera. Misuk tenía la esperanza de que su madre le diera un poco más de libertad una vez el crucero hubiese abandonado la costa, aunque la verdad, la compañía de Raehee no le molestaba en lo absoluto, siempre era agradable y se sentía bien estar con alguien más cercano a su edad, ambos pensaban lo mismo, pero nunca se lo habían dicho directamente el uno al otro. Tenían una relación formal, que a veces podría parecer una amistad, pero había límites que ambos respetaban, él no dejaba de ser su guardaespaldas.
Raehee le sigue hasta tomar lugar a su lado, observando cada persona que pasa cerca de ellos pero a su vez sin quitar los ojos de la muchacha.
—Ya sabe, yo la sigo a donde usted quiera —hace una breve pausa y aunque su semblante suele ser serio por su trabajo le dedica una pequeña sonrisa—. De verdad está muy contenta por estar aquí, es bueno verla sonreír tan seguido.
— ¿Tanto se nota? —Pregunta ella aunque ya sabe la respuesta— Me siento como en el paraíso Raehee, usted más que nadie sabe que los viajes de mi madre no son muy... Divertidos, por así decirlo. Si no estoy encerrada en la habitación de un hotel, es en una sala de reuniones —explica Misuk con cansancio en la última frase—. Aquí por suerte está la brisa y el sol y el mar y... —suspira sintiendo como su emoción crece cada vez más.
—Por supuesto que lo sé, no olvide que lo que no es divertido para usted, tampoco lo es para mí, pero no le diga a su madre a menos que quiera que me despida —bromea—. Ya sabe, debajo de este traje, solo tengo cuatro años más que usted.
—Es nuestro secreto, no quiero que le despidan en ningún futuro, ni cercano ni lejano. Usted es mi guardaespaldas favorito, si me permite decirle —admite Misuk con una pequeña sonrisa—. Tal vez mi madre deje su paranoia cuando el barco zarpe y no tenga que estar todo el tiempo conmigo, eso lo haría más divertido para usted, ya seguro está cansado de verme casi las veinticuatro horas —bromea ella mientras admira todos los detalles de las decoraciones del crucero, la chica siempre había sido bastante observadora.
Raehee siente hasta un poco de emoción ante la confesión de Misuk, al pasar más tiempo con la familia presidencial que con la suya propia sentirse querido por ellas era algo sumamente satisfactorio.

—Le agradezco que haya dicho eso, pero descuide, para mi es más que un simple trabajo ser su compañía.
— ¿Oh? —Dice ella mirándole con ambas cejas levantadas— ¿Eso significa que no tiene ni un poco de afecto por mí, Raehee-Ssi? Tal vez tenga que retractarme en eso de que usted es mi guardaespaldas favorito —para Misuk, el hecho de que entre ambos existiera una relación más seria de lo que podía considerarse una amistad no significaba que no pudieran charlar entre ellos como tales, aun manteniendo las formalidades.
—No no, me ha mal interpretado —aclara enseguida —. Es más que un simple trabajo para mí acompañarle y protegerle, siento un gran afecto por usted y por su madre, paso más tiempo a su lado, y eso me hace conocerle y quererle de otra forma. Para mí es un placer estar a su lado cuando requiera de mis servicios, o simplemente quiera compañía.
—Así está mejor —responde Misuk con un asentimiento de cabeza y su sonrisa seguía permanente en su rostro, no podía evitar sentirse bien con la afirmación de Raehee. En ese momento llegan a la salida de los pasillos interiores hacia los exteriores del barco. Al salir el olor salino típico del océano colma sus olfatos y el sol golpea sus rostros. En un instante las manos de Misuk están agarrando la barandilla mientras mira hacia abajo, admirando el ajetreo del muelle. Él se posa a su lado sin invadir el espacio personal de su protegida observando a cada persona que subía la rampa y arribaba al crucero. Él nunca perdía de vista a Misuk, pero en ese momento, su mirada se fijó en un joven que recibía a los pasajeros, ni siquiera supo porqué se quedó viéndole hasta que este se perdió entre la gente y volvió su vista a Misuk.
—Será un buen viaje, verle sonreír tanto me da un buen presentimiento de esto.
—Me alegra que tenga buenos presentimientos, yo también los tengo. Algo me dice que este viaje será bastante diferente a todos los que hemos hecho —comenta Misuk sin apartar la vista de las personas debajo de ellos.

Han Hyun Ra

Todo el equipo de beisbol descendía del bus con ansias de conocer el tan afamado nanami 22-6, aquel crucero en el que viajarían luego de haber ganado el torneo universitario. No podían estar más ansiosos y felices por aquellas merecidas vacaciones después de haber trabajado tan duro por llevar al equipo a la gloria.
Namwook y Hyunra fueron de los últimos en descender, ya que estaban en los asientos al fondo.
Apenas bajaron pudieron observar la inmensidad del crucero frente a ellos, era aun más de lo que habían podido imaginar, y no eran los únicos allí que deseaban subir, una larga fila de pasajeros esperaba con ansias abordar, pero para suerte de todos, esta iba pasando rápido. Fueron cada uno tomando sus valijas, la mayoría del equipo tenía una, y algún bolso de mano, por lo cual todo era simple y rápido, hasta que fue el turno de Namwook.

— ¿Dos valijas? ¿Y además mochilas? ¿Enserio? —Hyunra lo miró con su típica cara seria que podría llegar a intimidar a cualquiera, no era el caso de su mejor amigo quien le conocía perfectamente y sabía que esa frialdad que Hyunra tenía al hablar no era más que su forma de ser. El pelirrojo artificial rueda los ojos y agita una de sus manos, restándole importancia al comentario de su mejor amigo.
—Este crucero, son mis vacaciones y no tendría vacaciones si me hacen falta mis recursos importantes. No sabes lo indispensable que es mi base en estos días —abanica su rostro, cubierto por unos lentes de sol, mientras acomoda una de sus mochilas en sus hombros—. Tú puedes llevar esas, el maquillaje lo llevo yo, porque puedes romperlo —señala las dos maletas del piso y se abraza después a sus bolsos de mano, buscando la entrada al crucero.
Hyunra le observa caminar delante de él aun incrédulo porque Namwook no bromeaba. Suelta un suspiro observando las maletas y se las ingenia poniendo la suya sobre una de las de su amigo para poder cargar las tres, más su bolso.

taejin
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Mensaje por taejin Lun 08 Mayo 2017, 7:50 pm


vic.

Segunda parte.


—No soy tu sirviente, ¿Por qué después de tantos años de conocerte aun sigo sorprendiéndome? —Dice siguiéndole unos pasos más atrás optando por colgar su bolso al hombro ya que estaba por caerse y no quería perder sus cosas por llevar las de su amigo.
Namwook sonríe, dándole la espalda al menor.
—Porque soy espontáneo, Hyunnie —hace una voz bastante aniñada. Baja los lentes de sol hasta la punta de su nariz y le mira, sonriendo ampliamente—.Te lo agradeceré luego —aplaude sin soltar sus maletas y camina hasta lo que él cree que es la entrada— ¡Hyunra! ¿No es lindo el chico de traje? —Emocionado, da un brinquito. Pone la maleta que llevaba en sus manos sobre las maletas que su amigo llevaba y arregla su cabello mirando en su celular si no se ha corrido su maquillaje y toma de vuelta la maleta, siguiendo si camino.
Los ojos del menor se abren y abre la boca para protestar por lo que su hyung acaba de hacer pero solo termina tragándose sus palabras, pues de todos modos, tendría que llevar todo eso hasta donde fuera su habitación.
—Te recuerdo que los chicos no son mi tipo —sigue sus pasos —. Entrega mi boleto, que por si no te has dado cuenta, mis manos están algo ocupadas.
Namwook toma el boleto del chico, los entrega y finalmente entran al enorme crucero. Sus ojos brillan y da pequeños brinquitos alrededor, mirando a su amigo.
—Deja de quejarte y disfruta, amigo —sugiere, revolviendo el cabello del más joven, buscando con ansias el lugar en el que se quedarán.
—Voy a disfrutar cuando pueda recorrer el lugar sin ser el botones personal de nadie —niega levemente y arruga su nariz cuando agita su cabello—. Estás aprovechándote de que mis manos están ocupadas —frunce su seño ligeramente.
—Me aprovecho de que eres un hombre servicial con ésta florecilla —hace una expresión exagerada, poniendo su mano libre en su frente y fingiendo desmayarse— ¿Quién nos dirá nuestras habitaciones? ¿Vamos juntos? ¿El resto del equipo?  —Mueve su cuello y ojos a todas partes, buscando algún camino por el que irse.
—Por si no te diste cuenta, tu fiel y buen amigo fue el único en esperarte, así que, al menos nos hemos perdido juntos  —se encoge ligeramente de hombros—. Propongo que  tu bonita maleta me sirva de asiento mientras esperamos ver a alguien que pueda guiarnos —dice acomodando la maleta de costado para poder sentarse sobre ella. En ese momento, ve a un chico de traje acercarse a ellos, no puede creer que sea el mismo al cual su amigo había estado observando apenas cruzaron la entrada al crucero.
—Disculpen pero... Escuché que no saben a dónde dirigirse ¿Puedo ayudarles en algo? —Pregunta con amabilidad el joven de cabellos castaños con algunos mechones verdes. Namwook sonríe con amplitud y empuja levemente a su amigo, quitándolo de sobre su maleta.
—Si rompes algo de dentro, lo pagas —advierte, dirigiéndose después al castaño, cambiando completamente la expresión de su rostro y moviendo su rojo cabello—. Buscamos las habitaciones del equipo Universitario de béisbol —dice, sacando levemente su labio inferior.
—Oh, felicitaciones, supe que es un viaje porque ganaron el torneo universitario —el joven le dedica una encantadora sonrisa al pelirrojo mientras Hyunra solo observa y se limita a volver a tomar las valijas—. Puedo dirigirlos a su habitación si me dicen sus nombres —llevaba una tablilla donde tenía apuntado cada uno de los pasajeros por sectores, para ayudarles a quienes -como en este caso- no sabían a donde ir.
—Soy Han Hyun Ra y él es... —iba a hablar pero es rápidamente interrumpido por su amigo.
—Joon Nam Wook —parpadea repetidas veces, acercándose a la tablilla, buscándose—. Soy Pitcher del equipo, gracias por tus felicitaciones —sonríe de costado, acercándose después a su mejor amigo.
—No hay porqué —no borra la sonrisa de su rostro, dirige los ojos al papel mientras busca pasando su dedo por los nombres del equipo—. Oh aquí están, junto a Hwang Myung Dae y Kim Yong Min —dice levantando la mirada hacia el chico que tenía a su lado—. Síganme y los guiaré —el pelinegro asiente volviendo a tomar las maletas.
—Hyunra, mira lo lindo que es —hace un puchero—. Quiero pellizcar sus mejillas, ¿tú no? —caminan detrás del castaño. Wook suelta un bufido cuando ve que su amigo va un poco más lento que él y rueda los ojos, tomando una de las maletas de carrito—. Apúrate, vamos a perder al lindo chico. A demás, ¡compartimos habitación con Myungie y Yongminie! —Vuelve a sonreír, apurando su paso.
—Así que por perseguir a "un chico lindo" —dice claramente citando sus palabras, no porque él también lo creyera—, hasta eres capaz de llevar tu equipaje, ah pero a mí que me parta un rayo, ¿No? Me traes cinchando hace rato con esto y ahora te apresuras —rueda los ojos —. Tu pellizca lo que quieras, pero por favor no en mi presencia.
—Estás celoso y resentido —dice fingidamente molesto—. Celoso porque no he pellizcado tus mejillas y resentido porque te dejaré algún día, por algún lindo chico como ese —discute, soltando una risilla—. Si te partiera un rayo, ¿quién cargaría mis maletas?
—Por favor nunca lo hagas —hace una mueca extraña—. No son celos ni resentimiento, nadie nunca podrá ocupar mi lugar, no me preocupa que te vayas con un lindo chico como ese, me preocupa que un lindo chico como ese rompa tu corazón una vez más y luego sea yo el que te preste su hombro cuando me necesites, pero ¿Sabes qué? Ahí estaré de todos modos, mal agradecido —frunce su seño tratando de sonar realmente ofendido. Namwook sonríe con ternura a su mejor amigo y asiente con su cabeza. Tiene ganas de abrazarle, pero no lo hace, pues ambos tienen las manos ocupadas.
—Te besaría, pero luego me pondría a llorar porque besé a mi mejor amigo. Te abrazaría, pero no puedo —frunce su entrecejo— Eres el mejor, Hyunnie —lanza un beso al aire y se asegura de que su mejor amigo ha rodado los ojos ante su gesto. Finalmente han llegado a su habitación vacía y el chico lindo se ha despedido. Namwook se golpea mentalmente por no haber preguntado su nombre y se tira a su cama, dejando con cuidado sus maletas junto a su cama.
— Tengo material precioso ahí, Ra, cuídalo —señala, abriendo sus mochilas para asegurarse de que su maquillaje no se haya maltratado.
—Ya ya, no tocaré tus preciadas maletas a menos que tenga que cargarlas nuevamente —las deja con cuidado a un lado de una de las camas—. Es un lugar realmente agradable y amplio, cuando escuché que era habitación para los cuatro por un momento pensé que estaríamos apretados o en camas matrimoniales, pero esto es más de lo que esperaba —comenta analizando la pieza en la que se encontraban, era realmente amplia y espaciosa, todo estaba perfectamente ordenado, limpio y olía muy bien, realmente todo en aquel lugar era de lujo —. Muero por ver las piscinas —sonríe subiendo su maleta a la cama para buscar uno de sus trajes de baño.
—Muero por ver el mini bar —saca un par de brochas de su maleta, líquidos maquillaje y un par de esponjas moradas y rosas, junto a otro par de productos para su rostro—. Tomaré una ducha e investigaré el lugar —palmea el hombro de su amigo y se dirige al baño, contoneando sus caderas con felicidad—, Suerte, Hyunra, gracias por cuidar de mí y mis maletas —se encierra finalmente.

Lee Dong Mun

Luego de despedirse de sus padres quienes los acompañaron hasta donde tuvieron permitido, los hermanos Lee se encontraban con sus boletos en mano para arribar al Nanami-22. Dongmun se puso sus auriculares e ignoró toda persona que pudiese cruzar en el camino, hasta que notó que alguien estaba pidiendo boletos más adelante.

— ¿Qué pasa si tu estúpido boleto se me cae ahora y te quedas sin viajar? —Ambos boletos estaban en su mano la cual estiró fuera de la pasarela por la que subían donde debajo había agua.
—Atrévete y verás lo que te pasa —Eunsun responde con los ojos entrecerrados por el enojo—. Te empujaría a ti justo detrás de ellos —añade amenazante.
—No te tengo miedo, tú deberías cuidarte que no te arroje hacia el mar cuando duermas —la mira de reojo y se acerca al encargado de pedir los boletos y cederles el paso al crucero. Dongmun acomoda la gran mochila que llevaba sobre sus hombros y sigue arrastrando su valija.
—Tú tampoco me das miedo. Ninguna de tus amenazas funcionará —espeta ella de vuelta. Eunsun llevaba sus 3 grandes maletas con dificultad ya que Dongmun le había aclarado muy amablemente -nótese el sarcasmo- que no le ayudaría con ninguna de ellas — ¿Por qué me tenía que tocar el mas idiota de los hermanos? —Masculla para sí misma.
—Te escuché, fastidiosa —observa los boletos con su mano libre sin saber hacia donde debían ir hasta que nota un detalle que no había notado hasta ese momento... — ¿Debo compartir habitación contigo? —Casi grita mientras voltea a verla realmente sorprendido.
—No puedes estar hablando en serio —niega ella acercándose a él para observar también los boletos, dándose cuenta de que lo que había dicho Dongmun, era verdad—. Esto va a ser mucho peor de lo que pensaba —reclama casi haciendo pucheros.
—Esto va de mal en peor, ¿Que falta? ¿Que se estrelle el barco? —Refunfuña caminando a paso apurado sin siquiera saber a dónde iba hasta que casi choca con un chico de traje que se vio un tanto sorprendido.
—Buenos días, ¿Puedo ayudarte en algo?
—No —dijo fríamente y siguió caminando dejando al chico ahí parado totalmente desorientado hasta que vio a la rubia que parecía venir con él y se acercó a ella al verla cargada de varias valijas.
—Permíteme ayudarte con eso, por favor —pide el joven amablemente.
—Gracias, al menos aún existen caballeros en este mundo —dice Eunsun dramáticamente y en voz alta par que Dongmun la escuchara con claridad—. Lo siento por su actitud, mi hermano es bastante idiota —se disculpa con el chico mientras le pasa dos de sus maletas.
—Todos tenemos días malos... No hay problema con eso, incluso hay personas peores que él por aquí —le dice casi en secreto mientras Dongmun voltea a fulminarlos con la mirada—. Permíteme los boletos para guiarlos a su habitación —el pelinegro se los extiende de mala gana y luego de eso, comenzó a caminar—. Síganme por favor.
—Me compadezco de ti entonces —comenta Eunsun con una sonrisa, ahora ignorando por completo a su hermano—. Me llamo Lee Eunsun —se presenta haciendo una leve reverencia al chico desconocido mientras le sigue el paso.
—Mi nombre es Han Soo Yoo, a tus servicios —se detiene frente a un ascensor y nota la fría mirada de Dongmun sobre él—. También puedes contactarme cuando lo necesites —le dice sin importar la mala cara del chico, él sabía cómo lidiar con chicos malhumorados, convivía con el rey de ellos.
Las puertas del ascensor se abrieron y le cedió el paso a ambos y luego de que estas cerraron marcó el piso dos, la cual era el área turista.

—Es mejor que lo ignores, es un mal educado —le susurra ella a Sooyoo, refiriéndose a su hermano— ¿Puedo decirte oppa? —Pregunta Eunsun, ya sentía que Sooyoo le agradaría y que se llevarían bien. O al menos eso esperaba.
La cara de Dongmun no era para nada buena, pero como iba detrás de su hermana y el castaño ninguno de los mencionados pudo notarlo, aunque seguro su hermana lo sabía.

— ¿Que te hace creer que soy tu oppa? —Frunce el seño como si estuviese disgustado para luego soltar una risilla—. Por supuesto que puedes —las puertas se abren ante los tres y el primero en salir es Sooyoo esperando que le sigan—. Ya sabes que si necesitas algo y no me encuentras, cualquier guardia del crucero puede localizarme con esto —le muestra un pequeño aparato por el cual los empleados del hotel se comunicaban con sus superiores—, y así podré ayudarte en lo que necesites.
—Bueno, creo que eres mayor que él —señala a Dongmun con su cabeza—, y él es mayor que yo, por lo que eres mi oppa —termina de explicar con una risilla al final—. Oh, gracias Sooyoo oppa,  eso será muy conveniente.
—No tienes nada que agradecer, y entonces tú puedes decirme hyung si quieres —habla con amabilidad, pero Dongmun le mira de reojo.
—Claro —dice un tanto fastidiado por la situación observando a su hermana un tanto amenazante.
—O no... —murmura casi para sí mismo y le sonríe a la chica. Toma una tarjeta magnética con la cual tiene acceso a las habitaciones y abre la puerta de la cual sería la que compartirían los hermanos para cederles el paso.
—No está nada mal —comenta Eunsun dándole un vistazo a la habitación mientras entra—Lo único malo será tener que compartirla contigo —añade entre dientes mirando a su hermano.
—Porque yo tengo una felicidad enorme de estar aquí contigo —suelta un bufido quitándose la pesada mochila que llevaba cargando tanto rato para dejarla sobre la cual sería su cama—. No me hables por un rato —apoya su valija a un lado.
—Creo que debería retirarme —dice Sooyoo un tanto incomodo al sentir la tensión en el aire —. Ya sabes cómo localizarme Eunsun —deja las valijas de la chica a un lado de la puerta y le hace una pequeña reverencia.
—No era mi plan hacerlo —responde hacia su hermano rodando los ojos—. Gracias otra vez por la ayuda, Sooyoo oppa —se dirige a este, devolviendo la reverencia y va por una de sus maletas para empezar a desempacar.

Sooyoo sale caminando hacia atrás cerrando la puerta y dejando a los hermanos a solas.

—Sooyoo oppa —burla a su hermana rodando los ojos — ¿Qué clase de confianza es esa hacia un desconocido Eunsun? —Se para cruzándose de brazos y viéndola serio— Ni a mí me dices oppa.
— ¿Ah, ahora si quieres hablar? —Dice ella con ironía, enarcando una ceja— Y es porque tú no te lo mereces —añade —Él fue amable, a diferencia de ti.
—Él fue amable porque es su trabajo y no sabe lo fastidiosa y mala hermana que eres en verdad, también sería amable si me pagaran por hacerlo —hace una breve pausa —. Y si lo merezco, merezco todo por soportarte a ti a diario.
—Deberías ser amable por el simple hecho de que eres mi hermano —espeta la chica en respuesta—. Por decir ese tipo de cosas es que no te doy ni un poco de respeto. Idiota.
—Tú me llamas idiota todo el tiempo, nunca te insulté, eres una irrespetuosa con tus mayores, en verdad, no me hables al menos que sea algo realmente importante, ¿Está bien? —Suelta fastidiado—. Iré a dar una vuelta, creo que necesito aire —soba sus sienes respirando profundo—. Quédate aquí.
— ¿Y quién te crees tú para decirme que me tengo que quedar aquí? —Gruñe, cada vez más enojada— Saldré si así lo quiero, es mí regalo de cumpleaños, puedo hacer lo que yo quiera —espeta resaltando las palabras "mí" y "yo".
—Soy tu hermano mayor y estoy a cargo de ti muy a mi pesar ¿Está bien? Si empiezas a hacerte la niña rebelde conmigo no dudaré en hablar con nuestros padres apenas lleguemos a Tailandia y decirles que fuiste un verdadero dolor de cabeza, y que andabas llamando oppa a cualquiera que se te cruzase pero no a mi —habla rápido y a su vez la calma que parecía haber ganado se pierde por completo para empezar a elevar el tono nuevamente.
—Como si te fueran a creer —sugiere en un tono de voz casi imperceptible—. Está bien, está bien. No tienes que gritar —decidiendo que tal vez, había sido suficiente. Por un tiempo.
Abre la boca para decir algo pero prefiere dejar de discutir, simplemente toma la tarjeta magnética de la puerta la cual va a abrir y una vez del lado de afuera vuelve la mirada a la menor para ahora si volver a hablar con calma.

—Eso me fastidia de ti, frente a nuestros padres eres una, pero parece que estamos solos y eres la chica mas rebelde de todas —rueda los ojos—. Te quedarás aquí por un rato, a pensar lo mala hermana que has sido —sonríe, como pocas veces lo hacía, con verdadero sentimiento —. Y  espero que a la vuelta, me pidas perdón —es lo último que dice antes de cerrar la puerta dejando a la menor encerrada.

Hwang Rae Hee

Luego de recibir el permiso de Hye Geun, Raehee se dispuso a buscar a Myungdae, lo que había esperado poder hacer desde el momento en que subió al crucero. La compañía de Misuk siempre era grata para él, si bien era un trabajo, él la consideraba como una hermana menor, era su protegida, se sentía a gusto con ella y con su madre. Pero él extrañaba a su familia, y que la señora Park le hubiese dejado el resto de la tarde libre hasta la cena para poder ir en busca de su hermano, había sido una gran noticia, algo que agradecía profundamente. Hacía mucho tiempo no podía verle y pasar rato con él, la agenda de la presidenta había estado muy agitada los últimos meses, y no habían tenido más contacto que telefónico cada tanto.
Mientras caminaba hacia la zona turista, sus ojos se aguaron más de una vez al pensar que volvería a verle, y que por fin podrían compartir una tarde juntos, en un lugar hermoso, y aunque probablemente no les daría el tiempo de ponerse al día, sería un gran momento para ambos, aunque no estaba seguro de como el menor reaccionaría, sabía que se alegraría mucho al verle.
Sabía cuál era su habitación, su madre era cómplice de la sorpresa que estaba a punto de darle a su hermano, pero él no estaba allí. Conociéndole como le conocía, era muy probable que se encontrase con sus amigos en la piscina, tomando el sol, disfrutando de la vista, y las merecidas vacaciones, allí era donde Raehee se dirigía.
El crucero era enorme, y la ansiedad que tenía en esos momentos no ayudaba, pero finalmente llegó a la terraza donde se encontraba una de las piscinas, deseaba que estuviera ahí, su mirada pasó por cada una de las personas que se encontraban en el lugar pero una risa en particular llamó su atención; era él. Esa carcajada era inconfundible, su sonrisa se hizo presente mientras caminaba al encuentro del menor.
Allí estaba junto con algunos otros de los chicos del equipo y unas cuantas de las porristas, recostado en una de las sillas, recibiendo los cálidos rayos del sol en su piel.
Estaba viendo feliz a su hermano y eso lo hacía feliz, le encanta saber que él estaba bien aunque no pudiese estar a su lado como le hubiese gustado, saber que había logrado sus metas y que estaba allí por haber triunfado con su equipo, Raehee sentía un enorme orgullo por el menor, algo que le haría saber apenas pudieran tener esa conversación de hermanos que tanto ansiaba.
Una vez al lado del grupo de chicos, algunos lo miraron un tanto extrañados, y es que si, no se había quitado su esmoquin del trabajo y todos estaban en trajes de baño allí, además, su gran fisionomía podía intimidar, y esa era su función al lado de la presidenta y su hija, pero no era lo que quería en ese momento.

—Disculpen la interrupción —carraspea llamando la atención de los presentes, incluyendo a su hermano—. Él debe venir conmigo —señala al menor aun manteniendo una falsa imagen ruda.
— ¿¡Hyung!? —Exclama el pelinegro mientras una sonrisa enorme se abre paso entre sus labios. En cuestión de segundos está de pie -con una "casi caída" de por medio, producto de la emoción- y envolviendo al mayor en un gran abrazo —Hyung, ¿Cómo es que estás aquí? ¡No puedo creerlo! —Continúa sin soltarse del abrazo, por el contrario, se sujeta cada vez más fuerte, como si tuviera miedo de que su hermano desapareciera. Raehee lo abraza con fuerza sin poder dejar de sonreír sobando la espalda del menor con cariño.
—Digamos que es una coincidencia, porque realmente lo es pero... Sabía que iba a encontrarte —se separa apenas para verle a la cara y volver a abrazarle palmeando su espalda—. Siento que hasta has crecido en este tiempo, te ves tan bien hermano.
—No has cambiado en nada hyung —el chico sonríe más, de ser posible—. Gracias, gracias, sé que me veo bien —bromea Myungdae al fin liberando a su hermano—. Pero también veo que no soy el único. Wow hyung, ¿Qué tanto te hacen ir al gimnasio? —Comenta observando a Raehee de arriba a abajo, soltando un silbido aprobatorio.
— ¿Enserio crees que tengo tiempo de ir al gimnasio siendo parte de la guardia presidencial? Soy afortunado al mantenerme en forma —suelta una risilla pasando el brazo sobre los hombros de su hermano—. Creo que tenemos un rato para ponernos al día, y seguro tienes muchas cosas buenas por contarme, universitario y campeón con el equipo, eres el orgullo de la familia Myungdae —le sonríe.
—Oh, basta hyung, me harás sonrojar —y justo eso pasa, pues las mejillas del menor se empiezan a teñir de rojo— ¿Qué te parece si nos sentamos por allá? —Pregunta señalando a una sección de mesas, las cuales estaban cubiertas por carpas —Así no te cocinas en ese traje.
Asiente sin soltarle y caminando a su lado.

—Es la verdad, yo estoy orgulloso de ti, y sé que nuestros padres también lo están —asegura —. Podría haberme cambiado pero realmente solo quería venir a por ti y ni siquiera pensé en la vestimenta —se quita el saco para estar solo un poco más cómodo, aunque realmente estaba acostumbrado a vestir de aquella forma y no le resultaba molesta.
—Te ves elegante hyung, el traje te sienta bien —elogia Myungdae y se sienta en una silla para después hacerle una seña a uno de los camareros que por allí pasaban—. Pero hyung, vamos, ganar el campeonato de béisbol no es nada comparado con tu trabajo. Por cierto, ¿Qué tal va eso?, ¿La chica sigue siendo tan mimada como siempre?
— ¡Claro que lo es! No debes menospreciar tus logros, es algo muy importante para ti, y gracias a ello estás viviendo unas vacaciones soñadas con tus amigos, ¿Te parece que eso no es importante? Realmente lo mereces —no puede ocultar cuanto le enorgullece los logros de su hermano—. El trabajo va muy bien, y Misuk es una chica encantadora, si la conocieras como he podido conocerla realmente lo sabrías.
—Como digas —trata de responder de mala manera pero no puede ya que no logra reprimir su sonrisa—. Me alegra que el trabajo vaya bien, hyung —suspira, y su humor parece cambiar en menos de un instante pues la sonrisa ha desaparecido y sus ojos se ponen algo vidriosos—. Pero te extraño mucho. No te imaginas cuánto te he extrañado, hyung.
Frunce sus labios y asiente con cierta pena. No le gustaba ver como la sonrisa de su hermano era reemplazada por lagrimas y que él era el causante de ello. No le importaba estar sacrificando sus sueños y metas por ayudar a su familia, era el mayor, era su deber, pero no soportaba ver al menor así.

—También yo, no hay un día que no piense en ti y en la familia. En como hubiera sido si acababa el servicio y hubiese podido seguir cerca de ustedes, en la universidad... No era la vida que planeaba pero es la que me tocó y... Quitando la parte que estoy lejos de ustedes, no es tan mala —se encoge ligeramente de hombros tratando de mostrar una sonrisa, pero la confesión de su hermano lo ha dejado con el corazón roto—. Piensa en que ahora tendremos unas vacaciones, podrás estar un buen rato con tus amigos y pasaremos las tardes juntos, podremos recuperar un poco del tiempo perdido —siente unas lagrimas amenazantes invadir sus ojos y se acerca a abrazarle una vez más, porque lo quería, y porque no podía permitirse quebrarse frente a su hermano. Pero Myungdae no pudo evitarlo, los sollozos comenzaron a sacudir su cuerpo violentamente mientras apretaba con fuerza a su hermano. A este punto ya no sabía si las lágrimas eran de felicidad, tristeza o ambas. Estaba usando todo su autocontrol para no rogarle que renunciara, que dejara a la familia presidencial para que pudiera volver con la suya, pero Myungdae sabía que eso no era algo que pudiera pedir.
Le abraza con fuerza sobando el cabello del menor esperando que este se calmara. Ponerse a llorar él también no era lo que quería, debía ser fuerte, por él y por su pequeño hermano.

—Estamos juntos ahora, eso es lo que importa, no pensemos en lo que pasó o lo que pasará, disfrutemos de este momento y hagamos que valga la pena  y sea un gran recuerdo —suelta un pequeño suspiro apretando sus ojos, no iba a llorar, no frente a él, no en ese momento.
Luego de eso pasaron un rato en silencio hasta que el menor consiguió calmarse bastante, se separó sin prisa del abrazo.

—Está bien, está bien. Suficiente drama por mi parte —bromea secándose las mejillas con el dorso de su mano—. Se supone que estemos felices, ¿Verdad? —Añade y una pequeña, diminuta sonrisa reaparece en su rostro—. No podemos desperdiciar nuestro tiempo llorando.
—Es lo que he estado tratando de decir todo este tiempo —rueda los ojos con diversión y sonríe ampliamente—. Comamos algo y luego me acompañas a cambiarme, ¿Está bien? No puedo disfrutar de la piscina en estas condiciones, no recuerdo cuando fue la última vez que vestí de civil —suelta una risilla y llama al camarero que rondaba por allí.
—Bien, de acuerdo, sí. Tanto llorar me ha dejado con hambre —se ríe haciendo que sus ojos se vieran como lunas crecientes—. Nos divertiremos mucho, hyung —comenta y en ese momento el camarero llega a su lado, dándoles una reverencia y preguntando por lo que quisieran pedir luego de haberles extendido el menú —Bueno, ya que es hora de almorzar —comienza Myungdae ojeando las diferentes opciones, el crucero ofrecía comida de muchas partes del mundo—… Una hamburguesa y una cerveza para mí, por favor —Raehee se queda un tanto sorprendido por el pedido de su hermano hasta que realmente se da cuenta que ya no es un niño y puede pedir lo que se le dé la gana.
—Que sea un bibim guksu para mí y un agua sin gas por favor —pide amablemente y el mesero se retira con ambos pedidos anotados—. ¿Desde cuándo bebes alcohol? ¿Sabes? Por un momento estuve a punto de retarte y decirte que eras muy pequeño para eso —no puede evitar reír ante tal torpeza de su parte.
Myungdae suelta una carcajada ante las palabras de RaeHee.
— ¿En serio, hyung? —Pregunta aún entre risas— Bebo alcohol desde que es legal para mí hacerlo, ¿Qué esperabas?
—Bebes alcohol, comes comida americana, ¡Me he perdido demasiado! —Finge llorar pero no deja de reír— Esperaba que no crecieras tanto en mi ausencia, pero te has convertido en alguien genial —palmea su hombro —. Cuéntame algo más... Nunca hemos hablado mucho de cosas personales, y ya sabes, no es lo mismo por teléfono... ¿Has salido con alguien? ¿Estás saliendo con alguien? ¿Sigues teniendo el pasatiempo de tomar fotos? Porque si es así deberíamos documentar este viaje.
— ¡Calma hyung! —Exclama Myungdae divertido— Muchas preguntas —añade riendo—. He salido con unos cuantos chicos, pero nada que valga la pena, ¿Sabes hyung? Es algo triste. Y ahora no estoy viendo a nadie por lo cual espero conocer a alguien aquí, si te soy sincero. Los chicos de la universidad son bastante idiotas —resopla dejando ver su desagrado—. Y, no es solo mi pasatiempo hyung, hace parte de mi carrera profesional. —termina con una risita. Raehee palmea su frente con su mano.
—Claro, que tonto soy, deberías hacer un gran documental de este viaje, puedo ser el actor principal, no te cobraré nada, solo procura sacar mi mejor perfil siempre —señala el lado derecho de su cara—. Así que unos cuantos... Has sido más afortunado que yo sin dudas, en los lugares que frecuento son hombres mayores y —pone cara de asco —... Lo único bonito que veo es a Misuk, ella es preciosa, pero es casi de mi familia a esta altura, y… No es mi tipo. Ojalá tengas suerte por aquí, hay jóvenes guapos y un evento se solteros por lo que sé, podrías tener una buena oportunidad.
—En serio que no has cambiado nada, sigues siendo el mismo engreído de siempre —rueda los ojos—. No te preocupes hyung, ya encontraremos a los indicados, tú también puedes tener oportunidad. Por lo que veo no tienes que estar las veinticuatro horas del día con la niña esa y su madre —lo último lo dice con cierto desdén, no era un secreto para ninguno de los dos que la familia Park no estaba entre los más queridos por el menor.
—Myungdae —dice en forma de reto, no hablemos más de Misuk, ¿Está bien? No me gusta que le llames así —dice terminando el tema porque no quiere incomodar al menor ni encontrarse el mismo en una situación incómoda—. De todos modos tampoco estoy buscando a nadie, realmente no tengo tiempo de estar con nadie ni tener una relación formal por más que quiera, el empleo me consume demasiado tiempo —hace una mueca un tanto disgustada, a veces solía pensar en cómo hubiese sido su vida si no trabajara para la familia Park y fuese como cualquier otro joven de su edad. No había disfrutado casi su juventud y esta iba a ir en algún momento.
—Tampoco es que disfrute mucho hablando de ella así que por mi perfecto —finaliza Myungdae— ¡Hyung! No por tu trabajo deberías privarte de las experiencias de una persona normal, cuando estés viejo y arrugado te arrepentirás si lo haces —esa era otra cuestión que le molestaba a Myungdae del trabajo de su hermano, no le gustaba nada que no pudiera hacer su vida como una persona de su edad.
—No es lo que elegí, es lo que me tocó, a diferencia de papá, que él tenía su vida hecha cuando comenzó el trabajo, yo apenas volvía del servicio militar y me enteré de lo sucedido con el señor Park, supongo ya has de saber toda la historia a esta altura, así que... Quiera o no nunca voy a tener una vida normal como hubiese querido, no universidad, no pareja, no familia... Estoy dedicado a esto hasta que... No sé, tampoco he pensado nunca en abandonarlo, es un legado que me ha tocado, si no fuese yo, papá hubiese seguido, pero no fue así.
—No es justo —protesta cual niño pequeño, incluso casi haciendo pucheros— ¡Entonces trata de aprovechar el tiempo que estemos en el crucero para hacer memorias! —Exclama emocionado de repente— Yo te ayudaré —concluye con una amplia sonrisa.
Llega el mesero con los platos para ambos haciendo una reverencia antes de retirarse.

—Claro, hagamos muchas memorias, pero primero comamos que muero de hambre y esto se ve delicioso, no pensemos mas en el trabajo ni en los demás, pensemos en nosotros y este gran reencuentro.
Myungdae asiente antes de llevar la hamburguesa a su boca y darle un gran mordisco.
—Esto está buenísimo, hyung. ¿Quieres un poco? —ofrece con dificultad puesto que aún no termina de tragar.
—Comer con las manos no es algo a lo que esté acostumbrado —suelta una risa—. Estoy bien con mis palillos y mi bibim guksu, lo único que puedo comer que no sea comida coreana o asiática es la pizza, y aun así se me hace difícil —dice un tanto avergonzado.
—Oh vamos hyung, lo de hacer memorias comienza ahora —anuncia Myungdae mientras parte un pedazo de la hamburguesa y lo pone luego en el plato de Rae Hee —Puedes comértela con los palillos, pero pruébala —pide—.Por mí —añade sonriendo de manera "angelical".
—Está bien, lo haré por ti —mira el trozo de hamburguesa y lo toma entre los palillos para llevarlo a su boca haciendo algunos sonidos de aprobación mientras masticaba—. No está nada mal —dice apenas entendible ya que no dejaba de masticar mientras asentía.
— ¡Lo vez! Te lo dije hyung —exclama orgulloso de sí mismo—. Y esto es solo el principio, vamos a hacer que vivas tu vida aunque nada mas sea por el tiempo que estemos en este barco —anuncia dándole otro mordisco a la hamburguesa.
—Creo que no he comido esto antes... Tal vez mi próxima comida contigo lo pida —bebe un poco de agua para continuar con su comida luego—. Que buen hermano que tengo, preocupándose tanto por su hyung —niega ligeramente sonriendo —. Estoy viviendo uno de los mejores momentos de mi vida por el hecho de estar aquí a tu lado, nada podría arruinar esto.
—Que tierno eres, hyung —el tono de su voz es de broma, pero habla en serio—. Te lo mereces, porque eres el mejor —dice sin dudarlo un segundo.

Lee Dong Mun

El joven camina por los pasillos tratando de no sentirse mal por haber dejado a su hermana encerrada, de alguna manera debía darle una lección y hacerle saber que él era el mayor, que debía respetarle le gustase o no. Realmente Eunsun tenía el poder de sacarlo de sus casillas, y eso que él era alguien tranquilo, al que no te imaginas enojado, y tampoco quieres hacerle enojar.
No se había dado cuenta de que estaba hambriento, hasta que sintió su estómago dándole una señal de ello al rugir, debía recorrer un poco, pues no tenía idea de donde podría ingerir alimento alguno, ese lugar era un laberinto para él, y no quería alejarse por demás de la habitación aunque su memoria visual era muy buena, seguramente recordaría por donde debía regresar, ¿En algún momento durante el largo viaje se acostumbraría a estar en un lugar así? Pensaba como sería la vida de cada persona con la que se topaba, y realmente lo que veía en la mayoría, era ropa y accesorios que probablemente saldría más dinero que su casa, era una situación estresante para el moreno, quería concentrarse en buscar algo bueno, pero realmente no estaba pudiendo lograrlo. Soltó un sonoro suspiro, agradecía no haber sacado los auriculares de su bolsillo, para poder escuchar música desde su móvil.
Se encontró minutos después fuera, donde el sol brillaba en todo su esplendor y veía solo personas felices divirtiéndose, jóvenes arrojándose a las piscinas y grupos de amigos pasándola bien; por un momento sintió envidia de todos ellos, por no ser así.
Por supuesto que no iría en dirección a donde se encontraba la mayoría de la gente, en cambio, encontró un lugar un tanto apartado y tranquilo para comer, y se sentó en la primera mesa que vio vacía, algo paradójico, así también se sentía él.  

—B-buenos días —inicia, tomando con manos temblorosas, su libretilla y un bolígrafo— ¿L-le ofrezco a-algo? —Traga saliva con fuerza y se dedica a mirar sus pies. La voz temblorosa de la chica, saca a Dong Mun de sus pensamientos.
—Buenos días —responde él levantando la mirada para observar a la joven parada frente a él. Le pareció incluso demasiado pequeña y adorable para estar trabajando allí—. Sí, me gustaría ordenar un plato de japchae, ¿Podría ser? —La pálida chica sonríe, lo anota en su libreta y asiente con su cabeza, asegurando que le llevará su comida en algún momento.
Dongmun le observa irse. Es la primer persona que ha visto que realmente le ha parecido agradable, tal vez, es porque prefiere no prestar atención a las demás. Su vista se pierde a través de la ventana, no se ve nada más que el mar alrededor, eso era algo un poco terrorífico para él, se sentía realmente pequeño entre tanta inmensidad, tanto como aquella vez, a sus cortos cinco años, cuando por un descuido de sus padres, se adentró en aquella piscina, ignorando la profundidad que aquella tenía. Solo recordaba que había sido poco tiempo en que a su alrededor se había formado un gran alboroto, que a él le resultó eterno mientras gritaba por su madre, se sentía como si el agua lo arrastrase hacia abajo, sus piecitos y piernas se movían con desesperación, el agua se adentraba por su boca y nariz… Un escalofrío recorrió su cuerpo entero, una vez más la chica de cabellos azabache lo sacaba de sus pensamientos.

— ¿T-omar? —Cuando ve la mirada confundida de él, sacude su cabeza y toma una gran bocanada de aire para hablar— ¿Qué le doy de beber?
Calló en la realidad de repente, cuando notó el nerviosísimo de la chica, no puede evitar  sonreírle, fija la mirada en su rostro, observando cada detalle de este, era preciosa ante sus ojos.

—Oh, eso —muerde su labio inferior pensativo—. Un jugo de naranja estaría bien.
Ella asiente con rapidez y corre a llenar uno de los vasos de vidrio, el vaso en el borde de la bandeja donde también se encuentra la comida. Camina tratando de apurarse para llevarlo al chico, su compañero aparece, distrayéndola y dejando accidentalmente le vaso muy al borde de la mesa donde Dongmun se encontraba, haciendo que éste cayera y se rompiera en mil pedazos, esparciendo el jugo de naranja en la ropa del chico y en sus zapatos. Rápidamente apoya el plato de comida sobre la mesa.

—Akame —el líder de camareros suelta un suspiro y los pómulos de la chica se sonrojan, haciéndola susurrar cosas en chino.
— Lo siento tanto —lloriquea, quitándose su delantal y empezando a limpiar la ropa del chico con torpeza. En principio Dongmun se sorprende y da un pequeño brinquito en la silla a causa de ello, pero luego no le pareció realmente importante, y al notar que la chica -la cual ahora al menos sabía su nombre- estaba aun más nerviosa que antes, sintió un poco de pena por ella.
—Descuida, no es nada, no debes preocuparte —dice restándole importancia tomando la mano de Akame para que deje de limpiarle y dedicándole una sonrisa cuando sus miradas se cruzan—. Los accidentes pasan, no debes estar tan nerviosa.
Los ojos de la muchacha están llorosos, pero aún así logra sonreír con timidez. Recoge cada pedazo grande de vidrio con sus manos y los pone en su delantal, llevándolos a la basura y regresando con un par de trapos.

—Disculpe, en serio —estaba siendo de lo más respetuosa, pues no quería que se llevaran una mala impresión de ella—. No volverá a pasar, y-ya le traigo más —sigue limpiando el suelo, regañándose a sí misma.
—No ha sido grave, solo ten cuidado de no cortarte —dice sin pensarlo en un tono un tanto protector. Él siente su corazón romperse al ver lagrimas en los ojos de la chica haciéndole soltar un pequeño suspiro y borrar su sonrisa.
Ella se retira y casi al instante, entrega el jugo correctamente, sonríe cuando el piso ha quedado limpio y hace una pequeña inclinación frente al chico.

—Disfrute su desayuno y su estadía aquí —con más confianza, le sonríe con amplitud, limpiando sus ojos—. Si necesita algo, soy A-akame —no se queda a escuchar la respuesta de su cliente, pues se ha retirado sin más, sintiendo su corazón latir con fuerza, convenciéndose de que eran los nervios.
Dongmun queda con sus palabras en la boca, si quería responder, decirle que no se preocupe, que no había sido nada, que no le importaba realmente que sus pantalones y zapatos favoritos estuviesen manchados de jugo de naranja porque le había resultado una chica adorable, aún así, tuvo que tragarse sus palabras, ella desapareció y el simplemente se dispuso a probar su comida.

Hwang Rae Hee

El dicho es que el tiempo pasa más rápido cuando te estás divirtiendo, y para Myungdae no podría ser más cierto. Parecía que solo habían pasado segundos desde que él y Raehee habían terminado de almorzar, pero lo cierto es que varias horas habían pasado y ahora el sol se ocultaba en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos naranjas y rosas mientras los hermanos paseaban por el crucero.

—Esto parece de película hyung —comenta el menor, dejándose maravillar por el espectáculo que era ese atardecer—. Por momentos como este es que debería tener siempre mi cámara —se lamenta, pero la tristeza le dura poco ya que le distrae un sonido. Por su lado pasan un par de chicas, evidentemente vestidas para ir a alguna fiesta; con vestidos brillantes y tacones -de ahí provenía el sonido-. Las chicas siguen de largo sin mirarlos, pero a Myungdae se le ocurre una idea— ¡Hyung! —Exclama emocionado, agarrando el brazo de su hermano por impulso— ¡Deberíamos irnos de fiesta! —Propone con una gran sonrisa— Los hermanos van de fiesta juntos, ¿no? Y nosotros nunca lo hemos hecho, ¡Debemos aprovechar! —Raehee sonríe ante la emoción repentina de su hermano, él se había perdido en el horizonte y la belleza del mar, disfrutando de aquel momento y la grata compañía del menor. Estaba feliz, realmente feliz por poder disfrutar de ese momento juntos.
— ¿De fiesta? No lo sé... Nunca he ido a una fiesta realmente, pero si tu quieres puedo acompañarte, aunque ni siquiera sé que suelen usar en eventos así —frunce sus labios pensando en que puede haber en su guardarropas además de trajes.
—Será muy divertido hyung, te lo prometo —el chico sonríe más ampliamente de ser posible—. No es tan difícil encontrar algo que ponerse, yo te ayudo. Vamos a tu habitación —sugiere.
Se encaminan a la habitación del mayor la cual no había usado desde que había dejado sus valijas en la mañana, había pensado en cambiarse por comodidad pero simplemente la tarde se había pasado rápido en compañía de su hermano y no quería desperdiciar ni un segundo a su lado.
Realmente no había tenido oportunidades de ir de fiesta nunca, alguna en la secundaria, pero después del servicio militar y el trabajo, su vida social había quedado en la nada, no estaría mal pasarla bien un rato, sin contar quien se lo estaba pidiendo, Raehee no podía decirle que no a Myungdae, no iba a ser un aguafiestas en las vacaciones de su hermano.
Abre la puerta con la tarjeta magnética y le cede el paso al menor. Su habitación no era del mismo lujo que la de Misuk, pero era el área vip por el hecho de estar cercano a ella y su madre, demasiado para él, pero apenas si la usaría para dormir.

—Enserio, mi guardarropas no es más que camisas, zapatos, pantalones de vestir y sacos —ríe —. No vine preparado para esto pero... Puedes echarle un vistazo de todos modos.
—Vaya, que habitación —Myungdae parece sorprendido, miraba todo con curiosidad en sus ojos—. Es mucho mejor que la mía, tengo algo de envidia hyung —bromea adentrándose en el cuarto y yendo por las maletas de su hermano—. Veamos que tienes aquí —dice para sí mismo mientras abre las maletas de par en par y comienza a rebuscar en ellas.
—Sabes cómo llegar así que... Puedes venir cuando quieras, sigo creyendo que es demasiado para mí pero es por el área en la que se encuentra, toda la zona vip es de lujo, si esto te sorprende no querrás saber cómo son las demás —evito nombrar a Misuk por motivos obvios —. Puedes pasar la noche aquí cuando gustes, es una cama enorme —se sienta sobre esta mientras observa a su menor revolviendo entre sus cosas—. ¿Y? ¿Has visto algo que creas adecuado?
—Creo que me gusta esa idea. Te diría lo mismo con mi habitación pero ya es compartida y como dije, esta es mucho mejor —habla mientras observa un par de simples camisas blancas—. Creo que una de estas puede funcionar, no son demasiado formales —medita un segundo antes de poner ambas camisas a un lado de todo el desorden que estaba creando para luego seguir su tarea— ¿No tienes unos jeans? —pregunta sin dejar de buscar entre la ropa.
—Sin dudas deberías quedarte aquí para ordenar todo el desastre que estás causando en mis perfectamente ordenadas maletas —se levanta para a medida de que el menor va revolviendo, sacar y volver a doblar para al menos dejar todo ordenado—. Realmente no uso jeans, apenas si traje unas bermudas por si tenía oportunidad de usar la piscina, siento desilusionarte pero el vestuario de tu hyung es muy aburrido —ríe apenas.
Myungdae parece volver a pensarlo por unos instantes antes de hacer una expresión de aprobación.

—Bueno, supongo que el clima lo amerita. ¡Muéstramelas! —Pide sin calmarsu emoción— No es aburrido hyung, sólo... Formal. Pero podemos trabajar con eso, no te preocupes  —añade dándole una sonrisa sincera.
—No creo que sean muy adecuadas pero... Está bien, tu eres el que sabes aquí —revisa su segunda valija donde tenía ropa un poco más casual, allí encuentra algunas camisas más con algunos estampados más frescos, bermudas, remeras, ojotas, sombreros... Sí, se había preparado un poco por si su tiempo libre era amplio, y para su suerte, lo estaba siendo—. Yo creo que... Una de esas camisas, un pantalón de estos —saca uno de los de vestir estilo bombilla negro—. Tengo un cinturón que... Déjame buscarlo —busca en otro de los bolsillos de la valija y de allí lo saca—. Este —se ve bastante costoso y elegante— ¿Qué opinas? No creo que pueda sentirme cómodo con una bermuda realmente.
—Tu sentido de la moda no está nada mal, hyung —alaga Myungdae tomando el cinturón y mirándolo más de cerca—. Esto se ve caro, ¿Seguro que quieres irte de fiesta salvaje con él? —bromea mirándolo con diversión.
— ¡¿Pero qué dices?! —Se ruboriza notoriamente— Más respeto con tu hyung, no quiero nada de salvaje, solo vamos a salir tu y yo, hay más probabilidades de que tú te vayas con alguien de que yo lo haga —agarra la ropa escogida —. No creo que mi ropa pueda quedarte bien pero... Si encontrases algo que te guste, puedes usarlo.

—Yo nunca dije nada de irse con alguien hyung, fuiste tú solito —sonríe enarcando una ceja hacia RaeHee—. Y gracias hyung, pero no quiero parecer un globo. Tus hombros son mucho más anchos que los míos, además de que soy un pitufo al lado tuyo —ríe ligeramente.
—Lo insinuaste de alguna manera, deja de poner esa mirada, no voy a ir de ninguna fiesta salvaje, será una fiesta tranquila y yo mañana debo trabajar —ríe empujando ligeramente a su hermano antes de meterse al baño—. Me daré una ducha rápida... ¿Quieres ir a prepararte tu también? Puedo pasar a buscarte cuando esté listo.
—Aburrido —se burla una vez más y se levanta de la cama, en la cual había estado sentado mientras rebuscaba en las maletas de su hermano—. Te dejaré para que te arregles, ahjussi. Nos vemos en un rato —sigue el tono de broma en lo que sale de la habitación para dirigirse a la suya.

Han Soo Yoo

Luego de haber visto cuando de cierta forma retaban a la chica de mejillas regordetas y sonrisa adorable -como la describía el mismo- se dijo que debía acercarse a ella, se veía sin experiencia y muy pequeña, algo le decía que debía protegerla, o al menos, hacerle saber que podía solicitar su ayuda si lo sentía necesario. Por eso, cuando su turno terminó, decidió esperarle, ya que casualmente compartían horarios. Apenas vio la negra cabellera atravesar la puerta de servicio quiso llamar su atención, pero como no había escuchado su nombre, no se le ocurrió mejor idea que hacerlo tocando su hombro lo cual hizo exaltar a la chica quien da un pequeño brinco del susto y un quejido sale de su garganta, haciendo que su corazón se acelere. Él brincó también asustándose de haberla asustado. Ella rió bajito y se sonrojó con intensidad.

— ¡Dios Santo! —Sooyoo pudo ver los ojos de la chica aguándose, pero retirando aquél líquido de sus ojos con sus manos— Me h-has espantado —balbucea.
— ¡Y tu a mí! —Él lleva la mano a su pecho respirando profundo—. Quiero decir —aclara su garganta—... Lo siento, no fue mi intención —sonríe apenas de lado bajando la mirada al sentirse avergonzado y rasca su nuca—. Soo Yoo, Han Soo Yoo —se presenta estirando su mano hacia ella —, somos compañeros, solo... Quería presentarme contigo —hace una pequeña reverencia. Las mejillas de la chica se sonrojan con intensidad.
—Akame. Li Akame —dice un tanto temerosa, estrechando su mano. Sabe que convivirá un buen rato con el chico, por lo que toma una gran bocanada de aire y se decide a hablar—. Soy de China, ¿En qué sección trabajas? —Pregunta, agachando la mirada y jugando con sus sudorosas -por el nerviosismo- manos.
—Bonito nombre Akame —muestra una genuina y adorable sonrisa haciendo que sus rasgados ojos se vuelvan más pequeños—. Pues yo soy de Corea, más precisamente de Daegu, pero con mi mejor amigo nos mudamos hace unos años a Seúl —hace una breve pausa —. Aun no tengo claro en que sección trabajo —frunce su seño y aprieta sus labios—, en realidad creo que ya he recorrido todo el crucero y he hecho diferentes cosas, aunque apenas sea el segundo día —se encoje ligeramente de hombros—. Vi que tú eres mesera —Akame asiente con su cabeza rápidamente.
—Sí, lo soy —responde—. No es porque yo haya querido, pero mi loca abuela quiso que lo hiciera —frunce sus labios, limpiando el dorso de sus manos en su uniforme— ¿Tu mejor amigo está aquí?
—Sí, él también es mesero, pero en este momento realmente no sé donde está —hace un pequeño puchero mostrándole una sonrisa luego—. Eres muy linda Akame, déjame decirte que me enteré lo que sucedió esta mañana con un pasajero, pero no debes dejar que eso te aflija, todos hemos sido nuevos en un empleo alguna vez, y los nervios traicionan, aun así, si necesitas ayuda... Tienes un nuevo amigo aquí en quien apoyarte —dice de manera amable y servicial. Ella sonríe una vez más, cubriendo su rostro ante las palabras del chico.
— Qué vergüenza, ¿Cómo te has...?  —Sacude su cabeza, olvidándose de ello y sonriéndole al castaño— Gracias, Sooyoo-nim —haciendo uso de los honoríficos, hace una pequeña reverencia, sonrojándose una vez más.
—No es nada, siempre es agradable conocer gente nueva para mí, ¿Has venido sola? Puedes reunirte conmigo y Younggi hyung cuando gustes —le devuelve la sonrisa.
—M-mi hermano mayor, el abogado de mi abuela y yo, estamos e-en el viaje, gracias por la oferta, Sooyoo-nim, seguro me vendría bien hacer un par de amigos —tartamudea, sonriendo al final de su oración—. Espero conocer a su amigo Younggi pronto.
—Oh, qué bien, al menos tienes compañía, pero será un viaje largo, así que cuanto más gente puedas conocer mejor ¿Verdad? —Hace una breve pausa—. No tengo idea de donde se encuentre Younggi en este momento, cuando yo lo encuentre te lo presentaré con gusto, que no te engañe su cara de pocos amigos, él tiene un enorme corazón —le sonríe con dulzura.
—Sólo ha logrado espantarme con eso, Sooyoo-nim —sonríe ladina, jugando con el borde de su delantal—, Aunque supongo que sí, entre más gente, mejor, porque convivir con mi hermano y el abogado... Bueno —hace un sonido extraño con su boca— ¿Seguirá trabajando o...?
—Estoy en un descanso, puedo acompañarte a tu habitación si gustas, incluso decirte donde queda la mía para cuando lo necesite.
— G-gracias, sunbae —acepta temerosa, comenzando a caminar por el pasillo—. Imagino que su habitación queda primero que la mía, mi hermano ha hecho que me hospedara al final —ríe bajito, señalando el final del pasillo.
— ¿Y eso porqué? —Ríe apenas— Esta es la nuestra —señala una de las tantas puertas—. Así ya sabes dónde encontrarme —hace una breve pausa—. Mmm —aclara su garganta —. Tal vez quieras descansar o algo... No quiero quitarte mucho tiempo.
— Porque mi hermano es un paranoico y cree que mientras más lejos esté de todos, estaré a salvo de la sociedad —la pelinegra ríe bajito y se despide con la mano del castaño—. Hasta mañana, Sooyoo-nim, descanse también y nos veremos trabajando —se despide, retirándose del lugar.

Choi Je Sun

Jesun se encontraba sentado frente a los slots mientras estos giraban frente a sus ojos y maldecía internamente, al parecer esa noche, la suerte no estaba de su lado. Realmente ese si era un juego de azar y ganar frente a una máquina solía ser muy difícil, no quería gastar todo su dinero que había apartado para esa noche en un rato así que decidió ir a lo seguro, el póker o la ruleta podían ser más fáciles para un experto como él. Era bueno analizando jugadores así que esperaba irse con un buen monto de allí, pero algo lo detuvo. Una melodía suave llegó a sus oídos, y acto seguido,  lo que él creyó era la voz de un ángel.
Con su vaso en mano, se dejó llevar hasta encontrarse parado frente a un pequeño escenario para apreciar a una bellísima chica que tocaba la guitarra mientras cantaba totalmente compenetrada en lo que hacía. Incluso si hubiese querido imaginarla, jamás hubiera acertado a la realidad, era la chica más preciosa que sus ojos hubiesen visto alguna vez.
Era una noche más de trabajo para ella. Constantemente su lugar de trabajo rotaba entre los restaurants del área V.I.P, y el casino abierto para todas las clases con un poco de dinero que quisieran desperdiciar ahí. Esa noche el reflector del lugar la alumbraba, pero casi nunca nadie le prestaba atención a su presentación cuando actuaba en ese lugar. Todos siempre muy ocupados en sus juegos y viendo como no perder hasta el último centavo.
Dejó que sus dedos deslizaran con delicadeza por las cuerdas de su guitarra y se concentró en cantar alguna melodía que en verdad sintiese, como casi nunca le ponían atención ahí, podía tocar a elección propia las canciones que tuviese que interpretar y solo dejarse fluir.
Parecía que todo alrededor hubiese desaparecido, él se encontraba encantado con aquella voz y armoniosa melodía, lo que lo sacó de aquella especie de transe en el que había entrado fue cuando ella terminó la canción y al parece nadie a su alrededor le ponía atención, pero no le importó ser el único que aplaudía a la chica en ese momento, algo que por seguro llamó la atención de ella pues sus miradas chocaron. Lejos de intimidarse, le dedicó una sonrisa para luego beber un corto sorbo de su vaso ya a medias. Probablemente Je Sun era el único en aquel lugar de jeans y remera, podía desentonar un poco pero aquello le traía sin cuidado, nunca le había importado realmente aparentar.
Si dijese que no se sobresaltó cuando escuchó los aplausos mentiría, lo hizo. Buscó con la mirada a la persona que le ponía atención a ella y no a algún juego, y no fue muy difícil de encontrar pues el chico desentonaba con aquel lugar de glamur y brillo, él iba muy sencillo. Hizo un gesto con la cabeza a modo de agradecimiento, y se reacomodó en su lugar, volvió su vista a su guitarra y siguió su presentación con melodías dulces, que iban del jazz, al blues y algunas baladas. Y mientras cantaba para nadie, el chico siguió ahí, viéndola fijamente, dándole toda su atención y poniéndole un poco nerviosa y al mismo tiempo emocionada, porque era lindo saber que al menos a una persona podía atraer con sus presentaciones.
Canciones pasaron, y él olvidó su interés en el juego, ¿Cómo la gente allí podía ignorar aquella voz angelical y ni siquiera darse un momento para prestarle la atención que la joven merecía? Aunque fuese el único, no le importaba, de hecho cruzar una que otra mirada con la chica de cabellos rojizos y piel pálida podía asegurar que había sido su momento de mayor suerte en esa noche.
No sabía cuánto más ella estaría allí cantando, pero no era como si tuviese algo más que hacer, esperaba que YoungJi no se molestase por haberle perdido por un rato, pero no se iría de allí sin al menos saber su nombre.
La última canción, esa era la última canción de la noche. Nuevamente dejó que los sentimientos y la suave melodía del jazz la envolvieran y cantó para sí misma... Y para el chico que la escuchaba. Cuando terminó escuchó sus aplausos, ruidosos y haciendo eco en el lugar. Lo miró y sonrió, hizo una reverencia en su dirección y bajó con su guitarra por un costado del escenario luego de despedirse de su único oyente. Estaba dispuesta a irse un rato a la barra del bar, ahí estaba su mejor amigo trabajando, quizás le hablaría si no estaba muy ocupado un rato antes de irse a su camarote y descansar adecuadamente.
Je Sun se caracterizaba por no pensar mucho las cosas sino más bien por ser impulsivo, y aunque no siempre eso fuese bueno, en una ocasión como aquella, si lo era.
Tampoco quería molestar a la chica, tal vez estuviera cansada y necesitase dormir, o tal vez simplemente no quisiera hablar con él, pero eso lo sabría solo si intentaba cruzar unas palabras con ella.
Aclaró su garganta tratando de llamar la atención de la joven que iba tan solo pasos más adelante.

—Hola, ehh... Disculpa —apoyó su mano suavemente sobre el hombro de ésta. Ella se volteó un tanto sobresaltada y lo miró con sorpresa. No solía tener mucho contacto con las personas pese a que su trabajo consistía en entretenerlas. Era tímida hasta cierto punto y algo torpe cuando se trataba de chicos, le llamasen la atención o no, y aunque quisiera negarlo este chico le llamaba la atención. La había captado desde un principio, era guapo, no podía negarlo, sería estúpido hacerlo.
—Uh… Hola, ¿puedo ayudarte? —Dudó por un segundo, afianzando con más fuerza la correa del estuche de su guitarra. Él le dedica una sonrisa, era aun más bonita de cerca y su voz al hablar era igual de dulce que cuando cantaba.
—Quería felicitarte por tu performance, quedé encantado con lo que haces, y... Quisiera saber tu nombre, si no es muy precipitado de mi parte. Ella ladeó su cabeza un tanto avergonzada y sonrió tímidamente volteando en dirección al muchacho.
—Gracias —murmuró y se irguió volviendo a verlo—. Y gracias por tomarte la molestia de ver mi presentación —su sonrisa se amplió—. Hyo Rae, mi nombre es Hyo Rae, ¿el tuyo?
—Je Sun —se presenta haciendo una pequeña reverencia—. Es un placer conocerte, y por favor no agradezcas, ha sido un placer para mi disfrutar de tu música —hace una breve pausa, meditando para sí mismo si sería muy rápido invitarla a beber algo o como seguir la charla, a veces se comportaba como todo un americano, no podía negar sus raíces—. Podría ayudarte con eso si gustas —comenta refiriéndose a la guitarra—. Y... Si tal vez ya no te ibas a descansar, puedas aceptarme comer o beber algo.
Ella frunció ligeramente sus labios, no sabía que responder. No, se iba a descansar, iba a ir a molestar a su amigo a la barra pero de eso a aceptar la invitación del muchacho... Tenía que admitir que se sentía avergonzada con ello. ¡Cuánto atrevimiento en un recién conocido!

—No es necesario —murmuró mirando su guitarra con cierto recelo, era uno de sus objetos más preciados y después le dio una tímida sonrisa. Si él tenía el suficiente atrevimiento para invitarle un trago o algo de comer, ¿no debería tener ella las suficientes agallas para aceptarle o rechazarle sin remordimientos en todo caso? — Un trago no estaría mal —finalmente respondió muy bajito casi rogando porque no la hubiese escuchado y sintiendo el calor acumulándose en sus mejillas.
—Genial —exclama contento y algo sorprendido pues realmente no estaba seguro de que la chica fuese a aceptar—. ¿Hay algún lugar en particular a donde prefieras ir? Supongo que como trabajas aquí has de conocer mejor que yo, incluso podrías recomendarme algún sitio gustas.
Ella se encogió de hombros con ligereza y sonrió.

—Aquí mismo en el casino —respondió haciendo un gesto sin importancia—. El mejor bar tender del crucero está hoy aquí —medio bromeo para sí misma y comenzó a caminar con él hacia la barra del lugar—. Uh... ¿qué te trajo al crucero? —Preguntó sin querer quedarse mucho tiempo en silencio, no sabía qué más podría curiosear pero ciertamente no le gustaba tener que pasar por silencios incómodos.
—Gané los boletos hace... ¿Dos días? Y pues... Aquí estoy —dice simple como si fuese algo de lo más normal—. Nunca había subido siquiera a un barco y de repente me encuentro en este lujoso crucero lleno de gente adinerada que te mira por sobre el hombro —bufa con diversión —. ¿Qué hay de ti? ¿También es tu primera vez o ya has trabajado para sitios como este?
—Trabajo con la W&K Crusies desde hace dos años ya, no es mi primera vez trabajando en un crucero pero, considerando que este es el primer viaje del Nanami, podríamos decir que es mi primera vez en este barco —sonrió y se dejó caer sobre un taburete en la barra y le hizo señas a su amigo detrás de ella para que los atendiese— ¿Cómo los ganaste? ¿Vienes solo?
—Entonces al menos estas acostumbrada a viajar y estar rodeada de este tipo de personas ¿No? No creo que yo pudiese acostumbrarme pero... Está siendo una buena experiencia —le dedica una sonrisa—. Vengo con mi mejor amiga, y... Digamos que me cobré una deuda pendiente, además soy bueno en los juegos de azar y la suerte ha estado de mi lado últimamente. Espero que así siga.
Ella enarcó una de sus finas cejas y dejó de mirarlo cuando Eun Yoo hizo acto de presencia y les preguntó su orden. Ella le sonrió a su amigo y ordenó una soda, igual, aunque pidiese algún licor, él solo le llevaría soda así que prefirió evitar una decepción. El pelinegro detrás de la barra miró al desconocido que estaba con su amiga, esperando a que ordenara algo y al mismo tiempo escudriñándole con la mirada, algo que el castaño ignoró por completo, su atención estaba centrada en la pelirroja.

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Mensaje por taejin Lun 08 Mayo 2017, 8:13 pm



vic.

Tercera parte.


—No sé si puedo decir que estoy acostumbrada pero me agrada mi trabajo y pagan bien —comentó e hizo un gesto—. Además puedo conocer otros países sin mucho gasto.
—Un whisky doble por favor —pidió con amabilidad pero sin dejar de prestar atención a la chica que tenía frente a él— ¿Crees que un rapero y bailarín de freestyle sea contratado aquí? —medio bromea medio habla enserio— Ha de ser lindo trabajar de lo que te gusta, y además lo haces tan bien, repito que ha sido un placer escucharte cantar, tienes una voz increíble.
—Quizás el rapero no tenga tanta cabida, pero el bailarín sí —dijo—. Te avisaré si buscan personal —sonrió guiñándole un ojo y recibió su soda, a la par que Eun Yoo dejaba el whisky del chico con poca delicadeza sobre la barra a lo que Jesun lo observa por breves segundos para ignorarle luego.
—Creo que acabas de darme una excusa perfecta para pedir tu número, si no es mucho el atrevimiento, claro —dice tratando de no sonar descortés ni atrevido bebiendo un trago al acabar. Ella rió.
— ¿Qué tal si lo dejamos para la próxima oportunidad? —Respondió ella y bebió de su soda— Creo que por hoy ya he sido lo suficientemente sociable —le sonrió y se levantó de donde estaba sin borrar el gesto amigable y divertido de su cara—. Espero volver a verte Jesun.
La ve irse sin dejar de seguirla con la mirada mientras en sus labios se forma una sonrisa ladina.
—Dalo por hecho —dice para sí mismo pues Hyo Rae se había alejado, aun así creyó que seguirla en dicho momento no sería conveniente, pero que al día siguiente, tenía en claro dónde encontrarle.

Hwang Rae Hee

Raehee no se demoró demasiado tiempo para ducharse, aunque la gran tina que tenía con masajes lo tentó a relajarse allí un buen rato, no se perdería el tiempo que podía pasar con Myungdae sabiendo lo ansioso que el menor estaba por pasar una noche divertida con su hermano, deseaba no desilusionarlo.
Terminó de ponerse la ropa que habían acordado y luego de perfumarse y arreglar un poco su cabello, salió en busca del pelinegro hacia su área en el crucero. No le costó demasiado tiempo llegar allí, había estado en el Nanami incluso antes de que este fuese inaugurado en una visita como parte de la seguridad del mismo, para conocer todos los lugares de este y poder hacer mejor su trabajo protegiendo a la presidenta y su hija.
Golpeó dos veces la puerta de la habitación ignorando las miradas coquetas de las que supuso serían compañeras de Myungdae en aquel viaje.

La puerta se abre dejando ver a Myungdae ya listo; su atuendo consistía de una camisa manga corta roja con estampados negros y unos jeans ajustados negros con agujeros en las rodillas, su cabello estaba partido por la mitad lo cual dejaba a la vista parte de su frente y en sus orejas habían varios piercings. Inmediatamente ve quién está en frente suyo, las comisuras de sus labios se elevan hasta que sus ojos -los cuales tenían un poco de delineador- desaparecen.
—Te ves bien hyung —alaga saliendo de la habitación y cerrando la puerta tras de sí— ¿Listo?
—También tú, y si, ya estoy listo, sin dudas has venido más preparado que yo, lastima tu cercanía al suelo, sino te pediría esos jeans prestados algún día —sonríe pasando la mano por detrás de los hombros del menor para así comenzar a caminar por el pasillo rumbo a una gran noche de hermanos.
—Voy a fingir que no me dolió —comenta el menor limpiando una falsa lágrima de sus mejillas— ¿Entonces estás preparado para la fiesta salvaje, hyung? —Sigue con su broma de antes, había extrañado molestar a su hermano.
—Oye ya para con eso —ríe negando apenas—. No estoy para fiestas salvajes si mañana debo amanecer temprano, tú dichoso que puedes dormir hasta tarde, igualmente, me quedaré hasta que tu decidas irte, espero que no seas de los que se van cuando ya ha salido el sol —bromea dejándose guiar por su hermano—. Y que tampoco estés llevándome a una fiesta universitaria solo con tus compañeros o realmente me sentiré un viejo.
— ¿Crees que haría eso hyung? Sería cruel de mi parte. Iremos a una de las discotecas, habrá gente de todo el crucero. No tendrás que sentirte viejo —aclara riendo nuevamente—. Y, para tu mala suerte, sí soy de esos. Pero para tu buena suerte, soy buen hermano y tendré piedad contigo. No nos iremos tarde —hace una pausa—…Tan tarde —se corrige y una sonrisa maliciosa aparece en sus labios. Raehee rueda los ojos con fingido fastidio.
—Y pensar que cuando me fui de casa apenas y te dejaban salir, ahora pareces ser todo un señor de la noche —suelta una carcajada por lo absurdo que ha sonado eso—. Ahora entiendo porque conoces tanta gente, me pone muy feliz que disfrutes de tu juventud a pleno y seas tan aplicado en todo lo que haces de igual modo, me enorgulleces hermano —lo aprieta ligeramente hacia él en forma de un breve abrazo palmeando su espalda.
—A mí me gustaría que tú pudieras hacer lo mismo, hyung —se lamenta con cierta tristeza envolviendo su voz—. Pero para eso estoy yo, para hacer que disfrutes al máximo este viaje, ¿Verdad? —Pregunta esperanzado.
—Para eso estoy aquí, a tu lado, para pasar una gran noche de hermanos, como siempre ansiamos tener —se encuentran en la entrada de lo que sería la zona de entretenimientos del crucero, donde habían enormes salones, casinos, lugares de entretenimiento en general para todos los gustos y apartadas una de la otra para que los ambientes fuesen respetados según la gente que concurriese a ellos—. No tengo idea de que hago aquí, ¿Porque me siento tan extraño? —Por alguna razón le era raro estar en un lugar así.
—Tal vez porque nunca sales a lugares como este, hyung. No creo que Misuk frecuente lugares como este muy a menudo tampoco, ¿No? —Comenta con demasiada sinceridad— Pero no te preocupes, estamos por remediar eso —asegura mientras observa los distintos bares y discotecas como si tuviera una especie de radar en sus ojos—. Bien hyung, ¿Qué te apetece hacer, nada más tomar algo o también te gustaría bailar un rato?
—Tenemos algo en común con Misuk y es eso, yo no puedo por trabajar para ella y ella no puede por ser hija de la presidenta —se encoje ligeramente de hombros—. Creo que deberíamos empezar por tomar algo porque... No soy bueno bailando.
—Sorprendentemente, me compadezco por ella —admite, y parece que uno de los lugares ha llamado su atención ya que su rostro se ilumina como arbolito de navidad—. Estoy de acuerdo contigo, hyung. Un poco de alcohol te hará sentir más cómodo, ya lo verás —promete y agarra a RaeHee por el brazo, llevándolo a un bar que no está demasiado lleno pero tampoco vacío.
Deja pasar por alto el comentario de Misuk, simplemente porque él a veces también quisiera que ella llevase una vida más adecuada a su edad, tanto como él pero era lo que les había tocado a ambos.

—Sí, creo que este es un buen lugar para comenzar —asiente mientras se acercan a la barra.
—Bien, es hora de divertirnos. Pide lo que quieras hyung, yo invito —le sonríe una vez llegan al bar y el chico que está detrás de la barra les pregunta por lo que quieren tomar.

Kim Ha Ri

Ha Ri había reservado una mesa para dos, su prometida se encontraba en una relajada noche de spa, y él acordó un encuentro con su mejor amigo para poder ponerse al día, ya que ambos tenían vidas sumamente ocupadas y sus encuentros no podían ser frecuentes, y por más que mantuviesen contacto telefónico a menudo, compartir una cena con Ryo Kai era algo que no podían hacer seguido.
Esperaba con ansias la llegada de su hyung hasta que lo vio entrar con su típico aire de elegancia, algo por lo que no se esforzaba, simplemente era parte de él.
Se levanta de su silla esperándole junto a la mesa para recibirle con un abrazo amistoso.

—Que bueno verte hyung, al fin nos reencontramos —dice palmeando su espalda. El castaño rió y asintió.
— ¡Han pasado siglos! —bromeó animadamente mientras tomaba asiento en una de las sillas quedando enfrentado a su amigo— Me quejaría de tener que hacer una cita contigo con meses de anticipación con tu manager, pero no tengo mucha moral para ello —sonrió ampliamente e hizo un gesto con la mano para restarle importancia—… Dime, ¿qué hay de nuevo en tu vida? Las revistas de chisme solo hablan de tu boda.
—Con que lees revistas de chimentos, ¿Ah? Te tenía como alguien serio —bromea ojeando ligeramente el menú—. Es algo que ya está en camino, no hay vuelta atrás y... Me estoy acostumbrando a la compañía de Chaeyoung, es una mujer adorable, compañera, nos hemos convertido en casi amigos, ha sido mejor de lo que esperaba tener una modelo a mi lado —comenta con simpleza —. Mi manager ha decidido que una luna de miel anticipada sería algo bueno que dar de hablar a la prensa y yo necesitaba unas vacaciones antes de volver a encerrarme en la concentración para el próximo torneo, estoy disfrutando esto.
Ryo Kai rodó los ojos con un poco de fastidio e ironía.

—Y es una chica —recalcó—. No está para nada en tus intereses Ha Ri —dijo con un suspiro separó su mirada de su amigo y la fijó en el menú— ¿Estás dispuesto a vivir una mentira por el resto de tu vida? —Inquirió enarcando una ceja con cierto aire de incredulidad, bajó el menú y lo miró— Lo que menos quiero es discutir contigo, hombre. Pero... ¿En serio? ¿Vas a casarte? —Resopló— Ni siquiera es el hecho de, es con quién ¡Eres un excelente jugador siendo "hetero" o no! —exclamó con cierta desesperación, le estresaba ver a su amigo dispuesto a llevar acabo aquel disparate de casarse cuando la persona ni siquiera entraba en sus preferencias— Ha Ri, sé que me estoy metiendo un poco de más en tu vida, no puedo evitarlo, y no debería opinar pero — medio sonríe—…  Ya sabes, eres mi hermano. Quiero tu felicidad... tu sincera felicidad —hace una breve pausa—. Las revistas de chismes son entretenidas solo si apareces tú, del resto no tienen sentido —agregó solo segundos después, regresando a su sonrisa amigable y serena. HaRi sonríe de vuelta sin ningún tipo de enojo o molestia ante sus palabras, realmente su amigo tenía la razón en lo que decía, aun así no era todo tan fácil como Ryo Kai podía verlo desde afuera.
—Al menos tu mes ves en fotos por las revistas, yo ni eso —ríe apenas haciéndole seña al mesero para que se acerque—. He pensado tanto respecto al compromiso... Le he dado mil y una vueltas llegando siempre a la conclusión que es realmente lo mejor, he vivido mi vida real casi en clandestinidad, no he podido darle una verdadera relación a nadie porque nadie quiere ni merece estar ocultándose para querer a alguien. Mi vida se ha vuelto un negocio y si quiero seguir en el es el precio que debo pagar —dice calmo—. La carrera de futbolista es algo corto, es lo que en este momento me hace feliz, a lo que le dedico gran parte de mi tiempo, y cuando acabe... Cuando sea el momento de retirarme, tal vez pueda encontrar a la persona indicada y no tener que ocultar más mi orientación. No puede ser tan malo...
Kai suspiró y le indicó al camarero lo que deseaba del menú, luego de que este dejó la mesa apoyó sus codos sobre el mantel y fijó su mirada seria en su amigo.

—La vida de nadie debería ser un negocio pero está bien. Si estás tan seguro no puedo obligarte a dejar tu idea de lado, aunque sea absurda y descabellada —masculló con una mueca y rodó sus ojos—. Esperaré con ansias ese día en el que ya no tengas que vivir en clandestinidad, creo que con más ansias que tú y espero tener vida para conocer a mi verdadero cuñado y darle mi bendición y más sentido pésame por tener que soportarte —rió acomodándose en su silla—. Te ves mejor en fotos que en la vida real, si tengo que ser sincero. Ya sabes, el photoshop ayuda con tus ojos de rana y cara de ogro —bromeó con jovialidad y se encogió de hombros—. No salgo en las revistas, dicen que soy "el heredero más aburrido de Asía"... ¿Qué puedo hacer?
Frunció su seño con fingida molestia.
—Realmente si no hubiese pedido mi comida ya, en este momento estaría levantándome y yéndome de aquí, no dejas de ser grosero hyung —su actuación de fastidio podría ser digna de un drama, pero Ryokai sabía que no hablaba enserio— ¿Qué hay de malo con mis ojos? Son grandes, y muy bonitos según muchas personas, este ogro como dices vende muchas revistas —se señala mostrando su perfil—. Que envidioso, porque tu si sales no se molestan en hacer photoshop, ni de esa forma habría solución.
El mayor soltó una estruendosa carcajada y asintió.

— ¿Solución para qué? Soy naturalmente hermoso, no tienen nada para retocar —se jactó con aires de grandeza y humor—. Las personas que hablan de tus ojos y las que compran las revistas en las que sales... Yo no me fiaría de sus gustos —volvió a fastidiarle y le sonrió infantilmente—. Oh, y por cierto. Yo estoy genial, por si te preguntabas... Ya sabes, siendo un empresario ocupado. Por si te interesa, mocoso desconsiderado, ni un "¿cómo estás?" en todo este rato te has atrevido a preguntar.
—Si me importara lo hubiera preguntado —se encoje de hombros viendo hacia otro lado con indiferencia hasta que suelta una risa—. Lo siento, hiciste preguntas y me entretuve contestándolas, además, ¿Qué haces fuera de las oficinas? ¿Acaso tienes algo de vida social? Porque si es así estoy enojándome por no hacerme partícipe de ella aunque... Nuestras rutinas suelen ser agitadas, al fin unas pequeñas vacaciones, al menos para mí. Seguro estás aquí por trabajo...
Ryo Kai sonríe con gracia y suspira.

— ¿Qué comes que adivinas? Voy rumbo a Singapur a cerrar un contrato de millones, lo usual. —se burló—. Vivo para hacer algo por la empresa, ya sabes... Mi padre me necesita y me gusta sentirme útil y ser responsable. Soy feliz en las oficinas, aunque a veces sea cansón estar todo el día de traje y corbata —rió por lo bajo y se encogió de hombros—. Por ahora tengo mi atención centrada desempeñarme laboralmente y representar como se debe el nombre de mi familia —afirmó con solemnidad y luego rompió un poco con el aura seria de su decir con una sonrisa.
Rueda los ojos con fingido fastidio aunque un poco era cansador ver siempre a su amigo, o más bien, no verlo, porque se la vivía metido con temas de su empresa.

—Oye, ¿Piensas pasar toda tu vida metido en una oficina sin vida social? Terminarás con un matrimonio tan arreglado como el mío, ni tiempo de conocer mujeres o siquiera tener contacto humano que no sean personas del círculo de negocios has de tener. Realmente, te quejas de mí pero... Eres un hombre joven Ryo Kai, deberías vivir un poco más la vida, ya tendrás tiempo de encerrarte en una oficina y seguir trabajando, debes tratar de disfrutar un poco más, me alegra que al menos hayas decidido hacer este viaje de negocios en crucero, un poco de aire de mar y gente nueva no te hará nada mal.
— Realmente no me interesa hacer mucha vida social, lo sabes. Soy medio ermitaño —bromeó tomando un trago de su copa de agua—. Pero has de tener razón en la parte en la que no puedo pasar toda mi vida en la oficina. Me gusta mucho lo que hago y en lo que trabajo, pero a veces... Esas pocas veces que tengo tiempo libre y tú estás ocupado me doy cuenta de lo solo que estoy —comentó como reflexionando en voz alta—. Ahora que te vas a casar —hace una mueca inconscientemente y ríe—… Comencé a pensar en que tal vez deba hacer una pausa y buscar a alguien... Alguien que me acompañe y se preocupe por si comí o si sigo en la oficina, que no sean tú o mi madre...
—Deberías asistir a eventos... Acompañarme a algunos lugares que suelo ir cuando no me encuentro en concentración, hay mujeres preciosas, al menos podrías conocer personas, cualquier ser en todo corea tiene más vida social que tú —hace una pausa y de repente vuelve a hablar más animado—. Está hecho, el próximo evento al que asista cuando regresemos serás mi invitado de honor, aunque ni has de necesitar invitación, tu puedes ir a donde sea, solo hazlo.
Su amigo rió y se encogió en su lugar.

—Acepto tu invitación —dijo y el camarero que anteriormente les había tomado la orden regresó con su comida. Una comida que lucía exquisita—. Soy un chico tranquilo HaRi, me intimida un poco esos lugares de los que me hablas —bromeó dando el primer bocado a su comida.
—Por favor Kai no seas exagerado, no te llevaré a un antro de mala muerte, son eventos de clase, solo asiste gente como nosotros, yo soy un chico tranquilo, tu excedes el limite convirtiéndote en aburrido —le molesta también probando de su comida.

Hwang Rae Hee

Habían pasado un buen rato hablando de la familia, de sus vidas, experiencias que habían vivido en estos años e incluso bromeado con memorias de la infancia. Cenaron y se divirtieron un buen rato compartiendo una de sus memorias.
Myungdae se disculpó para retirarse brevemente al baño mientras Raehee volvió a la barra a pedirse un trago y en eso, se distrajo viendo a el mismo chico que más temprano había divisado en la entrada del crucero con un bonito traje, ahora se encontraba vestido de una manera más casual y parecía un poco desorientado como si buscara a alguien... Tanto se distrajo observándole que se exaltó cuando su hermano avisó con la mano en su hombro que había vuelto.

—He visto eso, hyung. Ni te molestes en negarlo —la misma sonrisa pícara de más temprano está presente en Myungdae mientras habla—. Estabas mirando a ese chico de allá. Está guapo, tienes buen gusto hyung —vuelve a sentarse al lado de RaeHee mientras le da un vistazo al mencionado chico.
—Basta de sonreír de esa manera Myungdae —golpea levemente su hombro soltando una risilla—. Lo vi esta mañana, es empleado de aquí, solo... Quería saber si era la misma persona —trata de sonar casual aunque haya sido descubierto por su hermano.
—Claro —dice simplemente pero el sarcasmo en la palabra es evidente— ¿Y porque la curiosidad de saber si es el mismo? Yo creo que a alguien le gusta ese chico. Y no soy yo —añade con tono divertido para luego tomar un sorbo de su bebida.
—Si es guapo pero... Incluso parece estar buscando a alguien —se encoje de hombros—. Olvídalo, solo curiosidad, tú lo has dicho, no quiere decir que me guste.
—No, no lo olvidaré hyung —niega Myungdae—Seguro está buscando a alguien con quien pasar un buen rato, ¿Por qué no vas y le invitas algo? Ya que yo te estoy invitando a ti.
— ¿Por qué haría eso? No quiero dejarte solo aquí, estamos juntos, pasando un buen rato de hermanos, no te cambiaré por ir con un desconocido porque sea guapo —ríe apenas siguiéndole con la mirada mientras él hasta ahora desconocido se dirigía hacia la salida.
— ¡Hyung no, se está yendo! —Exclama el menor empujando a su hermano en dirección del chico— ¡No dejes pasar la oportunidad, yo estaré bien! —Insiste —En serio hyung, ve.
—Por favor no hagas esto —dice un tango avergonzado deteniendo a su hermano—. Está bien, iré, lo saludaré, le preguntaré si quiere beber algo y si dice que no estaré aquí en breve, ¿Está bien?
—Por mí perfecto —responde rápidamente—. Ahora anda tras él antes de que se vaya.
—Lo que hago por ti hermano —es lo último que dice antes de ir tras del chico sin saber siquiera que decir o hacer ante él.

Han Soo Yoo

Al terminar la jornada de trabajo, Sooyoo regresó a su habitación con la esperanza de encontrar a su mejor amigo en ella pero para su desgracia no fue así. Pensó en quedarse a descansar un rato, pero no era de las personas que podían quedarse quietas durante mucho tiempo y menos en soledad, por lo cual se cambió el uniforme por algo más cómodo antes de salir a recorrer el crucero. No tenía un rumbo definido, pero luego de caminar un poco por el lujoso lugar, se encontró frente a un lugar donde había diferentes lugares de entretenimiento, cruzándose con gente de todos los sectores disfrutando a pleno de la noche en el Nanami. Ya que era un chico muy sociable y curioso, decidió entrar simplemente a ver con que se encontraba allí.
Caminando un poco, adentrándose en el lugar, debía admitir que para su sorpresa estaba lleno de chicos guapos -también chicas pero esas no eran de su interés-, no estaba en sus planes encontrar pareja, solo estaba en busca de su mejor amigo pero ya que este no aparecía, podría observar un poco con que se encontraba, de todos modos, la curiosidad lo había llevado allí, era obvio que no encontraría a Younggi en un sitio donde hubiese tanto ruido y gente, más que nada por el hecho de que no habían acordado ir allí.

— ¿Puedo ofrecerte algo? —Preguntó quien estaba tras la barra. Sooyoo simplemente negó, por más que quisiera, tampoco contaba con el dinero para ordenar algo, todo costaba una fortuna ante sus ojos. Soltó un pequeño suspiro y justo cuando estaba por atravesar la puerta de salida una mano tocó su hombro lo que le hizo voltear a ver de quien se trataba. Frente a él se encontraba un castaño, alto, de rasgos definidos, hombros anchos ojos color café y todo en él ante los ojos de Sooyoo era demasiado perfecto para ser real.
—Disculpa, te vi solo y quise invitarte a beber algo —dijo en tono serio pero cálido a la vez. Estaba tan nervioso, solo deseaba que el chico que tenía enfrente no lo notase, realmente Raehee no estaría allí parado al castaño si no fuese porque prácticamente su hermano lo empujó para que fuera. Sooyoo tragó en seco y miró hacia atrás creyendo por un momento que podría estar hablándole a alguien más.
— ¿A mí? —Cuestionó un tanto torpe, lo que hizo que el joven mostrase su blanca dentadura formando una sonrisa.
—Claro, si gustas —al ver la confusión del joven, se sintió aun más intrigado por él, realmente parecía genuino, algo que no veía en alguien desde hacía mucho tiempo.
—Yo... Pues... Claro, si, ¿Por qué no? —Casi lo pensó en voz alta. El mayor estiró su mano hacia él en forma de saludo.
—Hwang Rae Hee —se presentó con una pequeña reverencia.
—Han Soo Yoo —respondió de la misma manera un tanto tímido, algo raro en él realmente. Pero el chico hasta parecía sacado de un drama, era demasiado perfecto como para estar allí, frente a él, parecía algo irreal.
Pasó el rato luego de que se presentaron y ambos se encontraban sentados frente a la barra charlando y conociéndose un poco. En ese tiempo Sooyoo supo que Raehee trabajaba para la presidencia de Corea del Sur, más exactamente cuidaba de la hija de la presidenta, también había mencionado que aquel no era su primer viaje por obvias razones, además de nombrar viajes alrededor del mundo por países que él ni siquiera conocía. Sooyoo se limitó a escuchar y asentir, era fascinante oír aquellas anécdotas y ver alguna que otra foto que su hyung -lo cual supo al preguntar su edad- le enseñó desde su móvil.
Raehee en ese rato supo que el menor se había independizado a temprana edad y se había alejado de su familia por diferencias con estos, no aprobaban sus decisiones y el menor se fue de Daegu a Seúl con su mejor amigo. Era una historia fascinante, Raehee creía fascinante cada cosa que Sooyoo decía, era agradable, simpática, una gran compañía en ese rato. Aunque hubiese deseado hablar toda la noche con él, no podía olvidar que estaba allí con su hermano, al cual en ese momento había perdido de vista.
Sooyoo no supo muy bien cuánto había pasado, pero algo extraño sucedía, y es que cada vez que iba a beber de su vaso, parecía que este nuevamente estaba lleno, lo cual comenzó a marearlo un poco, pero no quería quedar como un niño tonto, no dejó de beber aunque debió dejar de hacerlo, pues de un momento a otro todo se tornaba gracioso para él.

—Y luego de graduarme de la secundaria comencé el servicio militar, pensaba salir de este y empezar la universidad pero mis planes fueron cambiados cuando mi padre dejó su empleo y tuve que sustituirle —contaba Rae y de repente una carcajada salió de la boca de Sooyoo quien siquiera entendió que le causaba tanta gracia, pero reía como si hubiese escuchado el chiste más gracioso del mundo. El mayor mostró la confusión que sintió en su rostro y cuando el mozo quiso rellenar el vaso del menor Rae lo impidió poniendo su mano y negando —. ¿Te sientes bien? —Cuestionó a lo que el menor hizo un pequeño puchero al notar que su vaso estaba vacío y lo alzó hacia quien tenía la botella en su mano.
—Me siento... De maravilla —frunció su seño pensando en si las palabras que había utilizado estarían en el orden correcto, nada parecía estar bien pero aun así la situación le resultaba divertida por lo que volvió a reír.  El mayor le quitó el vaso negando apenas con una leve sonrisa.
—Creo que ha sido suficiente alcohol para ti —sentenció a lo que Sooyoo lo miró cruzándose de brazos.
—Pero yo quería —protestó como niño pequeño sin darse cuenta de lo ridículo que podría llegar a ser eso.
—Te creo, pero tal vez… Debas ir a tu habitación ahora, trabajas aquí y no sería bueno que algún superior te viera con algunas copas de más —dice lamentándose internamente, jamás hubiese pensado que el menor pudiese terminar ebrio por beber algunos tragos a su lado.
—Está bien —se levanta y en ese mismo momento siente sus piernas flaquear por lo que se desestabiliza durante leves segundos, algo que Raehee nota y se apresura a pararse de igual forma y sujetar al menor del brazo. Sus miradas chocan por lo que parecen eternos segundos y Sooyoo traga duro por lo cual el mayor rompe el silencio extraño que se había formado.
—Permíteme acompañarte a tu habitación —dice a lo que Sooyoo niega con convicción mareándose aun más.
—Estoy bien, solo fue… Estoy bien —repite y Raehee le suelta al fin.
—Lo siento, no creí que… —el mayor iba a seguir hablando pero Sooyoo le interrumpe.
—No hay de que disculparse hyung, ha sido un placer conocerle, espero nos podamos ver en otra —hace una breve pausa cuando siente que va a hipar—… Ocasión —toma la mano del mayor y la aprieta en forma de saludo para luego hacer una reverencia y con el mejor porte posible se aleja de él rumbo a la puerta dejando al mayor solo, con algo de culpa dentro de él.

✽✽✽


Mientras tanto, en la habitación de los mejores amigos se encontraba Younggi, muy preocupado por el bienestar de Sooyoo.  El rubio conocía demasiado bien al menor y sabía que si lo dejaba solo por mucho tiempo, este se metería en problemas. Después de todo Sooyoo era un niño pequeño en alma, a pesar de tener la edad de un adulto.
Younggi estaba seguro de que el turno de su mejor amigo había terminado, hacía bastante, y se preguntaba adonde se podría haber ido. En su mente trataba de tranquilizarse, recordándose que estaban en un crucero y ¿Qué era lo peor que podría pasar?… Está bien, mejor no pensaría en ello. Younggi decidió deshacerse de su uniforme y ponerse su ropa para distraerse, pero obviamente no funcionó y una vez estuvo completamente vestido de nuevo, abandonó la habitación para ir en busca de Sooyoo.
Después de haber buscado en todos los lógicos lugares donde Sooyoo podría estar y no encontrarlo, Younggi se estaba desesperando. Los peores escenarios se repetían en su mente y no quería pensar en ello pero parecía no poder detenerse.  Y es que la diferencia de edades no era tan grande pero Younggi siempre se preocupaba demasiado por Sooyoo porque era como el hermano que nunca tuvo y no podía perderlo, no podía.
Y ahí estaba, justo frente a él, tambaleándose de lado a lado mientras caminaba a lo largo del pasillo.

— ¡Han Sooyoo! —Exclamó con una mezcla de alivio y enojo.
— ¡Younggi hyung! —El menor con una sonrisa de oreja a oreja corrió abalanzándose sobre su mayor como si hubiesen pasado siglos sin verse—. Hyung ¿Dónde estabas? Creo que bebí un poco —soltó una risa sin dejar de sujetarse de su amigo.
— ¿Qué donde estaba? Sooyoo por… —se interrumpe Younggi después de separarse y darle una buena mirada a su amigo. Había dicho que había bebido un poco pero eso era subestimar el estado del menor, se podía ver evidentemente en sus mejillas sonrojadas y sus ojos vidriosos que había tomado más que "solo un poco" —. No importa, tenemos que ir a la habitación antes de que alguien te vea y nos tiren al océano —suspira y pone una mano alrededor del torso de Sooyoo para tener más estabilidad mientras caminaban.
—Sé nadar, pero el agua ha de estar fría ¿No? —Se queda pensativo mientras observa de reojo a su amigo— Hyung, ya no te vuelvas a perder así, ¿Que haría yo sin ti? Ya me acostumbré a tu presencia, sabes que no me gusta estar solo y la habitación vacía se sentía muy —un hipo salió de su boca por lo cual su charla fue interrumpida por una risotada—... Un chico guapo me invitó a beber, debiste haberlo visto, aunque ahora debe pensar que soy un tonto —hace un puchero separándose de su amigo—. Moriré soltero hyung —baja la mirada y tal parece que va a ponerse a llorar.
Younggi sabía que hacerlo entrar en razón sobre lo que había hecho era un caso perdido ahora, así que optó por seguirle la corriente.

—No lo harás Sooyoo, si para cuando tengas cuarenta no tienes pareja yo me casaré contigo, es el juramente secreto de todos los mejores amigos —trataba de animarle, nunca había sido bueno con las personas que lloraban. Y mucho menos Sooyoo.
—Eres guapo hyung, pero eres como mi hermano, además tu conseguirás pareja porque eres genial ¿Debería teñir mi cabello de rubio? Tal vez el verde no le guste a los chicos —alborotó el flequillo que caía sobre su rostro teñido de un verde oscuro—. Quiero un chico guapo y muchos hijos que te llamen tío Younggi —pasa del casi llanto a la risa como si nada— ¿Te lo imaginas? Estarías rodeado de mini Sooyoo's —ahora es él quien se acerca a su amigo pasando la mano sobre sus hombros volviendo a caminar.
—Eso es algo que no quisiera imaginar —musita Younggi pretendiendo que Sooyoo no lo escuchara—. Todo a su tiempo Sooyoo, por ahora es tiempo de que te vayas a la cama —dice cuando llegan a su habitación, pero abrir la puerta prueba ser un problema cuando tienes colgado un koala llamado Sooyoo en tu espalda.
—Te quiero tanto hyung, eres como el hermano que nunca pude tener —dice aferrándose al torso de su amigo con sus piernas abrazándolo con fuerza—. Nunca consigas pareja o te olvidarás de mí y me quedaré solito —canturrea.
—No podría olvidarte ni aunque quisiera, idiota —comenta el mayor aún luchando por abrir la puerta—. Sooyoo necesito que me colabores aquí —dice tratando de hacer que el chico se despegue de el por lo menos un segundo.
—No quiero volver a separarme de ti ni un solo momento así que... No me bajaré, deberás abrir y dejarme dormir en la parte de arriba o no voy a bajarme.
El ceño de Younggi se frunce y mira a su amigo con una mirada de desaprobación.

—Eso ni lo sueñes —dice completamente serio—. Si no te dejo dormir ahí sobrio qué te hace pensar que te dejaré hacerlo mientras estás ebrio. Ni hablar —Sooyoo lo suelta por fin yendo hacia su cama y tirándose -literalmente- en esta.
—No estoy ebrio, solo tomé un poco porque el chico guapo me invitó y no pude decirle que no, debiste haberlo visto, parecía un empresario o algo así, seguro si llega a enterarse que soy parte de los empleados del crucero se tire al mar sin pensarlo, aunque… Creo que se lo dije —suelta una risotada, realmente no estaba seguro de que había hablado con Raehee, en ese momento, todo se había vuelto confuso—. Debí haberle dicho que si cuando me ofreció acompañarme a la habitación —alza ambas cejas en un gesto de picardía.
— ¿Que hizo qué? —Younggi detiene su búsqueda del pijama de Sooyoo por la sorpresa. Estaba planeando hablar bien con Sooyoo en la mañana cuando estuviese en un mejor estado, pero ante la última frase de su amigo no pudo evitar reaccionar.
—Un chico guapo se ofreció a traerme a la habitación hyung, era una gran oportunidad pero yo solo podía pensar en ti y en que debía encontrarte, pero descuida, sé cómo comportarme en la primera cita, si es que lo que sucedió puede catalogarse como una —dice avergonzado mientras se quita los zapatos como puede.
Younggi suelta un gran suspiro y vuelve a mirar hacia el closet. Debía esforzarse por no olvidar que Sooyoo era un adulto, y que podía hacer lo que quisiera cuando quisiera. Pero aunque eso era lo que le decía su lado racional, el sentimental pensaba diferente. Sooyoo era inocente y Younggi no quería que eso se perdiera.

—Lo importante es que… Si vuelve a ocurrir, trata de no haber bebido antes, ¿Está bien? —habla en un tono suave, no muy característico de él, pero quería que el menor no lo olvidará.
—Tienes razón hyung, no lo pensé de esa forma, ni siquiera lo conocía, fue algo muy tonto de mi parte, prometo que no volverá a ocurrir —baja la mirada como un niño avergonzado que estaban retando—. Es que el vaso se llenaba solo, fue muy extraño —dice frunciendo sus labios pensativo— ¿Porqué el piso está moviéndose así? —Cuestiona observando hacia este con los ojos bien abiertos.
—Creí que habías dicho que solo habías bebido un poco —responde Younggi en un tono burlón. Por fin encuentra la ropa para dormir del chico y voltea para entregársela, pero nota su expresión y su ceño se frunce— ¿Sooyoo? —Llama su atención y se inclina un poco para poderle ver bien la cara— ¿Estás bien? —El menor asiente aun pensativo sin quitar su vista del suelo aunque se levanta para quitarse la ropa y ponerse el pijama.
—Tengo ganas de salir a correr —ríe observando a su mayor al fin—. Tengo mucha energía hyung —dice saltando de la cama y casi de un solo salto sube sobre la cama de arriba.
— ¡Sooyoo! —Exclama Younggi y sus ojos están tan abiertos que parece que se van a salir de sus cuencas—. Te dije que no subieras ahí. Baja. Ahora —dice firme y serio.
—Mira qué alto estoy hyung —dice carcajeándose en un intento de pararse, golpea su cabeza contra el techo por lo cual cae sentado nuevamente riendo con más ganas mientras se soba la zona golpeada— ¡Te veo doble hyung! —Exclama con sorpresa— ¿Porqué hay dos Younggi's?—Su risa no cesa, por el contrario, se vuelve más escandalosa.
—Sooyoo por favor, ahora no es el momento de comportarte como un bebé —suspira Younggi frustrado. Todo había ido demasiado bien hasta ahora. Está sería una larga noche—. Baja de ahí, ¿Sí? —Younggi estaba cansado; del día de trabajo, de buscar a Sooyoo por todo el crucero; ahora lo que menos quería era lidiar con esa situación, pero sabía que no podría dormirse con una conciencia tranquila hasta que Sooyoo estuviera en su cama durmiendo también.
—Tengo mucha energía hyung, quiero salir a dar una vuelta por el crucero —baja de un solo salto de la litera y milagrosamente cae de pie frente a su hyung—. Demos un paseo ¿Si? Anda, acompáñame —lo toma por los hombros y lo sacude poniendo ojos de cachorro—. Una vueltita, la noche está preciosa, vayamos a la proa, recreemos la escena de Titanic y volvemos, anda, por favor —habla rápido y sin dejar de sacudirlo.
El rubio levanta su mano hacia su cara y masajea sus ojos cerrados con sus dedos índice y pulgar. Younggi de verdad no quería lidiar con eso

—Sooyoo, no. Si sales de la habitación así podrías atraer la atención de nuestros jefes y entonces estaremos fuera de este barco más rápido que lo que te tardas en decir Titanic —explica mirándole implorando en su interior porque el menor entendiera, pero este solo hace un puchero aunque sabe que eso no conmueve a su amigo y rueda los ojos.
— ¡Mira! ¡Una araña gigante! —Exclama señalando a la pared tras de Younggi y en el segundo que su hyung voltea a ver por simple inercia, el menor ya está corriendo velozmente fuera de la habitación. Younggi voltea ahora en dirección a su amigo  al sentir el movimiento y rápidamente va detrás del castaño.
— ¡Han Sooyoo vuelve aquí en este instante! — ¿Después de todo lo que ya había pasado tendría que correr? Younggi no estaba diseñado para esos niveles de estrés.
— ¡Alcánzame hyung! Soy muy veloz —canturrea cual niño pequeño y es cuestión de segundos para que desaparezca por los pasillos, tenía su rumbo fijado y era la proa del barco, suponía que si Younggi decidía no acompañarle, sabría como volver luego.
No hace falta mucho tiempo para que Sooyoo deje atrás a Younggi. Malditas sean las piernas cortas. Pero aunque ya no lo vea, el mayor aún puede escuchar las ruidosas carcajadas de Sooyoo así que sigue el sonido a través de los pasillos, chocando con unas cuantas personas en el proceso. Younggi ya estaba empezando a pensar que si no los despedían después de eso tenía que ser una especie de milagro. Younggi ni siquiera se estaba fijando en que parte del barco se encontraban hasta que la brisa y el olor salado del mar lo golpeó en la cara como un tsunami. Ahora podía ver a Sooyoo a lo lejos, contra la barandilla que evitaba que cayera al agua, con sus brazos estirados hacia los lados y su cabello castaño ondeando por el viento. Younggi -ahora caminando- se acerca al chico.
—Sooyoo, —le llama— ¿Qué diablos estás haciendo? —El menor sin voltear y hablando en tono fuerte por el ruido del viento y el mar responde.
—Estoy disfrutando la vida hyung —respira profundo inhalando el aire frío y una sonrisa sale de sus labios—. Ven, no deberías perderte esta vista, no volveremos a ver algo así en nuestras vidas.
El menor sin voltear y hablando en tono fuerte por el ruido del viento y el mar responde.
—Estoy disfrutando la vida hyung —respira profundo inhalando el aire frío y una sonrisa sale de sus labios—. Ven, no deberías perderte esta vista, no volveremos a ver algo así en nuestras vidas —se sostiene de la barandilla observando hacia el agua. El mareo y malestar que sentía a causa del alcohol que había bebido antes desapareció milagrosamente, y era que el aire fresco parecía haber ayudado para eso.
Younggi suspira y decide hacer caso a lo que le pide su mejor amigo así que se acerca más hasta quedar a su lado. Y Sooyoo tenía razón, la vista era increíble; el cielo estaba completamente despejado, sin una sola nube y se podía apreciar la belleza de más de mil millones de estrellas.
—Es muy hermoso —dice luego de unos instantes de silencio.
—Tú también lo eres. Pero somos amigos, lo nuestro no puede ser —dice con seriedad y voltea a ver la cara de su hyung al fin soltando una risa codeándole ligeramente.
—Idiota —de verdad que intenta contenerla, pero la sonrisa igual abre paso en los labios de Younggi. Aunque eso no significa que el menor no se haya ganado un codazo en las costillas de su parte. Sooyoo se soba a zona golpeada pero aun así no borra su sonrisa.
—Valió la pena venir hasta aquí, creo que aunque pasemos todo el día trabajando, si por las noches podemos apreciar un poco de esto, será un gran viaje, esta oportunidad no se nos va a dar de nuevo, no a gente como nosotros —pasa la mano tras lo hombros del mayor.
—Mientras no me toque trabajar nunca en el bar de la piscina, creo que... Tal vez no será tan malo como yo creía.
—En el bar de la piscina puedes encontrar muchas chicas y chicos lindos —alza ambas cejas —. Yo si quiero trabajar ahí, tal vez Seokmin decida darse un chapuzón y yo esté ahí para atenderlo —si fuese un dibujo animado, los ojos de Sooyoo se hubiesen vuelto corazones en ese momento.
—De verdad tienes una obsesión por que yo encuentre pareja, ¿No? —pregunta Younggi divertido— ¿Seokmin? —Cuestiona una vez más— Ese es el Idol que te gusta, ¿Cierto?
—No es obsesión, todos necesitamos cariño de vez en vez —sonríe abrazándolo de lado—. Si, es el chico más perfecto que haya visto jamás —acuna su propio rostro entre sus manos soltando un sonoro suspiro—. Aunque es obvio que no se va a fijar en mí, creo que con conocerle deberé conformarme —se encoje ligeramente de hombros—. Me está dando un poco de sueño... Tal vez podríamos regresar.
—Para algo te tengo a ti —admite con una sonrisa ladina, tal vez el cansancio lo estaba afectando también porque normalmente Younggi no diría cosas como esa en voz alta—. Sí, vamos a dormir, tal vez sueñes con ese Idol tuyo —dice alejándose de la barandilla y esperando a que Sooyoo le siga.
El menor sonríe porque las muestras de cariño de Younggi sucedían pocas veces, y aunque él era consciente de que le quería, que de vez en vez se lo dijese era lindo de escuchar, por más indirecto que fuese.

— ¿Mío? Ojalá fuera mío, no estaría aquí contigo si así fuese —bromea pasando por su lado para caminar a la par.
— ¿Este es el tipo de mejor amigo que tengo? Qué alivio —responde Younggi sarcástico a lo que Sooyoo suelta una risilla.
—Descuida hyung, nunca te dejaré solo —le muestra una gran sonrisa—. Ahora si estoy tan cansado, no debiste haberme dejado venir hasta aquí, ni siquiera tengo fuerzas para regresar —arrastra sus pies un tanto exagerado, como solía serlo.
—No seas dramático Sooyoo, vamos —dice el mayor sin dejar de caminar, lo único que quería hacer era llegar a la habitación y no salir de su cama hasta que por obligación tuviese que hacerlo.
—Ya, me mantendré callado —hace una breve pausa— Estás aburrido de escucharme hablar, ¿Verdad? —Tapa su boca— Prometo mantener silencio de ahora en más y dejarte descansar hyung, mañana tienes un largo día de trabajo y por mi culpa estamos dando vueltas por aquí.
—No… no es eso, Sooyoo —dice Younggi volteando a mirar a su amigo—. No quise que lo tomes así, es solo que estoy cansado y quiero volver a mi cama. Pero salir aquí no estuvo mal, no tienes porque disculparte.
El menor le dedica una sonrisa cuadrada mostrando su blanca dentadura y sin darle tiempo a reaccionar lo abraza brevemente.

—Estoy feliz de estar aquí contigo, no hay nadie más con quien quiera compartir este viaje que no seas tú
—se separa para volver a caminar—. Ahora también estoy cansado y mañana debemos despertar temprano, pero recorreremos el crucero y disfrutaremos el paisaje como ahora mañana por la noche, al menos un rato, ¿Si?
—Está bien, pero con la condición de que no lo haremos corriendo mañana —pide Younggi mirando seriamente a Sooyoo— ¿De acuerdo?
—Lo prometo, mañana no saldré sin ti a ninguna parte, me comportaré muy bien y te esperaré a que llegues a la habitación antes de ir a cualquier sitio —asiente y pasa la tarjeta para abrir la puerta—. Siento haberte hecho correr hyung, sé cuanto odias hacerlo —ríe adentrándose al dormitorio.


Shin Yoong Soo

El dolor de cabeza que sentía era muy fuerte, cada vez que bebía decía que no lo volvería a hacer pero había vuelto a caer en dos de sus vicios; el alcohol, las mujeres.
Si, se encontraba en una habitación que agradecía no era la de él, junto a una bonita rubia que ni siquiera recordaba su nombre, de hecho, no tenía recuerdo de haber llegado allí pero por como estaban, parecía que habían pasado una buena noche “lástima no está en mi memoria” pensó.
Se levantó tratando de no despertar a la chica que se encontraba dormida sin ropa a su lado –en las mismas condiciones que él.
Realmente sentía que su cabeza iba a estallar, pero no había tiempo para quedarse y buscar algo para el dolor, debía llegar a su habitación. Paso por el baño para higienizarse, buscó algo donde dejar una nota y luego de hacerlo, se vistió para salir sigilosamente de allí.
El aire de mar en su rostro le hizo mucho bien, y decidió que sería bueno pedirse un café bien cargado para poder despertarse un poco, no era que tuviese mucho que hacer, estaba allí solo y había ido nada más que a divertirse, pero si en su primer noche ya había tomado hasta perder el conocimiento, debía controlarse, no quería que eso volviera a pasar, o si, pero estar consciente de lo que hacía.
Una chica joven se acercó a él preguntando que deseaba, el hizo su pedido y la siguió con la mirada mientras sus caderas iban y venían a medida que se alejaba.

—A ti quería encontrarte —una voz femenina que parecía bastante enojada iba directo hacia él por lo cual observó a una chica, tal vez algo menor que él, de estatura media y bonitos ojo rasgados, aunque en su mirada solo veía enojo lo cual le preocupó. No tuvo tiempo de reaccionar cuando sintió un leve ardor en su mejilla producto por el golpe que había recibido, llevo su mano por inercia a la zona afectada y observó a la castaña con ojos bien abiertos, totalmente sorprendido—. Eso es por plantarme ayer por la noche —lo agarro por los hombros y si no fuera porque sus reflejos fueron rápidos, probablemente si en un futuro desease tener hijos, no los hubiera podido tener. La rodilla de la chica apunto a su entrepierna, y aunque pudo amortiguar el impacto con su mano, no dejó de ser doloroso en su ego—. Y eso por haberte ido con mi mejor amiga —si las miradas mataran, Yoong Soo no habría sobrevivido. Pero así como llegó y sin darle tiempo de nada, la chica ya estaba yéndose como alma que lleva el diablo. Se volvió a sentar aun en estado de shock y tapando sus partes.

—Debería tirarte esto encima pero no quiero que me despidan, ojalá y te atragantes con tu café —quien antes le había atendido, llegó dejándole el pedido sobre la mesa y mostrándole una para nada bonita sonrisa.
— ¿Qué demonios hice ayer? —Sobó su cabeza y bebió el café, las cosas se habían salido de control.

Han Soo Yoo

Sooyoo odiaba que todos los días le asignasen una tarea distinta dentro del crucero -aunque era el segundo día de trabajo aquello le fastidiaba un poco-, pero no lo escucharías quejarse o malhumorarse por ello, por más molesto que estuviese su amabilidad y su sonrisa no iban a desaparecer, por eso, cumplía con sus tareas asignadas en gran parte del área vip, haciendo cambio de toallas y arreglando las habitaciones de la gente adinerada del crucero.
Lo único que incomodó un poco al muchacho fue darse cuenta que era el único chico haciendo ese tipo de trabajo –de mucama-, pues el resto eran todas chicas a quienes evitaba observar, sentía cierta vergüenza, algo poco usual en él.

— ¿Oíste que Ki Seok Min se hospeda en esta área del crucero? Pasé por su habitación y lo vi salir.
—Sí, pude cruzarlo, es aun más guapo en persona —hablaban dos chicas y al escuchar aquel nombre, Sooyoo se vio repentinamente interesado en la charla. Aclaró su garganta y se acercó hacia ellas.
—Disculpen —dijo en un tono sumamente varonil tratando de sonar serio e intimidante, dos palabras que no quedaban bien con la descripción de sí mismo—. Debo llegar a la habitación de Seok Min y escuché que ustedes saben donde es...
—Oh claro —una de ella suelta una risilla y codea a su amiga, Sooyoo ignora eso y espera las indicaciones que la otra chica le da para llegar a la habitación del nombrado—. Es la última del pasillo, supongo que como es idol pretendía estar apartado de la fama un poco, y por eso tiene un cuarto alejado.
—Gracias por la información, mi nombre es Han Soo Yoo, a las ordenes señoritas —dice amablemente antes de despedirse y seguir el camino a la habitación de Seokmin.
Probablemente no estaría, o si estuviese, simplemente él se limitaría a hacer su trabajo si es que lo dejaba pasar. De todos modos como empleado de aquella área tenía acceso a todos los dormitorios. De camino pensaba en si sería tan guapo aun recién despierto, y se contestaba a si mismo que seguramente, se sintió como una colegiala a punto de ver a su enamorado y es que… No era una colegiala, pero seguía a Seokmin desde los inicios de su carrera, realmente admiraba al idol.
Se detuvo frente a la puerta indicada y la golpeó suavemente, no quería despertarlo si aun estaba descansado, tal vez hubiese asistido a alguna fiesta la noche anterior. Espero unos instantes y al no recibir respuesta utilizó la tarjeta magnética para abrir la puerta y adentrarse.
Una vez dentro, observó la cama algo revuelta pero lo demás en orden. Era todo sumamente lujoso, se preguntó si el baño tendría jacuzzi o algo así, y sin pensarlo, sus pies ya lo guiaban hacia este.

Sooyoo ha quedado en estado de shock y no se da cuenta de ello sino hasta que siente un pequeño dolor en su mandíbula, había quedado boquiabierto.
Seokmin estaba justo frente a él. Su cabeza recargada en una de las orillas de cerámica de la tina y sus ojos permanecían cerrados todo el tiempo, ni si quiera se molestó en abrirlos cuando su único momento de relajación en el día, había sido interrumpido por quien quiera que fuese, claro estaba que no imaginaba que un desconocido estuviese invadiendo su espacio.

—Estoy ocupado, ¿sí? —Dice un tanto cansado, frunciendo sus labios cuando la respuesta no llega a sus oídos.
Se convence finalmente de abrir sus ojos y cuando ve al castaño chico desconocido, pega un brinco y en un arranque de "protección a la privacidad", junta un montón de espuma y burbujas para cubrirse.

— ¡Yah! Que estoy ocupado —su voz tiembla cuando Sooyoo no se va y permanece con la puerta abierta— ¡Seungjae! —Llama por su mejor amigo inútilmente, pues el menor ha salido media hora antes y no sería capaz de oírle estando en una habitación al final del pasillo, encerrado en el baño.
—Oh, lo siento tanto yo creía que no había nadie en la habitación solo —traga saliva y cuando se da cuenta que no ha despegado sus ojos de Seokmin sus mejillas comienzan a arder—… Por favor discúlpeme —se da la media vuelta, cierra la puerta del cuarto de baño y toma un respiro tapando su rostro con ambas manos, la tierra debía tragarlo en ese momento, pero como no sabía quedarse callado y los nervios lo volvían aun más torpe, en vez de huir volvió a acercarse al baño pero esta vez sin abrir la puerta.
—Estaré ordenando su habitación señor Ki, no dude en pedirme algo si lo necesita —dicho eso, se dispuso a quitar las sábanas de la cama.

Está un tanto más tranquilo al darse cuenta que es uno de los muchachos de servicio y cuando se decide a salir, con una toalla enrollada en su cintura, se encuentra a sí mismo un tanto temeroso y sonrojado.

— ¡Yah! Las puertas se tocan primero —habla con inseguridad, bajando la cabeza y agarrando su toalla con una fuerza sobrenatural. Se dirige a su armario y como puede, se viste con una camiseta— ¿Crees que puedas llevarte de paso mi ropa sucia? Le dije a mi compañero ayer que la lavara y... —señala un cesto de ropa, sin mirar al chico.
Sooyoo arregla cada detalle de la cama para que esta quede en perfectas condiciones y volviendo su mirada hacia él asiente.

—No es por contradecirle pero si toqué la puerta... Creo que estaba demasiado relajado como para oír los golpes, y por eso entré, sepa disculparme —lleva su vista hacia el cesto de la ropa y asiente—. Por supuesto, yo mismo me encargaré de lavarla y traérsela cuanto antes ¿Hay algo más que pueda hacer por usted? —Parecía sorprenderse a sí mismo por lo respetuoso y cordial que podía llegar a ser, aunque por dentro quisiera saltar de alegría y abrazarlo, pues no todos los días se tenía a Ki Seok Min en esas condiciones en frente.
El mayor niega con su cabeza, apenado.

— Lo siento, gracias —concluye, carraspeando su garganta y dándose la media vuelta para pretender buscar más ropa para vestirse—. Es todo.
—Oh está bien —aunque no lo puede ver él lo observa unos instantes antes de tomar el cesto de la ropa y cargarlo—. Disculpe el atrevimiento pero... Casualmente... Le molestaría si... —toma sus manos jugando con sus dedos inquieto— ¿Podría pedirle un autógrafo y una foto? Es un recuerdo para —aclara su garganta tratando de sonar mas varonil nuevamente—… Un amigo.
Seokmin mira la mitad baja de su cuerpo, enrollado en una toalla. Toma lo que usará y después de haberle hecho una seña al chico con sus dedos, pidiéndole que esperara un segundo, entra al baño a vestirse. Apenas el mayor desaparece tras la puerta del baño el menor tapa su boca y comienza a dar brinquitos sin poder creer lo que le acaba de suceder. No solo ha visto a Seokmin, sino que lo ha encontrado en la bañera, ha estado parado frente a él apenas con una toalla tapando su cuerpo de ensueño, y aun así ha sido amable con él. Piensa en gritar pero se contiene y justo siente una vez más el ruido de la puerta, volviendo a controlarse, observa al mayor salir, quien busca un papel y pluma, firma el papel y se lo entrega, sonriendo.

—No pensé que me reconocería alguien, me veo diferente sin maquillaje y el cabello teñido de castaño —ríe bajito, secando su cabello con una toalla— ¿Crees que la fotografía pueda ser para después? Mi rostro está hinchado —hace una mueca—. Pero si me dices el nombre de tu amigo, quizá yo pueda mandarle saludos en un video después o... Seguirlo en instagram o no sé, algo —sonríe, buscando su móvil, preparado para anotar.
—Yo creo que te ves muy bien —suelta casi sin pensarlo ¿Cómo podía pensar que no se veía bien? Ese chico era perfecto ante sus ojos—. Un poco diferente pero... Cualquiera de tus seguidores podría reconocerte —asegura pues él lo reconocería de cualquier forma—. Él... Él se llama Han Sooyoo, y seguro sería el chico más feliz del mundo si recibiera un saludo de tu parte, no sabes lo mucho que te admira, cuando te vio aquí en el crucero casi se pone a llorar y saltar de la felicidad, solo... No se atrevía a acercarse, es algo torpe —dice restándole interés con la mano y guardando el papel—. Eres muy amable Seokmin.

—Han Sooyoo —repite el nombre mientras lo apunta en sus notas del teléfono—. Seguro lo veré después si dices que está aquí en el crucero —sonríe ampliamente ante los cumplidos del castaño—. Tú también eres muy amable, espero mi ropa después —hace una pequeña reverencia cuando el chico se va retirando y olvida preguntar su nombre para agradecerle como era debido, pero Seokmin era demasiado distraído como para darse cuenta de la placa en el uniforme del castaño.

Spoiler:
taejin
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Mensaje por chenyeol. Mar 09 Mayo 2017, 12:04 am

A ver, a ver... pa' empezar... We, citaría el capítulo pero es un bestial, ahr... Intentaré dar lo mejor de mí, dando mi opinión sobre el primer capítulo de este coso tan beio ;-;

Primero... Amo demasiado a los hermanos Lee, idk, estoy encantada con Dongmun y lo diabla que se le sale a Eunsun 생존자 |N.C| 3098243176 Siento que son almas gemelas, los adoro intenso. Va más adelante, mi parte fav de ellos, pero lloré de risa cuando se pelean como:

— ¿Qué pasa si tu estúpido boleto se me cae ahora y te quedas sin viajar? —Ambos boletos estaban en su mano la cual estiró fuera de la pasarela por la que subían donde debajo había agua.
—Atrévete y verás lo que te pasa —Eunsun responde con los ojos entrecerrados por el enojo—. Te empujaría a ti justo detrás de ellos 
y el Sooyoo ahí, todo asustado 생존자 |N.C| 1313521601 e incómodo con la situeishon, me dieron ganas de hacer una expresión como: "Awww", pero me reí. Ain so sorri.

Después, debo decir que amé a Jesun... Tipo, desde el inicio dije: "ahnuma, kermozo ser humano" bc u know, Mark es todo. Amor, vida, dolor, ahr. Y bueno, que su manera de ser así toda... idk, interesante, me llamó. Fue divertido cómo se ganó los boletos xd, y luego como de la nada se aparece con Youngji (ahnuma, me confundo con younggi... why, km y di?) y tipo: "salimos en dos días, más te vale estar lista" y me dí cuenta de que todos los personajes de Diana aman golpear a sus seres cercanos 생존자 |N.C| 2686721104 Namás porque se les da la gana... Ah, ¿chingones?

También tengo que decir que amé a Raehee, we.. Es totalmente mi tipo, ahr.. Aunque sea gei. I cry. Te juro que leía su descripción y fue como que: "namames, nunca había visto a Jin tan hombre como lo ví en esos momentos". Me puse a chillar, ahr. Fangirlee.

Dongmun y Akame son goals. Ya los amo, ya los shippeo, ¿pa' cuándo la boda? ¿pa' cuándo los hijos? ahr. Te juro que es la persona con la que Me se ha puesto más tímida en lo que llevo de roles del crucero (hehe, poquitos xd), pero weno, es Dongmun. Obvio se iba a poner tímida.

Y luego Hyunraaaaa ;-; y Namwook. Te juro que los amo tanto, tanto, tanto ;-;♥️ Son mis favoritos por siempre... Lloro cuando leo a mi Nam, no sé por qué. Me da un algo que me hace feliz. Estoy orgullosa de mi niño, hehe.
Y el Hyunra cargando sus cosas y dcinasisnxa, ese rol es uno de mis favoritos♥️ me encantan demasiado, casi tanto como Younggi (why, kmy di? x2) y Sooyoo. HanWook son mi friendship fav namber 1. 

Tengo que decir que Hari me sorprendió. Esa barba, ahr. Y su amistad con Kai, la verdad no esperaba lo de la chica... Ahr, no sé como explicarme. Fue como que: "baia... ojalá sea una de las que muera" sin rencores. la vdd.
Y creo que hubo muy poquis de yoongsoo. Tipo, leí cosas de él, pero siento idkw, que le faltó salir un poco más :( quería leer de él mucho, como con hyunra, pero sooyoo, jaesun y raehee se llevaron casi todo el cap♥️ los amé con todo mi ser.

Casi todo lo que me gustó del cap lo dije por el chat, pero tengo que decir que la manera en la que finalizaste la tercera parte 생존자 |N.C| 285151902 una bañera + ki seokmin + han sooyoo + imaginación, no es... saludable, ahr. Me desubico a veces... Ain sorri not sorri, la vdd.

En serio, esperaba mucho de este cap y recibí más de lo que esperaba. Tipo, vine buscando plata y encontré oro. Ahr.
Amo a cada uno de tus personajes y quiero leer más de ellos.
Comentaría de Misuk (que la amé, ioro, justo en lo jisoo biased), youngji, hyorae y demás, pero creo que solo me centré en tus pjs, hehe, por ahora... Ya le tocará a Di leer mi opinión sobre sus pjs xd

En fin, espero más de tus escritos, que ya extrañaba ;-; y que esta ene cé siga rindiendo frutos, ahreeeeee wuuuu.

Besitos, espero el cap de Di♥️
chenyeol.
chenyeol.


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Mensaje por Cam Mar 09 Mayo 2017, 9:17 am

Te dije que ibas a superar las expectativas con el capítulo y justo así fue, al parecer no eres la única que siempre tiene razón vic xd 
Weno ahora todo lo que me gustó del cap (aunque está de más decir todo me encantó pero siempre tengo que resaltar lo fav, verdad? pls):

Ya lo dije como ochenta veces por el Messenger pero Jesun, lo amo, pls es Dios. Y juro por yoongi que no lo digo sólo porque sea Mark, no sé, su personalidad me encanta y me parece adorable por alguna razón 생존자 |N.C| 1796689324

De Dongmun ni sé qué decir bc ya sabes que lo amo demasiado, los Lee Bros son [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] y ahhhh!!!! Su encuentro con Akame fue precioso, el conejito es demasiado hermoso, es un hecho, los shipeo Y Eunsun lo hará también, seguro, pero primero debe matarlo a él por dejarla encerrada xd

Me dió risa la parte en que a Yoongsoo le pega la chica y luego la otra le dice que le va a tirar el café encima xd No sé, presiento que él me hará reír bastante 

Hari también me cae bien (todos tus pjs me caen bien ahre), tenemos que cuadrar tramas entre él y MinJi bc creo que se llevarán bien  생존자 |N.C| 2841648573

SOOYOO! MI AMADO SOOYOO EL MAS FAV DE MIS FAVS EN SERIO LO AMO DEMASIADO. Momento fangirl xd Quiero que todos mis pjs tengan tramas con Sooyoo pls  baba Sooyoo es amor, Sooyoo es vida.

Y RAEHEE please los Hwang Bros también son goals y ya quisiera yo tener un hermano cómo RaeHee xd es hermoso <3333333

Y bueno, por último pero no menos importante, Hyunra xd también me encanta y pobre lo pusieron a cargar maletas xd es un buen amigo pls, también tenemos que cuadrar como serán él y Myungdae, tenemos mucho por planear xd 생존자 |N.C| 285151902

Y bueno, yo necesito el siguiente bc estoy enamoradisima de esta idea, me encanta todo y quiero leer más xd (sin presiones di ahre)
Cam
Cam


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Mensaje por chenyeol. Mar 06 Jun 2017, 1:20 am




capítulo dos; parte uno.


Li Akame.


El reloj hacía que sus nervios aumentaran, el silencio le ponía ansiosa y su cerebro no dejaba de formular situaciones en las que su hermano mayor podría hacer una mala jugada.

Rezaba por que todo saliera bien y Shaoran llegara frente a ella, le sonriera y le dijera que regresaran a casa, en Gwangju, Corea del Sur.

Akame no quería volver a China. Ella se sentía bien en donde estaban.

— Li Ahkeyme. – pronuncian con fuerza, haciendo sentir irritada a la chica por la mal pronunciación de su nombre.

No se queja; tampoco corrige al hombre, solo se limita a sonreír falsamente, con un toque de timidez y entrar a la habitación en donde estaba su hermano mayor, acompañado de un abogado de renombre y una mujer, que decidiría lo que era mejor para la familia Li, que estaba conformada por Li Shaoran, Li Akame y una abuela Li recién fallecida.

— Bien, joven Li… – habla el abogado.

Akame no puede evitar ver lo atractivo que es el hombre; su voz es rasposa, su piel demasiado pálida, sus mejillas sonrosadas y un par de labios carnosos. Cada vez que lo ve, siente una nueva impresión, a pesar de conocerle de hace tiempo.

Shaoran traga saliva ante la mención de su nombre y se dedica a escuchar, indicándole a su hermana, con una mano, que se siente junto a él.

»— Lo único que puedo ofrecerle por el momento, es ser instalado en un crucero. Me veré con la obligación de cumplir el segundo artículo de Guarda y Custodia de Menores; así que…

Akame frunce el entrecejo, mirando a Shaoran de soslayo.

— ¿Artículo? ¿Guarda y Cus…? Mira, Jaeho… – de pronto, el idioma en Shaoran lucía tan familiar. Akame estaba sorprendida con el repentino avance de su hermano en el idioma y orgullosa de la manera en la que el mayor comenzaba a defenderse. —, sólo quiero hacerme cargo de ella. No quiero ser su padre, ni mucho menos.

Jaeho, el abogado de la familia, suelta una frívola risita.

— No puedo nombrarte su “guardián”, Shao. – el vello de la piel del aludido se eriza.

Siente la sangre hervir en sus orejas y un escalofrío recorre su espina dorsal cuando el abogado se acerca lo suficiente por detrás de la silla y recorre el respaldo de la misma con una de sus manos.

— S-sólo q-quiero…

— En el crucero, podré ver la manera en la que tratas a Akame; además, Bubbah quería que cumplieran un par de cosas, para ver si eran merecedores de su empresa. – Akame no comprende la situación.

Se siente abrumada con la mención de tantas cosas. Herencia, custodia, crucero.

Shaoran aprieta sus manos con fuerza, blanqueando sus nudillos ante la presión y un fuerte bufido exasperado escapa de su boca.

La más joven en la sala, toma la mano de su hermano, haciendo que el mismo se relajara y pudiera continuar con comodidad la charla con el abogado. Akame tenía miedo de lo que podía pasar si Shaoran no se sentía más relajado.

La oreja izquierda del mayor de los Li, amenazaba con desbordarse en sangre. Akame actuó rápido y limpió el hilo de líquido carmesí con un pañuelo que se encargaba de llevar siempre y Shaoran regresó a la normalidad, después de un pequeño aturdimiento ante las palabras de Min Jaeho.

— La abuela estaba loca, ¿no es así? – susurra el de procedencia china, en un perfecto mandarín, provocando una sonrisa en quién pronto cumpliría los dieciocho años. — ¿Y qué si no quiero que Akame haga lo que la abuela pidió? – Jaeho niega con su cabeza, un tanto divertido por la situación.

— El testamento demanda que, cuando ella cumpla los dieciocho años, tendrá que hacerse responsable de la línea en Changsha. – Akame regresa a la confusión, mirando el suelo un par de minutos y tratando de juntar cada una de las oraciones que se han estado lanzando al aire entre su hermano y Jaeho.

Shaoran gruñe.

— Bien. – truena sus nudillos, mueve su cabeza en dirección a su hermana y le sonríe con tranquilidad. — Todo estará bien, A. – susurra en un perfecto mandarín, transmitiéndole la misma tranquilidad que sus padres le hicieron sentir antes de morir.

Akame estaba segura junto a su hermano, pero al parecer, la Ley no lo vería nunca de esa manera.


Joon Nam Wook.

Colocó sus audífonos en sus oídos el viaje entero.

No miró a su alrededor más de tres veces, aunque si intercambió un par de miradas con Hyunra.

Namwook no se sentía bien; se estaba alejando de casa un par de semanas y sentía que estaba dejando atrás todo. 
Su pecho dolía, las lágrimas amenazaban con salir y no quería que nadie del equipo le viera llorar.

Odiaba que lo vieran tan débil.

Me iré, Dokyeom-ah… Mucha suerte.

Escribe a su ex–novio, sintiéndose tan dramático de repente.

No envía el mensaje, pero tiene ganas de hacerlo, mientras la tonada de Blue, cantada por algún grupo sur-coreano, llega a sus oídos, haciéndole dormir casi al instante.

Sueña con el día en el que su primer relación terminó.

Se juró que no saldría con nadie más que con Dokyeom. Estaba tan enamorado de él, que buscarlo aun después de la ruptura, le resultaba inevitable.

Dokyeom fue lo más cercano a una relación duradera que tuvo. Tenían planes para todo, menos para un futuro estable.

Namwook estaba ocupado con su deporte y Dokyeom amaba la literatura. No congeniaban en muchas cosas, pero cualquiera que les veía, sentía celos de aquella relación que llevaban.

Dokyeom consentía tanto a Namwook y éste mimaba al más bajito. Eran el uno para el otro.

Hasta que Dokyeom pensó que estarían mejor siendo amigos.

No, Do no encontró a alguien más, ni mucho menos. Amaba tanto a Namwook que le sería imposible buscar a alguien más, pero tenía que ir a lugares lejanos para aprender más sobre su carrera. 
Europa fue un gran paso para él. Extrañó día a día al beisbolista, pero nunca más se comunicó con él. 

Y el orgullo de Namwook le impidió hacer una sola llamada. 

Lloró noche tras noche, día tras día. Dokyeom era su todo, hasta que decidió que era tiempo de dejarlo ir.
No tuvo más relaciones formales o que pintaban a durar más de tres años y medio, como duró con el chico que amaba, pero al menos había tenido experiencias lindas con quien salía.

Namwook juraba enamorarse rápido de ellos, aunque Hyunra nunca le creyera; y después fingía sentirse dolido, tres días consecutivos, cuando terminaba con quién salía.

Él siempre terminaba las relaciones, cabe mencionar, porque ninguno era cercano a lo que Dokyeom solía ser.

— Será un buen viaje, buscaré muchos chicos lindos y, créeme Hyunra, encontraré al amor de mi vida. – había dicho antes de subir al autobús del equipo de béisbol. — Les presumiré que hemos ganado el torneo de la Universidad y… ¡Me adorarán! – limpia sus uñas con el camisón largo del equipo de béisbol, incapaz de ver la reacción de su mejor amigo.

Cuando llegan al crucero y son dirigidos a sus habitaciones por un lindo chico, a vista de Namwook, Hyunra decide salir, dejando al mayor de los dos solo en la habitación, con la excusa de que tenía que arreglarse para poder salir a la piscina a “conquistar”.

Namwook toma una ducha, se viste con un short celeste y una camiseta blanca, maquilla ligeramente su rostro con un poco de base, iluminador y delineador de ojos color celeste, para después salir de su habitación y aventurarse a buscar una nueva conquista.

Lo que no esperaba, era ver a su ex, caminando junto a un castaño más alto, tomados de la mano.


Kim Tae Il.

Taeil necesitaba unas vacaciones, y rápido. 

Había ido cinco veces a consultar por culpa de repentinos ataques de ansiedad y, ¿cómo no? Si Dokyeom juraba haberlo visto dormir no más de ocho horas necesarias.

— No necesitaba una consulta, Dokyeom-ssi. – dice el mayor, agitando su cabello castaño y mirando la receta dada por el doctor con un poco de estrés.

Se habían conocido en Europa, hace dos o tres años atrás, cuando ambos fueron mandados por Universidades de Corea, diferentes, a un curso de escritura. Ambos eran alumnos destacados de las escuelas en las que estudiaban y tenían aquél curso bien merecido.

Dokyeom tuvo la suerte de encontrarse con alguien tan alegre y divertido como Taeil; así como este último fue feliz de encontrarse con una persona neutra como Do. Se complementaban al grado de llamarse mejores amigos.

A pesar de ser dos años mayor, Taeil congeniaba bastante bien con Dokyeom y lo trataba como si fuese su pequeño hermano. Do, quería demasiado a su mayor y le consideraba también como a su hermano.

Ambos resultaban una excelente combinación en las cosas que hicieran; fueran, o no, parte de sus actividades estudiantiles.

— Lo que necesitas, hyung, son unas vacaciones. – el mayor niega con su cabeza, cruzándose de brazos. Importándole poco que su receta médica se arrugara.

Taeil tenía mucha presión cargando sobre sus hombros. Era reconocido por haber publicado una obra que se había hecho famosa rápidamente y su memoria se estaba bloqueando en estos momentos.

Kim Taeil dormía al menos dos horas cada día, esperando a que la inspiración llegara a su mente y borraba alrededor de cinco veces su historia, hasta asegurarse de que el texto tenía coherencia.

— Tampoco necesito de eso, Dokyeom; solo necesito un pequeño des…

— Esas son vacaciones, hyung. – regaña el más bajito, cruzándose de brazos de igual manera y luciendo intimidante con su entrecejo fruncido.

Los grandes ojos del menor lograban causar miedo en Taeil, aunque era demasiado raro que el mayor no le temiera a algo.

La verdad tras aquella sugerencia de las vacaciones que el mayor merecía, era un par de boletos con destino a un crucero; un barco que recién se estrenaría y zarparía de la Isla de Jeju, en Corea del Sur. Los padres de Jin Dokyeom eran trabajadores de las líneas marítimas y le habían obsequiado aquello a su único hijo. Dos boletos para el estreno del nuevo Nanami 22-6.

Muerde su grueso labio inferior con nerviosismo y está seguro de que pronto le dirá a Taeil, sin miedo, que estaban destinados a un viaje en menos de cinco días.

---

El castaño estaba enojado. Molesto.

No había cargado la pila de su portátil y estaba desesperado. El vuelo en el que iban, repentinamente, le estaba causando inspiración y necesitaba teclear lo que se le ocurría.

A su mejor amigo, se le había ocurrido pedirle que le acompañara a un viaje marítimo de… ¡Ni siquiera sabía cuánto duraría aquél viaje!

A Kim no le gustaba el agua, le temía a las profundidades. Nunca se había subido a un barco, pero estaba seguro que le darían náuseas y vértigo. Sabía nadar, pero temía caerse por alguno de los barandales.

¿Y si el barco chocaba contra un iceberg y se hundía como el Titanic?

Hyung, estamos en verano, no hay icebergs… – le había dicho el menor, rodando sus grandes ojos y cruzándose de brazos, esperando las indicaciones de las azafatas.

Cállate, en la película, DiCaprio lucía acalorado.

¿Acalorado o caliente? – y Taeil se había callado.

No le molestaban las repentinas preguntas morbosas de su amigo. Estaba consciente de la orientación sexual del menor y eso tampoco le molestaba, de hecho, se había acostumbrado bastante bien a ello; lo que le ponía los nervios de punta y le hacía sonrojarse, eran las repentinas ganas de querer ahorcarlo porque siempre hacía comentarios de aquél tipo cuando estaba pasando por un momento difícil.

Acostumbrarse a la idea de ir en un crucero… Era misión casi imposible para el escritor.

---

El castaño no se sentía nada cómodo estando en Corea una vez más, pero Dokyeom parecía no tomar eso en cuenta.

Le valía un reverendo pepino si Taeil estaba cómodo con la idea del crucero o no; él solo quería que su hyung tuviera unas buenas vacaciones y finalmente pudiera descansar de su trabajo diario y la presión de querer tener buenas ideas nuevas.

— Sabes, Dokyeom-ah… A veces me pregunto por qué somos amigos. No te importo. – el aludido rueda los ojos, caminando entre los pasillos del aeropuerto de Incheon y buscando taxis que lo llevaran a la central de autobuses de Jeju.

— Haré que vuelvas a Londres si sigues pensando así.

Taeil sonríe ampliamente y se hinca en ambas rodillas, fingiendo llorar mientras sujetaba al más bajito de su camiseta a cuadros negra.

— Doyeom-ah, ¿por qué no te importo? ¿Soy tan poca cosa para ti? – llama la atención de viajantes alrededor, causando un intenso sonrojo en las mejillas de Jin.

Las cejas pobladas del menor, parecen juntarse cuando frunce su frente y se cruza de brazos. Le molesta llamar la atención; le molesta tener un mejor amigo mayor que él y que se comporte como el menor. Pero no hace nada, solo se queda ahí, de pie, mirando al mayor hacer el ridículo, mientras decide que caminar lejos de él es su mejor opción.

— ¿Has perdido a tu mamá? – hace una mueca de tristeza fingida y toma al castaño de una de sus muñecas. — Ven, pequeño, te ayudaré a buscarla. – la gente empieza a reír un poco y Taeil se siente avergonzado.

— ¡Yah!, maldito enano. – se zafa del agarre de su amigo.

Su idea había sido un fracaso, como la mayoría de las ideas que tenía cuando estaba con Dokyeom. Su amigo siempre se encargaba de hacerle pasar vergüenza cuando su plan no funcionaba y odiaba esa parte de él.

Ahora tendría que viajar sí o sí en ese crucero.

Tenía suerte de haber llevado su portátil en una de las maletas.


Lee Seok Min.

Seungjae se pone sus gafas de sol y camina con elegancia hacia el auto en el que recogería a su mejor amigo para pasar las vacaciones de sus vidas... O así lo esperaba él antes de que sucediera el incidente.

Lee Seok Min, aquél reconocido cantante, actor, modelo, conductor, compositor, músico, productor y CEO sur-coreano, había solicitado un par de semanas de vacaciones junto a su mánager, mejor amigo, confidente, cómplice y demás. Obviamente habían firmado los papeles de aceptación a aquella petición, porque Si no me dan mis vacaciones, mandaré una queja a Derechos Humanos.

¡Sobreexplotación, señores! – había añadido el mánager, de brazos cruzados y con el entrecejo fruncido, transmitiendo miedo a los agentes de la empresa.

Habían chocado puños cuando el documento fue firmado y se habían preparado con dos boletos de avión a Los Ángeles.

¡Boletos de avión tirados a la basura! Literalmente.

Seungjae dejó los papeles en la mesa de su departamento y Bee, su perro, pensó que era un suculento juguete que podía destrozar.

¡Es el demonio, Seungjae! – había gritado Seokmin, con su rostro más rojo que nunca y una mueca de molestia en el mismo.

Eres un ángel. – había susurrado el pelinegro a su Bichón Frisé alto, con pelo blanco y esponjado. Un perro demasiado extraño para su raza.

Seokmin sólo rodó los ojos y se encargó de buscar en internet algún lugar para vacacionar.

Podemos comprar boletos no tan caros para… ¿Te gusta Japón? – el de cabello rizado soltó un bufido de exasperación cuando escuchó a su mejor amigo hablando y le ignoró olímpicamente.

Incluso, le dio una patadita en la cola al perro maligno. 

Seungjae no quería admitir que su perro estaba mal. Lo mimaba cada que tenía oportunidad, e incluso, le premiaba por sus travesuras. Parecía enamorado de ese perro y Seokmin lo odiaba.

Cuando Bee le gruñe por el gesto en su cola, Seokmin entrecierra sus ojos e imita el gesto del canino, ignorándolo después, para poder realizar un par de llamadas que le permitirían buscar un buen destino.

Y así fue como encontraron el dichoso crucero al que subirían en un par de horas.

Dos semanas atrás, Seokmin estaba enfadado con el pelinegro por haber permitido que aquél perro que odiaba, se comiera sus boletos con dirección a la felicidad; pero ahora estaba un poco más relajado.

¿Qué puede salir mal? – Seungjae se había alzado de hombros y se había recostado en una de las sillas de tela que colgaban entre un par de tubos de cemento en el patio de la enorme casa de Seokmin, intentando broncear la pálida piel que poseía, pero nunca lograba oscurecerse.

Cállate, no tienes derecho a hablar desde que permitiste que esa bola de pelos – señala con odio al canino blanco. Gruñe al verlo sacar la lengua y jugar con su cola. —, eugh, se comiera nuestros boletos.

Seungjae suelta una carcajada e ignora el comentario de su amigo, relajándose en la hamaca.

El claxon de un auto, saca al de cabello castaño de sus pensamientos y con el entrecejo fruncido, sale de su casa, poniéndose sus lentes de sol, cargando sus maletas con ambas manos y subiéndolas sin cuidado al auto blindado de su amigo.

No se lleva una grata sorpresa cuando Bee le observa por el retrovisor, porque sí, Seungjae lo había obligado a ir en el asiento trasero porque él es demasiado joven, tiene que ir bajo mi supervisión.

Eso sí, el perro se comportaba excelente cuando el pelinegro lo veía, pero nomás se descuidaba un poco y hasta parecía que al Bichón le era capaz de hacer muecas y sacarle la lengua en modo burlón.

¡Un perro se estaba burlando de él!

Afortunadamente, Bee no iría con ellos en el viaje y lo dejarían en casa de los hermanos mayores de Seungjae.
Seokmin se negó a ir en el mismo asiento en el que el demonio iba, por lo que obligó a su amigo a bajarse del auto y… No, no lo haría que fuera en el lugar en el que iba su mascota anteriormente. Lo mandó a los asientos traseros, junto con las maletas de mano. 

— Me vuelves a hacer viajar en ese lugar y te las verás conmigo. – le dice el castaño, cuando Seungjae se preparaba a quejarse porque no le llegaba aire acondicionado en su lugar.

Las cámaras no tardaron en hacerse presentes cuando ambos salieron del automóvil.

Los dos chicos eran bastante llamativos; altos, guapos, ambos reconocidos, porque… ¿Qué persona famosa tenía un mánager tan guapo como Boo Seungjae? Solamente Lee Seokmin; al menos en Sur-Corea.

Parecía que caminaban en cámara lenta a la vista de las adolescentes emocionadas que los veían, aunque sus pasos fuesen casi apresurados porque Seungjae había olvidado la hora a la que el barco zarpaba y resultó que ya iban algo tarde.

Por su culpa, no había mucha gente del personal que pudiera guiarlos y tuvieron que encontrar sus habitaciones por sí mismos.

Seokmin tenía miedo de que sus vacaciones se arruinaran por culpa de su amigo; si odiaba al perro de Boo, ¿por qué no lo podría odiar a él también?

— No dejaré en tus manos nuestras siguientes vacaciones… No sé cómo es que logras agendar todas mis citas sin que se te olviden. – la sonrisa traviesa en el rostro de su amigo, hizo que un calambre recorriera su espina dorsal y de pronto se sintiera menos relajado en su tiempo libre.

»— ¿Sabes qué? Olvídalo. – juntos entran a la habitación y lo único que hacen y deciden hacer por las próximas dos o tres horas, es descansar.


Kim Tae Il.

Taeil levanta su rostro del hombro en el que se había recostado y sonríe apenado cuando nota la gran mancha de baba en el hombre a su lado.

El viaje en autobús había sido más largo de lo que esperaba y se había quedado profundamente dormido en el hombro de un viejecillo que le acompañaba.

Dokyeom pensó que sería más relajante ir separado de su amigo en el viaje, porque el estrés que le había generado el castaño cuando iban en el avión, no quería volver a sufrirlo en un autobús a Jeju.

El viejecillo hizo una mueca de asco cuando notó lo que el joven veía y amenazó con levantarse a golpearlo; o al menos eso pensó Kim cuando vio al hombre levantándose para recoger su maleta.

— Sepa disculparme. – dijo con una reverencia, corriendo al instante en el que terminó de decir su oración.

Buscó a Dokyeom con desespero y le gritó miles de veces, pero el más bajito nunca respondió a su llamado.

Tuvo que ir en busca de un taxi y justo en el momento en el que un auto se detuvo frente a él, Jin Dokyeom apareció a su lado y se subió en el asiento delantero, mirándole e incitándole a que se subiera, mientras dictaba la dirección a la que querían ir.

— ¿En dónde estuviste?

— Justo detrás de ti… Todo el tiempo. – da un mordisco al hotteok que había comprado en la entrada a la estación de autobuses y le tiende una bebida de pera a su amigo. — Hyung, deberías poner más atención. – rueda los ojos, masticando el alimento y haciendo reír al conductor.

Taeil lloriquea cuando el hombre estaciona el taxi frente al crucero. Tiene miedo y siente que está al borde de la muerte cuando Dokyeom le pide que deje su asiento.

Toma sus maletas de la cajuela con temor, traga saliva con fuerza y camina junto a su amigo, subiendo por la rampa del crucero.

— D-Dokyeom-ah… Dokyeom-ah, Dokyeom-ah… ¡Dokyeom-ah! – grita desesperado, llamando la atención a su alrededor.

Esta vez, el aludido se detiene a tomar la mano del escritor, sonriéndole con confianza.

— Ven acá, hyung, no te va a pasar nada.

— ¿Y qué si muero? ¿Y qué si tengo… hidrofobia? – el menor ríe, levantando, con mucho esfuerzo, a su mayor del suelo y llevándolo consigo, aun tomado de la mano.

Ambos caminan con tranquilidad, siendo dirigidos por una chica a su habitación. 

— Sólo piensa en esto como si estuvieras en un hotel… Es lo mismo. – dice el de labios gruesos, aferrando su agarre al del mayor cuando sus ojos encuentran la mirada de un familiar pelirrojo.

Traga saliva con fuerza y siente un nudo formarse en su garganta.

Debía estar extrañando mucho a Namwook, como para haberle visto caminando por el mismo pasillo que él cruzaba con dirección a su habitación.

No podía creer lo lindo que seguía luciendo. El rojo le quedaba radiante y amaba que contrastara con su pálida piel.

¿Por qué le había dejado, si quiera?


Li Shaoran and Akame.

Li Shaoran estacionó su automóvil en el cajón de autos que guardarían las pertenencias de los pasajeros del Nanami y baja del mismo, ayudando a su hermana menor con su equipaje.

Su viaje no había sido tan tedioso como ella pensó. Jaeho le había hecho plática todo el tiempo, cosa que le pareció extraña, pero lo agradeció desde lo más fondo de su ser.

Min, tenía alrededor de dos años ayudando a la familia con los gestos económicos; se había convertido rápido en un abogado de renombre y a la abuela Bubbah, que en paz descansara, le agradaba tanto aquél hombrecillo de mejillas sonrosadas.

Se había ganado la confianza de todos, aunque aún sacaba a Shaoran de sus casillas.

El hombre había estado intercambiando palabras en mandarín con los hermanos. No es como si supiera el idioma a la perfección, pero lo intentaba; así como los hermanos intentaban no burlarse cuando confundía palabras como… vacaciones, con pimiento verde.

— ¿Te esforzarás en hacer amigos, al menos? – la pelinegra sonríe y niega con su cabeza. Jaeho suelta una ligera carcajada y Shaoran suspira aliviado.

— Hana estará ahí, el equipo de béisbol de la escuela ganó el campeonato y el equipo de porristas celebra con ellos.

El ojo izquierdo de Shaoran sufre un pequeño tic cuando escucha a su hermana y aprieta las llaves del auto con fuerza, impidiendo al abogado cerrar la cajuela.

— Vaya, Akame… ¿Eso quiere decir que estará…? – el castaño alza sus cejas, provocando un fuerte sonrojo en el rostro de la más joven, dejando que el hermano de la dieciocho-añera cerrara la cajuela por sí mismo.

— Tienes prohibido acercarte, Akame. – sentencia su hermano mayor, enfadado, sincronizando su paso con el de los otros dos.

Akame asiente ante la petición de Shaoran y empieza su caminata,  detrás de ambos hombres.

— Si estará, oppa, pero no tenía las intenciones de… – la mano derecha de Jaeho se alza a la altura de su rostro, interrumpiendo a la joven.

— Algunas reglas están para romperse… Si lo quieres ver, no hay problema, yo cuidaré tu espalda. – las mejillas de la pelinegra se tiñen de un color rojizo más intenso y siente alivio cuando es capaz de divisar el autobús del equipo de su escuela.

Jaeho le permite irse, con un solo asentir de cabeza y Akame se va, corriendo a buscar a su mejor amiga.

— Hana... – susurra más para sí misma cuando la ve bajar del autobús. 

Alza un poco las manos para llamar sólo la atención de su amiga y se sonroja cuando la ve caminar hacia ella. 

Akame dejó sus maletas con su hermano y el abogado, por lo que proporcionarle un corto abrazo a su amiga, no fue tan difícil como lo imaginó.

»— Estuve buscando su autobús un rato, pensaba que no llegarían. – exagera en voz bajita. Acababan de llegar y se había comenzado a asfixiar con la presencia celosa de su hermano. — Pensé que nunca llegarían y tendría que estar sola con Shaoran. - se cruza de brazos.

No odiaba al mayor, ni mucho menos… Amaba a su hermano y realmente agradecía el tipo de relación que llevaban, pero no quería estar sola con él y tener que hablar con Jaeho sobre acuerdos, contratos y firmas que, de todos modos, no entendería nunca.

A demás… Se ponía incómodo el ambiente cuando Jaeho paseaba sus manos por la espalda de su hermano y las gotas de sudor se hacían visibles en la frente de Li.

Era evidente que Jaeho le estaba coqueteando y Shaoran no hacía nada para detenerlo. Se gustaban.

— ¡Claro que no! – exclama Hana con una sonrisa divertida. — No te dejaré sola, la pasaremos bien juntas. – promete con una sonrisa. — Aunque... Ya te lo dije cuando hablamos pero, siento lo de tu abuela. — añade con simpatía.

El entrecejo de Akame se frunce ligeramente, pero asiente en aceptación.

— No pasa nada, gracias... – como puede, entrelaza su brazo con el de su amiga y le pide con la mirada que caminen directo a la entrada del crucero, pues pierde a su hermano de vista. — ¿Qué tal estuvo tu viaje? ¿Estás lista? Mis nervios aumentan cada vez más, estoy mareada desde anoche. – sonríe en broma, mirando a su amiga de soslayo.

— El viaje estuvo bien, estoy muy emocionada. Nunca he estado antes en un crucero. – confiesa contemplando el gigantesco barco frente a ellas — Va a ser genial, ¿Verdad?

La menor siente un repentino retorcijón en el estómago. Tiene miedo de la inmensidad del barco, pero siente confianza al ver a su hermano subir al mismo, junto al abogado, sonriendo por primera vez en el día.

No era novedad que el mayor despertara de mal humor a diario; Jaeho solo podía cambiar eso.

Akame finalmente asiente con su cabeza ante la pregunta de su amiga, un poco temerosa y concluye soltando un suspiro.

— Ojalá lo sea. – aprieta sus labios, hasta dejarlos en una sola línea. — ¿Venías con alguien? Te he retirado de tu grupo. – suelta una risita apenada, buscando a su alrededor a gente que lograra reconocer del equipo de porristas.

— No, no. Descuida, no venía con nadie. – aclara rápidamente, riendo con su amiga — Además, estar contigo ahora es mi mayor prioridad Akame. Te extrañaba. – finaliza con sus mejillas sonrojadas.

Hana siempre ha sido lo más cercano a una familia. Es verdad, tiene un hermano mayor, pero no es como si hubieran pasado toda su vida juntos.

Shaoran había sido hijo único casi siete años completos; vivía feliz en China, como único heredero de las empresas Li, junto a su padre. Hasta que Akame llegó.

No sólo causaría problemas en la repartición de la herencia de su abuela, también causaría problemas con su estadía en China, porque no era solo un mito aquella sentencia de: “Solo se es permitido tener un primogénito”.

Cuando se mudaron a Corea del Sur, por ser un lugar más seguro y que permitiría la estadía de dos hijos Li, Shaoran vivó con sus padres, siendo instruido lo suficientemente bien como para poder crecer con los conocimientos de liderazgo necesarios.

Él se hizo frío, con una actitud demandante y casi sin sentimientos, mientras que Akame vivía su infancia con su abuela.

Sus estudios tuvieron que ser realizados en Changsha, la capital de la provincia de Hunan, en China. No fue registrada como hija de los Li; la abuela Bubbah la había demandado como su hija adoptiva y los trámites fueron realizados.

Finalmente, a los catorce años regresó a Gwangju, conoció e hizo amigos en la escuela. Amigos que marcaban su vida, como Hana, Hyungsik y Hyunra, más que nadie.

Vuelve al hilo de la conversación, sonriéndole con los dientes delanteros, luciendo terriblemente adorable.

— Igual yo, pero hay que entrar ya. – balbucea. — ¿Tienes planes mientras estás aquí? – señala el barco con su dedo índice y entrecierra sus ojos, sabiendo de antemano que ella tendría que hacer algo, por culpa de su abuela.

— No mucho la verdad. – frunce los labios — No he pensado más allá que darme un chapuzón en la piscina. – confiesa soltando una risa leve.

— Ni siquiera estoy segura de sí he traído trajes de baño. – rasca su frente con un poco de vergüenza y rueda ligeramente los ojos. — Shaoran se ha encargado de verificar mi maleta y asegurarse de que solo empaqué blusas y jeans... – hace un ligero puchero con sus labios y mira al cielo con una mueca arrepentida. — A demás, seguro tendré que estar trabajando el tiempo que esté aquí.

— Yo te prestaré de los míos entonces, no te preocupes. – ofrece una sonrisa a Akame. — Espera, ¿Trabajarás en el crucero? – el ceño de Hana se frunce, mostrando su confusión ante las palabras de su amiga.

La pelinegra asiente y suelta un suspiro cansado.

— Si, el testamento de la abuela lo dictaba... Aunque creo que está mejor. – rueda sus ojos, entrando finalmente al crucero. — ¿Sabes en donde estará tu habitación o...?

—Oh... – musita sin saber que más decir. — Solo sé que está en primera clase porque la universidad pagó todo. Y que tendré que compartirla con alguna de las chicas del escuadrón de porristas.

— Bueno, convivir con gente que conoces es mejor que pensar que tienes que hacer amigos. – ríe bajito. — Tenemos que salir a pasear alguna vez, cuando ambas estemos libres, ¿qué te parece? – sonríe en su dirección.

— Me parece perfecto, tú sólo avísame. Seguro hay muchas cosas divertidas que podemos hacer aquí. – es evidente que Hana está emocionada por la forma como habla. — Y te deseo mucha suerte con eso de hacer amigos Akame, no es fácil. – suelta una risita para aligerar lo que ha dicho. — Aunque, ¿Quién sabe? Podrías conocer gente interesante, incluso chicos lindos. – añade con una expresión pícara.

Niega desesperadamente con su cabeza.

La sola idea de tener que hablar con algún chico que no fuera su hermano, Jaeho o Hyungsik, le pone los nervios de punta. La piel de gallina.

Su corazón late con fuerza y de pronto siente ganas de llorar.

Hablar con la gente ya era un enorme problema para ella. No podía evitar el tartamudeo, el sudor en sus manos y la repentina torpeza con la que tenían que lidiar sus extremidades. Entraba fácil en pánico.

— ¡Para nada! – ríe. — Los chicos no están en mi itinerario por ahora, gracias. Paso de ellos. – una sonrisa queda pintada en su rostro. — Pero tú – codea el costado de su amiga. —, aprovecha el tiempo que tienes. – vuelve a reír un poco más alto, agachando su cabeza cuando llama la atención.

— ¡Tu deberías saber más que nadie que no soy buena con los chicos, Akame! – ríe junto con su amiga. — Da igual, como digas, pero cuando te estén lloviendo los números de chicos escritos en los recibos de los clientes tendrás que contármelo todo. Es obligatorio. – dice en cuanto se ha calmado, con satisfacción en su rostro.

Una carcajada escapa de la garganta de la pelinegra, aunque esta vez no le importó llamar la atención a su alrededor.

— ¡Yah!, cierra la boca. Ni tú ni yo podemos conseguir un chico tan fácil... Igual, no es como si fuese importante, ¿o sí? Digo... ¿Quién querría un amor de verano? O lo que sea que podamos tener aquí. – rueda sus ojos, con la sonrisa aún plasmada en su rostro.

La mueca de su amiga le da miedo y un escalofrío recorre su espina dorsal cuando las cejas de la misma, se alzan pícaramente.

— ¿Y quién dice que tiene que ser solo un amor de verano? – pregunta. — Tú qué sabes, alguno de esos chicos podría vivir en Seúl, Gwangju e incluso en Jeju, al igual que nosotras, podrían seguir hablando después del crucero. – insiste.

Al parecer estaba disfrutando mucho de molestar a Akame.

— P-pero... – balbucea, sintiéndose sonrojar con intensidad. — ¡Y-yah! Nunca se sabe si t-tendré que viajar a China de nuevo. – esconde su rostro entre sus manos, mirando por una apertura entre sus dedos a su mejor amiga. — A demás, los hermanos mayores son celosos, deberías saber que tengo uno siete años mayor que yo, y está decidido a espantar a quien se me atraviese.

— Excusas, todas esas son excusas. – acusa Hana. — Akame, ya ha pasado bastante desde que tú y Hyunra... Ya sabes. Pienso que ya es tiempo de que encuentres a alguien más. No te hará daño, así sea solo un amor de verano como dices.

La sola mención del chico, hace que su corazón vuelva a acelerarse.

No, no tiene sentimientos por Hyunra; al menos, aquellos sentimientos “amorosos” se fueron. Lo consideraba una persona agradable ahora, nada más, pero formó parte de su vida; parte importante y su nombre aún le ponía nerviosa.

Justo como cuando Jaeho estuvo a punto de mencionarlo una media hora atrás.

— No, Hana... No siento que sea tiempo ahora. – se queja, encogiéndose de hombros. — Intentaré algo cuando regresemos a Seúl y... veré qué sucede. – su tono de voz disminuyó mientras decía la oración y entrecerró sus ojos, un tanto tímida. — De todas maneras, una vez más lo digo, no me emociona mucho la idea de encontrar a alguien ahora.

— Oh... Bueno, lo siento. – se disculpa Hana al ver que ha hecho sentir incómoda a su amiga. — No lo mencionaré más, no quería hacerte sentir mal.

— No, tranquila, – niega con su cabeza, moviendo su mano a la par. — no me hace sentir mal, solo... No lo sé, ¿por qué hablamos de chicos justo ahora?

Hana se encoge de hombros y justo ahí es cuando por fin logran entrar al crucero, todo era enorme y estaba sumamente impecable.

Los vellos de la nuca de Akame se erizan una sonrisita se dibuja en su pálido rostro.

— Wow. —es lo único que logra musitar la chica que le acompañaba, demasiado asombrada con todo lo que la rodeaba.

— Hana, espero que no nos perdamos. – ríe bajito, buscando a su hermano con la mirada. — Debo ir en busca de Shaoran, ¿podemos vernos más tarde? o... después. – sus pómulos se sonrojan.

Cree que es necesario ir en busca de su hermano, pues la ubicación de sus habitaciones era esencial y no quería perderse de aquello.

— Yo también espero eso. – concuerda Hana mirando a Akame con una sonrisa. — Claro, ya sabes que estaré libre la mayor parte del tiempo así que... Tú solo escríbeme en cuanto tengas tiempo. —asiente.


Joon Nam Wook.

Estaba vestido de manera atractiva y enfrentándose a la puerta de su habitación, pero no consiguió salir de ésta; sólo quería recostarse en su cama a llorar hasta que su cabeza doliera y después saldría a beber como loco.

Ni siquiera le gustaba el alcohol, ¿qué iba ir a hacer en un mini-bar?

Quería salir, divertirse; a eso había venido, pero con Dokyeom afuera, no se sentía del todo seguro. Namwook pasaba de ser un chico valiente, optimista, conquistador y decidido, a uno tímido, con problemas de autoestima y con ganas de embriagarse hasta perder el conocimiento… Sin gustarle el alcohol, repito.

Aclara su garganta, impidiéndose llorar y decide que salir y enfrentar al amor de su vida, era lo más justo. No quería más lágrimas derramadas por él, ni mucho menos. 

Odiaba llorar y Hyunra odiaba verlo llorar. Ya le haría una escena de drama más tarde, cuando fuese de noche y ambos estuvieran en la habitación.

Camina con decisión entre los pasillos, pero cuando vuelve a ver el rostro de Dokyeom, regresa rápido a la habitación.

Toma asiento en su cama, saca un espejo, desmaquillante y más productos para su rostro, para iniciar un nuevo look rojizo en el mismo.

Sus ojos destellaban en el mismo color que su cabello, con tonos negros alrededor y sus labios brillaban por el bálsamo que había aplicado, pellizca sus mejillas para darles un color rosado y pasa una brocha con poco blush por las mismas, para que durara el efecto sonrojado.

Se viste con unos jeans ajustados y una camisa blanca, con manga tres cuartos y después de calzar sus botines negros, sale de la habitación, colocándose un collar ajustado en el cuello y arreglando su cabello.

Finalmente se sentía decidido a hacer algo con la situación, pero en ningún momento volvió a cruzar miradas con su ex–novio.

No se sintió del todo aliviado, pues quería saludarlo y mostrarle de lo que se había perdido; bien pudieron haber seguido su relación a larga distancia. Pero tampoco puede decir que se sintió deprimido por no volver a verlo.

Estaba conforme con lo que tenía.

Camina con dirección al evento de solteros. Lo había visto en uno de los carteles de la sala central y había llamado su atención; era soltero, feliz y algo tenía que hacer para distraer su mente de Jin Dokyeom.

Ni si quiera le importaba que la gente mirara su excesivo delineador y el rojo brillante en sus delgados labios.

Estaba solo, sin compañía; o eso creía hasta que uno de sus compañeros del equipo de béisbol apareció frente a él.

Vaya, debo estar usando la camisa de la suerte.

— ¡Hey!, Myungdae. – corre hacia él, tomándolo del brazo y guiándolo al lugar desconocido por el ajeno.

— ¡Oh! Hola, hyung. – saluda el chico animadamente sin dejar de caminar.

Namwook de repente lo admira. Alguien normal ya se habría detenido, le habría tachado de loco y después de considerar darle una bofetada (nunca nadie lo hacía, porque su rostro era muy bonito), se marchaban, dejándolo solo.

»— ¿A dónde me llevas? – pregunta con curiosidad, dándole una mirada al atuendo del mayor.

Namwook sonríe con amplitud y solamente se detiene para ubicar su camino. Myungdae estaba admirando su atuendo, eso quería decir que llamaba la atención y vaya que a Joon Namwook le gustaba llamar la atención.
 
— Escuché – hace una pausa, dándole un poco de suspenso a lo que diría. — que hay un evento para solteros aquí y... ¿qué somos nosotros, Myungdae? – vuelve su camino y da un pequeño brinquito con emoción.

— Exactamente eso. – responde con una sonrisa ladina. — Me gusta como piensas, hyung. – admite con emoción.

Namwook asiente de la misma manera y se siente feliz porque aquél dongsaeng le siguiera la corriente.

»— Y bueno... ¿Dónde es el evento?, ¿Voy bien vestido? – pregunta el menor, causando un poco de ternura en el pelirrojo, quién se detiene a mirarlo de arriba hacia abajo, alzando sus pulgares al llegar a su rostro.
 
— Eres guapo, tu ropa no importa ahora. – agita una de sus manos, restándole importancia a su vestimenta y no hace falta caminar mucho más para llegar al lugar que emocionaba al mayor. — Bien, Myungdae... – detiene su caminar, mirando al más joven con preocupación. — Si intentan aprovecharse de ti, solo debes gritarme muy, pero muy fuerte... – advierte, acomodando el cabello del menor. —, iré corriendo, a menos que encuentre un chico guapo y no quiera dejarlo ir. ¿Entendido?

— Me haces sentir muy seguro hyung. – ironiza rodando los ojos, cosa que hace sonreír a Namwook.

Por un momento, se olvidó que Dokyeom estaba amenazando a su subconsciente de hacerlo llorar.

»— Aun así, gracias por el alago, tú también te ves muy bien. Seguro no tendrás problemas en encontrar a ese chico guapo. —sonríe ampliamente.



Nam agradece al chico con una reverencia pequeña, devolviéndole la sonrisa.

Siente que llorará de felicidad por haber encontrado a ese pequeño del equipo de béisbol y quiere abrazarlo. 

¿Qué te hace tan sentimental, Namwook-ah?

— Hablo en serio, Myungdae-ssi... Si no gritas, no podré ayudarte. ¿Quieres que nos veamos después? Si encuentras a alguien, debes contármelo. – agita sus brazos con emoción; ese chico era guapo, seguro tampoco tendría problemas para encontrar a alguien que le hiciera compañía.

— Está bien, hyung, prometo que gritaré si algo anda mal. – asegura asintiendo con la cabeza. 

El pelirrojo se siente de pronto más seguro.

»— Ten por seguro que te contaré todo apenas volvamos. Si es que pasa algo interesante, espero que así sea. —habla esperanzado.

Ya verás que sí, hijo… Anda a volar.

— Me siento como una madre despidiendo a su capullo... ¡Suerte, Myungdae! - se despide, entrando elegantemente al salón.

Entra en pánico cuando ve mucha gente.

Siempre pensó que ese tipo de eventos era para gente medianamente desesperada en encontrar pareja, pero nunca se imaginó que hubiera gente así de desesperada.

Juró haber visto a una mujer colgándose del cuello de un chico y a una chica sentada en las piernas de un hombre.

Yo también quiero un Sugar Da…

— ¡Hola! – pega un brinquito al escuchar la voz de una chica, sonriéndole casi psicópatamente. — ¿Eres de por aquí? 

Namwook hace una mueca de confusión, mirando casi con desprecio a la muchacha por haber interrumpido sus pensamientos.

No era fea, pero vaya que su sonrisa daba miedo.

»— Soy Sunny. – se presenta, acercándose a él y plantándole un beso en la mejilla.

— Disculpa linda, pero me gusta la Coca Cola hervida. – deja a la chica con una mueca de confusión, pero no se va. Ni él, ni ella.

Namwook esperaba a que ella inmediatamente entendiera, sin embargo, ella permaneció de pie frente a él, decidida a continuar con la conversación.

— Lo que él quiso decir, es que le gusta la cola caliente, Sunny… – una voz rasposa interrumpe la conversación y Namwook lo agradece. 

Parecía que alguien entendía sus referencias homosexuales.

»— O séase, que este pelirrojo es gay, querida. – la chica abre sus ojos con grandeza, hace una mueca con sus labios y se aleja del par. Enojada.

Namwook dirige su mirada a quien acababa de salvarle, esperando encontrarse con alguien atractivo que le hiciera olvidarse de que su ex–novio rondaba por el crucero, pero en cambio, un par de ojos, labios y orejas grandes le recibieron.

Medía alrededor de un metro con noventa centímetros, seguramente su cabello estaba hecho con algún permanente barato y no, en definitiva, no era el tipo de Joon Namwook, pero le había salvado de tener que convivir con aquella… fémina.

— Gracias por alejarla. – Namwook era cortés y le habían ensañado modales; no podía dejar al gigante sin haberle agradecido antes.

Lucía como Yoda, el de aquella película de guerras intergalácticas para nerds. 

— No hay de qué…

— Namwook. – dice simplemente, tomando la mano del más alto cuando éste la tiende para estrecharla.

— Seokmin. – sonríe ampliamente y quizá, solo quizá, Namwook piense que tiene linda expresión cuando lo hace.


Li Akame.

Cuando regresa con su hermano, sólo le queda esperar a sincronizar su paso con el del abogado también y escuchar una conversación con términos bastante desconocidos para ella.

Akame deseaba volver con Hana, pero ya la había perdido entre toda la gente. No quería perderse ella también.

Cree ver un rostro conocido, pero no se deja llevar por aquella sensación de familiaridad y sigue caminando, sin prestarle mucha atención.

— Akame... – llama Shaoran. 

Su rostro luce confundido y una mueca, que no mostraba hace un rato, se forma en su rostro cuando la chica voltea a verle.

»— ¿No es ese de allá...? – busca a quien su hermano señala y cuando ve a Hyungsik a lo lejos, alza sus brazos, intentando llamar solo su atención.

— ¡Hyunsik oppa!

El moreno, iba de un lado a otro atendiendo a los distintos pasajeros, vestido de traje blanco con un corbatín negro, gira al escuchar su nombre y una sonrisa gigante se pinta en su bello rostro al notar a la muchacha que lo ha llamado. Se despide con una reverencia del cliente que acaba de ayudar y se dirige a paso rápido y alegre a donde está su mejor amiga, el hermano de esta y el abogado de la familia.

El caso es éste… Hyungsik era su mejor amigo en el mundo; probablemente el único que había tenido. Era alrededor de cinco años mayor que ella y siempre le cuidó a la par de Shaoran. 

Lo conoció al mismo tiempo que Hana y rápidamente tomó confianza con él; o él con ella. No recordaba, pero se conocían al derecho y al revés. Fácilmente, él podía hacerse pasar por su novio… Si no fuera gay, claro.

— No lo llames oppa. – ríe Jaeho, mirando a la joven.

Atrapa a Akame en un afectuoso abrazo pues hacía ya un tiempo desde la última vez que la había visto y no mentía si decía que amaba ver la sonrisita aniñada y de roedor de la muchacha.
 
— ¡Preciosa! — sonríe y se separa de ella dejando un beso en su frente. — ¿Cómo has estado pequeña? Hace mucho que no te veía. — pregunta, al mismo tiempo lleva su mirada hacia los dos chicos y también le sonríe. — Jaeho oppa, ¿cómo has estado? — pregunta con voz melosa y un guiño para después prestarle atención al castaño hermano de su mejor amiga y abalanzarse sobre él en un abrazo melodramático. 

Al moreno le gustaba burlarse en cara de su hermano y Jaeho. Amaba hablarles como si fuese una niñita y demás.

Akame disfrutaba de ese tipo de escenas, pues era bastante raro ver a Shaoran sonrojado y tratando de defender lo que era suyo; Min Jaeho.

»— ¡Oppa! — exclama con voz aguda y una risita. — ¡Oppa, te extrañé! Mírate hasta estás más guapo que la última vez. — habla con dejes de coquetería y le brinda una de esas sonrisa encantadoras y brillantes que tanto le caracterizaban y le hacían popular entre hombres y mujeres.

La pelinegra suelta una carcajada al ver el rostro sonrojado de ambos adultos.

Jaeho carraspea con su garganta y saluda con la mano al moreno.

— Hola, Hyungsik. Hace tiempo que no te veía. – dice un tanto apenado, sonriéndole de lado, casi sin querer hacerlo.

Shaoran se limita a asentir con su cabeza y sonreír ante los comentarios del chico.
No estaba acostumbrado a ese tipo de halagos, pero cuando venían del menor, era casi predecible lo que le diría.

— Deja de llamarnos "oppa" frente a todos, es extraño. – acomoda su corbata, mostrando su característico hoyuelo cuando le dedica una sonrisa.

Akame sigue abrazada a su amigo, riendo ante la escena.

— A él le mata que le llames oppa, porque yo no lo hago. – le susurra, refiriéndose a su hermano mayor, quien le mira asesinamente ante el comentario. — Yo he estado bien, gracias... ¿qué hay de ti? – le mira finalmente.

El moreno hace una mueca que pretende ser adorable.

— Oppa, ¿acaso te avergüenzas de nuestra hermosa relación? — pregunta el chico con un toque de indignación y tristeza fingida impregnada en su voz. Rueda sus ojos y bufa. — Akame lo oíste, ¿por qué tu hermano insiste en lastimar mi corazón? — finge lloriquear y luego mira a su otro hyung. — Al menos Jaeho oppa es menos cruel. Yo también lo extrañé oppa. — tararea y sonríe con burla, antes de regresar su mirada a la pelinegra y apretarla más entre sus brazos. — He estado bien, pequeña. Por si no te has dado cuenta, estaré trabajando aquí, así que si necesitan algo no duden en decirme. — sonríe a los tres con amabilidad y en un tono más serio y sincero de lo que había hablado antes.

Shaoran suelta una carcajada, dándole una palmada en la espalda al más joven y jugando con su cabello.

— Sí, me avergüenzo. – bromea, llevando a Jaeho a una conversación más privada, no tan lejos de ellos. 

— Nos vemos después, Hyungsik. – sonríe el más bajito, alzando una de sus manos y despidiéndose de él. — Te necesitaremos después.

— Han pasado toda la semana coqueteando entre ellos... Qué desesperante. – gruñe la pálida chica con diversión. — ¿Eres alguna clase de pingüino? – brome ante el atuendo de su mejor amigo, tomando el moño entre sus dedos y después rueda los ojos. — También tendré que trabajar aquí, oppa... – frunce sus labios con tristeza, fingiendo un poco de disgusto ante la idea de trabajar.

El moreno le sonríe devuelta a los dos mayores como despedida y concentra su total atención en Akame.

— ¿Quién lo diría? — ríe bajo y niega — Quizás algún día les haga una escena por estarme engañando. — bromea y alborota los cabellos de su amiga. — Aigoo... la pequeña Akame va a tener que poner sus delicadas manos en acción. — se burla con voz tierna tratándola como si de un cachorrito se tratase. — No te preocupes pequeña, yo estoy para ayudarte. Podremos trabajar juntos, tal vez. Al personaje lo rotan con frecuencia. Podría presentarte a un par de amigos.

Niega con su cabeza, cerrando sus ojos cuando su amigo le molesta.

— ¿Recuerdas a la abuela Bubbah? – frunce sus labios. — Seguro no, solo la viste unas tres veces... Igual, sus órdenes fueron que me quedaría en el área de comidas. – cierra sus ojos y curvea sus labios en una mueca triste. — Oppa, sabes lo difícil que me es hablar con otras personas. – lloriquea, recargando su frente en el pecho del mayor. — Olvida a mi hermano y a Jaeho, no eres su tipo. – añade con el entrecejo ligeramente fruncido.

— No sé si sentirme ofendido o aliviado por el comentario sobre tu hermano — comenta formando una línea recta con sus labios — Soy del tipo de todos. Nadie se resiste a mis encantos. — sonríe con autosuficiencia y después suaviza esa misma sonrisa para regalarle una más comprensiva a la menor. — Te irá bien, pequeña. No recuerdo de mucho a tu abuela, pero de seguro te irá genial. Eres muy adorable y agradable, conseguirás amigos y si no, siempre puedo pedir que me cambien al área de comidas para hacerte compañía. — le guiña un ojo con complicidad y acaricia su cabello.

— Siéntete aliviado, no tendrás que pasar por el rechazo cuando te diga que ama al abogado de la familia. – sonríe con optimismo. — Ojalá te cambien, necesito amigos y eres el único, fuera de Hana. – se abraza más a su amigo, y al cabo de unos segundos, decide que es tiempo de darle espacio personal. — Seguro estoy quitándote tiempo de trabajo, ya te llamaré a la habitación cuando necesite platicar con alguien. – parpadea un par de veces, con los pómulos sonrosándose.

El moreno le sonríe con ternura y niega con la cabeza.

— Está bien, hay suficiente personal por ahora. Por otro lado, ni que tu hermano me gustase, solo me gusta molestar — le guiña un ojo y se encoge de hombros. — Te puedo presentar con mi mejor amigo, seguro te agrada mucho y su mejor amiga es una chica genial. Se podrían llevar bien. Se llaman Eunyoo y Hyorae. Son agradables. — dice y unos pocos metros una señora llama su atención pues necesita de ayuda. Él hace una mueca y vuelve a ver a su amiga. — Tendré que irme, me solicitan, pero ahora que sé que estás acá no voy a dejarte mucho sola. — le sonríe y hace un gesto hacia la mujer indicándole que enseguida la atiende. — Te quiero pequeña, invítame a la boda de tu hermano y el abogado. — se despide, dejando a la pelinegra sola.

Akame no tiene que avanzar mucho para encontrarse de nuevo con su hermano y Jaeho la mira, con una amplia sonrisa.

— Tu habitación está por allá, linda… Shaoran eligió lo mejor para ti. – el más pálido señala un pasillo y la menor sonríe ladinamente, asintiendo con su cabeza.

— Nos veremos más tarde, supongo. – agita su mano, despidiéndose de los hombres y corriendo por el pasillo, hasta llegar a la habitación que tenían para ella.
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Mensaje por chenyeol. Mar 06 Jun 2017, 1:21 am




capítulo dos; parte dos.



Min Jae Ho.

Jaeho tenia muchas cosas en su cabeza; mucho más que Shaoran, su cliente.

Una de sus principals normativas en el “buffet” de abogados, era no tener relaciones sentimentales con sus clientes. No la estaba teniendo, aunque ganas no le faltaban.

Li Shaoran era un hombre guapo, llamaba bastante su atención y ya había pegado su ojo en él desde el primer momento en que lo vio.

Sabía que el chico no iba a caer tan fácil en sus redes cuando comenzó a acercarse a él, pero ahora estaba casi seguro de que lo tenía en sus manos. Si no era eso, la causa de sus sonrojos y el tartamudeo debía ser hereditario.

— ¿Por qué simplemente no puedes deshacer los tratos que hizo la abuela para quedarse con Akame? No quiero que tenga que regresar a China apenas nos bajemos de éste barco. – el pelinegro se cruza de brazos, tomando asiento en la cama de su habitación.

Jaeho estaba emocionado con la idea de compartir habitaciones. Se consideraba lo bastante cercano a los Li; más a Shaoran. Conocía prácticamente a toda la familia.

Sus ojos se pasean por el cuarto, hasta llegar a la silueta de su cliente en la cama. Una media sonrisa aparece en sus labios y decide tomar asiento junto a él.

— Lo haría si fuera sencillo, Shao, pero Bubbah dijo que…

— Ella está muerta, Jaeho. – el tono de su voz era nuevo, el mencionado nunca había escuchado al único hijo de los Li hablar así.

Siente una corriente eléctrica recorrer su cuerpo.

»— Sólo necesito que mi hermana regrese a su apellido, por favor. – suplica, entrecerrando sus ojos.

— Si fuera fácil. – concluye, levantándose de su asiento y caminando alrededor, desabotonando las mangas de su camiseta de vestir. — Por ahora, si nada se resuelve, ella tendrá que regresar. Lo siento. – su semblante es serio.

Shaoran gruñe.

»— Doy esta conversación por terminada.

Jaeho sale de la habitación. Quiere darle a Shaoran todo lo que necesita, todo lo que quiere, pero no es posible.

Akame seguía siendo la “hija adoptiva” de Li Ji Bubbah y en los papeles que la mujer firmó, bajo la observación de Min Jaeho, dictaban que, mientras Akame siguiera bajo la custodia de la mujer (aunque ya hubiese fallecido), ella tendría que volver a China, tres meses después de cumplir los dieciocho.

Shaoran temía por ella, Jae lo sabía. La joven no estaba instruida, ni siquiera preparada para encargarse de la línea de empresas monetarias de la mujer, pero Li Ji, era una mujer insistente y la única manera de deshacer aquél papel de custodia, eran aquellas vacaciones, en donde Jaeho podía observar el trato de Shaoran hacia Akame.

La relación entre hermanos, era importante para deshacer aquél trato, según lo que la loca mujer dictaba.



Lee Seok Min.


No pareció agradarle de todo al chico pelirrojo, pues su conversación murió casi a los tres minutos, cuando un chico lo tomó de la mano y se lo llevó lejos de él.

Namwook sólo había gritado un divertido: “lo siento” y se marchó, con una sonrisa en el rostro.

Seokmin volvió junto a su amigo, apoyándose en una de las mesas y soltando un suspiro.

— Creo que ni siquiera me reconoció, Seungjae… – el pelinegro suelta una ligera carcajada y mira a su amigo de reojo.

— No toda la gente está interesada en los artistas, Min. – el castaño frunce sus labios, en una mueca de confusión y rasca ligeramente su barbilla.

Namwook realmente le había gustado, lucía como un chico lindo, delicado y bastante agradable. Le gustaba el delineador en sus ojos, aunque apostaba mil de los grandes, que se veía igual de lindo sin el maquillaje.

— ¿Será que si me reconoció pero se quería hacer el interesante? – deduce, tomando una copa de vino de una de las charolas de los meseros que pasaban entre mesa y mesa, bebiéndola con consternación.

— La gente no se hace interesante porque sí; de haber sido de esa manera, ¿no crees que te habría hablado más? – Seokmin lloriquea porque aquél radiante chico dejó su conversación.

Seungjae tenía razón; a veces, sus respuestas podían ser monosílabos, pero con dos copas de vino terminadas, el pelinegro era bueno con las palabras.

— ¿Y entonces? Realmente me gustaba… – se queja, pero cuando voltea a su lado, en donde se suponía que estaría su mejor amigo, el mismo se había marchado.

Ya comenzaba a odiarlo. No tanto como a su estúpido Frisé, pero si lo suficiente como para maldecirlo.

Sus ojos se pasean por todo el salón, dedicándose a observar con más exactitud a aquél de cabellera roja.

¡Era tan agradable a su vista! Hacía muecas que hacían su corazón palpitar con fuerza y fruncía sus labios de una manera que…

Namwook lucía una sonrisa brillante. Despampanante.

Sus labios se curvaban hacia los lados, no hacia arriba, mostrando una adorable sonrisa cuadrada, con una hilera de dientes perfectos y bien alineados.

¿Eso contaba como acoso? Verlo demasiado, uno lejos del otro.

Dejaría de hacerlo… Quizá cuando Seungjae volviera a su lado.



Joon Nam Wook.


Una vez se queda solo, intenta buscar con rapidez algo de compañía.

No encuentra a Myungdae y tiene miedo de que le haya pasado algo. Se tranquiliza, pensando en que el pelinegro le habría gritado si algo le pasaba, así que camina decidido alrededor del lugar.

El pelirrojo mira a todas partes, esperando encontrar gente con la cuál pudiera acercarse, coquetear, enganchar y después formar una conversación amena para ver si concluían congeniando. Nadie sabía, quizá encontraría ahí al amor de su vida.

Y casi lo estuvo; estuvo a nada de encontrarse con el amor de su vida, si no hubiese sido por el rubiecillo que se cruzó por su vista. Le conocía de pequeños, su nombre estaba bien presente en su mente, pero ¿y si él no le recordaba

Con paso lento, se acercó a él, carraspeando su garganta cuando estuvo a su lado y sonriéndole cuando conectaron miradas. Se golpea mentalmente porque quizá ahora pensaba que estaba ahí para conquistarle.

— ¡Hola! – intenta sonar lo menos interesado posible, pero su sonrisa amplia y amigable le delata.

— ¡Hola! — respondió con alegría y lo envolvió en un abrazo amigable. — Tiempo sin verte Nam. — medio rió al separarse.

Asombrado, corresponde al abrazo y ríe bajito.

Namwook no esperaba que el rubio le reconociera… ¡Habían pasado tantos años desde el campamento de exploradores!

— ¡Pensé que ni si quiera me recordarías! – confiesa, palmeando con delicadeza la espalda del rubio y al separarse de él, le sonríe. — Cuánto tiempo, te ves diferente, Lu.

El muchacho lo mira con incredulidad, sintiéndose ligeramente indignado.

— ¿Disculpa?  — jadea con una mano en el pecho. — Seré despistado pero no olvidadizo. — asegura y luego le sonríe. — ¡Por supuesto que me acuerdo de ti, tonto! — sonrió más ampliamente. — Tu también te ves diferente, Nam. El rojo te sienta bien. Pero, anda, dime ¿qué haces por acá? ¿Cómo has estado?

— Bueno, uno nunca sabe si se acordarán de él. – medio sonríe al chico y suelta un suspiro, arreglando su cabello rojo. — Cualquier color me queda bien – alardea, sonriendo con suficiencia. —, no sé de qué hablas. – mira a su alrededor. — He estado un poco solo y quise venir a explorar, ¿tú? ¿Acaso trajiste el trabajo a bordo? – pregunta como si nunca se hubiese dejado de contactar con el chico; como si aún supiera todo de él y es que sentía tanta confianza a su lado, que parecía que realmente nunca se habían apartado.

— No exactamente. — murmura con una mueca y enarca un ceja con diversión. — No es cierto, el rubio te queda horrible y con el negro te vez más pálido de lo normal. — se burló con una sonrisa — So Hee me arrastró hasta acá, dijo que moriría solo si no venía. — se quejó rodando sus ojos.
— ¿¡Horrible!? – hace una mueca fingida de ofensa y rueda los ojos. — El rubio, hizo que Dokyeom se enamorara de mí – siente una punzada en su pecho, pero no lo demuestra. — y el negro, que la gente me admirara. Era divino. – mantiene su expresión ofendida para con el chico. — Y sí, morirás solo si no consigues algo para que te acompañe. – bromea mirando a su alrededor, buscando quién llamara su atención.

Señala a un par de chicos, esperando la aprobación de su amigo.

El muchacho rió sonoramente y negó.

— Ajá, te dejaré soñar en paz. — dijo y miró a los chicos que le señaló.

La mueca que Xian Lu hizo en ese momento era similar a la que se hacía cuando se chupaba un limón, así de desagradable le parecía la idea de buscar pareja en un lugar como ese. Namwook parecía querer lloriquear, porque el rubio no avanzaría y empieza a hartarse con su actitud, aunque llevara solo unos segundos negándose.

»— Paso de esto Nam... — murmura, hace un leve gesto con la mano para restarle importancia y luego sonríe. — En verdad, no necesito a nadie por ahora. Me gustan mis gatos.

Rueda los ojos una vez más y suelta un suspiro.

Cuando el pelirrojo divisa al chico castaño que le salvó de tener que hablar con una chica que le estaba coqueteando, mira a su lado; el derecho, para ser precisos.

Un chico de su misma estatura, con hombros anchos, cejas pobladas y una expresión facial seria, pero atractiva, llamó su atención.

Tenía que acercarse a ellos. Dejaría a Xian Lu con el rizado y él se iría con el pelinegro.

Sí que sí.
— Ven acá, tus gatos van a hartarse de ti algún día... – toma el antebrazo de su amigo y lo guía con los chicos que había señalado antes. — Hola, soy Namwook y este es mi amigo... – le mira para que hable si quiera une vez y diga su nombre.

El rubio rueda sus ojos y está dispuesto a ser un grosero hasta que los detalla bien y reconoce a uno de los chicos, sonrió.

— ¡Hey! Yo a ti te conozco, he trabajado contigo — exclama un poco más animado, asintiendo más para sí mismo que para el muchacho de orejas grandes al que se está dirigiendo. — Seokmin, ¿no? ¿Cómo has estado? ¡Vaya sorpresa encontrarte por acá! — comenta.

Namwook mira el intercambio de palabras, sin saber qué decir exactamente.

»— Hola. — saluda al otro muchacho por educación, cree saber quién es pero no está muy seguro de saber su nombre.
El pelinegro sonríe levemente, mientras intenta hacer que Namwook no se le acerque más de lo debido.

— ¡Xian Lu! Sí, mientras estuve en China, ¿lo recuerdas Seungjae-ah? - éste asiente, provocando que el pelirrojo a su lado ruede los ojos.

Ahora el castaño parecía estar coqueteando con el rubio, cuando una hora atrás babeaba por él.

Claro, como si todos los hombres fueran como Dokyeom.

— ¿Se conocen?, ¿Sesión de fotos? - e instantáneamente, al juzgar por la mirada de ambos hacia el rubio junto a él, queda fuera de la conversación.

— Batallé demasiado para conseguir una cita contigo, Xian Lu. – habla el más pálido, aquél que le había gustado a Namwook. — Al parecer estabas ocupado con otros modelos... – rasca su barbilla, un tanto triste ante lo acontecido anteriormente.

El rubio mira a su amigo y asiente.

— Sip, sesión de fotos. — sonríe y dirige su mirada el manager del orejón. — No exactamente, solo no quería trabajar con un modelo. — comenta y hace un gesto con la mano para restarle importancia, miró a Seokmin — No me mal entiendas, Seokmin-ssi, trabajar contigo fue divertido es sólo que la mayoría del tiempo los modelos me estresan a las dos horas de haber iniciado la sesión. — rueda sus ojos sin borrar su sonrisa amigable. — Pero usted insistió tanto que llegó un momento en el que me quedé sin excusas. — rió y volvió a mirar al muchacho de tez blanquecina. — Hace bien su trabajo, Seungjae-ssi

Seokmin ríe bajito, palmea el hombro de su mánager y fija la mirada en el pelirrojo junto a su alguna-vez-fotógrafo.

— Dejemos las formalidades, Xian Lu - habla Seungjae con voz grave. —, sólo llámame Seungjae y todo bien. – mueve su cabeza en asentimiento, para después girarse con el más bajito frente a él.

Namwook estaba sonriendo con amplitud, cuando el pelinegro le dedicó una sonrisa.
— Lu, ¿tienes algún problema si me voy con él? – susurra en su oído, emocionado porque una sonrisa significaba mucho para él.

Seokmin ríe ante la ocurrencia del delgado chico y rueda los ojos, dolido, porque Seungjae siempre se llevaba lo mejor.

Para Seokmin, Namwook lucía como lo mejor.

— A Seungjae le gustan más bien los rubios. – interfiere, acercándose al par de amigos, para después separarse y beber de una copa de vino que tomó de una bandeja.

— No creo que haya la confianza suficiente para dejar las formalidades Seungjae-ssi. — respondió el más bajito con una media sonrisa y miró a su amigo con una ceja enarcada, luego fulminó al grandulón de ojos saltones. — ¡Claro!, abandóname por el poste con cara de orto. ¡Estaré bien! — soltó con ironía, mirando mal a su amigo por unos segundos para después hacerle un puchero. — No me abandones Nam. Es molesto estar solo por aquí. — puchereó

Seungjae alza sus cejas, se cruza de brazos y calla un par de minutos, soltando un suspiro.

— ¿¡Cara de orto!? – el ofendido pelirrojo, toma a su amigo del brazo y le ladea para susurrarle que hable más bajo. — ¿¡Estás mal de la vista, acaso!? Es muy guapo, no lo niegues. – frunce el entrecejo, queriendo lucir enojado, pero soltando una pequeña risita.

Xian Lu rueda los ojos con pereza y hace un gesto desdeñoso con la mano.

— Tiene cara de amargado y aburrido. — se quejó soltando un resoplido.

El pelirrojo estaba ofendido.

— No es mi estilo, Nam. — dijo y volvió a mirar al pálido de cabello oscuro.

¡Pero es totalmente el mío!

»— Pero anda, vete con él a Dios sabe hacer qué, no importa yo regresaré a mi camarote. Estoy cansado.

Namwook rueda los ojos ante el dramatismo y mira a su amigo, para después volverse con los dos chicos frente a ellos.

— ¿Podemos intercambiar números? – cuestiona al pelinegro, sonriendo de costado. — Mi amigo y yo tenemos que irnos.

Seokmin saca su móvil y sonríe hacia el bajito. El Yoda tenía autoestima, no iba a negarlo.
— Generalmente, Seungjae-ah y yo, no damos nuestros números, pero bien, podemos intercambiarlos. – habla el castaño, codeando a su amigo.

Como si le hubieran hablado a él.

»— Aunque creo que él ya tiene tu número, Xian. – los pómulos del más pálido, se tiñen de un rosa casi invisible y niega con su cabeza.

— En realidad, es de la agencia.

Namwook suelta un suspiro y mira a su amigo.
— No te molesta darles tu número, ¿cierto? Al menos, debes contar con crédito, ¿verdad? - agita el brazo del rubio.

Xian Lu no puede evitar rodar los ojos, ligeramente irritado con su amigo y asiente con un chasquido.

— Está bien, está bien. — medio sonríe aunque es más una sonrisa incómoda que una verdadera. Sacó un plumón del bolsillo de su pantalón y sin siquiera preguntarle tomó el brazo del manager del modelo y le arremangó la camisa y un poco la chaqueta lo suficiente como para dejar su número personal ahí anotado. Cerró el plumón y miró a su amigo. — Ya que lo tienen espero que lo usen con sabiduría. — advirtió con el atisbo de una sonrisa y miró a su pelirrojo amigo. — ¿Feliz?

Y después de haber imitado la acción de su amigo, contra el pelinegro, sonríe ligeramente.

— Pues... No tan feliz, pero sí. – se alza de hombros y toma a su amigo del brazo, despidiéndose de los contrarios. — Estaremos en contacto, Seungjae-ssi. – Seokmin rueda los ojos y despide a ambos chicos con un saludo de manos, sonriéndole más al pelirrojo.

Desesperante. El castaño es desesperante.




Li Shao Ran.

La tarde había sido una tortura para él.

Había ido a visitar a su hermanita en el trabajo, solo para asegurarse de que hubiese comenzado.

Quiso llorar cuando tiró un par de vasos al suelo. Llorar de frustración.

El jefe de limpieza del comedor la regañó y Shaoran quiso hacer de todo para ayudarla.

Tanta presión sobre sus hombros en un trabajo pequeño… No estaba seguro de si la presión en una empresa le permitiría ser exitosa.
Akame estaba en problemas. Él estaba en problemas.

Jaeho no entendía la preocupación que Shaoran sentía por su hermana y eso le frustraba al grado de derramar sangre por su nariz.

Le asustaba su situación, pero no podía controlarse. Era inevitable para él. Estaba estresado desde el día en el que nació; con grandes responsabilidades sobre sus hombros.

Creció rodeado de empresarios, desde los cuatro años, Li Shaoran sabía que heredaría las empresas de la familia, por ser el siguiente primogénito en la lista. Hasta que llegó Akame.

Su hermana sería heredera a su lado y le ponía los nervios de punta.

Akame era como un bebé ciervo; un Bambi cuando recién nació. Torpe, aprendiendo a caminar; aun con dieciocho años.

Shaoran podía no tener la mejor convivencia con su hermana, no estuvo por completo a su lado cuando ella le necesitaba; cuando necesitaba de un hermano mayor, pero se preocupaba por ella y por lo que le esperaba en el futuro.

— ¿Te gusta esa chica o algo? – un castaño a su lado, tecleando un par de cosas en un computador, hace presencia con su voz.

Las gafas que llevaba, parecían ser falsas; no lucían como unas gafas de aumento, por lo que no sabía si tenía que tomar enserio al chico.

»— Oh, ignórame, solo estaba buscando ideas para mi historia. – habla demasiado rápido y Shaoran entra en pánico.

Jaeho hablaba lento para él. Necesitaba a su Jaeho.

— Ah… – murmura, tragando saliva con fuerza y sintiéndose pequeño al instante.

— Soy Taeil… Pero puedes ignorarme. – deja de escribir, para mirarle por sobre sus gafas. — O bueno… Solo respóndeme, ¿te gusta esa chica? – el pelinegro niega con su cabeza.

— ¿P-podrías hablar más lento? – balbucea.

Taeil sonríe ampliamente y asiente con entusiasmo.

— Pregunto que si te gusta… – su dedo delgado señala a Akame, haciendo una reverencia en forma de disculpa, como por trillonésima vez y suelta una carcajada.

— No, no… Es mi hermana pequeña. – Taeil alza sus hombros y frunce sus labios.

Shaoran piensa que se ven como uno de los caracteres con los que escribía en hangul.

— No veo por qué no puede gustarte. – el pelinegro frunce su entrecejo y niega con su cabeza.

Primero, el chico no estaba molestándose por usar honorarios con él y segundo, ¿insinuaba acaso que se sentía atraído por su propia hermana?

»— Es broma, es broma… – ríe bajito. — Ya me iba, igual… Nada en este lugar me inspira. Ni siquiera quería venir, maldito Dokyeom que… – y se aleja, hablando solo.

Shaoran se preguntaba si podía haber gente más rara en ese lugar. Solo esperaba no encontrársela.



Lee Seok Min.


Se sentía pésimo y odiaba a Seungjae. Casi tanto como al perro endemoniado.

Sus mejillas están rojas, y el vino que bebe, de repente sabe a ciruela; no a uvas.

La tarde empieza a esconderse y vuelve a su habitación a tomar una ducha, pensando en mil y un razones para asesinar a Boo Seungjae.

Primer razón: Su perro es un asco.

Le había pasado la cosa más rara mientras intentaba relajarse.

Creyó que era Seungjae, pero un chico de limpieza lo encontró en la bañera. Se sintió observado y no le gustaba. La incomodidad le molestaba.

Pero el chico resultó ser agradable, no iba a negar que también era lindo… Casi parecido a Namwook, aunque castaño y ligeramente más moreno.

Se recuesta en su cama, mirando el número del pelirrojo en su pantalla, dudando si debía marcarle.

Quizá debía borrar la lista de su pronto asesinato a su mejor amigo, porque el muy amable de Seungjae le había compartido el contacto del más delgado y lo agradecía infinitamente.

De todas maneras, no mandó ningún mensaje, solo se dedicó a actualizar sus redes sociales, con videos y fotos que tenía antes guardadas.

Después de un rato, Seungjae llega y Seokmin se lanza a él, pegándole en la espalda y gritándole cosas sobre lo mal amigo que era.

— ¡Yah! Mi día ha sido el peor por tu culpa. – el rostro del más joven (aunque por meses) era inexpresivo, como usualmente lo era y a Seokmin le enoja más aquello. — Hiciste que el perro viajara en mi lugar, me quitaste al chico que llamó mi atención… ¿¡Qué clase de amigo eres!?

El pelinegro se alza de hombros y sonríe ladino.

— Uno que hará que el chico se aleje de ti… ¿Viste lo bonito que es Xian Lu? – Seungjae se tira en su cama, cerrando los ojos y dejándose llevar por el sueño.

Era extraño ver a Seungjae actuar… así cuando veía un chico. Nunca se interesaba por ellos, hasta que llegó el fotógrafo y sintió la necesidad de protegerlo. Eso le dijo él cuando lo conocieron.

Seungjae solo había tenido una relación formal antes y había sido con una chica… Que el pelinegro se interesara por un chico, era como ver nevar el desierto.

No pasaba, nunca había pasado, pero suponía que los milagros sucedían.

Se preguntó mil veces si él le había influenciado; ya saben, como a Seokmin de verdad le interesaban los chicos… Quizá a su amigo le pudieron haber comenzado a interesar también. Para compartir intereses, pero nunca lo sabría.

De la noche a la mañana, Seungjae estaba enamorado de Xian Lu y eso le asustaba.

Seokmin ignora a su amigo y vuelve a recostarse en su cama, dejando todo pasar y creando un silencio reflexivo entre ambos.

¿Por qué si quiera le gustaban los chicos?



Joon Nam Wook.


— Yah, Xian Lu, pareciera que quisiste a mi hombre desde el inicio. – bufa, revolviendo su rojo cabello, caminando por los pasillos del lugar.

— ¿Tu hombre? —  inquirió con una ceja levantada. —  ¿El de cara de orto? ¡Oh, por favor Nam! ¡Seokmin estaba babeando mientras te veía! No puedes ligarte a su manager. —  espetó una vez ya se habían alejado de aquel par. —  Además, Seungjae... hmm... no sé... no cuadra contigo. Eres muy lindo para él, creo yo. —  comentó sin saber muy bien el porqué.

Todo tenía sentido…

Xian Lu quiere robarse a mi chico… Maldito.

— ¿Seokmin? – suelta una ligera carcajada. — ¿Acaso no viste sus orejas? No es mi tipo... Generalmente no me gustan los de orejas grandes. – frunce sus labios en una mueca de disgusto. — Pero ya, sabía que querías quedarte con Seungjae, seguro es más tu tipo. – agita una de sus manos, restándole importancia al tema de los chicos. — Tú y yo deberíamos cambiar números también... No supe mucho de ti desde el campamento. – rasca su barbilla.

— ¡Yo no quiero quedarme con Seungjae! —  medio grita indignado y luego bufa porque ha llamado un poco la atención.

Claro, mentiroso.

»—  Pff... Como sea, Seokmin es agradable, te encantaría. Ya te veré. —  prefirió burlarse y asintió. —  ¡Dios! El campamento. —  sonrió. —  Eso fue hace mucho, Nam. —  recordó y lo miró. —  Entonces, ¿te rayo el brazo o me dejas tu teléfono para anotarlo?

— Pobre de ti que ensucies mi piel... He batallado bastante para conseguir esta textura. – masajea sus muñecas para sacar después su móvil del bolsillo trasero de sus jeans. — Además, probablemente llegue a llevarme bien con el tipo, pero no es como si fuese a gustarme de un día para otro... Siento la conexión con el mánager. – bromea, tendiéndole el teléfono a su amigo.

El rubio resopló.

— Claro, ¿qué conexión? ¿Se puede tener una conexión con una piedra? —  bufó y marcó su propio número en el teléfono del más alto. Namwook abre sus labios, con ofensa, como si le hubiesen insultado a él. —  Seokmin te agradará, y vas a terminar amándolo. ¿Cuánto quieres apostar? —  dice y le guiña un ojo devolviéndole su teléfono. —  Ya me marqué, guardaré tu número.

— ¿Piedra? Estás hablando mal de mi futuro esposo, te lo prohíbo. – regaña, señalando al rubio con su dedo índice. — Y bueno... No creo que me guste alguna vez, así que, apuesta lo que quieras...

— ¿Tu futuro esposo? —  se burló. —  Oh, por favor Namwook, ¿qué clase de mal chiste es ese? —  farfulló y negó con la cabeza. —  No, déjalo. Déjalo, no es para ti. —  afirmó y lo miró enarcando una de sus finas cejas con perspicacia —  Me conformaré con jactarme en tu cara con un gran: "te lo dije", cuando esté parado a un lado del altar en tu boda y no sea Seungjae-ssi sino Seokmin-ssi, quien te espere frente al padre.

Hace una mueca de desaprobación, frunciendo sus ojos, nariz y labios al mismo tiempo.

— ¡Cierra la boca! No, no me casaré con Dumbo personificado. – saca su lengua, poniendo su dedo índice en ésta y fingiendo llorar en seguida. — Pero bien, si me caso con Seungjae, apadrinarás a nuestro primer hijo. Te daré ese honor. – alza sus cejas a su amigo y extiende su mano para que la estreche. — ¿Es una apuesta cerrada?

— No acepto. —  negó. —  No puedes acercarte a Seungjae-ssi. No. —  negó repetidas veces con su cabeza y miró a su amigo.

Namwook lo sabía. A Lu terminaría gustándole Seungjae. No se lo permitiría; no.

»—  Pero aceptaré lo de apadrinar a tu primer hijo, solo que hay más probabilidades de que este sea también hijo del Dumbo. — rió y le guiñó el ojo con diversión.

Una mueca de asco se forma en el rostro del pelirrojo.

— Más terco no se puede. Vas a sacarme de quicio, Xiao Xian Lu. – sacude su cabeza, concluyendo con una sonrisita. — Debes tomar mi mano, así sellamos la apuesta que debamos cerrar. – agita su diestra, esperando a que su amigo la tome.

El rubio aceptó la mano del pelirrojo con un fuerte apretón y le sonrió ampliamente.

— Trato hecho.


---

Con satisfacción, Namwook camina de regreso a su habitación, esperando encontrarse con Hyunra y poder hablar con su mejor amigo un buen rato. Contarle como había estado su día y que él le contara el suyo.

¿A quién queremos engañar? Namwook quería hablar de su día e ir a dormir después de eso.

¿Qué si le importaba su amigo? ¡Claro que lo hacía!, pero el estrés de la situación le sacaría ronchas en la piel. No lo permitiría.

La voz de Dokyeom entra por sus oídos. Es muy lejana, pero permanece estático, escuchando más de su tono grave y memorizándolo.

Siente una punzada en su pecho cuando lo encara. Dokyeom está frente a él y va acompañado del chico con el que lo vio cuando abordaron.

— N-Namwook-ssi. – tartamudea el más bajito.

El pelirrojo traga saliva con dificultad, hace una pequeña venia con su cuerpo y se va corriendo de ahí. Busca su habitación, con lágrimas inundándole los ojos y cuando finalmente entra, corre al baño, sin siquiera saludar a su mejor amigo.

Dormir, no estaba entre sus planes. Quería conversar con Hyunra sobre su pequeño encuentro con Dokyeom, pero no encontraba la manera correcta para decírselo.

Había practicado frente al espejo del baño, pero sabía que su pequeño monólogo había salido bien porque eso era, un monólogo y hablar consigo mismo nunca iba a ser lo mismo que hablar con su mejor amigo.

Sale del cuarto de baño, después de deshacerse del maquillaje y ponerse una pijama, tomando una gran bocanada de aire y dando pasos fuertes en dirección a su cama, intentando ganarse una pequeña mirada o una llamada de atención de parte de Hyunra, pero en cambio, solo recibió el sonido de una hoja siendo cambiada y un suspiro lleno de satisfacción al empezar a leer, de parte del pelinegro.

¿Cómo podía leer con semejante ruido que el pelirrojo estaba haciendo?

— Ah... – lloriquea el pelirrojo, cruzándose de brazos y dejándose caer sobre el colchón de su cama. Da pequeñas patadas al aire y pequeños gruñidos y quejidos empiezan a salir de su garganta.

El ceño de Hyunra se frunce, estaba tan concentrado en su lectura y hasta ese momento solo en un asombroso silencio hasta que nota que su amigo se encuentra en su respectiva cama. No se apura a terminar la hoja, lee cada palabra como si quisiese recordarla por un buen tiempo y espera que Namwook comprenda que estaba dándose un momento para sí mismo, aunque dudaba que eso pasara, nunca perdía la esperanza.

Frota su rostro entre sus sábanas, dando un par de golpes más al aire y suelta un gritito de desesperación.

— Hyunra~ – alarga la última vocal, sentándose de golpe en su cama, frunciendo sus labios y arrastra sus pies contra el suelo, haciendo un sonido desesperante con sus pantuflas de conejito. — Nótame, por favo~r. – lloriquea, acercándose a la cama de su mejor amigo y moviendo el colchón con sus manos, llamando definitivamente la atención del menor.                       

Hyunra cierra los ojos respirando profundo antes de hacer un pequeño doblez en la página donde se había quedado, para luego, mirar fijamente a Namwook.

— ¿Qué es eso de vida o muerte que debes decirme ya mismo y no puede esperar a que termine en paz mi lectura? — habla en tono bastante calmo para estar siendo sacudido de manera impertinente por su hyung.                       

Los labios de Namwook se fruncen en un puchero y sus ojos se llenan de lágrimas que no deja escapar; aun así, está orgulloso de sí mismo, pues finalmente ha atrapado la atención de su amigo.

— No me hables así, Hyunra, estoy sensible y a punto de sufrir una crisis. – lloriquea, talla sus ojos, retirando las pocas lágrimas que amenazaron con salir y toma una profunda bocanada de aire para poder hablar sin tener que lidiar con los nudos en su garganta. — ¿Re-recuerdas a D-dokyeom? – balbucea, lo que es bastante raro en una persona segura de sí misma como Namwook.                       

— ¿Que hay con él? —Preguntó tal vez no de la mejor manera, no le guardaba rencor, pero no le gustaba ver mal a su amigo por culpa de nadie.                       

— Está aquí, Hyunra... En el crucero. – toma su rostro entre sus manos y se deja caer en la cama, de espaldas.

Da un par de patadas más al aire y lloriquea en silencio.

»— ¿Sabes lo que eso significa? – descubre su rostro y mira al techo, sintiéndose mareado al instante. — Lo veré seguido al caminar por los pasillos y lo más probable es que vuelva a hacer el ridículo pidiéndole cosas que no pasarán otra vez. – sus ojos enrojecen por el llanto que ha intentado soportar. — Es oficial, pasaré mis vacaciones dentro de esta habitación... Regresaremos a casa, tú con un maravilloso bronceado y yo más pálido que la muerte. – dramatiza, soltando un par de lágrimas.                       

Hyunra rueda los ojos aunque su amigo no pueda verle.

—Namwook —habla en tono serio—. Ya pasamos por esto y no quiero que volvamos a pasarlo, Dokyeom es parte de tu pasado, y allí debe quedarse —se levanta con pesar de su cómoda cama y se para frente a su hyung estirándole una mano para que se levante —. Deja el drama de lado, soñamos con este crucero desde el inicio del campeonato, estamos aquí luego de meses de trabajar duro, ¿Y tú vas a ponerte a llorar porque tu ex está aquí? Me decepcionas hyung, este no es el Namwook que yo conozco,

Los ojos del pelirrojo estallan, dejando caer lágrimas de a montón, impidiéndole ver bien.

Su amigo tiene razón, Namwook siempre lucía como una persona fuerte, sin derrumbarse y… ¡Justo Dokyeom lo ponía así!


¿No era un poco patético llorar por un amor perdido?

Pero… es que no era un amor cualquiera.


»— el que se levanta con energía cada día, el que marca presencia a cada lugar que va, ¿Acaso es el único chico en este crucero? ¡Han de haber mil! Y seguro mejores que él, así que tú te levantas ya mismo de esa cama, y si es necesario te sacaré yo mismo de esta habitación.                        

Un gruñido escapa de su garganta.

— ¿Por qué no dejas de ser tan buena persona? – lloriquea una vez más. — Es solo que... Dokyeom es... Hyunra, Dokyeom es mi tipo ideal, ¿sabes? Nadie nunca me trató como él y yo... – un par de lágrimas escapan de sus ojos y con rapidez se suelta del agarre de su amigo, para limpiar sus mejillas. —, no solo lo quiero en mi pasado, ¿entiendes?                       

— ¡Yo te trato bien y no por eso te has enamorado! — levanta un poco el tono casi sin quererlo. Namwook sabe que está alterado por su actitud. — Es tu tipo ideal porque es el único con quien has mantenido una relación estable, yo, como tu amigo te digo que está lejos de ser tu tipo ideal porque no te corresponde, y tu mereces alguien que no solo te corresponda, alguien que esté pendiente de ti, de lo que deseas y necesitas, él no es ese alguien Namwook, y lo siento tanto por él, por no tener idea de lo que se pierde —posa la mano en el hombro de su amigo dándole un leve apretón. Hyunra no era de las personas que se sensibilizaban fácilmente, podía ser algo frío y tosco en actitud, pero sus palabras solían dar el efecto que sus acciones o semblante no podían expresar.                       

Una leve sonrisita se dibuja en el rostro del pelirrojo y finalmente se tranquiliza.

— Es diferente el trato, Hyunra... – niega con su cabeza, intentando no pensar más en ello, se levanta de su cama y empieza a ser sonidos extraños con su garganta para deshacerse del nudo en ésta. — Mañana buscaré chicos lindos para poder despejar mi mente... Iré por hielo. – un tono más feliz y entusiasta se instala en su voz y corre de inmediato por la cubeta de hielos para ir a llenarla. — Intenta descansar, Hyunra-ssi. – palmea uno de sus hombros y antes de correr a la puerta, brinda un abrazo a su mejor amigo. — Gracias.                       

Al fin cambia su semblante por una leve sonrisa.

—No vuelvas a agradecerme por algo así hyung, eres mi amigo, haría lo que fuera por verte bien, solo te hice ver las cosas desde mi punto de vista —se separa del abrazo—. Anda, leeré un poco más y luego dormiré, ve con cuidado hyung —finaliza antes de volver hacia su cama.

Namwook no fue por hielos… Miró a Seungjae en aquella máquina e inmediatamente, regresó a su habitación, sin hacer ruido y excusándose con que: “no, no hay hielos. Buenas noches.”



Li Akame.


El periodo de trabajo de Akame tardaría un poco en empezar. Ya había limpiado las mesas, ordenado los platos y vasos; y había colocado los cubiertos en el contenedor que necesitaba colocarlos. Había terminado rápido su tarea y no le quedaba más qué hacer, que sentarse en una de las sillas giratorias de la barra de desayunos y jugar pac-man en su celular de hace dos años.

Shaoran, su hermano mayor, había educado a su hermana de manera en la que no dependiera de la tecnología, pero justo en ese momento, ella dependía de aquello, porque se encontraba sin amigos en ese momento y el único que parecía estar "acompañándole", seguramente se encontraba trabajando en otra cosa lejos de ella.

Había despertado a eso de las cuatro y media de la mañana, para poder llegar a las cinco en punto al comedor y limpiar las mesas.

Justo a las seis, abrían la barra de jugos y cereales, para quién gustaba madrugar y almorzar temprano.

Akame no era fan de despertar a tan tempranas horas, pero el trabajo lo ameritaba. Ayer, había entrado a la hora de la merienda, casi y había arruinado su primer día. Quebró cinco vasos y dejó resbalar la comida de tres platos.

¡Era un desastre! Solo esperaba que Shaoran nunca la viera.

Alguien se sienta a su lado, sus mejillas se sonrojan, mientras sigue con su mirada fija en el móvil, su corazón se ha acelerado ante la presencia de aquél chico y sus sentidos se alteran cuando puede respirar –sin querer– aquella esencia tan masculina.

No sabe si decirle que aún no han abierto y que vuelva a las siete y media, o atenderle en ese momento. Está entrando en pánico y al final, simplemente decide bloquear su teléfono móvil y juguetear con sus manos, aclarando su garganta de la misma manera y mirarle por el rabillo de sus ojos.

— A-aún no a-abre la b-barra. Oficialmente. – balbucea, sintiendo la acumulación de calor en sus mejillas.

— Oh, creo que he despertado un poco temprano y... Creí que ya estarían... Trabajando — torpemente se traba con sus propias palabras, aclara su garganta una vez más pero esta vez porque se atora con su propia saliva, toma una bocanada de aire y fija su vista en la chica que aún no se decide a verle, lo que lo hace sentir aún más extraño —. Soy Dongmun —dice sin pensarlo demasiado estirando su mano hacia ella.

Siente que en cualquier momento puede tirarse a llorar. Era común que se sintiera tímida con la gente desconocida, pero justo ahora, no tenía idea del por qué su miedo era peor.

Con un poco de inseguridad, dirige su rostro hacia el del chico y toma su mano con timidez, soltándole casi al instante y sintiendo su corazón latir aún más fuerte de lo que ya lo estaba haciendo.

— Akame. – dice casi en un susurro, golpeándose mentalmente por no poder ser una persona como cualquier otra y entablar una conversación con el chico a su lado.

— Lo supe ayer... Eh... Vine ayer por la mañana, tal vez no lo recuerdes seguro... Te ha tocado atender a muchas personas —rasca su nuca frunciendo sus labios unos momentos —. Lamento el incidente del jugo, en verdad... Espero que eso no te haya causado problemas.

Una risilla escapa de sus labios y al instante cubre su rostro. Niega con su cabeza, agita su mano y le da a entender al chico que olvide lo acontecido.

— No hay problema, no se disculpe. – con un poco de más confianza, después de las disculpas del chico, decide ser menos reservada ante el gesto. — Suelo ser un poco, muy, torpe.

— No digas eso, seguro no lo eres,  un error cualquiera puede tenerlo —sonríe de forma amigable sintiéndose un poco más seguro al notar a la chica un tanto más relajada — ¿Es tu primer empleo? Te ves joven realmente, y ha de ser un poco estresante estar aquí atendiendo quien sabe cuántas personas por día, yo no podría lidiar con ello —asegura sintiéndose incómodo de solo pensarlo.

Ella sonríe de costado, negando con su cabeza.

— Sí, es mi primer empleo, pero... No estoy estresada. – dice casi en un susurro. — Quizá me pone un poco nerviosa tener que enfrentarme a las preguntas que los clientes me harán – su fluidez al hablar le sorprende, pero poco a poco toma más confianza con sus respuestas. —: "¿Qué me recomiendas?, ¿El jugo de naranja está ácido?, ¿Tienes papillas para mi bebé?" – imita diferentes voces mientas mira cada una de las mesas tras de ella.

Dongmun hace una mueca de espanto y finge temblar de forma exagerada.

— ¿De verdad eso no te estresa? Sufro de antropofobia, el contacto con el resto de los humanos en exceso me causa escalofríos —ríe apenas bajando la mirada —. No podría lidiar con algo así, realmente es admirable para mí las personas como tú que si pueden hacerlo.

Ríe bajito, agachando su cabeza.

— Tengo ansiedad social y estoy trabajando aquí... - señala el lugar con uno de sus brazos. —, sin embargo, tengo que cumplir y tratar de no tirarme a llorar cuando la gente me habla. – confiesa tímida, volteando su mirada e intentando esconder su rostro del chico.

— ¿De verdad? ¿Quisiste llorar cuando te hablé? — frunce sus labios tratando de ocultar una sonrisa — Soy de los tuyos, la gente, las multitudes, no son de mi agrado, de hecho, es extraño que esté aquí hablando contigo —es como si aquello último lo hubiese pensado en voz alta —. Te me hiciste agradable y solo quería asegurarme que estuvieras bien hoy. Y que espero no tengas problemas con los vasos de jugo sobre nadie esta jornada de trabajo —le dedica una sonrisa divertida.

Sus pómulos se sonrojan mientras asiente con su cabeza.

— Incluso ahora quiero llorar de la vergüenza. – dice bajito. — Tengo un serio problema con los vasos de vidrio. Más tarde ese día, rompí cuatro más y creí que me correrían, pero me salvaron de esa. - muerde su mejilla interna, evitando seguir hablando. — Gracias por hablarme, no siempre hago amigos muy rápido.

— ¿Cuatro más? En unos días dejarás el crucero sin vajilla —bromea soltando una carcajada —. Me siento en una situación extraña porque... Exactamente no tenía idea de que decir o hacer cuando pensaba acercarme a ti pero simplemente... Aquí estamos teniendo una conversación casi normal siendo que ambos somos personas a las que nos cuesta entablar lazos con los demás, ¿No? —La observa con cierta dulzura, fijándose en que el cabello azabache ha caído ligeramente sobre su rostro y le dan ganas de correrlo tras su oreja pero sería demasiado atrevimiento por lo cual lo mantiene tan solo en su pensamiento —. Por favor no llores, me sentiría muy mal si eso pasara otra vez.

Akame suelta un pequeño suspiro, mirando ésta vez al chico y sonriéndole con amplitud, dejando ver sus dientes superiores, cubriéndolos al instante, sonrojada de vergüenza.

— Creo que por eso me ha costado menos hablar con usted, porque tenemos cosas en común, Dongmun-ssi. - hace una pequeña reverencia en su lugar, agradeciéndole por la compatibilidad. — Siento que me haya visto llorar, es una pena, no pasará de nuevo.

Dongmun se siente deslumbrado por la sonrisa tan sincera de la pelinegra, la cual se contagia en él.

—Tal vez si no es molestia, podría pasar por aquí por las mañanas a desayunar y que me cuentes si has roto más o menos vasos que el día anterior —bromea.

Asiente con euforia, tomando los brazos del chico y mirándolo con felicidad.

Se regaña a sí misma por su reacción y le suelta al instante.

— No sería molestia, Dongmun-ssi... No suelo hacer amigos fácilmente. Gracias.

Los ojos del chico se abren con sorpresa y acto seguido no puede ocultar una gran sonrisa seguida por una risa de su parte.

—Entonces... Esto será parte de mi rutina mientras siga en este crucero, algo bueno debía tener venir aquí, ha sido muy lindo conocerte Akame.

— Espero verle por aquí... - suelta una risilla audible en el salón. -- ¿Se quedará a desayunar o...? - mira el reloj de su móvil y ve que faltan al menos dos minutos para abrir el buffet.

Él asiente.

—Además de a verte a eso he venido —sonríe —. Y es bueno llegar antes de hora, seré el primer cliente, pero por favor, hoy no te irás, ¿Verdad?

Niega con su cabeza, saca su pequeña libretita y antes de que pueda atenderlo, gritan su nombre desde dentro de la cocina.

Abre grande sus ojos y se despide del chico agitando su mano.

— Le atiendo en un rato, con permiso, Dongmun-ssi.
chenyeol.
chenyeol.


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생존자 |N.C| Empty Re: 생존자 |N.C|

Mensaje por chenyeol. Mar 06 Jun 2017, 2:12 am




capítulo dos; parte tres.



Joon Nam Wook.

Los jovenes llegaron a piscina, era realmente el paraíso para Hyunra, la vista era maravillosa, y era un espacio lo suficientemente grande como para que nadie invadiese el espacio personal de nadie.

— Esto es mejor de lo que esperaba, y mira, tenemos reposeras libres por allí hyung —le comenta a su amigo apurando el paso.

Namwook va aplicando crema bloqueadora en la punta de su nariz y frente, mientras intenta sincronizar sus pasos con los de su amigo.

— ¡Tengo piernas débiles! ¿Por qué no consideras eso, Hyunra? – tira una de sus toallas en la silla que usará y después de aplicarse la crema en los brazos, toma asiento, quitando los lentes de sol que había colgado de su camisa y los pone en su rostro, mirando con atención a quienes pasaban frente a ellos. — Qué buen lugar elegimos, mi amigo... – sonríe ampliamente cuando ve a un chico sin playera, tirarse a la alberca frente a ellos y salir de manera triunfante.

— Piernas débiles según tu conveniencia —se quita la camisa y se echa bloqueador hasta donde sus manos alcanzan —. Creo que ya sé porque te ha gustado tanto el lugar —sigue la mirada de su amigo y suelta una risilla.

— Me ha gustado porque es un lugar lindo... – rueda sus ojos y suelta un bufido divertido en dirección a su amigo. — Además, me han flechado ya. Ayer mientras iba por hielo para mi refresco. – sonríe ampliamente, recordando a Seungjae en la máquina, a la que no se acercó, tocando su pecho con ambas manos y dejándose caer en el respaldo de la silla. — ¿Es tan difícil hacer que yo, Namwook, no me enamore tan rápido? – finge llorar, exagerando sus expresiones.

—Dios mío, ya vas a empezar —inhala profundo — ¿Quién ha sido el afortunado? ¿Cuánto crees que dure el flechazo esta vez? Porque eres el chico más enamoradizo que he conocido jamás —. A veces me gustaría ser un poquito como tú pero... No me pasa —se encoje de hombros.

Mira con el entrecejo fruncido a su amigo y se cruza de brazos.

— Si vas a tener esa actitud, es mejor que cierres la boca. – dramatiza, rindiéndose al final y sonriendo cuando le ve en una de las sillas más adelante. — ¡Dios, Hyunra! Míralo, es tan guapo... – toma su rostro entre sus manos, mirando al pelinegro de cejas anchas, sentarse junto a otro chico más alto. — ¿Debería hablarle? ¿Y si no le gustan los chicos? ¿Y si...? – se queda sin aliento cuando el chico se quita la camiseta para adentrarse a la alberca y un sonido sale de sus labios; como un grito poco masculino, pero bajito. — ¡Estoy oficialmente perdido! Hyunra, si muero, dile a mi madre que la amo.

— No seas exagerado —rueda los ojos —. Ve a hablarle si quieres, solo procura que tu mandíbula no caiga al piso como está por suceder ahora —pasa la mano por delante de su cara —. Y aunque no me gusten los chicos, no sé qué le ves, tampoco es tan guapo — Namwook rueda los ojos, pensando que Hyunra era exactamente igual a Xian Lu.

¿Y si ambos se quieren quedar con Seungjae?

Sonríe ante la imagen de su amigo, tocando su abdomen y colocándose una toalla cuando sus ojos se encuentran con los de él.

»— Yah, no soy exagerado, soy un poco emocional. – abanica su rostro con su mano derecha y se levanta de la silla. — Le conseguiré algo de beber... Dime, ¿con qué bebida te conquistaría? – pregunta, esperando una respuesta seria del pelinegro frente a él. — Anda, que estoy ignorando el hecho de que te estás menospreciando... Quítate eso de ahí, tu cuerpo es atractivo, practicas béisbol. – agita la toalla del cuerpo de su amigo, mientras sigue con la espera.

Las mejillas del menor toman un color carmesí, no parecía, pero solía ser bastante tímido y reservado.

—No bebo alcohol y lo sabes, pero supongo que algo dulce, que ahora que estamos fuera de temporada podría darme el gusto —dice tratando de olvidar el calor que se alojaba en sus mejillas —. ¿Por qué mejor no vas y le preguntas a alguien que esté sirviéndole?

— Qué amargado estás hoy, ya verás cuando terminen las vacaciones y volvamos a casa... Seré igual de amargado que tú ahora mismo. - finge llorar mientras acelera el paso directo a la barra de bebidas.

Cuando llega, recarga sus brazos en la mesa de madera y se queda mirando el menú de bebidas.

— Dame una margarita de piña, por favor. – sonríe ampliamente, mientras ve a un chico castaño llegar a su lado. Lo recuerda como quién les dirigió a su habitación, así que le sonríe amablemente, hasta que se da cuenta de que no le puso ni un poco de atención por estar mirando a un lado contrario.

Sigue la mirada del trabajador y lo encuentra viendo en dirección al pelinegro que había encontrado una noche anterior al ir a buscar hielos para su bebida. Su entrecejo se frunce, pero no sobre reacciona, sólo suelta un suspiro.

No le iba a quitar a su chico.

»— Hay gente muy guapa por acá, ¿no? – pregunta sin querer sonar cortante, mientras disfraza sus celos con una sonrisa.

El castaño asiente sin siquiera mirar a quien había hablado, tampoco sabía si le había hablado a él pero luego de entregar el pedido al de la barra suelta un pequeño suspiro.

—Es aún más lindo en persona —mientras esperaba que preparasen el pedido que debía entregar acuna el rostro entre sus manos observando cual colegiala enamorada.

Hace un extraño sonido con sus dientes, pero mantiene la sonrisa. Él no sabía que miraba a Seokmin y no a Seungjae.

— ¡Claro que lo es! Realmente espero agradarle, porque pienso que somos el uno para el otro. – pasa una mano por su cabello rojo, tomando finalmente el vaso de vidrio que le han brindado de la barra de bebidas, para darle un sorbo y satisfecho, sonreír en dirección al que sostenía su rostro entre sus manos.

Quién reconoce como Sooyoo, frunce su ceño confuso reaccionando al fin llevando la mirada al chico a su lado, a quien le encuentra cara conocida pero solía ser bastante distraído y en ese momento no podía recordar en que momento le había visto antes.

— ¿Disculpa? Yo... Lo siento, debí haber pensado en voz alta —traga saliva bajando la mirada y rogando por que le entregasen el pedido rápido.

— Claro que lo hiciste... – reclama, inflando su pecho con orgullo y despidiéndose de él con una reverencia; porque después de todo, Namwook seguía siendo un chico con educación.

Agradece por la bebida y se marcha en dirección al pelinegro que intenta conquistar antes de que aquél chico, que era un poco parecido a él (y que logró asombrarle por ello), quería robarle.

Guiña un ojo en dirección a su mejor amigo, alza la bebida amarilla y se arma de valor para dirigirse a quién hacía que su corazón se acelerase.

—Disculpen la interrupción —hace notar su presencia de manera sumamente educada.

Namwook gruñe.

No había iniciado una conversación y ya estaba siendo interrumpido. ¿Qué seguía?

»—. Los tragos que han pedido los señores están aquí —le hace entrega al pelinegro del suyo para luego acercarse a Seokmin y estirar su mano hacia él sintiéndola temblar levemente.

Seokmin alza su cabeza ante ambos chicos y le sorprende que el pelirrojo haya ido únicamente por su amigo y mánager.

— Ey, Seungjae-ah, tienes un seguidor. – susurra bajito, para que el pelirrojo no le escuchara y se acerca al castaño que llevaba su bebida. — ¡Qué amable! – busca en su uniforme la placa de su nombre, para agradecerle y hace una mueca cuando no encuentra nada. — ¿Cuál era tu nombre? – sus mejillas toman un color rosado, haciendo que su amigo pelinegro riera bajito y el pelirrojo soltara un suspiro enamorado.

Abre la boca para hablar pero no salen palabras de esta por lo cual traga saliva y aclara su garganta.

— ¿Mi nombre? —Cuestiona torpemente — Younggi —es lo primero que cruza por su mente y siente su corazón acelerarse y sus manos un tanto sudorosas —. Mi amigo aún espera tu foto —trata de ocultar una gran sonrisa —. Pero no quiero molestar ahora que usted está en un merecido descanso.

La amplia sonrisa de Seokmin se dibuja en su rostro y palmea el hombro de Younggi con su mano libre, mientras bebe de su piña colada.

Por segunda vez, en dos días consecutivos, Namwook parece quedar fuera de la plática.

— Gracias, Younggi... No olvides nuestra ropa, necesitamos un poco más. – bromea, mirando a Seungjae. — Mi amigo se viste de diferente manera cada cinco minutos. Te debo una foto, quizá más tarde, cuando haya menos gente y te vea, podré dártela como agradecimiento. – Namwook suelta un bufido, sonriéndole apenado al de uniforme de servicio y se disculpa con una reverencia que se encargó de que nadie mirara, más que el castaño.

—Por supuesto, yo mismo la lavé, doblé y perfumé para que esté en perfectas condiciones cuando el señor la reciba —trata de mantenerse calmado aunque por dentro sea todo un fanboy en peligro de destape —. Ahora si me permite debo seguir trabajando —hace una pequeña reverencia cruzando mirada con él una vez más antes de retirarse con bandeja en mano hacia la barra.

Nam frunce sus labios, sin ganas de seguir la conversación que no empezó y un tanto incómodo, se aleja de los chicos.

— ¡Namwook-ah! – el pelirrojo mira a los jóvenes, sonriendo cuando Seokmin le llama.

Fue una sonrisa involuntaria. Lo jura.

»— Ah… Yo… ¿Crees que podamos hablar después? – sus mejillas se sonrojan y Namwook nunca admitiría que Yoda lucía adorable. Al menos no frente a Xian Lu.

Él asiente con una sonrisa y se despide con un movimiento de manos.

— Hasta luego.



Li Akame.


El turno de trabajo de Akame había concluido hace un par de horas, pero se había quedado en el lugar limpiando, para que al día siguiente no tuviesen problema con el desorden de la noche anterior; además, creía que tenía aquella responsabilidad después de haber roto un par de vasos y platos el día anterior.

Cuando culmina con su trabajo, retira el pequeño delantal blanco que llevaba y guarda los trapos húmedos en la lavandería para que sean secados por las máquinas y sale al área libre del barco, observando el cielo en un color azul rey, con estrellas y media luna.

Siente escalofríos por culpa de la fresca brisa y una inmensa alegría y libertad al escuchar las olas del mar.

Akame deseó no ser parte del grupo de trabajadores, para poder apreciar del paisaje más tiempo; deseó que su abuela siguiera viva y deseó no tener que estar en ese barco, cumpliendo lo que la mujer le exigía.

Suelta un suspiro, tomando asiento al instante en una de las sillas reclinables frente a la piscina.

— ¡Akame! – el pelinegro salió a la superficie un tanto aturdido. Exclama con cierta emoción la cual trata de ocultar cuando se da cuenta como ha sonado. — ¿Cómo has estado? Desde... La mañana que no te veo. – trata de bromear y baja la mirada sintiéndose un poco torpe por lo que acababa de decir.

El cuerpo de la chica, se agita levemente ante el repentino llamado de él, pero ríe bajito al escuchar su comentario.

— D-Dongmun... – su voz es temblorosa, pues teme equivocarse al decir su nombre. No está segura de la razón por la que sus mejillas tomaron un color carmesí y su corazón latió con fuerza, pero intenta mantener la mejor de las mentalidades y calmarse.

Alza su mano en manera de saludo y le sonríe ampliamente.

»—, he estado bien, gracias. – alza sus rodillas, hasta dejarlas a la altura de su barbilla y recargarse en ellas, intentando esconder su timidez. — ¿Qué tal tú, Dongmun-ssi?

— Muy bien, intentaba aprender a nadar luego de haber visto algunos videos de esto – suspira —. Pero creo que sería más fácil si alguien me enseñase, lástima que me enteré hace tan solo dos días que vendría aquí y no tuve tiempo de hacerlo – se encoje de hombros. —. Es una linda noche aunque está dándome un poco de frío y no quisiera enfermarme – apoya sus manos al borde y se impulsa hacia arriba para salir del agua. —. ¿Tu turno ya terminó? – pregunta abrazándose a sí mismo mientras mira a su alrededor para buscar alguna toalla pero al parecer era un poco tarde y ya no habían allí.

Akame niega con diversión ante la anécdota del chico.

— Te enseñaría a nadar, Dongmun-ssi, pero soy terrible estando en el agua – se abraza a sí misma, apenada. —. Sé flotar, lo que ya es ganancia. – intenta bromear, iniciando la risa ella sola y avergonzándose al instante una vez más. — Mi turno terminó hace un rato, pero me quedé limpiando para mañana, supongo que se los debo por causarles pérdida de material. – sus mejillas se sonrojan una vez más.

Mira al pelinegro saliendo de la alberca y retira la mirada.

»— D-déjame buscarte una t-toalla, Dongmun-ssi... – se levanta de la silla con apuro, corriendo al cuarto de limpieza, tomando un par de toallas y llevándolas al chico. — Vas a resfriarte. – su mirada está plasmada en el suelo, mientras le entrega las blanquetas al contrario, sonrojándose intensamente cuando sus manos rozan.

Él sonríe notando el sonrojo de la chica aunque probablemente quedaría en el mismo estado si no dejaba de ver esas mejillas enrojecidas.

— Muchas gracias, fue tonto no haber traído mi propia toalla a estas horas —pasa la tela sobre sus hombros cubriendo su torso desnudo para quitarse la humedad de su cuerpo —. No es parte de tu trabajo quedarte más rato, deberías tratar de aprovechar el viaje al menos... Ya que creo que ninguno de los dos está aquí por voluntad propia al menos hay que buscarle el lado bueno... ¿Quieres.... caminar, tal vez? – muerde su mejilla internamente pensando en si habrá sido algo apresurado y poco oportuno pero ya era tarde para retractarse.

— Descuida – niega con su cabeza, logrando mirar al chico a los ojos, aunque su sonrojo seguía siendo notable. —. No es parte de, pero sentía la responsabilidad. Mi hermano me enseñó a servir a la gente cuando creía que lo merecían, entonces, crecí educada de una manera extraña, Dongmun-ssi. – ríe bajito, señalando con su cabeza el camino para la caminata con el más alto, aceptando su oferta. — ¿Qué te hizo venir aquí?

— Mis padres —suelta sin ganas, calzando sus sandalias y caminando a la par de la pelinegra –. En realidad estoy aquí porque este es regalo de cumpleaños de mi hermana y como ellos no pueden viajar, soy el responsable de ella, aunque solo han logrado que nos llevemos peor que antes si es eso posible y tratemos de pasar el menor tiempo posible juntos, aunque la idea de ellos era todo lo opuesto – la observa de lado —. Mencionaste a un hermano mayor tuyo... Espero se lleven mejor que nosotros – dice refiriéndose a él y Eunsun—. A diferencia de ella, tu si eres agradable y respetuosa.

El sonrojo en las mejillas de la pálida, parecía no querer irse de su rostro, pues cada que Dongmun le dirigía la palabra, lograba provocar aquella reacción en ella.

Akame asiente con su cabeza y niega después, un tanto confundida.

— Casi no convivo con él... Nuestra comunicación no es amplia. – ríe. — Quisiera odiarlo, pero no puedo... De hecho, la última vez que lo vi, fue el día que abordamos. – suelta una ligera carcajada, sonriendo de lado con optimismo brillando en sus ojos. — Pero Shaoran tiene asuntos que resolver, así que no me quejo. – aprieta sus labios en una sonrisa. — Dime, ¿cuántos años tiene tu hermana? ¿Eres mayor que ella? Te hicieron responsable por algo, ¿no?

— Cumplió sus diecinueve y yo tengo veinte, aunque a veces se comporta como niña, suele ser fastidiosa conmigo, aunque para nuestros padres es un ángel caído del cielo – rueda los ojos —. Incluso está fastidiando en esta conversación sin siquiera estar presente, ¿Cómo es eso posible? – frunce su ceño y suelta una risilla —. Mejor dime... Si no ves a tu hermano desde que embarcaste, ¿Pasas sola tus ratos libres?

Akame suelta una carcajada un poco más estruendosa que las anteriores, aunque sin causar mucho escándalo.

— Es el efecto de los hermanos, siempre están en nuestras conversaciones aunque no queramos. – dice con obviedad, moviendo sus manos y sintiendo un escalofrío en su cuerpo ante el viento. — ¿Quieres que vayamos dentro, Dongmun-ssi? Debes estar muriendo de frío. – frunce su entrecejo, mirando al mayor de reojo. — De todas maneras, no la paso sola... Cuando mi amiga no está demasiado ocupada, la encuentro o... Conocí a un chico, Sooyoo oppa. - sonríe, buscando una de las entradas a las salas cálidas del barco.

— ¿Sooyoo? – su ceño se frunce y rueda los ojos —. Sí, tengo un poco de frío, aunque por un momento me olvidé de ello – hace una breve pausa —. Es bueno que hayas conocido gente aquí, para no sentirte sola —baja la mirada hacia sus propios pasos.

La pelinegra asiente, llevando al mayor al interior del crucero, buscando sillas para ponerse más cómodos una vez adentro.

— Generalmente no llamo "oppa" a los chicos, porque bueno... en donde nací, les llamamos "gege", pero... no sé. – sus pómulos se sonrojan.

Mira al chico y una vez más, su corazón se acelera. Está teniendo una conversación larga con alguien que logró llamar su atención y se sorprende a sí misma.

»— Resultó haber gente agradable, aunque tartamudee con la mayoría.

Suelta una risa ante lo último que ha dicho.

— Entonces... ¿Te resulto agradable? También tartamudeaste al hablar conmigo – Dongmun ve a poca distancia lo que era una sala de estar con algunos sillones y pequeñas mesas donde había poca gente, jóvenes en su mayoría y divisó algunos alejados donde podrían ir los dos —. Creo que es lindo cuando lo haces, aunque ahora hace mucho rato estamos hablando sin tartamudear ninguno de los dos. – bromea tomando asiento en uno de los sillones y acomodando la toalla nuevamente sobre sus hombros.

La temperatura dentro era agradable aunque su bermuda siguiese mojada y su cuerpo un tanto húmedo.

Ella asiente con entusiasmo.

— Si me agradas, Dongmun-ssi – su corazón bombea con fuerza. —, me siento feliz de no tartamudear del todo, creo que tomé confianza rápido, si eso no te molesta. – juega con sus manos, tomando asiento frente a él. — ¿Estás bien aquí? ¿No tienes frío? – entrecierra sus ojos con preocupación. — Y-yo podría esperarte aquí mientras vas a cambiarte o... – alza sus hombros, dando la opción de esperarle.

— Haz vuelto a hacerlo – ríe observándole con dulzura, le resultaba un gesto sumamente adorable de Akame cuando lo hacía —. No quiero dejarte sola aquí pero... Tal vez no sea apropiado que ande por aquí en estas condiciones, mojado y con esta ropa. De verdad... ¿No te molestaría esperar? Seré rápido.

Se limita a negar con su cabeza y extender una mano frente a sí, dándole el paso a su nuevo amigo.

— Adelante, no me molesta. - hace un gesto para que se vaya y le sonríe.

— Genial, entonces – se levanta —... seré tan rápido que no te daré tiempo a notar mi ausencia, volveré enseguida – le dedica una sonrisa antes de salir a paso apresurado hacia su habitación, para una vez sale del campo visual de la chica, correr hacia esta para cambiarse cuanto antes.

Ella está perdida en el caminar tranquilo del muchacho; ha cerrado los ojos cuando lo pierde de vista y se limita a pensar en posibilidades.

No sabe por qué le ha atraído aquél muchacho sin siquiera conocerlo. Odia caer tan fácil por las personas y odia no poder expresar lo que siente tan rápido.

No han pasado más de dos días, cuando ella quiere convencerse de que está enamorada. ¿Se puede enamorar tan fácil de una persona en menos de cuarenta y ocho horas? ¿Por qué la ilusión?, se cuestiona.

Es tonto para ella, ni siquiera podría tener tiempo para una relación.

Si Shaoran no resolvía las cuestiones de herencia, ella tendría que volver a China. De nada le serviría “salir” con Dongmun un par de semanas y tener que culminar con su relación, porque Dongmun-ssi, regreso a Changsa. No podemos vernos más.

A demás, ni siquiera estaba segura de si él se sentía atraído por ella.

Su cabeza está moviéndose al ritmo de una canción que suena a lo lejos. No está segura del nombre, pero la ha escuchado tantas veces en la radio, que ya hasta conoce la letra; se equivoca en varias partes, porque el coreano aún resulta difícil para ella, pero la canta con entusiasmo en su mente.

Para cuando Dongmun regresa, su semblante no ha cambiado mucho, pero sus manos ahora sostienen su barbilla.

— Qué rápido eres. - suelta una risita, abriendo apenas un ojo para ver al chico.

Sus mejillas no dejan de calentarse, su corazón sigue queriendo salir de su pecho. Dongmun es bastante atractivo para ella, siente que morirá ante su presencia.

»— ¿N-no estás muy lejos de a-aquí? – acomoda su cuerpo en el sillón y finalmente vuelve a su postura normal, mirando de frente al pelinegro.

Él se quita la capucha de la sudadera, para poder observarla con mejor precisión y sentarse frente a ella.

— Estoy en el área turística – respira un tanto agitado, si, había ido y vuelto corriendo y su respiración lo delataba —. Pero como dije... No quería hacerte esperar y me cambié rápido, ya estoy más cómodo y no al borde de la hipotermia.

Li sonríe, agitando su mano, dándole a entender que no había de qué preocuparse.

— Entonces, Dongmun-ssi... ¿Sólo estás acompañado de tu hermana? –sonríe de costado, sacando se nuevo el tema de los hermanos y riendo bajito ante las expresiones del mayor. — ¿Has visto todo el barco? – se preguntaba si seguirían abiertas todas las secciones del mismo.

Rueda los ojos con fingido fastidio, la niña de sus pesadillas no dejaba de estar presente en las charlas pero aun así no le molestaba si era Akame quien le cuestionaba.

— Sí, solo somos ella y yo, hasta que la arroje al agua y quede solo – bromea.

Akame siente un poco de horror en su interior, pero no lo demuestra.

Se pregunta si Shaoran también le quiere lanzar por la borda algunas veces.

»—. Pero la mayor parte del día la pasamos por separado, por eso estoy aquí solo... No he recorrido mucho más que mi sector y la piscina, podríamos hacerlo... Si quieres y no tienes nada mejor que hacer que pasar el rato conmigo. – dice sonriendo tratando de no mostrarse tan ilusionado con ello como realmente lo estaba.

Ella se levanta con prisa de la silla y toma la muñeca del mayor para llevarlo consigo en la caminata.

— ¿Sabes? Lo único bueno aquí, parecen ser los eventos que hay en el minibar. – ríe bajito, dándole a conocer al chico su lado entusiasta y emocionado. — No sé qué habrá hoy, no me gusta el ambiente, pero podemos quedarnos afuera a escuchar, ¿qué dices? – suelta con vergüenza la mano del chico y comienza a jugar con sus manos y pies, nerviosa. — Sólo si quieres, yo podría regresar a mi habitación y... Mañana vernos en donde nos encontramos hoy y... Así. – se alza de hombros.

— ¡No! —Exclama probablemente más alto de lo que hubiese querido, haciendo que la más bajita de un saltito asombrado. —. Quiero decir — aclara su garganta—... No tengo ninguna prisa por ir a encerrarme a aburrirme a mi habitación, conocer un poco el lugar en tu compañía suena a un plan mucho mejor —asiente buscando su mirada ya que esta la había bajado—. Vamos —piensa en tomar su mano pero apenas si la roza y siente una enorme vergüenza y opta por meterlas en sus bolsillos.

— V-vamos. – sacude su cabeza ante su tartamudeo, y empiezan una vez más a caminar, ésta vez, Akame se acerca más a él, rozando sus brazos con vergüenza.

Tiene una pequeña manía de entrar en confianza, con la gente que le agrada, demasiado rápido y él de verdad le gustaba.

Se maldecía por ello.

— ¿Estudias, Dongmun-ssi? - saca un tema random, mientras observa los pasillos a su alrededor, dejando al chico elegir un camino.

— Sí, estudio animación – sonríe de lado observándole de reojo y sacando la mano de su bolsillo dejándola caer al lado de la de ella rozando la de ella —. Soy una persona con mucha imaginación y amor por los videojuegos... Un poco friki según la mayoría, una de las razones por las cuales no quería estar aquí, pero... Me he olvidado de eso gracias a ti – finalmente, deja el roce para juntar sus dedos con los de ella tímidamente esperando su reacción antes de hacer algo más.

La pelinegra toma uno de los dedos del mayor con su dedo índice y sonríe, mordiendo el interior de su mejilla para evitar chillar de la emoción.

No puede controlar el palpitar de su corazón, está emocionada. Nunca sintió la necesidad de tomar la mano de un chico, fuera de su primer novio, pero justo ahora… Aquél encuentro de sus dedos, aceleraba su ritmo cardíaco y apenas le dejaba respirar.

¿Cómo se inhalaba?

— ¿Has jugado Overwatch? - pregunta de la nada, ante la mención del amor del chico a los videojuegos. — Quiero jugarlo alguna vez, he leído que es divertido. - hace un puchero con sus labios, sin soltar la mano del contrario.

— ¿Que si he jugado? ¿Bromeas? Mi laptop ha venido conmigo y allí tengo todo lo que un buen gamer necesita, incluyendo overwatch —dice con entusiasmo que no puede ocultar — ¿También te gustan los videojuegos? Y... Aun no me dices tu edad pero... Aun estás en secundaria, ¿Verdad? —Le observa afirmando el agarre de sus manos sintiéndose más confiado de repente, aunque fuese la primera vez que hacía algo así.

Sonríe con amplitud.

Dongmun lucía inexperto en aquella situación, de igual manera que la más joven. Ella no estaba segura de si él habría tenido novias antes; es atractivo, llama la atención con sus facciones. Las chicas que él haya conocido estarían locas si no se sentían atraídas por él.

— En realidad, sólo tengo ganas de jugar juegos buenos. - ladea su cabeza. — Overwatch y League Of Legends están en mi lista. - ríe bajito. — Tengo 18 recién cumplidos, hace... unas dos semanas. - con su mano libre, levanta dos dedos y la baja, regresándola a su posición actual.

Cuando él ya no mira, dirige su mirada a sus manos de igual manera y muerde su labio inferior, sintiendo su corazón latir con fuerza y sus mejillas arrebolarse.

»— Y sí, aún sigo en secundaria. - añade, bajando la cabeza.

Siente su corazón latir con fuerza. A decir verdad, Dongmun no era de los que siempre andaban cerca de chicas, tal vez el mismo se alejaba de ellas, pero esta vez, casi sin quererlo, estaba muy a gusto con una que realmente comenzaba a gustarle y le daba ganas de estar en ese crucero.

— Lo supuse, tienes un rostro aniñado y angelical, eres bonita Akame —le observa por un instante para volver a bajar la mirada—. ¿Irás a la universidad cuando acabes? En... China, ¿No? —Infló sus mejillas soltando el aire luego, no todo podía ser tan bueno después de todo. Pero se sentía un niño pensando en que Akame podría ser un amor de verano o algo así.

Sus mejillas se sonrojan más de lo que se habían sonrojado antes y suelta una risa nerviosa, cerrando sus ojos y sintiendo su corazón salir de su pecho.

— T-tú eres a-atractivo, Dongmun-ssi. - dice en voz baja, bajando la mirada y jugando con los dedos del chico. — En realidad... no sé si volveré a China. Mi hermano está arreglando eso aún. - aclara su garganta, sintiéndose ligeramente apenada.

Niega con su cabeza, sonriendo.

»— No quiero volver a China, me cuesta mucho adaptarme a los lugares y llevo mucho tiempo fuera de Hunan. - entrelaza sus dedos con los del chico, inconscientemente, para conseguir mayor comodidad. -- Pero... Si mi hermano no logra resolver nada, tendré que regresar, Dongmun-ssi. - frunce sus labios con tristeza. -- Igual, estoy segura de que podremos mantenernos en contacto, ¿n-no? - balbucea, mirando los ojos del mayor y perdiéndose un momento.

—Claro, eso sería genial para mí, hoy en día con la tecnología es fácil estar comunicado. Aunque si ya estás cómoda en Corea ojalá  no tengas que irte, puedas seguir la universidad aquí —le observa y se detiene al darse cuenta que seguían caminando sin ningún rumbo, aun así, no suelta su mano—... Por cierto, ¿Ya sabes que te gustaría estudiar?

Asiente con su cabeza.

— Corea me gusta y mis amigos están aquí, me siento cómoda, solo queda tener fe en Shao; mi hermano. - detiene su paso junto con él. — Quiero estudiar muchas cosas, pero al final me quedaré con Negocios Internacionales. - con su mano libre, acomoda uno de los mechones que había escapado de su coleta. — Es completamente diferente a lo que estudias. - ríe.

—Mucho a decir verdad —rasca su nuca un tanto avergonzado—. Nadie se toma muy enserio lo que hago pero realmente me gusta, lo disfruto y tengo talento en ello, según mis profesores claro —se encoje de hombros—. No es lo que mis padres esperaban pero al menos no están tan disconformes ya que es una carrera universitaria —frunce sus labios ocultando una sonrisa— ¿Has cenado? Podríamos... Si quieres...

— Pero es una carrera increíble, eso opino yo, opp- quiero decir, Dongmun-ssi. - sonríe apenada, mirando a su alrededor. — No, no he cenado, ¿qué ofreces? - le mira expectante, bajando la mirada con pena.

—Puedes... Llamarme como quieras, no me molesta —le sonríe y lleva su mirada a uno de los restaurantes del crucero, no era el más lujoso, de hecho había una sala de juegos cerca, se veía divertido y relajado como para ellos—. Podríamos ver que hay en la carta y luego jugar algo, ¿Que dices? —Propone entusiasta.

Agita su cabeza, aceptando y caminando, aún de la mano, con Dongmun.

— Gracias. - dice sonriente, dando un ligero apretón a su mano y acercándose a él por inercia, sosteniéndose al brazo del muchacho con su mano libre.

Dongmun se sentía tan bien al lado de la chica con la sonrisa más tierna que haya visto nunca, en realidad... Estaba preguntándose si no estaba soñando o algo así porque... Él no era el tipo de chico al que le ocurrían esas cosas.

Entraron al lugar donde se escuchaba música de fondo y las luces eran algo bajas manteniendo un clima juvenil. Dongmun no vio más opción que finalmente soltar la mano de la chica para apartar la silla donde ella se sentaría y luego él frente a ella.

—No tenía idea que habían lugares como este en el crucero, imaginaba todo mucho más formal y aburrido —confiesa cediéndole la carta para que ella la viese primero.

— Este lugar es muy grande, aunque luce muy pequeño. - ríe bajito, sintiendo frío en su mano cuando él la soltó.

Esconde sus brazos bajo la mesa y mira alrededor, tomando después la carta que Dongmun le tendió.

— No sé qué pedir, generalmente no como mucho en la cena. - dice avergonzada, dando vuelta a la página.
—Bueno... Yo si como mucho a toda hora —ríe apenas—. Si no sabes que pedir... Puedo compartirte lo que ordene, o puedes ordenar por los dos, me gusta todo a decir verdad.
Ella sonríe, asintiendo.
 
-- ¿Ordenas por nosotros, Dongmun-ssi? - parpadea repetidas veces, cubriendo su rostro con una de sus manos, sintiendo sus mejillas sonrojarse.
—Dudo que sea posible decir que no luego de eso —su sonrisa se vuelve amplia y toma la carta para ojearla el mismo sin que le sea muy dificil escoger pues en la primer hoja encuentra uno de sus platillos favoritos —. Bulgogi, ¿Te gusta? —Hace seña a uno de los camareros para que se acerque— Y... Pide de beber lo que gustes.
Cuando el camarero llega, Akame ordena una limonada, Dongmun pide su cena y ambos se quedan a esperar.

Li, suelta un suspiro, mirando a su alrededor y apreciando el lugar.

— ¿Qué es lo que te gusta, Dongmun? Después de los videojuegos, claro. - ladea su rostro, esperando una respuesta. -- Quiero decir... lo que te gusta hacer en tus ratos libres y... eso. - su voz disminuye en la última oración, apenada.

Muerde su labio inferior jugando con los palillos sobre la mesa.

—Pues... Temo empezar a hablar y que te duermas —bromea volviendo su vista a ella—. Si no estoy haciendo alguna creación en mi computador o jugando videojuegos... —ríe apenas volviendo a bajar la mirada— Lo creerás ridículo, ¿Sabes? Realmente... Nunca le he dicho a nadie lo mucho que me gusta bailar. Creo que mis padres se sentirían aún más desilusionados que cuando les dije que estudiaría animación —exclama exagerándolo—. Mi sueño frustrado es ser idol —ríe finalmente arrugando su nariz y llevando una mano a su rostro.

— ¿Y eres bueno bailando? - sus ojos se abren grandes, brillando con emoción. -- ¿Me mostrarías algún día? Gege sabe bailar también... ¡Podrían bailar juntos alguna vez! - su sonrisa se ensancha y sus ojos se achican.

Akame no entendía la razón de su emoción repentina, pero pasar tiempo con el muchacho le estaba cayendo bien.

»— No te sientas mal, igual... Supongo que todos queremos ser idols en nuestros sueños. - apoya una de sus manos en el brazo de Dongmun y da pequeñas palmaditas en éste, apoyándolo.

—Gracias, que amable por darme consuelo —dice en tono divertido, sentía que decía una cosa estúpida tras otra pero no podía detenerse—. No tengo idea si soy bueno, solo me gusta hacerlo, copiar coreografías, cantar algunas canciones... —le resta interés con su mano—. Pero nunca he bailado frente a nadie y realmente dudo que lo haga algún día, me gusta hacerlo aunque es algo tonto —se encoje de hombros —. Por cierto... ¿Quién es Gege?

— Ah, Gege es mi hermano mayor. Es como el "oppa" de China. – ríe, restándole importancia con su mano, imitando al mayor. — Igual, ¿al menos me cantarás alguna vez? – sus ojos brillan cuando la comida llega frente a ellos y da un sorbo a su bebida. — Yo no hago mucho, si no, te cambiaría la demostración de alguno de mis inexistentes talentos por los tuyos. – bromea, comiendo bulgogi.

—No lo sé, en realidad nunca he cantado frente a nadie, ¿Qué tal si soy un completo desastre y te causo sordera o algo peor? —Exagera en tono bromista fingiendo seriedad — Pero... Bueno... ¿Qué haces tú en tu tiempo libre? —Sujeta sus palillos para también probar el platillo que sabía tan delicioso como se veía.

Ella niega con su cabeza; las mejillas infladas por la comida que mantenía dentro de su boca.

Cuando le es posible hablar, toma una bocanada de aire y le sonríe.

— Vamos, Dongmun-ssi, no te juzgaré. – ríe. — En realidad... No hago muchas cosas. Me gusta leer, de cualquier tema, en realidad. – dice, quitando un par de trozos de pimiento de su platillo y comiendo la carne. — ¿Lo ves? Mis talentos o lo que hago en mi tiempo libre, no puedo intercambiarlo por ver alguno de tus talentos. – suelta una pequeña risa, masticando su comida en seguida.

—Puedes leerme alguna historia para dormir —ríe—. No es que quiera algo a cambio pero... No es justo si no estamos en igualdad de condiciones, no creo que pueda cantar para ti Akame —hace una fingida mueca de pena encogiéndose de hombros—. No sé si podamos llegar a un trato así —no mantiene demasiado la actuación pues vuelve a sonreírle antes de llevar un gran trozo de carne a su boca el cual mastica con gusto.

Akame suelta una carcajada, echando su cabeza hacia atrás.

— Leer historias no es un talento, pero haré lo posible por descubrir un talento que intercambiar, Dongmun-ssi. – imita su acto y se dedica a comer con tranquilidad.

La cena pasa de manera muy amena, a decir verdad. Akame no se había sentido tan cómoda en compañía de un chico, como lo estaba con Dongmun y ya era ganancia.

Jaeho se sentiría feliz con ella. Hana estaría burlándose cuando le viera con Dongmun y solo rezaba porque Hyungsik no le espantara; o Shaoran.



Li Shao Ran.

No había visto a su hermana en un buen rato, por lo que Shaoran se sentía un poco alejado de ella.

Se propuso visitarla cuando acabara de acomodar su ropa en las maletas, pero antes de que pudiera hacer eso, Jaeho se lo llevó a un lugar privado en donde pudieran hablar sobre el contrato.

Shaoran estuvo dentro de un cuarto-oficina con su abogado, alrededor de cinco horas seguidas. Harto, con ganas de ver a su hermana y de un humor de perros.

Buscó a Akame en cuatro lugares diferentes, empezando por su habitación, y cuando no la encontró en el quinto, regresó preocupado a la habitación de la chica y justo cuando estuvo a punto de llamar a la puerta, escuchó su risa.

Era extraño para él, escuchar a Akame reír tan melódicamente, pero cuando la vio acompañada de un chico, comprendió.

Su entrecejo se frunce, acomoda las mangas de su camiseta de vestir y anuda su corbata a la perfección, retando con la mirada a la pequeña.

— Te estuve buscando. – habla en un perfecto mandarín, cruzándose de brazos. – Cuatro lugares diferentes, Li Akame. – dirige su mirada al pelinegro y luego a su hermana, señalando al chico con un movimiento de su cabeza. — ¿En dónde estabas?

Dongmun, por fortuna, entiende algunas de las palabras que el -hasta ese momento- desconocido dice, pero no comprende porque parece estarle retando, después de todo, por lo que la misma Akame le había dicho, estaba sola prácticamente desde el embarque.

La mirada del pelinegro viaja desde el mayor hasta la pequeña a su lado tratando de comprender la situación cuando cae en cuenta de que quien estaba parado frente a ellos debía ser el hermano mayor de Akame. No había que ser demasiado astuto para atar cabos y llegar a esa conclusión, lo único que lo hizo sentir algo nervioso e incómodo fue el hecho de que no había soltado la mano de la menor aun y tal vez, solo tal vez, palideció abriendo sus ojos más de lo normal al notarlo.

— Él es... —pretende cuestionar en un murmullo hacia la pelinegra pero queda en silencio.

Gege. - da un leve apretón en la mano del chico y la suelta casi al instante de hacerlo, acercándose con miedo a su hermano mayor. -- Gege, lo siento, e-estaba co-con... – su mandarín, por alguna razón, suena demasiado escaso; como si nunca hubiese aprendido a hablarlo. Mira a Dongmun.

Su mirada luce intimidada, su voz tiembla y sus labios se curvean hacia abajo, como si quisiera llorar.

— ¿Qué te dije sobre permanecer en tu habitación, Akame? – entrecierra los ojos, aún cruzado de brazos. — Al menos un aviso, estaba preocupado. Jaeho me tenía harto y te necesitaba presente ahí. ¿No leíste mis mensajes? - habla en tono serio, una vena saltándose de su frente y cuello. — A demás, ¿quién es él? - pregunta, sin creer que el chico le entendería en algún momento.

Akame camina junto a Dongmun y le empuja levemente.

— Ve, Shao está de mal humor. - habla bajito, en coreano, esperando que se fuera.

El pelinegro medita la idea de irse y aunque probablemente eso hubiese sido lo mejor su parte idiota le hace no moverse de su lugar y en cambio hablar en respuesta a lo que el mayor había preguntado, porque aunque nadie supiera, el tenía cierto conocimiento en otras lenguas además del coreano.

—Mi nombre es Lee Dong Mun —hace una pequeña reverencia hacia el mayor hablándole con un extraño acento pues tampoco era como si hablase seguido en mandarín—. Siento haber entretenido a Akame, fue mi culpa, no quería causar problemas —agacha la mirada haciendo nuevamente una reverencia tratando de disculparse con el mayor para que la pelinegra no llevase más retos.

Shaoran suaviza su semblante, mirando aún con los ojos entrecerrados al pelinegro, sorprendiéndose un poco por el repentino entendimiento.

— Los causaste, chico. - hala levemente del hombro a su hermana, después de haberle formulado aquella oración en coreano al muchacho. — Ve a dormir, Dongmun, Akame está bien. - su voz no muestra expresión alguna.

Traga en seco y asiente echándole una mirada apenada a la menor.

—Lo lamento, será mejor que me vaya —y aunque no es lo que quiere hacer se ve obligado a ello —. Buenas noches Akame, que tengas dulces sueños. Buenas noches señor —se despide respetuosamente del mayor antes de voltear por el pasillo siguiendo los pasos que lo habían llevado hasta allí.

Shaoran entra a la habitación con su hermana, sobando sus sienes y soltando suspiros exasperados.

— Akame… – la chica niega con su cabeza.

— Déjalo, Shaoran… – dice en voz baja.

El corazón del mayor se estruja cuando ve a su hermana recostándose en su cama, sin siquiera ponerse algo más cómodo para dormir.

»— Creí que querías que hiciera amigos, pero… Así déjalo. Buenas noches. – y no habla más.

Ninguno de los dos.

A paso lento, regresa a su habitación, con un Jaeho esperándole.

El más pálido luce preocupado, mira al chico y con los ojos, pregunta si todo está bien.

Shaoran asiente y le sonríe, dejando ver aquél lindo hoyuelo en sus mejillas.

— Ella crece, Shao… No siempre podrás protegerla. – el aludido asiente con su rostro, buscando los brazos de su abogado, sabiendo que se arrepentirá luego de lo que está sintiendo en su pecho.

— Gracias, Jae. – susurra, depositando un corto beso en la mejilla del castaño y recostándose en su cama, sin vestirse con ropa más cómoda e imitando a su hermana menor.

Ya mañana hablaría con ella.


Última edición por chanyeol. el Sáb 24 Jun 2017, 9:33 am, editado 1 vez
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Mensaje por Cam Mar 06 Jun 2017, 6:14 am

NAVSJSNABS ESTE CAP!!!!! FER!!!! ME ENCANTÓ CADA PARTE!!!! BSVDJSNAVS

Dongmun y Akame, los shipeo tanto, son demasiado tiernos y jabshwksvdh ni siquiera tengo palabras para expresarme correctamente xd ay espera a que hana y Eunsun se enteren, Akame y Dongmun serán víctimas pls  y Shaoran y Jaeho!!!! También los shipeo hardcore!!! 생존자 |N.C| 1796689324

Taeil!!! Me encantaaa, es adorable! Me reí mucho cuando le sugirió el incesto a Shaoran pls, too much.

"Seungjae no quería admitir que su perro estaba mal. Lo mimaba cada que tenía oportunidad, e incluso, le premiaba por sus travesuras." Soy igual a Seungjae xd por cierto!! Pensé por un segundo que se iban a llevar el perro al crucero y ya te iba a asesinar Fer, no te hubiera perdonado que matarás a un perrito inocente. Ahre no, me pasé Jaja.

AMO a Namwook please, es hermoso, pobre con sus dilemas amorosos xd tuve que leer la parte de la piscina como ochocientas veces bc estaba re perdida, estaba tipo; que carajos hace Younggi ahí??? Y luego entendí, pinche Sooyoo me hace perder xd Pero weno, Seokmin me parece re tierno, todo enamorado de Namwook y él nada de nada xd Al final se amarán, sip, I know it.

Weno creo que no me faltó mencionar a nadie xd pero si pasa sorry, tengo mucha hambre y tengo que ir a desayunar xd

Finalmente, amé tu cap Fer, really, mucho mucho mucho, as always, lo que escribes es perfecto 생존자 |N.C| 1477071114

Y bueno, ya ni sé quién sigue, si Di o yo, pero de igual manera empezaré a trabajar en mi cap, I promise 생존자 |N.C| 2686721104
Cam
Cam


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Mensaje por Cam Sáb 24 Jun 2017, 7:49 pm




cam.

Capítulo 3: Primera parte.



❝Im Jowoo❞



La canción llega a su fin y el único sonido que quedaba en el estudio era la errática respiración de Joowoo. Desde su celular, el cual estaba conectado a los parlantes, detuvo la lista de reproducción antes de que volviera a empezar y se dio un vistazo en el gran espejo que cubría una de las paredes del estudio. Su cabello iba en todas direcciones y su ropa estaba pegada a su piel gracias al sudor, pero eso era lo que se obtenía cuando se pasaba horas practicando la rutina de baile que habían aprendido esa semana en clase. Joowoo estaba agotado, y por más que su cerebro le gritaba que siguiera practicando, su cuerpo le decía que ya era tiempo de un buen merecido descanso.

Joowoo camina hasta la mesa en que había puesto su botellón de agua y se sienta en el piso antes de dar un gran sorbo. Se le escapa un sonido de agrado cuando siente el refrescante líquido bajar por su garganta y decide descansar sus ojos y apoyar su cabeza en la pared.

Y en el instante que sus párpados se cerraron, la puerta de los pensamientos en su cabeza se abrió de par en par. Mientras bailaba, todos los pensamientos que no tuvieran que ver con realizar perfectamente cada uno de los pasos abandonaban su mente, pero ahora estaba llena de ideas.

La vida de Joowoo era una rutina, como la de la mayoría de los estudiantes universitarios; Levantarse temprano, desayunar, ir a clases, volver a su habitación, estudiar un poco, ejercitar en el gimnasio, otra vez a la habitación, dormir y repetirlo todo al siguiente día. Lo que pasaba con Joowoo era que no había cosa que él detestaba más que la rutina. No, él quería una aventura diaria, que cosas inesperadas le pasaran, así fueran buenas o malas, no importaba. Él quería una vida llena de emociones.

¿Qué mierda estás haciendo?, piensa Joowoo. Y no lo tomen a mal, a Joowoo le apasiona su carrera, siempre ha dicho que la vida es el baile y la vida se baila. Pero de repente se sentía como si las paredes del estudio estuvieran por aplastarle y su estómago se revolvía y se sentía mareado y... Tenía que salir de allí. En ese segundo.

Los ojos del chico se abrieron como platos y en menos de un instante estaba de pie e ignorando que aún se sentía sumamente cansado y que su respiración seguía bastante agitada, prácticamente corre hacia las puertas de vidrio que le separaban del exterior. Y una vez allí no se detiene sino hasta llegar a su habitación, ganándose más de una mirada extrañada de los alumnos con que se cruzaba.


—¡Hey! —exclama Minhak alterado, era razonable que estuviera así luego de que le asustara con el gran portazo que había dado después de entrar —¿Ocurre algo? —pregunta al darse cuenta de la expresión de terror plasmada en el rostro de Joowoo.
—Yo... Yo no sé. —responde desesperado, sus manos vuelan a su cabeza y tira de su cabello con fuerza mientras camina de un lado a otro de la habitación que ambos compartían. Minhak deja los libros que estudiaba de lado al ver el estado de su amigo, se levanta y lo toma por los hombros para evitar que continúe su paseo.
—Im Joowoo, basta. Relájate. —le pide con firmeza, mirándole a los ojos.
—N-no puedo relajarme Minhak. —tartamudea él en respuesta —Estaba... Estaba ensayando, como siempre y de un momento a otro todo se sentía mal, no pude quedarme allí. Esto no es normal, el estudio es mi lugar preferido en el mundo. ¿Qué me está pasando?
—Está bien, está bien. Ven, siéntate. —ahora más calmado, Minhak toma a su amigo por el brazo y lo lleva hasta el sofá y hace que tome asiento, porque ahora parecía que tendría un colapso.
—No, todo está mal. Mi vida no es como se supone que debería ser. —niega Joowoo, reposando su cabeza entre sus manos.
—¿Y cómo debería ser?
—Tendría que ser emocionante, llena de imprevistos. No tendría que ser la rutina que es. —explica.
—Bueno amigo mío, así es como son las cosas cuando eres universitario. —comenta Minhak y le da un par de palmadas en la espalda antes de volver a sus libros —Mejor ve a ducharte, apestas.


Joowoo bufa y se pone de pie. Minhak no entendía nada. Pero aun así le hizo caso a su amigo, tal vez un baño haría que todo volviera a la normalidad.


❝Song Soomin❞



—Vamos, vamos. Hyeri, ábreme, te lo suplico.


Unos minutos pasan sin respuesta alguna pero cuando está por volver a golpear la puerta, una voz se escucha desde el interior del apartamento.


—¿Cuantas veces voy a tenerte que decir, Sihyuk, que no me acostaré contigo y menos cuando estás ebrio? —pregunta la chica mientras abre la puerta y al ver que no se trataba del chico con el que había estado saliendo hacía menos de una semana, sus ojos se abren cómicamente grandes —Oh. Soomin. —musita la chica, un rubor esparciéndose por sus mejillas. Luego se percata de las maletas que trae y sus cejas se juntan —¿En qué diablos te has metido ahora?
—Que adorable. —comenta Soomin ignorando la pregunta, refiriéndose al pijama de su amiga. Un conjunto de pantalones y una camisilla sin mangas, ambas en tonos diferentes de rosado, y unas pantuflas en forma de conejo, igualmente rosadas.
—No cambies el tema Song Soomin. —exige Hyeri sonando molesta y cruza los brazos sobre su pecho —¿Te han echado tus padres de nuevo? Sí, es eso, segu...
—No, no. Hyeri, no esta vez.
—¿Ah no? Entonces, ¿Qué fue...?
—¿Me harás explicártelo aquí afuera? Estoy segura de que estaríamos más cómodas en tu sofá, sin contar que son las tres de la mañana. No querrás más quejas de tus vecinos, ¿Verdad?


Hyeri parece meditarlo un par de segundos, antes de suspirar con fuerza y abrir más la puerta, para después dirigirse a la cocina. Al entrar, Soomin se quita sus botas y las deja al lado de la entrada, sabiendo como se ponía su amiga si ensuciaban su alfombra.


—¿Quieres café? —cuestiona Hyeri sin salir de la cocina, desde donde se escuchan sonidos de vasos y alacenas abriéndose y cerrándose.
—No estaría mal, gracias. —responde Soomin caminando hasta la sala y sentándose en el sofá, con los pies estirados sobre este.


No pasa mucho tiempo antes de que Hyeri apareciera con dos tazas humeantes de café en sus manos. Extiende una a Soomin y se queda con la otra y después se sienta en la otra punta del sofá.


—No tienes remedio. —Hyeri niega, mirando las piernas de su amiga, a lo cual ella sonríe, pero no dice nada —Bueno, ya estás cómoda, ¿Podrías explicarme qué ha ocurrido?
—Claro... —responde Soomin enderezándose un poco —En resumen... Me he ido.
—¿A qué te refieres?
—Me fui de mi casa. Me escapé, Hyeri.
—¿¡Que hiciste qué!? —exclama totalmente escandalizada —¿Acaso alguna vez usas tu cabeza? En serio no te comprendo, ¿Qué piensas...?
—No te enloquezcas, tengo un plan.
—¿Sí? Pues me gustaría escucharlo. —Hyeri estaba incrédula, pero Soomin no la culpa.
—Bueno, pues... Estuve investigando.
—Continúa.
—En una semana... Un crucero saldrá de Incheon. —Hyeri abre su boca para decir algo, pero Soomin la detiene —Déjame terminar, por favor. Está bien. Como decía, un crucero saldrá de Busan. Tengo suficiente ahorrado para comprarme un boleto en la clase turista y luego podría trabajar un poco en el barco para conseguir más dinero. Mi plan es subirme en ese crucero y... bajarme en algún otro país.
—Soomin, eso no es legal. —protesta Hyeri.
—Soy consciente de ello, pero ¿De verdad crees que me importa?


Un silencio se apodera de la habitación mientras Hyeri medita la idea.


—Y... ¿Volverás? —musita apenas audible.
—No lo sé, Hyeri. Creo que no.
—¿Nos vas a dejar, así como así? —pregunta Hyeri con lágrimas en los ojos —¿Qué pasa con los demás... Yujin, Hanbyul, Jihoo? —hace una pausa —... ¿Conmigo?


Soomin odiaba ver a una de sus mejores amigas así de triste, odiaba hacerla sentir así y sabía que la reacción de sus otros amigos no sería muy diferente. Después de todo lo que habían hecho por ella, habían sido los únicos que la querían como era de verdad, le habían dado todo el apoyo que sus padres no le habían dado.

Pero necesitaba hacer esto. No soportaba vivir un día más en una casa en donde no aceptaban ninguno de sus gustos y se los reprochaban constantemente. Que por qué se tatuaba, que el que le gustaran los chicos tanto como las chicas era "una etapa", que por qué esto, que por qué lo otro. Soomin estaba harta.


—Hyeri, yo los quiero... No, los amo con todo mi corazón. A todos. —comienza, tomando las manos de su amiga y dándose cuenta de que temblaban —Valoro en verdad absolutamente todo lo que han hecho por mí, nunca sabré como terminar de agradecerles.  —ahora las lágrimas habían conseguido salirse de los ojos de Hyeri y corrían por su rostro.
—No... No tienes que agradecer nada, Soomin.
—Si tengo, créeme. —niega la chica, con una media sonrisa —Y también tengo que hacer esto, tengo que irme. Es por mi bien Hyeri, mi casa es un lugar tóxico para mí y quien sabe qué llegaría a pasar si me quedo ahí. Entiéndeme. Necesito que me dejes quedarme aquí, solo por esta semana.


Hyeri levanta su cabeza para mirar fijamente a los ojos a Soomin. Unos instantes pasan antes de que la chica asienta fervorosamente con su cabeza y se abalanza sobre Soomin para abrazarla.


—Prométeme que no me vas a olvidar.
—Nunca podría olvidarte ni aunque quisiera.
—Y que llamarás de vez en cuando. O por lo menos que escribirás.
—Lo juro.


Un momento más sin palabras, en el que solo se escucha el llanto de Hyeri, por lo que Soomin la abraza con más fuerza.


—Te quiero Soomin.
—Y yo a ti también Hyeri.


❝Im Jowoo❞



El baño no había ayudado en lo absoluto. Y a pesar de que estaba completamente agotado por las arduas horas de práctica, Joowoo no hacía más que dar vueltas en su cama sin poder dormirse.

Aún se sentía inquieto, y hasta preocupado podría decirse, por lo que había ocurrido en el estudio. ¿Como era que el lugar que siempre le ayudaba a encontrar su paz interior de repente lo hacía sentir atrapado? No lograba comprenderlo.

Joowoo sabía que esa noche no conseguiría el sueño así que optó por la siguiente mejor opción. Usar su celular hasta la mañana del día siguiente. Sí, muy sensato Joowoo. No le importó lo que su mente le reprochara y estiró su mano para agarrar el aparato de su mesa de noche.

Luego de haber quedado ciego por un instante gracias al elevado brillo de la pantalla, hacer una mueca y bajarlo, comenzó su recorrido por sus redes sociales.

Nada captaba su atención por más de un par de minutos, hasta que dio con una de esas publicidades en su Instagram.


¿Te gusta la aventura?


Eso era todo lo que decía el anuncio, sobre un fondo que parecía ser, si sus recuerdos de la infancia no le fallaban, una foto de uno de los puertos en Incheon. Esto picó su curiosidad, por lo que tocó el botón que decía "Más información" debajo de la foto.


¡El Nanami 22-6 te está esperando!

El Nanami 22-6 es uno de los tres cruceros más lujosos de la línea W&K Crusies, famosos por su buen servicio, seguridad y confiabilidad, está a nada de zarpar por un nuevo recorrido que partiría desde Incheon, Corea del Sur y terminaría en Singapur, Singapur; pasando por los puertos de Nagasaki, Okinawa, Taipéi, Hong Kong, Ho Chin Minh y Bangkok.

Quince días de navegación, más el regreso, a bordo de una nave lujosa llena de actividades y zonas exclusivas para su distinguida clientela...



Mientras más leía, más se emocionaba y la sonrisa en su rostro se agrandaba tanto que cualquiera que lo viera en ese momento pensaría que estaba demente.

El crucero saldría en una semana, Joowoo tendría tiempo de dejar la mayoría de sus clases en orden y... Estaba decidido.


❝Sim Minji❞



Minji estaba en el baño, a mitad de aplicarse polvo compacto en su rostro cuando el ruidoso timbre de su apartamento la sobresaltó. Gracias al cielo aún no estaba delineando sus ojos, hubiera sido un desastre y tendría que empezar de nuevo todo el proceso.

Rápidamente se dirige hacia la puerta tratando de no tropezar con su gata Khao Mane, Makki, y la abre solo porque sabía que detrás de ella se encontraba su mejor amiga, si fuera cualquier otra persona habría tenido que esperar a que terminara su maquillaje.


—¡Aimiu, hola! —saluda e inmediatamente vuelve sobre sus pasos hacia el baño —¡No tardaré más de cinco minutos! —mentira. Probablemente le tomaría el triple de eso terminar de maquillarse, si no era más. La menor le sonríe y niega con la cabeza.
—Unnie, ¿por qué mientes? —se burla y la sigue hasta el baño. —Ambas sabemos que te tomará más de cinco minutos terminar de arreglarte. —afirma y se sienta en el retrete —Tiempo sin verte, aunque eso es mi culpa. — comenta y se encoge de hombros. —¿Cómo has estado?
—Creo que me conoces más de lo que yo me conozco Aimiu. —bromea Minji mientras toma el rubor y una brocha. Makki también decide entrar al baño, curiosa por todo el alboroto, y se sienta en el lavamanos, observando a su dueña mientras colorea sus mejillas —Todo bien, ya sabes. Sesiones de fotos aquí y allá, como siempre. —mira a su amiga a través del espejo —¿Qué me cuentas tú, algo nuevo?
—Lo mismo, solo que por todo Japón. —hace un gesto con la mano para restarle importancia. —Ya sabes... mis padres están locos por que gane más y más reconocimiento en casa. —su tono se vuelve gracioso y la chica rueda sus ojos con fastidio. —Y ¡Por supuesto que te conozco mejor que tú misma! Soy tu mejor amiga, es mi deber saber cuándo me mientes u ocultas algo. —se jacta con una sonrisa pretenciosa.
—Bueno, seguro no será un trabajo difícil para ti ganar atención con la cara tan bonita que tienes. —la alaga la mayor sinceramente, sonriéndole —Las mentirillas piadosas sobre cuánto me demoro maquillándome no son relevantes, —dice rodando los ojos —¿Verdad que no, Makki? —le pregunta a la gata, acariciándola detrás de sus orejas.
—¡Hul~! Si sabes que ella no te va a responder, ¿verdad? — mira a la gata y le sonríe con burla a su amiga —Y esas mentiritas si son importantes si se supone que nos veríamos a cierta hora, Unnie —rueda sus ojos con fingido fastidio y se levanta de donde está sentada para quitarle la brocha de la mano a su amiga —Deja te ayudo, así terminamos más rápido.
—Está bien, está bien. Como quieras. —Minji se resigna y se sienta en el retrete para dejar que Aimiu terminara su maquillaje —Y Makki me entiende, déjame. —responde a la burla sin poder evitar sonreír.
—Ajá, si. — Aimiu termina con el maquillaje de su amiga en menos de diez minutos y sonríe victoriosa porque tantos años en el mundo de la moda daban sus frutos —Espero que ya tengas tu equipaje listo Min, debemos partir al puerto en veinte minutos o perderemos el crucero. —señala comenzando a recoger todos los productos de belleza de su amiga. —Iremos en mi auto, ¿No?
—Gracias linda. —le dice a su amiga y le da un beso en la mejilla antes de salir apresurada del baño —Sí, tengo todo listo, solo un segundo. Y el auto está abajo desde hace como... —le da un vistazo al dorado reloj en su muñeca —Media hora. —suelta una risilla apenada y sigue recogiendo sus últimas pertenencias. La peliplateada resopla y suelta un sonoro quejido.
—¡Yah! ¡Minji! —exclama —Me hubieses dicho y hubiese venido en taxi. —se queja y niega con su cabeza. —Voy a dejar mi auto acá, que flojera mandar a que alguien venga a buscarlo. —bufa y la sigue hasta la habitación sentándose en la cama —Eres un caso, en serio. Pero bueno, estoy emocionada, estas vacaciones son todo lo que necesito. ¡Ya quiero estar en medio del océano alejada de todas las cámaras y la atención!
—Así me quieres Aimiu, no lo puedes negar. —Minji sonríe y parpadea rápidamente queriendo parecer adorable —No te preocupes, pon las llaves del auto en la cocina, le avisaré a Jihwan para que lo deje en el estacionamiento. —mientras habla saca su celular y le escribe a uno de sus tantos choferes —Listo. —avisa una vez ha enviado el mensaje —Y yo también estoy lista, podemos irnos. —añade agarrando sus grandes maletas, pero no las tiene que tener por mucho tiempo ya que en ese momento la puerta del apartamento se abre de nuevo.
—¿Todo en orden señoritas? —pregunta Haejin, el mayordomo de Minji.
—Justo a tiempo Haejin-Ssi, gracias por venir. ¿Podría ayudarnos con nuestras maletas?
—Por supuesto, señorita Minji. Pueden ir bajando, yo las llevaré. —la mayor de las chicas asiente y mira a su amiga.
—Vamos Aimiu.


La menor de ambas chicas sigue a su Unnie y hace una reverencia respetuosa ante el hombre cuando le pasa por un lado y se dirigen al ascensor del edificio.


—We... hay que sacar las maletas de mi auto. — comenta distraídamente y engancha su brazo con el de su amiga — Unnie... ¿Estás emocionada? Yo lo estoy, bastante.
—¡Claro que estoy emocionada Aimiu! —exclama Minji con una sonrisa —Aunque tú y yo vamos por diferentes motivos. —añade riendo levemente —Tú vas por vacaciones y yo por trabajo. Pero las sesiones de fotos siempre son emocionantes, y más si son en un crucero. —la menor asiente con un ligero rodado de ojos.
—Y serán aún más divertidas porque me tendrás revoloteando alrededor tuyo y molestándote a cada momento Unnie. —dice en tono meloso y burlesco parpadeando repetidas veces. —No sé, es que yo ya necesitaba unas vacaciones. Si sigo posando falsamente ante una cámara voy a lanzarme por la borda del crucero... Quiero hacer algo más, ¿sabes? — se encoge ligera de hombros. — Quiero demostrar que no solo soy una cara bonita como todos creen. Yo no estoy hueca.
—Definitivamente no lo estás linda, eres una chica muy inteligente e interesante. —Minji le sonríe a la chica para después pellizcar una de sus mejillas —Mira, tú sabes que yo amo nuestro trabajo, me encanta y no lo dejaría por nada del mundo. Pero entiendo que para ti pueda ser algo abrumador de vez en cuando y está perfectamente bien que te tomes unas buenas vacaciones cuando las necesites, no te quiero a menos de un metro de las barandillas del crucero, ¿Me entiendes? —pregunta en tono de broma.
— Le quitas la diversión a todo Unnie. — bromea — ¿Qué ciencia tiene ir a un crucero si no te puedes acercar a los barandales? Prometo no tirarme de la borda a menos que sea cosa de vida o muerte. — alza su mano como si estuviese haciendo un juramento ante la corte y luego se ríe, mostrando esa sonrisa de roedor en la que sus mejillas se abultaban y parecía un hámster. — Tu sabes que yo empecé a modelar solo porque mis padres me obligaron, era como la condición para yo poder hacer lo demás... No sabes cuánto tiempo pasé frustrada con los "pero para qué quieres hacer eso, tu cara es linda, aprovéchala. La gente fea es la que tiene que trabajar y sudar, tú no" de mi madre. Y en el trabajo la mayoría de las modelos son huecas, lo sabes. Son personas que solo les importa el relacionarse con las personas debidas para utilizarlas... yo solo no quiero pasar el resto de mi vida en este mundo.
—Sí, lo sé cariño. —la mirada que le da Minji a su mejor amiga tiene un tinte de lástima —¡Pero bueno! Dejemos de pensar en eso, ahora concentremos nuestra atención en que vamos a pasarla muy bien en el crucero, ¡Vamos a disfrutar! —y justo cuando la última palabra sale de su boca, las puertas del ascensor se abren y ambas chicas salen con dirección al auto que las esperaba para llevarlas al puerto.


❝Song Soomin❞



Soomin arrastraba sus maletas con una sonrisa en el rostro. La última semana viviendo con Hyeri había sido más difícil de lo que ella pensaba, había estado llena de despedidas y más lágrimas por parte de sus amigos, pero ahora por fin estaba en el crucero. Soomin prácticamente sentía la libertad correr por sus venas.

Y el que la aceptaran para trabajar en el barco, aún con tan poca -nada- anticipación había sido un milagro, una bendición. Soomin sentía que la vida por fin estaba a su favor.

Encontrar la habitación en la que se debía quedar no fue difícil, ya que a pesar de que eran muchas, todas estaban debidamente numeradas. Cuando estuvo en frente de la puerta 2865, la abrió y encontró tras de ella una habitación con las cosas básicas; cama, closet, otra puerta que suponía comunicaba a un baño...


—Oh. No sabía que tendría una compañera. —comenta Soomin al percatarse de que la habitación no estaba sola. Una chica pelirroja estaba desempacando sus cosas sobre la otra cama en el cuarto, de la cual Soomin tampoco se había percatado.


Hyo Rae no tenía ni veinte minutos de haber llegado a su recamara y ya estaba conociendo a su nueva compañera de camarote. En primera instancia cuando vio a la morena entrar realmente dudó sino se había equivocado de cuarto porque chicas y chicos no compartían habitaciones, políticas de la compañía, pero, echándole un segundo vistazo se dio cuenta que no, que la que estaba equivocada era ella y eso se ratificó en el momento que la escuchó hablar y su voz femenina terminó de delatar su sexo.

Le sonríe un tanto avergonzada por haberla confundido con un chico, pese a que no hizo ningún comentario, se sintió mal por ello y asintió.


—Hola, mucho gusto. —deja sus cosas sobre la cama y se acerca para extender su mano a la chica nueva y presentarse. —Mi nombre es Hyorae, trabajo en el área de entretenimiento del crucero, bienvenida.
—Mucho gusto Hyorae-Ssi, soy Song Soomin. —responde estrechando su mano y a la vez haciendo una ligera reverencia con su cabeza, todo con la misma sonrisa que había tenido desde que subió al crucero —Yo acabo de conseguir mi empleo hace unos... —le da un vistazo al reloj en su muñeca —cuarenta minutos. Estaré en el casino, de cajera. —explica mientras deja sus maletas en la cama restante.
La pelirroja enarcó ambas cejas con sorpresa y una pequeña risita salió de entre sus labios.
—Oh, wow. —dice y le sonríe —Eso fue de último minuto. Yo llevo tres años ya trabajando con esta línea de cruceros, constantemente rotan al personal fijo por todas las naves, según las necesidades de cada crucero. —explica vagamente y hace un gesto con la mano. —Yo me presento en el casino un par de noches a la semana, así que nos veremos por ahí. Y ¡oh!, mi mejor amigo también trabajará ahí, es uno de los croupier. Te lo puedo presentar si gustas, es un chico agradable. —añade en tono amigable. —Los viajes en estos barcos siempre son mejores si tienes con quien pasar tus ratos libres. ¿Qué edad tienes?
—Eso parece interesante. Yo en cambio tuve que rogar un rato para que el encargado me aceptara, originalmente tenía un boleto de turista. Pero ahora estoy aquí. —narra mientras comienza a desempacar —¡Genial! ¿Qué presentarás? Y Me gusta conocer personas. —comenta emocionada —Y tengo veintidós. ¿Tú?
— ¡Oh, eres mi Unnie! —exclama ella con una pequeña risita. —No sé, siempre cambio mis presentaciones. Normalmente el encargado de todo me da una lista con las canciones que considera debería interpretar, pero también me dejan improvisar. —se encoge de hombros y vuelve a su cama para terminar de deshacer sus maletas. —Yo tengo veintiún años, no es tanta la diferencia, pero aun así eres mayor que yo. —comenta y guarda un par de cosas en los cajones de la mesita al lado de su cama. —En ese caso será genial, te presentaré a Eunyoo y ¡oh! a Hyungsik también, son buenos chicos, aunque desde ya te advierto que Hyungsik a veces puede ser bastante confianzudo y molesto... Pero es agradable una vez que te acostumbras a su personalidad. —ríe. —Será divertido tenerte por acá, si te das cuenta solo tengo amigos hombres en el crucero al parecer, no me vendría mal una amiga... digo, si gustas.
—¡Me parece fantástico! Es un hecho, somos amigas Hyorae-ah. —afirma, mirando a la menor —Y tus amigos suenan bien, ansío conocerlos. —añade —Bueno, ya te escucharé cuando empecemos a trabajar, seguro eres genial, pareces tener una linda voz. —alaga sin una pizca de timidez. La pelirroja se sonroja y sonríe con torpeza.
—Gracias Unnie. —murmura un tanto avergonzada —¡Genial! Mi primera amiga, este viaje será mejor de lo que esperaba. —ríe —¿Estudias, Soomin Unnie? ¿De dónde eres?
—Eres adorable, Hyorae-ah. —comenta la mayor, mirando a la chica con una sonrisa —Ehh.. No, no estudio ahora. Y soy de Seúl, vivo ahí con mis padres. —responde —Y tú Hyorae-ah, ¿Qué haces además de andar de crucero en crucero?  —cuestiona mientras guarda su ropa en el armario al lado de su cama.
—Estudio a larga distancia, por lo mismo de que ando de crucero en crucero. —sonríe —Estoy tratando de sacar una licenciatura en música. —se encoge de hombros restándole importancia. —También soy de Seúl y pues... no tengo familia. —hace una mueca y después se encoge de hombros nuevamente no dándole mucha relevancia, pero aun así las cejas de Soomin se fruncen ante sus palabras.
—Lo siento si paso por entrometida, sé que nos acabamos de conocer, pero... —comienza sintiéndose algo incómoda, pero la curiosidad la mataba y no podía evitar preguntar —¿A qué te refieres con eso? —Ella sonríe y niega.
—Está bien, tranquila. —dice —No tengo familia, jamás conocí a mis padres. Pasé toda mi infancia y parte de mi adolescencia en una casa hogar como hasta los quince. — forma una fina línea con sus labios y hace un gesto con su mano como si aquello no fuese la gran cosa y no la afectase en nada. —Después de los quince me echaron de ese orfanato así que me tocó arreglármelas para sobrevivir... fue entonces cuando conocí a Eunyoo y Hyungsik, ellos me ayudaron mucho.... ¿Sabes? Ahora que lo pienso, sí tengo familia, ellos son mi familia. —reflexiona y sonríe.
—Yo siempre he dicho que los amigos son la familia que escogemos, te entiendo en ese sentido. —simpatiza Soomin —Yo vivo con mis padres, pero no me las llevo muy bien con ellos. Y eso se debe a que, como puedes ver, no soy una chica muy... Convencional, por decirlo así y eso a ellos no les agrada nada. —ríe levemente —Si no fuera por mis amigos no sé dónde estaría. —su sonrisa se torna nostálgica por unos instantes —Tenemos más en común de lo que podría parecer, Hyorae-ah.
—Bah, basura. lo convencional es aburrido. —comenta alegremente. —A mí me gusta tu estilo. —le guiña un ojo con complicidad y ríe —Tienes razón, los amigos son familia que escogemos. Me gusta, creo que usaré esa frase alguna vez. Te plagiaré Unnie. —bromea con una gran sonrisa y cierra su maleta vacía para guardarla debajo de la cama.
—¡Eh! Tiene derechos reservados, no puedes usarla. —Soomin le sigue la broma —Y gracias, es bueno escuchar eso de parte de alguien diferente. —dice con una sonrisa sincera.
—Oh, pero que egoísta Unnie. —bromea la pelirroja con una risita y niega —No es nada, en verdad me gusta tu estilo. Aunque fue confuso cuando entraste, lo siento por eso. —comenta avergonzada —No obstante, creo que es asombroso el hecho de que no te dejes llevar por los demás y seas fiel a tus gustos y a ti misma.
—Descuida, no tienes que disculparte, me pasa todo el tiempo. —dice como si no fuera la gran cosa —Ya dejó de importarme. Justo cuando también dejó de importarme lo que pensaran los demás, todo es más libre así.
Ella sonrió.
—Eso es genial Unnie. Lo importante es que estés bien y cómoda contigo misma, los demás no importan.


❝Lee Eunsun❞



Decir que Eunsun estaba furiosa era subestimar lo que la chica estaba sintiendo en el momento. Ya habían pasado al menos tres horas desde que su hermano la había dejado encerrada en su habitación compartida y sí, había aprovechado el tiempo para desempacar sus pertenencias, pero aun así sentía un enojo profundo con el chico, ¿Como se atrevía él a privarle de hacer lo que quisiera en su regalo de cumpleaños?

Por eso, en cuanto la puerta de la habitación se abrió, dejando ver a Dongmun detrás de ella Eunsun ni siquiera lo piensa. Agarra una de las almohadas de la que sería su cama durante las vacaciones y la lanza con fuerza, apuntando por la cabeza del chico.

El mayor ni siquiera tiene tiempo a reaccionar cuando la almohada golpea contra su rostro dejándolo desorientado por leves instantes hasta que reacciona al ver la cara de su hermana, ni siquiera recordaba que la había dejado sin llave allí, y lamentaba eso, aunque no serviría de mucho al ver el enfado de la menor.


—Oye... Lo siento, había olvidado que estabas aquí. —aquello suena peor de lo que hubiera querido. Devuelve la almohada voladora a la cama de la rubia.
—¿Cómo se te pudo olvidar que estaba aquí? No te creo una palabra. —grita la chica —Siempre estás quejándote de mi manera de ser, pero tú eres peor. Eres crueldad pura, Lee Dongmun.
—No seas tan dramática Lee Eunsun. —burla y suelta una risa, aunque no fuera el mejor momento para hacerlo—Lo siento, ¿Que quieres? ¿Que me arrodille? Ya, no pasó tanto rato y me habías hecho enojar, tú te lo buscaste —se deja caer sobre su cama para abrir su laptop.
—Pasaron horas, idiota. ¿Qué tanto hacías, no se suponía que odiabas la idea de estar aquí? —Eunsun pone las manos en sus caderas, enojándose más cada segundo —Deberías haber sido tú el que se quedara aquí. —bufa —Dame la tarjeta Dongmun. —exige extendiendo una de sus manos hacia él, quien frunce el ceño y niega como si hubiese dicho la más grande idiotez.
—Claro que no, la tarjeta es mía, soy el mayor y estás a mi cargo, ve a pedirle una a Sooyoo Oppa. —dice burlonamente—Y sigo odiando la idea de estar aquí, sobre todo esta parte en donde recuerdo que estoy contigo porque no paras de quejarte por todo.
—¡Tal vez lo haga! —exclama la chica indignada —¡Y tal vez no me quejaría si tú no estuvieras impidiendo que disfrute de mi regalo como es debido! Eres un maldito egoísta. —el rostro de Eunsun está transformado por la ira y a estas alturas todas las personas de las habitaciones seguro escuchan la discusión con claridad.
—¿Yo soy el egoísta? —se levanta repentinamente de su cama —¿En serio? ¡Yo ni siquiera tenía intenciones de estar aquí y por culpa de tus caprichos de niña mimada tengo que dejar mi vida para acompañarte en este tonto viaje! Al menos estoy intentando pasar lo mejor posible, no lo arruines.
—¡Si lo odias tanto entonces quédate aquí encerrado y déjame en paz! —grita de vuelta ella —¡Tú eres el que está arruinando todo, como siempre lo has hecho! —los ojos de Eunsun comienzan a verse húmedos, todo gracias a la frustración que sentía con Dongmun.
—Tu arruinaste todo siendo la niña perfecta, la hija ideal. ¡Tú arruinaste todo el día en que naciste! —Dice y de inmediato se queda callado, ni siquiera quería decirlo, pero estaba demasiado enojado para medir sus palabras. Suelta un sonoro bufido de frustración y pasa las manos por su rostro — ¿Ves lo que logras? Me haces decir estupideces Eunsun —se deja caer sobre la cama y no le quita los ojos de encima.


Esa fue la gota que derramó el vaso. Ahora las lágrimas corrían libres por las mejillas de la chica porque, aunque nunca se había llevado del todo bien con Dongmun y sabía que ella no le agradaba, escuchar esas palabras salir de su boca dolía.


—Así es como de verdad te sientes Dongmun, no son estupideces. —dice con una calma que asustaba —No soy tan tonta como tú crees que soy. —añade, limpiando con brusquedad sus mejillas, en vano porque más lágrimas seguían saliendo —Saldré. Y no me importa lo que tengas para decir al respecto. —anuncia antes de dirigirse a la puerta de la habitación.


❝Park Misuk❞



No era nada nuevo para Misuk que su madre la estuviera llamando prácticamente cada hora, por lo que cuando su teléfono comenzó a sonar cuando ni siquiera habían pasado diez minutos de que ella y Raehee hubieran comenzado su exploración del barco, la chica no estaba nada sorprendida.

Park Hyegeun requería la presencia de su hija inmediatamente y como la chica buena que era, Misuk hizo caso enseguida. Raehee la acompañó hasta la habitación de su madre, quedándose afuera mientras ella entraba.


—¿Eomma? —dice la chica, haciendo que su madre la notara —¿Me necesitaba?
—Sí, Misuk, siéntate por favor.


Misuk acata el pedido de su madre con rapidez, sentándose en la pequeña sala de la habitación. El cuarto de su madre era muy parecido al que le había tocado a ella, solo que un poco más amplio. Hyegeun se sienta en la silla en frente a su hija antes de comenzar a hablar.


—Bien, Misuk. Sabes que estamos aquí por cuestiones de negocios, ¿Verdad?
—Sí, Eomma. —la chica estaba esperando un discurso a cerca de como este viaje no eran unas vacaciones, pero lo que obtuvo fue algo totalmente diferente.
—Pero también soy consciente de que la responsabilidad por esos negocios es más mía que tuya. Por lo que he decidido que, una vez el barco haya dejado el puerto, tendrás un poco de... Libertad, por así decirlo. —anuncia la presidenta con una diminuta sonrisa, comparada con la que aparece en el rostro de Misuk.
—¿En serio, Eomma? —pregunta la chica sin poder creerlo.
—Claro que es en serio, Misuk. ¿Qué clase de madre sería si no dejara que mi hija disfrutara de un viaje como este? —responde Hyegeun y de pronto su mirada se suaviza —Sé que vivir tu vida como la hija de la presidenta no es fácil, y te lo mereces Misuk.
—Gracias, Eomma. De verdad. —su madre la mira un par de instantes antes de abrir sus brazos.
—Ven aquí. —pide y Misuk complace, acercándose a ella para darle un abrazo —Esto significa que Raehee-Ssi también tendrá tiempo libre, pero tampoco te va a dejar completamente sola todo el tiempo, ¿Entendido?


Misuk asiente fervorosamente, sin dudas este viaje sería completamente diferente a todos los que habían hecho antes.


❝Lee Eunsun❞



Eunsun no conseguía parar de llorar, lo había estado haciendo desde que había salido de la habitación y no podía detenerse. Ni un día llevaban de estar en el crucero y ya se sentía miserable, se suponía que debía relajarse antes de comenzar sus estudios en la universidad (aún no tenía ni idea de qué carrera escogería, pero ahora no quería añadirle más estrés al asunto). Ahora se encontraba cerca de una de las piscinas del crucero, observando cómo los demás pasajeros se divertían y preguntándose porque no podía ser así para ella también.

Sooyoo se dirigía al área de las piscinas a reponer toallas, tenía sus auriculares puestos e iba con un carro que arrastraba mientras cantaba bastante animado y hasta bailando mientras movía su cabeza a la par de la música.
Deja algunas toallas junto a las reposeras y es cuando nota a la simpática chica que había conocido y una sonrisa se dibuja en sus labios mientras se acerca a ella hasta que nota que no se veía nada bien.


—¿Eunsun? —llama tímidamente su atención sintiéndose repentinamente preocupado por la menor —Soy Sooyoo, ¿Me recuerdas? —tal vez fuese un poco extraño, pero sintió la necesidad de protegerla, se veía frágil y débil. La chica se sobresalta al escuchar una voz dirigida a ella y rápidamente limpia sus lágrimas con el dorso de su mano. Nunca le había gustado que la vieran llorar.
—Hola Sooyoo Oppa, sí, te recuerdo. —saluda con la voz temblorosa y finge una sonrisa —¿Cómo has estado? —El chico frunce sus labios pensando de que manera puede animarle sin ser entrometido, la mayoría de las veces Sooyoo simplemente hacía las cosas sin pensar, tal vez tuviese alguna ocurrencia para ayudar a subir el ánimo de la menor.
—Veo que mejor que tú, pero seguro no quieres hablar de lo que te ocurre, ¿Verdad?
—No, yo... —comienza Eunsun —Yo estoy... Estaré bien, no es nada de que preocuparse Sooyoo Oppa. —asegura, aunque se podía notar a kilómetros la tristeza en su rostro —Solo es que... Mi hermano es un idiota. —niega con su cabeza, soltando una risa nada alegre. Suelta un sonoro suspiro, Sooyoo no solía ser para nada discreto.
—Ah...  Los hermanos mayores son tontos ¿Verdad? No tengo uno, pero seguro lo sería si lo tuviera. Pero no puede ser tan grave, algo debo poder hacer para que te olvides del idiota de tu hermano, anda, dime que es lo que más querías cuando supiste que vendrías aquí, seré tu hada madrina. —luego de decir eso frunce sus labios y niega —Mejor el genio de la lámpara, lo de hada madrina sonaba mejor en mi mente. —a Eunsun se le escapa una risa ante las palabras del chico, esta vez genuina.
—Ah, pero si vas a ser el genio de la lámpara entonces tendrás que cumplir tres de mis deseos. —comenta la chica, ahora un poco más animada —¿Estás preparado? —cuestiona levantando una ceja. Él estira su mano hacia ella.
—Anda, frota mi mano, estoy listo para lo que sea, siempre preparado —dice animado.
—Bueno, pues... —empieza y toma la mano de Sooyoo —Quiero ser rica, famosa y tener una mansión. —dice con toda la seriedad del mundo, aunque se puede ver que en su interior está luchando por no reírse. Sooyoo hace una mueca de fingida concentración cerrando sus ojos y mueve sus labios sin emitir sonidos.
—Tendrás que disculparme —arruga su nariz frunciendo sus labios—. Creo que no está funcionando, tal vez... En altamar me pongo fuera de servicio —se encoge ligeramente de hombros —. Pero... Tengo una idea si no tienes planes para luego...
—Ya me habías ilusionado Oppa. —Eunsun hace pucheros un segundo para luego reír al siguiente —Da igual, ¿Qué se te ocurre? —pregunta con interés.
—Pues... Escuché por ahí que el área de entretenimientos es genial, que hay diferentes juegos y aún no he podido ir a visitarla, pensaba aprovechar para ir luego del horario de trabajo con mi hyung, puedes venir sola o con el gruñón de tu hermano, ¿Sabes? Younggi hyung es muy gruñón, tal vez hasta se lleven bien, o los dejamos y nos divertimos solos un rato, ¿Que dices? —habla con el entusiasmo de un niño.
—¡Me parece genial! —exclama ella, sonriendo de oreja a oreja y sus ojos brillantes a causa de lo emocionada que estaba con la idea —Me encantan los juegos. —dice ella. Sooyoo aplaude y da un leve brinquito de la emoción.
—¡También amo los juegos! Creo que tenemos mucho en común —le sonríe entusiasta alegre de haber podido mejorar el estado de ánimo de la chica —Bien, a las siete termina mi horario, ¿Te parece encontrarnos mañana a las siete treinta en la entrada al área de entretenimientos?
—Por mí perfecto. —concuerda Eunsun, asintiendo con su cabeza y sonriéndole al chico —Gracias Oppa, me has alegrado el día. —dice sincera.
— ¡Genial! —Vuelve a tomar el carrito de las toallas — Te esperaré allí, y ni se te ocurra no aparecer porque aún recuerdo donde es tu habitación e iré a buscarte. —la señala con su dedo índice—. Debo seguir con esto, pero te veo luego. —le dedica una sonrisa mostrando su blanca y perfecta dentadura —Hasta mañana.



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Mensaje por Cam Sáb 24 Jun 2017, 7:51 pm




cam.

Capítulo 3: Segunda parte.



❝Sim Minji❞



La sesión de fotos iba de mal en peor. Minji de verdad apreciaba a los fotógrafos, de verdad, y los novatos solían parecerle tiernos. Pero este. Este muchacho parecía que ni siquiera había visto una cámara en su vida. Y Minji se estaba desesperado, tanto que estaba a punto de arrancarse el cabello de tanto halarlo y que conste que su pelo era una de sus posesiones más preciadas.


—Sangwon-Ssi, ¿Está seguro de que tiene un título profesional? —le pregunta a su manager cuando al chico se le desajusta su trípode por octava vez. A duras penas si habían podido tomar una foto.
—Lo siento mucho Minji-Ssi, cuando me dijeron que era novato no me imaginé que lo fuera tanto. —responde el manager —Trataré de solucionarlo, en serio estoy muy apenado. —el hombre hace una pequeña reverencia y se aleja para hacer una llamada.


Aimiu apareció justo al lado de la mayor a solo uno segundos de que su manager se alejara, sobresaltando a su Unnie.


— ¿Qué tal la sesión? — se burló y miró al pobre novato que todavía luchaba por calibrar su cámara. — Luces bastante fastidiada. ¿En dónde quedó tu paciencia Unnie? — ríe y la codea con ligereza solo para molestarla.
—¡No me asustes así Aimiu! —exclama la mayor —Creo que nunca había estado tan estresada en mi vida, ¡Me van a salir arrugas! Y todo será culpa de ese... —no termina la frase y en cambio fulmina con la mirada al pequeño fotógrafo.
—H-he olvidado... Uno de mis lentes, —tartamudea el muchacho —iré por él, no tardo. —y en menos de un segundo el chico está corriendo lejos.
—¡Esto no puede ser verdad! —lloriquea Minji. La peliplateada ríe con ganas y observa al muchacho huir del set.
— Pobre niño, en verdad, debe ser su primera vez como fotógrafo. ¡Qué desconsiderada Unnie! — se burla la muchacha — Pero si te sirve de algo hace poco vi a un excelente fotógrafo aquí en el crucero. — señala y le sonríe inocentemente a su amiga — Es extraño, porque ese hombre casi nunca sale de su estudio en China, quizás hayas oído de él. Yo he trabajado con él, se llama Xian Lu. Creo que está por aquí de vacaciones, pero... — alargo ese pero — Podríamos ir a buscarlo y tratar de convencerlo de que te haga el favor. Tal vez hasta lo encontremos de buen humor, no le gusta trabajar con modelos. Es como un gato arisco. — ríe.
—¡Por favor, vamos! —exclama Minji levantándose de un salto —Para mañana es tarde, no creo que aguante un segundo más con ese chico. Cualquier persona es mejor que él. —dice con disgusto evidente en su rostro —¿Dónde está? Yo lo convenceré como sea. —añade determinada.
— Wow. Eso fue cruel... viniendo de ti. en verdad te tiene exasperada. — comenta Aimiu con una ceja enarcada y comienza a caminar hacia la cubierta techada, donde se encontraba el spa. — Juraría que lo vi entrar al spa poco antes de llegar acá. Capaz sigue ahí. ¡Y él no es cualquiera! No lo insultes de esa forma Unnie, es muy bueno y conocido. ¡Modelos de alta categoría han suplicado por trabajar con él! — chilla y sonríe ampliamente. — También es un buen amigo.
—No lo decía a modo de insulto, Aimiu. —explica la mayor siguiendo a su amiga —¿Un buen amigo, por qué yo no sabía de él?
— Porque no me pones atención cuando te hablo, Unnie. — farfulla la muchacha mientras entraban al spa — Y porque no es el tipo de "buen amigo" del que suelo hablarte. Él en serio es un buen amigo, ya sabes sin segundas intenciones ni encuentros borrosos. Trabajar con él fue divertido. Tiene como cuatro gatos preciosos y todos cuchis que me causaron alergia, pero no importa. — ríe mirando a su alrededor en busca del chico, entonces lo ve a lo lejos con la ropa cómoda del spa entrando a una sala de tratamiento de algas. — ¡Allá! ¡Es él!
—¡Ve, ve, alcánzalo antes de que se vaya! —exclama Minji empujando a Aimiu en la dirección del muchacho.
— ¿Yo? ¡Tú eres la interesada! ¡Tú irás a suplicarle! Yo solo seré de apoyo moral. — chilla la menor tomando a su Unnie por el brazo y tirando de ella a paso apresurado para tratar de alcanzar al fotógrafo. — ¡Lu-ge! — llama en tono alto corriendo ahora sí para poder interceptar al chico antes de que entrase a su tratamiento. — ¡Lu-ge!


El rubio se gira automáticamente cuando escucha que es llamado y sonríe un poco al notar a la chica peliplateada correr hacia a él acompañado de otra.


—Aimiu, —saluda de nueva cuenta pues hacía solo unos pocos minutos que se la había topado de camino al spa —¿Sucedió algo? —Aimiu se detiene justo frente a él y niega, con la respiración agitada y una sonrisa infantil.
— No exactamente, mi mejor amiga aquí necesita pedirte un favor. — dice dándole un empujoncito a la chica para ponerla justo delante de los ojos de Xian Lu. — Unnie. — la incita.
—Mucho gusto, Xian Lu-Ssi. Mi nombre es Minji, Sim Minji. —se presenta con una reverencia y una sonrisa —Soy la mejor amiga de Aimiu.
El rubio asiente y hace una pequeña reverencia.
— Mucho gusto, Xiao Xian Lu. — se presentó de igual manera y la peliplateada rodó sus ojos.
— Unnie eso yo ya lo dije, — se queja y rueda sus ojos. — Xian Lu-ge, necesitamos un favorsotototote de tu parte. — pide de forma aniñada la chica y el rubio la mira con desconfianza.
— ¿Qué favor? — pregunta mirando detenidamente a Aimiu, ella le sonríe con fingida inocencia.
— Yo sé que estás de vacaciones, pero juraría a que eso no te ha impedido traer tu cámara. Y Minji Unnie aquí, es una linda modelo que vino por trabajo y... — la peliplateada no termina y mira a su amiga, le da otro empujoncito. — Anda, pídeselo. — le susurra lo bastante alto como para no ser un susurro.
—Mi fotógrafo me ha fallado. Normalmente no me molestan los novatos, pero este chico, ¡Es un desastre! —se queja Minji dramáticamente —Llevamos unas tres horas tratando de empezar con la sesión. —añade y pone su cara más adorable para pedirle el favor —Entonces... ¿Podrías ayudarme, Xian Lu-Ssi? En serio siento interrumpir tus vacaciones, pero Aimiu me ha dicho que eres un gran fotógrafo.  


El rubio frunce el ceño y la peliplateada se esconde detrás de su amiga cuando este le dedica una mirada carga de fastidio y reproche.


— ¡Aimiu! — se queja y mira a la chica mayor. Suelta un ligero bufido y niega. — Tú eres un caso, niña. — gruñe y suspira pesadamente. — ¿Dónde están teniendo la sesión? — pregunta y Aimiu sale de su "escondite" y sonríe.
— ¿Eso fue un sí? — cuestiona la menor alegremente, el fotógrafo vuelve a mirarla mal.
— Eso fue un, voy a tener que posponer mi tratamiento de algas a causa tuya. — repuso el mayor acomodando la toalla en su cuello — Me debes una ronda de tragos. — la señala con su fino dedo y centra su atención en la otra muchacha. — Si me dices dónde es la sesión iré tan pronto como me haya arreglado y buscado mis cosas. — indica y Aimiu celebra con entusiasmo.
—¡Muchísimas gracias Xian Lu-Ssi! En serio no sabes lo agradecida que estoy. —dice la mayor de las chicas sin poder contener su felicidad —El set está en el solárium, allí te esperamos. —indica y da una última reverencia.


❝Lee Eunsun❞



Eunsun se sentía con un dilema: No tenía muchas ganas de ver a su hermano aún, pero tampoco le parecía un buen plan el tener que esperar a que Dongmun volviera a la habitación para que la dejara entrar. Tal vez sí tendría que pedirle una tarjeta extra a Sooyoo. Cuando por fin está en frente de la puerta suspira y la golpea un par de veces.

Dongmun se levanta a abrir la puerta. Sabía perfectamente que debía ser su hermana, y realmente aún se sentía mal aun por lo sucedido más temprano. El mayor no era bueno con las palabras, menos aun cuando ella había salido de tal manera horas antes de la habitación. Pensó y repensó que decir, aun así, nada se oía lo suficientemente bueno y poco armado. Abre la puerta y se hace a un lado para dejarla pasar.


—Eunsun... Deberíamos hablar —traga duro cerrando una vez ella está dentro
—¿Y si yo no quiero hablar? —responde ella, sin siquiera mirar a su hermano, en cambio concentra su atención en su celular, aunque en realidad no prestaba atención a lo que veía.
—Entonces está bien, no hables, pero escúchame, ¿Sí? —Le quita el celular de las manos y lo mete en su bolsillo ignorando la protesta por parte de su hermana—Estás en todo tu derecho de odiarme, ódiame, de verdad... Lo merezco, me odio también en este momento por haber sido tan idiota. —comienza a caminar de un lado a otro jugando con sus manos tratando de pensar en palabras correctas para decir —En verdad Eunsun, eres mi hermanita, te quiero muchísimo, y sí, muchas veces sentí celos porque nuestros padres creen que eres una niña perfecta y yo soy el hijo raro pero no puedo imaginar mi vida sin ti, eres la más insoportable y fastidiosa hermana que pueda existir, pero eres mi insoportable y fastidiosa hermana, y no te cambiaría por nada de este mundo —suelta un suspiro sentándose a su lado —Nunca quise decir que no te quería en mi vida, aunque peleemos, aunque quiera ahorcarte y aunque seguro también quieras hacerlo... —le observa realmente apenado— ¿Podrías perdonarme? Estoy totalmente arrepentido y solo dije eso porque estaba muy enojado.


Eunsun observa a Dongmun en silencio. Quería seguir enojada con él, de verdad que sí, pero las palabras de su hermano habían llegado a su corazón. Y parecían sinceras también.


—No te odio Dongmun... Eres mi hermano, no puedo odiarte por más que me fastidies. —comienza la chica —Y sé que siempre peleamos y nos decimos cosas no muy agradables, pero eso que dijiste me dolió en verdad, aunque no lo hayas dicho a propósito. —hace una pausa y suspira, para finalmente mirar a Dongmun a la cara —Pero está bien, te perdono. Solo espero que no vuelva a ocurrir. —advierte —Recuerda que tampoco es mi culpa que estés aquí, es todo gracias a nuestros padres.
—Gracias —de un momento a otro está abrazándola, y probablemente hacía más de... Muchos años realmente que eso no sucedía —, gracias y de verdad lo siento. Prometo medir mis palabras si algo así vuelve a suceder —se separa cuando se da cuenta lo que está haciendo para luego levantarse.
—Está bien, ok. Mucho contacto físico. —bromea Eunsun —¿Ahora podrías devolverme mi celular?
—Perfecto, todo ha vuelto a la normalidad —suspira más relajado lanzándole el celular a la menor el cual agarra ágilmente antes de recostarse en su cama.

❝Im Joowoo❞



El haber venido al crucero solo tenía ventajas y desventajas. Por el lado bueno, Joowoo podía hacer lo que quisiera, cuando quisiera, sin tener que preguntarle a nadie si estaba de acuerdo. Pero por el lado malo... Algunas actividades en el crucero eran mejores si se hacían en compañía, cómo jugar al minigolf, lo cual era lo que Joowoo quería hacer justo ahora.

Estaba parado junto a la caseta donde tenían guardados los palos y las pelotas para el juego, esperando que apareciera algún otro solitario como él, o algún grupo que le tuviera lástima y decidiera invitarlo.

Joowoo esperó por quince minutos sin éxito, así que decidió tomar el asunto entre sus manos. Escaneó con la mirada todo el lugar, hasta que encontró justo lo que estaba buscando.

El chico parecía ser cercano a su edad, pero lo más importante es que seguro estaba tan sólo como Joowoo. Por favor, estaba haciendo un crucigrama. Joowoo sintió que era su deber rescatarle y entonces decide acercarse.


—¡Hola! —saluda con una entusiasta sonrisa y una pronunciada reverencia una vez está frente al chico y no pierde tiempo en preguntarle si deseaba unirse a él —¿Te gustaría jugar al minigolf? Por cierto, soy Joowoo.


Dokyeom da un pequeño salto en su lugar, mirando hacia arriba y sonriendo tímidamente.


—Ah... Claro. —termina de escribir la última letra de una de las palabras que le faltaban y deja la libreta sobre la mesa. Extiende su mano derecha, preparado para estrecharla con el chico —Soy Dokyeom, un gusto. Pero... No sé jugar golf. —rasca su nuca con nervios, mirándole de la misma manera.
—El gusto es mío, Dokyeom-Ssi. —responde Joowoo agarrando su mano y estrechándola por un instante —¡Es fácil! Sólo hay que meter la bola en el hoyo. —explica sonriente —Vamos, será divertido, lo prometo.  


El aludido asiente con su cabeza y termina por tomar uno de los palos de golf y adaptarse a este, moviéndolo de adelante hacia atrás un par de veces y fingiendo pegarle a una pelota.


—Ve tú primero... Sería vergonzoso no hacer un... ¿punto?, ¿anotación? — hace una mueca de confusión. —Ni siquiera estoy seguro de cómo se llama la anotación.
—Tranquilo Dokyeom-Ssi, no soy un golfista profesional ni nada por el estilo. —asegura Joowoo con una sonrisa ladeada mientras se pone en posición —Los términos técnicos no importan, lo que en realidad vale es que pasemos un buen rato. —añade y con su primer tiro la bola queda relativamente cerca al hoyo. Por inercia, el de tez más bronceada, mueve sus manos al aire y da una corta ronda de aplausos, emocionado por la cercanía de la bola al hoyo.
—¡Wow! Mira lo cerca que quedaste. —su voz suena entusiasta, sus ojos brillan de emoción y la sonrisa pintada en su rostro, hace que sus labios luzcan como un lindo corazón rosado. —¿Cómo voy a superar eso?, ¿Debo golpear la bola como en el billar? Oh, entro en pánico. —no era normal que el muchacho fuese así de hablador cuando hacía nuevos amigos, pero supuso que los nervios del deporte le hacían sentir así.
—¿Cómo en el billar? No. —dice divertido Joowoo, escapándosele una risa —Solo... Imita lo que haga ¿Está bien? —pregunta y coloca otra pelota en el piso para luego darle espacio a Dokyeom. Los ojos del castaño se abren más grandes de lo que ya estaban, sorprendido.
— ¿Ya es mi turno? Oh, no estaba preparado. – sonríe ampliamente, tomando el palo de golf entre sus manos, apretándolo ligeramente y haciendo un movimiento de atrás hacia adelante, golpeando la pelota con un toque lo más ligero que puede. La pelota blanca llegó un poco después de la de Joowoo, no hizo una anotación, ni mucho menos, pero aun así celebró como si hubiese ganado un campeonato.
—Soy bueno, ¿no? – sus ojos brillan y sus manos se dirigen a ambos costados de sus caderas. Joowoo ríe un poco por la reacción del chico.
—Sí, lo eres Dokyeom-Ssi. Si sigues así podrías ganarme. —anima el rubio.


Los chicos siguen jugando entretenidos por un rato más, entre risas y celebraciones, pero Joowoo quería saber más acerca del chico. Le agradaba, parecía una buena persona y quien sabe, tal vez podrían llegar a ser amigos.


—Bueno, Dokyeom-Ssi, cuéntame sobre ti. —dice antes de hacer su tiro, ya estaban en el hoyo número 10, de 18, por lo cual llevaban jugando bastante —¿Qué edad tienes?
—Oh, tengo veintidós. – mira fijamente los hoyos e intenta calcular la velocidad en la que debe golpear cuando llegue su turno. — Dejé de estudiar hace un tiempo, pero me estoy preparando para lanzar un éxito; un best seller. – sus ojos vuelven a iluminarse y en su rostro se pinta una sonrisa. Espera a que el muchacho realice su turno, practicando antes de que llegue el suyo —¿Y tú? Debemos tener la misma edad, ¿no? –le mira.
—En realidad no, eres mayor, Dokyeom-Ssi, yo tengo veinte. —informa Joowoo y golpea la pelota, una vez más dejándola bastante cerca al hoyo —¡Oh! ¿Escribes? Eso es muy asombroso. Yo bailo, bueno, aún estoy en la universidad, pero mi meta es graduarme y bailar profesionalmente, tal vez abrir un estudio. Eso sí no repruebo algunas materias por haberme casi escapado para venir aquí. —añade, sonriendo con algo de vergüenza.
—¿Soy mayor? Podría jurar que somos de la misma edad. –abre sus labios con sorpresa y se prepara en el lugar adecuado para hacer su turno. —En realidad, sólo hago oraciones al azar. No soy tan bueno como mi tutor. –hace el tiro y celebra cuando hace hoyo en uno. Alza sus brazos y suelta un pequeño grito. — ¿¡Viste eso!? – truena sus dedos en manera de festejo y vuelve a la conversación. — Que chico tan rebelde. Eish, un estudio suena bien... Tienes que mostrarme tus movimientos de baile alguna vez, puedo hacerte segundas con mi voz. – bromea.
—¡Eso fue genial, Dokyeom-Ssi! —celebra Joowoo junto al mayor, levantando sus pulgares en aprobación —Bueno, lo haría todo por una aventura. —se encoge de hombros —¿Cantas también? —pregunta sorprendido —¿Hay algo que no puedas hacer? —cuestiona divertido —Ahora dudo mucho que ese libro sean oraciones al azar Dokyeom-Ssi, y, además, antes también dijiste que sería un best seller. —Dokyeom rueda los ojos con diversión y agita una de sus manos, restándole importancia al tema.
—Sólo lo dije para levantar mi autoestima. –se queda pensativo un momento, rascando su barbilla. —No puedo correr, me fracturé el tobillo a los doce. –aprieta sus labios, formando una línea recta. — ¿Qué más te gusta hacer? ¿Juegas seguido a esto? – señala el lugar a su alrededor.
—Apuesto a que sí será todo un éxito. —comenta Joowoo caminando hasta donde su pelota había quedado, golpeándola con el palo para por fin meterla al hoyo —Bueno, en realidad me gusta hacer cosas diferentes, no puedo quedarme por mucho tiempo en el mismo sitio o enloquecería, como me pasó antes de comprar el boleto para venir. —comienza a explicar mientras caminan juntos al siguiente hoyo —Me gusta salir a caminar sin destino, también amo escalar y acampar y unos cuantos deportes extremos tampoco me molestan —finaliza sonriente. Dokyeom vuelve a hacer aquel acto de restar importancia y sonríe ante las palabras de su nuevo amigo.
—Cuánta hiperactividad, suelo llevarme bien con las personas de este tipo. –bromea, apoyándose en una columna y pensando arduamente en lo que decía el contrario. —Me dan miedo los deportes extremos... ¿Has ido a escalar? ¿Te has tirado de paracaídas?
—Yo también creo que nos estamos llevando bien, Dokyeom-Ssi. —sonríe mirando al pelinegro —Oh, son muy divertidos, te llenan de adrenalina. Es un sentimiento que me encanta. A escalar sí, el paracaidismo no. Pero sí he saltado en bungee.
—Wow. – suelta una carcajada, sin motivo alguno. —Debería intentarlo alguna vez, me han dicho que relaja y las ideas vuelan como locas en la cabeza. – hace un tiro más, despreocupado, sin saber mucho lo que su mente y boca están coordinando para decir. — Y... Joowoo, ¿Por qué te escapaste? Si se puede saber... Me refiero a... ¿Por qué estás aquí?
—Oh... Es básicamente, como te dije, no puedo estar en un sitio mucho tiempo antes de desesperarme. —comienza —Y la rutina del estudiar me estaba matando. Amo mi carrera y me apasiona de verdad, pero algunas veces necesito un descanso. —se encoge de hombros mirando hacia el hoyo, siguiendo el movimiento de la bola que Dokyeom había golpeado —Mi compañero de habitación por un momento pensó que en realidad me estaba volviendo loco, seguro. Y tal vez sí lo estoy, ya que compré este boleto en un impulso, ni siquiera mis padres saben que vine.
—Oh, ya veo... –asiente con su cabeza, comprendiendo la situación. —Quizá si estás loco. Conozco buenos psicólogos, puedo recomendarte alguno. –ríe, dando un último paso para hacer una puntuación más. —Quizá yo no piense que estés loco, pero si tu compañero de habitación lo dijo... Debes estarlo. –le mira directo a los ojos, sonriendo.
—Que gracioso, Dokyeom-Ssi. —ironiza el menor, rodando los ojos y preparándose para hacer su tiro —Gracias por tu amabilidad, pero creo que estoy bien ahora. —asegura —Y él no lo dijo, lo pensó. —señala —Pero bueno, hablemos de ti una vez más, ¿Tú porque viniste al crucero, de vacaciones nada más?
—El primer síntoma de la locura, es la negación. – finge apuntar algo en una libreta y mete la mano al bolsillo de su pantalón, como si estuviese guardando la "libreta". —No te preocupes, Joowoo-Yah, pasaré la nota. —se cruza de brazos, soltando un fuerte suspiro. — Mi tutor estaba sufriendo depresión, estrés en exceso y necesitaba unas vacaciones. –comenta con preocupación. —Afortunadamente, mis padres nos consiguieron los boletos con anticipación y aquí estamos. —el rubio niega con su cabeza y pone los ojos en blanco, tratando de contener una sonrisa ante los actos de Dokyeom.
—Oh. Eso es buena suerte, ¿Y está mejor ahora? —pregunta Joowoo, con un tinte de preocupación en sus facciones. No podía evitarlo, él siempre quería que todo el mundo estuviese lo más feliz posible. Dokyeom asiente con su cabeza y sonríe en manera de agradecimiento.
—Sí, él está mejor... O eso dice. —se encoge de hombros. —Aunque aún lo veo escribiendo, pero él cree que no lo hago. —mueve sus manos, un tanto confundido, pero al final ríe bajito. —El punto es que no perdió la cabeza por ahora.
—Algún día podrías presentármelo, escuché que hay un muro de escalar aquí en el crucero, tal vez eso le ayude a relajarse. —sugiere Joowoo y después golpea la pelota, esta vez hace un hoyo en uno —¡Genial! Por fin. —ríe —Y tú también podrías aprovechar para superar tu miedo. —añade. Dokyeom asiente entusiasta, celebrando ante la anotación del rubio.
—Me encargaré de que se conozcan y los tres podemos salir a escalar aquél muro. —alza uno de sus dedos pulgares en aprobación. —Y después te aseguro que te llevaré a hacer algo emocionante con Taeil hyung y conmigo. —se queda pensando un momento y ríe bajito. —Aunque no creo que hagamos muchas cosas emocionantes. —suelta una carcajada, golpeando él esta vez.
—Aquí debe haber bastantes cosas emocionantes para hacer Dokyeom-Ssi, no te preocupes. —asegura el menor esperando a que el chico terminara su turno para caminar al próximo hoyo.
—Iremos a comer, te lo prometo. —alza su mano derecha en forma de juramento. —Esa será nuestra actividad emocionante. —bromea, prometiéndoselo al muchacho con la mirada.
—Trato hecho. —sonríe el rubio de vuelta.


❝Sim Minji❞



La noche llegó y con ella el fin de la primera sesión de fotos de Minji y aunque al principio había sido un desastre, se sentía muy a gusto con el resultado. Aunque Minji siempre se sentía a gusto, eran fotos de ella después de todo.

Luego de volver a su habitación, decidió empezar a arreglarse para la cena que había acordado tener con sus amigos Ha Ri y Chaeyoung más temprano en el día. Se habían encontrado mientras Minji se dirigía al set y como siempre iba tarde, así que les pidió que se vieran para comer y ponerse al día.

Minji, como era su costumbre, se demoró de más maquillándose y vistiéndose. Pero es que no iban a cenar en cualquier parte, no, este era uno de los restaurantes más lujosos que poseía el crucero. Minji tenía que verse mejor de lo normal.

Aun así, cuando estuvo lista, con su vestido de gala puesto y su maquillaje en perfecto estado, salió a paso apresurado de su habitación hacia el punto de encuentro y una vez allí, preguntó al maître por sus amigos, ya que ellos le habían dicho que harían una reserva para asegurarse. En poco tiempo el joven la estaba acompañando a la mesa y rápidamente vio a los prometidos.


—¡Ha Ri Oppa, Chaeyoung Unnie! —exclama Minji con entusiasmo —¡Qué bueno verlos!


Ha Ri se levanta haciéndole una reverencia a la recién llegada y caballerosamente corriendo la silla de esta para que tomase asiento.


—Tan deslumbrante como siempre, es un placer verte —habla el castaño.
—Es raro no verte apurada como siempre Minji —sonríe Chaeyoung — ¿Como estuvo tu sesión?
—Gracias, gracias, lo sé, Oppa. —se alaga la chica moviendo su cabello —Y créeme Unnie, vine prácticamente corriendo. —ríe levemente mientras se sienta en frente de ellos —Ah, primero fue un desastre, pero al final todo salió bien, gracias por preguntar Unnie. —responde con una sonrisa.
—Nunca pierdes el estilo, agradezco no haber venido a trabajar como tú, así al menos no tengo que preocuparme tanto de mi imagen, tú siempre te ves radiante, ¿Cómo haces? —Habla Chaeyoung a lo que Ha Ri sonríe.
—Ambas se ven radiantes siempre. —el mozo se acerca y luego de que Ha Ri pida y también sus acompañantes se retira.
—Lo que pasa, Unnie, es que yo soy radiante por naturaleza. —se alaga —Y gracias por el cumplido Oppa. —añade sonriendo —En fin, aunque amo hablar de mí, basta de eso. Cuénteme de ustedes, ¿Cómo van las cosas?
—Me encanta tu ego —sonríe Chaeyoung mientras el mozo le sirve a cada uno una copa de vino, del mejor del sitio.
—Todo va bien, luna de miel adelantada, pronto te llegará la invitación a la boda. —una vez el mozo se retira Ha Ri continúa hablando con más libertad y sinceridad frente a su amiga— Tae Won así lo quiso, y por ahora ambos estamos bien con ello, ya sabes, hacer una buena imagen para mí es lo único importante para él. —Chaeyoung baja la mirada y bebe del vino recién servido.
—Oh... Bueno, supongo que está bien que las cosas se estén dando sin muchos problemas. —comenta la menor sin saber muy bien que decir, de verdad le apenaba que sus mejores amigos tuvieran que casarse por la fuerza, pero así era el mundo de la fama —Y espero que con este acuerdo logren sus objetivos, y que sean lo más felices que se pueda. —suspira y también da un trago a su vino.
—Todo irá bien, durará lo que tenga que durar y será bueno para ambos mientras así sea —habla el mayor con calma — ¿Que puedes decirnos tu Minji? Debes dejar de vivir para el trabajo solamente, eres tan joven y bonita, deberías intentar darte más tiempo para ti.
—Oh, vamos Oppa, sabes que vivo por mi trabajo. —dice Minji, contenta por el cambio de tema —Pero sí me doy tiempo para mí, he hecho bastantes pinturas últimamente. He mejorado mucho desde que empecé. Y Makki, mi gata, también ha mejorado en no destrozarlas, —ríe un poco —aprendió a distinguir las partes de la pintura que ya están secas para pasar sobre ellas, es adorable. —cuenta con entusiasmo.
—Makki es adorable. —concuerda Chaeyoung con una sonrisa. El mozo sirve la cena ante ellos y se aparta con una reverencia—Que bueno que nunca hayas dejado de pintar, es tan relajante y entretenido poder disfrutar de vez en cuando de lo que te gusta. —Hari de acuerdo con las palabras de su prometida asiente.
—También vivo para mi trabajo, por lo cual te entiendo perfectamente. A veces pienso en querer salir fuera de eventos y relajarme un poco, pero realmente en mi tiempo libre lo único que quiero es quedarme en casa y descansar, sin cámaras, sin presiones, creo que a todos en el medio nos pasa.
—¡Excepto a mí! —exclama Minji con una risita —A mí me encanta estar en sesiones de fotos y filmando comerciales, podría hacerlo las veinticuatro horas. —asegura y da un bocado a su comida —Y sí, Unnie, es hermosa, siempre que pisa una pintura se revisa sus patitas para mirar si en realidad si estaba seca, me encanta mirarla cuando hace eso. —concuerda con una gran sonrisa.
—Tu eres de otro planeta Minji. —bromea Hari negando levemente —Las cámaras y tú no pueden vivir alejados. —hace reír a Chaeyoung quien está de acuerdo con ello —Eso es amor al oficio, has nacido para esto, eso es innegable.
—A mí también me gusta mucho mi trabajo, pero a nadie como a ti. —pausa para seguir comiendo.
—Deberías estar en algún reality show o algo así, donde las cámaras te sigan las veinticuatro horas.
—Y admiren lo bien que luces a toda hora. —añade Chaeyoung.
—¡Oh! ¿Cómo no había pensado en eso antes? —se pregunta genuinamente sorprendida —¡Se lo tendré que decir a mi manager! Y si ustedes saben de alguien que quiera a alguien hermosa para un reality, bueno, ya saben a quién recomendar. —ríe y guiña en la dirección de sus amigos —Pero bueno, ¡No más trabajo! A ustedes les gusta hablar de otras cosas, cuénteme, ¿Qué tal les ha parecido el crucero?
—Hari ha recorrido más que yo, sinceramente, he preferido pasar tiempo de spa y relajarme. —el mencionado asiente.
—Es que mi amigo, Ryo Kai está aquí y he aprovechado para verle también, aunque para él sea viaje de negocios se ha podido hacer algún rato libre para vernos. Es agradable el lugar, hay muchas cosas para hacer, deberías recorrer un poco, deberían. —dice a ambas.
—Eso es cierto, yo solo me la he pasado cerca de las piscinas ya que bueno, después de todo la sesión de fotos es para una marca de vestidos de baño. —comenta Minji mientras come de su plato —En cuanto tenga algún tiempo libre deberíamos pasear por el crucero Unnie, ¡Un día de chicas! —propone con emoción.
— ¡Esa es una idea fantástica! —Exclama entusiasta la chica— Hari, tú te consigues con quien pasar el día de mañana, porque acabo de decidir que yo lo pasaré con Minji. —le dedica una sonrisa a su prometido.
—Oh bien, día de chicas, me mantendré alejado de eso, me parece muy bien que disfruten juntas. —continua con su cena.
— ¿Mañana también tienes alguna sesión de fotos? Tu podrías avisarme, pues yo si estoy de vacaciones aquí y tengo todo el día disponible —añade la rubia.
—¡Mañana es perfecto! No tengo nada hasta pasado mañana, la suerte está de nuestro lado, Unnie. —sonríe la menor —¡La pasaremos genial!


❝Lee Eunsun❞



Después de hablar las cosas con su hermano, Eunsun se sentía mucho mejor. Aún estaba algo dolida, pero al menos ya sabía que no lo había dicho con intención. Ya se le pasaría.

Su humor también mejoraba considerablemente mientras más se acercaba la hora en la que había quedado de encontrarse con Sooyoo. Comenzó a arreglarse una hora antes, con sus audífonos en sus orejas y tarareando las letras de las canciones que de ellos salían. Eunsun tenía un muy buen presentimiento a cerca de este chico, sabía que se llevarían bien y hasta podrían llegar a ser buenos amigos.


—Adiós Dongmun. —se despide de su hermano cuando por fin estuvo lista, caminando hacia la salida. El mayor había estado observándola sin ser demasiado evidente, pues estaba con un proyecto en curso en su computador, aun así, aquellas palabras le hicieron fruncir el ceño y levantar la mirada.
—Espera, espera, ¿A dónde vas? ¿Acaso no pensabas decirme que planeabas salir?
—Voy a jugar con Sooyoo Oppa. —responde la chica con una sonrisa. Adoraba molestar a Dongmun —Ahora sabes. Nos vemos luego. —se despide con la mano y retoma su camino hacia la puerta. Los ojos de Dongmun se abren más grandes de lo normal y cierra la laptop sentándose repentinamente.
—Apenas si conoces a ese chico, deberías al menos preguntarme si puede ir ¿No crees? Soy tu hermano mayor, y responsable de ti, que no se te olvide. —dice cruzándose de brazos —Y si no estás aquí a las diez iré a buscarte y te haré pasar vergüenza, Eunsun. —advierte.
—¡Vamos Dongmun! Ya no soy una niña pequeña. —se queja la menor alargando la A y haciendo pucheros, contradiciendo un poco lo que acababa de decir —Sé cuidarme sola. Y, además, Sooyoo Oppa es agradable, es una buena persona, puedo sentirlo. —añade —Y volveré cuando quiera, no eres nuestros padres para ponerme un toque de queda. —protesta cruzándose de brazos también.
—No soy nuestros padres, pero ellos me dejaron a cargo de ti y debo cuidarte, y ya estás advertida, si no estás aquí a las diez iré a buscarte, no me importa cuánto me odies por ello. —finaliza volviendo a su anterior postura. No quería realmente que se fuera con quien era un desconocido para él, aun así, sabía que si a Eunsun se le metía algo en la cabeza no desistiría, y tampoco quería mantenerla aburrida allí dentro.
—Está bien, está bien. —suspira y rueda los ojos —No quiero pelear contigo ahora, estoy de buen humor. De acuerdo, estaré aquí a las diez. ¿Feliz?
—Eso era justo lo que quería escuchar, que te diviertas —
Una sonrisa triunfal se dibuja en sus labios y vuelve su vista al computador dando por finalizada la charla.


Eunsun sale por fin de la habitación y camina con paso apresurado hacia la zona de entretenimiento del crucero, ya que la pequeña charla con Dongmun le había quitado un poco de tiempo y ya eran las 7:40.

Cuando llegó a su destino faltaban cinco minutos para que fuera la hora acordada, pero aun así dio un vistazo por el lugar buscando a su nuevo amigo.

Sooyoo acabó su horario laboral un poco atrasado, aun así, llegó con tiempo a la cita acordada, lamentaba que Younggi ese día se hubiese atrasado más que él, aun así, planea divertirse un rato con la rubia y esperaba ella se sintiera tan a gusto como él.


— ¡Eunsun! —exclama el castaño con alegría al verle — Que bueno que has venido, ¿Cómo has pasado el día? —le saluda cordialmente con una sonrisa radiante en sus labios.
—¡Hola Sooyoo Oppa! —saluda devuelta la chica, igualmente emocionada —Mejor, gracias por preguntar. Hablé con mi hermano y las cosas están mucho mejor. —anuncia sonriente —¿Tú qué tal?, ¿Y tu amigo?
—Oh que bien, creí que vendría contigo, aun así, las cosas hablando suelen tener solución, me alegra mucho oír eso. Y que estés con esa bonita sonrisa nuevamente. —dice de forma amigable —Younggi hyung está aún trabajando, no sé a que hora saldrá, seguro tendrá un mal humor tremendo, lidiaré con eso luego. —se encoje ligeramente de hombros —Ahora... Dime que eres buena en el hockey de mesa, porque tengo ganas de jugar una partida —frota sus manos con cierta emoción.
—Oh prepárate Oppa, entre mis amigas soy la mejor en el hockey de mesa. —asegura Eunsun guiñándole a Sooyoo —Y sobre Dongmun... La verdad no sé, no tenía muchas ganas de invitarlo y además parecía ocupado con algo cuando me fui. —explica encogiéndose de hombros —Pero bueno, podemos pasar un buen rato nosotros dos, ¿Verdad?
—Descuida, la invitación era exclusivamente para ti —le sonríe y ladea su cabeza haciendo seña de que le siga —Ahora ya me ha dado miedo jugar contigo Eunsun. —ríe arrugando su nariz —Espero y no me humilles, de todos modos, no soy mal perdedor y... Divertirse es el objetivo. —habla mientras caminan adentrándose a la zona de juegos, donde había varias máquinas de entretenimientos, bolos, motos de carrera. Los ojos de Sooyoo se iluminaron, se sintió como un niño allí dentro —Esto es mejor de lo que me habían comentado, ¡Quiero jugar a todo! —exclama emocionado.
—Bueno, tenemos hasta las diez, mi hermano me ha amenazado con venir por mí hasta aquí si no estoy a esa hora devuelta en la habitación. —comenta con una risita —Y no tienes porque temer, Oppa, no seré dura contigo. —asegura —¿Qué quieres hacer primero, Oppa? —Él rueda los ojos con diversión.
—Tu hermano es muy gruñón, no puedo no pensar en Younggi hyung cuando hablas así de él, aunque él no me pone horarios, porque somos amigos y la mayoría del tiempo estamos juntos. —sonríe —No sé por dónde empezar, pero busquemos el hockey, no perdamos tiempo, hay que aprovecharlo.
—Suena a que Dongmun y tu hyung se llevarían bien. —comenta la chica, comenzando a caminar hacia las mesas de hockey y una vez allí, Eunsun se hace a uno de los lados y espera a que Sooyoo se posicione en el otro —¿Listo, Oppa?
—Siempre listo para todo. —una sonrisa traviesa se dibuja en sus labios y toma la ficha para lanzarla y comenzar la partida. Sooyoo realmente no era muy bueno en ello, pero la idea de divertirse le gustaba mucho. Los dos primeros tantos fueron a favor de Eunsun, Sooyoo hacia algún puchero cuando perdía, pero volvía a concentrarse y reír cuando la partida continuaba. En un momento lanza la ficha y hace un tanto por lo cual da un salto mientras festeja con emoción como si hubiese ganado la lotería.
—¡Muy bien Sooyoo Oppa! —le felicita ella mientras ríe por su reacción —Podrías ganarme si sigues así.


Sooyoo bebía de su sorbito mientras caminaban rumbo a las habitaciones, irían juntos hasta donde se separaban las áreas de servicio y turística.


—Ha sido genial perder en casi todos los juegos ante ti Eunsun, realmente eres buena —la sonrisa no se borra de su rostro y se encuentra un poco más enérgico que de costumbre.
—Y para mí ha sido todo un honor ganarte, Sooyoo Oppa. —se burla, riendo levemente después —He pasado un muy buen rato, tenemos que repetirlo en alguna otra oportunidad. —sugiere —Tal vez la próxima vez tu hyung si pueda acompañarnos, y Dongmun también, si no está muy gruñón.
— ¡Claro que lo repetiremos! Me alegra mucho que la hayas pasado bien, yo también me divertí mucho, es una pena que ya debas irte. —hace un pequeño puchero —Seguro entre gruñones podrán entenderse, y hablando de ello... Seguro Younggi hyung ya ha de estar esperándome ansioso por escuchar cuanto me divertí con mi nueva amiga, así que... Nos estaremos viendo por aquí, cuando quieras.
—Y Dongmun debe estar parado al lado de la puerta esperando a que vuelva. —ríe y se despide con su mano —¡Adiós Sooyoo Oppa, nos vemos luego! —exclama antes de comenzar a caminar en una dirección opuesta a la del chico.


❝Hwang Myungdae❞



Myungdae caminaba decidido hacia la sección de bares y discotecas del crucero, era el segundo día a bordo y aún no conocía a ningún chico interesante. Eso no podía permitírselo.

No se sentía mal por no haber podido conocer a nadie en el primer día, puesto que la había pasado de maravilla con su hermano. Myungdae aún creía que todo había sido un sueño, pero esperaba que no lo fuera. Le parecía que hacía siglos que no veía a Raehee y quería pasar tanto tiempo con él como fuera posible.

Pero hoy el mayor había estado trabajando.

Myungdae se consideraba alguien amable, pero estaba seguro de que no había personas que despreciara más que a Park Hyegeun y a su hija. Más a Misuk que a la presidenta.

Y ni siquiera era el que estuvieran involucradas con la política o que fueran asquerosamente ricas lo que hacía que Myungdae las odiara tanto. No. Era el hecho de que primero le habían arrebatado a su padre y gracias a ellas el hombre había quedado prácticamente parapléjico y por eso, Raehee había tomado su lugar como guardaespaldas. Se habían apoderado de su familia y eso era algo que tal vez nunca les perdonará.

Pero bueno, volviendo al tema.

Gracias a que no había estado acompañado por su hermano, había aprovechado el tiempo de la mañana para sacar algunas fotos, ayer se había arrepentido bastante de ni haber llevado su cámara consigo. Y durante la tarde la había pasado con Youngmin, uno de sus compañeros de cuarto, en los jacuzzis. Era un buen chico y habían pasado un rato agradable, antes de que él se fuera a compartir con su novia porrista.

Eso le recordó a Myungdae cuan soltero estaba. Así que cuando empezó a anochecer y el cielo se tiñó de naranjas y rosas, Myungdae saltó fuera del jacuzzi y fue a su habitación a cambiarse por una vestimenta más apropiada para la noche.

Los bares y las discotecas tenían más gente que el día anterior, y eso que estaba temprano. Myungdae pensó volver al mismo bar que había visitado con su hermano, pero se arrepintió, pensando que sería mejor evaluar otras opciones.

Se decidió por un bar que tenía una cantidad decente de personas. No volvería a su habitación hasta no haber conocido a alguien, esa era su misión. Una vez dentro, Myungdae recorrió con la mirada el lugar, esperando encontrarse con un rostro que le llamara la atención. Y sí que lo encontró.

El chico no estaba en la pista de baile, ni tampoco en ninguna de las mesas como había pensado. No. El rubio estaba detrás de la barra, sirviendo tragos a quien se acercara, con sus labios presionados en una fina línea. Era guapo, bastante. Sería si acaso uno o dos centímetros más alto que Myungdae, pero se veía mayor que él. Sus ojos eran pequeños y triangulares, y dentro de ellos Myungdae podía ver algo de irritación, lo que significaba que el chico no la estaba pasando del todo bien.

Ahí era donde entraba Myungdae.

Caminó hasta el sitio, sentándose en una de las sillas, luego posando sus codos sobre la barra y por último apoyo su cabeza en sus manos. Puso su más adorable sonrisa en su rostro y esperó a que el rubio lo notara.


—Hola. Soy Myungdae. —se presenta inmediatamente ambos hacen contacto visual.
—Buenas noches Myungdae-Ssi. —la voz del chico era profunda, lo cual a Myungdae le gustaba mucho —¿Qué desea ordenar? —pregunta en un tono completamente plano, se veía que estaba cansado. Pero eso no evitaba que Myungdae se sintiera algo decepcionado, su sonrisa solía tener más efecto en los chicos. Sin embargo, aún no se daría por vencido.
—Una botella de Soju. Por favor. —pide y el chico asiente, pero antes de que pueda volverse, Myungdae vuelve a hablar —Y tú nombre además de eso tampoco estaría mal. —dice en un tono que se consideraría coqueto, guiñándole al rubio.


Esto parece haberlo sorprendido o al menos lo había tomado desprevenido, porque sus ojos se abrieron un poco antes de ir por el trago, sin antes decir nada. Una sonrisa de suficiencia se abre paso en los labios de Myungdae, al menos era algo.

Solo pasan unos cuantos segundos antes de que el chico estuviera de nuevo en frente suyo, deslizándole la verde botella ya destapada.


—Younggi. —dice y por un momento Myungdae está confundido, hasta que se da cuenta de que él le ha dicho su nombre —Y creo que soy mayor que usted Myungdae-Ssi, ¿No le da vergüenza hablarles así a sus mayores?
—Pues sí mis mayores son como tú, en realidad no Younggi-Ssi. —contesta en el mismo tono de antes y luego lleva el Soju a sus gruesos labios, asegurándose de girar levemente su cabeza para que el chico viera como se presionaban contra el vidrio de la botella. Younggi niega con su cabeza y antes de que Myungdae pueda detenerlo, se ha ido a atender otro cliente.


Ahora la sonrisa se borra completamente del rostro de Myungdae. ¿Tal vez había dejado que su leve desesperación por conocer a alguien lo llevara demasiado lejos?, ¿En serio se habría ofendido por cómo le había hablado? Myungdae suspira mientras observa la botella en su mano.

Su madre tenía un dicho, "Hay que besar muchos sapos para encontrar el príncipe azul." Y Myungdae siempre había pensado que tenía razón, pero en este caso, se acababan de conocer y tal vez estaba deseando que Younggi lo fuera.


❝Moon Younggi❞



El día de trabajo de Younggi había sido pesado, por no decir una palabra más fuerte. Todo lo que podría haber ido mal lo había hecho y eso lo había dejado completamente agotado, sin contar que su jefe le había pedido que hiciera unas cuantas horas extras. El maldito infeliz.
Por eso, cuando por fin pudo volver a su habitación, lo primero que hizo fue cambiarse por una ropa más cómoda y luego tirarse en la cama que pertenecía a su mejor amigo. Sabía que a él no le molestaría, y cuando llegara Younggi pasaría a la cama de arriba.

Hablando de Sooyoo, la habitación se sentía extrañamente vacía gracias a la ausencia del menor. Pero Younggi sabía que había salido a divertirse, y lo más importante, que estaba acompañado, así que esta noche no tendría que preocuparse por buscar al chico por todo el crucero como la noche anterior.

Pasan máximo veinte minutos antes de que la puerta de la habitación se abriera nuevamente y Sooyoo entrara aun sonriente y esa sonrisa aumenta al ver allí a su mejor amigo recostado en su cama.


— ¡Hyung! —exclama contento al verle — ¿Que tal tu día? Ya estaba extrañándote, me apena que no haya podido acompañarnos a jugar con Eunsun, no sabes que amigable es ella, seguro te caería muy bien. —suelta sentándose a los pies de la cama de su amigo mirándole y haciendo ruido al dar el último sorbo de su bebida por el pitillo.
—Hola Sooyoo. —saluda el mayor sin muchos ánimos, intentaba ocultar su mal humor en frente de su mejor amigo, pero no lo estaba haciendo muy bien —Es una lástima, hubiera preferido mil veces ir a ver cómo jugaban tu amiga y tú a estar trabajando hoy, no fue nada agradable. —hace una mueca, pero luego cambia su rostro a uno más neutral. Sooyoo hace un puchero y asiente.
—Yo también hubiese querido eso hyung, ella es muy divertida pero aun así me hacías falta —se recuesta en la pared sin dejar de verle — ¿Tú no tienes nada que contarme? Algo bueno debió haberte pasado...
—Nada, nada bueno hoy. —dice Younggi con desagrado en su voz —Hoy decidieron juntarse todos los ebrios insoportables en el bar. Por suerte no terminé lleno de vómito. Todo mi turno fue desastroso. —se queja ya sin poder ocultar lo enojado que estaba, al principio no quería mostrarlo para no hacer perder el buen humor de Sooyoo, pero tenía que desahogarse —Había un par de estúpidos cantando a todo volumen y el bar ni siquiera tiene karaoke, también estaba un chico que parecía que fuera la primera vez que bebía en su vida, era insoportable. —niega con su cabeza.
— ¿Como yo cuando bebo? —suelta una risilla — Mañana irá mejor hyung, seguro un buen descanso es lo que necesitas, pero... ¿No quieres salir a tomar aire o... algo antes?
—Tú eres diferente, a ti puedo soportarte Sooyoo. —dice Younggi dándole un par de palmadas afectuosas en la rodilla al menor —No voy a mentir, lo que menos quiero ahora es levantarme de esta cama. Pero puede que tengas razón, con tal de que no salgas corriendo como ayer creo que un paseo no estaría mal.
—Prometo comportarme esta vez hyung, lo que menos quiero es hacerte sentir peor, ahora... Muéstrame una sonrisa. —le pica la mejilla inflando las suyas propias y levantándose luego — Andando. —aplaude enérgico.


Younggi no puede evitar reír por las acciones de Sooyoo, el chico siempre lograba ponerlo de buen humor. Imita al menor y ambos salen de la habitación, caminando a paso lento.


—Bueno, ya que me dejaste desahogarme contigo, cuéntame más sobre tu tarde. —Sooyoo hace una mueca pensativa tratando de recordar lo que había ocurrido mientras estaba lejos de su hyung.
—Bueno, fue un día largo, vi a Seokmin por la mañana, es tan guapo hyung. —suspira y solo faltaba que saliesen corazones de sus ojos como en los dibujos animados—Le pedí una foto autografiada pero aún no me la da, me da un poco de vergüenza que sepa que me gusta hyung, por eso no le dije mi nombre, y —aclara su garganta —... Bueno, le dije que tenía un amigo llamado Sooyoo que era su fan —una sonrisa traviesa acompañada por una mueca bastante pícara y divertida se hacen presentes en su rostro—. No le diré que me gusta si no le gusto también, aunque no creo que lo haga, es un idol, ya sabes... Ellos se rodean de gente hermosa y a su altura, aunque no se fije en mi me conformaré cuando tenga su foto. —se encoje de hombros.
—Oh vamos Sooyoo, eres mejor que cualquier otro idol que esté con él. —dice Younggi como si no fuera la gran cosa y mete sus manos en sus bolsillos delanteros mientras y sigue caminando —¿Qué harás entonces cuando te pregunte por ese amigo tuyo para darle la foto, ah? —pregunta con una media sonrisa.
—Créeme, no tengo ni idea. Pero... Tal vez ni se acuerde, ha de tener muchas cosas en la cabeza... —hace una breve pausa— Con quien no me he vuelto a cruzar ha sido con el chico guapo de ayer, me gustaría disculparme con él por haber sido tan tonto, tú sabes cómo me pongo ebrio, aunque seguro tampoco quiera verme más. Creo que alejo a todos los chicos guapos hyung. —hace un puchero — ¿Sigue en pie lo de casarnos si a los cuarenta seguimos solteros? —trata de sonar serio, pero no es su fuerte y termina riendo —. Aun puedo conocer más chicos... También crucé uno... Que viene con el equipo de beisbol de una universidad o algo así... Es muy guapo, pero creo que no le agrado, piensa que me gusta el amigo de Seokmin y me trató un poco mal. —hace una mueca apenada—Por suerte conocí a Eunsun, ella es muy amable y adorable, espero y no arruinar nada, aunque no haya ningún tipo de posibilidad de que me guste... Al menos tendré una amiga, y a ti por siempre. —sujeta el brazo de su hyung abrazándolo y refregando su cara contra este como si fuese un gatito.
—Sí, siempre juntos, pero no tienes que restregarte contra mí, Sooyoo. —Younggi trata de sonar molesto mientras empuja ligeramente a su amigo, pero no lo logra. Con Sooyoo es imposible enojarse —Yah, tú fuiste el que me rechazaste cuando te dije que nos casáramos, ya la oferta pasó. —bromea —La próxima vez que veas a ese idiota que te trató mal me dices, le patearé el trasero. —sentencia ahora bastante serio —Y con respecto al otro chico, seguro ya lo volverás a ver, este barco es grande, pero no tanto. —Sooyoo suelta a su amigo manteniendo la distancia mientras caminan juntos.
—No quiero que patees traseros hyung, pero gracias por el ofrecimiento. —suelta una risilla — ¿Tu no has visto a nadie que llame tu atención? Si veo a Raehee hyung otra vez le preguntaré si tiene un amigo guapo y haremos una cita doble, eso si no huye de mi cuando me vea.
—No gracias, no quiero citas. —niega el mayor —Pero ahora que lo dices, hoy había un chico en el bar... Supongo que no estaba tan mal como el resto. —se encoge de hombros y vuelve a guardar sus manos en los bolsillos de sus jeans. La cara de Sooyoo se transforma y alza sus cejas exageradamente en un gesto picaresco.
—Si llamó tu atención ese chico debe ser hermoso. Cuéntame más, ¿Le hablaste? ¿Te habló?
—No "llamó mi atención", cálmate Sooyoo. —dice Younggi, aunque el ligero tono rosa que toman sus mejillas indica lo contrario —Solo era un chico que fue al bar, yo hacía mi trabajo de servirle.
—Dijiste que no estaba mal, eso para ti ya es mucho hyung, algo debía tener para que me digas eso, anda, ¿Cómo era? ¿Mas alto que tú? ¿Mas bajo? ¿No le dijiste ni te dijo nada? ¿Solo lo atendiste? ¿Estaba solo? —Pregunta con suma curiosidad antes de darle tiempo a responder algo —Ahora quiero verlo hyung, ¿Ni siquiera sabes su nombre?
—No debí haberte dicho nada. —comenta Younggi negando con su cabeza —Si lo veo otra vez te lo mostraré, ¿De acuerdo? Sólo... deja de hacer preguntas. —pide.
—Pero... —Protesta, pero mantiene silencio al recibir una mirada de advertencia de su hyung — Ya, no más preguntas. —pone ojos de cachorrito y cara triste —Aunque no respondiste ni una, así no es divertido, tus mejillas se pusieron rojitas cuando lo nombraste, estás ocultándome algo —le observa con el ceño fruncido — ¿Realmente serías capaz de ocultarme algo hyung?  
—No te oculto nada Sooyoo, lo prometo. —responde el mayor con cansancio —Y no digas tonterías, no me puse rojo. —trata de negar.
— ¿Ves? Estas tratando de ocultarme lo rojo que te pusiste cuando mencionaste a ese chico. —pone cara triste —Me haces sentir mal por no querer contarme hyung, yo siempre te cuento, hasta cuando... Bueno siempre. Algo me ocultas.
—Basta, Sooyoo. —exige serio —Ya te dije todo lo que pasó, él entró al bar, se sentó, le serví y ya. Creo que dijo que su nombre era Myungdae, y también parecía menor que yo, aunque no sé con certeza. —añade para contentar a su amigo, el cual infla sus mejillas asintiendo con su cabeza.
—Myungdae... Al menos me dices su nombre. —se encoge de hombros—Bien, ese tal chico ha de ser muy lindo para que tus mejillas tomen color por si solas... Me conformaré con ese dato por ahora, la próxima no, así que deberás adquirir más información —bromea.
—¿Y por qué te interesa tanto saber? —le sigue el juego, alzando una ceja —¿No tienes mejores cosas en que concentrarte, como idols y chicos que te invitan a beber? —una sonrisa ladeada aparece en su rostro.
—Porque me intereso por ti, porque eres mi hyung favorito y me parece genial que por fin alguien te parezca, aunque sea algo interesante. Y ya te dije que Seokmin solo me necesita para que lave su ropa y ordene su habitación. —rueda los ojos —A él no le gusto ni un poquito, y no esperaba otra cosa, seguirá siendo un amor platónico. —se encoge de hombros —Con respecto al chico del bar... No lo he vuelto a ver, y me da un poco se vergüenza con él por haber actuado tan tonto.
—Bueno, como digas. —ríe rodando los ojos —Cambio de tema. Cuéntame más de esa chica... ¿Eunsun dijiste que se llamaba? —pregunta —¿La pasaste bien con ella?
—Si, Eunsun. La conocí el día del embarque, estaba con el malhumorado de su hermano y ayer la volví a cruzar... Había peleado con él y no se sentía bien por lo que se me ocurrió invitarla a jugar —dice sintiéndose feliz por ello —. Pasamos un rato muy divertido, me ganó en casi todo, nos reímos mucho, tomamos malteadas, y me despedí de ella porque debía regresar a su habitación. Espero podamos volver a salir pronto, me gustó mucho pasar tiempo con ella, te agradará, es una chica encantadora.
—No suena mal, la verdad. —dice Younggi sinceramente —Y parece que te divertiste, así que me cae bien, hasta ahora. —añade —Hablando de regresar a la habitación, nosotros también deberíamos volver a la nuestra, se hace tarde y estoy cansado. —coincidencialmente un bostezo se le escapa al mayor.
—Si no te llevas bien con ella, seguro lo harás con su hermano, es un gruñón como tú —suelta una risilla y se aleja unos pasos al lado por si recibía algún golpe o mirada fulminante.
—¡Yah! Que idiota. Y así te llamo mi mejor amigo. —niega con la cabeza y otro bostezo sale de su boca —Estoy muy cansado como para pegarte.
—Anda, te cantaré una canción de cuna cuando lleguemos a la habitación.


Cam
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