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Mensaje por bomb. Dom 15 Abr 2018, 1:19 pm


bomb.

Capítulo Once: Tercera Parte.


Boo Hyungsik

La charla con el Sr. Woo había sido dura, pesada y realmente deprimente para él; todo un reto. Había sido demasiado difícil tener que evocar recuerdos que hacía mucho se había esforzado arduamente por borrar de su memoria, (obviamente no lo había logrado), si ya de por sí se le hacía difícil hablar del tema con Eunyoo, — que ya conocía prácticamente todo la historia—, tener que hacerlo con alguien que no era de su plena confianza había sido su más grande hazaña.

Había llorado sí, en demasía. Había tenido que hacer demasiadas pausas parar recomponerse y cuando le costaba demasiado seguir, había recurrido a Eunyoo para que continuara la historia por él y se lo había agradecido de todo corazón.

Que Eunyoo hubiese estado ahí con él le había  dado fuerzas para no salir huyendo, que estuviese tomando su mano en todo momento, que le animase con palabras dulces o pequeños gestos había sido todo para él. Que le sonriese pese a las circunstancia para animarlo cuando dudaba, haciéndole saber que aquello era lo correcto…

Eunyoo caminaba a su lado por los pasillos de regreso a su habitación. Miraba constantemente a su alrededor y parecía estar un tanto alerta y perturbado, estaba preocupado. El Sr. Woo les había comentado sobre su comida con el “Ministro Kang” y él sabía que eso había dejado a su mejor amigo más nervioso de lo que debería; realmente, para Hyungsik, aquello no era una sorpresa, es decir, se lo esperaba desde que lo había dejado en el baño con un posible morado en el rostro; conocía su forma de actuar y de manejarse. La había aprendido para poder adaptarse lo mejor posible y lograr sobrevivir, le había tocado.

— ¿Quieres ver una película? — Eunyoo lo mira con una media sonrisa, rascando su nuca con un toque de incomodidad. Hyungsik sonríe de forma casi infantil por ello.
— Tienes que cubrir turno esta noche, Yoo. — le responde en tono suave. El pelinegro bufa.
— Ya que el Sr. Woo ha sido tan amable, puedo dejar esta noche mi puesto y quedarme contigo si quieres… pero, si lo que prefieres es que cubra mi turno con regularidad pues no me queda de otra. — tararea, el moreno enarca sus cejas ligeramente más animado y mira a su mejor amigo un tanto burlesco.
— ¿Estás siendo lindo conmigo? — cuestiona casi con sarcasmo. El pelinegro se encoje de hombros en su lugar apartando su mirada.
— Tengo un par de cosas que compensar. — susurra.
— No, no tienes nada que compensar. — asegura el moreno — Nuestra pelea de ayer, la discusión y como te hice sentir… — Hyungsik suspira pesadamente — Lo siento. — dice y lo mira unos instantes — Yo… Yo supongo que sólo estoy un poco celoso. — admite con las mejillas rojas y Eunyoo lo mira sin entender — Siempre hablas muy bien del Sr. Kim, parece que es muy de tu agrado y yo no sé cómo lidiar con eso… Es la primera vez que algo así pasa, supongo que sólo me da un poco de miedo que me termines dejando… — confiesa bajando su mirada al piso, escucha los pasos de su amigo parar y una mano que lo sujeta del brazo para que no siga caminando, lo hace girarse y mirarlo.
— El sr. Kim jamás podría hacer que te deje Sik. — afirma con toda la seguridad del mundo — Quiero decir, sí… Él quizás me agrada más de la cuenta pero tu eres y siempre serás mi mejor amigo y una de las personas más importantes de mi vida. Jamás te cambiaría por nada ni nadie en este mundo. Sik yo te quiero… Sé que no lo digo con mucha frecuencia, pero te quiero tanto que es realmente doloroso. Ayer me asusté demasiado, creí que lo había arruinado todo y que esta vez, tú realmente te habías enojado conmigo y ya no quisieras verme nunca más…
— ¡Que dramático! — lo interrumpe con una media sonrisa y recibe un manotazo por parte del mayor.
— ¡Yah!, que te estoy hablando seriamente. Después no digas que jamás expreso mis sentimientos en palabras, cuando lo hago sólo molestas — le gruñe con las mejillas ligeramente sonrojadas y Hyungsik ríe bajito porque eso suena más como su mejor amigo. — En fin, el punto es que… Te quiero, ¿bien? Lo hago demasiado aunque no vaya por ahí siendo ni la mitad de empalagoso de lo que eres tú. Lo siento, si a veces te lastimo con mi forma de ser, si no correspondo los abrazos o no se me hace tan sencillos dar demostraciones de afecto. Yo…
— Yoo… — lo vuelve a interrumpir, esta vez con una linda sonrisa tierna en los labios. — Rae Eunyoo, yo sé cómo eres, ¿está bien? Ayer sólo estaba muy sensible. — se excusa — No necesito que seas la mitad de “empalagoso” que yo, ni siquiera un cuarto o que repitas constantemente esas dos palabras. Sé que lo haces, tus acciones me lo demuestran y yo estoy sinceramente agradecido de tenerte a mi lado. — Hyungsik  habla con toda la sinceridad de la que es poseedor y no tarda ni dos segundos, luego de terminar de hablar, para colgarse del cuello de su mejor amigo en un abrazo mientras siguen caminando.

Eunyoo forma una mueca en sus labios, guardando para sí mismo el resto de su disculpa y corresponde como puede el abrazo. Mira a Hyungsik durante unos cuantos segundos y luego suspira con cierto cansancio.

— Entonces… ¿Vemos una película? — Hyungsik lo mira de nueva cuenta y él le sonríe con cierta diversión por el brillo infantil en la mirada de su amigo. Asiente efusivamente. — ¿Y comida a la habitación? — Hyungsik chilla y Eunyoo no puede hacer más que soltar una risa.

De cierta forma, se enternecía de lo fácil que era contentar a su mejor amigo. Por su parte, Hyungsik no podía estarse mucho tiempo enojado con Eunyoo, mucho menos luego de cómo se había comportado durante todo el día. Lo cierto era, que no es que Hyungsik fuese fácil de contentar o animar, sino que Eunyoo contaba con todo lo necesario para hacerlo y para la mala suerte del moreno, el pelinegro tenía más dominio en él de lo que le gustaría.


****


Goyô Ai Miu:

Era bastante entrada la noche cuando Ai Miu y Minji abordaron de nueva cuenta el crucero, luego de una tarde agitada y divertida, Aimiu fantaseaba con llegar a su habitación y darse un largo baño para sacarse de encima el olor a comida frita, sudor e incienso del puerto.

Fue caminando por el pasillo, distraída, muy sumida en sus pensamientos que se acordó del moreno con el que había estado gastando la mayor parte de su tiempo los últimos días, se sintió ligeramente apenada de no haber pensado en él hasta ese entonces pero al mismo tiempo le causó gracia ese sentimiento porque decir que “no había pensado en él” no era en un sentido tan literal como le hubiese gustado que fuese.

Sí había estado pensando en él y muy en su interior sabía que, de forma no tan inconsciente, había estado buscando entre los puesto de baratijas y antigüedades alguna tontería que pudiese comprarle.

No contando las esposas que Minji diligentemente había hecho que comprara (tampoco es como si ella hubiese puesto mucha resistencia), le había parecido gracioso y había bromeado en muchos sentidos respecto a ello con su mejor amiga. Aquello realmente había sido una salida refrescante y renovadora. Había extrañado pasar tiempo de calidad con su mejor amiga más de lo que creía.

Abre la puerta de su habitación en piloto automático quitándose los zapatos de tacón medio en el proceso en que cierra la puerta y se termina de internar en el lugar y es sólo cuando se gira que nota la presencia de Yoongsoo en la habitación. Una vocecita en su cabeza se burla de ella al sentirse sorprendida y básicamente le grita que es una tonta, porque él ha estado haciendo su vida ahí con ella desde que, básicamente, abordaron el crucero y se encontraron, entonces no debía ser sorpresa tenerlo ahí. Ríe bajito y saca su abrigo en lo que camina hacia la cama.

— Hola, guapo. — le sonríe cuando el moreno se voltea a verle — ¿Qué tal tu noche?
—Ah... Totalmente aburrida, en realidad mis vacaciones están siendo una total farsa, intento no atender mis llamadas pero hay clientes a quienes no puedo negarme así que por más que yo esté aquí, ahora mismo mi mente está en Corea y en un nuevo caso el cual acabo de aceptar —cierra su laptop soltando un suspiro—. Creo que no podré hacer el viaje completo como tenía planeado...

La platinada forma una mueca y algo muy similar a una especie de pequeño  gruñido se escapa de entre sus labios al escuchar ese último comentario. Se acomoda detrás de él en el colchón y lleva sus manos hasta los hombros anchos y tensos del joven.

— ¿Por qué aceptas un nuevo caso cuando se supone que estás de vacaciones? — se queja infantilmente aunque una media sonrisa se forma en sus labios y sus manos comienzan a moverse  con delicadeza, ejerciendo la presión justa para hacer que se relaje. — ¿Puedo preguntar por el caso nuevo? Igualmente voy a hacerlo si por eso acortarás el tiempo que vamos a estar juntos... ¿Es muy importante? — cuestiona, se inclina un poco hacia adelante, llevando sus manos consigo hasta abrazarlo por los hombros y apoya su mentón sobre uno de los hombros del moreno — O sea, no quiero detalles. Sé que existe como una especie de confidencialidad entre abogado y representado y no me interesa saber tampoco, sólo... ¿Es tan urgente? Digo, ¿no puede esperar hasta que el crucero termine? — un puchero involuntario se forma en sus labios ante la idea de tener que despedirse antes de tiempo de su acompañante.
—Es de esos clientes a quienes no puedes negarte, además soy bastante nuevo en esto, no puedo rechazar casos, son familias o personas importantes, si quiero avanzar en el negocio no puedo rechazar ofertas, ¿Entiendes? No es por el dinero, sino por la experiencia y las recomendaciones —cierra sus ojos—. Cuando lleguemos a Hong Kong tomaré el primer vuelo de vuelta a Seúl. Así que... Deberíamos disfrutar este tiempo que nos queda.
— Entiendo, entiendo... — asiente con un vago suspiro y aprieta más su abrazo. Quiere pedirle que se quede. — Está bien, igual estaré pendiente luego de que te vayas. Ya no te vas a deshacer tan fácil de mí, ¿eh? — medio bromea medio habla en serio y lo suelta. No va a hacerlo, entiende que es importante para él; pese a que su corazón caprichoso le esté haciendo un berrinche por ello — Te traje algo... — anuncia levantándose de la cama para ir de regreso hasta las cosas que había comprado.  Saca de entre el par de bolsas que ha traído consigo otras dos más pequeñas, una que contenía en su interior unos dulces de piña muy ricos que habían comprado en uno de los tantos puestitos ambulantes y otra, bueno... La otra tenía una "tontería" le había llamado cuando la eligió de un puesto de artesanías. — Estando con Minji unnie comimos unos dulces de piña muy ricos, — comenta ya cuando está de regreso hacia la cama — Te traje algunos y... esto. — deja ambas bolsitas sobre la cama, delante de él y sonríe ligeramente avergonzada — No es la gran cosa... — musita bajito y sin mirarlo, su vocecita interna gritándole que es una tonta — Sólo lo vi... y yo... uh... creí que podría gustarte.

El moreno sonríe observando un leve rubor en las mejillas de la peliplateada. Un sentimiento extraño lo inunda al verle de aquella forma, abre el presente encontrándose con un bonito adorno el cual probablemente se vería muy bien sobre su escritorio.

—Me gusta mucho, no dudaba de tu buen gusto —se acerca a ella poniendo una mano en su mentón para que ella le mire— Gracias, es un detalle muy lindo de tu parte —se agacha para dejar un corto beso sobre sus labios.
Ella no lo deja separarse realmente, — Oh, cállate... — musita sobre sus labios, está demasiado avergonzada como para verlo a la cara así que se limita por enredar sus brazos alrededor del cuello del moreno y tirar de él hacia ella besándolo con toda la propiedad y las ganas de las que era poseedora

Una sonrisa se le escapa entre aquel beso al cual no se resiste, por el contrario, con delicadeza la recuesta sobre la cama y sin preámbulos se quita la sudadera que llevaba puesta para luego volver a besarla sosteniéndose sobre sus propios brazos para no dejar caer el peso de su cuerpo sobre el de ella.

—Evitas hablar cuando te sientes vulnerable, al parecer estas dejándome ver tus puntos débiles —dice en un tono burlesco y a la vez seductor.

Una pequeña risa se escapa de entre los labios de la japonesa, lo golpeándole sin fuerza.

— Yah... — se queja — Es vergonzoso, así que déjame. — bufa sin perder la sonrisa y  lo hace rodar por el colchón hasta quedar a horcajadas encima de él. Se inclina un poco sólo para volver a juntar sus labios en un beso hambriento, sus manos bajan por el bronceado y fornido pecho, arrastra sus dedos con deliberada parsimonia, jugando quizás sólo un poco.

Él se detiene a mirarla pasando las manos detrás de su cuello.

—Esto no es justo, tú tienes mucha más ropa que yo, ¿Crees que podamos solucionarlo?
Aimiu sonríe con lascivia y finge pensarlo durante unos instantes.
— ¿Por qué no te encargas tú de ello? — ronronea suavemente a la pata de su oído — Estás lento, cariño... ¿Es que acaso pierdes tus facultades luego de un tiempo? — habla con deje seductor y burlesco para después reír bajito.
— ¿Acaso crees que desaprovecharía mis últimos días aquí contigo? Solo estoy tomándome mi tiempo —se sienta con ella encima rodeándole con sus brazos mientras sus labios rozan su cuello— Necesito disfrutarte al máximo, quiero llevarme los mejores recuerdos de este crucero —susurra a su oído comenzando a levantar la remera de su acompañante.

Aimiu sonrió ligeramente divertida, dejándose hacer.

— Hablas como si jamás nos fuésemos a volver a ver... — musita enterrando su rostro en el hueco entre su cuello y hombro, — La vida se encapricha por hacernos coincidir con cierta frecuencia... — susurra entre besos húmedos y suaves mordidas.
—Eso lo sé, pero creo que me hará falta tenerte a diario... Uno se acostumbra a lo bueno, ¿No crees? — sin preámbulos se deshace de su corpiño para luego recostarla sobre la cama.
Jadea, asintiendo quedamente con la cabeza.
— Oh... ya lo creo — modula mordiéndose los labios, baja sus manos hasta que alcanza el botón de los pantalones del moreno y lo desabrocha, introduce una mano y sonríe juguetona.

¡Oh, como iba a extrañar aquello!


****


Xiao Xian Lu:

Eran pasadas las diez y media de la mañana cuando Xian Lu despierta solo en la cama. Rueda por el colchón hasta el lado de la cama en el que ha dormido el menor, frío y vacío; gruñe de mala gana enterrando su rostro en la almohada,  su perfume aún impregnado en ella y suspira con cierta pesadez y molestia.

¿Por qué se había ido?

Un puchero inconsciente se forma en sus labios, resopla y se gira hasta quedar boca arriba, se estira, se despereza y mira todo con fastidio y aburrimiento. Vuelve a rodar sobre su cama y abraza la almohada que huele a Seungjae, ya vio la nota sobre la mesita. Seguramente era del menor excusandose por dejarlo sólo en la cama.

Si Xian Lu fuese más sensible probablemente Seungjae ya no volvería a ser invitado a pasar la noche con él. Quiero decir, ¿quién dejaba a la persona que le gustaba así sin más? El chino vuelve a gruñir, apretando más fuerte la almohada entre sus brazos, dejando su mente divagar un poco y su corazón sentirse un tanto decepcionado por despertar y no tener unos brazos cubriéndolo o que no haya sido el rosto somnoliento del mocoso más feo de Corea lo primero que viese al abrir sus ojos mieles.

— Estúpido mocoso… No se supone que me dejes solo siempre que te invite a pasar la noche conmigo. — masculla para sí mismo en voz alta pellizcando la almohada como si se tratase del menor — Debías quedarte, yo despertaría y pediríamos el desayuno  porque que flojera salir de la cama tan temprano. Luego, probablemente, hubiésemos visto una película o simplemente pudimos habernos acurrucado un rato… Pero no. — bufa — Tenías que irte. — resopla — Así no se vale mocoso.


****


Rae Eun Yoo:

Aquella mañana a diferencia de la anterior, todo había sido mucho más tranquilo para ellos. Hyungsik no tenía resaca y los malos pensamientos del día anterior parecían haberse apaciguado en su mayoría.

Hyungsik había despertado tan molesto e irritante como de costumbre, lo había despertado y hacerle arreglarse porque él quería ir a desayunar fuera, en el bufet de empleados.

Eunyoo no sabía que tan recomendable era eso; si bien una parte de él se sentía complacido de ver que su amigo no se estaba dejando decaer por lo acontecido aún era demasiado consciente de la presencia del sujeto dentro del barco y le preocupaba que en un descuido volviese a atacarlo, más ahora que, por lo que les había dicho el Sr. Woo, no había obtenido lo que quería.

Sonríe para sí mismo cuando Hyungsik se queja porque no le está prestando mucha atención; caminan por los pasillos con lentitud, realmente ninguno de los dos tiene prisa. Él no tiene que trabajar sino hasta la noche en el casino y Hyungsik tiene autorización para faltar si así lo prefiere, pero Eunyoo duda que el moreno no vaya a cumplir su turno en el bar hoy.

— ¿Tomarás tu turno hoy? — pregunta interrumpiendo al moreno, formando una mueca casi imperceptible.
— Estaré bien, Yoo. — responde vagamente — No quiero esconderme. Me cansé de que juegue conmigo y controle mi vida; siempre que aparece altera todo de ella y no puedo dejar que todo lo que he trabajado se vaya por el desagüe solo porque el muy hijo de puta así lo quiere. — Hyungsik bufa con molestia, hay un deje de temor también, pero principalmente enojo — Iré a cubrir mi turno con regularidad y seguiré con mi vida tranquilamente, voy a enfrentarlo. — asegura con bastante confianza.
— Para haberte tenido que arrastrar ayer a la habitación del Sr. Woo, hoy pareces bastante convencido a hacer esto. — comenta el pelinegro metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón — ¿De dónde llegó tanto valor?
— Verás mi querido Yoo; yo ayer estaba demasiado sobrecogido por el hecho de haber tenido que toparme con él otra vez. Me desestabilizó encontrármelo así sin más y que tuviese tanta confianza en sí mismo porque yo a veces no la tengo… — niega quedo y habla tranquilo — Pero a medida que fue avanzando el día el impacto que causó su reaparición en mí se fue apaciguando dejando paso a una rabia profunda, una muy grande, una proporcional a muchos años de abusos y eso me impulsa a hacer lo que estoy haciendo porque no es justo… No es justo que después de todo ese hombre siga libre, torturando a más personas, a mí, y siento que si me descuido podría atacarlos a ti o a Hyorae, a Akame, a  cualquiera que signficase algo para mí porque no tiene límites y no sabe aceptar un “no” por respuesta… No voy a arriesgar a que le haga saño a ustedes.
— Él no va a hacernos nada a nosotros, no nos conoce. No sabe quienes somos… — lo tranquiliza.
— Aun así prefiero no arriesgarme. Si algo les llegase a pasar a cualquiera de ustedes… — Hyungsik niega con pesadez. — Yo sólo no puedo permitirlo, ¿comprendes? Ustedes son mi familia, nadie va a lastimarlos si puedo evitarlo.
— Eish… ¡Que mocoso más noble! — medio se burla medio habla en serio, le sonríe a su amigo y alborpta su cabello con si de una mascota se tratae; el moreno se queja.
— ¡Yoo!


****


Yoo Hyo Rae:

Sentada en una mesa del comedor para empleados, Hyorae ve a sus amigos entrar en el lugar con sus bandejas en mano sumidos en una conversación al parecer bastante entretenida como para notarla hasta que les pega un grito y ambos se acercan a ella.

— Cuanta efusividad y agresividad. — se queja Hyungsik siendo el primero en tomar asiento seguido del pelinegro; la pelirroja bufa.
— Si les estaba haciendo señas desde que entraron, — se queja — ¿qué hablaban que estaban tan metidos en su mundo? — pregunta enarcando una de us cejas. Eunyoo mira a su amigo y este lo mira a él, luego ambos se encogen de hombros sin darle mucha importancia y Hyorae sabe que le ocultan algo.
— Nada. — responden al unísono, y la pelirroja bufa sin creerse nada.
— ¿Por qué me mienten? — los apunta — ¿Qué sucede? Se perdieron ayer todo el día, ¿desde cuando faltan así como así? — interroga una mueca formándose en sus labios, ligeramente preocupada.
—  Ayer no estaba muy bien. — responde Hyungsik — Yoo se quedó a cuidarme pero, no ha sido nada muy grave. Estoy mejor ahora… No tienes de qué preocuparte. — la tranquiliza.
— Ustedes estaban peleados. — recuerda. — Él hizo un escándalo porque no le respondías — acusa apuntando a Eunyoo con la mano, mientras veía a Hyungsik. — ¿Cuándo se arreglaron?
— Ayer. — esta vez quien respondió fue Eunyoo — Hablamos mientras Sik se recomponía… En verdad Rae, está todo bien. No te preocupes demasiado Rae, estamos bien. – asegura pero la pelirroja no está convencida de ello.
— Vale, — suspira — Aunque no les creo mucho, realmente. Cuando quieran decirme lo que de verdad ha pasado los escucharé por ahora voy a hacer como que les creo. — resopla y los dos amigos ríen.
— Aigo… Eres una insoportable. — masculla Sik dando la vuelta a la mesa para sentarse al lado de la pelirrroja y apretujarla en un abrazo.
— ¡Oye!


****


Goyô Ai Miu:

Ai Miu despierta esa mañana sintiéndose cálida y plena. Envuelta entre las sábanas y los brazos protectores de Shin Yoongsoo con su espalda pegada al pecho fornido y la respiración del mayor haciéndole cosquillas en la nuca se sentía completamente intocable. Ella era intocable estando ahí y ya nada más importaba aparte de ellos dos.

Bosteza por lo bajo y se despereza sin hacer mucho movimiento pues no quiere despertarlo a pesar de que sabe de que es bastante tarde como para seguir durmiendo. Se gira en su lugar con delicadeza para poder mirarlo y se acomoda sobre la almohada para quedar frente a frente con el mayor.

Toma una respiración profunda que deja ir lentamente cuando su corazón se acelera y un revoltijo agradable le revuelve el estómago con tan solo mirarlo y cierra los ojos con fuerza para tratar de contener sus sentimientos aunque sabe que ya para esa altura es completamente inútil.

Todavía se enciende una alarma en alguna parte de su cabeza pero la luz roja y la vocecita que le grita que está siendo imprudente al encariñarse de más son lejanas y prácticamente ignorada por el resto de ella. En cambio sonríe ampliamente, dejando que sus manos vaguen de forma mimosa por el atractivo rostro de su amante.

— Espero que esto no sea un error. — susurra apenas audible, como un pensamiento en voz alta con sus ojos recorriendo todo el rostro ajeno y sus manos acariciando sus mejillas con delicadeza, se inclina un poco dejando un beso cariñoso en su mejilla, esa que no está aplastada contra la almohada y ríe tontamente. — Espero que no rompas mi corazón. — dice mordiendo sus labios, le da una última mirada antes de acurrucarse de nueva cuenta entre sus brazos apegando más sus cuerpos desnudos, siente como el agarre se hace más fuerte en su cintura y los brazos de Yoongsoo ciñen su cuerpo más cerca del suyo, si es que eso es posible, sonríe aunque por un momento teme haberlo despertado pero no sucede entonces se deja esconder su rostro en el hueco del cuello del moreno y embriagarse de su aroma mientras sus pensamientos vagan en un futuro cercano.

Numerosas preguntas la invaden y no puede sentirse ligeramente perturbada por ellas; ¿la extrañaría?, ¿la llamaría?, ¿querría saber de ella cuando regresase a Corea por su trabajo o iba a ser como cada vez que se reencontraban?, ¿podría llamarlo y peguntar por él?, ¿le hablaría de su trabajo o su salud o eso ya era ir demasiado lejos? La verdad era que no lo sabía, no tenía idea de cómo sería el proceder con Yoongsoo una vez él dejase el barco.

Es decir, ellos siempre habían sabido como se desarrollaba la cadena de sucesos entre ellos, siempre era igual, se reencontraban, pasaban un rato agradable hablando entre ellos, una cena, quizás un paseo, todo dependía, la compañía del otro siempre resultaba agradable, luego se iban juntos y a la mañana siguiente aunque despertaban en la misma cama cada quien se iba por su lado, a veces se despedían otras veces se iban antes de que el otro despertara y eso no molestaba a nadie.

Ellos jamás habían desayunado juntos o pasado el día de después al sexo acurrucados viendo películas y comiendo, besándose y siendo juguetones; mucho menos habían salido dos días seguidos ni compartido más de unas doce o veinte horas de su vida en compañía del otro. Esto se salía por completo de su proceder, ¡ellos incluso había hablado de relaciones!

Aunque no hubiesen llegado a nada todavía, tampoco tenía apuro. Para ser sinceros, eso le asustaba; no porque le tuviese miedo al compromiso sino más bien porque tenía miedo de comprometerse demasiado y que para él no significase lo mismo.

Yoongsoo nunca le había parecido un chico difícil de leer, quizás porque consideraba que se parecían demasiado; compartían algunas aficiones e ideologías; ella sabía perfectamente que Yoongsoo tenía un carácter fuerte y que muy probablemente si ellos permanecían junto eso traería algunas dificultades porque ella también tenía un mal carácter.

Es que los dos eran obstinados, orgullosos y creían tener siempre la razón, no les gustaba admitir cuando se equivocaban o tener que dar su brazo a torcer. Los dos estaban acostumbrados a llevar las riendas de su vida como les apetecía sin tener que pedir permiso a alguien más, tomaban sus propias deciciones y las mantenían hasta el final incluso si eso implicaba irse de cabeza contra algo, ya después refleccionarían. Y no se arrepentían, incluso cuando saben que lo que han hecho no es para orgullo de nadie, el arrepentimiento para ellos no era una opción.

Fuera de eso y en que todos los demás aspectos de sus personalidades parecían entenderse y congeniar, muy a su manera, pero lo hacían. No podía tener una idea de cómo era respecto a sus relaciones porque simplemente nunca lo había visto en una. Aimiu conocía a Yoongsoo desde hacía unos cuantos años ya y todas las veces que se había topado con él era lo mismo, chico de una sola noche. Encantador, coqueto y mujeriego; todo lo que se decía de él era que nunca se tomaba en serio nada y las mujeres eran sólo para pasar el rato.

En parte, Aimiu sabía que todos esos comentarios desprestigiosos no eran más que el producto de los corazones rotos que el moreno ha ido dejando a su paso; las mujeres son rencorosas más si se sienten usadas y podía entenderlas… a medias. Porque, no es que lo estuviese excusando o defendiendo, —tal vez sí—, pero Shin Yoongsoo no iba por ahí prometiendo cosas que no pudiese o tuviese intenciones de cumplir, él era claro y sus intenciones siempre estaban muy a la vista cuando coqueteaba con alguien; era muy notorio. Si se hacían ilusiones o esperaban más… Bueno, eran unas tontas.

Por eso ella estaba siendo una tonta en ese momento; ella se estaba ilusionando y esperaba no estar esperando más de lo que realmente iba a recibir pero nadie podía culparla, ¿verdad? Quiero decir, con ella las cosas eran diferentes, ¿no? Ellos no sólo habían compartido cama más de una vez; él conocía su nombre y gastaba s tiempo con ella. Ellos habían dejado las charlas superfluas de noches de ligue hacía mucho y siempre que hablaban era de temas muchos más profundos, aspectos mas interesantes de sus vidas. Incluso antes de este viaje ya era así.

Llevaban una especie de amistad implícita, algo así como una complicidad que se iba fortaleciendo con el paso del tiempo y los encuentros furtivos que compartían. Era tan extraño.

Un pesado suspiro se escapa de entre sus labios y sacude la cabeza no queriendo pensar más en ello. Se estaba complicando demasiado y a ese paso terminaría por desperdiciar su tiempo con el moreno mortificándose por cosas que no eran relevantes, — o tal vez sí, porque su corazón estaba en riego pero…—. Incluso si después se arrepentía, incluso si después tenía que lidiar con un corazón roto ella iba a disfrutar del tiempo que le quedaba con el moreno.

Iba a acapararlo sólo para ella, (tal y como había venido haciéndolo), e iba a lograr hacer que la extrañara cuando regresase a Corea y estuviese solo. Incluso si no sabía cómo iban a ser cuando eso ocurriese, su corazón le suplicaba porque aprovechase esos últimos días para meterse bajo la piel del moreno, colarse en su sistema de forma tal que cuando ella ya no estuviese a su lado él no tuviese cabeza para pensar en otras chicas, porque quizás sólo quizás, ella ya se había hecho más ilusiones de las debidas y el mismo actuar del moreno, lo que decía y como la trataba, alimentaban esas ilusiones.

Porque él no estaba siendo tan evidente como de costumbre porque sus intenciones se volvían difusas para ella cuando le hablaba bonito y proponía cosas como “romper las reglas”. Ella esperaba no estar yendo más lejos de lo que él pretendía y de ser así esperaba complicarle la vida aunque sea un poco. Porque él ya había puesto la suya patas para arriba.


****


Woo Ryô Kai:

Kai había pasado gran parte de la mañana atrapado en una sucesión de reuniones de negocios, aburridas y estresantes por las cuales no había podido hablar todavía con su padre sobre Hyungsik. No obstante, fue pasada la hora de la comida y con su mayor invitándole el almuerzo cuando vio su oportunidad así que mientras esperaban sentados en la mesa del restaurante en el que estaban a que algún camarero les trajese su comida, sacó el tema a relucir.

Le comenta sobre todo lo que se ha enterado la tarde anterior por boca de la misma víctima sin entrar en muchos detalles por respeto al voto de confianza que ha hecho el moreno al contarle cosas tan personales y que ciertamente, entendía perfectamente, porqué le avergonzaban tanto.

Le hace un resumen a su padre, sólo hablándole de lo más relevante y de como Hyungsik estaba dispuesto a colaborar y declarar siempre y cuando se le ofreciese algún tipo de protección porque sí, el moreno estaba asustado y tenía sus razones para estarlo, con todo lo que había vivido, Kai entendía completamente su miedo y una parte de él se apenaba de ello.

La respuesta de su padre no había distado mucho de lo que había esperado. Molesto e indignado, no se había ni esperado a salir del restaurante cuando ya se estaba poniendo en contacto con la firma de abogados de un amigo de gran confianza; entendía perfectamente que el caso era algo bastante delicado como para dejárselo a cualquiera y que estaban arriesgando demasiado al involucrarse pero ya era muy tarde para echarse para atrás.

Kai no puede evitar sentirse un tanto complacido al escuchar a su progenitor hablando en términos de confianza y confidencialidad con su amigo; y come con un sentimiento de calma y satisfacción creciendo en su pecho. Esperaba realmente poder ayudar a ese chico porque nadie se merecía pasar por cosas así, vivir y sufrir tanto y que su victimario y perpetrador saliese impune de todo. No, eso no era justo.

— Sr. Woo, joven Woo. — una voz que no reconoce los despabila y nota a su padre dejando de hablar por teléfono para mirar al hombre parada a un lado de su mesa. Kai deja sus palillos de lado y detalla al sujeto, reconociéndolo como el Primer Oficial del barco casi de inmediato debido a su uniforme; su ceño se frunce por la confusión.
— ¿Sucede algo? — es él qien responde en lo que su padre cuelga la llamada y él hombre los mira con cierta preocupación en sus ojos, eso lo alerta.
— El capitán solicita su presencia en la cabina de mando. — informa. Esa palabras solo disparan sus alarmas y con una simple mirada hacia su padre se percata de que para él es igual.
— ¿Hay algún inconveniente? — pregunta su padre en tono serio y hasta un poco preocupado. El oficial mira a su alrededor, una mueca se forma en sus labios y un suspiro casi imperceptible se escapa de estos.
— No es propicio hablar de eso en un lugar tan concurrido de pasajeros, será mejor que me acompañen a la cabina. — dice y eso no sirve para calmar a los dos dueños. — El capitán les pondrá al tanto de nuestra situación actual.

bomb.
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생존자 |N.C| - Página 6 Empty Re: 생존자 |N.C|

Mensaje por bomb. Dom 15 Abr 2018, 1:39 pm


bomb.

Capítulo Once: Cuarta Parte.


Boo Hyungsik

El día se había pasado volando y entrada la tarde Hyungsik se preparaba para ir a tomar su puesto habitual en el bar. Por un lado, una parte de él se sentía ansioso y hasta temeroso; por el otro, la otra parte de él sentía que debía anteponerse a las situaciones y no dejar que su vida se desmoronara.

Llega a su lugar de trabajo tratando de lucir tan normal como de costumbre, saluda a sus compañeros y se dedica a contar las botellas cuando se le pide ayudar a hacer inventario de la bodega. Está sumamente concentrado en su trabajo cuando uno de sus compañeros le interrumpe.

— Hey — llama la atención su compañero — Te buscan en la barra, un chico. — informa y el moreno frunce su ceño confundido. Él no estaba esperando a nadie.
— ¿Qué chico? — cuestiona y el otro se encoge de hombros sin darle importancia.
— Sólo un sujeto ahí... Es joven, no más de veintitantos. — Hyungsik asiente y deja el conteo de botellas que está haciendo para asomarse a ver quién lo estaba buscando.

Se asoma apenas hasta poder recorrer la barra con la mirada y una diminuta sonrisa se pinta en su rostro, un suspiro de alivio que no sabía que había estado conteniendo se escapa de entre sus labios y con mayor confianza se deja a la vista y camina hasta donde el hermano mayor de su pequeña niña lo esperaba.

— ¡Oppa! — llama animadamente con una sonrisa resplandeciente — ¿Qué haces por aquí? ¿A qué debo el honor de tu visita?

Shaoran ríe al ver al moreno recibirle, por lo que se levanta de su asiento, para abrazarle brevemente.

Estaba consciente de que Sik sabía ahora lo de Akame, ella le había dicho a su hermano que tuvo que decirlo a él y a Hana, sin embargo, ninguno de los dos sabía el tiempo que Akame debía irse, así como tampoco sabían con exactitud a lo que ella iría.

No iba a soltar todo de una, por lo que niega con su cabeza, un tanto ofendido y suelta un suspiro.

— ¿Ahora no puedo venir a saludar al mejor amigo de mi hermana? – bufa, sentándose nuevamente y pide una bebida, para entrar un poco más en confianza.
— Sería mejor si te refirieses a mí también como tu amigo oppa — sonríe afable — ¿Sabes? Es un poco extraño porque tú eres mi hyung pero yo a veces siento que hay como un muro entre nosotros que tú mismo impones al llamarme "el mejor amigo de tu hermanita menor" — reflexiona en voz alta y con un tono inusualmente serio aunque no pierde la linda sonrisa que lleva — Aquí siempre serás bienvenido oppa, no sé si te lo había dicho antes pero puedes sentirte en la confianza de venir a hablar conmigo sin necesidad de usar a Akame como excusa, ¿está bien?

Hace una mueca, como si el tema le incomodara un poco, pues a fin de cuentas, era de Akame de quien iba a hablar. Se remueve en su asiento un poco y bebe un trago grande de lo que le han servido, intentando no mostrar mueca alguna con su rostro.

— Verás, Hyungsik... — hace caso omiso a los comentarios del moreno, mirándolo a los ojos. — Al final, es de Akame de quién vengo a hablar. - finaliza su oración, regresando su mirada a su vaso. — ¿Estás ocupado? — no hay expresiones en su voz, ni en su rostro.
— Ya veo... — Hyungsik mira a su alrededor en busca de alguno de sus compañeros y avisa que va a tomar su descanso de veinte minutos por adelantado. — Tengo veinte minutos libres. — dice acomodando el bolígrafo que había tenido en las manos, detrás de su oreja — ¿quieres quedarte aquí o vamos a otro lugar? — cuestiona mirando a su mayor.

Shaoran mira a su alrededor y hace una seña con su cabeza para que salieran. No tenía un lugar planeado, sin embargo, hablaría conforme avanzaban.

— Supongo que Akame te habrá contado algo de su próximo viaje a China. — dice simplemente, cruzado de brazos sobre su pecho, mirando al frente. Como si no le doliera decir aquello, haciéndose el fuerte, preparándose para decir más.

Hyungsik agacha su cabeza casi al instante, asintiendo con cierto pesar.

— Sí lo dijo... Lo dijo hace realmente poco para ser sincero. — medio se queja con un bufido — ¿Qué tan próximo será ese viaje? — pregunta — Ella realmente no me ha dado gran detalle al respecto. Sólo dijo que era muy probable que tuviese que irse pronto por un tiempo.

Li baja un poco la cabeza, desdoblando sus brazos y pone una de sus manos dentro de uno de los bolsillos de su pantalón, soltando un suspiro.

— Cuando regresemos a Corea, sólo tendrá tiempo de hacer una o dos maletas y al día siguiente, irá por dos meses y medio a arreglar los asuntos de la empresa a China... — aclara, mirando al moreno de costado. — Cuando enfermó Bubbah, quería dejarle todo a mi hermana; sabía que moriría, pero logré convencerla de que Akame sólo es una niña y... Bueno, le dejó un par de empresas. — ladeó una mueca de labios y pasó sus manos por su cara, un tanto estresado. — Si se queda más tiempo, o no, es decisión de la empresa, aún tenemos un par de complicaciones con eso, hay lados negativos de todo esto, Sik y... Tengo miedo. — confiesa en voz baja. — Sé que te sientes casi igual que yo, has sido su hermano mejor que yo y... Lamento tanto que deba irse así  — Shaoran estaba "abriendo" su corazón. Cuando se trataba de Akame, él no podía simplemente mantener una mueca seria, porque no era él.

Ella le traía mil emociones y hablar de aquella situación con el mejor amigo de su hermana, lo ponía de un pésimo humor, pues sentía que estaba fallándoles a ambos.

— Eish... ¿cómo dices esas cosas? — el moreno bufa y da un par de palmadas reconfortantes a la espalda del mayor. — Has sido un muy buen hermano mayor, yo soy más bien... La persona que le alcahuetea las cosas. — sonríe ampliamente, con cierta nostalgia — Pero creo entender tu preocupación, manejar toda una empresa es una carga muy pesada para una muchacha de apenas dieciocho años. — musita — Confío en que Akame será completamente capaz de hacerlo  en un par de años pero aún le falta tanto por vivir como para hacerse con una responsabilidad de esas magnitud. — inspira profundamente y mira al mayor de los Li — Entiendo por qué te causa miedo, y comprendo bien que como su hermano mayor no quieres que ella tenga que lidiar con eso. Siempre has tratado de facilitarle las cosas tanto como te es posible... La hemos mantenido, porque me incluyo en ello, dentro de una burbuja de cristal. Siempre cuidándola y andado tras de ella como si fuese una bebé luchando por dar sus primero pasos... — Hyungsik aparta su mirada del mayor y mira hacia el frente, a la decoración de los pasillos del crucero, al techo — Hay que dejarla Shao... — susurra muy bajito — No creas que no me da miedo, he pensado en esto desde que me enteré y algunas cosas las he venido cavilando desde un poco antes, contando con que ella está creciendo y eso es terriblemente aterrador. — el moreno forma una mueca en sus labios — Akame ya no es una bebé, quizás siga siendo una niña pero aún a los niños hay que darles la libertad suficiente para que se caigan y vuelvan a ponerse de pie por su propia cuenta, así aprenden cómo han de caminar, por dónde han de hacerlo y qué no tienen que hacer... — suspira, se detiene en su andar y se planta justo en frente de su mayor — Ella tiene que ser capaz, ella es capaz... Y por como lo veo ahora, hemos sido nosotros, los dos, su mayor obstáculo para que crezca, en nuestro afán por cuidarla y protegerla la hemos vuelto insegura y asustadiza sin darnos cuenta, duda de sí misma, de sus facultades... Eso no debería ser así, Oppa. — lo mira fijamente — Quizás el que ella vaya a China no sea tan malo, quizás esta situación sea justo lo que estaba haciendo falta para que ella pueda cortar el cordón umbilical que la une a nosotros... Ella tiene que hacerlo. — enfatiza. — No vamos a estar con ella toda la vida y no podemos hacer por ella todo, ella lo sabe y lo ha asumido o lo está haciendo... Ahora nos toca hacerlo a nosotros. — sonríe con cierta pena — Ciertamente es más difícil para nosotros dejarla, ¿no?

El pelinegro niega con su cabeza, a pesar de que sabe que el más joven está en lo correcto.

Tiene miedo, muchísimo, y es que su hermana sabía hacer... Nada, quizá, y la dejaría sola en un país que sólo conocía en recuerdos vagos de su infancia.

— Sik... - murmura, mirándolo de frente, poniendo una mueca vulnerable; una que pocas veces dejaba ver a quien no fuera Jaeho. — Sé que he tratado a Akame como si estuviese en una caja de cristal, pero... La otra vez dijo algo que tú le habías hecho pensar. Sé que eres su mejor amigo y si alguien tiene más influencia en ella, eres tú, así que... - suelta un suspiro pesado, tallando sus ojos un tanto desesperado. — Sólo quiero que sigas cuidándola y que no te separes de ella, por favor. - casi suplica, apartando la mirada del moreno. -- Ella te aprecia mucho.
— No voy a alejarme, Oppa. — afirma el moreno con un tono suave y comprensivo. — No sé qué te haya dicho Akame pero aún si le estoy dando su espacio y la estoy dejando que camine por sus propios medios eso no quiere decir que la vaya a dejar sola. — afirma — Voy a seguir ahí, voy a cuidar de ella, es sólo que ya no le impediré caerse, en lugar de eso voy a ayudarla a levantarse cuando se caiga, a que cure sus heridas y la guiaré en todo lo que pueda. Ella siempre va a contar conmigo, tú también... Los dos, son parte de mi familia y siempre estaré para ustedes si me necesitan. ¿Entiendes? No deberías preocuparte tanto, Akame es fuerte, y siempre podrá apoyarse en mí si lo necesita. Yo no voy a dejarla a la deriva jamás. Sólo... le estoy dando un poco más de libertad, quiero que crezca segura de sí misma, teniendo confianza en lo que hace y en las decisiones que toma por su propia cuenta...

El más pálido, asiente, concordando en lo que ha dicho el más joven. Siente que también debe aplicarlo, pero es difícil para él. Es su niña, su única familia.

— ¿Y si le acompañas? - dice involuntariamente, dándose cuenta de que sus palabras, al final, no son tan mala idea. — Yo... Yo pagaré el boleto extra y... Viajarás a China con ella, si quieres, claro. - aclara al final, moviendo sus manos para explicar. — El lugar en donde vivimos, es una provincia grande, Akame se perdería. Varios de los empresarios son coreanos, sólo... ¿Por favor? - en la desesperación, el empresario hace una mueca bastante afligida, suplicándole que acepte su idea repentina.

Hyungsik forma una mueca pesada con sus labios y le da una mirada significante a su mayor, después ríe.

— ¡Ay, Oppa! Tú no tienes remedio, pero eres su hermano, ¿qué más podría esperar? — niega ligeramente divertido y suspira — No me molestaría ir a China con ella, pero sólo si ella quiere que la acompañe. Si ella decide que quiere ir por su cuenta, sola y arreglárselas por sí misma tendrás que aceptarlo, ¿entiendes? — lo apunta — Debería hablar con ella y plantearle la idea en lo que queda del viaje, a ver cómo se lo toma y qué opina de ello. — dice sin darle mucha importancia, no tenía mucho que dejar atrás además, no sería tanto. Hasta le vendría bien alejarse un tiempo de Corea en lo que se calmaban las cosas.

Shaoran sonríe, dejando ver aquel típico hoyuelo en su mejilla, demostrando que estaba más que feliz con la respuesta de Hyungsik.

— Seguro, dile lo que sea, si ella acepta... Haré los trámites para que te concedan el permiso y... Gracias, Sik. - palmea un poco uno de los brazos ajenos, contento. — De verdad le vendría bien tenerte allá.

El moreno rueda sus ojos con fingido fastidio.

— ¿Qué agradeces? — niega — Me alegra saber que soy de ayuda para alguien, y que te deja más tranquilo si esto resulta así.
— Yah, respétame, muchacho, sigo siendo tu prefecto. - hace una mal pronunciación del coreano, provocándole un leve sonrojo. — ¡Tu mayor! - niega con su cabeza de igual manera, soltando un suspiro. — ¿Cuánto quedan de tus veinte minutos?

Hyungsik ríe y mira su reloj, de pronto recordando el hecho de que estaba de descanso

— Unos cinco minutos. — repone con una mueca de inconformidad en su rostro — ¡Ah, qué mal! Me estaba sintiendo bien justo ahora. — bufa — ¿Sabes? Estos últimos días no han sido mis días. — comenta como si aquello no fuese la gran cosa — Hay demasiadas cosas en mi vida que se han visto alteradas en la últimas cuarenta y ocho horas y yo realmente no he sabido muy bien cómo tomarlas... Me tranquiliza saber que una de ellas está tomando su propio rumbo. El tema de Akame me tenía ligeramente sensible.
— ¿Alteradas en qué sentido? - habían detenido su paso hace un rato, por lo que hablarle y mirarle a los ojos, era más fácil. — ¿Alteradas en un sentido en el que podemos ayudarte? - ignora el tema de Akame, simplemente porque mientras más lo pensaba, más quería que durara su estadía en el crucero.

Hyungsik sonríe con cierta pesadez.

— En uno no muy bueno. — responde vagamente — Oppa, mi vida antes de conocerlos a ustedes y a Eunyoo-hyung y Hyorae-ah no era muy bonita. Hubo muchas cosas que... no debieron de haberme pasado, yo no lo sabía en ese entonces pero ahora lo sé y no voy a dejar que se vuelva a repetir aunque eso me asuste un poco. — suspira y niega — Sinceramente, preferiría que se mantuviesen ajenos a esas alteraciones. — comenta con una mueca rascándose una ceja con cierta incomodidad. — Eun Yoo hyung ya está inmiscuido en esto y no me gustaría que ustedes también se viesen implicados, Oppa... Es un tema delicado. — trata de restarle importancia con un gesto de mano y se encoge de hombros en su lugar.

Shaoran hace una mueca confundida con su rostro y frunce sus labios, para soltar un suspiro después.

— Sik, sabes que puedes confiar en nosotros si algo más pasa, ¿si? - asiente con su cabeza, como dándole un poco de confianza, para palmear su hombro después. — Ven, te acompaño de vuelta.
— Lo sé Oppa, y lo agradezco pero po ahora todo está bien... O relativamente. — vuelve a sonreír aunque lo dice más para él que para el mayor. Regresan sobre sus pasos hacía su lugar de trabajo. — Gracias Shaoran-hyung.
— De verdad, Hyungsik, eres familia. - dice al final, mirándolo a los ojos y dudando si debía darle un abrazo o no, aunque al final, Shaoran lo estrecha entre sus brazos y da un par de palmadas en su espalda. — Ten cuidado, muchacho... Hablaremos después. - habla separándose, despidiéndose con un movimiento de mano.


****


Woo Ryô Kai:

Al llegar a la cabina de mando si bien no se esperaba buenas noticias tampoco se esperaba un “informe de daños” tan grave como el que habían recibido.

Ryô Kai no sabe cómo han de proceder en ese momento y puede entender que su padre tampoco, los dos están parados a un lado de la cabina, donde estorbaban menos mientras veían a los oficiales y al capitán ir y venir de un lado al otro llevando a cabo todos los planes de contingencia habidos y por haber que la situación ameritaba.

Estaban fuera de curso todo gracias a un pequeño corto circuito en uno de los páneles de control que había dañado el radar y los sistemas de comunicación modernos con las centrales marinas; su ubicación no era sabida en ese momento pero estaban haciendo lo posible por ubicarse en mapa y brújula. Las corrientes eran fuertes pero ellos se habían mantenido yendo siempre hacía el mismo lado; en palabras del capitán “no debería ser muy difícil dar con nuestras coordenadas” y mandárselas vía código morse a algún buque o barco cercano para que les ayudase.

Eso no era tan malo, al parecer, lo que les había alterado realmente era que no podían explicar a qué se había debido aquel cortocircuito en el panel de control. Mantenimiento estaba revisando todo los equipamientos y antes de incluso dejar muelle en Corea, el Nanami había sido sometido a una exhaustiva revisión para ver si cumplía con las normas de seguridad y calidad establecidas por la ley coreana. Entonces, ¿qué había fallado?

Esa era la pregunta del millón, pregunta que aumentó su pertinencia cuando las luces del crucero parpadearon y algo así como una explosión sucesiva resonó por toda la cabina.

— ¿Qué demonios ha sido eso? — tanto el Capitán como su padre como él y el Primer Oficial preguntaron al mismo tiempo un tanto alterados. Dos empleados de control de máquinas, entraron por una compuerta en el piso, esa que daba hacía la maquinaria que hacía el barco andar.
— ¡Capitán! Uno de los reguladores ha hecho cortocircuito. — informa el hombre con la voz agitada y la cara sudada.
— ¡Quiero un reporte de los daños! — exclama el hombre de edad bastante avanzada — ¿Con qué contamos y qué tan grave se puede poner?
— Hay mucho humo en la parte de abajo. — dice el otro hombre. — Nuestros compañeros están tratando de controlar y reparar el daño pero justo ahora el barco sólo está trabajando con un regulador y las máquinas a media potencia.
— Capitán, — uno de los empleados de cabina lo llama — Hemos recibido respuesta de dos duques pesqueros y otro crucero cercanos a nosotros por código morse. — informa.
— Primer Oficial, de nuestras coordenadas. — ordena y mira a padre e hijo. — Tendremos qu apagar los motores, anclar y comenzar los protocolos de emergencia — anuncia, Kai siente el sudor recorriendo su espalda, las cosas se estaban saliendo de control. La situación era grave y parecía ponerse peor a medida que los minutos pasaban. — Llamen al los jefes de personal, apaguen los motores y suelten el ancla. — ordena.

Kai ve como todo el mundo a su alrededor comienza a moverse con presura; desde el primer oficial mandando sus coordenadas por código morse a los dos hombres que estaban en el cuarto de máquinas, regresar a sus puestos de trabajo para tratar de contener todo. Otros tanto, llamando al resto del personal.

— Señor. — el Capitán los llama a ambos. — Ustedes deberían salir de aquí. — indica el Capitán. — Busquen a alguien de la tripulación, pónganse los salvavidas y esperen en la cubierta exterior por más indicaciones.  — dice y no espera una confirmación para prácticamente echarlos de ahí y comenzar a dar otras órdenes a su subordinados.


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Sung Dong Woo:

Dongwoo había pasado ese día paseando por el crucero acompañado de la Srta. Park, resultaba ser que la mujer era bastante agradable y compartían varias cosas en común. Lo que era un alivio para él porque se encontraban en buenos términos pese a su rechazo; la mujer era divertida y amigable; pero por sobre todas las cosas ya no parecía estar para nada interesada en él y eso lo calmaba.

Le permitía disfrutar de su compañía y poder pasar el rato de forma amena sin tener que preocuparse de más por sus acciones y como fuesen a ser interpretadas.

Estaba acompañando a su nueva amiga de regreso a su habitación luego de una velada cargada de risas y una conversación amena cuando el primer estallido de la noche se hizo notar.

Una sacudida, un gran estruendo y el parpadear de las luces del barco los hicieron detenerse en su camino, en primer lugar para recuperar el equilibrio y en segundo para tratar de asimilar lo que había ocurrido.

— ¿Qué ha sido eso? — pregunta la mujer al aire, más un jadeo causa de la sorpresa pero lo mira con los ojos más abiertos de los normal y la preocupación pintada en su rostro.
— No estoy seguro pero no ha sonado como algo bueno. — responde el moreno mirando a su alrededor, la gente que va por los pasillos y en las habitaciones asomándose con la misma cara de interrogación y miedo que ellos. — Será mejor que vaya a su habitación señorita Park, recoja sus cosas, todo lo que sea vital y la veré en la cubierta exterior en diez minutos, ¿le parece? — cuestiona con una media mueca — Si algo grave está pasando van a necesitar nuestra ayuda. — asegura y la mujer asiente.
— Está bien, está bien… Tiene razón Dongwoo-ssi. — vuelve a asentir más no se mueve de su lugar todavía presa de la impresión — Hay que mantenernos calmados. — musita pero es más para sí misma que para él.
— La acompaño. — Dongwoo lleva una de sus manos a la cintura para empujarla delicadamente y hacerla reaccionar, la guía por el pasillo hasta su habitación y una vez se asegura de que está haciendo lo que le ha pedido, corre en dirección a la propia a hacer lo mismo.

Su mente divaga por las posibles causas de aquel estruendo y ninguna de las cosas que se le ocurre son realmente buenas; su preocupación crece de apoco y mientras recoge sus pertenencias unos cuantos minutos después una sacudida y otro estruendo un poco menos fuerte que el anterior se hace sentir, las luces se van por un par de minutos y cuando regresa Dongwoo es consciente del caos que se desata por los pasillos fuera de su habitación.


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Xiao Xian Lu:

Entrada la noche Xian Lu se encontraba tendido en su cama, cubierto hasta la nariz con las mantas en un pijama simple pues su pijama favorito estaba sucio, el cabello le caía parcialmente sobre los ojos, húmedo pues hacía nada que se había bañado y constantemente resoplaba sobre este pues le molestaba.

Se suponía que estaba viendo una película, una película muy buena que estaban repitiendo en la televisión y que él amaba con todo su corazón pero realmente no podía concentrarse en nada de en lo que la pequeña (no tan pequeña) pantalla se proyectaba.

Sus pensamientos iban y venían sobre el mismo chiquillo pelinegro, en su mente se repetían las mismas escenas de besos y mismos, su corazón se aceleraba y su respiración se estancaba en sus pukmones al pensar en que no había tenido noticia del menor en todo el día.

— Estás siendo un tonto Lu. — se dice a sí mismo con cierto deje de molestia y frustración. Porque sabe que eso es un hecho que lo molesta pero al mismo tiempo no puede quejarse porque el tampoco ha hecho un esfuerzo por ponerse en contacto con él y de alguna forma su consciencia viene en forma de un Namwook que lo mira acusador y le grita que él también tiene que cooperar si quiere que todo aquello…

Lo que sea que tengan funcione porque Seungjae no podía hacer todo el trabajo; si ya de por sí había hecho demasiado teniendo que lidiar con él, con sus inseguridades, su forma de ser arisca y sus comentarios odiosos diciéndole que no se encariñara demasiado. Poniéndole todo más difícil de lo que debería.

Él no quería una pareja en ese preciso momento, no quería involucrarse realmente con nadie ni chino ni coreano ni japonés, ¡de ningún sitio! Él sólo no estaba para esas cosas. Pero, Seungjae había parecido de nueva cuenta en su vida y esta vez parecía realmente empecinado en hacerse un huequito en su gélido y muerto corazón y lo peor de todo era que ¡lo estaba logrando! Y eso le ponía los nervios de puntas.

Lo ponía ansioso porque todavía había una parte de él que estaba completamente renuente a aceptarlo pese a que la noche pasado hubiesen hablado de una posible relación. Pese a que hubiese aceptado la cita, pese a que le encatase besarlo, incluso si adoraba la sensación de la mano grande de Seungjae cubriendo la suya más pequeña y delicada; sus brazos rodeándole, haciéndolo sentir seguro, cómodo como si aquello fuese lo más correcto…

— Estúpido mocoso. — gruñe de mala gana con su mal humor creciendo, sintiéndose completamente frustrado porque a pesar de que él no quería una relación (y lo que tenía con el menor no podía considerarse todavía como una) era muy probable que terminasen en eso, porque su corazón se aceleraba ante la presencia del menor y su mal genio se agudizaba al verlo ser cercano a alguien más.

Bufa y vuelve a poner su atención en el film, tratando esta vez de concentrarse en serio en él pero más tarda él en hallar el hilo de la película que un estruendo en sobresaltarlo. Mira a su alrededor  olvidándose por completo de todo lo que pasaba por su cabeza, sale de su cama, llega hasta la puerta de su habitación y se asoma por el pasillo no siendo el único que ha salido de su cuarto a curiosear debido al estallido.

No puede siquiera preguntar qué es lo que sucede cuando otra explosión se escucha y las luces de todo el crucero fallan, quedándose a oscura durante unos cuantos segundos en los cuales su cuerpo se carga de ansiedad y miedo porque, primero, odiaba la oscuridad, y segundo, no sabe qué demonios sucede pero no parece nada bueno.

Logra mantener controlada su respiración y suelta un pequeño suspiro de alivio en el momento en que las luces vuelven a encenderse.  Mira de nueva cuenta a su alrededor y es consciente de las miradas de pánico en los rostros de sus vecinos y de cómo a cada segundo que pasa los murmullos se hacen más insistentes. Entonces unos cuantos miembros del personal entran por una parte del pasillo a paso apresurado y con numerosos salvavidas en las manos.

— Por favor conserven la calma, ha ocurrido un pequeño accidente. — dice alguno Lu no está seguro de cuál. — Es necesario que se pongan los salvavidas y se dirijan a la cubierta exterior lo antes posible. Es una evacuación, por favor. Háganlo en orden. — alguien le tendió un salvavidas y él lo tomó más que por estar consciente por automatismo.

Para él, que no entendía por completo lo que realmente pasaba, todo acontecía en cámara lenta como en una película. No supo cuándo ni cómo ni en qué momento todo se había vuelto un caos. Él juraba que no habían pasado más de cinco minutos en los que se había quedado paralizado en la entrada de su habitación pero todo el mundo corría con desespero y escuchaba gritos y explosiones menores cada tanto, veía a las personas correr de un lado del pasillo al otro, gritaban nombres, madres buscaban a sus hijos, novios a sus novias y viceversa pero él no reaccionaba.

Supo que alguien había tratado de ayudarlo, de hacerlo entrar en sí pero no podía y al ver que no había ningún tipo de resultado simplemente había seguido su camino porque su vida era más importante que la de un tonto paralizado por el miedo: perdido en el limbo.

Xian Lu sólo logró reaccionar y regresar sobre sus cinco sentidos cuando sintió sus pies mojados y al bajar la vista hacia el piso nota como el agua se filtra desde alguna parte con rapidez.

— ¡Demonios! — masculla para sí mismo impulsado por la adrenalina del momento, (un efecto retardado pero predecible al fin y al cabo), corre dentro de su habitación y busca con rapidez algo para cambiarse que le abrigase más que el short y la franelilla que cargaba. Se vistió con rapidez, tomó una chaqueta, su cámara (porque a él podía faltarle todo menos su preciada cámara), sus zapatos y puso a medias el salvavidas alrededor de su cuello antes de salir corriendo por el pasillo.


****


Yoo Hyo Rae:

Hyo Rae está por subir al escenario a hacer su presentación habitual en el restaurante cuando la primera explosión se hace presente. Su corazón se acelera y algo muy similar al pánico la paraliza por unos segundos y le impide reaccionar. Mira a su alrededor a sus demás compañeros y los nota en la misma situación, está por preguntar lo que sucede cuando su jefe aparece. Los llama a todos a una reunión especial y los pone al tanto de la situación como lo han hecho con él y el pánico se extiende.

Hyorae trata de conservar la calma, tienen que evacuar a los pasajeros, su deber como personal es ayudar a todo el que puedan, repartir salvavidas y las instrucciones que han de seguir.

Sin darse cuenta, en un abrir y cerrar de ojos, el restaurante comienza a vaciarse, las personas alteradas, asustadas y algunas en shock sólo se dejan guiar por ellos, toman los salvavidas y siguen su curso hasta la cubierta exterior.

Ella ve a sus demás compañeros ir de un lado al otro, salen del restaurante con la misma premura que los demás; no obstante, sus actitudes son diferentes. Hay quienes están dispuestos a ayudar a los demás y quienes solo velan por ellos mismo.

Hyorae es de los que está dispuesto a ayudar, lo hace. Ayuda a tanto como puede y poco a poco sus brazos llenos de salvavidas se vacían hasta que sólo queda con el de ella. Busca en su camino a sus dos mejores amigos, a Akame porque si algo le pasa a esa niña Hyungsik se muere, a Jesun porque su corazón late preocupado por él, a Soomin, su unnie favorita y a, básicamente, cualquier persona que le pueda ayudar a encontrarlos.

Pero todo lo que ve son rostros desconocidos y de personas que le exigen ayuda o algún tipo de servicio. Incluso en una situación así, las personas eran unas groseras.


****


Byun Young Ji:

Youngji estaba acostada en su cama, con la laptop sobre el abdomen leyendo algo para una clase de su próximo semestre en enfermería cuando escucha y siente la primera explosión. Detiene su lectura apartando la mirada de la pantalla de su computadora para mirar a su alrededor tratando de descubrir lo que sucedía.

Cierra la laptop con lentitud y la deja a un lado. Toma su teléfono de la mesita de noche con la intención de llamar a Jesun y preguntarle si había sentido aquello o había sido algo sólo de ella cuando una segunda sacudida le hace casi irse de boca al piso y su corazón se acelera sin saber qué hacer.

Youngji no sabía muy bien cómo debía actuar o reaccionar. Jesun había ido a Dios sabe dónde y eso le preocupaba en demasía. No le había dicho a donde iría y ella tampoco se había molestado en preguntarle porque estaba demasiado concentrada estudiando. Y ahora, se encontraba tratando de avanzar por los pasillos abarrotados de personas mirando a absolutamente todos a su alrededor tratando de ubicar a su mejor amigo y no ser arrollada en el proceso por las personas desesperadas.

No obstante, en medio de su búsqueda en lugar de encontrarse con él divisa a una chica a unos cuantos metros de ella; pelinegra, delgada y cuyo rostro se le hacía muy familiar. Rebobina entre sus recuerdos de forma rápida para tratar de ubicar de dónde la conocía y la reconoce como una de las chicas del cuerpo de animadoras de la universidad. Había tratado con ella un par de veces por amigos en común, no eran amigas, ni si quiera eran cercanas o habían cruzado más de dos palabras pero Youngji no podía simplemente hacerse la desentendida cuando recordaba su nombre. Por lo que se acerca a ella y llama su atención.

— ¿Hana-ssi? — duda por un momento apoyando una de sus manos sobre uno de los finos hombros de la chica — Hana-ssi, ¿está bien?

Hana nunca había hablado con Youngji, o si lo había hecho no lo recordaba. Sin embargo, el tener un rostro conocido en frente la hizo llenarse de alivio, aunque aún estaba muy asustada.

—Yo... Yo no sé. —su voz tiembla cuando intenta hablar —No sé qué está pasando y tengo miedo. —confiesa, y un nudo en su garganta empieza a formarse, siente a la vez que sus ojos se llenan de lágrimas.

La morena asiente y no haya nada mejor que hacer que atrapar a su compañera en un abrazo reconfortante.

— Está bien Hana-ssi, está bien. — dice muy bajito — Hay que movernos, tenemos que ir a la cubierta principal... Vi botes salvavidas cuando paseaba por ahí... — recuerda y mira a su alrededor, toda la gente corriendo, el bullicio y el pánico — Sea lo que sea que esté pasando quizás ahí encontremos ayuda.
—P-pero.. ¿Y l-las chicas? —pregunta Hana, mirando hacia el corredor donde estaba su habitación y todas las de las demás del equipo.
— ¿Qué chicas? — pregunta Youngji con gesto confundido — ¿Vienes con alguien?
—Las D-demas animad-doras. —explica tratando una vez mas de avanzar hacia donde ellas se encontraban, o eso esperaba ella, pero otra vez la cantidad de gente se lo impide.
— ¿Todo el equipo? — Youngji abre sus ojos un tanto sorprendida y mira a Hana debatiendo entre qué hacer y decir. — Vamos Hana-ssi, ellas seguramente al igual que nosotras irán hacia afuera... — dice, empieza tirar de la chica por los pasillos, no podían quedarse estancadas. — Las buscaremos entre las personas mientras hagamos nuestro camino a la cubierta. Anda...
— ¿Y si no? —se queja Hana —¿Y si están atrapadas? No puedo dejarlas atrás. —dice, pero se deja llevar por la mayor, su mente no le hace mucho caso ahora.
— Hana-ssi... — Youngji se detiene ante esa última frase, gira sobre sus talones y mira detenidamente a la menor. — Lo entiendo, son tus amigas pero... — se interrumpe a sí misma, por un segundo toma el lugar de la pelinegra, y se da cuenta que lo que está a punto de decir sería muy cruel si alguien se lo dijera respecto a Jesun y suspira, sintiendo el nudo que se forma en su garganta ahogarla al pensar en su mejor amigo. — Yo también tengo a mi mejor amigo por ahí... pero sé... yo sé, que él me cortaría viva si en lugar de ponerme a salvo intento buscarlo. — susurra con la voz estrangulada. — Las buscaremos mientras tratamos de llegar a un lugar seguro, pero... nosotras... nosotras... — Youngji está por romper en llanta también, de pronto demasiado abrumada por todo lo que está ocurriendo y no quiere. No debería perder el control así porque su heobae la necesita.

Ella tiene que mantenerse fuerte por ella y por Hana, al menos mientras Jesun llegaba a ellas, porque él las iba a encontrar. La iba a encontrar a ella ¿verdad? Youngji suplicaba porque así fuese. Pero en todo caso si no era así ella iría a buscarlo; sólo… solo le estaba dando tiempo de que Jesun hiciese lo que mejor sabía hacer y apareciese en el momento oportuno.


****


Sung Dong Woo:

Dongwoo recorre los pasillos ayudando a todo el que puede con su maletín en mano y luego de haber dejado a la Srta. Park haciéndose cargo de quien pudiese necesitarla en la parte externa del barco. Él ya se había topado con varios heridos, gente con ataques de pánico o atrapados y sin saber qué hacer.

Se movía con rapidez y proporcionaba atención a quien podía mientras muy internamente estaba pendiente de los rostros que le pasaban por al lado para ver si lograba encontrar con la linda morena a la que había conocido y con quien había estado hablando tan frecuentemente durante el viaje o en su defecto, al amigo de esta.


****


Xiao Xian Lu:

Corre por los pasillos, siguiendo al mar de personas que se mueven desordenadamente presas del pánico, todas hacia el mismo destino.

En un momento determinado, al pasar por una zona del barco que realmente no podía reconocer haciendo su mayor esfuerzo para no morir aplastado por todos los demás, alguien lo empujó bruscamente y gritó algo así como un "fuera de mi camino", ese empujón llevó a que chocase con otra persona y esa persona también lo empujase lejos de sí, y así en una cadena de empujones, fuertes y que le hacían bastante daño terminó siendo aventado dentro de un pequeño armario en medio del pasillo cuya puerta estaba abierta y que por mala suerte del destino quedó bloqueada antes de que él pudiese o siquiera intentase salir de ahí.

El semi-rubio siente el pánico apoderándose de él y no era para menos:

¡Estaba encerrado!

¡Encerrado!

¡Y el barco se estaba hundiendo!

¡Hundiendo!

Siente como su respiración se hace más errática y el escozor en sus ojos insoportable. Su voz salía no lo suficientemente fuerte a su parecer y la fuerza con la que golpeaba la fuerza para llamar la atención de alguien en el pasillo se le iba conforme el tiempo pasaba y el nivel del agua ascendida ridículamente rápido a la par que una nube de denso humo comenzaba a asfixiarle.


****


Boo Hyungsik

Hyung sik no se esperaba todo aquello. Todavía estaba en un ligero estado de shock mientras se movía por los pasillos del lugar buscando tanto a Eunyoo como a Hyorae, Akame, Shaoran, Jaeho e incluso si lograba ver al Sr. Kim o al Sr. Woo y saber de su bienestar se sentiría un poco más tranquilo.

Cuando la primera explosión había pasado él no tenía más de veinte minutos de haber regresado de su conversación con Shaoran, espera que fuese fácil dar con él, que estuviese todavía por ahí cerca pero supuso que al igual que él, al sentir todo el desastre iniciar había salido corriendo en busca de Akame.

Las cosas parecían empeorar de a ratos, la gente corría, gritaba, pedían ayuda y de pronto todo fue diez veces peor. Basto con que un estallido, diez veces más fuerte que los dos anteriores, resonara por todo el barco para que el caos se magnificara en proporciones inexorables.

La sacudida que dio el barco en ese justo momento fue horrible y el chirrido completamente aterrador. De pronto, personal, pasajeros y demás estaban corriendo por sus vidas. Los planes de evacuación se veían amenazados por el desespero de quien ve su vida en riesgo y quiere salvarse a sí mismo y él sólo es espectador de todo aquello mientras trata de ubicar aunque sea a uno de sus amigos.


****


Woo Ryô Kai:

— ¿¡Qué demonios fue eso!? — Kai irrumpe de regreso en la cabina de control, mirando con ojos preocupados y desesperados al Capitán del barco y este se gira a verlo con una expresión que no le deja ningún buen sabor en la boca.
— Estamos con los recursos de emergencia Sr. Woo. — informa el hombre — El barco flota con dos pisos inundados pero con más, nos iremos al fondo del mar. — anuncia con pesadez. — Hay que evacuar. Subir a tantos pasajeros como se puedan a las balsas y comenzar a lanzarlas al mar.

Kai jadea, de pronto sintiéndose demasiado mareado. Su corazón corre a mil por hora y su cabeza da vueltas sin saber qué proceder. Entiende las palabras del Capitán con lentitud y siente un gran nudo formándosele en la garganta, su corazón se retuerce y la respiración se le corta al caer en cuenta en algo…

— Las balsas… — musita, parte del personal se le a acercado al notar su desequilibrio. — Las balsas no son suficientes para todos los que estamos abordo… — admite, es una realidad que la mayoría de la tripulación sabía pero aún así era una realidad difícil de afrontar porque ¿cuántos iban a quedar por fuera?
— Sr. Woo. — llama el Capitán — No hay nada que podamos hacer respecto a eso. Sólo… hay que movernos. Las cosas empeoran con rapidez, así que vaya, salga de aquí, consiga a su padre y pónganse a salvo. — indica empujándole con delicadeza a la salida — Por lo demás nos encargaremos nosotros. Es mi deber como Capitán. — asegura, Kai tarda en procesar lo que quiere decir y terminar por asentir con pesadez.
— Ha sido todo un honor trabajar con usted, Capitán.
— Lo mismo digo, joven Woo.

bomb.
bomb.


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생존자 |N.C| - Página 6 Empty Re: 생존자 |N.C|

Mensaje por bomb. Dom 15 Abr 2018, 2:06 pm


bomb.

Capítulo Once: Quinta Parte.


Byun Young Ji:

Youngji y Hana corren por los pasillos, la calma la han mandado al diablo hacía ya un buen rato y a Youngji jamás se le había hecho tan eternos y confusos los pasillos de aquel crucero como en ese momento. Es decir, ¡todavía no habían encontrado la salida a la cubierta exterior y ya llevaban un buen rato corriendo!

Tampoco habían dado con Jesun o alguna de las compañeras de la menor y eso comenzaba a perturbarla seriamente.

— ¡Señorita Byun! — un llamado las interrumpe y Youngji no tarda ni dos segundos en voltearse porque sólo hay una persona en ese barco que pueda llamarla de aquella forma. Ve al moreno avanzar rápidamente entre las personas en dirección a ellas y no duda ni dos segundos en tirársele encima una vez lo tiene en frente.
— ¡Dr. Sung! — chilla y se encuentra a sí misma abrazándole con tanta fuerza que es como si de ello dependiese su vida.
— Youngji-ssi... La encontré, está bien. — susurra el moreno cerca de su oído, apegándola más a él. Siente como su corazón se tranquiliza un poco luego de haberla hayado y respira con más calma. — Todo estará bien. No tienes que llorar... por favor. — pide con dulzura cuando siente los pequeños espasmos de la chica y la morena no es consciente de su llanto sino hasta en ese instante. Toma un poco de distancia y asiente. — ¿Estás herida? ¿Te has hecho algún daño? — pregunta el moreno dándole una rápida mirada y ella niega.
— Estoy bien... Yo estoy bien — musita y mira a su alrededor, fija sus ojos en la pelinegra y la nota apartada de ella, así que la llama. — Hana-ssi... — vuelve a mirar al médico. — Dongwoo-ssi ella es mi amiga, Hana-ssi... Tenemos que llegar a las balsas...

Hana solo asiente, ya que sabe que Youngji tiene razón, ellas debían salvarse primero antes que salvar a alguien más. Estaba en las reglas de seguridad del barco, también era sentido común.

—Yo t-tambien estoy bien. F-fisicamente sí. —dice la menor y toma la mano de la chica una vez más para no perderse en el recorrido.

El moreno mira a la chica menor y asiente.

— Eso es un alivio. — dice con una suave sonrisa, luego regresa su atención sobre la morena — Me alegro de que estés bien. Estaba preocupado por ti. — admite ligeramente avergonzado provocando un sonrojo en las mejillas de la chica.
— Estoy bien, yo... Estoy bien — musita en tono bajo sintiendo como su corazón se apretaba en su pecho. — Pero no sé dónde está Jesun-oppa y yo... — un nudo se forma en su garganta y el moreno entiende a la perfección la preocupación de la chica.
— Está bien, lo buscaremos. — dice, toma con delicadeza el rostro de la chica y acaricia sus mejillas, secando las pequeñas lágrimas que manchan su rostro. — No voy a apartarme de ti hasta que lo encontremos, ¿está bien? Él también debe estarte buscando. — se acerca apenas unos centímetros de más y deja un suave beso en una de las mejillas de Youngji y ella se siente desfallecer pero se dice a sí misma que no es momento para perder la cabeza y se limita a asentir. Mira a Hana y aprieta su mano con cierto cariño.
— Estaremos bien Hana. — dice tratando de animarla. — Vamos a conseguir a Jesun y a alguna de tus amigas... Y nosotras vamos a estar bien. — forma su mejor sonrisa y reanudan su marcha sólo que ya no es ella la que guía el camino sino el moreno.

Muy en el fondo Youngji lo agradece, muy a pesar de lo que le gustaría poder decir de sí misma ella no es lo suficientemente fuerte e independiente como para afrontar situaciones así y no desmoronarse. Y sin Jesun a su lado, con otra persona dependiendo de ella no podía darse ese lujo y era horrible tene que cargar con esa responsabilidad.

Entonces, se aferra del brazo del otro sin soltar a la otra chica sino más bien tirando de ella hasta tener su brazo por los hombros de la pelinegra para mantenerla lo más cerca posible mientras avanzaban.


****


Woo Ryô Kai:

Hacía un buen rato que Ryô Kai había perdido contacto con su padre, no había visto a Hari en ningún momento y ni siquiera a Chaeyoung o Eunyoo había podido ubicar a sabiendas que su mejor amigo velaría por la seguridad de ambos porque una era su prometida y el otro el chico que estaba poniendo su mundo de cabeza.

Pero eso tampoco lo había detenido en su qué hacer y rol de ayudar a tantas personas como le fuesen posible. Incluso si salía herido por ello estaba bien pero él no iba a poner a salvo su pellejo como un cobarde mientras todas esas personas que habían confiado en ellos ahora se encontraban en riesgo.

Quizás por eso seguía ahí pese a que la gran mayoría ya se había ido y había abandonado la idea de ayudar a las personas que estaban atrapadas bajo aquel estante de cocina.

— ¡No lo intente más! — chilla uno de los hombres cuando uno de los hornos cercanos explota muy cerca de donde están. La cocina está en llamas pese a que el agua le llega casi a los tobillos. Hay gas y mesas cargadas de cuchillos y otros utensilios rodando sin control por todo el lugar.
— Ya casi lo logramos. — dice aún de forma obstinada, vuelve a hacer fuerza para levantar la estantería de acerco inoxidable y que los dos hombres, un muchacho lava platos y el su chef puedan salir.
— ¡Basta! ¡Sr. Woo! ¡Salga usted o va a terminar como nosotros! – grita el chico, — ¡Usted todavía puede salvarse!
— ¡Ustedes también! — asegura.
— ¡Yah, Woo Ryô Kai! — bufa el hombre mayor, la tos le impide seguir de una vez, el humo es denso y poco a poco Kai siente como la fatiga tensa los músculos de sus brazos pero no les presta atención. — ¡No seas obstinado y sal de aquí!
— Ya casi… — susurra en su lugar sin hacer caso y tira una última vez de la estantería, usa todas sus fuerza y logra que los dos hombres bajo ella le ayuden a hacer palanca para que puedan salir cuando el horno a un lado de ellos explota con un fuerte estallido que loa turde y una llamarada que le alcanza los brazos y lo hace lanzarse al piso con un grito de agonizante dolor.
— ¡Señor Woo! — gritan ambos hombres ya libres, el su-chef tiene una pierna rota y aprieta sus costillas probablemente también rotas, el lavaplatos está en mejores condiciones y le sirve de apoyo al mayor.

Kai tarda en reaccionar, los oídos le pitan por la explosión y se encuentra un poco desorientado. Los brazos le escocen y cuando los mira puede notar la tela de su camisa chamuscada y la piel llena de ampoyas, rojas y renegrida. Sabe que son quemaduras graves pero no las está sintiendo como debería así que no les da mayor importancia y con todo el esfuerzo del mundo logra ponerse de pie mientras le grita que tienen que salir todos de ahí.


****


Xiao Xian Lu:

No sabía exactamenmte cuánto tiempo había pasado desde que estaba ahí pero la tos ya no le dejaba gritar y difícilmente si quedaba algo de oxígeno ahí dentro. Se deja deslizar contra la madera de la puerta hasta el piso, y una vez está ahí sentado el agua le llega por las caderas. Siente su cuerpo pesado y todo le da vueltas, por su mente pasan un montón de recuerdos y situaciones que anteriormente hubiese preferido reprimir pero al parecer se estaba resignando a morir porque ¿quién iba a ayudarle cuando todo el mundo quería salvarse a sí mismo o a su familia?

Él estaba solo, lo supo desde que puso un pie dentro del crucero y su "mejor amiga" se había desaparecido totalmente. Por un momento piensa en Namwook y si estaría bien, esperaba que se encontrara en una mejor situación que él. Piensa también en Aimiu y suplica para que su rubia amiga estuviese a salvo también, porque él ya no tenía escapatoria. Moriría ahogado ya sea por el agua o por el humo, lo que lo haga dejar de respirar primero. Entonces el rostro de cierto pelinegro vino a su mente y una sonrisita tristona se pinta en sus labios.

— Espero que estés bien — susurra saboreando la sal de sus propias lágrimas cuando estás se filtran entre sus labios. — Espero que todos estén bien. — susurra apenas audible alzando su mirada difusa al techo de aquel pequeño cuarto.

Cierra sus ojos con fuerza, porque si iba a morir prefería hacerlo recordando los momentos bonitos de su vida, eran pocos pero al menos tenía algunos.

Recuerda a sus amigos con gran cariño y en verdad ruega porque salgan bien de toda aquella locura.

— Namwook-ah, Aimiu-yah, Soo Hee-ssi, Seungjae-yah... Salgan bien de esto, ¿sí? — pide al aire con la voz pendiéndole de un hilo al igual que su consciencia todo se ve más oscuro debido al humo — Namwook-ssi no seas un tonto con Seokmin-ssi, si se te da la oportunidad ve por él. — musita con una pequeña risita que ni siquiera tiene la fuerza para materializar, los pulmones le queman al respirar — Eres insoportable pero te quiero, ojalá no hubiésemos perdido contacto durante tantos años... Eres un gran amigo, hyung. — musita pesadamente, su cuerpo cada instante más débil — Aimiu, mi linda Aimiu... Deja de odiar a los gatos de las personas, son lindos animales. — balbucea — Sé feliz en lo que te gusta niña, en verdad espero que llegues a ser feliz... — de alguna forma ya se encuentra flotando, todo su cuerpo extendido sobre el agua que amenaza con cubrirle por completo. — Soohee-yah... Mocosa irresponsable, sienta cabeza y termina tus estudios... Los chicos pueden esperar un par de años más. — ya ni siquiera es consciente de si está diciendo las cosas realmente en voz alta o si solo son sus pensamientos. — Seungjae-yah… Mocoso feo e insoportable…


****


Rae Eun Yoo:

A Eunyoo realmente le había costado tener que dejar ir a Hari así sin más, por más que entendía que para el mayor también habían personas dentro de ese crucero que le eran importantes su corazón no podía más que sentirse perturbado porque a él podía pasarle lo peor.

Quizás por eso había reaccionado de esa forma al ver a la prometida del hombre muy acomodada en una balsa y sin rastros del futbolista a su lado. Un Eunyoo con los nervios de punta no era una versión de sí mismo que fuese a ser agradable y menos con alguien que ya de por sí no le agradaba.

Eunyoo no podía explicar realmente porqué ella no le agradaba, él sabía que iba más allá del simple engaño al que estaba jugando con el mayor pero no podía ponerlo en palabras, ni siquiera para sí mismo.

Sumido en sus pensamientos se deja arrastrar por su mejor amigo hasta estar arriba de una balsa, rodeado de las personas que son importantes para él, y sí. Eso incluía a la pequeña Akame porque a pesar de que su conexión se debía a la amistad de la menor con Hyungsik, con el paso del tiempo tanto Hyorae como él le habían cogido cariño y la habían adoptado como la verdadera “maknae” de su grupo.

Mira a la menor con detención, la forma en la que se pega a su hermano mayor y no suelta la mano de Hyungsik, como su rostro parece tan perturbado y se acuerda de su propia hermana menor.

Las lágrimas vuelven a acumularse en sus ojos y sus manos tiemblan con fuerza mientras él trata de calmar el posible ataque de pánico que está a punto de darle. De pronto, siente un brazo pasarse sobre sus hombros y un tirón acercarle más hacía el cuerpo de Hyungsik en un abrazo que él acepta porque no sabe qué más hacer.

— Estaremos bien Yoo. — susurra el moreno cerca de su oído y él niega. — Sé en lo que estás pensando hyung. — afirma en tono suave comenzando a acariciar su cabello enmarañado — Nosotros vamos a estar bien y por ende Sunbi también. Estarán juntos otra vez… todo lo haremos.
— ¿Cómo puedes estar tan seguro? — lloriquea apartándos ligeramente y mirándolo con preocupación.
— Se le llama tener fe. — Hyorae se mete en la conversación, al otro lado de Eunyoo engancha uno de sus brazos al del pelinegro, y se abraza a él con fuerza. Hyungsik asiente en concordancia con ella.
— La esperanza es lo último que se pierde. — afirma con una media sonrisa triste.
— Además, la has dejado en buenas manos. — Hyorae trata de animarle — Jimin va a cuidar de Sunbi de las mil maravillas mientras no estés, lo hace siempre y si se llegan a enterar de esto va a estar ahí para calmarla.
— Voy a deberle demasiado a Jimin cuando regresemos a Corea… si es que regresamos. — musita y Hyungsik bufa.
— Por supuesto que vamos a regresar, nos van a rescatar. — asevera con el ceño fruncido ante la negatividad de su amigo. — Yoo, no puedes perder la cabeza. Estaremos bien, Sunbi estará bien, está con Jimin y ella la cuida hasta mejor que tú… Todo esto va a pasar y nosotros seguiremos con nuestras vidas como si nada hubiese pasado.
— Hyungsik tiene razón. — apunta Hyorae pero una mueca se pinta en sus labios — Salvo que jamás me volveré a montar en un barco. — bromea y eso provoca una media sonrisa en el pelinegro, Hyorae y Hyungsik se mira con suficiencia, más tranquilos.
— No creo que ninguno de nosotros quiera volver a hacerlo…


****


Xiao Xian Lu:

Sus ojos se cierran solos, sus parpados pesan más de la cuenta y solo se deja ir lentamente mientras es parcialmente consciente de que se está desvaneciendo y suplica porque un milagro ocurra. Entonces utiliza su ultimo aliento para tratar de gritar, ¿una última vez podría servir de algo? quiso intentarlo aunque realmente no guardaba muchas esperanzas y quizás, solo quizás, la idea de morir dramáticamente no le molestaba tanto.

Seungjae suelta un ligero gruñido cuando siente que algo no anda bien. Tiene la loca idea de que puede haber gente en alguna habitación y quiere hacerse el héroe. Se siente DiCaprio en Titanic y realmente quiere ser productivo y salvar, quizá, a alguien de ahogarse.

Quisiera poner a todos a salvo y aquello pretende cuando tira la primer puerta tras de él.

Intenta hacer todo en rápidos movimientos, pues presiente que hay alguien esperando por él y si tarda demasiado, aquella persona no lo pensará y decidirá irse de este mundo antes de que Seungjae le encuentre.

Afortunadamente, aquél no era el momento de su hyung.

Cuando tira una tercera puerta, el agua que no podía salir por completo por culpa de la presión ejercida, comienza a salir de aquella habitación y el cuerpo de su hyung flota casi hasta él. Se apresura a tomarlo entre sus brazos y agradece que aquél siga respirando, aunque muy débilmente.

— Eh, hyung... Mírame, estás bien. – está asustado. Sus ojos se mueven de un lado a otro, alrededor del rostro pálido del mayor y, sin pensarlo demasiado, reparte besos cargados de alivio alrededor del mismo. — Por favor, há-háblame y llegaremos a salvo a las balsas. – casi lloriquea, sosteniendo al mayor con ambos brazos.

La voz que le habla se le hace vagamente familiar pero se escucha muy lejana como para poder reconocerla. Está cansado, y sus pulmones arden como si tuviesen fuego por dentro, su ropa escurre agua y apenas si tiene la fuerza suficiente como para abrir sus ojos.

La imagen es difusa y está más inconsciente que consciente. No puede discernir a ciencia cierta si lo que está viendo es real o producto de su imaginación. Ni siquiera puede decirse a sí mismo si realmente alguien lo ha encontrado o si está desvariando.

Puede sentir los brazos de la otra persona sujetándole con fuerza y un sentimiento muy vago de familiaridad y conformidad aunado a ellos. Toma una respiración profunda que le hace proferir un débil gemido de dolor mientras espera a que su visión esclarezca un poco.

—  ¿Seungjae? — balbucea apenas tratando de enfocar el rostro pálido del menor — ¿Se- seung-jae? — siente su garganta quemar y la tos lo ataca fuertemente.

El más alto asiente con su cabeza, acaricia el rostro ajeno con una mano y besa la frente del mismo.

— No te esfuerces en hablar, hyung... Te llevaré a una balsa. – asegura. Sus ojos se nublan ligeramente; le duele ver a su mayor de esa manera y camina lo más rápido que puede hasta el lugar en el que la gente estaba poniéndose a salvo. — S-sólo no te duermas, ¿sí? Te necesito aquí. – su voz se quiebra ligeramente.

Debe dar grandes zancadas para poder luchar contra la corriente del agua y el camino que estaba tomando, pero aun así, llega rápido a su lugar objetivo y comienza a buscar ayuda para mantener al rubio a salvo.

»— Voy a dejarte con Seokmin hyung, debo encontrar a Namwook o Dokyeom hyung. – le dice, buscando su mirada con la propia.
— No. — apenas si es audible su voz. Xian Lu aún no está seguro de si es real pero si lo es no está dispuesto a dejarlo ir, no quiere. Tiene miedo. — No me dejes. — susurra y toce un poco, la molestia en su garganta persiste y le cuesta a grandes rasgos respirar. Aferra sus brazos alrededor de la anatomía del chico y usa la poca fuerza que le queda para sujetarse firmemente de él. — No puedes irte... No me dejes.

El pelinegro toma el rostro del mayor con una de sus manos y acaricia su mejilla como puede.

— Hyung, no quiero dejarte solo ni en malas manos, por eso estoy confiándote a Seokmin hyung... Regresaré y nos iremos juntos, lo prometo. – intenta dejarlo de pie, depositando un beso en su mejilla una vez más.
Pero el rubio es obstinado y no se suelta, al contrario se aferra más al menor y agita su cabeza repetidas veces pese a que esta le duele y cuando alza su rostro para verlo por fin a la cara, sus ojos mieles están cargados de lágrimas y le están suplicando para que no se vaya.
— No quiero quedarme con Seokmin-ssi, ni en una balsa, ni en ningún lugar seguro si no estás conmigo... Para eso me hubieses dejado en aquel cuarto. — masculla sintiéndo de nueva cuenta las lágrimas acartonarle el rostro — ¿Puedes entender eso, niño tonto? No. Me. Dejes.

Seungjae niega con su cabeza. Deja al más bajo apoyado en el piso y le abraza con fuerza, acaricia su cabello con brevedad y se separa ligeramente de él.

— Lo entiendo Lu, pero, tu mejor amigo... Ugh, debo ir, Dokyeom también está solo. — gruñe bajito, sosteniendo entre ambas manos el rostro ajeno, secando sus lágrimas. — Déjame al menos pedirle a alguien que los vaya a buscar, ¿si? — no suelta el rostro del mayor, le mira suplicante, mientras una de sus manos se alza, llamando a Seokmin.

Lu siente la culpa picar en su fuero interno pero aún así se niega a despegarse del chico todavía.

— Sólo... — se queda sin palabras por un instante ahogándose con su propio llanto y niega de nueva cuenta con la cabeza. —Estás siendo cruel... —susurra muy bajo — Tienes que prometer que regresarás antes de que suelten la balsa. — pide bajito. — Aun si lo haces solo... tienes que regresar o voy a bajarme e iré a buscarte yo también.

El menor asiente con rapidez, robando un fugaz beso de los labios ajenos.

— Voy a regresar en cuanto antes, hyung, de verdad... — asegura, sonriéndole de costado y tomando una de las manos del rubio, apretándola con fuerza. — Nos veremos, lo juro.

El rubio forma un puchero inconscientemente y siente el impulso y la necesidad de volver a abrazarlo porque no está seguro de si después de que lo suelte volverá a verlo y aunque fuese quizás un poco tonto e irónico admitirlo justo en ese momento, quizás él se había encariñado más de la cuenta con el mocoso delante de sus ojos.

Oculta su rostro en el amplio pecho del pelinegro y aferra sus manos en puños a la camiseta del chico.

— Más te vale que así sea, mocoso. — gruñe apenas tomando un poco de distancia — Porque prometiste muchas cosas luego del viaje y yo ya me imaginé en China a tu lado... aunque también podría ser Corea. — hace un gesto con su mano para restarle importancia al lugar, sea cual sea el lugar en el que se queden finalmente. — Tienes — enfatizó esa palabra — que regresar. — afirma mirandolo directamente a los ojos, lleva sus manos hasta el rostro del muchacho y acaricia sus mejillas con cierta mimosidad, se pone de puntillas para poder acercarse a su rostro y cierra sus ojos para poder besarlo como es debido.

Le es difícil romper aquél beso, pues tiene miedo de no regresar como lo prometió, o volver demasiado tarde a donde le había dejado a manos de Seokmin.

Logra mirarlo a los ojos y suelta un suspiro pesado.

— Hyung... — hace una breve pausa, dudando un poco en sus palabras. — Te... Te veré después. — y corre en busca de los chicos que había mencionado con anterioridad, mientras Seokmin se encarga de guiar a Xianlu a una balsa.
— Él... él va a regresar... ¿verdad? — cuestiona a Seokmin sin mirarlo pues sus ojos siguen la silueta del muchacho hasta que ya no puede distinguirlo entre tantas personas, siente como su corazón se oprime dentro de su pecho y una sensación de vacío lo aplasta contra sus costillas. Es consciente de que las lágrimas vuelven a desfilar por su rostro pero le importa muy poco y suelta un pequeño suspiro.

Seokmin no responde, sólo intenta buscar su mirada y llevarlo a una de las balsas. El más alto sabía que su amigo sólo quería lo mejor para quienes eran más cercanos a él y haría lo posible por ayudarles a todos a estar en una balsa, pero el tiempo era contado y no estaba seguro de si Seungjae regresaría a tiempo para irse con ellos.

— Hm... Seguro, él es rápido y debe encontrar a quienes busca para sentirse tranquilo. — palmea la espalda ajena, sin saber mucho qué hacer para que su llanto cesara.


****


Yoo Hyo Rae:

En qué momento exacto de la noche Hyorae se encuentra con sus amigos no lo sabe, sólo que es un gran alivio para ella cuando están ya todos juntos en la balsa y eso incluye a Akame y a su hermano mayor con ellos.

Ella ha visto a Jesun solo unos momentos antes y aunque no se sentía tranquila con haberlo dejado partir pues no podía obligarlo a quedarse con ello cuando él también tenía a alguien a quien buscar pero seguía preocupada.

Y ese sentimiento se acrecentaba al no saber nada tampoco de su unnie. ¿Estaría Soomin bien? ¿Por qué demonios no la había visto todavía en ninguna parte? Ella ya se encontraba en una balsa, la habían hecho subir con Akame de primeras por ser mujeres y después habían subido los demás. Ahora solo esperaban a que la dejaran caer al mar…


****


Woo Ryô Kai:

El cuerpo de Kai dolía, lo hacía como los mil infiernos y ardía. Las quemaduras en sus brazos le escocían más de lo que estaba dispuesto a admitir y sus músculos se sentían tan adoloridos peor que cuando dejaba demasiado tiempo sin ir a ejercitarse y entraba de lleno con una rutina exigente.

Sus ojos se movían por todo a su alrededor, el agua hacía su caminar torpe y lento pues le llegaba casi a las caderas, revisaba todo a su alrededor buscando a su padre y a su mejor amigo con desesperación. Él necesitaba saber que ellos estaban bien, su madre moriría si les llegaba a pasar algo y él no se quedaba muy atrás.

Su corazón latía con rapidez y podía escucharlo en sus oídos casi dejándole sordo; no obstante, eso no bastó para impedirle oír los gritos que aclamaban ayuda desde alguna de las puertas cerradas del pasillo y lo hiciera reaccionar.

Con toda la agilidad que el agua le permite, se las arregla para dar con la puerta de la que provienen los gritos de aquella persona que reconoce como una mujer y se decide a ayudarla. Tira del picaporte para tratar de abrir pero la puerta no cede, el agua ejerce una presión contraria dificultando todo mucho más, lo vuelve a intentar y se asoma por la pequeña ventana cuando la mujer comienza a hablarle porque se percata de que hay alguien tratando de ayudarla.

— ¡Mi hija! — chilla la mujer desde adentro de la habitación con la tos interrumpiendo su hablar. — ¡Mi hija! ¡Mi hija! — grita repetidas veces con desesperación.
— ¡Está bien, está bien! ¡Voy a ayudarlas! — trata de calmarlas volviendo a ejercer presión contra la puerta trancada.
— ¡Está trabada! — grita — ¡Está trabada y mi hija está en la habitación de al lado! — informa. — ¡Ayúdala, por favor, por favor! ¡Ayúdala! ¡Ya no la oigo!
— ¿Qué puerta? — preguntó Kai casi con desespero, había una niña por ahí probablemente en un muy grave estado.
— ¡La de al lado! ¡La de al lado! — chilla la mujer — ¡A la derecha!

Kai cambia de puerta tan pronto como lo escucha pero si la puerta de la mujer está trabada la de la habitación en la que está la niña está mucho peor. Ahí no es solo la presión del agua lo que les juega en contra sino también un montón de escombros que hay detrás de esta.

— ¡Está trabada! ¡Hay mucho obstruyéndola! — se queja lo suficientemente alto como para que la mujer lo escuche.
— ¡Ayúdala! ¡Ayúdala! ¡Por favor! ¡Inclsuso si por eso no puedes ayudarme a mí! ¡Sálvala a ella! — la escucha sollozar entre tocidos. — ¡Mi hija! ¡Mi hija!

El muchacho usa toda su fuerza, golpea varias veces la puerta, el agua sube con rapidez y ya le llega por la cintura, se desespera al no poder abrirla y comienza a golpear el cristal de la ventana, de alguna forma tenía que lograr sacar a esa niña de ahí.


****


Goyô Ai Miu:

Sentada en una de las balsas, de brazos cruzados y con el ceño fruncido, su cerebro parecía haberse desconectado del todo y aunque todo era tan claro y vívido frente a sus ojos, nada tenía realmente sentido.

Estaba aturdida, completamente perdida en su propio mundo, en el cual se preguntaba por sus amigos y maldecía a la par que agradecía a Yoongsoo, cuando escucha una voz provenir de algún lado, mira vagamente a su alrededor y nota a un pelinegro parado cerca de su balsa, del lado en el que ella está sentada pero lo que más llama su atención es el pequeño niño que lo acompaña.

El pelinegro habla, Aimiu ve su boca moverse y moverse pero su cerebro no procesa ninguno de los sonidos y tarda unos cuantos segundos en darse cuenta de que está hablando con ella, al parecer.

— ¿Disculpa? — sale de su ensoñación y el ruido externo la aturde un poco más. — ¿Qué decías?
Seungjae está desesperado; debe encontrar a Dokyeom y volver a salvo a la balsa en donde estaba Xianlu, para no dejarlo solo a él, ni a Seokmin.
— ¡El niño! Debes... Ponerlo a salvo, por favor. Van a dejar caer esta ya... Por favor. - suplica, intentando hacer que el niño deje de llorar, abrazándolo a su cuerpo con fuerza. — Te lo suplico.

Aimiu parpadea un par de veces, mira al niño aferrado al cuerpo del pelinegro y luego a su balsa, a su acompañante y muerde sus labios, ¿cómo podría decir que no? Ella no es muy adepta a los niños pero negarse le resultaba tan inhumano.

— ¿Es tu hijo? — pregunta estirando sus brazos para recibir al niño — ¿Por qué no subes con él?
Seungjae se pregunta si la chica le recuerda, aunque no le importa demasiado, sólo quiere al niño a salvo y no puede llevarle.
— Mi balsa... Está demasiado lejos, casi llena, no... No puedo cuidarlo, por favor. - el pequeño llora en su oído y parece calmarse cuando los brazos de la chica le envuelven. — No es mi hijo, sólo... Cuídalo, por favor.

Aimiu lo mira con detalle, abrazando al niño con cuidado. Se le hace ligeramente familiar pero ahora no puede ni tampoco le interesa saber de dónde es que lo conoce, sólo asiente y vuelve a acomodarse en su puesto con el niño encima.

— Está bien, está bien... — pasa una mano suavemente por los cabellos del menor y suspira — Voy a cuidarlo, yo voy a cuidarlo. — afirma.

El pelinegro mira al niño en brazos de la chica y suelta un suspiro, mirando hacia atrás y viendo el cuerpo de la madre del pequeño, causando una punzada en su pecho.

— Gracias. - dice por último, con la mirada en Aimiu y corre en busca de su balsa, encontrándose con la desgracia de que ésta ya no estaba.


****


Woo Ryô Kai:

Él ya no sabe qué más hacer, tiene las manos destrozadas por los golpes y la voz de la mujer se ha vuelto apenas un murmullo. Mira a su alrededor con desespero en busca de otra opción. No tiene mucho tiempo.

No… Ya no tiene tiempo.

El agua vuelve sus movimientos demasiado torpes y lentos, siente que no va a lograr hacer nada por ellas. Ni la mujer, ni la niña a la que ni siquiera ha escuchado. Lo que le hace preguntarse siquiera si estaría viva o no.

Sacude su cabeza, iba a seguir con la petición de la mujer, ve la ventana que hay en la puerta y se decide por romperla con uno de sus puños. Mete su brazo malherido por ella y comienza a hacer fuerza para tumbar lo que la está bloqueando.

De pronto un estruendo se escucha del otro lado, de las cosas cayendo y es ahí cuando por fin escucha un sollozo débil.

— ¿Hola?  — pregunta, espera alguna respuesta de parte de la niña pero lo único que escucha es otro sollozo, y eso le basta. — ¡Voy a sacarte de ahí! — anuncia.

Toma distancia de la puerta, lo más que puede y corre hacia a ella con todas sus fuerzas. Logra hacer que las bisagras cedan y la cerradura se rompa, a la par que siente una corriente eléctrica recorrerle el brazo entero y parte de la espalda. No le da importancia.

Al entrar a la habitación todo es un desastre de escombros, hay fuego pese a que el agua está muy alta, es difícil distinguir algo que no fuesen los restos de lo que alguna vez había sido una bonita habitación de primera clase pero lo hace y lo primero que reconoce le paraliza por unos cuantos segundos.

Había un hombre muerto ahí, aplastado por una especia de latón que había cedido de alguna de las paredes, la sangre manchaba el agua a su alrededor, y parte de una cama le tapaba el rostro. Era una imagen horrible, era una muerte horrible; él probablemente jamás lo olvidaría…

Otro sollozo basta para que Ryô Kai regrese sobre sí y aparte su mirada de aquella desagradable escena. Busca a su alrededor por el lugar de procedencia y no tarda mucho en dar con él.

— ¿Puedes oírme? — Kai pregunta en un tono no muy alto, no quiere asustarla y ella parece estar atrapada detrás de un par de escombros. — Pequeña… — la llama cuando después de mover un gabetero es capaz de verla y su corazón se retuerce en su pecho, adolorido y triste.

Echa ovillo contra la pared, subida sobre un armario que se había caído, la pequeña niña de no más de diez años abrazaba sus piernas y enterraba su rostro entre ellas, llorando, asustada.

— Hey… — llama en tono dulce, — Pequeña… — acerca una de sus manos hacía a ella y apenas la toca la niña da un respingo. Alza su cabeza y le deja ver su rostro; tiene una cortada en la frente y la sangre es llamativa contra la pálida pero sucia piel de la pequeña. Pero sin duda lo que más le mortifica es la mirada que le dedica: tan asustada, tan triste, tan llena de lágrimas y desasosiego.

— M-Mi p-papá… — lloriquea llevando sus ojos hacia la figura del hombre a unos metros de ellos; — M-Mi papá… — llora con desconsuelo y Kai no sabe realmente qué hacer más que tomarla entre sus brazos pese a que la niña chilla y se retuerce para que la suelte y la deje ir con él.

Ella patalea entre sus brazos, Kai está apunto de soltarla porque, realmente le está haciendo daño cuando la voz de la mujer, mucho más débil y ahogada, se escucha desde el mismo lugar de antes.

— ¿M-Mami? — la niña jadea y cuando sus pies tocan el agua porque Kai la ha soltado, nada hasta la puerta. — ¿Mami? ¡Mamá!
— ¡Jun! ¡Jun!— exclama la mujer. — ¡Jun, ¿estás bien?! — la pregunta llega entre jadeos y sollozos, Kai vuleve a hacercarse a la niña cuando la ve teniendo problemas para flotar. El agua está demasiado alta para ella…
— P-papá… Mami, papá… — es lo único que dice la niña antes de que el llanto la vuleva a ahogar y él se siente impotente porque no puede hacer nada por ella.
— Lo sé… Lo sé cariño pero él te quería mucho… — la mujer toce, el hablar se le dificultaba, el agua aumentaba con premura y más pronto que tarde el tuvo que volver a alzar a la niña porque el agua ya le estaba llegando por el pecho.
— Tenemos que irnos… — musita y la niña lo mira como si estuviese loco, vuelve a patalear y a chillar.
— ¡No! ¡Mami! ¡Mami! — lloriquea golpeando con sus pequeños puños la puerta de donde está la mujer encerrada.
— ¡Jun! ¡Jun! — la llama la mujer pero la niña está demasiado ocupada haciendo un berrinche y Kai puede entenderla — ¡Jungyeong! — grita y probablemente está haciendo su último esfuerzo para poder hablarle a su hija — ¡Jun tienes que irte!
— P-pero mami… — gimotea la niña, refregando sus ojos con sus manos sucias.
— No hay tiempo Jun… ya no hay tiempo… — solloza la señora — Jun te amamos… Tu padre te amaba… Yo te amo… Porque te amamos hacemos esto por ti… Te amamos… Vamos a cuidarte siempre… Eres nuestra niña… Jun, mi princesa, recuerda siempre que mami y papi te amaron con toda su vida…
— Mamá… — la niña llora, lo mira y luego a la puerta.
— Tenemos que irnos. — susurra con la voz quebrada, ser expectador de algo como aquello le rompía el alma, ser quien tenía que separarlas dolía pero era eso o que ambas muriesen.
— Cuídala. — la voz de la mujer apenas es audible. — Cuídala, por favor, por favor cuídala… — Kai asiente y comienza a alejarse.

La niña grita, llama por su mama y patalea para poder ir hasta donde estaban. Ellos pueden escuchar a la mujer repitiendo que la amaba y que él debía cuidarla. Iba a hacerlo pero primero tenían que salir de ahí y era difícil.

— Por favor quédate quieta… — le pide a la niña que sigue removiéndose entre sus brazos, la pequeña lo mira; lo mira por largo rato en el que el sigue avanzando lo más rápido que puede por el pasillo desierto, lleno de agua, muebles y escombros.

bomb.
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Mensaje por bomb. Dom 15 Abr 2018, 2:29 pm


bomb.

Capítulo Once: Sexta Parte.


Yoo Hyo Rae:

El barco ardía en llamas y sentada desde su lugar, abrazada al brazo de Eunyoo, Hyorae observaba como todo iba poniéndose de mal en peor. Con el paso de los minutos, el aumento de las llamas y del agua, todo se hacía más caótico. Ya no había ningún tipo de orden para abordar las balsas ni un número determinado de personas. Eso había quedado en el pasado.

A las balsas subían tantas personas como podían, algunas eran lanzadas incluso sin llenarse porque la gente era egoísta y sólo pensaba en sí misma. Ella podía sentir su corazón oprimirse por el miedo, las lágrimas resbalaban silenciosas y con constancia se las secaba contra la manga blanca del uniforme de su mejor amigo.

— Estaremos bien Rae. — Eunyoo le susurra, ella asiente, quiere decirle que no se preocupe que está bien pero nada sale de sus labios. En cambio aparta su mirada de la de él y vuelve a mirar hacía la cubierta; entonces lo ve.
— Yoo… — jadea llamando a su amigo para que vea lo mismo que ella. Al hombre todo mal herido, empapado por completo, con el rostro cubierto de hollín y una niña que no paraba de llorar entre sus brazos.
— ¡Sr. Woo! — exclama su amigo tan pronto lo nota y el hombre los mira. Hyorae mira a su amigo confusa, preguntándose de dónde podía conocerlo.
— ¡Sr. Woo, ¿qué le ha pasado?! — Hyungsik también se levanta, los dos acercándose al hombre que se ha detenido a un lado de su balsa.
— Hyungsik, Eunyoo… — hay alivio en su voz y también en sus ojos al tratar con ellos. — Estoy bien, no es tan malo como parece — miente y acomoda a la niña en sus brazos, cuando lo hace Hyorae nota las quemaduras y cortes en ellos.

Se pregunta cuánto más podría aguantar el hombre, si no le dolía que parecía no molestarle tener a la niña contra ellos.

— ¡Está usted loco! ¡Mírese! — lo apunta Hyungsik con desconcierto y el susodicho sonríe.
— No es tan malo. — asegura. — No puedo subir. — responde como leyendo las intenciones en ambos chicos. — No puedo irme todavía, tengo que encontrar a mi padre y a Hari… — anuncia y solo basta la mención del nombre del futbolista para que el rostro y ánimo de Eunyoo decaiga considerablemente y sus ojos vuelvan a llenarse de lágrimas.
— ¿No lo ha visto? — su pregunta es débil y el rostro del hombro se ensombrece, niega. — Él me dejó aquí… Dijo que lo estaba buscando. — informa y el otro bufa.
— Eish… ese mocoso. — gruñe — Debió quedarse contigo. — suspira. Kai mira a la niña, está mucho más calmada que antes aunque sigue llorando y de vez en vez pregunta por su mamá. Luego mira a los chicos frente a él y se las tiende. — Necesito que la cuiden. — pide.
— ¿Quién es? — Hyorae se mete en la conversación cuando ve a sus amigos dudar y toma a la niña con ella. Kai la mira detenidamente.
— Sus padres… no los pude salvar. — musita y la niña se acurruca contra el pecho de la pelirroja como buscando algún refugio. — Cuídenla, por favor. — pide mirando a ambos chicos. — Yo… yo me haré responsable después pero ahora tengo que buscarlos a ellos.

Hyorae ve a sus amigos ver a la niña, luego al hombre y ambos asienten mientras ella vuleve a acomodarse en su lugar con la niña sentada sobre sus piernas.

— Cuídese usted también. — le pide Hyungsik. — No se hiera más, Sr. Woo.  — el hombre asiente y sin más sale corriendo en dirección contraria a las balsas.


****


Woo Ryô Kai:

El barco ardía, ya para ese punto no debía haber lugar del barco que no estuviese siendo abrazado por las llamas. El humo era denso, tanto que Ryô Kai ya no podía respirar en absoluto; a paso torpe y con la poca energía que le quedaba el joven empresario se deja deslizar por aquella pequeña superficie que aún no ardía por completo. Era irónico para él como agua y fuego se fundían en ese escenario, más de tres cuartas partes del barco estaban bajo el agua ahora, y el cuarto que estaba fuera de esta se consumía por el fuego y él sólo estaba esperando su momento para arder con ella o que el agua inundara sus pulmones.

Comenzaba a cuestionarse que lo mataría primero. Quizás sería la pérdida de sangre, otra opción podía ser morir asfixiado por el humo, ¿no? Era fatídico pero se sentía en cierta paz, su consciencia estaba un poco sosegada. Había ayudado a tantas personas como había podido. Se había herido en el proceso sí y ahora iba a morir, pero al menos todas las balsas habían sido lanzadas al agua a tiempo con tantos pasajeros como era posible y las coordenadas de rescate había sido enviadas a distintos barcos que se habían considerado cercanos a su ubicación.

"Sobrevivirán", se dijo a sí mismo. Lo único que quizás lo mortificaba en ese momento era el hecho de que no había visto ni a su padre ni a su mejor amigo en ninguna de las balsas que ayudó a descender o en la que dejó gente. Ellos, simplemente parecían haberse perdido entre todo el desastre y él estaba rezando sólo porque hayan logrado llegar a alguna balsa y salvado su vida.

Su vista se torna borrosa, más borrosa de lo que ya estaba, los oídos comienzan a pitarle y cada vez es más difícil para él meter aire a sus pulmones. La mano con la que aprieta su lateral para tratar de detener el sangrado se afloja y cuando la imagen de su madre se pinta frente a sus parpados llorando por él y por su padre, un último halo de fuerza a traviesa su cuerpo y se dice a sí mismo que no puede morir como él quiere porque si su padre no se había salvado, ¿quién daría sosiego a su madre? ¿Él podía ser tan egoísta? ¿Morir y tener paz sabiendo el sufrimiento que eso implicaría para la mujer a la que más amaba?

Con lo último de su fuerza se arrastró por donde estaba, sufriendo algunas quemaduras en el proceso, todo ardía, no veía bien y ya no tenía energías. Él literalmente se lanzó por un costado del barco, al parecer justo a tiempo para la última explosión. La que había convertido al Nanami, en restos y escombros.

No supo si el estruendo que lo ensordeció fue el de la explosión o el de su cuerpo impactando contra el agua helada del océano o si fueron ambos. Tampoco supo cómo emergió a la superficie, ni mucho menos cómo se mantuvo a flote, no tenía fuerzas para nadar, ni mucho menos para gritar, él sólo esperaba porque un milagro ocurriese, o que la sangre llamase la atención de algún tiburón y lo devorase vivo.


****


Goyô Ai Miu:

Decir que estaba sorprendida era poco; cuando avistaron un cuerpo en el agua ella no se esperaba de ninguna forma que se tratase del chico que ahora estaba inconsciente en el piso de su balsa.

Una parte de ella quiso moverse y ayudar, quiso ir hasta a él y preguntar… lo que sea, pero tenía al pequeño niño en sus piernas. Se había dormido y ella no iba a despertarlo. En cambio, se queda “tranquila” en su puesto sin perderse detalle de todo lo que hacen para curar las heridas de Ryô Kai…


****


Sung Dong Woo:

La noche había avanzado en un abrir y cerrar de ojos para Dongwoo. Había sido estresante y cansado, había subido a una balsa sólo después de asegurarse de que había podido ayudar a tantos como le era posible; que Youngji estaba segura con su amigo y que la Srta. Park hacía diligentemente su trabajo en otra balsa que no era la suya.

Él, como médico de emergencia, no solía perder la calma con rapidez. Ni mucho menos a desesperarse y con los años había aprendido que mantener la compostura cuando las cosas se ponían ridículamente difíciles y el estrés amenazaban con hacerlo perder el control era lo mejor que podía hacer. No obstante, jamás había tenido que lidiar con una catástrofe de este calibre.

No se sentía preparado y aun así lo había afrontado lo mejor posible. Ahora, a salvo en aquella balsa en la que estaba, cualquier creería que todo sería más fácil de sobrellevar; ya no había riesgo inminente y los heridos eran unos pocos pero no era así.

Ahí parecía haber problemas que iban más allá de lo que el desastre pudiese causar. Historia que venían desde mucho tiempo atrás y que estaban saliendo a flote ahora que todo el mundo estaba irritado y sensible; y él, él era como el punto medio en todo aquello porque los demás parecían conocerse entre ellos. Le tocaba mediar, o al menos, intentar que no se hiriesen más de lo que ya estaban y eso era cansado.

Muy cansado.

— Debería descansar Raehee-ssi — Dongwoo despega sus ojos del cielo para ver en la penumbra al mayor con una mueca seria. — De todos en esta balsa, usted es el más malherido. Debería apagar su cerebro y dejar que su cuerpo se recomponga un poco. — indica, removiéndose en su lugar, largando un suspiro cansado. — Lo peor ya ha pasado.
—Quisiera, pero no puedo, mi mente no me permite desconectarme un segundo de todo lo que ha pasado —toma una respiración profunda—. Solo el respirar me duele —observa a Misuk frente a él dormida en los brazos de Hyunra, y a su hermano, un poco más lejos, entre gente desconocida, mirando hacia el agua.

Dongwoo se mueve delicadamente entre las personas y logra hacerse un lugar al lado del mayor. Lo mira detenidamente y suspira.

— Creo que puedo entender... — musita tranquilamente — Su trabajo es complicado, ha de tener una gran responsabilidad sobre sus hombros, ¿no? ¿Le gustaría hablar de lo que le preocupa/perturba su cabeza? Mi rama no es la psicología ni la psiquiatría pero hablar ayuda un poco a calmar la mente y el alma.

Raehee le observa y duda. En verdad el castaño nunca tenía oportunidad de descargar sus miedos, culpas, o frustraciones, él vivía su vida para los demás, nunca tenía tiempo para él mismo.

— ¿Sabe doctor-nim? Antes de encontrarme en este crucero con mi hermano, no había tenido una charla sincera con nadie. Y... Siento cierta confianza hacia usted, me ha ayudado, es alguien que sabe lo que hace —suelta un suspiro volviendo la vista al menor— He perdido gran parte de mi vida por ocupar el puesto de mi padre como guardaespaldas de la familia presidencial, mi carrera universitaria... Las idioteces que hacen los jóvenes, salir, divertirme. No ha sido fácil, aun así no tuve opción, y ahora estoy aquí, pude haber muerto dentro de ese crucero sin hacer nada de lo que alguna vez soñé —sus ojos se cristalizan y los aprieta con fuerza.

Dongwoo lleva una de sus manos hasta el hombro sano del mayor, dándole un apretón que buscaba ser de alguna forma reconfortante.

— Tiene una gran responsabilidad sobre los hombros... — reafirma con tono suave — Me halaga que esté confiando en mí, trataré de brindarle mi ayuda en todo lo que pueda. Sepa, Raehee-ssi, que puede hablar conmigo siempre que lo necesite. Voy a escucharlo y aconsejarlo hasta donde me sea propicio hacerlo. — sonríe con cierta dulzura para luego apartar su mirada del mayor y fijar sus ojos en el cielo oscuro — La vida nos pone en situaciones imaginadas, y a veces es tan difícil para nosotros controlar el rumbo que tomamos... Hasta que llegamos a una encrucijada; entonces, nos toma un tiempo discernir y decidir qué camino tomar. Es ahí, cuando empezamos a cuestionar todo en nuestras vidas, todas las decisiones que hemos tomado, lo que hemos hecho... Yo creo que usted ha llegado a esa encrucijada. — vuelve sus ojos hacia a él. — Y, para bien o para mal, el momento que le ha hecho recapitular sobre lo que ha sido su vida ha sido de una forma catastrófica pero a la vez... quizás esto le permita esclarecer lo que hará en un futuro próximo. Porque, quizás usted ahorita no se está sintiendo de la mejor manera, quizás tiene demasiadas preocupaciones e incertidumbres que lo perturban y quizás se culpe o cargue con cosas con las que no debería... Pero, usted lo ha dicho, está aquí. Pudo haber muerto pero no lo hizo, la naturaleza le ha dado una segunda oportunidad para organizarse, para ser sincero con los que le rodean, pero por sobre todas las cosas, para ser honesto y sensato consigo mismo, para pensar y volver a tomar decisiones y rehacer su vida... E iniciar otra vez, sólo que esta vez, pensando más en usted que en todo lo demás.
—Uno no siempre puede tomar sus propias decisiones, es una larga historia en verdad y no pretendo aburrirle con mis problemas, pero ahora, es cuando menos puedo pensar en mi doctor-nim —le dedica una sonrisa apagada— Mi padre no pudo salvar al padre de la señorita Park, y yo... —una vez más la escena que había vivido con Hyegeun vuelve a atormentarle y pasa rápidamente la mano por sus ojos y prefiere no continuar porque sabe que va a quebrarse.
— No dije que tuviese que hacerlo de una vez, Raehee-ssi. — repone el médico con una sonrisa a medias — Sólo... le han dado una segunda oportunidad y no debería ser tan duro consigo mismo. Se lo dije recién lo subieron a la balsa, se lo repito ahora y si tengo que volver a repetírselo en un futuro próximo pues, estaré gustoso de hacerlo porque yo realmente creo que no fue su culpa. No debe cargar con ello, hizo bien su trabajo, hizo todo lo que pudo y todo lo que pudo hacer fue más que suficiente. — lo mira seriamente, tratando de brindarle cierto consuelo — Hay cosas en esta vida, Raehee-ssi, que no podemos controlar... Nos gustaría pero no podemos, y créame cuando digo que puedo entender por lo que está pasando o al menos hacerme una idea... Usted es guardaespaldas, su trabajo es cuidar a capa y velar por la seguridad de la persona para la que trabaja; a veces, ese trabajo se complica y las cosas pasan... Yo soy médico de emergencias en Seúl, Raehee-ssi. Soy relativamente joven y he pasado poco tiempo en el hospital pero recuerdo que una vez hace realmente poco llegó una niña a emergencias. Ella llegó en un estado muy crítico, su familia había tenido un accidente automovilístico. Su madre, estaba desesperada y me hizo prometerle que salvaría a la niña pero ella... realmente no había mucho que pudiese hacer. — el moreno siente su voz temblar, su respiración se ha vuelto un poco más tensa y sus manos comienzan a temblar — La niña murió y su madre obviamente se alteró mucho, dijo que fue mi culpa, que no había cumplido mi palabra y que había fallado... La entiendo, la mujer acababa de perder a su niña, era completamente comprensible pero yo sí hice mi trabajo... Mis colegas me lo dijeron, así como yo se lo estoy diciendo a usted ahora, me hicieron saber en todo momento, porque yo en ese entonces no dejaba de culparme, y cuestionarme que si tal vez hubiese hecho las cosas diferentes la niña no hubiese muerto en mis manos, pero fue así como sucedió y yo en ese momento hice todo lo que pude... — Dongwoo inspira profundo tratando de no perder la poca calma. — Como podrá ver es algo que todavía me afecta, cosas como esas no son fáciles de superar... Y probablemente para mí, esa no sea la última vez que vea a alguien morir en mis manos pese a que yo haya hecho mi mayor esfuerzo pero... ese no era mi punto. Mi punto aquí es que la naturaleza es caprichosa y cuando la vida, el destino, dios o en lo que sea que usted crea,  ha decidido que alguien ya no va a estar más con nosotros puedes mover cielo, tierra y agua e igualmente va a irse y eso está bien... Así que tal y como lo hicieron mis colegas conmigo en aquella oportunidad, yo voy a estarle recordando constantemente mientras estemos juntos que usted ha hecho bien su trabajo, que hizo todo lo que pudo y que no es su culpa... Porque no es su culpa Raehee-ssi, yo lo creo así y con un poco de suerte, más pronto que tarde usted también lo creerá así. Y no se preocupe, no me aburre... Puede hablarme y contarme todas las historias que quiera, por largas o cortas que estas sean. Será un placer para mí escucharlo, puede tomarse la confianza de hacerlo. Yo se lo estoy permitiendo. — termina por regalarle una sonrisa amable y palmea fraternalmente su espalda con cuidado de no lastimarlo más de lo que ya estaba.

Sin darse cuenta una vez más estaba sollozando.

—Nunca había escuchado a alguien morir doctor-nim, yo no fui preparado para esto, como mi padre tampoco estaba preparado para ver morir al padre de la señora Park —sus labios tiemblan al hablar y la angustia lo inunda— Mi padre no pudo volver a trabajar y por eso yo tomé su lugar... Temo no poder recuperarme de esto, no soy tan fuerte como debo ser después de todo, pero no puedo permitirme dejar sola a la señorita Park, en este momento, y aunque me culpe y me odie, soy lo único realmente cercano que tiene, y eso es aún más triste.
— Nadie nunca está preparado para ver o escuchar a alguien morir Raehee-ssi. Ni un médico ni un guardaespaldas, ni un soldado o un policía... Es normal que sea algo difícil de procesar.  Aun así, yo creo que usted subestima su propia fortaleza. — comenta, se recuesta cansinamente en su asiente y mira a la chica de cabellos negros a unos pocos metros de ellos — Es un buen hombre, Raehee-ssi; no debería odiarse ni culparse, no fue su culpa. Usted se está sobreponiendo a lo que ha pasado, tiene dos razones aquí en el bote para hacerlo y es una situación muy incierta como para darnos el lujo de descomponernos. Obviamente, usted no va a dejar ni a su hermano ni a la señorita a su suerte y eso es admirable porque usted podría simplemente encerrarse en sí mismo y consumirse en sus emociones pero las está haciendo a un lado por razones mayores y eso hasta cierto punto está bien... Si usted no deja que esos malos pensamientos y esos malos sentimientos lo consuman entonces, será más fácil para usted el superar esta situación. No digo que vaya a ser de la noche a la mañana pero sabrá sobreponerse
—Gracias doctor-nim —le mira haciendo una pequeña reverencia— Me ha escuchado, dado ánimos y aconsejado siendo un total desconocido, de verdad... Ha sido muy amable, he tenido mucha suerte de que esté en esta balsa —suelta un suspiro cerrando sus ojos. Estaba demasiado cansado como para siquiera mantenerlos abiertos.
— No tiene nada que agradecer Raehee-ssi; me gusta ser de ayuda. Ahora, debería descansar, trate de dormir un poco aunque sea, necesitará energías para cuando el sol despunte en un par de horas — musita calmo, tratando de seguir su propio consejo a la vez.


****


Rae Eun Yoo:

La noche avanzaba lenta y el vaivén de la balsa parecía ir a ritmo con ello. Lo que alguna vez había sido el Nanami, aquel precioso crucero y la solución a todos sus problemas financieros había ido a parar al fondo del mar. Y con él la vida de muchas personas desafortunadas.

Él era afortunado, sus amigos también y la pequeña niña sentada entre él y Hyorae igual. Él esperaba de todo corazón que el Sr. Kim también lo hubiese sido, al igual que el Sr. Woo; ellos debieron ser afortunados también. Eran buenas personas, la fortuna solía sonreírle a las personas generosas, entonces… Ellos debían estar bien, ¿no?

— En un barquito blanco… — aquel murmurllo le sacó de su ensoñación, aquella voz dulce y aniñada, corrompida por el llanto. — En el cielo azul… — baja su mirada inmediatamente a la niña a su lado. — Hay un canelero y un conejo… — continúa y debe sentir que es observada porque alza sus ojos llenos de lágrimas hasta toparse con los del pelinegro y su labio tiembla cuando intenta seguir la canción.
— Sin vela y sin remo… — la sigue él, sintiendo algo en su interior romperse porque esa es la canción favorita de su pequeña y él realmente no sabe si volverá con ella. — Sin embargo desliza… — ella forma un puchero, y sus pupilas tiemblan de miedo y tristeza; él pasa un brazo por los hombros de la pequeña y ella se pega a él rodeándole con sus brazos, llorando contra su pecho mientras él le sigue cantando la canción que ella venía tarareando.

«Desliza suavemente hacia la orilla del oeste.
Navega por la Vía Láctea
Rumbo al país de las nubes»


En la balsa su voz es lo único que se escucha y él hace un esfuerzo porque la canción suene tan linda como cuando se la canta a Sunbi antes de acostarla pese a que el nudo en su garganta le dificulta hasta el respirar.

« ¿A dónde viaja más allá del país de las nubes?
Rumbo al reflejo centelleante
Tan lejano,
Rumbo a la baliza luminosa de un alba nueva.
Ahora, niña, busca un camino.»



****


Goyô Ai Miu:

Ai Miu despierta cansada y adolorida, realmente no sabe en qué momento de la noche el sueño la venció pero se da cuenta de que no ha cambiado mucho su posición, en especial porque el niño sigue acurrucado sobre sus piernas al igual que ella está acurrucada contra el pecho de Yoongsoo.

Mira a su alrededor solo para ponerse al tanto de lo que la rodea aunque sabe que probablemente nada ha cambiado en ese par de horas que durmió porque siguen en una balsa en medio de la nada. Suspira.

Siente al niño moverse  entre sus brazos y lo mira por unos instantes. Se remueve, sus mejillas siguen sucias, sus heridas, aunque tratadas, no tienen muy buen aspecto y algo en su interior se remueve apenado cuando el niño abre sus ojitos y la mira con tristeza.

— ¿Estás bien? — le pregunta en un muy suave susurro, casi como si fuese algo confidencial pero el niño no le responde, la mira ladeando la cabeza y su ceñito se frunce con confusión. — ¿Me entiendes? — cuestiona comenzando a sopesar la idea de que el niño tal vez no hablaba en coreano. — ¿Konichiwa? — intenta en su idioma natal pero el niño no muestra señales de entendimiento — ¿Hi? — el inglés es otra opción descartada y suspira. — ¿Nihao? — su chino está un poco oxidado pero sonríe con suficiencia cuando el niño reacciona ante su saludo. — Así que eres chino. — acaricia su mejilla con delicadeza, limpiando los restos de lagrimas secas y suciedad. — ¿Me dirías tu nombre? — pregunta con delicadeza, sonriéndole con ternura pese a que normalmente los niños no son su fuerte. Pero el niño no le responde, en su lugar se vuelve a acomodar sobre su regazo, acurrucándose contra su pecho y cierra sus ojos otra vez. — Suspongo que eso es un no… — musita para sí misma, alza su mirada al cielo, tan azul y despejado…

Parece como si se estuviese burlando de ellos y suspira.

— No importa… Estarás bien. — le dice, encogiéndose sobre sí para dejar un pequeño beso en los cabellos oscuros del niño. Su lado más maternal aflorando desde lo profundo de su ser. — Voy a cuidar de ti y estaremos bien…


****


Woo Ryô Kai:

Tendido sobre el piso de la balsa, con las heridas vendadas lo mejor posible y sin ningún atisbo de querer recuperar el conocimiento, Ryô Kai reposaba. Su piel estaba pálida y su respiración era tan débil y pausada que casi parecía que no lo estaba haciendo.

Cubierto con una manta térmica, habían tenido que quitar su camisa empada y ensangretada para poder atenderlo como era debido y su cuerpo se sacudía ligeramente debido al frío pero él no podía sentirlo.

No sentía nada, no era consciente de nada. Ni de la situación, ni de las personas que lo rodeaban. Nada, él estaba sumido en una oscuridad de la cual no sabía si sería capaz de escapar porque cada vez veía todo más lejano.

Pero con el sol despuntando el alba, se daba inicio a la calma después de la tormenta. La catástrofe había pasado y ellos se habían dejado llevar por la corriente en sólo Dios sabía que rumbo.

Fue el escozor en sus heridas y el dolor en sus músculos lo que lo fue jalando poco a poco desde la inconsciencia a la consciencia pero Ryô Kai no era hombre de quejarse realmente, sentía que no tenía derecho a ello; era más bien como que todo lo que le había pasado sólo era el cobro de la naturaleza por haber permitido que tantas vidas se perdieran y para él, estaba siendo generosa al permitirle seguir respirando.

No profiere ni un simple chillido, ni un gemido, ni un murmullo: nada. Abre sus ojos con lentitud, permitiéndoles acostumbrarse al oscuro amanecer y mira tranquilamente a su alrededor. Siente todos sus músculos cansados, se siente mal tanto física como emocionalmente pero un cálido consuelo le llena el corazón al notar un rostro conocido entre toda esa gente. Que Hari estuviese dormitando a un de los lados de la balsa, bastante cerca de donde él se encontraba tumbado era un alivio; él se había salvado.

El joven empresario parpadea un par de veces más y soltando un suspiro trata de incorporarse en su lugar pero no puede. Siente como si mil agujas se le clavasen a un costado y algo así como un siseo se le escapa por los labios cuando el dolor por ese acto lo abrasa

Joowoo escucha el suspiro y sus ojos en un instante estaban en el mayor y una vez ve que intenta levantarse se mueve rápidamente para quedar a su lado.

—Sr. Woo, con todo el respeto que usted merece, no le recomendaría que hiciera eso... —habla el chico, con cierto aire divertido. Él solo quería que todos se sintieran lo mejor posible en la situación en que se encontraban —Se haría más daño y eso no es algo que queremos, ¿Verdad?

El mayor mira por unos instantes al chico rubio frente a él, joven y de buen humor ¿quién podía tener buen humor en aquella situación? Al parecer ese chico.

— ¿No? — duda por un momento dejando escapar otro suspiro, este un poco más lastimero y asiente, nota entonces que le han curado y vendado las heridas, así que regresa su mirada al chico  pregunta — ¿Quién me ha tratado? ¿Cuánto tiempo llevo dormido?
—Yo no lo definiría como "tratado", señor, simplemente limpié y vendé. —Responde a la primera pregunta, encogiéndose de hombros —Y... No mucho en realidad, desde anoche. —le informa —Es bueno que haya despertado de hecho, porque, hablando de limpiar y vendar, debería dar una mirada a esas heridas, si usted me lo permite, son bastante grandes y no quisiera que se infectaran.

Kai consigue algo simpático en la forma en la que el chico se comporta, y también en su manera de tratarlo, tan formal, tan "señor".

— Oh, ya veo. — asiente quedamente, el atisbo de una sonrisa dibujándose en sus labios. — ¿Qué edad tienes? ¿Cuál es tu nombre? Por la forma en la que me estás hablando siento como si estuvieses tratando con mi padre, no conmigo. Él es el "Sr. Woo". — le sonríe a medias, pero lo hace de mejor ánimo. — Mi nombre es Ryô Kai y tengo 27, no es necesaria tanta formalidad. Estoy agradecido contigo por tratar mis heridas, yo debería estar siendo más educado al momento de hablarte no al revés.
—Im Joowoo, tengo veinte, señor. —se presenta pero un instante después abre sus ojos con sorpresa —Lo siento, Ryô Kai-ssi. —se corrige, una sonrisa apenada dibujándose en sus labios —No ha sido nada, en realidad a la que debería agradecer sería a Eunsun-ssi, ella lo vio cuando saltó del barco. Si eso no hubiera pasado yo no habría podido hacer nada. —explica.
— ¡Ah, pero qué modesto! — medio burla adoptando de a poco el buen humor de su acompañante. Al fin y al cabo, de nada le servía echarse a morir o tener una actitud desagradable y negativa en un momento así, ¿verdad? — Estoy igualmente agradecido contigo Joowoo-ssi, así como lo estoy con mi salva vidas... Aunque no sepa quién es. — una mueca se forma en sus labios y echa un vistazo a su alrededor.

Ahora que estaba más despierto, más lúcido, pudo reconocer algunos otros pocos rostros además del de su mejor amigo como el del moreno sentado al lado de una chica de cabellos platinados que cargaba un niño en brazos. Chica a la que él conocía y que su corazón lamentaba profundamente estuviese ahí.

—Oh, bueno, eso podemos arreglarlo. —sonríe ampliamente y se da la vuelta hacia donde está la mencionada chica —¡Eunsun-ssi, ven un momento! —le llama y vuelve a mirar a su mayor —Ya podrá agradecerle y de todas maneras necesito algo de ayuda, y parece que el Sr. Kim no está disponible ahora. —ríe levemente, mirando a este, quien estaba profundamente dormido.

Eunsun se sobresalta un poco cuando escucha su nombre siendo llamado, otra vez estaba demasiado metida en su cabeza. Pero eso no evita que se levante y vaya hacia Joowoo.

— ¿Si Joowoo-ssi? —pregunta, arrodillándose para quedar al nivel del chico. Y se da cuenta de que el otro hombre ha despertado, por lo que rápidamente hace una reverencia en su dirección —Buenos días. —saluda con voz tenue, solo decía esas palabras por impulso porque, en realidad, el día no tenía muchas cosas buenas.
—Necesito que me des una mano, ¿Puedes? —pregunta Joowoo, señalando el vendaje en el torso de Ryô Kai. Eunsun asiente, pero no dice más palabra —Bien... ¿Nos permite? —cuestiona, esta vez dirigido al mayor de los tres.
— No creo tener otra opción, ¿o sí? — bromea y deja que el chico se acerque a retirarle el vendaje. Luego se detiene a mirar a la chiquilla frente a él y sonríe amablemente.
— Buen día, Eunsun-ssi. Es un placer volverla a ver y tener la oportunidad de agradecerle por su ayuda.
—Oh... Sí, ni lo recordaba. —admite, mientras le pasa a Joowoo una de las pequeñas botellas con agua que había en el bote, este comienza a echarla con delicadeza sobre la herida —No tiene nada que agradecer Ryô Kai-ssi.
— No sé si sentirme ofendido por eso o no. — musita con una media sonrisa hacia la chica que es más una mueca por el ardor en sus heridas que otra cosa. — De hecho, si debo hacerlo. Gracias a usted señorita, estoy vivo.

Eunsun logra sonrojarse con las palabras del mayor y evita su mirada.

—De verdad, Ryo Kai-ssi, era lo menos que podía hacer... —insiste, jugando con un rollo de gasa entre sus manos, esperando a que Joowoo se lo pida ya que lleva bastante adelantado el trabajo en la herida —Y sobre sentirse ofendido pues... No sé, tengo una mala memoria, lo siento.
— Ya veo. — suelta un ligero siseo de dolor y lanza una rápida mirada al chico que lo está curando. Luego regresa su atención a la chica — De igual forma, le estoy agradecido. Les debo mi vida, tanto a usted como al chico que me está troturando, quiero decir curando en estos momentos. Gracias por tomar cuidado de mí, los compensaré en su debido momento, lo prometo.
—Por... ¿Por qué se ha quedado tanto en el barco? —pregunta Eunsun, cambiando el tema radicalmente ya que se da cuenta que Ryo Kai no va a dejar de agradecerles si no lo hace —Digo... Ya no quedaba nadie más, ¿Por qué siguió allí?
— Estaba ayudando a todo el que podía. — responde vagamente, formando una fina línea con sus labios — Yo... Ese era mi barco. Bueno, de mi compañía. La falla fue culpa nuestra, el incendio, el que el barco se hundiese, la muerte de todas esas personas que no pudieron salvarse y este mal rato que han vivido los que sí se subieron a una balsa corre bajo mi responsabilidad. — su voz se hace más tenue, la culpa tiñendo su triste mirar — Es algo así como... todas las personas que estaban ahí, confiaban en la seguridad que prometíamos y nosotros... nosotros simplemente les fallamos. — suspira, un suspiro cansado, derrotado. — Yo sólo... no quería irme hasta no estar seguro de que todos los que pudiesen estuviesen a salvo. Y también está esa loca y romántica idea de: "el capitán se hunde con su nave" o algo así...
—Entonces... ¿Pretendía morir? —pregunta, sin ningún tipo de inhibición, mirando a su mayor con el ceño fruncido. Joowoo se sorprende por la pregunta, mirando a Eunsun como si le hubiese salido otra cabeza.
— Sí, fue la primera opción... También la más cobarde, quizás por eso terminé lanzándome antes de que realmente muriese ahí dentro. — hace una mueca con sus labios, mirando a la chica tan amablemente como le es posible. — Muchas ideas pasaron por mi cabeza en ese momento señorita... Yo, realmente no era una prioridad. No es que estuviese intentando hacerme el héroe pero sólo no me era admisible subir a una barca cuando todavía había personas propensas a morir en el barco... Yo sólo, me sentía responsable por ello. Todavía lo hago — sonríe vagamente, sin ninguna gracia una mueca tristona y desanimada — Pero supongo que tuve un momento de lucidez estando al borde de la muerte. Quiero decir, yo estaba ahí con mi padre, y yo realmente no sé si él ha logrado salvarse o si pereció en medio del desastre, entonces pensé en mi madre... ¿Sería justo para ella el haberle arrebato a su esposo y también a su único hijo? Yo supongo que muy dentro de mí no podía permitirme dejarla sola.

Eunsun asiente, comprendiendo lo que Ryo Kai razonaba. Joowoo le pide la gasa y ella se la pasa rápidamente.

—Si le hace sentir mejor... No creo que fuera su culpa, es imposible que una falla técnica sea su culpa. —musita ella —Y tampoco creo que fuera cobarde, por el contrario me parece un acto muy valiente. Yo no he ayudado a nadie, me subieron a esta balsa y aquí me quedé, ni siquiera busqué a mi hermano. —suspira —Yo soy la verdadera cobarde.
— Gracias. — hace un ligero gesto con la cabeza en agradecimiento, y se toma la molestia de extender su mano hacia las de la rubia, toma una de ellas y la aprieta en un gesto que busca ser confortante — Si la hace sentir mejor yo creo que está siendo demasiado dura consigo misma. Piénselo de esta forma, probablemente su hermano lo hubiese preferido así, que usted estuviese a salvo... Además, todavía hay la posibilidad de que él haya subido a otra de las balsas. La esperanza es lo último que debe perder señorita
—Estoy de acuerdo con Ryo Kai-ssi. —comenta Joowoo, introduciéndose en la conversación —Encontráremos a tu hermano, ya lo verás. —le sonríe a la chica.
—Gracias... —musita ella en respuesta con su mirada fija en su mano entrelazada con la del mayor —Sí me hace sentir un poco mejor. —confiesa, dándoles a los dos una pequeña sonrisa.
— ¡Eso está bien! Sonriendo la vida es mejor. —dice Joowoo y luego mira a Ryo Kai. —Bien, aquí también está todo listo. Tiene un mejor aspecto que ayer, pero aun así debería permanecer recostado, Ryo Kai-ssi.

El castaño asiente con la cabeza, es lo único que puede hacer y que puede mover sin sentir un infierno encima. Se queda mirando a la chica frente a él tanto rato como le es posible sin verla realmente porque al igual que ella se ha sumido en su propio mundo. Haciendose cabeza por el paradero de su padre, por la reacción de su madre cuando se enterase de todo lo que ha pasado; su corazón duele, duele más que todas sus heridas juntas y las lágrimas de aglomeran en sus ojos mas no está dispuesto a llorar.

Él no puede hacer eso. No tiene derecho.

Observa a ambos rubios y no puede evitar esbozar una pequeña sonrisa ante el buen ánimo del chico más joven y suspira.

— Si lo dices así... — tararea recostándose con cuidado para no hacerse más daño, todavía sin soltar la mano de la chica. — Tienes demasiado buen ánimo niño, pero gracias... Supongo que eso sirve mucho en momentos como este.

Se distrae un momento al notar que Hari comenzaba a despertarse y sonríe con cierto gesto divertido porque su amigo, no importaba el lugar o la situación, si estaba cansado siempre podría conciliar un par de horas de sueño.

—Hyung. —exclama Hari reaccionando al fin— Hyung, ¿Cómo te sientes? —quiere abrazarlo, realmente se muere de ganas de hacerlo pero no quiere causarle más dolor del que probablemente tendrá.

El aludido alza su mirada y la fija en su recién levantado amigo, le regala una sonrisa tranquilizadora encogiéndose de hombros como puede.

— Sin duda alguna creo que he tenido días mejores pero no me quejo... Al menos no mucho. — dice — ¿Qué tal tú? No te has herido en medio de todo este desastre, ¿verdad?
—Ah pero si se ha comportado muy bien, Ryo Kai-ssi, en definitiva no se ha quejado casi nada. Si tuviera una golosina se la daría como premio. —comenta Joowoo, sonriéndole —Es cierto, lo siento por no preguntar antes, Sr. Kim, ¿Tiene alguna herida? ¿Puedo ayudarle?
—Estoy en perfectas condiciones. —asegura— Ni siquiera deberías preocuparte, mírate —suelta un suspiro mirando al mayor — Quiero abrazarte y tengo miedo de tocarte... Hyung... Tú debiste mantenerte a salvo —rápidamente desvió la vista del mayor y miró hacia el mar conteniendo sus lágrimas, le dolía ver al mayor en esas condiciones, sabiendo todo lo que había hecho su familia por ese crucero, y temiendo por el paradero del señor Woo.

El mayor mira a ambos chicos y niega.

— Eish... este par de mocosos. — mira a su amigo y niega con la cabeza — Me conoces Hari-yah, no hubiese podido estar tranquilo de otra forma... Además, no soy de cristal no vas a lastimarme más si de pronto quieres abrazarme. Sanaré rápido no te mortifiques por eso. Yo estoy mucho mejor y esto es más soportable sabiendo que te encuentras en buenas condiciones. Mi corazón se siente más ligero — le sonríe con cariño y luego pasa su mirada al más pequeño de los tres — ¡Yah! ¿Por qué estás tratándome como si fuese una cría cuando es que te llevo casi ocho años? — le riñe sin ser realmente serio, una sonrisa divertida tirando de sus labios apenas y se entretiene jugando con la mano de la chica a su lado — ¿Has visto? — mira a su mejor amigo, fingidamente indignado — Estos mocosos de ahora no siente respeto hacia sus hyungs.
—Ah, yo solo intentaba ser gracioso, a través del humor puedes suavizar algunos de los peores golpes que te ofrece la vida y creo que este ha sido bastante fuerte... —explica Joowoo —Lo siento si se ha ofendido, Ryo Kai-ssi —se disculpa, bajando la mirada.

Ha Ri inspira profundo aun así sin poder evitar que sus ojos se cristalicen, se había mantenido demasiado fuerte por Eunyoo, por Chaeyoung, pero la idea de poder perder a su mejor amigo, a su hermano, lo había devastado.

—Si no hubieras saltado no estarías aquí hyung. —pasa las manos por sus ojos rápidamente— Estoy tan enojado porque no lo hiciste antes que cuando te recuperes juro que te golpearé —se arrodilla en la balsa frente a él y lo abraza, no lo hace con demasiada fuerza por su estado, pero quiere sentir que ahí está, a su lado, como lo ha estado siempre.

El mayor no tarda en corresponder el abrazo, soltando finalmente la mano de la rubia a su lado. Se concentra en su amigo y deja una pocas palmaditas reconfortantes en su espalda.

— Yah... No tienes que ponerte así, estoy vivo. No llores. — susurra con gesto suave, alborotando ligeramente los cabellos de su amigo en un gesto fraternal. — Aigo... Nuestro Hari-yah es tan sentimental. — sonríe con ternura — ¿Qué voy a hacer contigo, mocoso? Gracias por preocuparte por mí pero no es necesario que te pongas así, estoy bien. Y estaré mejor pronto, ¿sí? — le anima apretando sus hombros con cariño para luego volver su atención al rubio — Tranquilo, Joowoo-yah. Solo bromeaba contigo, no me molesta ni me ofende como me has tratado. Pueden tratarme más cómodamente si gustan, — mira no sólo al rubio sino a la rubia también.
—Encima te burlas, en verdad si quieres que te golpee —suelta un pequeño bufido pero hay una pequeña sonrisa en sus labios, — trátenlo mal, por haberme hecho preocupar tanto —dice hacia los menores volviendo a su asiento.
—  ¿Por qué exageras las cosas? Sólo trato de no preocuparte más de la cuenta... Eres mi dongsaeng. —  se encoge de hombros y hace una mueca cuando siente un pinchazo de dolor en sus costillas por ese acto —  No me traten mal, no se los permito al menos que lo tenga merecido. —  apunta a los dos más pequeño y sonríe —  Pero sí pueden ser menos formales si gustan.
—No puedo no preocuparme hyung, eres un hermano para mí, no sé qué habría hecho si algo te pasara —suspira bajando la mirada— Pero estás a salvo, herido pero a salvo, y más te vale te comportes y cuides de tu salud, aunque seas mi hyung también puedo cuidar de ti y es lo que pienso hacer, debes descansar y no preocuparte por nada más que tu salud.
— ¡Yo lo mantendré vigilado Sr. Kim! —promete Joowoo, acomodándose mejor en el suelo del bote —Me aseguraré de que no trate de levantarse bajo ninguna circunstancia.
— Yah... — el mayor mira al chico y suspira — Eso no es necesario, tampoco es como si hubiese muchos lugares a los cuales ir. — comenta con una mueca fugaz — Deja de llamarle Sr. Kim, puedes decirle Hari-ssi, yo te autorizo. — mira a su amigo con gracia — Cada vez que te dice Sr. Kim, me acuerdo de las pocas veces que fui a tu casa y me topé con tu padre — dice a su amigo, su nariz se arruga en una mueca graciosa y niega.
—Con solo sentarse podría hacerse daño Ryo Kai-ssi. —explica el rubio.
—Perdón pero... ¿Ahora qué haremos, alguien tiene un plan? —pregunta Eunsun de repente, hablando por primera vez desde que Hari se había despertado.
El castaño regresa su atención a la rubia y suspira.
— Realmente no hay mucho que podamos hacer por ahora señorita Lee. — musita Kai con una mueca — Pero sería propicio hacer un pequeño inventario de los recursos con los que contamos en la balsa, comida y agua específicamente. Antes de que el barco se terminase de hundir y perdiéramos contacto con las centrales marítimas, nuestras coordenadas y un mensaje de auxilio fueron enviados a unos buques cercanos por lo que deberían estarnos buscando en este momento. — informa — La comida, habrá que racionarla si tenemos. — señala con una diminuta mueca, hasta hablar le dolía — Realmente no sabemos cuánto tiempo vamos a estar a la deriva hasta que nos encuentren o si vamos a llegar a tierra firme en algún momento y mientras no encontremos otra fuente de alimento, será necesario hacer rendir lo que tenemos. El agua... el agua es vital y no sé si haya. Sé que algunas de las balsas cuentan con agua embotellada y comida empaquetada pero no sé si todas, y las que no tienen no sé si cuentan con otra alternativa. Así que... — suspira — primero revisen qué tenemos aquí, con qué contamos y traten de no hacer mucho esfuerzo... También hay que cubrirnos del sol, aguantar sol por mucho tiempo en nuestras condiciones es fatal. El cuerpo se calienta y se deshidrata más rápido también.
— ¡Sí capitán! —exagera Joowoo, poniéndose en movimiento al instante, a lo cual Eunsun pone sus ojos en blanco. El chico vuelve a los pocos instantes con un artefacto en sus manos que Eunsun no reconoce —Eh... Hay algo de comida, no demasiada. Y aún quedan un par de botellas de agua ya que yo gasté una para limpiar su herida... ¡Pero tenemos esto! —dice, levantando el aparato, realmente se veía feliz por haberlo encontrado.
— Ah... Eso está bien. — comenta Kai sintiéndose de pronto realmente cansado. — Es una bomba para destilar agua, creo. — musita, — Por algún lado deben de estar las instrucciones para armarla y manejarla... Hari-yah, ¿por qué no lo ayudas? — pide a su amigo, el mayor siente sus ojos más pesados, y su respiración más pausada, pero prefiere no decir nada al respecto y pretender que el dolor no lo está mareando, ¿o quizás era el movimiento? En la balsa el ritmo de las olas se sentía más.
—Ah... Se supone que debe haber instrucciones por ahí —dice y ve a su lado una especie de manual que alguien extiende hacia él, levanta la mirada y el mismo moreno que le había ayudado anteriormente es quien se lo alcanza.
—Esto es lo que busca —dice y observa a Joowoo estirando su mano hacia él— Permíteme, se cómo armar esto —dice y es entonces que casi inevitablemente su mirada choca con la de Ryo Kai, la cual evita de inmediato.

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Mensaje por bomb. Dom 15 Abr 2018, 2:49 pm


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Capítulo Once: Séptima Parte.


Byun Young Ji:

Jesun no había soltado a Youngji en toda la noche, se había despertado muchísimas veces, su espalda dolía y no encontraba cómodo, pero no quería molestarle moviéndose demasiado. Cuando el sol salió, ya no pudo volver a conciliar el sueño, por algún motivo no era suficiente el cansancio como para mantenerlo quieto.

— Aun en una balsa en medio del mar y estando súper cansados tienes un muy mal dormir, oppa. — Balbucea en un vago y somnoliento quejido la menor, lleva sus manos a sus ojos, tallándolos suavemente para quitar un poco el sueño y se estira ligeramente en su lugar sintiendo como todos sus huesos crujen y duelen — ¡Ah! Tan incómodo, me duele todo... Estoy tan cansada. — Forma un puchero inconscientemente en sus labios y suspira — Qué bien que terminaron estás vacaciones. — musita con cierto sarcasmo y tristeza, más para sí misma que con su amigo. Porque no, no lo está culpando, ella sólo está un poco decepcionada y deprimida por cómo había resultado todo
Pasa un dedo por los labios de la menor e imita aquel gesto aniñado.
—Lo siento, esta parte nunca estuvo en mis planes. —se lamenta y al final puede estirar sus musculos tratando de no molestar a nadie a su alrededor— Si no fuera porque la mafia me busca desearía estar en Corea —está bromeando, aunque lo suelta como si nada esperando la reacción de su mejor amiga.
— Eres estúpido pero no tan estúpido como para meterte con la mafia, oppa. — Ella se encoge en su lugar, regresando a su postura anterior donde abrazaba a su mejor amigo — No te disculpes, no es como si esto fuese tu culpa... Al menos estoy feliz de que estés conmigo, no sé qué haría si no te tuviese a mi lado. Me das seguridad.
—Soy tu esposo y padre del niño o la niña que llevas en tu vientre, no deberías llamarme de esa forma —posa la mano en el plano abdomen de la chica y le sonríe dejando un sonoro beso en su mejilla— Deseo que tenga más de tus genes, o los de mi familia, pero que no se parezca a mí, por favor.

Youngji quiere reír, pensando que su mejor amigo no tenía remedio, cualquier otra persona en su lugar no estaría diciendo cosas como esas, o luciría tan relajado tampoco y aunque sabía que probablemente en su interior Jesun estaría preocupado, más que por él mismo, por ella, le agradecía esa manera tan suya de hacerla sentir mejor.

— ¿Por qué no? Eres mi esposo y padre de nuestro hijo, si me casé contigo es porque algo bueno has de tener Oppa. — le sigue la corriente y se acurruca más contra el pecho del mayor — Yo quiero que si es niño se parezca a ti, quizás un poco menos problemático, pero con un corazón lindo... Como el tuyo, y que sea guapo/a... como tú también.
—Ese niño será una belleza con padres como nosotros ¿Ah? —le rodea con sus brazos apoyando el mentón sobre la cabellera oscura de la menor— Es lindo que encuentres cosas buenas en mi cuando nadie lo hace. —mira hacia el mar que se veía infinito y prefiere seguir la actuación antes que ponerse sentimental— Deberíamos pensar nombres... Hay tantos bonitos...
— La gente es tonta Oppa y está ciega. Ellos sólo se basan en la primera impresión y en esa imagen de chico malo que tienes. — Youngji niega inspirando profundamente, sintiéndose cálida y en casa entre los brazos del mayor — No se dan la oportunidad de conocer al gran chico que hay detrás de esa fachada de chico problema... Tienes muchas cosas buenas, Jesun-ah — ella sonríe dulce, tierna y hasta cierto punto un tanto avergonzada por haberse puesto sentimental — No soy buena escogiendo cosas... ¡Ni siquiera sabemos si es niño o niña!
— ¿Chico malo? —infla sus cachetes y toma las manos de la chica para que acune su rostro— Tú conoces a este Jesun, por eso me amas —muestra una sonrisa completa y deja un beso fugaz en la pequeña y delicada nariz y su mejor amiga— Si es una princesa como tú, será Ha Neul, y si es niño... Me gusta Min Ho.
— ¿Por qué no "Je Sun" en caso de ser niño? — ella se aparta de su mejor amigo fingiéndose indignada — No quieres que nuestro hijo se parezca a ti ni que se llame similar, ¿estás seguro de que quieres ser parte de esto? — dramatiza formando un pequeño puchero con sus labios. — Eres tan desconsiderado, aunque me gusta Ha Neul.
—Siempre me pareció ridículo que los padres pongan el mismo nombre que ellos a sus hijos. El nombre Je viene por generaciones en mi familia, y tal vez mi hermano siga con ello pero yo no pienso hacerlo, ni siquiera soy coreano, incluso podríamos ponerle un nombre en inglés.
— ¿Aaron? Me gusta ese nombre. — asiente quedamente, divertida — Bueno en ese caso, si tenemos más de un hijo no se vale hacer que empiecen por la misma sílaba todos... Tipo Baekbeom, Baekhyun y así... O que combinen tipo Ashley y Ashton, ni cosas así.
— ¿Crees que sería capaz de hacerle eso a mis hijos? Fue suficiente con Je Yong y Je Sun durante toda mi vida —rueda los ojos— Eso habla de lo aburridos que pueden ser los padres, no quiero ser un padre aburrido —sonríe y tal vez, solo tal vez le esté gustando por demás la idea— Aaron Choi, ¿Ah? No suena mal a decir verdad.
— ¡Ah! ¿Los americanos no usan los dos apellidos? — cuestiona — Me parece muy injusto que sólo lleve el tuyo, a mí me gusta mi Byun. — se queja apoyando su cabeza contra el hombro del mayor — Creo que eso debería cambiar, así como que las casadas tenemos que perder nuestro apellido y adoptar el del hombre. ¿Por qué? Nadie les dice a ustedes que tienen que cambiar su apellido por el nuestro cuando se casan.
—Se supone que eso es por una de las tantas causas que lucha el feminismo, pero hasta donde sé, el apellido del hombre es el que queda, tanto en América como en Corea, no es mi culpa —con su mano aprieta un poco las mejillas de la menor observándole con una sonrisa e inflando sus propias mejillas— Me gustaría que sea tan adorable como tú. Eres linda hasta cuando te enojas —deja un beso en una de sus mejillas -aunque no fuera precisamente allí donde quiere- para luego soltarla.
— Tú serías tan mimoso si tuvieses una niña... Eres demasiado cariñoso. ¡Oh Dios! — ríe bajito — ¡Sería una consentida! Probablemente le alcahuetearías todo y yo sería quien tuviese que poner carácter. — niega con diversión, callando unos minutos y mira a su amigo — Seríamos una familia graciosa.
—Por supuesto que sí, los consentiría a mas no poder, quiero un niño y una niña, sería... Perfecto —sonríe con ilusión — Les daría mucho amor y los haría sentir los niños más afortunados del mundo. Me encantaría que se sientan felices del padre que tienen.
— En ese caso, ya no podrás ser tan imprudente con tus decisiones como hasta ahora — tararea descuidadamente, no es un regaño, ni una queja, sólo un simple comentario. — Yo sé que serás un gran padre cuando llegue la oportunidad. Yo te quiero
—Soy imprudente porque no he tenido muchas más opciones, he tomado malas decisiones cuando era demasiado joven y me trajeron problemas a futuro, pero... Estoy remediando eso, juro que en el crucero fue mi última detención, no volverá a pasar.

Ella ríe y asiente queriendo creerle realmente a su amigo.

— Ajá... — suspira — Más te vale Oppa, no voy a ir a visitarte a prisión con nuestros hijos. — bromea, se separa ligeramente para estirarse un poco y lleva una mano a su vientre como si realmente hubiese algo formándose ahí. — ¡Ah, qué locura más grande! — termina por reírse nuevamente, mira al castaño y sube sus manos al rostro del mayor acunándolo entre ellas y acercando el suyo propio al contrario. Forma un puchero prominente en sus labios y lo mira con ojos dulces — Oppa, ¿por qué eres tan lindo, eh? — usa su voz de bebé e infla sus mejillas para después plantar un tierno beso en la mejilla del chico y abrazarlo con fuerza.
—No hagas eso —arruga su nariz— O me pondré en el papel de esposo y no podré evitar volver a besarte, lo siento Youngji.

Ella ríe bajito.

— ¡Ay! No lo harías... — se acerca más a él como retándolo, Empieza a hacer muecas adorables, infla sus mejillas, forma pucheros, ella sólo está jugando con él.
—Niña, no deberías jugar con fuego si no estás dispuesta a quemarte. —le mira a los ojos y luego la mirada baja a sus labios mientras pone un mechón de cabello tras la oreja de la castaña— Quiero hacerlo, siempre quise hacerlo Youngji, solo... No quiero que las cosas cambien entre nosotros —acaricia la mejilla de la castaña y aunque su tono es suave y delicado, él realmente habla enserio.

Youngji se detiene, es como si le hubiesen echado un balde de agua helada encima. Mira a su amigo detenidamente, sus labios entreabiertos y su respiración se ha detenido.

— Tú no... Tú no puedes decirlo en serio, ¿verdad? — casi jadea, aleja sus manos del mayor e impone cierta distancia entre ambos. Algo en su pecho se estruja y la hace sentir enferma y de alguna forma, enojada. Ya no puede verlo a la cara, su ceño se frunce y muerde sus labios con ansiedad — Tú... tú... ¿desde cuándo?

Él sonríe de lado, sin gracia alguna, de alguna manera debía haber supuesto que aquello no caería bien ante la menor, ni siquiera supo el porqué de su confesión, como la mayoría de las cosas que hacía, cuando se daba cuenta ya estaba hecho.

— ¿Eso realmente importa Youngji-ah? Sé que no soy el tipo de persona que pueda estar a tu lado más que como un amigo, lo acepto, y estoy bien con ello, te valoro, te respeto, eres lo más valisoso que tengo, la persona que más quiero, tal vez si no te hubiera conocido estaría perdido ahora, ¿Sabes? Es extraño que no lo hayas notado nunca, me conoces, eres la única que realmente me conoce, mis virtudes, aunque sean pocas —bromea una poco sonriéndole tratando de aligerar el ambiente— mis millones de defectos, Youngji-ah, mi vida gira en torno a ti, realmente podría pasar de ser tu mejor amigo a tu esposo y padre de tus hijos y eso... Pero también podría estar feliz si encuentras a la persona indicada, la que te pueda hacer feliz y te de todo lo que mereces, porque lo que realmente me importa es que tu seas feliz, y yo aprenderé a serlo también mientras pueda estar a tu lado, sin importar el rol que cumpla de esos dos —confiesa. Las palabras salen naturalmente de su boca.

Y la castaña queda en una especie de estado de shock. Su mente se abstrae por unos instantes, se toma su tiempo para procesar las palabras de su mayor y termina por sentir más de lo que debería, por eso el enojo es lo que sale a relucir. No realmente porque le incomode los sentimientos de Jesun sólo porque… porque…

— Sí importa Jesun-yah. — responde secamente en un susurro, aprieta sus manos en puños y levanta la mirada para enfrentarlo — Dime, ¿cuándo te di el derecho de decidir por mí, eh? — espeta con coraje, siente una mezcla de frustración y un sentimiento de traición instalarse en su pecho — ¿Por qué no hubieses podido? Eso no era algo que hubieses tenido que decidir por tu cuenta. — se enfurruña en su lugar, gruñendo y negando con la cabeza — Tú ni siquiera te diste la oportunidad ni me la diste a mí tampoco. ¡No tenías derecho! ¡Por Dios! Sácate de la cabeza esa absurda idea de que no eres lo "suficientemente bueno" o "no es tu tipo", anda a otra persona con esas mierdas que a mí... ¡Tú nunca me fuiste malo! ¡Nunca te comportaste de forma indebida! Y tú... ¡Maldita sea, Jesun-yah! ¡Eres un jodido y gran imbécil! ¡Eres un idiota y no por las razones que crees! — no se ha dado cuenta de que ha levantado la voz hasta que se puede a escuchar a sí misma como si estuviese hablando por un micrófono. Toma una respiración profunda para calmarse — No me malinterpretes, no me molestan tus sentimientos, me molesta que me sigas viendo, que siempre me hayas visto, como una muñequita de cristal a la que no quieres acercarte demasiado porque temes mancharme o romperme. Me molesta que nunca me lo hayas dicho, no seriamente. Tú solo ibas por ahí molestando y yo creí… creía que no hablabas en serio; y que renunciaste sin siquiera haberlo intentado, ¿cómo sabrías que iba a pasar? — ella bufa — Ahora... ahora sólo… es muy tarde. — gruñe y aparta su mirada nuevamente, sintiéndose todavía molesta y traicionada.
—Youngji... Suena simple y tal vez egoísta pero no lo es —comienza— ¿Sabes? En principio para mi eras una chica bonita más que se convirtió en mi tutora y... Tú sabes lo idiota que era en esa época, estuve con muchas chicas, me comporte como un estúpido con ellas... Pero tú siempre fuiste diferente para mí, no estaba listo para estar de manera seria con alguien y no iba a permitirme lastimarte por eso... No hablé en aquel entonces, luego de la secundaria, cuando me echaron de casa no tomé las mejores decisiones, debía mantenerme solo, y elegí un mal camino para hacerlo, ni siquiera quería seguir viéndote pero tú me contactabas y yo no podía negarme, pero debía cuidar de mí mismo y mantener a la mala gente alejada de mi entorno, el cual siempre fuiste tú. En su momento mi hermano se metió en problemas porque le vieron conmigo y supieron quién era, yo no podía permitir que lo mismo pasara contigo, imagínate, él casi que no quiso volver a saber de mi luego de eso, no hubiese podido si tú también te alejabas, preferí estar a tu lado como tu amigo, y estoy empezando a hacer las cosas bien Youngji-ah, pero tú lo has dicho, ya es tarde...
— Aun así, no fue justo. — repite, sintiéndose indignada de nueva cuenta y lo mira — Eres un idiota, ¿lo sabías? Y no, no lo digo por las razones que tú crees. Eres un idiota para mí no porque hayas tomado malas decisiones en tu vida, lo eres porque siempre has intentado alejarme de ti sólo para "protegerme" y tú realmente no te das cuenta que no importa que tan "malo" y "estúpido" sea lo que hayas hecho, jamás iba a haber nada que me hiciese dejarte, ni en ese entonces ni ahora... Y esa era mi decisión. Comprendo tu "noble" intención — dice con cierto deje de sarcasmo — Pero no tenías derecho a hacer las cosas por tu cuenta... A veces siento, se siente como si tú realmente solo estás esperando a que yo me "canse" de ti o que "reaccione" o cualquier otra estupidez muy propicia de lo que saldría de la boca de mis padres y simplemente nunca te vuelva a buscar... O sea, ¿en verdad crees que yo sería capaz de eso? ¡Tú lo has dicho! ¡Te conozco mejor que nadie! Conozco tus malos hábitos, las malas decisiones que has tomado, las cosas buenas y las virtudes que tienes, que no son pocas — remarca esa última frase — Igual pasé por toda la angustia y la preocupación, igual me preocupé por ti. Igual me hiciste llorar, tú igual rompiste mi corazón y nunca te diste cuenta porque en antaño, cuanto más intentabas alejarme yo menos lo entendía y más daño me hacías, ¿por qué carajos crees que siempre te buscaba? ¿Qué andaba detrás de ti? ¿Qué desobedecía a mis padres sin ningún tipo de consideración o miramiento? — ella ríe con cierta amargura y bufa — Tú mi querido amigo, eres el más grande idiota que he conocido en mi vida y al que más he querido, y probablemente al que más quiera por el resto de ella. — lo empuja — Idiota.
—Pues sí, fui idiota y lo sigo siendo, tal vez me arrepienta el resto de mi vida pero no estaba listo para estar con nadie anteriormente, porque temía ser debil ante las tentaciones y lastimarte, perderte, y no hubiera podido con ello.

Youngji niega, enfurruñada en su sitio, gira su rostro para dejar de mirarlo y que no note las lágrimas que se han acumulado en sus ojos. Su corazón duele, se retuerce en su pecho y le pide a gritos que lo golpee y al mismo tiempo que lo bese pero ella lo ignora y no hace ninguna de la dos.

En su lugar mira a Hana dormida a su lado y recuerda al moreno que conoció en el barco e inevitablemente comienza a compararlos. Su mente se pone a hacer una lista de pros y contras, ¿quién es mejor para ella?

Probablemente el Dr. Sung no le daría ni la mitad de los dolores de cabeza que su amigo sí le daba pero al mismo tiempo, ¿no se aburriría? Youngji estaba tan acostumbrada a la montaña rusa que era su vida con Jesun, a las emociones fuertes, a la relación quizás un poco tóxica que había entre ellos…

¡Demonios!



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Woo Ryô Kai:

A Kai le resultan realmente irónicas las maneras que tenía la vida de hacer que ellos dos se cruzaran. Es decir, de todas las personas o compañías de cruceros, de todas las balsas que se lanzaron al mar, ¿era necesario hacer que quedaran en el mismo espacio?

De solo mirarlo sentía un malestar en lo más profundo de su ser, unas naúseas profundas, un desprecio y una serie de incomodidades que Ryô Kai se esforzaba por mantener fuera de su cuerpo pero que de vez en vez sólo unas muy, muy pocas personas podían evocar, entre ellas, él.

Kai se traga su resoplido y observa detalladamente a la chica sentada a un lado del moreno; hacía un tiempo que no la veía pero era su amiga y de hasta cierto punto le preocupaba la cercanía que parecía haber entre ambos…

Sacude su cabeza y se dice a sí mismo que lo deje estar, él está ayudando y ella parece estar bien. A él le duele demasiado la cabeza y todo su ser como para darle más relevancia y cierra sus ojos esperando librarse por un momento de todo.



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Goyô Ai Miu:

Pero las horas parecían eternas, el movimiento de la balsa era tenue y se había podido recolectar un poco más de agua gracias a Yoongsoo. No obstante, el ambiente ahí dentro no era el mejor, Aimiu podía darse cuenta. Aun estando molesta con el moreno, ella se percataba de las malas miradas y la tensión creciente entre su lo-que-sea y Ryô Kai.

Había estado observándolos detenidamente y tenía el presentimiento de que de no ser porque el castaño estaba muy herido, ellos probablemente ya hubiesen encontrado una excusa para discutir o algo similar y eso le causaba curiosidad. Porque ella los conocía a los dos pero jamás se le hubiese pasado por la cabeza que esos dos pudiesen llegar a conocerse.

— Si lo sigues mirando así, sería menos hostil que lo arrojes por la borda — llama su atención, teniendo cuidado de no despertar al niño y suelta su comentario con un tono frío y sarcástico. — ¿Lo conoces?
Yoongsoo lleva su mirada hacia la peli plateada un tanto sorprendido ante su observación, su seño se frunce ligeramente pero solo niega.
—No sé de qué hablas —dice evitando el contacto visual con el castaño. Él realmente no pensaba volver a cruzarlo en su vida, al menos no con tal cercanía, y resultaba ser que de todas las balsas, debía termina en la misma que Woo Ryô Kai— ¿Te encuentras bien? —pregunta saliendo de sus pensamientos fijando su mirada en ella.

La platinada enarca una de sus cejas y bufa.

— Claro, por supuesto que no lo sabes. ¿Me crees tonta? Te conozco lo suficiente Yoongsoo, me doy cuenta de las cosas. — masculla odiosa rodando sus ojos, fastidiada — Supongo que estoy lo bien que se puede estar, estando atrapada en esta mugrosa balsa y sin saber nada de mis amigos. — remarca cada palabra como una acusación, ella lo está culpando y no se molesta en ocultarlo o en ocultar su enojo.

No puede hacer más que sentirse sobrellevada por todo lo que ha pasado, molesta y preocupada. Asustada porque de las personas que más quiere en el mundo ni tiene ni la más remota idea de si estarían bien.

Él suelta un bufido lo suficientemente fastidiado ante tal respuesta.

— ¿Acaso crees que estoy bien? ¿Qué me siento feliz? ¿Qué quería que mis vacaciones acabaran así? —se calla y mira hacia el cielo algo exasperado al darse cuenta que ha elevado la voz. Aimiu le da una mala mirada, no solo porque le ha gritado sino porque el niño en sus piernas se remueve y por un momento teme que lo haya despertado. — Fue una pregunta estúpida, nadie en este maldito lugar puede estar bien —se traga sus palabras, sabía que descargar su ira en un momento así no era lo adecuado, y menos con ella.
— ¡Oh, vaya! ¡Disculpa no me había dado cuenta de eso! — le responde con la voz carga de sarcasmo — Pero tú no tenías a nadie ahí arriba por la cual preocuparte realmente... Salvo por eso niñata con la que estabas el otro día y de ella supiste antes de montarte en esta balsa y arrastrarme a mí contigo. — bufa, se enfurruña aún más en su asiento, agradeciendo mentalmente a que el niño no se hubiese levantado y lo aprieta contra su pecho con mimo — Yo iba con Minji y no tengo ni la más remota idea de dónde está ahora, y Lu... él no venía conmigo pero también estaba ahí. ¿Qué tal si no pudieron salir? ¿O si están heridos, solos o perdidos? — la rubia siente un nudo formándose en su garganta y cierra los ojos con fuerza porque no quiere ni va a permitirse llorar. Gruñe en su lugar. — Sé que no es tu culpa pero... Pero me doy cuenta que tal vez estuve demasiado concentrada en ti este último tiempo y los hice a un lado, los dejé en un segundo plano y ahora... sólo no sé si cuando nos rescaten los tendré conmigo nuevamente y yo... yo sólo no puedo...
—Misuk, se llama Misuk y es mi amiga, es como mi hermana ¿Está bien? Enójate conmigo, y trátame como se te dé la gana, pero no le ofendas a ella, que haya sabido que está en una barca no hace que no esté preocupado —su mirada se pierde en el mar y su tono cambia completamente a uno apagado— Siento que no hayas encontrado a tus amigos y deseo que estén bien, pero no tienes idea de si había alguien importante para mi allí o no.
— Lo que sea. — bufa recostándose al borde la balsa y viendo hacia el mar — ¿Había alguien importante ahí para ti? — por más de que no quería preguntar termina haciéndolo, la curiosidad le gana — O eso también prefieres evitar responderlo.
—Sí, ella y su madre son personas muy importantes para mí, hay una relación de años entre nuestras familias, espero que Raehee-ssi si haya podido encontrar a Hyegeun-nim —inhala profundo tratando de alejar aquel sentimiento de angustia que quería inundarle.

Aimiu asiente con un sonidito de gutural incluido, apartando su mirada del moreno. Ya no sabe qué decir, no tiene como responder a eso y tampoco se siente en condiciones de hacerlo, por lo que simplemente se limita a quedarse callada y con un poco de duda, (pues todavía sigue molesta), toma una de las manos de él y entrelazar sus dedos, sin explicación sin comentario alguno.

El moreno baja la mirada a sus manos pues le toma por sorpresa aquel accionar de la chica, tampoco dice nada, inhala profundo y apoya su cabeza en el hombro de la peli plateada.

—Lo siento, estoy irritado y sé que también lo estás, debemos mantenernos unidos no pelear, eres importante para mí, y quiero que estés bien, que estemos bien, juntos —deja un beso en su hombro y vuelve a su posición inicial aun manteniendo sus manos unidas.

Un suspiro pesado se escapa de entre los labios de la peli plateada, lleva su mano libre hasta los cabellos castaños del moreno comenzando a dejar caricias en él.

— Lo sé... Es sólo que... — Aimiu niega — Estoy preocupada por ellos, fastidiada por todo lo que ha pasado, me siento cansada, tengo hambre, me duelen los pies, tengo un niño conmigo y estoy enfundada en un estúpido vestido de más de tres mil quinientos dólares, metida en una balsa en medio de la nada con grandes posibilidades de morir ¡y en tacones! — su voz se va elevando paulatinamente, completamente irritada y frustrada. Toma una respiración profunda para calmarse y niega, acomoda al niño al cual ha despertado sin querer y le sonríe como puede dejando que vuelve a recostarse solo que esta vez no cierra los ojos — Pero... no soy la única que está así y supongo que sólo estaba pensando en mí. — susurra — Me sacaste de ahí antes de que todo se pusiera realmente feo... Supongo que debería estar agradecida por ello, yo soy tan obstinada que probablemente hubiese... no sé qué hubiese paso de no haber estado contigo... — admite —Tal vez fui egoísta por no pensar en lo que querías pero cuando vi que las cosas ya no daban para más lo único que pasaba por mi mente era sacarte de allí, no podía irme sin ti —le mira finalmente y al fin no se siente tan solo— Siento si fui grosero, pero no me arrepiento de haberte traído aquí a la fuerza, estaremos bien, tus amigos estarán bien, y deseo que Hyegeun-nim, Misuk-ssi y Raehee-ssi también lo estén, estoy seguro que están buscándonos por cielo y tierra desde Corea, ahora solo queda esperar y mantenernos a salvo.
— Probablemente sea así. — Asiente ella vagamente siguiendo con su tarea de dejar mimos en el cabello del moreno con una mano en lo que con la otra deja mimos en el cabello del niño— Estaremos bien — pronuncia pero es más para ella que para él, es más como tratando de convencerse a si misma. Mira a su pareja y una pequeña sonrisa se pinta en sus labios. — Al menos, estoy contigo. Eso me da cierta seguridad. — admite en tono bajo y gira su rostro solo para dejar un pequeño y fugaz beso en la coronilla de él.


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Yoo Hyo Rae:

Con el sol en lo alto la pelirroja mira todo a su alrededor, ha despertado hace mucho y había echado un rápido vistazo a su panorama. Hyungsik, Akame y Shaoran estaban a un lado, descansando uno recostado al otro mientras que Eunyoo estaba a su lado, la niña ya no estaba entre ellos sino que el pelinegro la acunaba entre sus brazos como solo le había visto refugiar a Sunbi pero parecía tranquila.

Y en alguna parte de su cabeza llega el recuerdo de la voz de su amigo tarareando una canción infantil así que no le sorprende ver a la niña tan pegada a él cuando recién subida a la balsa no quería tener nada que ver con ninguno de los que estaban ahí.

— ¿Cómo estás? — la voz de Eunyoo la sorprende pues hubiese jurado a que el chico dormía, no obstant, tenía los ojos abiertos y la estaba mirando con un atisbo de preocupación.
— Todo lo bien que puedo estar en una situación similar. — le sonríe a medias, cansada y sin muchas ganas pero algo era algo. — ¿Y tú? ¿Cuándo se hicieron tan unidos? — pregunta con un toque de gracia queriendo animarse un poco.

Eunyoo mira a la niña en su regazo, le acaricia los cabellos enmarañados y luego vuelve a mirar a su amiga un poco más calmado y Hyorae encontraba ligeramente gracioso y muy tierno que el mayor encontrase un poco de paz en una niña muchos años más pequeña que él.

— Ella estaba cantando… creo que tuvo alguna pesadilla antes. — musita en tono bajo mirándola con cierta adoración.
— Ella no es Sunbi. — recuerda y puede notar los ojos de su amigo brillar con lágrimas y sus labios temblar antes de hablar. Abraza a la niña con más fuerza, apoyando su mentón en la cabeza de esta.
— Lo sé pero eso no quita que sea una pequeña… — asegura — Está sola y… probablemente lo perdió todo.
— Lo entiendo, pero tenía que decirlo. No quiero que… te haga mal. — comenta ligeramente apenada y Eunyoo le dedica una mirada muy significativa.
— ¿Qué daño podría hacerme? Rae, es una niña… Ella necesita protección, que alguien la cuide y le diga que todo va a estar bien, que sequen sus lágrimas y la haga sentir segura y confortable. Cariño…
— Y tú eres demasiado propicio a eso cuando se trata de niños. Todos ustedes, tu madre y tú… en eso se parecen demasiado. Los dos siempre van por ahí, acogiendo más responsabilidades de las que deberían sin pedir nada a cambio… — ella se queja y ve una sonrisa triste casi irónica en los labios de su amigo. Le pide que le entregue a la niña y así lo hace.
— Supongo que sí.



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Xiao Xian Lu:

Xian Lu no había podido dormir gran cosa, su mente iba y venía sobre los rostros y nombres de las distintas personas que conocía que habían estado en el crucero y de las cuales no tenía ni la más remota idea de si estarían bien o no, porque él había estado a punto de morir y Seungjae se había encargado de rescatarlo y dejarle en "buenas manos".

— De verdad le gustas a mi amigo... Por favor que esté bien. — parece que haba para sí mismo, abrazándose a sus piernas cuando siente que no están avanzando del todo, viendo aún el humo que provenía de lo lejos; de dónde estaba el barco.

El comentario de Seokmin le hace abrir los ojos, los tiene rojos y muy hinchados por tanto llorar, su nariz está irritada y la garganta le pica y arde más de lo que alguna vez lo había hecho. Su cabeza punza y aunque ha encontrado reconfortante las caricias en su cabello cortesía de su acompañante. Su corazón no deja de retorcerse en su pecho cuando la imagen o el nombre de Seungjae se cuelan entre sus pensamientos.

Sus ojos vuelven a picar, las lágrimas le nublan la vista y puede sentir la ansiedad volver a consumirle. Aprieta sus manos en puños para ocultar su temblor y para no volver a hacerse daño, no quería seguir preocupando a Seokmin e inspira profundamente varias veces para tratar de calmarse.

— Yo también espero que esté bien... — susurra con la voz apenas reconocible, cierra sus ojos con fuerza no queriendo llorar otra vez — Hay unas cuantas cosas que quisiera decirle... Que él tiene que saber, así que tiene que estar bien. — asegura con el corazón en una mano — Él va a estar bien.

Seokmin se sorprende un poco al ver al más joven removerse y responder a su comentario.
Siente ganas de echarse a llorar, ¿cómo había dejado que bajaran la balsa sin su mejor amigo en ella? Si tan sólo hubiese pedido más tiempo... Aunque Seungjae era quién solía resolver todo junto a Seokmin. Sólo no habría podido.

— Él debe volver conmigo a casa, yo... Yo le prometí mil cosas, debe estar bien. - concuerda con el más delgado, dejando de acariciar el cabello ajeno. — Descuida, Xianlu, hay que estar positivos, ¿no? - cree que adoptando un poco de la personalidad del pelinegro funcionará, sin embargo, hiere un poco.

Asiente. Xian Lu sonríe sin mucha gracia y niega pesadamente con la cabeza, casi contradiciendo su acción anterior.

— Yo no le hice ninguna promesa... — musita en tono bajo, casi sintiéndose culpable. — Al menos no abiertamente y pude haberlo hecho pero, quería alejarlo, estaba demasiado asustado... — admite volviendo sobre sus recuerdos a la noche anterior, viendo la estrellas con Seungjae, besándolo y hablando un posible futuro. Suplica en su interior por poder tener más noches así. — Si salimos de todo este embrollo... si resulta que él está bien y somos rescatados... Y si para ese entonces él no ha cambiado su mente ni su corazón respecto a mí; prometo que haré todas las promesas que pueda cumplir, le voy a decir las cosas que debí haberle dicho y otras tantas que sé que no se espera pero, por sobre todas las cosas, voy a quererlo... — asegura, siente sus lágrimas empapar sus mejillas, resbalan sinuosas y sorbe por la nariz tratando de coger un poco de aire para llenar sus pulmones — Voy a quererlo tanto hasta que mi corazón duela de la misma forma insoportable a como lo está haciendo ahora.

El más alto, se acerca torpemente a Xianlu, intentando abrazarlo con fuerza, procurando calmar el llanto del menor.

— Eh, tranquilo... Está bien, las promesas casi nunca son fáciles de cumplir, Seungjae está feliz con lo que sea que hayan hecho el tiempo que estuvimos allá. - asegura, dando leves palmaditas en uno de los brazos del menor, hablando en voz baja para no molestar a quienes dormían. — Nunca había visto al chico tan feliz como cuándo lo vi desde que te conoció en aquella sesión, o las veces en las que salieron y es gracias a ti. ¿Crees que a él le gustaría verte así ahora? Deja las lágrimas, Xianlu, que hay que tener fe y pensar en que llegaremos a un lugar en dónde nos encontraremos con él y nos rescatarán a todos, para que entonces, puedas amarle tanto como dices y él pueda amarte incluso aún más de lo que dice amarte ahora. - busca mirarle a los ojos, soltando un suspiro pesado, con los ojos cristalinos y un nudo en la garganta.

Lu trata de calmarse tallando sus ojos para quitar las lágrimas que se siguen aglomerando en ellos sin ningún resultado productivo. Inspira profundo varias veces, soltando el aire a borbollones por los labios y niega frecuentemente con la cabeza.

— Niño tonto. Se conforma con mucho menos de lo que merece — resopla con un toque de enojo pero no con el menor. El enojo es consigo mismo, — Él no está viéndome ahora ¿o sí? Puedo llorar y sentirme miserable un rato, — pide mordiendo sus labios casi hasta hacerse daño — Dar vueltas sobre mis errores y mortificarme con los terco, obstinado y cabezota que he sido... — resopla — No lo entiendo... Ese niño tiene malos gustos y agradece a los demás cuando son los otros los que deberían estar agradecidos de tener a una persona como él detrás de sí. — reniega, pensamientos oscuros nublando su mente — Él merece algo mejor... — susurra muy bajito en conflicto consigo mismo. — Él probablemente merece sólo lo mejor, puras cosas buenas... Yo no estoy incluido en ellas realmente. No puedo contarme a mí mismo con esas características pero... — él lo sabe así; no lo merece.

Y a su mente regresan las mismas preguntas que le hizo a sus amigos la tarde previa a su cita. A ella se le aúnan un montón de recuerdos que mandan a su autoestima por el subsuelo y comentarios que sólo le confirman algo de lo que ya cree ser conocedor: Seungjae es demasiado para él.

— Aun si no lo merezco, aun si no soy lo suficientemente bueno para él, (que probablemente nunca lo sea), quiero ser lo suficientemente egoísta como para mantenerlo a mi lado a pesar de todo. Acaparar su atención y hacerme con su buen corazón... — hace una pausa, acallando un fuerte sollozo — Como un villano, aun si eso me hace un monstruo. Quiero que Seungjae se quede conmigo, que me quiera a mí y sólo a mí aunque yo no sea el mejor chico para él... Yo voy a quererlo... Voy a ser mejor, voy a cuidar su corazón, no puedo ofrecerle mucho porque no siento que tenga nada que ofrecer pero yo ya lo quiero, ¿eso cuenta? ¿Basta para que no se me condene por codiciar más de lo que realmente merezco?
— Espera, espera, ¿qué? - hace una pausa, incrédulo, separándose levemente del más delgado y dando un leve golpecito en uno de sus brazos. — Seungjae podrá ser muy tonto el noventa por ciento de las veces, podrá no tomar siempre buenas decisiones, pero terminan siendo las mejores... - hace una breve pausa, soltando un suspiro. — Él sabe lo que quiere y sabe lo que no quiere, pero cuando te vio... Su casset se borró por completo; no estaba seguro de si era una buena opción acercarse a ti e intentar conquistarte, no estaba seguro de si debía dejarte ir así como así. Tenía los mismos miedos que tú, si sería suficiente para ti, si era demasiado cursi como para gustarte, e incluso empezó a pensar a futuro... - suelta una risita boba ante el recuerdo. — Que si después de meses que estuvieran juntos, te cansarías de sus celos, o si sería demasiado enojón y te hartarías de él, o si el trabajo lo consumía y no podría si quiera llegar a dónde estuvieras y regalarte una sonrisa... El niño es extremista a veces y si piensas que no eres lo suficientemente bueno para él, Jae piensa que no es lo suficientemente bueno para ti, pero ¿sabes cuál es la única cosa diferente en él? - se queda callado un segundo, dejándolo pensar un poco. — Jae no piensa en ser egoísta, Jae no piensa que eres un monstruo; él sólo quiere ser lo mejor para ti y sabe que lo quieres. Obviamente, su atención estará centrada en ti y no vas a cambiar eso. Nada ni nadie. - concluye, asustándose un poco cuando Taeil se remueve a su lado.

Lu prefiere guardar silencio, sin saber cómo explicarle al muchacho que a pesar de lo que le estaba diciendo él seguía sintiéndose tan insuficiente y hasta cierto punto, fuera de lugar. Era ridículo, ¿por qué alguien como él merecería a alguien como Seungjae?

Sacude su cabeza para alejar esos pensamientos, limpiando con ambas manos las lágrimas secas en su rostro.

— Seungjae es de los que no hay… — musita apenas, infla sus mejillas y cierra sus ojos por unos instantes. — Espero que esté bien, él, Nammie y Aimiu... — agrega con tono cansado. — En verdad espero que hayan tenido la suerte de salir todos, y que estén bien.



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Woo Ryô Kai:

El tiempo parecía pasar realmente lento dentro de aquella balsa. Hacía no tan poco que se las habían arreglado para racionar la comida y el agua. Habían apenas probado bocado y Kai le había dicho al chiquillo de cabello rubio que había estado cuidándole que se tomara un descanso. Él no iba a ir a ningún lado, sólo estaba ahí echado, tratando de recobrar un poco de fuerzas; además, tampoco es como si pudiese hacer mucho estando todos en una balsa a merced del mar.

Siente movimiento a su lado y a alguien acomodándose en el espacio junto a él, por un momento cree que es Joowoo pero al abrir sus ojos y mirar nota que en realidad es su mejor amigo el que se encuentra a su lado. Luce cansado, (como todos los que estaban ahí), particularmente triste y taciturno. Kai espera a que le diga algo, que inicie algún tipo de conversación pero no lo hace, sólo se queda a su lado mirando a la nada.

— Hey... Quita esa mirada de rana triste. — dice codeándolo apenas tragándose el dolor que el movimiento le causa y disimulando todo su malestar; le regala una sonrisa cansada — Estaremos bien... No te preocupes demasiado, ¿sí?
— ¿Estaremos bien? —le mira sin ninguna expresión aparente— Mírate hyung, mira a nuestro alrededor —suelta un suspiro cansado— Apenas tenemos comida para pasar unos días aquí, ¿Y si nadie viene por nosotros? Estás mal herido —sus ojos vuelven a cristalizarse— No quiero morir aquí sin siquiera poder hacer nada más que esperar a que vengan por nosotros porque... No hay nada más que hacer. Y eso está matándome.
— Eish... Te dije que no te preocuparas por mí, soy un hueso duro de roer. No voy a irme tan fácilmente. — lo regaña suavemente, se toma unos minutos para apenas moverse a una posición ligeramente más cómoda para poder ver mejor a su amigo y ahoga un nuevo suspiro — Escucha, entiendo lo que te preocupa. Yo tampoco quiero morir aquí y sólo así. Pero... la esperanza es lo último que se pierde, ¿no? Como yo lo veo, puedes sentarte ahí a no hacer nada y sólo pensar lo peor; o bien puedes, quedarte ahí, todavía sin hacer nada porque realmente no hay mucho que se pueda hacer, pero tener la mejor mentalidad posible y confiar en que van a encontrarnos o que, en su defecto, sino nos encuentran pronto, encontraremos tierra y podremos arreglárnoslas para sobrevivir mientras nos buscan. — es lo mejor que puede hacer, tratar de animarlo y hacer que se sienta, al menos un poco mejor. — Lo dije hace un momento, quizás no me escuchaste. Dimos nuestra ubicación antes de que todo se volviera un desastre, dijeron que estaban mandando barcos hacía donde estábamos... Quizás nuestra balsa se ha salido del curso pero ellos harán un perímetro de búsqueda, saben cuántas personas iban en el crucero... — forma una mueca con sus labios — Ellos sólo no van a dejar de buscarnos así como así. Mis padres que van a mover cielo, tierra y agua por encontrarnos y encontrar a todos los sobrevivientes del Nanami como puedan.
—Desearía haber podido localizarte antes, no puedo verte así —pasa las manos por sus ojos rápidamente— Voy a cuidar de ti, no importa que seas mi hyung, debes estar bien, por mí, por tus padres... —el vuelve su vista al océano pensando en el señor Woo, en Chaeyoung, en Eunyoo... Realmente estaba preocupado por ellos y solo deseaba estuviesen bien, lo anhelaba con todas sus fuerzas, pero los pensamientos negativos no dejaban de azotarle.
— Estaré bien, ya te lo he dicho... — vuelve a afirmar — Además, yo me alegro de que no me hayas encontrado. Estaba en una situación de aprieto, no me hice todas estas heridas por capricho. No te quería ahí conmigo. Tú estás bien, y eso es más que suficiente para mí. — dice en tono serio — Y... no sólo estás preocupado por mí, ¿no? Sé que me amas mucho, Hari-yah, no me mal entiendas — medio bromea — Pero sé también que estabas con Chaeyoung-ssi y aunque ella, no es realmente de mi agrado, sé que le tienes cierto aprecio y que probablemente también estés preocupado por mi padre... y por Eunyoo-ssi, ¿me equivoco? — enarca una de sus cejas y mira detenidamente a su amigo — ¿Me quieres hablar de eso?
—Que... ¿Qué fue lo que te sucedió hyung? —cuestiona apenado— No me hubiese importado hacerme daño, incluso preferiría ser yo quien en tu situación, y si claro que te amo, eres un hermano para mí, por eso no subí a la balsa con Chaeyoung, ni me fui con Eunyoo, porque debía buscarte, como lo hice hasta último momento.
— Lo sé, Hari y me siento agradecido por ello pero como tu hyung y tu mejor amigo mi deber es cuidar de ti. Por eso digo que me parece mejor que haya resultado así a la inversa. Estás bien y sólo por eso dejo que me cuides ahora. — sonríe vagamente — Estaba ayudando a unos empleados en la cocina... Una de las estanterías había caído encima de ellos y los había atrapado contra una de las encimeras, habíamos varios pero a medida que las cosas fueron explotando a nuestro alrededor la gente fue huyendo... Me dijeron que me fuera pero... bueno, tú me conoces, no podía sólo dejarlos ahí e irme, si íbamos a morir pues moriríamos todos pero mi consciencia no hubiese estado tranquila de otra forma. — niega — En fin, estaba tratando de alzar la estantería lo suficiente como para que pudieran salir cuando uno de los hornos que estaba cerca nuestro hizo explosión, resistí lo más que pude y ellos salieron pero me quemé los brazos. — dice, mira sus brazos apenas vendados, las quemaduras ardían pero era un ardor soportable, probablemente porque al lanzarse al agua helada y salada está le había ayudado como cicatrizante, hasta cierto punto. — Antes de eso habían otras personas que también necesitaban ayuda y tuve que romper la ventana de una puerta a punta de patadas y puños, terminé rompiendo una ventana para ayudarles a salir... Y la herida en las costillas... esa realmente no recuerdo cómo me la hice pero fue la que menos sentí. Sólo me di cuenta cuando noté la sangre, quiero decir ya estaba todo malherido y la adrenalina estaba a mil por mis venas, eso sirve de morfina pero duele... Duele como los mil infiernos, ahora la estoy sintiendo — medio ríe
Ha Ri se queda en silencio, baja la mirada a sus manos y simplemente no puede decir nada, por más que quisiera retarlo, su amigo había hecho lo correcto, él era valiente, había ayudado a cuantas personas pudo. Ha Ri realmente admiraba a Ryo Kai, siempre había admirado su fortaleza, agradecía que estuviese a salvo y tal vez desearía solo un poco, ser más como él.

Kai lo mira detenidamente y extiende su mano hasta tomar la de su amigo, sujetándola con fuerza.

— Está bien Hary-yah... Deja de afligirte, por favor. — pide suavemente — Te necesito en tus mejores condiciones, dijiste que cuidarías de mí... para eso tienes que estar bien. — le sonríe con cariño y deja un apretón en su mano. — Por favor, trata de mantenerte positivo, ¿está bien? Es lo mejor que podemos hacer... ¿sí? ¿Por mí? — hace un intento de mueca adorable y apenas si ríe porque le duele cuando lo hace.

Le observa pero su mirada no transmite demasiado.

—Lo siento, no soy fuerte como tú hyung —baja la mirada a su manos— Pero lo intentaré, por ti, porque quiero que estés bien, y porque realmente deseo que salgamos de esta.
— Te subestimas demasiado mocoso. — farfulla — Eres más fuerte de lo que crees es sólo que no te das cuenta de ello, pero las personas que estamos a tu alrededor sí podemos apreciarlo. — le guiña un ojo amigable
—Estoy cansado y desanimado, pero tú debes estar peor que yo, lo siento hyung, ni siquiera tengo ganas de hablar ahora mismo... Es como que... Estoy dándome cuenta de donde estamos, de cómo estamos...
— Está bien, lo entiendo... — repone — Tienes todo tu derecho — sacude apenas sus manos y permanece a su lado sin soltarla — Mientras tú piensas yo creo que dormiré un rato... Estoy un poco cansado
—Está bien hyung —suelta un suspiro — intenta descansar, ya has hecho demasiado —trata de mostrar una sonrisa.



****


Goyô Ai Miu:

Fue casi sobre el atardecer cuando Ai Miu vio una oportunidad para finalmente acercase hasta Ryô Kai y saludarle como era debido, o algo así. Había dejado al niño en manos de Yoongsoo y el del amigo de Kai, y se había ofrecido a dar un poco de su compañía al pobre.

Ahora se acomodaba a su lado, asegurándose de que el mayor estuviese en una posición parcialmente cómoda y que no le causase mucho dolor.

— No tienes buena pinta. — lo regaña y el castaño rueda sus ojos, cansado de lo mismo.
— Y a ti te acaban de sacar de una pasarela. — bufa, ella sonríe media irónica reprimiendo el impulso de golpearlo y niega.
— Supongo que estás cansado de escuchar más de lo mismo, ¿no? — comenta con cierta obviedad y el mayor asiente pero no la mira a ella sino a su mejor amigo.
— Él realmente está preocupado y no lo culpo pero no me gusta verlo de esa forma. — suspira. Ella asiente.
— A mí me parece que está entretenido con el niño. — trata de distraerlo pues es la verdad, pese a que ella había dejado a el niño con Yoongsoo, Hari se había acercado a ellos y estaba tratando de entablar una conversación con él pese a que no le hacía mucho caso.
— A Hari le gustan los niños… Tienen un buen instinto paternal. — sonríe para sí mismo, con cierta ternura apartando la mirada de su amigo para fijarla en ella.
— Yo no. — dice — No me imagino como madre nunca, creo… — ríe apenas y Kai la mira con cierta confusión.
— ¿No es tu hijo? — cuestiona. — Creí que era tu hijo, por como lo abrazabas tan protectoramente, tuyo y de él. — apunta con gesto despectivo hacía Yoongsoo y Aimiu niega fervientemente con la cabeza, casi divertida por el hecho.
— Oh, no, no. — ríe — No es mi hijo, tú y yo no llevamos tanto sin vernos. — asegura ella y él sonríe — Me pidieron que lo cuidara, y eso estoy haciendo. Me pareció inhumano decir que no, ¿sabes? — hace un gesto con la mano para restarle importancia — Además, no podría ser mi hijo, él y yo no estamos realmente juntos… O sea, sí, pero no... — se enreda a sí misma y luego niega — El punto es que ni yo estoy lista para ser madre ni creo que él lo esté para ser padre; tenemos otras prioridades por ahora.
— Oh, ya veo… – se limita a responder el mayor, con una mueca de notorio desgrado en su rostro y su mirada fija en su pareja. Aimiu suspira.
— ¿Se conocen? — intenta nuevamente, a sabiendas que Kai sería mucho más receptivo y abierto de lo que Yoongsoo se mostraba.
— ¿Tú que crees? — le responde escuetamente, con una ceja enarcada.
— Que no solo se conocen sino que no llevam buena relación. — bufa cruzándose de brazos sobre el pecho. — Han estado mirándose como si quieran arrojarse al mar el uno al otro.
— Probablemente pasaría si no estuviese herido. — apunta Kai y ella asiente.
— ¡Lo sé! ¡Yo le dije lo mismo! — ríe y Kai se une a ella en menor medida. — Pero ya, ¿qué es lo que pasa entre ustedes?
— Qué curiosa resultaste — la acusa — ¿Están juntos? ¿No deberías preguntárselo a él?
— Sí… Él no es una persona muy accesible. — rezonga infalando sus mejillas y es produce una risa en el mayor. Se las pellizca.
— Aigo… — la molesta y ella aparta sus manos de su cara con delicadeza solo porque no puede darle un manotazo debido a sus heridas — Por más que no me agrade no creo que me corresponda decirte. Además, por la forma en la que nos está mirando ahora no creo que él sepa tampoco que nosotros nos concemos, ¿verdad? — Kai sonríe con un toque de malicia y ella resopla.

Mira a Yoongsoo y este aparta su mirada notoriamente fastidiado, ella vuelve a resoplar.

— ¿Por qué debería decirle? — se queja — No le hablas de tus ex’s a tu actual lo-que-sea… O al menos tratas de no hacerlo. — masculla y Kai vuelve a reír.
— “Tu lo-que-sea” — lo encuentra divertido y al mismo tiempo preocupante. — ¿Aimiu estás segura de que están juntos? — cuestiona sólo que ha perdido la sonrisa y la mira más serio.
— Sinceramente, no lo sé. Lo estamos ahora. — responde — Es complicado, nuestra relación nunca ha sido convencional pero nos entendemos… No debes preocuparte. — le sonríe. — No sé por qué no se agradan mutuamente y aun si supiese eso no cambia mi perspectiva de cada uno de ustedes, ¿comprendes? Tú eres mi amigo, él único “ex” que realmente puedo contar y ni siquiera. Contigo mi relación tampoco fue sencilla…
— Eres una mujer de relaciones complicadas. — bromea y ella asiente con una media sonrisa. Él suspira. — Está bien, sabes que no me meto en esas cosas; solo… Ten cuidado, ¿sí? Y si te hace daño me avisas, eso me daría una excusa para patearle el trasero… Que ganas no me faltan. — comenta más para sí mismo que para ella, y ella ríe.
— Eish… No puedes pegarle a mi lo-que-sea, Kai. Eso no es amable de tu parte.
— No me interesa ser amable con él, Miu. — dice — A mí no me importaría no ser amable con él… — asegura y eso deja a Aimiu pensando.

¿Qué habría podido pasar entre ellos como para que Woo Ryô Kai, el chico más asquerosamente amable y bien portado que conocía, le importase muy poco y nada, lo que es más quisiese dejar su forma de ser cálida, amigable y respetuosa, para ser completamente desagradable con alguien?

¿Qué había hecho Yoongsoo?

bomb.
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생존자 |N.C| - Página 6 Empty Re: 생존자 |N.C|

Mensaje por bomb. Dom 15 Abr 2018, 3:04 pm


bomb.

Capítulo Once: Octava Parte.


LEAN:

Rae Eun Yoo:

Recostado en la silla de su camerino Eunyoo abre los ojos abruptamente, irguiéndose en su lugar; está empapado de sudor y las imágenes en su cabeza, producto de su sueño son tan vividas que todavía le causan escalofríos.

— Ha sido una pesadilla, sólo una pesadilla... El barco está bien, tú estás bien, todo está bien. — musita para sí mismo y mira su sudado reflejo en el espejo frente a él. Talla sus ojos para quitar el sueño y mira la hora en su celular dándose cuenta que sólo faltan veinte minutos para que el bar abra sus puertas en su horario especial y sea su momento de presentarse por lo que se levanta de su silla, caminando rápidamente por el lugar, buscando su vestuario y preparando todo para esa noche.

Siente un revoltijo en su estómago mientras se viste con aquellos ajustados pantalones negros y la camisa vaporosa de color blanco dejando parte de su torso al descubierto, probablemente al bailar se vería más.

La canción que había escogido era un tanto sensual, le encantaba, se sentía bien con ella. Tenía un toque de erotismo que le erizaba la piel; termina su maquillaje, un suave ahumado en sus ojos, no era muy fan de este pero tampoco se quejaba mucho cuando tenía que usarlo, acomoda su cabello y está listo para ir a un lado del escenario a que le pongan el micrófono.

Saluda a un par de compañeros en el camino y responde a un par de preguntas que hacen algunos de los que se van a presentar con él como bailarines de apoyo cuando dudan sobre la coreografía. Se abstrae completamente de los recuerdos de su sueño y se mentaliza para la presentación; no queriendo atraer malas vibras y que todo terminase volviéndose realidad porque estar en una balsa en medio del mar no era una idea que realmente le gustase.

Una vez está listo, el micrófono está en su lugar y apenas faltan unos minutos para que el show comience, el pelinegro se asoma por un costado del escenario, buscando entre la multitud que ocupa las mesas del bar el rostro conocido del deportista. Muerde sus labios con nerviosismo cuando no lo consigue y regresando su atención a las personas que lo rodean se dice a sí mismo que todavía hay chance para que llegue. Hari le había dado su palabra de que se presentaría, se lo acaba de confirmar hacía sólo unos minutos antes de que se quedase dormido cuando hablaron por teléfono. Él no iba a dejarle plantado, ¿verdad?

Faltaban unos pocos minutos para que la presentación comenzara, y es cuando Ha Ri, vestido en un perfecto traje negro, se adentra en el club sentándose en una de las primeras mesas frente al escenario, la cual se había encargado de reservar con anticipación.

Llama a uno de los meseros que se paseaban por allí a quien se encarga de pedirle un trago mientras se pone cómodo, y espera con ansiedad el comienzo del show.

Eunyoo vuelve a asomarse al cabo de unos minutos por un costado, volviendo a buscar entre la multitud al mayor, ya no faltaba casi nada para que el show comenzara y no puede evitar sentir un torbellino de nervios inundarle al notar que Hari se encontraba sentado en “primera fila".

El mayor está ahí sentado en una de las mesas con perfecta vista del escenario,por no decir que está en “la mesa” y aunque está sentado y no puede apreciar por completo el esplendor del traje que lleva puesto debe admitir, (sólo lo hace para sí mismo) que el sujeto luce malditamente guapo así como está esa noche.

— Demonios. — masculla mordiéndose la cara interna de su mejilla, agita su cabeza para deshacerse de esos pensamientos absurdos y regresa su atención al detrás de bambalinas para asegurarse que no le falta nada y que está listo para su momento de brillar. El telón se abre, el juego de luces permite ver tan solo siluetas en el escenario, habiendo una que llama su atención, el pelinegro comienza a moverse al compás de la música y es cuando su perfecto rostro es iluminado por el reflector que comienza a seguirle en cada uno de sus movimientos.

Había más gente allí, pero Ha Ri no podía quitar su vista de Eun Yoo, el brillaba con luz propia, él no necesitaba de nadie más.

El trago llega a sus manos y bebe un sorbo de este aun hipnotizado por los perfectos movimientos del menor que hacen que su garganta se seque.

Eunyoo siente su corazón latir fuertemente en su pecho más lo deja en un segundo plano una vez el reflector lo alumbra. Es su momento, se había preparado por días para ello, había ensayado mucho para ello y eran tan pocas las veces que le daban la oportunidad de presentar alguna de sus canciones. Él iba a hacer que valiese la pena.

Puede sentir la mirada del público fijamente sobre él pero hay una que le pesa más, sin darse cuenta sus ojos se encuentran con los más oscuros del mayor. Sus movimientos fluidos e hipnotizantes, demasiado sensuales para el juicio de cualquiera, su voz aterciopelada, tentadora.

—... "Cuando estoy frente a ti, me pongo sediento. Todo mi cuerpo tiemble y me respiración se pone caliente; estoy tan sediento con sólo mirarte"... — Hari lo está observando tan detalladamente que su corazón pierde su ritmo y se salta un par de latidos. —... "Oh yeah, sediento. No puedo contenerme ni en lo más mínimo. Tú me vuelves sediento...” — sus ojos no se despegan de los más oscuros del mayor, aun cuando está cantando y por un momento se siente como si estuviese haciendo su espectáculo sólo para el futbolista. Porque, de pronto en su burbuja ya no sólo está él como cada vez que se presenta, ahora tiene un espectador, alguien que de alguna forma ha tomado peso dentro de su mundo, y quiere impresionar...

Lo había visto bailar anteriormente, sí, pero apenas habían cruzado miradas, sin contar que esta vez, estaba pudiendo escuchar la hermosa voz que el menor tenía, era lo más hermoso que haya podido escuchar, mientras el cuerpo de Eun Yoo se movía al ritmo de esta, con tanta sensualidad que él mismo estaba sintiéndose sediento de repente. No podía parar de mirarlo, como si lo único que hubiera allí fuese él.

Eunyoo deja de ver al mayor un instante, cuando tiene que acostarse en el piso para seguir bailando. La música fluye, la coreografía fluye, él fluye. Todo lo guía a dejar el escenario, tenía que bajarse era su momento de "interactuar" con el público, junto con los demás bailarines (aunque él prefiriese mantenerse en el escenario como algo inalcanzable).

—... "Sé que no hay necesidad de apresurarse”... — Se mueve entre las mesas con confianza en lo que hace, y aunque su rumbo y la mesa en la que debería bailar es originalmente otra, su parte obstinada le impide seguir su curso y altera su ruta hasta llegar a la mesa del mayor. —... "Pero estoy nervioso, sudando como si fuese perseguido..." — baila a su alrededor con tanta desinhibición y descaro; le sonríe lascivio. —... "Pierdo la paciencia, pierdo la razón...Oh, Dios. Perdóname”... — Se ubica justo detrás de él, apoyando sus manos sobre el espaldar de la silla aunque estás pican por querer tocar al mayor como los demás bailarines a los demás comensales.
—... "No será fácil, pero sé que tampoco lo odias..." — canta inclinándose ligeramente sobre el hombro del mayor, sus manos suben a los hombros del deportista, deslizándose por ahí en un toque parsimonioso, sus miradas se encuentran —... "Podría ser un sueño corto pero buenas noches... Ven aquí..." — esa última frase y tira de la silla del mayor con fuerza, haciéndose espacio para poder pasar a estar frente a él y aunque en todas las mesas todos los demás bailarines estaban haciendo prácticamente lo mismo que él, y no era la primera vez que hacía algo así, Eunyoo se sentía malditamente nervioso en su interior, quizás porque conocía al sujeto al cual estaba "seduciendo" quizás porque había algo en él que hacía que todo fuese "especial" de algún modo.

¡Maldito sea el día que Kim Hari apareció en su vida!, se dijo a sí mismo.

Porque el mayor estaba confundiéndolo tanto.

—... "Derrámate secretamente en mí... Ouaah..." — se inclina hacia adelante sobre el mayor, por una fracción de segundo quedan cara a cara y Eunyoo siente su garganta secarse. Sus rostros están tan cerca, su cerebro no procesaba de forma correcta lo que estaba haciendo. Se aleja, sentándose sobre la mesa del mayor —... "Quiero estar lleno de ti..."

Desde el momento en que Eun Yoo baja del escenario y sus pasos lo dirigen hacia su mesa, Ha Ri sentía su pulso cada vez más acelerado, el cual casi se dispara cuando las manos del menor se posan en sus hombros y siente aquel tacto quemarle. Como su fuera poco, la hipnotizante figura del menor sigue enloqueciéndole en el instante en que la distancia entre sus rostros era poca. Ha Ri entre abre su boca para que el aire llegara de manera más directa a sus pulmones, y siente la sequedad dentro de esta, no puede controlar sus emociones, lo que Eun Yoo le hace sentir en esos momentos. Se vuelve un joven hormonal mientras la figura del pelinegro ronda a su alrededor con tanta sensualidad y descaro.

El pelinegro no está teniendo reparo, sabía que se avergonzaría una vez regresase tras bastidores. No sabía cómo iba a volver a mirar a los ojos al mayor pero realmente no le importaba, al menos no en ese momento. Tenía los ojos de Hari encima de él y sólo él, no miraba a nadie, no le prestaba atención a nada más, y eso le gustaba. Una parte de él que no sabía ni que existía quería los ojos del castaño sólo sobre él, y en ellos podía ver los nervios del mayor, junto con algo más, algo más profundo y al mismo tiempo oscuro, ¿acaso Hari-ssi lo estaba mirando con lujuria? Una sonrisita burlesca y arrogante baila en sus labios mientras él baila sobre la mesa.

Vuelve a bajarse, a rondar alrededor de la silla del mayor con la mano sobre su hombro y se detiene de nueva cuenta a sus espaldas.

Esta vez no se limita de tocarlo, sus manos viajan a sus hombros anchos y fuertes, dejando un toque coqueto mientras descienden por sus brazos y suben por su pecho. Inclinado ligeramente sobre el mayor, sus labios cerca del oído de este.

—... "No importa cuánto me desborde, no es suficiente. Sigo sediento por tu amor...” — es casi un susurro, su voz sale tan suave, tan sugerente, sus miradas vuelven a chocar y el menor le guiña un ojo con coquetería. — ... "Sólo un sorbo más; cariño, tú sabes lo que quiero..." — tararea sin quitar sus ojos de los del mayor, mientras con un rápido movimiento y con su fuerza hace girar la silla hacia a él, otra vez quedando frente a frente, le da la espalda y se deja caer hacia atrás, recostándose en el espacio entre las piernas del mayor, su cabeza reposando sobre su regazo, cierra sus ojos — ... "Encima de mi vacío, desierto corazón derrama tu lluvia..." — deja salir la nota alta, sin ningún esfuerzo, subiendo sus manos nuevamente por el torso del mayor, hasta su cuello a la par que arquea su espalda hacia arriba, por un momento sus rostros quedan tan cerca, a tan solo un soplo, sólo por unos pocos segundos mientras él canta — ... "Derrámate..."

Se separa casi tan rápido como ese respiro, enfrentándole nuevamente y lo empuja hacia atrás sobre su silla.

—... "Mira lo sediento que estoy por ti. Mira como me estoy poniendo caliente..." — nuevamente está revoloteando a su alrededor, por fragmentos susurrándole al oído como si fuese una confesión pese a que su voz resonaba por todo el local. —... "Estoy demasiado sediento con sólo mirarte... Tan sólo mirarte..." — más irónicamente él no lo está mirando, en lugar de eso está bailando. Cuando vuelve a hacer contacto visual con el mayor, están nuevamente frente a frente pero está arrodillado entre sus piernas, sus manos comenzando a deslizarse sobre los muslos del mayor —... "No puedo contenerme, ni en lo más mínimo..." — poco a poco va a ascendiendo, su cuerpo tan cercano al del mayor, sus manos se detienen sobre sus caderas y tiran de ellas con cierta brusquedad hacia a él. —... "Tú me vuelves sediento..." — la canción termina con Eunyoo escondiendo su rostro en el hueco entre el cuello y el hombro del mayor, con la respiración agitada, y la mente nublada por el fuerte aroma que expide el mayor, las luces se apagan dejando todo el lugar en penumbras y quizás Eunyoo tarda un poco más de lo que debería en separarse del mayor y salir de ahí.

Eun Yoo no tenía idea del desorden que había causado en el mayor, o tal vez si podía imaginarse un poco.

Había estado tan cerca, le había tocado descaradamente, desde sus manos en sus hombros, descendiendo por sus brazos... Él aun podía sentir el cosquilleo a causa de aquel contacto, del cuerpo del pelinegro prácticamente sobre el suyo, de la respiración agitada sobre su cuello.

Ha Ri acomodó el cuello de su camisa, tomó de un trago lo último que quedaba en su vaso y luego de dejar un par de billetes debajo de este, se levantó de su silla.

Sus pasos lo dirigieron a la barra, donde consultó por el pelinegro, él necesitaba verle, saber que había sido todo eso, si tenía algún significado, porque él tenía un gran problema a causa de todo el espectáculo que este había montado.

Eunyoo había regresado hasta su camerino entre felicitaciones y halagos por su "excelente presentación" y su "gran talento", en palabras de sus demás compañeros y sentado frente al espejo rememoró lo que acababa de pasar hacia tan sólo unos momentos. El calor sube a sus mejillas pintándolas de un suave rosa, toma su trago de felicitaciones de un sólo sorbo y trata de controlar el ataque de nervios que estaba por darle.

— ¡Oh Dios, Oh Dios! — susurra casi desesperado, palmeando su propio rostro. — ¿Qué demonios? — se pregunta a sí mismo, no se entendía. Para él no tenía sentido, pero algo lo había impulsado a actuar así, a ser tan, tan... descarado y atrevido con el mayor. Algo que él no podía nombrar o explicar. Muerde sus labios preocupado, ¿qué pensará ahora el sr. Kim de él? Mas no tiene chance de seguir atormentándose porque alguien llama a su puerta y cuando él la abre, las palabras se le quedan atascadas en la garganta porque el mayor está ahí en frente de él y Eunyoo no logra hacer nada más que balbucear nada coherente.

Al ver al menor parado tras el marco se dió cuenta que no sabía que decir, y por los balbuceos del muchacho él tampoco tenía idea. Pasa la lengua pos sus resecos labios y observa hacia adentro del camerino notando que este era personal del joven.

—Puedo... —las palabras no querían salir con claridad— ¿Puedo pasar? —Finaliza volviendo su mirada a los rasgados ojos del chico.

El pelinegro asiente sin poder poner una excusa para negarse. Siente sus mejillas calientes y sabe que se está ruborizando sin ningún motivo aparente cuando se hace a un lado dejando al mayor pasar. Baja su mirada, toma una respiración profunda para tratar de calmarse y cierra la puerta del camerino para tener mayor privacidad.

— Yo... — realmente no sabe qué decir o cómo iniciar una conversación con él mayor, lo mira apenas y su sonrojo empeora. Muerde sus labios con nerviosismo y suelta un profundo suspiro. — Espero que le haya gustado la presentación... Hari-ssi. — no sabe muy bien de dónde ha sacado el valor para decir aquello pero no lo está mirando, se abraza a sí mismo y cuando lo hace recuerda que no se ha cambiado y que su torso sigue parcialmente a la vista y se siente irónicamente expuesto y tímido por ello.

El mayor observa el espacio a su alrededor terminando con su mirada fija en el espejo para ver el reflejo del más joven.

—Sabe lo que hace Eun Yoo-ssi... —aclara su garganta y esos sentimientos de adolescente hormonal lo azotan de nueva cuenta— Quiero decir... Es bueno en lo que hace... —finalmente voltea para mirarle y posa la mano en el brazo del pelinegro, pidiendo su atención, él realmente necesita que le mire— Eun Yoo-ssi, ¿Por qué a mí? De entre toda esa gente... —toma una bocanada de aire— No tiene idea de lo que ha provocado en mi Eun Yoo-ssi —su mirada esta fija en el de cabellos negros y el suave agarre en el brazo de este sigue presente.

Eunyoo se siente sonrojar hasta la punta de sus pies y niega con la cabeza sin saber cómo responder ante a esa pregunta.

— Yo... yo... — abre su boca un par de veces más, buscando las palabras que le permitan darle una explicación pero ni siquiera puede dársela a sí mismo, ¿cómo iba a hacerlo a alguien más? — Creo... Creo que me puedo hacer una idea y yo... yo... lo siento, Hari-ssi. — musita avergonzado, alza su mirada formando una mueca con sus labios y niega — Bueno no, no lo siento pero sí... Yo no sé... no sé... Yo sólo... — Eunyoo jamás se había sentido así y jamás había perdido la facultad para formar oraciones — Dígame ¿qué le provoqué Hari-ssi? Así sabré si disculparme realmente o no... Yo... No era mi intención incomodarlo con la presentación... si así fue entonces si me disculpo pero si lo que provoqué fue algún tipo de impacto en usted entonces no estoy seguro de... si realmente lamento eso... Me gustó tener su atención. — admite en un golpe de valor, con la mejillas rojas y la voz baja, mira su pies completamente avergonzado y se encoge un poco en su lugar.

El mayor lleva su pulgar al mentón del más joven pidiendo nuevamente su atención, él necesitaba ahora aquella mirada sobre él.

—Tiene mi atención Eun Yoo-ssi, desde el primer momento en que te vi la tienes —confiesa y su pulgar viaja hasta la mejilla del pelinegro con delicadeza, como una simple caricia, la piel del contrario se siente tan suave que no quiere quitar sus dedos, los cuales lentamente se deslizan hasta sus labios pasando su pulgar por el inferior inevitablemente llevando su mirada hacia estos.

Yoo lo mira, su corazón desbocado en su pecho, su respiración agitada. Tenía los nervios a flor de piel, sus manos vuelven a picar. Él quiere, no, necesita tocarlo; sus ojos se encuentran y EunYoo de pronto se siente demasiado acalorado.

— ¿La tengo? — cuestiona suavemente, relame sus labios en un acto nervioso y por consecuencia también parte de la piel del mayor también. El menor no se ha dado cuenta, pero ha llevado sus manos hasta el torso del mayor, metiéndolas por debajo de la chaqueta del traje, empuñando la tela blanca de la camisa, acortando inconscientemente la distancia entre ambos — ¿La tengo realmente?

La mano del mayor se traslada al cuello de Eun Yoo llegando a su nuca y enredándose en los negros cabellos de este mientras la otra se desliza hacia su cintura empujándolo tal vez más fuerte de lo que hubiese querido, pero es que se sentía demasiado necesitado de aquel contacto. Hace que sus frentes se unan y sus labios entre abiertos están a centímetros de los del contrario, uniendo sus pesadas respiraciones como si fueran una sola.

—La tienes, por completo —los labios del mayor no resisten en unirse a los del contrario.

Un suave gemido de sorpresa se ahoga contra la boca del contrario mas no se niega. Se deja hacer con aquel beso que pese a todo no era bruto ni desagradable. Los labios de Hari le sabían tan dulce que él necesitaba más. ¿Cuánto? No sabía pero necesitaba más.

Sin darse cuenta, con los ojos cerrados disfruta de las caricias de los labios ajenos, sube sus brazos hasta los hombros del mayor y los enreda alrededor de su cuello pegándose más al firme cuerpo del moreno.

Sus pulmones arden, pero también lo hace todo su cuerpo cuando el momento se rompe, él vuelve a abrir sus ojos, (ni siquiera se dio cuenta de en qué momento los había cerrado), y le sonríe al mayor siendo hasta cierto punto una sonrisa coqueta y quizás un tanto arrogante. Su corazón sigue acelerado, su respiración agitada y probablemente esté hecho un desastre y lo que está pasando entre ellos no es realmente correcto, pero ¿qué más podría importarle?

— No, en definitiva no lamento nada de lo que causé en usted Sr. Kim. — musita en tono bajo y vuelve a relamer sus labios. Antes de siquiera detenerse o darle chance al mayor de que responda a algo, él vuelve a besarlo quizás con más ganas quizás con mayor intensidad. Por una vez en su vida no quiere ponerse a sobre analizar todo y prefiere dejarse llevar.

Quizás era por esa horrible pesadilla que había tenido antes de subirse al escenario, esa dónde no sabía dónde estaba el mayor, donde casi morían y su corazón había dolido tanto...

Ambas manos de Hari se posan ahora en la cintura del menor casi rodeándolo con sus brazos para luego deslizarse por la espada de este sobre la fina tela de su camisa. Casi sin darse cuenta ha hecho que el menor termine apoyado contra la mesa/tocador y no hay distancia alguna entre ambos cuerpos lo cual hace que se sienta acalorado, por lo cual lo suelta solo para quitar el saco de su traje botándolo a un lado mientras sus labios siguen unidos, no va a separarse, el necesita ese contacto.

Las manos de Eunyoo no se quedan quietas en la nuca del mayor, y aunque él no es el que está usando la corbata siente que se asfixia de sólo tocarla ahí alrededor del cuello del otro por lo que con algo de torpeza y desespero la desanuda por completo y tira de ella hasta dejarla en alguna parte del pequeño camerino sin importarle realmente.

Su sentido común y raciocinio pasaron a mejor vida hace realmente mucho, cree que desde antes de haber subido al escenario, pero no le da importancia. Él es sólo un mar de sensaciones, estímulos e impulsos; por lo que realmente no se da cuenta en qué momento pasa a estar semi sentado sobre la superficie de su tocador, sólo fue consciente de que tal vez en el proceso habían tirado un par de cosas. No le importaba, nada importaba más allá del nudo que sentía en la boca de su estómago y esa necesidad grandísima que tenía de sentir al mayor más cerca, aún incluso cuando sus pechos se apretaban uno contra el otro y sus delgadas piernas estaban enrolladas alrededor de las caderas del mayor.

El beso que comparten es exigente, es necesitado es tan carnal y pasional pero al mismo tiempo se siente tan dulce, tan... correcto, tan bien.

— Hari-yah... — un gemido apenas audible se escapa de sus labios cuando el mayor se separa apenas un poco sólo para bajar sus besos hasta la piel sensible de su cuello, con la voz ronca debido a la excitación y las emociones encontradas. El pelinegro aferra sus manos a la tela que cubre los brazos del mayor, casi volviéndose un manojo de pequeños suspiros y jadeos.

Aquella fina tela que se interpone entre sus manos y la espalda del menor está molestándole, demasiado, por lo cual cincha de esta para poder acariciar su espalda sin nada que se lo impida. Su piel sobre la de sus manos se siente tan bien, tiene demasiadas ganas de sentir aún más de él, por lo cual comienza a desabotonar la camisa del menor.

Se separa pegando sus frentes dejando un corto beso en sus labios para terminar de quitar la camisa la cual desliza por los brazos de este con suavidad acariciando la musculatura de Eun Yoo.

Le observa detenidamente, veía una completa obra de arte ante sus ojos, una vez termina de quitar la camisa posa las manos en su pecho acariciándole, bajando por su abdomen hasta la hebilla de sus pantalones volviendo a besar la blanquecina piel de los hombros y cuello de Eun Yoo.

Delirio, Eunyoo debía estar delirando para que algo así estuviese pasando, hacía demasiado que no sentía así que no lo tocaban así y mucho menos un hombre.

Sus manos viajan por todo el amplio pecho del mayor, desabotonando desordenadamente los botones de su camisa, introduciéndolas por debajo de la tela para acariciar la piel tersa y bronceada del mayor. Se deshace de esa camisa y aferra sus manos en los homoplatos del futbolista, apoya su cabeza contra uno de los hombros, soltando delicados gemidos.

Sus ojos están cerrados y todo lo que puede percibir es su respiración, la respiración de su acompañante y que de pronto sus pantalones le asfixian al igual que el resto de toda su ropa.
Procede por desabrochar su pantalón y rodear la cadera del joven con sus manos llevándolas a la parte baja de su espalda por dentro de este.

—Lo siento... —murmura viajando con sus besos hasta la mandíbula del menor— No quería dejarte —se lamenta volviendo a buscar su boca hablando sobre esta— Siento haber tenido que irme —repite.

Las palabras del mayor lo aturden más que sus actos, se separa apenas. Lo suficiente como para poder detenerlo y verlo a la cara.

— ¿Qué? — él no entiende, ¿por qué se está disculpando? — Estás aquí, ¿por qué te estás disculpando? — su ceño se frunce, confundido, siente como la ansiedad comienza a inundarle y ese miedo de perderle se hace insoportable... otra vez su corazón duele. — ¿Hari-yah?

—La explosión... El crucero se hundía y yo... No pude quedarme a tu lado, lo siento tanto —vuelve a disculparse ahora abrazándolo, con fuerza, no queriendo separarse.

El pelinegro niega rotundamente, desesperado. El miedo volviendo a atraparlo.

— No, no... Estás aquí... ¡Está aquí Hari-ssi! — masculla entre lágrimas, sin saber siquiera que había comenzado a llorar, — Used está conmigo... Está a mi lado... — balbucea pero siente el agarre del mayor aflojarse a su alrededor y su imagen comienza hacerse difusa. A lo lejos alguien lo llama. — No... ¡No! ¡No! ¡No puede ser verdad! — grita cuando la imagen del mayor cada vez se hace menos reconocible.

Ya no está en el camerino, ni siquiera está en el barco, está en una especie de limbo y la voz de su mejor amigo es lo único que puede distinguir a la distancia. Se mueve por todos lados por donde está.

— ¿Hari-ssi? — pregunta — ¡Hari-ssi! — lo llama con fuerza — ¡Yaaaah! — grita con la voz rota. — ¡No puede dejarme! — espeta llevando sus manos hasta su cabello, se deja caer sobre sus rodillas y siente como el aire comienza a faltarle por el pánico.
— No puede... usted... Hari-yah... — sus sollozos lo aturden así como una voz muy familiar pero no la que él quería escuchar.



****


Boo Hyung Sik

— ¡Eunyoo-yah! — Sik lo sacude con poca delicadeza, hacía un buen rato que Eunyoo había comenzado a balbucear en sueños, eso no era muy extraño considerando que lo solía hacerlo con frecuencia pero cuando esos balbuceos habían comenzado a tornarse en sollozos desesperados, aun dormido.

Sik lo supo, él no estaba teniendo un buen sueño.

— Eunyoo-yah... — habla suavemente una vez el pelinegro ha abierto los ojos en volviéndole en un cálido abrazo, dejando a su amigo llorar.
— Hyungsik… — solloza. — Es real… esto es real. — gimotea entre hipidos y se aferra más fuerte a él. Hyungsik inspira profundamente, mira a su amigo y a Hyorae que los mira a los dos a su vez preocupada.
— Está bien… Estaremos bien — promete en tono suave, acariciando los cabellos de su amigo con dulzura.
— ¿Y él…? — es apenas un susurro, su voz sale tan rota. Hyungsik lo separa por unos instantes para verlo a la cara no queriendo comprender a quién ser refería.
— Yoo… — musita pero el pelinegro no le deja seguir. Niega repetidas veces con la cabeza y lo mira con ojos suplicantes.
— ¿Él va a estar bien? — hay tanto desespero en su voz, — Él tiene que estar bien, dijo… dijimos… Tenemos planes para cuando estemos en Corea. — confiesa — Voy a ir a verlo jugar, voy a llevar a Sunbi… Ella lo adoraría. Luego, él iría a verme cantar. Él quiere escucharme cantar y yo quiero que lo haga — hay tanta convicción en sus palabras; al moreno le recuerda a un niño asustado buscando escuchar sólo lo que quiere oír.
Hyungsik no sabe que le lastima más. Si la profunda preocupación desesperante que está sintiendo su amigo por el sujeto o ese brillo tan peculiar en sus ojos al hablar de las promesas que se habían hecho.
— Sik… yo quiero que él esté bien. — lloriquea tirando de la camisa de su amigo para volver a tener su atención, se acurruca contra su pecho y Hyungsik no puede evitar maldecirlo porque Eunyoo nunca es mimoso con él y justo cuando lo es, es porque está desconsolado llorando por otro chico.

Algo se rompe dentro de él.

— Yoo… él… — hace una pausa cuando siente su voz quebrarse e ignora por completo las miradas que le dan Hyorae y Akame, porque ellas conocen su corazón pero su corazón no es el importante en ese momento, importa más el corazón herido de su mejor amigo. Así que lo abraza con más fuerza, y deja un beso en sus cabellos. — Él seguramente estará bien y… cuando nos rescaten… — duda, cada una de sus palabras lo hieren de una manera inimaginable pero tiene que afrontarlo. — Cuando estemos en Corea ustedes probablemente van a poder reencontrarse y… y hacer todo lo que han planeado… — cierra sus ojos unos momentos quedándose en silencio mientras regulariza su respiración y traga el nudo en su garganta porque el sabía que algo asi pasaría en algún momento y que su amigo encontraría a alguien… — Y Sunbi probablemente sí va a adorarlo, va a tener a alguien con quien jugar fútbol que le pueda enseñar muy bien… Y él probablemente quede muy encantado con tu voz, porque tu voz es preciosa Yoo y él sería un idiota si no se enamorase totalmente de ella, y va a querer escucharte cantar todo el tiempo tanto que tu vida va a parecer un musical… — bufa y Eunyoo suelta una risita, dejándose consolar, dejándose mimar mientras su corazón se oprime en su pecho. — Vas a ser como Gabriela Montéz cantándole a su Troy Bolton…
— Yah… — se queja el mayor golpeándole en las costillas pero ríe y Sik sonríe amargamente. — Ya estás exagerando… Gabriela y Troy son pareja… Nosotros…
— Ustedes son ustedes… — lo interrumpe antes de que diga alguna mentira como “solo somos amigos” porque ¡vamos! Eso no era así, — Yoo… ¿conoces a tu corazón? Porque yo puedo leer lo que está diciendo justo en este momento… Ustedes serán lindos juntos…
— Tiene prometida. — susurra completamente desanimado y el hecho de que no lo negase termina por romperle el corazón a Hyungsik. Sus manos tiemblan y siente dos lágrimas cayendo por sus mejillas, las seca con rapidez.

¡Vaya ocasión en la que Eunyoo ha decidido abrir su corazón!
¡Como si ya no tuviese suficiente!

— Es una mentira… — afirma aunque su voz sale temblorosa, traga duro e inspira profundo para contenerse. Eunyoo no lo nota, demasiado ensimismado — Él te mira… Él te mira de una forma que… Todos deberíamos conseguir a una person que nos mire igual…
— Estás exagerando…
— No, tú te estás negando y no tiene sentido que lo hagas. Estamos en una balsa en medio de la nada, perdidos y desamparados, te vi llorar por preocupación por tu hermanita y ahora por un sujeto que se las apañó para meterse bajo tu piel en menos de una semana y a quien ahora no sabes si volverás a ver pero que veló por ti en medio de un desastre y con el que, de paso, hiciste planes a futuro… Uno cercano pero a futuro finalmente. — suelta todo con cierta impotencia y le toma un par de segundos recuperar la compostura, Eunyoo se encoge entre sus brazos. — Los dos son unos tontos que se gustan y hacen sus vidas más complicadas de lo que deberían… Cuando regresemos a Corea lo vas a buscar y cuando lo consigas vas a ir por él y si él es inteligente va a terminar todo el teatro de su boda porque tú lo vales y ustedes serán asquerosamente felices así. — finaliza, su ceño fruncido y la rabia quemándole de a poco porque él realmente puede imaginarse a el Sr. Kim haciendo a su amigo tan condenadamente feliz que lo único que le provoca son nauseas.

Pero Eunyoo se separa de él y lo mira, una mirada dulce y más alegre de lo que le había visto mucho antes, incluso de que todo el desastre pasara. Le sonríe tan dulce, tan tierno, tan tonto y eso le da tantas ganas de golpearlo.

— Gracias Sik. — susurra volviendo a abrazarlo con fuerza y Eunyoo es el único que realmente no puede darse cuenta del malestar que ha causado en el moreno, del dolor, de las lágrimas acumuladas y de su corazón roto y Hyungsik tampoco se lo permite. Se fuerza a sonreír para él y le corresponde como siempre.

— No tienes que agradecer nada, idiota. — musita. — Ya verás… Serás estúpidamente feliz Yoo



Hi:

bomb.
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Mensaje por Cam Jue 19 Abr 2018, 10:00 am

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Mensaje por Cam Jue 19 Abr 2018, 12:31 pm

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Mensaje por Cam Jue 19 Abr 2018, 1:18 pm

For di:

Y weno ahi tan, tres comentarios que no les hacen justicia a tres caps tan hermosos beshos preciosos y maravillosos que escribieron las tres xd pero algo debía que escribir y por lo menos espero que se hayn reido con alguna de mis pendejadas xd 

Haré lo posible para subir lo mas rapido que pueda xd baiiii  :luuv: :luuv: :luuv:
Cam
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Mensaje por Cam Miér 04 Jul 2018, 3:12 pm




cam.

Capítulo 12: Primera parte.



❝Sim Minji❞


Aunque en Nagasaki había pasado un buen rato conociendo la ciudad por su cuenta, esta vez, en Taipéi, Minji quería algo de compañía. Y no cualquiera, quería pasar tiempo con su rubia favorita, Aimiu. No tenía idea de qué podrían hacer, o qué lugares podrían visitar, pero algo ya se les ocurriría. Lo único que Minji quería era estar con su mejor amiga, ya que en los últimos días había estado a tope con sus sesiones de fotos y apenas si había podido respirar.

El crucero ya había llegado al Puerto de Taipéi y poco a poco todos los pasajeros bajaban del barco mientras Minji se dirigía a la habitación de la menor, esperando que allí se encontrara. Ella de verdad esperaba que la rubia ya no hubiera hecho planes con Yoongsoo antes, aunque a Minji no le molestaba ser violinista no sabía que tan bien lo tomaría la parejita.

—Unnie... —Aimiu dice con una expresión indescifrable para Minji cuando abre la puerta. Estaba terminando de arreglarse, Minji podía ver detrás de ella sus cosas medio a medio recoger. Pero pronto la mueca que traía en el rostro es sustituida por una sonrisa y un tono alegre —No esperaba verte por aquí... Estaba pensando en ti y en cómo me has dejado abandonada estos días. —dramatiza, fingiéndose indignada y herida.
—Ah... Lo siento muchísimo, linda. —se disculpa Minji, haciendo un puchero y seguidamente planta un beso en la mejilla de su mejor amiga —De verdad, aunque seguro que tuviste un buen tiempo para estar con tu chico. —sonríe ladina, guiñando un ojo a la vez —Ya me contarás todo lo que has estado haciendo, vamos, daremos un paseo. —ni siquiera le da tiempo de responder, cuando ya la tiene agarrada por la muñeca, cierra la puerta de su habitación y la arrastra por el pasillo.

La platinada suelta una risita y asiente quedamente con la cabeza, dejándose arrastrar sin ningún tipo de resistencia. Con su mano libre saca su teléfono del bolsillo y comienza a teclear, un mensaje al mencionado chico supone Minji. Sentía algo de satisfacción de que la rubia estuviera tal vez cancelando sus planes por estar con ella, pero eso no se lo diría.

—No hay mucho que contar... salvo, tal vez, que he pensado en seriamente comprarme unas esposas para atarlo a la cama. —responde en un tono que Minji no sabe del todo si es en serio o no —¿Qué tal tus sesiones?
—Oh. —responde Minji, sus ojos bien abiertos —No sabía que te gustaban ese tipo de cosas, Aimiu-ah, pero por mi todo bien. —añade con una risita —Seguro sería muy divertido para ustedes, si quieres podemos buscar unas en nuestro paseo. —sugiere, para molestarla —Y mis sesiones... Fabulosas como siempre, de verdad fue un alivio que nuestro fotógrafo habitual pudiera abordar en Nagasaki, no sé qué habríamos hecho si ese novato hubiera seguido. Tu amigo de verdad nos salvó ese día.
—De preferencia alguna de esas que tienen una especie de colcha para evitar que lastimen. —le sigue el juego con el tema de las esposas —La idea es disfrutar no hacerle daño. —le guiña un ojo con picardía y vuelve a reír — Xian Lu es de los mejores fotógrafos de Asia, aunque él insista en que no es así... Sería más reconocido si no fuese tan obstinado y renuente para trabajar con modelos y grandes marcas, pero lo entiendo... Su estilo va más hacia lo artístico que lo comercial. —comenta Aimiu, halagando vagamente a su mejor amigo —¿Te comenté que, de alguna forma, él había conocido a Yoongsoo en los primeros días del crucero y que le había coqueteado? — cuestiona con una mueca graciosa de desagrado —¡Él, muy descarado, le estaba coqueteando a mi chico en mis narices cuando los presenté después! —chilla con indignación, llevándose una mano al pecho y negando varias veces con la cabeza —Ese rubio traicionero... — vuelve a negar y luego sonríe divertida —Me alegro que las cosas se hayan solucionado con tu trabajo.
—No, ese detalle no lo habías mencionado, me siento ofendida, Aimiu. —exagera, soltando a su amiga y cruzándose de brazos después —Se supone que soy tu mejor amiga, ¿No es así?
—Algo así, sí. Pero, en mi defensa, mi mejor amiga es una supermodelo con una agenda muy apretada que a duras penas tiene el tiempo y la voluntad para hacerme un espacio en su día a día —finge llorar, como si aquello le doliese mucho —Es normal que haya cosas que no te haya contado todavía. Han sido unos cuantos días sin vernos...
—¿Sabes Aimiu? Pretendía que pasáramos un buen rato juntas, pero me estoy sintiendo atacada justo ahora. —reprocha Minji, siguiendo con su drama.
—¿Atacada? ¡Omo! —Aimiu se finge sorprendida para luego reír —Eish... te sientes atacada Unnie, cuando la única víctima soy yo aquí. —niega como si le estuviese reprochando y termina por enganchar su brazo con el de la mayor. —¿Qué vamos a hacer? —pregunta pues ya se encuentran fuera del crucero, paradas a un lado del puerto.
—Sí, sí, como digas. —Minji hace un ademán con su mano, restándole importancia al asunto —Hmm… No sé, algo divertido. ¿Qué quisieras hacer tú?
—No sé, no tengo idea de qué haya por acá. — comenta mirando a su alrededor con curiosidad —¿Qué te parece si sólo paseamos por ahí y vemos que conseguimos en el camino?
—Me gusta esa idea. —concuerda Minji mientras asiente. 

Ambas amigas bajan del barco, dando así por comenzada su "Pequeña Aventura en Taipéi", como la estaba llamando Minji en su cabeza. Caminan un buen rato, mirando las vitrinas de las tiendas por donde pasaban, bromeando la una con la otra y en general disfrutando de la mutua compañía. 

—¡Aimiu mira! —ya habían dejado el crucero bastante atrás, cuando se encuentran en frente de una pequeña feria que tenía lugar en un angosto callejón entre dos altos edificios. La rubia deja de reír por un instante para poner un poco más de atención en dónde estaban y sonríe.
—Esto se ve muy curioso. —musita —¡Demos una vuelta! Podríamos conseguir algo lindo. 
—Sí, o también podríamos conseguir las esposas que quieres. —dice Minji, guiñando hacia su amiga y arrastrándola como antes había hecho en el crucero. 
—Pues vamos a pasear... Y si nos encontramos unas esposas por ahí mal estacionadas veremos —ríe — Deberíamos tomarnos fotos... Ya sabes, nada súper. 

La boca de Minji se abre, en una exagerada expresión de sorpresa. Aimiu había dicho "nada súper" pero la imaginación de Minji ya estaba volando, incluso se estaba preguntando si llamar a su fotógrafo para la tarea de la sesión.

—¿Cómo no se me había ocurrido eso? —cuestiona como si realmente se sintiera mal al respecto —¡Tendremos una sesión de fotos! —exclama emocionada —Tenemos que encontrar un sitio perfecto, andando. —y con eso finalmente se adentran en la feria. 
—Unnie, sólo tomémonos un par de selfies… No es necesaria una sesión. —masculla Aimiu con diversión y pereza.
—¡Claro que es necesario Aimiu! —aunque tal vez desistiría de llamar a su fotógrafo —Eso hacen las mejores amigas, se toman fotos una a la otra. —explica Minji como si fuera obvio —Oh por dios ¡Cuánto rosa! —comenta, deteniéndose de repente al ver un puesto de la feria, el cual solo tenía zapatos rosas.
— Bueno... Creo que puedo vomitar ahora. — bromea la menor arrugando su nariz en disgusto ante tanto rosa y ríe nuevamente por la cara con la que la mira su amiga — Tengo flojera de tomarme fotos, pero te tomo todas las que quieras. Mejor detrás que delante de la cámara. —se burla.
—Aimiu si no dejas que te tome fotos me enojare contigo. —advierte la mayor, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño —De verdad. —trata de amenazarla.
—Bueno, ¿Qué más da? — no se hace mucho del rogar, para sorpresa de Minji —Pero no seas muy exigente, tengo flojera. —ríe.
—Así me gusta. —comenta con una sonrisa de suficiencia —Vamos a hacer cosas divertidas y mientras tanto buscamos un lugar lindo, ¿Ok?

La platinada asiente y se deja arrastrar por su mejor amiga mientras admiran los puestos a su alrededor.

—Hay mucho rosa, aquí. —comenta Aimiu distraídamente mientras pasean por ahí luego de un rato. Ella va comiendo unos dulces extraños cuyo nombre no sabía pronunciar pero que estaban ricos y habían comprado unos puestos más atrás. —¡Oh, mira! ¡Carritos! ¿Será que podemos montarnos en ellos? —cuestiona y está señalando a una gran plaza que está a unos pocos metros de ellas, donde hay personas montadas en pequeños carros, como esos que usan los niños y tal vez por eso había más que todo niños —Parece algo para niños pero yo quiero ir... ¿Crees que podamos convencer al dueño?
—Oh, cariño, no hay nada imposible para Sim Minji. —asegura la mayor y camina con determinación hacia el lugar. El encargado de la atracción era un hombre mayor que ambas que, por la expresión en su rostro, se veía que no disfrutaba su trabajo. Eso haría difícil que las dejara subir, pero Minji no se rendiría —¡Buenas tardes! —lo saluda con una reverencia, olvidando por un momento que no estaban en Corea y que no le comprendería, de lo cual se da cuenta una vez el señor la mira con el ceño fruncido —¡Oh lo siento! ¡Hi! —saluda, ahora en inglés puesto que es el único otro idioma que domina.

Aimiu ríe ante la cara del sujeto y el intento de Minji por convencerlo de dejarles subir cuando la atracción es, obviamente, para niños. Pero al cabo de unos cuantos minutos Minji logra convencerle con unas cuantas muecas adorables, gira hasta donde Aimiu está con una gran sonrisa y una mirada de suficiencia.

—¿Podremos? —la mayor asiente y Aimiu da brinquitos en su lugar de la emoción —¡Vamos! —chilla, emprendiendo carrera hacia los pequeños vehículos.
—¿Y no me darás las gracias? Que decepción. —bromea Minji siguiendo a su amiga con una sonrisa, realmente estaba feliz de que Aimiu se estuviera divirtiendo.

Luego de que ambas estuviesen montadas en cochecitos diferentes el juego inicia. Aimiu reía a carcajadas, poco y nada le importaba que la gente las estuviese viendo a ambas o si alguien las reconocía y a Minji tampoco. Estaba teniendo un montón de diversión con Aimiu y eso era lo único en su mente.

Una vez la campana suena indicando el final del turno, Minji baja de su carrito para ir hasta donde Aimiu y enganchar su brazo con el de ella.

—Eso ha sido muy divertido. —comenta la mayor, caminando hacia la salida. 
—Ya lo creo. — Aimiu ríe sintiéndose revitalizada y con demasiada energía. — Veamos qué más podemos hacer.

❝Min Hana❞


Hana la estaba pasando genial, el día de chicas con Akame le sentaba muy bien puesto que a pesar de que participar en las actividades que ofrecía la programación del crucero y pasar tiempo con las demás animadoras y chicos del equipo era divertido, de verdad que nada se comparaba a pasar tiempo con su mejor amiga.

Hablando de Akame, hacía unos minutos la energía de la menor había cambiado. Hana puede leer a su mejor amiga como un libro abierto de par en par, por algo tenía ese título. Iban de camino a la habitación de la mayor para terminar de arreglar a Akame para su gran cita con Dongmun y Hana prácticamente podia escuchar los engranajes dando vueltas en la cabeza de su amiga pero no insistiría hasta que ella no estuviera lista para comentarle lo que le aquejaba. Pero, para sorpresa de Hana, no pasa mucho tiempo antes de que Akame suelta un suspiro pesado y codea un poco su brazo.

—Hana… —su voz sale algo grave debido al rato de silencio, por lo que carraspea un poco su garganta y ríe bajito —Hana. —repite nuevamente. Agacha su mirada y espera por una respuesta de Hana, cruzándose de brazos, mientras juega con la bolsa de plástico en la que va su vestido recién comprado. 
—¿Qué ocurre? —pregunta, frunciendo el ceño. Hana presiente que lo que le pasaba a la menor no era nada bueno. Akame suelta un suspiro más, mirando a la castaña con media sonrisa.

—¿Recuerdas a la abuela Bubbah? —cuestiona, volviendo su mirada al plástico con el que jugaba.
—Claro que sí, Akame, ¿Qué clase de pregunta es esa? —el tono de Hana es ligero, para cambiar el ambiente —Ella es la que te heredó todas sus empresas, pero Jaeho Oppa hará que no tengas que ir a China, ¿Verdad? —balbucea, queriendo no perder la esperanza, pero presentía que la respuesta a su pregunta sería negativa. Akame ladea su rostro, como si no supiera qué responder a aquello con exactitud y niega con su cabeza.
—Tendré que ir a China, Unnie… —dice en voz baja, casi inaudible, sonrojándose un poco. —Debo ir un par de meses, porque nadie quiere aceptar que Shaoran Oppa tenga todo el poder sobre las empresas que... Me heredó la abuela. —comenta, frunciendo sus labios, al igual que su entrecejo. —Tengo que ir, Hana.
—No, no, no —repite la mayor una y otra vez, negando con su cabeza —¿Recuerdas lo que te dije cuando llegamos? —pregunta tomando a su amiga por los antebrazos —¿Que te escondería en mi dormitorio de la universidad? Eso haremos, ya verás. —al principio lo había dicho como un chiste, pero ahora Hana en serio se lo estaba planteando. La más joven ríe bajito, negando con su cabeza.
—Unnie... Serán unos meses y... —sus ojos se cristalizan un poco. —Regresaré cuanto antes. Sólo debo poner orden un poco allá y... Con suerte sólo iremos unos cursos separadas en la Universidad y... Eso. —intenta animarla y Hana aprecia el esfuerzo, pero su corazón se sentía algo vacío. ¿Después de esperar a que Akame se graduara ahora tendría que esperar más para estar de nuevo con su mejor amiga? Eso no era algo que la hiciera feliz precisamente.
—Bueno, bueno, pensemos positivo... —dice Hana, luego de respirar profundamente un par de veces para intentar aliviar el nudo en su garganta —Al menos ya no es tanto ¿No? —trata —Pasará rápido, y más cuando ambas estemos ocupadas estudiando —razona —¡Y hablaremos siempre! Será como si no te hubieras ido. 

Akame asiente efusivamente y sonríe.

—¡Sí! Serán... Como unas vacaciones. Sólo iré unos meses, dos o tres cuando mucho. Hay gente que se encargará de mí y todos felices, ¿no? —ríe bajito, tallando sus ojos levemente. —Hablaremos todos los días, por llamada, por mensaje... Debes hacer que Hyunra Oppa, también me llame, junto con Sik, y Namwook Oppa… Sabes que suelen olvidarse. —habla bajito y toma una gran bocanada de aire. —I-igual con Dongmun Oppa.

El ánimo de Hana había mejorado significativamente solo para volver a empeorar con la mención del chico. Porque ella de verdad estaba muy feliz por Akame, la llenaba de alegría el que hubiera encontrado a alguien con quien pudiera salirse de su zona de confort y quien la quisiera tanto como se veía que Dongmun lo hacía. Pero ahora ella debería irse y... ¿Qué sería de ellos? 

—Te lo prometo. —dice para no desanimar a Akame aún más —Cada vez que vea a Dongmun Oppa en la universidad lo voy a interrogar hasta que sepa que ya ha hablado contigo. —normalmente Hana no haría cosas como esa, ella era aún bastante tímida, contrario al cambio que su Akame estaba teniendo. Pero lo haría por ella, por su mejor amiga, todo porque no les extrañara tanto, aun estando en su país natal. 
Akame asiente con su cabeza, afianzándose del agarre en su brazo con Hana, soltando un suspiro profundo.
—¡Unnie! No sólo con Dongmun Oppa, eh... De verdad, estar comunicada con todos, me hará sentir mejor. –asegura en voz baja, soltando un suspiro parecido al primero y balancea sus cuerpos de un lado a otro — Sólo espero que, si se puede, bajen los meses... Si no, tendremos que dejar de lado la idea de esconderme en tu dormitorio e intentar que quepas en una de mis maletas. –bromea, haciendo una extraña mueca. Hana sonríe con tristeza y observa a Akame en silencio por unos instantes.
—Te extrañaré, Akame. —confiesa la mayor, ya sintiendo sus ojos aguados por más que hubiera luchado por no derramar lágrimas. Akame se deja abrazar y corresponde al acto, aferrándose a su mejor amiga y cerrando sus ojos con fuerza.
—Y yo a ti, Unnie… Mucho. —susurra con voz entrecortada. —Pero anda, hay que divertirnos aquí, ahora, mientras podamos.
—Si, sí, tienes razón. —concuerda la mayor, separándose del abrazo y forzando una sonrisa en su rostro —Hablando de diversión, tenemos que llegar a mi habitación para alistarte para tu cita. —propone y toma la mano de Akame, para arrastrarla hasta allí.

❝Song Soomin❞


La parada en Taipéi había pasado hacía poco, por lo que Soomin debía ponerse en marcha con su plan. No es que fuera demasiado complejo, pero debía actuar con rapidez y discreción para no ser descubierta, era una suerte que ya tuviera experiencia en eso de escapar, lo había hecho desde que tenía memoria, desde lugares tan simples como su habitación hasta desde asientos traseros de patrullas de policía. Esa sí era una historia digna de contar.

También Soomin sabía que no podría empacar todo lo que había llevado al crucero consigo, sería muy sospechoso bajar con una maleta llena de equipaje a una simple parada, y más considerando que ella ni siquiera era pasajera ahora sino una empleada. Por eso debía escoger meticulosamente qué era absolutamente necesario y qué no lo era. Y lo más importante era que todo cupiera en un pequeño bolso de mano. Ya una vez estuviera segura de que no sería atrapada usaría lo que había ganado en el crucero hasta ahora para comprar otras cosas.

—Unnie, ¿Qué es todo eso? —la voz de su compañera de habitación la sorprende tanto que siente como si su alma hubiera saltado desde su cuerpo hasta el techo del barco. Hyorae se acerca, con el ceño fruncido, obviamente había notado algo extraño — ¿Estás empacando? —cuestiona —¿A dónde vas? Aún faltan unos cuantos días para que empaquemos y el crucero termine...
—Hyorae-ah, me asustaste... —le reclama Soomin —Podría decirse que estoy... Organizando, sí, eso. —se escuda, para intentar evadir más preguntas por parte de la pelirroja, pero esta la mira con poca convicción en su respuesta. Se toma la libertad de sentarse en la esquina superior de la cama de la mayor y observarla detenidamente.
—Unnie, si quieres tener amigos no es bueno que les mientas. —apunta la menor formando una mueca con sus labios —¿Por qué estás empacando? ¿Piensas irte?

En ese momento empieza el dilema en la cabeza de Soomin. No quería mentirle a Hyorae, ella era una buena chica, había sido muy amable y no se lo merecía. Pero entre menos personas supieran qué era lo que tenía planeado hacer, mejor. La pondría a ella menos en riesgo de ser encontrada y, además, no sabía si existía algún tipo de amonestación por complicidad o algo así para quiénes conocieran su paradero.

—Lo siento, Hyorae-ah... —se disculpa, ya la chica la había descubierto, no tenía sentido negar el que algo estaba pasando. Se queda en silencio por unos segundos, para luego suspirar y pasar una mano por su rostro en frustración —Es... Es que es complicado...
—Tengo tiempo, mi turno no empieza sino hasta la noche. Te escucho — indica Hyorae luego de mirar la hora en su teléfono, asintiendo ligeramente con la cabeza —Quiero escucharte Unnie… Hasta ahora, la única que ha contado algo de sí misma he sido yo, quiero conocerte mejor y entenderte. ¿Por qué te quieres ir?
—Hyorae-ah, no es que no quiera contarte... Es que... —Soomin suspira una vez más —No quiero que te vayas a meter en problemas por mi culpa...
—No me vengas con excusas tontas, Unnie. — la pelirroja se cruza de brazos sobre el pecho y la mira seriamente —Ahora con mayor razón quiero saber. Cuéntame, anda...
—Ah... ¿Qué haré contigo? —Soomin pasa una mano por su cabeza, despeinando su cabello por segunda vez —No vas a dejar de insistir hasta que te lo diga, ¿Verdad?
—Si sabes para qué preguntas y sigues dándole largas.
—Ah... —todas las ideas chocan en la cabeza de Soomin, probablemente terminaría con migraña luego de esto. —Está bien, supongo que no tengo opción —se resigna y se sienta en frente de la menor —Veras Hyorae-ah, yo... Además del empleo que quería conseguir aquí tenía... Otros planes.
—¿Qué planes? ¡Unnie, déjate de rodeos y ya dime todo! —se queja la menor con impaciencia —Yo realmente no le voy a decir a nadie lo que me cuentes. Por favor, confía en mí.
—Está bien, está bien. Cuando hiciéramos la próxima parada, en Hong Kong... —comienza Soomin, a pesar del nudo que sentía en la garganta —Yo... No planeo subirme de nuevo al crucero... No voy a volver a Corea, Hyorae-ah.

La pelirroja la mira, un tanto perpleja ante su confesión. Su ceño se frunce en confusión y sus labios forman una fina línea. Por alguna razón, para Soomin esto se sentía como si se estuviera despidiendo de Hyeri otra vez, no era un sentimiento bonito.

—¿Por qué? —pregunta y Soomin no puede evitar notar que su voz se tiñe un poco de tristeza —Unnie, ¿Por qué no quieres volver?
—Hyorae-ah, verás... —dice, acomodándose mejor para quedar totalmente de frente a la pelirroja —No es que no quiera volver, bueno, no. —un quejido de frustración sale de su boca —Ah... Es complicado porque... Quisiera volver, pero al mismo tiempo no. —debate consigo misma, en un intento de explicar lo que sentía —¿Recuerdas que te dije que no me llevaba bien con mis padres?
—Sí, lo recuerdo... —asiente quedamente con la cabeza y forma un puchero —Pero no puedes irte sólo por eso... ¿verdad? ¿Qué es? ¿Tan mala es su relación?
—No sabes lo terrible que era... —Soomin niega con su cabeza, dándole una triste sonrisa a Hyorae —Ya me habían echado de casa más de una vez de todas maneras, creo que les hago un favor. —explica —A ellos de verdad que no les agrado, Hyorae-ah.
—¡Pero a mí sí! — protesta la pelirroja formando un puchero con sus labios —Unnie, no te vayas... ¡Eres mi única amiga! —hace un pequeño berrinche, se levanta de su sitio y se acerca a la mayor, a quien el corazón se le estruja con esas palabras —No conozco a tus padres pero no tienes que quedarte en otro país para estar lejos de ellos. —sugiere suavemente, plantándose frente a ella y toma sus manos —Además, ¿Qué harás? ¿Quedarte de ilegal? ¡Eso no es bueno Unnie! No lo hagas. —pide —Anda, no tienes que... Cuando regresemos en Corea te puedes mudar conmigo, ¿Qué te parece? —propone con una dulce sonrisa —Nos llevamos bien aquí, ¿No? Mi departamento es lo suficientemente grande para las dos y podemos repartirnos los gastos si eso te hace sentir más cómoda... 

Soomin logra esbozar una sonrisa, realmente tocada por las palabras de la chica, pero aun así niega una vez más. No es que no le gustara la idea, de hecho, le parecía fantástica. Pero eso no era lo que sentía que debía hacer.

—Hyorae-ah, es muy lindo de tu parte, y en serio lo agradezco, pero siento que necesito... —pausa un momento, en busca de las palabras correctas para expresarse —Necesito rehacer mi vida, lejos de todo, en un lugar que nadie me conozca.
—Entonces regresa en lo que preparas todo para irte, pero legal. —pide formando una mueca con sus labios —Unnie, si te quedas de ilegal en un país que no es el tuyo será muy difícil todo... —argumenta, suelta las manos de la chica solo para pasar sus brazos por sus hombros y colgarse de su cuello en un abrazo flojo — Unnie, por favor, por favor... —suplica adorablemente —Aunque sea dime que lo pensarás, que tomarás en consideración mi propuesta... Sé que no soy nadie para pedirte y hacer que te quedes pero ¡Anda! Que lo que digo es verdad... Entiendo tu sentimiento de querer empezar de cero, puedes hacerlo, pero hazlo... bien, ¿Sí? Te puedo ayudar, sólo... Regresa conmigo a Corea o al menos termina el viaje... Si haces bien tu trabajo, la línea te reasignará a otro crucero y así sucesivamente... Eso te podría dar tiempo de arreglar tus papeles para emigrar y te daría ahorros, ¿No es mejor así?
—Yo... —Soomin evita la mirada de la chica, no quiere decepcionarla. Ella tenía un buen punto —Yo en realidad no sé, Hyorae-ah. Ya lo tenía todo planeado, me despedí de todo el mundo en casa. Siento que no puedo cambiar de parecer así... Yo de verdad me siento ahogada estando en Corea.
—Unnie, lo entiendo, pero...—la menor suspira — En verdad, si ibas a hacer esto debiste planearlo mejor y no dejarte llevar por la desesperación, porque si te encuentran te van a deportar y después en serio no podrás dejar Corea por un tiempo y puedes tener problemas serios. —Hyorae vuelve a intentar, otro puchero y su mirada más suplicante —Si no quieres que los demás se enteren de que regresaste pues... dudo mucho que nuestros círculos sociales se junten... Además, si pasa lo del trabajo entonces no estarás en Corea por un buen tiempo... ¡Unnie, por favor!

Soomin estaba sintiendo su determinación flaquear, las súplicas de la pelirroja de verdad parecían estar haciendo efecto. Tenía talento.

—Ah... Hyorae, ¿Qué haré contigo? —musita, más para sí, pasando una mano por su corto cabello, tercera vez. Hyorae evita la sonrisa que baila en sus labios, e insiste un poco más.
—Vamos Unnie, di que sí. ¡Anda! —suplica haciendo pucheros y muecas tiernas nuevamente —Viviremos juntas si regresas conmigo, ¿Te lo imaginas? Sería algo así como lo que estamos viviendo ahora pero mejor... Podremos pasar noches juntas, viendo películas, comiendo comida basura, bebiendo cerveza quizás. Hasta podríamos salir las dos juntas por ahí a pasear, comer helado o bailar... Anda, no puedes negarte, anda, anda... Quédate... Quédate conmigo, ¿Sí? ¿Sí?
–No voy a mentir, eso suena tentador. —responde la mayor con una ligera risa, mirando a Hyorae de reojo —No creo poder darte una respuesta ahora, pero prometo que lo pensaré, ¿Bien? Dame tiempo hasta la próxima parada. 

Pero en su interior Soomin se estaba sintiendo terrible por ilusionarla, Hyorae de verdad no se lo merecía. 





Madera quemada. Llamas brillantes. Gritos desesperados. Caos. Ante ellos estaba el caos.

Soomin trataba de concentrarse en sostenerse fuerte del cuello de Taeil, quien empujaba a todo el mundo que se cruzaba en su paso en busca de una balsa en la que se pudieran subir ambos, muchas ya estaban llenas o solo tenían espacio para una sola persona y el chico se rehusaba a separase de ella. 


Myungdae había perdido el control totalmente, su hermano le había dejado. Una vez más. Sus gritos de completa desesperación no dejaban de salir de su garganta, dejándola muy adolorida. Si Raehee no regresaba, no sabía qué sería capaz de hacer.


Misuk se encontraba en una situación similar al hermano de Raehee, solo que un poco más calmada. Ella confiaba en su guardaespaldas, él traería de vuelta a su madre costara lo que costara. O al menos de eso trataba de convencerse.


Eunsun estaba en la cubierta, extrañamente en calma comparada con la gente que la rodeaba. Buscaba a Dongmun, tratando de ver por encima de las personas sin mucho éxito. Su hermano estaba en alguna parte probablemente teniendo un ataque de pánico, necesitaba encontrarlo. Pero sus planes cambian, o más bien son cambiados a la fuerza. Un miembro de la tripulación la ve parada sola y no tarda en llevarla a una balsa salvavidas. La balsa cae al agua antes de que Eunsun pudiera protestar.


Gradualmente el barco, o lo que quedaba de él, iba vaciándose, cada vez más gente subía a los salvavidas y Younggi estaba desesperándose. Mientras más tiempo pasaba corriendo por los pasillos, evitando escombros y empujando a quien se metiera en su camino, tratando de encontrar a Sooyoo sin lograrlo, el nudo en su garganta más crecía. Su esperanza desvanecía segundo a segundo.


Hana no estaba muy de acuerdo con Youngji en la decisión de encontrar primero a su amigo antes de tratar de buscar a las suyas, obviamente. Las animadoras se habían convertido en su segunda familia desde su exitosa audición y no se sentía nada bien dejándolas atrás ya que ellas nunca lo habían hecho con ella. Pero también sabía que, si separaba de Youngji para buscarlas, tal vez no sobreviviría así que se deja arrastrar por la mayor.


Minji estaba comenzando a preocuparse por Sooyoo, aunque recién se habían conocido ella no quería estar sola en ese momento. Normalmente ella no tenía problema con la soledad; vivía sola, viajaba sola, trabajaba sola... Pero el estarlo ahora le hacía pensar demasiado, muchas posibilidades de que todo saliera mal. 


Joowoo no podía quedarse quieto. Iba de aquí para allá escapando de todos los miembros de la tripulación que lo querían forzar a subir a una balsa. No podía permitirse ponerse a salvo sin asegurarse de que había ayudado a todas las personas posibles a hacerlo, sus instintos no se lo permitían.






❝Moon Younggi❞


Younggi no había logrado dormirse en todo el resto de la noche, por el contrario de Dongmun. Pero es que no lo conseguía, el pensamiento de que si se dormía ambos caerían al agua lo atormentaba y era evidente que el chico no sabía nadar, no podía someterlo a esa situación otra vez. 

Al menos ya había amanecido y, como lo había previsto, el sol ahora les brindaba el calor que tanto habían añorado la noche anterior. Pero eso no quitaba que el cansancio que sentía fuera inmenso. Su cuerpo dolía, no solo por haber nadado sino también porque había tratado de permanecer todo el tiempo en la misma posición, para no molestar a Dongmun en su sueño. 

El pelinegro dormía profundamente, hasta que la luz del día comienza a molestarle, por lo cual abre sus ojos lentamente. Entonces parece percatarse de que aún está bastante acomodado sobre Younggi, ya que trata de moverse haciendo que el trozo de metal se balanceara. Al darse cuenta de eso se queda quieto y mira a su alrededor. Su rostro muestra terror y tapa sus ojos con ambas manos, lo cual preocupa al mayor.

—Eh... ¿Estás bien? —pregunta Younggi, sin saber realmente que más decir ante el afligido estado en el que se encontraba Dongmun. El pelinegro niega aun sin atreverse a mirar.
—Younggi-Ssi sufro de pánico y el agua me aterra, a duras penas pude meterme a la piscina del crucero. —habla, enredándose con sus palabras e inhala profundo —No quiero sufrir un ataque aquí mismo así que... Hábleme, de lo que sea, necesito mantener mi mente en otra cosa, es lo que el doctor solía decirme —explica, sin quitar aun las manos de sus ojos y manteniendo la cercanía.
—Yo... Eh... Bueno... —balbuceaba, sintiéndose terrible por no poder ser de ayuda inmediatamente. Younggi no funcionaba para hacer conversaciones bajo presión y se estaba odiando profundamente por eso —¿Sabes? Anoche logré sacar algo bueno de esto. —dice, teniendo una idea repentinamente —Lo bueno de estar aquí, sin ninguna luz, es que anoche vi más estrellas que en toda mi vida. Si seguimos aquí para esta noche deberás verlo, es realmente hermoso. —comenta —Siempre me han interesado mucho. ¿A ti qué te gusta, Dongmun-ah?
—Espero que no sigamos aquí esta noche Younggi-Ssi, necesito... Necesito estirar mis piernas, creo que necesito caminar. —balbucea Dongmun, se notaba lo desesperado que se encontraba por el tono de su voz. Pero parece que la pregunta capta su atención porque no demora en responderla, Younggi se sintió realizado —Me gusta dibujar... Me gusta cantar, bailar... También los deportes pero... No soy bueno socializando, por eso estudio animación en la universidad, es algo de lo que no necesito de nadie más. —saca las manos de sus ojos, pero aun los mantiene cerrados. Era un progreso.
—Bueno, eso es otra cosa que tenemos en común. —dice Younggi —A mi tampoco me gusta mucho socializar, de hecho, solo tengo un amigo, que es mi mejor amigo. Él estaría orgulloso de que te esté hablando así en este momento, suelo ser algo... Tosco cuando hablo con otras personas que no son él. 
—¿Lo dice enserio? Yo... También tengo solo un amigo, seguro también estaría orgulloso —la sombra de una sonrisa se dibuja en sus labios y sus ojos se abren de a poco —¿Y usted a que se dedica Younggi-Ssi? —su vista esta en el mar, su respiración es profunda.
—Yo... Bueno... He trabajado desde que me gradué de la escuela. He tenido muchos empleos, más de los que puedas imaginarte. —comienza —Mi mejor amigo y yo decidimos dejar Daegu e irnos a vivir juntos a Seúl una vez el se graduó también. Probablemente no fue una de las mejores decisiones, pero de verdad no lo cambiaría por nada. No me arrepiento.
—Suena a que son muy unidos —comenta el menor —Espero esté a salvo... Al igual que mi amigo, él... Es totalmente opuesto a mi, ¿Sabe? Myungdae hyung es alegre, es sociable, habla incluso hasta cuando no tiene que hacerlo, y siempre ha estado para mí, incluso cuando me alejo de todos, él siempre me ha llamado, o se ha esforzado por verme —suelta un suspiro y despacio se acomoda dándole un poco de espacio a Younggi —Solo espero esté a salvo. —repite.
—Seguro que lo está... —trata de asegurarle. A Younggi el nombre le ha sonado familiar, pero probablemente no era el mismo chico que había ido al bar, muchísimas personas podrían tener el mismo nombre, por lo que decide no decir nada al respecto. 

Lo malo era que el tema de conversación se le ha acabado, por lo que en silencio comienza a mirar a sus alrededores.

—Dongmun-ah... ¿Estás viendo eso? —le pregunta, señalando a un punto en la distancia, totalmente incrédulo de lo que ve.
—¿Qué? —Dongmun sigue la vista de Younggi y en definitiva, había algo a la distancia, no estaba seguro de que, pero podría ser una playa, tal vez la costa de China, o sus cercanías —Eso... Está muy lejos —dice sin dejar de ver hacia el mismo lugar.
—¡Podemos llegar hasta allí! —exclama Younggi, con una energía que hasta a él le sorprendía —Vamos Dongmun-ah, sólo tenemos que remar hasta llegar a la costa. ¡Vamos a sobrevivir! 
—Cómo o... ¿Con que remaríamos? No tenemos nada aquí...
—¿Tienes manos, no? —responde Younggi con algo de sarcasmo en su voz, aunque la sonrisa en su rostro no se borra —No será rápido pero... Llegaremos. 
—Con todo respeto, creo que ha perdido la cordura Younggi-Ssi, nos tomará días llegar allá, y será agotador. Pero... —suelta un sonoro suspiro—Habrá que intentarlo —dice mirando a la distancia una vez más —Tal vez... si usted usa sus brazos, y yo mis piernas, podemos hacerlo mejor, e ir rotando... ¿Qué dice? —Dongmun realmente no suena muy convencido, pero Younggi no deja que eso lo desanime.
—¡Esa es la actitud, Dongmun-ah! —alienta Younggi, mientras se pone en posición para comenzar a "remar" —Si te sientes mal sólo dímelo y cambiamos, ¿De acuerdo?
—Está bien. —toma una bocanada de aire y asiente, preparándose a si mismo para bajar de donde se encontraban. 

Por supuesto no se suelta ni un instante mientras observa a Younggi posicionarse boca abajo para que sus brazos y parte de su torso quedaran en el agua. A diferencia de él, lo único que Dongmun tenía sobre la plana superficie que los había mantenido a salvo eran sus manos, las cuales se aferraban a esta.

—Estoy listo —anuncia y es cuando comienza a mover sus piernas, pero sus manos se resbalan y se suelta sin quererlo —Espere, espere, no puedo hacerlo. —sus manos lo llevan, nadando como perrito a estar cerca del mayor nuevamente y se agarra de los tobillos de este. Younggi se detiene y voltea su cabeza para mirar a Dongmun. 
—¿Todo en orden? —pregunta, queriéndose asegurar que el chico de verdad estaba bien. 
—Todo está bien Younggi-Ssi, le haré saber de lo contrario. —asegura Dongmun mientras sus piernas se mueven ágilmente bajo el agua. El menor parecía encontrarse en muy buen estado físico, para suerte de ambos— ¿Usted se encuentra bien?
—¡De maravilla! 

Younggi de verdad no sabía de donde provenía todo ese entusiasmo que sentía, pero no podía detenerlo. Se sentía cansado, sí, pero no quería parar de moverse, no hasta no sentir el suelo firme bajo sus pies. 

Una hora... Tal vez un poco más había pasado.

—Younggi-Ssi… —le llama Dongmun, un tanto agitado —¿Quiere cambiar?

Con eso Younggi se detiene otra vez y observa al menor, dándose cuenta de lo cansado que se veía, por lo que asiente. Se mueve con cuidado, para ayudarle a subir de nuevo a su balsa improvisada.

—¿Quieres... Quieres parar un rato antes? —cuestiona, no pretendía que Dongmun se desmayara debido al agotamiento, además, probablemente ya estaban deshidratados y sus estómagos vacíos no ayudaban. 
—Aun puedo, me preocupa usted, no ha dormido, tampoco hemos comido o bebido nada, no quiero que le pase nada malo —dice, genuinamente preocupado.
—Estaré bien, niño. —le asegura, aunque se siente agradecido por su preocupación —Lo único que quiero ahora es llegar allá, una vez ahí pensaré en la comida. 

Dongmun asiente y con cuidado cambian posiciones, esta vez Younggi se sostiene de los tobillos del menor para que su agarre sea firme y este con la mitad de su torso en el agua comienza a mover sus brazos, uno y otro consecutivamente para seguir rumbo a aquel trozo de tierra.

❝Sim Minji❞


Una vez terminaron de armar la hoguera, y darle las gracias a Jian Qiu por medio de señas, Minji volvió a percatarse de su vestuario. Y, aunque estuvieran en una isla desierta y realmente no fuera tan importante como se vieran, Minji no podía permitirle que estuviese en ese estado, iba en contra de sus principios. Pero una vez estuvo más decente -con ropa que habían encontrado en las valijas-, Minji se dio cuenta de otro problema que tenían.

—Sooyoo-ah... Tengo hambre. —se queja la chica, frunciendo el ceño y haciendo pucheros. 
—Llamaré a Younggi hyung para que cocine —balbucea él dándose vuelta en la arena, más dormido que despierto. Genial.

Jian Qiu observa a los chicos y realmente le era imposible entender lo que hablaban, pero después de tantas horas en la isla, imaginaba que además de cansados, estarían hambrientos, o al menos la chica, ya que Sooyoo parecía no preocuparse por eso de momento.

Min Ji, —llama el castaño esperando la atención de la chica —sígame. —dice y aunque probablemente no le entienda, se levanta tendiendo la mano hacia la chica para ayudarle a hacerlo.

Minji observa por un segundo la mano extendida de Jian Qiu, era imposible que le hubiese entendido pero tal vez la llevaría a ver algo que tuvieran que ver. Duda un poco antes de tomarla y levantarse, no estaba muy segura de que dejar a Sooyoo solo fuera una buena idea, pero el chico estaba dormido y después de todo no había nadie más en la isla a parte de ellos, ¿Qué era lo peor que podía pasar?

Luego de ayudarla a levantarse, suelta la mano de la chica y comienza a caminar unos pasos delante de ella esperando que le siga. Él realmente conocía de memoria aquella isla, por lo cual la dirigió por el camino más despejado, aunque en cuestión de minutos, se adentraban cada vez más en la zona donde la vegetación abundaba. Él observa hacia atrás esperando que la chica estuviera bien.

Minji no mentiría, mientras más se adentraban en la isla, se estaba asustando un poco. Jian Qiu se había portado muy bien hasta ahora, y no parecía un mal hombre, pero, después de todo, era un desconocido. Sin contar que no tenían ni idea de cuánto tiempo había pasado allí solo, y según Minji sabía, eso podía afectar la mente de una persona. A pesar de eso no se detiene y trata de que su miedo no se muestre cuando se vuelve a mirarla, pero estaba alerta, para correr en la dirección contraria en caso de que algo pasara. 

Él trata de dedicarle una media sonrisa antes de volver a mirar hacia adelante para seguir el camino. Sabía que probablemente la chica no confiaría del todo en él, e incluso podía comprenderlo. Pero pensaba que mostrándole un poco más de lo que había hecho allí durante casi diez años en aquel sitio, se ganaría un poco de esa confianza.

Llegan donde hay un gran árbol, y justo luego de pasarlo, una especie de choza hecha con ramas, hojas de palmera y barro. El chico vuelve la mirada a la castaña haciéndole una seña para que le siga. Él quería explicarle que le había tomado demasiado tiempo construir aquel lugar, aunque pareciera algo simple y ordinario, era su refugio, cuando las tormentas llegaban a la isla, y que había tenido que levantarlo más de una vez porque la lluvia lo había destruido, pero que las últimas lo había soportado, pues pudo perfeccionarlo, y hacerlo más fuerte.

Minji miraba el lugar maravillada, y es que era realmente sorprendente porque lo había hecho todo él solo. Era algo muy sencillo, nada comparado con el apartamento en el que ella vivía, lleno de lujos de todas clases, parecía más bien algo sacado de Tarzán, o algo así. Pero parecía acogedor. Más o menos. Al adentrarse, no hay demasiado allí, más que muchas hojas de palmera apiladas y algunas un poco más suaves que formaban una especie de colchón.

Minji se limita a darle una pequeña sonrisa, puesto que aún no entendía del todo por qué la había llevado hasta allí. 

Tienes... ¿Hambre? —suelta un suspiro al notar la cara de confusión de Minji, pero saca de dentro de una pequeña canasta de barro una fruta la cual abre al medio con sus manos, le enseña el contenido de esta y es lo que come, con su mirada le muestra las demás que hay en la canasta.

Minji, dudosa una vez más, saca una fruta para examinarla más de cerca. Nunca había visto nada parecido en su vida y eso le hacía sentir insegura. Pero, estaba el hecho de que él también estaba comiendo, no le daría algo que le haría mal para después comer de lo mismo ¿No? Tal vez Jian Qiu fuera un salvaje, pero no parecía ser tonto.

La decisión de Minji se refleja en que le da un gran mordisco a la fruta. Al saborearla por un momento, se percata de que era deliciosa. Un pequeño ruidito de apreciación sale de su garganta y asiente con su cabeza. 

—¿Qué es esto? —pregunta, señalando la fruta, una vez ya no queda nada en su boca. 

Él no entiende lo que dice, pero su sentido común le hace pensar lo que le está preguntando.

Mangostán —le enseña otro de los frutos, el cual abre de la misma manera, ensuciando un poco sus manos y volviendo a comer, únicamente la parte central blanca de este, dedicándole una sonrisa a la chica cuando acaba y limpia su boca con el dorso de su mano, haciéndole señas una vez mas que le siga cuando sale de la choza y comienza a caminar.
—Man..gos..tán... —repite ella en voz baja, tratando de copiar la pronunciación de Jian Qiu. Le sigue una vez más, mientras termina de comer. El castaño suelta una risilla sin dejar de sonreír y entonces a pocos pasos de la choza, un árbol bastante simple de verdes hojas brillantes, oculta tras ellas muchísimas más de las mismas frutas, las cuales le enseña a Minji —¡Oh! —exclama, mirando con emoción las frutas —Debemos llevarle a Sooyoo-Ssi —comenta, señalando el camino por donde habían llegado —Esto está muy bueno. —añade, aunque sabe que él no le comprende.

Él no entiende más que el nombre del menor y asiente, sin pensarlo quita su remera y la pone de forma ahuecada esperando que la chica ponga frutos allí para que puedan llevarse. Minji no reacciona por un par de segundos, ya que no está acostumbrada a ese tipo de cosas. El que Jian Qiu se hubiese quitado la camiseta sin ningún tipo de inhibición no era algo muy común. Aun así, se recupera rápidamente y comienza a llenar la prenda con frutas.

Jian Qiu observa los movimientos de la chica. Ella le resulta tan delicada y adorable, Minji era la primera persona que veía en años, pero estaba seguro que no habría nadie más bonita que ella.

Una vez hay suficientes frutas, se encarga de atar la remera para que no caigan y una vez más le pide que le siga, solo restaba un lugar que realmente deseaba mostrarle antes de regresar con Sooyoo.

Minji toma un último Mangostán del árbol antes de caminar tras él y mientras tanto intenta abrirlo como Jian Qiu lo ha hecho antes, sin mucho éxito, por lo que pequeños ruiditos por el esfuerzo que hacía se escapaban de su boca. 

Él escucha por lo cual voltea y observa el dilema de la chica, quien estaba tan concentrada tratando de abrir al medio la fruta que ni siquiera notó que Jian Qiu se había detenido y eso la hizo chocar con él, quien la sostuvo viéndole con una sonrisa en el rostro. Toma la fruta de sus manos y de un solo movimiento hace que esta se abriese al medio para devolvérsela. Minji observa atentamente la facilidad con la que Jian Qiu lo había logrado, y de pronto sus labios hacen un puchero. 

—Yo quería abrirla... —protesta, en un tono casi infantil. Aun así, toma de vuelta el mangostán y lo lleva a su boca —Gracias... —añade luego y hace una reverencia con su cabeza por mero instinto. Él le mira sin entender, pero hace el mismo gesto que ella riendo luego.
Eres linda —dice sin importarle que no vaya a entenderle y vuelve a mirar al frente para ahora correr adentrándose en la maleza, sabiendo que ella le seguiría.
—¡Hey, no me dejes aquí! —reclama Minji, inconsciente del cumplido que le acababa de hacer. Una vez más un poco asustada, corre tras Jian Qiu, no quería quedarse atrás y tal vez perderse. 

El castaño se detiene y apoya las frutas en el suelo mirando a Minji, quien viene un poco más atrás aun corriendo. Le espera mientras se encuentra parado tras una gran cortina de lianas, las cuales corre cuando ella está a una distancia más cercana, dejándole ver su lugar favorito de la isla.

—¡No puedes dejarme así! ¿Y si me pierdo, cómo pediría ayuda? De verdad no lo vuelvas... —comienza a regañarle Minji una vez lo alcanza, pero se detiene al ver lo que está en frente de ella. El ruido de la gran cascada es lo que la hace darse cuenta, el agua chocando con fuerza contra la del lago haciendo un gran estruendo —Wow... —musita, acercándose lentamente. 
No vas a entenderme, pero... Este lugar es casi tan lindo como tú —Jian Qiu se aleja un poco hacia atrás antes de tomar carrera y correr directo al agua, a donde se lanza sujetando sus rodillas— ¡Ven aquí! —le grita desde donde está.
—Si me dijiste que me meta al agua espero que entiendas esto, —niega Minji con su cabeza, mientras se acerca un poco a la orilla con los brazos cruzados —Ya he estado en el agua lo suficiente en estas últimas horas y no creo que esta sea menos helada que la del mar. —explica. El chico frunce su ceño y se encoge de hombros para cerrar sus ojos y comenzar a nadar hacia atrás.

Minji se mantiene firme en su decisión de no meterse al agua, así que se sienta en una roca mientras Jian Qiu nada en el lago. 

—Jian Qiu, —le llama después de que pasan unos cuantos minutos —creo que deberíamos volver a la playa... —sugiere y señala una vez más el lugar por donde habían llegado. El joven ante el llamado se alerta y al ver la seña de Minji, protesta un poco pero termina por salir del agua ágilmente para ir hacia la chica.
Puedes beber un poco —le dice por inercia hasta que luego se agacha y él mismo hace un pocillo con sus manos para beber tratando de darse a entender.

Con ese gesto, Minji notó por primera vez lo seca que estaba su garganta. Y es que no había tomado nada desde que todo había ocurrido, así que esta vez sin pensarlo demasiado imita el acto del chico, sintiendo el agua bajar placenteramente por su garganta. Definitivamente debían volver para recoger agua, pensó. 

—Bueno, ahora, vamos. —dice y comienza a caminar de nuevo hacia la cortina de lianas, esperando que Jian Qiu la siga. El chico no duda en hacerlo, hasta llegar a su lado y caminar a la par.
—Ni hao —le dice y sonríe. Sabía que era tal vez lo único que ella podía entender, y necesitaba sentir que alguien le entendía. Había un millón de cosas que querría decirle, pero tal creyera que estaba loco si solo empezaba a parlotear durante todo el camino, al menos esperaba tener una respuesta a ello, al chico le gustaba escuchar su voz.
—Ni hao. —contesta ella, en medio de una risa. Jian Qiu parecía un niño pequeño en ese momento, tal vez era por todo el tiempo que había pasado solo, pero ciertamente, a Minji le parecía adorable. 

Si sonriendo era bonita, riendo era más que hermosa. Él se contagia y simplemente ríe, como hacía años no podía hacerlo. No había recuerdos, ni nada que le permitiera sentirse tan bien como en ese momento, donde realmente sentía que tenía motivos para sonreír, Minji era su motivo para reír. 

Ya no estaba solo, incluso si ella no entendía, él estaba bien porque había alguien más, no era él y la naturaleza, de alguna manera ella le había devuelto sin siquiera saberlo la alegría, algo que ya no recordaba pudiera habitar en él.

Continúan así el camino hasta la playa, en silencio, pero sintiendo la compañía del otro. 

—¡Sooyoo-Ssi, te trajimos algo! —exclama Minji, una vez están lo suficientemente cerca de donde Sooyoo estaba dormido. Pero ese era el problema, Sooyoo ya no estaba donde le habían dejado.

Jian Qiu recuerda el lugar donde el menor había quedado y al notar que no estaba se acerca allí. Hay huellas en la arena directo a la orilla, pero no las hay de regreso, y de pronto, siente algo más, algo que no sabía cómo describirlo, pero estaba preocupado, sin siquiera saberlo.
Cam
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Mensaje por Cam Miér 04 Jul 2018, 5:16 pm




cam.

Capítulo 12: Segunda parte.


❝Park Misuk❞


Misuk había dormido, pero no había descansado nada, por lo que apenas se sintió despertar lo único que quería era volver a dormir. Eso hasta que se hizo consciente de donde estaba. No iba a mentir, estaba bastante cómoda, pero el sube y baja y la débil sensación de una respiración en su cabello le recordó que esa no era una almohada, o al menos no una como las que solía usar de vuelta en casa.

Se incorpora de inmediato, evitando la mirada del chico del cual aún ni siquiera sabía su nombre, sintiéndose aún más apenada al recordar ese hecho. Misuk no hacía cosas como esa, no normalmente. Pero ella había sido protegida toda su vida, sobreprotegida, de hecho. Y este chico había estado ahí para ella, esa era la razón por la cual se había apegado a él con tanta facilidad. 

Porque ahora no quería ver ni saber de Raehee. Misuk sabía que no era del todo su culpa el que no pudiera rescatar a su madre, pero no podía evitar enfadarse. Él lo había prometido, y Misuk se tomaba muy en serio las promesas. 

—Yo... Lo siento. —musita, apenas audible.
—Descuide —el chico le suelta despacio para que pudiera ponerse cómoda. — ¿Se encuentra bien? —cuestiona viéndole y aparta el cabello que cae sobre su rostro. Misuk se tensa un poco ante esa acción y pone un poco de distancia entre ellos. Su corazón late con fuerza en su pecho, ella no estaba acostumbrada a ese tipo de cosas. 
—Yo... Eh... No lo sé. —duda, era obvio, teniendo en cuenta la situación. Toda la ira, tristeza y demás emociones que había sentido el día anterior se habían disipado dejando en su lugar un gran vacío en su interior. 
—Lo siento. —se disculpa él, manteniendo su distancia, lo cual Misuk agradece silenciosamente — Nadie puede estar bien en este momento, fue estúpido de mi parte preguntarlo. —aparta su mirada y la fija en el agua— Yo... Realmente lamento lo que ha pasado señorita Park, y no quiero ser irrespetuoso con usted, pero... Puede contar conmigo si lo necesita. —vuelve su mirada a la pelinegra por unos instantes haciendo una pequeña reverencia con su cabeza
—No es nada, no tiene que disculparse. Es algo natural querer preguntar. —responde ella, negando con la cabeza —Yo debería agradecerle, por estar para mí ayer, a pesar de que no nos conocemos en realidad. —añade, un leve rubor aparece en sus mejillas —De hecho, usted parece conocer mi nombre, pero yo no el suyo...
—Oh, claro no... No me he presentado —el chico eleva ligeramente las comisuras de sus labios, se veía avergonzado —Leí su nombre cuando perdió sus documentos, en Japón, ¿Recuerda? Lamento la intromisión, pero la había visto anteriormente en las piscinas y sentía curiosidad, me disculpo por ello. —una vez más hace una pequeña reverencia en modo de disculpa— Mi nombre es Hyun Ra, Han Hyun Ra.
‎— ¡Ah sí! Ahora lo recuerdo, es un gusto conocerle entonces, Hyunra-Ssi, lamento que no haya sido posible hablar antes, en mejores condiciones... —responde ella, devolviendo la reverencia —Y, una vez más, no necesita disculparse. —le asegura.
—También lamento que sea en estas circunstancias, siendo que nos hemos cruzado con anterioridad pero... Nunca hubo oportunidad de presentarnos. ‎—muerde su labio inferior y baja la mirada a sus pies— No supe realmente quién era usted sino hasta anoche, estoy muy apenado por ello. Debe ser fuerte señorita Park, estaremos a salvo, de alguna forma alguien vendrá por todos nosotros.

Las palabras de Hyunra hacen que los ojos de Misuk se cristalicen una vez más. Misuk hace un gran esfuerzo por no derramar más lágrimas, su labio inferior comienza a temblar y parpadea rápidamente para contenerlas. 

Hyunra tenía razón, debía ser fuerte. Pero era más fácil decirlo que hacerlo y más en el caso de Misuk, que no era la primera vez que se encontraba en esa situación. Una vez ese pensamiento entra en su mente, cae en cuenta de que ahora está sola. Sin padre. Sin madre. Sin familia. Huérfana.

—Yo... —comienza, pero no puede continuar, su garganta se cierra.
—No es necesario que diga nada —Hyunra toma delicadamente su mano y con el tacto del chico, Misuk finalmente rompe en llanto una vez más. Los sollozos sacuden su pequeño cuerpo con violencia.
—Quiero que ella esté conmigo. —lloriquea, limpiando en vano sus mejillas con su mano libre. 

Se sentía como una niña pequeña, llorando porque su mamá le había dejado sola el primer día de escuela, pero la situación era diferente ahora, obviamente. Su madre la había dejado por el resto de su vida. Nada de lo que dijera iba a ser suficiente, él no podía imaginar el dolor que ella estaba atravesando. Pero Misuk apreciaba el esfuerzo, cualquier otro ya le hubiera dejado sola, probablemente.

—Lo siento —susurra aun sin saber que decir— Ella... Ella le cuidará de donde quiera que esté, ella siempre estará con usted, aunque no sea físicamente.
—G-gracias. —dice ella, entrecortada —De v-verdad que aprecio mucho que intente a-animarme. —añade, mirando al chico a los ojos por un par de instantes, antes de volver a acomodarse en el pecho de Hyunra. Ya no tenía ganas de hablar, pero requería del confort que él le brindaba.

❝Min Hana❞


Quedarse dormida no había sido difícil para Hana, estaba exhausta tanto mental como físicamente. Habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo que su mente se sentía sobre saturada.

Despertar a la mañana siguiente tampoco fue complicado. Todo gracias a la voz de su compañera, Youngji, quien parecía estar bastante molesta. Si las miradas mataran, el chico que las acompañaba ya estaría en el fondo del océano. 

—Idiota. — masculla de mala gana y aparta su mirada, entonces se percata de que Hana se ha despertado y le sonríe a medias —¿Cómo estás? — le pregunta suavemente —¿Descansaste un poco?

Hana asiente con su cabeza, nada más. Tenía cierta parte de verdad, por lo menos no había despertado más después de quedarse dormida. Lo único que parecía no haberse ido era su desgaste mental, lo cual hacía que realmente no tuviera ganas ni fuerzas para hacer uso de palabras.

La menor mira a su alrededor, ya no quedaban restos del Nanami. Ni de sus compañeras de equipo, sus amigas. Ni de Akame. Esperaba que todas hubieran podido ponerse a salvo, que a Akame la estuviese cuidando Dongmun, al igual que a Eunsun, a quien no conocía mucho pero igual se preocupaba por ella.

El pensar en todas esas personas hizo que su corazón se estrujara con fuerza y sus ojos no tardaron en llenarse de lágrimas una vez más. Jesun las mira consecutivamente a ambas.

—A mí no me preguntaste cómo estoy, ni siquiera entiendo por qué estas tan enojada ¿Por haber sido sincero? Empezaré a mentirte, o mejor, dejaré de hablarte, a ver cuánto toleras sin dirigirme la palabra. —dice y pasa su mirada a Hana —Disculpa, olvidé tu nombre... ¿O no me lo has dicho? 

Hana no sabía bien por qué discutían, pero eso no ayudaba al remolino de emoción que sentía en su interior. Cierra los ojos con fuerza un par de segundos, para impedir que las lágrimas salieran y luego mira a Youngji en busca de ayuda, esperaba que le entendiera, porque ella en serio no quería hablar, además de que el chico, tampoco entendía por qué, le daba cierto miedo, para Hana él tenía cierto aire intimidante.

—¡A buena hora se te ha antojado venir a ser sincero! —bufa la castaña con desgana — Y por el amor de Dios, madura. ¿Vas a aplicarme la ley del hielo? ¡Perfecto!, lo podemos hacer los dos. — espeta con poca delicadeza para luego poner toda su atención en Hana —Hana-Yah. — enfatiza su nombre, lanzándole una mirada filosa al chico — Hana-Yah... —repite más suavemente, posando una mano sobre su hombro —¿Qué sucede? — pregunta —No llores, ¿sí? Estaremos bien, de alguna forma... Nosotros estaremos bien. No te preocupes demasiado, ¿sí? — trata de consolarla.

Las palabras de aliento de Youngji hacen que todo su esfuerzo por no llorar sea en vano. Poco a poco las lágrimas salen de sus ojos sin su permiso, por lo cual Hana comienza a refregar sus ojos en un intento por detenerlas. Comienza a negar con la cabeza, mientras abraza con fuerza sus piernas, frustrada con toda la situación.

—Oh, tranquila niña, todo estará bien, cuidaré de ti y de Youngji como si mi vida dependiese de ello, pero no llores, nunca sé qué hacer cuando lloran las mujeres. —dice Jesun, algo incómodo bajando el tono en esto último, sobando la espalda de Hana.

Ella se sobresalta al sentir que Jesun la tocaba, por lo que se acerca más a Youngji, alejándose del chico. Por alguna razón, no confiaba en nadie más que en la mayor. Youngji la abraza, la pega más a su cuerpo y trata de brindarle un poco de confort. 

—Está bien, está bien... —susurra bajito — Estaremos bien, él no va a hacerte daño. Confía en mi palabra. Yo sé que no lo parece y en un principio puede que asuste un poco, pero Jesun va a cuidarnos bien. —asegura, comenzando a acariciar sus cabellos —Puedes confiar en él, yo lo hago ciegamente y es lo que me ayuda a calmar mis nervios. —admite, sonriendo apenas — Estaremos bien. Vamos a cuidar de ti, estaremos bien siempre y cuando estemos juntos.
—Déjala, ella está asustada, yo tampoco confiaría en mí. —dice Jesun como si eso no le hubiese afectado realmente y se aparta lo necesario.

Hana mira a uno y después al otro, ella no quería hacer sentir mal a Jesun, pero algo le estaba haciendo actuar de la manera en que lo hacía. Se aferra a Youngji con fuerza, suplicando con la mirada que no se separara de ella. Youngji rueda sus ojos con cierta frustración y deja de acariciar su cabello sólo para golpear al chico en el brazo.

—No seas así. — se queja sin dejar de abrazar a la menor. —No hay razones por las cuales ella no debería confiar en ti. Cállate. —repone inflando, las mejillas. —Sólo está asustada por todo lo que ha pasado. — musita volviendo a mirar a Hana, suspirando pesadamente. —¿Sabes Hana? Yo entiendo, todos estamos asustados. Sinceramente, lo que ha pasado es algo terrible, pero alterarnos de esta manera no va a ayudar a que las cosas sean más llevaderas... Puedes llorar todo lo que quieras si eso te ayuda a calmarte un poco, nadie va a juzgarte por eso. Yo voy a cuidar de ti, puedes confiar en mí y Jesun va a cuidar de nosotras mejor que nadie. Te lo puedo asegurar, él ha cuidado de mí desde... desde siempre. Desde que lo conozco, aunque no lo parece, es un gran chico. Solo que tiene toda esta apariencia de idiota, pero no lo es. Él ciertamente no lo es. —medio sonríe, mirando de reojo a su amigo. —Estaremos bien. —promete una vez más, con toda la certeza de la que es poseedora. 
—También puedo estar asustado por todo esto, ¿No lo has pensado? —murmura Jesun, más para Youngji —Estarán bien mientras estén a mi lado, aunque ella no confíe en mí, si tú estás con ella por algo ha de ser.

Youngji se detiene en su actuar. Deja de acariciar los cabellos de Hana. Suspira con pesadez y gira su rostro para mirar el de su amigo.

—No. —admite, suavizando del todo el tono de su voz. —No, no lo había pensado. —muerde sus labios y usa su mano libre para buscar la de su mejor amigo y tomarla —Lo siento. —susurra entrelazando sus dedos y baja su mirada hasta la unión entre ambos —Supongo que todos estamos asustados por lo que ha pasado y ha sido desconsiderado de mi parte dar por sentado que estás "bien" sólo porque te muestras lo más calmado que puedes para no alterarnos más de lo que ya podríamos estar nosotras. —Youngji vuelve su mirada hacia a él —Lo siento. —repite —Y gracias... Gracias por haber cuidado de mí y seguir cuidando de mí mejor de lo que cualquier otra persona podría hacerlo. —dice alzando sus manos unidas para dejar un suave beso en el dorso de la mano del chico —Yo confío en ti Jesun, incluso si nadie más lo hace, yo lo hago ciegamente y sé que vamos a estar bien porque estás conmigo y por eso, gracias. Realmente gracias y lo siento.
—Me dejé llevar, a veces tengo un lado sensible, no deberías disculparte ni sentirte mal por eso —Jesun observa sus manos unida y le dedica una media sonrisa a Youngji — No me importa el resto si tú estás bien, si tu confías en mi puedo tener el mundo en mi contra, así ha sido siempre, ¿Verdad? —toma el mentón de la chica entre su pulgar y dedo gordo para acercarla a él y dejar un pequeño beso en sus labios. Youngji se sonroja inmediatamente y baja la mirada.
—De hecho, sí, debería preocuparme por ese lado sensible tuyo. No muchas veces sale a luz y me siento sinceramente honrada y privilegiada de poder presenciarlo. —musita recostándose contra el mayor, apoya su mentón en el hombro de este —¿Así de importante soy? —una sonrisa dulce pintándose en sus labios —Es lo mismo para mí, puedo ir en contra de todo el mundo sólo si es por ti. —se estira en su lugar hasta poder plantar sus labios sobre la piel pálida del rostro de Jesun, en un tierno e inocente beso en la mejilla —Aunque la gente insista en decirme tonta e insensata por seguir defendiéndote y querer permanecer a tu lado por el resto de mi vida. Lo cierto aquí es que eso, probablemente, nadie jamás lo entienda porque no te conocen como yo lo hago.
—Exacto, solo tú sabes que hay detrás de esta cara bonita con cuerpo de dios griego no hay más que un hombre de gran corazón, ¿No es así? —deja un beso sobre la oscura cabellera Youngji, quien suelta una carcajada, asintiendo.
—¿Dios griego? —se burla —¡Pero si eres más cercano a un fideo que a un Adonis! —ríe con diversión.
—Ah, que niña irrespetuosa, tal vez tengas razón, y aunque tu no lo aprecies, seguro muchas desearían una probada de este "fideo".
—¿Ah, sí? —cuestiona como si aquello fuese una sorpresa —Pues que lastima por ellas... —dice — Van a tener que quedarse con las ganas porque tú ya eres hombre tomado. Estamos casados, ¿recuerdas? —lo apunta, —Soy tu única chica ahora, no puedes mirar a nadie más Oppa. No me gusta compartir —sonríe ampliamente —Salvo quizás con nuestro hijo o hija.
—Está bien, en serio, tú ganas, como siempre. —alza su mano libre en señal de rendición —Puedo ser el hombre más fiel del mundo, solo no sé si podré controlar el efecto que causo en el resto.
—Lo sé. Confío en ti. —afirma Youngji sin perder su sonrisa —Por el resto, yo me encargo de controlar ese efecto en los demás. Yo sí puedo ponerle fin...
—Está bien, debes cuidar lo que es tuyo —le devuelve la sonrisa y suelta un suspiro— Ahora... Podríamos seguir esta charla luego, creo que ella te necesita más que yo. —habla en tono bajo refiriéndose a Hana.

Hana observa en silencio la pequeña conversación que tienen sus compañeros, le recuerdan a Akame. No necesariamente porque su relación con la menor fuera parecida a la de ellos, sino porque ella también era su mejor amiga. La extrañaba, quería saber si se encontraba bien, si había logrado subir a alguna balsa. Tenía ganas de llorar otra vez, pero sabía que si lo seguía haciendo era probable que se deshidratara y también preocuparía a Youngji y a Jesun, por lo que evita hacerlo con todas sus fuerzas.

❝Hwang Myungdae❞


Myungdae se había quedado dormido mientras veía como el Dr. Sung curaba las heridas de su hermano. Cuando despertó, ya era de mañana, estaban en la mitad del océano y la culpa lo comía por dentro. Solía pasarle, se dejaba llevar por sus emociones del momento y antes de detenerse a pensar en lo que hacía ya se había metido en un lío. Myungdae siempre tenía problemas controlando sus emociones.

Ahora con su mente más clara, sabía que todo lo que había hecho su hermano el día anterior era por su bien, y también porque su responsabilidad lo requería. Pero en el momento su cerebro sólo le decía que Raehee era un egoísta y solo pensaba en Misuk, ahora sabía lo equivocado que estaba.

Myungdae siente la mirada de Raehee en él, pero cuando decide mirarlo también, el mayor agacha su cabeza como si no estuviera pasando nada. Pero definitivamente había visto eso, Raehee de verdad parecía bastante triste. Después de pensarlo unos segundos más, se decide por ir a hablar con su hermano. Sabía que tenía que pedir perdón, aunque esta no era una tarea fácil para el menor de los Hwang debido a la cantidad de orgullo que tenía en su interior. Era lo mejor que podía hacer, teniendo en cuenta la situación, se suponía que debían estar unidos, no distanciados por la estupidez de Myungdae. 

—Hyung... —musita el pelinegro, acercándose al mayor con la cabeza agachada, evitando su mirada. El mayor levanta la mirada, un tanto sorprendido ante el acercamiento de su hermano.
—¿Cómo te sientes? ¿Cómo está tu mano? —cuestiona y se mueve con cuidado para dejarle lugar a su lado.
—Eh... Está bien, aún duele, pero... —deja incompleta la frase, encogiéndose de hombros en su lugar —Eso no es lo importante ahora. —añade y sus ojos comienzan a arder debido a las lágrimas que empiezan a acumularse allí —Hyung... —repite, con la voz temblorosa —Lo siento tanto, s-sé que no es suficiente y t-tal vez no valga nada, pero, en serio, estoy a-arrepentido por todo lo que ocurrió ayer.
—Sé que lo estás. —Raehee sonríe apenas, levantando la mirada hacia su hermano —Te conozco lo suficiente como para saber que no piensas claramente cuando te enojas. —apoya la cabeza en el hombro del menor, cerrando sus ojos —Pero eso no importa ya, lo que importa es que te quedes a mi lado, te necesito, siempre te necesito incluso más de lo que tú crees necesitarme a mí.
—¡Hyung, si importa! —exclama Myungdae, ya sin contener las lágrimas que bajan por sus mejillas —¿Por qué me perdonas tan fácilmente, por qué eres tan bueno conmigo? No lo merezco. —se queja, pero se aferra a su hermano en un abrazo de todos modos.
—¿Ahora vas a enojarte porque te perdono fácilmente? Myungdae-ah, ¿De qué nos sirve estar enojados? Debemos estar juntos, más que nunca, no desperdiciar nuestro tiempo en peleas sin sentido —cierra sus ojos, quedándose en cercanía del menor —Mereces mi perdón porque estás claramente arrepentido, de todos modos, yo nunca me he enojado contigo, no tengo nada que perdonar —acaricia el cabello azabache de su pequeño hermano.
—En serio eres muy bueno para mí, Hyung. —suspira Myungdae, algunas lágrimas aún caían por sus mejillas —Tienes razón, debemos estar unidos. Ni siquiera te he preguntado cómo... ¿Cómo estás? Digo... Después de tanto que ha pasado, ¿Cómo te sientes?
—Deja de decir tonterías —Raehee le mira con una sonrisa y pasa su pulgar por sus mejillas para quitar aquellas lagrimas —Eres una persona maravillosa, que merece mucho amor, con un carácter algo explosivo, pero anda, nadie es perfecto. —aparta el oscuro cabello de su frente —Estoy bien, no debes preocuparte, cuando mi brazo sane estaré en perfectas condiciones.
—Hyung... Me harás llorar otra vez. —se queja el menor, sorbiendo por la nariz —No me refería exactamente a tu estado físico, Hyung. —comenta, rascando su nuca —Hablaba de... Ya sabes, su madre. —señala a Misuk, quien hablaba en voz baja con Hyunra. Él era otro con quien debía disculparse. La sonrisa de Raehee se desvanece y lleva su mirada hacia el océano, el cual parecía infinito.
—No quiero hablar de eso, no quiero que mi cabeza siga jugándome malas pasadas y repetir esa escena una y otra vez en mi mente —suelta una profunda respiración —Prefiero concentrarme en los que estamos aquí y ahora, mantenernos unidos y a salvo hasta que podamos llegar a algún pedazo de tierra.
—Lo siento, Hyung, no quería que te sientas mal... O bueno, peor. —se disculpa Myungdae, mirando en la misma dirección que Raehee —Espero que pronto nos vengan a rescatar, seguro ese es un punto positivo de estar con ella. Ya deben estar buscándola por todas partes... —suelta una pequeña risa en un intento de aligerar el ambiente, pero suena forzada.
—Tú eres la persona más importante para mí aquí, quiero que lo sepas —pasa el brazo tras los hombros de Myungdae, atrayéndolo hacia él en un abrazo— Estaremos bien, saldremos de esta, lo prometo.

❝Lee Eunsun❞


El transcurso del día es lento, cada minuto parece una hora y una hora una eternidad completa. Los ánimos están decaídos, no es para menos tomando en cuenta todo lo que ha pasado. Para Eunsun, todo aún se siente como un mal sueño. Su cerebro todavía no capta la situación. El único que parecía estar centrado, y con alguna idea de lo que debían hacer era Joowoo, quien ya había verificado todos los suministros que tenían y racionado parcialmente la poca comida que tenían.

Eunsun espera pacientemente su ración de comida, de todas maneras, no tenía mucha hambre. O bueno, tal vez sí tenía, pero todas las emociones que sentía cubrían el hambre. En lugar de una ración, Joowoo le pasa dos, a lo cual la chica lo mira confundida. Él no le responde con palabras, en su lugar señala hacia Ryo Kai con un movimiento de cabeza.

Eunsun mira al mayor por un segundo. Al principio parecía que él mejoraba, pero ahora cada vez que Joowoo cambiaba sus vendas las heridas se veían peor y el rostro del rubio se contorsionaba en preocupación. Si no conseguían que los encontraran pronto... Las cosas no acabarían muy bien, Eunsun lo presentía. Por eso no tarda más tiempo en ir hasta su lado.

—Ryo Kai-Ssi... —le llama en un murmuro. Él tenía los ojos cerrados, su rostro contraído probablemente por el dolor que sentía. Pero al escuchar que ella le llama abre lentamente sus ojos.
—¿Sí? —su voz suena realmente débil.
—Ryo Kai-Ssi... Yo... Perdón por molestar, pero... Tengo su comida. —responde Eunsun, con una timidez muy poco característica de ella. Ryo Kai asiente apenas y trata de incorporarse, pero tan pronto como intenta moverse el dolor lo paraliza y vuelve a su posición anterior con una mueca en el rostro.
—Disculpa... yo... Creo que comeré después. — musita apenas y trata de tomar respiraciones profundas.
—Entiendo que no se siente bien, Ryo Kai-Ssi, pero será peor si no come al menos un poco... —responde Eunsun, mirando con pena al mayor.
—Ah, que niña... — suspira apenas, la sombra de una sonrisa pintándose en sus labios. La mira y asiente quedamente con la cabeza —Ayúdame, no puedo hacer mucho desde esta posición.

Eunsun se paraliza por unos segundos mientras piensa en la mejor manera de ayudarle con lo que le pide. Termina poniendo una de sus manos en su hombro y la otra en el brazo opuesto, todo con cierta inseguridad.

—Muy bien, Ryo Kai-Ssi contaré hasta tres, ¿De acuerdo? —espera a que él le dé su confirmación y comienza a contar, pero antes de terminar es interrumpida por Joowoo.
—¡Eunsun-ah! —le llama, y va hasta el par con el ceño fruncido —¿Qué crees que estás haciendo? ¿No dije que Ryo Kai-Ssi no debía moverse?

Eunsun suelta al mayor con cuidado y mira apenada a Joowoo, sin saber que decir. Kai rueda sus ojos sin poder evitarlo y suspira.

—Joowoo-Yah, ella sólo estaba tratando de ayudarme. No la regañes así. — dice el mayor con cierto tono duro en su voz — Si no dejas que me mueva como pretendes que coma, ¿Eh?
—Lo siento, Ryo Kai-Ssi, Eunsun-ah. —se disculpa el chico, haciendo una pequeña reverencia con la cabeza —Pero es que, siendo honesto, sus heridas no mejoran y me preocupa que se haga más daño... —explica, su rostro transformado por la angustia —Ya sé, buscaré... Algo en lo que pueda.... —balbucea, más para sí mismo y mira hacia todos lados, cuando encuentra lo que busca, se levanta y vuelve a los pocos segundos con una de las mantas térmicas —Enrollaré esto para que apoye su cabeza, Ryo Kai-Ssi, y Eunsun-ah le ayudará, ¿Está bien?
—¿Me preguntas a mí? —Kai enarca una de sus cejas con cierto humor —Es de ella de quién estás disponiendo, deberías preguntarle. —y aunque su voz a dejado de sonar dura y ha tomado su característico matiz alegre, se le nota cansado. Muy cansado. —Gracias por preocupación Joowoo-Yah, pero estaré bien. Soy un hueso duro de roer, no te angusties demasiado, ¿Está bien?
—Yo... Trataré. —responde él con un suspiro y el esbozo de una sonrisa —¿Podrás ayudarle? —pregunta, dirigiéndose a Eunsun ahora. La chica simplemente asiente, para luego ponerse más cómoda, sentándose con las piernas cruzadas —¡Bien! —dice él, para después poner cuidadosamente la manta enrollada debajo de la cabeza de Ryo Kai, haciendo que quedara ligeramente levantado —Iré a ver si alguien tiene algún problema, llama si necesitas algo, ¿Bien? —le dice a Eunsun —Y buen provecho, Ryo Kai-Ssi. —y con eso y otra reverencia Joowoo se aleja.
—Eish... Es un mocoso inquieto. — musita Kai sin perder de vista al rubio, mira a la chica a su lado y le sonríe ligeramente avergonzado — Lamento las incomodidades que pueda estarle causando ahorita, Eunsun-Ssi.
—Parece un perrito... —comenta ella, siguiendo al rubio con la mirada por un instante para después volverse al mayor —No hay nada de que lamentarse, Ryo Kai-Ssi. —le asegura con una media sonrisa.
—¿Crees que se enojaría si le digo que quiero adoptarlo de mascota? —cuestiona, siguiéndole la corriente a la chica, suelta una suave risita y asiente —De hecho, sí hay mucho por lo que lamentarme. Hay tantas cosas justo ahora por las que quiero disculparme...
—No debería pensar mucho en eso, Ryo Kai-Ssi, el estrés tampoco ayudaría a que se recupere. —aconseja Eunsun —Nada de esto es realmente su culpa, Ryo Kai-Ssi. Mejor... ¿Quiere ya su comida? —pregunta, sonrojándose ligeramente ya que imaginarse la situación de tener que alimentar al mayor le resulta algo incómodo.
— Es fácil decirlo señorita Eunsun, pero la verdad es muy difícil para mí creerlo así. — musita, asiente ligeramente con la cabeza y un atisbo de una sonrisa burlesca se pinta en sus labios — ¿Sabe? Justo ahora me siento como un niño de nuevo... Sólo que, de pequeño, mi mamá nunca me dio la comida en la boca, eso siempre lo hizo mi papá. Mi madre solía decir que era demasiado desastroso y podría arruinar sus vestidos caros. —comenta divertido y la mira todavía avergonzado. 
—Pues... Yo nunca había dado de comer a nadie. —dice ella con una risita —Bueno, Ryo Kai-Ssi, ¿Será un niño bueno o debo hacer ruiditos de avioncitos? —pregunta con tono divertido, si la situación era extraña al menos trataría de hacerla un poco mejor mediante el humor. El mayor ríe, negando con la cabeza.
—Sería cómico escucharte hacer ruidos de avioncito. —responde como si realmente lo estuviese pensando —Pero creo que prefiero ser niño bueno, ya sabes... No voy a complicarte tu primera vez atendiendo a alguien. — sonríe y abre la boca cuando la chica acerca la primera cucharada con su comida
—¡Buen chico! —alaga ella, como si realmente se tratara de un niño pequeño y luego ríe un poco —¿Sabe Ryo Kai-Ssi? Esto me ha levantado un poco el ánimo.
—¿Por qué si me siento como un niño me tratas como a una mascota? —el mayor ríe suavemente y niega, divertido —"¡Buen chico!" Es justo lo que le digo a mi perrito luego de que hace algún truco que yo quiero que haga... —niega otra vez, y sigue comiendo —Me alegra escuchar eso. Me tranquiliza saber, que al menos puedo hacer de esto un poco más sobre llevable para usted.
—Yo... Lo siento. —se disculpa con una risita. Las mejillas de Eunsun se tornan de un tono carmesí intenso —Nunca he sido muy buena con los niños. —explica mientras sigue dándole de comer al mayor.
—Supongo que es normal, eres realmente joven... ¿Ya saliste del colegio? —cuestiona con una media sonrisa, traga lo que tiene en la boca —Eres una niña muy bonita y dulce Eunsun-Ssi. Yo realmente estoy agradecido por todo lo que ha hecho por mí —sonríe radiante, aparta su mirada de la chica y la fija en el cielo.
—Sí, hace poco. —afirma, aún más sonrojada por los halagos —Debería empezar la universidad en unos meses. —añade, evitando cruzar miradas con él.
—Aigoo, además de linda eres adorable. — Kai nota las mejillas sonrojadas de la chica y sonríe con ternura —¿Qué vas a estudiar? ¿Qué te gusta?
—En realidad, aun no estoy decidida. —admite con algo de pena, en lugar de responder a los cumplidos —De hecho, no tengo muchas ideas... —musita.
—Pero algo habrá que te llame la atención, ¿no? — ladea su cabeza apenas —Es normal no saber qué hacer o sentirte insegura en decidir sólo por una cosa... No te mortifiques por eso, Eunsun-ah...
—Yo... No sé, la verdad. No me gusta mucho hablar de eso, lo siento. —dice, aún apenada, jugando un poco con la poca comida que aún quedaba en el plato.
—Está bien, Eunsun-ah. No tienes que disculparte por ello, es una decisión difícil, es normal. — asiente y mueve su mano hasta la de la chica, esa con la que sujeta el tenedor y juega con la comida — Lo que sea que quieras estudiar estará bien, aún si ahorita no sabes qué quieres hacer con exactitud... Tú eventualmente encontrarás lo que te gusta, y serás realmente feliz con ello.
—Gracias, Ryo Kai-Ssi. —dice ella, mirando a sus manos entrelazadas —Eso es algo bueno de escuchar.

❝Hwang Myungdae❞


Myungdae se sentía bastante mejor al recibir el perdón de su hermano, pero sabía que aún tenía más disculpas por pedir. El día anterior de verdad había perdido todo su autocontrol y no solo con Raehee, si no con Hyunra también. El mayor era uno de sus mejores amigos, todo lo que había hecho había sido por su bien, pero sus pensamientos egoístas no le habían dejado ver eso en el momento. Quería ir a hablar con él, perdir perdón como sabía que debía hacer, pero no con Misuk a su lado. Sin embargo, parecía que la chica no se movería de su lugar. Myungdae no lo entendía, ¿Por qué ella se empeñaba en quitarle todas las personas que le importaban?

Una vez fue definitivo para el pelinegro que Misuk de verdad no se iría, suspira y decide tragarse todo su orgullo para acercarse a Hyunra.

—Hyung... —llama su atención, con el mismo tono de voz suave que había usado antes con su hermano. Hyunra levanta la mirada hacia el menor sin expresión alguna.
—Cómo... ¿Cómo estás?  —pregunta apartando su cabello de su rostro. Aún después de lo horrible que le había tratado, Hyunra aún se preocupaba por él. Eso hizo su corazón sentirse cálido y le levanta un poco el ánimo.
—Podría preguntarte lo mismo, Hyung. —suelta en respuesta, con una risa forzada más —Pero ya que tú lo has hecho primero, yo... Bien, mejor... Mejor que ayer quiero decir... —balbucea sin encontrar su mirada con la del mayor —Ahora... Ahora contesta tú la pregunta, Hyung.
—Es bueno saberlo —asiente ligeramente— Estoy bien, gracias por preguntar. —soba su sien con una de sus manos —Tu herida... ¿Aún duele mucho?
—Tú no te vez muy bien, la verdad, Hyunra hyung. —replica Myungdae, ignorando la última pregunta del mayor —Yo... Quería pedirte perdón, y-y sé que son solo palabras, pero... Ayer no me comporte de la mejor manera y bueno... No podía no disculparme. —su voz se quebró un poco, pero Myungdae no pretendía llorar. 

No quería que Hyunra creyera que eran lágrimas manipuladoras, de esas que usaba cuando quería conseguir algo. Porque sabía que él conocía sus tácticas y no quería que pensara que era simple actuación. Con Raehee era diferente, era su hermano de sangre, y la emoción le había ganado, pero con Hyunra... Él era su hermano también, pero de otro modo y se merecía una buena disculpa. El mayor niega apenas, apretando un poco sus ojos y frotándolos luego.

—Olvídalo, fue una noche dura para todos, tal vez también actué mal, probablemente ambos dijimos cosas que no queríamos. Es un momento difícil para todos, y acepto tus disculpas.
—Todos están siendo muy buenos conmigo, no lo entiendo. —niega con la cabeza —Pero... Gracias Hyung, lo aprecio mucho. —dice Myungdae, con una pequeña sonrisa en sus labios. 
—Será porque todos cometemos errores, es bueno que te hayas dado cuenta y estés disculpándote, aunque más que conmigo deberías disculparte con ella. —dice, obviamente refiriéndose a Misuk.

A eso Myungdae frunce el ceño. Una parte de su interior le decía que Hyunra tenía razón, pero otra parte, más grande, le recordaba que esa chica le quitaba todo lo que le importaba ¿Primero su padre, luego Raehee y ahora Hyunra? Y Myungdae creía que él era el egoísta. 

—Yo no lo creo, Hyung... —comienza, borrando toda sombra de la sonrisa que antes mostraba —¿Por qué la defiendes? Ni siquiera la conoces. —reclama, negando con su cabeza. 

Aunque no los estaba mirando, Misuk no era sorda y tampoco idiota. La chica se tensa bastante al darse cuenta de que ellos estaban hablando de ella y su corazón se rompió un poco más al escuchar las palabras del menor de los Hwang, pero espera que Hyunra no se percatara, no quería ser el motivo de la discusión una vez más. 

—¿Y acaso tú sí? —pregunta Hyunra, sin darle tiempo a una respuesta y continúa hablando —Estás siendo infantil otra vez, y no creo que ahora mismo pueda lidiar con ello.
—La conozco mejor que tú, Hyung. —responde el menor, enfadándose más con cada segundo que pasaba —¿Infantil? Tú eres el que está actuando como un perro abandonado pegado de su lado. Ya te lavó el cerebro, como lo ha hecho con todo el mundo. —las palabras despectivas salen una vez más sin control de su boca, y esto tiene efecto en Misuk. Su garganta se cierra y siente una vez más ese ardor característico de las lágrimas detrás de sus ojos. 
—¿Escuchas lo que dices? Estás actuando como un tonto ahora mismo. —Hyunra tenía un temperamento bastante fuerte, aunque no muy seguido lo dejara ver, pero de nueva cuenta Myungdae estaba logrando sacarlo de sus casillas — ¿Has tenido alguna charla con ella como para decir que le conoces mejor que yo? Si no tienes nada más que decir que no sea algo estúpido y sin sentido mejor solo cállate y vuelve a sentarte, no eres el único pasándola mal aquí.

Myungdae parpadea varias veces, completamente desconcertado. Nunca había escuchado a Hyunra hablando de esa manera a nadie, mucho menos a él. 

—¡Tú de verdad no sabes nada! —exclama Myungdae, ya era tarde, había perdido toda su calma una vez más —¿Cómo es que puedes tomar su lado sobre el mío en esta situación? No puedo creerlo. No, sí puedo, el tonto aquí es otro. —insulta de vuelta —Me das lástima, Hyunra, estás demasiado cegado porque es "linda" para darte cuenta del monstruo que tiene dentro. —continúa sin importarle que Misuk escuche, quien, aunque intenta reprimirlo, comienza a sollozar. 
—¡Sí sé porque tú mismo me has contado y ella no tiene la culpa de tus problemas! —ha elevado la voz de igual forma enfrentando al menor— No quieres ver más allá de ti, tu dolor está cegándote, pero déjame decirte que no eres el único sufriendo en esta situación y no tomo partido por nadie, solo trato de que veas que actúas como un idiota, así que mejor mide tus palabras. Estás siendo demasiado grosero, puedes decirme lo que quieras a mí, pero trata de ser más respetuoso con ella. Nunca te ha hecho daño —Myungdae ve que los puños de Hyunra se tensan y su mirada está fija en él.
—Myungdae-ah... —es Raehee quien habla tomando la mano de su hermano tratando de que este se calme. 
—¡Myungdae-ah nada! —grita el menor, soltándose bruscamente del agarre de su hermano —¡Con mayor razón no puedo creer lo que estás haciendo! Sabes perfectamente lo que ella le ha hecho a mi familia, sabes de todo el daño que me ha causado y aun así te atreves a tratarla de ángel puro que no hace nada mal. 
—Lo siento tanto... —lloriquea Misuk en voz baja, cubriendo su rostro y presionando sus ojos con el fin de evitar que salieran más lágrimas. 
—¡Ella no le ha hecho nada a tu familia! Tienes esa idea desde que te conozco, ¿No te das cuenta realmente que no tiene la culpa? Lamento lo de tu padre, lamento que tu hermano se haya tenido que ir, pero no hay culpables por ello, no estoy haciendo nada más que tratar de hacerte entrar en razón como siempre he intentado hacerlo pero eres tan necio que me dan ganas de golpearte cuando actúas como un completo idiota.
—¡Adelante entonces! —le incita Myungdae, acercándose más al mayor, sacando su pecho y mirándole sin una pizca de miedo —¡Anda, golpéame si tanto crees que me lo merezco! —continúa —No te creo capaz de golpearme, siempre has querido que todo el mundo crea de ti como la paz en persona, ocultando tu verdadero temperamento todo el tiempo, yo soy el único que te hace quitarte esa máscara que siempre usas. El golpearme solo arruinaría eso para ti. —dice Myungdae con una sonrisa de suficiencia. 

Namwook había estado bastante distante hasta ese momento, pero de repente parece explotar. Tira de la mano de Hyunra, intentando llamar su atención y grita, derramando lágrimas a cántaros. Como nunca había llorado en su vida, haciéndole coro a la chica que él defendía.

—Hyunra, por favor... —balbucea — Estás diciendo... Tú mismo sabes que nadie la está pasando bien, no lo hagas peor. — solloza. Su mirada se dirige a Myungdae y después se queda callado. 

Hyunra mira a su mejor amigo por unos instantes, luego a su mano tocando la de él y por último vuelve su vista a Myungdae.

—Eres un idiota —dice hacia el de cabellos azabache, toma la mano de Namwook y se vuelve a sentar.
—Y tú un cobarde. —finaliza Myungdae, alejándose luego de la situación para volver al sitio donde estaba antes con Raehee.

Pero nunca lo logró. En menos de un segundo Hyunra estaba de vuelta a su lado, dándole la vuelta bruscamente y su puño pega directamente en su rostro.

—¿Qué haces? —Raehee se levanta de inmediato tratando de alejar a su hermano.
—¡Mira lo que me haces hacer, idiota! —exclama Hyunra a Myungdae.

Myungdae lleva una mano a su rostro después de que Hyunra lo suelta, cubriendo el sitio donde el puño había impactado. 

—¿Ahora vas a huir? Eso solo confirma más el hecho de que eres un cobarde. —le incita una vez más. Ya ni siquiera sabía lo que decía, la adrenalina se había apoderado de su cuerpo y no le dejaba pensar correctamente. 

Misuk ya no trataba de ocultar su llanto, sus quejidos se hacían cada vez más fuertes. Ella no había pedido esto, no quería que esos chicos siguieran peleando por su culpa, pero no se atrevía a intervenir. Si había alguien cobarde era ella, pensó. 

Hyunra le mira y de repente cierra sus ojos y soba su cabeza, dando pequeños pasos hacia atrás.

—Basta Myungdae, por favor. —es su hermano quien le habla una vez más, tomando su mano y halando de él para que vuelva a su lado.
—Estás demente —vuelve a hablar el pelinegro, quien casi se deja caer sobre el asiento de nueva cuenta apoyando los codos en sus rodillas para agarrar su cabeza.

Esta vez, Myungdae guarda silencio y se deja llevar por Raehee. Su corazón latía con mucha fuerza en su pecho y sus manos y piernas temblaban tanto que le sorprendía que pudiera caminar.

Raehee sorbe por la nariz y pasa el dorso de su mano por sus mejillas para luego observar al menor, se limita a tomar a su hermano por la nuca y acercarlo a él para abrazarlo y llorar en silencio en su hombro.

—Hyung... —musita Myungdae, abrazando a su hermano. No entendía del todo por qué lloraba, pero sentía que lo había decepcionado una vez más —Lo siento, Hyung. —suspira mientras acaricia su espalda. Respirando profundo se separa para verle y posar la mano en su hombro.
—Te amo, eres lo más importante que tengo. —su voz se quiebra, pero aun así sigue hablando —No quiero verte mal, no quiero que sufras, que te hagan daño, ni que te lo hagas. —seca sus lágrimas, soltando el aire con fuerza —Lamento haber tenido que tomar decisiones que te hayan afectado, pero si parte de tu felicidad depende de mí, no volveré a alejarme, ¿Sí? Lo prometo. 
—Hyung... Yo... —si antes sentía que su mente iba a mil por minuto, ahora Myungdae sentía como si hubiera una inmensa bola de algodón en su cabeza, no podía pensar —Por más que quiera que estés a mi lado, creo que por una vez debo dejar de ser tan egoísta. No puedo pedirte que dejes tu trabajo nada más por mí, Hyung. Tú te sientes bien allí y no debería meterme con eso, sin importar lo poco que me agrade ella.
—Eso no importa ahora, me importas tú, tal vez deba cambiar el rumbo de mi vida, me he perdido demasiado por estar lejos de ti, de casa... Quizá necesito algo diferente —él niega levemente, tratando de mostrarle una sonrisa un tanto apagada

Myungdae se queda en silencio por unos segundos, sintiéndose cálido por dentro otra vez, llenándose de sentimientos por su hermano. Tantos cambios de emociones no podían ser buenos, pero, en ese momento no le importaba nada más que no fuera Raehee.

—Te quiero, Hyung. —responde, aferrándose de nuevo al mayor.
—Y yo a ti. —una sonrisa se dibuja en su rostro y se separa un poco para verle, notando como aquel golpe estaba dejando una marca en su rostro, lo cual le hace desvanecer su sonrisa —Voy a cuidar de ti como buen hyung, y no quiero que vuelvas a meterte en problemas o voy a enojarme mucho, y no quieres verme enojado. —aunque es una advertencia, su tono no deja de ser cálido. El rostro de Myungdae se torna serio.
—Yo... Trataré. —suspira, evitando la mirada de su hermano —Es que... Es demasiado intenso. Me conoces, Hyung, mis emociones son todo o nada. 
—Tendrás que empezar a controlarte entonces, dejarte llevar por la ira no es nada bueno. Actúas como un animal, no como una persona, nuestra racionalidad es lo que nos diferencia de ellos, tenemos la capacidad de pensar antes de actuar y debes ponerlo en práctica. No quiero volver a verte de la manera en que te vi, no eres tú mismo. Pareces alguien más, alguien a quien no me gusta ver.
—Lo sé, Hyung... —suspira de nuevo, a Myungdae no le gustaba ser reprendido, y menos por su hermano, pero sabía que tenía razón —Debo tratar de ser más razonable... 
—Lo harás, tienes que aprender a serlo, no siempre es bueno dejarse llevar por las emociones que nos invaden, mucho menos cuando son perjudiciales para nosotros mismos o para los demás.
—Lo sé, Hyung. —repite el menor, está vez en un tono cansado —Creo que ya he tenido suficiente por hoy... —comenta, tratando de que Raehee deje de regañarle. 
—Creo que hemos tenido suficiente por un largo tiempo —agita el cabello del menor con su mano y lo atrae hacia él — Debemos guardar fuerza y energía para mantenernos a salvo.
—Sí... —concuerda Myungdae —Gracias por estar conmigo Hyung. —le dice a su hermano, de verdad se alegraba de que Raehee no estuviera enojado con él, pero otra parte de él se sentía muy mal una vez más por cómo había tratado a Hyunra.

❝Lee Eunsun❞


El calor del día dio paso a la helada noche y pronto uno a uno todos en la balsa fueron quedando dormidos. Todos excepto Eunsun. Era una de esas noches en las que su mente no parecía querer callarse de una vez por todas para dejarla sucumbir al sueño. Había tratado por un rato, pero no conseguía acomodarse de ninguna forma así que mejor decidió quedarse sentada para no molestar a nadie con su constante movimiento. Esperaba que el movimiento del agua le ayudara a conseguir la calma que necesitaba para dormir.

— Debería estar descansando, señorita Lee. — musita alguien en tono bajo, distrayéndola una vez más. Voltea en dirección a la voz —Acá el sol despunta antes de lo que estamos acostumbrados...
—Podría decirle lo mismo a usted, Ryo Kai-Ssi. —comenta la menor abrazando sus rodillas contra su pecho —Debería descansar lo más posible, eso ayudará a que su herida sane.
—Me gustaría poder hacerlo, pero realmente me siento incómodo. Hay demasiadas cosas en mi cabeza que estoy conteniendo. — admite con un suspiro cansado — Si cierro los ojos todo se ve en rojo, naranja y negro... Creo que no quiero descansar por ahora. — musita quedamente alzando su mirada al cielo oscuro y encapotado, como si de ponto ahí pudiese encontrar la cura a todos sus males.

Eunsun se queda en silencio por unos segundos, pensando las palabras del mayor.

—En realidad no lo culpo, esto debe ser bastante traumatizante para usted. —suspira, fijando su mirada en el agua, una vez más permanece en silencio, dudando un poco antes de continuar —Si... Si desea... Puedo escuchar, si le apetece desahogarse.
— Yo creo que esto ha sido traumatizante para todos. — dice y lleva sus ojos a la menor —Es realmente una niña muy amable y considerada Eunsun-Ssi, gracias. — sonríe apenas pero luego una mueca toma su lugar y el mayor se remueve, su dolor era evidente —Es duro para todos, supongo. Fue una falla... Todo empezó por una falla técnica, algo que se supone nunca debió de ocurrir, pero pasó. Las cosas se complicaron demasiado rápido y antes de poder premeditarlo el Capitán ya estaba mandando a aplicar los protocolos de evacuación y seguridad. Nosotros estábamos ahí, estábamos al tanto de todo y realmente tratamos de hacer todo lo posible por tratar de llegar a puerto seguro... No nos faltaba tanto para llegar a Hong Kong, pero no lo logramos, no se pudo y la evacuación tuvo que hacerse de forma precipitada. —hace una pausa para recobrar un poco de aire —Y no puedo dejar de pensar en todas esas familias, parejas, amigos y solo... todas las personas que confiaron en nosotros para hacer sus viajes, para distraerse, para escapar de sus rutinas, para celebrar o lo que fuese que los llevase a estar en el barco... Todos ellos eran nuestra responsabilidad, era nuestro deber cuidar de ellos y garantizar un viaje sin problemas y con muchas comodidades. Les fallamos. —cierra sus ojos con fuerza y lleva una mano a la herida en su costado — ¿Cuántas familias ahora están incompletas? ¿Cuántas personas no pudieron llegar a una balsa a tiempo? ¿Cuántos llegaron y por heridas o efectos colaterales no sobrevivieron? En general... ¿Cuántas personas murieron? Yo solo no puedo dejar de preguntarme ¿A qué tantas familias en casa les debo una disculpa por los que se fueron y no van a poder regresar? ¿Merezco siquiera su perdón? ¿Cuántas muertes pesan en mi consciencia? Tengo la esperanza de que no sean muchas, me gustaría creer que se salvó a la gran mayoría, pero siendo honesto conmigo mismo, siendo que me quedé hasta el final... Cada vez aparecían más cuerpos y el agua estaba teñida de un rojo brillante... — Kai inspira profundo con los ojos llenos de lágrimas y la voz cargada de tantas emociones que también Eunsun podía simpatizarse con ellas — Y luego... luego está mi familia. —admite —Estaba tan concentrado en tratar de ayudar a todos los demás que descuidé a las personas más importantes para mí en mi vida. —niega —Mi padre estaba en ese barco, Hari también y yo no supe de Hari hasta que desperté en esta balsa. Sólo en ese momento caí en la cuenta de que yo realmente no me había preocupado por ellos sino hasta el final, cuando estaba casi resignado a morir y hundirme con la nave. Entonces no sabía nada, ¿Estaban ellos bien? ¿Habían subido a una balsa? ¿Estaban vivos o quizás se habían quedado atrapados? ¿Estaban lastimados?... Por Dios, juro que no sabes lo tranquilizante que fue despertar y ver a ese niño aquí, más que mi mejor amigo, es mi hermano. Es mi familia, lo es todo, mi padre igual. Al menos sé que está bien en lo que cabe y me tranquiliza porque sé que por lo menos si yo no logró llegar, mamá tendrá a uno de sus dos hijos con ella y solo quizás el golpe no sea tan duro para ella... Y luego está mi padre... No conozco a un hombre más honorable que él, y no sé... No sé nada de él, no sé si está bien, o si está vivo o si murió y solo puedo pensar en cómo pueda reaccionar mamá. ¡Dios! Mi madre está sola en Seúl... ¿Quién va a darle consuelo cuando se entere de lo que ha pasado? ¿Quién va a abrazarla? ¿Quién puede asegurarle y decirle que estamos bien? Literalmente todo su mundo estaba en ese barco, sus hijos, su esposo... Está sola...  no puede contenerlas por mucho más tiempo y los lagrimones descienden silenciosamente por su cara. Esas eran demasiadas preguntas, y Eunsun quería contestarlas o al menos una para tranquilizarlo, pero sabía que no tenía una respuesta —Ahora solo puedo pensar que Hari tiene que regresar, quiero decir, yo también... Me gustaría aunque sé que no lo merezco pero, aunque no quiera decirlo en voz alta, aunque sonríe y gaste lo poco de energía que tengo tratando de lucir lo mejor posible para no preocuparlo demasiado, no estoy seguro de cuánto pueda aguantar realmente porque duele, quema, me siento débil y de vez en vez siento que me voy por instantes y entro en una especie de limbo... — admite con pesar y con su mano libre seca sus lágrimas — Así que si yo no regreso y mi padre tampoco, él sí tiene que hacerlo y cuidar de mamá... Y si resulta que mi padre también vuelve, entonces espero que la carga sea menos pesada para ellos

Eunsun escucha sin interrumpir, sintiendo su corazón estrujarse en ciertos momentos por las palabras de Ryo Kai.

—Usted de verdad se culpa a sí mismo, ¿Cierto? —pregunta, mirando al mayor —No debería, Ryo Kai-Ssi. —comenta con un suspiro, realmente no sabía que más decir.
—¿Cómo podría no hacerlo? — suspira él también —¿Cómo limpio mis manos? ¿Cómo doy paz a mi consciencia? — Kai cierra los ojos con fuerza —Una niña vio a su padre morir y escuchó a su madre hacer lo mismo. Era ella o su hija... No pude ayudarlas a las dos — su voz se quiebra y niega —¿Puedo tener paz sabiendo algo así? Así como esa niña seguramente muchos perdieron a sus seres queridos, familias enteras destruidas o que quedaron desamparadas o incompletas...
—Es cierto lo que dice... —le da la razón al mayor —pero Ryo Kai-Ssi, piense en lo positivo, todos los que estamos aquí nos salvamos, ¿No? Eso es bueno. —dice, tratando de animarle —Y además es al menos algo afortunado, Hari-Ssi está aquí con usted. No es su padre, pero si es alguien que le importa. —todos en la balsa ya se habían percatado de la amistad entre ambos, a Eunsun le alegraba que ellos hubieran podido encontrarse. Sin embargo, vuelve a pensar en Dongmun. Sentía algo así como un vacío en su interior, de verdad quería saber si su hermano estaba bien. El mayor suspira con pesadez y solo asiente a lo que la muchacha le ha dicho.
—¿Y usted? — pregunta — Yo acabo de contarle lo que hace a mi corazón sentirse pesado, ¿al suyo qué lo atormenta?

Eunsun niega con su cabeza y voltea su mirada hacia él, abrazando sus piernas un poco más fuerte.

—No quiero hacerle sentir aún peor, Ryo Kai-Ssi.
—Solo podías hacerme sentir peor no contándome lo que sucede. —responde, mirándola con detenimiento — Eres una niña bastante adorable y he notado que has estado bastante desanimada, lo entiendo. Es una situación difícil, pero en algún momento mencionaste a un hermano... Viajabas con él, ¿No es así? — aunque pregunta hay demasiada certeza en sus palabras — ¿Es por él? No sabes dónde está, ¿Verdad? No has podido verle antes de que el barco terminara de destruirse, ¿No? Por eso dices que no me quieres hacer sentir peor, ¿Me equivoco? —el mayor ladea su cabeza con una media sonrisa sin gracia — Gracias por su empatía señorita Lee, pero puede hablarme con confianza, al fin y al cabo... No debería cargar con todo eso usted sola.
—No se equivoca, Ryo Kai-Ssi. —dice en voz baja —Dongmun... Él y yo no nos llevamos muy bien, creo que ya se lo había mencionado. Pero él es mi hermano, y no puedo parar de pensar en que siempre le ha aterrorizado el agua y que ha sufrido de ataques de pánico toda su vida y posiblemente está solo en alguna parte o... —hace una pausa en su divagación y suspira, sintiendo que sus ojos empezaban a arder —O que tal vez ni siquiera haya sobrevivido... —continúa y baja la mirada para que el mayor no pudiera ver las lágrimas que habían comenzado a acumularse en sus ojos.
—Entiendo —suspira —Señorita Lee, ¿Sería muy extraño si le pido que tome mi mano? — pregunta, extendiendo su mano derecha, ya que la izquierda estaba horriblemente vendada por las quemaduras —Tómela y permítame brindarle mi apoyo en esta circunstancia tan asoladora. No voy a mentirle y asegurarle que su hermano seguramente esté bien porque tanto usted como yo sabemos que afirmar tal cosa sería una insensatez así que lo que puedo hacer, lo único que puedo decirle en este momento, lo único que puedo hacer es tenderle mi mano como muestra de mi apoyo; esperar porque su hermano se encuentre en bienestar y que prontamente logren reunirse de vuelta. —le regala una sonrisa sin dientes, hablando con un tono tan dulce —Los hermanos no necesitan profesarse amor puro de forma verbal para quererse. Quizás su hermano y usted no sean muy afines y difieran en muchas cosas, pero siguen siendo familia... Puedo imaginarme lo difícil que debe estar siendo para usted... ¿Tomaría mi mano? Aun si por ahora no puedo hacer mucho por usted debido a mi condición todavía puedo brindarle algo de consuelo, tal vez, al hacerle saber que no debería sentirse sola, puede apoyarse en mí.

Eunsun levanta la cabeza después de un par de segundos y ve su mano extendida, duda un poco, pero la toma y sonríe apenas.

—Muchas gracias Ryo Kai-Ssi, por escuchar. —le dice en voz baja —Otra vez me ha hecho sentir mejor. —añade.

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Mensaje por Cam Miér 04 Jul 2018, 6:06 pm




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Capítulo 12: Tercera parte.


❝Moon Younggi❞


Después de dos eternos días de naufragio, hambre, y esfuerzo, Dongmun y Younggi se encontraban a tan solo metros de tierra. Habían divisado aquella isla y el menor realmente creía que el rubio había enloquecido, que morirían allí, en medio del océano, pero no, habían nadado, habían trabajado en equipo hasta el cansancio, y luego de dos eternas noches y dos eternos días, allí estaban.

—No puedo creerlo —habla Dongmun, con sus ojos llenos de lágrimas — Lo hemos logrado Younggi-Ssi —anuncia, bajando de la superficie que los había mantenido vivos durante ese tiempo una vez están lo suficientemente cerca de la costa como para que pueda correr hacia la arena y tirarse -literalmente- sobre esta, sonriéndole al cielo.
—Te dije que lo haríamos, Dongmun-ah. —responde el mayor, casi sin aliento. Él, por el contrario de Dongmun, camina hasta la playa para luego sentarse a su lado.
—Nunca... Nunca creí que realmente lo lograríamos, necesito beber agua, estoy agotado —le mira desde donde está —Ahora... —toma una gran bocanada de aire— ¿Que pasará ahora Younggi-Ssi? —aquel brillo de esperanza, parecía desvanecerse del menor con cada segundo que pasaba.
—Bueno, Dongmun-ah, ahora debemos sobrevivir; buscar agua y comida y tal vez ingeniarnos una manera de hacer una señal, por si por casualidad pasa un avión o un barco sepan que estamos aquí... Sea donde sea que estemos. —habla Younggi, pensando lógicamente —Pero, creo que sería más inteligente hacer eso una vez amanezca, ahora no podremos ver nada.
—Deberíamos alejarnos del agua, la corriente sube por la noche en todas partes, y... No quiero volver a naufragar. —Dongmun suelta un pesado suspiro estirando su cuerpo sobre la arena antes de levantarse y estirar la mano hacia el mayor.
Younggi asiente y acepta la ayuda, poniéndose de pie. 
—Dongmun-ah tú... Tú lo has hecho muy bien. —alaga, rascando su nuca —Me refiero a que has hecho un buen trabajo... A pesar de que le tengas miedo al agua y todo eso... Tú me entiendes, ¿Cierto? 
—Claro que le entiendo, seguramente tragué un poco de agua, pero no me ha afectado tanto como para perder mi capacidad de comprensión. —asiente sonriendo, tratando de ser bromista— ¿Sabe? Le debo mi vida, y estoy muy agradecido por todo lo que ha hecho por mí, yo... Jamás hubiese podido solo. Usted hizo más que salvar mi vida, me ayudó a luchar contra mis peores miedos, voy a estar eternamente agradecido por ello —caminan lo suficientemente lejos del agua, pero manteniéndose en la playa, una vez allí, Dongmun se sienta bajo una de las palmeras— Su amigo es muy afortunado de tenerle. Seguro él estará a salvo, ha mantenido esperanza en mí, espero no pierda la suya.
—Él está bien, estoy seguro. Y tu hermana también lo está. Pronto volveremos a verlos. —responde, sentándose de nuevo junto a él —Y ya te dije que no tienes que agradecerme por nada Dongmun-ah. —protesta mientras cierra sus ojos.
—Si, ella lo está, siempre fue más valiente y astuta que yo, tiene que estar a salvo. —habla, más para sí mismo y apoya su cabeza en el hombro del mayor— Descanse Younggi-ssi, mañana... Debemos seguir sobreviviendo —también cierra sus ojos, dejando su cuerpo relajado, sin tardar demasiado en dormirse.

Pronto, Younggi está sintiendo una vez más el sol calentando su piel, lo que significa que un nuevo día ha comenzado. Un gruñido se escapa de su garganta ya que aún se sentía demasiado cansado a pesar de haber dormido toda la noche. Su estómago también ruge, por lo cual se fuerza a abrir los ojos. El chico a su lado aún duerme, se da cuenta, pero no quiere dejarle solo para ir a buscar algo de comer.

—Dongmun-ah... —le llama, palmeando levemente su pierna para despertarle. El menor balbucea algo inentendible antes de bostezar y abrir sus ojos perezosamente para encontrándose con la mirada del mayor.
—Ah... Estoy tan cansado —protesta enderezándose, hace sonar su cuello quejándose por ello —Buen día hyu... Younggi-Ssi. 
—Lo mismo digo, Dongmun-ah. —responde, levantándose al igual que el pelinegro —Debemos buscar comida... —dice en medio de un bostezo, a lo que el menor asiente aun adormilado, pasando las manos por sus ojos bostezando de nueva cuenta y mira a unos cuantos metros de ellos.
—Hay algo por allí —dice, señalando tres valijas, junto a lo que parecía haber sido una fogata— ¡Younggi-Ssi, no somos los únicos aquí! —exclama sorprendido y sin siquiera esperar respuesta corre directo a las valijas.
—¡Dongmun espera! —exclama Younggi, siguiendo al menor. El chico tenía razón, era evidente —No sabemos quiénes son estas personas, niño, no puedes aparecerte así. Podrían ser nativos salvajes con lanzas y flechas que te matarían en un segundo. —le regaña, sus instintos de sobreprotección no lo abandonaban en ninguna situación. Dongmun se detiene de inmediato al escuchar las palabras del mayor, mirando hacia todos lados.
—No, no, Younggi-Ssi, estas son valijas recientes. —baja la voz, esperando a que el rubio llegase a su lado.
—De todos modos, no vuelvas a correr así. —cruza sus brazos e inspecciona los alrededores, solo para estar seguro —¿Entendiste, niño? —pregunta al menor, mirándolo con cara seria. 
—No... No volveré a hacerlo, yo solo... Lo lamento ¿Sí? —muerde su mejilla, volviendo a mirar al mayor —Gra-gracias Younggi-Ssi, por... Por preocuparse tanto —ambos se han asegurado de que no haya nadie a sus alrededores para finalmente acercarse a las valijas.
—Ya, ya, no me mires con esos ojos de cachorro abandonado. —dice, negando con la cabeza —Mejor veamos si hay algo útil aquí. —propone, tomando una de las maletas y abriéndola. 

Dongmun no dice nada, se mantiene callado haciendo lo mismo que Younggi con otra maleta.
Nada útil allí, solo ropa. 

—Creo que... —camina unos pasos donde encuentra una remera sobre la arena y encima de esta, algunas frutas —Mire esto, son mangostanes, —exclama emocionado y toma una de ellas mientras trata de abrirla con sus manos—podemos comer esto, son deliciosos. —termina por abrirlo y sacar los pequeños gajos blancos bajo la cascara para probarlos —Oh, esto sabe genial —habla, sin importarle tener la boca llena.
—¿Estás completamente seguro de que eso es comestible? —pregunta Younggi, mirando dudoso la fruta que Dongmun disfrutaba —No sería bueno intoxicarnos cuando no tenemos ningún tipo de medicamentos y ni siquiera hemos encontrado agua potable aún. 
—Estoy seguro hyung, confíe en mí, jamás diría algo que pudiera perjudicarle si no estuviera seguro —asegura una vez termina y le arroja uno al mayor, esperando que lo ataje— Lo siento yo... ¿No le molesta si le llamo hyung? —pregunta un tanto tímido.
—Hmm... Supongo que no, puedes llamarme hyung. —Younggi responde a la pregunta sintiéndose algo nostálgico puesto que, normalmente, nadie le llamaba hyung, exceptuando a Sooyoo. Le extrañaba —Y también supongo que te voy a creer, solo porque tengo mucha hambre. —imita lo que ha hecho Dongmun con la fruta que le ha pasado; la abre por el medio para poder comer el interior. 
—¿Ve? Son deliciosas, mi abuela nos conseguía de pequeños. Son exóticas, aun así, se consiguen en Tailandia, y son conocidas. —dice ya terminando la tercera —Nuestro cuerpo agradecerá esta ingesta de azúcar, aunque realmente necesitamos agua. —habla para terminar de tragar luego.
—No voy a mentirte, de verdad está buena. —comenta Younggi, terminando de comer —Propongo que comamos un poco más y luego iremos a buscar agua, ¿Bien? —pregunta, haciéndole una seña a Dongmun para que le pase más fruta.
—Claro, yo creo que esa es una genial idea —le lanza más fruta —¿Ha oído eso? —dice alarmándose de pronto y como si de un resorte se tratase en cuestión de segundos se ha levantado. 

Ambos se miran en silencio y una vez más, la voz de un hombre grita el nombre de alguien. Unos segundos después el sonido se repite, más cercano, pero aún no del todo claro. Esta vez, en cambio, suena a la voz de una mujer. Younggi está tentado a tomar a Dongmun y correr en el sentido opuesto, alejarse y esperar a ver que fuera realmente seguro encontrarse con quienes fueran estas personas. Eso hasta que escucha a la mujer una vez más, pero ahora le es totalmente claro lo que dice.

—¡Sooyoo-Ssi! —es lo que grita, y Younggi jura que debe estar soñando, o probablemente el hambre y la sed le están haciendo oír cosas que no son. Era imposible...
—¿Están llamando a alguien? ¿Eso es lo que hacen? —Dongmun se ha pegado a Younggi sin que el mayor lo notara por estar metido en su cabeza —Younggi hyung, ¿Qué tal si son como nosotros? ¿Qué tal si también estaban en el crucero? 

Younggi no responde, solo observa mientras un hombre y una chica salen de entre los árboles, parecían cansados y tal vez por eso no se habían dado cuenta que había más gente allí. Aun así, tampoco reacciona, todavía en shock por lo que había escuchado. Dongmun se ha quedado en silencio agitando el brazo de Younggi, tratando de que reaccione y observando a aquellas personas. Es entonces que cruza mirada con el muchacho y en seguida con ella quedando boquiabierto, pues pretende decir algo, pero nada sale de sus labios.

Ni hao. —es el castaño junto a la chica quien saluda y el pelinegro hace una pequeña reverencia aun sorprendido y con sus ojos bien abiertos.
—Ni hao. —responde y susurra hacia Younggi— Creo que son chinos...
—De hecho, sólo él es chino... —dice la chica con sorpresa en su rostro que iguala la de Dongmun —Ustedes... ¿Ustedes estaban...? —comienza a preguntar —¿Estaban en el Nanami? —la chica se ve esperanzada al finalizar de hablar. Dongmun sonríe hacia ella y suelta a Younggi para acercarse a los recién llegados e inclinarse en una reverencia en forma de saludo.
—Si, nosotros... Nosotros estábamos allí, ¡Por Dios! ¿Son los únicos aquí? Cómo... ¿Cómo llegaron? ¿Cómo sobrevivieron? —pregunta rápido con repentina ansiedad.
—Que sepamos, además de nosotros dos y Sooyoo-Ssi no hay nadie más. —le informa Minji, después de devolver la reverencia. 
—Has... ¿Has dicho Sooyoo? —musita Younggi, hablando por primera vez. Ahora estaba seguro de que su mente no le estaba haciendo trucos. La chica asiente con la cabeza antes de responder. 
—Lo estamos buscando, estábamos recolectando cosas para comer y él se ha quedado aquí, pero cuando volvimos ya no estaba. —explica, mostrando preocupación en su rostro —No lo hemos visto desde ayer. 

Con esa frase, Younggi parece empalidecer y su rostro se torna impávido. 

—Me estás diciendo que... Él está allá —habla como si fuera a perder la compostura en cualquier segundo. Señala hacia donde los árboles se vuelven más densos —¿Solo? 
—Younggi hyung —Dongmun posa la mano en su brazo con cautela — ¿Es su amigo? ¿Del que me ha hablado? —pregunta solo por asegurarse.
—¡Podría serlo, pero ahora tal vez no lo sabré nunca! —exclama, claramente enfadado y mirando al par de desconocidos como si hubieran cometido el peor crimen en el universo —¿Y si lo ataca algún animal? ¿Y si come algo venenoso? ¡A Sooyoo no se le puede dejar solo! 
—Yo... —comienza Minji, algo intimidada por el rubio.
—¡No quiero escucharlo! —le interrumpe y retira bruscamente la mano de Dongmun de su brazo —Iré a buscarlo. —anuncia, comenzando a caminar hacía los árboles. 

Jian Qiu no entiende nada en absoluto de lo que el rubio habla por lo cual solo se mantiene confundido a un lado de Minji, mientras que Dongmun los mira, incertidumbre en su rostro.

—¿Hay animales salvajes aquí? Y... ¿Plantas venenosas? —sus ojos se abren más de lo normal quedándose estático en su lugar.

Minji sigue al rubio con la mirada hasta que ya no es más visible y se debate en acompañarlo, pero tomando en cuenta su estado, decide que era mejor quedarse. 

—Tu amigo parecía muy enfadado... Eh... Espero que no. La verdad no tengo idea. —habla ahora al chico —Jian Qiu ha sido de mucha ayuda en ciertas cosas, pero bueno... No sé chino, no le he podido preguntar mucho. —explica encogiéndose de hombros —¡Oh, no nos hemos presentado! Bueno, ya te dije su nombre, él es Jian Qiu y yo soy Minji.
—Yo... No lo conocía, pero... Él salvó mi vida yo... Tal vez debería ir con él. —Dongmun suelta un suspiro— Creo que es una gran persona solo... Está preocupado por su amigo, yo... Puedo comprenderlo —hace una breve pausa mirando al castaño— Hay... Salvajes... Animales... 

El castaño se siente ligeramente emocionado al escuchar a alguien que hablaba algo de chino, se queda mudo por unos momentos hasta que reacciona.

Hay... Serpientes, arañas, insectos... Nunca había visto varios tipos de los que he visto aquí, pero he sobrevivido mucho tiempo, Sooyoo estará a salvo. —responde. La sonrisa de Minji comienza a crecer mientras los chicos conversan.
—Él dijo que si hay... Pero que si el chico se mantiene alejado de estos estará bien —dice ahora hacia Minji— Y lo siento, mi nombre es Dongmun.
—¡Has llegado a salvarnos Dongmun-Ssi! —exclama la chica una vez él le ha traducido y no tarda en abrazarlo fuertemente, ella era una chica afectuosa —Bueno... Aunque quisiera ayudar, creo que él está bastante enojado con nosotros así que... No sé si es buena idea que nosotros vayamos con él. —duda Minji después de soltarle. Dongmun queda estático y sus mejillas se sonrojan ante el abrazo de la chica, bajando la mirada con una tímida sonrisa.
—Yo... He tomado clases, y aunque no se hablar muy bien puedo entender bastante. —comenta —Entonces... Creo que debo irme antes de perder su rastro, tal vez ustedes puedan esperar aquí su regreso o... Descansar y buscarlo luego, espero ese chico esté a salvo.
—Pero Dongmun-Ssi, ¿Y si debo decirle algo? —protesta Minji refiriéndose a Jian Qiu, hace pucheros también —Él probablemente lo encontrará, vamos Dongmun-Ssi~ —suplica Minji para que Dongmun se quede, pero él mira hacia las palmeras por donde Younggi se había ido y luego vuelve la mirada hacia los chicos.
—Él salvó mi vida Minji-Ssi, no puedo simplemente quedarme aquí, debo ayudar a buscar a ese chico, puedes... Puedes decirme todo lo que quieras que le diga y se lo diré ahora mismo o luego, debería aprovechar la luz del día para buscarlo, aunque espero podamos encontrarlo antes.
—Supongo que tienes razón... —Minji suspira —No te detendré más, anda. Mucha suerte y traten de no perderse ustedes también. —le dice con una pequeña sonrisa. El pelinegro se lamenta viendo a ambos y cuando estaba a punto de irse la voz de Jian Qiu le detiene.
—Dongmun, si la noche llega, en el lago, hay... Refugio, mantenerse a salvo.
—Gracias, lo tendré en cuenta —responde antes de salir corriendo tratando de seguir los pasos de Younggi.

❝Song Soomin❞


Todo estaba un poco más calmado o al menos eso parecía. Los otros dos chicos que los acompañaban tenían una conversación entre ellos, confortándose el uno al otro. El dolor en las piernas de Soomin no cesaba a pesar de que Taeil hubiese retirado todos los vidrios de sus heridas, por lo que decide que necesita una distracción.

—¿Taeil-Ssi?

El de cabello naranja, estaba en su propio mundo. La voz de Soomin le distrae, provocándole una suave sonrisa ladina cuando le ve.

—Soomin-Ssi... ¿qué pasa? ¿te duele? - pregunta de inmediato, preparado para atender a la chica por si algo le pasaba.

Soomin suelta una leve risa y niega con su cabeza. Además de sus amigos de vuelta en Corea nadie nunca se había preocupado por ella, así como lo hacía Taeil. Se sentía extraño, pero de una buena manera.

—No, no es eso... —le tranquiliza —Quería proponer que charláramos un rato, digo, para pasar el rato.

El rostro del escritor se calma y suelta un suspiro aliviado, asintiendo con su cabeza.

—Charlar, sí... Seguro. — de pronto, su boca se seca y traga saliva con nervios. No estaba listo para hablar con ella. Demasiado pronto. Su corazón da un giro de 360 grados y ríe nervioso. —¿Hablar sobre qué?
–No sé... —medita, mirando al océano. Rebusca en su cabeza un tema para hablar, puesto que de verdad no quiere que lo que de verdad siente en ese momento saliera a flote, después de todo Soomin se consideraba una experta en ocultar sus sentimientos —Bueno, nunca pudimos hablar de lo que escribes. 

Taeil acomoda el cabello de la pelinegra un poco, sonriéndole y asintiendo con su cabeza, para acomodarse y soltar un suspiro. Soomin parpadea un par de veces, sorprendida por el gesto del chico, pero no comenta nada al respecto.

—¿Qué quieres saber? ¿De lo que va el libro, los personajes? —cuestiona, olvidándose completamente de que había tomado como excusa que le "entrevistaría" para basarse en uno de sus personajes, sólo para acercarse más a ella. 
—No me molestaría escuchar una buena historia ahora, cuéntame de que trata. —pide, sonriéndole. Taeil suelta una risita, cruzándose de brazos después.

—Bueno, recién la empiezo, pero... Tengo miles de borradores... – hace una breve pausa para después soltar un suspiro, corrigiéndose — Tenía miles de borradores en los que escribía la trama que llevaría y sería una historia sobre una ciudad llena de gente gris, en la que harían cosas grises, hasta que llegara esta chica de colores. – habla en comparaciones a los colores, mirando a la pelinegra cuando menciona a su protagonista, sonriéndole de lado.
—Oh, suena bastante interesante. —comenta ella, devolviendo la sonrisa —Seguro que será una buena historia y tendrá mucho éxito. —continúa mientras se acomoda mejor, haciendo una pequeña mueca por el dolor en sus piernas.

❝Moon Younggi❞


Younggi una vez más comenzaba a desesperarse. Se sentía como un Déjà vu del crucero, solo que ahora en lugar de correr entre pasillos lo hacía entre árboles. Debía encontrar a Sooyoo pronto, o los escenarios de todas las situaciones en los que podría estar su mejor amigo lo llevarían a la locura. Pero Younggi nunca había sido alguien atlético, así que el tiempo de actividad física pronto le pasó reclamo y tuvo que detenerse. Recuesta su espalda en el tronco de un árbol y cierra sus ojos, concentrándose en normalizar su respiración.

Es gracias al silencio que lo escucha un par de minutos después, un par de voces, no muy lejos de donde estaba. Sus ojos se abrieron como platos y deja de respirar, solo para escuchar más atentamente. Una vez confirma que sus sospechas eran ciertas, comienza a correr de nuevo hasta encontrar la fuente del sonido. 

—¡Sooyoo! —exclama una vez los ve y no tarda en abalanzarse sobre su mejor amigo, un remolino de emociones pasando por su mente —¡Mírate! Eres un desastre ¿Dónde diablos estuviste?, pero bueno eso no importa ahora, ¿Te has roto algo? ¿Y todas esas heridas, qué te pasó? —habla demasiado rápido, a una velocidad casi inentendible, mientras toma el rostro de Sooyoo entre sus manos para examinarlo. 

Mientras Dongmun, el dueño de la otra voz que había escuchado se levanta, quitando los restos de tierra sobre el ya arruinado traje, observa la escena para luego comenzar a caminar por donde había llegado.

Sooyoo no deja de sonreír mientras Younggi lo inspecciona y algunas lágrimas descienden por sus ojos.

—¡Younggi hyung! —exclama, abrazándole con fuerza— Estoy bien, solo un par de raspones y ya, no debes preocuparte. —no quiere soltarlo, por el contrario, se engancha del mayor con brazos y piernas riendo cual niño pequeño Younggi rápidamente pone sus manos en la parte posterior de los muslos del menor para evitar que se cayera — Hyung no sabes cuánto te extrañé, estaba tan preocupado, pero sabía que estarías a salvo, estaba seguro de que estarías bien. 
—¿Cómo esperas que no me preocupe? ¡Estuviste por ahí dos días casi! —exclama frunciendo el ceño, pero luego de unos instantes su rostro se suaviza cuando siente una nueva oleada de emociones —Sooyoo yo... De verdad lo siento, no quería irme sin ti. Me sentí terrible luego de eso y no podía dejar de pensar que cualquier cosa que te hubiera pasado sería mi culpa y aún me siento así, te lastimaste por mi culpa... 
—Hyung, no debes sentirte mal, también te busqué, como un loco, me mantuve en ese crucero hasta el último momento, y te conozco, y como te conozco sé que seguro hiciste lo mismo, sé que no te fuiste sin mí porque quisiste, como yo tampoco me fui sin ti porque quise, vi las balsas llenarse y el crucero desmoronarse, y estoy seguro que tú pasaste por lo mismo. —sonríe, aun abrazado al mayor y se baja con cuidado — Sobreviví, porque es lo que tú hubieras querido, y sé que sobreviviste porque es lo que yo quería, ¿Lo ves? —se aleja lo necesario para poder verle a los ojos —Aunque no estuvimos juntos físicamente, nos mantuvimos conectados todo el tiempo —aparta el cabello del rostro del mayor mirándolo con dulzura.

Younggi asiente con su cabeza, el nudo que había estado formándose en su garganta se apretaba cada vez más y sus ojos comenzaban a arder. Pone sus manos en los hombros de Sooyoo, mirándolo de la misma manera que él lo hacía y lo atrae una vez más cuando siente las primeras lágrimas resbalándose por su rostro. Younggi no era alguien que llorara con frecuencia, pero parecía que esta situación le estaba haciendo cambiar varios aspectos de sí mismo.

—Rompí mi promesa, de que estaría siempre a tu lado. —musita con voz quebrada, todo este tiempo la culpa lo había estado comiendo por dentro debido a eso —Pero nunca más, ¿Ok? Nunca más. ¿Podrás perdonarme? 

Sooyoo le abraza con fuerza, negando apenas mientras soba la espalda del mayor.

—No hay nada que perdonar, hyung, estamos bien, estamos juntos, eso es lo que importa, ¿Sí?

Younggi asiente una vez más y cuando se ha calmado un poco, se separa de él. Mira a su alrededor, dándose cuenta de que alguien faltaba. 

—¿No estaba Dongmun contigo? —le pregunta a Sooyoo con el ceño fruncido.
—Ese niño malhumorado, se parece tanto a ti —bromea Sooyoo y camina cojeando un poco— Alcancémoslo, no debe estar muy lejos... ¡Dongmun-ah! —grita, esperando que el pelinegro responda, pero nada se siente. 
—¿Lo conoces? —le pregunta, pasando el brazo del menor por sus hombros como antes lo había hecho Dongmun —Digo... De antes. —se explica. 
—No demasiado, es hermano de... —Sooyoo se detiene, traga duro y toda la felicidad parece desaparecer de su ser —Nos conocimos en el crucero, acompañé a él y a su hermana a su habitación, Eunsun... La niña con la que salí algunas veces, Dongmun es su hermano.
—Oh, sí, él la mencionó un par de veces. —recuerda Younggi mientras siguen caminando, ve el cambio de humor en su mejor amigo, pero decide cambiar el tema en lugar de preguntar, ya que suponía que estaba preocupado por la chica —Debemos encontrarlo, no queremos que se pierda como tú. Hablando de eso, los otros dos con los que estabas, ¿Cómo es que no han dado contigo antes? Buenos para nada. —reclama, comenzándose a enfadar otra vez. 
—Bueno es que... Yo me quedé dormido en la playa y ellos no estaban, entonces decidí buscarlos porque tenía mucha hambre. Yo... Me perdí, cayó la noche y no veía nada en lo absoluto, fue entonces que caí, y ya luego de eso no sé qué pasó, no tengo idea de cuánto tiempo estuve ahí dentro porque fue Dongmun quien logró despertarme —soba su cabeza.
—Mierda, Sooyoo, ¿Hace cuánto no comes? —cae en cuenta ante la mención del hambre del menor —Según ellos no te habían visto desde ayer, pero no mencionaron el momento exacto en que se fueron. —frunce el ceño de nuevo.
—Tú me diste mi jugo de naranja, ¿Recuerdas? Volví a la habitación y no salí sino hasta que todo en el crucero se volvió un descontrol.
—Espera, espera, ¿No has comido nada desde eso? —se detiene mirando a Sooyoo con los ojos bien abiertos —¡Eso serían casi cuatro días, Sooyoo! —exclama —Tengo que llevarte a la playa y darte mangostanes hasta que explotes y luego hacer que ese chino te de algo de carne también... —divaga, sin dejar que Sooyoo le responda. 
—¿Mango qué? —ríe apenas y luego levanta su brazo, señalando a Dongmun a unos metros de ellos, sentado en un tronco viendo al suelo.
—Ya lo verás, te lo explicaría, pero no tengo idea de qué es. —le dice antes de mirar en la dirección que señala —¡Dongmun-ah! —le llama. El pelinegro pasa las manos por sus ojos rápidamente y se levanta mirando a los mayores.
—Yo... Supuse que querrían tener un momento —muerde su mejilla — No me molesta ir un poco más adelante, recuerdo el camino.

Sooyoo niega y cuando llegan a su lado pasa su otro brazo por el hombro de Dongmun.

—No dejaré que mi héroe camine solo de regreso —Dongmun solo rueda los ojos, comenzando a caminar.
—Dongmun-ah, pudiste perderte, ¿Qué te dije sobre irte así? —le regaña Younggi, mirándolo de reojo. Después de eso nota sus ojos aun cristalinos, pero decide no hacer un comentario acerca de eso, después de todo aun apenas se conocían. 
—Recuerdo el camino, no iba a perderme, descuide. 
—Un héroe e inteligente, seguro tú no hubieras caído en ese pozo, ah... No volveré a salir sin compañía, lo prometo.
—Sí, más les vale a los dos no irse sin compañía. —sentencia Younggi, mirando a los dos menores —Por más que creas que sepas el camino, Dongmun-ah, solo llevamos un día aquí, es posible perderse. 
—Soy bueno orientándome, pero descuide, no volveré a salir solo si le preocupa.
—Así está mejor. —asiente Younggi —Ahora tratemos de llegar a la playa, necesitamos decirle al chino que pesque o algo así, si no fue útil para encontrar a Sooyoo que sea útil para ayudarnos con la comida. —dice con molestia.
—Hyung, estoy débil, pero puedo golpearte por ser tan irrespetuoso con Ni Hao-Ssi, él es un buen chico, está... —Sooyoo iba a continuar hablando, pero Dongmun se detiene bruscamente, mirándole totalmente incrédulo. Una sonrisa en su rostro termina por convertirse en una risa.
—Debes estar bromeando, ¿Ni Hao Ssi? ¿Es en serio? ¿De dónde has sacado eso? —dice, sin poder dejar de reír.
—Jian Qiu-Ssi, Ni Hao-Ssi, en realidad... No estoy seguro. —dice y eso solo hace que Dongmun vuelva a reír.
—Típico de ti... —suspira Younggi, rodando los ojos y sonriendo ligeramente también —Volviendo a lo de antes, puedo tratarlo como se me venga en gana, ha permitido que te perdieras, te ha dejado sólo. 
—Yah, pero no entiendo —protesta Sooyoo, haciendo pucheros cual niño pequeño e ignorando el comentario de Younggi.
—¿Es en serio? —repite Dongmun y niega aun incrédulo —Ni Hao es la forma de saludar en mandarín. Él estaba diciendo hola, no se estaba presentando —explica como si fuera obvio —Solo... Sigamos ¿Sí? Estoy cansándome de cargar contigo —se calma un poco retomando su postura seria. Sooyoo se ríe un poco de sí mismo y opta por caminar en medio, pero sin sostenerse de ninguno de los dos aunque su paso es más lento.

Luego de unos minutos de caminar así, Younggi vuelve a suspirar. De verdad quería llegar rápido para darle comida a Sooyoo, y a ese paso no lo lograrían. Así que lo detiene y se agacha un poco delante de él, dándole la espalda.

—Anda, sube. Tenemos que llegar algún día. —instruye. 
—Ah hyung... Pero si puedo caminar, además estoy pesadito y soy más grande que tú, no deberías esforzarte, también debes de estar cansado.
—He dicho que subas. —repite, sin moverse —De seguro está por oscurecer, no podemos quedarnos aquí.
—Está bien, aunque hubiese preferido que me cargaras como en las películas con tus brazos. —bromea, subiéndose sobre la espalda del mayor abrazándose sobre los hombros de este con las manos en su pecho y sus piernas enredadas en su torso.
—Eso no pasará... 

Lo que sí pasa es que el plan de Younggi funciona, pronto tienen sus pies enterrados en la arena de la playa. Y justo a tiempo puesto que habían pasado tanto tiempo buscando a Sooyoo, que el sol ya se ponía en el horizonte. Era una vista hermosa, el cielo completamente teñido por tonos cálidos. 

—¡Volvieron! —Minji está a unos cuantos metros de ellos, pero al instante que los ve se levanta de donde estaba para caminar hasta ellos, llevando a Jian Qiu consigo. Sooyoo se baja y corre torpemente algunos pasos para abrazar a la chica.
—Minji-Ssi, lo siento, fui muy descuidado, debí esperarlos aquí. —se lamenta separándose y le sonríe, de igual manera a Jian Qiu— Ah... De veras siento haberles preocupado.
—Ya no importa, al menos estás bien, o bueno, algo así por lo que veo... —responde ella, dándole un vistazo al estado en que estaba el menor —Debes tener hambre, ¿No? Jian Qiu me mostró estas frutas, son deliciosas, debes probarlas. —le dice, tomándolo por la muñeca y arrastrándolo hasta donde estaban antes, con la dura mirada de Younggi en su espalda, quien no tarda en seguirlos.
—¿Cómo sigue su pierna? —Sooyoo le pregunta y mira hacia atrás, observando a Younggi quien le seguía mientras que Dongmun se había sentado en la arena junto a la palmera y Jian Qiu a su lado, ambos parecían estar hablando a lo que Sooyoo se sorprende —¿Ese niño sabe chino? —Pone ambas manos en sus mejillas abriendo su boca.
—Sí, —responde ella, asintiendo con su cabeza —es una bendición, ha logrado decirnos que hay algunos animales aquí, eso nos preocupó cuando estuviste perdido. —le cuenta, mientras toma en sus manos un par de frutas —Tu amigo, el rubio, creí que iba a asesinarnos. —le susurra, acercándose a su oreja con la intensión de que el mayor no los escuchara —Mira, estos son Mangostanes, anda, come. —le anima, extendiéndolas hacia él. 
—Es bueno oírlo. —dice y agarra la fruta la cual va a llevar a su boca para morder hasta que la mano de Minji le detiene, dedicándole una sonrisa.
—Solo se come lo de adentro, debes abrirla al medio —indica a lo que el castaño asiente, arrugando su nariz riendo apenas.
—Ah... Admiro a Jian Qiu Ssi, yo jamás habría sobrevivido solo aquí. —comenta, abriendo la fruta, viendo el interior blanco, llevándolo a su boca y saboreándolo —No sé si es que hace mucho no como, pero esto sabe demasiado bien —habla con su boca llena y toma otra de las frutas que Minji le ofrecía —Gracias Noona. —le dedica una bonita sonrisa cuadrada y voltea a ver a su hyung, quien le hace seña que se siente junto a él.

Mientras tanto, Jian Qiu y Dongmun se hablan a la distancia mientras el menor ayuda al otro con ramas y piedras entre otras cosas a hacer una especie de lanza.

—No es nada, Sooyoo-ah. —sonríe de nuevo —creo que tu amigo te llama. Toma, llévale a él también. —le dice, entregándole más frutas —Yo iré a ver si ellos necesitan ayuda. 
—Está bien, gracias de nuevo. —le sigue con la mirada y luego vuelve a la fruta comiendo otra— Hyung, ven aquí, come conmigo.

❝Moon Younggi❞


Era apenas el segundo día en la isla para Younggi y Dongmun, pero tanto había pasado que el mayor ya sentía que llevaban ahí toda una eternidad. Después del agotador día que había sido el anterior, el sueño lo había tomado sin mucho esfuerzo. Con solo recostarse y su estómago ya lleno se había quedado dormido. Pero ya era de mañana, su estómago estaba vacío de nuevo y el hambre se hacía presente una vez más. Y es que los mangostanes eran deliciosos, pero no eran suficientes para llenarse completamente.

Sooyoo roncaba bajito abrazado al torso de Younggi, el mayor no sabía en qué momento el de mechas verdes se había prendido a él cual garrapata, pues una de sus piernas estaba prácticamente enganchada con la de él y su brazo sobre el pecho de este. Younggi quería levantarse, pero no era posible con aquel cuerpo sobre él por lo cual comenzó a correrlo con cuidado tratando de no despertarle, provocando algunos quejidos del menor, quien lo abraza con más fuerza apretándolo un poco.

—Sooyoo... —le llama, rindiéndose en no despertarlo, sería imposible levantarse sin hacerlo. Pero solo logra más pequeños quejidos de parte del menor —Sooyoo-ah... —repite, esta vez un poco más fuerte.
—Yah- hyung —protesta con voz más ronca de lo habitual por ser aquellas las primeras palabras en el día y de repente está sentado a un lado mirando hacia la playa, mientras refriega sus ojos pero enseguida chilla — ¡Hyung no puedo ver! —se levanta y comienza a correr hacia el agua con los ojos cerrados, por lo cual trastabilla en el camino, casi cayéndose más de una vez.
—¡Sooyoo, detente! —exclama Younggi, levantándose rápidamente para alcanzar a su mejor amigo, lo cual logra sin mucho esfuerzo gracias a su torpeza —Cálmate, ¿Bien? —le pide, tomándolo por los hombros —Sí te echas agua del mar todo será peor.

Aquellos gritos habían despertado a Dongmun quien dormía cerca de ellos al igual que Minji y Jian Qiu. El pelinegro se queda sentado en el pasto observando la escena y negando apenas antes de soltar un suspiro y levantarse para adentrarse en la isla, no era precisamente de las personas que se levantaban de buen humor. Jian Qiu por su parte ignora la escena sin entender que sucedía y cuando vio a Dongmun irse no tenía a quién peguntarle que sucedía y mira a su lado, donde Minji también observaba la escena. Sooyoo se queda quieto manteniendo sus ojos cerrados con fuerza.

—Me quedaré ciego hyung, ¿Que haré si no vuelvo a verte? —dramatiza, aunque esa idea realmente pasaba por su ingenua cabeza.
—No seas dramático Sooyoo, eso no pasará. —dice Younggi, suspirando —Sólo... Deja tus ojos cerrados un momento, ellos harán el trabajo. —le instruye, mientras Minji decide acercarse.
—Buenos días... —saluda al par con una pequeña reverencia de su cabeza —¿Pasó algo?
—No es nada. —responde Younggi en tono seco, aún estaba molesto con ella y Jian Qiu por haber permitido que Sooyoo se perdiera en aquel lugar.
—Hay arena en mis ojos ¿Cómo te atreves a decir que no es nada? —Sooyoo aun no los abre y lleva las manos a su cintura en un gesto indignado mientras frunce sus labios— Buenos días Minji-Ssi, espero poder volver a ver su bonito rostro algún día.
—Sooyoo, basta. —ordena el mayor, suspirando otra vez —Ya te dije que se pasará solo. 
—Yo también espero que puedas verlo de nuevo. —bromea la chica, sin poder evitar sonreír, Sooyoo se veía gracioso hablando con los ojos cerrados.
— ¿Solo yo puedo ver la gravedad del asunto? —estira sus manos tanteando al frente y tocando el rostro de Younggi, apretando sus mejillas y luego sus orejas— Así tendré que reconocerte de ahora en más. —muestra una sonrisa y abre los ojos sin pensarlo, pero parpadea un par de veces queriendo volver a refregarlos, pero Younggi toma sus manos a tiempo y se lo impide.
—No, no hagas eso. Ciérralos de nuevo. —Sooyoo de verdad era como un niño en el cuerpo de un hombre, en el fondo Younggi estaba agradecido de que no hubiera tenido que pasar por mucho solo, pero eso no se lo diría a nadie —Anda, mejor siéntate, te traeré un par de mangostanes. —dice y voltea a ver a Minji, pidiéndole con la mirada que cuidara de Sooyoo.
—De hecho... Ya no quedan, nos los comimos todos ayer... Tendríamos que ir a buscar más. —confiesa la chica con inseguridad, le daba un poco de miedo la reacción que pudiera tener el rubio.
—Minji-Ssi cuidará de mí, Ni-ha... Jian Qiu-Ssi sabe dónde encontrar más, ve con él hyung, entiende lenguaje de señas. —habla sentándose en la arena nuevamente con sus ojos cerrados.

Dongmun vuelve de la selva con una de las lanzas que habían hecho el día anterior, acercándose a los demás.

—Deberíamos pescar, los mangostanes no son suficiente alimento, Jian Qiu-Ssi me acompañará, puede venir con nosotros Younggi hyung. —anuncia, lo cual Younggi agradece ya que no quería dejar a Sooyoo solo para buscar más fruta.
—Yo... Creo que sería más un problema que ayuda. —comenta Younggi —Mejor mientras ustedes hacen eso, Sooyoo y yo revisamos las maletas. Tal vez haya algo útil ahí.
—Como quiera... —Es lo último que dice antes de voltear para volver con Jian Qiu.
—Hyung, yo quiero pescar, ¿Puedo pescar? —abre sus ojos y luego cierra uno de ellos manteniéndose así.
—Sooyoo, hace tres segundos te estabas quejando de que no volverías a ver por unos cuantos granos de arena, no quiero que de verdad te quedes ciego si de alguna manera consigues enterrarte una de esas lanzas en un ojo. —protesta Younggi —Quédate ahí, iré por las cosas. —y con eso se aleja, dejando a Sooyoo con Minji. 
—Tu amigo de verdad te cuida mucho, ¿No es así? —pregunta la chica una vez el rubio ya está lejos.
—Sí, demasiado —aún está con un ojo abierto y otro cerrado —Es un buen hyung, el mejor, a decir verdad, pero se preocupa demasiado. Nos conocimos de bastante chicos, y siempre fui un poco... Torpe y descuidado, no he cambiado mucho, supongo lo has notado. —se encoje de hombros con una sonrisa —Así rudo y con cara de enojado como lo vez, tiene el corazón más noble que pueda haber. Es la mejor persona que conozco, él es mi familia —dice, siguiendo los pasos del rubio con la mirada.
—Pero... ¿No te molesta que te trate como si fueras un bebé? —pregunta Minji, con genuina curiosidad —Es que... Más que un amigo parece tu padre.

Sooyoo se queda callado unos instantes y se sienta en la arena como indio encogiéndose de hombros.

—Nunca lo vi de esa manera —dice simple, olvidándose de la molestia en sus ojos pues ya había pasado, entierra sus manos en la arena mirándolas— Nos casaremos si ninguno consigue pareja a los treinta, no podría verlo como un padre. —dice con una genuina sonrisa inocente.
—Eso es lindo... Tendré que proponérselo a Aimiu cuando la vea, aunque ella ya tiene pareja... —comenta Minji con algo de melancolía al recordar a su amiga. En ese momento Younggi vuelve con todas las valijas que podía cargar él solo, cuatro para ser exactos.
—¿Tus ojos se sienten mejor, Sooyoo-ah? —pregunta, sentándose en frente de él.
—Ahora que pueden verte sí. —le sonríe y se estira un poco para agarrar una de las valijas— Espero haya algo útil aquí... Un peine, un corta uñas... Ah... Quiero una ducha de agua tibia —hace un puchero mientras se dispone a abrir la valija que había agarrado.
—No creo que tengas suerte encontrando una de esas ahí, Sooyoo-ssi. —bromea Minji, tomando también una valija. Había decidido ayudarle a los chicos ya que al igual que había dicho Younggi, al intentar pescar probablemente no sería de mucha ayuda.
—Espero al menos haya jabón. —comenta Younggi, haciendo lo mismo que los otros dos. Sooyoo ríe ante el comentario de la chica y abre un sobre y una expresión de felicidad aparece en su rostro.
—¡Miren! Una afeitadora, a Jian Qiu-Ssi le sería de mucha ayuda —dice alzándola para mostrarla a ambos — Ah... Quién sabe hace cuanto está aquí solo... Me gustaría poder entender lo que dice... —dice un tanto apenado, pero sigue revolviendo ahí dentro encontrando pasta dental, toallas femeninas y... —¿Qué es esto? —pregunta sacando una pequeña cajita la cual Minji de inmediato reconoce.
—¡Oh, dame eso! —exclama Minji arrebatándole la pequeña cajita de tampones que el chico sostenía en sus manos —De todas maneras, tú no los necesitas. —le explica, poniéndola a un lado. Ella en su valija encuentra cosas similares y, además, más ropa que podrían utilizar —Pienso que Jian Qiu-Ssi lleva bastante aquí, tiene un refugio, bastante bien hecho. —explica
—¿Y por qué diablos estamos durmiendo en la playa entonces? —pregunta Younggi, frunciendo el ceño hacia la chica.
—¿Por qué nunca me lo dijeron? ¿Acaso es su nido de amor? —Sooyoo sube y baja sus cejas sugestivamente, riendo luego. Las mejillas de Minji se sonrojan por el comentario. 
—¡Lo había olvidado! ¿Está bien? —exclama, cambiando el tema —Llegamos aquí y tú no estabas y luego aparecieron ellos y bueno... Lo olvidé, lo siento. 
—Bueno, una vez terminen de pescar le diremos a Dongmun que hable con Jian Qiu-Ssi para que nos lleve ahí. —propone Younggi. 
—Bien, aquí no hay más que esas cosas y ropa —dice alzando una prenda intima femenina y observándola con una mueca extraña —¿Qué no es muy pequeño esto? —cuestiona
—¡Sooyoo-ah! Dame eso. —exige Younggi, extendiendo la mano hacia el menor, mientras Minji no podía parar de soltar risitas detrás de su mano. Sooyoo le da la prenda a su amigo y se encoje de hombros.
—Ah... Es que no conozco de estas cosas, probablemente estén presenciando la primera y última vez que tenga una prenda de este tipo en mis manos. —bromea, aparta esa valija para tomar otra y ponerse a revolver.
—Eso espero yo. —masculla Younggi, volviendo a meter la prenda en una de las valijas para luego imitar a su mejor amigo, al igual que Minji.

Sooyoo iba a continuar cuando ve que Jian Qiu y Dongmun regresaban, el menor parecía animado, por primera vez en el tiempo que le había visto hasta ahora, pues en la lanza que el mismo había hecho llevaba un pescado bastante grande. Younggi, Minji y Sooyoo se levantan para ir donde los recién llegados.

—Mire Younggi hyung, si yo pude hacerlo usted también puede. —dice con una pequeña sonrisa. Jian Qiu por su parte traía una gran hoja de palmera seca, donde Dongmun deja el pescado para abrirlo al medio con el filo de su lanza. Jian Qiu le dice algo y el asiente dejándolo en manos del chino.
—Yo no lo creo así Dongmun-ah, —responde Younggi sin poder evitar una breve risa —Felicidades de todos modos. —continúa, dándole un par de palmadas en el hombro al pelinegro.
—¿Por qué él te dijo Hyung? —murmura Sooyoo cerca del oído de Younggi mientras agarra su brazo, él gira su vista a Sooyoo para responderle —Oh... Él me preguntó si podía hacerlo. —explica.
—Yo sí quiero hacerlo —habla Sooyoo refiriéndose a pescar, se acerca a Jian Qiu quien le habla, pero obviamente él no le entiende.
—Dice que deben tener cuidado, tiene algunas espinas pequeñas. —explica Dongmun.
—Sooyoo ya te dije que no. —protesta Younggi, poniendo su mano en el pecho de Sooyoo para detenerlo.

Jian Qiu se encarga de asar trozos de pescado, los cuales sostiene con la punta de la lanza, le hace seña a Minji de que se acerque a él para darle el primer trozo y le habla a Dongmun para luego dirigir la mirada a ella.

—Antes de tragarlo pégalo contra tu paladar, si hay espinas debes escupirlas, eso dijo.
—Está bien... —Minji se acerca a Jian Qiu y sujeta el mango de la lanza por encima de su mano para llevar el pescado a su boca. Su rostro se ilumina y segundos después está sacando un par de espinas de entre sus labios —¡Está rico! —exclama con una gran sonrisa. Jian Qiu le muestra una sonrisa y luego de que la chica termina toma otro trozo para asarlo.

—Es un adulto, ¿Porque no podría hacerlo? —Pregunta Dongmun a Younggi.
—Si, eso hyung, ¿Por qué no? Soy grande, puedo hacer cosas útiles para todos, no quiero pasar aquí sin hacer nada, además me duele la pierna, si no hago nada lo recuerdo y me duele.

Dongmun mientras ellos hablan va por la otra lanza para también asar el pescado, pero vuelve rápidamente.

—¡Precisamente por eso! aún ni siquiera puedes caminar del todo bien, ¿Cómo esperas poder pescar? —exclama Younggi, desesperándose un poco —Estabas haciendo cosas útiles, estabas revisando las maletas conmigo. Ahora es tiempo de comer. —trata de convencerlo. 

Minji por su parte mira atentamente como Jian Qiu trabaja. Le parecía interesante, aunque también estaba algo asqueada. Nunca hubiera pensado que vería el proceso completo de cocinar un pescado puesto que normalmente lo único que tenía que hacer era pedirlo del menú y aparecería ya listo en un plato. 

Dongmun come un trozo para luego asar el siguiente y pasarle a Younggi.

—Es que... Me duele mucho hyung —Sooyoo apoya la cabeza en el hombro de su amigo— Y no quiero pensar en ello... Tengo hambre, y sed... Y probablemente todos estamos en las mismas condiciones, pero... —suelta un suspiro— ¿Realmente crees que vengan por nosotros en algún momento? ¿Crees que estén buscándonos? Deben rescatar a la gente de las balsas... No deben imaginarse que nosotros estamos aquí, tratando de sobrevivir en medio de la nada.

Dongmun no lo mira, pero se queda callado mirando hacia el fuego mientras la carne se cocina. Jian Qiu luego de comer uno, vuelve a darle a Minji observando por momentos a Sooyoo quien parecía desanimado, aun así no comprendía de que hablaba.

—Sooyoo... Escúchame. —pide Younggi luego de tragar el pedazo de pescado —Podríamos vivir unos cuantos días sin agua y sin comida, pero si no tenemos esperanza en que nos van a rescatar entonces... Estaremos perdidos. —dice, mirando al menor a los ojos —Además, esto debería ser al revés, así que por favor vuelve a ser el Sooyoo positivo y alegre que conozco, ¿Está bien? 
—¿A ti te gusta cuando me pongo molesto y ruidoso? —Dongmun solo mira de reojo como Sooyoo estaba apoyado sobre el hombro de su amigo y le observaba con tanto cariño— Entonces seré molesto y ruidoso, si tú estás bien, estaré bien hyung, me olvidaré de mi dolor, haré mucho ruido, señales de humo, lanzaremos una botella al mar... Lo que sea, pero estaremos bien, tienes razón —toma el pedazo de pescado que Dongmun le pasa para comerlo.
—Siempre tengo razón, idiota. —le dice el mayor a su mejor amigo, y a pesar del insulto en su rostro hay una pequeña sonrisa —Por eso debes hacer lo que te digo, no irás a pescar, ¿Entendido?
—Está bien, te haré caso, siempre termino haciéndote caso, no sé porque te quejas.

Minji seguía comiendo con Jian Qiu, sonriéndole silenciosamente puesto que por más que quisiera hacer una conversación con él, sabía que no se entenderían o al menos no completamente.

Pasa un rato en donde terminan de comer. Al fin después de días Sooyoo se sentía casi satisfecho. 

—Ah... Mi panza está casi feliz —dice con una sonrisa palmeando su plano abdomen— Dongmun-Ssi, ¿Podrías decirle a Jian Qiu-Ssi si podemos dormir en su refugio cuando caiga la noche? 
—¿Refugio? —dice algo confuso— ¿Por qué estamos durmiendo en la playa si hay un refugio?
—¡Yo pregunté lo mismo! —exclama Younggi. 
—¡Ya dije que lo sentía! —protesta también Minji, quien había dejado de mirar a Jian Qiu al escuchar el cambio de conversación de los otros chicos. 
—¡Dígale lo siento a mi espalda! —reclama Younggi, frunciendo el ceño hacia la chica. 
—Bien —Dongmun piensa un poco en algunas palabras para que Jian Qiu pudiese entender que querían pasar la noche en el refugio. El menor del grupo no hablaba el chino perfectamente, pero entendía, y hasta el momento habían podido tener una buena comunicación con Jian Qiu. Le habla a lo que el castaño asiente. Tienen una pequeña charla antes que Dongmun se vuelva hacia el resto a hablar— Sí, llevemos las valijas, para no perderlas. Se me ocurre que podríamos dejar la fogata encendida, incluso traer más hojas para hacerla más grande, si algún barco pasase y viera el humo puede saber que estaremos aquí. Aunque si viene y no nos ve... —muerde su labio, pensando— Tal vez alguien debería quedarse aquí por si vinieran a rescatarnos.
—¿Alguien sólo? No lo creo. —niega Younggi —O al menos ni Sooyoo ni yo nos quedaremos solos aquí. Y tú tampoco deberías Dongmun-ah. —añade.
—¿Está sugiriendo que seamos Jian Qiu-Ssi o yo? —pregunta Minji, con cierta incredulidad.
—Pues... Si alguien debe quedarse creo que ha de ser Jian Qiu-Ssi, digo, el lleva más tiempo que nosotros aquí. —explica el rubio.
—No, usted no puede quedarse sola aquí, y Jian Qiu-Ssi es el único que sabe llegar al refugio... No nos quedan muchas opciones, y si usted Younggi hyung ni Sooyoo-Ssi pueden quedarse, lo haré yo. —determina sin titubeos.

Younggi mira seriamente a Dongmun, meditando sus palabras. El chico tenía razón, él lo sabía. No le agradaba mucho la idea de que se quedara solo, Younggi no sabía por qué, pero en el poco tiempo que llevaban de conocerse ya sentía una extraña conexión entre ellos, eso era lo que hacían un par de días remando juntos, suponía.

—Bueno, entonces me quedaré yo también. Sooyoo-ah tú puedes ir con ellos. —era la única otra opción que quedaba y no quería hacer que Sooyoo se quedara con ellos en la playa cuando podía estar al menos un poco más seguro en el refugio.
—¿Qué? Si tú te quedas yo me quedo —Sooyoo se cruza de brazos— No me volveré a separar de ti, hace frío en las noches, necesito que me abraces.

Dongmun rueda los ojos soltando un suspiro.

—No debe hacer eso hyung, Sooyoo-Ssi seguramente le necesita más que yo, estaré aquí, nada malo va a pasarme, no hay nadie más en esta isla.

Younggi de verdad tenía un dilema entre sus manos, no quería dejar a ninguno de los dos chicos solos.

—Mientras ustedes deciden quién se quedará yo recogeré las cosas que tenemos para llevarlas al refugio. —dice Minji —Ayúdeme Jian Qiu-Ssi. —pide, pero no le deja responder, ya que lo toma por la muñeca y lo arrastra hasta donde habían dejado las valijas.
—Nadie debería quedarse solo... —comenta Younggi, mirando a Sooyoo y Dongmun.
—No me arriesgaré a que pase algún barco y aquí no haya nadie. Puedo pasar la noche, nada malo va a pasarme Younggi Hyung. Deberíamos ir ahora al refugio y volveré antes de que caiga la noche, podríamos turnarnos, una noche cada uno, aunque espero no sean muchas más noches aquí.
—Esa idea no me disgusta tanto. —comenta Younggi, accediendo a la propuesta de Dongmun —Ahora vamos, no queremos que nos olviden aquí.

❝Sim Minji❞


Inmediatamente después de llegar al refugio, Jian Qiu había empezado a hablar animadamente de la cascada, ya que ahora Dongmun podía traducirles un poco lo que comunicaba, la comunicación era más fácil. Y justo cuando Sooyoo escuchó lo que quería decir, estaba rogándole a Younggi que fueran, a lo que el rubio accedió sin mucha necesidad de convencerle. Le había extrañado, eso era evidente para Minji. Dongmun le pidió indicaciones a Jian Qiu y una vez tuvieron la información, los tres se marcharon con Sooyoo a la delantera, dejándola sola con el chino.

Por un momento estuvieron en silencio, con Dongmun fuera, no había mucha chance de que él la comprendiera. Pronto Minji se aburrió de estar sentada, así que decidió desempacar las maletas; tal vez si tenían las cosas fuera se sentirían un poco más en casa.

Luego de observar a la chica ocupada Jian Qiu salió de la pequeña choza y se puso a recolectar algunas ramas, las cuales quebró para poner dentro del círculo de piedras donde armaba la fogata. 
No demoró demasiado en encender el fuego, tal como le dijo a Dongmun, quien traería agua para que pudieran hervir y tomar. Vuelve su vista a la castaña dentro de la choza para ir nuevamente hacia ella, curioso por lo que habría dentro de aquellas valijas, no recordaba demasiado de la civilización, y esas cosas podrías ayudarle.

Minji escucha el crepitar del fuego y sonríe para sí misma, ¿En realidad podrían haber sobrevivido sin la ayuda de Jian Qiu? Podía parecer algo... Salvaje y poco civilizado, pero eso era lo que de verdad les estaba manteniendo con vida. 

La chica estaba organizando los objetos de aseo personal que habían logrado conseguir cuando dio con la pequeña máquina de afeitar, era una desechable que milagrosamente había sobrevivido a la abrasiva sal del océano. Mientras la inspecciona, una idea le viene a la cabeza al recordar lo que Sooyoo había dicho al encontrarla. El cambio de atuendo había mejorado significativamente la apariencia de Jian Qiu y una afeitada lo mejoraría aún más, Minji estaba segura.

—¡Jian Qiu-Ssi! —le llama, sin percatarse de que él ya la estaba observando. Se levanta de su sitio para acercarse a ella viendo lo que llevaba en su mano con cierta desconfianza.
—Minji-Ssi —dice sentándose a su lado junto a la valija.

Minji se da cuenta de la mirada de Jian Qiu, y una vez más se pregunta cuanto llevaba ahí realmente. Para explicarle lo que era, hace una mímica de afeitarse sin tocar su rostro. 

—¿Entiendes? 

Él duda un poco. Toma la mano de Minji que tenía la rasuradora y acercándola a su cara sin apoyarla en esta la baja y sube despacio, como si preguntara si eso era lo que pensaba hacer y luego la aparta asintiendo.

—¡Eso, exacto! —exclama Minji, con una sonrisa —¿Puedo? 

Una vez más la mira extraño pues no tiene idea de lo que dice, pero termina por asentir. Pero para Minji eso es suficiente. Toma un pequeño frasco de jabón líquido que había en una de las valijas. Mira a su alrededor buscando si Jian Qiu tenía algo de agua en la casita. 

—¿Agua? —le pregunta, una vez más haciendo mímicas, esta vez como si bebiera algo. 

Le hace seña de que espere un momento mientras se levanta y sale a buscar algo... Regresa sin demorar demasiado con una pequeña vasija de barro.

No tomar —le dice aunque como seguramente ella no le entenderá le hace seña con sus manos y niega para que no lo haga —Dongmun, busca agua, el traer.

Minji no entiende nada más que el nombre de Dongmun y la seña que hace, pero no le da importancia, de todas maneras no iba a beber. En cambio, echa un poco del jabón en una de sus manos para luego agregar un poco de agua con la otra. Rápidamente las frota para hacer espuma y luego le muestra sus palmas y señala el rostro de Jian Qiu, preguntándole con la mirada si estaba de acuerdo. El asiente pues confiaba en ella, por más que hiciera poco tiempo se conocían, Minji le transmitía algo muy bonito, algo que hacía que sus manos sudaran y su corazón palpitara un poco más rápido. Ella era tan bonita ante los ojos de Jian Qiu. Tenía vagos recuerdos de chicas en su vida, no había más que la imagen de su madre y hermana en su mente, Minji le daba esa imagen femenina que tanto extrañaba, pero de otra manera, una muy especial.

Minji acerca entonces más sus manos hasta su rostro hasta tocarlo, para luego esparcir la espuma con delicadeza. Siendo sinceros, era la primera vez que afeitaba a un chico, pero había depilado sus piernas un millón de veces. Eso serviría de práctica, pensaba.
Una vez toda la barba que tenía el chico estuvo cubierta, Minji lavó sus manos con otro poco de agua, para luego tomar la máquina de afeitar y suspirar. Esperaba que el nerviosismo no se le notara mucho.

—No te muevas... —le advierte y de verdad espera que Jian Qiu no lo hiciera, que le leyera la mente de alguna manera ya que no entendía sus palabras. Después, acerca la cuchilla a su mejilla y comienza el trabajo. El chino se queda quieto solo mirando a Minji a los ojos, él realmente no sabe qué hacer, algunos vagos recuerdos de su padre rasurando su rostro llegan a su mente, algo realmente no recordaba sino hasta entonces. Minji trata de concentrarse lo más que puede para no cortarlo, pero siente su intensa mirada sobre ella. Eso hace que la sangre corra a sus mejillas rápidamente sonrojándose. 

—No me mires así... —pide, hablando una vez más por inercia. 

No entiende lo que ella dice, pero nota el rubor en sus mejillas y una pequeña sonrisa se dibuja en sus labios y baja la mirada aun sin moverse. Minji continúa en silencio, haciéndole señas a Jian Qiu de vez en cuando para que moviera su rostro en ciertas direcciones para hacer más fácil la tarea. Pero, a pesar de su delicadeza, Minji pasa la máquina con un poco más de presión en su barbilla, por lo cual unas cuantas pequeñas gotas de sangre comienzan a salir de allí. 

—¡Oh, lo siento! —exclama, soltando la cuchilla de repente y lleva sus dos manos a su rostro para cubrir su boca. 

Jian Qiu siente un poco de ardor, pero no es algo insoportable, realmente había pasado por cosas peores. Presiona con sus dedos la zona donde le ha cortado esperando que pare y con su mano libre toma una de las de Minji para volver a acercarla, tratando de darle a entender que no debía preocuparse. Las mejillas de Minji se tornan rojas otra vez, pero esta vez no comprende del todo la razón. Es que ese había sido un gesto tan... Íntimo, de cierta manera. Así lo sentía ella, por lo menos.

Luego de un par de segundos, toma una vez más la afeitadora para terminar lo que había empezado. Lo hace despacio, sin ningún afán, para no volverle a cortar. El silencio entre ambos hacía que se sintiera como si fueran los únicos en el mundo.
Él nota que ella ha terminado cuando deja la afeitadora a un lado, por lo cual Jian Qiu toca su rostro sin encontrar rastros de lo que antes había sido una barba la cual el recortaba de vez en vez con alguna navaja improvisada. Se sentía bien, una sonrisa aún más grande se dibuja en su ahora afeitado rostro, el cual no quiere dejar de tocar. Agarra las manos de Minji en forma de agradecimiento mientras inclina su cabeza hacia ella.

Gracias —habla en su idioma natal soltándola luego, pues no quiere incomodarla.

Minji no entiende sus palabras, pero sí el gesto, por lo cual devuelve la sonrisa y la reverencia.

—No es nada. —habla ella en coreano, admirando su trabajo. La verdad sí que había ayudado, ahora su sonrisa se podía apreciar mejor, lo cual era una muy buena noticia, pues esta era bastante bonita, en opinión de Minji. La chica se aleja una vez más, para ir a buscar entre las valijas. Hace un pequeño sonido de satisfacción cuando encuentra lo que buscaba, un pequeño espejo. Vuelve a Jian Qiu con él en sus manos, extendiéndolo hacia él.

Jian Qiu toma aquello en sus manos, desde el día que había dejado su casa no había vuelto a ver uno. Lo tapa poniéndolo frente a él y luego de unos instantes lo mira. Su imagen era tan diferente... Si bien con el pasar de los años había podido ver su reflejo en ocasiones en el agua aquella imagen nítida de el mismo era algo extraño, ese no parecía ser él, aquel niño que hacía ya tanto tiempo había dejado de serlo. Tocaba su rostro mientras se miraba, tratando de convencerse de que si, que era él.

Minji nota la confusión y hasta tal vez ligera incomodidad en el rostro de Jian Qiu. Entonces lo entiende, él probablemente no se había visto en un espejo en mucho tiempo.

—¿Te gusta? —pregunta para distraerlo, alzando uno de sus pulgares y mirándolo con una interrogación en sus ojos, él responde el gesto de la misma forma, alzando su pulgar, aunque no comprenda del todo lo que ella decía. Se siente extraño, pero bien, el realmente quiere agradecerle, quisiera poder hablar con ella, que pudieran entenderse, pero no es posible en ese momento. Piensa un poco y le hace una seña para que le siga. Minji sale del refugio tras de él, ya no dudaba más en seguirle. Ya sabía que Jian Qiu no le llevaría a ningún sitio en el que corriera peligro.  Caminan no demasiado, pues cerca de donde se encontraban había un árbol con bonitas flores púrpura. Arranca una de ellas y se la entrega a Minji.

Kiku. —dice señalando la flor.

Minji recibe la flor, sintiendo como su corazón se aceleraba de repente. Muchas veces le habían regalado flores antes; después de sesiones de fotos en agradecimiento, hasta Aimiu le había enviado unas en algún momento. Pero nunca se había sentido así. Jian Qiu se veía tan inocente, tan puro, casi como la flor que le estaba dando. 

—¿Kiku? —repite ella tratando de copiar su pronunciación. Él asiente y deja salir una pequeña resista mientras lo hace. 

Kiku —repite. Él quería decirle tantas cosas, como, por ejemplo, que la belleza de aquella flor no tenía comparación al lado de la suya.

Minji observa la pequeña flor morada un poco más antes de llevarla a su cabello, enredándola encima de su oreja. Y no sabe por qué lo hace, es cierto que ella es una persona muy afectiva, nunca le había molestado el contacto físico, para ella abrazar un desconocido no era un problema. Pero esto era diferente. Minji da un paso hacia adelante, acercándose a Jian Qiu y sin pensarlo dos veces planta un pequeño beso en su recién afeitada mejilla. Luego se percata de lo que había hecho y ahora el rubor se expandía por todo su rostro, hasta parte de su cuello. Baja la mirada, avergonzada.

—Oh, pero miren eso —dice Sooyoo llegando casi a los saltos adelantándose de Younggi y Dongmun quienes venían con las vasijas de barro llenas de agua— ¡Pero que guapo es Jian Qiu-Ssi bajo todo ese pelo! —exclama gratamente sorprendido.

Minji se separa de Jian Qiu como un resorte al escuchar la voz del menor, y se limita a reír levemente.

Spoiler:

Cam
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