Ethereal

Jasper

Los Jordan eran el epitome perfecto de una familia americana de estrato medio. El señor Jordan era un esposo y padre ejemplar, todas la mañanas salía a su trabajo normal de oficina y volvía con una sonrisa en su rostro para ser recibido por su amorosa esposa y su afectuoso hijo. La señora Jordan era una mujer tranquila, pero firme cuando tenía serlo. Una amable ama de casa que parecía no tener otra cosa en su mente más que la felicidad de su pequeña familia.
Lo que nos lleva a Jasper, el ya no tan pequeño hijo único de los Jordan. El cual ahora mismo estaba tratando de arrancar una mala hierba del jardín de su madre.
 
—Estás haciendo un sobresfuerzo innecesario Jasper. Aquí, mira. —Las manos expertas de su madre avanzaron hasta la base del tallo principal sujetándolo con firmeza y arrancando la raíz de un tirón.  
 
—Supongo que todavía no soy tan bueno como tu mama. —Dijo con un suspiro de rendición mientras se levantaba y limpiaba la suciedad de sus rodillas.
 
Ella no pudo evitar reír con suavidad al sentir la decepción en la voz de Jasper por algo tan simple como arrancar una raíz. Su corta conversación fue interrumpida por el timbre de una bicicleta en la entrada de su cerca. Era James, un amigo del vecindario que muy probablemente había venido en busca de Jasper.
 
—¿Puedo? —Pregunto con una mirada esperanzadora al ver el llamado de James.
 
La señora Jordan lo pensó por unos segundos para luego asentir con la cabeza. —Ya me has ayudado bastante hoy —Contesto positivamente para felicidad de Jasper.
 
—¡Gracias mama! —Exclamo quitándose los guantes de jardinería y corriendo hacia su bicicleta al otro lado del jardín.
 
—¡Recuerda llegar antes de la cena Jasper! —Le aviso antes de que estuviera demasiado lejos.
 
Jasper le sonrió por última vez antes de partir junto a James hacia la próxima calle. Ambos no tardaron en girar sus bicicletas en el desvió más cercano y en silencio, se retaron una amistosa competencia.

Eran esos momentos, en donde Seanway parecía un buen lugar en el cual vivir.


—¡Eso no puede ser cierto!
 
Jasper acababa de llegar al parque donde siempre se encuentra con otros amigos del vecindario, cuando escucho a Mike gritarle a una de las chicas, Wendy.
 
—¡Lo es! Scott nunca, nunca se escaparía —Se defendió con lágrimas asomándose en sus ojos.
 
—Calma chicos, no hay que alterarse —Hablo James incluyéndose junto a Jasper en la conversación.
 
Cuando las cosas parecieron tranquilizarse, Jasper pregunto con curiosidad. —¿Qué ha pasado?.
 
Wendy no parecía tener ganas de hablar y repetir todo por segunda vez, así que en su lugar Mike explico la situación. Al parecer el perro de Wendy, Scott, había desaparecido ayer por la tarde mientras era paseado cerca del bosque. No era la primera vez que un perro se perdía en el bosque por unos minutos y luego regresaba, pero Scott no lo había hecho. A pesar de que fue buscado por el padre de Wendy por casi más de una hora, el nunca apareció. Todos simplemente pensaron que se escapó pero la niña estaba convencida de que algo se había llevado a su leal mascota.
 
—¿Insinúas que hay un monstruo en el bosque? —Dijo James con diversión y un toque de burla.
 
—Eso le dije yo, ya no somos niños para creer en monstruos salvajes o fantasmas del bosque. —Comento cruzándose de brazos Mike y con una mirada orgullosa. Jasper tuvo que aguantarse una risa socarrona, para él, alguien de once años seguía siendo un niño.
 
Jasper no se sentía bien viendo a una niña llorar así que intervino.
 
—Sin embargo, es obvio que algo le paso al perro de Wendy. Tal vez un ladrón o un animal salvaje. —Comento con una expresión reflexiva.
 
Todos se mantuvieron en silencio pensando en las palabras de Jasper, no les gustaba la idea de que en el bosque hubiera algo que desconocían pero no encontraban como replicar aquella afirmación.
 
—¿Y si solo se perdió?
 
—Puede ser pero creo que al menos Scott hubiese respondido al llamado de su dueño. —Respondió refiriéndose al padre de Wendy.
 
Continuaron hablando de los misterios del pueblo, todos ellos crecieron escuchando las historias de terror que advertían sobre los peligros del bosque. Desde la cabaña abandonada donde un asesino escondía los cuerpos de sus víctimas, hasta la mujer que se colgó en un árbol muerto después de que su esposo la abandonara.
Jasper era consciente que solo eran cuentos inventados por los padres para que sus hijos no entraran solos al bosque y corrieran el riesgo de perderse, pero eso no evitaba que continuara sintiéndose maravillado por aquellos relatos. A sus ojos, el bosque era un mundo lleno de misterios por descubrir. Él no tenía idea de que a veces, solo a veces, los misterios deben quedarse sin resolver.

 
—¿Te vas ya? Todavía es temprano. —Dijo James viendo a Jasper subirse de nuevo en su bicicleta.
 
—Lo sé, hay algo que quiero hacer antes de ir a casa.
 
James rio sabiendo exactamente a donde se dirigía Jasper, él ha ido tantas veces a la entrada del bosque que ya no le preocupaba.
 
Esta vez, Jasper no tenía tanta prisa por patalear con fuerza como cuando manejaba junto a James, así que el transcurso hacia el bosque fue bastante tranquilo. Él pudo fácilmente adentrarse en sus pensamientos mientras seguía su camino. Si mal no recuerda Wendy era vecina de los Miller, es normal pensar que estando tan cerca del bosque ese sea el mejor lugar para pasear al perro, en vez del parque que quedaba a varias cuadras. Y por esa misma razón para Scott debería ser fácil volver a su hogar, si es que estuviera perdido…
 
Jasper ni siquiera se dio cuenta de cuando llego a su destino.
Dejo su bicicleta apoyada en un árbol pero escondida entre la maleza. No se preocupa mucho, sabía que por este sector no había muchas personas que podrían robar su bicicleta.
 
Dejo salir un aliento que no sabía estaba aguantando y procedió a caminar por el bosque, Jasper se enorgullecía de su sentido de la orientación pero admitía que hasta el más experimentado puede perderse en este lugar. Hay demasiados árboles, demasiadas raíces que sobresalen del suelo, demasiado silencio. ¿Silencio?, hace un momento se escuchaba el graznido de un cuervo y el aleteo de las aves. Jasper se detuvo y miro a su alrededor, podía ver a pocos metros de distancia una cinta de restricción sujetada a un árbol. Levanto la mirada hacia el cielo (o lo que se podía ver de el), empezaba a atardecer y él no quería ni pensar lo que era estar en el bosque para cuando oscureciera. Estaba a punto de dar media vuelta de regreso cuando sintió un objeto contundente contra su zapato, podría ser sola una roca pero eso no impidió que bajara la vista para asegurarse. No era una roca. Se agacho y con sus manos sostuvo el collar de un perro. En el medallón se podía leer claramente un nombre. “Scott”