Algo más que el infierno (Percy Jackson - Segunda Generación)

En definitiva había cosas que nunca llegarían a entender, Percy y Anabeth aún no terminaban de entender, la declaración de la chica de ser hija biológica de Nico; la posibilidad de que ella fuese la chica de la profecía, la opción de que todo lo que habían planeado cambiase no…no era algo a lo que estuviesen acostumbrados o les agradara.

- ¿Qué edad tienes? - Percy fue el primero en preguntar mientras ayudaba a la chica a regresar a la camilla de la enfermería - digo nunca antes habíamos oído de ti y somos amigos de Nico de toda la vida.

Le costaba mucho entender porque su amigo le había ocultado algo como eso, siempre pensó que se contaban todo, que ya habían superado eso de guardarse secretos, todo el miste…

- Tengo 15 - la chica le respondió sin demora – acabo de cumplir 15 hace un mes en Mayo.

- Vaya…es…es una sorpresa que…bueno que nunca te conociéramos.

- No es raro… - la chica respondió mientras volvía a cubrirse con la manta – he vivido toda mi vida en Napoles con mis padres, él único que nos conoce es tío Jason, él y sus hijos solían ir de visita con frecuencia, Tristan y Silena eran mis mejores amigos hasta hace unos tres años.

Así que Jason lo supo todo este tiempo, su amigo sin lugar a dudas tendría muchas respuestas que dar en cuando la delegación del campamento Jupiter llegara, simplemente era lo que tenía que hacer, Jason había visto como todos estos años todos se concentraban fortalecer a Samantha prepararla para lo que sería su vida en cuando la profecía comenzara a cumplirse, había visto como todos habían temido que ella no estuviese lista para cumplir la profecía y desde siempre había sabido que existía la posibilidad de que ella no fuese la niña de la profecía.

- Y…¿Quién es tu madre? – mientras Percy se encontraba muy probablemente planeando una forma de golpear a Jason por haberles mentido todo este tiempo – digo, debes tener una madre.

- Pues mi madre es… - Bianca no logró terminar de responder cuando un pequeño tornado de cabellos castaños entró corriendo a la enfermería y saltó a su cama a abrazarla, eso no era algo que precisamente le sorprendiera por lo mismo que se limitó a sonreír y acariciar la morena cabellera de su hermano menor – Hey tranquilo grandote me vas a romper con tanta fuerza, ¿acaso ya te metiste en problemas mientras tomaba una siesta? – ella sabía que era una mala idea bromear, su hermano seguramente había estado muy preocupado por ella y a pesar de solamente tener algunos meses de diferencia en cuanto a edades ella se había tomado muy a pecho lo de ser la hermana mayor, lo único en lo que pensaba era en proteger a su pequeño hermano y definitivamente desmayarse, casi morir y tener una especie de experiencia de viaje astral no calificaban como protegerlo – sabes muy bien que nunca te dejaré, siempre podrás contar conmigo – mientras escuchaba los sollozos de su hermano pequeño Bianca se mantuvo acariciando su cabellera – No creo que el nombre de mi madre sea importante, aunque es parte de mi vida no…no es algo que necesariamente usted deba saber si me permite…aún me siento cansada y quiero pasar tiempo con mi hermano.

A pesar de que Percy definitivamente quería quedarse para lograr averiguar la verdad acerca del origen de esta chica Anabeth lo sacó junto a su hijo de la enfermería, cuando finalmente quedaron solos Lee dejó de llorar y se subió a la cama para abrazar a su hermana igual que cuando eran pequeños y se quedaban solos en casa, como aquellas contadas ocasiones en que los monstruos se atrevieron a atacarlos y él siempre supo que su hermana lo protegería.

- Yo…yo quería llegar al campamento mestizo pero no así, casi te mueres, estabas de…desapareciendo.

Bianca esbozó una sonrisa y limpio una de las mejillas de Lee antes de darle un beso en la frente, al ser la única mujer en su familia a veces no podía evitar ser maternal con su hermano, y aunque él dijera que lo odiaba ella sabía que era mentira, al contrario que su propia madre la de Lee nunca formó parte de su vida, ellos ni siquiera sabían quién era.

- Venga, ya no llores, seguramente nuestros padres llegaran pronto y…ellos bueno, ellos lloraran y me gritaran como si fuesen un ejército, estamos a salvo y eso lo importante; ahora hay que descansar, aún no siento las piernas y muero por ver el lugar, ya sabes, yo nunca he venido.

Tras las palabras dichas por Bianca Lee asintió y se quedó recostado junto a ella, ambos cayeron en los brazos de Morfeo en cuestión de minutos, Lee pensando en lo mucho que iban a divertirse hasta que sus padres llegaran y los castigaran de por vida y Bianca tratando de darle sentido a la visión que había tenido anteriormente.

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- ¿Es cierto? – Samantha Zang no perdió el tiempo en encontrar a sus tíos Anabeth y Percy en cuando las hijas de Afrodita comenzaron a esparcir el rumor, apenas una hora había transcurrido tras su llegada al campamento y escuchó a una de ellas decir que Julius había llegado al campamento cruzando un portal extraño y que además había traído a una chica como de su edad y a un chico; no solamente eso sino que además eran parientes suyos, por primera vez en años no estaría sola con su madre en la cabaña de Hades mientras se quedaran aquí - ¿es cierto que tengo una prima?

Anabeth y Percy la miraron algo extrañados hasta que comprendieron su estado, ser la única legado de Hades, o Pluton, en todo el campamento no debía ser sencillo mucho menos ser la chica que todo el mundo pensaba iba a salvar al mundo.

- Así es – antes de que Anabeth fuese capaz de detenerlo Percy comenzó a contarle todo a Samantha - …y ahora está en la enfermería, aún está algo cansada por el viaje pero seguramente estará feliz de conocerte incluso apuesto veinte dragmas a que serán grandes amigas.

Samantha sonrió y saltó a abrazarlo antes de correr en dirección a la enfermería para concoer a su prima y decirle oficialmente, “Bienvenida a la familia”.

Cuando aquel huracán de energía entró en la enfermería Bianca por un segundo pensó que se trataba de un monstruo atacándolos pero descubrir que se trataba de una prima que apenas descubría que tenía…no estaba segura de si era una buena o mala señal.

—Soy Samantha, soy hija de Hazel, la hermana romana de tu padre, es genial saber que no seré la única chica en la cabaña…ósea, Hades no volvió a tener hijos desde nuestros padres y por lo general la cabaña es solamente para mi y mamá pero contigo seremos tres y… —la cara de confusión de Bianca fue suficiente para hacer callar a Samantha –Lo siento, creo que hablo de más, es solo que estoy algo emocionada, tu llegaste aquí y Julius volvió…es…es solamente perfecto.

La forma en que la chica hablaba del pequeño faraón no le agradaba, hasta donde ella tenía entendido Julius y ella…diablos, ni siquiera sabía que etiqueta ponerle ya que, ¿cómo llamas a la persona que te salva la vida durante tus vacaciones, te besa y a quien vez en secreto en tus sueños todas las noches?, alguien debería decirle al mundo que se pusiera subtítulos o los comentarios del director porque ella no entendía nada.

—¿Conoces al tipo raro que nos trajo aquí? —el tono nada amigable de Lee hacia la chica era clara señal de que él había sentido su incomodidad y como siempre intentaba protegerlo, sin importar que ella insistiera en ser mayor que él, por al menos un par de meses, no impedía que él intentara protegerlo; según sus propias palabras porque sin importar cuan ruda aparentara ser, ni cuantos monstruos asesinara o incluso que disfrutara pasar las vacaciones cortas entre los semestres de la escuela en el inframundo en cuanto a sentimientos ella era mucho más frágil que cualquier otra persona que él hubiese conocido en toda su vida —no me gusta la forma en que miraba a mi hermana y no me fio de él, por su culpa mi hermana está en esta cama ahora, teníamos todo bajo control.

—Debes estar nervioso, Julius seguramente solo pasaba por allí y quiso ayudarlos, tal vez tenía curiosidad o algo, ya sabes, nosotros estamos destinados a luchar juntos y eso, él no quería poner en peligro a tu hermana.

—Pero él… —un simple pellizco de parte de su hermana hizo que Lee guardara silencio y frunciera el ceño —sigue sin agradarme, nosotros hubiésemos solucionado todo solos y nada de esto estaría sucediendo.

Lee hizo un puchero algo infantil antes de cruzarse de brazos y girar su cuerpo de modo que terminó dándole la espalda a Samantha indicándole que no estaba interesado en seguir con la charla, Bianca por su parte puso los ojos en blanco, pasó un brazo por los hombros de su hermana y soltó un suspiro de diversión.

—Discúlpalo, no está acostumbrado a compartirme con nadie, bueno tal vez con Tristan y Silena pero incluso a ellos les hizo la vida imposible al principio, a la pobre Silena siempre le ponía bichos en la cama o le arrojaba pintura y a Tristan intentó empujarlo por las escaleras más de una vez, es raro ara nosotros conocer a otros ahora si me disculpas…estoy algo agotada me vendría bien algo de descanso.

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—Son unos groseros, yo solamente intentaba ser amable con ellos y prácticamente me corrieron de la enfermería.

Mientras Samantha entrenaba con Samuel no paraba de quejarse de la forma en que había sido tratada por su supuesta prima, desde la profecía de Rachel hace años sobre ella todo el mundo la había tratado casi con pleitesía, estaba destinada a salvar el mundo no era para menos; sin embargo para su prima y su “hermano”, ella había sido algo así como una molestia y eso no le gustaba, ella salvaría al mundo, todos debían admirarla y estarle agradecidos.

—Tu misma dijiste que ella había estado muy débil, tal vez simplemente estaban cansados, aún no terminamos de entender cómo es que llegaron aquí casi de la nada…y no me vengas que fue Julius abriendo un portal porque todos sabemos que no funciona así…venga, ya es suficiente por hoy, vamos al comedor, muero de hambre.

El legado de Hefesto comenzó a recoger todas las armas que habían estado utilizando para entrenar hasta ese momento desde que Samantha había salido de la enfermería esa mañana, tras la llegada de aquella chica hace no más de seis horas su amiga había estado actuando de una manera extraña y eso le preocupaba los descendientes de Hades eran realmente impredecibles, si en algún momento prestó atención a las clases de historia y aprendía algunas cosas sobre la segunda guerra mundial y Hittler, lo último que necesitaba era que por alguna razón la parte mala de Samantha saliera a la luz…no que ella tuviese una parte mala solamente tenía un carácter fuerte y estaba tan acostumbrada a ser adorada que temía lo que un rechazo pudiese causarle.

El camino hasta el comedor fue silencioso, al menos hasta que Samantha divisó a Julius a la distancia y abandono por completo al joven de ascendencia latina para correr a los brazos de quien, según los oráculos y la creencia popular, era su amor verdadero; aquel que estaba destinado a acompañar su lucha contra el gran mal que se avecinaba.

Soltando un suspiro de resignación Samuel continuo el camino hasta el comedor en completo silencio, nada podía hacer él no era competencia para el mago y por mucho que su corazón le dijera lo contrario debía dejar que la chica a quien había adorado en secreto desde que no eran más que un par de bebés descubriera su propio camino en este mundo y aparentemente por mucho que él lo intentara no estaba invitado a acompañarla.

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—Entonces el bicho dragón ese dijo “…pongamos las cosas interesantessssssss…” lo juro parecía que se trataba de Kah del libro de la selva y por un momento me asuste, porque Bianca no es buena con los reptiles… —un trozo de fruta voló en dirección al chico nuevo que se encontraba contando la historia de cómo habían llegado al campamento —vamos Bi lo sabes las serpientes y en realidad cualquier reptil te aterran.

La mencionada chica se limitó a encogerse hombros y permitir que su hermano continuara narrando su aventura, Samuel mantuvo su mirada fija en ella, intentando encontrar el parecido, algo que dijera sin lugar a dudas que tanto ella como Samantha pertenecían a la casa de Hades pero a su parecer cada segundo que pasaba intentando encontrar las silmilitudes más distintas le aprecían, no entendía por qué.

—Y luego Julius llegó a salvarlos.

La cantarina voz de Samantha tomada del brazo de Julius interrumpió la narración del chico cuyo nombre aún desconocía.

—No es cierto, si él no hubiese llegado igual Bianca hubiese ganado, ella siempre gana, siempre gana y los monstruos le tienen miedo —la ira en la voz de aquel chico era evidente, él admiraba a su hermana y la aparente afirmación de Samantha de que ella había necesitado ayuda lo enfadaba —a diferencia de ti que todos dicen nunca te has enfrentado a un monstruo real Bianca ya ha matado varios sin ninguna profecía que le diga que es importante, porque ella sabe que lo es, incluso es importante para Hades, él siempre la visita para su cumpleaños y le ha hecho varios regalos, a ti ni siquiera te ha visto una vez.

Algo que debía reconocer sobre el chico es que sabía dónde golpearle, en no más de una hora luego de que Samantha había salido molesta de la enfermería él parecía haber averiguado todo lo que necesitaba saber sobre ella y no tenía miedo de usarlo para defender a su hermana, la cual en silencio se había levantado del puesto que ocupaba en la mesa de Hermes y se dirigía a donde su hermano hablaba con Samantha.

—Eso es mentira…los dioses no pueden ellos no puede…ERES UN MENTIROSO.

En algún momento de toda aquella pequeña charla Samantha se había acercado al chico y ahora se encontraba a punto de darle una bofetada, a punto porque mientras Bianca se encontraba de pie detrás de su hermano con el ceño fruncido un zombie parecía haber brotado del suelo cual margarita y sostenía el brazo de Samantha con fuerza.

—Sea o no mentira quiero dejarte en claro una cosa, primas o no nunca te atrevas a tocar a mi hermano, tal vez empezamos un poco con el pie izquierdo, tal vez Lee esté exagerando con sus historias y tu puedes estar todo lo molesta ofendida o ardida que quieras pero toca a mi hermano y profecía o no será lo último que hagas en tu vida.

Nunca nade se había atrevido a hablarle a Samantha de aquella manera y aunque Samuel adorara el suelo por donde ella pisaba debía admitir que esta vez si había estado siendo demasiado presumida, y ese era su trabajo, todo el comedor quedó en silencio mientras Bianca empujaba a su hermano hasta la mesa de Hermes ya que hasta el momento ninguno de sus abuelos los había reclamado y no podían ser incluidos en alguna cabaña; Samuel no era de los pesimistas pero sin lugar a dudas aquel momento una guerra había comenzado en el campamento, no era el fin del mundo, pero sin lugar a dudas pondría las cosas interesantes, ya saben las peleas de chicas siempre son divertidas.