meta-humano: academia

-¿donde demonios esta?-Pregunto Thomas mientras entraba al anfiteatro.  se acerco a mi, en su rostro se notaba que estaba enojado. Suspire.
-¿Qué ocurre?-pregunte resignada a escuchar una vez mas el motivo de su enojo.
-unos chicos me dijeron que Gabrielle estaba repartiendo volantes- dijo sentándose en el escenario.
-lo se... yo tenia que repartirlos y ella tenia que organizar.-me senté a su lado y coloque mi mano en su hombro y mi mentón enzima. Cerré los ojos y aspire profundo, senti como su olor a menta y miel se metía por mi nariz.
-pero ella es la que organiza, ella debería estar aquí  no tu- lo solté y lo mire exigiendo una explicación-ella es la que organiza todo esto, no puede colocar a cualquiera a dar ordenes-me puse de pie . Yo me largo ¿Quién se creía para decirme cualquiera?.
-¡hey! No te lo tomes así-se acerco y tomo mi mano.
-no deberías hablar con cualquiera- me di vuelva para mirarlo y me cruce de brazos. Quiero mucho a Thomas, y no precisamente como a un amigo pero bien seguido me fastidiava cundo se sentía superior al resto.
-lo siento. No es que me moleste que tu estés aquí, si no que nunca he hecho una fiesta mala y promover las fiestas de Gabrielle es algo que nos conecta, así que si su fiesta sale-deje de escucharlo, solo comencé a mirar sus labios, el no lo notaba supongo yo porque seguía hablando sin parar. El comenzó a mover la cabeza y los brazos, todavía podía sentir su olor en mi nariz.
Lo acerque a mi controlando el aire, quedo a centímetros de mi, de mi rostro, de mi boca. Sus ojos y los míos se conectaron, su nariz estaba a centímetros de la mía y podía sentir su respiración. " solo bésame" pensé una y otra vez pero pasaron segundos y minutos y aun nuestros labios no se habían rosado. Que demonios, nunca he esperado por nadie, no lo comenzare a hacerlo ahora.  
Así que lo bese. Sus labios suaves correspondieron a los míos. Fue un beso suave, fue un beso tierno,  fue un beso perfecto.
Sus manos me tomaron el rostro, ambos queríamos que el beso durara para siempre, que nuestros rostros nunca se alejaran y que nuestros corazones nunca de separaran. El oxigeno ya no importaba, ni para el ni para mi, dejo de ser una necesidad, lo único que necesitábamos era al otro.
Thomas besaba como si con cada movimiento algo en su interior lo apuñalara. El estaba roto pero yo estaba mas que dispuesta a amar cada uno de sus pedazos. Puede que tarde o temprano me termine cortando y rompiéndome a mi misma pero en este momento poco importaba.
El beso termino con muchos mas, solo que mas pequeños. Nuestros labios se separaron pero nuestros ojos no, y en ese momento supe que ya nada podria contener el amor que ambos nos teniamos.