sweet and dangerous exceptions

18 años. Dylan Fox. Obligada a buscar una salida, repara detenidamente en el comentario de su mejor amiga: Ganarías más o menos el mismo monto de la hipoteca de tu casa si te inscribes en una Academia de modelaje. Quiero decir, no es por sonar como una jodida superficial, pero tienes la actitud patea culos, y el combo de rostro y cuerpo necesarios. A su hermano menor, Samuel Fox le diagnosticaron leucemia a la edad de ocho años y esa fue su única motivación al rellenar la planilla de inscripción. Su madre soltera, Louise Winston era todo menos una madre para ellos. Sobreviviendo con un sueldo de cajera en una franquicia de comida rápida, apenas logro contratar a una enfermera que cuidara de su hermanito mientras iba a la escuela y trabajaba. Pero solo no era suficiente. Con un hermano mayor que hacia lo que podía desde la otra mitad del Estado, y los visitaba cada vez que podía pagar un billete de avión, las cosas no iban del todo bien.
Inteligente, divertida, sarcástica, humilde y de un corazón del tamaño de Estados Unidos, Dylan Fox es una modelo bien pagada que piensa que nada peor le podría pasar. Hasta que conoce a Justin Smith.

X es la representación en carne viva de la rebeldía al ir al contrario de los ideales que sus padres le imponen, para ir por sus sueños y luchar por ellos; es testaruda y perfeccionista. Sus padres, son de esos que aparentan ser perfectos, pero que ni llegan a mantener una relación aceptable. Pelean y discuten día y noche, sin importar que su hija los escuche, son tan tardados que nunca se percatan de su presencia. Razón por la cual, X es independiente y liberal, huye de sus padres y se refugia en fiestas descontroladas y alcohol, donde nada puede afectarle en lo absoluto, cansada de esa vida de porquería de la que sus padres nunca se percatan.
Con notas anónimas y aterradoras en cada sitio al que va, Jake Smith no puede solo dejarla en paz. Desconfía de casi todo el mundo una vez que una serie de sucesos extraños empiezan a realmente asustarla, ¿será capaz de escapar a tiempo?

Esta chica, a su corta edad de diecisiete años, poseía una vida normal meses antes de la gran fiesta que darían las porristas de un instituto común en Canadá. Se rumoreaba en los pasillos que sería épica y que nadie podría faltar. Ella, por supuesto, no era la excepción. Con una mentalidad sumamente inocente, corriente y hasta cohibida de tantas cosas, se ve arrastrada a la famosa fiesta por su novio, Josh. X era totalmente voluble, y cedió ante un par de brownies caseros que los amigos de su novio y él mismo le proporcionaron. Con la vista borrosa y la adrenalina disparada, sabía perfectamente que algo iba mal. Se zafó de su novio, y corrió a una habitación del ala de arriba de la gran mansión con el fin de encontrar a alguien que le explicara qué demonios sucedía. Josh la había drogado. X corrió por los fríos pasillos de la casa impregnada de un asqueroso olor a alcohol y a cigarrillos, y de repente oyó un grito en la última habitación del pasillo. La puerta estaba abierta, y lo único que logró oír fueron los gritos desesperados de una chica y a los segundos, un disparo que cesó todos los sonidos provenientes de la habitación. Casi inconsciente, X escapó del lugar aterrorizada y confundida. Días después la escuela entera sufrió la pérdida de una valiosa alumna becada. X no dormía en las noches, sobretodo, porque al salir, divisó a quien había estado en aquel lugar, y era su mejor amiga. Como si no fuera suficiente carga de conciencia, su hermano menor por dos años le pidió que lo llevara a casa aquella noche, ya que su auto no quería encender. Totalmente alucinada y aun con la vista en blanco, se pasó un alto.
Con un hermano en coma indefinido por su imprudencia, moretones en su pálida piel y una vocecita que la acusaba cada diez segundos, esta joven se volvió adicta a las drogas y sobretodo, nunca volvió a ser la misma chica normal y gentil de antes.

X, 18 años, presidenta del equipo de porristas. Personalidad egoísta, seductora y tan superficial como una chica oxigenada. Rodeada de tantos chicos, que pierde la cuenta a medida de que se acuesta con cualquiera de ellos, olvidándose de la asquerosa vida de mierda que posee, dispuesta a seguir con ese ritmo de vida. De familia de clase alta, padre abogado de un bufete muy famoso a nivel estadal, pero… con una madre prostituta. Un día, descubrió a su madre en un club nocturno de alta clase, bailando sobre los tubos de la tarima con tal descaro de sólo excusarse con “Disfruta la vida, las mujeres no estamos hechas para un solo hombre”. Le da vergüenza y asco de tan solo recordarla. Vive con el suplicio de aquel dicho que es tan cierto…: De tal palo, tal astilla.
La gota que rebaso el vaso y prácticamente la volvió loca fue la escena de su novio en la cama, revolcándose con su madre.

Famosa a nivel estadal, posee un cuerpo realmente de infarto para los chicos, lo que le ha traído… una serie de problemas difíciles de olvidar. Desde temprana edad, descubrió que su pasión era el tennis, por lo que lo ejerció con destreza hasta ahora.
Una fría noche en Canadá, en un lugar inadecuado y en el momento inesperado, caminaba por las calles después de una fiesta en un club nocturno, totalmente ebria y descuidada; tres chicos diferentes abusaron de ella sin piedad, dejándole una marca en el pecho difícil de sanar. A pesar de eso, aparenta que su vida es perfecta, que es la hija perfecta, cuando muchos no saben que en su habitación se encierra todas las noches a llorar desconsoladamente, y cuando al fin se duerme, recuerdos del pasado se reflejan en sus sueños, atormentándola sin parar.
Con relaciones destruyéndose por su constante miedo y paranoia, y quizás el futuro de su universidad en juego, X solo quiere dejar de ser tan malditamente consciente de todo.

X nunca supo en verdad de donde venía. Paso toda su niñez en una casa de mala muerte con un padre adoptivo que era temperamental. Ocasionalmente la golpeaba con su cinturón. Otras veces le compraba un helado y le pedía disculpas por haber bebido tanto. Pero la verdad era que ningún hijo de puta merecía tener como hija a una chica tan compasiva. Anhelaba estar con sus padres reales, costase lo que costase. Pero detuvo su búsqueda al enterarse de que sus padres murieron en un avión rumbo a USA. Tiempo después, conoce a un chico que le cambia la vida de manera radical, pero que también se encargó de destruirla en pedazos. Nadie sabe qué fue lo que paso con aquel chico, ella no comenta absolutamente nada con nadie. La dulzura que irradiaba con sus encantadores ojos se esfumo, dejando a una chica insegura y con miedo del mundo. Sólo se sume en depresión, y la mejor manera de enfrentar todo el dolor que se acumuló después de la serie de sucesos, era la autolesión física. Se oculta debajo de sweaters claros, y la actitud reservada que necesita para pasar desapercibida.
Obviamente era un blanco fácil para Jack Smith, pero lo que él no sabía es que pronto podría estar sumergido en una red de dolor.