An unusual story of princesses | Resultados

Lucem Ac Tenebras, en español, Luz Y Oscuridad. Profecía de la que nadie sabe cómo ha surgido pero han esperado desde tiempos remotos para que se cumpliera. En un lugar dónde se alababan a los dioses del cielo y de la tierra y se creyó en la conexión de los humanos con los estos astros y que la profecía llamada Luz y Oscuridad sería un regalo que se les haría a los mortales con tal de limpiar esos errores cometidos en el tiempo.
Pero la idea se desintegró de a poco llegando a la conclusión de que los dioses no tenían nada que ver con ellas, que era jóvenes comunes con un gran destino. Que todos estaban esperando para poder tenerlas entre ellos y alabarlas hasta el final de los tiempos, porque la profecía lo había predicho: "Serían mujeres, serían hermanas, y tendrían ojos distintos entre ellas, debes ser cuidadoso con mirarlas a los ojos, podrías perderte en ellos y sólo si logras escapar del aquel hechizo te darás cuenta que sus iris reflejan su alma".
Supongo que quieren saber de qué hablo, por lo que me adentraré a los recuerdos de ese día...
Era época de recolección y caza, y Silveria había comenzado con trabajo de parto. Ella no podía dar a luz ahora, ¡faltaba medio mes para que sus niñas nacieran! Gimió de dolor y comenzó a gritar en busca de ayuda, pero nadie respondía. Resignada, realizó un intento fortuito de levantarse de la cama que la postraba, y sin embargo, no logró más que moverse apenas pequeños centímetros. Volvió a gritar y un criado entró al oír el alboroto exclamando: "¡Ayuda! ¡Por favor, llamen al señor!"
Si se preguntan quién es el señor, bueno, exactamente no recuerdo su nombre, de hecho nadie lo recuerda; con el pasar de los años se ha borrado de las mentes de las personas, así que, sólo podré decir que ese hombre era el esposo de Silveria.  Y no estaba cerca de su mujer aquel día porque había aprovechado el calor matinal que emanaba aquella mañana para salir a cazar algún animal y convertirlo en comida para toda la semana, y en otra situación, su esposa le agradecería  la acción sabiendo que podría mandar a cualquier empleado para que lo haga por él.
Esa vez no era hoy, no, no lo era. Ahora la joven mujer de tez morena sólo quería insultarlo y golpearlo hasta que su frustración se evapore como el rocío de la mañana en su ventana.
Un dolor punzante la invadió en el área de la cadera, parecía que sus huesos se estaban separando y algo rondó por la cabeza de la mujer: «Espera, ¿esto tiene que pasar?»
El señor —como lo hemos llamado— acababa de recibir la noticia de que sus hijas nacerían en breve y tomando el primer caballo que encontró, se apresuró a llegar a su hogar tomando el camino más corto posible.
Este señor era un hombre alto y de tez blanca con ojos claros y personalidad fuerte que lo que más quería en el mundo es ser feliz junto a su amada esposa y sus anheladas hijas. Porque él sabía que el fruto del vientre de su Silveria era de sexo femenino y que no era sólo una persona la que estaba por nacer. Una persona de su completa confianza y afecto se lo había revelado: serían tres niñas las cuales serán nombradas según el color de sus orbes. Cada una será especial y recordada por todas las personas que antes lo conocieron a él y a su esposa.
Sonrió recordando la predicción, en definitiva la señora Bouliverson era un alma buena y todos en la nación la conocían. Le tenían tanto aprecio como respeto justo como él y su familia le tenían, la mujer le ayudó a entender su sueño, luego le habló de la profecía.
Cuando llegó a su casa, los criados no pararon de anunciarle con lujo de detalles sobre todo lo que había sucedido en su ausencia, haciendo que se pusiera más nervioso de lo que estaba, si eso era posible.
El alma le volvió al cuerpo al entrar a su habitación compartida y ver que su bella Silveira estaba teniendo en brazos a tres hermosas niñas; sus hijas, su sangre, fruto de su amor, y eso era realmente bueno. Se encontró a si mismo arrastrándose despacio a su cama abrazando a su mujer a y sus hermosa párvulas con sus ojos cerrados, sus cuerpecitos sonrosados y la mirada de Silveria llena de amor.
Era, en pocas palabras, la escena más hermosa que jamás había visto. Sus ojos mortales no creían lo que estaba frente a ellos y su corazón se llenaba de calorcito mientras latía veloz; llegó a una conclusión, todas sus ambiciones y planes para el futuro no le eran más significativo que su vida misma porque ya no le importaba el mañana, sino el ahora, el presente era él y su familia completa, al fin.
—Es increíble, por fin tenemos la familia que soñamos siempre —El señor canturreó con voz alegre mientras se acomodaba en su lecho y despedía a todas las personas de ahí con unas simples señas—. Somos padres cariño.
Al momento de nombrarlas les ataron una cinta en su muñeca con su nombre y de un color distinto. Así decidieron llamar a sus hijas, Melannie, Meloddie y Jenna,  también les grabaron el escudo de la familia en la piel. En la muñeca izquierda, una corona imponente en la cabeza de un león con ojos desafiantes y peligrosos, mientras que en la otra había una frase que uno nunca debía pronunciar en voz alta: "Lergos liv loen rokana, lergos liv crina." [Larga vida al león desterrado, larga vida a la corona].
Suena cruel grabarles la casa de quien pertenecen y la frase universal de la cuidad a los recién nacidos, pero sin eso en sus muñecas, nadie sabría quiénes eran y si llegaban a salir de los límites lugar, probablemente las matarían. Tener esa marca hacía a los habitantes de Akrasleeum intocables gracias el mandato de paz que tenían todas las ciudades vecinas entre sí. Pero por desgracia, Akras fue invadido por distintos grupos de guerreros incentivados por la persona menos pensada, la mujer que era antes reconocida como respetable ahora se la conocería como traidora. Hablamos de la Señora Bouliverson, la mentirosa que fingió amar a  ese pueblo como a otros y luego cuando se le otorgaba la confianza, les apuñalaba por la espalda.
[...]
Jenna, fue también llamada Apola y reconocida por la profecía al igual que sus hermanas.
Ella es la joven más alejada de todo lo que conoció cuando nació. En un intento frustrado, una guardiana amateur la habría perdido, al querer salvar a todas juntas. Así, Gracia, la rectora de los guardianes, no tuvo otra alternativa que dejarla a merced del mundo humano, mientras caminaba por las calles de una cuidad cualquiera, una sombra le atrapó con la bebé en manos, llevándola a un edificio.
La construcción a la que fueron a parar tenía una fachada tétrica y bastante antigua. Pacería haber sido construida en la época del arte gótico sólo que faltaban las gárgolas en los balcones como en Notre Dame. Además, el cielo estaba muy oscuro, ¿una tormenta se avecinaba? Tal vez.
Gracia, estando dónde sea que se encontraba comenzaba a sentir demasiado calor en su cuerpo y la bebé se removía incómoda en su manta mientras la sombra delante de ella sólo le advertía peligro. Sus ojos helados querían desaparecer de ahí y volver con sus hermanas, pero sobre todo ella quería seguir viviendo; porque todo aquel que esté con él más de unos minutos necesarios, muere. Siempre ha pasado eso y ahora no sería la excepción.
Unos ojos borgoña se hicieron presentes acompañados de un cuerpo, era como tener a medusa frente a ti, increíblemente peligrosa pero atractiva de la misma manera. Eso era una de las desventajas de ser una mujer, él era irresistible, Saghanna lo había creado así siendo ella la única inmune.
—Sé que la tienes contigo Gracia, dámela, ahora.
—Nunca. —Gracia no había abierto los ojos desde que notó la sombra cerca de ella.
—Tú lo pediste.
Y así como si nada el cuerpo de la mujer se volvió pálido, y se desplomó contra el piso. Todo estaba listo, nada le impedía tocarla y así matarla, pero la niña había comenzado a llorar, todo empezó a prenderse fuego. La habitación dónde estaban se convirtió en llamas, luego gritos, llantos, una sirena...
Y él, desapareció.
[...]
Todo empezó en el momento de ellas nacieron, el sol se iluminó y todo era felicidad, pero nadie puede escapar de las antiguas profecías y maldiciones. En especial si la remitente tiene el nombre peculiar de Saghanna Bouliverson. Una antigua bruja que tenía una pequeña rivalidad con la madre y el padre de las niñas junto con un odio tan profundo y poderoso que me atrevería a decir que es ese el motor que hace que su corazón vibre cada día desde esa sombría y poco acogedora caja en la que está encerrada desde hace más de cincuenta y seis años.
Juró, justo antes de ser encerrada, que en el momento que nacieran las Lucem Ac Tenebras ella se encargaría de crear un asesino tan temible y de excelencia que tomará sus almas y las destruirá una por una de tal manera que sus padres ya muertos se agitarían en su tumba.