Black (Serie Lifes)

por **capuki** Miér 21 Jun 2017, 12:12 am

BLACK (SERIE LIFES)

"Desear la inmortalidad es desear la perturbación de un gran error"
-- Artur Schopenhauer.

Para darle un nuevo sentido a la inmortalidad solo se hace falta la indiscreción de un ser.

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Los personajes aparecerán con forme avance la trama.

La historia esta actualmente disponible en Wattpad bajo el nombre Like the Infinity (Black & White) https://www.wattpad.com/story/29791359-like-the-infinity-black-and-white

por **capuki** Mar 18 Jul 2017, 8:08 pm

Capitulo 1.

The Fight.

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Gianna Kraux.

Procuro no hacer ruido mientras me acerco más al chico nuevo de la guardia me resulta interesante e intrigante. No he hablado con él ni una sola vez solo se su nombre y por lo que he observado tampoco habla con los demás a excepción de Alec lo que es decepcionante porque bueno él y yo tenemos una relación de odio mutuo.

Eso no pasa por desapercibido por nadie.

— Jace — saludo finalmente después de haberlo observado ya tras un buen rato.

— Gianna — contesto cortésmente sin quitar su mirada del libro de portada verde esmeralda y gruesa, no se realmente que este leyendo pues la portada no tiene ni título ni autor.

Dante no está cerca y no tengo nada más que hacer por lo que sé, salió a algún lado junto con Felix por petición del amo Aro. Es raro porque por lo general cuando salen a ese tipo de asuntos los acompaño sin más.

Ahora como mi moreno amigo me ha dejado abandonada derrocho el tiempo en acosar a este chico nuevo la que consecuentemente me lleva a hacer la siguiente y estúpida pregunta.

— ¿Qué haces?

Dije que era una pregunta estúpida. El nerviosismo que me recorre el cuerpo es casi tangible.

A lo largo de mi inmortal existencia he conocido a pocas personas que puedan compararse con mis dones y el poder de ellos. Él chico que tengo de frente es uno de ellos, nunca lo he visto directamente en acción con su don.

Pero por lo que se escucha de los murmullos del resto de la guardia él tiene el don de la muerte, no desearla como tal. Es algo mucho más complejo a ello, absorbe la vitalidad de cada víctima dicen que muchas veces no es intencional es mero instinto de supervivencia de alguna manera la sangre de ningún tipo satisface sus necesidades de subsistencia.

— Leer un libro.

Responde con obviedad.

Jace desde antes de convertirse en uno de nosotros ya era bastante atractivo. Eso nadie lo puede negar. El chico es bastante frió, se negaba a entablar conversación a menos que esto fuera de gran importancia y yo, por supuesto para él, no lo soy. De algún modo su rechazo me generaba cierta atracción aunque en ocasiones era bastante irritante.

— Iré por algo de comer ¿Gustas? — pregunte algo inquieta.

Al no obtener respuesta alguna por parte del rubio, no pude evitar sentirme deprimida. El hecho de ser un inmortal chupa sangre no nos salvaba de los sentimientos y emociones, por desgracia. Es cierto que el tiempo ayuda a que la intensidad de estos sea cada vez menos, pero nunca desaparecen.
Salí de la biblioteca dispuesta a tomar un baño de burbujas y posiblemente quedarme ahí mismo dormida, así quizá y me ahogaba.

Si claro. Como si fuera eso posible.

— ¿Por qué tan mosqueada enana? ¿Te ha vuelto a rechazar Jace? — se burló.

Está bien, podía soportar a la perfección la actitud fría y tajante de Jace pero lo que no podía soportar bajo ninguna circunstancia es a Alec. Como ya lo dije nuestra relación no es la mejor de hecho roza lo irracional. Nunca hemos tratado lo suficiente por lo que los demás dicen que nuestro odio y rivalidad es ridícula.

— Nada que te incumba por supuesto, Alec — trato de responder con tranquilidad y cortesía.

Desde que tengo memoria de mi establecimiento en la guardia los mellizos no habían hecho nada más que convertirse en mi piedra en el zapato. Y obviamente Alec era más que esa piedra en el zapato Despreciaba a ese par de engendros, sobre todo al dedazo de energúmeno que me estaba dirigiendo la palabra. Desde que había puesto el primer pie en el castillo Vulturi no había parado de joderme cada vez que encontraban la ocasión.

Bufo por lo bajo. Me gustaría hacerle un par de cosas crueles pero Aro se enojaría porque maltrate a uno de sus juguetes favoritos y tomaría represalias contra Dante. En resumen… no me conviene.

— Hasta luego, Alec.

El chico en un rápido y elegante movimiento se interpone en mi camino, como era de esperarse, en cualquier otro momento estaría complacida de librar un debate el cual, por supuesto, yo ganaría.

— Lamento decirte que no puedes irte hasta que yo así lo quiera. — clama con arrogancia. Pero, ¿Qué se ha creído?

Menudo cabrón tenía que ser.

Creo que eso ya lo he dicho y en caso de que no.

Es un cabrón engreído.

— Alec, no te estoy pidiendo permiso. Estaba siendo cortes. Cosa que a ti te falta aprender, claro está.

Mis manos viajan hasta mis caderas y las dejo ahí en forma de jarra.

— Tu podrías enseñarme de eso, ratita. — trata de decirlo en un tono provocativo.

¿Me llamo ratita? ¿Por qué? Él es el que tiene la cara de rata.

— ¿Ratita? — cuestiono.

Las comisuras de sus labios se elevan con burla, comienza a andar hacia mí con el sigilo y elegancia de una pantera, toma un mecho de mi castaño cabello entre sus dedos. Esta demasiado cerca de mí. Lo que me preocupa es que el perciba el latir de mi corazón.

Concentro parte de mi habilidad para evitar que lo perciba.

— Sí, eres pequeña de estatura y cuando te enfadas, gritas como una ratita.

Que te den Alec Vulturi. Soy más alta que tu jodida hermana melliza.

Su rostro se deforma con molestia, me empuja con su pecho hasta que mi cuerpo choca con una pared. Toma mi cara con una de sus manos enterrando sus dedos en mis mejillas, mis dientes rozaban dolorosos contra la cara interna de mis mejillas. Una sensación de lo más desagradable.

— ¿Qué has dicho de mi hermana?

Oh. Pensé en voz alta. Es un mal habito, debería deshacerme de él.

— Que tu hermana es una enana.

Sus dedos se aferran fieros mancillando mis mejillas, siento mi propia sangre correr sobre mis papilas gustativas. El sabor alivia levente el ardor que llevo en mi garganta desde hace unos días, la sensación me provoca placer y quiero más, pero no de mi propia sangre. La necesidad de sangre humana se hace cada vez más presente en mí, mi alimentación estaba basada en animales a Aro nunca le agrado la idea pero lo dejaba pasar mientras yo sirviera para su propósito.

— Repítelo — espeta.

— Yo no repito las cosas dos veces maldito bastardo — escupo como puedo.

Me toma por sorpresa cuando sus dedos dejan de lastimarme las mejillas pero me toma más por sorpresa cuando su mano se impacta contra una de ellas, siento como la anterior cortadura en la cara interna de mi mejilla se hace más grande y más sangre sale de ella. Mis deseos de sangre aumentan. Siento que en cuanto se me presente la más mínima oportunidad para escapar de la prisión que Alec ha creado alrededor de mi saldré corriendo y saltare sobre la primera cosa que posea sangre tibia transportada por un corazón latiente.

El sentimiento de cólera enrojecería en su totalidad mi cara si realmente fuera una humana.

Está bien, no me importa echarme la responsabilidad de lo que le pase a Alec, si tratan de ir contra Dante encontrare la manera de sacarlo del lio. Pero no descansaría hasta dejarle la cara destrozada o haberlo torturado durante varios días podría cobrarme con él lo que su querida hermana también ha hecho, porque a pesar de tener la cara de una niña buena es más un demonio.

— Vamos puedes hacer algo mejor que eso.

Lo aliento.

Admito que realmente me ha dolido pero la expresión de burla en mi rostro se ha negado a marcharse. Mientras que la altivez en sus ojos es remplazada cada vez más por el enojo.

Aun entre vampiros existe el dolor físico pero a su vez es difícil obtener las sensación, muchos de la especie dirían que es cosa de humanos mientras que otros obtienen satisfacción al sabes que aún pueden sentir algo y en cuanto a mí, debido a mi condición, soy más receptiva que todos.

Pero debido a mi “condición” va a quedarme un bonito moretón en la cara.
Alec eleva nuevamente su mano pero ahora para dar una bofetada en la mejilla contraria a la afectada, cuando soy casi capas de sentirla sobre la piel sin afectar es detenida por alguien a escasos centímetros.

Me han salvado por un pelin.

El peso de las botas hacían eco en el pasillo eran dos pares de ellas.

— Vaya, vaya. Sabía que gustabas de infringir dolor a las personas con tu don pero no el que también disfrutes de alzar tu mano contra una dama y menos siendo una de tus compañeras de guardia. Apuesto que no le gustara esta situación, mira que maltratar a su juguete favorito no va a ponerte como preferido del amor, Alec.

Ahora más que nunca estoy agradecida de escuchar su voz, me lanzaría a sus brazos su no me tuvieran contra la pared.

Por la tención que se refleja en su cuerpo pero no en su cara noto que se está conteniendo para no lanzársele encima en este preciso momento. Y claro, yo no me interpondría por nada.

— ¿Qué ha ocurrido aquí, Gianna? — pregunta Félix.

Me encojo de hombros como puedo.

— Nada fuera de lo habitual, Felix. A Alec le gusta jugar con fuego fingiendo que no va a quemarse. — contesto con burla fijando mi mirada en mi opresor. — Por si alguien me busca me retírate el resto del día a mis aposentos.

Con el acopio de mis fuerzas logro empujarlo un par de metros lejos de mí. Tomo a Dante de la muñeca arrastrándolo conmigo a las escaleras para mi dormitorio, me despido de los chicos con una leve sonrisa en los labios, camino por el largo pasillo hasta no verlos más.

Dimitri y Felix discuten con Alec a cerca de su comportamiento reprobable, puedo escuchar cómo se queja porque ellos me defienden.

Al llegar al pie de las escaleras Dante para en seco y tira de su brazo pegándome a su pecho. Se lo que viene y prefiero llevar su interrogatorio a un lugar aislado de los oídos curiosos.

Rodea mi cintura con un solo brazo chocando nuestros torsos, el otro se eleva hasta dejar su mano sobre mi mejilla que ahora comienza a adquirir un tono purpura. Desaparecerá pronto. Su tacto gentil es casi como la seda y me hace desear un poco más, logra hacer desaparecer mi sed por la sangre.

Besa mi frente tiernamente y me aprieta más contra él.

— Perdón por no estar aquí para evitar esto. — se disculpa angustiado.

— No es tu culpa, estabas cumpliendo con los mandatos del amo.

Es cierto que de haber estado me hubiera evitado el estado con Jade y tropezarme con Alec, y no tendría mi bonito moretón. Pero el solo hace lo que Aro le ordena. Después de todo él junto con Caius y Marcus son realeza y aunque nosotros como su guardia (pasando a ser parte de la nobleza) seguimos siendo inferiores a ellos.
Si quisieran ejecutarme nadie de los que estuvieran a mi favor podría hacer algo para ayudarme porque de intentarlo ellos al igual que yo perderían sus vidas y pondrían en riesgo también a los de su clan.

Le sonrio, tratando de decirle que yo estoy bien y solo necesito descansar para reponerme. Él entiende por lo que me toma entre sus brazos para cargarme y llevarme escaleras arriba hasta mi habitación. Donde, por cierto, él y yo pasamos gran parte de nuestro tiempo juntos.

Dejo que lo haga.

Se las arregla para abrir la puerta y dejarnos pasar, me deposita en la mullida superficie de la cama y regresa a cerrar la puerta con pestillo asi nadie pueda molestarnos.

Se acomoda a mi derecha, empieza a acariciar y enredar sus dedos en mi larga melena castaña, logra inducirme en un estado de somnolencia.

— ¿Quieres algo?

Mi cerebro tarda un poco en procesar lo que me ha dicho debido a mi estado.

— Comida y sangre. Tengo un poco de sed.

La voz me sale ronca.

Tal vez debería comer pizza aunque la idea de una hamburguesa no me suena tan mal.

Paso mi brazo por su cintura y acomodo mi cabeza sobre su pecho.

— Podríamos cambiarnos y escaparnos por pizza y hamburguesas. Sí, eso suena bien. ¿No, Dante?

— Claro que sí, pero ahora debes beber algo de sangre llevas casi dos semanas sin probar gota.

Se lo que está pensando y quiero negarme, pero apenas me deja tiempo para ello cuando abro la boca para negarme.

— Si no coperas sabes que me veré obligado a hacerlo por la fuerza.

Gruño levente contrariada por su repentina intransigencia.

Retira su mano de mi cabeza llevándola hasta mi mejilla, deja su muñeca expuesta para mí. Prácticamente lo que estoy por hacer está en contra de nuestros códigos. Un vampiro produce apenas sangre por pequeñas cantidades cuando es herido lo que lo deja intenso por un largo periodo de tiempo, lo que muchos hacen para recuperarse es beber enormes cantidades de sangre en ciertas medidas de lo contrario solo mataría una pequeña aldea en vano.

La sangre de los vampiros es de incalculable valor para quienes lo saben, nuestra sangre posee ciertos beneficios para quien la beba. Claro que todo depende de ciertas cosas como; la especie. Pero por ello también hay un gran precio que pagar.

Normalmente se desarrolla dependencia de la sustancia como si se tratara de cualquier otra droga, pero gracias a eso se crean anomalías en la estructura física y psicológica del ser en cuestión, muchos terminan convirtiéndose en aberraciones que, por razones lógicas, son sacrificados. Y si se trata de un humano, termina por convertirse en uno de nosotros o todo su sistema decae y falla hasta causarle la muerte.

Nada bonito en mi opinión.

Aparto la muñeca de mi amigo con consideración, no he bebido hasta saciar mi sed pues de ser así lo habría matado solo tome lo necesario como para mantenerme activa hasta que encuentro de donde alimentarme correctamente.
Dante quedaría demasiado débil si no fuera por mi don. Cualquiera que sea, aun después de mil años no se cual es. Prácticamente puedo hacer lo que yo desee aunque con ciertas limitantes como resucitar muertos. Puedo concederle parte de la humanidad que le arrebate gracias a esto puede regenerarse como uno de ellos y no quedar expuesto como nosotros.

— ¿Por qué permitiste que él te tocara?

¿Qué?

— No lo hice, espesamos a discutir fuera de la biblioteca y dije algo sobre su hermana, se enojó y cuando menos me di cuenta ya estaba sosteniéndome las mejillas. Una cosa llevo a la otra y terminamos en eso. Pero… sabes que esto no va a quedarse así.

Su mano vuelve a mi cabello acariciando y enredándolo. Con la otra acomoda mi cabeza sobre su pecho y pasó uno de mis brazos por su cintura, abrazándolo como a una almohada.

— cualquier cosa que necesites estaré siempre aquí, para ti.

— Gracias Dante.

— De nada Gala.

Los ojos me pesan cada vez más pero a pesar de ello soy capaz de decirle una última frase.

— Oh cállate.

Murmuro molesta. Antes de caer dormida puedo escuchar una leve risilla suya.

°*°*°*°*°*°*°*°*°*°

Holis. Este es el primer capitulo editado del original. para serles sincera cambio mucho a lo que ya tenia escrito. El capitulo original siento que fue muy meloso y absurdo y no coinsidia con lo estaba escribiendo pero si gustan igual pueden leerlo.

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Lo que lleva Gianna cuando esta de guardia.

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