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La sangre volverá a correr {Novela de Los Juegos del Hambre}
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: La sangre volverá a correr {Novela de Los Juegos del Hambre}
¡¡¡Yes !!!(?, yo quiero saber que es lo que piensa Nathan *-*, amo a ese chico asjhksjhskjs
Pd: No tengo problema si Teesha mata a la presidentaespero que sea pronto xD sjhdkjshkd
Cuídate
-Lu-
Pd: No tengo problema si Teesha mata a la presidenta
Cuídate
-Lu-
Invitado
Invitado
Re: La sangre volverá a correr {Novela de Los Juegos del Hambre}
sinceramente me encantaria! quiero ver los pensamientos que tiene xDDD okya si quiero ._.
CoonrallFly
Re: La sangre volverá a correr {Novela de Los Juegos del Hambre}
SIIIIIIIIIIIIIIIIII SERIA BUENÍSIMO!!! siempre es genial leer lo que piensan los demás personajes en una novela narrada en primera persona!!! ya quiero leer el siguiente cap!!!Effelux Meadow escribió:Gente mía, tengo una dudilla...¿Les gustaría un capítulo desde la vista de Nathan? :3 Siéntanse en la libertad de decir que no xd
Bellink1D
Re: La sangre volverá a correr {Novela de Los Juegos del Hambre}
sii seria genial saber q piensa nathan :D
DessiXD
Re: La sangre volverá a correr {Novela de Los Juegos del Hambre}
como podes pensar que te diremos que no a eso??! SIIII!! no sabes lo que daria por tener un libro desde el punto de vista de Peeta o Gale...porfa hazlo :) Y ESPERO EL CAAAAP NUEVOOOO!
Clau.
Re: La sangre volverá a correr {Novela de Los Juegos del Hambre}
CAPÍTULO 24 :
" LA ESCAPADA "
PARTE UNO
Nathan POV.
Los nervios carcomían al joven Nathan. ¿Cómo iba a hacer para llevar a Broegan donde lo tenía pensado? Además, podría ser muy arriesgado… ¿Y si alguien los veía? ¿Si les decían algo? Él no sabía las reglas de aquél lugar tan extraño, no sabía qué era lo malo y bueno para ellos, pues, definitivamente, tenían distintos conceptos de bien y mal, además de entretención.
Luego de que su mentora se hubiera ido para asistir a una reunión, este había ido a su habitación, la cual recorría de pared a pared, pensando cómo ingeniárselas. Sus manos tiritaban con levedad y, cuando logró darse cuenta, se reprendió a sí mismo. “¡Basta, Nathan! ¿En serio estás nervioso? Apuesto a que no es por llegar a romper alguna pequeña regla” Y su mente tenía razón. No era por ir a escondidas a un lugar, sino que era con la persona con quien estaría. Broegan Shields. Al pensar incluso aquel nombre no podía evitar que una leve sonrisa tonta apareciera en su rostro, quizás hace unos días atrás se hubiera reprendido por pensar en ella, como lo había hecho siempre, pero ahora parecía que la pelinegra se estaba acercando más a él, compartiendo sus sentimientos.
Todavía no escuchaba un “Te amo” o un “Te quiero”, pero Nathan sabía lo poco expresiva que ese muchacha era, ya era demasiado el que le hubiera besado. Aquello ensanchó más su sonrisa, al recordar aquél beso que le había dado después de su prueba ante los Vigilantes. Estaba seguro que parecía un tonto enamorado; y, bueno, en eso se había vuelto. ¡Maldición! Esa muchacha volvía completamente loco a Nathan, él sabía que Broegan lo tenía comiendo de su mano, pero la pelinegra todavía no se daba cuenta; ella no sabía completamente nada. Algunas veces le sorprendía como una chica tan astuta podía ser tan ciega en cosas como el amor.
Aún no comprendía como Broegan no sabía que Nathan se había enamorado de ella a la pequeña edad de ocho años, que fue la primera vez que la vio, él estaba asomado por la ventana de la pastelería de su familia, cuando de repente vio a una pequeña pelinegra, con ojos azulados mezclados con gris –como aquél día nublado- piel como la misma porcelana, con pequeñas pecas en su rostro, unos labios como las rosas y un cabello sedoso que desde entonces se moría por tocar. Sí, cualquier persona podría denominarlo un completo psicópata. Él lo admitía. “Soy un psicópata, pero sólo por Broegan Shields”
Una vez hubo adquirido el coraje suficiente como para ir a la habitación de su enamorada, lanzó un suspiro y salió de su habitación. Ya había anochecido bastante, si no se equivocaba eran alrededor de la medianoche, pero aquello no lo detuvo, sino que lo impulsó a seguir caminando. Con suavidad golpeó la puerta de Broegan con sus nudillos, poco después esta se abrió, mostrando la imagen de aquella pequeña que recordaba haber visto desde su ventana a los ocho años, pero mucho más madura. Inconscientemente Nathan le sonrió y tuvo que controlar los descontrolados latidos de su corazón cuando Broegan le devolvió la sonrisa.
-¿Te gustaría…-y ahí fue cuando se acobardó. Comenzó a dudar- …emmm…-Se rascó la nuca, signo de inseguridad que siempre mostraba el rubio, y desvió la mirada al techo, aún titubeando-…ya sabes…bueno…salir a dar una caminata?
Broegan, que durante toda la duda del rubio había estado levemente sonriendo enternecida, parecía sorprendida.
-¿No será un poco tarde?- opinó. Al escuchar aquello el rubio sintió una punzada en su pecho; sabía que ocurriría, sabía que Broegan no aceptaría. “Tonto” se reprendió.
-Tienes razón, mejor no- con la desilusión en su rostro, sin deseos de dar lástima a la muchacha, dio media vuelta y se dirigió a su habitación. Pero la pelinegra le tomó del brazo, evitando que este siguiera caminando.
-Nunca dije que no quería ir- el rubio volteó lentamente, con una sonrisa amplia en su rostro. Sorprendía como aquella chica tenía el don de cambiar su estado de un momento a otro, ya sea malo o bueno. Esto hice reír levemente a Broegan, quién aún no soltaba su brazo.
Quizás muchos le consideren un idiota por desear estar con una chica como ella. En la escuela muchos le habían dicho: “Quizás tenga un lindo rostro, pero te aseguro que todo dentro de ella está podrido” Nadie tenía esperanzas en que Broegan tuviera sentimientos, pues no los mostraba nunca. Pero no mostrar no significaba que no estaban. Con una chica como Broegan eran las pequeñas cosas las que importaban, la pelinegra era poco expresiva, todos sabían eso, por eso mismo que se debía de admirar un simple abrazo por su parte, un beso en la mejilla o incluso una sonrisa. Y todo eso lo había recibido Nathan, quién estaba más que contento. Él sabía que Broegan no era así porque quisiera, debía haber algo en su pasado que la hubiera obligado a volverse una chica poco expresiva, y él le ayudaría a quitarse aquél miedo. Claro, si es que salían vivos.
-¿Vamos?- le preguntó y esta asintió con la cabeza, sonriendo. Se veía tan hermosa sonriendo, Nathan siempre pensaba para sí que debía de hacerlo más veces al día, aunque hiciera lo que hiciera siempre se vería perfecta ante los ojos grisáceos del rubio.
Salieron del loft y el muchacho no pudo aguantar las ganas de tomar la mano de la pelinegra, pero temía que esta fuera a retirarla. La inseguridad, ese era uno de sus mayores enemigos. La ojiazul pareció notar aquello y, sonriendo tiernamente, estiró su mano para entrelazar sus dedos con los del ojigris. La sonrisa de Nathan se extendió.
Guió a Broegan por todo el pasillo de su piso hasta llegar al ascensor, al cual subieron y el rubio presionó el botón del último piso. Sintió la mirada confundida de la chica, pero se mantuvo mirando al frente. Aún sosteniendo la mano de su chica –o eso quisiera- bajaron del ascensor y la guió hasta las escaleras, ella sólo parecía más confundida, pero le sorprendió a Nathan que no hubiera dicho nada. Subieron las escaleras, un leve tramo, hasta encontrarse con una puerta.
Nathan la abrió e ingresó a la azotea del edificio. Al voltear a observar a la muchacha pudo ver que esta ya no lo miraba, sino que tenía su mirada perdida en la gran vista que se podía apreciar desde aquella altura. Además que justo era una noche estrellada, con luna llena. Se notaba la maravilla en su rostro, sin importar cuánto odiara al Capitolio, se debía de admitir que aquella ciudad era hermosa.
-Wow- fue lo único que dijo, logrando que la sonrisa de Nathan se agrandara. Él nunca había pensado en traer a Broegan a ese lugar, hasta hoy día, cuando recordó la conversación que había sostenido con su padre meses antes del ataque.
“Recuerdo que esa azotea era el único lugar donde sentía que podía ser yo mismo con tu madre, antes de ambos Juegos del Hambre pasamos la última noche en aquél lugar; y al parecer traía suerte, pues verás que estamos con vida…” luego habían reído y continuaron decorando los pasteles. Aquél recuerdo le provocó un leve dolor en el pecho al rubio, saber que sus padres habían estado ahí años atrás simplemente le dolía, pensar en ellos le dolía.
Alejó toda su pena y tomó nuevamente la mano de la pelinegra, haciendo que avanzara un poco más cerca del borde, que invisiblemente estaba protegido por campos en los cuales si caías de seguro volverías a caer en la
azotea. Tomaron asiento, con los dedos aún entrelazados, para observar la vista.
-¿Te gusta?- preguntó él, observando la actividad que todavía se mantenía en las calles, sin importar que era medianoche.
-Me encanta- respondió la chica, volteando a verlo, con una sonrisa en sus labios. Nathan volteó a observarla y simplemente no se pudo resistir a perderse en aquél mar azulado que constituían sus ojos, la hermosura del Capitolio no se comparaba en nada a la de ella.
No se había dado cuenta cuando la distancia se había acortado y sus labios estaban rozando. Seguían mirándose a los ojos, pero aquello se cortó cuando los cerraron y se besaron suavemente. La muchacha enrolló sus brazos alrededor de su cuello y él posó una mano sobre su mejilla, acariciándola mientras la besaba. Pero aquél beso era diferente al primero que habían tenido, cuando Broegan continuaba con dudas de los sentimientos hacia Nathan, también era más intenso que el segundo. “¿Me amará?” fue la duda que llenó su mente, pero no quiso preguntar.
Separándose lentamente de ella, sonrió ampliamente y se puso de pie, caminando hacia una esquina que estaba oculta por unas cajas. Sabía que la muchacha debía de estar confundida, por lo que se apresuró y, cuando llegó, llevaba un diente de león amarillo en sus manos. Tomó asiento de nuevo junto a la muchacha y se lo tendió.
-Mi madre una vez me dijo que para ella mi padre era como un diente de león, con un color amarillo vivo que promete un mejor día y un mejor futuro, que hace mejorar el estado de la gente; y eso es lo mismo que pasa conmigo cuando te veo. Eres mi diente de león en la primavera- susurró él, mirando fijamente a Broegan, quien ya no podía ocultar más su asombro. Tomó el diente de león entre sus manos y lo observó fijamente.
Volvió la vista a Nathan y lo abrazó fuertemente, tomándolo con la guardia baja, por lo cual cayó de espaldas al suelo, con ella encima de él. Rieron ante aquello, pero no se alejaron, sino que ella cortó la distancia de sus labios y lo volvió a besar, despertando nuevamente las mariposas en su estómago.
-Gracias por hacerme sentir querida- susurró sobre sus labios.
-Sabes que hago más que quererte, no importa si no sientes lo mismo, pero para mí siempre serás mi eterno amor- susurró el rubio de vuelta, besándola de nuevo.
Los nervios carcomían al joven Nathan. ¿Cómo iba a hacer para llevar a Broegan donde lo tenía pensado? Además, podría ser muy arriesgado… ¿Y si alguien los veía? ¿Si les decían algo? Él no sabía las reglas de aquél lugar tan extraño, no sabía qué era lo malo y bueno para ellos, pues, definitivamente, tenían distintos conceptos de bien y mal, además de entretención.
Luego de que su mentora se hubiera ido para asistir a una reunión, este había ido a su habitación, la cual recorría de pared a pared, pensando cómo ingeniárselas. Sus manos tiritaban con levedad y, cuando logró darse cuenta, se reprendió a sí mismo. “¡Basta, Nathan! ¿En serio estás nervioso? Apuesto a que no es por llegar a romper alguna pequeña regla” Y su mente tenía razón. No era por ir a escondidas a un lugar, sino que era con la persona con quien estaría. Broegan Shields. Al pensar incluso aquel nombre no podía evitar que una leve sonrisa tonta apareciera en su rostro, quizás hace unos días atrás se hubiera reprendido por pensar en ella, como lo había hecho siempre, pero ahora parecía que la pelinegra se estaba acercando más a él, compartiendo sus sentimientos.
Todavía no escuchaba un “Te amo” o un “Te quiero”, pero Nathan sabía lo poco expresiva que ese muchacha era, ya era demasiado el que le hubiera besado. Aquello ensanchó más su sonrisa, al recordar aquél beso que le había dado después de su prueba ante los Vigilantes. Estaba seguro que parecía un tonto enamorado; y, bueno, en eso se había vuelto. ¡Maldición! Esa muchacha volvía completamente loco a Nathan, él sabía que Broegan lo tenía comiendo de su mano, pero la pelinegra todavía no se daba cuenta; ella no sabía completamente nada. Algunas veces le sorprendía como una chica tan astuta podía ser tan ciega en cosas como el amor.
Aún no comprendía como Broegan no sabía que Nathan se había enamorado de ella a la pequeña edad de ocho años, que fue la primera vez que la vio, él estaba asomado por la ventana de la pastelería de su familia, cuando de repente vio a una pequeña pelinegra, con ojos azulados mezclados con gris –como aquél día nublado- piel como la misma porcelana, con pequeñas pecas en su rostro, unos labios como las rosas y un cabello sedoso que desde entonces se moría por tocar. Sí, cualquier persona podría denominarlo un completo psicópata. Él lo admitía. “Soy un psicópata, pero sólo por Broegan Shields”
Una vez hubo adquirido el coraje suficiente como para ir a la habitación de su enamorada, lanzó un suspiro y salió de su habitación. Ya había anochecido bastante, si no se equivocaba eran alrededor de la medianoche, pero aquello no lo detuvo, sino que lo impulsó a seguir caminando. Con suavidad golpeó la puerta de Broegan con sus nudillos, poco después esta se abrió, mostrando la imagen de aquella pequeña que recordaba haber visto desde su ventana a los ocho años, pero mucho más madura. Inconscientemente Nathan le sonrió y tuvo que controlar los descontrolados latidos de su corazón cuando Broegan le devolvió la sonrisa.
-¿Te gustaría…-y ahí fue cuando se acobardó. Comenzó a dudar- …emmm…-Se rascó la nuca, signo de inseguridad que siempre mostraba el rubio, y desvió la mirada al techo, aún titubeando-…ya sabes…bueno…salir a dar una caminata?
Broegan, que durante toda la duda del rubio había estado levemente sonriendo enternecida, parecía sorprendida.
-¿No será un poco tarde?- opinó. Al escuchar aquello el rubio sintió una punzada en su pecho; sabía que ocurriría, sabía que Broegan no aceptaría. “Tonto” se reprendió.
-Tienes razón, mejor no- con la desilusión en su rostro, sin deseos de dar lástima a la muchacha, dio media vuelta y se dirigió a su habitación. Pero la pelinegra le tomó del brazo, evitando que este siguiera caminando.
-Nunca dije que no quería ir- el rubio volteó lentamente, con una sonrisa amplia en su rostro. Sorprendía como aquella chica tenía el don de cambiar su estado de un momento a otro, ya sea malo o bueno. Esto hice reír levemente a Broegan, quién aún no soltaba su brazo.
Quizás muchos le consideren un idiota por desear estar con una chica como ella. En la escuela muchos le habían dicho: “Quizás tenga un lindo rostro, pero te aseguro que todo dentro de ella está podrido” Nadie tenía esperanzas en que Broegan tuviera sentimientos, pues no los mostraba nunca. Pero no mostrar no significaba que no estaban. Con una chica como Broegan eran las pequeñas cosas las que importaban, la pelinegra era poco expresiva, todos sabían eso, por eso mismo que se debía de admirar un simple abrazo por su parte, un beso en la mejilla o incluso una sonrisa. Y todo eso lo había recibido Nathan, quién estaba más que contento. Él sabía que Broegan no era así porque quisiera, debía haber algo en su pasado que la hubiera obligado a volverse una chica poco expresiva, y él le ayudaría a quitarse aquél miedo. Claro, si es que salían vivos.
-¿Vamos?- le preguntó y esta asintió con la cabeza, sonriendo. Se veía tan hermosa sonriendo, Nathan siempre pensaba para sí que debía de hacerlo más veces al día, aunque hiciera lo que hiciera siempre se vería perfecta ante los ojos grisáceos del rubio.
Salieron del loft y el muchacho no pudo aguantar las ganas de tomar la mano de la pelinegra, pero temía que esta fuera a retirarla. La inseguridad, ese era uno de sus mayores enemigos. La ojiazul pareció notar aquello y, sonriendo tiernamente, estiró su mano para entrelazar sus dedos con los del ojigris. La sonrisa de Nathan se extendió.
Guió a Broegan por todo el pasillo de su piso hasta llegar al ascensor, al cual subieron y el rubio presionó el botón del último piso. Sintió la mirada confundida de la chica, pero se mantuvo mirando al frente. Aún sosteniendo la mano de su chica –o eso quisiera- bajaron del ascensor y la guió hasta las escaleras, ella sólo parecía más confundida, pero le sorprendió a Nathan que no hubiera dicho nada. Subieron las escaleras, un leve tramo, hasta encontrarse con una puerta.
Nathan la abrió e ingresó a la azotea del edificio. Al voltear a observar a la muchacha pudo ver que esta ya no lo miraba, sino que tenía su mirada perdida en la gran vista que se podía apreciar desde aquella altura. Además que justo era una noche estrellada, con luna llena. Se notaba la maravilla en su rostro, sin importar cuánto odiara al Capitolio, se debía de admitir que aquella ciudad era hermosa.
-Wow- fue lo único que dijo, logrando que la sonrisa de Nathan se agrandara. Él nunca había pensado en traer a Broegan a ese lugar, hasta hoy día, cuando recordó la conversación que había sostenido con su padre meses antes del ataque.
“Recuerdo que esa azotea era el único lugar donde sentía que podía ser yo mismo con tu madre, antes de ambos Juegos del Hambre pasamos la última noche en aquél lugar; y al parecer traía suerte, pues verás que estamos con vida…” luego habían reído y continuaron decorando los pasteles. Aquél recuerdo le provocó un leve dolor en el pecho al rubio, saber que sus padres habían estado ahí años atrás simplemente le dolía, pensar en ellos le dolía.
Alejó toda su pena y tomó nuevamente la mano de la pelinegra, haciendo que avanzara un poco más cerca del borde, que invisiblemente estaba protegido por campos en los cuales si caías de seguro volverías a caer en la
azotea. Tomaron asiento, con los dedos aún entrelazados, para observar la vista.
-¿Te gusta?- preguntó él, observando la actividad que todavía se mantenía en las calles, sin importar que era medianoche.
-Me encanta- respondió la chica, volteando a verlo, con una sonrisa en sus labios. Nathan volteó a observarla y simplemente no se pudo resistir a perderse en aquél mar azulado que constituían sus ojos, la hermosura del Capitolio no se comparaba en nada a la de ella.
No se había dado cuenta cuando la distancia se había acortado y sus labios estaban rozando. Seguían mirándose a los ojos, pero aquello se cortó cuando los cerraron y se besaron suavemente. La muchacha enrolló sus brazos alrededor de su cuello y él posó una mano sobre su mejilla, acariciándola mientras la besaba. Pero aquél beso era diferente al primero que habían tenido, cuando Broegan continuaba con dudas de los sentimientos hacia Nathan, también era más intenso que el segundo. “¿Me amará?” fue la duda que llenó su mente, pero no quiso preguntar.
Separándose lentamente de ella, sonrió ampliamente y se puso de pie, caminando hacia una esquina que estaba oculta por unas cajas. Sabía que la muchacha debía de estar confundida, por lo que se apresuró y, cuando llegó, llevaba un diente de león amarillo en sus manos. Tomó asiento de nuevo junto a la muchacha y se lo tendió.
-Mi madre una vez me dijo que para ella mi padre era como un diente de león, con un color amarillo vivo que promete un mejor día y un mejor futuro, que hace mejorar el estado de la gente; y eso es lo mismo que pasa conmigo cuando te veo. Eres mi diente de león en la primavera- susurró él, mirando fijamente a Broegan, quien ya no podía ocultar más su asombro. Tomó el diente de león entre sus manos y lo observó fijamente.
Volvió la vista a Nathan y lo abrazó fuertemente, tomándolo con la guardia baja, por lo cual cayó de espaldas al suelo, con ella encima de él. Rieron ante aquello, pero no se alejaron, sino que ella cortó la distancia de sus labios y lo volvió a besar, despertando nuevamente las mariposas en su estómago.
-Gracias por hacerme sentir querida- susurró sobre sus labios.
-Sabes que hago más que quererte, no importa si no sientes lo mismo, pero para mí siempre serás mi eterno amor- susurró el rubio de vuelta, besándola de nuevo.
Effy.
Re: La sangre volverá a correr {Novela de Los Juegos del Hambre}
AHHHHHHHHHHHH MUERO :DDDDDDDD me encanta!!
CoonrallFly
Re: La sangre volverá a correr {Novela de Los Juegos del Hambre}
asjdkasjhkdjhkdjhksjh amé a Nathan aún más, es tan tierno *-*, me dará algo si no sigues rápido ! sin presiones, es como una adicción *-*
¡¡¡¡¡Team Nathan!!!!
Cuídate,
-Lu-
¡¡¡¡¡Team Nathan!!!!
Cuídate,
-Lu-
Invitado
Invitado
Re: La sangre volverá a correr {Novela de Los Juegos del Hambre}
¡Que hermoso cap! ¡GOD! Estuvo tan hermoso *-* Me emocionó y todo :') En serio, Nathan es tan tierno y dulce, ¡me mata de amor! Y que llevara a Broegan donde Peeta llevaba a Katniss, es simplemente, ¡maravilloso! ¡Casi lloré en la parte en la que le dice que "ella es su diente de león en la primavera"! ¡GOD! :'D Es tan hermoso y tierno, que temo que sea un sueño (? Jajjajaja, ¡pero enserio! ¡Si un chico me dijera eso, me tendría a sus pies toda la maldita vida! (lo sé soy una cursi, pero desde que nací es toy necesitada de cursileria dedicada a mí, LOL) Y de nuevo, ¡amodoré -amar y adorar, aghflaskagdlaa- la manera que tienes de escribir! ¡Eres tan fantástica escritora! :'DD
¡SIGUELAA!
¡SIGUELAA!
#With Love, Noa.
Thalassa Deméter.
Re: La sangre volverá a correr {Novela de Los Juegos del Hambre}
Awwwww, me mori de amor, me encanta esta novela, es muy empalagosa :3 son perfectos juntos :) meencanta, seguila pronto! LAAMOLAAMOLAAMOLAAMO Y TE AMO A VOS POR CREARLA Y ESCRIBIR TAN BIEN, TENDRIAN QUE HACER LA QUINTA PELICULA DE LOS JUEGOS DEL HAMBRE CON ESTA NOVELA (?) Jaja
~BHoranHutcherson
Re: La sangre volverá a correr {Novela de Los Juegos del Hambre}
Nathan es taaan fuckingmente perfecto, puta, le amo y le odio a la vez por ser tan parecido a su padre, es perfecto y putaaaa es otro personajeee porque carajos ustedes hacen que me enamore de personajes tan perfectos que en la vida real nunca existiraaan??? :(
Clau.
Re: La sangre volverá a correr {Novela de Los Juegos del Hambre}
HOOOOLYYY SHIIIIIT!!! Me encanto, SIGUELAAAAA!!! Nathan es tan romántico!! Que bello!! Ya quiero que subas la segunda parte del CAP y que empiecen los juegos!!! >:3 síguela síguela siguela siguela siguela siguela siguela siguela siguela siguela siguela siguela siguela!!!!!! TIENES QUE seguirla!!!
Bellink1D
Re: La sangre volverá a correr {Novela de Los Juegos del Hambre}
ohhhh que bonito,
Nathan es muy romantico
siguelaaaaaaaaaa porfavor
perdon por no haber leido antes el capitulo
es que tenia examenes
sabes que me gustaria en la novela??
derrepente se me vino a la mente
que aparescan hijos de Gale o que el aparesca
no se que tal te paresca la idea
pero se me vino a la mente ^_^
ssiguelaaaa, adoro tu novelaaa
Nathan es muy romantico
siguelaaaaaaaaaa porfavor
perdon por no haber leido antes el capitulo
es que tenia examenes
sabes que me gustaria en la novela??
derrepente se me vino a la mente
que aparescan hijos de Gale o que el aparesca
no se que tal te paresca la idea
pero se me vino a la mente ^_^
ssiguelaaaa, adoro tu novelaaa
Darzee-picka
Re: La sangre volverá a correr {Novela de Los Juegos del Hambre}
Porque me odias? okno ._. pero seguila.
Nueva y fiel lectora :(L): Seguila
Fiesta de 5 segundos para que la sigas
Mi nombre es Oriana pero decime Ori. :)
Seguila. Besos
Nueva y fiel lectora :(L): Seguila
Fiesta de 5 segundos para que la sigas
Mi nombre es Oriana pero decime Ori. :)
Seguila. Besos
Orii
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