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Más Que Cosas De Policías
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Más Que Cosas De Policías
Ficha de la serie
♦ Titulo: Más Que Cosas De Policías.
♦ Autor: Angela Pérez.
♦ Adaptación: Casi todo fue creado por mí. Algunas escenas con ayuda de amigas y sólo algunos casos basados en mis series favoritas.
♦ Género: Drama Policial.
♦ Contenido: Crímenes, comedia y algo de ficción.
♦ Advertencias: Nada grave.
♦Otras páginas: No.
♦ Autor: Angela Pérez.
♦ Adaptación: Casi todo fue creado por mí. Algunas escenas con ayuda de amigas y sólo algunos casos basados en mis series favoritas.
♦ Género: Drama Policial.
♦ Contenido: Crímenes, comedia y algo de ficción.
♦ Advertencias: Nada grave.
♦Otras páginas: No.
Leonardo es el menor por sólo un año y un mes. Tiene 19 años y está desempleado por la indecisión y poco ánimo que se ha ido acumulando desde que tenía 16, ambas causadas por la repentina muerte de su madre. Es un chico tímido y algo inseguro de sí mismo, pero cuando logras conocerlo, es casi perfecto. Es divertido, se preocupa por los demás, quizás más de lo que se preocupa por sí mismo, muy educado y sus sentimientos son muy fáciles de notar pues los deja muy claros. Suele ser la persona que sufre al mayor las consecuencias de todo lo que sucede a su alrededor. Debido a su inactividad, algo le sucederá, algo que lo cambiará probablemente para toda la vida.
Última edición por Angelacpm el Jue 24 Jul 2014, 12:45 pm, editado 7 veces
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA :jojojo:
SOY EL PRIMER COMENTARIO, TU SABES QUE YO ANDABA ESPERANDO POR ESO
PUES SI AUN NO TE HA QUEDADO CLARO YO SOY MUY MENSA CUANDO SE TRATA DE COSAS POLICIALES
PERO TU ME INSPIRAS A HACER UN ESFUERZO CON MI PINKI CEREBRO
Y ME SIENTO MUY ORGULLOSA DE ALGUIEN COMO TU SE HALLA DECIDIDO POR SUBIR UNA NOVELA COMO LA TUYA, YA QUE SE QUE VA A SER BUENA (literalmente)
ES POR ESO QUE VOY A ESTAR AQUÍ SECULAS SECULORUN HASTA QUE SUBAS CAPITULO Y CUANDO LO HAGAS ESPERARE POR EL OTRO
¡NUNCA, NUNCA TE PODRAS DESHACER DE MI!!!!!!
POR ESO YA ESTAS JODI
AUNQUE ME IMAGINO QUE ANTES YA TENDRÍAS A ALGUIEN ASÍ EN TU VIDA PERSONAL ¿VERDAD?
POR ESO TE QUIERO :enamorado:
ESPERO EL SIGUIENTE CAPITULO Y QUE MUY PRONTO AVANCES ESTE ÁMBITO :hug:
Y COMO ES TIPICO DE MIS COMENTARIOS é.é
TE MANDO AMAPUCHEEEES!!!!!
SARISS
:bye:
sariss
Re: Más Que Cosas De Policías
Ya estaba comenzando a creer que alguien te iba a quitar el puesto :sad: Pero ya veo que no Como primera lectora desde antes de publicarla y por ser mi asistente principal, TE RETO! Vas a tener que ser uno de los primeros 5, si es que no de los 3 comentarios en cada capítulo :jojojo: haría un comentario más largo pero comentar desde el iPod es TERRIBLE :calor:sariss escribió:JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA :jojojo:SOY EL PRIMER COMENTARIO, TU SABES QUE YO ANDABA ESPERANDO POR ESOPUES SI AUN NO TE HA QUEDADO CLARO YO SOY MUY MENSA CUANDO SE TRATA DE COSAS POLICIALESPERO TU ME INSPIRAS A HACER UN ESFUERZO CON MI PINKI CEREBROY ME SIENTO MUY ORGULLOSA DE ALGUIEN COMO TU SE HALLA DECIDIDO POR SUBIR UNA NOVELA COMO LA TUYA, YA QUE SE QUE VA A SER BUENA (literalmente)ES POR ESO QUE VOY A ESTAR AQUÍ SECULAS SECULORUN HASTA QUE SUBAS CAPITULO Y CUANDO LO HAGAS ESPERARE POR EL OTRO¡NUNCA, NUNCA TE PODRAS DESHACER DE MI!!!!!!POR ESO YA ESTAS JODIAUNQUE ME IMAGINO QUE ANTES YA TENDRÍAS A ALGUIEN ASÍ EN TU VIDA PERSONAL ¿VERDAD?POR ESO TE QUIERO :enamorado:ESPERO EL SIGUIENTE CAPITULO Y QUE MUY PRONTO AVANCES ESTE ÁMBITO :hug:Y COMO ES TIPICO DE MIS COMENTARIOS é.éTE MANDO AMAPUCHEEEES!!!!!SARISS:bye:
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
Aquí está el primer capítulo Tuve que partirlo en dos porque decía que era muy largo :¬¬: disfrútenlo :happuy:
Capítulo #1: "Un Caso Conocido".
En una sala de una comisaría se encuentran varios oficiales, entre ellos dos mujeres y dos hombres quienes se encuentran adelante junto al teniente mientras éste da un discurso de bienvenida a las nuevas unidades.
—Los nuevos grupos de la Unidad de Secuestros y Homicidios están conformados por Marc Molander, Alexander Aranda y Matías Alonso, y la USH2 por Paula Montesco, Diana Zapata y Sebastián Ragone. Démosle la bienvenida a nuestros nuevos compañeros —Explica el teniente. Apenas terminó de decirlo y ya varios aplaudían en recibimiento a los nuevos detectives.
—¿Lo escucharon? ¡Seremos compañeros de grupo! —Dijo con emoción Marc, el más joven del primer grupo.
—Sólo falté yo, me dejaron por separado —Respondió Sebastián.
—No te preocupes, el teniente dijo que nuestros grupos se ayudarán mutuamente en varios casos —Alegó Alex.
—USH 1 y 2, es hora de empezar sus trabajos —Concluye el teniente.
—Ya escucharon, cada uno a nuestro grupo para conocer nuestras oficinas —Agrega Paula, la rubia del grupo.
El primer grupo está formado por Marc Molander, Alex Aranda y Matías Alonso. El primero es el hombre más joven entre las dos unidades. Sólo tiene 20 años, aunque en menos de dos meses alcanzará los 21. Es un muchacho alto, delgado y en forma. Su cabello es castaño claro tirando a rubio, liso, peinado hacia arriba yendo un poco hacia la derecha. Sus ojos café y de tez clara. Es casi imposible verlo con barba y menos usando una corbata. Su estilo es muy casual, su sello son las chaquetas de traje que sabe vestirlas muy bien. Su personalidad es sencilla aunque venga de una familia muy reconocida y adinerada. Algo ocurrente, a veces más de la cuenta, muy listo y capaz. Puede que sea el más chico, pero Marc es como un líder para el equipo.
El segundo es el más alto de todos, es muy difícil encontrar a alguien de estatura mayor a la suya, quizás se deba a su gusto por el baloncesto. Tiene 22 años y es argentino, sin embargo, su madre sí es de Miami, razón por la que vive ahí. Además de muy alto, es atlético. Castaño oscuro, casi negro, corto con un poco de flequillo. Sus ojos son café y tiene una gran sonrisa. Suele dejarse crecer un poco la barba. Su estilo y actitud suelen ser despreocupados.
Por último tenemos a Matías, el mayor y el más bajo del grupo a la vez, aunque entre Marc y él sólo existen 3 centímetros de diferencia. Es un año mayor que su primo Alex, también es un argentino viviendo en Miami pero por razones distintas. Su cabello es negro peinado hacia arriba la mayor parte del tiempo, sus cejas son largas y sus ojos café, algo más oscuros que los de su primo. Se le suele ver afeitado y usando corbata. Es algo descuidado y torpe, además de ser asustadizo. Come mucho, pero esto no quiere decir que sea gordo, para nada.
Si nos dirigimos al segundo grupo, su particularidad es la mayoria femenina. Paula Montesco, de 20 años, es una de ellas. Estatura promedio, algo alta. Rubia natural aunque usa mechones marrones, lo que produce confusiones en los desconocidos, quienes creen que en realidad es rubia falsa. Su corte de cabello es muy sencillo, sin flequillo, liso. Sus ojos son azul claros y es bastante blanca. Es muy femenina en cuanto la vestimenta y parte de su actitud, sólo hay un problema: cree mucho en las primeras impresiones, causante del fácil odio que podría dirigir a ciertas personas. Puede ser muy dulce, pero si alguien le cae mal, debe tener mucho cuidado, pues muestra su desprecio sin temor a nada. Odia rotundamente a todo tipo de persona que haya estado presa, sin importar el motivo. Si se le pudiera describir en una palabra, sería "perfeccionista".
Del otro lado se encuentra Diana Zapata, 20, venezolana, se le puede notar en su forma de hablar. Es muy bajita, sobrepasa por muy poco el metro cincuenta, trayéndole algunos problemas en asuntos en los que debe ser tomada muy en serio, por eso siempre está usando tacones altos. Su cabello es negro, siempre lo seca o lo plancha, tiene flequillo hacia la izquierda y llega algo más abajo de sus hombros. Sus ojos son muy oscuros y su piel es casi morena. A diferencia de su compañera, puede llevarse muy bien con cualquiera. Es muy cariñosa con los que más quiere. Le gusta mucho usar accesorios, sobretodo pulseras y zarcillos. También es bastante decidida y defiende a los suyos si nota que están en problemas.
Por último, el hombre del grupo, Sebastián Ragone, otro argentino más, y el más notorio pues es el que menos disimula su acento. Es el mayor de todos, estando a punto de cumplir 24 años en dos semanas. No es muy alto pero si alcanza una buena estatura. Su cabellera es castaña oscura, usándola con un estilo algo descuidado que se ve bien. Sus ojos son verdes y una de sus cejas tiene una pequeña ruptura casi al final, como esas que se forman cuando se tiene un piercing allí. Está bastante ejercitado. Su estilo se basa en usar franelas manga larga o de tres cuartos, jeans y converse o cualquier calzado deportivo. De vez en cuando se le ve algo más formal, cambiando la franela por una camisa y a veces podría llegar a usar una chaqueta de cuero. Su actitud va del bromista que hace enojar a los demás a propósito porque le da risa cómo reaccionan a ser el que está siendo molestado, pues es muy sencillo hacerlo enojar.
Al cabo de unos minutos, cada uno de los nuevos detectives conoció sus oficinas y alojaron sus cosas. Ya era casi de mediodía, así que deciden ir a la cafetería de la comisaría a almorzar. Todos se sientan en la misma mesa.
—¿Y qué tal? ¿Ya les dieron su primer caso o siguen esperando como nosotros? —Sebastián empieza una conversación.
—Aun esperamos nuestro caso —Continúa Matías.
—¡Yo espero con ansias que nos llamen para un caso! —Le sigue la rubia.
—Oye Matías... —Advierte Marc mientras ve que un perro pastor alemán está intentando robar un sándwich que éste dejó sobre la mesa— Ten cuidado, parece que Rex-
El descuidado compañero de Marc voltea a ver donde está dicho perro, el cual ya se está comiendo su sándwich
—¡Rex! ¿Por qué te comiste mi sándwich? ¡Perro malo! —Reclama molesto. Rex lo dejó sin almuerzo y sus compañeros se estaban riendo.
—¡Eso te pasa por descuidado! —Dice Diana.
—Eres un perro bromista, ¿eh? —Agrega el ojiverde Sebastián.
—¿Tenías mucha hambre, Rex? —Tratando de calmar su risa, el dueño del travieso canino, Marc.
—Ja, ja, ja —Sarcástico— Todos riéndose y yo me quedaré con hambre.
—Para que aprendas a estar pendiente de tu comida —Finaliza Paula.
Después de toda la burla, todos volvieron a sus oficinas a esperar por su primer caso. La unidad con el número 1 observa el teléfono de la oficina como cualquiera miraría a un semáforo en rojo si está en apuros.
—Quiero que ese teléfono suene ya —Marc rompe el silencio.
—Yo lo que quiero es que aparezca comida aquí.
—Matías, no creo que suceda —Alex desanima a Matías con esas palabras, mas no por mucho, puesto que la llamada tan esperada llegó.
— ¡Ese debe ser nuestro primer caso! —Marc atiende— Unidad de Secuestros y Homicidios.
— ¡Es mi hermana, creo que la secuestraron! —Se oye la voz de un hombre exaltado. Marc se sorprende al escucharlo.
— ¿Patrick? —Al parecer reconoció la voz.
—Marc, ¿eres policía? —Éste también lo reconoció un tanto sorprendido.
—Sí... ¿Dices que secuestraron a Pauline?
—Sí, creo que fue hace una hora.
—Ok, ya vamos para allá —Marc cuelga la llamada.
—Sonó como si conocieras a Patrick, ¿Quién es? —Pregunta Alex.
— ¿No lo conoces? Es el hermano de Pauline, una compañera de clase mía.
—Ahh, ¿y qué sucedió? —Al parecer Alex no le paró mucho a la llamada luego de la sorpresa.
—La secuestraron. Vamos a su casa.
El grupo fue directamente a la casa del hermano de la víctima.
— ¿Tienes alguna idea de quién pudo ser? —Interroga Alex.
—No, pero la llamada del secuestrador quedó grabada, ¿quieren oírla?
—Eso nos puede servir de ayuda —Responde Matías. Proceden a escuchar la grabación.
—Vaya, es cierto, pero no reconozco esa voz —Dice Marc.
— ¿El número quedó registrado? —Pregunta Alex.
—No, eso quisiera, pero parece que usó algo para hacer que el número no se reconociera —A Patrick se le estaban bajando los ánimos.
—Podemos llevarnos la grabación para que la examinen —Explica Matías— Puede servir para saber desde dónde llamaron por el ruido.
— ¿En serio? —Patrick recupera el ánimo— Entonces háganlo. Lo que sea por salvar a mi hermana. Si quieren, pueden ir a donde su novio, quizás él sabe algo.
—Ok. Cualquier cosa nos llamas —Finaliza Alex.
El equipo se lleva la grabación, debían probar primero si el novio de Pauline, George, reconocía la voz del secuestrador.
— ¿Vinieron por lo de Pauline?
—Sí —Afirma Marc.
—Bueno, si puedo servirles de ayuda, haré cualquier cosa —George es uno de esos hombres que mantienen la calma ante toda situación, por lo que no se le veía muy estresado. Él y Pauline tienen su historia aparte de la relación. Ambos son irlandeses y estudiaron juntos desde el segundo año de la secundaria, por eso es que Marc los conoce.
— ¿Quiere oír la grabación de la llamada del secuestrador a ver si reconoce su voz? —Ofrece Alex.
—Está bien —Reproducen la cinta— Quisiera saber de quién es la voz, pero no tengo ni la menor idea.
—Gracias por intentarlo El más joven concluye.
Después del fracaso en el reconocimiento de la voz masculina del secuestrador, la USH1 se dirigió a la comisaría para entregarles la grabación a los expertos en audio. Tuvieron que esperar toda la tarde, incluso les llegó la noche hasta que finalmente recibieron la llamada con los resultados obtenidos por los de sonido.
—Eran los de audio. Dicen que la llamada se hizo en un lugar donde pasa más o menos mucha gente porque se oyen autos y camiones, pero a lo lejos. Quizás sea en una casa que tenga dos pisos o un sótano —Matías repite lo dicho en la llamada.
— ¿Por qué no un edificio? —Alex quedó con la duda.
—Porque cerca de los edificios residenciales no dejan tocar corneta .
—A preguntarles a Patrick y a George si conocen a alguien que tenga una casa así —Marc se encarga de hacer las llamadas— Entre ambos, dicen que algunos primos, sus padres y mi hermano son las personas que viven en una casa así.
— ¿Cómo saben que tu hermano? —Alex se sorprende a cada rato por tantas coincidencias.
—Recuérdalo, Pauline era una compañera de clase.
—Es un poco tarde como para seguir investigando, volvamos a casa —Alex estaba por irse cuando Paula entró a la oficina.
—Hola, ¿ya se van? —Pregunta ella.
—Sí, ¿por? —Responde Matías.
—Es que quería saber si pueden ir a mi casa para celebrar que empezamos. Todos están invitados, incluso Rex.
— ¡Vayamos! —A Marc le agradó la invitación. Escasos minutos luego, ya todos se encontraban en la casa de la Montesco. Qué hermosa sorpresa para Matías fue ver algunas bandejas llenas de galletas y otras con sándwiches.
— ¡Al fin comida! —Exclamó feliz. Al fin calmaría a su estómago vacío.
—Había olvidado que Rex no te dejó almorzar —Alex recién recordó lo ocurrido al mediodía en la cafetería. Luego de lograr llenarse un poco, Matías se reúne con sus compañeros en la sala, quienes se encuentran hablando sobre los casos que recibieron.
—El nuestro es de un secuestro de un niño ¡y parece que nuestro sospechoso es su padre! —Comparte Diana.
— ¡Vaya! El nuestro es… ¿Te acuerdas de Pauline, nuestra compañera irlandesa? Pues la secuestraron, pero aun no tenemos a un sospechoso —Explica Marc.
— ¿¡Secuestraron a Pauline!? —Diana la conocía, estudiaba junto a ellos también— Pobre, espero que la encuentren pronto… Oye Marc, ¿qué pasó con Leo? No he sabido nada de él en bastante tiempo —Con Leo, Diana se refería a Leonardo, el hermano menor de Marc.
—Yo tampoco he sabido de él en unas tres semanas, es muy raro… Espero que no le haya pasado nada —Marc y Leo no son de los hermanos que se pelean, se distancian o se odian, no. Ellos son extremadamente unidos, era muy raro que pasasen más de dos días sin saber uno del otro.
—Ahora que me acuerdo, ¿Leo fue el que estuvo a punto de ser novio de Pauline? ¿Será que sabe de su secuestro? —Diana recuerda hechos del pasado.
— ¡Es cierto! —Alex se une a la conversación— Yo estaba un año más adelante que ustedes pero sí sabía de eso. ¿No fue Leonardo el que se enojó mucho cuando ella se quedó con George? —Tal parece que todos fueron al mismo colegio.
—Es verdad. Bueno, después le diré a mi hermano que la secuestraron a ver cómo reacciona.
El día siguiente, Marc tuvo que quedarse un tiempo más en casa antes de ir al trabajo mientras Alex y Matías seguían con la investigación, llevándose a Rex. El timbre de la casa suena y Marc va a abrir. Del otro lado de la puerta se encuentra un muchacho más alto y delgado que él, también parece más joven. Si el castaño claro fuese una chica en una fiesta y este otro un invitado a la misma ofreciéndole bailar, estaría emocionado con la agradable sorpresa de que un chico atractivo se fijase en ella. Éste tiene el cabello castaño y ojos azules, en realidad, algunas de sus facciones son similares a las de Marc, ¿y por qué no lo serían? El muchacho en la puerta es Leonardo Molander, sí, su hermano menor. Resulta que pon fin se reportó e iría a visitarlo, por eso se tuvo que quedar en casa.
— ¡Hola! —Leo saluda alegre.
— ¡Hola hermano! ¿Cómo has estado? —Responde Marc. Le alegró ver que Leonardo estaba bien, de veras ya estaba pensando que algo le había sucedido.
—Bien, ¿y tú?
—Excelente.
— ¿Qué puedes contarme? —Leo es uno de esos que cambian las palabras de frases comunes para hacerlas sonar algo distintas— ¿Dónde están Alex y Matías? —La casa en la que se encuentran no es exactamente la casa de Marc. Es la casa de Alex. El mayor de los hermanos tenía la costumbre de quedarse en su casa de vez en cuando.
—Ellos fueron a hacer unas diligencias —No pensaba decirle a Leo que su trabajo como detective había empezado. Quería guardar la sorpresa para cuando resolviera su primer caso— Y voy a contarte esto: ayer me llamó Patrick y me dijo que secuestraron a Pauline. ¿Puedes creerlo?
— ¿¡Qué!? ¿¡Es en serio!? Vaya, tenía como dos años sin saber de ella y esto es de lo que me entero.
—Pareces preocupado. ¿Acaso la perdonaste y siguieron siendo amigos o qué? —Leo estuvo molesto con Pauline por un tiempo bien largo cuando ella se quedó con George. Desde antes de que lo conociera, él ya sentía una atracción hacia la irlandesa y de verdad creyó que tendría una oportunidad con ella.
— ¿Ah? No, no es nada, sólo que estoy sorprendido —Aclara.
—Oh, bueno…
Leonardo es un hombre de emociones notorias, casi siempre puedes saber cómo se siente con sólo verlo, ya que es muy expresivo. Es tanto que a veces pareciera que exagerara, aunque él no lo piense así. Cuando parece exagerar, no hay mucho por hacer más que esperar a que se le pase. Cuando está “normal”, sus emociones igual son fáciles de notar, la diferencia está en la misma facilidad para que pase de un estado a otro en cuestión de segundos. Dejando a un lado lo emocional, Leo es un año y un mes exacto que su hermano. Es un chico divertido, muy ocurrente, confiable, un buen amigo, aunque su lado alegre ha estado desmoronándose en los últimos tres años desde la repentina muerte de su madre, hecho que lo dejó tan mal hasta el punto de quedar indeciso con lo que haría con su vida. Por esa razón se encuentra desempleado y sin estudiar, casi inactivo. Anda de un lado a otro tratando de ver si logra encajar en algo. Si Marc ya era protector con él, desde ese momento mucho más, la peor parte de su hermano salió a la luz y no podía permitir que algo más le pasara. Un mal evento sería fatal.
Ya casi pasaba una hora desde la llegada de Leonardo cuando ya se estaban despidiendo. Pocos minutos después, Marc ya estaba en la comisaría.
— ¡Hasta que al fin llegas! —Exclama Matías— Ya fuimos a las casas de los que nos dijeron Patrick y George pero nada, nadie sabe dónde puede estar Pauline.
— ¿En serio? Son rápidos, Leonardo no duró más de una hora visitándome.
—Es cierto, pero no fuimos a la casa de tu hermano porque por la grabación ya sabemos que esa no es su voz —Agrega Alex.
— ¿Ahora qué haremos? —Pregunta Marc.
— ¿Y si le pedimos a alguien que nos dé algo que huela a Pauline para que Rex olfatee los lugares? —Se le ocurre a Matías.
—Buena idea, pero antes vayamos a comer, y Matías… Esta vez cuídate de Rex —Alex advierte con tono bromista. Tal y como el día anterior, se sentaron a comer con los de la USH2.
— ¿Ya lograron tener a un sospechoso? —Paula le pregunta a Marc, curiosa.
—No, pero haremos una prueba con Rex.
— ¿Una prueba de olfato? ¡Genial! Tienen suerte de tener un perro en el grupo.
Marc y Paula hablaban por separado del resto del grupo, al igual que Alex y Matías, pero ellos estaban secreteando…
—Hey, ¿ves cómo se hablan Marc y Paula? Pareciera como si fueran muy amigos —Matías empieza.
—Es cierto. Aunque yo conozco a Marc desde hace más que tú y él habla con ella como a cualquier otra chica que acaba de conocer.
—Quizás tengas razón.
—Pero mira a Paula —Alex casi interrumpió a su primo— A ella la conocí ayer pero hace lo que normalmente una chica haría si alguien le gusta.
—Verdad, ella sí parece, pero Marc actúa normalmente.
— ¿Será que…?
— ¿Qué tanto secretean? ¿Nos están ocultando algo? —Interrumpe Marc.
— ¡Noo! —Responden a la vez.
—Sólo hablamos bajo para no molestarlos —Inventa Alex.
—No pareciera, pero bueno, les creeré —Paula responde no muy segura. Cada uno vuelve a su conversación.
—Por poco nos descubren, mejor no seguimos —Aconseja Matías.
Pasado el almuerzo, el equipo se dirige a la casa de Patrick a pedirle algo que huela a Pauline para poder hacer la prueba de olfato con Rex en cada una de las casas que Alex y Matías visitaron antes. Pasaron toda la tarde en eso sin resultados. Como se les hizo tarde, decidieron ir a casa.
—No puede ser, este secuestrador se esconde muy bien —Reclama Marc.
—Ojalá no fuera así —El deseo de todos dicho por Matías.
—Hey Marc, ¿le dijiste a Leonardo lo de Pauline?
—Sí.
— ¿Y cómo reaccionó? —Alex quería saber.
—Eso es lo que iba a decirte. Cuando le dije, Leo se alteró muchísimo, estaba muy sorprendido.
— ¿De verdad? ¿No era que Pauline le caía mal? —Matías no entendió.
—Eso fue lo que pensé. Yo le pregunté qué pasaba, si era que la había perdonado y nunca me dijo o algo así, pero me respondió que solamente estaba muy sorprendido.
—Qué extraño…
Al día siguiente, en la comisaría, Alex y Matías se pusieron a hablar mientras Marc ayudaba a los del otro grupo en algo.
— ¿Verdad que es rara la manera en la que reaccionó Leonardo? —Alex sospecha, pero primero quiere comprobar si es sólo su cabeza.
—Es la verdad. No lo vimos, pero sólo con imaginarlo basta.
— ¿Será que nuestro amigo nos está ocultando algo a todos?
—Veamos… El secuestro pudo hacerlo en señal de venganza por lo que ella le hizo —Matías no recuerda qué fue lo que pasó, pero por alguna razón Leo debía estar enojado con ella.
—Y ahora que me acuerdo, Leonardo creo que es imitador —Ese es el poder de Leonardo. Puede imitar a casi cualquiera con facilidad, incluyendo la voz de la persona.
— ¡Verdad!
— ¡Por eso no reconocimos su voz en la grabación!
—Alex, creo que descubrimos al secuestrador. De la lista que nos dieron, la casa de Leonardo es la única a la que no hemos ido.
—Ahora la gran pregunta. ¿Cómo convencemos a Marc de que su hermano es el culpable? —Esa es una muy buena pregunta. Marc jamás aceptaría eso ni como una hipótesis, ni lo pensaría. Su hermano no era capaz de herir a nadie ni verbalmente, era imposible que secuestrara a alguien.
—Pues piensa rápido, ahí viene Marc —No tendrían tiempo de planear cómo suavizarle la noticia a Marc, tendrían que decirle de una.
— ¡Hola! Los veo emocionados, ¿qué paso?
—Esto te parecerá difícil de entender pero… —Trata de introducir Matías, causando sólo que Marc se quede muy extrañado.
— ¿Pero qué?
—El secuestrador es Leonardo —Ambos dan la noticia.
— ¿¡Qué!? Imposible, él no es capaz de hacer eso —Reaccionó tal y como lo imaginaron.
—Tan sólo piénsalo. La única casa a la que no hemos ido es a la suya, su reacción cuando le dijiste lo que pasó es muy típica de los culpables y la razón del secuestro puede ser la de hacerle venganza a Pauline por lo que le hizo antes —Alex le explica al incrédulo castaño claro.
—Y de seguro no reconocimos su voz porque él es imitador —Matías completa.
—Todo es cierto, no puedo creerlo…
—Sólo tenemos que ir a comprobarlo —Dice el mayor.
—Aun no lo creo. ¿Cómo él pudo hacer una cosa así? —Marc se negaría a creer la historia hasta verlo y en su mente la imagen de ese momento es la demostración de su inocencia, no encontrarían a Pauline en la casa de su hermano, eso no.
—No lo sabemos —Responde Alex.
Con dos de los detectives seguros de la culpabilidad de Leonardo y Marc sin creerles, los tres fueron a la casa del mayor sospechoso y posible culpable. Esta casa es pequeña, pero tiene el espacio suficiente para una sola persona. Justo antes bajar al sótano, Marc los detiene.
—Bajaré yo solo, así no sospechará nada —Y así fue, Marc bajó solo, dejando a sus compañeros arriba en un sitio donde lo verían si llegara a necesitarlos. Llega al lugar, donde se encuentra a su hermano abriendo una puerta— ¡Hola Leo! ¿Qué haces? —Saluda naturalmente.
— ¡Marc! ¿¡Qué haces aquí!? —Leonardo no esperaba ver a nadie. ¿Cómo había entrado su hermano a su casa? Verle sólo lo alteró y bastante.
—Vine a saludarte, y no me respondiste la pregunta —Sigue hablándole naturalmente. Que le insistiera con una pregunta era normal, Marc puede llegar a ser muy curioso.
—Nada, sólo buscaba algo que creí que estaba aquí, nada más —Intentando calmarse. No se alejaba de la puerta.
— ¡Eso es mentira! — ¿Qué fue eso? ¿Acaso fue una voz femenina gritando del otro lado de la puerta?— ¡Marc, ayúdame y sácame de aquí!
—Leo… ¿¡Tú secuestraste a Pauline!? — ¡Era cierto! Era el culpable. Marc no podía creer lo que estaba pasando. Leonardo simplemente se quedó sin palabras, entrando en pánico. El mayor hace señas para que entren sus compañeros— Pues… Tengo que decirte algo. Aquí también están Alex y Matías y nosotros tres somos detectives —Dijo con mucha, mucha seriedad. Con esas palabras, el menor termina de entrar en pánico y de una gaveta a su derecha saca un arma y les apunta con miedo. Esto deja asombrados a los tres, ¿desde cuándo, cómo y para qué tenía una pistola? Responden sacando las suyas también.
— ¿¡Qué haces!? —Pregunta Alex.
—Evitar que me arresten,
—Pero tenemos que hacerlo.
Leo estaba a unos metros del sitio donde estaba Pauline. Alex se quedó frente la entrada del sótano, bloqueándola. Matías se encontraba cerca de Leonardo y Marc se dirigía a la puerta para liberar a Pauline.
— ¡No! —Leonardo se dio cuenta de que iba a la puerta y como no sabía qué hacer, disparó para que se alejara de ahí. Al mismo tiempo, Rex empujó a Leo para evitar que disparara, pero ya era tarde. Marc cae al suelo— ¡Marc! ¡Oh no! —Se levanta rápido para abrirle la puerta a Pauline, pero Alex pensó que era para huir y fue a atraparlo. De repente, él cae encima de Leonardo. Cayó porque le piso un brazo a Marc, quien estaba tendido en el piso, inmóvil y herido. Mientras caía, tropezó a Leo, tumbándolo y cayéndole encima.
—Supongo que ahí está Pauline, abriré la puerta, pero primero… Alex, esposa a Leonardo no vaya a ser que le haga algo.
Mientras tanto, Rex estaba tratando de hacer algo para que Marc se parara o reaccionara, pero nada.
—Leonardo, quedas arrestado por el secuestro de Pauline O’Malley y por… ¿Marc está…?
—No le siento el pulso y tampoco la respiración. Llamaré a una ambulancia.
—… Y por el posible homicidio de un policía —A Alex le cuesta decir lo último.
— ¿¡Homicidio!? ¿¡Qué!? ¿¡Están bromeando!? —Leonardo no quiere creer lo que le están diciendo. Se encuentra totalmente asustado y preocupado.
—Ojalá —Responde Matías.
—Miren a Rex —Rex se quedó acostado al lado de su dueño mientras veía a Leonardo con cara de “¿por qué lo hiciste?”, lo que causa conmoción.
— ¡Oigan, sáquenme de aquí! —Grita Pauline, aun no la liberaban. Matías le abrió la puerta— ¡Al fin libre! Gra- ¡Ah! ¿¡Qué le pasó a Marc! —Se espanta al verlo.
—Leonardo le disparó —Responde Alex.
— ¿¡Qué!? —Incrédula, voltea a verlo.
— ¡Fue un accidente! —Leo ya no aguantaba las ganas de llorar.
Capítulo #1: "Un Caso Conocido".
En una sala de una comisaría se encuentran varios oficiales, entre ellos dos mujeres y dos hombres quienes se encuentran adelante junto al teniente mientras éste da un discurso de bienvenida a las nuevas unidades.
—Los nuevos grupos de la Unidad de Secuestros y Homicidios están conformados por Marc Molander, Alexander Aranda y Matías Alonso, y la USH2 por Paula Montesco, Diana Zapata y Sebastián Ragone. Démosle la bienvenida a nuestros nuevos compañeros —Explica el teniente. Apenas terminó de decirlo y ya varios aplaudían en recibimiento a los nuevos detectives.
—¿Lo escucharon? ¡Seremos compañeros de grupo! —Dijo con emoción Marc, el más joven del primer grupo.
—Sólo falté yo, me dejaron por separado —Respondió Sebastián.
—No te preocupes, el teniente dijo que nuestros grupos se ayudarán mutuamente en varios casos —Alegó Alex.
—USH 1 y 2, es hora de empezar sus trabajos —Concluye el teniente.
—Ya escucharon, cada uno a nuestro grupo para conocer nuestras oficinas —Agrega Paula, la rubia del grupo.
El primer grupo está formado por Marc Molander, Alex Aranda y Matías Alonso. El primero es el hombre más joven entre las dos unidades. Sólo tiene 20 años, aunque en menos de dos meses alcanzará los 21. Es un muchacho alto, delgado y en forma. Su cabello es castaño claro tirando a rubio, liso, peinado hacia arriba yendo un poco hacia la derecha. Sus ojos café y de tez clara. Es casi imposible verlo con barba y menos usando una corbata. Su estilo es muy casual, su sello son las chaquetas de traje que sabe vestirlas muy bien. Su personalidad es sencilla aunque venga de una familia muy reconocida y adinerada. Algo ocurrente, a veces más de la cuenta, muy listo y capaz. Puede que sea el más chico, pero Marc es como un líder para el equipo.
El segundo es el más alto de todos, es muy difícil encontrar a alguien de estatura mayor a la suya, quizás se deba a su gusto por el baloncesto. Tiene 22 años y es argentino, sin embargo, su madre sí es de Miami, razón por la que vive ahí. Además de muy alto, es atlético. Castaño oscuro, casi negro, corto con un poco de flequillo. Sus ojos son café y tiene una gran sonrisa. Suele dejarse crecer un poco la barba. Su estilo y actitud suelen ser despreocupados.
Por último tenemos a Matías, el mayor y el más bajo del grupo a la vez, aunque entre Marc y él sólo existen 3 centímetros de diferencia. Es un año mayor que su primo Alex, también es un argentino viviendo en Miami pero por razones distintas. Su cabello es negro peinado hacia arriba la mayor parte del tiempo, sus cejas son largas y sus ojos café, algo más oscuros que los de su primo. Se le suele ver afeitado y usando corbata. Es algo descuidado y torpe, además de ser asustadizo. Come mucho, pero esto no quiere decir que sea gordo, para nada.
Si nos dirigimos al segundo grupo, su particularidad es la mayoria femenina. Paula Montesco, de 20 años, es una de ellas. Estatura promedio, algo alta. Rubia natural aunque usa mechones marrones, lo que produce confusiones en los desconocidos, quienes creen que en realidad es rubia falsa. Su corte de cabello es muy sencillo, sin flequillo, liso. Sus ojos son azul claros y es bastante blanca. Es muy femenina en cuanto la vestimenta y parte de su actitud, sólo hay un problema: cree mucho en las primeras impresiones, causante del fácil odio que podría dirigir a ciertas personas. Puede ser muy dulce, pero si alguien le cae mal, debe tener mucho cuidado, pues muestra su desprecio sin temor a nada. Odia rotundamente a todo tipo de persona que haya estado presa, sin importar el motivo. Si se le pudiera describir en una palabra, sería "perfeccionista".
Del otro lado se encuentra Diana Zapata, 20, venezolana, se le puede notar en su forma de hablar. Es muy bajita, sobrepasa por muy poco el metro cincuenta, trayéndole algunos problemas en asuntos en los que debe ser tomada muy en serio, por eso siempre está usando tacones altos. Su cabello es negro, siempre lo seca o lo plancha, tiene flequillo hacia la izquierda y llega algo más abajo de sus hombros. Sus ojos son muy oscuros y su piel es casi morena. A diferencia de su compañera, puede llevarse muy bien con cualquiera. Es muy cariñosa con los que más quiere. Le gusta mucho usar accesorios, sobretodo pulseras y zarcillos. También es bastante decidida y defiende a los suyos si nota que están en problemas.
Por último, el hombre del grupo, Sebastián Ragone, otro argentino más, y el más notorio pues es el que menos disimula su acento. Es el mayor de todos, estando a punto de cumplir 24 años en dos semanas. No es muy alto pero si alcanza una buena estatura. Su cabellera es castaña oscura, usándola con un estilo algo descuidado que se ve bien. Sus ojos son verdes y una de sus cejas tiene una pequeña ruptura casi al final, como esas que se forman cuando se tiene un piercing allí. Está bastante ejercitado. Su estilo se basa en usar franelas manga larga o de tres cuartos, jeans y converse o cualquier calzado deportivo. De vez en cuando se le ve algo más formal, cambiando la franela por una camisa y a veces podría llegar a usar una chaqueta de cuero. Su actitud va del bromista que hace enojar a los demás a propósito porque le da risa cómo reaccionan a ser el que está siendo molestado, pues es muy sencillo hacerlo enojar.
Al cabo de unos minutos, cada uno de los nuevos detectives conoció sus oficinas y alojaron sus cosas. Ya era casi de mediodía, así que deciden ir a la cafetería de la comisaría a almorzar. Todos se sientan en la misma mesa.
—¿Y qué tal? ¿Ya les dieron su primer caso o siguen esperando como nosotros? —Sebastián empieza una conversación.
—Aun esperamos nuestro caso —Continúa Matías.
—¡Yo espero con ansias que nos llamen para un caso! —Le sigue la rubia.
—Oye Matías... —Advierte Marc mientras ve que un perro pastor alemán está intentando robar un sándwich que éste dejó sobre la mesa— Ten cuidado, parece que Rex-
El descuidado compañero de Marc voltea a ver donde está dicho perro, el cual ya se está comiendo su sándwich
—¡Rex! ¿Por qué te comiste mi sándwich? ¡Perro malo! —Reclama molesto. Rex lo dejó sin almuerzo y sus compañeros se estaban riendo.
—¡Eso te pasa por descuidado! —Dice Diana.
—Eres un perro bromista, ¿eh? —Agrega el ojiverde Sebastián.
—¿Tenías mucha hambre, Rex? —Tratando de calmar su risa, el dueño del travieso canino, Marc.
—Ja, ja, ja —Sarcástico— Todos riéndose y yo me quedaré con hambre.
—Para que aprendas a estar pendiente de tu comida —Finaliza Paula.
Después de toda la burla, todos volvieron a sus oficinas a esperar por su primer caso. La unidad con el número 1 observa el teléfono de la oficina como cualquiera miraría a un semáforo en rojo si está en apuros.
—Quiero que ese teléfono suene ya —Marc rompe el silencio.
—Yo lo que quiero es que aparezca comida aquí.
—Matías, no creo que suceda —Alex desanima a Matías con esas palabras, mas no por mucho, puesto que la llamada tan esperada llegó.
— ¡Ese debe ser nuestro primer caso! —Marc atiende— Unidad de Secuestros y Homicidios.
— ¡Es mi hermana, creo que la secuestraron! —Se oye la voz de un hombre exaltado. Marc se sorprende al escucharlo.
— ¿Patrick? —Al parecer reconoció la voz.
—Marc, ¿eres policía? —Éste también lo reconoció un tanto sorprendido.
—Sí... ¿Dices que secuestraron a Pauline?
—Sí, creo que fue hace una hora.
—Ok, ya vamos para allá —Marc cuelga la llamada.
—Sonó como si conocieras a Patrick, ¿Quién es? —Pregunta Alex.
— ¿No lo conoces? Es el hermano de Pauline, una compañera de clase mía.
—Ahh, ¿y qué sucedió? —Al parecer Alex no le paró mucho a la llamada luego de la sorpresa.
—La secuestraron. Vamos a su casa.
El grupo fue directamente a la casa del hermano de la víctima.
— ¿Tienes alguna idea de quién pudo ser? —Interroga Alex.
—No, pero la llamada del secuestrador quedó grabada, ¿quieren oírla?
—Eso nos puede servir de ayuda —Responde Matías. Proceden a escuchar la grabación.
—Vaya, es cierto, pero no reconozco esa voz —Dice Marc.
— ¿El número quedó registrado? —Pregunta Alex.
—No, eso quisiera, pero parece que usó algo para hacer que el número no se reconociera —A Patrick se le estaban bajando los ánimos.
—Podemos llevarnos la grabación para que la examinen —Explica Matías— Puede servir para saber desde dónde llamaron por el ruido.
— ¿En serio? —Patrick recupera el ánimo— Entonces háganlo. Lo que sea por salvar a mi hermana. Si quieren, pueden ir a donde su novio, quizás él sabe algo.
—Ok. Cualquier cosa nos llamas —Finaliza Alex.
El equipo se lleva la grabación, debían probar primero si el novio de Pauline, George, reconocía la voz del secuestrador.
— ¿Vinieron por lo de Pauline?
—Sí —Afirma Marc.
—Bueno, si puedo servirles de ayuda, haré cualquier cosa —George es uno de esos hombres que mantienen la calma ante toda situación, por lo que no se le veía muy estresado. Él y Pauline tienen su historia aparte de la relación. Ambos son irlandeses y estudiaron juntos desde el segundo año de la secundaria, por eso es que Marc los conoce.
— ¿Quiere oír la grabación de la llamada del secuestrador a ver si reconoce su voz? —Ofrece Alex.
—Está bien —Reproducen la cinta— Quisiera saber de quién es la voz, pero no tengo ni la menor idea.
—Gracias por intentarlo El más joven concluye.
Después del fracaso en el reconocimiento de la voz masculina del secuestrador, la USH1 se dirigió a la comisaría para entregarles la grabación a los expertos en audio. Tuvieron que esperar toda la tarde, incluso les llegó la noche hasta que finalmente recibieron la llamada con los resultados obtenidos por los de sonido.
—Eran los de audio. Dicen que la llamada se hizo en un lugar donde pasa más o menos mucha gente porque se oyen autos y camiones, pero a lo lejos. Quizás sea en una casa que tenga dos pisos o un sótano —Matías repite lo dicho en la llamada.
— ¿Por qué no un edificio? —Alex quedó con la duda.
—Porque cerca de los edificios residenciales no dejan tocar corneta .
—A preguntarles a Patrick y a George si conocen a alguien que tenga una casa así —Marc se encarga de hacer las llamadas— Entre ambos, dicen que algunos primos, sus padres y mi hermano son las personas que viven en una casa así.
— ¿Cómo saben que tu hermano? —Alex se sorprende a cada rato por tantas coincidencias.
—Recuérdalo, Pauline era una compañera de clase.
—Es un poco tarde como para seguir investigando, volvamos a casa —Alex estaba por irse cuando Paula entró a la oficina.
—Hola, ¿ya se van? —Pregunta ella.
—Sí, ¿por? —Responde Matías.
—Es que quería saber si pueden ir a mi casa para celebrar que empezamos. Todos están invitados, incluso Rex.
— ¡Vayamos! —A Marc le agradó la invitación. Escasos minutos luego, ya todos se encontraban en la casa de la Montesco. Qué hermosa sorpresa para Matías fue ver algunas bandejas llenas de galletas y otras con sándwiches.
— ¡Al fin comida! —Exclamó feliz. Al fin calmaría a su estómago vacío.
—Había olvidado que Rex no te dejó almorzar —Alex recién recordó lo ocurrido al mediodía en la cafetería. Luego de lograr llenarse un poco, Matías se reúne con sus compañeros en la sala, quienes se encuentran hablando sobre los casos que recibieron.
—El nuestro es de un secuestro de un niño ¡y parece que nuestro sospechoso es su padre! —Comparte Diana.
— ¡Vaya! El nuestro es… ¿Te acuerdas de Pauline, nuestra compañera irlandesa? Pues la secuestraron, pero aun no tenemos a un sospechoso —Explica Marc.
— ¿¡Secuestraron a Pauline!? —Diana la conocía, estudiaba junto a ellos también— Pobre, espero que la encuentren pronto… Oye Marc, ¿qué pasó con Leo? No he sabido nada de él en bastante tiempo —Con Leo, Diana se refería a Leonardo, el hermano menor de Marc.
—Yo tampoco he sabido de él en unas tres semanas, es muy raro… Espero que no le haya pasado nada —Marc y Leo no son de los hermanos que se pelean, se distancian o se odian, no. Ellos son extremadamente unidos, era muy raro que pasasen más de dos días sin saber uno del otro.
—Ahora que me acuerdo, ¿Leo fue el que estuvo a punto de ser novio de Pauline? ¿Será que sabe de su secuestro? —Diana recuerda hechos del pasado.
— ¡Es cierto! —Alex se une a la conversación— Yo estaba un año más adelante que ustedes pero sí sabía de eso. ¿No fue Leonardo el que se enojó mucho cuando ella se quedó con George? —Tal parece que todos fueron al mismo colegio.
—Es verdad. Bueno, después le diré a mi hermano que la secuestraron a ver cómo reacciona.
El día siguiente, Marc tuvo que quedarse un tiempo más en casa antes de ir al trabajo mientras Alex y Matías seguían con la investigación, llevándose a Rex. El timbre de la casa suena y Marc va a abrir. Del otro lado de la puerta se encuentra un muchacho más alto y delgado que él, también parece más joven. Si el castaño claro fuese una chica en una fiesta y este otro un invitado a la misma ofreciéndole bailar, estaría emocionado con la agradable sorpresa de que un chico atractivo se fijase en ella. Éste tiene el cabello castaño y ojos azules, en realidad, algunas de sus facciones son similares a las de Marc, ¿y por qué no lo serían? El muchacho en la puerta es Leonardo Molander, sí, su hermano menor. Resulta que pon fin se reportó e iría a visitarlo, por eso se tuvo que quedar en casa.
— ¡Hola! —Leo saluda alegre.
— ¡Hola hermano! ¿Cómo has estado? —Responde Marc. Le alegró ver que Leonardo estaba bien, de veras ya estaba pensando que algo le había sucedido.
—Bien, ¿y tú?
—Excelente.
— ¿Qué puedes contarme? —Leo es uno de esos que cambian las palabras de frases comunes para hacerlas sonar algo distintas— ¿Dónde están Alex y Matías? —La casa en la que se encuentran no es exactamente la casa de Marc. Es la casa de Alex. El mayor de los hermanos tenía la costumbre de quedarse en su casa de vez en cuando.
—Ellos fueron a hacer unas diligencias —No pensaba decirle a Leo que su trabajo como detective había empezado. Quería guardar la sorpresa para cuando resolviera su primer caso— Y voy a contarte esto: ayer me llamó Patrick y me dijo que secuestraron a Pauline. ¿Puedes creerlo?
— ¿¡Qué!? ¿¡Es en serio!? Vaya, tenía como dos años sin saber de ella y esto es de lo que me entero.
—Pareces preocupado. ¿Acaso la perdonaste y siguieron siendo amigos o qué? —Leo estuvo molesto con Pauline por un tiempo bien largo cuando ella se quedó con George. Desde antes de que lo conociera, él ya sentía una atracción hacia la irlandesa y de verdad creyó que tendría una oportunidad con ella.
— ¿Ah? No, no es nada, sólo que estoy sorprendido —Aclara.
—Oh, bueno…
Leonardo es un hombre de emociones notorias, casi siempre puedes saber cómo se siente con sólo verlo, ya que es muy expresivo. Es tanto que a veces pareciera que exagerara, aunque él no lo piense así. Cuando parece exagerar, no hay mucho por hacer más que esperar a que se le pase. Cuando está “normal”, sus emociones igual son fáciles de notar, la diferencia está en la misma facilidad para que pase de un estado a otro en cuestión de segundos. Dejando a un lado lo emocional, Leo es un año y un mes exacto que su hermano. Es un chico divertido, muy ocurrente, confiable, un buen amigo, aunque su lado alegre ha estado desmoronándose en los últimos tres años desde la repentina muerte de su madre, hecho que lo dejó tan mal hasta el punto de quedar indeciso con lo que haría con su vida. Por esa razón se encuentra desempleado y sin estudiar, casi inactivo. Anda de un lado a otro tratando de ver si logra encajar en algo. Si Marc ya era protector con él, desde ese momento mucho más, la peor parte de su hermano salió a la luz y no podía permitir que algo más le pasara. Un mal evento sería fatal.
Ya casi pasaba una hora desde la llegada de Leonardo cuando ya se estaban despidiendo. Pocos minutos después, Marc ya estaba en la comisaría.
— ¡Hasta que al fin llegas! —Exclama Matías— Ya fuimos a las casas de los que nos dijeron Patrick y George pero nada, nadie sabe dónde puede estar Pauline.
— ¿En serio? Son rápidos, Leonardo no duró más de una hora visitándome.
—Es cierto, pero no fuimos a la casa de tu hermano porque por la grabación ya sabemos que esa no es su voz —Agrega Alex.
— ¿Ahora qué haremos? —Pregunta Marc.
— ¿Y si le pedimos a alguien que nos dé algo que huela a Pauline para que Rex olfatee los lugares? —Se le ocurre a Matías.
—Buena idea, pero antes vayamos a comer, y Matías… Esta vez cuídate de Rex —Alex advierte con tono bromista. Tal y como el día anterior, se sentaron a comer con los de la USH2.
— ¿Ya lograron tener a un sospechoso? —Paula le pregunta a Marc, curiosa.
—No, pero haremos una prueba con Rex.
— ¿Una prueba de olfato? ¡Genial! Tienen suerte de tener un perro en el grupo.
Marc y Paula hablaban por separado del resto del grupo, al igual que Alex y Matías, pero ellos estaban secreteando…
—Hey, ¿ves cómo se hablan Marc y Paula? Pareciera como si fueran muy amigos —Matías empieza.
—Es cierto. Aunque yo conozco a Marc desde hace más que tú y él habla con ella como a cualquier otra chica que acaba de conocer.
—Quizás tengas razón.
—Pero mira a Paula —Alex casi interrumpió a su primo— A ella la conocí ayer pero hace lo que normalmente una chica haría si alguien le gusta.
—Verdad, ella sí parece, pero Marc actúa normalmente.
— ¿Será que…?
— ¿Qué tanto secretean? ¿Nos están ocultando algo? —Interrumpe Marc.
— ¡Noo! —Responden a la vez.
—Sólo hablamos bajo para no molestarlos —Inventa Alex.
—No pareciera, pero bueno, les creeré —Paula responde no muy segura. Cada uno vuelve a su conversación.
—Por poco nos descubren, mejor no seguimos —Aconseja Matías.
Pasado el almuerzo, el equipo se dirige a la casa de Patrick a pedirle algo que huela a Pauline para poder hacer la prueba de olfato con Rex en cada una de las casas que Alex y Matías visitaron antes. Pasaron toda la tarde en eso sin resultados. Como se les hizo tarde, decidieron ir a casa.
—No puede ser, este secuestrador se esconde muy bien —Reclama Marc.
—Ojalá no fuera así —El deseo de todos dicho por Matías.
—Hey Marc, ¿le dijiste a Leonardo lo de Pauline?
—Sí.
— ¿Y cómo reaccionó? —Alex quería saber.
—Eso es lo que iba a decirte. Cuando le dije, Leo se alteró muchísimo, estaba muy sorprendido.
— ¿De verdad? ¿No era que Pauline le caía mal? —Matías no entendió.
—Eso fue lo que pensé. Yo le pregunté qué pasaba, si era que la había perdonado y nunca me dijo o algo así, pero me respondió que solamente estaba muy sorprendido.
—Qué extraño…
Al día siguiente, en la comisaría, Alex y Matías se pusieron a hablar mientras Marc ayudaba a los del otro grupo en algo.
— ¿Verdad que es rara la manera en la que reaccionó Leonardo? —Alex sospecha, pero primero quiere comprobar si es sólo su cabeza.
—Es la verdad. No lo vimos, pero sólo con imaginarlo basta.
— ¿Será que nuestro amigo nos está ocultando algo a todos?
—Veamos… El secuestro pudo hacerlo en señal de venganza por lo que ella le hizo —Matías no recuerda qué fue lo que pasó, pero por alguna razón Leo debía estar enojado con ella.
—Y ahora que me acuerdo, Leonardo creo que es imitador —Ese es el poder de Leonardo. Puede imitar a casi cualquiera con facilidad, incluyendo la voz de la persona.
— ¡Verdad!
— ¡Por eso no reconocimos su voz en la grabación!
—Alex, creo que descubrimos al secuestrador. De la lista que nos dieron, la casa de Leonardo es la única a la que no hemos ido.
—Ahora la gran pregunta. ¿Cómo convencemos a Marc de que su hermano es el culpable? —Esa es una muy buena pregunta. Marc jamás aceptaría eso ni como una hipótesis, ni lo pensaría. Su hermano no era capaz de herir a nadie ni verbalmente, era imposible que secuestrara a alguien.
—Pues piensa rápido, ahí viene Marc —No tendrían tiempo de planear cómo suavizarle la noticia a Marc, tendrían que decirle de una.
— ¡Hola! Los veo emocionados, ¿qué paso?
—Esto te parecerá difícil de entender pero… —Trata de introducir Matías, causando sólo que Marc se quede muy extrañado.
— ¿Pero qué?
—El secuestrador es Leonardo —Ambos dan la noticia.
— ¿¡Qué!? Imposible, él no es capaz de hacer eso —Reaccionó tal y como lo imaginaron.
—Tan sólo piénsalo. La única casa a la que no hemos ido es a la suya, su reacción cuando le dijiste lo que pasó es muy típica de los culpables y la razón del secuestro puede ser la de hacerle venganza a Pauline por lo que le hizo antes —Alex le explica al incrédulo castaño claro.
—Y de seguro no reconocimos su voz porque él es imitador —Matías completa.
—Todo es cierto, no puedo creerlo…
—Sólo tenemos que ir a comprobarlo —Dice el mayor.
—Aun no lo creo. ¿Cómo él pudo hacer una cosa así? —Marc se negaría a creer la historia hasta verlo y en su mente la imagen de ese momento es la demostración de su inocencia, no encontrarían a Pauline en la casa de su hermano, eso no.
—No lo sabemos —Responde Alex.
Con dos de los detectives seguros de la culpabilidad de Leonardo y Marc sin creerles, los tres fueron a la casa del mayor sospechoso y posible culpable. Esta casa es pequeña, pero tiene el espacio suficiente para una sola persona. Justo antes bajar al sótano, Marc los detiene.
—Bajaré yo solo, así no sospechará nada —Y así fue, Marc bajó solo, dejando a sus compañeros arriba en un sitio donde lo verían si llegara a necesitarlos. Llega al lugar, donde se encuentra a su hermano abriendo una puerta— ¡Hola Leo! ¿Qué haces? —Saluda naturalmente.
— ¡Marc! ¿¡Qué haces aquí!? —Leonardo no esperaba ver a nadie. ¿Cómo había entrado su hermano a su casa? Verle sólo lo alteró y bastante.
—Vine a saludarte, y no me respondiste la pregunta —Sigue hablándole naturalmente. Que le insistiera con una pregunta era normal, Marc puede llegar a ser muy curioso.
—Nada, sólo buscaba algo que creí que estaba aquí, nada más —Intentando calmarse. No se alejaba de la puerta.
— ¡Eso es mentira! — ¿Qué fue eso? ¿Acaso fue una voz femenina gritando del otro lado de la puerta?— ¡Marc, ayúdame y sácame de aquí!
—Leo… ¿¡Tú secuestraste a Pauline!? — ¡Era cierto! Era el culpable. Marc no podía creer lo que estaba pasando. Leonardo simplemente se quedó sin palabras, entrando en pánico. El mayor hace señas para que entren sus compañeros— Pues… Tengo que decirte algo. Aquí también están Alex y Matías y nosotros tres somos detectives —Dijo con mucha, mucha seriedad. Con esas palabras, el menor termina de entrar en pánico y de una gaveta a su derecha saca un arma y les apunta con miedo. Esto deja asombrados a los tres, ¿desde cuándo, cómo y para qué tenía una pistola? Responden sacando las suyas también.
— ¿¡Qué haces!? —Pregunta Alex.
—Evitar que me arresten,
—Pero tenemos que hacerlo.
Leo estaba a unos metros del sitio donde estaba Pauline. Alex se quedó frente la entrada del sótano, bloqueándola. Matías se encontraba cerca de Leonardo y Marc se dirigía a la puerta para liberar a Pauline.
— ¡No! —Leonardo se dio cuenta de que iba a la puerta y como no sabía qué hacer, disparó para que se alejara de ahí. Al mismo tiempo, Rex empujó a Leo para evitar que disparara, pero ya era tarde. Marc cae al suelo— ¡Marc! ¡Oh no! —Se levanta rápido para abrirle la puerta a Pauline, pero Alex pensó que era para huir y fue a atraparlo. De repente, él cae encima de Leonardo. Cayó porque le piso un brazo a Marc, quien estaba tendido en el piso, inmóvil y herido. Mientras caía, tropezó a Leo, tumbándolo y cayéndole encima.
—Supongo que ahí está Pauline, abriré la puerta, pero primero… Alex, esposa a Leonardo no vaya a ser que le haga algo.
Mientras tanto, Rex estaba tratando de hacer algo para que Marc se parara o reaccionara, pero nada.
—Leonardo, quedas arrestado por el secuestro de Pauline O’Malley y por… ¿Marc está…?
—No le siento el pulso y tampoco la respiración. Llamaré a una ambulancia.
—… Y por el posible homicidio de un policía —A Alex le cuesta decir lo último.
— ¿¡Homicidio!? ¿¡Qué!? ¿¡Están bromeando!? —Leonardo no quiere creer lo que le están diciendo. Se encuentra totalmente asustado y preocupado.
—Ojalá —Responde Matías.
—Miren a Rex —Rex se quedó acostado al lado de su dueño mientras veía a Leonardo con cara de “¿por qué lo hiciste?”, lo que causa conmoción.
— ¡Oigan, sáquenme de aquí! —Grita Pauline, aun no la liberaban. Matías le abrió la puerta— ¡Al fin libre! Gra- ¡Ah! ¿¡Qué le pasó a Marc! —Se espanta al verlo.
—Leonardo le disparó —Responde Alex.
— ¿¡Qué!? —Incrédula, voltea a verlo.
— ¡Fue un accidente! —Leo ya no aguantaba las ganas de llorar.
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
Aquí les dejo la segunda parte
Capítulo #1, segunda parte
Pocos momentos después, llega la ambulancia. Los paramédicos se llevan a Marc, a quien no se le sentía el pulso desde hacía un buen rato. Luego se llevaron a Leonardo y a Pauline a la comisaría, en donde ella se encontraría con Patrick y George.
— ¡Pauline, estás bien, qué alivio! —Su novio se alegró mucho cuando la ve, va a abrazarla, al igual que Patrick. Mientras tanto, Alex y Matías interrogaban a Leonardo en la sala de interrogatorios.
— ¿Saben algo de mi hermano? —Se encontraba muy preocupado.
—Lamentablemente no, pero nos dijeron que no tenía pulso —Le dice Alex
—O sea que… lo maté? —Le cuesta decirlo está asustado, preocupado y triste, a punto de llorar.
—Quisiera que la respuesta fuera “no” —Agrega Matías.
— ¡No! —No logró contenerse más, comienza a llorar— Todo fue un accidente, de verdad no quería hacerlo pero entré en pánico y disparé.
—Ahora debemos hablar de-
— ¿Mi condena? —Interrumpe a Alex.
—Sí, justamente, tu condena.
—Déjame decir esto: Secuestré a Pauline, si fuera sólo eso, creo que tendría muy poco tiempo de prisión, pero… Ahora me dicen que maté a mi hermano que de paso era policía. No creo poder vivir con esa carga, ¿saben? Yo quería mucho a mi hermano, pero ahora que ya no está, no quiero vivir con la carga de ser su asesino, así que si pueden, denme pena de muerte, no me importa, y si se puede, lo más pronto posible —De verdad estaba destrozado. Prefería morir antes de seguir adelante sabiendo que era responsable de la muerte de su hermano, simplemente le era imposible. Alex y Matías se quedan sin palabras por varios segundos.
—Leonardo… —Alex fue el primero en recuperar el habla— Tengo que decirte que aunque no lo pidieras, tendrías pena de muerte porque esa es la condena que tienen los que matan a un policía.
—No queremos que eso te suceda porque dices que fue un accidente.
—Entonces diré que fue a propósito —Vuelven a quedarse sin habla.
—Podemos procesarte mañana como a las 10am —Esta vez, Matías se recupera primero.
—Perfecto —Leo estaba demasiado triste, no podía creer lo que había hecho, no paraba de llorar, la culpa que sentía era inmensa. Afuera de la sala estaba Paula esperando el final del interrogatorio. Los detectives salen.
— ¡Al fin salieron! ¿Qué pasará con él?
—Mañana será procesado en la silla eléctrica —Responde Alex.
— ¿De verdad? —La noticia la alegra un poco— Eso es lo que se merecen todos los criminales.
— ¿Estás feliz? —Matías no entendía porqué lo estaría.
—Sólo por eso, pero estoy muy triste por lo de Marc. Mañana iré al hospital para que me digan con detalle qué lo mató.
— ¿Quién activará la silla?
—Tiene que ser uno de ustedes porque sólo los que eran parte del grupo que investigó el caso pueden activar la silla.
—Pues yo no quiero —Responden al unísono.
—Vamos, para mí sería un honor matar a un criminal.
—Para ti que no lo conoces —A Matías no le agrada la actitud de la rubia— Nosotros somos sus amigos desde hace años y a cualquiera que le toque hacerlo le costará activar la silla que matará a nuestro amigo.
— ¿¡Cómo pueden ser amigos de alguien así!? —Su odio hacia los criminales se expuso.
—Él antes no era así —Alex tampoco estaba de acuerdo con Paula.
—Bueno, si ninguno quiere, haremos un “piedra, papel o tijera” para decidirlo
Y eso hacen. En un dos de tres que Matías ganó, se decidió que Alex será el que activará la silla.
—Ay no…
—Alex, tienes la fortuna- digo, desgracia de ser el que activará la silla —El comentario hace que Alex la mira con algo de odio. El día siguiente, Alex va a buscar al dolido muchacho en la cárcel para procesarlo.
—Aquí llegamos, en esta silla estarás en unos momentos —Entran en la sala. Leonardo observa la silla detalladamente y se sienta— ¿Estás listo?
—Sí —Afirma mientras asiente.
—Te estaré amarrando con estas correas a la silla para que no puedas moverte. Y otra cosa, te las pondré en brazos, piernas, torso y cuello. Son diez.
Luego de explicarle, procede a ajustar las correas de la silla. Cuando iba por la última, los ojos de Leo se pusieron llorosos, ya que apenas terminara le pondrían el casco que haría la descarga final que acabaría con su vida. En el momento que sintió el casco, una lágrima cayó de sus ojos, expresando su tristeza y justo después se activo la silla. Ya todo estaba acabado, pero algo inesperado apareció por la puerta justo cuando terminó la descarga.
— ¡NO! — ¿Sus ojos le estaban jugando una terrible broma o ese era Marc entrando a la sala en apuros para detenerlo?
— ¡Marc, estás vivo! —Exclaman los pocos presentes en el lugar con sorpresa.
—Sí, pero no logré salvarlo a él —Responde desilusionado. Se ve que Paula llega detrás de él.
—Te dije que no nos daría tiempo.
Minutos después, sólo quedaban Alex, Marc y Matías en la sala. Estaban desatando el cuerpo de Leo. Se siente la tristeza inundada en el lugar.
—Dime Marc, ¿qué fue lo que pasó? ¿Cómo te enteraste de esto?
—Lo que pasó fue esto…
Frente a un hospital, Paula está caminando con Rex, a punto de entrar.
—Veamos qué nos dicen los- —Rex ladra eufórico— ¿Por qué estás tan emocionado?
— ¡Hola! —Marc aparece con un cabestrillo y un yeso en el brazo izquierdo.
— ¡Estás vivo! —Paula está sorprendida y alegre.
— ¡Pues claro! ¿Acaso me dieron por muerto?
—Sí —Confirma mientras caminan de vuelta al auto.
—No me extraña, tenía muerte aparente.
— ¿Qué te pasó en el brazo?
—Ahí fue donde impactó la bala y luego alguien me pisó tan fuerte que me fracturé. Espero que el compañero que me disparó no esté en problemas.
— ¿Compañero? —Pregunta demostrando confusión.
— ¿Acaso no fue un compañero el que me disparó? —La confusión pasó a ser de Marc.
—No, fue tu hermano.
— ¿¡Mi hermano!? No puedo creerlo. Espera —Se da cuenta— Si él me disparó y me dieron por muerto… eso quiere decir que lo van a… —Empieza a preocuparse.
—Eso iba a decirte. Él mismo lo pidió.
— ¿¡Qué!? Pero, ¿¡por qué!? —Acelera el paso.
—Es que se sentía muy mal por lo que te había hecho y dijo que no podría soportar la carga de haberte matado.
— ¿Y cuándo lo van a procesar?
—Pidió que fuera lo más pronto posible. Creo que hace unos minutos, cuando estaba yendo al hospital, Alex lo estaba preparando.
— ¿¡Por qué no me lo dijiste antes!? Vamos, ¡corre! —Marc debía apurarse si iba a salvar a Leonardo de ser procesado por algo que no hizo. Como el hospital queda cerca de la cárcel, llegaron corriendo muy rápidamente— Menos mal que esto está cerca del hospital —Se dirigen al vigilante de la entrada— ¿Dónde queda el piso en el que están…? ¿Qué pidió Leo para que lo procesaran? —Esto último fue con Paula.
—Silla eléctrica.
—En el quinto piso.
—Ok, gracias —Corren hacia los ascensores.
— ¡Esperen! Los-
— ¡No tenemos tiempo! —Cuando llegan a los ascensores, no fue lo esperado.
— ¿¡Fuera de servicio!? —Paula no lo podía creer, Marc tampoco.
— ¡Ahh, no puede ser! —Se devuelven a las escaleras.
—Eso era lo que les iba a decir. Los ascensores no sirven.
—Lamento no haberlo oído —Comienzan a subir, Marc ve un reloj— ¿Ves la hora?
—Sí, ¿qué pasa con ella?
—Las sillas suelen activarse en hora en punto. Son las 9:58 y si activarán la silla cuando sean las 10, aun tenemos algo más de un minuto para subir las escaleras.
— ¿¡Estás loco!? No creo que podamos subir cinco pisos en menos de un minuto.
—Si corremos, quizás.
— ¡Pero hay pasillos entre escalera y escalera!
— ¡Tan sólo corre! —Con Paula refunfuñando e insistiendo que no les daría tiempo, fueron subiendo piso por piso corriendo lo más rápido posible.
—Ya deben quedar 30 segundos y aun nos faltan dos pisos y medio. ¡No nos dará tiempo!
— ¿Por qué eres tan pesimista? —Marc es alguien con mucha paciencia, pero Paula estaba por desbordarlo.
—No es que sea pesimista, sólo que cuando se trata de un criminal como él, no puedo evitar ponerme así.
— ¿”Criminal como él”? — Lo dice como si hubiese sido una ofensa para él. Con su familia nadie se metía— Si conocieras a mi hermano, no dirías eso. Vamos, ya sólo nos falta ésta y llegamos —Iban por los últimos escalones cuando por alguna razón, Marc se cae, al parecer porque calculó mal la altura del escalón. Paula, quien estaba atrás, también cayó— Oh no, ¿estás bien?
—Sí. Después te alcanzo —Marc se levanta rápidamente aunque con dificultad por el yeso en su brazo. Subió y corrió lo más rápido que pudo hacia la puerta, pero cuando la abrió, vio lo que no quería. Justo cuando la abre, la silla se estaba activando. Ya no había nada que hacer.
—Por eso no llegué a tiempo para que él lograra vivir —Estaba muy triste y enfadado con sí mismo por lo del vigilante y la caída, lo que para él fueron los hechos que le hicieron perder el tiempo.
—Ojalá no hubieras tropezado… —Alex está afectado.
—Sí…
—Yo ahora me siento muy mal. No me sentí para nada bien cuando ajustaba las correas ni cómo iba empeorando cada vez que me acercaba a la última. Sentía que estaba haciendo sufrir a un buen amigo y bueno, eso hice. Y cuando activé la silla y vi que él estaba al borde de llorar… ¡fue horrible!
—Espera… —Marc ve el medidor de voltaje— ¿activaste la silla con este voltaje?
—Sí, ¿por?
—Es que, que yo sepa, ese es para desmayar a alguien, pero no es lo suficientemente fuerte como para matar —Se emociona un poco.
—Entonces… ¿Quieres decir que Leonardo está vivo? —Matías por fin habla.
— ¡Sí! —Apuraron el desate para sacarlo de ahí y llevarlo al hospital, donde verían si de verdad lo que tenía era un desmayo. Ya en el hospital, tuvieron que quedarse en la sala de espera. Los doctores les dijeron que debían esperar por un diagnóstico que debían investigar por la explicación del caso, lo cual preocupó a Marc porque nunca mencionaron si había sobrevivido. Sus compañeros lo tranquilizaron para luego terminar de esperar el tiempo que fuera necesario. Después de una hora, o al menos eso fue lo que le pareció a Marc, apareció el doctor.
—Me alegra decirles que todo está bien. Nos tardamos porque teníamos dudas de algo por lo que nos contaron. Nos dijeron todo lo sucedido y que no entendían cómo pudo suceder porque no era así. La explicación es simple. Hay muchos casos así. Suele pasar por un problema mental llamado “impredecibilidad”, él tiene ese problema.
— ¿Qué? —Marc se extrañó. ¿Una enfermedad mental?
—Sí, su caso es de impredecibilidad. ¿Saben qué es?
—Sí, lo sé.
La impredecibilidad es una enfermedad mental que afecta a personas con cierto pasado. Suele aparecer al término de la adolescencia. Se caracteriza por brotes de emociones casi exageradas que se manifiestan en cualquier momento por cualquier o ningún motivo, de ahí la “impredecibilidad”.
—Pueden pasar a verlo —Los tres pasan a la habitación donde estaba Leo.
— ¡Estás bien! —Marc no podía estar más feliz.
—Sí, no puedo creerlo, pero… ¿Ahora qué condena van a darme?
—Lo más probable es que te metan a la cárcel por 10 meses, máximo un año… ¡Hey! ¿Por qué no te sorprendiste al verme?
—El doctor me dijo que estabas bien. Supongo que me darán ese tiempo por lo de la impredecibilidad, ¿no?
—Así es, pero pórtate bien. Quizás así te quedes por menos tiempo. Si te portas mal, lo más probable es que te den un par de meses más.
—Ok, no me meteré en problemas.
Al día siguiente, fue encarcelado, pero esta vez feliz, ya que sabía que su hermano estaba bien y que no era un asesino, también porque sentía que la vida le había dado otra oportunidad por alguna razón que descubriría después. El equipo volvió a la comisaría luego de eso.
—Tienes suerte —Matías deja salir esas palabras.
— ¿Por qué? —Marc no entiende la razón.
—Porque te fracturaste el brazo izquierdo —Explica.
—Esto… —No muy convencido, agarra un marcador de pizarra— Dime algo qué escribir aquí.
—Tu nombre completo —Sin sospechar nada, esa fue la orden. Marc escribe “Marc Molander Ascenzo” en la pizarra.
—Ahora compara esta letra con esto que escribí hace unos días —Pasándole un papel. La letra de la pizarra era horrenda, la del papel, muy ordenada.
—Oh, ¡no puede ser! ¿¡Eres zurdo!?
—Sí.
—Es muy raro ver zurdos por aquí. Y por cierto… ¿Tu segundo nombre no es Gabriel?
—No puedo creerlo. ¿¡Me conoces desde hace años y no sabías que soy zurdo y eso que me ves escribir a menudo, pero sí te sabes mi segundo nombre que nunca lo digo porque no me gusta y ni siquiera debería tenerlo!?
—Es que las cosas que no combinan se recuerdan con más facilidad —Voltea a otro lado— ¡Rex! Oh no, ¡otra vez sin comida!
Fin del Capítulo #1.
Espero sus comentarios :bye:
Capítulo #1, segunda parte
Pocos momentos después, llega la ambulancia. Los paramédicos se llevan a Marc, a quien no se le sentía el pulso desde hacía un buen rato. Luego se llevaron a Leonardo y a Pauline a la comisaría, en donde ella se encontraría con Patrick y George.
— ¡Pauline, estás bien, qué alivio! —Su novio se alegró mucho cuando la ve, va a abrazarla, al igual que Patrick. Mientras tanto, Alex y Matías interrogaban a Leonardo en la sala de interrogatorios.
— ¿Saben algo de mi hermano? —Se encontraba muy preocupado.
—Lamentablemente no, pero nos dijeron que no tenía pulso —Le dice Alex
—O sea que… lo maté? —Le cuesta decirlo está asustado, preocupado y triste, a punto de llorar.
—Quisiera que la respuesta fuera “no” —Agrega Matías.
— ¡No! —No logró contenerse más, comienza a llorar— Todo fue un accidente, de verdad no quería hacerlo pero entré en pánico y disparé.
—Ahora debemos hablar de-
— ¿Mi condena? —Interrumpe a Alex.
—Sí, justamente, tu condena.
—Déjame decir esto: Secuestré a Pauline, si fuera sólo eso, creo que tendría muy poco tiempo de prisión, pero… Ahora me dicen que maté a mi hermano que de paso era policía. No creo poder vivir con esa carga, ¿saben? Yo quería mucho a mi hermano, pero ahora que ya no está, no quiero vivir con la carga de ser su asesino, así que si pueden, denme pena de muerte, no me importa, y si se puede, lo más pronto posible —De verdad estaba destrozado. Prefería morir antes de seguir adelante sabiendo que era responsable de la muerte de su hermano, simplemente le era imposible. Alex y Matías se quedan sin palabras por varios segundos.
—Leonardo… —Alex fue el primero en recuperar el habla— Tengo que decirte que aunque no lo pidieras, tendrías pena de muerte porque esa es la condena que tienen los que matan a un policía.
—No queremos que eso te suceda porque dices que fue un accidente.
—Entonces diré que fue a propósito —Vuelven a quedarse sin habla.
—Podemos procesarte mañana como a las 10am —Esta vez, Matías se recupera primero.
—Perfecto —Leo estaba demasiado triste, no podía creer lo que había hecho, no paraba de llorar, la culpa que sentía era inmensa. Afuera de la sala estaba Paula esperando el final del interrogatorio. Los detectives salen.
— ¡Al fin salieron! ¿Qué pasará con él?
—Mañana será procesado en la silla eléctrica —Responde Alex.
— ¿De verdad? —La noticia la alegra un poco— Eso es lo que se merecen todos los criminales.
— ¿Estás feliz? —Matías no entendía porqué lo estaría.
—Sólo por eso, pero estoy muy triste por lo de Marc. Mañana iré al hospital para que me digan con detalle qué lo mató.
— ¿Quién activará la silla?
—Tiene que ser uno de ustedes porque sólo los que eran parte del grupo que investigó el caso pueden activar la silla.
—Pues yo no quiero —Responden al unísono.
—Vamos, para mí sería un honor matar a un criminal.
—Para ti que no lo conoces —A Matías no le agrada la actitud de la rubia— Nosotros somos sus amigos desde hace años y a cualquiera que le toque hacerlo le costará activar la silla que matará a nuestro amigo.
— ¿¡Cómo pueden ser amigos de alguien así!? —Su odio hacia los criminales se expuso.
—Él antes no era así —Alex tampoco estaba de acuerdo con Paula.
—Bueno, si ninguno quiere, haremos un “piedra, papel o tijera” para decidirlo
Y eso hacen. En un dos de tres que Matías ganó, se decidió que Alex será el que activará la silla.
—Ay no…
—Alex, tienes la fortuna- digo, desgracia de ser el que activará la silla —El comentario hace que Alex la mira con algo de odio. El día siguiente, Alex va a buscar al dolido muchacho en la cárcel para procesarlo.
—Aquí llegamos, en esta silla estarás en unos momentos —Entran en la sala. Leonardo observa la silla detalladamente y se sienta— ¿Estás listo?
—Sí —Afirma mientras asiente.
—Te estaré amarrando con estas correas a la silla para que no puedas moverte. Y otra cosa, te las pondré en brazos, piernas, torso y cuello. Son diez.
Luego de explicarle, procede a ajustar las correas de la silla. Cuando iba por la última, los ojos de Leo se pusieron llorosos, ya que apenas terminara le pondrían el casco que haría la descarga final que acabaría con su vida. En el momento que sintió el casco, una lágrima cayó de sus ojos, expresando su tristeza y justo después se activo la silla. Ya todo estaba acabado, pero algo inesperado apareció por la puerta justo cuando terminó la descarga.
— ¡NO! — ¿Sus ojos le estaban jugando una terrible broma o ese era Marc entrando a la sala en apuros para detenerlo?
— ¡Marc, estás vivo! —Exclaman los pocos presentes en el lugar con sorpresa.
—Sí, pero no logré salvarlo a él —Responde desilusionado. Se ve que Paula llega detrás de él.
—Te dije que no nos daría tiempo.
Minutos después, sólo quedaban Alex, Marc y Matías en la sala. Estaban desatando el cuerpo de Leo. Se siente la tristeza inundada en el lugar.
—Dime Marc, ¿qué fue lo que pasó? ¿Cómo te enteraste de esto?
—Lo que pasó fue esto…
Frente a un hospital, Paula está caminando con Rex, a punto de entrar.
—Veamos qué nos dicen los- —Rex ladra eufórico— ¿Por qué estás tan emocionado?
— ¡Hola! —Marc aparece con un cabestrillo y un yeso en el brazo izquierdo.
— ¡Estás vivo! —Paula está sorprendida y alegre.
— ¡Pues claro! ¿Acaso me dieron por muerto?
—Sí —Confirma mientras caminan de vuelta al auto.
—No me extraña, tenía muerte aparente.
— ¿Qué te pasó en el brazo?
—Ahí fue donde impactó la bala y luego alguien me pisó tan fuerte que me fracturé. Espero que el compañero que me disparó no esté en problemas.
— ¿Compañero? —Pregunta demostrando confusión.
— ¿Acaso no fue un compañero el que me disparó? —La confusión pasó a ser de Marc.
—No, fue tu hermano.
— ¿¡Mi hermano!? No puedo creerlo. Espera —Se da cuenta— Si él me disparó y me dieron por muerto… eso quiere decir que lo van a… —Empieza a preocuparse.
—Eso iba a decirte. Él mismo lo pidió.
— ¿¡Qué!? Pero, ¿¡por qué!? —Acelera el paso.
—Es que se sentía muy mal por lo que te había hecho y dijo que no podría soportar la carga de haberte matado.
— ¿Y cuándo lo van a procesar?
—Pidió que fuera lo más pronto posible. Creo que hace unos minutos, cuando estaba yendo al hospital, Alex lo estaba preparando.
— ¿¡Por qué no me lo dijiste antes!? Vamos, ¡corre! —Marc debía apurarse si iba a salvar a Leonardo de ser procesado por algo que no hizo. Como el hospital queda cerca de la cárcel, llegaron corriendo muy rápidamente— Menos mal que esto está cerca del hospital —Se dirigen al vigilante de la entrada— ¿Dónde queda el piso en el que están…? ¿Qué pidió Leo para que lo procesaran? —Esto último fue con Paula.
—Silla eléctrica.
—En el quinto piso.
—Ok, gracias —Corren hacia los ascensores.
— ¡Esperen! Los-
— ¡No tenemos tiempo! —Cuando llegan a los ascensores, no fue lo esperado.
— ¿¡Fuera de servicio!? —Paula no lo podía creer, Marc tampoco.
— ¡Ahh, no puede ser! —Se devuelven a las escaleras.
—Eso era lo que les iba a decir. Los ascensores no sirven.
—Lamento no haberlo oído —Comienzan a subir, Marc ve un reloj— ¿Ves la hora?
—Sí, ¿qué pasa con ella?
—Las sillas suelen activarse en hora en punto. Son las 9:58 y si activarán la silla cuando sean las 10, aun tenemos algo más de un minuto para subir las escaleras.
— ¿¡Estás loco!? No creo que podamos subir cinco pisos en menos de un minuto.
—Si corremos, quizás.
— ¡Pero hay pasillos entre escalera y escalera!
— ¡Tan sólo corre! —Con Paula refunfuñando e insistiendo que no les daría tiempo, fueron subiendo piso por piso corriendo lo más rápido posible.
—Ya deben quedar 30 segundos y aun nos faltan dos pisos y medio. ¡No nos dará tiempo!
— ¿Por qué eres tan pesimista? —Marc es alguien con mucha paciencia, pero Paula estaba por desbordarlo.
—No es que sea pesimista, sólo que cuando se trata de un criminal como él, no puedo evitar ponerme así.
— ¿”Criminal como él”? — Lo dice como si hubiese sido una ofensa para él. Con su familia nadie se metía— Si conocieras a mi hermano, no dirías eso. Vamos, ya sólo nos falta ésta y llegamos —Iban por los últimos escalones cuando por alguna razón, Marc se cae, al parecer porque calculó mal la altura del escalón. Paula, quien estaba atrás, también cayó— Oh no, ¿estás bien?
—Sí. Después te alcanzo —Marc se levanta rápidamente aunque con dificultad por el yeso en su brazo. Subió y corrió lo más rápido que pudo hacia la puerta, pero cuando la abrió, vio lo que no quería. Justo cuando la abre, la silla se estaba activando. Ya no había nada que hacer.
—Por eso no llegué a tiempo para que él lograra vivir —Estaba muy triste y enfadado con sí mismo por lo del vigilante y la caída, lo que para él fueron los hechos que le hicieron perder el tiempo.
—Ojalá no hubieras tropezado… —Alex está afectado.
—Sí…
—Yo ahora me siento muy mal. No me sentí para nada bien cuando ajustaba las correas ni cómo iba empeorando cada vez que me acercaba a la última. Sentía que estaba haciendo sufrir a un buen amigo y bueno, eso hice. Y cuando activé la silla y vi que él estaba al borde de llorar… ¡fue horrible!
—Espera… —Marc ve el medidor de voltaje— ¿activaste la silla con este voltaje?
—Sí, ¿por?
—Es que, que yo sepa, ese es para desmayar a alguien, pero no es lo suficientemente fuerte como para matar —Se emociona un poco.
—Entonces… ¿Quieres decir que Leonardo está vivo? —Matías por fin habla.
— ¡Sí! —Apuraron el desate para sacarlo de ahí y llevarlo al hospital, donde verían si de verdad lo que tenía era un desmayo. Ya en el hospital, tuvieron que quedarse en la sala de espera. Los doctores les dijeron que debían esperar por un diagnóstico que debían investigar por la explicación del caso, lo cual preocupó a Marc porque nunca mencionaron si había sobrevivido. Sus compañeros lo tranquilizaron para luego terminar de esperar el tiempo que fuera necesario. Después de una hora, o al menos eso fue lo que le pareció a Marc, apareció el doctor.
—Me alegra decirles que todo está bien. Nos tardamos porque teníamos dudas de algo por lo que nos contaron. Nos dijeron todo lo sucedido y que no entendían cómo pudo suceder porque no era así. La explicación es simple. Hay muchos casos así. Suele pasar por un problema mental llamado “impredecibilidad”, él tiene ese problema.
— ¿Qué? —Marc se extrañó. ¿Una enfermedad mental?
—Sí, su caso es de impredecibilidad. ¿Saben qué es?
—Sí, lo sé.
La impredecibilidad es una enfermedad mental que afecta a personas con cierto pasado. Suele aparecer al término de la adolescencia. Se caracteriza por brotes de emociones casi exageradas que se manifiestan en cualquier momento por cualquier o ningún motivo, de ahí la “impredecibilidad”.
—Pueden pasar a verlo —Los tres pasan a la habitación donde estaba Leo.
— ¡Estás bien! —Marc no podía estar más feliz.
—Sí, no puedo creerlo, pero… ¿Ahora qué condena van a darme?
—Lo más probable es que te metan a la cárcel por 10 meses, máximo un año… ¡Hey! ¿Por qué no te sorprendiste al verme?
—El doctor me dijo que estabas bien. Supongo que me darán ese tiempo por lo de la impredecibilidad, ¿no?
—Así es, pero pórtate bien. Quizás así te quedes por menos tiempo. Si te portas mal, lo más probable es que te den un par de meses más.
—Ok, no me meteré en problemas.
Al día siguiente, fue encarcelado, pero esta vez feliz, ya que sabía que su hermano estaba bien y que no era un asesino, también porque sentía que la vida le había dado otra oportunidad por alguna razón que descubriría después. El equipo volvió a la comisaría luego de eso.
—Tienes suerte —Matías deja salir esas palabras.
— ¿Por qué? —Marc no entiende la razón.
—Porque te fracturaste el brazo izquierdo —Explica.
—Esto… —No muy convencido, agarra un marcador de pizarra— Dime algo qué escribir aquí.
—Tu nombre completo —Sin sospechar nada, esa fue la orden. Marc escribe “Marc Molander Ascenzo” en la pizarra.
—Ahora compara esta letra con esto que escribí hace unos días —Pasándole un papel. La letra de la pizarra era horrenda, la del papel, muy ordenada.
—Oh, ¡no puede ser! ¿¡Eres zurdo!?
—Sí.
—Es muy raro ver zurdos por aquí. Y por cierto… ¿Tu segundo nombre no es Gabriel?
—No puedo creerlo. ¿¡Me conoces desde hace años y no sabías que soy zurdo y eso que me ves escribir a menudo, pero sí te sabes mi segundo nombre que nunca lo digo porque no me gusta y ni siquiera debería tenerlo!?
—Es que las cosas que no combinan se recuerdan con más facilidad —Voltea a otro lado— ¡Rex! Oh no, ¡otra vez sin comida!
Fin del Capítulo #1.
Espero sus comentarios :bye:
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
PUTA PULA
ASÍ ES COMO YO ME LA IMAGINO
ESA ES PAULA XD
LA PRIMERA VEZ QUE LEÍ EL CAPITULO TENÍA EL CORAZÓN EN LA MANO
Y YO COMO:
DESGRACIADA HIJA DE PLAYA LEO ES BUENO TU ERES LA ASESINA MALÉVOLA!
EN SERIÓ ME GUSTA LEO ;)
TODO LO QUE PASO POR UNA BITCH LLAMADA PAULINE .-.
DE VERAS QUE MERECE MORIR ESA TIPA :jojojo:
QUE LE PASE ESTO A SU ZONA DEL CUERPO:
Y MARC ES UN AMOR, SABES DE TANTAS DESGRACIADAS QUE VI HOY EN DEFINITIVA COMO QUE PREFIERO QUE MARC SE QUEDE CON LEO AUNQUE SEA INCESTO XD
ADMITE QUE SE VERÍAN REEEKUCHIS
LARC BOY LARC BOY LARC BOY
(ya empece con mi conspiración por si no te diste cuenta é.é)
BUENO EN TOTAL EL CAPITULO ESTUVO MUY BIEN, LA NARRACIÓN QUEDO BIEN ASÍ QUE NO TE PREOCUPES :P
BYE
:bye:
PD: I need your antention for FB :( today was longer @.@
...
sariss
Re: Más Que Cosas De Policías
Sé que la pregunta es algo tonta conociendo tu ODIO hacia Paula pero... Cuál es la que merece morir, ella o Pauline? (Las Pau tienen algo que hace que sean odiadas o qué? :scratch:) Y sí, no hay manera de odiar a Leo, es tan awwwwww :ilusion: le agarras cariño y de Larc boy... Tenemos un asunto serio con los spoilers en tus comentarios, no son directos pero y entonces para que el boy ? Nah, bromeo. Quedarían cuchis, lo se, pero se vale shippear hermanos :xd:sariss escribió:PUTA PULAASÍ ES COMO YO ME LA IMAGINOESA ES PAULA XDLA PRIMERA VEZ QUE LEÍ EL CAPITULO TENÍA EL CORAZÓN EN LA MANOY YO COMO:DESGRACIADA HIJA DE PLAYA LEO ES BUENO TU ERES LA ASESINA MALÉVOLA!EN SERIÓ ME GUSTA LEO ;)TODO LO QUE PASO POR UNA BITCH LLAMADA PAULINE .-.DE VERAS QUE MERECE MORIR ESA TIPA :jojojo:QUE LE PASE ESTO A SU ZONA DEL CUERPO:Y MARC ES UN AMOR, SABES DE TANTAS DESGRACIADAS QUE VI HOY EN DEFINITIVA COMO QUE PREFIERO QUE MARC SE QUEDE CON LEO AUNQUE SEA INCESTO XDADMITE QUE SE VERÍAN REEEKUCHISLARC BOY LARC BOY LARC BOY(ya empece con mi conspiración por si no te diste cuenta é.é)BUENO EN TOTAL EL CAPITULO ESTUVO MUY BIEN, LA NARRACIÓN QUEDO BIEN ASÍ QUE NO TE PREOCUPES :PBYE:bye:PD: I need your antention for FB :( today was longer @.@...
Me iré acostumbrando a tus comentarios sobre Paula en TODOS los capítulos de nuevo, será divertido :maloso: mientras tu estas deseando hacerle esto :muere: Yo la seguiré manteniendo para incrementar tu desprecio :jojojo:
Parece que la narrativa me va bien, pensé que se notaría montones que es la primera vez que me alejo de mi formato tipo guión de teatro o televisión para usar la narración "tipo libro" que jamás había entendido como usar pero lo que me dará mucho sufrimiento será dividir los capítulos en pedacitos para poderlos subir
PD: Capítulo uno, comentario uno, reto cumplido
PD2: No es sólo por este, el reto continúa
PD3: La 2 fue a propósito. TENÍA que usar a Louis!
PD4: Ahora si, :bye:
PD5: No se porque me cuesta encontrar el cosito que dice bye, duro rato buscándolo!
PD6: Definitiva :bye: APRENDÍ DONDE VA! Agradece que no lo puse como posdata siete y esta ocho, la cosa se habría hecho eterna
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
Angelacpm escribió:Sé que la pregunta es algo tonta conociendo tu ODIO hacia Paula pero... Cuál es la que merece morir, ella o Pauline? (Las Pau tienen algo que hace que sean odiadas o qué? :scratch:) Y sí, no hay manera de odiar a Leo, es tan awwwwww :ilusion: le agarras cariño y de Larc boy... Tenemos un asunto serio con los spoilers en tus comentarios, no son directos pero y entonces para que el boy ? Nah, bromeo. Quedarían cuchis, lo se, pero se vale shippear hermanos :xd:sariss escribió:PUTA PULAASÍ ES COMO YO ME LA IMAGINOESA ES PAULA XDLA PRIMERA VEZ QUE LEÍ EL CAPITULO TENÍA EL CORAZÓN EN LA MANOY YO COMO:DESGRACIADA HIJA DE PLAYA LEO ES BUENO TU ERES LA ASESINA MALÉVOLA!EN SERIÓ ME GUSTA LEO ;)TODO LO QUE PASO POR UNA BITCH LLAMADA PAULINE .-.DE VERAS QUE MERECE MORIR ESA TIPA :jojojo:QUE LE PASE ESTO A SU ZONA DEL CUERPO:Y MARC ES UN AMOR, SABES DE TANTAS DESGRACIADAS QUE VI HOY EN DEFINITIVA COMO QUE PREFIERO QUE MARC SE QUEDE CON LEO AUNQUE SEA INCESTO XDADMITE QUE SE VERÍAN REEEKUCHISLARC BOY LARC BOY LARC BOY(ya empece con mi conspiración por si no te diste cuenta é.é)BUENO EN TOTAL EL CAPITULO ESTUVO MUY BIEN, LA NARRACIÓN QUEDO BIEN ASÍ QUE NO TE PREOCUPES :PBYE:bye:PD: I need your antention for FB :( today was longer @.@...
Me iré acostumbrando a tus comentarios sobre Paula en TODOS los capítulos de nuevo, será divertido :maloso: mientras tu estas deseando hacerle esto :muere: Yo la seguiré manteniendo para incrementar tu desprecio :jojojo:
Parece que la narrativa me va bien, pensé que se notaría montones que es la primera vez que me alejo de mi formato tipo guión de teatro o televisión para usar la narración "tipo libro" que jamás había entendido como usar pero lo que me dará mucho sufrimiento será dividir los capítulos en pedacitos para poderlos subir
PD: Capítulo uno, comentario uno, reto cumplido
PD2: No es sólo por este, el reto continúa
PD3: La 2 fue a propósito. TENÍA que usar a Louis!
PD4: Ahora si, :bye:
PD5: No se porque me cuesta encontrar el cosito que dice bye, duro rato buscándolo!
PD6: Definitiva :bye: APRENDÍ DONDE VA! Agradece que no lo puse como posdata siete y esta ocho, la cosa se habría hecho eterna
PUES EL COMENTARIO ERA PARA PAULINE PERO SI QUIERES METO A PAULA EN EL COMBO
COMO LAS QUIERO TANTO
:niña:
Y SI HAY ALGO EXTRAÑO CON LAS PAUL QUE LAS ODIO PERO SI ES OMBRE NOP .-.
TE VAS A QUEDAR CALVA PORQUE TE SALIO CON RIMA EL COMENTARIO EN DONDE ME HACÍAS BULLYING
YEEEEEEEEEEIIII PASE LA PRUEBA UNO
ESPERARE LAS OTRAS PARA PASARLAS CON EXITO
:aysi:
(ese meme se parece a maduro O.O)
Y SIP, LARC BOY, LARC BOY
LARC BOY VIVE! LA LUCHA SIGUE DAMAS Y CABALLEROS!
TU MISMA LO ADMITISTE QUE SE VEÍAN LINDOS, QUE ERA BUENO SHIPPEARLOS Y EN TOTAL SON MEJOR
ELIMINEMOS A LARC ORDINARY
:enojao:
PD: A MI TAMBIÉN ME CUESTA ENCONTRAR ESE MEME
PD2: QUE POSDATA TAAAN LARGA LA TUYA XD
PD3: TE QUEDARÁS CALVA ANGELA!...
PD4: RECUERDA TODO ESTO
BYE
:bye:
sariss
Re: Más Que Cosas De Policías
Te hice bullying!? Ah verdad, en la de tu odiando a Paula y yo manteniéndola :fiu: La rima me salió sin querer, ni me habría dado cuenta si no me lo decías.sariss escribió:Angelacpm escribió:Sé que la pregunta es algo tonta conociendo tu ODIO hacia Paula pero... Cuál es la que merece morir, ella o Pauline? (Las Pau tienen algo que hace que sean odiadas o qué? :scratch:) Y sí, no hay manera de odiar a Leo, es tan awwwwww :ilusion: le agarras cariño y de Larc boy... Tenemos un asunto serio con los spoilers en tus comentarios, no son directos pero y entonces para que el boy ? Nah, bromeo. Quedarían cuchis, lo se, pero se vale shippear hermanos :xd:sariss escribió:PUTA PULAASÍ ES COMO YO ME LA IMAGINOESA ES PAULA XDLA PRIMERA VEZ QUE LEÍ EL CAPITULO TENÍA EL CORAZÓN EN LA MANOY YO COMO:DESGRACIADA HIJA DE PLAYA LEO ES BUENO TU ERES LA ASESINA MALÉVOLA!EN SERIÓ ME GUSTA LEO ;)TODO LO QUE PASO POR UNA BITCH LLAMADA PAULINE .-.DE VERAS QUE MERECE MORIR ESA TIPA :jojojo:QUE LE PASE ESTO A SU ZONA DEL CUERPO:Y MARC ES UN AMOR, SABES DE TANTAS DESGRACIADAS QUE VI HOY EN DEFINITIVA COMO QUE PREFIERO QUE MARC SE QUEDE CON LEO AUNQUE SEA INCESTO XDADMITE QUE SE VERÍAN REEEKUCHISLARC BOY LARC BOY LARC BOY(ya empece con mi conspiración por si no te diste cuenta é.é)BUENO EN TOTAL EL CAPITULO ESTUVO MUY BIEN, LA NARRACIÓN QUEDO BIEN ASÍ QUE NO TE PREOCUPES :PBYE:bye:PD: I need your antention for FB :( today was longer @.@...
Me iré acostumbrando a tus comentarios sobre Paula en TODOS los capítulos de nuevo, será divertido :maloso: mientras tu estas deseando hacerle esto :muere: Yo la seguiré manteniendo para incrementar tu desprecio :jojojo:
Parece que la narrativa me va bien, pensé que se notaría montones que es la primera vez que me alejo de mi formato tipo guión de teatro o televisión para usar la narración "tipo libro" que jamás había entendido como usar pero lo que me dará mucho sufrimiento será dividir los capítulos en pedacitos para poderlos subir
PD: Capítulo uno, comentario uno, reto cumplido
PD2: No es sólo por este, el reto continúa
PD3: La 2 fue a propósito. TENÍA que usar a Louis!
PD4: Ahora si, :bye:
PD5: No se porque me cuesta encontrar el cosito que dice bye, duro rato buscándolo!
PD6: Definitiva :bye: APRENDÍ DONDE VA! Agradece que no lo puse como posdata siete y esta ocho, la cosa se habría hecho eternaPUES EL COMENTARIO ERA PARA PAULINE PERO SI QUIERES METO A PAULA EN EL COMBOCOMO LAS QUIERO TANTO:niña:Y SI HAY ALGO EXTRAÑO CON LAS PAUL QUE LAS ODIO PERO SI ES OMBRE NOP .-.TE VAS A QUEDAR CALVA PORQUE TE SALIO CON RIMA EL COMENTARIO EN DONDE ME HACÍAS BULLYINGYEEEEEEEEEEIIII PASE LA PRUEBA UNOESPERARE LAS OTRAS PARA PASARLAS CON EXITO:aysi:(ese meme se parece a maduro O.O)Y SIP, LARC BOY, LARC BOYLARC BOY VIVE! LA LUCHA SIGUE DAMAS Y CABALLEROS!TU MISMA LO ADMITISTE QUE SE VEÍAN LINDOS, QUE ERA BUENO SHIPPEARLOS Y EN TOTAL SON MEJORELIMINEMOS A LARC ORDINARY:enojao:PD: A MI TAMBIÉN ME CUESTA ENCONTRAR ESE MEMEPD2: QUE POSDATA TAAAN LARGA LA TUYA XDPD3: TE QUEDARÁS CALVA ANGELA!...PD4: RECUERDA TODO ESTOBYE:bye:
Y me morí de risa con lo del meme :xd: de verdad se parece a maduro!!!!!! Hace tieeeeeempo vi una foto de el con una pose igual a la del meme y al lado el meme y era muy
Sabes que soñé hoy que tendría tu respuesta en el foro? :observo:
Ayer estuve a punto de subir el segundo capítulo pero justo cuando lo termine mi mama me corrió de la computadora y apenas logre guardarlo :OWO: Ahora cuando prenda la computadora le agregaré lo que no pude y lo voy a leer tipo corrección ortográfica porque en el primero por la misma razón no revise y encontré tres errores (palabra faltante, un guión que no puse de los de "el mayor dijo" y un pon que se suponía que era por), mi mama tiene la culpa de mis errores accidentales en la serie :wut:
PD: Subiré un capítulo que las dos odiamos por razones totalmente distintas :jojojo: aunque logre mejorarlo un poco y ya no está tan mal...
PD2: Un comentario que se me olvido poner la otra vez. Your English is a little weird there .-.
PD3: Busca un traductor! :jajajaj:
:bye:
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
Aquí les dejo el segundo capítulo
Capítulo #2: “Atrapados en el ascensor”.
Pasaron tres semanas desde el primer caso de la Unidad de Secuestros y Homicidios 1. A Marc ya le habían quitado el yeso, su brazo se recuperó rápidamente. En todo ese tiempo, no logró ir a visitar a su hermano en prisión, casi batiendo el récord de nuevo de no saber nada sobre el otro en tantos días.
— ¡Al fin viniste! —Exclama Leonardo sorprendido al ver a su hermano de visita.
—En las primeras semanas no me dejaron venir, no sé porqué.
—Con razón. ¿Cuándo te quitaron el yeso?
—Ayer.
—Ahh Ok… ¿Será que te dejarán visitarme a menudo? No soporto estar solo aquí —No está solo literalmente, pero así se siente al no conocer a nadie y no desearía hacerlo, además de que no se cree capaz de poder socializar con alguien ahí.
— ¡Claro! Trataré de venir a diario.
— ¡Gracias! —Esa respuesta fue un alivio, no soportaría estar o sentirse solo en ninguna situación, menos por tanto tiempo.
Un rato después, Marc ya estaba de vuelta en la comisaría.
— ¿Cómo está Leonardo? —Pregunta Alex.
—Aun no se adapta al lugar, pero está bien. ¿Nos dieron un caso?
—No —En ese momento, los miembros de la USH2 entran.
—Estamos a punto de ir a un arresto y parece que necesitaremos refuerzos. ¿Nos acompañan? —Ofrece Sebastián.
— ¡Claro! No estamos ocupados —Responde Matías.
—Allá vamos —Todos fueron a los ascensores. Primero bajaron Matías, Alex, Rex y Sebastián en uno y en el otro, Diana, ya que el ascensor estaba casi lleno. Marc y Paula tuvieron que esperar al siguiente.
— ¿¡Por qué no llega!? —Dice impaciente Paula. Justo en ese momento se escucha el aviso del ascensor llegando al piso.
—Llegó y está vacío —Ambos suben. Minutos después, los demás ya estaban en el lugar del arresto.
—Han pasado como 10 minutos y Marc y Paula no llegan —Diana se extraña.
— ¿Qué pasará? —Se pregunta Sebastián.
—De seguro les agarró alguna cola, ya llegarán —Supone Alex.
— ¿Tú crees eso? —Matías no está de acuerdo— No es por ser malpensado, pero… ¿Ustedes no han visto cómo se tratan ellos? Parecen tortolitos. A lo mejor decidieron aprovechar el momento de estar solos —Suena su teléfono, atiende— ¿Hola?
—Matías, soy Marc. Tengo que decirte que Paula y yo nos quedamos atrapados en el ascensor porque según se dañó, ni siquiera sirve su cámara de seguridad, así que no creemos poder llegar allá.
—Ok, ya les digo —Cuelga— Era Marc. Dice que él y Paula se quedaron encerrados en el ascensor porque se dañó.
— ¿De verdad? ¡Vaya, por poco y nosotros también! —Se sorprende Diana.
—Lo que decías de Marc y Paula antes de hablar por teléfono… creo que tienes razón —Opina Sebastián.
—Es que es muy obvio.
—Espera… Si son como tortolitos, ¿qué estarán haciendo en el ascensor? —Se cuestiona Diana.
—Ohh, cierto —Se da cuenta su compañero de equipo.
— ¡Por favor! Dejen sus mentes sucias en otro lado. Aunque… Dicen que muchas veces ha pasado que cuando un hombre y una mujer se quedan atrapados en uno de esos ascensores de la comisaría, terminan siendo pareja —Agrega Alex.
—Verdad que sí. Yo también he oído eso —Matías confirma que la historia no es algo que sólo Alex conocía. En el ascensor, Paula está incrédula por la situación.
— ¡No puedo creer que nos hayamos quedado aquí!
—Nunca me había pasado algo así.
—Ni a mí. Ya que creo que estaremos aquí un buen rato, hablemos.
— ¿Sobre qué? — ¿Sobre qué se puede hablar si te quedaste atrapado en un ascensor con alguien? Marc está seguro de que los siguientes momentos no serán muy habituales.
—Cualquier cosa.
—Mmm…, tú empiezas.
— ¿Qué tal si jugamos “verdad o reto”? —Propone Paula.
— ¿Pero cómo? No vamos a poder hacer retos aquí.
—Ya verás que sí.
—Ok…
— ¿Verdad o reto? —Paula empieza el juego.
—Verdad.
—Veamos… Algo fácil. ¿Has tenido alguna novia?
—No.
— ¿Y eso por qué? —Paula no creía que eso fuera verdad. ¿Cómo un hombre atractivo y de buena actitud como Marc no habría tenido pareja antes?
—Bueno… Es que por alguna razón ninguna se fijaba en mí, sino de mi hermano.
—Tu turno —Aunque no lo demostró, Paula quedó confusa con su respuesta.
— ¿Verdad o reto?
—Verdad.
—Te devuelvo la pregunta —Marc no es muy bueno en este juego.
—Oh, bueno… Yo tampoco. Es que ya sabes, creo que mi actitud los ahuyenta —No le era raro a Paula, su perfeccionismo haría huir a cualquiera.
— ¡Vaya! —No se esperaba esa respuesta.
—Sí… ¿Verdad o reto?
—Verdad.
—Ok. Este… Te pondré una más difícil. ¿Te gusta alguien?
— ¿Por qué haces preguntas así? —Comienza a incomodarse.
—Sin esas preguntas, un “verdad o reto” NO ES un “verdad o reto” —Es la verdad. Es muy raro jugarlo sin que esas preguntas surjan— Tan sólo responde. Esa parece una reacción de “me gusta alguien pero no quiero decirlo”.
—Bueno, este… Ahh, la verdad es que… —No haya cómo decirlo.
—¿Que qué? ¡Dime!
— ¡TÚ! —Explota— No quería que te enteraras así.
— ¿¡YO!? ¿¡De verdad!? —Se siente algo halagada.
—Sí —Se pone algo rojo— ¿Verdad o reto?
— ¡Verdad!
—He visto que siempre tratas de buscar alguna manera de hablar conmigo desde los primeros días… ¿Te gusto? —Era el momento perfecto para despejar sus dudas.
—Pensé que no te darías cuenta. Y sí, parece que esto es mutuo.
—Ahora te preguntaré otra verdad —Marc se llena de confianza.
— ¡Pero eso es trampa!
—Pero sé que te gustará. Paula… ¿Quieres ser mi novia?
— ¡Sí! —Emocionada, también se confía— Ahora yo te haré trampa a ti. ¡Reto! A que no te atreves a besarme —Tiene una mirada retadora.
— ¿Que si no me atrevo? —Ambos están retadores.
— ¡No lo harás! Cobarde, jaja —Burlona.
— ¡A que sí!
— ¡A que no!
— ¡A que sí lo hago! —A cada exclamación, van acercándose más y más.
— ¡Atrévete! Jaja… ¿Lo ves? Eres un- —Antes de que terminara de decirlo, Marc cumplió su reto. Fue un beso dulce a pesar de su origen retador.
— ¿Viste que sí lo hice?
—Supongo que es el primer beso de los dos.
—Primer beso y primera pareja para ambos —Sonríen.
— ¿Hacemos “trampa” de nuevo?
—Claro —Con “trampa”, Paula se refiere a volver a besarse, y eso hacen. Suena un teléfono, el de ella. Atiende
— ¿Hola?
— ¡Hola Paula, es Diana! Ya atrapamos al asesino y ya vamos de regreso a la comisaría.
— ¡Qué bien! Yo aun estoy en el ascensor.
— ¿¡En serio!? Marc y tú deben estar desesperados por salir.
— ¿Marc y tú han hecho algo? —Se escucha Matías a lo lejos por el celular.
—Te escuché. No te metas, Matías.
—Paula dice que no te metas.
—Bueno, te dejo. ¡Chao!
— ¡Chao! —Cuelgan. Diana y los demás ya estaban camino a la comisaría.
— ¿De verdad siguen en el ascensor? ¡Ha pasado como media hora! —Alex no lo puede creer.
— ¡Sí! ¿Pero saben? Paula se oía algo rara, como que demasiado feliz.
—Eso es raro estando encerrada en un ascensor —Alega Sebastián.
—De seguro se empató con Marc, ya verán —Dice Matías. Cuando llegan a la comisaría, la situación sólo ha mejorado en una cosa.
—Vaya, aun están acomodando los ascensores —Alex no entendía porqué la tardanza.
—Al menos ya los están acomodando. No tardarán mucho —Opina Diana. Dentro del ascensor, la nueva pareja se cuestiona algunos asuntos.
— ¿Cuándo sabremos que el ascensor se acomodó? —Pregunta Paula.
—Que yo sepa, las luces que indican por cuál piso va, se prenden.
—Ok… Si salimos de aquí no muy tarde, ¿será que podemos salir a algún lado?
— ¡Claro! Ya que no tenemos ningún caso…
— ¡Sí! Vayamos a cenar a algún lado si salimos de noche.
— ¡Perfecto! —Mientras, en la oficina de la 1, el resto del grupo espera.
— ¿Qué hacemos mientras tanto? —Empieza Diana.
—No sé, ¿A quién se le ocurre algo? —Alex no tiene idea de qué hacer.
—Hagamos algo con Rex —Propone Matías.
— ¡Ya sé! —Sebastián se pone a buscar comida en los escritorios y encontró un sándwich— Rex, busca comida —Rex va directo al escritorio y se come el sándwich.
— ¡Sebastián, ¿Qué haces?! ¡Ese era mío! —Matías está disgustado con lo que acaba de pasar.
—Pensé que era de Marc —Todos empiezan a reír.
— ¡Esta es la cuarta vez que me dejas sin comida, Rex! —Matías es el único al que no le causa nada de risa.
— ¡Sebastián, me encantó tu idea! —Le dice Alex.
—Creo que tendrás que esconder muy bien tus cosas, Matías —Diana sugiere.
—Veamos qué más encuentro —Sebastián sigue buscando mientras Rex tumba a Alex al piso.
— ¡Rex! ¿¡Qué te pasa!? —Rex le quita un zapato y va hacia la ventana abierta.
—Oye Alex, ¡creo que tu zapato volará! —Diana ve divertida a Rex.
— ¡Rex, suelta mi zapato, pero no ahí! —Se acerca más a la ventana— ¡Por favor! ¿¡Qué quieres que haga!? —Rex ve un estante.
—Quizás quiera que le devuelvas su pelota —Supone Matías. Alex la había escondido fuera del alcance del perro unos días atrás.
— ¡Pero si con ella me hizo caer al piso porque la dejó ahí tirada!
— ¿Prefieres irte con un zapato y una media?
— ¡Bueno, bueno! —Saca la pelota y la pone cerca de Rex. Él le devuelve su zapato— Gracias, Rex.
—Buen chantaje, Rex —Diana intentando de aguantar las ganas de reír.
—Creo que no es buena idea meterse con él —Opina Sebastián.
—Llamaré a Marc —Agrega Matías mientras marca su número.
— ¿Ya regresaron? —Marc no suele responder una llamada con un “hola” o cualquier otro saludo. Va directo al punto si sabe quién lo llama.
—Sí… ¿Qué has hecho?
—Te digo, sólo he hablado con Paula, más nada.
— ¿Nada más? —No está muy convencido de ello.
—Sé qué piensas, malpensado.
— ¿Ah? No estoy pensando lo que tú crees, pero dime, ¿le pediste el empate a Paula?
—Voy a decirte que Marc y yo somos lo que crees, ¡así que ya deja de preguntar! —Paula le quita el celular a Marc y responde adivinando el tema de conversación.
—Ahh… Y otra cosa, ya están acomodando el ascensor.
—Ahh ya. Bueno, ¡chao! —Cuelga.
—Les tengo la noticia del año. ¡Marc y Paula son novios!
— ¿En serio? —Exclama el de ojos verdes.
— ¿De verdad? —Pregunta la única chica del lugar.
— ¡Vaya! Sí es cierto lo del ascensor.
—Bueno, ya lo saben, si quieren tener pareja, vayan con esa persona solos a estos ascensores y rueguen por quedarse encerrados en él y ¡presto! ¡Pareja garantizada! —Bromea un poco Matías. En el elevador, la pareja conversa.
— ¿Te desesperaste de Matías?
—Sí, ¡es que es muy insistente!
—Es cierto.
—Me dijo que ya están acomodando el ascensor.
— ¡Qué bien!
A los pocos minutos, quizás unos 10, el ascensor volvió a funcionar.
— ¡Al fin saldremos de aquí! —Marc se emociona.
—Pasamos casi una hora aquí —Al bajar, se reencuentran con sus equipos.
— ¡Al fin bajaron! —Diana los recibe— Igual, luego de atrapar al asesino, no hicimos nada.
—Se han olvidado de celebrar a la nueva pareja —Dice Sebastián
—Ya empezaron —Susurra a sí mismo Marc.
—Ya que están afuera, ¿Cuál será su primera cita?
—Esto… —Marc piensa.
— ¿Qué tal si vamos al parque un rato y después cenamos? —Paula le recomienda a Marc.
—Está bien.
En el parque, el equipo entero jugó a varias cosas, aunque al inicio eran sólo Sebastián, Diana, Alex y Matías porque Marc y Paula paseaban a lo largo del parque, disfrutando su primer tiempo juntos en un lugar habitual. Uno de los juegos fue lanzar y atrapar un frisbee. Uno de los lanzamientos, realizado por Diana, fue muy fuerte, llevando el frisbee a un lago encontrado en esa zona del parque. Marc fue a buscarlo, pero al ver dónde cayó, sólo se quedó parado en la orilla. Rex salió corriendo y se tiró al agua a atrapar el objeto, mojando a Marc totalmente, el cual no se apartó porque no vio a Rex acercarse, haciendo a todos reír. Fue la primera broma que el canino le hizo a su dueño. Pero la travesura de Rex no termina aquí. Al tiempo que todos se reían de Marc, él salió del agua y se sacudió en medio del grupo, mojándolos. No les quedó más que seguir disfrutando de lo que quedaba del día. ¡Menos mal que no debían volver al trabajo! Marc y Paula no lograron ir a cenar a ningún lado luego del incidente que les hizo pasar Rex a todos. Al día siguiente, Marc volvió a hacer su visita diaria a la cárcel.
—Hola —Saluda el mayor.
— ¡Hola! Te veo algo contento. ¿Qué pasó?
—No me lo vas a creer. Tengo novia.
— ¿¡Quién!? —Pregunta sorprendido.
— ¿Te acuerdas del día en el que te trajeron aquí? Yo estaba con una compañera. Bueno, ella.
— ¿Pero no es que alguien no puede ser pareja de una compañera del mismo grupo?
—No, pero ella es del grupo 2 y yo del 1.
—Bueno… Felicidades.
— ¿Y sabes? Eso pasó mientras estábamos atrapados en un ascensor que se había dañado.
— ¿¡Qué!? ¿¡Estuviste atrapado con ella en un ascensor!?
—Una hora.
—Si yo me quedara atrapado en un ascensor, te digo que creo que moriría de pánico.
—No me extrañaría de ti. Y si te quedaras ahí con una chica que te gusta o una chica a la que le gustes, ¿qué pasaría?
—Más pánico —Leo es un chico muy tímido, mucho más en esos temas, por eso su posible reacción de pánico.
— ¿Tú me habías dicho que querías conocer a mi perro?
—Sí.
—Aquí te lo presento. Rex, él es mi hermano Leo —Tenía a Rex escondido tras la pared. Por ser policía y Leonardo su hermano, a Marc le permitían llevar casi todo lo que quisiera.
— ¿Tu perro es el que estaba cuando me arrestaron?
—Sí, quizás por eso te ve así, como me disparaste…
—Con razón. Mira Rex, sé que me conoces como el muchacho que le disparó a tu dueño, pero déjame decirte que soy su hermano y ese disparo fue un accidente… ¡Qué raro! Yo hablándole a un perro como si me fuera a responder.
—No te preocupes, casi todos lo hacemos. Creo que te entendió, míralo.
—Se alegró conmigo, bien.
—Me vengo acordando… Paula, mi novia, es prima de Daniela —Daniela es la mejor amiga de prácticamente toda la vida de Leonardo y también pero con menos intensidad de Marc.
— ¿¡En serio!? ¿¡Es prima de Daniela!?
—Sí, me di cuenta ayer.
—Vaya, qué casualidad.
—Sí… tengo que irme, se me hará tarde, ¡chao!
—Hasta mañana —Marc debía apurarse pues visitó a Leo antes de ir al trabajo y ya se le iba a pasar la hora.
— ¡Llegaste! —Paula exclama feliz, abrazando a Marc.
— ¿Sabes si nos dieron un caso?
—A nadie, seguimos libres —Marc besa a Paula y va a su oficina, donde se encuentra con sus compañeros.
—Ahora saludas a Paula primero, ¿eh? —Sin saludar, son las primeras palabras de Matías para Marc.
—Claro. Y en vez de preguntarnos a nosotros si tenemos algún caso, le preguntas a ella que ni siquiera es de tu grupo —Agrega Alex.
— ¡Si la vi primero a ella!
—Sí, sí, no te creo —Responde Matías.
— ¿Por qué no cuidan su comida en vez de estarme fastidiando? Miren a Rex
— ¡OH NO! —Exclaman ambos. Rex se estaba comiendo la comida de los dos.
—Aquí nadie cuida su comida —Termina Marc, riéndose.
Fin del Capítulo #2.
Capítulo #2: “Atrapados en el ascensor”.
Pasaron tres semanas desde el primer caso de la Unidad de Secuestros y Homicidios 1. A Marc ya le habían quitado el yeso, su brazo se recuperó rápidamente. En todo ese tiempo, no logró ir a visitar a su hermano en prisión, casi batiendo el récord de nuevo de no saber nada sobre el otro en tantos días.
— ¡Al fin viniste! —Exclama Leonardo sorprendido al ver a su hermano de visita.
—En las primeras semanas no me dejaron venir, no sé porqué.
—Con razón. ¿Cuándo te quitaron el yeso?
—Ayer.
—Ahh Ok… ¿Será que te dejarán visitarme a menudo? No soporto estar solo aquí —No está solo literalmente, pero así se siente al no conocer a nadie y no desearía hacerlo, además de que no se cree capaz de poder socializar con alguien ahí.
— ¡Claro! Trataré de venir a diario.
— ¡Gracias! —Esa respuesta fue un alivio, no soportaría estar o sentirse solo en ninguna situación, menos por tanto tiempo.
Un rato después, Marc ya estaba de vuelta en la comisaría.
— ¿Cómo está Leonardo? —Pregunta Alex.
—Aun no se adapta al lugar, pero está bien. ¿Nos dieron un caso?
—No —En ese momento, los miembros de la USH2 entran.
—Estamos a punto de ir a un arresto y parece que necesitaremos refuerzos. ¿Nos acompañan? —Ofrece Sebastián.
— ¡Claro! No estamos ocupados —Responde Matías.
—Allá vamos —Todos fueron a los ascensores. Primero bajaron Matías, Alex, Rex y Sebastián en uno y en el otro, Diana, ya que el ascensor estaba casi lleno. Marc y Paula tuvieron que esperar al siguiente.
— ¿¡Por qué no llega!? —Dice impaciente Paula. Justo en ese momento se escucha el aviso del ascensor llegando al piso.
—Llegó y está vacío —Ambos suben. Minutos después, los demás ya estaban en el lugar del arresto.
—Han pasado como 10 minutos y Marc y Paula no llegan —Diana se extraña.
— ¿Qué pasará? —Se pregunta Sebastián.
—De seguro les agarró alguna cola, ya llegarán —Supone Alex.
— ¿Tú crees eso? —Matías no está de acuerdo— No es por ser malpensado, pero… ¿Ustedes no han visto cómo se tratan ellos? Parecen tortolitos. A lo mejor decidieron aprovechar el momento de estar solos —Suena su teléfono, atiende— ¿Hola?
—Matías, soy Marc. Tengo que decirte que Paula y yo nos quedamos atrapados en el ascensor porque según se dañó, ni siquiera sirve su cámara de seguridad, así que no creemos poder llegar allá.
—Ok, ya les digo —Cuelga— Era Marc. Dice que él y Paula se quedaron encerrados en el ascensor porque se dañó.
— ¿De verdad? ¡Vaya, por poco y nosotros también! —Se sorprende Diana.
—Lo que decías de Marc y Paula antes de hablar por teléfono… creo que tienes razón —Opina Sebastián.
—Es que es muy obvio.
—Espera… Si son como tortolitos, ¿qué estarán haciendo en el ascensor? —Se cuestiona Diana.
—Ohh, cierto —Se da cuenta su compañero de equipo.
— ¡Por favor! Dejen sus mentes sucias en otro lado. Aunque… Dicen que muchas veces ha pasado que cuando un hombre y una mujer se quedan atrapados en uno de esos ascensores de la comisaría, terminan siendo pareja —Agrega Alex.
—Verdad que sí. Yo también he oído eso —Matías confirma que la historia no es algo que sólo Alex conocía. En el ascensor, Paula está incrédula por la situación.
— ¡No puedo creer que nos hayamos quedado aquí!
—Nunca me había pasado algo así.
—Ni a mí. Ya que creo que estaremos aquí un buen rato, hablemos.
— ¿Sobre qué? — ¿Sobre qué se puede hablar si te quedaste atrapado en un ascensor con alguien? Marc está seguro de que los siguientes momentos no serán muy habituales.
—Cualquier cosa.
—Mmm…, tú empiezas.
— ¿Qué tal si jugamos “verdad o reto”? —Propone Paula.
— ¿Pero cómo? No vamos a poder hacer retos aquí.
—Ya verás que sí.
—Ok…
— ¿Verdad o reto? —Paula empieza el juego.
—Verdad.
—Veamos… Algo fácil. ¿Has tenido alguna novia?
—No.
— ¿Y eso por qué? —Paula no creía que eso fuera verdad. ¿Cómo un hombre atractivo y de buena actitud como Marc no habría tenido pareja antes?
—Bueno… Es que por alguna razón ninguna se fijaba en mí, sino de mi hermano.
—Tu turno —Aunque no lo demostró, Paula quedó confusa con su respuesta.
— ¿Verdad o reto?
—Verdad.
—Te devuelvo la pregunta —Marc no es muy bueno en este juego.
—Oh, bueno… Yo tampoco. Es que ya sabes, creo que mi actitud los ahuyenta —No le era raro a Paula, su perfeccionismo haría huir a cualquiera.
— ¡Vaya! —No se esperaba esa respuesta.
—Sí… ¿Verdad o reto?
—Verdad.
—Ok. Este… Te pondré una más difícil. ¿Te gusta alguien?
— ¿Por qué haces preguntas así? —Comienza a incomodarse.
—Sin esas preguntas, un “verdad o reto” NO ES un “verdad o reto” —Es la verdad. Es muy raro jugarlo sin que esas preguntas surjan— Tan sólo responde. Esa parece una reacción de “me gusta alguien pero no quiero decirlo”.
—Bueno, este… Ahh, la verdad es que… —No haya cómo decirlo.
—¿Que qué? ¡Dime!
— ¡TÚ! —Explota— No quería que te enteraras así.
— ¿¡YO!? ¿¡De verdad!? —Se siente algo halagada.
—Sí —Se pone algo rojo— ¿Verdad o reto?
— ¡Verdad!
—He visto que siempre tratas de buscar alguna manera de hablar conmigo desde los primeros días… ¿Te gusto? —Era el momento perfecto para despejar sus dudas.
—Pensé que no te darías cuenta. Y sí, parece que esto es mutuo.
—Ahora te preguntaré otra verdad —Marc se llena de confianza.
— ¡Pero eso es trampa!
—Pero sé que te gustará. Paula… ¿Quieres ser mi novia?
— ¡Sí! —Emocionada, también se confía— Ahora yo te haré trampa a ti. ¡Reto! A que no te atreves a besarme —Tiene una mirada retadora.
— ¿Que si no me atrevo? —Ambos están retadores.
— ¡No lo harás! Cobarde, jaja —Burlona.
— ¡A que sí!
— ¡A que no!
— ¡A que sí lo hago! —A cada exclamación, van acercándose más y más.
— ¡Atrévete! Jaja… ¿Lo ves? Eres un- —Antes de que terminara de decirlo, Marc cumplió su reto. Fue un beso dulce a pesar de su origen retador.
— ¿Viste que sí lo hice?
—Supongo que es el primer beso de los dos.
—Primer beso y primera pareja para ambos —Sonríen.
— ¿Hacemos “trampa” de nuevo?
—Claro —Con “trampa”, Paula se refiere a volver a besarse, y eso hacen. Suena un teléfono, el de ella. Atiende
— ¿Hola?
— ¡Hola Paula, es Diana! Ya atrapamos al asesino y ya vamos de regreso a la comisaría.
— ¡Qué bien! Yo aun estoy en el ascensor.
— ¿¡En serio!? Marc y tú deben estar desesperados por salir.
— ¿Marc y tú han hecho algo? —Se escucha Matías a lo lejos por el celular.
—Te escuché. No te metas, Matías.
—Paula dice que no te metas.
—Bueno, te dejo. ¡Chao!
— ¡Chao! —Cuelgan. Diana y los demás ya estaban camino a la comisaría.
— ¿De verdad siguen en el ascensor? ¡Ha pasado como media hora! —Alex no lo puede creer.
— ¡Sí! ¿Pero saben? Paula se oía algo rara, como que demasiado feliz.
—Eso es raro estando encerrada en un ascensor —Alega Sebastián.
—De seguro se empató con Marc, ya verán —Dice Matías. Cuando llegan a la comisaría, la situación sólo ha mejorado en una cosa.
—Vaya, aun están acomodando los ascensores —Alex no entendía porqué la tardanza.
—Al menos ya los están acomodando. No tardarán mucho —Opina Diana. Dentro del ascensor, la nueva pareja se cuestiona algunos asuntos.
— ¿Cuándo sabremos que el ascensor se acomodó? —Pregunta Paula.
—Que yo sepa, las luces que indican por cuál piso va, se prenden.
—Ok… Si salimos de aquí no muy tarde, ¿será que podemos salir a algún lado?
— ¡Claro! Ya que no tenemos ningún caso…
— ¡Sí! Vayamos a cenar a algún lado si salimos de noche.
— ¡Perfecto! —Mientras, en la oficina de la 1, el resto del grupo espera.
— ¿Qué hacemos mientras tanto? —Empieza Diana.
—No sé, ¿A quién se le ocurre algo? —Alex no tiene idea de qué hacer.
—Hagamos algo con Rex —Propone Matías.
— ¡Ya sé! —Sebastián se pone a buscar comida en los escritorios y encontró un sándwich— Rex, busca comida —Rex va directo al escritorio y se come el sándwich.
— ¡Sebastián, ¿Qué haces?! ¡Ese era mío! —Matías está disgustado con lo que acaba de pasar.
—Pensé que era de Marc —Todos empiezan a reír.
— ¡Esta es la cuarta vez que me dejas sin comida, Rex! —Matías es el único al que no le causa nada de risa.
— ¡Sebastián, me encantó tu idea! —Le dice Alex.
—Creo que tendrás que esconder muy bien tus cosas, Matías —Diana sugiere.
—Veamos qué más encuentro —Sebastián sigue buscando mientras Rex tumba a Alex al piso.
— ¡Rex! ¿¡Qué te pasa!? —Rex le quita un zapato y va hacia la ventana abierta.
—Oye Alex, ¡creo que tu zapato volará! —Diana ve divertida a Rex.
— ¡Rex, suelta mi zapato, pero no ahí! —Se acerca más a la ventana— ¡Por favor! ¿¡Qué quieres que haga!? —Rex ve un estante.
—Quizás quiera que le devuelvas su pelota —Supone Matías. Alex la había escondido fuera del alcance del perro unos días atrás.
— ¡Pero si con ella me hizo caer al piso porque la dejó ahí tirada!
— ¿Prefieres irte con un zapato y una media?
— ¡Bueno, bueno! —Saca la pelota y la pone cerca de Rex. Él le devuelve su zapato— Gracias, Rex.
—Buen chantaje, Rex —Diana intentando de aguantar las ganas de reír.
—Creo que no es buena idea meterse con él —Opina Sebastián.
—Llamaré a Marc —Agrega Matías mientras marca su número.
— ¿Ya regresaron? —Marc no suele responder una llamada con un “hola” o cualquier otro saludo. Va directo al punto si sabe quién lo llama.
—Sí… ¿Qué has hecho?
—Te digo, sólo he hablado con Paula, más nada.
— ¿Nada más? —No está muy convencido de ello.
—Sé qué piensas, malpensado.
— ¿Ah? No estoy pensando lo que tú crees, pero dime, ¿le pediste el empate a Paula?
—Voy a decirte que Marc y yo somos lo que crees, ¡así que ya deja de preguntar! —Paula le quita el celular a Marc y responde adivinando el tema de conversación.
—Ahh… Y otra cosa, ya están acomodando el ascensor.
—Ahh ya. Bueno, ¡chao! —Cuelga.
—Les tengo la noticia del año. ¡Marc y Paula son novios!
— ¿En serio? —Exclama el de ojos verdes.
— ¿De verdad? —Pregunta la única chica del lugar.
— ¡Vaya! Sí es cierto lo del ascensor.
—Bueno, ya lo saben, si quieren tener pareja, vayan con esa persona solos a estos ascensores y rueguen por quedarse encerrados en él y ¡presto! ¡Pareja garantizada! —Bromea un poco Matías. En el elevador, la pareja conversa.
— ¿Te desesperaste de Matías?
—Sí, ¡es que es muy insistente!
—Es cierto.
—Me dijo que ya están acomodando el ascensor.
— ¡Qué bien!
A los pocos minutos, quizás unos 10, el ascensor volvió a funcionar.
— ¡Al fin saldremos de aquí! —Marc se emociona.
—Pasamos casi una hora aquí —Al bajar, se reencuentran con sus equipos.
— ¡Al fin bajaron! —Diana los recibe— Igual, luego de atrapar al asesino, no hicimos nada.
—Se han olvidado de celebrar a la nueva pareja —Dice Sebastián
—Ya empezaron —Susurra a sí mismo Marc.
—Ya que están afuera, ¿Cuál será su primera cita?
—Esto… —Marc piensa.
— ¿Qué tal si vamos al parque un rato y después cenamos? —Paula le recomienda a Marc.
—Está bien.
En el parque, el equipo entero jugó a varias cosas, aunque al inicio eran sólo Sebastián, Diana, Alex y Matías porque Marc y Paula paseaban a lo largo del parque, disfrutando su primer tiempo juntos en un lugar habitual. Uno de los juegos fue lanzar y atrapar un frisbee. Uno de los lanzamientos, realizado por Diana, fue muy fuerte, llevando el frisbee a un lago encontrado en esa zona del parque. Marc fue a buscarlo, pero al ver dónde cayó, sólo se quedó parado en la orilla. Rex salió corriendo y se tiró al agua a atrapar el objeto, mojando a Marc totalmente, el cual no se apartó porque no vio a Rex acercarse, haciendo a todos reír. Fue la primera broma que el canino le hizo a su dueño. Pero la travesura de Rex no termina aquí. Al tiempo que todos se reían de Marc, él salió del agua y se sacudió en medio del grupo, mojándolos. No les quedó más que seguir disfrutando de lo que quedaba del día. ¡Menos mal que no debían volver al trabajo! Marc y Paula no lograron ir a cenar a ningún lado luego del incidente que les hizo pasar Rex a todos. Al día siguiente, Marc volvió a hacer su visita diaria a la cárcel.
—Hola —Saluda el mayor.
— ¡Hola! Te veo algo contento. ¿Qué pasó?
—No me lo vas a creer. Tengo novia.
— ¿¡Quién!? —Pregunta sorprendido.
— ¿Te acuerdas del día en el que te trajeron aquí? Yo estaba con una compañera. Bueno, ella.
— ¿Pero no es que alguien no puede ser pareja de una compañera del mismo grupo?
—No, pero ella es del grupo 2 y yo del 1.
—Bueno… Felicidades.
— ¿Y sabes? Eso pasó mientras estábamos atrapados en un ascensor que se había dañado.
— ¿¡Qué!? ¿¡Estuviste atrapado con ella en un ascensor!?
—Una hora.
—Si yo me quedara atrapado en un ascensor, te digo que creo que moriría de pánico.
—No me extrañaría de ti. Y si te quedaras ahí con una chica que te gusta o una chica a la que le gustes, ¿qué pasaría?
—Más pánico —Leo es un chico muy tímido, mucho más en esos temas, por eso su posible reacción de pánico.
— ¿Tú me habías dicho que querías conocer a mi perro?
—Sí.
—Aquí te lo presento. Rex, él es mi hermano Leo —Tenía a Rex escondido tras la pared. Por ser policía y Leonardo su hermano, a Marc le permitían llevar casi todo lo que quisiera.
— ¿Tu perro es el que estaba cuando me arrestaron?
—Sí, quizás por eso te ve así, como me disparaste…
—Con razón. Mira Rex, sé que me conoces como el muchacho que le disparó a tu dueño, pero déjame decirte que soy su hermano y ese disparo fue un accidente… ¡Qué raro! Yo hablándole a un perro como si me fuera a responder.
—No te preocupes, casi todos lo hacemos. Creo que te entendió, míralo.
—Se alegró conmigo, bien.
—Me vengo acordando… Paula, mi novia, es prima de Daniela —Daniela es la mejor amiga de prácticamente toda la vida de Leonardo y también pero con menos intensidad de Marc.
— ¿¡En serio!? ¿¡Es prima de Daniela!?
—Sí, me di cuenta ayer.
—Vaya, qué casualidad.
—Sí… tengo que irme, se me hará tarde, ¡chao!
—Hasta mañana —Marc debía apurarse pues visitó a Leo antes de ir al trabajo y ya se le iba a pasar la hora.
— ¡Llegaste! —Paula exclama feliz, abrazando a Marc.
— ¿Sabes si nos dieron un caso?
—A nadie, seguimos libres —Marc besa a Paula y va a su oficina, donde se encuentra con sus compañeros.
—Ahora saludas a Paula primero, ¿eh? —Sin saludar, son las primeras palabras de Matías para Marc.
—Claro. Y en vez de preguntarnos a nosotros si tenemos algún caso, le preguntas a ella que ni siquiera es de tu grupo —Agrega Alex.
— ¡Si la vi primero a ella!
—Sí, sí, no te creo —Responde Matías.
— ¿Por qué no cuidan su comida en vez de estarme fastidiando? Miren a Rex
— ¡OH NO! —Exclaman ambos. Rex se estaba comiendo la comida de los dos.
—Aquí nadie cuida su comida —Termina Marc, riéndose.
Fin del Capítulo #2.
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
SABES QUE ESTE CAPITULO LO ODIE CON GANAS
Y NO PORQUE ESTUVIESE MAL, SINO QUE TU SABES QUE ODIO A PAULA Y AMO LARC BOY
LA PARTE MÁS LINDA FUE CUANDO AL FINAL ESTABA CON LEO
:enamorado:
ES QUE SE VEÍA EL AMOR... DE HERMANOS... POR AHORA é.é
YO ESTABA CON ESTA PAULA COMO
AJA MARITZA CUENTA MÁS
Y ESTE MARC ME SACABA DE QUICIO SIGUIENDOLE EL JUEGO A LA TIPA QUE QUISO MATAR (y aun quiere) A SU PROPIO HERMANO!!!!
:niña:
MUERGANA
PD: EN LA PARTE EN QUE LEO DICE. ¡MÁS PÁNICO!
ESO FUE TAAAN TU XD
ESO LO DICE ADMITELO
BUENO AHORA SI ME VOY
TENGO QUE HACER LO OTRO QUE TE PROMETÍ QUE APENAS TENGO 15% HECHO
BYE BYE BYE
:bye:
:(L):
sariss
Re: Más Que Cosas De Policías
Estaba al fin comenzando a escribir la respuesta cuando el iPod me saco del internet sin razón alguna! Yo estaba casi :muere: Pero la canción que estaba escuchando como siempre conveniente dice "I close my eyes, I tell myself to breathe and be calm" (cierro los ojos, me digo a mi mismo respira y cálmate) y no creas que volvi por la canción, sólo quise decir eso Además, conseguí al fin el naranja aquísariss escribió:SABES QUE ESTE CAPITULO LO ODIE CON GANASY NO PORQUE ESTUVIESE MAL, SINO QUE TU SABES QUE ODIO A PAULA Y AMO LARC BOYLA PARTE MÁS LINDA FUE CUANDO AL FINAL ESTABA CON LEO:enamorado:ES QUE SE VEÍA EL AMOR... DE HERMANOS... POR AHORA é.éYO ESTABA CON ESTA PAULA COMOAJA MARITZA CUENTA MÁSY ESTE MARC ME SACABA DE QUICIO SIGUIENDOLE EL JUEGO A LA TIPA QUE QUISO MATAR (y aun quiere) A SU PROPIO HERMANO!!!!:niña:MUERGANAPD: EN LA PARTE EN QUE LEO DICE. ¡MÁS PÁNICO!ESO FUE TAAAN TU XDESO LO DICE ADMITELOBUENO AHORA SI ME VOYTENGO QUE HACER LO OTRO QUE TE PROMETÍ QUE APENAS TENGO 15% HECHOBYE BYE BYE:bye::(L):
Dejando de un lado una de mis canciones favoritas aparte de Carry On y uno de los colores favoritos aparte del morado...
Yo también odie este capítulo pero por razones de no saber escribir romance si es que se le puede llamar así a lo que hice con Marc y Paula en casi toda ocasión en cualquier capítulo.
Y si, a Marc como que se le olvidó ese pequeño pero gran detalle (que muuuuuuuuuuucho más adelante será una razón de algo) de que Paula odia a Leo a muerte
En serio, en donde rayos notas el amor de hermanos en esa parte al final? No lo noto! Si en esas conversaciones simples ya lo notas, como será en dos capítulos cuando llegue tu sabes que?
Y el "más pánico" te fue muy yo? Okay :xd:
PD: NO SE QUE LE PASA A MI FIRMA! A VECES SE VE Y A VECES NO! :gasp:
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
Luego de tener unos cuantos problemas con mi firma porque no se porqué a veces se ve y a veces no :scratch:, creo que al fin la acomodé pero ahora está mucho, mucho más pequeña de lo que quisiera...
Dejando eso de un lado, ya tengo el tercer capítulo listo para subir y aquí mismo va
Capítulo #3: "Encubierto Perfecto".
Es de noche, afuera de una discoteca, pero no está la imagen de las personas entrando y saliendo del lugar, no. En vez de eso, la imagen es una escena del crimen doble que está siendo procesada por un forense. Diana, Alex y Matías son los investigadores allí, los demás ya habían regresado a casa por ser de noche cuando los llamaron por el caso.
—Al fin un caso en el que participan los dos grupos —Dice Diana.
— ¿Qué tenemos aquí, Héctor? —Le pregunta Matías al forense.
—Un posible asesino en serie —Responde, dejando sorprendidos a los otros.
— ¿Por qué? —Diana preguntó por todos.
—Encontraron el cuerpo de un muchacho a unos metros de éste —Se encontraba agachado a un lado del cuerpo de una chica, por lo que los detectives no notaron el segundo— Dicen que era su novio, y hace unos días pasó algo parecido.
— ¿Qué puedes decirnos de los asesinatos? —Alex continúa.
—A ella le dispararon dos veces, uno en el brazo y el otro en la cabeza. A él cuatro veces: uno en cada brazo, en el pecho y en la cabeza.
—Vaya… Parece que le tenía más rabia a él que a ella —Opina Diana.
— ¿Hay algún testigo? —Comenta Matías.
—No, pero si quieren pueden hablar con ella —señala a una chica— fue la que encontró los cuerpos —Eso hacen.
—Somos de la policía, te haremos unas preguntas —Procede Matías.
— ¿Puedes decirnos cómo los encontraste? —Diana empieza el interrogatorio.
—Yo estaba saliendo de la discoteca porque mi amiga me había dicho que iba a buscar a su novio afuera, pero se había demorado mucho y fui a ver qué pasaba. Cuando oí unos disparos, vine rápido para acá y los vi en el suelo, así que llamé a la policía —Explica con algo de dificultad, está a punto de llorar.
— ¿No viste a alguien cerca?
—No.
— ¿Hay alguien que creas que haya podido hacer esto o alguien a quien preguntarle?
— No sé… A casi nadie aquí le agrada la policía, no creo que quieran hablar con ustedes, pero inténtenlo.
Matías, Alex y Diana entraron a la disco para ver si alguien se animaba a decirles algo, pero todos se negaron. Mientras tanto, Marc y Paula aprovecharon para tener su primera cita en casa de Paula. Era una cena, ya estaba lista. Marc fue a buscarla en la cocina para llevarla al comedor, donde ella estaba esperando. Rex estaba ahí, no muy a gusto. Tenía una pelota en su boca, la cual dejó en medio del camino de Marc sin que nadie se enterara. Pocos segundos después, Marc ya estaba tal mesonero con una bandeja.
—Aquí está nuestra- ¡Ah! —El plan de Rex funcionó, Marc pisó la pelota y cayó en la mesa. Por suerte, en ella sólo estaban las bebidas, ya que lo demás lo estaba llevando él— ¿Qué pasó? —No entiende cómo se cayó.
—Rex al parecer dejó su pelota en el camino y tú la pisaste y… — No logra aguantarse y se ríe.
— ¡Rex! Ay no, creo que no te traeré la próxima vez.
—Creo que esa es una buena idea.
—Rex, creo que te toca recoger el desastre. La pregunta es… ¿Pero cómo? —En ese momento, suena un teléfono, Paula atiende.
— ¿Hola?
— ¡Hola! Nos dieron un caso —Diana era la persona al otro lado de la llamada.
— ¡Pero si es de noche!
—Sí, lo sé, pero es que justo cuando Matías, Alex y yo nos íbamos, nos dieron el caso.
— ¡Pero si ellos son del otro grupo!
—Es que como se cree que es un asesino en serie, mandaron a los dos grupos.
— ¿Asesino en serie?
—Sí. Tengo que colgar, chao —Cuelgan.
—Era Diana. Nos asignaron un caso de posible asesino en serie.
— ¿A los dos grupos?
—Sí.
— ¡Genial!... ¿Ahora cómo hacemos con esto? —Refiriéndose al desastre.
—Ya veremos…
El día siguiente, en la comisaría, la investigación continúa.
— ¿Qué han investigado? —Sebastián recién se estaba enterando del caso.
—Casi nada, nadie quiso hablarnos —Responde Matías.
— ¿Entonces qué haremos?
— ¿Qué tal si alguno va de encubierto? —Se le ocurre a Alex.
— ¡Buena idea, Alex! —Diana lo apoya.
— ¿Y quién será? —Pregunta Paula.
—Tiene que ser uno de ustedes tres porque ya nos conocen a nosotros.
— ¿Qué tal si vamos Marc y yo?
— ¡Buena idea! Es mejor que vayan dos —Diana vuelve a apoyar otra idea.
—Prepárense porque en la noche irán allá.
Marc y Paula fueron practicando para no parecer policías, así la misión encubierta saldría a la perfección y sin inconvenientes. Cuando cada uno se fue a su casa para cambiarse, alguien llamó a Paula por su celular.
— ¿Hola?
— ¡Hola Paula! ¿Cómo estás?
— ¡Daisy! Muy bien, ¿y tú? —Se sorprende y alegra por la llamada.
—Igual. Te llamo para decirte que me dieron una semana de vacaciones y voy a aprovechar para ir a Miami —La chica del otro lado se oye feliz.
— ¡Qué bien! A mí no sé cuándo me darán vacaciones. ¿Sabes que haré hoy en la noche? Iré de encubierta a una disco.
—Wow, ¿irás sola?
—No, iré con mi novio, que también estará de encubierto.
— ¿¡Tienes novio!?
— ¿No te había dicho?
— ¡No!
—Ahora ya lo sabes.
— ¿Y desde cuándo son novios?
—Anteayer.
— ¿¡Y no me habías dicho nada!?
—Se me había olvidado contarte. Cuando vengas, te cuento cómo pasó todo y… ¿Vas a quedarte en mi casa?
— ¿Puedo hacerlo?
— ¡Claro! No hay problema.
— ¡Bien! Tengo que colgar, ¡chao!
— ¡Chao! —Cuelgan. Luego de la llamada, Paula fue preparándose para su trabajo. Las horas pasaron y ya estaban listos, pero antes, se les pidió pasar por la comisaría.
— ¿Qué tal? ¿Buena vestimenta? —Paula le pregunta a su compañera por su ropa. Vestía un vestido un poco por encima de las rodillas y tacones altos.
— ¡Es perfecto, Pau! Ese vestido te queda bien. Ya quiero que Marc te vea.
—Gracias —El deseo de Diana se cumplió rápidamente, pues Marc entró a la oficina poco después.
— ¡Ese vestido te queda genial! —Exclama Marc, sonriendo.
— ¡Gracias! —Que él lo dijera la hizo sentir halagada. La corta visita era para darles unas últimas instrucciones de lo que debían hacer y cómo proceder. Luego, la pareja fue a la discoteca.
—Hay que preguntarles primero a los empleados —Alega Paula.
—Recuerda que no debemos parecer policías.
—Claro… —Se le queda mirando a la bartender.
— ¿Qué ves?
—A la bartender… ¡Yo la conozco! Fuimos juntas a la escuela.
— ¿Hablamos con ella?
— ¡Claro! Ella no sospechará de mí —Se dirige a la barra— Hola, Nancy.
— ¿Paula? —Voltea extrañada— ¿Eres tú?
— ¡La misma Paula Montesco que crees!
— ¡Hola! ¿Qué te trae por acá? —Nancy pregunta, sorprendida.
—Estaba buscando alguna disco a la que ir con mi novio y nos dijeron que esta es buena, así que vinimos.
—Buena recomendación.
— ¿Qué puedes decirnos de este lugar?
—Esta discoteca es una de las mejores. Aquí obviamente pueden bailar, hay un karaoke, tienen este mini bar y si lo que quieren hacer es algo más, hay una sala para eso.
—Vaya, se nota que hay muchas cosas aquí —Marc se incorpora.
—Sí, pero eso sí, no se metan con ese grupito de ahí —Señala.
— ¿Por qué?
—El novio de una de ellas es algo agresivo si se pone celoso o si cree que van a tratarla mal. No es por nada, pero… —Se acerca bastante a ellos, asegurándose de que nadie más la escuche— ¿Ustedes se enteraron de los doble asesinatos que ha habido aquí estos últimos días?
—Sí… ¿Qué tiene que ver? —Paula disimula.
—Creo que John es el culpable. Los que fueron asesinados ayer a veces se la pasaban molestando a su novia y no me extrañaría que haya querido vengarse.
—Un novio sobre protector.
—Exacto. Se los digo porque no quiero que se metan en problemas. Ayer vino la policía a preguntar por eso, no dije nada porque podría meterme en problemas yo por eso, no me quiero arriesgar.
—Te entiendo. Sabemos lo que es estar en medio de alguien agresivo perfectamente.
— ¿Lo dices por lo de Diego? Sí, eso fue horrible.
—Sí… —Nota que Marc está fastidiándose— Hey, voy a comprobar si este lugar es como lo describen, hablamos luego.
—Cualquier bebida que quieran, aquí estoy.
— ¡Claro! —Marc y Paula se alejan del mini bar— ¡Eso fue perfecto!
—Sí… ¿Y cómo es eso de que saben lo que es estar en medio de alguien peligroso?
—Lo decimos por algo que sucedió una semana antes de nuestra graduación, estoy casi segura de que debes saber de eso. ¿Recuerdas al Asesino de las Cuatro Armas?
— ¿¡Estudiaba contigo!?
—En el mismo salón. Ese chico era terrible —Le afecta un poco recordarlo.
—Lo dices casi como si fuera algo personal —Marc lo nota y se preocupa.
—En parte lo fue. El chico al que mató era el novio de mi hermana.
—Oh… Ahora entiendo.
—Sí, bueno…
—Ahora hagamos algo —Marc intenta romper el aire incómodo que se había originado.
— ¡Bailemos!
—Esto… No soy muy buen bailarín que digamos —Lo dice con pena.
—No te preocupes, no estamos en una competencia. Si quieres vamos primero al karaoke, quiero probarlo.
—Yo también, vamos.
Fueron al karaoke, cantaron un rato. Luego salieron a bailar. Ya estaban tranquilos porque su trabajo estaba hecho. El día siguiente, se reunieron con sus compañeros en la comisaría.
— ¿Qué descubrieron? —Matías quería saber de inmediato cómo resultó.
—Nos dijeron que hay alguien que es agresivo si se meten con su novia —Responde Paula.
—Y que no sería extraño si él es el culpable —Completa Marc.
— ¿Tiene nombre? —Pregunta Sebastián.
—Sólo nos dijeron que su nombre es John —Suena un celular— Alex, es el tuyo.
— ¿Hola? —Atiende.
—Les tengo noticias —Era Héctor, el forense— Estuve en la escena del crimen otra vez y vi que había una pulsera que dice “John” y es como las que dan en la disco.
— ¿Les regalaron pulseras con sus nombres? —Esa pregunta fue para Marc y Paula.
—Sí —Afirman a la vez.
—Héctor, creo que ya tenemos al culpable. Busca las huellas y nos avisas.
—Eso haré —Cuelga.
—Ahora sólo hay que esperar que estén las huellas y arrestamos a ese John.
Unos minutos después, Héctor los llamó al laboratorio para que vieran los resultados de las huellas y la investigación que llevó luego de obtenerlas.
—John estuvo preso antes por agresión.
—Subió de nivel —Comenta Alex.
— ¿Creen que él sea el culpable?
—Es él. Lo vi ayer y era parte del grupo que me dijo Nancy que no debíamos molestar.
—Entonces es todo suyo. Arréstenlo. La pulsera no es la única prueba, también tiene un arma del mismo calibre utilizado en los asesinatos.
La pareja se quedó en la comisaría mientras arrestaban a John, quien fue el culpable de los cuatro asesinatos ocurridos en las afueras de la disco. Luego del interrogatorio, en el cual John alegaba e insistía su inocencia, tanto que el caso tendrá que seguirse en un juicio, suena el celular de Paula.
— ¿Ya llegaste a mi casa? —Atiende.
—Sí.
—Ok. En un rato voy —Cuelga— Hey Marc, ¿puedes ir a mi casa en un rato? Quiero presentarte a alguien.
—No hay problema. ¿A quién?
—Ya verás —Se aleja antes de que Marc lograra responderle.
—Ok… —Necesitaba saber a quién iba a conocer, o a quiénes. De repente serían sus padres… ¿Tan rápido? No, no podían ser ellos, apenas llevaban saliendo tres días. ¿Quién podría ser entonces? Quedó un poco preocupado, no sabría si debía ir algo más formal o si no debía preocuparse e ir casual, como acostumbra. Unas horas después, Marc llegó junto con Paula a la casa de ella.
— ¡Hola! —Paula saluda y abraza emocionada a una chica de su misma altura y un poco más delgada que ella. Es casi de su mismo tono de piel, y hasta aquí llegaron las similitudes. Esta otra chica es pelirroja en un tono terracota ni tan claro ni tan oscuro, un poco ondulado y largo. Sus ojos se ven entre azules y verdes, aunque el azul parece ser el color. No se le ven pecas, al menos no en la cara.
— ¡Hola! Supongo que tú eres Marc.
—Sí, él es Marc. Marc, ella es mi hermana, Daisy.
—Mucho gusto, Daisy.
—Mucho gusto —Estrechan las manos.
—Mi hermana va a quedarse una semana aquí.
— ¿Y ese perro? —Daisy se queda viendo a Rex.
—Es mío, se llama Rex. Es policía.
— ¡Como ustedes dos! Hola Rex, soy Daisy, la hermana paramédica de Paula —Se agacha y acaricia a Rex, a Daisy le encantan los perros.
— ¿Eres paramédica?
—Sí.
—Vaya, es raro que te hayan dado un descanso de una semana.
—Sí, yo también pensé eso.
—Creo que le caes bien a Rex —Dice Paula.
— ¿Es travieso?
—Más de lo que debería —Responde Marc
— ¡Sí! Te contaré lo que hizo anteayer.
— ¡No!
— ¡Sí! —Paula comienza a contarle lo del accidente de la pelota a mitad del camino, a reclamos de Marc quien no quería que lo contara, pero al final terminaron riendo los tres.
Fin del Capítulo #3.
En este capítulo empecé a poner las referencias pequeñas a programas ... No creo que noten la de éste, no creo que hayan visto Comisario Rex, y si la vieron... Sólo conozco a una persona más que seguía la serie que no fuera yo misma...
:bye:
Dejando eso de un lado, ya tengo el tercer capítulo listo para subir y aquí mismo va
Capítulo #3: "Encubierto Perfecto".
Es de noche, afuera de una discoteca, pero no está la imagen de las personas entrando y saliendo del lugar, no. En vez de eso, la imagen es una escena del crimen doble que está siendo procesada por un forense. Diana, Alex y Matías son los investigadores allí, los demás ya habían regresado a casa por ser de noche cuando los llamaron por el caso.
—Al fin un caso en el que participan los dos grupos —Dice Diana.
— ¿Qué tenemos aquí, Héctor? —Le pregunta Matías al forense.
—Un posible asesino en serie —Responde, dejando sorprendidos a los otros.
— ¿Por qué? —Diana preguntó por todos.
—Encontraron el cuerpo de un muchacho a unos metros de éste —Se encontraba agachado a un lado del cuerpo de una chica, por lo que los detectives no notaron el segundo— Dicen que era su novio, y hace unos días pasó algo parecido.
— ¿Qué puedes decirnos de los asesinatos? —Alex continúa.
—A ella le dispararon dos veces, uno en el brazo y el otro en la cabeza. A él cuatro veces: uno en cada brazo, en el pecho y en la cabeza.
—Vaya… Parece que le tenía más rabia a él que a ella —Opina Diana.
— ¿Hay algún testigo? —Comenta Matías.
—No, pero si quieren pueden hablar con ella —señala a una chica— fue la que encontró los cuerpos —Eso hacen.
—Somos de la policía, te haremos unas preguntas —Procede Matías.
— ¿Puedes decirnos cómo los encontraste? —Diana empieza el interrogatorio.
—Yo estaba saliendo de la discoteca porque mi amiga me había dicho que iba a buscar a su novio afuera, pero se había demorado mucho y fui a ver qué pasaba. Cuando oí unos disparos, vine rápido para acá y los vi en el suelo, así que llamé a la policía —Explica con algo de dificultad, está a punto de llorar.
— ¿No viste a alguien cerca?
—No.
— ¿Hay alguien que creas que haya podido hacer esto o alguien a quien preguntarle?
— No sé… A casi nadie aquí le agrada la policía, no creo que quieran hablar con ustedes, pero inténtenlo.
Matías, Alex y Diana entraron a la disco para ver si alguien se animaba a decirles algo, pero todos se negaron. Mientras tanto, Marc y Paula aprovecharon para tener su primera cita en casa de Paula. Era una cena, ya estaba lista. Marc fue a buscarla en la cocina para llevarla al comedor, donde ella estaba esperando. Rex estaba ahí, no muy a gusto. Tenía una pelota en su boca, la cual dejó en medio del camino de Marc sin que nadie se enterara. Pocos segundos después, Marc ya estaba tal mesonero con una bandeja.
—Aquí está nuestra- ¡Ah! —El plan de Rex funcionó, Marc pisó la pelota y cayó en la mesa. Por suerte, en ella sólo estaban las bebidas, ya que lo demás lo estaba llevando él— ¿Qué pasó? —No entiende cómo se cayó.
—Rex al parecer dejó su pelota en el camino y tú la pisaste y… — No logra aguantarse y se ríe.
— ¡Rex! Ay no, creo que no te traeré la próxima vez.
—Creo que esa es una buena idea.
—Rex, creo que te toca recoger el desastre. La pregunta es… ¿Pero cómo? —En ese momento, suena un teléfono, Paula atiende.
— ¿Hola?
— ¡Hola! Nos dieron un caso —Diana era la persona al otro lado de la llamada.
— ¡Pero si es de noche!
—Sí, lo sé, pero es que justo cuando Matías, Alex y yo nos íbamos, nos dieron el caso.
— ¡Pero si ellos son del otro grupo!
—Es que como se cree que es un asesino en serie, mandaron a los dos grupos.
— ¿Asesino en serie?
—Sí. Tengo que colgar, chao —Cuelgan.
—Era Diana. Nos asignaron un caso de posible asesino en serie.
— ¿A los dos grupos?
—Sí.
— ¡Genial!... ¿Ahora cómo hacemos con esto? —Refiriéndose al desastre.
—Ya veremos…
El día siguiente, en la comisaría, la investigación continúa.
— ¿Qué han investigado? —Sebastián recién se estaba enterando del caso.
—Casi nada, nadie quiso hablarnos —Responde Matías.
— ¿Entonces qué haremos?
— ¿Qué tal si alguno va de encubierto? —Se le ocurre a Alex.
— ¡Buena idea, Alex! —Diana lo apoya.
— ¿Y quién será? —Pregunta Paula.
—Tiene que ser uno de ustedes tres porque ya nos conocen a nosotros.
— ¿Qué tal si vamos Marc y yo?
— ¡Buena idea! Es mejor que vayan dos —Diana vuelve a apoyar otra idea.
—Prepárense porque en la noche irán allá.
Marc y Paula fueron practicando para no parecer policías, así la misión encubierta saldría a la perfección y sin inconvenientes. Cuando cada uno se fue a su casa para cambiarse, alguien llamó a Paula por su celular.
— ¿Hola?
— ¡Hola Paula! ¿Cómo estás?
— ¡Daisy! Muy bien, ¿y tú? —Se sorprende y alegra por la llamada.
—Igual. Te llamo para decirte que me dieron una semana de vacaciones y voy a aprovechar para ir a Miami —La chica del otro lado se oye feliz.
— ¡Qué bien! A mí no sé cuándo me darán vacaciones. ¿Sabes que haré hoy en la noche? Iré de encubierta a una disco.
—Wow, ¿irás sola?
—No, iré con mi novio, que también estará de encubierto.
— ¿¡Tienes novio!?
— ¿No te había dicho?
— ¡No!
—Ahora ya lo sabes.
— ¿Y desde cuándo son novios?
—Anteayer.
— ¿¡Y no me habías dicho nada!?
—Se me había olvidado contarte. Cuando vengas, te cuento cómo pasó todo y… ¿Vas a quedarte en mi casa?
— ¿Puedo hacerlo?
— ¡Claro! No hay problema.
— ¡Bien! Tengo que colgar, ¡chao!
— ¡Chao! —Cuelgan. Luego de la llamada, Paula fue preparándose para su trabajo. Las horas pasaron y ya estaban listos, pero antes, se les pidió pasar por la comisaría.
— ¿Qué tal? ¿Buena vestimenta? —Paula le pregunta a su compañera por su ropa. Vestía un vestido un poco por encima de las rodillas y tacones altos.
— ¡Es perfecto, Pau! Ese vestido te queda bien. Ya quiero que Marc te vea.
—Gracias —El deseo de Diana se cumplió rápidamente, pues Marc entró a la oficina poco después.
— ¡Ese vestido te queda genial! —Exclama Marc, sonriendo.
— ¡Gracias! —Que él lo dijera la hizo sentir halagada. La corta visita era para darles unas últimas instrucciones de lo que debían hacer y cómo proceder. Luego, la pareja fue a la discoteca.
—Hay que preguntarles primero a los empleados —Alega Paula.
—Recuerda que no debemos parecer policías.
—Claro… —Se le queda mirando a la bartender.
— ¿Qué ves?
—A la bartender… ¡Yo la conozco! Fuimos juntas a la escuela.
— ¿Hablamos con ella?
— ¡Claro! Ella no sospechará de mí —Se dirige a la barra— Hola, Nancy.
— ¿Paula? —Voltea extrañada— ¿Eres tú?
— ¡La misma Paula Montesco que crees!
— ¡Hola! ¿Qué te trae por acá? —Nancy pregunta, sorprendida.
—Estaba buscando alguna disco a la que ir con mi novio y nos dijeron que esta es buena, así que vinimos.
—Buena recomendación.
— ¿Qué puedes decirnos de este lugar?
—Esta discoteca es una de las mejores. Aquí obviamente pueden bailar, hay un karaoke, tienen este mini bar y si lo que quieren hacer es algo más, hay una sala para eso.
—Vaya, se nota que hay muchas cosas aquí —Marc se incorpora.
—Sí, pero eso sí, no se metan con ese grupito de ahí —Señala.
— ¿Por qué?
—El novio de una de ellas es algo agresivo si se pone celoso o si cree que van a tratarla mal. No es por nada, pero… —Se acerca bastante a ellos, asegurándose de que nadie más la escuche— ¿Ustedes se enteraron de los doble asesinatos que ha habido aquí estos últimos días?
—Sí… ¿Qué tiene que ver? —Paula disimula.
—Creo que John es el culpable. Los que fueron asesinados ayer a veces se la pasaban molestando a su novia y no me extrañaría que haya querido vengarse.
—Un novio sobre protector.
—Exacto. Se los digo porque no quiero que se metan en problemas. Ayer vino la policía a preguntar por eso, no dije nada porque podría meterme en problemas yo por eso, no me quiero arriesgar.
—Te entiendo. Sabemos lo que es estar en medio de alguien agresivo perfectamente.
— ¿Lo dices por lo de Diego? Sí, eso fue horrible.
—Sí… —Nota que Marc está fastidiándose— Hey, voy a comprobar si este lugar es como lo describen, hablamos luego.
—Cualquier bebida que quieran, aquí estoy.
— ¡Claro! —Marc y Paula se alejan del mini bar— ¡Eso fue perfecto!
—Sí… ¿Y cómo es eso de que saben lo que es estar en medio de alguien peligroso?
—Lo decimos por algo que sucedió una semana antes de nuestra graduación, estoy casi segura de que debes saber de eso. ¿Recuerdas al Asesino de las Cuatro Armas?
— ¿¡Estudiaba contigo!?
—En el mismo salón. Ese chico era terrible —Le afecta un poco recordarlo.
—Lo dices casi como si fuera algo personal —Marc lo nota y se preocupa.
—En parte lo fue. El chico al que mató era el novio de mi hermana.
—Oh… Ahora entiendo.
—Sí, bueno…
—Ahora hagamos algo —Marc intenta romper el aire incómodo que se había originado.
— ¡Bailemos!
—Esto… No soy muy buen bailarín que digamos —Lo dice con pena.
—No te preocupes, no estamos en una competencia. Si quieres vamos primero al karaoke, quiero probarlo.
—Yo también, vamos.
Fueron al karaoke, cantaron un rato. Luego salieron a bailar. Ya estaban tranquilos porque su trabajo estaba hecho. El día siguiente, se reunieron con sus compañeros en la comisaría.
— ¿Qué descubrieron? —Matías quería saber de inmediato cómo resultó.
—Nos dijeron que hay alguien que es agresivo si se meten con su novia —Responde Paula.
—Y que no sería extraño si él es el culpable —Completa Marc.
— ¿Tiene nombre? —Pregunta Sebastián.
—Sólo nos dijeron que su nombre es John —Suena un celular— Alex, es el tuyo.
— ¿Hola? —Atiende.
—Les tengo noticias —Era Héctor, el forense— Estuve en la escena del crimen otra vez y vi que había una pulsera que dice “John” y es como las que dan en la disco.
— ¿Les regalaron pulseras con sus nombres? —Esa pregunta fue para Marc y Paula.
—Sí —Afirman a la vez.
—Héctor, creo que ya tenemos al culpable. Busca las huellas y nos avisas.
—Eso haré —Cuelga.
—Ahora sólo hay que esperar que estén las huellas y arrestamos a ese John.
Unos minutos después, Héctor los llamó al laboratorio para que vieran los resultados de las huellas y la investigación que llevó luego de obtenerlas.
—John estuvo preso antes por agresión.
—Subió de nivel —Comenta Alex.
— ¿Creen que él sea el culpable?
—Es él. Lo vi ayer y era parte del grupo que me dijo Nancy que no debíamos molestar.
—Entonces es todo suyo. Arréstenlo. La pulsera no es la única prueba, también tiene un arma del mismo calibre utilizado en los asesinatos.
La pareja se quedó en la comisaría mientras arrestaban a John, quien fue el culpable de los cuatro asesinatos ocurridos en las afueras de la disco. Luego del interrogatorio, en el cual John alegaba e insistía su inocencia, tanto que el caso tendrá que seguirse en un juicio, suena el celular de Paula.
— ¿Ya llegaste a mi casa? —Atiende.
—Sí.
—Ok. En un rato voy —Cuelga— Hey Marc, ¿puedes ir a mi casa en un rato? Quiero presentarte a alguien.
—No hay problema. ¿A quién?
—Ya verás —Se aleja antes de que Marc lograra responderle.
—Ok… —Necesitaba saber a quién iba a conocer, o a quiénes. De repente serían sus padres… ¿Tan rápido? No, no podían ser ellos, apenas llevaban saliendo tres días. ¿Quién podría ser entonces? Quedó un poco preocupado, no sabría si debía ir algo más formal o si no debía preocuparse e ir casual, como acostumbra. Unas horas después, Marc llegó junto con Paula a la casa de ella.
— ¡Hola! —Paula saluda y abraza emocionada a una chica de su misma altura y un poco más delgada que ella. Es casi de su mismo tono de piel, y hasta aquí llegaron las similitudes. Esta otra chica es pelirroja en un tono terracota ni tan claro ni tan oscuro, un poco ondulado y largo. Sus ojos se ven entre azules y verdes, aunque el azul parece ser el color. No se le ven pecas, al menos no en la cara.
— ¡Hola! Supongo que tú eres Marc.
—Sí, él es Marc. Marc, ella es mi hermana, Daisy.
—Mucho gusto, Daisy.
—Mucho gusto —Estrechan las manos.
—Mi hermana va a quedarse una semana aquí.
— ¿Y ese perro? —Daisy se queda viendo a Rex.
—Es mío, se llama Rex. Es policía.
— ¡Como ustedes dos! Hola Rex, soy Daisy, la hermana paramédica de Paula —Se agacha y acaricia a Rex, a Daisy le encantan los perros.
— ¿Eres paramédica?
—Sí.
—Vaya, es raro que te hayan dado un descanso de una semana.
—Sí, yo también pensé eso.
—Creo que le caes bien a Rex —Dice Paula.
— ¿Es travieso?
—Más de lo que debería —Responde Marc
— ¡Sí! Te contaré lo que hizo anteayer.
— ¡No!
— ¡Sí! —Paula comienza a contarle lo del accidente de la pelota a mitad del camino, a reclamos de Marc quien no quería que lo contara, pero al final terminaron riendo los tres.
Fin del Capítulo #3.
En este capítulo empecé a poner las referencias pequeñas a programas ... No creo que noten la de éste, no creo que hayan visto Comisario Rex, y si la vieron... Sólo conozco a una persona más que seguía la serie que no fuera yo misma...
:bye:
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
Viendo que mi lectora no podrá conectarse por un tiempo :lloro:, me veo haciendo algo que dije nunca hacer: publicar un capítulo sin un comentario de alguien de por medio. Llevo como diez días sólo comentando en otras novelas y ya quiero seguir publicando la mía, así que, aunque creo que aun no tengo otra lectora (o al menos no que se haya reportado), subiré algunos capítulos, por lo que esto se convertirá en una mini maratón inesperada y para nada planeada porque no se suponía que lo fuera.
Dejando eso atrás, en serio, si están leyendo y les gusta esta novela, repórtense, ver comentarios me encanta y mucho más responderlos, es entretenido :P
Bien... Aquí viene el cuarto capítulo, disfrútenlo
Capítulo #4: “Noticias te daré”.
Es temprano en la comisaría. Eso no quiere decir que la USH1 esté libre. Marc llega a la oficina con algo de apuro.
—Me acaban de decir que tenemos un caso. Hay que ir al lugar ya.
— ¿Qué es lo que pasa? Te oyes apurado —A Matías le extrañó el apuro.
—Así me lo informaron y así lo informaré. Un hombre se metió al salón de música de una escuela y adentro están varios niños con la maestra y no los quiere dejar ir. Se dice que el hombre tiene una pistola, así que es mejor apurarnos.
El equipo va a una escuela. Se quedan afuera por unos momentos mientras planean.
— ¿Qué haremos? No parece buena idea entrar al salón —Opina Alex.
—Preguntemos por el número del salón. Quizás alguien nos responda. Si es el hombre armado, mejor —Alex y Matías entran mientras Marc se queda afuera. En el salón, dos niños están viendo por la ventana hacia abajo.
—Hey, mira ahí abajo —Uno le susurra al otro.
— ¿Un perro policía?
— ¡Sí! De seguro ya llegaron a ayudarnos.
— ¿Y si les escribimos el número del salón en un papel y se lo tiramos?
— ¡Buena idea! —Afuera, Marc estaba ahí con Rex. De repente, ve un papel caer de la ventana del salón de música.
— ¿Qué será este papel? — Lo recoge, lo lee y luego llama a Alex.
— ¿Qué pasa? —Atiende.
—Ya tengo el número.
—Ya vamos para allá —Cuelga y va a la entrada.
— ¿Cómo lo conseguiste? —Pregunta Matías.
—Dos niños me tiraron un papel por la ventana con el número.
—Yo llamo —Matías llama al salón. Cuando repica el teléfono, la profesora ve al hombre armado como si pidiéndole permiso para atender.
—Responde. Si es la policía, cuelgas —Ordena el hombre armado.
—Ok… —Atiende el teléfono— ¿Hola?
— ¿Es la profesora de música?
—Sí.
—Me llamo Matías Alonso, soy de la policía.
— ¡Ahh! ¡Hola Mario! ¿Qué me cuentas?
— ¿Sabe dónde puedo conseguir los planos del colegio? —Con tono extrañado.
—Aun no sé cuándo será la entrega de las boletas, lo siento. Hable con la dirección.
—Gracias —Cuelga— Era la profesora y tuvo que hablar en clave… Me llamó Mario…
— ¡Y eso que le dijiste tu nombre!
—Y no sabe cuándo es la entrega de las boletas.
— ¿Boletas? — ¿Para qué preguntaría por eso? Marc se confunde.
— ¿Dije “boletas”? Que me hablen en clave no es lo mío. Quise decir que no sabe dónde conseguir los planos del colegio pero dijo que habláramos con la dirección.
—Ahora sí. ¿Para qué los planos?
—Así podemos ver si es posible entrar por alguna otra parte al salón sin causar problemas.
—Vayamos —Entran a la dirección del colegio a preguntar por los planos.
—Los planos están en alguna parte por aquí. ¿Para qué los necesitan? —Hablan con el director del colegio.
—Para conocer bien las vías de entrada y salida que podría tomar el hombre armado y por dónde podemos entrar sin poner en riesgo a nadie —Explica Matías.
—Aquí están —Dice mientras los pasa— Incluyen varias cosas.
—Así mejor, gracias —Proceden a revisar los planos afuera.
—No hay ningún camino seguro… Llamaré.
— ¿Hola? —La profesora vuelve a atender.
—Habla Alex Aranda, de la policía.
— ¿Qué se le ofrece, señor?
— ¿Conoce al señor que está ahí?
—Sí.
— ¿Sabe su número?
—También.
—Anótelo y dígale a un niño que nos tire el papel por la ventana.
—Ok, cuando pueda hablaré con su hijo —Cuelga. Agarra un papel y escribe el número en él. Se lo da a uno de los niños que están al lado de la ventana— Tienes una citación.
El niño, extrañado, lee el papel. Dice “Tira este papel por la ventana”. Lo hace.
—Las citaciones no son un problema para mí. Además, mi madre no puede venir acá y lo sabe.
— ¡Por botarlo, ahora tienen que venir tu mamá y papá juntos o sino tendrás que firmar tu expediente! —Enojada, escribe en otro papel la “citación”.
—Rayos… —Afuera, los detectives ya estaban recogiendo el papel.
—Vaya, son rápidos —Alex dice mientras recoge.
—Oigan… ¿Creen que ese auto sea el del hombre armado? —Pregunta Marc observando un auto estacionado cerca de la escuela.
—Es posible. Cuando se enteraron del hombre, todos se fueron.
—Entonces ese tiene que ser su auto.
— ¿Por qué preguntas?
—Porque si las cosas salen como las tengo planeadas, este será el caso más fácil que nos haya tocado en estas semanas —Explica mientras marca el número del papel.
— ¿Hola? —El número era el del celular del hombre armado.
— ¿Usted es el dueño de un Ford azul oscuro?
— Sí… ¿Por?
—Porque su auto está a punto de ser remolcado por una grúa.
— ¡Pero si estacioné bien!
—Pues a la policía de tránsito no le parece así.
— ¿¡Por qué!?
—No lo sé, soy el compañero del conductor de la grúa.
— ¿Y no puede convencerlo de no hacerlo?
—Si quiere una multa, no mueva su auto. No puedo hacer lo que me está pidiendo.
—No hay nadie cerca, sólo mi auto —El hombre fue a inspeccionar el área por la ventana.
—Eso es porque aun no hemos llegado. Aun estás a tiempo de librarte de la multa.
—Lo moveré y volveré adentro, no me iré —Decide luego de pensarlo. Cuelga.
—No puede ser, ¡cayó redondito!
— Qué crédulo.
— ¿Ya podemos salir de aquí? —Los tres estaban escondidos detrás de la entrada del colegio, Alex ya se estaba incomodando.
—No. Hay que esperar a que salga porque si nos ve, puede huir o volver a entrar.
—Ok… Aquí viene —El hombre sale y revisa la calle para ver si la grúa estaba llegando. Ve que no y se alegra. Se dirige a su auto. En eso, Marc se le acerca.
— ¿Usted es el dueño del auto?
—Sí pero… ¿Y la grúa?
— ¡Es su día de suerte! Ha llegado antes que ella.
—Entonces déjeme apartar mi auto antes de que llegue.
—No, porque ahora queda arrestado por-
— ¿¡Qué!? —Interrumpe mientras trata de soltarse, mas no puede— Pero-
—Sé lo que intentaba hacer.
—Pues… He dejado el salón cerrado con llave. ¿Ahora quién los sacará de ahí? —Dice con tono burlón. Marc y Alex se lo llevan a la comisaría. Matías comenzó a buscar las llaves.
— ¿Tienen las llaves del salón de música?
—Que yo sepa, se las llevó el hombre —Responde el director.
—Oh, bueno… Gracias —Matías va a la salida y saca su celular para llamar a Marc. Rex ladra— ¿Qué pasa? —Rex señala las llaves en el piso con su nariz— ¡Encontraste las llaves! —Matías las recoge y va rápidamente a abrir el salón.
— ¿Ven alguna manera de escapar de aquí antes de que vuelva? —Alarmada, la profesora les pregunta a sus estudiantes.
— ¿Para qué? Ya lo arrestaron, profe.
— ¿En serio? Qué alivio… ¿Ahora cómo salimos de aquí si él tenía las llaves?
—De seguro se las quitaron y ya vienen para acá.
— ¿No hay copias de la llave?
—No —En ese momento se oyen unas llaves— Creo que ya llegaron a sacarnos.
—Soy de la policía, no se asusten. Ya arrestamos al hombre armado y voy a sacarlos de aquí —Abre la puerta.
— ¡El perro policía! —Exclaman los dos niños de antes al ver a Rex.
— ¡Nunca pensé ver uno en persona!
— ¡Y menos que nos ayudara!
— ¿Será que podemos tomarnos una foto con él?
—Si quieren puedo tomarles una foto a los tres —Ofrece Matías.
— ¡Sí! —Toman la foto.
— ¿No eran más policías? —Pregunta la profesora.
—Somos tres. Mis dos compañeros están llevando al hombre a la comisaría… Ah, soy “Mario” —Ambos se medio ríen.
— ¿No le importa si nos tomamos una foto los cinco? Quiero ponerla en la cartelera del colegio. No sé cómo agradecerles —Suena el celular de Matías.
— ¿Hola?
—Ya vamos de regreso.
—Ok. Vengan al salón, hay una sorpresa —Cuelga— ¡Noticias! La foto será con todo el equipo, mis compañeros vienen de regreso.
—Buscaré al director.
La profesora de verdad estaba muy agradecida, pero no se le ocurría más que hacer una cartelera en agradecimiento. El grupo volvería unos días después a verla. Ya en la comisaría, Marc siente su celular vibrar en su bolsillo.
—Un momento, voy a buscar algo —Así se excusa para salir a atender. Saca su celular y ve que el número es del vigilante de la prisión— Qué extraño. ¿Por qué me estará llamando el vigilante de la cárcel? —Habla consigo mismo. Contesta— ¿Qué pasa?
— ¡La verdad es que no sé! Algo le ha pasado a tu hermano, ¡pero no sé qué! —El vigilante se oye alarmado.
—Me estás preocupando. Dime, ¿qué pasó?
— ¡No tengo idea! ¡Ven acá rápido!
—Ok —Preocupado, cuelga. El tono y la manera en la que habló el vigilante no eran de su agrado. ¿Qué estaba pasando? Quizás era un simple brote que estaba exagerando por no saber cómo calmarlo, o quizás sí era algo grave de verdad. Quizás le cayeron a golpes y quedó muy herido, quizás se puso agresivo en una pelea y él fue el que hirió a otros. No, eso no era posible. Marc no sabía qué pensar, simplemente estaba preocupado. Prefirió pensar lo primero. Al llegar a la cárcel, fue directo a la celda de su hermano, pero vaya sorpresa al ver que no había nadie allí. Esto lo alarma. El vigilante le explica que Leonardo fue llevado al hospital de emergencia justo cuando colgó la llamada. Sin entender nada de lo que está pasando, preocupándose mucho más, ahora Marc debía ir a un nuevo lugar lo más rápido posible. Apenas llegó, una doctora nota su desorientación y le brinda ayuda.
— ¿A quién busca?
— ¿Sabe algo de algún paciente que acaba de llegar aquí de emergencia? —Hablando algo rápido.
—Son muchos los pacientes que llegan de emergencia aquí.
—Ok, más detallado —Piensa— Uno que lo hayan traído de la cárcel.
—Oh, sí. ¿Es usted un familiar?
—Hermano. ¿Sabe dónde está o quién los está atendiendo?
—Creo que Sheperd. Vaya a Emergencias, debe estar en alguna de las habitaciones.
—Ok, gracias —Rápidamente va. Encuentra a Sheperd afuera de una habitación— ¿Usted es Sheperd?
—Sí.
— ¿Puede decirme qué pasó? —Intentando entrar a la habitación o al menos ver por la ventanilla de la puerta.
—Te diré si no tratas de entrar, me ordenaron no dejar entrar a nadie.
—Ok —Marc se detiene de inmediato.
—Hoy, el vigilante de la prisión pasó por todas las celdas y le extrañó verlo durmiendo, pero siguió. Cuando regresó aun estaba igual, así que decidió despertarlo y vio que no reaccionó. Ahí nos llamó. Cuando llegó aquí seguía igual. Desde ese momento están tratando de reanimarlo, pero nada.
— ¿Quiere decir que entró en paro? —Ahora Marc está mucho más asustado.
—Exacto.
— ¿Cuánto tiempo lleva así?
—El vigilante tardó al menos media hora antes de llamarnos, han pasado entre 7 y 10 minutos desde que llegó aquí pero no sabemos cuánto tiempo con exactitud llevaba así cuando lo vieron la primera vez. Además, cuando lo vio quizás de verdad dormía o estaba desmayado pero sin necesidad de estar en paro.
— ¿Y cuál es el tiempo máximo que una persona puede estar así?
—Con asistencia, como una hora —Esto termina de preocupar a Marc.
— ¿Cómo puede estar pasando esto? Anteayer estaba perfectamente bien —Anteayer, porque no pudo visitarlo el día anterior.
—Eso pasa mucho.
—Me quedaré aquí a esperar.
Y de nuevo, Marc tuvo que quedarse a esperar por respuestas sobre el estado de salud de Leonardo, aunque esta vez era peor. Estaba teniendo un paro cardíaco, quién sabe cómo terminaría. Podía morir, eso es lo primero en lo que uno piensa al oír “paro cardíaco”, muerte. Podía quedar con daños, alguna cardiopatía, algún daño cerebral por falta de oxígeno. Podía simplemente salir intacto y vivir tranquilamente, si es que era posible, luego de hacer terapia y recuperarse por completo. Después de todo, no era el primer paro que Leo sufría, no, por raro que suene de un joven de apenas 19 años. Su primer paro fue mucho tiempo atrás, catorce años para ser exactos, sí, cuando era un pequeño niño de 5 años, pero éste no fue por enfermedad ni fallo, fue por envenenamiento, una víbora lo mordió y le causó el problema. Los minutos pasan y Marc no recibe noticia alguna, lo que lo preocupa cada vez más por cada segundo transcurrido. Finalmente, una enfermera salió con novedades.
—Tenemos noticias. Después de muchos intentos, hemos logrado reanimarlo. En este momento vamos a llevarlo a otra habitación para hacerle unos exámenes —Las palabras tranquilizan a Marc, no del todo, pero era mejor que nada.
— ¿Puedo hablar con él ahora?
—Será mejor después. En estos casos, los exámenes deben hacerse inmediatamente. Quédese en la sala de espera, cuando terminemos le avisaremos para que entre y sepa el diagnóstico.
Y la preocupación de Marc regresó. ¿Diagnóstico? Eso podía terminar en algo grave, otra enfermedad con la cual lidiar. Quizás no sería la gran cosa, pero cuando tienes la mente preocupada, no puedes pensar en nada más que lo peor, incluso Marc, y eso que siempre intenta imaginar lo mejor o la manera de acomodar las cosas. No era culpa suya, que su hermano menor estuviera en tal estado de necesitar que le hicieran un examen con toda brevedad es algo importante como para no ponerse así. Y de nuevo también tendría que esperar más. La paciencia es una de las mayores cualidades de Marc, pero últimamente estaban abusando de ella. Se repite lo anterior, los minutos que pasan doblan el nivel de preocupación del mayor. Y esto no cambió al llegar el doctor con las noticias, pues se veía con una cara que no deseas ver en un hospital. Casi neutro, con un aire de mal porvenir. Entran a la primera habitación, donde se reúnen doctor, paciente y familiar.
—Voy a decirlo lo más entendible posible —Su seriedad se hizo notar apenas habló— El paro cardíaco que acaba de tener concuerda con el de una persona con cardioma y los exámenes indican que eso es lo que padece.
— ¿Tengo cardioma? —Leonardo no pareció entender muy bien. Sabía de qué hablaba, pero no del todo.
—Sí. ¿Sabe de qué se trata?
—Algo así… No muy bien —No estar seguro de sus conocimientos sobre el cardioma le daba una sensación de alivio extraña, aunque a la vez una de miedo por lo que de verdad podría llegar a ser.
—Lo explicaré. Será muy propenso a paros como este durante un tiempo. Cada vez que te dé uno es porque hay grandes posibilidades de que se te forme un tumor en el corazón, así que cada vez que te dé un paro y logremos reanimarte, tendremos que examinarte, ya que apenas tengas el tumor hay que operarte. Lo más probable es que cada paro sea más fuerte que el anterior. ¿Cuándo te puede dar un paro? En cualquier momento. Cualquier síntoma que sientas puede ser una señal de que tendrás que venir acá. Pero aquí vienen las malas noticias — ¿Era posible eso? Todo lo que decía ya era malo ¿y ahora es que el piensa que viene lo feo? — Nadie ha logrado sobrevivir al cardioma, así que lo siento, pero esta enfermedad es considerada como terminal. Lo máximo que te puede quedar son de cuatro a cinco años porque el tumor no tarda más de eso en formarse —El doctor termina la larga explicación. Ninguno de los hermanos tiene una reacción clara.
—O sea que… —Leonardo trata de ordenar las ideas, aun sin reaccionar— ¿Lo más probable es que no pase de los 23 o 24 años? —Fue lo primero que se le vino a la cabeza.
—Lamento decirlo, pero así es —Quedan sin palabras. Están en shock. El buscapersonas de Sheperd suena, sale.
Marc voltea a ver a Leonardo, quien aun no reacciona. Está mirando fijo a la pared, sumergido en su cabeza. De la nada, sus ojos se llenan de lágrimas y llora. Marc lo abraza sin saber qué más hacer, esto sólo hace que Leo termine de reaccionar, llorando más. El mayor no sabe qué decir, simplemente cualquier cosa que diga sólo le afectará más y se pondrá peor. Leonardo sólo repetía cosas de “no puede ser, voy a morir”.
—Para, por favor, para —No aguantaba verlo así.
— ¡Pero es la verdad!
—Sólo deja de pensarlo.
—Para ti es fácil decirlo, tú no te vas a morir en menos de cinco años.
—Créeme que no es fácil. ¿Crees que para mí es fácil saber que me quedaré sin mi hermano pronto? En serio que no.
—Lo siento. Sabes cómo me pongo…
—Lo sé… ¿Quieres decirle a alguien…?
— ¡No! —Interrumpiéndolo— No quiero que los demás se preocupen por mí. No soportaré que estén como tú ahora por mi culpa. No le digas a nadie, por favor.
— ¿Ni siquiera a papá?
— ¿Para qué? Él ni siquiera me quiere.
—No es que no te quiera, sólo está molesto por lo que hiciste.
— ¿Y no puede entender que no lo hice porque quise?
—Papá es algo terco, lo sabes.
—Como digas —El tema del padre de los Molander es algo que siempre ha traído inconvenientes, puesto que mientras Marc era el muchacho preferido de papá, Leonardo era prácticamente excluido— Prométeme que no le dirás a nadie.
—Lo prometo, no le diré a nadie.
Era lo más que podía hacer por él, prometerle mantener en secreto su enfermedad si eso lo tranquilizaba. Leo estaba altamente deprimido. Marc trató de animarlo un poco, ¿pero cómo se puede alegrar a alguien a quien le acaban de dar una noticia tan grave como una sentencia de muerte? El mayor también estaba triste, pero debía verse tranquilo para poder calmar a su hermano. Duró un buen rato, pero ya se hacía hora de volver cada uno a su lugar.
—Te ves algo desanimado. ¿Qué sucede? —Paula nota que Marc llegó con pocas ganas.
—No es nada… Sólo estoy cansado.
— ¿En serio? —No le cree mucho.
—En serio. No te preocupes.
— ¿Dónde estabas? —Diana se incorpora.
—Tuve que hacer el papeleo del caso y luego visité a mi hermano, por eso no me vieron.
— ¡Te tardaste!
—Sí, lo sé. Me voy a casa, quiero descansar. Sólo vine a recoger mis cosas… Las veo mañana —Marc se va rápidamente. Se comportó seco, lo que dejó a las chicas confundidas.
— ¡Habías dicho que regresabas en un rato y desapareciste hasta ahora! ¿Qué hiciste? —Exclama Matías.
—Yo planeaba hacer el papeleo pero me acordé de ir a visitar a mi hermano y los del grupo 2 me preguntaron lo que me preguntas ahora, por eso me tardé.
—Te ves algo desanimado —Resalta Alex.
—Eso me dijo Paula. Es que estoy cansado.
—Claro…
Marc va a su cuarto y se acuesta, lo único que quiere es dormir, sin importar que aun fueran las 8:30pm.
Fin del Capítulo #4.
Oh, y antes de que me lo pregunten... Las dos enfermedades que se han visto acá son inventadas por mí, no piensen que me puse a investigar enfermedades raras y eso para ponerlas aquí, no... Siempre intento explicarlas lo más posible para que se sientan reales y no confundir, de todos modos, si tienen dudas con ellas, pregúntenme como si fuera la doctora que descubrió todo eso, responderé para aclararlo, de todos modos, lo inventé y es como si fuera algo así :fiu:
Espero nuevas lectoras, :bye:
Dejando eso atrás, en serio, si están leyendo y les gusta esta novela, repórtense, ver comentarios me encanta y mucho más responderlos, es entretenido :P
Bien... Aquí viene el cuarto capítulo, disfrútenlo
Capítulo #4: “Noticias te daré”.
Es temprano en la comisaría. Eso no quiere decir que la USH1 esté libre. Marc llega a la oficina con algo de apuro.
—Me acaban de decir que tenemos un caso. Hay que ir al lugar ya.
— ¿Qué es lo que pasa? Te oyes apurado —A Matías le extrañó el apuro.
—Así me lo informaron y así lo informaré. Un hombre se metió al salón de música de una escuela y adentro están varios niños con la maestra y no los quiere dejar ir. Se dice que el hombre tiene una pistola, así que es mejor apurarnos.
El equipo va a una escuela. Se quedan afuera por unos momentos mientras planean.
— ¿Qué haremos? No parece buena idea entrar al salón —Opina Alex.
—Preguntemos por el número del salón. Quizás alguien nos responda. Si es el hombre armado, mejor —Alex y Matías entran mientras Marc se queda afuera. En el salón, dos niños están viendo por la ventana hacia abajo.
—Hey, mira ahí abajo —Uno le susurra al otro.
— ¿Un perro policía?
— ¡Sí! De seguro ya llegaron a ayudarnos.
— ¿Y si les escribimos el número del salón en un papel y se lo tiramos?
— ¡Buena idea! —Afuera, Marc estaba ahí con Rex. De repente, ve un papel caer de la ventana del salón de música.
— ¿Qué será este papel? — Lo recoge, lo lee y luego llama a Alex.
— ¿Qué pasa? —Atiende.
—Ya tengo el número.
—Ya vamos para allá —Cuelga y va a la entrada.
— ¿Cómo lo conseguiste? —Pregunta Matías.
—Dos niños me tiraron un papel por la ventana con el número.
—Yo llamo —Matías llama al salón. Cuando repica el teléfono, la profesora ve al hombre armado como si pidiéndole permiso para atender.
—Responde. Si es la policía, cuelgas —Ordena el hombre armado.
—Ok… —Atiende el teléfono— ¿Hola?
— ¿Es la profesora de música?
—Sí.
—Me llamo Matías Alonso, soy de la policía.
— ¡Ahh! ¡Hola Mario! ¿Qué me cuentas?
— ¿Sabe dónde puedo conseguir los planos del colegio? —Con tono extrañado.
—Aun no sé cuándo será la entrega de las boletas, lo siento. Hable con la dirección.
—Gracias —Cuelga— Era la profesora y tuvo que hablar en clave… Me llamó Mario…
— ¡Y eso que le dijiste tu nombre!
—Y no sabe cuándo es la entrega de las boletas.
— ¿Boletas? — ¿Para qué preguntaría por eso? Marc se confunde.
— ¿Dije “boletas”? Que me hablen en clave no es lo mío. Quise decir que no sabe dónde conseguir los planos del colegio pero dijo que habláramos con la dirección.
—Ahora sí. ¿Para qué los planos?
—Así podemos ver si es posible entrar por alguna otra parte al salón sin causar problemas.
—Vayamos —Entran a la dirección del colegio a preguntar por los planos.
—Los planos están en alguna parte por aquí. ¿Para qué los necesitan? —Hablan con el director del colegio.
—Para conocer bien las vías de entrada y salida que podría tomar el hombre armado y por dónde podemos entrar sin poner en riesgo a nadie —Explica Matías.
—Aquí están —Dice mientras los pasa— Incluyen varias cosas.
—Así mejor, gracias —Proceden a revisar los planos afuera.
—No hay ningún camino seguro… Llamaré.
— ¿Hola? —La profesora vuelve a atender.
—Habla Alex Aranda, de la policía.
— ¿Qué se le ofrece, señor?
— ¿Conoce al señor que está ahí?
—Sí.
— ¿Sabe su número?
—También.
—Anótelo y dígale a un niño que nos tire el papel por la ventana.
—Ok, cuando pueda hablaré con su hijo —Cuelga. Agarra un papel y escribe el número en él. Se lo da a uno de los niños que están al lado de la ventana— Tienes una citación.
El niño, extrañado, lee el papel. Dice “Tira este papel por la ventana”. Lo hace.
—Las citaciones no son un problema para mí. Además, mi madre no puede venir acá y lo sabe.
— ¡Por botarlo, ahora tienen que venir tu mamá y papá juntos o sino tendrás que firmar tu expediente! —Enojada, escribe en otro papel la “citación”.
—Rayos… —Afuera, los detectives ya estaban recogiendo el papel.
—Vaya, son rápidos —Alex dice mientras recoge.
—Oigan… ¿Creen que ese auto sea el del hombre armado? —Pregunta Marc observando un auto estacionado cerca de la escuela.
—Es posible. Cuando se enteraron del hombre, todos se fueron.
—Entonces ese tiene que ser su auto.
— ¿Por qué preguntas?
—Porque si las cosas salen como las tengo planeadas, este será el caso más fácil que nos haya tocado en estas semanas —Explica mientras marca el número del papel.
— ¿Hola? —El número era el del celular del hombre armado.
— ¿Usted es el dueño de un Ford azul oscuro?
— Sí… ¿Por?
—Porque su auto está a punto de ser remolcado por una grúa.
— ¡Pero si estacioné bien!
—Pues a la policía de tránsito no le parece así.
— ¿¡Por qué!?
—No lo sé, soy el compañero del conductor de la grúa.
— ¿Y no puede convencerlo de no hacerlo?
—Si quiere una multa, no mueva su auto. No puedo hacer lo que me está pidiendo.
—No hay nadie cerca, sólo mi auto —El hombre fue a inspeccionar el área por la ventana.
—Eso es porque aun no hemos llegado. Aun estás a tiempo de librarte de la multa.
—Lo moveré y volveré adentro, no me iré —Decide luego de pensarlo. Cuelga.
—No puede ser, ¡cayó redondito!
— Qué crédulo.
— ¿Ya podemos salir de aquí? —Los tres estaban escondidos detrás de la entrada del colegio, Alex ya se estaba incomodando.
—No. Hay que esperar a que salga porque si nos ve, puede huir o volver a entrar.
—Ok… Aquí viene —El hombre sale y revisa la calle para ver si la grúa estaba llegando. Ve que no y se alegra. Se dirige a su auto. En eso, Marc se le acerca.
— ¿Usted es el dueño del auto?
—Sí pero… ¿Y la grúa?
— ¡Es su día de suerte! Ha llegado antes que ella.
—Entonces déjeme apartar mi auto antes de que llegue.
—No, porque ahora queda arrestado por-
— ¿¡Qué!? —Interrumpe mientras trata de soltarse, mas no puede— Pero-
—Sé lo que intentaba hacer.
—Pues… He dejado el salón cerrado con llave. ¿Ahora quién los sacará de ahí? —Dice con tono burlón. Marc y Alex se lo llevan a la comisaría. Matías comenzó a buscar las llaves.
— ¿Tienen las llaves del salón de música?
—Que yo sepa, se las llevó el hombre —Responde el director.
—Oh, bueno… Gracias —Matías va a la salida y saca su celular para llamar a Marc. Rex ladra— ¿Qué pasa? —Rex señala las llaves en el piso con su nariz— ¡Encontraste las llaves! —Matías las recoge y va rápidamente a abrir el salón.
— ¿Ven alguna manera de escapar de aquí antes de que vuelva? —Alarmada, la profesora les pregunta a sus estudiantes.
— ¿Para qué? Ya lo arrestaron, profe.
— ¿En serio? Qué alivio… ¿Ahora cómo salimos de aquí si él tenía las llaves?
—De seguro se las quitaron y ya vienen para acá.
— ¿No hay copias de la llave?
—No —En ese momento se oyen unas llaves— Creo que ya llegaron a sacarnos.
—Soy de la policía, no se asusten. Ya arrestamos al hombre armado y voy a sacarlos de aquí —Abre la puerta.
— ¡El perro policía! —Exclaman los dos niños de antes al ver a Rex.
— ¡Nunca pensé ver uno en persona!
— ¡Y menos que nos ayudara!
— ¿Será que podemos tomarnos una foto con él?
—Si quieren puedo tomarles una foto a los tres —Ofrece Matías.
— ¡Sí! —Toman la foto.
— ¿No eran más policías? —Pregunta la profesora.
—Somos tres. Mis dos compañeros están llevando al hombre a la comisaría… Ah, soy “Mario” —Ambos se medio ríen.
— ¿No le importa si nos tomamos una foto los cinco? Quiero ponerla en la cartelera del colegio. No sé cómo agradecerles —Suena el celular de Matías.
— ¿Hola?
—Ya vamos de regreso.
—Ok. Vengan al salón, hay una sorpresa —Cuelga— ¡Noticias! La foto será con todo el equipo, mis compañeros vienen de regreso.
—Buscaré al director.
La profesora de verdad estaba muy agradecida, pero no se le ocurría más que hacer una cartelera en agradecimiento. El grupo volvería unos días después a verla. Ya en la comisaría, Marc siente su celular vibrar en su bolsillo.
—Un momento, voy a buscar algo —Así se excusa para salir a atender. Saca su celular y ve que el número es del vigilante de la prisión— Qué extraño. ¿Por qué me estará llamando el vigilante de la cárcel? —Habla consigo mismo. Contesta— ¿Qué pasa?
— ¡La verdad es que no sé! Algo le ha pasado a tu hermano, ¡pero no sé qué! —El vigilante se oye alarmado.
—Me estás preocupando. Dime, ¿qué pasó?
— ¡No tengo idea! ¡Ven acá rápido!
—Ok —Preocupado, cuelga. El tono y la manera en la que habló el vigilante no eran de su agrado. ¿Qué estaba pasando? Quizás era un simple brote que estaba exagerando por no saber cómo calmarlo, o quizás sí era algo grave de verdad. Quizás le cayeron a golpes y quedó muy herido, quizás se puso agresivo en una pelea y él fue el que hirió a otros. No, eso no era posible. Marc no sabía qué pensar, simplemente estaba preocupado. Prefirió pensar lo primero. Al llegar a la cárcel, fue directo a la celda de su hermano, pero vaya sorpresa al ver que no había nadie allí. Esto lo alarma. El vigilante le explica que Leonardo fue llevado al hospital de emergencia justo cuando colgó la llamada. Sin entender nada de lo que está pasando, preocupándose mucho más, ahora Marc debía ir a un nuevo lugar lo más rápido posible. Apenas llegó, una doctora nota su desorientación y le brinda ayuda.
— ¿A quién busca?
— ¿Sabe algo de algún paciente que acaba de llegar aquí de emergencia? —Hablando algo rápido.
—Son muchos los pacientes que llegan de emergencia aquí.
—Ok, más detallado —Piensa— Uno que lo hayan traído de la cárcel.
—Oh, sí. ¿Es usted un familiar?
—Hermano. ¿Sabe dónde está o quién los está atendiendo?
—Creo que Sheperd. Vaya a Emergencias, debe estar en alguna de las habitaciones.
—Ok, gracias —Rápidamente va. Encuentra a Sheperd afuera de una habitación— ¿Usted es Sheperd?
—Sí.
— ¿Puede decirme qué pasó? —Intentando entrar a la habitación o al menos ver por la ventanilla de la puerta.
—Te diré si no tratas de entrar, me ordenaron no dejar entrar a nadie.
—Ok —Marc se detiene de inmediato.
—Hoy, el vigilante de la prisión pasó por todas las celdas y le extrañó verlo durmiendo, pero siguió. Cuando regresó aun estaba igual, así que decidió despertarlo y vio que no reaccionó. Ahí nos llamó. Cuando llegó aquí seguía igual. Desde ese momento están tratando de reanimarlo, pero nada.
— ¿Quiere decir que entró en paro? —Ahora Marc está mucho más asustado.
—Exacto.
— ¿Cuánto tiempo lleva así?
—El vigilante tardó al menos media hora antes de llamarnos, han pasado entre 7 y 10 minutos desde que llegó aquí pero no sabemos cuánto tiempo con exactitud llevaba así cuando lo vieron la primera vez. Además, cuando lo vio quizás de verdad dormía o estaba desmayado pero sin necesidad de estar en paro.
— ¿Y cuál es el tiempo máximo que una persona puede estar así?
—Con asistencia, como una hora —Esto termina de preocupar a Marc.
— ¿Cómo puede estar pasando esto? Anteayer estaba perfectamente bien —Anteayer, porque no pudo visitarlo el día anterior.
—Eso pasa mucho.
—Me quedaré aquí a esperar.
Y de nuevo, Marc tuvo que quedarse a esperar por respuestas sobre el estado de salud de Leonardo, aunque esta vez era peor. Estaba teniendo un paro cardíaco, quién sabe cómo terminaría. Podía morir, eso es lo primero en lo que uno piensa al oír “paro cardíaco”, muerte. Podía quedar con daños, alguna cardiopatía, algún daño cerebral por falta de oxígeno. Podía simplemente salir intacto y vivir tranquilamente, si es que era posible, luego de hacer terapia y recuperarse por completo. Después de todo, no era el primer paro que Leo sufría, no, por raro que suene de un joven de apenas 19 años. Su primer paro fue mucho tiempo atrás, catorce años para ser exactos, sí, cuando era un pequeño niño de 5 años, pero éste no fue por enfermedad ni fallo, fue por envenenamiento, una víbora lo mordió y le causó el problema. Los minutos pasan y Marc no recibe noticia alguna, lo que lo preocupa cada vez más por cada segundo transcurrido. Finalmente, una enfermera salió con novedades.
—Tenemos noticias. Después de muchos intentos, hemos logrado reanimarlo. En este momento vamos a llevarlo a otra habitación para hacerle unos exámenes —Las palabras tranquilizan a Marc, no del todo, pero era mejor que nada.
— ¿Puedo hablar con él ahora?
—Será mejor después. En estos casos, los exámenes deben hacerse inmediatamente. Quédese en la sala de espera, cuando terminemos le avisaremos para que entre y sepa el diagnóstico.
Y la preocupación de Marc regresó. ¿Diagnóstico? Eso podía terminar en algo grave, otra enfermedad con la cual lidiar. Quizás no sería la gran cosa, pero cuando tienes la mente preocupada, no puedes pensar en nada más que lo peor, incluso Marc, y eso que siempre intenta imaginar lo mejor o la manera de acomodar las cosas. No era culpa suya, que su hermano menor estuviera en tal estado de necesitar que le hicieran un examen con toda brevedad es algo importante como para no ponerse así. Y de nuevo también tendría que esperar más. La paciencia es una de las mayores cualidades de Marc, pero últimamente estaban abusando de ella. Se repite lo anterior, los minutos que pasan doblan el nivel de preocupación del mayor. Y esto no cambió al llegar el doctor con las noticias, pues se veía con una cara que no deseas ver en un hospital. Casi neutro, con un aire de mal porvenir. Entran a la primera habitación, donde se reúnen doctor, paciente y familiar.
—Voy a decirlo lo más entendible posible —Su seriedad se hizo notar apenas habló— El paro cardíaco que acaba de tener concuerda con el de una persona con cardioma y los exámenes indican que eso es lo que padece.
— ¿Tengo cardioma? —Leonardo no pareció entender muy bien. Sabía de qué hablaba, pero no del todo.
—Sí. ¿Sabe de qué se trata?
—Algo así… No muy bien —No estar seguro de sus conocimientos sobre el cardioma le daba una sensación de alivio extraña, aunque a la vez una de miedo por lo que de verdad podría llegar a ser.
—Lo explicaré. Será muy propenso a paros como este durante un tiempo. Cada vez que te dé uno es porque hay grandes posibilidades de que se te forme un tumor en el corazón, así que cada vez que te dé un paro y logremos reanimarte, tendremos que examinarte, ya que apenas tengas el tumor hay que operarte. Lo más probable es que cada paro sea más fuerte que el anterior. ¿Cuándo te puede dar un paro? En cualquier momento. Cualquier síntoma que sientas puede ser una señal de que tendrás que venir acá. Pero aquí vienen las malas noticias — ¿Era posible eso? Todo lo que decía ya era malo ¿y ahora es que el piensa que viene lo feo? — Nadie ha logrado sobrevivir al cardioma, así que lo siento, pero esta enfermedad es considerada como terminal. Lo máximo que te puede quedar son de cuatro a cinco años porque el tumor no tarda más de eso en formarse —El doctor termina la larga explicación. Ninguno de los hermanos tiene una reacción clara.
—O sea que… —Leonardo trata de ordenar las ideas, aun sin reaccionar— ¿Lo más probable es que no pase de los 23 o 24 años? —Fue lo primero que se le vino a la cabeza.
—Lamento decirlo, pero así es —Quedan sin palabras. Están en shock. El buscapersonas de Sheperd suena, sale.
Marc voltea a ver a Leonardo, quien aun no reacciona. Está mirando fijo a la pared, sumergido en su cabeza. De la nada, sus ojos se llenan de lágrimas y llora. Marc lo abraza sin saber qué más hacer, esto sólo hace que Leo termine de reaccionar, llorando más. El mayor no sabe qué decir, simplemente cualquier cosa que diga sólo le afectará más y se pondrá peor. Leonardo sólo repetía cosas de “no puede ser, voy a morir”.
—Para, por favor, para —No aguantaba verlo así.
— ¡Pero es la verdad!
—Sólo deja de pensarlo.
—Para ti es fácil decirlo, tú no te vas a morir en menos de cinco años.
—Créeme que no es fácil. ¿Crees que para mí es fácil saber que me quedaré sin mi hermano pronto? En serio que no.
—Lo siento. Sabes cómo me pongo…
—Lo sé… ¿Quieres decirle a alguien…?
— ¡No! —Interrumpiéndolo— No quiero que los demás se preocupen por mí. No soportaré que estén como tú ahora por mi culpa. No le digas a nadie, por favor.
— ¿Ni siquiera a papá?
— ¿Para qué? Él ni siquiera me quiere.
—No es que no te quiera, sólo está molesto por lo que hiciste.
— ¿Y no puede entender que no lo hice porque quise?
—Papá es algo terco, lo sabes.
—Como digas —El tema del padre de los Molander es algo que siempre ha traído inconvenientes, puesto que mientras Marc era el muchacho preferido de papá, Leonardo era prácticamente excluido— Prométeme que no le dirás a nadie.
—Lo prometo, no le diré a nadie.
Era lo más que podía hacer por él, prometerle mantener en secreto su enfermedad si eso lo tranquilizaba. Leo estaba altamente deprimido. Marc trató de animarlo un poco, ¿pero cómo se puede alegrar a alguien a quien le acaban de dar una noticia tan grave como una sentencia de muerte? El mayor también estaba triste, pero debía verse tranquilo para poder calmar a su hermano. Duró un buen rato, pero ya se hacía hora de volver cada uno a su lugar.
—Te ves algo desanimado. ¿Qué sucede? —Paula nota que Marc llegó con pocas ganas.
—No es nada… Sólo estoy cansado.
— ¿En serio? —No le cree mucho.
—En serio. No te preocupes.
— ¿Dónde estabas? —Diana se incorpora.
—Tuve que hacer el papeleo del caso y luego visité a mi hermano, por eso no me vieron.
— ¡Te tardaste!
—Sí, lo sé. Me voy a casa, quiero descansar. Sólo vine a recoger mis cosas… Las veo mañana —Marc se va rápidamente. Se comportó seco, lo que dejó a las chicas confundidas.
— ¡Habías dicho que regresabas en un rato y desapareciste hasta ahora! ¿Qué hiciste? —Exclama Matías.
—Yo planeaba hacer el papeleo pero me acordé de ir a visitar a mi hermano y los del grupo 2 me preguntaron lo que me preguntas ahora, por eso me tardé.
—Te ves algo desanimado —Resalta Alex.
—Eso me dijo Paula. Es que estoy cansado.
—Claro…
Marc va a su cuarto y se acuesta, lo único que quiere es dormir, sin importar que aun fueran las 8:30pm.
Fin del Capítulo #4.
Oh, y antes de que me lo pregunten... Las dos enfermedades que se han visto acá son inventadas por mí, no piensen que me puse a investigar enfermedades raras y eso para ponerlas aquí, no... Siempre intento explicarlas lo más posible para que se sientan reales y no confundir, de todos modos, si tienen dudas con ellas, pregúntenme como si fuera la doctora que descubrió todo eso, responderé para aclararlo, de todos modos, lo inventé y es como si fuera algo así :fiu:
Espero nuevas lectoras, :bye:
Spencer
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