¿QUIÉN ES ELLA?

Y ahora, ahora decidí escribir sobre ella. Sí, esa chica que sonríe todo el tiempo, y parece morir de la risa con cualquier tontería. Esa chica risueña, con una capacidad de hacer reír hasta al más desgraciado.

¿De dónde sale su risa? Eso es algo que a veces me pregunto. Porque sonríe, y cuando lo hace, contagia de tal forma que todos acaban burlándose. Quizás ella se haga la tonta, pero no lo es. Y menos que menos, una estúpida.

Se da cuenta de todo perfectamente. Sabe que su vida no está hecha de cuentos de hadas, que no hay ningún príncipe para ella,  que su papel en la vida es la de pasar desapercibida.

Su risa, su sonrisa, sus tonterías… Todo eso es falso. Ella se hunde. No quiere hundir a nadie más consigo, no quiere nadie se dé cuenta de lo mierda que ha llegado a ser, pese al esfuerzo de sus padres.  

Su padre, el hombre de su vida, trabaja tanto como el tiempo le permite. Por eso no le ve. Y no le culpa. Si ella tuviera su vida, entonces sí que sería como él. Exactamente igual que él.

Cada vez está más delgada, se da cuenta. Pero no es normal. Hace cosas que no debería para conseguir todo. Combina todo aquello que alguna vez vio y se juró no hacer, con cosas normales de la vida.  Sabe que no le queda más remedio que hacer todo cuanto le pidan.

¿Sus amigas? La palabra perfecta para definir esto sería “falsas”. Sí, falsas que se hicieron pasar por sus amigos. Si tan solo la miraran… Ella ríe, las escribe, demasiado a veces, pero aún así finge que no pasa nada. Que todo está normal. Y deja que los demás crean que es una estúpida.

Hizo daño, sí, como todos los humanos, pero en ella a veces fue queriendo. Quiso apartar de su vida a esas personas que no hacían más que entorpecerla. Pero lo hizo todo de mala forma.  

¿Si se enamoró? Por supuesto. Y eso la hizo más débil. Se pensó que aquel chico sonriente, juguetón y sobretodo, maduro, se fijaría alguna vez en ella. Y es que él la ponía cosas cariñosas, mensajes que la reconfortaban. Ella, a cambio, le contaba todos sus secretos. Para él, ella estaba desnuda, transparente.

Pero después de dio cuenta. Cuenta de que él se merecía lo mejor, que era demasiado bueno para estar con ella.  Y se alejó de él. Era la opción más rentable.

Comenzó a ser cortante con todo el mundo, pero no le funcionó. La gente comenzó a “preocuparse” (así, entre comillas, porque sólo eran unos cotillas), porque ella no era así. Se volvió fría. Pero otra vez, otra vez se puso su máscara y su armadura.

Así que ella ríe, sonríe. Pero todo es solamente una máscara, todo lo que tiene dentro lucha siempre por escapar a través de sus ojos. Porque todo aquello que no puede decir con palabras lo expresa en la noche.

Nadie parece darse cuenta. Sus mangas son más largas. Su sonrisa es cada vez más grande, y su risa… Su risa es demasiado feliz para ser cierta.

De pronto, me di cuenta de que ella, la chica que siempre sonríe, soy yo.