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✡ Mi Vampiro Y Yo ✡ [Larry Stylinson] HOT
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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✡ Mi Vampiro Y Yo ✡ [Larry Stylinson] HOT
✡ Ficha ✡
✡ Título: Mi vampiro y yo.
✡ Autor: J.P. Bowie.
✡ Adaptación: Si.
✡ Género: Erótico, romance, ficción.
✡ Advertencias: Contenido M/M. Smut. Lenguaje fuerte. Escenas de sexo explícito.
✡ Otras páginas: Por ahora, no.
✡ Autor: J.P. Bowie.
✡ Adaptación: Si.
✡ Género: Erótico, romance, ficción.
✡ Advertencias: Contenido M/M. Smut. Lenguaje fuerte. Escenas de sexo explícito.
✡ Otras páginas: Por ahora, no.
✡ Sinopsis ✡
Cuando el joven Louis Tomlinson asiste a una fiesta de disfraces preparada por sus amigos para su cumpleaños vigésimo cuarto, él es deslumbrado por un hombre llamado Harry Styles, un apuesto y extraño tipo vestido como vampiro, salvo para Harry, que para él nada resulta ser mentira.
Aventurándose a un nuevo comienzo, Louis se introduce a una nueva vida de lujo sin descanso, fascinantes historias y sexo del más caliente. Todo va bien para Louis, hasta que los antiguos enemigos de su nuevo amante aparecen buscando venganza, y reclaman la sangre de Louis.
Decididos a salvarse el uno al otro de la horrible muerte planeada para ellos, se embarcan en una aventura que los lleva de la rareza de West Hollywood, a la rusticidad de un castillo de vampiros en las colinas de Roma.
¿Podrá esta vez, el amor verdadero conquistarlo todo?
✡
Hola a todos (: Hoy les vengo a compartir con ustedes esta un poco corta historia que a mi me encantó
Última edición por Mhysa. el Miér 14 Ene 2015, 4:08 pm, editado 1 vez
Mhysa.
primer encuentro
☩Capítulo I☩
Hace muchos años...
El vampiro Harry Edward Styles yace en el enorme y frío mausoleo que ha sido su lugar de descanso por cientos de años. El tiempo no ha devastado su semblante ni su cuerpo. Su rostro pálido, cincelado, no tiene arrugas; su cabello negro no muestra signos de gris. Él está tendido como si durmiera; un joven en la plenitud de la vida, fuerte, viril, guapo y… mortal.
Es decir, mortal para quienes han intentado destruirlo y, de hecho, ha habido unos pocos que se han atrevido. Entre los que lo aman y admiran, es famoso por sus poderes, su fortaleza, su inteligencia y su belleza.
Una vez amó sin reservas y ese amor le fue arrebatado de manera atroz, una que nunca olvidará ni perdonará, no importa cuántos siglos pasen.
En su dormir, parecido a la muerte, sueña. Pero no sueña con la venganza, sino con la redención en brazos de alguien que le amará como nadie jamás. Tiene una visión de ese ser, pero debe esperar; ya que, este no ha nacido todavía. Aún así, para Harry, la cara en su visión comienza a tornarse tentadoramente clara en su reposo. Un joven de cara fresca, con cabello chocolate y sonrientes ojos azules, que se mueve a través del submundo de los vampiros con una confianza nacida de una juventud intachable.
El vampiro se despierta y se levanta de su lecho de mármol. Según cruza el mausoleo a grandes zancadas hacia la oscuridad de la noche, la visión le atormenta y continuará haciéndolo durante muchos años.
Pero ahora tiene hambre de sangre vital para su sustento; por lo que, empuja de su mente todos los pensamientos que lo distraigan de la caza. Sus ojos exploran las oscuras calles, espera y es recompensado por el sonido de pasos y una voz ligeramente ebria cantando una vieja canción de taberna.
Sonríe y se para frente al hombre que levanta la vista sin miedo. Los ojos verdes del vampiro sostienen la suya en un tranquilo y firme hechizo.
Él inclina la cabeza ligeramente. —Buenas noches.
—Para usted también, señor. ¿Puedo servirle?
—De hecho, puede, señor. Necesito un poco de su sangre.
West Hollywood: En la actualidad
Si existía un aspecto de la vida que me gustaba, más que cualquier otra cosa, era cuando los viernes daban las cinco y podía largarme del Banco Colonial de Carter e ir directo a Mo, mi bar favorito. Allí me reunía con mis amigos, Mark y Kevin, a tomar un par de Martini, antes de decidir a dónde iríamos a comer. Salvo esta tarde particular en la que comienza mi historia; ya que, la misma tenía algo que, aún en mis imaginaciones más salvajes y más extrañas —y eso es mucho decir— nunca podría haber previsto.
¿Sabes?, ese fue el comienzo de una vuelta en una montaña rusa que, literalmente, cambió mi vida para siempre.
Soy un fanático de las películas de terror. En mi opinión, no hay nada como un buen cuento de horror para excitarme; me refiero, sexualmente. Hay algo en la descarga de adrenalina, que surge de recibir un susto de muerte, que siempre me pone duro. ¿Podría ser debido a que nací el treinta y uno de octubre —Halloween— y a que soy Escorpión?
De todas formas, he visto casi todas las películas de terror que alguna vez se hayan producido. Algunas terroríficas, algunas tan malas que… En realidad, también me gustan un poco algunos de los malos. Mi vampiro favorito era Frank Langella2, a quien considero sexy, incluso mejor que Brad Pitt y bastante lejos del monstruo evocado por
Bram Stoker en el libro Drácula. Ese nene me dio pesadillas durante toda mi adolescencia. Mi hombre lobo favorito era Michael Landon en Yo fui un hombre lobo
adolescente3. Él era tan condenadamente guapo, hasta que aparecían los bigotes y la nariz negra. Solía enloquecer a mi mamá y mi papá, siempre pidiendo quedarme despierto para ver las películas de terror de medianoche. De hecho, tengo una buena colección de películas antiguas y todavía disfruto de ellas.
Escuché por ahí que Mark, conociendo mi afición a todo lo espeluznante y extraño, estaba planeando una fiesta de espectros para mi vigésimo cuarto cumpleaños. Todos tenían que ir disfrazados. Cuanto más extravagante y horripilante, mejor. Incluso antes de que él me lo dijera oficialmente, ya había comenzado a planificar mi propio disfraz. Iba a hacer trampa y no iría espeluznante, ¡Iba a estar fabuloso! ¡Nada de una tonta máscara del monstruo Frankenstein para mí!
Había estado ejercitándome últimamente muy duro en el gimnasio de Santa Mónica; así que, imaginé que debería mostrar lo que había logrado, enseñando un poco de piel.
Quiero decir, ¿por qué ocultar aquello por lo que había estado trabajando tan duro? Vaya, lo siento, esta mente sólo piensa en una cosa. De todas formas, había decidido ser un diablo, un diablo dorado. Todo lo que llevaría sería un bikini dorado de lamé. El resto de mí llevaría algunos toques dorados. Botas doradas, cuernos dorados y cabello dorado completarían el conjunto. Ah, una cosa más, un tridente dorado. Opté por no llevar una cola bifurcada, que sólo podría interponerse en el camino o alguien podría pisarla o... Bueno, muchas cosas pueden acabar mal con una cola. ¿Verdad?
Cuando llegó la gran noche, me paré frente al espejo —después de haber rociado ligeramente mi cuerpo con brillo dorado— y me dije a mí mismo: Roger, ¡te ves muy bien!
Algo sobre ese brillo dorado en tu cuerpo hace que tus músculos recién tonificados luzcan lisos y firmes. Estaba un poco excitado tan sólo con mirarme. Sonreí con aire de suficiencia. El abultamiento en mi bikini añadía cierto “je ne sais quoi”4 o lo que sea.
Metí la licencia de conducir y algo de dinero de mi billetera en una de mis botas y ya estaba listo para go, go, go5. Mi amigo Kevin pasaría por mí en aproximadamente cinco minutos; lo que me daba tiempo para un trago rápido y ponerme en ánimo de fiesta, por así decirlo.
Sonó el timbre. ¿Kevin llegó temprano?, me pregunté, con incredulidad. Kevin nunca llegaba temprano, pero allí estaba, vistiendo una sábana blanca y nada más. Dato del que me enteré cuando se la levantó, cual exhibicionista, para que no tuviera dudas al respecto. ¡Oh! ¡Eso sí daba miedo! Kevin es un bombón, con grandes ojos marrones y cabello castaño rojizo que mantiene realmente corto, casi del largo militar.
—Te ves bien —dijo, mirándome con lascivia. Desde que lo conocí, Kevin ha intentado meterme mano, diciéndome que me encantaría su pene grande. Él me gustaba, de verdad que sí, pero no de esa manera. Aunque se dio por enterado, seguía sin poder resistir las extrañas insinuaciones o intentos. Como en ese momento, que cuando me volteé a cerrar la puerta de mi apartamento, me pellizcó y duro.
—¡Kevin!
—Lo siento, no pude resistirme. Tu trasero se ve muy bien en ese bikini, tentador.
Bueno, eso era un cumplido, supongo. —Gracias — dije, deslizando la llave en mi bota—Bien, vámonos, para que puedas asustar a todos los chicos en la fiesta.
Cuando llegamos a casa de Mark, la fiesta ya estaba en pleno apogeo. Cuando entré, todos gritaron: ¡Sorpresa! A pesar de, que no era una fiesta sorpresa. Luego, se escucharon ¡Oh! y ¡Ah! al ver mi disfraz. Me sentí especial.
Miré los demás disfraces alrededor y me pavoneé, sólo un poco, por supuesto. Sin duda, yo tenía el mejor aspecto. Mark con su disfraz de plumas negras pelechando por todo el lugar, me trajo un Martini y me dio un enorme y baboso beso. Mark y yo solíamos ser amantes, pero suceden cosas, ya sabes. Por suerte, seguimos siendo buenos amigos. De hecho, los mejores amigos.
—Te ves muy bien —dijo, mirando mi atuendo—. Eres un suertudo, tienes tanto cabello.
El cabello de Mark ya comenzaba a escasear en la parte superior, algo que no le sienta bien, en absoluto. Patrón de calvicie masculina, la maldición que cada joven homosexual quiere evitar, a toda costa. Mark culpaba a su padre, quien a los treinta estaba calvo como una bola de billar. He tratado de explicarle que no era culpa de su padre, sino de su madre. Mi madre no es calva , me había espetado. Oh, bueno.
—¿Qué eres? —pregunté.
—Nunca más —dijo, tratando de hacerse pasar por Peter Lorre ¿O era Vincent
Price?—. Tú sabes, El Cuervo6.
—Oh, a Edgar le habría encantado.
—No suenas tan impresionado —gruñó—. Es decir, mira a Betty por allá, doscientas libras7 y lleva un mono blanco. Le pregunté si había venido como el hombre
Michelin8 y amenazó con echarme.
—No me sorprende —dije riendo de todos modos.
—No me has dicho que yo me veo bien —Kevin hizo un mohín, pretendiendo estar molesto. Nada perturba a Kevin, nada.
—Eso es porque estás usando una sábana vieja —dijo Mark, en un tono de desaprobación.
—Es lo que está debajo de la sábana lo que se ve bien.
Mark dio un largo y exagerado suspiro. —Kevin, búscate una bebida; así Roger y yo podemos tener una conversación inteligente entremedio.
—Está bien, mamá —se alzó la sábana, exhibiéndose ante Mark y luego se marchó caminando lentamente.
—Bueno —murmuró Mark, mirándolo alejarse— Él tenía razón sobre lo bien que se ve —nos reímos juntos, entonces me miró con una luz rara en los ojos—. Me tengo que ir.
Extraño, ¿no? Un minuto estás rodeado de todos tus amigos, parloteando con entusiasmo; de repente, como por arte de magia, todos se alejan y te quedas disfrutando solo de tu bebida, mientras miras distraídamente la habitación.
Más tarde, descubrí que era una especie de magia. Porque fue entonces cuando lo vi, de pie en el patio, con los ojos fijos en mí, inquebrantable, impenitente. ¡Caliente! Era de mi edad o tal vez sólo un par de años mayor. Alto, oscuro y hermoso.
¿Por qué está afuera?, me pregunté. Oh, tal vez es un fumador. Sin embargo, no veo un cigarrillo. Como impulsado por una fuerza invisible, casi como si alguien me diera un buen empujón, empecé a caminar hacia él.
Él iba vestido de negro, como corresponde a un vampiro. De verdad, era un disfraz muy bueno y para nada barato. Esmoquin de corte excelente y capa, que semejaba ser de seda gruesa, sujeta a su garganta por una cadena de oro. El rostro arriba de la cadena era pálido e interesante, como para morirse9; creo que así era que solía decir mi abuela.
Cabello copioso, castaño y rizado enmarcaba un rostro que era mucho más que meramente interesante. Si dijera que su piel era incandescente, no sería suficiente. Si dijera que sus ojos eran como esmeraldas verde oscuro, no estaría mintiendo; sólo que no estaría diciendo suficiente. Decir que su boca era grande, generosa, carnosa —lo cual era—, sin embargo, tampoco era suficiente. Incluso ahora, no puedo encontrar las palabras correctas para describir su belleza. Su muy real y oscura belleza.
Durante lo que pareció una eternidad, nos miramos el uno al otro, sin movernos; sólo mirándonos quietos y silenciosos.
Entonces sonrió, mostrando unos dientes blancos, perfectos. —Buenas noooches
—dijo, sus dientes perlados casi resplandeciendo en el patio oscuro.
Oh, él es bueno, pensé; esa fue una gran personificación de Lugosi10.
—Oye —devolví la sonrisa con una que esperaba fuera tan atractiva como la suya—
¿Por qué no entras y te unes a la fiesta?
Y, en un instante, él estaba a mi lado. Parpadeé ante sus ojos verdes gatunos, mareado por su presencia y embriagado por el apenas perceptible aroma exótico que exudaba.
—¿Cómo... Cómo lo hiciste? —tartamudeé.
—¿Hacer qué? —ronroneó con voz baja y ronca.
—Tú... tú no caminaste hacia mí. De repente, ya estabas aquí. Primero, estabas allí.
Luego, estabas de pie aquí, junto a mí.
—Junto a ti. Donde pertenezco —levantó su copa, la cual no había visto hasta entonces y la hizo tintinear suavemente contra la mía— Feliz cumpleaños, Louis.
Temblé. —¿Cómo sabes mi nombre?
—Soy clarividente —respondió con una sonrisa que me debilitó las rodillas—.
Además, no tengo problemas de audición. Cuando llegaste casi todos gritaron tu nombre.
—Claro. Qué estúpido soy.
—No eres estúpido, sino cautivador —su risa me hipnotizó. Sus ojos exploraron mi cuerpo de pies a cabeza, entreteniéndose por un momento en algún lugar del medio—.
Me gusta tu disfraz, ¿o debo decir, la falta de uno?
—Gracias, ¿no se excede un poco?
—Considero que es perfecto —me tocó el brazo, haciendo que mi piel cosquilleara—. ¿Puedo darte un beso por tu cumpleaños?
—¿Eh? ¿Un beso? —sentía que estaba actuando como un tonto maricón cautivado.
Alcé la vista hacia sus ojos. Tuve que mirar hacia arriba; él medía un buen metro ochenta y ocho y yo mi modesto, aunque compacto, metro setenta y siete—. Vaya, lo siento. Debes pensar que soy una especie de paleto.
—¿Es eso un sí?
—S... Sí.
Se inclinó hacia delante y atrapó mis labios con los suyos. Fue un beso suave, al principio. Sólo el encuentro de carne sobre carne; carne agradable, cálida, llena; carne que tomaba el control de todos mis sentidos.
Louis era todo lo que había soñado, todo lo que había esperado, todos estos largos años; mucho después de haber visto su rostro por primera vez en mi visión. Ahora, dos siglos más tarde, finalmente podía sostenerlo entre mis brazos, sentir el calor de su cuerpo y la suavidad de sus labios sobre los míos. Con honestidad, puedo decir que valió la pena la espera y me reprendo por desear que él hubiera llegado a mí antes.
Pero en realidad así era. Cuando lo vi en carne y hueso por primera vez, fue como si hubiera sido transportado. Quizás su belleza no pueda realmente compararse con el joven modelo que Miguel Ángel utilizó para su estatua de David, pero existe una similitud alrededor de los ojos y la boca. La boca que reclamo para mí. Él se sentía tan adorable, impoluto, no tocado por el cinismo ni el artificio; un hombre joven al umbral de la vida, listo para su gran aventura. Si consigo lo que quiero, pensé, me gustaría ser el que lo llevara a su destino.
Sus pensamientos eran un caos.
Detente, por favor, para, grité en mi mente, mientras el hombre disfrazado de vampiro me besaba. Detente o voy a hacer el ridículo aquí en el centro de esta sala. Voy a tirar esta copa que prácticamente estoy haciendo añicos en mi mano ahora mismo. Voy a tirarla, sostenerte entre mis brazos, apretar mi cuerpo contra el tuyo, arrancar el esmoquin Armani de tu buen cuerpo y dejar que me cojas aquí delante de toda esta gente. ¡Sí, lo haré! Sí, yo…
Él dio un paso hacia atrás, sus labios formando de nuevo esa sonrisa perfecta.
—¿Qué pasó? —jadeé.
—Te besé —dijo.
—Lo sé, pero se sintió mucho más…
—Me alegro que lo hayas disfrutado, Louis. También pensé que era bastante agradable —bajó la vista a mi copa—. ¿Quieres otra copa?
—Te lo agradecería. Espera —sujeté su brazo, sintiendo la fuerza del bíceps duro bajo la seda—. No sé tu nombre.
—Lo siento. Eso fue una descortesía de mi parte —inclinó ligeramente la cabeza—
Mi nombre es Harry —se alejó hacia la barra, su capa ondeando detrás de él, como haría la de un verdadero vampiro.
¡Caramba! No podía creer mi suerte. Ese hombre precioso me había escogido a mí de entre todos los otros chicos guapos en la sala. Debe ser el destello del oro, pensé. Sonreí abiertamente a mi amigo Mark, quien se acercaba con aire arrogante, todavía mudando plumas.
—¿Quién es ese hombre con el que hablabas? —me preguntó.
—Su nombre es Harry. ¿No lo invitaste?
—No. Tiene que haber venido con alguno de los otros chicos, supongo —miró hacia la barra donde estaba mi vampiro, esperando pacientemente a que le sirvieran—
Está buenísimo.
—Así es —estuve de acuerdo—. Él me besó —añadí con gran satisfacción—. Dijo que era un beso de cumpleaños.
—Qué suerte la tuya —Mark me miró con malicia—. Juega bien tus cartas, cumpleañero y es posible que puedas volver a besarlo de nuevo.
—Me gustaría lamerlo por todas partes —dije, realmente deseándolo—. Él es demasiado… —me detuve cuando Harry comenzó a caminar hacia nosotros, entregándome la otra copa de Martini que había ido a buscar para mí—. Gracias —dije, con una gran sonrisa—. Harry, este es mi mejor amigo, Mark. Él es la persona que me organizó esta fiesta.
Harry extendió su mano. —Encantado de conocerlo, Mark.
—Lo mismo digo —dijo Mark, dando luego un paso hacia atrás; de repente, sobresaltado—. Oh, lo siento, tengo algo que hacer —se volvió y prácticamente salió corriendo de la habitación, extendiendo plumas negras por todas partes.
Miré a Harry con los ojos bien abiertos. —Me pregunto qué diablos le pasa.
Harry no hizo ningún comentario sobre el comportamiento extraño de Mark. En su lugar, pasó la punta de sus dedos a lo largo de mi brazo. —Te quería todo para mí.
¿Qué acento era ese?, ¿Europeo?
—¿Te gustaría salir? —preguntó—. El ambiente está muy cargado aquí, ¿no crees?
Cualquier cosa y donde sea, pensé dejando que me llevara hacia la puerta del patio. A donde quieras ir, está bien conmigo.
—Permíteme deshacerme de esta cosa —dije, apoyando mi tridente contra la pared.
Comenzaba a sacarme de quicio.
Nos quedamos por un momento o dos bajo el aire templado. Sintiendo que esta era con toda probabilidad la noche más romántica de mi vida, levanté la cabeza y miré fijamente el cielo nocturno. Una estrella fugaz formó un arco atravesando la negrura.
—Oh, Dios mío —susurré—. Una estrella fugaz, tenemos que formular un deseo.
—¿Qué pedirás, Louis? —Harry preguntó, comenzando a acercárseme.
—Si te lo digo, no se hará realidad —bueno, el que no arriesga y todo eso—. Pero si quieres saber, deseé otro de tus besos.
—Concedido —murmuró, atrayéndome hacia sus brazos. Sus labios, esos labios suaves y seductores, se encontraron con los míos en un beso que tambalearon mis sentidos. Mis labios se abrieron bajo la presión y su lengua entró en mi boca. Se me doblaron las rodillas y juro que casi me desmayé. Apenas era consciente de cómo me envolvía con su capa. Entonces, me pareció como si estuviéramos flotando; no, no flotando, volando a través del cielo nocturno, solamente nosotros dos. Él me sostenía en su abrazo fuerte, mientras yo me aferraba a él, dejando que su lengua saqueara mi boca con una sensualidad que jamás había experimentado. Santa madre de Dios, pensé, ¿todo esto por sólo un beso? Se siente como si nosotros...
—Louis…
Parpadeé, mirando fijamente la profundidad de sus ojos color verde esmeralda.
Apoyé la frente en su pecho y me estremecí dando un largo suspiro.
—Dios, Harry, eres increíble. Sentí como si estuviéramos volando.
—Lo estuvimos —dio un paso hacia atrás, dejando caer la capa con la que me cubría los hombros. Miré alrededor, luego lo miré a él y de nuevo alrededor. ¿Dónde demonios estábamos?
Última edición por Mhysa. el Lun 26 Ene 2015, 7:43 pm, editado 2 veces
Mhysa.
Re: ✡ Mi Vampiro Y Yo ✡ [Larry Stylinson] HOT
Holaaaa
Amé la nove!!!
Me encantan las historias de vampiros!
Seguila pronto!!!
Besos
PD: Tal vez no comente seguido porque no ando mucho por el foro.
Amé la nove!!!
Me encantan las historias de vampiros!
Seguila pronto!!!
Besos
PD: Tal vez no comente seguido porque no ando mucho por el foro.
I'mLarryShipper
Re: ✡ Mi Vampiro Y Yo ✡ [Larry Stylinson] HOT
Hola
Soy Jessica, o como me quieras decir xd
Me encantó el primer capítulo, y escribes diferente, ¡muy bien!
Me gustaría conocer a Kevinel que la tiene grande ahre.
Bueno, me encantooooo y por favor actualiza pronto!
Besos.
Soy Jessica, o como me quieras decir xd
Me encantó el primer capítulo, y escribes diferente, ¡muy bien!
Me gustaría conocer a Kevin
Bueno, me encantooooo y por favor actualiza pronto!
Besos.
Invitado
Invitado
Re: ✡ Mi Vampiro Y Yo ✡ [Larry Stylinson] HOT
Hi!I'mLarryShipper escribió:Holaaaa
Amé la nove!!!
Me encantan las historias de vampiros!
Seguila pronto!!!
Besos
PD: Tal vez no comente seguido porque no ando mucho por el foro.
Jaja me alegro que te guste c:
Bueno, ya somos dos jeje
Son tan sensuales
Ahora la sigo e-e
Pero cuando andes no te olvides de comentar eh 7u7
Kisses:*
Mhysa.
Re: ✡ Mi Vampiro Y Yo ✡ [Larry Stylinson] HOT
Vas Happenin Jess?! :gochamp:everest. escribió:Hola
Soy Jessica, o como me quieras decir xd
Me encantó el primer capítulo, y escribes diferente, ¡muy bien!
Me gustaría conocer a Kevinel que la tiene grande ahre.
Bueno, me encantooooo y por favor actualiza pronto!
Besos.
Pues te diré Jess
Mi nombre es tan feo que leerlo causaría un cáncer ocular instantáneo
Y con disfraz puesto mejor aunque si me dieran a elegir, eligiría al vampiro sexy, ahq
Ahora mismo publico un capítulo
Kisses:*
Mhysa.
conexón
☩Capítulo II☩
—¿Don... Dónde estamos? —tartamudeé, asimilando las altas paredes que nos rodeaban. ¡Este no era el patio de Mark!
—Estamos en mi casa, Louis. Seas bienvenido.
—Pero, ¿Cómo…? —miré a mi alrededor—. ¿Cómo llegamos aquí?
De nuevo, hizo su aparición esa sonrisa cautivante. —Como lo dijiste, Louis. Volamos.
—Pero… Eso no es posible —susurré—. A menos que…
Con lentitud, me di cuenta de algo horrible. Ese súper elegante esmoquin y la capa no eran parte de un disfraz. —Tú… no eres un… un… vamp… vampiro, ¿verdad?—tartamudeé.
Se quitó la capa de los hombros y aflojó el cuello de su camisa —Esto resulta demasiado luego de un tiempo, ¿no crees?. Mírate, llevando casi nada.
Se quitó la chaqueta del esmoquin, siguiendo rápidamente con su camisa. Luego, se detuvo, permitiéndome que bebiera de su gloriosa belleza masculina. Yo tenía razón.
Debajo de su atuendo formal, se hallaba el cuerpo de un dios, creado con precisión, esculpido por la naturaleza. Un cuerpo que jamás lograrías en el gimnasio, por más horas que dedicaras. Este hombre parecía un dios; a pesar de que sabía que era cualquier cosa, menos eso. Podría lucir como un dios, pero teniendo en cuenta lo que sabía de vampiros —y me consideraba un académico en la materia—, estaba más cerca de ser un demonio.
Permítanme agregar que no era uno cubierto en brillo dorado, llevando un bikini dorado inexistente, ¡sino uno de carne y hueso!
Caminó hacia mí y yo retrocedí, sólo un poco. —Espera —dije con voz indudablemente temblorosa.
—¿Por qué? —podía ver sus dientes a través de su sonrisa.
Rayos, pensé. ¿Habían crecido? ¿Significaba eso que estaba listo para alimentarse?
¡Alimentarse! Busqué una salida. No había salida.
—Louis —su voz era baja y tranquilizadora—. ¿Me tienes miedo?
—Claro que te tengo miedo. Eres… eres un vampiro. Vas a morderme el cuello, chuparme la sangre…
—Preferiría chuparte el pene.
—¿Q… qué? —A pesar de mí mismo, sus palabras me estimularon de adentro hacia afuera.
—¿Para qué crees que te traje hasta aquí, mi hogar? Si lo que hubiera querido era chuparte la sangre, podía haberlo hecho en el patio de tu amigo Mark.
Se acercó. No retrocedí.
—Pero quiero mucho más que eso —continuó, calmando con su voz mis sobresaltados nervios— Perdona mi crudo comentario anterior. Sólo quería distraerte del aspecto chupa sangre del vampirismo. Verás… quiero hacerte el amor, Louis.
—Espera —coloqué mi mano en su pecho, el cual estaba cubierto por una delgada capa de vello oscuro y era duro como el mármol—. No, no suelo hacer eso de inmediato. Es decir, esto, ya sabes, ¿por qué no hablamos un poco? Conozcámonos un poco. Ese tipo de cosas —terminé débilmente.
—Un sentimiento admirable —dijo, sosteniendo mi mano presionada contra su pecho—. Sin embargo, tengo una ventaja sobre ti, ya que te vi por primera vez hace tres semanas.
¿Qué? ¿Tres semanas?
—Espera un minuto —protesté—. Tres semanas atrás, ¿Dónde? No te vi. Sé que lo recordaría.
Él alargó la mano y pasó su pulgar por mi labio inferior. Casi me desmayo al instante. Me sujetó al verme tambalear y me sostuvo contra su pecho desnudo. Mi aliento salía en grandes jadeos.
—Chitón —me besó con gentileza—. Te vi saliendo de un cine y te seguí a casa.
Por las últimas tres semanas, he estado… acosándote. Creo que esa es la expresión que usan.
—¿Acosándome? —comenzaba a respirar un poco mejor—. Pero nunca te vi, ni siquiera una vez.
—Por supuesto que no. ¿Qué clase de vampiro sería si te dejara verme antes del momento apropiado?
—¿Esta noche es el momento apropiado?
—Así es, tu cumpleaños y el mío.
—Tu cumpleaños y el mío…
—Creo que es lo que acabo de decir —se rió y volvió a besarme.
—Tengo veinticuatro —dije con inquietud—. ¿Cuántos… Cuántos años tienes?
—Soy mayor que tú, cerca de ochocientos años.
Dios mío. Estuve a punto de volverme a desmayar, sólo que esta vez a causa del miedo. Aquí estaba yo, Louis Tomlinson, en los brazos del hombre más espectacular que hubiera visto en toda mi vida y justo tenía que tener un vampiro de unos ochocientos y veintitantos años, más o menos.
—Te ves increíble —balbuceé.
—Y tú, asustado —dijo con gentileza—. No lo estés. Te prometo que no corres peligro conmigo.
Quería creerle, a pesar de que, sabía que nunca debes confiar en un vampiro. Quiero decir, nunca resultaban de fiar en cualquier libro que hubiera leído o película que hubiera visto. Te atraían a una trampa con sus sedosas voces y ojos hipnóticos. Luego, cuando menos lo esperabas, ¡zas! tenías sus colmillos en el cuello, te chupaban la sangre y te desechaban como un muñeco roto. ¡Caramba!
—Estás temblando.
No me digas. Sus brazos me apretaron y cerré los ojos esperando sentir en cualquier momento el dolor relacionado al desgarramiento del cuello. En vez de eso, sentí la suavidad de sus labios en los míos.
—No te asustes —susurró sobre mi boca.
—Lo intento —susurré en respuesta, aferrándome a él, dejando que su lengua acariciara la mía. De nuevo, estábamos flotando. Esta vez me atreví a abrir los ojos.
Flotábamos, horizontalmente, sobre una cama gigante.
—¿Cómo…? —comencé, pero sus labios silenciaban los míos a medida que nos posaba con delicadeza en el más suave de los cobertores de seda. De pronto, me di cuenta de que los dos estábamos desnudos— ¿Cómo…?
Oh, cállate, Louis, me dije a mí mismo. No hay explicaciones para nada de esto, excepto que él puede hacer que pasen. Estás por completo en su poder. Puede hacer lo que quiera contigo. Disfruta.
Después de comprender eso, descubrí que comenzaba a relajarme. Bueno, tanto como puede uno relajarse mientras cada parte de su cuerpo está siendo asaltada por las caricias y los besos de un hombre espectacular.
Dios, él era increíble.
Me escuché a mi mismo gemir bajo el asalto de sus labios cuando chupaba mis pezones. Parecía ser capaz de erguir ambos al mismo tiempo.
Diantres, ¿Cómo hace eso? ¿A quién le importa? Se siente… Malditamente fantástico.
Enterré el rostro en su cuello, inhalando su maravillosa esencia. Qué curioso, a menudo me preguntaba a qué olería un vampiro… ¿A podrido?, ¿A tumba?, ¿A descomposición? Nada de eso. Sólo una tenue mezcla de frutas y almizcle. Delicioso. Me aferré a él presionando mi cuerpo, ahora tan ansioso, al suyo; deleitándome con la sensación de su erección frotándose contra mi cadera. Pasé las manos por la suave piel que cubría su espalda musculosa y la redonda curva de su trasero. Mis dedos se demoraron allí, desviándose hacia la hendidura entre los firmes cachetes.
Se movió sobre mí, cubriéndome el pecho y el torso con abrasadores besos que me tenían retorciendo de placer. Sus labios se cernieron sobre mi aguda erección, antes de que la atrapara en su boca e hiciera que casi gritara de éxtasis. Esta no era una felación común. Se asemejaba más a una experiencia religiosa. No estoy bromeando. Las sensaciones que su boca creaba, el éxtasis total que sus labios y lengua infundían en mi interior, eran sensaciones que nunca había experimentado. Esto iba más allá de todo lo que había conocido hasta ese momento. Estaba transportado, exultado, llevado en cuerpo y alma a un nivel de deseo donde cada fibra de mi ser estaba ardiendo, cada terminal nerviosa incendiada en lujuria y un deseo sin fin.
Por mucho que deseaba que esto continuara por siempre, sabía que explotaría más pronto de lo que esperaba y quería regresarle el favor. Luché dentro de su abrazo, intentando alcanzar esa parte de él que hasta el momento sólo había sentido. Entonces, me permitió disfrutar de esa maravillosa vista y jadeé ante su belleza. Largo, grueso duro como acero, vibró en mis manos como si tuviera vida propia. Pasé mi lengua sobre la punta, lamiendo el jugo que resbalaba, saboreando el ligero sabor a salado. Él gimió cuando mis labios se deslizaron por la longitud de su pulsante eje, haciéndome sentir un cosquilleo de excitación al darle placer. Dejé de lado todas las preguntas, las dudas y los miedos, mientras durara nuestro encuentro. Nada arruinaría esto, nada podía.
De repente, sin acción de mi parte, me encontré sobre mis espaldas. Harry se inclinó sobre mí con la más dulce de las sonrisas en sus labios y la lujuria en sus ojos. Le eché los brazos por el cuello, derribándolo sobre mí y apretando sus labios contra los míos. Me había envalentonado; podía ser un vampiro y colocaba mi vida en sus manos, pero lo deseaba como jamás había deseado a alguien. Quería sentir ese hermoso pene deslizarse dentro de mí, llenándome, conquistándome, haciendo que lo añorara cada día por el resto de mi vida; sin importar cuán larga pudiera ser.
—Jódeme —susurré.
—Será un placer —gruñó, levantándome las piernas y enroscándolas alrededor de sus caderas. Cerré los ojos con anticipación, retorciéndome un poco y presionando hacia abajo cuando insertó sus dedos lubricados en mi ansioso ano
.
Espera, pensé, a pesar de mi euforia, un condón.
—¿Tienes un condón? —pregunté, esperando no estar arruinando el momento.
—No es necesario. —Me contestó sonriendo—. Los vampiros no tenemos enfermedades. Sólo relájate. —Me besó con gentileza como para disipar mis miedos y permití que me levantara hacia su gruesa, resbaladiza y pulsante erección.
¡Santa Madre de Dios! Quise gritar cuando su carne dura como roca se clavó en mí, incendiando los músculos de mi esfínter. Mis ojos se abrieron de par en par, mi cuerpo se encorvó en señal de protesta y aún así me aferré a él, sosteniéndolo en lo que podía ser un apretón mortal para un hombre débil.
—¡Aaa-aaahhh! —el quejido que escapó de mis labios hizo que se retirara un poco.
—¿Te estoy lastimando? —preguntó, con lo que sonaba como preocupación genuina
.
—Sí, pero no te detengas —jadeé, sintiendo que la cabeza de su miembro pasaba el punto de resistencia—. Se está poniendo mejor. Sí, mmm, se siente bien.
Y así era. Tan jodidamente bien. Tan bien. Me hundí aún más en su regazo, llevando su miembro más profundamente hacia mi interior, llenándome con su carne dura y pulsante.
Oh, sí, pensé.
—Oh, sí —grité lo más fuerte que pude y una carcajada escapó de sus labios, mientras llevaba su rígido miembro más profundo, cada embestida más fuerte que la anterior. Me sostuvo contra su pecho, su boca devorando la mía y lo monté como el orgulloso semental que era. Me depositó sobre mi espalda, colocó mis piernas sobre sus hombros y quedé embelesado por la increíble vista de su musculoso cuerpo sobre el mío, su hermoso rostro paralizado en la agonía del éxtasis. Nunca habrá otro momento como este, pensé. Nada se comparará con lo que estoy sintiendo, lo que estoy viendo, ahora. Cualquier otro encuentro sexual será nada en comparación a este.
Agarró mi erección en su enorme mano, llevándome hasta el umbral, al punto de no retorno. Jadeé cuando sentí el orgasmo agitarse en mis bolas. El ritmo de sus embestidas había ganado velocidad. Nada se comparaba a la grandiosa sensación de él sosteniéndome, rodeándome con sus brazos y aún así su mano alrededor de mi pene, empujándome hacia el clímax. Dejé que mi cabeza cayera hacia atrás y fue cuando noté que de nuevo estábamos flotando. Nuestros cuerpos habían levitado fuera de la cama, pero no tuve tiempo de maravillarme al respecto pues lo sentí convulsionarse dentro de mí. Se corrió con un grito de alegría, su semen inundó mis intestinos con una furiosa descarga, su mano acelerando mi orgasmo, en una serie de alucinantes sacudidas.
—Oh, por Dios —grité, volviendo a sentir la sábana de seda debajo de mí—. Eso fue lo más increíble…
Uno de sus dedos sobre mis labios silenció mis palabras. Capté la indirecta. Quería silencio y estaba en lo correcto. No existían palabras para describir lo que había sucedido entre nosotros; así que, me callé y me acurruqué contra él, besando su hombro, susurrando una disculpa. Sus brazos me apretaron y me derretí en su abrazo con la mente llena de incontables emociones.
¿Ahora qué? Me pregunté, mientras mi mente se aclaraba. Yacía apretado a él, sus labios tocando mi oído, mi carne cálida por su respiración constante. ¿Era esto sólo un coqueteo casual, un momento de pasión, que nunca se repetiría? ¿Me desecharía como un trofeo no deseado? ¿Me dejaría abandonar este lugar con vida? Después de todo, pensé, es un vampiro.
Última edición por Mhysa. el Lun 26 Ene 2015, 7:42 pm, editado 1 vez
Mhysa.
Re: ✡ Mi Vampiro Y Yo ✡ [Larry Stylinson] HOT
¡Hola!
Lamento no haber publicado, pero me fui un tiempo al campo y no pude publicar u-u
Pero...
I'm back!
Aquí les dejo un capítulo y mas tarde lo más probable es que suba otro.
Ya hubo el esperado setso
También he pensado en poner gifs al inicio de los capítulos como éste.
No sé, para que quede mas bonito (?)
No olvides dejarme tu sensual comentario ;)
Kisses:*
Mhysa.
Re: ✡ Mi Vampiro Y Yo ✡ [Larry Stylinson] HOT
Hola, yo de nuevo
Me encantoooooooooooooooooooooooooo
por que bueno, si... fue algo de smut, pero también. pudieron
hablar más entre ellos, y hubo smut, aunque fue lindo cuando
se besaron, pero ¡es que hubo smut! :rhianpls:
Jajajajaja, ¡¡¡me encanta como escribes!!
Y vi que subirás pronto, así que... Los gifs están bien
y ojalá subas, ahre. Saludooooooooooooos
Me encantoooooooooooooooooooooooooo
por que bueno, si... fue algo de smut, pero también. pudieron
hablar más entre ellos, y hubo smut, aunque fue lindo cuando
se besaron, pero ¡es que hubo smut! :rhianpls:
Jajajajaja, ¡¡¡me encanta como escribes!!
Y vi que subirás pronto, así que... Los gifs están bien
y ojalá subas, ahre. Saludooooooooooooos
Invitado
Invitado
Re: ✡ Mi Vampiro Y Yo ✡ [Larry Stylinson] HOT
Hi!everest. escribió:Hola, yo de nuevo
Me encantoooooooooooooooooooooooooo
por que bueno, si... fue algo de smut, pero también. pudieron
hablar más entre ellos, y hubo smut, aunque fue lindo cuando
se besaron, pero ¡es que hubo smut! :rhianpls:
Jajajajaja, ¡¡¡me encanta como escribes!!
Y vi que subirás pronto, así que... Los gifs están bien
y ojalá subas, ahre. Saludooooooooooooos
El smut es vida, ahq.
Ya subo
Kisses:*
Mhysa.
Preocupaciones
☩Capítulo III☩
—Te preocupas demasiado —sus palabras en mi oído me hicieron saltar. Se movió hacia mi lado, apoyándose en los codos y sonriéndome con una luz ligeramente salvaje en esos bellos ojos verdes.
Oh, oh, llegó el momento en el que él dice: —Lo siento, pero necesito tu sangre para mi sustento. Estudié sus dientes. No se veían sus colmillos, gracias al cielo. Sus dedos trazaban un patrón circular a través de mi pecho.
—No debes preocuparte, Louis —dijo con voz baja y ronca e increíblemente sexy— Te lo dije; no tienes que temerme. No te haré daño, a menos que, lo desees.
—¿Desearlo? —chillé.
Él se rió entre dientes. —Se debe pagar un precio por juguetear continuamente con un vampiro. —Sus dedos pausaron sobre mi pezón izquierdo, apretándolo con gentileza. Me retorcí bajo su toque. Más, pensé, más. Espera, ¿pagar un precio? Me senté en la cama.
—¿Qué tipo de precio? —exigí. Él me empujó de nuevo hacia abajo y besó la punta de mi nariz— ¿Qué tipo de precio? —Repetí con una voz mucho más débil que antes.
—Bien, digamos que quieres pasar el resto de mi vida conmigo, date cuenta Louis, de que dije el resto de mi vida. Eso significa que tendrás que convertirte en vampiro, también. Para que eso suceda…
—Lo sé, tienes que tomar mi sangre y yo deberé beber la tuya —dije, agarrando su mano, volviéndola a colocar de nuevo sobre mi pecho. Él continúo jugando con mis pezones. Mmm… Agradable.
—Muy bien. Has estudiado la tradición popular.
—Y he leído a Ann Rice —dije, sonriéndole— ¿Existe una alternativa?
—Sí. Digamos que quieres estar conmigo sólo doscientos, trescientos años. Pues hay otra manera.
—¿Doscientos o trescientos años? —Lo miré boquiabierto— Eso es tres o cuatro vidas, sabes.
Él asintió, sonriendo. —Pero sólo una décima parte del tiempo que espero vivir en esta tierra.
Lo miré serio. —Ese es un tiempo terriblemente largo para vivir. ¿No te cansas de eso?
Él se recostó a mi lado, sus labios tocando mi sien. Dio un largo y triste suspiro.
—Hubo un tiempo en el que anhelaba la muerte.
Sentí que se acercaba una historia triste.
—Cuéntame al respecto —murmuré, volteando mi rostro hacia él y besando sus labios con gentileza.
—¿Todo al respecto o sólo la versión del Selecciones? —Sonrió de nuevo y golpeé su brazo juguetonamente.
—Todo, por supuesto. Cada pequeño detalle.
—Eso tomaría una vida. Más tiempo del que tienes, me temo.
Me estremecí ante sus palabras. Aquello significaba…
—Te lo dije, Louis —dijo, leyendo de nuevo mis pensamientos—. No tienes que temerme. Sólo el tiempo es tu enemigo —me acercó más a él—. No he sido un buen anfitrión. ¿Puedo ofrecerte algo de comer o tomar; quizás un vaso de vino, algo de queso?
Ahora que lo mencionaba, tenía hambre. Toda esa actividad de minutos atrás me había dado un enorme apetito, pero no quería romper el hechizo que nos rodeaba.
—No tardaré ni un momento —dijo, deslizándose fuera de la cama.
Miré cómo se movía con gracia atlética hacia un armarito en el extremo más alejado de la habitación. La luz de las velas resaltaba la musculatura de su elegantemente elaborado físico, los globos gemelos de su trasero, el cableado músculo de sus muslos…
Sentí mi ingle calentarse con semejante vista. Vaya, pensé, doscientos o trescientos años para mirar eso cada noche.
Pero, ¿cómo demonios me vería yo en trescientos años?
Harry se volvió, sonriéndome mientras sacaba una licorera de cristal y dos vasos del mueble-bar. —No envejecerías en lo absoluto —dijo.
Maldición, realmente podía leer mi mente. Esto podía ser embarazoso.
—No te apenes —añadió, caminando sin hacer ruido hacia la cama, mostrándome la gloriosa vista de su pene semi erecto, balanceándose majestuosamente entre sus musculosos muslos—. Al final, serás capaz de leer mi mente, también.
Sirvió un poco de líquido rojo en uno de los vasos y me lo dio.
—¿Qué es? —pregunté, jugando con el líquido cautelosamente, oliéndolo.
Él suspiró. —Es vino, Louis. Un delicioso Pinot Noir de una célebre hacienda en California. He encontrado, a lo largo de los años, que California en verdad produce algunos de los mejores vinos en el mundo.
—¿De verdad? —Bebí un poco—. Mmm… Está bueno —Lo miré sobre el borde de mi copa—. Feliz cumpleaños, Harry. —Haber añadido “y muchos más”, hubiese sido un tanto redundante.
Me sonrió de vuelta —También para ti, dulce Louis y muchos, muchos más.
Nos reímos juntos. —Así que, puedes tomar vino —señalé, recordando aquella famosa línea del Drácula de Bram Stoker: “Nunca bebo… Vino”.
—No debes creer todo lo que lees sobre nosotros. —Harry dijo, riendo ante mis pensamientos— Cruces, espejos, ajo, agua bendita… Todo eso son tontas supersticiones.
El Sr. Stoker hizo un excelente trabajo al reunir leyendas que rodean el vampirismo, pero también inventó mucho con el objetivo de entretener a sus lectores. Si recuerdas, él dijo que somos incapaces de cruzar el agua. No es así. He cruzado los océanos muchas, muchas veces.
—¿Qué hay de cierto en tener que dormir en el suelo de tu tierra nativa?
—Otra fábula —contestó, riendo—. ¿Puedes imaginarte tener que arrastrar con cajas de tierra a todos lados como lo hacía Drácula fuera y dentro de Carfax Abbey y de todas las propiedades que poseía? Mis amigos y yo nos reímos muchísimo al leer ese capítulo. Alguien condujo al Sr. Stoker al sendero del jardín proverbial con esa historia.
—Así que, ¿nada puede dañarte?
Él frunció el ceño y luego bebió de su vaso de vino. —Oh, sí, hay cosas que pueden dañarme, incluso matarme.
Asentí. —Una estaca en el corazón.
—Bien —rió—. Eso mataría a cualquiera, ¿no? Además, cortarme la cabeza resolvería el problema. Una puñalada con una daga de plata. Y también siempre está la luz del sol.
—Así que, esa parte no es un mito.
—Me temo que no. Sin embargo, puedo salir a la luz del día. A lo largo de los años, he creado cierta inmunidad a todo, excepto al más brillante de los días.
—Pero nosotros tenemos muchos días brillantes en California —dije.
—Eso a menudo representa un problema; pero, como dije, lo puedo manejar.
Él empujó un plato de pan y surtido de quesos hacia mí. ¿De dónde demonios había salido eso? Miré alrededor de la habitación, notando por primera vez que era realmente magnífica.
Era enorme —lo suficientemente grande como para albergar mi departamento entero— y decorada con buen gusto con muebles Art Deco. Había estudiado diseño en la escuela y ese periodo era uno de mis favoritos. Me encontré preguntándome por qué Art Deco cuando él había vivido a través de tantos estilo y moda cambiantes.
—Los 1920s es una de mis décadas favoritas —dijo, respondiendo mi pregunta no formulada—. Fue un tiempo de celebración después de la guerra que reclamó las vidas de millones de jóvenes, hombres y mujeres, de ambos bandos. Los estilos y trabajos de arte reflejan el resurgimiento de la felicidad y la esperanza de un futuro mejor.
Había tanto que podía aprender de él.
—Tu acento —dije, sirviéndome del plato—. Es obvio que no eres de por aquí.
—Mi acento está influenciado por los lenguajes que he aprendido y los lugares donde he vivido durante los siglos.
Siglos… cierto… Sólo por un pequeño momento, casi había olvidado lo que este hombre representaba. Lo miré con una mezcla de intimidación y sólo un poco de miedo.
—¿Qué...? —Tuve que aclararme la garganta—. ¿Qué te trajo a Los Ángeles?
Él sonrió y me tocó la mejilla. —Relájate, Louis. Por favor, no me tengas miedo.
—No te tengo… Miedo —dije—. Sólo estoy un poco intimidado, supongo. No todos los días un hombre come queso y bebe vino con un vampiro —añadí, intentando aligerar un poco la situación.
Él se rió y tomando un pequeño trozo de queso del plato, lo acercó a mis labios. Lo acepté, atrapando sus dedos dentro de mi boca, mis ojos encontrando los suyos, mostrando mi confianza en él. Se inclinó hacia adelante y me besó con gentileza.
—Vine a los Estados Unidos casi sin proponérmelo —dijo, después de un momento— Europa, África, Asia son continentes vastos, pero incluso para alguien como yo, que ha vivido cientos de años, aún hay lugares por ver. Aún así, añoraba nuevas aventuras y había escuchado de esta tierra nueva, salvaje e inhóspita.
—¿Te refieres a West Hollywood, cierto? —qué agudeza la mía.
Él sonrió con paciencia. —No exactamente.
—Así que, ¿estás hablando del salvaje oeste y todo eso?
—Algo como eso. Pero preguntaste por qué vine a L.A. Esa fue una decisión reciente. He estado aquí hace sólo unos meses. Una gran parte de mi tiempo la he dedicado a aprender inglés moderno. No quería parecer demasiado una antigüedad cada vez que me aproximara a alguien.
—Me gusta la manera en la que hablas —dije en serio—. Podría escucharte todo el día y la noche.
—Gracias y yo regresaré el cumplido diciendo que podría mirarte todo el día y la noche.
¡Caramba! Me aclaré la garganta de nuevo —Dijiste antes que hubo un momento que anhelabas la muerte.
—Primero, debería decirte cómo me convertí en lo que soy. Tenía veinticinco años cuando fui cambiado. El hombre que me transformó era un extraño al que mi padre había dado su hospitalidad por una noche. Un hombre atractivo, Polonius, y uno hacia el que me sentí atraído. Iba a casarme en un mes...
—¿Con una mujer? —interrumpí con la boca llena de pan y queso.
—Sí, Louis, con una mujer. Era lo que se esperaba de mí. Mi padre era un Senador en Roma. Se esperaba que siguiera sus pasos, que me casara y tuviera hijos. Incluso, pasé una temporada en el ejército, luchando contra los bárbaros. Me temo que era una batalla perdida, como tus libros de historia sin duda te han informado.
Así que, de ahí era de donde había sacado aquel magnífico cuerpo; había sido un soldado. De nuevo, volví a sentir calor en mi ingle mientras lo imaginaba vistiendo el uniforme de un centurión con los muslos desnudos destellando a la luz del sol. Ah, bebé, olvida a Russell Crowe.
—De cualquier forma —continuó— aquella noche, él vino a mi habitación. Me hizo el amor como nadie lo había hecho antes. Supe que la vida de casado no tenía ningún atractivo para mí; pero después de esta increíble experiencia, me atraía incluso menos. Polonius lo notó y me preguntó si quería compartir su vida. Cuando yo consentí, me dijo un poco de lo que involucraba.
—Y accediste.
—Eres rápido, Louis.
—Lo siento, eso fue tonto.
Él me atrajo a sus brazos y me besó, duro.
—Eres adorable. Para nada tonto —dijo. Me sostuvo mientras continuaba y yo me acurruqué contra él con cabeza en su pecho—. Nos fuimos la mañana siguiente, antes de que los sirvientes se levantaran. En el transcurso de los siguientes días, me cambió de un hombre mortal a lo que ves ahora.
Un espécimen magnífico, pensé.
—Un vampiro —dijo—. En aquel entonces, además un novato. Justo después de mi conversión, Polonius me abandonó sin enseñarme cómo sobrevivir, sin decirme de qué tenía que cuidarme.
—Pero, ¿por qué, Harry? —me senté y lo miré— ¿Por qué haría algo tan terrible?
—Miedo, creo. Miedo de lo que había hecho. Descubrí que él había sido cambiado sólo unos cuantos meses antes de que llegara a mi casa. Su maestro lo había expulsado, no sé por qué razón. No lo volví a ver. Siempre me ha asombrado eso. En todos estos siglos de mi existencia, ni una sola vez he estado cerca de encontrarlo; ni siquiera he escuchado su nombre. He imaginado que, de alguna manera, la muerte llego a él.
—¿Fue entonces cuando anhelaste la muerte?
—Oh, no, no entonces. Por lo menos, no enseguida. Era joven, fuerte, arrogante; estaba seguro de mí mismo y de mi voluntad de sobrevivir. Había sido un soldado, como dije. Sé cómo responder al peligro. Lo que no sabía era lo que descubriría en la forma más dolorosa imaginable.
—Fui transformado en invierno. Los días eran cortos y nublados, las noches largas e atractivas. Encontré que necesitaba dormir durante el día y despertar durante la noche. Entonces, frecuentaba las tabernas y lugares de encuentro de poetas y filósofos. Acepté las invitaciones de los ricos y los indolentes para cenar en sus magníficas casas. Me tomó algún tiempo darme cuenta de que no era como otros hombres. La comida que me presentaban, eventualmente, comenzó a provocarme náuseas, el vino a revolverme el estómago...
—Pero lo estás bebiendo ahora —interrumpí, como es mi costumbre.
Él asintió. —He tenido muchos años para acostumbrarme y acostumbrar mi cuerpo a las costumbres de otros hombres. Razón por la que he sobrevivido tanto tiempo. Puedes ser un extranjero, pero no extraño.
—Pero, Louis, imagina mi horror cuando descubrí que eso que ansiaba no era la magnífica comida colocada frente a mí, sino la sangre que corría por las venas de aquellos con los que comía.
—Sí, ese debió había sido un momento de revelación.
—Así es —dijo riendo—. Fue un momento que jamás he olvidado.
—Así que, ¿necesitas sangre para sobrevivir?
—Claro. Soy un vampiro. Eso no ha cambiado y nunca lo hará. Créeme, he buscado la supuesta cura toda mi vida. No existe. En eso —añadió con una triste sonrisa— Ann Rice tenía razón.
Creo que fue en ese momento, cuando sus ojos asumieron una expresión distante, cuando él lucía tan vulnerable y un poco perdido, que me enamoré de él. Comprenderlo, hizo que jadeara conmocionado. Me miró, interrogándome con esos ojos verde oscuro.
En ese momento, era un hombre que había tomado la medida para —y escogido— no leer mis pensamientos íntimos.
—¿He dicho algo que te moleste? —preguntó, tocando mi mejilla con sus dedos.
—No, claro que no —dije—. Sólo estaba cautivado por lo que estabas contándome.
—Me alegra no estar aburriéndote.
¿Aburriéndome? Lo miré con los ojos abiertos de par en par. —Esta es la noche más increíble de toda mi vida, Harry.
Tomé su mano y besé la palma. Él me atrajo a sus brazos.
—¿Alguien te ha dicho alguna vez que eres un joven muy hermoso? —preguntó con sus labios en mi cabello.
—Esto —pensé por un momento. Las palabras “lindo y tierno” vinieron a mi mente.
Pero, ¿Hermoso? Nada que ver— no lo creo —dije, finalmente.
—Bien, déjame ser el primero. Aunque encuentro asombroso que nadie más lo haya hecho. —Sus manos tocaban y acariciaban mi cuerpo mientras hablaba, enviando emociones viscerales a través de mí—. Tienes los ojos azules más maravillosos —dijo suavemente—. Cabello como castaña seda hilada...
—Espera un minuto. —No podía parar la risa que burbujeaba en mi interior—. Te estás dejando llevar un poco ¿no es así? —Alcé la cabeza para mirarlo. Tenía el ceño fruncido— Quiero decir… —titubeé por un momento— ¿Cabello como seda? ¿El mío?
—Te subestimas a ti mismo, Louis. A mis ojos, eres hermoso. Espero que eso no te haga sentir incomodo.
—No, no, no es así —me incorporé y arrodillé frente a él, mirándolo con gran seriedad—. Es sólo que no puedo creer todo esto. Tú y yo en este… Este increíble lugar. Soy ordinario, Harry. Tú eres el extraordinario. Hermoso, seductor, cautivador… Podría seguir y seguir acerca de tus atributos, pero estoy seguro de que te lo han dicho cientos de veces. No tengo suficientes palabras… No existen palabras suficientes para describirte o describir lo que siento por ti.
Detuve mi parloteo, no porque me hubiera quedado sin qué decir, créanme, sino porque las lágrimas habían salido de repente de sus ojos. ¿Lloran los vampiros lágrimas de verdad?
—¿Harry? —Alargué la mano y toqué su cara, limpiando las lágrimas que bajaban lentamente por su mejilla— ¿Qué dije? Lo siento tanto. Es sólo que...
Con un sonido entre un sollozo y un gruñido, se lanzó sobre mí, inmovilizándome sobre mi espalda mientras sus brillantes ojos buscaban mi cara. Entonces, bajó su cuerpo hasta que cubrió el mío por completo y su boca capturó la mía en un beso que pretendía fundirse en mis labios para siempre.
Me moví, haciendo que él quedara sobre su espalda, lo acuné en mis brazos y cubrí su cara y pecho con besos calientes y húmedos, mientras él se retorcía en sensual placer debajo de mí. De pronto, me había convertido en el agresor, respondiendo a la necesidad en mi interior de llenarlo, de hacerlo sentir completo y de liberarlo de aquello que estaba seguro había sido una larga y solitaria existencia. El resto de su historia podía esperar.
Quería hacerle el amor en todas las formas posible.
Agarré su polla. Estaba realmente dura y pulsaba en mi mano como si rogara por liberación. Envolví mis labios alrededor de la cabeza, entonces la introduje en mi boca con lentitud, dejando que el largo y grueso eje se deslizara por mi garganta, hasta que mi cara acabó enterrada en su vello púbico. Lo escuché gemir con suavidad. Sus manos alborotaron mi cabello, acariciaron los lados de mi cara, acariciaron mis hombros.
Levantó un poco sus caderas y deslicé mis manos debajo de su trasero, masajeando la carne firme, permitiendo que mis dedos vagaran hacia su abertura entre las nalgas. Hizo presión hacia abajo y mi dedo medio se deslizó en su interior. Mis labios volvieron a recorrer la longitud de su palpitante polla, mi lengua se movía alrededor de la cabeza; entonces volví a introducirla entera en mi boca. Alcancé el lubricante, unté una buena cantidad en mis dedos y volví a introducirlos en su ano.
—¿Puedo joderte? —pregunté con una tímida sonrisa.
—Puedes.
Nunca lo había hecho sin protección. Sabía que era negativo, pero toda precaución es poca. Sin embargo, Harry había dicho que era inmune a las enfermedades; así que…
Levantó sus piernas sobre mis hombros, facilitándome el acceso y me lancé tras el oro. Sus piernas me abrazaron, atrayéndome hacia sus tibias profundidades. Mirando su cara, atrapado en el éxtasis, era fácil olvidar, por el momento, que estaba haciendo el amor con un vampiro. ¿Cómo podía este hermoso y encantador hombre ser un muerto viviente? Se veía tan vibrante. Tan vivo.
Sentí el escozor de una nalgada en mi nalga derecha.
—¡Ay! —entonces, otra en mi nalga izquierda. ¡Ay, otra vez!— Harry, ¿Qué demo... —él me sonrió abiertamente, acunando mis nalgas con sus grandes manos, atrayéndome más profundo.
Otra nalgada, esta vez a ambos lados de mi trasero, al mismo tiempo.
—¡Deja de hacerlo!
Pero tenía que admitir que era estimulante. Estaba embistiendo más fuerte, mis bolas golpeaban su trasero mientras lo cabalgaba. Él se retorció debajo de mí, agarrando mis brazos de tal manera que me hizo pensar en un torno. Retrocedí hasta que sólo la punta de mi polla estaba dentro de él, entonces me lancé hacia la meta, golpeando como un derviche demente.
—¡Sí, Louis! ¡Fóllame, fóllame!
El sudor caía de mi frente, goteando sobre su cara. Me sujetó por la nuca e hizo que me bajara para abrazar con sus labios los míos con un beso intenso, haciendo que perdiera todo control. Sentí mi propio clímax, una y otra vez.
Santo Dios. Nunca tuve una persona tan efusiva en toda mi vida.
Harry mantuvo mi cuerpo convulsionante presionado fuertemente al suyo, encerrado entre sus brazos y piernas. Entonces, con un rápido movimiento estaba sobre mí, sosteniendo mis tobillos, mientras dirigía su miembro insatisfecho, duro como hierro, hacia mi interior. Por un momento, luché contra esta invasión inesperada, pero con cada embiste de su pelvis, me abrí a él, sosteniéndolo, yendo al encuentro de cada palpitante embiste con uno propio.
—¡Louis! —gritó mi nombre mientras se corría en espasmos largos y desgarradores. Sentí como si hubiera sido partido en dos, por lo violento que había sido nuestro apareamiento. Él se desplomó sobre mí y lo abracé, presionando mis labios en su cuello, mordisqueando el lóbulo de su oreja, susurrando lo fantástico que era y lo mucho que lo amaba.
¡Cielos! Lo dije. La palabra ‘A’. Se quedó muy quieto por un largo tiempo, sin decir una palabra, pero sin alejarse de mí tampoco, gracias a Dios. Por fin, se volteó a mirarme.
—¿Me amas? —sus ojos buscaron los míos—. ¿Después de unas pocas horas?
—Sí y lo que es más —debí haber perdido realmente mis sentidos; ya que, las siguientes palabras que salieron de mi boca fueron—. Creo que tú también me amas.
Una ceja perfectamente formada se arqueó una fracción, antes de que él se sentara a mirarme por lo que pareció una eternidad.
No pude soportar más el silencio. —No necesitas conocer a alguien por mucho tiempo para saber si lo amas o no. —Solté, sintiendo que las lágrimas me quemaban los ojos. Mierda, si él iba a rechazarme ahora…
Él alargó la mano hacia atrás y me entregó mi copa de vino, llena hasta el borde.
¿Cómo hace eso? Pensé, agarrando la copa con mano temblorosa. Di algo, por favor…
—Louis.
—¿Sí?
Él sonrió con tristeza y luego dio un largo trago a su copa de vino. —Antes de que te comprometas conmigo, hay cosas que debes saber.
—¿Cómo qué? ¿Mantenerme lejos del sol? Puedo hacer eso.
—¡Escúchame, Louis!
—Lo siento, No quería ser poco serio.
Él asintió, regresando su sonrisa.
—Ven aquí —se reclinó contra la cabecera y me tomó en la curva de su brazo—. Lo que pasó entre nosotros esta noche fue maravilloso…
Podía escuchar el “pero” a una milla de distancia. Permanecí quieto.
—Pero si deseas formar parte de mi vida, tendrás que renunciar a muchas cosas. Para comenzar, eso incluiría a tus amigos y familia. No soy el tipo de hombre que puedes llevar a casa a conocer a tus padres. ¿Estás preparado para no volver a verlos?
Me mantuve en silencio y pareció tomar aquello como un “no”, suspiró y dijo— Creo que no. Es pedir demasiado, incluso a alguien que profesa amarte.
—Te amo —protesté —. No me diste la oportunidad de contestar. Sí. La respuesta es sí. ¡Dejaría todo por ti!
Él volvió a suspirar. —Louis, después de tan sólo unas horas de éxtasis, ¿estás dispuesto a dejar todo lo que has conocido por los pasados veinticuatro años? Piensa en lo que estás diciendo.
—¿Eso me hace sonar superficial? —Pregunté, levantando la cabeza para mirarlo— ¿Eso me hace menos a tus ojos?
—No, no lo hace —me aseguró—. Sin embargo, me preocupa que después de haber tomado la decisión de abandonarlo todo para quedarte con un hombre que no has conocido aún por un día completo. Un hombre que no es… Completamente humano, te arrepientas, tal como me sucedió a mí hace siglos.
—Oh —Eso no se me había ocurrido, que él arrepentía de su renacimiento—. Pero tú fuiste desechado. Me dijiste que te abandonó. Tú no me harías eso, ¿cierto?
—No, Louis, no lo haría.
Me abrazó, causando que derramara algo del vino en mi copa sobre mi pecho. Se inclinó y pasó la lengua por donde había resbalado el vino, lamiendo mis pezones mientras lo hacía. Gruñí, sintiendo que mi polla se endurecía de nuevo. Dios, si estaba tratando de convencerme de no hacerlo, estaba utilizando el acercamiento equivocado. Con mi mano libre, acerqué su cara a la mía y besé sus labios con un fervor que no podía controlar.
—Dime. —Respiré en su boca— Dime que no estoy equivocado al querer esto.
Él devolvió mi beso, entonces dijo: —Hagamos un trato. Te regresaré a tus amigos esta noche. Ellos no sabrán nada de tu partida. Para ellos, nuestros juegos amorosos nunca sucedieron. Tú recordaras todo. Mañana en la noche, encuéntrame en el Café de Joe a la puesta de sol. Digamos que alrededor de las seis. Entonces, hablaremos más sobre esto. Tendrás tiempo para pensar, tiempo para racionalizar y quizás, tiempo para reconsiderar tu decisión.
—Pero, ¿el Café de Joe? ¿Podríamos hacer algo mejor que eso?
—Es tranquilo, informal. Me gusta.
—Pero yo...
Colocó su dedo índice sobre mis labios. —Esas son mis condiciones.
Gruñí. —¡Qué trato! Tú pusiste todas las condiciones. ¿Qué obtengo yo?
—Tiempo —dijo con gentileza—. Ahora, vístete y te llevaré de regreso a la fiesta.
—Pero son las tres de la mañana —dije, mirando mi reloj sobre la mesa de noche—
Todos se habrán ido a casa.
—Te regresaré al momento exacto en que te fuiste. Te lo dije, nadie sabrá de tu partida.
—¿Cómo haces eso?
Él sonrió —Yo lo sé…
—Me toca averiguarlo. Sí, sí, conozco esa expresión. Bien, quizás lo averigüe uno de estos días, Harry.
—Vístete.
—Espera —sujeté su brazo, acercándolo a mí—. Si nadie notará que me he ido, no hay necesidad de apresurarse, ¿o sí? —Besé sus labios con gentileza—. Déjame quedarme un poco más.
Él me aplastó contra él. —Cuando me miras así, ¿cómo puedo negarme?
✡
Estaba de pie en el patio de Mark mirando las estrellas con una pequeña sonrisa en mis labios, cuando Mark apareció con su traje deshaciéndose.
—¿Te quedarás parado ahí toda la noche? —demandó—. Esta fiesta es en tu honor, no lo olvides.
—Lo siento —murmuré, dirigiéndome hacia él.
— ¿A dónde fue tu amigo?
— Esto, tenía que irse.
— Qué mal. Bueno, entra. Tienes que soplar las velas. Todos están esperando.
Lo seguí hacia la sala y caminé entre los sonidos de risas y conversaciones y todas las cosas propias de una fiesta, pero estaba ansioso por salir de ahí. Quería estar solo con los recuerdos de lo que había pasado con Harry.
Había pasado, ¿cierto?
Ahora, mirando a mis amigos sonriendo alrededor con sus caras ligeramente achispadas, comencé a preguntarme si todo había sido una alucinación salvaje. Harry había dicho que allí nadie habría notado mi desaparición, pero que yo recordaría todo, justo como había pasado, y así fue. Cada pequeño, ardiente, momento sensual. No veía la hora de repetir lo sucedido esta noche, tal como me lo había prometido, si mantenía mi cita con él para la noche siguiente. Como si no fuera a hacerlo…
—Vamos, Louis. ¡Sopla!
— ¿Qué?
Kevin, golpeando mi hombro, me trajo de regreso a la tierra. Miré el pastel, el cual tenía forma de cráneo. Una vela negra surgía de la parte superior en medio de merengue rojo, que pretendía ser sangre, imaginé.
— Oh, es grandioso — murmuré, formulando un deseo silencioso. El segundo de la noche.
— ¿Qué deseaste? — Mark gritó en mi cara.
— Que sea mañana en la noche.
— ¿Qué? — Me miró, haciendo pucheros— Después de todo lo que he pasado.
— No, no — Sujeté su brazo y lo alejé de la multitud — El chico con el que estaba antes. Tenemos una cita mañana en la noche.
— Vaya, eso fue rápido —Mark dijo, obviamente impresionado— Estuviste con él sólo unos minutos.
—Es que tenía que irse, pero dijo que quería verme otra vez, de manera tan natural…
—Tu dijiste ¿qué tan pronto?
—Algo así.
—Suertudo.
Cruce mis dedos, esperando que tuviera razón.
✡
Harry:
Después de que regresara a Louis a sus amigos, regresé a casa y me quedé afuera, mirando las luces de la ciudad a lo lejos. Un sentimiento de soledad me envolvió y tuve que admitir que ya lo extrañaba.
Él había dicho que me amaba y creo que lo decía en serio. Yo también lo amo, por supuesto. Él era quien había estado esperando. Sin embargo, no podía dejarlo tomar la decisión de ser mi compañero para siempre, sin que él supiera todas las consecuencias de tal acción
.
Estaba tan lleno de adrenalina emocional tras nuestra primera noche juntos. Él necesitaba tiempo para pensarlo bien, para comprender el significado completo de lo que sería su vida si viajáramos juntos a través de la misma.
Es por eso, que traté de mantener sus sentimientos controlados, para hacerlo que realmente considerara todo lo que perdería si se comprometía conmigo. No había nada que deseara más que tenerlo en mi vida para siempre, pero él necesitaba venir a mí consciente de todo lo que esa acción implicaba.
Recordé a través de los siglos el momento en el que Polonius me había ofrecido la inmortalidad. Él había retenido demasiados aspectos del vampirismo. En realidad, yo no tenía idea de lo que me pasaría. Hasta el día de hoy, conservo cierta amargura por lo que percibo como una traición en aquel entonces. Claro, fui un tonto al haber creído totalmente las mentiras de un extraño.
Esa fue la razón por la que no permitiría que Louis entrara en esta relación, que cambiaría su vida, sin que estuviera completamente informado de lo que se esperaba de él.
Espero que entendiera que mi reminiscencia a aceptar su declaración de amor fue por su bien.
✡
Más tarde, camino a casa con Kevin, creo que estaba extrañamente quieto; debido a que mi mente estaba llena con los pensamientos embriagadores de lo que había pasado más temprano.
—¿En qué piensas? —preguntó después de un rato.
—La fiesta. Estuvo divertida, ¿no es así?
—Estuvo bien. Ese chico, aquel que te dejó y se fue...
—¿Perdón? —Mi tono era indudablemente frío—. Él no me dejo, Kevin. De hecho, tenemos una cita mañana en la noche. —Concentré mi atención en una imagen mental de la cara de Harry, conscientemente, su sonrisa, sus ojos. Oh, esos ojos…
Kevin golpeó mi brazo. —¿A dónde fuiste?
—¿A qué te refieres? —respingué—. No fui a ningún lado con él. Eso será mañana en la noche.
—Me refiero, justo ahora. Estabas hablando, luego volviste a quedarte silencioso.
—Oh, sólo pensaba en él. Es tan caliente.
—Me imagino que eso significa que entonces todo terminó entre nosotros, ¿Cierto?
Lo miré sorprendido —¿Qué?
—Sólo bromeo. Pero si él te deja, tienes mi número de celular.
—Gracias Kevin. Lo recordaré. A ti, ¿cómo te va? —sentí que debía preguntar—. ¿Obtuviste algunas citas?
—Estaba rechazándolos como de costumbre. Una mirada al Sr. Enorme y parecían masilla en mis manos.
Sonreí y no dije nada, pero sabía todo acerca del Sr. Enorme.
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¿Ziam o Ziall?
Última edición por Mhysa. el Lun 26 Ene 2015, 9:18 pm, editado 3 veces
Mhysa.
Re: ✡ Mi Vampiro Y Yo ✡ [Larry Stylinson] HOT
*cof* smut *cof* Jajajajajaja Me encantó este capítulo, y mal que Polonius engañó a Harry o le ocultó cosas sobre la inmortalidad... jajajaja Russell me tenté xd omfg creo que es algo apresurado que Louis quiera ser como H, y mas si no sabe las consecuencias y todo... pero me encantó jaja xd Sigue cuando puedas, ¡besos! xx
Invitado
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Re: ✡ Mi Vampiro Y Yo ✡ [Larry Stylinson] HOT
everest. escribió: *cof* smut *cof* Jajajajajaja Me encantó este capítulo, y mal que Polonius engañó a Harry o le ocultó cosas sobre la inmortalidad... jajajaja Russell me tenté xd omfg creo que es algo apresurado que Louis quiera ser como H, y mas si no sabe las consecuencias y todo... pero me encantó jaja xd Sigue cuando puedas, ¡besos! xx
SMUT!
El smut es vida, ah
A m iteralmente Me dan ganas de entrar en el libro y golpear a Polonius... hasta que recuerdo que es un vampiro mil veces mas fuerte que yo y se me pasa
Pero después de una noche con ese semental... ¿quien no lo pensaría? 7u7
La sigo pronto
Kisses:*
Mhysa.
Kurt el Seco
☩Capítulo IV☩
El siguiente día, domingo, fue el más largo de toda mi vida. Siempre era un día lento de todos modos y uno en el que generalmente dormía hasta la tarde. Excepto, claro, este domingo en particular, que desperté al amanecer. El primer pensamiento que apareció en mi mente fue que me encontraría con Harry a las seis.
¡Seis! Eso estaba a doce horas de distancia.
Bueno, hay tanto por hacer, pensé, tendido en la cama mirando el techo. Estaba la limpieza semanal del departamento, la lavandería, el gimnasio. ¡Es verdad!, tenía que ejercitarme realmente duro hoy y llamar a mi mamá. Antes de notarlo, sería hora de arreglarme e ir a encontrar al hombre de mis sueños. Espera.
¿El hombre de mis sueños? ¿Había sido un sueño? Me refiero, ahí estaba yo, tendido en la cama, la mañana después de una increíble noche en la que había sido sacado de una fiesta en mi honor y había hecho el amor con un vampiro.
Claro, había sido sólo un sueño. ¿Qué estaba pensando?
Un sueño…
Está bien, espera otra vez. ¿Acaso no me había citado en el Café de Joe? Sin duda, no había soñado esa parte. No había soñado ninguna parte de aquello. Todo había sucedido, justo como lo recordaba. Desvié la mano hacia mi entrepierna, mientras pensaba en él. Cada magnífica pulgada de aquel liso cuerpo de sedosos músculos, cada matiz de su finamente cincelada noble cara, esos ojos hipnóticos, esa boca sensual, esos deliciosos labios, esa intoxicante esencia.
Santo cielo, estaba duro como una roca.
No, pensé. Guárdalo para él. No desperdicies una gota. Salí de la cama y caminé hacia
la ventana. El sol apenas estaba saliendo, bañando mi balcón con su fresca luz mañanera.
¿Dónde estás, Harry? Me pregunté. ¿A dónde me llevaste anoche? A ningún lugar cerca de aquí, estaba seguro de eso. ¿Me había llevado a algún lugar en las Montañas Cárpatos? ¿A algún fuerte secreto, alto como el nido de un águila, donde ningún hombre podría alcanzarnos? Sus palabras de advertencia vinieron a mí entonces y tuve que admitir que romper todo contacto con mis amigos y familia sería más difícil de lo que había pensado anoche en el calor de las emociones. Esa, por supuesto, fue la razón por la que me había dado tiempo para considerar todo aquello; ya que, de manera innata sabía, que él me daría todo el tiempo que pidiera antes de cambiarme, si alguna vez lo hacía.
Caminé hacia la cocina para preparar algo de café. No pude evitar estremecerme con aprensión al pensar en cómo se sentiría que me drenara toda la sangre, tener que beber sangre de vampiro y tenerla circulando por mis venas, ver el mundo y a todos a través de los ojos de un vampiro. Vivir para siempre. Está bien, definitivamente había obstáculos que superar aquí. Numero uno, el miedo. Sin embargo, Harry no me asustaba. Me impresionaba, pero no le temía. El hecho de que me hiciera esta oferta, demostraba que era un hombre —mejor dicho, un vampiro— de honor. Estaba seguro de que sería gentil conmigo cuando el momento de cambiarme llegara, pero había leído suficientes historias de vampiros para saber que los colmillos en la yugular dolían muchísimo. ¿Quizá podía hacerlo con una jeringa?
✡
A pesar de mis ansiedades, me encontré disfrutando el día. Tan sólo el pensamiento de ver a Harry otra vez, bastaba para que siguiera en el gimnasio. Fantaseé con él mientras me ejercitaba en la cinta de correr, en la máquina para bíceps, trabajaba mis abdominales — en realidad los trabajaba — y torturaba mis glúteos — de verdad quería que esos se levantaran. Durante todos esos ejercicios, dejé que mi mente divagara en todo lo que habíamos hecho la noche anterior. Casi podía sentir sus labios sobre los míos, sus manos sobre mi cuerpo, acariciando, provocando. Estaba duro de nuevo. Miré el reloj.
Las tres en punto. Sí, no falta mucho. Momento de ir a casa y bañarme. Me levanté, tomé mi toalla y la coloqué discretamente frente a mí para cubrir el bulto en mis shorts.
— Oye, tú.
Miré alrededor hasta encontrar a un joven guapo de pie detrás de mí. Era un poco más alto y grueso que yo, con una mata de cabello rubio rojizo. Era muy atractivo en una forma despreocupada. Estaba sonriendo, pero había algo frío detrás de su sonrisa.
—Hola —dije —. ¿Qué pasa?
—Eres Louis, el nuevo amigo de Harry, ¿Cierto?
—Esto… —Estaba un poco sorprendido—. Bueno, sí, eso creo. Lo conocí anoche.
—Anoche ¿Eh? —Frunció el ceño—. Deberías saber algo.
—¿Saber qué?
—Soy Kurt, por cierto.
Comencé a extender la mano, pero él no hizo movimiento alguno de corresponder; así que, la volví a bajar. —¿Es ese tu nombre o tu actitud? —pregunté sin sonreír.
—Muy gracioso.
(Curt: seco)
—No pretendía serlo. ¿Qué quieres?
—Tan sólo advertirte sobre él.
—Sé acerca de él —dije bruscamente—. Es un poco difícil de pasar por alto.
—No eso. Me refiero a lo que hará cuando… Cuando haya tenido suficiente.
Oh, oh, no quería escuchar eso. —¿Suficiente de qué? —pregunté, fingiendo inocencia.
—Suficiente de ti, tonto.
—¡Oye!
Se acercó, ceñudo. —Pregúntale sobre mí, ¿por qué no lo haces? Pregúntale sobre cómo comenzó a cambiarme y luego ¡Cambio de opinión!
Podía pensar en una docena de razones para que Harry hubiera dudado de tener a este imbécil en su vida durante el siguiente milenio y yo sólo tenía dos minutos de conocerlo. De todos modos, la posibilidad de ser dejado después de iniciar la extracción de sangre no era algo que sentía que pudiera manejar muy bien.
—Lo siento —dije—. ¿Sabes por qué cambió de opinión?
Pregunta incorrecta. Los ojos de Kurt se entrecerraron con odio. —Por tu culpa. Esa es la razón —me escupió.
—Espera un minuto —Levanté la mano para evitar que se acercara más escupiendo—. Apenas lo conocí ayer. ¿Me estás diciendo que te dejó esta mañana?
—No. Hace tres semanas.
Hace tres semanas. Cuando Harry me vio por primera vez, saliendo del cine. Dejó
a este chico, después de verme por primera vez. No pude evitar sentirme extremadamente halagado y satisfecho. Intenté no mostrarlo en mi cara, pero debí haber fallado, porque Kurt se puso más rojo que un semáforo.
—Hijo de puta —gritó, empujándome fuerte contra el soporte metálico de la máquina de abdominales.
—¡Ay! —Lo empujé y lo siguiente que supe fue que estaba envuelto en una indecorosa pelea. Rodamos por el suelo, soltando golpes uno al otro, hasta que dos entrenadores entraron y nos separaron.
Uno de ellos fue Bruce, a quien conocía de frecuentar el gimnasio y pasar el rato durante el día de vez en cuando. Este me miró con asombro, creo que bastante impresionado de que estuviera involucrado en una gresca con un chico más alto y grueso.
—Compañeros —dijo, ya que llama compañero a todo el mundo—. No pueden hacer esta mierda aquí dentro.
—Lo sé —Me detuve de gritar “¡Él empezó!” como una reina airada, aun cuando era así como me sentía—. Lo siento, Bruce. No volverá a pasar.
Kurt, enfurruñado y resoplando, me mostró un dedo frente a mi cara —No digas que no te lo advertí ¡Perra! —dicho eso, giró sobre sus talones y se fue.
—Compañero. —Los ojos de Bruce estaban abiertos de par en par por el asombro, mientras me miraba—. ¿Qué le hiciste?
—Le robé el novio —dije, recogiendo mi toalla. Dejé a Bruce y al otro entrenador, mirándose el uno al otro, con incredulidad heterosexual dibujada en sus caras.
✡
Harry Styles: Los sonidos de discordia invadieron mi mente soñolienta y causaron que me pusiera en alerta; a pesar de que, aún faltaba un poco para que pudiera levantarme. Kurt. Él había encontrado a Louis y había provocado que se enojara.
Debí haber previsto esto y debí tomar las medidas para prevenirlo. Fui descuidado y mi descuido ha resultado en que Louis ha sido amenazado por un extraño. Sin duda, tendrá muchas preguntas para mí cuando nos encontremos esta noche.
Kurt tan sólo nos ha presentado un problema que pude haber evitado, de haberme ocupado antes de él. No se puede confiar en que ese joven guarde silencio. Debo asegurarme que no pueda interferir otra vez.
✡
Vamos, no me malinterpreten. No estaba feliz por este enfrentamiento con Kurt el seco, pero no iba a disuadirme de reunirme con Harry en el Café de Joe a las seis en punto. De hecho, estaba deseando decirle lo que había pasado y escuchar su explicación. Tan sólo esperaba que no fuera una razón demasiado superficial. Algo como: “Bueno, es que pensé que amaba a Kurt, entonces te vi”. Ese tipo de cosa.
A pesar de que Kurt había demostrado ser un imbécil de primera clase, no podía evitar sentir un poco de pena por él. Cuando piensas que te has sacado la lotería al encontrar a alguien tan fantástico como Harry y recibes la promesa de vida eterna y amor al alcance de tu mano para, de repente, descubrir que no es así; arruinaría su día.
Bien, no podía esperar a escuchar la versión de Harry al respecto. La noche prometía ser muy interesante.
Cuando llegué a casa, me bañé, me saqué brillo y más brillo por cerca de una hora; entonces por unos buenos quince minutos, estuve mirando mi closet, preguntándome qué debería ponerme. Me decidí por algo fresco y veraniego, tomando una camisa polo azul pálido de su gancho. Podía haber sido el primero de Noviembre, pero en Los Ángeles, siempre era verano.
El azul pálido halaga los ojos, ¿No lo sabían? Pantalones vaqueros y sandalias; ya que, sólo iba al Café de Joe, no al Ritz. Así vestido, salí a encontrarme con el hombre que esperaba iba a cambiar mi vida para siempre, ¡Si no me dejaba a la mitad del cambio!
Él ya estaba sentado en el bar cuando llegué y dediqué un momento para alimentarme de la visión de su noble perfil. ¿Había alguna parte de él que no alcanzara la perfección?
Vestía una camisa de seda rojo oscuro de manga corta, pantalones negros y botas vaqueras. Sostenía una copa de vino rojo y miraba el líquido con una mirada variable.
Pensé que parecía más un poeta que un vampiro. Un hermoso poeta. Uno que haría que Lord Byron pareciera más a Richard Simmons.
Mientras lo observaba, un joven paseó cerca de él y se inclinó sobre el bar, posando para, lo que él suponía, era una gran impresión. Harry se volvió y lo miró.
Yo estaba furioso.
El hombre le sonrió a Harry. Harry le sonrió también.
Me quedé parado, con los puños apretados.
El hombre dijo algo. Harry respondió.
El hombre frunció el ceño, entonces se alejó.
Me permití una sonrisa presumida.
Él se volvió. Por supuesto, sabía que yo estaba ahí y ahí estaba esa sonrisa; excepto, que esta vez, teñida con algo de tristeza. Era evidente que Kurt lo había alcanzado antes que yo y le había dicho que era un gay violento y desequilibrado, poco apto para el vampirismo.
Me hizo señas para que me acercara, palmeando el asiento del banco a su lado.
—Hola, Louis. —Su voz era deliciosamente profunda y ronca—. Me alegra que hayas venido.
—¿Lo dudaste? —pregunté, igualando su humor sombrío.
—Sentí cierta aprensión de tu parte esta tarde.
—¿Ah, sí?
El barman nos interrumpió con un “¿Qué va a ser?”; así que, ordené un vodka Martini puro.
—¿Sentiste algo más? —pregunté, después de que el barman fuera a buscar mi bebida.
—Un enfrentamiento no placentero.
—¿Él te contó al respecto?
—No había necesidad.
—Harry… —giré mi taburete para poder mirarlo directamente a los ojos. Tragué grueso. Dios, era tan hermoso— Ese chico, Kurt —forcé las palabras hacia mi boca— dijo que lo dejaste después de iniciar el cambio. No suena como algo que tú harías. Sé que no tengo ninguna base para decir eso; ya que, después de todo, apenas te conozco. Pero de alguna manera lo que dijo no parecía verdad.
Él permaneció en silencio, mientras el barman entregaba mi Martini. Entonces, se deslizó del taburete y me sujetó el brazo. —Sentémonos en aquella mesa de allá, al lado de la ventana. Creo que tendremos un poco mas de privacidad.
—Te ves muy bien, por cierto —dije, mientras nos acomodábamos en nuestros asientos.
—Gracias, Louis. Tú, claro, te ves maravilloso. Incluso sin los brillos dorados —sonrió y mi corazón correteó por todo mi pecho—. Ahora, acerca de Kurt. Lamento que te avergonzara hoy en el gimnasio.
—Así que, sí te contó.
—Como dije, no necesité que me contara. Pero lo llamé cuando llegó a casa y le pregunté por qué te había enfrentado en esa forma. Me temo que Kurt es un chico amargado. Siente que lo traicioné, cuando, de hecho, fue él quien me traicionó.
—Así que, ¿mintió acerca de que habías empezado el cambio?
Harry asintió. —Habíamos hablado al respecto. Pero para serte sincero, Louis, mi corazón no estaba seguro. Tenía serias dudas respecto a su fuerza de carácter. Le falta una mente disciplinada y, odio decir esto, pero es extremadamente insípido y aburrido. ¿Recuerdas lo que vivimos anoche?
—¿Cómo podría olvidarlo?
Él sonrió y tocó mi mano con gentileza. —¿Recuerdas que entre nuestros actos de amor conversamos muchísimo?
Actos de amor, no sexo. Amaba la forma en que este hombre hablaba. Acuné mi barbilla en mi mano y miré esos orbes esmeraldas.
—Louis, ¿lo recuerdas?
—¿Qué? Oh, sí, muy bien. Nunca terminaste la historia de tu vida.
Él rió. —Como te dije anoche, se llevaría una vida contarla. Pero de eso se trata. Tú estás lo suficientemente interesado como para escuchar —añadió, con una sonrisa avergonzada— e interrumpir con frecuencia y hacer preguntas.
—Lo siento. Es un mal hábito que tengo.
—Un hábito encantador, Louis —dijo, cubriendo mi mano con la suya—. Kurt nunca tuvo interés en mí; excepto por el sexo y la oportunidad de la inmortalidad.
—Él dijo que lo dejaste después de verme salir del cine hace tres semanas.
Harry negó con la cabeza. —Verte sólo apresuró el proceso. Ya había decidido terminar mi relación con él. Contrario a lo que te dijo, no había empezado el cambio. Verás, encontré que había estado viendo a alguien más.
Lo miré, consternado. —¡Debe estar loco! ¿A quién podría encontrar que pudiera estar cerca de competir contigo?
Harry rió ligeramente. —No todos me tienen en tan alta estima, Louis.
—Pues, ¡yo lo hago! —Miré alrededor y bajé la voz—. Puedo decirte esto, Harry. Nunca te seré infiel. Nunca.
Sus ojos encontraron la intensidad en los míos, entonces sonrió y dijo: —Termina de beber. Quiero llevarte a un lugar.
—¿Tu casa o la mía?
—A casa.
Salimos a la oscura calle fuera del Café de Joe. Se volvió hacia mí y tomó mis manos. —Dame tus manos y cierra los ojos.
Mhysa.
Re: ✡ Mi Vampiro Y Yo ✡ [Larry Stylinson] HOT
Hola me encanto, soy nueva lectora. SEGUILAAA POR FAVOR :sad:
SilvanaSwaggy
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