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Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
I love you, Clarisse.
O W N :: Originales :: Originales :: One Shot's (originales)
Página 1 de 1. • Comparte
I love you, Clarisse.
• Titulo: I love you, Clarisse.
• Autor: cynical.; me.
• Adaptación: No.
• Género: Gore; Romance.
• Contenido: Gore, violencia, sangresita (?.
• Advertencias: Sangre, sangre y un poco mas de sangresita, Es algo gore (violento).
• Otras páginas: Nope.
• Autor: cynical.; me.
• Adaptación: No.
• Género: Gore; Romance.
• Contenido: Gore, violencia, sangresita (?.
• Advertencias: Sangre, sangre y un poco mas de sangresita, Es algo gore (violento).
• Otras páginas: Nope.
¡Oh! el pobre, el pobre Miles. Una desgracia alma más que había quedado atrapada en el sufrimiento del limbo. Sin derecho a ascender al cielo para una confortable eternidad. Vagando por la tierra, como un niño perdido. Pero eso era lo único que podía hacer. Siendo un fantasma tienes limitaciones. No te queda más opción. O te pones cómodo en el infiero o te conviertes en un espíritu solitario.
El joven Miles, muerto hacia años por algo que ni siquiera logra recordar. Condenado a vagar por la eternidad entre los vivos. Sin compañía, sin amigos. Los humanos no ven fantasmas. Y eso no ayuda a levantar la autoestima de uno, ¿Cierto? Aunque de vez en cuando hay ciertas excepciones… Este es el caso de Miles, el fantasma enamorado.
La joven, la desafortunada joven que se había robado el corazón de Miles era la joven más bella del mundo. Con piel tan suave como los pétalos de rosa, tan pálida como la leche fresca y tan fresca como una mañana de primavera. Con pómulos sonrosados y sonrisas que le robarían el aliento hasta al corazón más duro. Cabellos dorados y ojos azules como el cielo despejado. ¿Quién no se enamoraría de aquella joven? Nadie, claro de no ser por un detalle. Estaba loca. Completamente desquiciada, con la cordura hecha trizas. Los finos ropajes eran sustituidos por blancas camisas de fuerza. La dulce risa de la joven era aplacada por las carcajadas de locura de la joven. Pupilas dilatas, respiración agitada y nervios destrozados. Era perfecta, perfecta para Miles.
Cada día el joven fantasma visitaba a su amada. Acariciaba su desaliñada cabellera y le susurraba palabras dulces al oído. Hasta le cantaba por las noches.
“— Buenas noches mi bien, sea tu sueño tranquilo, duerme niña feliz, te vigila mi amor.”
La joven loca, moría de amor por su sobrenatural amante. Sentía las caricias, el frio de las manos recorriendo su cuerpo. Los besos en el cuello. ¿Cómo es que ella lo sentía y veía? Sencillamente, era esquizofrénica. El ente que ella lograba ver era real, solo que nadie más lo sabía. Los suspiros de amor que su pecho exhalaba eran reales. Su amor era real, inclusive más real que el de dos vivos juntos.
[…]
Paso el tiempo. El amor paranormal de estas dos almas seguía creciendo en los corazones de ambos amantes. Hasta que Miles perdió lo único que le quedaba aun en la muerte. La cordura. Al igual que su amada, la locura se había apoderado de él. Pero un día todo termino.
El día había trascurrido normal. Alimentaron y asearon a la joven mujer, para después encerrarla de nuevo con su limpia y blanca camisa de fuerza. El fantasma, cerciorándose de que nadie estaba para molestarles llego a los aposentos de su amada. Envolviéndola con caricias y abrazos, susurro a su oído.
—Oh, querida mía —canturreo el espíritu—. Dime, amor mío, cuánto me amas.
— ¡Miles, Oh, Miles! —exclamo ella—. Te amo. De aquí al otro mundo. De aquí a las estrellas. Te amo tanto que estaría dispuesta a dar mi completa existencia por una eternidad contigo.
Con una maliciosa sonrisa, el joven Miles se abalanzó sobre la afilada cuchilla en el tocador de la joven. Y acercándose a ella hizo lo imposible. Dejo el mundo espiritual. Logro caminar entre los vivos aunque fuera por un instante. Un instante en el que todo se fue al carajo.
Clavando la cuchilla en el pecho de su amada, sofoco sus aullidos de dolor con un beso lleno de lujuria y pasión. Separándose de ella, continúo con la incisión en el cuerpo de la muchacha. Cubriendo su boca con la mano libre, intento silenciarla.
—Shhhh —siseo el joven—. Buenas noches mi bien, sea tu sueño tranquilo, duerme niña feliz, te vigila mi amor —canto, en un intento por calmar a la joven torturada.
Las lágrimas corrían por el rostro de la joven, llenas de dolor. ¡¿Qué estaba haciendo su amado?! Con la respiración más agitada que nunca, el pánico de apodero de ella. La afilada navaja trazaba una forma irregular en su pecho. Alrededor de su corazón. La sangre brotaba a borbotones, tan roja como los pétalos de una rosa recién florecida en la primavera. Apuñalando una y otra vez, profundamente, destruyendo las arterias de la chica. Rompiendo los vasos sanguíneos. Masacrando la confianza de la chica. Despellejo el pecho de la mujer, logrando un mayor acceso a su objetivo. El corazón de su amante. Sin nada más que sus propias manos, rompió las costillas que parecían querer proteger el órgano latente. Y al fin lo logro. Arrancando el órgano que lograba mantener con vida a la mujer, se adueñó al fin de su más anhelado tesoro. Con una última mirada cargada de sentimientos, el cadáver de la joven quedo inerte. Una única lágrima de dolor corría por su mejilla. Con la blanca camisa de fuerza teñida con el color de la pasión. El rubio cabello pegado a su cuello con la sangre escurriendo gota a gota lentamente. Y entregándole a su amada una última rosa roja, él musito.
—Te amo, Clarisse.
The End.El joven Miles, muerto hacia años por algo que ni siquiera logra recordar. Condenado a vagar por la eternidad entre los vivos. Sin compañía, sin amigos. Los humanos no ven fantasmas. Y eso no ayuda a levantar la autoestima de uno, ¿Cierto? Aunque de vez en cuando hay ciertas excepciones… Este es el caso de Miles, el fantasma enamorado.
La joven, la desafortunada joven que se había robado el corazón de Miles era la joven más bella del mundo. Con piel tan suave como los pétalos de rosa, tan pálida como la leche fresca y tan fresca como una mañana de primavera. Con pómulos sonrosados y sonrisas que le robarían el aliento hasta al corazón más duro. Cabellos dorados y ojos azules como el cielo despejado. ¿Quién no se enamoraría de aquella joven? Nadie, claro de no ser por un detalle. Estaba loca. Completamente desquiciada, con la cordura hecha trizas. Los finos ropajes eran sustituidos por blancas camisas de fuerza. La dulce risa de la joven era aplacada por las carcajadas de locura de la joven. Pupilas dilatas, respiración agitada y nervios destrozados. Era perfecta, perfecta para Miles.
Cada día el joven fantasma visitaba a su amada. Acariciaba su desaliñada cabellera y le susurraba palabras dulces al oído. Hasta le cantaba por las noches.
“— Buenas noches mi bien, sea tu sueño tranquilo, duerme niña feliz, te vigila mi amor.”
La joven loca, moría de amor por su sobrenatural amante. Sentía las caricias, el frio de las manos recorriendo su cuerpo. Los besos en el cuello. ¿Cómo es que ella lo sentía y veía? Sencillamente, era esquizofrénica. El ente que ella lograba ver era real, solo que nadie más lo sabía. Los suspiros de amor que su pecho exhalaba eran reales. Su amor era real, inclusive más real que el de dos vivos juntos.
[…]
Paso el tiempo. El amor paranormal de estas dos almas seguía creciendo en los corazones de ambos amantes. Hasta que Miles perdió lo único que le quedaba aun en la muerte. La cordura. Al igual que su amada, la locura se había apoderado de él. Pero un día todo termino.
El día había trascurrido normal. Alimentaron y asearon a la joven mujer, para después encerrarla de nuevo con su limpia y blanca camisa de fuerza. El fantasma, cerciorándose de que nadie estaba para molestarles llego a los aposentos de su amada. Envolviéndola con caricias y abrazos, susurro a su oído.
—Oh, querida mía —canturreo el espíritu—. Dime, amor mío, cuánto me amas.
— ¡Miles, Oh, Miles! —exclamo ella—. Te amo. De aquí al otro mundo. De aquí a las estrellas. Te amo tanto que estaría dispuesta a dar mi completa existencia por una eternidad contigo.
Con una maliciosa sonrisa, el joven Miles se abalanzó sobre la afilada cuchilla en el tocador de la joven. Y acercándose a ella hizo lo imposible. Dejo el mundo espiritual. Logro caminar entre los vivos aunque fuera por un instante. Un instante en el que todo se fue al carajo.
Clavando la cuchilla en el pecho de su amada, sofoco sus aullidos de dolor con un beso lleno de lujuria y pasión. Separándose de ella, continúo con la incisión en el cuerpo de la muchacha. Cubriendo su boca con la mano libre, intento silenciarla.
—Shhhh —siseo el joven—. Buenas noches mi bien, sea tu sueño tranquilo, duerme niña feliz, te vigila mi amor —canto, en un intento por calmar a la joven torturada.
Las lágrimas corrían por el rostro de la joven, llenas de dolor. ¡¿Qué estaba haciendo su amado?! Con la respiración más agitada que nunca, el pánico de apodero de ella. La afilada navaja trazaba una forma irregular en su pecho. Alrededor de su corazón. La sangre brotaba a borbotones, tan roja como los pétalos de una rosa recién florecida en la primavera. Apuñalando una y otra vez, profundamente, destruyendo las arterias de la chica. Rompiendo los vasos sanguíneos. Masacrando la confianza de la chica. Despellejo el pecho de la mujer, logrando un mayor acceso a su objetivo. El corazón de su amante. Sin nada más que sus propias manos, rompió las costillas que parecían querer proteger el órgano latente. Y al fin lo logro. Arrancando el órgano que lograba mantener con vida a la mujer, se adueñó al fin de su más anhelado tesoro. Con una última mirada cargada de sentimientos, el cadáver de la joven quedo inerte. Una única lágrima de dolor corría por su mejilla. Con la blanca camisa de fuerza teñida con el color de la pasión. El rubio cabello pegado a su cuello con la sangre escurriendo gota a gota lentamente. Y entregándole a su amada una última rosa roja, él musito.
—Te amo, Clarisse.
cynical.
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