Midgnight tears. {1

En la oscuridad de la noche, los pálidos brazos de la luna se colaban por las ventanas, abrazando ala oscura silueta sollozante de la muchacha. Las saladas lágrimas surcaban sus mejillas. Los hipidos que su acabada garganta profería no cesaban. Su acelerado pulso, su inestable respiración;  todo le ahogaba. El aire se volvía cada vez más pesado, aplastante, insoportable. Las paredes se cerraban a su alrededor. Sentía que moriría.

—Otra vez no llegó a casa—mascullo para sí con su último hilo de voz.

El maldito motivo de su ataque se debía a su más grande debilidad. Su marido. El único punto de presión que Liesel poseía era su estúpido marido. Luke, el infiel cerdo que tenía por esposo. El solo pensar en aquel hombre le daban ganas de asesinarle. Pero… había un único motivo por lo que le había soportado tres años ya. Lo amaba.

¿Cómo una mujer tan buena, soporta a un cerdo cómo ese? El amor. Se había enamorado de un hombre ideal. O bueno, de un hombre que una vez lo fue. El matrimonio lo cambia todo. Los dulces murmullos al oído por gritos estruendosos a mitad de la noche. Las rosas rojas por infidelidades. Los besos cálidos por golpes de ebriedad.
Pero, la época en la que Luke fue el hombre ideal fue la más feliz de su vida.

Flashback

El cielo nublado se extendía por encima de la casa de Liesel. El viento ululaba suavemente, como dos amantes susurrándose el uno al otro palabras dulces al oído. El dulce aroma que la piel de la joven desprendía en ese momento hipnotizaba al pelinegro arrodillado frente a ella. Los brillantes ojos del muchacho contemplaban la belleza de aquella ninfa que se había robado su corazón. Aquel momento era solo de ellos. Lágrimas de alegría caían por las mejillas de la joven rubia mientras él profería las tan esperadas palabras.

—Liesel Riordan, ¿Me haría usted el honor de convertirse en mi esposa?—dijo firmemente el joven arrodillado.

—¡Por supuesto! ¡Por supuesto, Luke, me casare contigo!—dijo la muchacha chillando de alegría.

Fin del flashback.

Que época tan feliz. Pero esa época había terminado.