Carry Me Home {Louis Tomlinson.

— ¿Lista? — El hombre frente a mí habló, sonriéndome con dulzura. ¿La verdad? No, no lo estaba. No creó que estuviese lista.
Probablemente no has de entender de qué demonios hablo, así que creo que lo mejor es comenzar desde el principio. ¿Ya todos tienen sus palomitas? ¿Ya todos fueron al baño? Bien, comencemos.


Una mañana (La mañana de mi cumpleaños numero dieciocho, específicamente) desperté con dolor de estomago. Claro, no era nada extraño, pero supongo que debería a ver dicho algo como, "Oh Dios, tengo un mal presentimiento, tal vez no deberíamos salir al parque hoy", pero, en lugar de eso, declaré que solo estaba siendo paranoica. Como de costumbre.
Mi madre, Trudie, me saludó con un beso en la mejilla y un, "Feliz cumpleaños, preciosa". Creo que le ví secarse una lágrima, así que la abracé lo más fuerte que pude. Mis hermanos, Sally y Matt, saltaron sobre mi y me llenaron de besos y abrazos. Mi padre, Sam, se había dirigido a la ciudad a comprar decoraciones de fiesta.
— ¿Listos para ir al parque? — Exclamó con alegría mi madre. Teníamos una especie de tradición en la familia: todos los cumpleaños nos dirigíamos al parque estatal. Estaba a diez minutos a pie, pero mamá estaba observando si ir en ir en nuestro viejo Chevy sería la mejor opción.
— ¡En coche, mamá! A pie no puedo mirar la pantalla de mi celular — Forcejeaba Matt.
— ¡A pie! Todo es más divertido a pie, gruñón — Gritaba Sally.
— ¡Callaos! ¿Tu que prefieres, Idris? Después de todo, tu eres la cumplañera — Les regañó mi madre — ¿A pie o en el coche?
Rodando los ojos, hablé — Prefiero en carro.
— Coche será — Asintió al aire mamá.
A veces me pregunto que hubiese sucedido si no hubiese sido tan holgazana como para haber ido a pie. 
Subimos al coche, mientras Sally pataleaba, y nos dirigimos al parque. Por unos momentos, todo iba de lo más normal: Matt y Sally casi arrancándose los ojos y yo y mamá discutiendo sobre mi pastel de cumpleaños y mi licencia de conducir, cuando de pronto, todo se volvió negro. Escuché gritos desesperados, que me hicieron temblar cuando me di cuenta que provenían de mis propios labios. Luego, no escuché ni sentí nada más.


Desperté en un la camilla de un hospital: había millones de médicos sobre mi que sabía que estaban allí, pero que al mismo tiempo parecían tan distantes... Como un sueño. Un horrible sueño. Colocaron algo en mi rostro y caí dormida, no sin antes escuchar a uno de los doctores susurrarle a otro: — ¿Alguien le ha dicho lo que le sucedió a su hermana?

Volví a despertar, esta vez en una habitación. Había gente observándome, entre ellas, Matt y mis padres. Vagamente distinguí a mi mejor amiga, Stacy, mirándome con los ojos aguados. Antes de que mamá siquiera pudiese hablarme, exclamé: 
— ¡¿Dónde esta Sally?! ¡¿Le ha sucedido algo?!
Mi madre se congeló ahí mismo. Mi padre, en un acto de inmediata furia, golpeó la pared de mi habitación, dejándonos a todos perplejos y callado por unos momentos, que luego mi hermano interrumpió.
— S-Sally... — Habló Matt, temblando. No pude evitar sentir pena por mi hermano pequeño, sufrir una situación así a sus catorce años... Parece irreal. — Sally ha muerto, Idris.
En ese momento, no supe ni que pensar.
— No... — Susurré, sin creerlo. Mis ojos se llenaron de lagrimas y no tomó mucho tiempo para que estas corrieran libres por mis mejillas. — ¡No! ¡Revisadla una vez más! ¡No puede haber muerto!
Stacy comenzó a llorar como nunca antes le había visto, y, de un momento a otro, corrió fuera de la sala. Las mejillas de mi padre, el cual habló a continuación, estaban levemente húmedas.
— Ha muerto hace dos días, Idris. No pueden volver a revisarle — ¿... Qué?
— Tuviste una fuerte contusión en el accidente, querida — Dijo mi madre, sollozando e ignorando la rabia y rudeza de mi padre— Estuviste inconsciente por dos días.
No puede ser. Hace dos minutos estábamos discutiendo con mamá sobre que tipo de pastel quería para mi fiesta de cumpleaños, hace dos minutos Sally y Matt estaban jugando... Es todo tan irreal. Tiene que ser un sueño, por favor. Tiene que serlo.
— Yo... — No pude encontrar palabras para expresar el dolor que sentía, así que tomé del brazo a mi madre y la abracé, soltando todas las lágrimas que pude. Después de unos minutos, sorbe mi nariz y la mire a los ojos. — ¿Cuál fue la causa de muerte?
Suspiró, y pensó, por un largo tiempo. — ¿Recuerdas que Sally estaba pataleando y haciendo berrinche? — Asentí. — Se rehusó a abrocharse el cinturón de seguridad, y yo le he dejado pasar, ya que era un viaje de cinco minutos... — Sus ojos se llenaron de lágrimas, y una se deslizó por su mejilla, mientras tenia la mirada fija en sus zapatos. — El auto detrás nos embistió y Sally golpeó su cabeza contra la palanca de cambio... — Sus ojos se perdieron, mirando el espacio; Un punto en especifico detrás de mi, en las paredes imperturbables de la habitación del hospital — Tenía solo ocho años... No resistió el golpe.
— Necesito irme — Papá se levantó de repente de su asiento, haciendo que mamá volviera a la realidad, para luego irse de la habitación. Esa fue la última vez que le he visto.

abreme: