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Dear Love || l.t
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Dear Love || l.t
Capítulo 004
Es curioso el por qué de la vida y aún más las vueltas que da y los enredos que busca, porque no encuentra problemas; los buscamos.
Vivimos a puras mentiras.
—¿Eh?
—¿Dijiste que me quieres? —inquirió Fawn.
Louis entró en pánico silencioso, sus manos se retorcían la una contra la otra en su regazo, sus pies se acalambraban y su corazón latía como si estuviera corriendo una maratón entre corredores experimentados.
—No eh, no es eso —titubeó unos segundos antes de armar una respuesta coherente y creíble— es el personaje de un libro que estoy leyendo —respondió finalmente.
Vaya, que creíble sonaba eso.
—Uhm, ¿en serio? ¿Y qué libro es ese? ¿De qué trata? —cuestionó la joven al tiempo que se acercaba al lugar junto a la cama del paciente, se sentó y cruzó las piernas esperando por la mentira de Louis.
Él en el intento desesperado de hacer marcha atrás la situación balbuceó más y más como si apenas estuviera aprendiendo a hablar, movía sus manos intentando explicarse pero eso nunca ayudo en nada. Solo ridiculizaba.
—Hey está bien, no hace falta que me digas el nombre del libro. Luego lo busco ¿sí?
Fawn sintió pena por ver su cara enrojecida y su boca tartamudeando tanto que decidió dejar el tema por la paz. Sin tema de conversación y solos no hallaba la explicación a porque se sentía nerviosa y temerosa de sus propias palabras, a lo mejor temía al suceso del día anterior en el que el chico casi muere en sus brazos. No lo sabía a ciencia cierta.
No es que fuera tímida o antisocial pero no sabía que decirle justamente a él.
—Y, ¿hace cuanto tiempo estás en la Universidad? —inquirió de momento a otro para romper el denso silencio que envolvía la habitación. Eran las cuatro de la tarde, hora de la siesta y solo ellos estaban despiertos en ese pasillo de habitaciones y enfermería.
—Hace casi tres años —repuso él con cierta incomodidad, tres años y ella ni siquiera se había percatado de su presencia. Eso sí que le dolió.
—Oh, vaya. Nunca te había visto —comentó— ¿eres de aquí?
—¿De Portsmouth? —Preguntó y ella asintió como a una lección de clases— No, de Londres pero eh me gusta aquí. —contestó ruborizado, la dulce y abrasadora mirada de Fawn lo observaba atentamente y eso, aunque le molestaba aceptarlo, lo ponía muy incomodo.
—Oh, yo soy de, pues, aquí; nací aquí, crecí aquí y probablemente también me entierren aquí —habló divertida para aligerar el tenso ambiente de vergüenza que rodeaba al joven Tomlinson quien de pronto comenzó a respirar pesadamente— ¿Estás bien?
—Si —siseó— estoy bien.
Ella se levantó y con delicadeza posó su mano fría sobre la frente de Louis, al contacto su corazón se disparó y pensó que moriría ahogado de emociones clamando ser liberadas en su pecho, la respiración se volvía más exigida y dura.
—¿Seguro? Tienes fiebre, mejor llamo a la enfermera, o a tu madre, llamo a tu madre ¿quieres?
—Estoy bien, no te preocupes —repuso.
—No lo creo, déjame ayudar. Traigo a la enfermera ahora mismo —habló.
—Fawn por favor. —reprimió una sonrisa al verla asentir con la mirada baja como un cachorro apaleado y es que a Fawn nunca le decían no.
—¿Qué hacías? —indagó curiosa.
—N…no mucho.
—Escribías, ¿qué cosa? Si puedo saber claro, somos amigos ¿no?
Amigos, amigos, Louis Tomlinson tenía a su primera amiga.
—Gracias —musitó él.
—¿Por qué das las gracias ahora? —interrogó ella con una sonrisa, su boca se alzaba en una perfecta mueca de amabilidad pura.
—Por ser como eres Fawn, es que, tú eres la primera amiga que tengo en mi vida —contestó con la mirada concentrada en la mancha que había en un rincón de la límpida pared blanca, como si eso fuera lo más importante del mundo evitando así el contacto con los ojos de Dankworth.
—¿Es broma verdad?
—No —replicó— eres mi primera amistad.
—Pero que tontera, como es que no… ¡no entiendo! Nadie puede vivir sin amigos, yo me volvería loca sin Ieve.
—No es para tanto, la he pasado bien solo —confesó desanimado.
Para Fawn esa era una cosa descabellada, recordaba las veces que necesito de un hombro para llorar o de una risa para alegrarse e Ieve estaba siempre allí, ¿como entonces haría él para no desfallecer a causa del aburrimiento y la soledad asesina?
—Te lo agradezco Fawn, si no hubiera sido por ti no se que habría hecho. —le agradeció gentilmente la mujer de claros ojos al tiempo que le entregaba una bandejilla con postres hechos por ella misma en muestra de agradecimiento por haber cuidado a su hijo toda la tarde.
No necesitaba una niñera, pero su madre temía que por estas recaídas recurriera al inevitable desenlace usual, intento de suicidio. No concebía la idea de tener un mundo sin su hijo mayor, no, era parte de ella. No era de su ignorancia conocer el sufrimiento de Louis al sentirse una carga muerta pero no podía permitir que parte de su razón de vivir se extinguiera sin dejar más en lo terrenal.
Es por ello que necesitaba conservar la presencia de quien fuera cerca de su hijo, para que al menos no se sintiera solo y tan abatido por su condición. Si moría prefería que lo hiciera con más de sesenta años y de manera natural.
—No tiene nada que agradecer, Louis fue buen niño —comentó seguido de una carcajada suave.
—Eres especial, Fawn —habló la mujer Johannah luego de unos minutos— ojalá vuelva a verte pronto.
—Yo creo que así será —finalizó con una complaciente sonrisa extendida en su rostro.
Con un ademan y una expresión más tranquila la madre de Louis se retiró del hospital con la total confianza en Fawn como ‘niñera’ del muchacho. Con parsimonia la joven volvió al interior de la habitación cegadora y se concentró en el chico que dormía con tranquilidad en la pequeña cama que se hallaba frente a ella, era tierno, muy adorable el mirarlo y saber que estaba seguro del dolor exterior en ese increíble paraíso irreal.
Aún podía sentir el palpitar decadente de su corazón cuando escuchó a la señora Tomlinson decir todas esas cosas acerca del indefenso Louis, ahora sabía que era realmente su única amistad y por ello pensaba acercarse más a él, indagar en los espacios vacíos y desgastados de su pulcra vida como el raro.
Diablos, ella había sido tan explícita en cuanto a las torturas que sufrió Louis desde pequeño que por momentos sentía ese dolor en carne propia y por otros incontenible rabia hacia aquellos bravucones de primaria, esos eran cobardes que hundían aún más al pobre joven en su ya difícil calvario. Lo habían hecho sangrar y suplicar, lo habían sometido innumerables veces y lo peor, lo habían rebajado al nivel de rogar piedad de rodillas en la tormentosa secundara y todo aquello por ser callado y diferente. Sin duda ella podría haberles partido la cara por esa crueldad pero nunca supo de ello y ya llevaba al menos un largo tiempo en la universidad pero aún así no lo reconocía ni recordaba haberlo visto casualmente cruzando los pasillos o hablando con alguien siquiera. No eran amigos antes como para que ella pudiese estar informada de los sucesos en su vida, sin embargo, por la magnitud de los mismos hasta el más despistado habría de conocer la penosa historia del castaño.
No era lastima, claro que no. Era un sentimiento de empatía profundo y es que a pesar de no haber sufrido esas atrocidades ella lo entendía, de alguna u otra manera lo hacía.
—Voy a ayudarte —susurró, se hallaba parada a un metro y con los brazos envolviéndola como si el frío invadiera su ser.
El viento consumía el poco calor que le brindaba el tener encima tres abrigos y una bufanda tejida por su abuela, aún así recorría las calles del pintoresco Old Portsmouth, calles y calles cubiertas de hogares con la característica arquitectura que haría que cualquiera lo identificara como Portsmouth, cafeterías atestadas de personas buscando una llamarada de calor para cubrir sus frías o más ben congeladas extremidades por el impresionante viento helado que se escabullía hasta en las guaridas de los ratones.
Se sentía completamente fuera de lugar estando en la calle donde ni una planta rodadora como en las películas del lejano Oeste pasaba, era ella contra el viento y su frágil cuerpo mientras la multitud se congregaba en bares, cafés y comercios con calefacción.
El arrugado papelito celeste se hallaba entre sus temblorosos dedos desde hacía casi media hora, lo miraba a cada minuto y luego miraba hacia los nombres y números en cada puerta de cada casa en ese extenso lugar. Estaba cansada, tenía frío y hambre pero no quería fallarle a la señora Tomlinson.
Una hora atrás habían acordado que Louis tendría su primera visita pero se estaba retrasando, el camino desde Landport no era tan trabajoso pero Fawn no conseguía hallar la casa de Johannah, ir caminando parecía una buena idea de entrada pero en ese momento se arrepentía. Sentía como la helada llegaba hasta sus huesos y taladraba sobre sus nervios.
—Jesucristo —su pequeño cuerpo cayó libre al suelo y su trasero golpeo contra el concreto, le dolió pero solo se limitó a cerrar los ojos y arrugar la frente.
Con ayuda de la descuidada persona que chocó contra ella se levantó y sobó su cintura en expresión del dolor que le causó caer con el cuerpo llenó ya del dolor que le producía el frío del invernal día.
—Debería tener más cuidado señora —pronunció una voz femenina.
La joven traía consigo varias bolsas del supermercado que se alzaba a un lado de Fawn y una expresión no muy amistosa.
—Perdón —susurró pero la joven rubia se alejó de allí sin dar más explicación y con un descortés gesto despareció de la vista de Fawn— pero que grosera esta mujer.
✦ ✧ ✦ ✧ ✦ ✧
—Oh Fawn creí que nunca llegarías —dijo Johannah y abrazó a la muchacha que esperaba ansiosa poder entrar para llenarse de la calidez que emanaba de la casa— mírate, toda congelada, pasa, pasa.
Sacudió sus pies sobre la alfombra de entrada y observó con cuidado el lugar, era bonito. Las paredes estaban pintadas de un calmo color salmón con detalles en blanco y arabescos en las puntas del techo. Una lámpara similar a las arañas colgaba en el paso de camino a lo que suponía que sería la sala de estar o la cocina por el exquisito olor que provenía de dicho espacio.
Las escaleras de una madera muy brillante se alzaban a un costado y alcanzaban la segunda planta donde se divisaba el mismo color salmón del primer piso. En la entrada no había mucho, al fondo había una puerta seguramente de armario y una mesita con una foto de un cachorro y el teléfono.
—¿Quieres tomar algo? ¿Chocolate, café, leche? —le preguntó Johannah al tiempo que avanzaba hacia la que ahora sabía que era la cocina.
—Chocolate estaría perfecto —respondió ella.
—Bien. Sube, Louis debe estar despierto —sonrió cómplice y desapareció rumbo a por el chocolate de Fawn.
Lentamente la joven de verdes orbes subió las escaleras admirando todas y cada una de las fotografías colgadas a un lado, Louis se veía feliz.
Si bien no sabía en cuál de las puertas se hallaba la habitación de Louis se encaminó a la última del pasillo dejando atrás a las otras tres.
—¿Louis? —preguntó y antes de oír respuesta alguna se abrió paso hacia el cuarto.
Todo estaba prolijamente ordenado y limpio. Limpio como su madre dejaría luego de una semana de trabajo.
Sin dudas era el lugar de alguien muy cuidadoso en todo sentido, era la habitación perfecta, pensó Fawn.
Se adentró más al lugar y se encontró al muchacho de cabellos castaños durmiendo plácidamente con un libro de poesías, por lo que podía ver en la parte frontal, sobre su pecho y entre sus manos.
—Te gusta la poesía eh —dijo en un tono audible tan solo para ella y sonrió con ternura al verlo roncar.
Se acercó a la amplia cama del joven y quitó sus zapatos. Ahora, con una mejor visión del libro sus ojos hallaron algo fuera de contexto. Un sobre morado y una pluma.
Un sobre idéntico a los que enviaba “L”.
Vivimos a puras mentiras.
—¿Eh?
—¿Dijiste que me quieres? —inquirió Fawn.
Louis entró en pánico silencioso, sus manos se retorcían la una contra la otra en su regazo, sus pies se acalambraban y su corazón latía como si estuviera corriendo una maratón entre corredores experimentados.
—No eh, no es eso —titubeó unos segundos antes de armar una respuesta coherente y creíble— es el personaje de un libro que estoy leyendo —respondió finalmente.
Vaya, que creíble sonaba eso.
—Uhm, ¿en serio? ¿Y qué libro es ese? ¿De qué trata? —cuestionó la joven al tiempo que se acercaba al lugar junto a la cama del paciente, se sentó y cruzó las piernas esperando por la mentira de Louis.
Él en el intento desesperado de hacer marcha atrás la situación balbuceó más y más como si apenas estuviera aprendiendo a hablar, movía sus manos intentando explicarse pero eso nunca ayudo en nada. Solo ridiculizaba.
—Hey está bien, no hace falta que me digas el nombre del libro. Luego lo busco ¿sí?
Fawn sintió pena por ver su cara enrojecida y su boca tartamudeando tanto que decidió dejar el tema por la paz. Sin tema de conversación y solos no hallaba la explicación a porque se sentía nerviosa y temerosa de sus propias palabras, a lo mejor temía al suceso del día anterior en el que el chico casi muere en sus brazos. No lo sabía a ciencia cierta.
No es que fuera tímida o antisocial pero no sabía que decirle justamente a él.
—Y, ¿hace cuanto tiempo estás en la Universidad? —inquirió de momento a otro para romper el denso silencio que envolvía la habitación. Eran las cuatro de la tarde, hora de la siesta y solo ellos estaban despiertos en ese pasillo de habitaciones y enfermería.
—Hace casi tres años —repuso él con cierta incomodidad, tres años y ella ni siquiera se había percatado de su presencia. Eso sí que le dolió.
—Oh, vaya. Nunca te había visto —comentó— ¿eres de aquí?
—¿De Portsmouth? —Preguntó y ella asintió como a una lección de clases— No, de Londres pero eh me gusta aquí. —contestó ruborizado, la dulce y abrasadora mirada de Fawn lo observaba atentamente y eso, aunque le molestaba aceptarlo, lo ponía muy incomodo.
—Oh, yo soy de, pues, aquí; nací aquí, crecí aquí y probablemente también me entierren aquí —habló divertida para aligerar el tenso ambiente de vergüenza que rodeaba al joven Tomlinson quien de pronto comenzó a respirar pesadamente— ¿Estás bien?
—Si —siseó— estoy bien.
Ella se levantó y con delicadeza posó su mano fría sobre la frente de Louis, al contacto su corazón se disparó y pensó que moriría ahogado de emociones clamando ser liberadas en su pecho, la respiración se volvía más exigida y dura.
—¿Seguro? Tienes fiebre, mejor llamo a la enfermera, o a tu madre, llamo a tu madre ¿quieres?
—Estoy bien, no te preocupes —repuso.
—No lo creo, déjame ayudar. Traigo a la enfermera ahora mismo —habló.
—Fawn por favor. —reprimió una sonrisa al verla asentir con la mirada baja como un cachorro apaleado y es que a Fawn nunca le decían no.
—¿Qué hacías? —indagó curiosa.
—N…no mucho.
—Escribías, ¿qué cosa? Si puedo saber claro, somos amigos ¿no?
Amigos, amigos, Louis Tomlinson tenía a su primera amiga.
—Gracias —musitó él.
—¿Por qué das las gracias ahora? —interrogó ella con una sonrisa, su boca se alzaba en una perfecta mueca de amabilidad pura.
—Por ser como eres Fawn, es que, tú eres la primera amiga que tengo en mi vida —contestó con la mirada concentrada en la mancha que había en un rincón de la límpida pared blanca, como si eso fuera lo más importante del mundo evitando así el contacto con los ojos de Dankworth.
—¿Es broma verdad?
—No —replicó— eres mi primera amistad.
—Pero que tontera, como es que no… ¡no entiendo! Nadie puede vivir sin amigos, yo me volvería loca sin Ieve.
—No es para tanto, la he pasado bien solo —confesó desanimado.
Para Fawn esa era una cosa descabellada, recordaba las veces que necesito de un hombro para llorar o de una risa para alegrarse e Ieve estaba siempre allí, ¿como entonces haría él para no desfallecer a causa del aburrimiento y la soledad asesina?
✦ ✧ ✦ ✧ ✦ ✧
—Te lo agradezco Fawn, si no hubiera sido por ti no se que habría hecho. —le agradeció gentilmente la mujer de claros ojos al tiempo que le entregaba una bandejilla con postres hechos por ella misma en muestra de agradecimiento por haber cuidado a su hijo toda la tarde.
No necesitaba una niñera, pero su madre temía que por estas recaídas recurriera al inevitable desenlace usual, intento de suicidio. No concebía la idea de tener un mundo sin su hijo mayor, no, era parte de ella. No era de su ignorancia conocer el sufrimiento de Louis al sentirse una carga muerta pero no podía permitir que parte de su razón de vivir se extinguiera sin dejar más en lo terrenal.
Es por ello que necesitaba conservar la presencia de quien fuera cerca de su hijo, para que al menos no se sintiera solo y tan abatido por su condición. Si moría prefería que lo hiciera con más de sesenta años y de manera natural.
—No tiene nada que agradecer, Louis fue buen niño —comentó seguido de una carcajada suave.
—Eres especial, Fawn —habló la mujer Johannah luego de unos minutos— ojalá vuelva a verte pronto.
—Yo creo que así será —finalizó con una complaciente sonrisa extendida en su rostro.
Con un ademan y una expresión más tranquila la madre de Louis se retiró del hospital con la total confianza en Fawn como ‘niñera’ del muchacho. Con parsimonia la joven volvió al interior de la habitación cegadora y se concentró en el chico que dormía con tranquilidad en la pequeña cama que se hallaba frente a ella, era tierno, muy adorable el mirarlo y saber que estaba seguro del dolor exterior en ese increíble paraíso irreal.
Aún podía sentir el palpitar decadente de su corazón cuando escuchó a la señora Tomlinson decir todas esas cosas acerca del indefenso Louis, ahora sabía que era realmente su única amistad y por ello pensaba acercarse más a él, indagar en los espacios vacíos y desgastados de su pulcra vida como el raro.
Diablos, ella había sido tan explícita en cuanto a las torturas que sufrió Louis desde pequeño que por momentos sentía ese dolor en carne propia y por otros incontenible rabia hacia aquellos bravucones de primaria, esos eran cobardes que hundían aún más al pobre joven en su ya difícil calvario. Lo habían hecho sangrar y suplicar, lo habían sometido innumerables veces y lo peor, lo habían rebajado al nivel de rogar piedad de rodillas en la tormentosa secundara y todo aquello por ser callado y diferente. Sin duda ella podría haberles partido la cara por esa crueldad pero nunca supo de ello y ya llevaba al menos un largo tiempo en la universidad pero aún así no lo reconocía ni recordaba haberlo visto casualmente cruzando los pasillos o hablando con alguien siquiera. No eran amigos antes como para que ella pudiese estar informada de los sucesos en su vida, sin embargo, por la magnitud de los mismos hasta el más despistado habría de conocer la penosa historia del castaño.
No era lastima, claro que no. Era un sentimiento de empatía profundo y es que a pesar de no haber sufrido esas atrocidades ella lo entendía, de alguna u otra manera lo hacía.
—Voy a ayudarte —susurró, se hallaba parada a un metro y con los brazos envolviéndola como si el frío invadiera su ser.
✦ ✧ ✦ ✧ ✦ ✧
El viento consumía el poco calor que le brindaba el tener encima tres abrigos y una bufanda tejida por su abuela, aún así recorría las calles del pintoresco Old Portsmouth, calles y calles cubiertas de hogares con la característica arquitectura que haría que cualquiera lo identificara como Portsmouth, cafeterías atestadas de personas buscando una llamarada de calor para cubrir sus frías o más ben congeladas extremidades por el impresionante viento helado que se escabullía hasta en las guaridas de los ratones.
Se sentía completamente fuera de lugar estando en la calle donde ni una planta rodadora como en las películas del lejano Oeste pasaba, era ella contra el viento y su frágil cuerpo mientras la multitud se congregaba en bares, cafés y comercios con calefacción.
El arrugado papelito celeste se hallaba entre sus temblorosos dedos desde hacía casi media hora, lo miraba a cada minuto y luego miraba hacia los nombres y números en cada puerta de cada casa en ese extenso lugar. Estaba cansada, tenía frío y hambre pero no quería fallarle a la señora Tomlinson.
Una hora atrás habían acordado que Louis tendría su primera visita pero se estaba retrasando, el camino desde Landport no era tan trabajoso pero Fawn no conseguía hallar la casa de Johannah, ir caminando parecía una buena idea de entrada pero en ese momento se arrepentía. Sentía como la helada llegaba hasta sus huesos y taladraba sobre sus nervios.
—Jesucristo —su pequeño cuerpo cayó libre al suelo y su trasero golpeo contra el concreto, le dolió pero solo se limitó a cerrar los ojos y arrugar la frente.
Con ayuda de la descuidada persona que chocó contra ella se levantó y sobó su cintura en expresión del dolor que le causó caer con el cuerpo llenó ya del dolor que le producía el frío del invernal día.
—Debería tener más cuidado señora —pronunció una voz femenina.
La joven traía consigo varias bolsas del supermercado que se alzaba a un lado de Fawn y una expresión no muy amistosa.
—Perdón —susurró pero la joven rubia se alejó de allí sin dar más explicación y con un descortés gesto despareció de la vista de Fawn— pero que grosera esta mujer.
✦ ✧ ✦ ✧ ✦ ✧
—Oh Fawn creí que nunca llegarías —dijo Johannah y abrazó a la muchacha que esperaba ansiosa poder entrar para llenarse de la calidez que emanaba de la casa— mírate, toda congelada, pasa, pasa.
Sacudió sus pies sobre la alfombra de entrada y observó con cuidado el lugar, era bonito. Las paredes estaban pintadas de un calmo color salmón con detalles en blanco y arabescos en las puntas del techo. Una lámpara similar a las arañas colgaba en el paso de camino a lo que suponía que sería la sala de estar o la cocina por el exquisito olor que provenía de dicho espacio.
Las escaleras de una madera muy brillante se alzaban a un costado y alcanzaban la segunda planta donde se divisaba el mismo color salmón del primer piso. En la entrada no había mucho, al fondo había una puerta seguramente de armario y una mesita con una foto de un cachorro y el teléfono.
—¿Quieres tomar algo? ¿Chocolate, café, leche? —le preguntó Johannah al tiempo que avanzaba hacia la que ahora sabía que era la cocina.
—Chocolate estaría perfecto —respondió ella.
—Bien. Sube, Louis debe estar despierto —sonrió cómplice y desapareció rumbo a por el chocolate de Fawn.
Lentamente la joven de verdes orbes subió las escaleras admirando todas y cada una de las fotografías colgadas a un lado, Louis se veía feliz.
Si bien no sabía en cuál de las puertas se hallaba la habitación de Louis se encaminó a la última del pasillo dejando atrás a las otras tres.
—¿Louis? —preguntó y antes de oír respuesta alguna se abrió paso hacia el cuarto.
Todo estaba prolijamente ordenado y limpio. Limpio como su madre dejaría luego de una semana de trabajo.
Sin dudas era el lugar de alguien muy cuidadoso en todo sentido, era la habitación perfecta, pensó Fawn.
Se adentró más al lugar y se encontró al muchacho de cabellos castaños durmiendo plácidamente con un libro de poesías, por lo que podía ver en la parte frontal, sobre su pecho y entre sus manos.
—Te gusta la poesía eh —dijo en un tono audible tan solo para ella y sonrió con ternura al verlo roncar.
Se acercó a la amplia cama del joven y quitó sus zapatos. Ahora, con una mejor visión del libro sus ojos hallaron algo fuera de contexto. Un sobre morado y una pluma.
Un sobre idéntico a los que enviaba “L”.
Crestwell
Re: Dear Love || l.t
Hola, yo soy Paola. Tu nueva lectora.
Leo el prólogo y me digo, esto es muy lindo... muy lindo. Me gustan las descripciones así, toda poéticas. Me llegan al corazón. Wooha, tristeza, dolor. Me gusta, pero no en exceso, ehh. Y luego, cuando voy llegando al final ya me he comido la uña del dedo pulgar porque algo no anda bien. Porque estar triste es normal, pero hay gente dando condolencias. ¡¿QUIEN CARAJOS SE MURIÓ?! *efectos de cine, lluvia torrencial* (Se escucha un "Nooooo" en la distancia).
Ya me siento indignada y apenas es el principio de la historia. Me pasaré más tarde con más comentario sobre la lectura. Me gusta tu forma de narrar. Es pausada y refrescante, aunque me imagino que la historia no lo será tanto, viendo como ha empezado.
sterek
Re: Dear Love || l.t
Hola Paola :3sterek escribió:
Hola, yo soy Paola. Tu nueva lectora.
Leo el prólogo y me digo, esto es muy lindo... muy lindo. Me gustan las descripciones así, toda poéticas. Me llegan al corazón. Wooha, tristeza, dolor. Me gusta, pero no en exceso, ehh. Y luego, cuando voy llegando al final ya me he comido la uña del dedo pulgar porque algo no anda bien. Porque estar triste es normal, pero hay gente dando condolencias. ¡¿QUIEN CARAJOS SE MURIÓ?! *efectos de cine, lluvia torrencial* (Se escucha un "Nooooo" en la distancia).
Ya me siento indignada y apenas es el principio de la historia. Me pasaré más tarde con más comentario sobre la lectura. Me gusta tu forma de narrar. Es pausada y refrescante, aunque me imagino que la historia no lo será tanto, viendo como ha empezado.
Aww, tu comentario me alegró el día. Definitivamente.
Gracias por pasar por aquí (?) ahr sdnvfjdknvf
bai
Crestwell
Re: Dear Love || l.t
Awww, es un poeta. Yo no tengo ni el talento ni la capacidad de apreciación para la poesía. *sighs* (Aunque me gusta E.E. Cummings, tho). Me encantó el nombre de la chica. Fawn. Está mono y diferente. (En otra nota seria interesante leer algo relacionado con deportes, locker rooms y... bueno orgías no, fuchi, pero si cositas geniales).
Volviendo a lo nuestro esa L. me recuerda a L. de Death Note y lloro. Lo que más me ha gustado del capítulo han sido las pequeñas bromas entre linea y linea. Es fácil de conectar con tus personajes que son chistosos, crueles y están realmente bien escritos. Tienen personalidad tridimensional y que hayas logrado eso desde el primer capítulo es genial. Me interesa saber que cosas ha estado escribiendo L. en sus cartas que ha logrado que Fawn se enamore de él sin siquiera conocerle.
*se va volando entre nubes*
No estuvo para nada feo el capitulo. Yo me leo el siguiente y te dejo comentario pronto. Besos~
sterek
Re: Dear Love || l.t
Y yo aquí leyendo el capítulo dos, atesorando cada línea de tu historia. Me estoy tomando mi hermoso tiempo para leerla porque si leo tan rápido siento que no podré decirte todas las cosas que te mereces escuchar. Digo, esto es magnífico y merece ser apreciado. Dios, me siento como Louis. Lololol.
Anyways, el principio de este capítulo estuvo mega cursi pero lindo. Lo que daría yo por encontrar una persona que me escriba cartas, es más que me escriba mensajes de texto, con tanta dedicación. En tu historia Louis es un chico de los que ya no hay. Tiene mucha atención para los detalles y su interés por Fawn va rayando un poco en la obsesión, pero igual… se nota que sus intenciones no son malas, aunque es algo creepy que la siga por ahí. Y encima tiene complejo de papá, man… tiene que relajarse porque Fawn sabe lo que hace, y aunque no lo sepa debe dársele tiempo para que tome sus propias decisiones.
Y yo aquí llorando un poco por Gene y por la carta de Louis. Que, que malditos son todos en esa Universidad. Yo creo que me siento más impaciente que Fawn con todo esto y eso que se quién es L y toda la cosa. Pero entiendo las razones de L, (Bueno, lo entiendo porque también tengo ansiedad social, pero sin ataques de pánico) me da pena por él. Ajshasdhasd “Muriéndose” y pensando en los minutos que compartió con Fawn. Creo que se merecen el uno al otro porque ella es una persona de buenos sentimientos.
Si todo va como espero que vaya Louis tendrá una nueva amiga en Fawn y quizás, con ayuda de ella, salga un poco de su aislamiento. Aunque recuerdo el prólogo y tengo miedo.
Yo sigo leyendo.
Anyways, el principio de este capítulo estuvo mega cursi pero lindo. Lo que daría yo por encontrar una persona que me escriba cartas, es más que me escriba mensajes de texto, con tanta dedicación. En tu historia Louis es un chico de los que ya no hay. Tiene mucha atención para los detalles y su interés por Fawn va rayando un poco en la obsesión, pero igual… se nota que sus intenciones no son malas, aunque es algo creepy que la siga por ahí. Y encima tiene complejo de papá, man… tiene que relajarse porque Fawn sabe lo que hace, y aunque no lo sepa debe dársele tiempo para que tome sus propias decisiones.
Y yo aquí llorando un poco por Gene y por la carta de Louis. Que, que malditos son todos en esa Universidad. Yo creo que me siento más impaciente que Fawn con todo esto y eso que se quién es L y toda la cosa. Pero entiendo las razones de L, (Bueno, lo entiendo porque también tengo ansiedad social, pero sin ataques de pánico) me da pena por él. Ajshasdhasd “Muriéndose” y pensando en los minutos que compartió con Fawn. Creo que se merecen el uno al otro porque ella es una persona de buenos sentimientos.
Si todo va como espero que vaya Louis tendrá una nueva amiga en Fawn y quizás, con ayuda de ella, salga un poco de su aislamiento. Aunque recuerdo el prólogo y tengo miedo.
Yo sigo leyendo.
sterek
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