Abrázame fuerte!

Querido diario:

                Pues, creo que así debería empezar, ¿no? Mi vida no es tan complicada, ni divertida ni emocionante, así que cuando las cosas comiencen a suceder las escribiré en mi famoso diario como cualquier adolescente de dieciséis años lo haría.

¡Hola! Pues, para presentarme no hay mucho que decir, me llamo Anne-Leigh aunque normalmente todo el mundo decide llamarme Anne por el simple hecho de que es corto y bonito; tengo dieciséis años -como ya lo he dicho-, y voy a la prepa, para ser especifica voy a el anteúltimo año división 'A'. Espero poder contar mi historia y que tenga un final feliz, aunque es poco probable, o tal vez no. Antes que nada, me gustaría que este pequeño libro me conozca, soy una adolescente de contextura delgada, cabellera rubia, alta -quizás no tanto-, digamos que sería lo normal; soy una gran apasionada por la actuación y la música. Tengo un severo crush girl por la cantante Selena Gómez y hasta diría que me siento parte de ese fandom. Mis mejores amigas, que han estado durante toda mi vida, se llaman Josephine y Solenne, y ambas realmente son grandes amigas que me ayudan cada día.

Pues finalizada la presentación, empezaré con lo importante. Un nuevo día.

Bueno, era un martes normal para empezar. El sol brillaba, los pájaros cantaban y yo tenía que ingresar nuevamente a la prepa a estudiar, mi padre antes de marcharse al trabajo me había alcanzado hasta la escuela ya que yo no tomaba el bus escolar debido a que mis padres aun no creían que Kelian -el ex novio de mi tía, un vago sin remedio- haya conseguido una licencia y pueda llevar a "niños" como decía mi madre a la preparatoria.

Apenas entre al establecimiento, Solenne ya me tenía corriendo hacia los baños por un nuevo chisme que de seguro estaba emocionada por contar.

—Le he confesado todo a Lucas —dijo chillando de la emoción que apenas podía contener. Ladeé mi cabeza sin entender a que se refería.

— ¿Qué? —fue lo primero que se me ocurrió decir, ya que aun era temprano y mi mente no estaba para hacer cálculos, aunque eso no era matemáticas. Mi amiga bufó y rodó sus ojos.

—Le dije que estoy enamoradísima de él —chilló nuevamente—, y él dijo que también ha estado enamorado de mi, y... ¿Sabes qué más? -medio grito y sonrió esperando que yo de la respuesta perfecta.

— ¿Ser novios? —pregunté con duda, su sonrisa siniestra asustaba un poco.

— ¡Ser novios! —gritó comenzando a dar saltitos en su lugar, y sus risos chocolates saltando junto a ella.

Su rostro se veía más iluminado de lo normal y se notaba lo feliz que estaba en ese momento, aunque no era de mi parte ser aguafiestas pero ella debería saber lo tan mujeriego y egoísta que aparentaba ser Lucas Hunter.

—Ten mucho cuidado, tú sabes que él es... mujeriego, y tengo miedo que te lastime —le dije, mi amiga asintió y apoyó uno de sus brazos sobre mi hombro.

—No te preocupes, no me hará nada. ¿Sabes lo que le he dicho? —Preguntó y yo negué esperando la respuesta—, que sí. ¡Le he dicho que si, y ahora soy la novia de Lucas Hunter!

Ambas comenzamos a saltar de alegría y gritar como idiotas, o más bien Sol me obligaba a hacerlo, ella lucía tan feliz y enamorada; y yo lo sabía. Solenne siempre había estado enamorada del chico malo del salón y bien merecido tenía que por fin hayan terminado juntos. A mí jamás me sucedían esas cosas, y aun no tenía el por qué de esa razón, nunca había dado mi primer beso de amor ni tampoco he tenido un novio; el amor a veces ponía a la gente patas arriba y yo no quería eso. Admitía que me había enamorado más de una vez, pero nada más que de un día al otro ya no hay nada. Solenne últimamente se había pasado la vida hablando de su nuevo novio, y era bastante pesada, hasta en algún momento llegue a sentir atracción hacia Lucas pero me aseguraba de no estar enamorada.

El timbre sonó un tiempo después y obligadas tuvimos que regresar a clases. Como cada martes cuando nos acercamos al salón un grupo de profesores se encontraba debatiendo los temas que se darían mientras que otros se dedicaban a revolver la urna llena de papeles con todos los nombres de mis respectivos compañeros y yo. Ese día se hacia el típico juego de "amistad" donde se tomaban de a dos papeles de la urna y se iban nombrando a cada alumno del salón, era una forma de integración y de conocer al otro; ya que por un mes los afortunados que de a dos iban saliendo deberían compartir banco hasta los próximos treinta días para una nueva elección.

La profesora Miller gritó mi apellido, alzó la mano y espero al compañero que me toque compartir banco, a mi mala suerte.

—Anne, te toca sentarte con Lucas —dijo mi profesora y volvió a revolver los papeles. Me quejó un poco aunque era en vano porque de todas formas tendría que sentarme con él.

Lucas era gracioso pero no de mi estilo, solía hacer bromas de humor verde, ligar con las chicas de todo el salón hasta a veces tener una relación con una y con otra, pero esos solo eran chismes que se corrían por el patio.

—Wow, que casualidad —susurró Solenne en mi oído cuando me agache para tomar mi bolso y dirigirme con Lucas al banco.

Pensé que fue casualidad, pero no fue tanta.