Lost Summers

Los tubos y planchas de metal se movían al compás del viento que rozaba el objeto que colgaba del techo de la terraza, el sol reflejaba en las varillas del móvil iluminando con los rayos del sol. El día había comenzado. La joven de cabello castaño tomaba su taza de café mientras miraba el paisaje desde su terraza, su mirada seguía entristecida pero sin embargo tenía clavado en su cabeza que debía seguir adelante. Recoge la casa para luego ir a vestirse, escoge algo simple un top con estampado indie, unos shorts vaqueros altos oscuros, unas sandalias con ligero tacón y un bolso para llevar la cartera y de más.

El ambiente en Cowneybeach empezaba a aumentar, el hecho de que ya era verano era un hecho, cada vez más gente viene y las ferias vuelven a estar en pie, todo vuelve a la normalidad de un verano en ese lugar. El pequeño supermercado rebosaba de color gracias a que la habían reformado y ahora era de un color azul cielo, la joven iba escogiendo diferentes tipos de fruta para guardarlos en la cesta de la compra. Una melodía empezó a sonar en los altavoces de la radio del lugar, una pieza compuesta por un piano, ella cerró los ojos por un momento sintiendo como la música llegaba a sus oídos y los ojos empiezan a humedecerse, los abre para evitarlo y se dirige a la caja para pagar. Después pasea lentamente por la calle y luego se para en un puesto para comprarse un batido, pero una voz le hace voltearse, su voz.

— ¿Clara? —pregunta la voz de un hombre a sus espaldas, ella traga saliva y contesta.
— Matt —dice impresionada por verle, las imágenes empiezan a inundar su cabeza.



Los arboles les rodeaban completamente, el brillo del sol se colaba entre los huecos de entre las ramas. Las ruedas de las bicis chocaban contra el suelo mientras se abrían paso por el sendero, ambos reían mientras seguían el camino. Sin rumbo exacto recorrían la montaña hasta llegar a un árbol donde luego él se paró para bajar de su bicicleta y conseguir que ella le imitó bajándose también.

—¿Qué hacemos aquí? —le pregunta inocente mientras ve como él aparca la bici y empieza a trepar por el árbol.
— Ahora lo verás —le contesta para luego ayudarla a subir.

Saca de el saco dos simples manzanas para almorzar mientras charlan en lo alto del árbol y el sol les da un calor natural, él la contemplaba sin lugar a duda. Su forma de reírse natural, sus ojos miel de lo más corriente pero que amaba verlos al sol, pensaba que no habría forma de vivir si aquello y ella pensaba exactamente lo mismo. Verle cada día era una de las razones por las que había empezado a amar el verano, perderse en aquellos ojos verdes tan verdes como el bosque, su sonrisa blanca y su barbilla divertida. No abría mañana si no vivían aquél momento, pero sin embargo ninguno de los dos se atrevía a dar un paso más adelante pese a que era obvio lo que sentían el uno por el otro. El sacó una llave para empezar a dibujar en la corteza del árbol. Talló ambos nombres con la promesa de volver el próximo verano a ese mismo lugar y comprobar si seguían allí.


— ¿Estás bien? —le pregunta haciendo que ella volviera en si.
— Si, por supuesto —le contesta con una sonrisa la castaña— ¿Qué haces aquí? Es decir cómo hace tiempo que no te he visto...
— Si bueno, desde aquél verano. He venido por que mi hermana me pidió que viniera, está embarazada y bueno iba a reformar la casa —le explica— ¿Y tu?
—Yo, bueno hace como un año y medio que estoy aquí viviendo—le responde con una mueca.
—¿Un café y me cuentas que tal las cosas? —le propone y ella accede.

No van muy lejos si no que se acomodan en un caffé que está cerca, se sientan en las sillas de madera y Clara aprovecha para descargar su bolsa de papel en una de las sillas. El camarero viene para recoger sus pedidos, saluda a la chica con una sonrisa coqueta y ella sonríe a la vez de forma amistosa pidiendo "lo de siempre" que viene a ser un café helado y él decide pedir exactamente lo mismo. No parece haber cambiado, ella le admira viendo como parece que haya madurado pero aparentemente parece seguir siendo el mismo chico por el que estuvo colada, sin embargo ella por otras circunstancias había cambiado y bastante.

— ¿Te has mudado aquí entonces? —le pregunta cortes mente.
— Si, bueno mi madre, mi hermana y yo lo hicimos, aun que finalmente solo nos hemos quedado mi hermana y yo de forma  más permanente... —le responde mirando fijamente a su mano.
— ¿También está tu madre? Y esa peque, ¡hace mil que no la veo! —pregunta, al parecer no ha captado la indirecta— Me gustaría verla.
—Bueno Allison está ya en pura adolescencia, pasándola casi, ha crecido y madurado mucho.—hace una pausa para tragar saliva— Y mi madre, bueno ella... Ella está muerta Matty —le responde mirándole a los ojos con su mirada triste, él está en shock durante unos segundos. Primero por el hecho de que la señora White ya no está y segundo por el nombre que acaba de pronunciar, era la forma cariñosa en la que le solía llamar— Lo siento—le dice agarrándole de la mano en forma de consuelo y ella la mira.
—¿Interrumpo algo? —pregunta la voz de una pelirroja que se encuentra detrás del chico él suelta inmediatamente la mano de Clara para ponerse en pie.
— Clara, bueno ella es Michelle. Mi novia —dice haciendo que a ella le produzca un pinchazo en el corazón.
— Hola —dice para darle dos besos pero luego empieza a recoger sus cosas dejándolos a ambos extrañados— Me tengo que ir, la compra se va a podrir aquí y bueno tengo muchas, muchísimas cosas que hacer, Michelle ha sido un placer. ¡Nos vemos!

Consigue decir formulando una excusa perfecta para huir de aquella situación. Llega a casa lo más rápido posible entra tirando la compra en la mesa y yendo rápidamente hasta la cama, no lo soporta más y las lágrimas empiezan a salírle. ¿No conseguirá estar bien nunca?


La castaña de pelo largo llama a la puerta de su hermana, tan solo puede oír el resto de su llanto. Después de varios intentos Allison abre la puerta y se adentra en la habitación encontrándose a su hermana acurrucada en la cama, casi podía sentir y verla pese a estar de espaldas. Coge la sabana apartándola de encima y se une a ella acurrucándose a su lado, Clara al notarlo le corresponde abrazándola y juntas intentan calmar sus penas. Tal vez sea por que ver a alguien llorar suele contagiarse, o tal vez que como ambas padecen por lo mismo se comprenden y juntas se están hundiendo en el pozo de tristeza.

Clara no tarda en dormirse y la joven mira el reflejo de la luz de la luna en la pared. Sabe que no puede continuar así, no puede seguir siendo la niñata egoísta y sensible, debe madurar. Y puede que sea el sentimiento de culpabilidad que le rodea el que le lanza hacia un camino distorsionado. Pero... ¿cual es el paso?

okay?okay:

Quiero empezar diciendo que amé la manera en que narrabas, me parece hermoso no es que no lo notará antes c:
IDKW pero grité cuando se reencontraron me erizo la piel.
El capítulo me ha recordado un poco al libro Where rainbows end
Lo último del capítulo fue hermoso, Clara y su hermana apoyándose una a la otra