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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Double Rainbow
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Double Rainbow
STEPH, bueno, mas vale tarde que nunca, no?
Como seguía(? en realidad me descuide, así que perdón
PERO SI, AME TU CAP.
Scarlet es Bridgit, no??? creo que si xd En fin, me agrada la chica, me parece tan dulce e injusto que le haya ocurrido eso T.T estúpidos hombres
Hook. escribió:Y ni siquiera era patética, era mala…, muy mala. Como esas películas de bajo presupuesto que tiene un guion malo y una producción exageradamente horrible.
Pero amoreeeee, no seas tan mala contigo misma mira que compararse con una de esas películas que da asco y malestar visual verlas, es algo demasiado extremista
Hook. escribió:Luego recordó…
Era cumpleaños de Ayrton. Ay no.
Otra de las consecuencias de estar abrumado por la fuerza y el dolor de un corazón roto, pasan esa clase de cosas *le sigh*
Hook escribió:—Si me dejas presentarte a una persona en la velada, podrás irte temprano al cumpleaños de Ayrton. —Bunny suspiró para sus adentros, todos los intentos fallidos de su padre acerca de juntarla con el hijo de un socio simplemente no funcionaban. Especialmente cuando todavía era reciente lo de Tim.
Y también porque así había conocido a Tim.
No tuvo otra opción que aceptar.
CHANTAJE, CHANTAJE PURO Y DEL BUENON(?????
pero en serio, el papa de Bunny sabe como negociar las cosas e.e y odio cuando están en plan de celestinos los viejos, es como que "paren ok, déjenlos descubrir el amor por si solos "
AWWWW la historia de por que le dicen Bunny me pareció tan tierna, ELLA ES TAN TIERNA, me dan ganas de ir a apretujarle los cachetes de verdad ;') y luego lo de los dientes de conejo, JJJAJAJAJAJAJAJA, dios xd que chica
Hook escribió:—Deberías conocer a mi hijo, es igual de gracioso como tú. Cuando entra en confianza con las personas, claro. ¡Uriah!
Uriah entra en escena No recuerdo si es tu pj??? o es de Andy? solo se que tengo tramas con el y es un chico misterioso y lindo
Hook escribió:—Supongo que tú eres el chico que mi padre quería que conociera.
—Y supongo que tú eres la chica a la cuál mi padre me arrastró hasta acá. A esta cena, me refiero.
Pobres, los dos que estarían mejor estando en cualquier otra lugar menos ahí, que tienen que sufrir las consecuencias de las manías de sus progenitores de hacerse de cupido versión clase alta.
Hook escribió:Su enojo estaba incrementando, su respiración se volvía más pesada y no podía apartar la vista de aquellos dos. El bastardo la atrajo a su cuerpo mientras platicaba plácidamente con uno de los tantos socios de su padre, lo despidió alzando la copa y se volteó a la dirección de Bunny con la mano en la cintura de la chica sin nombre.
Debo decir que me dio miedo cuando al ver a Tim, la actitud y todo sobre Bunny cambio de esa manera tan drástica pero bien dice el quote, hay que temerle a un hombre amable y humilde cuando se enoja porque es como una erupción las mujeres cuando les pasa eso son 10047274293203 peores u.u
PERO TIM ES UN BASTARDO PERRO HIJO MALNACIDO
Y me habría encantado TANTO ver como lo avergonzaba delante de todo el mundo, su papa, el socio o los socios, la perra aquella pero NO tuvo que interferir su papa
Hook escribió:Se relajó lo más que pudo y asintió con la cabeza. —Ahora, espera la reacción que él tendrá en unos momentos, eso es para recordarle que nadie se mete con mi niña.
Sabes, gracias por dejarme 128027429480482992 mas veces intrigada con eso
QUIERO SABER
Hook escribió:Killian todavía no sentía ganas de moverse de la cama. Hattie pudo levantar su ánimo un poco el día que estuvo con ella, en una parte le gustó hablar de su ruptura con Zarina, pero le trajo tantos recuerdos que le fue imposible no llorar esa noche.
Killian me dan ganas de consolarlo y de golpearlo al mismo tiempo porque se la busco pero también esta sufriendo y es humano y comete errores y ay dios pobre
Estoy de acuerdo con Holly. Es decir, esta bien que te sientes que vas a morir y que tu alma se va a desintegrar, pero el dinero no sale de los arboles y necesitas educarte para ser alguien mejor y con dinero para ir a un rico hotel en Tahiti o algo
Hook escribió:—Tengo una cita con Harlow, iremos al parque a conseguirme un reemplazo para Zarina. A las chicas les gustan los bebés, a mí me gustan las chicas, pueden descifrar el resto por ustedes mismos. —Dijo, sin importancia. La cara que ambos de sus hermanastros pusieron fue épica. —Tengo una exposición, tranquilos.
—Por un momento creí que si era en serio.
—Lo es. —Bebió sin preocupaciones de su café, también se terminó el cereal. —Iré por Harlow, para que no se me haga más tarde de lo que ya es.
—Creí que tenías una exposición. —Se volvió hacia Holly.
—Sí, la tengo. Abby me dijo que lo podía cuidar, tiene clases hasta las cuatro.
Killian siendo casualmente sassy, me encanto
Perdona mi ignorancia pero no se quien es Abby
Aunque de todos modos me cae bien, parece buena chica xd
Hook. escribió:—Buenos días, ¿no es un poco temprano para encontrarte despierto? Siempre te despiertas como dos horas más tarde. —Se sirvió un poco de café.
—Sí, ehm, no he dormido. ¿Te importaría servirme más café? —Levantó la taza, pero a no tener fuerzas (o tener cafeína de más) le temblaba la mano. Red le quitó la taza y hecho café.
—Pero querías…
—Pero querías medicina, si, lo sé, siempre me has reiterado eso.
Amo tanto la amistad de Red con Gordon, en serio se me hacen tan AHLAJDKADJA no se, amo la manera tan naturalmente sarcástica y bulesca(??? de bully(??? en la que se tratan
que difícil de seguro es para el pobre de Gordon tener que aguantar a Red con todas sus aventuras sexuales XD y Red como si nada xd
Hook escribió:No fue su culpa que ella provocara los celos en Red cada vez que ella se acercaba a otros hombres, no fue su culpa como ella se alejó de sus seres queridos para estar a su lado, y no fue su culpa cuando Sarah se dio cuenta de todo lo que estaba pasando en la relación cuando decidió dejarlo.
No fue su culpa, no la fue.
Red, déjame decirte querido colega, que decir que no es tu culpa con todas esas evidencias es como decir no fui yo quien pinto el piso con tus manos llenas de pintura, sabes??
Pero en serio, no me se la historia de el ni nada, pero con lo que escribió ya se me apretó el corazón ;-; de nuevo esta NC jugara mucho con mis sentimientos T.T
Hook escribió:—Creo que te he abrumado todo al contarte todas estas cosas de Noah. —Dijo Aurora. —Lo siento, un pastel de chocolate y un smoothie de fresa por favor, Hattie. —La pelirroja anotó la orden y asintió con la cabeza, Ava no ordenó nada.
A Alguien le gusta Noah
Steph, no creo que tengamos tramas con Hattie, o si??
Hook escribió:—¿Qué?
—Mira, este chico acaba de romper en una relación muuuy larga y creo que te vendría bien conocerlo. Siempre llega en veinte minutos, es muy puntual. Y guapo. ¿Ya dije que está soltero de nuevo?
—Sí, ya lo dijiste Hattie.
AY MI NENA JUGANDOSELA DE CUPIDO JOJOJOJ ME ENCANTO ESO
Aurora, si el lindo Noah esta con otra chica, por mas lindo y buen samaritano, tienes que dejarlo ir U.U ademas, cuando vea a Killian se olvidara de Noah(? al menos, esperemos eso xd
Hook escribió:Debía de estar en el café con Hattie y Harlow. No..., en el café de Hattie con Harlow. Sí, eso suena mucho mejor.
Hmmmm, me puso a pensar(?
pero JAJAJAJAJAJ cuando Dante le dijo eso y el le colgó así sin mas fue divertido yo lo golpeo si me cuelga así pero tuvo sus razones ademas, Zeth es un buen chico que solo quiere ayudar, no crean que es solo un loco metiche
Hook escribió:—Sí, está bien. Y dime, Killian, según tu profesor me dijo que acabas de salir de una relación, ¿cómo te sientes al respecto? —Me quiero morir, sólo que no lo hago porque tengo un hijo al que cuidar y es mi responsabilidad ahora, además no podría con el pensamiento de que dejé a Zarina sola con el bebé.
—Bien, lo estoy superando poco a poco.
—Perfecto, ¿cómo lo estás haciendo? —Mirando maratones de “How I Met Your Mother”, “Shameless”, y “Once Upon A Time” mientas como toneladas de helado. Juro que voy a terminar siendo un gordo calvo si esto no para de alguna forma.
—Saliendo, ya sabes.
Zeth me cae tan bien, no se, es que me cae tan bien
KILLIAN, ERES UN MENTIROSO pero mujer, ame como hiciste eso, el pobre gritando mentalmente lo contrario de lo decía, pero que tonto u.u esta ahí para que lo ayuden, pero supongo que mucho ha hecho en la primera sesión u.u
Cuando se pone rabioso el me da miedo mucho miedo
Hook escribió:Debía de encontrar a un arquitecto, el rizado estaba desesperado porque se le había olvidado por completo la tarea que la profesora Roberts les había encargado la semana pasada. Iba a matar la mala memoria que tenía en su cabeza.
Hombre ten la cabeza donde tiene que estar, o un día vas a acabar perdiéndola pero en serio, se le olvida todo. Debería tener una de esas cosas que tenia la mama de Ana-Lindsay en Freaky Friday, así se le hace la vida mas fácil
JAJAJAJAJAJA amo como Killian es con Dante y viceversa Y volvio a olvidarse de otra cosa, de Harlow, el muy pendejo
Aunque también creo que Zarina debió escuchar la excusa de Killian, porque cualquier persona que lo vea alrededor de Harlow sabe que lo quiere mas que a nada en el mundo, así que pero estaba en modo mama-sobre-protectora-enojada-frustrada, así que los intentos tampoco valdrían para nada
En serio ame mucho el cap, mujer, y lamento haber comentado tarde
hange.
Re: Double Rainbow
- Steph:
- Steph, lamento haber tardado en comentar, pero bueno, aquí he llegado de entre las sombras para hacerme presente en DR, esta nc no muere, ya dije.
Tu cap mujer me mato, sabes me encanta mucho Killian y Bunny, volverlos a leer es como, una felicidad (?)
Ufas, una vez me paso, y no, no es lindo olvidar el cumpleaños de tu amigo y la culpa o algo te surja, no, en definitiva, no es nada bonito, comprendo muy bien a Bunny.Su celular vibró, era Ayrton; decidió no contestar para no tener problemas con sus padres, estaba segura que él entendería (además, ya le había informado de la cena que tendría este día). Su ansiedad iba creciendo, con sus dedos daban vueltas al anillo que tenía en la mano izquierda.
Luego recordó…
Era cumpleaños de Ayrton. Ay no.
El padre de Bunny comprando a su propia hija JAJAJA es como, si haces lo siguiente, puedes hacer lo que quieras. Aunque luego comprendí que pobre Bunny por lo de Tim, Tim es un desgraciado, como se le ocurre a ese hijo... vale sigo.—Está bien —su padre habló, sorprendiendo tanto a ella como a su madre. —Si me dejas presentarte a una persona en la velada, podrás irte temprano al cumpleaños de Ayrton. —Bunny suspiró para sus adentros, todos los intentos fallidos de su padre acerca de juntarla con el hijo de un socio simplemente no funcionaban. Especialmente cuando todavía era reciente lo de Tim.
cuando lo leí me quede con cara de no creermela, me estaba riendo como loca y gad eso no es de dios, no, no. Pero es que si me imaginaba perfectamente a Bunny con un tipo que le doblaba la edad, moría, muero.—Scarlett, él es el señor Clarke. Ella es mi hija, Scarlett. —La rubia se sorprendió al ver al señor barrigón de mediana edad delante de ella, a su padre siempre le fascinó la idea de verla con alguien mayor que ella, pero no se imaginaba cuan mayor podía ser la edad.
—Un placer. —Le tendió la mano. —Señor Clarke. —Su padre los dejó solos, como solía excusarse cuando quería que la química surgiera sin presión alguna, Bunny hacía el mejor esfuerzo que podía al ser amable con el señor.
Y entra Uriah, momento de fangirl imagina a la monita con un celular, era mi copia—Deberías conocer a mi hijo, es igual de gracioso como tú. Cuando entra en confianza con las personas, claro. ¡Uriah! —Ambos voltearon a ver a un chico de baja estatura (para el cuál era perfecta para Bunny), y se unió a la conversación momentos después. —Él es mi hijo Uriah, y ella es Boonie, pero le gusta que le digan Bunny. —El chico sonrió y le tendió la mano. Scarlett no había visto una sonrisa que la deslumbrara en mucho tiempo.
—Wow. Quiero decir, hola. —Comenzaba a sonrojarse por avergonzarse a sí misma. —Lo siento. —No sabía que más decir, así que solo atinó a sonreír de nuevo con todos los dientes.
—Espera a que te cuente la historia de porque le dicen Bunny, ¡es graciosísima! Especialmente cuando imita al conejo. —El señor trató de imitar la acción de la rubia pero la risa terminó ganándole. —Los dejaré solos, me iré con tu padre, Scarlett.
Me encanta la parte en que se conocen y es como medio incomodo por no conocerse y eso pero wow me encanta, me gusto esta parte en especial, mi momento favorito numero uno.
Arrastrarme a la cena, un inicio muy bueno, aunque todo esto estará completo de drama—Supongo que tú eres el chico que mi padre quería que conociera.
—Y supongo que tú eres la chica a la cuál mi padre me arrastró hasta acá. A esta cena, me refiero. —Bunny sonrió de nuevo, pero esta vez dirigiendo su mirada hacia el piso.
—Lo siento, no suelo intimidarme frente a las personas. —De reojo notó como el chico ladeaba una sonrisa.
PAPÁ BUNNY AL RESCATE! SEÑORAS Y SEÑORES! pero mujer, me dejaste en nervios y emocion, es que OMG que irá a hacer el padre de Bunny, me emociona que el señor se vengue de manera pública y bien humillante, dios mío, necesito más necesito saber que va a pasar la siguiente vez que vean al maldito de Tim Sangre, sangre, sangre, sangre, sangre, sangre.—Tus ojos están rojos, tus puños están cerrados, tienes esa mirada de psicópata. —Le señaló los ojos, Bunny los puso en blando. —No puedes engañar a nadie de tus intenciones. Creo que hasta asustaste al pobre chico.
Se relajó lo más que pudo y asintió con la cabeza. —Ahora, espera la reacción que él tendrá en unos momentos, eso es para recordarle que nadie se mete con mi niña.
A veces intento comprender a Killian, porque romper un matrimonio de un día para otro debe de ser un poco doloroso y más si la querías, pero hay ocasiones en que si te dan ganas de darle unas cachetadas para hacerlo entrar en razón (?) como decirle, levantate y hazlo, solo hazlo.—¿De nuevo no vas a salir de esa cama? —Holly lo regañó. —Tus padres, más bien dicho tu padre paga por tu educación en una Universidad demasiada cara como para que no vayas.
—¿Y eso es…?
—Deja de malgastar el dinero de tu padre, y ve.
Eso me suena a algo pero todos sus familiares con cara de "que te esta pasando por la cabeza Killian". Cara que me imagine y me da muchisima risa, no sé. Me los imagino todos incredulos intentando imaginar lo que pasa.—Estoy pensando que mudarme al campus, de nuevo. —Dijo Killian, se había puesto un traje negro y no había ningún rastro por el chico de hace rato.
—¿Abby lo sabe? —Preguntó Alec, el rizado se encogió de hombros y se sirvió cereal.
—No creo que le moleste si vuelvo a mi antigua posición de nuevo.
Leo sobre Abby y Killian y la verdad, me dan los filz porque, la verdad no se porque pero si me dan los feelings. Me fascina la amistad que llevan y que van a llevar a lo largo de la novela y eso, además de que el pequeño Harlow me da ternuras.—Ha sido un largo año sin ti, pensé que me iban a asignar un nuevo compañero de habitación pero no fue así. Creo que te tienen mucho afecto. —Abby agarró al bebé y le hacía unas caras raras, el pequeño solo se le quedaba viendo con un gesto que Killian interpretó como “¿y a ésta loca que le picó?”.
—Sí. —Siguió armando la cuna en la habitación. —¿Te importa que esto se quede aquí? No quiero desarmarla y luego armarla de nuevo cada vez que regrese.
—No, claro que no. —Abby sonrió. —Es tu habitación también, ¿recuerdas?
Es lo mismo que me dijo mi amigo cuando le conte cual era mi segunda opción de carrera me dio mucha risa porque me lo imagine a mi y a él, fue como "esto lo he vivido antes". Me moría de risa y se me quedarón viendo bien raro, pero que va.—¿Cómo es que las arreglas para tener sexo tantas veces a la semana? Hemos vivido juntos por mucho tiempo y no te he visto ni una vez desvelarte para hacer la tarea.
—La respuesta es sencilla, estudio literatura…
—Una carrera para morirte de hambre. —Lo interrumpió.
Vaya, eso si es con lo que me identifico mis ganas de escribir, la inspiración y nada, entro al foro y a la fregada el capítulo de lo que tenía pensado, creo que ese es el verdadero problema para todos los escritores en este momento.“Sé lo que se siente estar distraído. Buscar distracciones. El hacer cada pequeña cosa en lugar de enfrentar una página en blanco. —Sonrió a uno de los muchachos—. Una pantalla en blanco... “
Y bueno leyendo lo que pasa con Red, se me fue la idea de que Red era un desalmado, la verdad creo que no la debió dejar ir, pero por algo pasan las cosas y bueno pronto conocera a su amor eterno <33 me quite la imagen de un mujeriego,Aunque lo siga siendo, claropero tiene corazón y eso es lo que importa(?)
JAJAJAJAAJAJA Dante casi casi le dice "plz bitch" JAJAJAJA tiene la solución enfrente y no se le ocurre preguntarle a su amigo y Killian dibujando con bolitas y palitos siempre se aprende a dibujar de esa forma—Dante, ¿conoces a algún arquitecto que me pueda ayudar?
—¿Para qué?
—Necesito una cajita de pandora, bueno el boceto. Ya después iré a una compañía que mi papá conoce para que me hagan el modelo.
—Es una lástima. Que tú mejor amigo. Estudie diseño gráfico, ¿verdad?
—Dante…, no sabes dibujar.
—Oye, no insultes mis habilidades para dibujo. Por lo menos yo no hago bolitas y palitos para dibujar a mi familia.
Pero bueno luego cuando se encuentra con Zarina me dio como un sentimiento, porque fue un poco o muy dura con Killian y la verdad si me pudo un poco porque, se vio que el si se quería disculpar pero ay cambio muy rápido de emociones con este tipo de situaciones.
Eso me sono a una gran, pero gran borrachera por el trío Se me afiguro que todos al bar y, y, hermoso—Necesito un trago.
—Eso ya nos hace dos.
—Tres. —Escucharon a Abby. —Perdí un examen por cuidar a Harlow, así que necesito un gran… Trago.
Steph que te puedo decir, en serio me encanto de pies a cabeza, sabes desde el primer capítulo que Killian es mi preferido en todo, él y Marc son lo maximo
Ya no puedo esperar por seguir leyendo
Espero el siguiente capítulo
SALUDONEEES<33
Kurisu
Re: Double Rainbow
Teph muchas gracias ;-; apenas habia visto tu comentario u.u
vALETIA ;-;
vALETIA ;-;
peralta.
---------
Re: Double Rainbow
NO HABIA VISTO MI PERFIL DIOS STEPH ES HERMOSOOOOOOOOOO HRACIAS :all:
Invitado
Invitado
Re: Double Rainbow
Heath estaba en la sala de su casa. Estaba sola, sintiendo el eco del silencio aturdir sus oídos, las lágrimas afloraron cuando las paredes blancas parecían quemar sus ojos y en una de ellas, tres fotografías adornaban la pared. Greyson, Ella, Ayrton respectivamente. El anillo en su dedo quemaba. Había bajado por su maletín pero ahora se encontraba absorta en la soledad de su vida.
Un padre que nunca fue un padre, una madre que nunca fue una madre. Unos hermanos que pudieron ser hermanos. Un novio que nunca fue novio*. De repente todo era demasiado, resollando, corrió hasta la puerta y salió, cerrándola de golpe. Intentó tranquilizar su respiración, limpió sus lágrimas, pasó las manos por su cabello.
«No sientas, no sientas, NO SIENTAS.»
— ¿Heath? —se congeló. Se irguió y encontró a su hermano mirándola desconcertado. Se sintió avergonzada y no supo qué hacer, con lo que finalmente salió corriendo. Sintió la mano de su hermano, rozando su hombro por segundos. Pero no se detuvo, corrió en dirección a la cafetería dónde había conocido a Alec, pero se detuvo pensándolo mejor y giró a la izquierda. Un camino que nunca había tomado.
Siguió corriendo sin saber por qué, sintiendo sus músculos trabajar con fuerza, casi era placentero. Se detuvo en la mitad de un parque, con una sonrisa en el rostro debido a la adrenalina y resollando se apoyó en sus rodillas.
Algo golpeó su cabeza.
— ¡No fue mi intención golpearte! — «Claro que no, si lo fuera, estarías muerto.» Se giró para ver a un chico con rostro apenado, caminando hacia ella. Había arrojado un boomerang (muy mal, por cierto) y eso era lo que le había golpeado. No sentía el dolor porque la adrenalina de tal corrida seguía en sus venas, pero estaba un poco furiosa—. Lo siento.
—Vale, como sea —comenzó cruzándose de brazos. El chico recogió el boomerang y sonrió apenado.
—Soy Dante —Heath enarcó ambas cejas, algo interesada.
— ¿Cómo el Poeta?
—Sip. Salvo que, bueno, apenas si puedo tomar apuntes en las clases, mucho menos escribir un libro —Heath sonrió, eso animó un poco a Dante.
— ¿Te gusta su «trrabajo»? —Dante frunció el ceño ante el acento, sin borrar la sonrisa.
—Bueno, sólo he leído la Divina Comedia, pero vaya libro.
—Dante es más que sólo la Divina Comedia, ¿sabes?
—Lo siento —se encogió de hombros—. ¿No escuché tu nombre?
—«Porrque» no lo dije —Heath buscó en sus pantalones—. ¿Tienes un «lapicerro»? —Dante buscó en sus bolsillos y le pasó uno a Heath, ella lo tomó y escribió en su mano: Helio Ástato Hidrógeno Erbio.
— ¿Qué es esto?
—Mi «nombrre».
— ¿qué?
—Averígualo por ti mismo, Alighieri. —Dante sonrió.
— ¿Te invito a un café?
—Que sea una pizza y entonces «serrá» un «clarro» que sí. —Le devolvió la sonrisa a Dante. Giró el anillo en su dedo mientras caminaba junto a Dante, este se despidió de un grupo de personas con la mano y caminó con Heath hasta la pizzería más cercana.
Heath, por su parte, estaba en otro mundo. Pensaba en muchas cosas, su cabeza era un revuelto de palabras, que venían e iban con agresividad de un lado para el otro. Pudo sentir el inicio de lo que sería un dolor de cabeza. Aún giraba el anillo en su dedo cuando cruzaron la puerta y el aroma a pizza inundó sus fosas nasales.
Se sentaron en una mesa de la ventana, de modo que veía quién venía y quien iba. Heath miró a Dante, lo miró en serio. El chico le contaba sobre… bueno, no le prestaba atención, pero le agradaba que él hablara, así ella no tendría qué decir mucho. Sintió algo demasiado extraño, como si la calidez de dante se colara por su piel.
Entonces se vio a sí misma, una extranjera en una pizzería con un chico que apenas conocía. Por un motivo que desconocía, le dolió el cuello y el corazón comenzó a latirle con fuerza. Tenía que salir de ahí y tenía qué hacerlo rápido. Dante pareció notar su inquietud.
— ¿Sucede algo? —pero Heather no respondió. Se levantó agresivamente y al salir chocó con la mesera que traía la pizza. La comida salió volando dejando un gran desastre y el silencio se había hecho en la sala. Heath miró a Dante, la expresión en su rostro, y salió corriendo de la pizzería.
Quería llorar, quería llorar toda el agua de su cuerpo. Le dolía el cuello, la cabeza le iba a estallar. Se sentía enferma. Corrió quién sabe por cuánto tiempo, hasta que sintió que sus muslos eran de gelatina y entonces se dejó caer de rodillas al cemento, resollando, con una mano en el cuello y el rostro perlado de sudor. Levantó la mirada, no sabía dónde estaba. La gente al pasar la mirada con un deje extraño y se sintió cada vez más expuesta. Como pudo, se levantó y alargó la mano para que un taxi se detuviera.
Ava ató su cabello en una coleta mal hecha y se enjugó el sudor de la frente. La mezcla había adquirido un hermoso color marrón y ya estaba lista para ir al horno. La vació en una charola y la deslizó en el horno, al cerrar la puerta, este empezó a contar con un clic.
La razón por la que había preparado un pastel era porque estaba aburrida, estresada y sola. Había pensado que magdalenas no sería una mala idea pero se quiso probar así misma. Estaba batiendo el chocolate con el cual bañaría el pastel cuando sonó el teléfono. Sabía de antemano quién era.
Limpió sus manos en el mantel y corrió a contestarlo.
—Newton uno.
—Newton dos. ¿Cómo estás, Avie?
—No me digas así —caminó enredando el dedo en cable del teléfono (apenas si usaban esa cosa, ¿quién necesita uno inalámbrico?)— Estoy bien. Preparo pastel.
— ¿De chocolate?
—Uhm.
—Sabes lo que me gusta.
—Bueno, si no te apresuras no te quedará. Le daré a la señora Morrison porque le encanta mi pastel, además nadie nunca viene a visitarla. Además le llevaré a Aurora, le llevaría a Hattie pero la chica seguro hace mejores postres que yo —suspiro.
— ¿Y a Zeth? Llévale a Zeth. —Ava se sonrojó.
— ¿Andas de casamentero, hermano?
— ¡¿Yo?! ¡Nunca! —Ava rio—. Deberías hacerlo, por todo lo que te ha ayudado y eso, y además… —«tengo un crush con él». Ava sacudió la cabeza y lo cortó.
—Lo pensaré —«claro que no, dios»
—Bueno, sólo llamaba para ver si la Newton dos está bien, y para decirle que llegaré tarde.
—Oh, qué sorpresa.
—Sabes qué…
—Lo sé, Lenny. Te quiero.
—Yo igual, Ava.
—Cuídate —colgó. Sostuvo el teléfono un par de segundos en sus manos, finalmente lo dejó y caminó hasta la cocina. Faltaban un par de minutos para que el pastel estuviera hecho. Se untó un poco de salsa de chocolate en el dedo y lo probó. El estómago se le hizo un nudo y tuvo arcadas instantáneas. Corrió al baño y vomitó con tanta fuerza que sus omóplatos casi se juntan. Se quedó ahí, arrodillada en el baño, con el aroma dulzón y asqueroso de su propio vómito y los ojos en lágrimas del esfuerzo. Escuchó la campaña del horno y la única razón por la que se levantó era que si no lo hacía, la casa se incendiaría. Tiró del baño y fue a la cocina.
Se colocó el guante de lana con el que sacó el pastel y lo dejó en la encimera, apagó el horno y se quitó el delantal, descolgó las llaves del colgador junto a la puerta y se fue.
Pensó en ir a visitar a Zarina y Jo, pero no sabía si estarían ahí. Con todo eso, se fue al centro comercial. No compraría nada porque realmente no le apetecía, sólo quería caminar por ahí, ver personas normales viviendo una vida normal… lo más cercano que pudiera.
A veces, por quien era, sentía que era diferente. Como si no fuera humana. Se topó con un chico sentado en una banca, rodeado de bolsas de compras. Por motivos que ella nunca entendería, pena quizás, se sentó junto a él.
—Veo que estás un poco cargado. Espero no te moleste que me siente —el chico sonrió.
—De ninguna manera. Soy Ayrton.
—Soy Ava. ¿De compras con tu hermana? —señaló las bolsas. Ayrton vaciló un poco.
—Mi novia, de hecho.
—Ouh, lo siento. ¿Es de esas territoriales que les molesta que una chica aleatoria se acerque a hablar? Porque en realidad no quiero problemas.
—No, no, no te preocupes.
—Vale, vale —se sentó en pose india, su estómago ahora vacío comenzaba a pedir comida pero su boca aún sabía a vómito. Reprimió las náuseas.
— ¿Y qué te trae por aquí? ¿Temporada de rebajas como a mi novia?
—No, Zarina es la que me compra la ropa, en realidad soy un fracaso como mujer en ese aspecto, y por cierto, llámala por su nombre, decir “mi novia” todo el tiempo, no es bonito.
—Se llama Amara.
—Dios, esta es la zona de nombres raros. Nadie puede llamarse Amy o Hope. Todos somos Avalannas o Lennox o Ayrtons.
—Bueno, me gusta tu nombre. Como el nombre de un Ángel.
— ¿Estás… coqueteando conmigo, chico con novio? —Ayrton hizo una mueca encantadora y sacudió la cabeza.
—Lo siento.
—Sí, bueno.
—No, por lo general no soy así.
—Lo imagino —Ava meneó la cabeza con una sonrisa—. Déjalo está bien. Necesito algo de agua para pasar el mal sabor a… —se dio cuenta que estaba hablando mucho. Que fueras una reciente bulímica no era tópico para mantener una conversación—. Col. Sí, odio la col.
—Ah, ¿tu madre te hizo comerla a cambio de dejarte salir? Eso hace la mía.
—No, yo… no tengo madre. —Vio el rostro de Ayrton, vio sus ojos reflejando la pena y se sintió estúpida—. Pero no es importante, no, estoy bien. Voy a comer algo porque, porque, porque las mujeres comemos mucho, sí —se levantó—. Claro que no es como que te importe, sólo eres un desconocido con el nombre de Ayrton, y bueno, ten buen día, adiós. —Se giró y caminó en línea recta hasta el McDonalds más cercano. Se sentó y tuvo bastante tiempo para sentirse estúpida antes de pedir un cuarto de queso y una Pepsi grande.
—Caprice—dijo Zeth en un tono que anunciaba temas complicados. Caprice borró la buena actitud de su persona y construyó una pared de ladrillos a la velocidad de la luz. De pronto se tensó, como si fuera atacar—. Tengo entendido que terminaste una relación hace poco.
Bienvenidos a la era de hielo. Caprice casi se estremeció. Entre Zeth y ella se colocó una tensión tan fuerte que casi podía cortarse con los dientes. En lo único que Caprice pensaba conscientemente era en quién le había dicho tal cosa. Le dedicó una mirada helada.
— ¿Quién te dijo?
—Por tu reacción, supongo que no terminó bien.
— ¿Qué crees, Zeth? ¡El 98% por ciento de las relaciones adolescentes no terminan bien! ¡Dime si me equivoco! Además, ¿qué importa?
—Importa mucho, Caprice.
—Dios, Zeth, ¿nunca te han roto el maldito corazón? —sonaba agresiva pero lucía tan indefensa. Caprice vio el reflejo en los ojos, la forma en la que miró. Esa era la verdadera Caprice y él lo sabía. Se dio cuenta que estaba gritando. Todos en el restaurante que Zeth había sugerido para cambiar el pesado ambiente de la habitación que tenía en la universidad la miraban. Se levantó y tomó su chaqueta en el espaldar del asiento.
—Caprice, déjate ayudar, puedo ayudarte, puedes superarlo.
—Ya lo superé —Qué mentira. Qué mentira tan grande, se sintió mal al decir tal cosa. El tiempo se detuvo, porque podía irse y dejar a Zeth ahí o podía quedarse y… hablar.
Dios, ella nunca hablaba. De nada. La mayoría de veces todos parecían prestar tanta atención a lo que decía, su madre en especial, que no decía nada porque temía decir algo estúpido. Y sí se quedaba a hablar con Zeth diría la cantidad de estupideces que no dijo en toda su vida. ¿Entonces por qué lo estaba considerando?
Quizás la forma en la que la miraba, él no se había rendido con ella, cosa que ella había hecho hace tanto. Suspiró, se quitó la chaqueta a medio poner y la dejó en el espaldar nuevamente. Se sentó y tomó un bocado de aire para tragarse las lágrimas.
—Por un segundo pensé que te irías.
—Por un segundo, eso iba a hacer.
— ¿Y qué te hizo cambiar de opinión, Caprice? —Lo miró. Lo miró realmente como nunca había visto a nadie. Vio el brillo de sus ojos y su esperanza en la humanidad y esa forma tan desinteresada de soportar la mierda de otros con tal de ayudarlos. Vio a Zeevth Zudnich y dios sabe que quizás le agradó un poco.
No dijo nada, la orden llegó y después de tomar un bocado de pasta, comenzó a hablar. Y no se calló sino hasta muy entrada la noche, cuando las copas de vino ya le hacían un poco de efecto y no había literalmente nadie en el restaurante. A pesar de todo, no había llorado.
Hubo un momento en el que se clavó un tenedor en la pierna sin que Zeth lo notara, sólo para aguantar la maldita agua salada que amenazaba con salir de sus ojos. No era una conducta normal y ella lo sabía, a la perfección, pero prefería eso.
Finalmente Zeth pagó la cuenta y salieron del restaurante. Caprice inspiró frío.
— ¿No le dirás a nadie?
—Soy una roca, Caprice. Pero hay varios aspectos que tratar… tu miedo al… —se cayó porque Caprice había colocado un dedo en su boca.
—Ha sido todo por hoy —se giró y comenzó a caminar.
—Estás muy equivocada si crees que te dejaré volver sola.
—Entonces ven conmigo, Zeth. Pero no digas nada.
No habló, no habló en todo el camino y ella tampoco lo hizo, pero se sintió bien. Tal compañía se sintió bien. Caprice no se sentía así desde hace mucho y ya fuera por el vino o por la noche estrellada, se sentía como no se había sentido en mucho tiempo.
Había hablado, ¿Quién lo diría? Y no había derramado una sola lágrima. Hizo trampa, sí, pero valía la pena. Ya se sentiría estúpida en la mañana, esa noche, era sólo suya. Finalmente, en el alféizar de su puerta, Zeth rompió el silencio.
— ¿Cómo son las cosas en casa, Caprice?
—Morías por hablar, ¿no es así? —la chica sonrió socarronamente—. Son una mierda. ¿Ves esto? —señaló su casa por sobre su hombro—. Es un imperio construido de mentiras y secretos. Reza por nunca envolverte con alguien como yo, alguien tan jodido interior y —suspiro—, exteriormente.
—Es algo tarde para mí —murmuró.
— ¿Qué dijiste?
—Nada.
—Te oí, Zeth, ¿qué dijiste?
—No dije nada.
—Oh, bien. ¡Bien! Me llevas a un maldito restaurante y me haces contarte toda mi maldita vida y entonces aún somos extraños. Pues bien, Zeth, yo no le hablo a extraños, ¿sabías? —sacó las llaves y se giró para abrir la puerta cuando de repente, Zeth la abrazo.
Se quedó en shock por dos segundos y luego se intentó soltar.
—Dios, ¡Suéltame o gritaré!
—Sólo quieres sacarme de tu vida de la peor manera. Temes que, como se tanto de ti, pueda usarlo en tu contra o no saber manejarlo y entonces prefieres esto, pero hemos llegado muy lejos, Caprice —se soltó y se colocó entre ella y la puerta (un pequeño espacio, por cierto), la tomó de los hombros—. He peleado por esto y mierda, es difícil. Eres difícil, fue difícil. No te rindas ahora.
Caprice Clifford quería llorar. Estaba ahí, y sabía que si lloraba no sería juzgada, pero llorar significaba reconocer que estaba hundida y no quería eso. Y aun así, hundió la cabeza en el pecho de Zeth y dejó que seis lágrimas bien contadas cayeran y dos sollozos salieran de su boca. Luego se limpió el rostro y tomando aire, apartó a Zeth para abrir la puerta y entrar.
Ni un adiós.
—Adivina que me dio tu mamá.
—Dios, algo me dice que no quiero saber —Amara, quien tenía sus manos atrás, ocultando algo, lo mostró con una sonrisa. Era el álbum de las fotos de Dante, cuando era un pequeño—. Sip, estaba en lo correcto, dámelo.
— ¡De ninguna manera! —dijo Amara con una sonrisa alejándolo del alcance de Dante, el chico se levantó y cuando lo iba a tomar, Amara se resbaló por debajo de su brazo— ¡No te lo daré hasta que vea tu foto desnudo en la bañera! —Dante sonrió, una sonrisa sincera, se giró e intentó tomar el álbum estirando la mano. Esta vez, Amara sólo lo alejó, pero se tropezó con el borde de la cama y perdió el equilibrio cayendo hacia atrás. Como último acto, intentó sujetarse a Dante pero este al estar en baja guardia, cayó con ella.
Por un instante, hubo silencio. Dante miraba los ojos de Amara que se volvieron densos y lo miraban con una expresión que él no sabía definir. De pronto el corazón le latía demasiado rápido, una masa pesada creció en su cerebro, no podía pensar con claridad.
—Ah, ¿querido? —se sobresaltaron, ambos. Dante se incorporó rápidamente y tartamudeó.
—Mamá... esto, no... mamá, ¿qué pasó? —su madre soltó una risita de complicidad, sus rubios rizos caían sobre sus hombros y se tambalearon dulcemente. Dios, su madre era hermosa.
—Pronto estará lista la comida. ¿Me pregunto si Amara se quedará a cenar? —Dante se giró hacia su amiga que lucía cohíbida.
—Oh, señora Gaskarth, es usted muy amable pero...
—Por supuesto que lo hará mamá —Dante miró a su madre quién le guiñó un ojo y salió de la habitación. Se giró a Amara quien aún tenía el album en su mano, y miraba al suelo. Dante se acercó, tomó el album y besó suavemente su mejilla.
—Lo siento por el momento incómodo de hace un momento —se sentó en el borde de la cama—. ¿No querías ver mis fotos? —Amara sonrió y se sentó junto a Dante, guardando un poco las distancias. Este, con un resoplido, se movió para quedar más cerca. Sus brazos se tocaba, Dante intentó ignorar la masa que crecía en su cerebro, indicándole que algo pasaba ahí y abrió el álbum.
— ¿Qué es esto? —señaló su mano, ahí todavía estaban esos nombres de Dante no entendía.
—No es nada.
—Dante, son elementos de la tabla periódica.
— ¿Ah, sí?
—Bueno, si mal no estoy, Helio y Ástato, y… —se quedó callada dos segundos, luego se levantó. Dante no reconocía esa reacción en ella—. ¿Quién es Heather?
Todo tenía sentido. Miró su mano, así que así se llamaba la chica. Miró a Amara, cruzada de brazos, lucía casi que molesta.
— ¿Quién es Heather?
—Una chica que conocí en el parque.
— ¿Y de repente superaste a Candice? —Dante sintió eso como una bofetada—. ¿Sabes qué? No importa.
Salió, Dante dejó el álbum a un lado y la persiguió. La alcanzó en su jardín, tomó su brazo para que no la dejara.
— ¿Qué hice ahora?
—Nada, ¡Nada! Déjame en paz.
—Amara, por favor.
— ¡Déjame en paz! —le gritó. Dante la soltó, herido ante tal acto y Amara abrió los ojos dándose cuenta de lo que hizo—. Dios, Dante, no quise…
Pero Dante no escuchó. Se giró y cerró de un portazo, corrió a su habitación e hizo lo mismo, se hundió en la cama y por ese día no habría más Dante.
______________________________
*Un novio que nunca fue novio: o sea, nunca se casaron.
Un padre que nunca fue un padre, una madre que nunca fue una madre. Unos hermanos que pudieron ser hermanos. Un novio que nunca fue novio*. De repente todo era demasiado, resollando, corrió hasta la puerta y salió, cerrándola de golpe. Intentó tranquilizar su respiración, limpió sus lágrimas, pasó las manos por su cabello.
«No sientas, no sientas, NO SIENTAS.»
— ¿Heath? —se congeló. Se irguió y encontró a su hermano mirándola desconcertado. Se sintió avergonzada y no supo qué hacer, con lo que finalmente salió corriendo. Sintió la mano de su hermano, rozando su hombro por segundos. Pero no se detuvo, corrió en dirección a la cafetería dónde había conocido a Alec, pero se detuvo pensándolo mejor y giró a la izquierda. Un camino que nunca había tomado.
Siguió corriendo sin saber por qué, sintiendo sus músculos trabajar con fuerza, casi era placentero. Se detuvo en la mitad de un parque, con una sonrisa en el rostro debido a la adrenalina y resollando se apoyó en sus rodillas.
Algo golpeó su cabeza.
— ¡No fue mi intención golpearte! — «Claro que no, si lo fuera, estarías muerto.» Se giró para ver a un chico con rostro apenado, caminando hacia ella. Había arrojado un boomerang (muy mal, por cierto) y eso era lo que le había golpeado. No sentía el dolor porque la adrenalina de tal corrida seguía en sus venas, pero estaba un poco furiosa—. Lo siento.
—Vale, como sea —comenzó cruzándose de brazos. El chico recogió el boomerang y sonrió apenado.
—Soy Dante —Heath enarcó ambas cejas, algo interesada.
— ¿Cómo el Poeta?
—Sip. Salvo que, bueno, apenas si puedo tomar apuntes en las clases, mucho menos escribir un libro —Heath sonrió, eso animó un poco a Dante.
— ¿Te gusta su «trrabajo»? —Dante frunció el ceño ante el acento, sin borrar la sonrisa.
—Bueno, sólo he leído la Divina Comedia, pero vaya libro.
—Dante es más que sólo la Divina Comedia, ¿sabes?
—Lo siento —se encogió de hombros—. ¿No escuché tu nombre?
—«Porrque» no lo dije —Heath buscó en sus pantalones—. ¿Tienes un «lapicerro»? —Dante buscó en sus bolsillos y le pasó uno a Heath, ella lo tomó y escribió en su mano: Helio Ástato Hidrógeno Erbio.
— ¿Qué es esto?
—Mi «nombrre».
— ¿qué?
—Averígualo por ti mismo, Alighieri. —Dante sonrió.
— ¿Te invito a un café?
—Que sea una pizza y entonces «serrá» un «clarro» que sí. —Le devolvió la sonrisa a Dante. Giró el anillo en su dedo mientras caminaba junto a Dante, este se despidió de un grupo de personas con la mano y caminó con Heath hasta la pizzería más cercana.
Heath, por su parte, estaba en otro mundo. Pensaba en muchas cosas, su cabeza era un revuelto de palabras, que venían e iban con agresividad de un lado para el otro. Pudo sentir el inicio de lo que sería un dolor de cabeza. Aún giraba el anillo en su dedo cuando cruzaron la puerta y el aroma a pizza inundó sus fosas nasales.
Se sentaron en una mesa de la ventana, de modo que veía quién venía y quien iba. Heath miró a Dante, lo miró en serio. El chico le contaba sobre… bueno, no le prestaba atención, pero le agradaba que él hablara, así ella no tendría qué decir mucho. Sintió algo demasiado extraño, como si la calidez de dante se colara por su piel.
Entonces se vio a sí misma, una extranjera en una pizzería con un chico que apenas conocía. Por un motivo que desconocía, le dolió el cuello y el corazón comenzó a latirle con fuerza. Tenía que salir de ahí y tenía qué hacerlo rápido. Dante pareció notar su inquietud.
— ¿Sucede algo? —pero Heather no respondió. Se levantó agresivamente y al salir chocó con la mesera que traía la pizza. La comida salió volando dejando un gran desastre y el silencio se había hecho en la sala. Heath miró a Dante, la expresión en su rostro, y salió corriendo de la pizzería.
Quería llorar, quería llorar toda el agua de su cuerpo. Le dolía el cuello, la cabeza le iba a estallar. Se sentía enferma. Corrió quién sabe por cuánto tiempo, hasta que sintió que sus muslos eran de gelatina y entonces se dejó caer de rodillas al cemento, resollando, con una mano en el cuello y el rostro perlado de sudor. Levantó la mirada, no sabía dónde estaba. La gente al pasar la mirada con un deje extraño y se sintió cada vez más expuesta. Como pudo, se levantó y alargó la mano para que un taxi se detuviera.
***
Ava ató su cabello en una coleta mal hecha y se enjugó el sudor de la frente. La mezcla había adquirido un hermoso color marrón y ya estaba lista para ir al horno. La vació en una charola y la deslizó en el horno, al cerrar la puerta, este empezó a contar con un clic.
La razón por la que había preparado un pastel era porque estaba aburrida, estresada y sola. Había pensado que magdalenas no sería una mala idea pero se quiso probar así misma. Estaba batiendo el chocolate con el cual bañaría el pastel cuando sonó el teléfono. Sabía de antemano quién era.
Limpió sus manos en el mantel y corrió a contestarlo.
—Newton uno.
—Newton dos. ¿Cómo estás, Avie?
—No me digas así —caminó enredando el dedo en cable del teléfono (apenas si usaban esa cosa, ¿quién necesita uno inalámbrico?)— Estoy bien. Preparo pastel.
— ¿De chocolate?
—Uhm.
—Sabes lo que me gusta.
—Bueno, si no te apresuras no te quedará. Le daré a la señora Morrison porque le encanta mi pastel, además nadie nunca viene a visitarla. Además le llevaré a Aurora, le llevaría a Hattie pero la chica seguro hace mejores postres que yo —suspiro.
— ¿Y a Zeth? Llévale a Zeth. —Ava se sonrojó.
— ¿Andas de casamentero, hermano?
— ¡¿Yo?! ¡Nunca! —Ava rio—. Deberías hacerlo, por todo lo que te ha ayudado y eso, y además… —«tengo un crush con él». Ava sacudió la cabeza y lo cortó.
—Lo pensaré —«claro que no, dios»
—Bueno, sólo llamaba para ver si la Newton dos está bien, y para decirle que llegaré tarde.
—Oh, qué sorpresa.
—Sabes qué…
—Lo sé, Lenny. Te quiero.
—Yo igual, Ava.
—Cuídate —colgó. Sostuvo el teléfono un par de segundos en sus manos, finalmente lo dejó y caminó hasta la cocina. Faltaban un par de minutos para que el pastel estuviera hecho. Se untó un poco de salsa de chocolate en el dedo y lo probó. El estómago se le hizo un nudo y tuvo arcadas instantáneas. Corrió al baño y vomitó con tanta fuerza que sus omóplatos casi se juntan. Se quedó ahí, arrodillada en el baño, con el aroma dulzón y asqueroso de su propio vómito y los ojos en lágrimas del esfuerzo. Escuchó la campaña del horno y la única razón por la que se levantó era que si no lo hacía, la casa se incendiaría. Tiró del baño y fue a la cocina.
Se colocó el guante de lana con el que sacó el pastel y lo dejó en la encimera, apagó el horno y se quitó el delantal, descolgó las llaves del colgador junto a la puerta y se fue.
Pensó en ir a visitar a Zarina y Jo, pero no sabía si estarían ahí. Con todo eso, se fue al centro comercial. No compraría nada porque realmente no le apetecía, sólo quería caminar por ahí, ver personas normales viviendo una vida normal… lo más cercano que pudiera.
A veces, por quien era, sentía que era diferente. Como si no fuera humana. Se topó con un chico sentado en una banca, rodeado de bolsas de compras. Por motivos que ella nunca entendería, pena quizás, se sentó junto a él.
—Veo que estás un poco cargado. Espero no te moleste que me siente —el chico sonrió.
—De ninguna manera. Soy Ayrton.
—Soy Ava. ¿De compras con tu hermana? —señaló las bolsas. Ayrton vaciló un poco.
—Mi novia, de hecho.
—Ouh, lo siento. ¿Es de esas territoriales que les molesta que una chica aleatoria se acerque a hablar? Porque en realidad no quiero problemas.
—No, no, no te preocupes.
—Vale, vale —se sentó en pose india, su estómago ahora vacío comenzaba a pedir comida pero su boca aún sabía a vómito. Reprimió las náuseas.
— ¿Y qué te trae por aquí? ¿Temporada de rebajas como a mi novia?
—No, Zarina es la que me compra la ropa, en realidad soy un fracaso como mujer en ese aspecto, y por cierto, llámala por su nombre, decir “mi novia” todo el tiempo, no es bonito.
—Se llama Amara.
—Dios, esta es la zona de nombres raros. Nadie puede llamarse Amy o Hope. Todos somos Avalannas o Lennox o Ayrtons.
—Bueno, me gusta tu nombre. Como el nombre de un Ángel.
— ¿Estás… coqueteando conmigo, chico con novio? —Ayrton hizo una mueca encantadora y sacudió la cabeza.
—Lo siento.
—Sí, bueno.
—No, por lo general no soy así.
—Lo imagino —Ava meneó la cabeza con una sonrisa—. Déjalo está bien. Necesito algo de agua para pasar el mal sabor a… —se dio cuenta que estaba hablando mucho. Que fueras una reciente bulímica no era tópico para mantener una conversación—. Col. Sí, odio la col.
—Ah, ¿tu madre te hizo comerla a cambio de dejarte salir? Eso hace la mía.
—No, yo… no tengo madre. —Vio el rostro de Ayrton, vio sus ojos reflejando la pena y se sintió estúpida—. Pero no es importante, no, estoy bien. Voy a comer algo porque, porque, porque las mujeres comemos mucho, sí —se levantó—. Claro que no es como que te importe, sólo eres un desconocido con el nombre de Ayrton, y bueno, ten buen día, adiós. —Se giró y caminó en línea recta hasta el McDonalds más cercano. Se sentó y tuvo bastante tiempo para sentirse estúpida antes de pedir un cuarto de queso y una Pepsi grande.
***
—Caprice—dijo Zeth en un tono que anunciaba temas complicados. Caprice borró la buena actitud de su persona y construyó una pared de ladrillos a la velocidad de la luz. De pronto se tensó, como si fuera atacar—. Tengo entendido que terminaste una relación hace poco.
Bienvenidos a la era de hielo. Caprice casi se estremeció. Entre Zeth y ella se colocó una tensión tan fuerte que casi podía cortarse con los dientes. En lo único que Caprice pensaba conscientemente era en quién le había dicho tal cosa. Le dedicó una mirada helada.
— ¿Quién te dijo?
—Por tu reacción, supongo que no terminó bien.
— ¿Qué crees, Zeth? ¡El 98% por ciento de las relaciones adolescentes no terminan bien! ¡Dime si me equivoco! Además, ¿qué importa?
—Importa mucho, Caprice.
—Dios, Zeth, ¿nunca te han roto el maldito corazón? —sonaba agresiva pero lucía tan indefensa. Caprice vio el reflejo en los ojos, la forma en la que miró. Esa era la verdadera Caprice y él lo sabía. Se dio cuenta que estaba gritando. Todos en el restaurante que Zeth había sugerido para cambiar el pesado ambiente de la habitación que tenía en la universidad la miraban. Se levantó y tomó su chaqueta en el espaldar del asiento.
—Caprice, déjate ayudar, puedo ayudarte, puedes superarlo.
—Ya lo superé —Qué mentira. Qué mentira tan grande, se sintió mal al decir tal cosa. El tiempo se detuvo, porque podía irse y dejar a Zeth ahí o podía quedarse y… hablar.
Dios, ella nunca hablaba. De nada. La mayoría de veces todos parecían prestar tanta atención a lo que decía, su madre en especial, que no decía nada porque temía decir algo estúpido. Y sí se quedaba a hablar con Zeth diría la cantidad de estupideces que no dijo en toda su vida. ¿Entonces por qué lo estaba considerando?
Quizás la forma en la que la miraba, él no se había rendido con ella, cosa que ella había hecho hace tanto. Suspiró, se quitó la chaqueta a medio poner y la dejó en el espaldar nuevamente. Se sentó y tomó un bocado de aire para tragarse las lágrimas.
—Por un segundo pensé que te irías.
—Por un segundo, eso iba a hacer.
— ¿Y qué te hizo cambiar de opinión, Caprice? —Lo miró. Lo miró realmente como nunca había visto a nadie. Vio el brillo de sus ojos y su esperanza en la humanidad y esa forma tan desinteresada de soportar la mierda de otros con tal de ayudarlos. Vio a Zeevth Zudnich y dios sabe que quizás le agradó un poco.
No dijo nada, la orden llegó y después de tomar un bocado de pasta, comenzó a hablar. Y no se calló sino hasta muy entrada la noche, cuando las copas de vino ya le hacían un poco de efecto y no había literalmente nadie en el restaurante. A pesar de todo, no había llorado.
Hubo un momento en el que se clavó un tenedor en la pierna sin que Zeth lo notara, sólo para aguantar la maldita agua salada que amenazaba con salir de sus ojos. No era una conducta normal y ella lo sabía, a la perfección, pero prefería eso.
Finalmente Zeth pagó la cuenta y salieron del restaurante. Caprice inspiró frío.
— ¿No le dirás a nadie?
—Soy una roca, Caprice. Pero hay varios aspectos que tratar… tu miedo al… —se cayó porque Caprice había colocado un dedo en su boca.
—Ha sido todo por hoy —se giró y comenzó a caminar.
—Estás muy equivocada si crees que te dejaré volver sola.
—Entonces ven conmigo, Zeth. Pero no digas nada.
No habló, no habló en todo el camino y ella tampoco lo hizo, pero se sintió bien. Tal compañía se sintió bien. Caprice no se sentía así desde hace mucho y ya fuera por el vino o por la noche estrellada, se sentía como no se había sentido en mucho tiempo.
Había hablado, ¿Quién lo diría? Y no había derramado una sola lágrima. Hizo trampa, sí, pero valía la pena. Ya se sentiría estúpida en la mañana, esa noche, era sólo suya. Finalmente, en el alféizar de su puerta, Zeth rompió el silencio.
— ¿Cómo son las cosas en casa, Caprice?
—Morías por hablar, ¿no es así? —la chica sonrió socarronamente—. Son una mierda. ¿Ves esto? —señaló su casa por sobre su hombro—. Es un imperio construido de mentiras y secretos. Reza por nunca envolverte con alguien como yo, alguien tan jodido interior y —suspiro—, exteriormente.
—Es algo tarde para mí —murmuró.
— ¿Qué dijiste?
—Nada.
—Te oí, Zeth, ¿qué dijiste?
—No dije nada.
—Oh, bien. ¡Bien! Me llevas a un maldito restaurante y me haces contarte toda mi maldita vida y entonces aún somos extraños. Pues bien, Zeth, yo no le hablo a extraños, ¿sabías? —sacó las llaves y se giró para abrir la puerta cuando de repente, Zeth la abrazo.
Se quedó en shock por dos segundos y luego se intentó soltar.
—Dios, ¡Suéltame o gritaré!
—Sólo quieres sacarme de tu vida de la peor manera. Temes que, como se tanto de ti, pueda usarlo en tu contra o no saber manejarlo y entonces prefieres esto, pero hemos llegado muy lejos, Caprice —se soltó y se colocó entre ella y la puerta (un pequeño espacio, por cierto), la tomó de los hombros—. He peleado por esto y mierda, es difícil. Eres difícil, fue difícil. No te rindas ahora.
Caprice Clifford quería llorar. Estaba ahí, y sabía que si lloraba no sería juzgada, pero llorar significaba reconocer que estaba hundida y no quería eso. Y aun así, hundió la cabeza en el pecho de Zeth y dejó que seis lágrimas bien contadas cayeran y dos sollozos salieran de su boca. Luego se limpió el rostro y tomando aire, apartó a Zeth para abrir la puerta y entrar.
Ni un adiós.
***
—Adivina que me dio tu mamá.
—Dios, algo me dice que no quiero saber —Amara, quien tenía sus manos atrás, ocultando algo, lo mostró con una sonrisa. Era el álbum de las fotos de Dante, cuando era un pequeño—. Sip, estaba en lo correcto, dámelo.
— ¡De ninguna manera! —dijo Amara con una sonrisa alejándolo del alcance de Dante, el chico se levantó y cuando lo iba a tomar, Amara se resbaló por debajo de su brazo— ¡No te lo daré hasta que vea tu foto desnudo en la bañera! —Dante sonrió, una sonrisa sincera, se giró e intentó tomar el álbum estirando la mano. Esta vez, Amara sólo lo alejó, pero se tropezó con el borde de la cama y perdió el equilibrio cayendo hacia atrás. Como último acto, intentó sujetarse a Dante pero este al estar en baja guardia, cayó con ella.
Por un instante, hubo silencio. Dante miraba los ojos de Amara que se volvieron densos y lo miraban con una expresión que él no sabía definir. De pronto el corazón le latía demasiado rápido, una masa pesada creció en su cerebro, no podía pensar con claridad.
—Ah, ¿querido? —se sobresaltaron, ambos. Dante se incorporó rápidamente y tartamudeó.
—Mamá... esto, no... mamá, ¿qué pasó? —su madre soltó una risita de complicidad, sus rubios rizos caían sobre sus hombros y se tambalearon dulcemente. Dios, su madre era hermosa.
—Pronto estará lista la comida. ¿Me pregunto si Amara se quedará a cenar? —Dante se giró hacia su amiga que lucía cohíbida.
—Oh, señora Gaskarth, es usted muy amable pero...
—Por supuesto que lo hará mamá —Dante miró a su madre quién le guiñó un ojo y salió de la habitación. Se giró a Amara quien aún tenía el album en su mano, y miraba al suelo. Dante se acercó, tomó el album y besó suavemente su mejilla.
—Lo siento por el momento incómodo de hace un momento —se sentó en el borde de la cama—. ¿No querías ver mis fotos? —Amara sonrió y se sentó junto a Dante, guardando un poco las distancias. Este, con un resoplido, se movió para quedar más cerca. Sus brazos se tocaba, Dante intentó ignorar la masa que crecía en su cerebro, indicándole que algo pasaba ahí y abrió el álbum.
— ¿Qué es esto? —señaló su mano, ahí todavía estaban esos nombres de Dante no entendía.
—No es nada.
—Dante, son elementos de la tabla periódica.
— ¿Ah, sí?
—Bueno, si mal no estoy, Helio y Ástato, y… —se quedó callada dos segundos, luego se levantó. Dante no reconocía esa reacción en ella—. ¿Quién es Heather?
Todo tenía sentido. Miró su mano, así que así se llamaba la chica. Miró a Amara, cruzada de brazos, lucía casi que molesta.
— ¿Quién es Heather?
—Una chica que conocí en el parque.
— ¿Y de repente superaste a Candice? —Dante sintió eso como una bofetada—. ¿Sabes qué? No importa.
Salió, Dante dejó el álbum a un lado y la persiguió. La alcanzó en su jardín, tomó su brazo para que no la dejara.
— ¿Qué hice ahora?
—Nada, ¡Nada! Déjame en paz.
—Amara, por favor.
— ¡Déjame en paz! —le gritó. Dante la soltó, herido ante tal acto y Amara abrió los ojos dándose cuenta de lo que hizo—. Dios, Dante, no quise…
Pero Dante no escuchó. Se giró y cerró de un portazo, corrió a su habitación e hizo lo mismo, se hundió en la cama y por ese día no habría más Dante.
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*Un novio que nunca fue novio: o sea, nunca se casaron.
- Spoiler:
- Lamento tardar siglos.
Dios, amo esta novela y casi nunca puedo escribir bien para ella. ugh.
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