Everything changes [Finnick&tu]

Mi madre es estilista, ella se encarga de crear los vestuarios de los tributos. A diferencia de mí, ella es alta, delgada y esbelta; posee rasgos fuertes pero a su vez delicados, su cabello es castaño claro, y su piel parece de porcelana. Mi padre, también tiene un trabajo importante en el Capitolio: es Vigilante. Él es un hombre alto, con músculos bien definidos, rubio,  de ojos verdes y su piel es trigueña tirando a pálida. Y luego estoy yo, una mezcla de sus genes: no soy muy alta, mi cabello es castaño casi rubio como mi padre, aunque me gusta  teñirlo aún más claro. Heredé los ojos azules de mi madre y su piel de porcelana. Soy delgada pero no esbelta, cosa que realmente no me interesa ser.  De todas formas, muchas personas me dicen que soy hermosa, y que cuando cumpla la mayoría de edad, muchas personas del Capitolio pagarán por mí; me resulta asqueroso pensar en esto, de solo imaginarlo quiero huir de aquí e irme a cualquier lugar.

~

Este año se celebrarán los 72° Juegos del Hambre, y como todos los años, mis padres estarán totalmente inmersos en sus trabajos. Algunas veces he ayudado a mi madre respecto a los atuendos y estilos de los tributos que le tocaban, ya que es algo que me gusta: las telas elegantes y sus colores vivos. 
Respecto al trabajo de mi padre, no puedo colaborar en absolutamente nada, la labor de los Vigilantes es totalmente cerrada y si no trabajas allí, no puedes entrometerte, ni siquiera influir desde afuera, bueno, en realidad solo la audiencia a nivel general puede influir, y según eso, los Vigilantes accionan para volver los juegos más “entretenidos” para dicha audiencia pero nada más.

~

 
En el día de la cosecha, observamos desde los televisores, la ceremonia de selección de tributos en vivo: dos por cada distrito, un hombre y una mujer de entre 12 a 18 años. Si yo viviera en alguno de los distritos, definitivamente tendría chance de ser seleccionada, aunque habiendo tantos papeles, si tu nombre llega a salir, es una verdadera desgracia. Llegando ya a las últimas horas del día, vemos a los últimos tributos elegidos y luego nos vamos a dormir. 
Al día siguiente, luego de haberme bañado, cambiado y desayunado, me dirigí hacia la escuela. En los pasillos de ésta, jóvenes de vestimentas chillonas y pelucas llamativas debaten sobre lo emitido el día anterior, es decir, debaten y empiezan a hacer sus apuestas por los diferentes tributos. Como de costumbre, los tributos del distrito 2 son los preferidos. 
Escucho a mi grupo de amigas hablando sobre el pequeño tributo del distrito 8, un niño llamado Eros que apenas cumplió sus doce años, y que habiendo un solo papel con su nombre, fue seleccionado. Es el tributo más pequeño de todos los que fueron seleccionados. La mayoría tienen entre 15 a 18 años, a excepción de él. Siento una lástima terrible por ese pequeño, ojalá pudiera hacer algo por ayudarlo…



Me quedó algo corto para ser el primer capítulo, así que perdón por ello.

Por Dios, me encanto el capítulo y el prólogo, simplemente fueron perfectos♡.
AMO a finnick odair.
Y sobre tu firma.... tambien te haz leido harry potter? Yo igual!  :llama: 
asdfghjklñ
Espero con ansias el próximo capítulo!

y bueno, te dejo un panda   ♡

.III.

peeta mfff escribió:Por Dios, me encanto el capítulo y el prólogo, simplemente fueron perfectos♡.
AMO a finnick odair.
Y sobre tu firma.... tambien te haz leido harry potter? Yo igual!  :llama: 
asdfghjklñ
Espero con ansias el próximo capítulo!

y bueno, te dejo un panda   ♡

.III.

Yaaay, primera lectora que se hace presente :3 Gracias por leerla y dejarme un comentario, lo aprecio mucho. Sí, los leí y también amo las pelis :3
Gracias por el panda :P mañana subiré otro!

Delfinalday escribió:

peeta mfff escribió:Por Dios, me encanto el capítulo y el prólogo, simplemente fueron perfectos♡.
AMO a finnick odair.
Y sobre tu firma.... tambien te haz leido harry potter? Yo igual!  :llama: 
asdfghjklñ
Espero con ansias el próximo capítulo!

y bueno, te dejo un panda   ♡

.III.

Yaaay, primera lectora que se hace presente :3 Gracias por leerla y dejarme un comentario, lo aprecio mucho. Sí, los leí y también amo las pelis :3
Gracias por el panda :P mañana subiré otro!

De nada  :-w-: 
maña subes el segundo o te quito el panda, ah. 

ME ENCANTÓ el capítulo, enserio. 
Bueno no sé, estuvo genial, no se porque no tienes tantas lectoras como mereces    
Por dioh, donde estan esas lectoras que no comentan  :OWO:  
Digo, si les gusta la novela, porque no comentan haciendole saber a la autora que les gusta o la felicitan, digo   
tienes que seguirla wacha 
Y no sé, estoy viendo tron el legado y me pongo sentimental facilmente asdfghjklñ

Siguela, ah.
.III.

peeta mfff escribió:ME ENCANTÓ el capítulo, enserio. 
Bueno no sé, estuvo genial, no se porque no tienes tantas lectoras como mereces    
Por dioh, donde estan esas lectoras que no comentan  :OWO:  
Digo, si les gusta la novela, porque no comentan haciendole saber a la autora que les gusta o la felicitan, digo   
tienes que seguirla wacha 
Y no sé, estoy viendo tron el legado y me pongo sentimental facilmente asdfghjklñ

Siguela, ah.
.III.

Gracias por leerla y realmente me alegro que te guste, sobretodo gracias por comentar y dejarme saber que te gusta!  :(L): Espero que en algún momento aparezca alguien más que se sume a comentar, no muerdo (? jajajaj, no te preocupes, mañana voy a subir otro :3

Bueno, la realidad es que me molesta un poco que lean y no opinen. Más allá de los fantasmas, me gustaría aunque sea opinen que les parece, sea positivo o negativo el comentario, los sabré aceptar. Por ahí les resulta aburrida porque aún no aparece Finnick, pero bueno, no sé, aunque sea quisiera saber si es por eso que nadie comenta nada y están esperando a que eso pase :P 
De todas formas, no voy a abandonarla y voy a subir 2 capítulos para adelantar un poco más. Estos dos capítulos se los dedico totalmente a peeta mfff por ser la única que comenta y me dice lo que opina, gracias <3




Fuimos desalojados. Un grupo de agentes de la paz se metió en nuestra casa por la mañana. Nos dieron cinco minutos para agarrar algunas cosas y abandonar la casa. Pudimos recoger algunas pertenencias tales como ropa, fotos, y otros objetos. Finalizados esos cinco minutos, nos sacaron a la fuerza, nos esposaron, y nos metieron en uno de sus vehículos. No sé qué harían con nosotros, no sé qué me harían a mí, pero todo esto era mi culpa, es lo único de lo que sí tenía certeza.
Dentro del vehículo, no había ventanas, al menos no en donde nos encontrábamos. Solo estábamos nosotros tres junto con otros tres agentes de la paz. No podíamos ver quiénes estaban adelante, conduciendo.


Creo que pasaron unas cuantas horas. El vehículo se detiene, los agentes nos obligan a bajar. No reconocía mucho el paisaje que había a mi alrededor, solo supe que ya era algo tarde porque estaba anocheciendo. Nos sacan las esposas para poder agarrar nuestras pocas pertenencias. Otro de sus vehículos se detiene adelante nuestro, de su interior bajan más agentes de la paz, los conté rápidamente, en total eran once. Nos rodean, y nos obligan a caminar con ellos de escoltas a través de unas calles; había poca visibilidad debido al vapor, por lo que no pude reconocer casi nada de lo que estaba a mi alrededor. Luego de haber caminado unas cuatro cuadras, nos hacen detener frente a una pequeña casa, bastante destruida y descuidada; nos hacen entrar en ella, dejar nuestras cosas en lo que parecía una sala de estar y luego se quedan de pie esperando algo…
Pasados unos minutos, se abre la puerta de entrada, ingresan otros dos agentes, detrás de ellos había una tercera persona: El presidente Snow.


— Familia Blumer — sonríe cínicamente —. Bienvenidos a su nuevo hogar.


Sentí un gran impulso por tirarme encima de él y matarlo. Solo pude limitarme a dejar escapar algunas lágrimas, al igual que mis padres.


— Por si aún no lograron darse cuenta, están en el distrito 8. —decía a la vez que caminaba por la sala de estar—. Aquí vivía el niño que intentaron proteger.
— Yo… — intenté interrumpirlo.
— Usted, señorita _____  —continuó hablando— Usted quiso que el niño continuara vivo. Parece ser que no entiende que los tributos mismos son quienes deben mantenerse vivos. — me miró a los ojos fijamente con los suyos de serpiente — Por lo tanto, nadie puede otorgarles protección, mucho menos usted… y nadie puede siquiera intentar romper las reglas. — dijo con un tono de voz elevado.
— Lo lamento. — fue lo único que salió de mis labios.
— Acepto sus disculpas señorita Blumer. — se acerca a mí, me toma la cara con una de sus asquerosas manos y sonríe—. Es una lástima que no pueda seguir viviendo en el Capitolio, hubieran pagado mucho por usted y tendría toda la riqueza que quisiera.


Aparté mi cara de sus manos rápidamente, y lo miré con asco. Él se puso serio, dio media vuelta y se encaminó hacia la puerta. Antes de salir por ella, volteó nuevamente y me miró.


— Por cierto señorita Blumer, para el próximo año, habrá ocho papeles con su nombre en la cosecha. Seis corresponden a sus diecisiete años, y los otros dos, son un regalo de mi parte. —sonríe una última vez y se retira por la puerta.


Detrás de él salen todos los agentes de la paz y cierran la puerta.
 






Me derrumbé sobre mis rodillas instantáneamente y lloraba cubriéndome la cara con las manos. 8 papeles con mi nombre. 8 posibilidades de que sea tributo. Cuando hace un día atrás ni siquiera existía la chance de que lo fuera. Mis padres se sientan a mi lado, en el suelo, y sollozan junto a mí. A pesar de eso, intentan contenerme y animarme pero ni siquiera ellos podían dejar de estar tristes. Hace un día nuestra vida era perfecta, teníamos todo lo que necesitábamos y aún más  pero tuvieron que aparecer mis emociones, mis sentimientos, tuvo que aparecer mi compasión. Éstos fueron más fuertes que yo, e intenté hacer todo para que sean escuchados, para poder salvar a ese pequeño niño de este distrito.
Su familia vive acá, voy a verles la cara todos los días seguramente, voy a mirarlos con cara de “lo siento, no pude salvar a su hijo” aun cuando ellos ni siquiera sepan quién soy ni lo que hice. Quizás me odien porque su hijo debería haber muerto en el primer momento para quitarle toda esperanza de sobrevivir y soportar los juegos, quizás me quieran por aunque sea haber intentado mantenerlo con vida, no lo sé.
Mis padres se acomodaron en lo que sería su cuarto, si bien la casa era pequeña, sucia y estaba bastante deteriorada, había muebles en ellas, también sucios y descuidados pero peor era nada. Yo me acomodé en un pequeño cuarto en frente al de mis padres, donde había una cama y algunos juguetes. Parecía el cuarto de un niño.


— No puede ser —dije en un susurro.


Estaba pensando en lo peor ya que el Capitolio es capaz de todo; esta era la casa donde vivía Eros. Se notaba que era una casa familiar abandonada de manera repentina, como nosotros abandonamos la nuestra. El cuarto realmente parecía de un niño pequeño, estaba decorado de tal manera. Si bien Eros tenía doce años, por la pobreza de este distrito, dudo que pudieran remodelarlo.
Confirmé mis sospechas al encontrar retratos escondidos: Eros junto a sus padres. Eros junto a sus hermanos. Los padres de Eros. Simplemente quiero morir. Ya estoy cargando bastante culpa por toda la situación de mi familia y, como si fuera poco, tengo que vivir en la casa donde vivía ese niño. Sentí náuseas y salí corriendo al baño. Lo que había desayunado ese día, y seguramente la última comida sustanciosa que tendré en mi vida, se la acababa de llevar el agua del retrete.


A la mañana siguiente, con mi familia salimos a recorrer el distrito, para conocerlo y, de ser posible, encontrar algún trabajo que haga nuestra vida llevadera. La gente del distrito era muy acelerada, parecía una ciudad desorganizada. Había mucho vapor en el aire, lo que me pareció extraño, hasta que descubrí a que se debía: El distrito 8 se especializaba en la industria textil.
Bingo. Mi madre y yo podríamos conseguir trabajo fácil, quizás a ella la reconozcan de la televisión y eso le facilite la tarea, aunque no sé si eso también lo facilitará para mí. Nos detuvimos a hablar con una señora de avanzada edad, llamada Romea, nos ayudó en nuestro recorrido por el distrito, y nos recomendó visitar una de las grandes fábricas, que hasta donde logré escuchar, era la que confeccionaba los trajes de los agentes de la paz.


Mamá empezó a trabajar como diseñadora; sí, la reconocieron y prácticamente la pusieron a trabajar al instante. Conmigo no pasó eso, pero mamá logró que me otorguen un pequeño puesto como costurera. Por suerte con ella aprendí mucho sobre eso, así que no sería nada nuevo para mí realizar costuras.
Papá aún no logra conseguir nada, ya que en lo que a la industria textil refiere, no entiende absolutamente nada. Decidió buscar algo en un pequeño mercadillo que había en el centro del distrito. Allí se encontraba de todo, alimentos, telas, objetos extraños, hierbas y plantas medicinales, animales, pieles, entre muchas otras cosas.
Un señor comerciante de telas decidió darle trabajo.

Los días pasaban, como así también los meses, la historia de mi familia se dio a conocer en todo Panem, considerándonos traidores del régimen, sin embargo, quisieron demostrar que son “buenos” y “piadosos” concediéndonos la oportunidad de seguir viviendo… ¡Malditos sean!
El día de la cosecha estaba cada vez más cerca, y yo no quería ni pensar en eso. Así que continuaba mi nueva vida en el distrito como si nada, al igual que mi familia.
Le tomé cierto aprecio a la gente de este distrito, porque nos recibieron con los brazos abiertos sin saber de nuestra traición y aun cuando se enteraron, siguieron brindándonos apoyo. No tardé mucho en hacer algunos amigos: un mes después de habernos instalado, empecé a asistir a la escuela nuevamente, allí muchas chicas de mi edad querían saber cómo era vivir dentro del Capitolio, mientras que algunos chicos intentaban conquistarme. Ninguno lo logró ni lo iba a lograr. Después de todas las consecuencias que trajo haber dejado que mis sentimientos me dominen, decidí que sería fría, prácticamente de hielo: no iba a ser sentimental, no iba mostrar compasión por nada ni nadie, no iba tener ningún tipo de sentimiento ni emoción por otra cosa que no fuera mi familia, gracias a mí ellos sufrieron y ahora estamos en donde estamos, solo ellos son merecedores de mis sentimientos, y nadie más.


Vivíamos, dentro de todo, bastante bien. Nos acostumbramos muy rápido a la vida allí. Si bien era muy diferente a nuestro anterior hogar y forma de vida, pudimos sobrellevarlo de la mejor manera posible: teníamos lo justo y necesario para alimentarnos, teníamos la ropa necesaria, podíamos higienizarnos bien y una vez cada tanto darnos el lujo de vestirnos elegante para cenar hasta saciarnos en familia; pero lo más importante que teníamos y seguía intacto era nuestro amor, afecto y unión como familia, y pese a todas las desgracias, me siento bendecida por ello.

Dentro de dos días sería la cosecha, admito que estoy realmente nerviosa y tengo miedo. Intenté no preocuparme por ello pero era inevitable, sobretodo estando a dos días.
Apenas salía de la escuela, iba a trabajar a la fábrica, luego volvía a casa caminando. En ese trayecto pasaba por la plaza central y siempre miraba las bolas de vidrio llenas de papeles.

— No hay chance de que salga mi nombre —dije en voz baja, casi para mí misma.
— Lo mismo pensó mi hermana, y el año anterior fue seleccionada. —contestó una delicada voz femenina.

Miré hacia dónde provenía la voz, y vi a una joven apenas más chica que yo, su cara me resultaba familiar aunque estoy segura que jamás la vi… o quizás sí. La miré dubitativa, como esperando una respuesta.

— Soy la hermana de Lyla, sé que junto con tu madre fueron sus estilistas.

De ahí le veía cara conocida. Además de tener un gran parecido con su hermana, recuerdo haberla visto en la televisión preocupada cuando el nombre de su hermana salió seleccionado aunque Lyla no se despidió de ella ni de nadie de su familia.

— Lamento mucho lo de tu hermana. Era una chica valiente —contesté.
—No te preocupes. Sí, lo era pero sé que estaba destinada a morir allí —dijo con mucha seguridad.

Ahora lo recordé, la gente del distrito 8 es de creer mucho en que si las cosas pasan, es porque estaban destinadas, y no lo ven como un castigo o una bendición, es simplemente algo que tenía que pasarte, sea bueno o malo.






El temido día de la cosecha llegó. A nuestro distrito le tocaba por la tarde, luego de que televisaran la selección en el distrito 7. A las 18 horas, todos debíamos estar en la plaza central.
Como el día de la cosecha se consideraba una “celebración”, debíamos vestirnos lo más elegantes y arreglados posible para el evento. Luego de haberme bañado, me puse un vestido gris oscuro liso que me llegaba apenas encima de las rodillas. Tenía un lazo rosa pálido debajo del busto y se sostenía en mis hombros mediante dos tiras gruesas. Mi madre se acercó para anudarme el lazo rosa e hizo un bonito moño con él. Luego peinó mi pelo con sus dedos y me miró.

—Eres hermosa _____ —sus ojos estaban vidriosos—. Eres lo mejor que nos pudo pasar, quiero que lo sepas mi princesa.
—Mamá…. —me interrumpió.
—No digas nada cielo, vamos a encontrarnos con tu padre que nos está esperando abajo.

Ella me extendió su mano, yo asentí y se la tome. Juntas bajamos y al llegar abajo, mi padre me abrazó.

— ¡Qué grande está mi hija! —Dijo con una gran sonrisa—. Pensar que fue ayer cuando eras una pequeña bebita.

Me sonrojé y reí, lo abracé muy fuerte.

— ¡Basta papá! —mi tono de voz era divertido.

Mi padre luego de devolverme el abrazo me despeinó, motivo por el cual mi mamá lo retó. Siendo estilista, ver a mi padre despeinando el cabello que ella peinó, le dio ganas de matarlo. Solo me reí ante la situación, papá puso una cara que lo hizo parecer un pequeño niño al que acababan de retar.
Salimos de casa los tres y nos dirigimos hacia la plaza, allí estaban los otros residentes del distrito acomodándose: los posibles candidatos a tributos se acomodaban en grupos por edad. El resto de las personas alrededor de éstos.
Dentro del grupo de las de mi edad, escuché a una chica comentando que su nombre estaba treinta y dos veces dentro de la bola. Sentí pánico al escucharla, sobretodo porque se notaba muy tranquila.
La plaza empezó a llenarse de gente, los sectores con los posibles tributos también. Creo que ya estaban todos. Un sonido indicó que ya eran las 18 horas, y a los poco segundos las pantallas se encendieron. Del interior del Edificio de Justicia salió un hombre alto y delgado, su cabello era largo de color verde y lo llevaba recogido. Vestía un traje casi del mismo tono que su cabello, éste tenía detalles simétricos en negro y plateado. Utilizaba bastante maquillaje, en diferentes tonos de rojo, complementario al verde y con formas extrañas. No era necesaria mucha lógica para darse cuenta que este hombre era del Capitolio, y era el escolta de los tributos del distrito 8. Lo miré bien y me di cuenta que este hombre no debía tener más de treinta años además de presentar unos rasgos delicados y bonitos.

— ¡Felices Juegos del Hambre! ¡Y que la suerte esté siempre de vuestra parte! —exclamó el escolta.

Luego de un aburrido discurso rememorando la historia de Panem y el por qué se celebran estos juegos, el hombre peliverde, procedió a la parte de selección de tributos.

—Como siempre, primero las damas —dijo acercándose a una de las bolas y metiendo su mano en ésta—. Bien, creo que lo tengo — y sacó un papel.

En ese momento sentía que me faltaba el aire y que no lo iba a recuperar hasta que leyera el nombre que había en el interior de dicho papel. El hombre lo abrió lentamente, miró hacia el frente y abrió su boca para anunciar al tributo femenino.

— ¡________ Blumer! —exclamó sonriente.




Biennn, falta menos para que aparezca Finnick. Gracias a todos aquellos que la lean y no se atrevan a comentar y gracias a los que sí.

MichelleARogers escribió:

HOOOOOOOOOOOOOLAAAAAAAAAAAAAAA
SOY  TU  NUEVA  LECTORA  AMIGABLE (:
ME LLAMO MICHELLE Y TE DIGO QUE SIGAS
TU FANFIC LO MÁS PRONTISIMO QUE PUEDAS.
ESTÁ GENIAL! ENSERIO, SIGUELA PLEASE :C

BYEE ^_^

Holaaaaaaaa, bienvenida :3 Me alegro que te guste, ahora editaré un poco el cap y lo subo, gracias por leerla! :)