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The Roadtrip
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: The Roadtrip
Sykes.
Nathan y Oliver son familia lejana, i'M TOTALLY SURE ABOUT IT MILENKA Y YO VAMOS A SER FAMILIA ALGO ASÍ. vale, ya.
Nathan y Oliver son familia lejana, i'M TOTALLY SURE ABOUT IT MILENKA Y YO VAMOS A SER FAMILIA ALGO ASÍ. vale, ya.
Invitado
Invitado
Re: The Roadtrip
porque debo.hacer unas diapositivas sobre el pulmon y aprenderme todo sobre él bc mañana lo expongo
Atenea.
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Re: The Roadtrip
- dude:
- es el capítulo que más he tardado en escribir y no porque esperara que me llegue inspo, sino porque lo hice por partes ;-; no había tiempo para hacerlo. lamento la demora, no incluí a muchos pjs, lo siento, recién recordé unas partes que igual quería escribir, pero para la siguiente gracias steph por la paciencia
SIGUE: LAU
CAPITULO 49.
BY SYKESUAL 2014.
¿Era buena idea? Quiero decir ¿de verdad alguna vez creyó que sería buena idea?
Todo resultaba bastante complicado si lo analizaba a profundidad, y vasta decir que a este muchacho le encantaba analizar las cosas. Bueno, quizá no pensó muy bien todo este asunto de unirse al viaje por el simple hecho de que una chica le haya “fascinado”. A decir verdad, era bastante estúpido, pero durante la noche… vale, durante las seis horas, veintitrés minutos con quince segundos de aquella noche en cuestión, no lograba sacarse de la cabeza la sonrisa de Myra, su voz y el olor que sentía al estar con ella, era como si frotases goma de mascar sabor frambuesa contra otra de mango. Pero lo más llamativo no era la mezcla de estos, sino el aroma que dejaba en el aire cuando se movía. A lo mejor era demasiado patético reparar en todos esos detalles, pero entonces pensó que si no lograba olvidar todo aquello era por algo. El universo, el cosmos, los espíritus de sus antecedentes o alguna bruja mística, le estaban dando señales de que no se trataba de un simple enamoramiento de casi tres horas (que fue el tiempo que pasó con la morena) sino que suponía ser algo mucho más grande; así que le gustase o no, debía averiguarlo.
Para cuando el reloj marcó las seis de la mañana en punto, el oji-verde hizo una lista de los pros y contras de esta alocada decisión.
Repasó aquella lista durante el desayuno y buena parte de la mañana. Llegó a la conclusión de que el lado de pros tenía un punto más que el de contras por lo que si de cantidad se trataba, siete puede más que seis, y las experiencias adquiridas son mucho mayores que quedarse estancado en un lugar esperando que el destino llegue a empujarlo hacia alguna otra aventura (que posiblemente no pasaría de nuevo).
Por aquel momento todo sonaba muy bien, solo que ahora… digamos que las cosas se habían complicado, pero ¡hey! todo buen plan tiene un margen de error, el de Will solo se veía apabullado por todo el drama existente en ese grupo. En su vida llegó siquiera a pensar que estaría rodeado de historias como las de esas telenovelas que tanto crispan emocionalmente a la tía Pearl. Me refiero a que: ¿acaso estos chicos no tenían un momento en paz? En lo que llevaba como miembro invisible había aprendido que: 1) las rubias son las que más problemas causan (exceptuando, tal vez, a Fauna), 2) las morenas no se quedan atrás (pero son mucho más agresivas que el resto), 3) parece no existir otra forma de pasarla bien si no es con alcohol o drogas en el organismo, 4) los chicos son igual o más problemáticos y 5) no le agradaba al 92% de sus compañeros.
Así que: ¿en qué momento creyó fervientemente que era buena idea?
En fin. Se deslizó agotado sobre su asiento, de seguro debían ser alrededor de las cinco o cinco treinta de la madrugada, la mezcla de violeta y azul indicaban claramente que amanecería dentro de poco. La agradable sensación de tener a alguien apoyado en su pecho hizo que la mayor parte de sus sentidos despertaran. No quería molestarla. Se había acostumbrado a verla dormir, lucía tan llena de paz cuando lo hacía; pero entonces, recordó que, al partir la noche anterior, Myra no fue la que se sentó junto a él. Giró la cabeza al lado izquierdo para percatarse que efectivamente no se trataba de la chica Turner, ella estaba acurrucada con Caitlin. Bajó la mirada temiendo encontrarse con… bueno, ya no importa. Sí, ahí estaba Tyler, babeándole la camiseta. Jesús, si Will aspiraba profundo, los rizos salvajes del muchacho le taparían las fosas nasales. Intentó no hacer algún movimiento brusco al zafarse de esa incómoda situación. No lo consiguió. A penas el castaño (William) tragó duro, el otro despertó de sopetón.
—Huh. ¿Buenos días? —Dijo Will en voz baja.
El rizado lo inspeccionó entrecerrando los ojos. Reprimiendo un bostezo, respondió: —¿Te aprovechaste de mí mientras dormía?
—¿Qué? NO. No, no, no, no. Yo-
—Shhh. Habla más bajo que despertarás a todos. —Tyler puso ambas manos sobre la boca del otro castaño. Esperando la reacción de alguien más, las quitó despacio.
—Lo que pasó fue que-
—No me interesa. Sé lo que pasó. —Decía Ivanoff tallándose el ojo derecho. —Uhm, para la siguiente… deja que tome el lugar de la ventanilla, tiendo a apoyarme en algo cuando duermo.
—Como todos. Es porque al dormir-
—No me interesa. —Lo volvió a interrumpir.
—Huh. Bueno. —Will desvió la mirada a la carretera frente a él. «Nota mental, hacer una lista de los temas que no le interesan a los demás. Por el momento explicaciones sobre las posiciones al dormir.»
—Como sea, si vuelvo a quedarme dormido así, sin importar lo que pase, debes empujarme.
—Entiendo. —Siseó sin despejar la vista del parabrisas.
Bien, así que intentó hacer un amigo (chico) y no resultó tan mal como creía, iba progresando. Pero ya en serio, debería esforzarse más en hacer amigos que en hacer amigas, hasta el momento sabía que Mason lo detestaba, el pelinegro parecía no comprender en qué consistía aquello de “susurrar”, es más, era como si se esforzase para hablar tan alto y dejarle en claro que lo quería lejos de Myralli y que lo mejor hubiera sido que ni se uniera al viaje. Todos tienen alguien que se esfuerza más en complicarles la existencia ¿no es así? en el caso de William… eran muchas personas, pero Mason parecía tomarse el trabajo a tiempo completo… ¿dónde quedaba la dulzura de la que tanto hablaba Myra? Y si seguimos con aquello de socializar, su agenda constaba de Myra, Jules y muy recientemente Caitlin que solo lo llamaba para que la ayudase en algo (por lo de su hombro), eso es bueno ¿verdad? significa que ya comenzaba a agradarle.
Dormir en carpas comenzaba a ser molesto, demasiado incómodo y en ocasiones el clima era un jodido hijo de puta. Aun recordaba lo suaves que eran las camas en aquel hotel del cual algunos familiares de Penny eran dueños, servicio a la habitación, muebles finos… ah, que bellos tiempos. Extrañaba los lujos y tanta cercanía con la madre naturaleza estaba sacándolo de quicio.
Cuando era niño su abuelo había prometido llevarlo en un viaje alrededor del mundo, ESTO era lo más cercano que tenía a esa promesa y honestamente, a esa edad, se lo imaginaba más glamuroso. Por otro lado, estaba mucho más a gusto que en casa y eso le sorprendía.
En fin, el oji-azul quería quedarse en un hotel, por lo menos por esta ocasión. ¿Cuánto les cobrarían? Revisó el dinero que le quedaba y tenía alrededor de trecientos dólares, obviamente no gastaría todo. Entonces se le ocurrió algo. Auburn era un pueblo turístico y qué hotel no tendría tarifas especiales para un grupo de estudiantes ¿eh? Pagaría un adelanto y a la hora de entregar el resto, se irían como últimamente están acostumbrados a hacer. Esperaba no fallar.
Luego de comentarles la idea a Jason y Daniel, los tres encontraron un buen lugar, un lindo hotel que asemejaba ser una construcción antigua, acogedora y era medianamente decente para las exigencias de Parker. Lo más importante era que habían aceptado el adelanto de cien dólares y esperaban los restantes cuatrocientos cincuenta al finalizar la semana. Ahora solo debían registrar a todos los demás.
—Entonces ¿qué se supone que somos? —Le preguntó Maaia que estaba jugando con su nueva mascota.
—Estudiantes en un viaje de la preparatoria. —Indicó. —Si te tomaras la molestia de prestarme más atención, en lugar que a ese gato. —Dijo él caminando junto a la pálida chica rumbo al vestíbulo.
—Se llama Titán y es la cosa más hermosa de este planeta.
—Ouch, tan pronto llega él ya te olvidas de mí. —El castaño se llevó una mano a la altura del corazón.
—¿Pero qué dices?
—Antes creías que yo era la criatura más hermosa del planeta.
—Dios. Sebastien, ¿estás celoso de un gato? —Maaia paró en seco. Él no dijo nada, se le quedó viendo con una ceja elevada. —Y como no estarlo, digo ¿has visto semejante preciosura antes? —continuó acercándole el felino.
—Orión, Titán, Sol, Luna, Estrellas o como quieras llamarlo, debe estar alejado de mí. —Respondió él retrocediendo un par de pasos. —Los animales y yo no tenemos buen historial.
Y tenía razón, en todo lo que llevaba de vida, Sebastien Parker había sido dueño de ocho peces dorados, un conejo, tres perros, dos gatos, una cacatúa y un hámster; ninguno había durado más de tres meses, los peces dorados morían, su padre atropelló a un gato y un perro, el resto huyó. Si contamos aquella vez que Myra lo dejó a cargo de su hámster llamado Pasita, que huyó en su pequeña esfera de plástico; esa otra vez que le pidió quedarse con su tarántula Amethyst, la cual su madre aplastó con una botella de wiski; o cuando Sylvia, la boa de Myra se comió a su hámster, Lenin. Jesús, esa chica tenía un gusto particular por las mascotas, vale, le encantaban los animales, pero los peligrosos eran sus preferidos. En fin, la chica Turner se había prometido no dejarlo con ningún otro animal, a menos que ella estuviera vigilando.
—Anda, sostenlo. —Insistió Maaia acercando más y más a Titán.
—No.
—Por favorcito. —Pidió con semejante tono dulce que el corazón de Sebastien se estrujó.
—No-no puedo.
—Uhm. ¿Disculpen? —La chillona voz de la recepcionista salvó al castaño. —No se permiten animales en el hotel, si quieren registrarse.
—Ah, entendido. —Parker tomó a Maaia del brazo y la sacó del lugar junto con Titán.
Afuera, mientras ella seguía jugando con el gato sobre el equipaje, Sebastien iba de un lado a otro pensando cómo podían meter a Titán. Obviamente no podría decirle a Maaia que debía dejar al gato, eso la destrozaría y se prometió solo hacerla sonreír porque cuando lo hacía era maravilloso, como si su sonrisa fuera a acabar con las guerras y curar el cáncer. Así de hermoso.
—Sonny. —La llamó a lo que ella simplemente siseó un “¿Ajá?”—¿Crees que puedas hacer que entre en una de las mochilas?
—Por supuesto que no, eres muy grande. —Respondió sin mirarlo.
—Me refería al gato.
—Lo sé. Solo quería fastidiarte un rato. —Siguió sonriéndole sin mostrar los dientes. —Y no, no lo pondré ahí.
—No es como si fuera claustrofóbico, jolines. —Se estaba desesperando. —Vale, ¿quieres que se quede o no?
Ambos regresaron al vestíbulo llevando el equipaje cuidadosamente. Se acercaron a la recepcionista que los observó desconcertada por no ver al gato. Bastante extraño, la chica de cabello lindo parecía muy emocionada con el animal como para dejarlo solo por registrarse en el hotel. No tuvo de otra, debía preguntar.
—¿Dónde habéis dejado al gato? —Interrogó la falsa pelirroja.
—Uhm. No quieres saberlo, pero ¡hey! descubrí que no tenía siete vidas. Mito desmentido. —Respondió Sebastien colocando los codos por sobre el viejo mueble.
—Ha sido doloroso, pero es la ley natural de la vida. —Acotó Maaia.
La chica frente a ellos abrió los ojos sorprendida.
—No sé, este lugar tiene pinta de ser el segundo Motel Bates. —Continuó él, observando todo el lugar. —¿Qué dices, linda? —Miró a Maaia. Ésta solo asintió sonriente.
—Pe-pero no es un motel. —La falsa pelirroja tragó duró mirándolos cada vez más espantada.
—Exacto. Y yo no soy Norman Bates así que ambos estamos decepcionados.
—¿Qué pen-pensáis hacer? —De verdad, la recepcionista estaba tomándolo todo muy en serio.
—Entre menos sepas, más sencillo será el interrogatorio que llegue a hacerte la policía. —Señaló Maaia imitando la posición de Sebastien.
—Así que, Wendy. —Dijo él fijándose en el membrete que tenía sobre su gastada camiseta. —¿Vas a registrarnos o no?
Jules le agradaba. Eso es poco. La adoraba. Era una chica muy linda y agradable, no podías aburrirte si estabas con ella. Siempre quiso una hermana, ya saben, alguien a quien cuidar y con quien pasarla bien, pero lastimosamente sus padres murieron mucho antes si quiera de escucharlo pronunciar su primera palabra, así que las esperanzas de William no iban a ningún lado. Peter y Pearl tampoco habían planeado tener hijos, según ellos, el oji-verde era todo lo que necesitaban (no sabía si eso le alegraba o entristecía). Como fuera el asunto, él había llegado a agarrarle un gran cariño a la rubia como a la hermana que siempre quiso, pero el universo no le dio… hasta ahora, por supuesto.
Tal vez, el chico Stump debería reevaluar todas sus anotaciones mentales. “No todas las rubias son malas o problemáticas o complicadas.”
—Y así fue como terminé en casa mirando una maratón de esta pésima serie, pero no podía hacer más. Me habían dejado plantada. —Explicaba la rubia riendo divertida. —Anda, fue patético. Puedes burlarte.
—Fue gracioso, no patético. —Acotó Will. —Aunque no parezca, son diferentes. Y espero, de todo corazón, que ese chico se haya arrepentido por no haberse presentado.
—Will. —Jules frunció los labios enternecida mientras se llevaba ambas manos a la altura del corazón. —Gracias.
—Cuando quieras.
Dejó a Juliette excusándose con que debía hacer un encargo para Myralli, lo cual era cierto. Ciertamente, William, no podía negarle nada a esta chica, honestamente si le pidiera meterse a un costal y arrojarse a si mismo a un río, lo haría. Muy preocupante quizá. Como sea, divisó la semi rojiza melena de la chica sentada en el vestíbulo, ojeando despreocupadamente cuanta revista hubiera allí. “No seas raro, William. No seas raro.” se repetía interiormente a medida que se le acercaba. Ya la había observado antes, el oji-verde era un haz observando a los demás, igualmente le resultaba muy sencillo ya que la mayoría ni se percataba de su existencia así que no lo tomarían por un bicho raro… aunque de todos modos lo era.
—Diane ¿me equivoco? —La llamó con algo de pena.
—Sí. Uhm, ¿Will? —Respondió la delgada chica.
—Ese soy yo. ¿Podría? —Preguntaba señalando con la mirada el lugar vacío junto a la castaña, a lo que ella asintió sonriente. Sonreía mucho. Que adorable. —Gracias. Entonces, a lo que vine. Myra mandó a decir que no podrá estar contigo por hoy, la rodilla está lastimándola como los mil infiernos, aunque no entiendo cómo es que sabe lo del infierno, pero no estoy para cuestionarla.
—Oh. Uhm, no hay problema, supongo que será otro día. —Diane se levantó de la silla, pero William la detuvo delicadamente.
—Aguarda, dijo que no podría venir, no que no te ayudaría. Para eso estoy yo.
—¿Huh?
—Vale, no sé si te has dado cuenta, pero soy un chico. Lo sé, es sorprendente. —Diane solo atino a reír. —Y Myra dijo que te diera un consejo desde la perspectiva masculina, aunque no sé qué podría hacer. Si no le gustas a este chico, es porque de seguro le falla la vista o está muy deprimido para pensar en algo más que la ida de esa otra rubia.
—Zuzu… y gracias, creo.
—Así que bien, supongo que debes actuar cool. —Decía él más intentado convencerse a si mismo que a Diane. —Coquetea un poco con el chico. No sé, guíñale. —Explicaba el castaño trazando formas graciosas con las manos mientras hablaba. —Porque eso es cool ¿verdad?... ¿guiñar?
—Eso creo, pero dime ¿funciona?
—Vale, me diste algo en qué pensar. En fin, solo ten en cuenta que a los chicos se les llega por el ego. —Admitió William. —Creo que es lo mejor que puedo decirte ahora.
Haciendo un recuento, el oji-verde tenía ya dos amigas, a Myra y esta extraña relación en la que Caitlin le ordenaba cosas y él obedecía sin refutar. Genial, recordó lo que solían explicarle sus tíos cada este llegaba con una nota de la escuela en la que los maestros no se cansaban de recalcar el poco ejercicio social que hacía el pequeño castaño. ”Te tienen envidia”, le decía su tía. Pero Will era más sensato. No le tenían envidia. No caía bien. A veces las cosas son así de sencillas.
No era de aquellas personas a las que les gustase permanecer en un solo lugar, estar en constante movimiento era lo suyo y justo ahora daría a su hermano en sacrificio por poder moverse como antes. Simplemente fastidioso, si quería salir tenía consigo la carga de llevar una férula en la rodilla derecha y esas jodidas muletas para ayudarla a equilibrarse. No es como si lo desease, pero en otras circunstancias hubiera preferido estar en el lugar de Caitlin, ella estaba un poco mejor, aunque no pudiera mover completamente el hombro, no estaba de inútil como ella.
Quería ir a explorar el pueblo, al verlo por la camioneta lucía muy lindo, como de esos lugares en los que te gustaría criar a tus hijos, solo que no tan literal, pero sí tenía el aire de ser acogedor. Suerte que tenía amigos para ayudar a distraerla, conversaba hasta cansarse con Cait, Will (que lindura) le ayudaba en lo que necesitase, Damen y Mason estaban para hacerla reír, y por último, Holder venía para fastidiar un rato, pero le agradaba porque así no perdía el talento para discutir.
—¿Cómo vas con la rodilla? —Vaya forma de saludar por parte de Holder.
—Solo quiero caerme en un agujero y morirme. —Bufó la oji-miel con el rostro sobre la almohada.
—No me molestaría empujarte, digo, si quieres.
—Podría llevarte conmigo, si quieres. —Le imitó ella.
—Anda, vamos a comer algo. —Comentó picándole la cabeza a modo de molestarla. —Si no comes, vas a ponerte más fastidiosa.
—¿Es posible?
—No quiero averiguarlo. —Continuo picándole, ahora, la espalda.
—Sigue molestando y ni respondo. —Holder se detuvo y la ayudó a pararse. —Uhm, pregunta random: ¿qué tal me vería de rubia? —Susurró algo apenada.
—Muy bien. A lo mejor y me llegas a agradar así.
—¿Ah, sí?
—Ich liebe Blondinen.* —Murmulló Holder. (*Me gustan o amo las rubias, en alemán)
—Tú Ich liebe un montón de gilipolleces. —Añadió Myra virando los ojos.
Llegó la noche y no hizo ni la mitad de las cosas que tenía planeado. Debía hablar con Myra, quisiese o no. Era como una especie de deber, pero “Porque sé que Sebastien me quiere a mí. Y no a ti.” no dejaba de rondar por su mente. Sinceramente esa chica lograba que la poca cordura que le quedaba desapareciera más y más. No comprendía por qué lo complicaba tanto, ella sabía que él aún sentía todo eso y no había hecho nada, no hacía nada y era como si no fuera a hacer nada. Ahora que Penny comenzaba a gustarle, mucho… claro, debía decir justo eso y confundirlo. ¿Por qué simplemente no lo dejaba en paz? Si ella podía estar con este chico, Will, ¿por qué Sebastien no podía estar con Penny?
Cansado se llevó ambas manos a la altura de las sienes. Primero lo más vergonzoso: disculparse. Posiblemente le costaría un poco con el nuevo humor que se cargaba su peli-negro amigo, pero que más daba, era muy importante arreglar aquello.
Se le ocurrió algo medianamente ingenioso para enmendar las cosas con Mason, fue a una tienda y compró un leño sintético, con marcador permanente escribió el mensaje para su amigo y luego se dirigió a terminar con esta primera misión. Ya cerca del chico lo sorprendió por detrás lanzándole el leño, ocasionando que Mason se girará espantado a ver qué lo había golpeado.
—Si crees que golpearme con un leño que dice “lo siento” va a arreglar las cosas… estas de suerte. —Decía el pelinegro caminando hacia él.
—Dijiste que debía sorprenderlos con mi honestidad. —Explicó Sebastien encogiéndose de hombros.
—No iba tan literal el consejo.
—Pero funcionó, eso es lo que cuenta.
—Puede ser.
—Entonces, ¿amigos de nuevo? —El castaño se esforzó por poner su mejor cara de súplica.
—Claro. —Respondió. —Y ahora que somos amigos, otra vez, debes arreglar las cosas con Myra. Sabes que apostaría mis ojos azules por ti.
—No prometo nada. Lo haré, solo si la veo.
—Mira tu suerte, allá está ella. —Dijo Mason señalando con la mirada a la morena que se encontraba hablando con Diane.
Mason tenía razón en algo, aclarar o arreglar las cosas con la hermanita de Daniel era un punto importante de la lista, pero no había anotado en específico qué asunto tenían que solucionar. Estaba lo que le dijo a Penny, la relación-no-muy-amorosa que ella tenía con Will, que ella supiera que él aún sentía algo y más cosas.
—Sabes que tenemos que hablar ¿no es así?
—Mierda, Sebastien. ¿Qué te he dicho sobre aparecerte? —Le regañó después de haber pegado un respingo por el susto.
—¿Por qué debes ser tan mala con Penny? Ella confió en ti.
—Ugh. Que fastidioso. Daniel ya me regañó por eso, no necesito que tú también lo hagas. —Masculló la morena sosteniéndose muy fuerte de sus muletas. —Por qué no eres como Jason, a él le pareció ingenioso.
—¡Estoy cansado de esto, estoy cansado de ti! —Exclamó fúrico, ella solo lo tomaba como un juego. —No voy a desperdiciar mi tiempo esperando que hagas algo si no te gusta verme con alguien más. Actúas como una niña, no parece que te tomes algo en serio. No quieres que esté contigo, pero tampoco quieres que ande con alguien más.
La morena se quedó en silencio por unos segundos. Estaba en lo correcto, debía detenerse. —Tienes razón, es muy egoísta de mi parte no dejar que sigas con tu vida, te pido que disculpes eso.
—Oh. Myra, yo-
—Está bien. —Le interrumpió levantando una mano para que la dejara hablar. —Esto se ha tornado en algo bastante infantil y estúpido. Sé que le gustas a Penny y me has dejado muy en claro que sientes lo mismo, así que no le veo de otra.
—Eso quiere decir que vas a-
—Por favor. —Myra imitó la acción de hace rato. —Haré lo posible por no molestarlos, pero ¿puedo pedirte algo?
—Por ti lo que sea, lo sabes. —Explicó Sebastien.
—Podríamos, uhm, no sé. ¿Ser amigos?
—¿Amigos?
—Sí. Uhm, yo como que… uhm, te extraño. —Admitió la oji-miel mordiéndose las mejillas interiormente.
—Sabes que eso jamás funciona ¿verdad?
—Correré el riesgo. —Se apresuró a contestar. —Lo que pasa es que extraño hablar contigo, como antes. Tus idioteces y todo.
Sebastien reparó en cada acción de la morena: que haya bajado la mirada, jugar con sus dedos, morderse las mejillas (él lo notaba), llevarse los mechones de cabello tras la oreja, las muletas eran un extra… después de tantos años ¿estaba nerviosa? Era evidente, Myralli Turner genuinamente indefensa. Le recordó a cuando la vio por primera vez, que no fue como todos creen (eso de que Daniel lo haya llevado a casa para la cena) sino la mañana del día anterior a este, cuando Myra almorzaba sola -como usualmente lo hacía. Ella jamás fue de las chicas que tuvieran decenas de amigas… o una siquiera, ella solía llevarse mejor con los chicos, pero no podía comer con ellos porque se burlarían o inventarían algún chisme.
Suspiró vencido por la ternura que le provocaba verla así. —Si eso es lo que quieres.
—Gracias. —Expresó sonriendo emocionada. —¿podría, uhm, abrazarte o crees que a Penny le moleste?
—Myra. —Le reprendió.
—Solo digo que podría estar escondida en algún lugar, no lo sé. Saldría y nos vería así y… no, no, no. No quiero causarte más problemas.
—Ven aquí. —Indicó él acercándosele para finalmente estrecharla entre sus brazos. No quería dejarla ir porque hace mucho que no estaban así de cerca. Y dolía, dolía bastante.
Penny había estado muy decaída esos días y por lo general a Parker no le hubiera importado, pero últimamente se preocupaba de una forma, por así decirlo, especial por ella. Desde el beso en ese concierto las cosas se habían tornado más torpes. Y eso es decir mucho.
Debía pasar al siguiente punto en su lista: animar a Penny. Apareció en la puerta de la habitación de la rubia con un arreglo de flores (solía funcionar, excepto con Myra). Esperaba convencerla.
—Oh por Dios. Te han reemplazado la cabeza por flores. —Bromeó la chica.
—Me alegra que estés de buen humor. Es un avance.
—He estado mejor. —Confesó ella.
—Son para ti. —Dijo refiriéndose al arreglo. —No estoy muy seguro si te gustan los girasoles, pero son mis favoritos, bueno, los de mi difunto abuelo… que igual me gustan. —Penny tomó las flores sonriéndole tímidamente. —Solo un dato, para que sepas más sobre mí. Créeme, tengo una fuente confiable. —Ante esto, ella solo pudo reír. —Por cierto, esta noche, cena en el centro. Vendré por ti como a las seis cuarenta y cinco, no te demores.
—Yo, uhm. No lo sé, sigo pensando en lo de Zuzu y… Myra.
—Te agradará saber que no acepto un NO por respuesta… y que ya me encargué de uno de esos asuntos, espero ayudar en algo con lo primero.
—Gracias, de verdad.
La llevó a un precioso y modesto restaurant de comida extranjera ubicado cerca del centro de Auburn. Ese pueblo era como aquellos que muestran en las películas, tranquilo y con este toque que te recordaba los buenos momentos en casa. Penny, a los ojos de Parker, se veía condenadamente dulce con ese vestido, no quería dejar de mirarla y sonreír mientras hacía esto.
—¿He dicho algo cómico? —Preguntó la rubia bajando la mirada, tenía las mejillas color carmesí.
—No, no es nada.
—Anda, dime. —Insistió ella, intentando coger un pedazo de lasagna con el tenedor.
—Tus ojos. —Siseó Sebastien.
—¿Tienen algo malo?
—No. Para nada, me gustan. Me recuerdan a una canción de Coldplay, y amo a Coldplay. —Y si antes las mejillas de Penny estaban carmesí, pues ahora bueno, la pobre estaba teniendo un ataque. —Eres muy dulce cuando te pones así, jamás creí decirlo.
Siguieron con la cena hablando de lo que fuera, si él comenzaba con algo, eso le recordaba a Penny sobre otra historia y una parte de esa historia tenía relación con otra cosa de Sebastien, y así.
—Sebastien, ¿te gusto? —Inquirió de la nada.
Acarició con la parte superior de la mano su mejilla y sonrió, su rostro estaba tan cerca que podía oler la limonada y el maquillaje. —Por supuesto, Penny. Me gustas mucho.
Después de dejar a Penny en su habitación, como a eso de las once cuarenta y cinco de la noche, se dedicó a deambular por los corredores del hotel intentando pasar el rato, entonces lo vio. Al parecer si cumpliría con su lista de cosas por hacer, por lo menos con la mayoría de los incisos. Finalmente podría hablar con este tío, como lo habría llamado Maaia.
—¡Hey! —Llamó la atención del chico haciendo que este volteara inmediatamente. —¿A dónde vas con eso? —Preguntó señalando con la mirada la jarra de agua que llevaba el otro castaño.
—Uhm. Myra quería agua. —Se limitó a contestar. —Está muy incómoda, ya sabes, por lo del hombro.
—Por supuesto, y para eso te tiene.
—No te entiendo.
—Creo que no nos han presentado oficialmente. —Cambió de tema el castaño de ojos azules. —Soy Sebastien Parker. Ex, en cierta forma, de Myra.
—Lo sé, he oído mucho de ti. —Comentó el oji-verde bajando la mirada.
—Sí, bueno, yo no he escuchado nada de ti. —Touché. Anda, no seas tan cruel con el muchacho.
—Me llamo William Stump y no lo sé muy bien, pero creo que soy como que el nuevo novio de Myralli.
—¿No lo sabes?
—Admito que es bastante complicada. —Decía Will jugando con sus dedos. —¿Qué sería si la he besado cinco veces y si dice que le gusto, pero luego insinúa que no le agrado?
—Uhm, sí. Parece que vas en camino a serlo. —Dios. Sebastien planeaba enfrentarlo, no tenerle pena y de paso estar ayudándolo. —Pero no te confíes, no es como si fueras a ser el amor de su vida y todas esas chorradas. Ese puesto, hace mucho, lo he reclamado yo. —Así está mejor.
—¿Qué dices?
—Mira, Will. Puedo llamarte así ¿no? —Expresó Parker colocando una mano sobre el hombro del castaño frente a él. —A lo mejor y ahora estamos separados, ella lo ha decidido así, de ser por mí ahora estaríamos cogiendo, como era usual; pero, volveremos… es algo que está destinado a pasar, ¿entiendes?
—Dices que siguen juntos, aunque no estén juntos como pareja que, por cierto, nunca fueron.
—Eso mismo. Ella podrá andar en esta etapa de “cualquier chico menos Sebastien” —Imitó muy mal la voz de Myra. —Y quizá quiera seguir con esto por un tiempo más, estará contigo, luego con otros y así… igualmente yo podré estar con Penny o con quien sea, pero nada de eso importará porque tarde o temprano volverá a mí o viceversa. Que Myralli Turner y Sebastien Parker estén juntos es algo predestinado y mientras más rápido lo entiendas, menos te dolerá cuando lo de ustedes acabe, porque va a acabar. —Dicho esto palmeó la espalda de William y se fue dejándolo solo en el corredor.
Se sentía patético, fue como si Sebastien hubiera tomado esa jarra de agua helada y se la hubiera echado en la cabeza, se trataba de eso o estaba llorando. Sí, quería llorar. Pero no estaba llorando. Curiosamente, se sentía demasiado deprimido como para llorar. Demasiado dolido. Parecía que Sebastien le había quitado la parte de él que lloraba. Lo extraño era que no sabía qué le dolía más, lo dicho por Sebastien o que en lo profundo sabía que era lo más probable.
Todo resultaba bastante complicado si lo analizaba a profundidad, y vasta decir que a este muchacho le encantaba analizar las cosas. Bueno, quizá no pensó muy bien todo este asunto de unirse al viaje por el simple hecho de que una chica le haya “fascinado”. A decir verdad, era bastante estúpido, pero durante la noche… vale, durante las seis horas, veintitrés minutos con quince segundos de aquella noche en cuestión, no lograba sacarse de la cabeza la sonrisa de Myra, su voz y el olor que sentía al estar con ella, era como si frotases goma de mascar sabor frambuesa contra otra de mango. Pero lo más llamativo no era la mezcla de estos, sino el aroma que dejaba en el aire cuando se movía. A lo mejor era demasiado patético reparar en todos esos detalles, pero entonces pensó que si no lograba olvidar todo aquello era por algo. El universo, el cosmos, los espíritus de sus antecedentes o alguna bruja mística, le estaban dando señales de que no se trataba de un simple enamoramiento de casi tres horas (que fue el tiempo que pasó con la morena) sino que suponía ser algo mucho más grande; así que le gustase o no, debía averiguarlo.
Para cuando el reloj marcó las seis de la mañana en punto, el oji-verde hizo una lista de los pros y contras de esta alocada decisión.
1. Nada aun. 2. Descubrir ese algo que hace especial a M. T. 3. Pasar más tiempo con ella estudiando el por qué una persona llega a influir tanto en el futuro de alguien más. 4. Tiempo libre. Importante porque 1) podré decidir qué hacer cuando esto acabe y deba regresar a la realidad, 2) dejar el agobiante empleo como guía turístico de un condenado parque temático, 3) evitar las monótonas charlas sobre deportes -que por cierto desconozco- con Kellin y Alex. 5. Posiblemente aprender cómo socializar con personas que no sean lo que otros llaman “freaks” o con adultos promedio. 6. Conocer más el país en el que llevo existiendo por diecisiete años y tres cuartos. 7. Tener, por fin, una relación estable con una chica que no crea que pienso demasiado o no lo suficiente. (*Nota. Por favor, por favor, por favor, que sea Myra.) | 1. Demasiados. 2. Tremendo sermón por parte del tío Peter. 3. Quizá este hombre que ha cuidado de mí por tantos años me parta el culo a porrazos cuando regrese, si es que fallo. 4. Pérdida de tiempo. Muy importante igual porque 1) no creo que quieran parar en alguna tienda de comics para dejar que compre alguno (lo cual me traería: a) burlas por parte de los demás especímenes masculinos, o b) que más personas quieran matarme a patadas *ambas son malas) 2) perderme los martes de cenas no-muy-italianas en casa de la tía Pearl (¿mencioné que aún no quiere regresar con Peter? bueno, pues eso) y 3) no estar presente cada que Alex acaba con Kellin en FIFA o viceversa, pero en Mortal Kombat X (llega a ser muy divertido cuando no me ponen en medio) 5. No agradarles a mis compañeros de viaje lo cual echaría a perder el punto señalado en el lado izquierdo. 6. Estar tan distraído que olvidaría apreciar los detalles de los lugares que visite. |
Repasó aquella lista durante el desayuno y buena parte de la mañana. Llegó a la conclusión de que el lado de pros tenía un punto más que el de contras por lo que si de cantidad se trataba, siete puede más que seis, y las experiencias adquiridas son mucho mayores que quedarse estancado en un lugar esperando que el destino llegue a empujarlo hacia alguna otra aventura (que posiblemente no pasaría de nuevo).
Por aquel momento todo sonaba muy bien, solo que ahora… digamos que las cosas se habían complicado, pero ¡hey! todo buen plan tiene un margen de error, el de Will solo se veía apabullado por todo el drama existente en ese grupo. En su vida llegó siquiera a pensar que estaría rodeado de historias como las de esas telenovelas que tanto crispan emocionalmente a la tía Pearl. Me refiero a que: ¿acaso estos chicos no tenían un momento en paz? En lo que llevaba como miembro invisible había aprendido que: 1) las rubias son las que más problemas causan (exceptuando, tal vez, a Fauna), 2) las morenas no se quedan atrás (pero son mucho más agresivas que el resto), 3) parece no existir otra forma de pasarla bien si no es con alcohol o drogas en el organismo, 4) los chicos son igual o más problemáticos y 5) no le agradaba al 92% de sus compañeros.
Así que: ¿en qué momento creyó fervientemente que era buena idea?
En fin. Se deslizó agotado sobre su asiento, de seguro debían ser alrededor de las cinco o cinco treinta de la madrugada, la mezcla de violeta y azul indicaban claramente que amanecería dentro de poco. La agradable sensación de tener a alguien apoyado en su pecho hizo que la mayor parte de sus sentidos despertaran. No quería molestarla. Se había acostumbrado a verla dormir, lucía tan llena de paz cuando lo hacía; pero entonces, recordó que, al partir la noche anterior, Myra no fue la que se sentó junto a él. Giró la cabeza al lado izquierdo para percatarse que efectivamente no se trataba de la chica Turner, ella estaba acurrucada con Caitlin. Bajó la mirada temiendo encontrarse con… bueno, ya no importa. Sí, ahí estaba Tyler, babeándole la camiseta. Jesús, si Will aspiraba profundo, los rizos salvajes del muchacho le taparían las fosas nasales. Intentó no hacer algún movimiento brusco al zafarse de esa incómoda situación. No lo consiguió. A penas el castaño (William) tragó duro, el otro despertó de sopetón.
—Huh. ¿Buenos días? —Dijo Will en voz baja.
El rizado lo inspeccionó entrecerrando los ojos. Reprimiendo un bostezo, respondió: —¿Te aprovechaste de mí mientras dormía?
—¿Qué? NO. No, no, no, no. Yo-
—Shhh. Habla más bajo que despertarás a todos. —Tyler puso ambas manos sobre la boca del otro castaño. Esperando la reacción de alguien más, las quitó despacio.
—Lo que pasó fue que-
—No me interesa. Sé lo que pasó. —Decía Ivanoff tallándose el ojo derecho. —Uhm, para la siguiente… deja que tome el lugar de la ventanilla, tiendo a apoyarme en algo cuando duermo.
—Como todos. Es porque al dormir-
—No me interesa. —Lo volvió a interrumpir.
—Huh. Bueno. —Will desvió la mirada a la carretera frente a él. «Nota mental, hacer una lista de los temas que no le interesan a los demás. Por el momento explicaciones sobre las posiciones al dormir.»
—Como sea, si vuelvo a quedarme dormido así, sin importar lo que pase, debes empujarme.
—Entiendo. —Siseó sin despejar la vista del parabrisas.
Bien, así que intentó hacer un amigo (chico) y no resultó tan mal como creía, iba progresando. Pero ya en serio, debería esforzarse más en hacer amigos que en hacer amigas, hasta el momento sabía que Mason lo detestaba, el pelinegro parecía no comprender en qué consistía aquello de “susurrar”, es más, era como si se esforzase para hablar tan alto y dejarle en claro que lo quería lejos de Myralli y que lo mejor hubiera sido que ni se uniera al viaje. Todos tienen alguien que se esfuerza más en complicarles la existencia ¿no es así? en el caso de William… eran muchas personas, pero Mason parecía tomarse el trabajo a tiempo completo… ¿dónde quedaba la dulzura de la que tanto hablaba Myra? Y si seguimos con aquello de socializar, su agenda constaba de Myra, Jules y muy recientemente Caitlin que solo lo llamaba para que la ayudase en algo (por lo de su hombro), eso es bueno ¿verdad? significa que ya comenzaba a agradarle.
Dormir en carpas comenzaba a ser molesto, demasiado incómodo y en ocasiones el clima era un jodido hijo de puta. Aun recordaba lo suaves que eran las camas en aquel hotel del cual algunos familiares de Penny eran dueños, servicio a la habitación, muebles finos… ah, que bellos tiempos. Extrañaba los lujos y tanta cercanía con la madre naturaleza estaba sacándolo de quicio.
Cuando era niño su abuelo había prometido llevarlo en un viaje alrededor del mundo, ESTO era lo más cercano que tenía a esa promesa y honestamente, a esa edad, se lo imaginaba más glamuroso. Por otro lado, estaba mucho más a gusto que en casa y eso le sorprendía.
En fin, el oji-azul quería quedarse en un hotel, por lo menos por esta ocasión. ¿Cuánto les cobrarían? Revisó el dinero que le quedaba y tenía alrededor de trecientos dólares, obviamente no gastaría todo. Entonces se le ocurrió algo. Auburn era un pueblo turístico y qué hotel no tendría tarifas especiales para un grupo de estudiantes ¿eh? Pagaría un adelanto y a la hora de entregar el resto, se irían como últimamente están acostumbrados a hacer. Esperaba no fallar.
Luego de comentarles la idea a Jason y Daniel, los tres encontraron un buen lugar, un lindo hotel que asemejaba ser una construcción antigua, acogedora y era medianamente decente para las exigencias de Parker. Lo más importante era que habían aceptado el adelanto de cien dólares y esperaban los restantes cuatrocientos cincuenta al finalizar la semana. Ahora solo debían registrar a todos los demás.
—Entonces ¿qué se supone que somos? —Le preguntó Maaia que estaba jugando con su nueva mascota.
—Estudiantes en un viaje de la preparatoria. —Indicó. —Si te tomaras la molestia de prestarme más atención, en lugar que a ese gato. —Dijo él caminando junto a la pálida chica rumbo al vestíbulo.
—Se llama Titán y es la cosa más hermosa de este planeta.
—Ouch, tan pronto llega él ya te olvidas de mí. —El castaño se llevó una mano a la altura del corazón.
—¿Pero qué dices?
—Antes creías que yo era la criatura más hermosa del planeta.
—Dios. Sebastien, ¿estás celoso de un gato? —Maaia paró en seco. Él no dijo nada, se le quedó viendo con una ceja elevada. —Y como no estarlo, digo ¿has visto semejante preciosura antes? —continuó acercándole el felino.
—Orión, Titán, Sol, Luna, Estrellas o como quieras llamarlo, debe estar alejado de mí. —Respondió él retrocediendo un par de pasos. —Los animales y yo no tenemos buen historial.
Y tenía razón, en todo lo que llevaba de vida, Sebastien Parker había sido dueño de ocho peces dorados, un conejo, tres perros, dos gatos, una cacatúa y un hámster; ninguno había durado más de tres meses, los peces dorados morían, su padre atropelló a un gato y un perro, el resto huyó. Si contamos aquella vez que Myra lo dejó a cargo de su hámster llamado Pasita, que huyó en su pequeña esfera de plástico; esa otra vez que le pidió quedarse con su tarántula Amethyst, la cual su madre aplastó con una botella de wiski; o cuando Sylvia, la boa de Myra se comió a su hámster, Lenin. Jesús, esa chica tenía un gusto particular por las mascotas, vale, le encantaban los animales, pero los peligrosos eran sus preferidos. En fin, la chica Turner se había prometido no dejarlo con ningún otro animal, a menos que ella estuviera vigilando.
—Anda, sostenlo. —Insistió Maaia acercando más y más a Titán.
—No.
—Por favorcito. —Pidió con semejante tono dulce que el corazón de Sebastien se estrujó.
—No-no puedo.
—Uhm. ¿Disculpen? —La chillona voz de la recepcionista salvó al castaño. —No se permiten animales en el hotel, si quieren registrarse.
—Ah, entendido. —Parker tomó a Maaia del brazo y la sacó del lugar junto con Titán.
Afuera, mientras ella seguía jugando con el gato sobre el equipaje, Sebastien iba de un lado a otro pensando cómo podían meter a Titán. Obviamente no podría decirle a Maaia que debía dejar al gato, eso la destrozaría y se prometió solo hacerla sonreír porque cuando lo hacía era maravilloso, como si su sonrisa fuera a acabar con las guerras y curar el cáncer. Así de hermoso.
—Sonny. —La llamó a lo que ella simplemente siseó un “¿Ajá?”—¿Crees que puedas hacer que entre en una de las mochilas?
—Por supuesto que no, eres muy grande. —Respondió sin mirarlo.
—Me refería al gato.
—Lo sé. Solo quería fastidiarte un rato. —Siguió sonriéndole sin mostrar los dientes. —Y no, no lo pondré ahí.
—No es como si fuera claustrofóbico, jolines. —Se estaba desesperando. —Vale, ¿quieres que se quede o no?
Ambos regresaron al vestíbulo llevando el equipaje cuidadosamente. Se acercaron a la recepcionista que los observó desconcertada por no ver al gato. Bastante extraño, la chica de cabello lindo parecía muy emocionada con el animal como para dejarlo solo por registrarse en el hotel. No tuvo de otra, debía preguntar.
—¿Dónde habéis dejado al gato? —Interrogó la falsa pelirroja.
—Uhm. No quieres saberlo, pero ¡hey! descubrí que no tenía siete vidas. Mito desmentido. —Respondió Sebastien colocando los codos por sobre el viejo mueble.
—Ha sido doloroso, pero es la ley natural de la vida. —Acotó Maaia.
La chica frente a ellos abrió los ojos sorprendida.
—No sé, este lugar tiene pinta de ser el segundo Motel Bates. —Continuó él, observando todo el lugar. —¿Qué dices, linda? —Miró a Maaia. Ésta solo asintió sonriente.
—Pe-pero no es un motel. —La falsa pelirroja tragó duró mirándolos cada vez más espantada.
—Exacto. Y yo no soy Norman Bates así que ambos estamos decepcionados.
—¿Qué pen-pensáis hacer? —De verdad, la recepcionista estaba tomándolo todo muy en serio.
—Entre menos sepas, más sencillo será el interrogatorio que llegue a hacerte la policía. —Señaló Maaia imitando la posición de Sebastien.
—Así que, Wendy. —Dijo él fijándose en el membrete que tenía sobre su gastada camiseta. —¿Vas a registrarnos o no?
Jules le agradaba. Eso es poco. La adoraba. Era una chica muy linda y agradable, no podías aburrirte si estabas con ella. Siempre quiso una hermana, ya saben, alguien a quien cuidar y con quien pasarla bien, pero lastimosamente sus padres murieron mucho antes si quiera de escucharlo pronunciar su primera palabra, así que las esperanzas de William no iban a ningún lado. Peter y Pearl tampoco habían planeado tener hijos, según ellos, el oji-verde era todo lo que necesitaban (no sabía si eso le alegraba o entristecía). Como fuera el asunto, él había llegado a agarrarle un gran cariño a la rubia como a la hermana que siempre quiso, pero el universo no le dio… hasta ahora, por supuesto.
Tal vez, el chico Stump debería reevaluar todas sus anotaciones mentales. “No todas las rubias son malas o problemáticas o complicadas.”
—Y así fue como terminé en casa mirando una maratón de esta pésima serie, pero no podía hacer más. Me habían dejado plantada. —Explicaba la rubia riendo divertida. —Anda, fue patético. Puedes burlarte.
—Fue gracioso, no patético. —Acotó Will. —Aunque no parezca, son diferentes. Y espero, de todo corazón, que ese chico se haya arrepentido por no haberse presentado.
—Will. —Jules frunció los labios enternecida mientras se llevaba ambas manos a la altura del corazón. —Gracias.
—Cuando quieras.
Dejó a Juliette excusándose con que debía hacer un encargo para Myralli, lo cual era cierto. Ciertamente, William, no podía negarle nada a esta chica, honestamente si le pidiera meterse a un costal y arrojarse a si mismo a un río, lo haría. Muy preocupante quizá. Como sea, divisó la semi rojiza melena de la chica sentada en el vestíbulo, ojeando despreocupadamente cuanta revista hubiera allí. “No seas raro, William. No seas raro.” se repetía interiormente a medida que se le acercaba. Ya la había observado antes, el oji-verde era un haz observando a los demás, igualmente le resultaba muy sencillo ya que la mayoría ni se percataba de su existencia así que no lo tomarían por un bicho raro… aunque de todos modos lo era.
—Diane ¿me equivoco? —La llamó con algo de pena.
—Sí. Uhm, ¿Will? —Respondió la delgada chica.
—Ese soy yo. ¿Podría? —Preguntaba señalando con la mirada el lugar vacío junto a la castaña, a lo que ella asintió sonriente. Sonreía mucho. Que adorable. —Gracias. Entonces, a lo que vine. Myra mandó a decir que no podrá estar contigo por hoy, la rodilla está lastimándola como los mil infiernos, aunque no entiendo cómo es que sabe lo del infierno, pero no estoy para cuestionarla.
—Oh. Uhm, no hay problema, supongo que será otro día. —Diane se levantó de la silla, pero William la detuvo delicadamente.
—Aguarda, dijo que no podría venir, no que no te ayudaría. Para eso estoy yo.
—¿Huh?
—Vale, no sé si te has dado cuenta, pero soy un chico. Lo sé, es sorprendente. —Diane solo atino a reír. —Y Myra dijo que te diera un consejo desde la perspectiva masculina, aunque no sé qué podría hacer. Si no le gustas a este chico, es porque de seguro le falla la vista o está muy deprimido para pensar en algo más que la ida de esa otra rubia.
—Zuzu… y gracias, creo.
—Así que bien, supongo que debes actuar cool. —Decía él más intentado convencerse a si mismo que a Diane. —Coquetea un poco con el chico. No sé, guíñale. —Explicaba el castaño trazando formas graciosas con las manos mientras hablaba. —Porque eso es cool ¿verdad?... ¿guiñar?
—Eso creo, pero dime ¿funciona?
—Vale, me diste algo en qué pensar. En fin, solo ten en cuenta que a los chicos se les llega por el ego. —Admitió William. —Creo que es lo mejor que puedo decirte ahora.
Haciendo un recuento, el oji-verde tenía ya dos amigas, a Myra y esta extraña relación en la que Caitlin le ordenaba cosas y él obedecía sin refutar. Genial, recordó lo que solían explicarle sus tíos cada este llegaba con una nota de la escuela en la que los maestros no se cansaban de recalcar el poco ejercicio social que hacía el pequeño castaño. ”Te tienen envidia”, le decía su tía. Pero Will era más sensato. No le tenían envidia. No caía bien. A veces las cosas son así de sencillas.
No era de aquellas personas a las que les gustase permanecer en un solo lugar, estar en constante movimiento era lo suyo y justo ahora daría a su hermano en sacrificio por poder moverse como antes. Simplemente fastidioso, si quería salir tenía consigo la carga de llevar una férula en la rodilla derecha y esas jodidas muletas para ayudarla a equilibrarse. No es como si lo desease, pero en otras circunstancias hubiera preferido estar en el lugar de Caitlin, ella estaba un poco mejor, aunque no pudiera mover completamente el hombro, no estaba de inútil como ella.
Quería ir a explorar el pueblo, al verlo por la camioneta lucía muy lindo, como de esos lugares en los que te gustaría criar a tus hijos, solo que no tan literal, pero sí tenía el aire de ser acogedor. Suerte que tenía amigos para ayudar a distraerla, conversaba hasta cansarse con Cait, Will (que lindura) le ayudaba en lo que necesitase, Damen y Mason estaban para hacerla reír, y por último, Holder venía para fastidiar un rato, pero le agradaba porque así no perdía el talento para discutir.
—¿Cómo vas con la rodilla? —Vaya forma de saludar por parte de Holder.
—Solo quiero caerme en un agujero y morirme. —Bufó la oji-miel con el rostro sobre la almohada.
—No me molestaría empujarte, digo, si quieres.
—Podría llevarte conmigo, si quieres. —Le imitó ella.
—Anda, vamos a comer algo. —Comentó picándole la cabeza a modo de molestarla. —Si no comes, vas a ponerte más fastidiosa.
—¿Es posible?
—No quiero averiguarlo. —Continuo picándole, ahora, la espalda.
—Sigue molestando y ni respondo. —Holder se detuvo y la ayudó a pararse. —Uhm, pregunta random: ¿qué tal me vería de rubia? —Susurró algo apenada.
—Muy bien. A lo mejor y me llegas a agradar así.
—¿Ah, sí?
—Ich liebe Blondinen.* —Murmulló Holder. (*Me gustan o amo las rubias, en alemán)
—Tú Ich liebe un montón de gilipolleces. —Añadió Myra virando los ojos.
Llegó la noche y no hizo ni la mitad de las cosas que tenía planeado. Debía hablar con Myra, quisiese o no. Era como una especie de deber, pero “Porque sé que Sebastien me quiere a mí. Y no a ti.” no dejaba de rondar por su mente. Sinceramente esa chica lograba que la poca cordura que le quedaba desapareciera más y más. No comprendía por qué lo complicaba tanto, ella sabía que él aún sentía todo eso y no había hecho nada, no hacía nada y era como si no fuera a hacer nada. Ahora que Penny comenzaba a gustarle, mucho… claro, debía decir justo eso y confundirlo. ¿Por qué simplemente no lo dejaba en paz? Si ella podía estar con este chico, Will, ¿por qué Sebastien no podía estar con Penny?
Cansado se llevó ambas manos a la altura de las sienes. Primero lo más vergonzoso: disculparse. Posiblemente le costaría un poco con el nuevo humor que se cargaba su peli-negro amigo, pero que más daba, era muy importante arreglar aquello.
Se le ocurrió algo medianamente ingenioso para enmendar las cosas con Mason, fue a una tienda y compró un leño sintético, con marcador permanente escribió el mensaje para su amigo y luego se dirigió a terminar con esta primera misión. Ya cerca del chico lo sorprendió por detrás lanzándole el leño, ocasionando que Mason se girará espantado a ver qué lo había golpeado.
—Si crees que golpearme con un leño que dice “lo siento” va a arreglar las cosas… estas de suerte. —Decía el pelinegro caminando hacia él.
—Dijiste que debía sorprenderlos con mi honestidad. —Explicó Sebastien encogiéndose de hombros.
—No iba tan literal el consejo.
—Pero funcionó, eso es lo que cuenta.
—Puede ser.
—Entonces, ¿amigos de nuevo? —El castaño se esforzó por poner su mejor cara de súplica.
—Claro. —Respondió. —Y ahora que somos amigos, otra vez, debes arreglar las cosas con Myra. Sabes que apostaría mis ojos azules por ti.
—No prometo nada. Lo haré, solo si la veo.
—Mira tu suerte, allá está ella. —Dijo Mason señalando con la mirada a la morena que se encontraba hablando con Diane.
Mason tenía razón en algo, aclarar o arreglar las cosas con la hermanita de Daniel era un punto importante de la lista, pero no había anotado en específico qué asunto tenían que solucionar. Estaba lo que le dijo a Penny, la relación-no-muy-amorosa que ella tenía con Will, que ella supiera que él aún sentía algo y más cosas.
—Sabes que tenemos que hablar ¿no es así?
—Mierda, Sebastien. ¿Qué te he dicho sobre aparecerte? —Le regañó después de haber pegado un respingo por el susto.
—¿Por qué debes ser tan mala con Penny? Ella confió en ti.
—Ugh. Que fastidioso. Daniel ya me regañó por eso, no necesito que tú también lo hagas. —Masculló la morena sosteniéndose muy fuerte de sus muletas. —Por qué no eres como Jason, a él le pareció ingenioso.
—¡Estoy cansado de esto, estoy cansado de ti! —Exclamó fúrico, ella solo lo tomaba como un juego. —No voy a desperdiciar mi tiempo esperando que hagas algo si no te gusta verme con alguien más. Actúas como una niña, no parece que te tomes algo en serio. No quieres que esté contigo, pero tampoco quieres que ande con alguien más.
La morena se quedó en silencio por unos segundos. Estaba en lo correcto, debía detenerse. —Tienes razón, es muy egoísta de mi parte no dejar que sigas con tu vida, te pido que disculpes eso.
—Oh. Myra, yo-
—Está bien. —Le interrumpió levantando una mano para que la dejara hablar. —Esto se ha tornado en algo bastante infantil y estúpido. Sé que le gustas a Penny y me has dejado muy en claro que sientes lo mismo, así que no le veo de otra.
—Eso quiere decir que vas a-
—Por favor. —Myra imitó la acción de hace rato. —Haré lo posible por no molestarlos, pero ¿puedo pedirte algo?
—Por ti lo que sea, lo sabes. —Explicó Sebastien.
—Podríamos, uhm, no sé. ¿Ser amigos?
—¿Amigos?
—Sí. Uhm, yo como que… uhm, te extraño. —Admitió la oji-miel mordiéndose las mejillas interiormente.
—Sabes que eso jamás funciona ¿verdad?
—Correré el riesgo. —Se apresuró a contestar. —Lo que pasa es que extraño hablar contigo, como antes. Tus idioteces y todo.
Sebastien reparó en cada acción de la morena: que haya bajado la mirada, jugar con sus dedos, morderse las mejillas (él lo notaba), llevarse los mechones de cabello tras la oreja, las muletas eran un extra… después de tantos años ¿estaba nerviosa? Era evidente, Myralli Turner genuinamente indefensa. Le recordó a cuando la vio por primera vez, que no fue como todos creen (eso de que Daniel lo haya llevado a casa para la cena) sino la mañana del día anterior a este, cuando Myra almorzaba sola -como usualmente lo hacía. Ella jamás fue de las chicas que tuvieran decenas de amigas… o una siquiera, ella solía llevarse mejor con los chicos, pero no podía comer con ellos porque se burlarían o inventarían algún chisme.
Suspiró vencido por la ternura que le provocaba verla así. —Si eso es lo que quieres.
—Gracias. —Expresó sonriendo emocionada. —¿podría, uhm, abrazarte o crees que a Penny le moleste?
—Myra. —Le reprendió.
—Solo digo que podría estar escondida en algún lugar, no lo sé. Saldría y nos vería así y… no, no, no. No quiero causarte más problemas.
—Ven aquí. —Indicó él acercándosele para finalmente estrecharla entre sus brazos. No quería dejarla ir porque hace mucho que no estaban así de cerca. Y dolía, dolía bastante.
Penny había estado muy decaída esos días y por lo general a Parker no le hubiera importado, pero últimamente se preocupaba de una forma, por así decirlo, especial por ella. Desde el beso en ese concierto las cosas se habían tornado más torpes. Y eso es decir mucho.
Debía pasar al siguiente punto en su lista: animar a Penny. Apareció en la puerta de la habitación de la rubia con un arreglo de flores (solía funcionar, excepto con Myra). Esperaba convencerla.
—Oh por Dios. Te han reemplazado la cabeza por flores. —Bromeó la chica.
—Me alegra que estés de buen humor. Es un avance.
—He estado mejor. —Confesó ella.
—Son para ti. —Dijo refiriéndose al arreglo. —No estoy muy seguro si te gustan los girasoles, pero son mis favoritos, bueno, los de mi difunto abuelo… que igual me gustan. —Penny tomó las flores sonriéndole tímidamente. —Solo un dato, para que sepas más sobre mí. Créeme, tengo una fuente confiable. —Ante esto, ella solo pudo reír. —Por cierto, esta noche, cena en el centro. Vendré por ti como a las seis cuarenta y cinco, no te demores.
—Yo, uhm. No lo sé, sigo pensando en lo de Zuzu y… Myra.
—Te agradará saber que no acepto un NO por respuesta… y que ya me encargué de uno de esos asuntos, espero ayudar en algo con lo primero.
—Gracias, de verdad.
La llevó a un precioso y modesto restaurant de comida extranjera ubicado cerca del centro de Auburn. Ese pueblo era como aquellos que muestran en las películas, tranquilo y con este toque que te recordaba los buenos momentos en casa. Penny, a los ojos de Parker, se veía condenadamente dulce con ese vestido, no quería dejar de mirarla y sonreír mientras hacía esto.
—¿He dicho algo cómico? —Preguntó la rubia bajando la mirada, tenía las mejillas color carmesí.
—No, no es nada.
—Anda, dime. —Insistió ella, intentando coger un pedazo de lasagna con el tenedor.
—Tus ojos. —Siseó Sebastien.
—¿Tienen algo malo?
—No. Para nada, me gustan. Me recuerdan a una canción de Coldplay, y amo a Coldplay. —Y si antes las mejillas de Penny estaban carmesí, pues ahora bueno, la pobre estaba teniendo un ataque. —Eres muy dulce cuando te pones así, jamás creí decirlo.
Siguieron con la cena hablando de lo que fuera, si él comenzaba con algo, eso le recordaba a Penny sobre otra historia y una parte de esa historia tenía relación con otra cosa de Sebastien, y así.
—Sebastien, ¿te gusto? —Inquirió de la nada.
Acarició con la parte superior de la mano su mejilla y sonrió, su rostro estaba tan cerca que podía oler la limonada y el maquillaje. —Por supuesto, Penny. Me gustas mucho.
Después de dejar a Penny en su habitación, como a eso de las once cuarenta y cinco de la noche, se dedicó a deambular por los corredores del hotel intentando pasar el rato, entonces lo vio. Al parecer si cumpliría con su lista de cosas por hacer, por lo menos con la mayoría de los incisos. Finalmente podría hablar con este tío, como lo habría llamado Maaia.
—¡Hey! —Llamó la atención del chico haciendo que este volteara inmediatamente. —¿A dónde vas con eso? —Preguntó señalando con la mirada la jarra de agua que llevaba el otro castaño.
—Uhm. Myra quería agua. —Se limitó a contestar. —Está muy incómoda, ya sabes, por lo del hombro.
—Por supuesto, y para eso te tiene.
—No te entiendo.
—Creo que no nos han presentado oficialmente. —Cambió de tema el castaño de ojos azules. —Soy Sebastien Parker. Ex, en cierta forma, de Myra.
—Lo sé, he oído mucho de ti. —Comentó el oji-verde bajando la mirada.
—Sí, bueno, yo no he escuchado nada de ti. —Touché. Anda, no seas tan cruel con el muchacho.
—Me llamo William Stump y no lo sé muy bien, pero creo que soy como que el nuevo novio de Myralli.
—¿No lo sabes?
—Admito que es bastante complicada. —Decía Will jugando con sus dedos. —¿Qué sería si la he besado cinco veces y si dice que le gusto, pero luego insinúa que no le agrado?
—Uhm, sí. Parece que vas en camino a serlo. —Dios. Sebastien planeaba enfrentarlo, no tenerle pena y de paso estar ayudándolo. —Pero no te confíes, no es como si fueras a ser el amor de su vida y todas esas chorradas. Ese puesto, hace mucho, lo he reclamado yo. —Así está mejor.
—¿Qué dices?
—Mira, Will. Puedo llamarte así ¿no? —Expresó Parker colocando una mano sobre el hombro del castaño frente a él. —A lo mejor y ahora estamos separados, ella lo ha decidido así, de ser por mí ahora estaríamos cogiendo, como era usual; pero, volveremos… es algo que está destinado a pasar, ¿entiendes?
—Dices que siguen juntos, aunque no estén juntos como pareja que, por cierto, nunca fueron.
—Eso mismo. Ella podrá andar en esta etapa de “cualquier chico menos Sebastien” —Imitó muy mal la voz de Myra. —Y quizá quiera seguir con esto por un tiempo más, estará contigo, luego con otros y así… igualmente yo podré estar con Penny o con quien sea, pero nada de eso importará porque tarde o temprano volverá a mí o viceversa. Que Myralli Turner y Sebastien Parker estén juntos es algo predestinado y mientras más rápido lo entiendas, menos te dolerá cuando lo de ustedes acabe, porque va a acabar. —Dicho esto palmeó la espalda de William y se fue dejándolo solo en el corredor.
Se sentía patético, fue como si Sebastien hubiera tomado esa jarra de agua helada y se la hubiera echado en la cabeza, se trataba de eso o estaba llorando. Sí, quería llorar. Pero no estaba llorando. Curiosamente, se sentía demasiado deprimido como para llorar. Demasiado dolido. Parecía que Sebastien le había quitado la parte de él que lloraba. Lo extraño era que no sabía qué le dolía más, lo dicho por Sebastien o que en lo profundo sabía que era lo más probable.
bxmbshell.
Re: The Roadtrip
—Eso mismo. Ella podrá andar en esta etapa de “cualquier chico menos Sebastien” —Imitó muy mal la voz de Myra. —Y quizá quiera seguir con esto por un tiempo más, estará contigo, luego con otros y así… igualmente yo podré estar con Penny o con quien sea, pero nada de eso importará porque tarde o temprano volverá a mí o viceversa. Que Myralli Turner y Sebastien Parker estén juntos es algo predestinado y mientras más rápido lo entiendas, menos te dolerá cuando lo de ustedes acabe, porque va a acabar. —Dicho esto palmeó la espalda de William y se fue dejándolo solo en el corredor.
Se sentía patético, fue como si Sebastien hubiera tomado esa jarra de agua helada y se la hubiera echado en la cabeza, se trataba de eso o estaba llorando. Sí, quería llorar. Pero no estaba llorando. Curiosamente, se sentía demasiado deprimido como para llorar. Demasiado dolido. Parecía que Sebastien le había quitado la parte de él que lloraba. Lo extraño era que no sabía qué le dolía más, lo dicho por Sebastien o que en lo profundo sabía que era lo más probable.
déjame procesar bien tu capítulo y lo comentare
peralta.
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sebasten te golpeare en las bolas
- milani:
- mili omg subiste soy feliz ya me pongo a leer hoy no tuve clases hell yeah bueno ya a ver: primero creo que empezamos con will (piensa, piensa, piensan ah si nathan yes) uh pues yo creo que él analiza mucho las cosas aunque su lista de pros y contras es buena perderme los martes de cenas no-muy-italianas en casa de la tía pearl lol eso me recordó a mi y lo que decia de evitar las monótonas charlas sobre deportes -que por cierto desconozco- con kellin y alex es mi vida prácticamente lo entiendo aw pero piensa mucho en myra creo que ella necesita un chico que este pendiente de ella y quiero cuidarla y vero que will parece querer llegar a eso y se va a quedar yay omg es verdad las rubias causan problemas (menos ma bb) pero las morochas son más agresivas uh jajajaja que cosa y los chicos si son miss problemas siempre aunque no ten dramáticos lol oh no will tantos te caen mal? por que que te hicieron esos malditos yo te quiero ay vale vale a mi tambien me incomodaría una situación así pero me pongo en su lugar más encima se trata de tyler no debe ser muy buena la cosa veo que pudo sacárselo si no hubiera sido más raro nota mental, hacer una lista de los temas que no le interesan a los demás. por el momento explicaciones sobre las posiciones al dormí will no seas bobo deja de pensar tanto si a él no le interesa es su problema lol pobre no se a mi me cae bien ay. lo de las carpas es verdad jajajaja en ocasiones el clima era un jodido hijo de puta uh claro que si ay nada que ver pero quiero que sea verano bueno sigo con el capitulo extrañaba los lujos y tanta cercanía con la madre naturaleza estaba sacándolo de quicio me muero pienso lo mismo estudiantes en un viaje de la preparatoria ay si hasta lo parecen aw un gato un gato bebe yo los amo muero muero de ternura que cosa hermosa se llama titán y es la cosa más hermosa de este planeta es tan jodidamente tierno hey no puedo creer que sebastien este celoso de un animalito como ese que chico mas ugh pero si son un amor ay dios mio había sido dueño de ocho peces dorados, un conejo, tres perros, dos gatos, una cacatúa y un hámster; ninguno había durado más de tres meses por favor jajajaja es que pobre animales me matan y sebastien así oh no myra acabo con la mitad de las mascotas de sebastien dios santo esta chica y su destino jajajaja que mala onda que no los dejen estan con un gatito si es una cosa super inocente agh no quieres saberlo, pero ¡hey! descubrí que no tenía siete vidas. mito desmentido ay no como van a decirlo así es que me da pena pero se que esta bien aw mm diría algo que pero no veo la serie lol sigo leyendo el capitulo lloro le agrada jules eso es tierno bien por william no todas las rubias son malas o problemáticas o complicadas yes eso es verdad oh le da consejos de la vista masculina a diane se cool mm no se si guiñarle es muy cool pero espero que les funcione a estos chicos jajajaja pero will era más sensato. no le tenían envidia. no caía bien. a veces las cosas son así de sencillas omg baby will no digas eso me partes el corazon cosita. conversaba hasta cansarse con cait, will (que lindura) le ayudaba en lo que necesitase, damen y mason estaban para hacerla reír, y por último, holder venía para fastidiar un rato, pero le agradaba porque así no perdía el talento para discutir (myra fauna es tu amiga tambien bitch) lo no broma pero si ya que me da gracia holder y su te empujaría ay yo quiero que sea rubia fem fatale o como se escribas seguro le queda hermoso y mm me dio hambre de leer esa parte lo de verdad pero bueno pobre ella y su rodilla ugh pero “porque sé que sebastien me quiere a mí. y no a ti.” no dejaba de rondar por su mente exactamente muchacho ¿por qué simplemente no lo dejaba en paz? si ella podía estar con este chico, will, ¿por qué sebastien no podía estar con penny? porque son soulmates par de pendejos porque tiene que ser así dios santo los golpearía de una buena vez sabes que apostaría mis ojos azules por ti aw mason dulzura estaba lo que le dijo a penny, la relación-no-muy-amorosa que ella tenía con will, que ella supiera que él aún sentía algo y más cosas por que no la besas de una jodida vez maldito niño que rabia de verdad por la puta no voy a desperdiciar mi tiempo esperando que hagas algo si no te gusta verme con alguien más. actúas como una niña, no parece que te tomes algo en serio. no quieres que esté contigo, pero tampoco quieres que ande con alguien más. sebastien si la sigues cagando me mete a la historia y te daré un golpe en medio de las bolas ¿ser amigos? — ¿amigos? sí. Uhm, yo como que… uhm, te extraño. — admitió la oji-miel mordiéndose las mejillas interiormente. — sabes que eso jamás funciona ¿verdad? —correré el riesgo. amigos? de verdad mamones? de verdad? es que son idiotas claramente ustedes son idiotas por que no se besan de una vez hijos de su madre no quería dejarla ir porque hace mucho que no estaban así de cerca. y dolía, dolía bastante joder es que los amo y tienen que estar juntos de verdad vale varga la vida omg bueno ya me calmo y veré un lado positivo es que hizo sonreir a penny y ella lo necesitas team penny menos con myra tema myra y sebastien lol aw el cabrón le dijo que le gustaba okey aunque no los shippeo fue lindo ay ya me enoje com le vas decir es sebastien me caías bien weon y la cagas cada vez es que me pones de los aunque sea verdad que tienen que estar juntos no puede ser así con el amor de will y encima decirle a penny que te gusta maldito hijo de tu madre pobre baby william ya ya mili me encanto tu capitulo mucho mucho ily ):
nayeon.
Re: The Roadtrip
- miau:
- todo sobre esta santa frase:—Eso mismo. Ella podrá andar en esta etapa de “cualquier chico menos Sebastien” —Imitó muy mal la voz de Myra. —Y quizá quiera seguir con esto por un tiempo más, estará contigo, luego con otros y así… igualmente yo podré estar con Penny o con quien sea, pero nada de eso importará porque tarde o temprano volverá a mí o viceversa. Que Myralli Turner y Sebastien Parker estén juntos es algo predestinado y mientras más rápido lo entiendas, menos te dolerá cuando lo de ustedes acabe, porque va a acabar. —Dicho esto palmeó la espalda de William y se fue dejándolo solo en el corredor.
Mierda Mily no entiendo como eres capaz de dejarme mal con tus capítulos (en verdad cada capítulo me inspira mucho más) pero es que mierda escribes tan bien que me estresas, Will en parte me da pena porque realmente es el rey de los pateticos hay que decirlo, a mi hasta me cae un poco mal porque ya o sea Myra es de Sebastien get over, igual después me da ternura y finalmente me da pena porque nadie lo nota y si que se debe sentir solo:( emm Myra mierda myra es lo mejor sdkjf es tan djfsfk qcyo pero me encanta y weon no puedo amar más a Sebastien cuando zuzu vuelva querrá un remember es que su actitud de mierda es tan perfecta:( me encantaaaaaaaaa además como es con penny ¿como mierda puede ser tan dulce? o sea cuando le dijo que le gustaba lsdkfj yo estaba en plan kieeeeeeeeeee*-* omgomg besense ahoraaaaaaaaa sdfjsdkf ya en paret igual me esta gustando louis+dianna por sebastien&penny:( es que dfjkskf ya quiero leer mucha más acción de ellos en fin mily amé tu capítulo so much escribes hermosoooooooo <3
sugg.
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