FIGHT, RUN OR DIE.

tessa siento mucho comentar tan tarde.
bueno decirte que me ha gustado mucho como lo has narrado y descrito, lo amé. pd.siento mucho la kk de comentario pero te juro que al proximo será mejor.

pd.sigue boomer.

Dicen que el subconsciente puede engañar a la mente. Que cada imagen que reproduce tu cerebro, es producto de todo aquello que deseas o anhelas. Toda mi vida he vivido a través de mis sueños, creyendo que si trabajo duro, alcanzaré eso que tanto deseo. En Glorem eso es lo único que te queda, esperanza de una vida mejor. Sin embargo ahora sólo veía eso, flashes e imágenes borrosas de mi hogar, mis padres, y mi hermana.

Escuchaba muchas voces, palabras y cosas que aún no lograba entender, de hecho no comprendía si soñaba o todo aquello era real. Un brusco sonido, y la sensación que chocaba contra algo hicieron que reaccionara del todo. Me dolía la cabeza, mis manos tenían unas marcas, como si fueran estado brucamente atadas, y mis piernas dolían, tarde unos segundos en comprender todo lo que había pasado. Hace unas horas, caminaba tranquilamente por la calle Rightmore Place—no es un lugar muy sofisticado—Sólo están las personas con una condición de vida "aceptable". Iba a la fiesta de cumpleaños de mi hermana, la cual no veía desde navidad, cuando sentí que cuatro tipos me agarraron, traté de luchar, cosa estúpida ya que nunca me meto con nadie, no estoy acostumbrado a ganar alguna pelea, ni siquiera a pelear. Conclusión : terminé encerrado, en profunda oscuridad, teniendo sueños y viendo cosas extrañas.

Sentí la luz sobre mis ojos, los párpados me pasaban, como si mi sistema nervioso estuviera reaccionando después de varias dosis de sustancias aniquiladoras. Unas barras se aproximaron a mi vista, cuando mi visión se aclaró, ¿aquello era una jaula? Como una especie de celda.

—James Gueller —escuché desde la parte de arriba, aunque no sabía ni quien, ni que era esa voz que pronunciaba mi nombre.
— ¿Dónde…Dónde estoy?, ¿Qué es éste lugar? ¿Mi familia...?—pregunté sintiendo mi garganta reseca.
—No tendrás que preocuparte más por ella, al menos no si mueres antes. Estás en el Área—dijo un chico acercándose a mí y ayudándome a incorporarme, parecía tener la misma edad que yo, aunque no era la misma voz que había hablado antes.


—Pero si establecemos menos fondos para esos niños, nos quedarán más ganancias…— La voz de mi madre sonaba entusiasta como cada vez que hablaba de negocios en el almuerzo.

Dejé de mirar mi plato, para observarla. Vestía su típico uniforme ejecutivo; su cabello rojizo caía en rulos sobre sus mejillas, sus ojos verdes destilaban ambición. Se dio cuenta que la miraba, Me lanzó una sonrisita y siguió hablando, ¿de verdad, nunca seremos una familia normal, con un almuerzo normal?

Volteé al otro costado de la mesa, mi padre comía entretenidamente todo lo que estaba en su plato, cosa que no encajaba con ese traje Giorgio Armani. Sonreí. Al menos alguien estaba disfrutando de aquel silencioso almuerzo, bueno, no tan silencioso, contando los chillidos de mi madre a cada respuesta que daba al celular.

—Deberías comer algo—comentó mi padre viéndome y limpiado su boca con una servilleta—Te hace falta.
—No lo creo, no tengo apetito—respondí algo aturdida. Me miró analizando mi respuesta, pero asintió para luego degustarse con su coctel.

Deseé tener apetito, llevaba semanas queriendo ese dichoso almuerzo familiar. Cuando por fin lo obtengo, ¿Qué pasa? una madre ocupada en el celular. Un padre desinteresado. Y yo: una hija sin ganas de probar ni un sólo bocado.

Era extraño éste cuadro familiar, normalmente no cruzamos ni cinco palabras. Mis padres viven metidos en sus negocios,y no los culpo, con una fortuna cosechándose por día, hasta yo estaría de cabeza en ellos. Pero ese era el problema, no parecíamos una familia.

—No. El presidente no dirá nada. Que no hagamos la beneficencia como el mes anterior no querrá decir nada—seguía hablando mamá.
La miré de nuevo, aquello no podía ser cierto.
— ¡No pueden hacer eso!—exclamé de repente sobresaltando a mis padres.
—Eh…Lore, te llamo en unos minutos—dijo mi madre colgando el celular— ¡Brooklyn Zoella Harrison!, ¿que diablos te ocurre? Estaba en una llamada muy importante y te aseguro que…
—Amanda, yo me encargo—interrumpió mi padre y luego me miró—Brook. Si es otra vez por la gala benéfica, bien s…
—No papá, lo único que sé es que el estado cuenta con ese dinero que donamos por año. Bueno no es mucho, pero ¿y los niños del almacén?, no podemos reducir lo que donamos—mi madre no pareció contenta ante mi repuesta.
—Deberías dejar de ser tan sensible Brook. Además todos los años lo hacemos, Y no pareces quejarte cada vez que compras millones de cosas en esa tienda—espetó.
Rodé los ojos, aquella charla no iba ir a ningún lado.
—Eso no tiene nada que ver—dije levantándome de la mesa.
— ¿A dónde crees que vas?
—A mi habitación. Espero otro día tener un almuerzo, ya saben uno de verdad—comenté para luego salir de la sala-comedor.

Nunca había estado más confundida en toda mi vida, mientras mis ojos se abrían, notaba las cosas más extrañas. Como que estaba en una especie de jaula, lo último que recordaba era haberme recostado en mi habitación algo furiosa con mis padres. Si aquello era un castigo, de verdad dejaría de hablarles.

Las barras de aquella celda parecían abrirse, la luz inundo el lugar donde me encontraba, entrecerré mis ojos, antes de entrar en pánico tenía que saber dónde estaba. ¿Que era aquel lugar?

—Muñequita, ahora estás en el área. ¿No pensarás quedarte allí…o sí?—gritó una voz que definitivamente no reconocía
— ¿Qué?—logré pronunciar más que confundida.

listo, y perdón debí olvidarlo.