FIGHT, RUN OR DIE.

Hoy era un buen día, quiero decir, todos los días eran buenos y hoy no sería la excepción, mi padre salió a trabajar temprano en la mañana y mi madre apuraba a mi hermanito para llegar al kínder donde daría clases, yo por otra parte no tengo escuela, por lo que se me permitió quedarme en la casa sin hacer nada.
Mi familia no es pobre, pero no es rica, tenemos un estilo de vida normal, mi padre es un ingeniero y mi madre es maestra de música, así que ambos hacen dinero, no mucho, pero si lo suficiente para mantener un nivel estable.
No quería quedarme en la casa todo el día, por lo que decido salir, tal vez fuera a la cafetería de la esquina o muy probablemente saliera con mis amigos, yo al contrario de muchas personas tengo bastantes amigos, simplemente es algo que me gusta, amo conocer personas y observar sus actitudes, muchos de mis maestros dicen que por eso me va tan bien en las calificaciones, porque yo observo todo a mi alrededor y después lo estudio.
Veo a mi madre bajar por las escaleras con un muy enojado Jason.
— ¡No es justo! ¿Por qué Presley puede seguir en pijama? —refunfuña con su voz de bebé.
—Porque Presley no tiene escuela, ahora vamos, camina —mi madre le sonríe y acaricia su cabello dorado, mi hermano me voltea a ver con indignación y agarra sus cosas para la escuela.
—Te amo Rose, mi niña pequeña, nunca lo olvides, espero que tengas un buen día. —mi madre acaricia mi cabello y me levanta la barbilla para ver mis ojos, en muchas ocasiones me gustaría tener los ojos de mi madre, los cuales son verde miel.
—Yo más Babu. —es extraño, no le digo Babu desde que tengo seis, que es cuando comencé a hablar propiamente.
Veo a mi mamá y hermano salir por la puerta, este último se regresa a regañadientes y se despide de mí, yo aprovecho la oportunidad y lo agarro entre mis brazos haciéndole una trompetilla en el estómago, el ríe y se le olvida el enojo, si hay una cosa que amo es hacer reír a las personas, sobre todo a mi familia, con los cuales soy muy unida y daría todo por ellos. Finalmente mi madre estira su brazo para alcanzar la mano de Jason y ambos cierran la puerta detrás, finalmente me quedo sola.
Después de tomar el desayuno que me habían dejado, subí a mi habitación para quitarme el pijama y ponerme ropa, una vez que estoy lista decido salir de la casa, tomo mis llaves de la repisa y salgo de mi casa.
El sol estaba alto en el cielo, brillante y caluroso, hacia un día hermoso, por un segundo pensé en buscar a mis amigos, pero no, quiero estar sola, cosa extraña siempre me ha gustado estar con las personas.
Camino por la calle, sin fijarme realmente por donde voy, solo quiero caminar, veo de reojo un parque lleno de niños pequeños, tendrán la edad de mi hermano, pienso, así que me decido a ir a jugar con ellos.

Están haciendo una rueda con sus manos, mientras cantan ríen y corren, me uno a ellos y juntos reímos, paramos por un rato y me despido de ellos con la mano, he pasado tanto tiempo con ellos que comienzo a sentir hambre y cansancio, no sé por dónde he venido y tampoco sé dónde queda mi casa, así que me siento en el césped y a lo lejos visualizo un muchacho observándome fijamente, no le doy importancia y me concentro en recordar mi camino.
Alguien me levanta por los hombros, tapa mi boca y sueltan un gas, después todo es negro.
Despierto y no sé en donde estoy, trato de ponerme de pie, pero la poca luz me lo impide, toco mis alrededores, es algo de metal, parece una caja de metal, una gran caja de metal, comienzo a escuchar ruidos y siento movimiento, después de eso una luz cegadora aparece arriba mío, supongo es él sol.
El día había sido una mierda, había decidido no ir al colegio y mi padre no lo impido, a mi madrastra le daba igual y a la única persona que le importo fue a la cocinera, pues el hecho de que este en casa implica que debe hacer más comida.
Decido quedarme fuera de la casa y caminar, veo a lo lejos el parque que solía ser mi sala de juegos, rio por lo bajo cuando veo una chica rubia jugar con los menores, decido acercarme un poco y veo que se retira para sentarse, la observo otro rato hasta que sus ojos azules se encuentran con los míos, alguien la agarra, trato de acercarme para ayudarla, pero mi guarda espaldas me lo impide, llevándome a casa.
— ¿Me puedes decir en donde demonios te metiste? —grita mi padre, pero lo único que me interesa es encontrar a la chica.
— ¿Desde cuándo te importa?
—Iv, eres mi hijo, siempre me importa a dónde vas.
—Lo único que te importa es que yo dirija tu compañía algún día, pero sabes algo, eso no va a pasar, nunca me volveré como tú, tan egoísta, solo concentrándote en ti y en tu dinero, no te importa nada más en la vida. —espero que la ira en mis palabras suene real, porque en realidad me quiero poner a llorar.
—Pero mi querido hijo, ya eres como yo ¿Cuándo fue la última vez que dejaste ver tus sentimientos?
—Cuando tenía seis y mi madre murió, recuerdo que en su funeral me diste una cachetada para dejar de llorar, me dijiste que fuera hombre ¿Estás orgulloso? —pregunto sin darle tiempo de responder, puesto que me dirijo a la puerta.
Siento como las lágrimas amenazan en salir, pero mi padre –y aunque odie decirlo– tiene razón, un verdadero hombre no llora, así que no llorare, corro todo lo que mis pies me permiten hasta llegar al bosque en el que mi madre y yo solíamos tener días de campo, corro sin fijarme y tropiezo con una rama, caigo al suelo y me levanto sacudiéndome el polvo que se quedó en la ropa de marca.
Agudizo mi oído y puedo escuchar pasos en el bosque, trato de salir, pero unas manos me lo impiden, me colocan algo en la cabeza y todo se volvió oscuridad.
Despierto en un elevador, sé que es un elevador, aunque este oscuro, este se empieza a mover hasta llegar a la superficie, donde un montón de adolescentes me ven con ojos curiosos, entre ellos reconozco a la chica rubia.

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peters me encantó!
me ha parecido muy interesante, y ella me parece tan cute con lo de los nenes y su hermano aish. sin embargo me gusta mucho como has presentado a él, has mostrado perfectamente su faceta y personalidad idk me gustó.
espero a la siguiente
pd.siento el retraso por comentar.

¡Oh por Dios!me he perdido de tanto en esta nove . Mil disculpas a todas chicas por haber desaparecido así (por si a las dudas mi antiguo nombre de user era Anderlysbella),y no haber comentado más,cuanto en serio cuanto lo siento ya leí todo me encanta cada vez más, bueno siento mucho la salida de Angie :c, so así que comenzare comentando el capi de Zoe.Aunque he de destacar que amé demasiados el prólogo y el prier cap

Zoe, me has dejado sin palabras, amo la manera en que escribes, es condenadamente perfecta     
amé todo,especialmente a Thomas,creo que él será uno de mis personajes favoritos. En cuanto a Robin , quede con ganas de leer más sobre ellos de saber que pasara hahaha.

Coco, que capítulo más genialoso, no sé a quién amo más al cap o a Jason, creo que ambos por igual, la personalidad de Presley me fascina, y lo facilmente feliz que es junto a su familia aún más. Ashton Iv a pesar de lo frío que es por todo lo que ha pasado no puedo dejar de amarlo, en fin me gusto absolutamente todo.

Jeffrey Tandler

La música tronaba en mis oídos, sabía que no debía de estar en antros o bares cuando mis padres se esfuerzan por llevar sustento a la casa, pero en este momento, con alcohol y algunas drogas corriendo por mi sistema, no puedo diferenciar que está bien y que está mal.
Una rubia se sienta en mis piernas y me sonríe de manera provocadora, odio a las personas que se insinúan a otras, pero en este caso, ahora es a mí a quien se le insinúan.
Doy una sonrisa medio alcoholizada y tonta, así que ella se pega aún más a mis piernas. Como dije, insinuación.

— ¿Quieres ir a bailar cariño? – el tono meloso de su voz me marea más de lo normal, pero me dejo llevar cuando ella se levanta.

La canción es lenta, o siento que es así porque me muevo de manera un poco penosa pero a ella parece encantarle de cierta manera.
Pasamos horas en ese baile o pueden ser minutos, no sé como sentirlo en cierto punto.
Vuelvo a la barra, ya sin la rubia anterior y tomo de nuevo mi rutina, varios tragos y una sustancia rara, eso alivia mis temores y alguna que otra pena, en este momento quiero olvidar, olvidar la miseria en la que estoy obligado a vivir, y sobre todo, olvidar todo lo que he hecho en mi vida, aquellas mierdas que yo mismo hecho a perder.

— ¿Y tú estás solo porqué motivo? – una chica castaña se detiene en el taburete de enseguida.
— Lo siento pero ya baile lo suficiente – arrastro las palabras, pero a ella no parece importarle.
— No estoy aquí para bailar contigo – hace una mueca de desagrado y toma el trago que estaba a punto de tomar – en cambio, quiero tomar un par de tragos.
— No quiero pagarte los tragos – niego con la cabeza tomando la copa de su boca.
— Si, si quieres – sonríe de manera que deja ver que no es un ángel.

Me resigno al ver que no tengo otra opción y la noche se va acabando de poco a poco, al igual que el poco dinero que llevo y los tragos que ponen en la barra.


Tengo que agarrarme de las paredes para no caerme como res en la calle, estoy a unas cuantas calles de mi casa y siento que ya no puedo mover los pies. Odio a aquella chica que me dejo endeudado con el del bar.
Escucho pasos detrás de mí pero hago caso omiso y sigo caminando, pero estas se intensifican y escucho de poco a poco que algo va mal, va muy mal.
Intento caminar más rápido pero nada de eso funciona ya que ahora mis pies están lo bastante entumecidos, como si hubieran estado en hielo por mucho tiempo.
Al tiempo siento como unas manos me atrapan y algo cubre mi boca, intento gritar o forcejear pero al sentir un gas en mi cara la visión se hace borrosa y caigo en una negrura muy espesa.


Despierto en lo que parece ser un elevador, la cabeza solo es una pequeña molestia a pesar de lo que bebía ayer.
¿Fue ayer? ¿Cuánto tiempo he estado en este lugar? Las preguntas hacen que entre en un estado frenético, pierdo la cordura y mis emociones son desbordadas como nunca las he sentido antes, pierdo los estribos y golpeo una y otra vez las paredes, intentando encontrar su punto débil, pero no encuentro nada.
Me dejo caer en el frío metálico y dejo que mi mente divague.


Mantenerse vivo en las calles no era cosa de solo tomar lo que quieres, era sobre todo de ser mucho más listos que los demás y es así como lo he hecho durante muchos años, y a decir verdad, me siento orgullosa de eso.
Las calles estaban oscuras y era inseguro caminar por estos rumbos, pero esta noche no tenía nada que hacer, quería tomar a un incauto y divertirme por un rato a costas de los demás, curioso pero siempre me funcionaba.
Un bar se presento de manera abrupta enfrente de mí y supe que el cielo me estaba escuchando, así que ¿Por qué no divertirme y tomar un poco?
Al entrar, la gente me invadió por todos lados, era una sensación horrible pero alcance a pasar inadvertida.
Siete pasos después, estaba enfrente de la barra, buscando a un desafortunado que estuviera lo suficientemente ebrio para que me pagara lo que yo quisiera, posiblemente el incauto había tomado distintas sustancias y eso era hermoso.
Gire mi cabeza pero solo veía a hombres adinerados con sus mujeres a un lado, mujeres o lo que sea que se hacen llamar, esas faldas tan cortas y escotes pronunciados que dejan ver más de lo que en este momento deseo y quiero.
Giro sobre mis talones un poco derrotada, pero alcanzo a ver a un chico más en un sentido que en sus cinco. Se tambaleo dando tumbos por el filo de la pista de baile, se acerco a un taburete y apenas se alcanzo a sentarse.

— ¿Y tú estás solo porqué motivo? – me dejo caer en el taburete de enseguida y volteo a verlo.
— Lo siento pero ya baile lo suficiente – suena desagradable como arrastra las palabras, pero disimulo bastante bien a mi parecer.
— No estoy aquí para bailar contigo – hago una mueca de desagrado, esta vez no alcanzo a calmarme, tomo compostura y le arrebato el vaso de su mano – en cambio, quiero tomar un par de tragos.
— No quiero pagarte los tragos –suena molesto pero ya no es consciente, así me gusta, toma la copa de mis labios y se queda viéndome.
— Si, si quieres – sonrió intentando ser agradable, esto va a estar largo.


Pasan dos horas y ambos estamos riendo como focas en la barra, he perdido la cuenta de los tragos que tome en la noche, pero los vasos llenos siguen viniendo y eso me agrada bastante. Poco me importa dejarlo en deuda.

— Sabes – la sonrisa borracha se repite en mi rostro – mi vida es horrible, pero veme en este momento, riendo y emborrachándome como loco.
— La mía también – suelto una risa y el corresponde

Pasamos la noche y recuerdo haber reído toda la noche, finalmente salgo del bar primero que él, no quiero quedarme más tiempo, mi objetivo está cumplido y eso me hace sentir mejor que nada.
Las paredes se mueven, en algunas ocasiones escucho risas estruendosas, pasos, gritos, me siento en un completo carnaval, es maravilloso como se puede sentir miles de cosas con unas simples copas de licor y otros agregados.
Algo me atrapa por los brazos y doy algunas patadas por puro instinto incluso un codazo hacia atrás, escuchando el típico crujido de huesos, poco después el quejido de alguien enfadado, a pesar de todo suelto una risita.
Aunque poco después algo me cubre la cara y el negro se me antoja más que estar con estos los hombres misteriosos.


El frío cala en mis huesos, me levanto de tope recordando poco de la noche anterior, doy un salto y en dos segundos estoy en pose defensiva, esperando algún ataque por donde quiera.
Comienzo golpeando y soltando chillidos aterradores que incluso para mí, suenan desgarradores; suelto patadas y algunas palabras altisonantes, odio estar encerrada como a alguien que le han cortado las alas de pronto.
Algo chirria por arriba y alcanzo a colocar las manos en mis oídos, sin sentarme y aún alerta. Pero alcanzo a ver el sol o lo que en este momento lo representa.
Hay algunos chicos en lo que parece un prado, todos viendo a su alrededor y expectantes de lo que va a suceder, algunos viéndome directamente.
Tomo a ciegas la mano que alguien me ofrece para subir, estoy arriba en dos segundos, encontrándome con una cabellera negra y ojos azules casi como el mar y por un momento me traslado al bar de la noche anterior.
¿Hicimos algo en la noche para estar en este lugar?

— Un gusto volverte a ver – sonríe de manera preocupada pero con mucho significado – mi nombre es Jeffrey.

Trato de responder, pero un nombre se pasa por mi cabeza antes de cualquier cosa.
Mariun.

Hey:D: