A.R.N.S.

Capítulo 003.

Cada paso una emoción nueva, tanta euforia y diversión a unos cuantos pasos de alcance de ella, podía sentir cómo uno de sus sueños se realizaban, caminaba en las nubes, estaba cerca, muy cerca…

— Bonita, tranquila no entres de golpe, todos podrían pensar que estás loca—. Dijo cierto morocho con una sonrisa en sus rosas labios mientras miraba con esos hermosos ojos color miel. ¡Por el amor de Dios, Ethan es como tu hermano! Aquellas palabras le habían golpeado fuertemente la mente de la pobre chica, suspiró pesadamente.

— Eso quiere decir, que si entro, podría causar algo negativo para tu estatus social ¿no?— Preguntó alzando más la vista no es que fuera baja pero sinceramente Ethan le llevaba media cabeza.

— Estas sumamente equivocada, hermosa, esta escuela no es como la de los cuentos, no todos son bueno y malos, pero algunos son muy pervertidos, y si me entero que alguno ye ha hecho algo, juro que no me resistiré a golpearlo, eso no es lo que quiero decirte, solo ten en cuenta que ningún adolescente de dieciséis años entra feliz de la vida para tener tediosas horas de estudio—. Dijo con dulzura.

La forma en que sonrió, con tanta cariño que peligraba que el amor se le escapara por los poros. Era oficial, Jenna tenía un grave problema con su medio hermano, pero qué importaba era tan bueno con ella que lo único que pudo hacer en ese momento fue prácticamente aba lanzarse a sus brazos y volver a sentir su aroma tan masculino y tan él.

Caminaron los cuatro pasos que quedaban para encontrarse cara a cara con el portón color verde de la institución, el aliento se le quedó atrapado en la garganta a la castaña cuando vio cuanta gente había, en especial, cuantos jóvenes estaban mirándole. La mirada aterrada de su hermana preocupó al morocho por lo cual optó por tomarle la mano, su palma siempre tan tibia y la suya, tan fría.

Eso a la vista de cualquiera significaba, la nueva novia de Schmidt, y aunque la chica sea rubia ella también pudo notarlo, hablo de Kerianne Rose, una abeja reina como cualquier otra y sus amigas de igual estatus tanto económico como social, sufriera un ataque de ira; convirtiendo así un recuerdo memorable, Jenna y su primera confrontación con alguien y con nada más y nada menos que la típica rubia hueca ¿no?

De un momento a otro llegó rápidamente hasta la pareja y su voz chillona se hizo notar.

— ¿Qué significa esto?— Se escandalizó señalando las manos de ellos aún entrelazadas mientras Ethan seguía acariciando los nudillos de la castaña para tranquilizarla lo que funcionó de manera positiva.

— ¡Hey! Keen tranquilízate que te está por explotar la vena de la frente—. Exclamó una voz a las espaldas de Jenna y Ethan, ellos simplemente se voltearon encontrándose con una joven alta de cabello castaño oscuro y unos bonitos ojos azules que resaltaban con el color de su piel, vestida con unos jeans color azul claro y una camisa a cuadros color roja con azul muy sencilla, la sonrisa de sorna que tenía, talvez su voz, o sus gesticulaciones, sea lo que sea a Jenna le había agradado al instante que pronunció esa frase, salvándola de su, muy probable, pleito.

— Esto no es asunto tuyo Morrison, ¿por qué no te vas por dónde viniste? maldita entrometida—. Exclamó la rubia oxigenada y enseguida se unieron a la «conversación» dos muchachos de cabellos castaños, uno de ellos, fue más rápido que su compañero y contestó al comentario de aquella «reina».

— Oye, oye, bájale a tu drama Rose, qué aquí no tienes que meterte, y no le causes una escena de celos a Schmidt  solo porque está con alguien que no eres tú, fíjate, ella es más decente y su ropa es sumamente más larga que la tuya— el joven la miró enojado pero continuó hablando—. Y menos le alces la voz a mi hermana ¿oíste?— Exclamó defendiendo a su hermana, él otro por su parte resguardaba a la misma joven, preguntándole si no recordaba que no debía de meterse en pleitos con esas chicas.

— ¡Ahg!— Fue lo último que se oyó de la cabello color oro ya que había dado media vuelta y se había ido junto con su gente.
Ethan por su parte se aseguró de agradecer la «guardia» de sus –al parecer– amigos.

— James, hermano, gracias le has salvado el pellejo a Jenna—. Dijo mientras saludaba a ambos chicos. La joven de ojos celeste se acercó a pequeña de orbes verdes con determinación pero de una manera amigable.

— Hola, soy Julietta… ten cuidado con Kerianne Rose no es nada agradable cuando una se mete con sus objetivos—. Murmuró con una sonrisa y mirando a Ethan cuando pronunció la última palabra de su frase a lo que Jenna rió. El chico te tenía una frondosa mata de rizos en su cabeza se acercó por la espalda de Julietta y la abrazó de manera protectora. Jenna se preguntó si eran novios.

— Edward, Edward  Foster, novio de ella y tanto Ethan como James son mis mejores amigos—. Dijo el chico mientras le besaba la mejilla a la ojiazul. Bingo, pregunta respuesta.

— Sí…  Foster, eso no lo presumas mucho que yo no sigo del todo de acuerdo con que salgas con mi hermanita ¿he? Soy James, un gusto—. Dijo el otro también de manera gustosa.

La ojiverde había hecho, no amigos, pero compañeros para pasar el rato, con todo el lío, nadie había logrado oír la presentación de Jenna, tal vez, su timidez de lo impedía por ahora.

— Bueno hermosa, ya conociste a mis amigos, aunque quedan más, pero no hay tiempo. Tienes que ir a clases antes de que te corrompan completamente—. La resguardó el morocho tratando de sonar serio lo cual fue imposible por una sonora risa de parte de la hermana de James.

— Oye…—Llamó Julietta a la ojiverde mientras notaba cómo a los costados de su cara tenía tiernos rulitos que le recordaron inmediatamente a su novio— Curly, te diré así, ya que no me has dicho tu nombre, pero creo que Schmidt  tiene razón, así que ¿tal si vamos a clases y me cuentas de ti?— Preguntó animadamente, lo que, por alguna razón, impulsó a Jenna a seguirla no sin antes volverse a Ethan y despedirse de él con un beso en la mejilla, mientras que el ojimiel por su parte rodeaba con sus brazos la cintura de la chica en forma de abrazo y despedida, optó por solo mencionar un «hasta el almuerzo, hermosa» ella solo deshizo el abrazo y se fue con una sonrisa, hace años que Ethan dejo de llamarla Jenna y usar en vez de su nombre toda clases de adjetivos relacionados con su belleza al principio le resultó algo raro a la ojiverde pero luego de unos meses se acostumbró.

La muchacha de cabellos color miel se encaminó junto a su nueva amiga, hoy era un día extremadamente raro para ella, de golpe había conocido a bastante gente. Antes de estar ahí se podría pensar que, una chica, la cual jamás se había atrevido a salir de su casa, ni en sueños podría surgirle la idea de armarse de valor y explorar las cosas que el mundo ofrece.

— Curly, no me has dicho nada de ti, ni siquiera tu nombre, o será que ¿eres muda?— Ella no se había atrevido a responder a eso, rió para sí misma y bajó la cabeza, le avergonzaba ser tan tímida. Estaba por contestar le algo pero la más alta la interrumpió.

— ¡Oh! ¡No me digas que eres muda!— Estaba por negar con la cabeza pero la volvió a interrumpir—. ¡Por dios!, enserio lo siento, no quise ofenderte solo…—y esta vez la interrumpió Jenna.

— Tranquila, no soy muda, pero creo que el hecho de salir tan rápido a afuera y además conversar con tanta gente me agobia, no estoy muy preparada para esto, es todo—. Dijo y sintiendo como pequeñas e invisibles llamas teñían sus abultadas mejillas, maldiciendo a su vergüenza por eso.

Estuvieron hablando un buen rato, hasta que llegaron a la clase de «Integración», no había absolutamente nadie, ni  profesores ni  nada. Tal vez habían llegado tarde, o muy temprano, pues en varias ocasiones camino al salón 2 B se habían perdido repetidas veces ambas jóvenes. Sin embargo, algo confusas se volvieron por el pasillo 5, camino hacia el centro del instituto, pues la nueva, no quería desaprovechar la oportunidad de recorrer el edificio. Luego de casi media hora, se volvieron hacia la siguiente clase, «Educación Social» se sentaron en un banco no tan alejado de los grupos sociales en masa.

A el mismo aula entraron un reducido grupo de chicos con aspecto de «machos alfa», mientras se ubicaban en sus asientos, se hacían bromas entre ellos o simplemente hablaban, uno llamó la atención de Jenna era un chico de cabello castaño oscuro con ojos azules claro que respondía al nombre de Beck.
El chico era el típico rompecorazones que jamás se enamoró pero eso no impedía que las chicas que estaban con él lo hagan, ahora bien… les presento al primer y único denominado buitre por Ethan, el que haría que peligrara la oportunidad del ojimiel de conquistar el corazón de la castaña.

Capítulo 004.

Jenna había pasado toda la clase bastante rápida en compañía de la morena.

Con Julietta habían retomado la exploración del instituto más adentro, deleitándose con los pequeños detalles que las grandes cosas tenían. Desde las salas tecnológicas, las de química, las de artes, todas ordenadas y con una buena imagen visual.

Pasaron por tantos lugares, hasta que llegaron a la piscina, a la gran piscina olímpica que contenía el instituto, la morocha le había ofrecido nada con ella, la otra estaba por aceptar encantada cuando se dio cuenta que no tenía nada acorde a la situación.

— En realidad me encantaría pero no tengo nada para ponerme —habló apenada, ella enserio quería nadar, le hacía sentir tan libre como si se complementara con el agua.
— ¿Enserio? Pues, yo tengo un traje extra, te lo doy, solo si quieres —sonrió mirándola con esos ojos azul verdoso –secretamente envidiaba el color– que pedían a gritos que aceptara. Así que solo se atinó a sentir lentamente con la cabeza lo que provocó que la más alta la llevara a tirones a los vestidores del natatorio.

—Lista ¿para una carrera?—dijo saliendo de unas de las cortinas con un bañador color rojo mientras Jenna terminaba de subirse el cierre de su bañador color azul eléctrico, no era un bañador normal, era más bien uno de competición profesional, peo de surfeo, apretado al cuerpo, te  hace más liviano y ágil. Le encantaba, pero el zipper le era bastante incómodo, en especial porque le golpeaba la piel y la rasgaba.

Ambas muchas, preparadas para competir se posicionaron a los extremos opuestos de las aguas de aquel estanque, dispuesta a competir amistosamente y disfrutar de un refrescante descanso.

—En sus marcas… ¿Lista? ¡Ya! —Y comenzó la divertida corrida.

Beck Smith se estaba alistando para su entrada triunfal hacia la preparatoria, pero, al entrar, nadie lo notó, esto le era ajeno y extraño a lo que simple le sucedía, pues él era uno de los más famosos del instituto. Pudo notar que todos le tomaban más atención a… Bueno en realidad no sabía muy bien a qué porque no podía ver nada pero reconoció unos gritos agudos… Kerianne Rose «zorra» pensó. Le estaba gritando a alguien; debía de estar muy enojada con esa persona. Bueno, la verdad, no le importaba en lo más mínimo.

Aunque gracias al escuchar a dos personas hablar de «Schmidt  y su nueva novia» su interés le volvió como alma al cuerpo. Y eso era nada bueno para él. Se mezcló entre las personas en busca de un pelinegro y una rubia oxigenada y se encontró no solo con esos dos, sino con la nueva novia de Schmidt, una imagen mental de esta se le había cruzado por la cabeza segundos atrás, una rubia o castaña de largas piernas y prendas cortas.

Pero descubrió en cambio era baja, cabello castaño claro no se veía complemente, pero tenía curvas, sus piernas no eran flacas y escuálidas sino bien formadas y tornadas y no vestía como las típicas chicas con quien salía el de ojos miel, era más tímida de lo que estaba acostumbrado a ver de la mano de Schmidt  y eso le había dicho algo, le había dado una idea, el de ojos azules querría a esa chica, cueste lo que cueste. No necesariamente por lo hermosa de la joven, sino por algo así como un reto, él siempre quería tener algo mejor que el defensor de Fútbol Americano, y si eso significaba tener que enamorarla, no importaba, pues Beck había convertido eso en una especie de competencia sin que él otro lo sepa, se había convencido de eso luego de toparse con esos ojos verdes tan raros y una bonita sonrisa.

Sin sorprenderse notó que era más linda de lo que era Kerianne Rose, eso le daría una buena reputación además de la que ya contaba.
Estaba claro. La enamoraría y cuando comiera de su mano, le rompería el corazón.

Este muchacho tenía que haber nacido rubio, pues no solo las mujeres rubias tendrían que llamarlas huecas, también a los hombres, pues este parece que es peor que hueco, es estúpido. El muy macho de Beck Smith le había escrito una amenaza a Ethan: "—«Hey! ¡Qué Lindo juguete trajiste hoy! Realmente es una hermosura; lástima que no la vas a tener por mucho tiempo ¿no? Cuida tus espaldas Schmidt » —con cariño S xoxo."

Sería bastante gracioso ver el bonito rostro del de cabellos color caoba medio desfigurado por la paliza que el de azabache le proporcionaría al enterarse sus planes los cuales incluía a su hermanastra.

Hablando de ella, esta estaba saliendo del Natatorio hacia la próxima clase, y después de eso a almorzar, gran noticia para la joven pues contiene un estomago muy grande y rara vez se logra saciar.

Y aunque le tocara arte y que a partir de ahí se separaba de su reciente amiga, esperaría porque todo eso terminara y ver a Ethan en la hora del almuerzo. Distraída en esos pensamientos, se encaminó hacia el salón de arte, el que antes había visto con Julietta haciéndole que se le haga más fácil encontrarlo o eso creía, todas las puertas eran idénticas para Jenna.

Se preguntaba qué hora era, pues, no había prestado atención al reloj en un tiempo y no recordaba cuando empezaba… podría buscar su teléfono y fijarse ahí… Pero no, había chocado con alguien.

— ¡Oh! Discúlpame enserio lo siento, esto pasa por estar tan distraída—dijo Jenna avergonzada guardando su teléfono móvil.
— Oye tranquila, discúlpame a mí… —no logró terminar la frase porque no sabía el nombre de la castaña.
— Jenna, soy Jenna Brannan, un gusto —sonrió sinceramente.
— Soy Jade Humphrey y… espera, dijiste Jenna ¿cierto? ¡Tú eres la misteriosa novia de Schmidt! —Respondió ella sorprendiendo a Jenna. ¿Misteriosa? ¿Novia? No, no encanjaban.
— No… no soy su novia, soy su hermana —dijo ella ocultando el rosa de sus mejillas.
— ¿Hermana? ¿De Ethan Schmidt? Qué raro… él jamás mencionó a una hermana, de hecho no recuerdo que su madre estuviera embarazada o algo así…
— Soy adoptada —la castaña se había avergonzado de soltarlo tan de repente gracias a la presión y a la rápidez de la conversación de su compañera curiosa.
— ¿En serio? ¡Oh mi dios cuanto lo siento no quise ponerte así perdóname! —Dijo y de inmediato le abrazó y cambió de tema—. Entonces, Jenna ¿qué clases tienes ahora?—continuó la chica.
— Arte, aunque no sé dónde queda, todas las puertas son iguales para mí—. Ella le miró sorprendida y la jaló de su brazo hacía… bueno en realidad la ojiverde no sabía hacia dónde.
— Yo también tengo arte, te llevó hasta el salón, siéntate conmigo—murmuró en medio del viaje hacia el aula.
Al entrar todavía faltaban algunos alumnos así que ambas jóvenes se dispusieron a hablar, hablaron de cosas en común, temas triviales, películas y arte, libros y comida.
— ¿Es divertido tener al defensor de futbol como hermano? Ó ya sabes, se la pasa todo el tiempo encerrado…—rió Jade. Era más que obvio, no tenía idea de lo que era vivir con Ethan, y menos fingir que lo quieres como a un hermano.
—Bueno… por las tardes vemos series policiales juntos, y cocinamos, y jugamos con Jack—. Recordó Jenna.
— ¿Jack? ¿Es algún hermano perdido?— La castaña negó—. ¡Es tu mascota! ¡Oh! Tienes que invitarme a ver eso, amo a los animales.

Continuaron hablando hasta que llegó el profesor, y trajo consigo, un trabajo en grupo, trazar el rostro de tu compañero. Luego de largas y tediosas explicaciones la profesora Vivianne Possi dejó que sus alumnos divagaran sobre la captura de inspiración para plantar eso en una simple hoja de papel. La mayoría escuchaba música y otros hablaban, casi nadie de ahí tenía pasión o dedicación y Possi quería implantar eso, aunque sea a la fuerza.

Después de una larga hora retratando el rostro de Jade, y, bueno, sin conseguir el resultado que quería, como es común. La de ojos verdes salió corriendo hacia la cafetería llevando a rastres consigo a la de cabello color verde.

Cuando llegaron e hicieron la fila Jenna divisó a Edward, James, a Julietta y también a Ethan, este último, estaba sentado junto a dos bandejas de alimento una más completa que la otra, estaba por enviarle un mensaje para preguntar el porqué de tanta comida, pero él se le adelantó: « “Ven, la comida se enfría rápido”  —ES xx ».

Ella sonrió por el detalle, y preguntó a la de verde si quería acompañarla y un « ¡Sí! » escapó de sus labios con su agudo tono de voz y su sonrisa. Vaya amiga se hizo.

Al llegar a la mesa Jenna presentó a Jade y Julietta salió al instante a felicitarla por su color de cabello. La hora del almuerzo pasó muy divertida entre risas y bromas departe de Ethan y Edward mientras que James solo fingía que no los conocía. La comida se acabó rápido por lo menos por parte de ella, dios, la chica no pararía de comer ni muerta.

— Hermosa, traga y respira entre cada bocado.
— Schmidt,  Foster  y Morrison, que alegría —. Una voz algo aguda pero masculina resonó por los oídos de todas las personas en la mesa.
— Tomlinson, no te hagas el peligroso, ven y saluda hermano —. Rió el castaño de Morrison.
— Hey, tendrías que darme algo de reputación ¿sabes? —James y Tomlinson se estrecharon las manos amistosamente, y luego el ojiazul continuó saludando al de rulos y al morocho.
— Benjamín Tomlinson, un gusto, tú debes de ser Jenna, cuéntame de ti, aunque creo que se la mitad de tu historia, ¿sabías que Ethan habla mucho sobre ti? Todo logra relacionarlo contigo es bastante gracioso, parece un estúpido ena… —La mano de Schmidt  le impidió que el de ojos azules continuara hablando. Y una sonrisa que nadie pudo ver porque estaba tapada con una extremidad a la que las personas la llaman mano salió de los labios de Benjamín, le divertía esto, y más hacer enojar a su amigo.
— William deberías dejar de abrir tu boca solo para hablar de cosas que no te incumben y empezar a saludar—. Habló Julietta con tono demandante y sus manos en ambos lados de su cadera conteniendo la risa y tratando de conseguir que su rostro se mantenga serio y ofendido al no recibir un saludo por parte de su mejor amigo.
— Admítelo María, estás celosa, pero dale ventaja a la pobre, ella no tiene novio, tú tienes al hueco de Edward—. Admitió graciosamente mientras miraba burlonamente a Edward.
— ¡Hey! —Se quejó el de rulos al escuchar y analizar que el comentario estaba destinado para él.


Todos disfrutaban la presencia de todos lo que hacía que se juntaran en cada receso, pero a la hora de salida tenían que separarse o por lo menos Jade que se iba mientras Jenna y Julietta se quedaban ya que Benjamín, Ethan, James  y Edward tenían la primera práctica de Futbol Americano. Así fue como Jenna conoció lo que era. El instituto «Roses Blue», en Castleton no contiene la política de desarrollar deportes de preferencia británica, como lo es el Rugby, por ejemplo. Por eso, en «Roses Blue» se destacan el Futbol americano y el Baseball, es por el simple fin de integrar deportes de otros países.

La práctica terminó dos horas más tarde con sus jugadores exhaustos y hambrientos que podrían hacer pensar a cualquier persona que si tuvieran un plato de comida en frente lo devorarían tal cual bestias. James, Edward y Ethan salieron del campo acompañados por las castañas amigas, Benjamín fue a la cafetería y volvió a las duchas después. Si bien todos estaban algo cansados pero estables, ya estaban hablando de juntarse en la casa de Ed o James  para hacer alguna que otra celebración por los nuevos jugadores en el equipo de los «Likert».

Quedaron que la casa de Foster era la más adecuada y que luego arreglarían los detalles, porque la verdad era, todos querían llegar a casa. Los Morrison irían a casa a dormir, Foster también. Ethan y Jenna volverían en la motocicleta de él si no fuera por eso.

«Se despidieron de todos mientras ambos se encaminaban hacia el lugar donde se había estacionado la motocicleta, para mala suerte, era cruzando la calle, Ethan cruzó primero, mientras que Jenna seguía admirando todo, gran error, no se dio cuenta cuando un auto se aproximaba hacia ella, todo fue muy rápido. Ethan quiso tirarse a sacarla del centro del camino del auto, Julietta gritó, James  tiró de su brazo impidiendo que saliera corriendo y él, la salvó de, posiblemente, una muerte segura.»