Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
~ Divergente ~ Adaptación ~ Nick y Tú ~
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 1 de 1. • Comparte
~ Divergente ~ Adaptación ~ Nick y Tú ~
Hola hola!! Como están? Soy Priscila, pero me pueden decir Pri o Prisci, o como ustedes quieran :P. Soy de Argentina tengo 15 años y bueno, emmm, esta es mi primera novela que subo. Como verán es una adaptación de la trilogía Divergente, tal vez algunas ya lo hayan leído como algunas no. Como el año que viene se estrena la película del primer libro quise hacer una adaptación para que lo leyeran y vieran cuan hermoso es el libro, al principio parece un poco aburrido pero créanme cuando digo que vale la pena leerlo ^^
Aquí les dejo la ficha del libro y el primer capitulo:
NOMBRE: Divergente
AUTOR: Verónica Roth
ADAPTACIÓN: Sip
GÉNERO: Romance, acción, drama ...
ADVERTENCIAS: Por ahora ninguna, cualquier cosa les voy diciendo en el transcurso del tiempo
OTRAS PÁGINAS: En esta pagina pero adaptada con otros artistas
Me siento en el taburete y mi madre se para detrás de mí con las tijeras, recortando. Las hebras caen al suelo en un opaco, anillo rubio.
Cuando termina, saca el pelo de mi cara y lo retuerce en un rodete. Noto cuan tranquila se ve y cuan enfocada está. Ella está bien, entrenada en el arte de perderse a sí misma. No puedo decir lo mismo de mí misma.
Le doy un vistazo a mi reflejo cuando ella no está prestando atención ―no por el bien de la vanidad, sino por curiosidad. Muchas cosas pueden pasarle a la apariencia de una persona en tres meses. En mi reflejo, veo una cara delgada, grandes, ojos redondos y una delgada nariz larga― todavía me veo como una niña pequeña, aunque en algún momento en los últimos meses cumplí los dieciséis años. Las otras Facciones celebran los cumpleaños, pero nosotros no lo hacemos. Sería auto-indulgente.
―Ahí ―dice ella cuando acomoda el rodete en su lugar. Sus ojos capturan los míos en el espejo. Es demasiado tarde para mirar hacia otro lado, pero en vez de regañarme, sonríe a nuestro reflejo. Frunzo el ceño un poco. ¿Por qué no me regaña por mirarme a mí misma?
―Así que hoy es el día ―dice ella.
―Sí ―respondo.
― ¿Estás nerviosa?
Miro a mis propios ojos por un momento. Hoy es el día de la prueba de aptitud que va a mostrarme a cuál de las cinco Facciones pertenezco. Y mañana, en la Ceremonia de Elección, me decidiré por una Facción; decidiré el resto de mi vida; voy a decidir quedarme con mi familia o abandonarlos.
―No ―le digo―. Las pruebas no tienen que cambiar nuestras elecciones.
―Correcto ―sonríe―. Vamos a comer el desayuno.
―Gracias. Por cortarme el pelo.
Ella me besa en la mejilla y desliza el panel sobre el espejo. Creo que mi madre podría ser hermosa, en un mundo diferente. Su cuerpo es delgado debajo de la túnica gris. Tiene un altos pómulos y largas pestañas, y cuando se suelta el pelo por la noche, este cuelga en ondas sobre sus hombros. Pero ella debe ocultar esa belleza en Abnegación.
Caminamos juntas hasta la cocina. En estas mañanas, cuando mi hermano hace el desayuno, y la mano de mi padre, roza mi pelo mientras lee el periódico, y mi madre tararea mientras limpia la mesa, es en estas mañanas que me siento más culpable de querer dejarlos.
El autobús apesta a gases de escape. Cada vez que choca con un trozo de pavimento irregular, me hace moverme de lado a lado, a pesar de que estoy agarrando el asiento para mantenerme quieta.
Mi hermano mayor, Caleb, se encuentra en el pasillo, agarrado de una barandilla encima de su cabeza para mantenerse firme. No nos parecemos. Él tiene el pelo oscuro y la nariz aguileña de mi padre y los ojos verdes y los hoyuelos en las mejillas de mi madre. Cuando él era más joven, esa características le deban un aspecto extraño, pero ahora le favorecen. Si él no fuera de Abnegación, estoy segura de que las chicas de la escuela se le quedarían mirando.
También heredó el talento de mi madre por el desinterés. Él le dio su asiento a un hosco hombre Sinceridad en el autobús sin pensarlo dos veces. El hombre Sinceridad lleva un traje negro con una corbata blanca; el uniforme estándar de Sinceridad. Su Facción valora la honestidad y ve la verdad en blanco y negro, por lo que es lo que llevan puesto.
Las diferencias entre los edificios estrechos y los caminos son más suaves cada vez que nos acercamos más al corazón de la ciudad. La edificación que una vez fue llamada la Torre Sears ―nosotros lo llamamos el “Cubo”― emerge de la niebla, un pilar negro en el horizonte. El autobús pasa por debajo de las vías elevadas. Nunca he estado en un tren, aunque nunca deja de correr y hay huellas por todas partes. Sólo los Intrepidez pueden usarlo.
Hace cinco años, trabajadores de construcción voluntarios de Abnegación repavimentaron algunas carreteras. Comenzaron en el centro de la ciudad y se abrieron camino hacia afuera hasta que se quedaron sin materiales. Los caminos donde yo vivo todavía están agrietados y desiguales, y no es seguro viajar por ellos. No tenemos un auto de todos modos.
La expresión de Caleb es plácida mientras el autobús se mueve y sacude en la carretera. El manto mirando a la gente que nos rodea; tratando de verlos sólo a ellos para olvidarse de sí mismo. Sinceridad valora la honestidad, pero nuestra Facción,
Abnegación, valora el desinterés.
El autobús se detiene frente a la escuela y me levanto, yéndome rápidamente pasando al hombre Sinceridad. Agarro el brazo de Caleb cuando me tropiezo con los zapatos del hombre. Mis pantalones son demasiado largos, y nunca he estado más agraciada.
El edificio de los Niveles Superiores es el más antiguo de las tres escuelas de la ciudad: Niveles Bajos, Niveles Medios, y Niveles Superiores. Al igual que todos los edificios que lo rodean, está hecho de vidrio y acero. Frente a él está una gran escultura de metal que los de Intrepidez escalan después de la escuela, retándose los unos a los otros para ir más y más alto. El año pasado vi a uno caer y romperse la pierna. Yo fui la que corrió a buscar a la enfermera.
―Las pruebas de aptitud son hoy ―digo. Caleb no es más que un año mayor que yo, así que estamos en el mismo año en la escuela.
Él asiente con la cabeza mientras pasamos por las puertas delanteras. Mis músculos se tensan en el segundo que camino dentro. La atmósfera se siente hambrienta, como si todos los de dieciséis años, están tratando de devorar todo lo que pueden obtener de este último día. Es probable que no volvamos a caminar por estos pasillos de nuevo después de la Ceremonia de Elección, una vez que elijamos, nuestras nuevas Facciones serán las responsable de acabar nuestra educación.
Nuestras clases son cortadas a la mitad hoy, así asistiremos a todas ellas antes de la prueba de aptitud, que tiene lugar después del almuerzo. Mi ritmo cardíaco ya está elevado.
― ¿No estás preocupado en absoluto por lo que te van a decir hoy? ―le pregunto a Caleb.
Hacemos una pausa en la división del pasillo donde él va a ir en una dirección, hacia Matemáticas Avanzadas, y yo voy a ir hacia la otra, hacia la Historia de las Facciones.
Él levanta una ceja hacia mí. ― ¿Tú lo estás?
Podría decirle que he estado preocupada durante semanas acerca de lo que la prueba de aptitud me va a decir: ¿Abnegación, Sinceridad, Sabiduría, Concordia, o Intrepidez?
En lugar de eso sonrío y le digo: ―No realmente.
Él me devuelve la sonrisa. ― Bueno... ten un buen día.
Camino hacia la Historia de las Facciones, mordiéndome el labio inferior. Él nunca respondió a mi pregunta.
Los pasillos son estrechos, aunque la luz que entra por las ventanas crea la ilusión de espacio; es uno de los únicos lugares donde se mezclan las Facciones, a nuestra edad. Hoy la gente tiene un nuevo tipo de energía, la manía del último día.
Una chica con el pelo largo y rizado grita: ― ¡Hey! ―Al lado de mi oreja, saludando a distancia a un amigo. La manga de la chaqueta me golpea en la mejilla. Después un chico de Sabiduría en un sweater azul me empuja pasándome. Pierdo el equilibrio y caigo duro en el suelo.
―Fuera de mi camino, Estirada me tira él en la cara, y sigue por el pasillo. Mis mejillas se calientan. Me levanto y me sacudo el polvo. Unas pocas personas se detuvieron cuando me caí, pero ninguno de ellos se ofreció a ayudarme. Sus ojos me siguen hasta el borde del pasillo. Este tipo de cosas que les ha ocurrido a otros en mi Facción desde hace meses; los Sabiduría han estado haciendo informes antagónicos sobre Abnegación, y eso ha comenzado a afectar la forma en que se relacionan en la escuela. El vestuario gris, el peinado sencillo, sin pretensiones y la conducta de mi Facción se supone que hacen más fácil para mí olvidarme de mí misma, y más fácil para todos los demás para que se olviden también. Pero ahora me hacen un blanco.
Me detengo junto a una ventana en el ala E y espero a que Intrepidez lleguen.
Hago esto todas las mañanas. Exactamente a las 7:25, los Intrepidez demuestran su valentía al saltar desde un tren en movimiento.
Mi padre llama a Intrepidez “infernales”. Ellos tienen perforaciones, tatuajes, y ropa negra. Su principal propósito es proteger la valla que rodea la ciudad. De qué, no sé.
Deberían dejarme perpleja. Me debería preguntar qué coraje ―que es la que la virtud que más valor tiene para ello tiene que ver con un anillo de metal atravesado en los orificios nasal. En vez mis ojos se aferran a donde quiera que vayan.
El silbato del tren suena, el sonido queda resonando en mi pecho. Las luces de la parte delantera del tren se prenden y apagan mientras el tren se precipita más allá de la escuela, chillando sobre vías de hierro. Y mientras pasan los últimos coches, un éxodo masivo de hombres y mujeres jóvenes en ropa oscuras se lanzan desde los coches en movimiento, algunos cayendo y rodando, los demás tropezando unos pasos antes de recuperar el equilibrio. Uno de los chicos envuelve su brazo alrededor de los hombros de una chica, riendo.
Verlos es una práctica tonta. Me aparto de la ventana y presiono pasando a través de la multitud a la clase de Historia de las Facciones. [/size]
Bueno, espero que les guste y por favor comenten lo que les parecio, si les gusta o no, y si quieren que la siga. Nos vemos luego :hug:
Aquí les dejo la ficha del libro y el primer capitulo:
NOMBRE: Divergente
AUTOR: Verónica Roth
ADAPTACIÓN: Sip
GÉNERO: Romance, acción, drama ...
ADVERTENCIAS: Por ahora ninguna, cualquier cosa les voy diciendo en el transcurso del tiempo
OTRAS PÁGINAS: En esta pagina pero adaptada con otros artistas
DIVERGENTE
~ Capítulo 1 ~
Hay un espejo en mi casa. Está detrás de un panel corredizo en el pasillo del piso de arriba. Nuestra Facción me permite estar de pie delante de él en el segundo día del tercer mes, el día en que mi madre me corta el pelo.
[size=undefined]Me siento en el taburete y mi madre se para detrás de mí con las tijeras, recortando. Las hebras caen al suelo en un opaco, anillo rubio.
Cuando termina, saca el pelo de mi cara y lo retuerce en un rodete. Noto cuan tranquila se ve y cuan enfocada está. Ella está bien, entrenada en el arte de perderse a sí misma. No puedo decir lo mismo de mí misma.
Le doy un vistazo a mi reflejo cuando ella no está prestando atención ―no por el bien de la vanidad, sino por curiosidad. Muchas cosas pueden pasarle a la apariencia de una persona en tres meses. En mi reflejo, veo una cara delgada, grandes, ojos redondos y una delgada nariz larga― todavía me veo como una niña pequeña, aunque en algún momento en los últimos meses cumplí los dieciséis años. Las otras Facciones celebran los cumpleaños, pero nosotros no lo hacemos. Sería auto-indulgente.
―Ahí ―dice ella cuando acomoda el rodete en su lugar. Sus ojos capturan los míos en el espejo. Es demasiado tarde para mirar hacia otro lado, pero en vez de regañarme, sonríe a nuestro reflejo. Frunzo el ceño un poco. ¿Por qué no me regaña por mirarme a mí misma?
―Así que hoy es el día ―dice ella.
―Sí ―respondo.
― ¿Estás nerviosa?
Miro a mis propios ojos por un momento. Hoy es el día de la prueba de aptitud que va a mostrarme a cuál de las cinco Facciones pertenezco. Y mañana, en la Ceremonia de Elección, me decidiré por una Facción; decidiré el resto de mi vida; voy a decidir quedarme con mi familia o abandonarlos.
―No ―le digo―. Las pruebas no tienen que cambiar nuestras elecciones.
―Correcto ―sonríe―. Vamos a comer el desayuno.
―Gracias. Por cortarme el pelo.
Ella me besa en la mejilla y desliza el panel sobre el espejo. Creo que mi madre podría ser hermosa, en un mundo diferente. Su cuerpo es delgado debajo de la túnica gris. Tiene un altos pómulos y largas pestañas, y cuando se suelta el pelo por la noche, este cuelga en ondas sobre sus hombros. Pero ella debe ocultar esa belleza en Abnegación.
Caminamos juntas hasta la cocina. En estas mañanas, cuando mi hermano hace el desayuno, y la mano de mi padre, roza mi pelo mientras lee el periódico, y mi madre tararea mientras limpia la mesa, es en estas mañanas que me siento más culpable de querer dejarlos.
El autobús apesta a gases de escape. Cada vez que choca con un trozo de pavimento irregular, me hace moverme de lado a lado, a pesar de que estoy agarrando el asiento para mantenerme quieta.
Mi hermano mayor, Caleb, se encuentra en el pasillo, agarrado de una barandilla encima de su cabeza para mantenerse firme. No nos parecemos. Él tiene el pelo oscuro y la nariz aguileña de mi padre y los ojos verdes y los hoyuelos en las mejillas de mi madre. Cuando él era más joven, esa características le deban un aspecto extraño, pero ahora le favorecen. Si él no fuera de Abnegación, estoy segura de que las chicas de la escuela se le quedarían mirando.
También heredó el talento de mi madre por el desinterés. Él le dio su asiento a un hosco hombre Sinceridad en el autobús sin pensarlo dos veces. El hombre Sinceridad lleva un traje negro con una corbata blanca; el uniforme estándar de Sinceridad. Su Facción valora la honestidad y ve la verdad en blanco y negro, por lo que es lo que llevan puesto.
Las diferencias entre los edificios estrechos y los caminos son más suaves cada vez que nos acercamos más al corazón de la ciudad. La edificación que una vez fue llamada la Torre Sears ―nosotros lo llamamos el “Cubo”― emerge de la niebla, un pilar negro en el horizonte. El autobús pasa por debajo de las vías elevadas. Nunca he estado en un tren, aunque nunca deja de correr y hay huellas por todas partes. Sólo los Intrepidez pueden usarlo.
Hace cinco años, trabajadores de construcción voluntarios de Abnegación repavimentaron algunas carreteras. Comenzaron en el centro de la ciudad y se abrieron camino hacia afuera hasta que se quedaron sin materiales. Los caminos donde yo vivo todavía están agrietados y desiguales, y no es seguro viajar por ellos. No tenemos un auto de todos modos.
La expresión de Caleb es plácida mientras el autobús se mueve y sacude en la carretera. El manto mirando a la gente que nos rodea; tratando de verlos sólo a ellos para olvidarse de sí mismo. Sinceridad valora la honestidad, pero nuestra Facción,
Abnegación, valora el desinterés.
El autobús se detiene frente a la escuela y me levanto, yéndome rápidamente pasando al hombre Sinceridad. Agarro el brazo de Caleb cuando me tropiezo con los zapatos del hombre. Mis pantalones son demasiado largos, y nunca he estado más agraciada.
El edificio de los Niveles Superiores es el más antiguo de las tres escuelas de la ciudad: Niveles Bajos, Niveles Medios, y Niveles Superiores. Al igual que todos los edificios que lo rodean, está hecho de vidrio y acero. Frente a él está una gran escultura de metal que los de Intrepidez escalan después de la escuela, retándose los unos a los otros para ir más y más alto. El año pasado vi a uno caer y romperse la pierna. Yo fui la que corrió a buscar a la enfermera.
―Las pruebas de aptitud son hoy ―digo. Caleb no es más que un año mayor que yo, así que estamos en el mismo año en la escuela.
Él asiente con la cabeza mientras pasamos por las puertas delanteras. Mis músculos se tensan en el segundo que camino dentro. La atmósfera se siente hambrienta, como si todos los de dieciséis años, están tratando de devorar todo lo que pueden obtener de este último día. Es probable que no volvamos a caminar por estos pasillos de nuevo después de la Ceremonia de Elección, una vez que elijamos, nuestras nuevas Facciones serán las responsable de acabar nuestra educación.
Nuestras clases son cortadas a la mitad hoy, así asistiremos a todas ellas antes de la prueba de aptitud, que tiene lugar después del almuerzo. Mi ritmo cardíaco ya está elevado.
― ¿No estás preocupado en absoluto por lo que te van a decir hoy? ―le pregunto a Caleb.
Hacemos una pausa en la división del pasillo donde él va a ir en una dirección, hacia Matemáticas Avanzadas, y yo voy a ir hacia la otra, hacia la Historia de las Facciones.
Él levanta una ceja hacia mí. ― ¿Tú lo estás?
Podría decirle que he estado preocupada durante semanas acerca de lo que la prueba de aptitud me va a decir: ¿Abnegación, Sinceridad, Sabiduría, Concordia, o Intrepidez?
En lugar de eso sonrío y le digo: ―No realmente.
Él me devuelve la sonrisa. ― Bueno... ten un buen día.
Camino hacia la Historia de las Facciones, mordiéndome el labio inferior. Él nunca respondió a mi pregunta.
Los pasillos son estrechos, aunque la luz que entra por las ventanas crea la ilusión de espacio; es uno de los únicos lugares donde se mezclan las Facciones, a nuestra edad. Hoy la gente tiene un nuevo tipo de energía, la manía del último día.
Una chica con el pelo largo y rizado grita: ― ¡Hey! ―Al lado de mi oreja, saludando a distancia a un amigo. La manga de la chaqueta me golpea en la mejilla. Después un chico de Sabiduría en un sweater azul me empuja pasándome. Pierdo el equilibrio y caigo duro en el suelo.
―Fuera de mi camino, Estirada me tira él en la cara, y sigue por el pasillo. Mis mejillas se calientan. Me levanto y me sacudo el polvo. Unas pocas personas se detuvieron cuando me caí, pero ninguno de ellos se ofreció a ayudarme. Sus ojos me siguen hasta el borde del pasillo. Este tipo de cosas que les ha ocurrido a otros en mi Facción desde hace meses; los Sabiduría han estado haciendo informes antagónicos sobre Abnegación, y eso ha comenzado a afectar la forma en que se relacionan en la escuela. El vestuario gris, el peinado sencillo, sin pretensiones y la conducta de mi Facción se supone que hacen más fácil para mí olvidarme de mí misma, y más fácil para todos los demás para que se olviden también. Pero ahora me hacen un blanco.
Me detengo junto a una ventana en el ala E y espero a que Intrepidez lleguen.
Hago esto todas las mañanas. Exactamente a las 7:25, los Intrepidez demuestran su valentía al saltar desde un tren en movimiento.
Mi padre llama a Intrepidez “infernales”. Ellos tienen perforaciones, tatuajes, y ropa negra. Su principal propósito es proteger la valla que rodea la ciudad. De qué, no sé.
Deberían dejarme perpleja. Me debería preguntar qué coraje ―que es la que la virtud que más valor tiene para ello tiene que ver con un anillo de metal atravesado en los orificios nasal. En vez mis ojos se aferran a donde quiera que vayan.
El silbato del tren suena, el sonido queda resonando en mi pecho. Las luces de la parte delantera del tren se prenden y apagan mientras el tren se precipita más allá de la escuela, chillando sobre vías de hierro. Y mientras pasan los últimos coches, un éxodo masivo de hombres y mujeres jóvenes en ropa oscuras se lanzan desde los coches en movimiento, algunos cayendo y rodando, los demás tropezando unos pasos antes de recuperar el equilibrio. Uno de los chicos envuelve su brazo alrededor de los hombros de una chica, riendo.
Verlos es una práctica tonta. Me aparto de la ventana y presiono pasando a través de la multitud a la clase de Historia de las Facciones. [/size]
Bueno, espero que les guste y por favor comenten lo que les parecio, si les gusta o no, y si quieren que la siga. Nos vemos luego :hug:
TejónQuisquilloso
Re: ~ Divergente ~ Adaptación ~ Nick y Tú ~
Hola!! amo este libro , me gustaría mucho que lo continuaras :)
wanii21
Re: ~ Divergente ~ Adaptación ~ Nick y Tú ~
Awwww divergente! Amo ese libro. Bueno me presento, soy Julieta, soy nueva lectora y nada, tambien soy Argentina y tambien tengo 15, wiiiii.
Bueno seguila prontooo,besoooos
Bueno seguila prontooo,besoooos
Julii_19
Re: ~ Divergente ~ Adaptación ~ Nick y Tú ~
wanii21 escribió:Hola!! amo este libro , me gustaría mucho que lo continuaras :)
Hola! Bienvenida gracias por comentar! En unos minutos subo el segundo cap
TejónQuisquilloso
Re: ~ Divergente ~ Adaptación ~ Nick y Tú ~
Julii_19 escribió:Awwww divergente! Amo ese libro. Bueno me presento, soy Julieta, soy nueva lectora y nada, tambien soy Argentina y tambien tengo 15, wiiiii.
Bueno seguila prontooo,besoooos
Hola Juli! No te molestan que te digan así, verdad? Bienvenida! Awww que emoción encontrarme a alguien de mi mismo país No te preocupes, en unos minutos subo el segundo cap
TejónQuisquilloso
Re: ~ Divergente ~ Adaptación ~ Nick y Tú ~
Hola nuevamente! Primero que nada quiero decirles algo, realmente no pensé que nadie iba a responder cuando subí el primer cap, es más al ver que iban pasando los días y nadie comentaba estaba pensando seriamente en abandonarla, pero por suerte me encontré con las respuestas de ustedes y decidí continuar con esto, así déjenme decirles que gracias por comentar! Aquí les dejo el segundo capítulo ¡Disfrútenlo!
Muy bien, les dejo el segundo capítulo, espero que les guste.
Realmente no sé cada cuánto tiempo voy a estar subiendo. Es este momento estoy de vacaciones, así que seguramente estaré subiendo capítulos bastante seguido. Una cosa es segura, todas las semanas voy a subir capítulos
¿Me hacen un favor? Comencé a subir otro libro, se llama Faking It que también es con Nick, me gustaría que entraran y comenten si les gustó o no. Aquí abajo les dejo el link:
~ Faking It ~ Nick&Tú (Adaptación)
Se lo agradezco desde ya niñas!
Nos leemos luego.
~Capítulo 2~
La prueba empieza después del almuerzo. Nos sentamos en largas mesas en la cafetería, y los administradores de la prueba van llamando a diez nombres a la vez, uno por cada sala de prueba. Me siento al lado de Caleb y frente a nuestra vecina Susan.
El padre de Susan viaja por toda la ciudad por su trabajo, así que él tiene un coche y la trae a la escuela todos los días. Él se ofreció a traernos a nosotros, también, pero como dice Caleb, “preferimos salir tarde y no queremos incomodarlo”.
Por supuesto que no.
Los administradores de la prueba son en su mayoría voluntarios de Abnegación, aunque hay un Sabiduría en una de las salas de prueba y un Intrepidez en otra para probar a los que venimos de Abnegación, porque las reglas proclaman que no podemos ser probados por alguien de nuestra Facción. Las reglas también dicen que no podemos prepararnos para la prueba de ninguna manera, así que no sé qué esperar.
Mi mirada se desvía de Susan a las mesas de Intrepidez del otro lado de la habitación. Ellos están riendo, gritando y jugando a las cartas. En otro conjunto de mesas, los Sabiduría charlan sobre los libros y periódicos, en la búsqueda constante de conocimiento.
Un grupo de chicas de Concordia en amarillo y rojo se sientan en un círculo en el piso de la cafetería, jugando a una especie de juego en donde se golpean las manos al ritmo de una canción. Cada pocos minutos escucho un coro de risas cuando alguien es eliminado y tiene que sentarse en el centro del círculo. En la mesa de al lado de ellos, los chicos Sinceridad hacen amplios gestos, con sus manos. Parecen estar discutiendo acerca de algo, pero no debe ser grave, ya que algunos están sonriendo.
En la mesa de Abnegación, nos sentamos en silencio y esperamos. Las costumbres de las Facciones dictan hasta inactivo comportamiento y sustituyen las preferencias individuales. Dudo que todos los Sabiduría quieran estudiar todo el tiempo, o que cada Sinceridad goce de un animado debate, pero no pueden desafiar las normas de sus Facciones más que yo.
El nombre de Caleb es llamado en el siguiente grupo. Él se mueve con seguridad hacia la salida. No necesito desearle suerte o asegurarle que no debe estar nervioso. Él sabe a dónde pertenece, y hasta donde yo sé, siempre lo ha hecho. Mi primer recuerdo de él es de cuando teníamos cuatro años. Me regañó por no darle mi cuerda de saltar a una niña pequeña en el patio que no tenía nada con que jugar. No me regaña con frecuencia, pero tengo su mirada de desaprobación grabada en la memoria.
He tratado de explicarle que mis instintos no son los mismos que los suyos ―que ni siquiera pasó por mi mente darle mi asiento al hombre Sinceridad del autobús― pero él no lo entiende. “Haz lo que se supone que debes” dice siempre. Es tan fácil para él. Debería ser así de fácil para mí.
Mi estómago se tuerce fuertemente. Cierro los ojos y los mantengo cerrados hasta diez minutos más tarde, cuando Caleb se sienta de nuevo.
Está pálido como el yeso. Empuja sus palmas a lo largo de sus piernas como yo lo hago cuando me limpio el sudor, y cuando él las trae de vuelta, con los dedos temblando. Abro la boca para preguntarle algo, pero las palabras no llegan. No se me permite preguntarle acerca de sus resultados, y no se le permite decirme. Un voluntario de Abnegación dice la próxima ronda de nombres. Dos de Intrepidez, dos de Sabiduría, dos de Concordia, dos de Sinceridad, y luego―: De Abnegación: Susan Black y ______ Prior.
Me levanto, porque se supone que debo hacerlo, pero si por mí fuera, me quedaría en mi asiento por el resto del tiempo. Siento que hay una burbuja en mi pecho que se expande más a cada segundos, amenazando con romperme desde el interior. Sigo a Susan a la salida. Las personas a las que paso, probablemente no nos pueden diferenciar. Usamos la misma ropa y nuestro pelo es del mismo rubio. La única diferencia es que Susan no se sienta como si estuviera a punto de vomitar, y de lo que puedo decir, sus manos no están temblando tanto que tiene que agarrarse del dobladillo de la camisa para mantenerlas firme.
Esperando por nosotros fuera de la cafetería hay una fila de diez habitaciones. Que sólo se utilizan para las pruebas de aptitud, así que nunca he estado en una antes. A diferencia de las otras habitaciones de la escuela, están separadas, no por vidrio, sino por espejos. Me miro, pálida y aterrorizada, caminando hacia una de las puertas. Susan me sonríe nerviosamente mientras ella camina en la habitación 5, y yo entro en la habitación 6, donde una mujer de Intrepidez me espera.
Ella no se ve tan severa como los jóvenes Intrepidez que he visto. Es pequeña, con oscuros y angulares ojos y lleva una chaqueta negra ―como el traje de un hombre― y pantalones vaqueros. Es sólo cuando se da la vuelta para cerrar la puerta que veo un tatuaje en la parte posterior de su cuello, halcón blanco y negro, con ojos rojos. Si no me sintiera como si mi corazón hubiese emigrado a mi garganta, le habría preguntado lo que significa. Debe significar algo.
Espejos cubren las paredes interiores de la habitación. Puedo ver mi reflejo desde todos los ángulos: la tela gris oscurece la forma de mi espalda, mi largo cuello, mis nudosas manos, roja con rubor de sangre. El techo está iluminado con una luz blanca. En el centro de la habitación hay una silla reclinada, como la de un dentista, con una máquina al lado. Se ve como un lugar donde ocurren cosas terribles.
―No te preocupes ―dice la mujer―, no hace daño.
Su pelo es negro y lacio, pero en la luz veo que está veteado de gris.
―Toma asiento y ponte cómoda ―dice―. Mi nombre es Tori.
Torpemente me siento en la silla y me reclino, poniendo la cabeza en el reposacabezas. Las luces hieren mis ojos. Tori se entretiene con la máquina a mi derecha. Trato de concentrarme en ella y no en los cables en sus manos.
―¿Por qué el halcón? ―dejo escapar mientras ella me pone un electrodo en la frente
―Nunca conocí a un Abnegación curioso antes―es dice, arqueando las cejas hacia mí.
Me estremezco, y la piel de gallina aparece en mis brazos. Mi curiosidad es un error, una traición a los valores de Abnegación.
Tarareando un poco, ella presiona otro electrodo a mi frente y me explica: ―En algunas partes del mundo antiguo, el halcón simboliza el sol. Cuando me lo hice, pensaba que si yo siempre tenía el sol en mí, no me daría miedo la oscuridad.
Trato de evitarme hacer otra pregunta, pero no puedo evitarlo. ― ¿Tiene miedo de la oscuridad?
―Tenía miedo de la oscuridad ―me corrige. Presiona un electrodo al lado de su propia frente, y adjunta un cable al mismo. Se encoge de hombros―. Ahora me recuerda el miedo que he superado.
Está detrás de mí. Aprieto los brazos con tanta fuerza que el color se aleja de mis nudillos. Tira de los cables hacia ella, uniéndolos de mí, a ella, y a la máquina detrás de ella. Luego me pasa un frasco con un líquido claro.
―Bebe esto ―dice ella.
―¿Qué es? ―mi garganta se siente hinchada. Trago saliva―. ¿Qué va a pasar?
―No te puedo decir eso. Sólo confía en mí.
Presiono aire en mis pulmones y coloco la punta del contenido del frasco en mi boca. Mis ojos cerrados.
Cuando se abren, el instante ha pasado, pero estoy en otro lugar. Estoy en la cafetería de la escuela de nuevo, pero todas las mesas están vacías, y veo a través del cristal de las paredes que está nevando. Sobre la mesa delante de mí hay dos canastas. En una hay un pedazo de queso, y en la otra, un cuchillo de la longitud de mi antebrazo.
Detrás de mí, la voz de una mujer dice: ―Elige.
―¿Por qué? ―pregunto.
―Elige ―repite ella.
Miro por encima de mi hombro, pero no hay nadie. Me dirijo de nuevo a las canastas. ―¿Qué voy a hacer con ellos?
―¡Elige! ―Grita.
Cuando me grita, mi miedo desaparece y la obstinación la sustituye. Frunzo el ceño y cruzo los brazos.
―Como quieras ―dice ella.
Las cestas de desaparecen. Escucho el chirrido de la puerta y me doy vuelta a ver quién es. No veo un “quién” sino un “qué”: Es un perro con una nariz puntiaguda que está a pocos metros. Se agacha y se arrastra hacia mí, sus labios desplegando sus blancos dientes. Un gruñido gorjea de las profundidades de su garganta, y veo por qué el queso hubiese venido muy bien.
O el cuchillo. Pero es demasiado tarde.
Pienso en correr, pero el perro es más rápido que yo. No puedo luchar contra el suelo. Mi cabeza golpea. Tengo que tomar una decisión. Si puedo saltar sobre uno de esas mesas y usarla como un escudo, no, soy demasiado corta como para saltar por encima de las mesas, y no lo suficientemente fuerte para volcarlas.
El perro gruñe, y casi puedo sentir el sonido vibrar en mi cráneo. Mi libro de texto de biología, dice que los perros pueden oler el miedo a causa de una sustancia química secretada por las glándulas humanas en un estado de coacción, el mismo químico que segrega la presa de un perro. Oler el miedo los lleva a atacar. El perro se me acerca a centímetros, sus uñas raspando el piso.
No puedo correr. No puedo luchar. En lugar de eso respiro el olor del mal aliento del perro e intento no pensar en lo que se acaba de comer. No hay blanco en sus ojos, sólo un destello negro.
¿Qué más debo saber acerca de los perros? No tendría que mirarlo a los ojos. Esa es una señal de agresión. Recuerdo que le pregunté a mi padre por un perro cuando yo era joven, y ahora, mirando al suelo en frente de las patas del perro, no puedo recordar por qué. Se acerca más, sigue gruñendo. Si mirarlo fijamente a los ojos es un signo de agresión, ¿cuál es una señal de sumisión?
Mi respiración es fuerte pero constante. Me hundo hasta las rodillas. La última cosa que quiero hacer es acostarme en el suelo delante del perro, haciendo que sus dientes estén a la altura de mi cara, pero es la mejor opción que tengo. Estiro las piernas detrás de mí y me apoyo en los codos. El perro se acerca más, y más, hasta que siento su cálido aliento en mi cara. Mis brazos están temblando.
Me ladra en el oído, y aprieto los dientes para no gritar.
Algo áspero y húmedo toca mi mejilla. Los gruñidos del perro paran, y cuando levanto la cabeza para mirarlo de nuevo, está jadeando. Lamiéndome la cara.
Frunzo el ceño y me siento en mis talones. El perro apoya las patas sobre mis rodillas y me lame la barbilla. Me estremezco, limpiando la baba de mi piel, y me río.
―¿No eres una bestia tan feroz, eh?
Me levanto despacio para no asustarlo, pero parece un animal diferente al que me enfrenté hace unos segundos. Extiendo la mano, con cuidado, para poder retroceder si lo necesito. El perro me da un golpe a mi costado con su cabeza.
De repente estoy contenta de no haber elegido el cuchillo.
Parpadeo, y cuando mis ojos se abren, una niña se encuentra del otro lado de la sala llevando un vestido blanco. Ella estira las dos manos y grita: ― ¡Perrito!
Mientras ella corre hacia el perro a mi lado, abro la boca para advertirle, pero soy demasiado lenta. El perro se da vuelta. En vez de gruñir, ladra y gruñe y encaja, y sus músculos se tensan como alambre enrollado. A punto de saltar. No pienso, sólo salto; acabo de saltar, arrojando mi cuerpo sobre el perro, envolviendo mis brazos alrededor de su grueso cuello.
Mi cabeza golpea el suelo. El perro se fue, y también la niña. En lugar de eso estoy sola en la sala de pruebas, ahora vacía. Me doy vuelta en un círculo lento y no puedo verme en ninguno de los espejos. Empujo la puerta y salgo al pasillo, pero no es un pasillo; es un autobús, y todos los asientos están ocupados.
Estoy en el pasillo y me aferro a una barra. Sentado cerca de mí, está un hombre con un periódico.
No puedo ver su cara por encima del papel, pero puedo ver sus manos. Tienen cicatrices, como si se hubiese quemado, y ellas se aprietan alrededor del papel, como si él quisiera arrugarlo.
―¿Conoces a este hombre―? me pregunta. Señala la imagen en la página principal del periódico. El titular dice: ¡Asesino Brutal Finalmente Aprehendido! Me quedo en la palabra “asesino”. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que leí esa palabra, pero incluso su forma me llena de pavor.
En la foto debajo del título está un hombre joven con una cara plana y una barba. Siento que lo conozco, aunque no recuerdo cómo. Y al mismo tiempo, siento que sería una mala idea decirle al hombre eso.
―¿Y bien? ―escucho la ira en su voz―. ¿Lo haces?
Una mala idea, no, una muy mala idea. Mi corazón late con fuerza y me aferro a la barra para parar los temblores de mis manos, por entregarme. Si le digo que conozco a ese hombre del artículo, algo horrible va a pasar conmigo. Pero puedo convencerlo de que no lo hago. Puedo limpiar mi garganta y encogerme de hombros, pero eso sería una mentira.
Me aclaro la garganta.
―¿Lo haces? ―repite.
Me encojo de hombros.
―¿Y bien?
Un escalofrío me atraviesa. Mi miedo es irracional, esto es sólo una prueba, no es real.
―No ―dije, mi voz casual―. No tengo idea de quién es.
Se pone de pie y, finalmente, veo su cara. Lleva gafas de sol oscuras y la boca doblada en una mueca. Su mejilla es ondulada con cicatrices, al igual que sus manos. Se inclina cerca de mi cara. Su aliento huele a cigarrillos. No es real, me recuerdo a mí misma. No es real.
―Estás mintiendo ―dice él―. ¡Estás mintiendo!
―No lo estoy.
―Puedo verlo en tus ojos.
Me pongo más derecha. ―No puede.
―Sí lo conoces ―dice en voz baja―, podrías salvarme. ¡Podrías salvarme!
Estrecho mis ojos. ―Bien ―le digo. Mi mandíbula rígida―. No lo hago.
El padre de Susan viaja por toda la ciudad por su trabajo, así que él tiene un coche y la trae a la escuela todos los días. Él se ofreció a traernos a nosotros, también, pero como dice Caleb, “preferimos salir tarde y no queremos incomodarlo”.
Por supuesto que no.
Los administradores de la prueba son en su mayoría voluntarios de Abnegación, aunque hay un Sabiduría en una de las salas de prueba y un Intrepidez en otra para probar a los que venimos de Abnegación, porque las reglas proclaman que no podemos ser probados por alguien de nuestra Facción. Las reglas también dicen que no podemos prepararnos para la prueba de ninguna manera, así que no sé qué esperar.
Mi mirada se desvía de Susan a las mesas de Intrepidez del otro lado de la habitación. Ellos están riendo, gritando y jugando a las cartas. En otro conjunto de mesas, los Sabiduría charlan sobre los libros y periódicos, en la búsqueda constante de conocimiento.
Un grupo de chicas de Concordia en amarillo y rojo se sientan en un círculo en el piso de la cafetería, jugando a una especie de juego en donde se golpean las manos al ritmo de una canción. Cada pocos minutos escucho un coro de risas cuando alguien es eliminado y tiene que sentarse en el centro del círculo. En la mesa de al lado de ellos, los chicos Sinceridad hacen amplios gestos, con sus manos. Parecen estar discutiendo acerca de algo, pero no debe ser grave, ya que algunos están sonriendo.
En la mesa de Abnegación, nos sentamos en silencio y esperamos. Las costumbres de las Facciones dictan hasta inactivo comportamiento y sustituyen las preferencias individuales. Dudo que todos los Sabiduría quieran estudiar todo el tiempo, o que cada Sinceridad goce de un animado debate, pero no pueden desafiar las normas de sus Facciones más que yo.
El nombre de Caleb es llamado en el siguiente grupo. Él se mueve con seguridad hacia la salida. No necesito desearle suerte o asegurarle que no debe estar nervioso. Él sabe a dónde pertenece, y hasta donde yo sé, siempre lo ha hecho. Mi primer recuerdo de él es de cuando teníamos cuatro años. Me regañó por no darle mi cuerda de saltar a una niña pequeña en el patio que no tenía nada con que jugar. No me regaña con frecuencia, pero tengo su mirada de desaprobación grabada en la memoria.
He tratado de explicarle que mis instintos no son los mismos que los suyos ―que ni siquiera pasó por mi mente darle mi asiento al hombre Sinceridad del autobús― pero él no lo entiende. “Haz lo que se supone que debes” dice siempre. Es tan fácil para él. Debería ser así de fácil para mí.
Mi estómago se tuerce fuertemente. Cierro los ojos y los mantengo cerrados hasta diez minutos más tarde, cuando Caleb se sienta de nuevo.
Está pálido como el yeso. Empuja sus palmas a lo largo de sus piernas como yo lo hago cuando me limpio el sudor, y cuando él las trae de vuelta, con los dedos temblando. Abro la boca para preguntarle algo, pero las palabras no llegan. No se me permite preguntarle acerca de sus resultados, y no se le permite decirme. Un voluntario de Abnegación dice la próxima ronda de nombres. Dos de Intrepidez, dos de Sabiduría, dos de Concordia, dos de Sinceridad, y luego―: De Abnegación: Susan Black y ______ Prior.
Me levanto, porque se supone que debo hacerlo, pero si por mí fuera, me quedaría en mi asiento por el resto del tiempo. Siento que hay una burbuja en mi pecho que se expande más a cada segundos, amenazando con romperme desde el interior. Sigo a Susan a la salida. Las personas a las que paso, probablemente no nos pueden diferenciar. Usamos la misma ropa y nuestro pelo es del mismo rubio. La única diferencia es que Susan no se sienta como si estuviera a punto de vomitar, y de lo que puedo decir, sus manos no están temblando tanto que tiene que agarrarse del dobladillo de la camisa para mantenerlas firme.
Esperando por nosotros fuera de la cafetería hay una fila de diez habitaciones. Que sólo se utilizan para las pruebas de aptitud, así que nunca he estado en una antes. A diferencia de las otras habitaciones de la escuela, están separadas, no por vidrio, sino por espejos. Me miro, pálida y aterrorizada, caminando hacia una de las puertas. Susan me sonríe nerviosamente mientras ella camina en la habitación 5, y yo entro en la habitación 6, donde una mujer de Intrepidez me espera.
Ella no se ve tan severa como los jóvenes Intrepidez que he visto. Es pequeña, con oscuros y angulares ojos y lleva una chaqueta negra ―como el traje de un hombre― y pantalones vaqueros. Es sólo cuando se da la vuelta para cerrar la puerta que veo un tatuaje en la parte posterior de su cuello, halcón blanco y negro, con ojos rojos. Si no me sintiera como si mi corazón hubiese emigrado a mi garganta, le habría preguntado lo que significa. Debe significar algo.
Espejos cubren las paredes interiores de la habitación. Puedo ver mi reflejo desde todos los ángulos: la tela gris oscurece la forma de mi espalda, mi largo cuello, mis nudosas manos, roja con rubor de sangre. El techo está iluminado con una luz blanca. En el centro de la habitación hay una silla reclinada, como la de un dentista, con una máquina al lado. Se ve como un lugar donde ocurren cosas terribles.
―No te preocupes ―dice la mujer―, no hace daño.
Su pelo es negro y lacio, pero en la luz veo que está veteado de gris.
―Toma asiento y ponte cómoda ―dice―. Mi nombre es Tori.
Torpemente me siento en la silla y me reclino, poniendo la cabeza en el reposacabezas. Las luces hieren mis ojos. Tori se entretiene con la máquina a mi derecha. Trato de concentrarme en ella y no en los cables en sus manos.
―¿Por qué el halcón? ―dejo escapar mientras ella me pone un electrodo en la frente
―Nunca conocí a un Abnegación curioso antes―es dice, arqueando las cejas hacia mí.
Me estremezco, y la piel de gallina aparece en mis brazos. Mi curiosidad es un error, una traición a los valores de Abnegación.
Tarareando un poco, ella presiona otro electrodo a mi frente y me explica: ―En algunas partes del mundo antiguo, el halcón simboliza el sol. Cuando me lo hice, pensaba que si yo siempre tenía el sol en mí, no me daría miedo la oscuridad.
Trato de evitarme hacer otra pregunta, pero no puedo evitarlo. ― ¿Tiene miedo de la oscuridad?
―Tenía miedo de la oscuridad ―me corrige. Presiona un electrodo al lado de su propia frente, y adjunta un cable al mismo. Se encoge de hombros―. Ahora me recuerda el miedo que he superado.
Está detrás de mí. Aprieto los brazos con tanta fuerza que el color se aleja de mis nudillos. Tira de los cables hacia ella, uniéndolos de mí, a ella, y a la máquina detrás de ella. Luego me pasa un frasco con un líquido claro.
―Bebe esto ―dice ella.
―¿Qué es? ―mi garganta se siente hinchada. Trago saliva―. ¿Qué va a pasar?
―No te puedo decir eso. Sólo confía en mí.
Presiono aire en mis pulmones y coloco la punta del contenido del frasco en mi boca. Mis ojos cerrados.
Cuando se abren, el instante ha pasado, pero estoy en otro lugar. Estoy en la cafetería de la escuela de nuevo, pero todas las mesas están vacías, y veo a través del cristal de las paredes que está nevando. Sobre la mesa delante de mí hay dos canastas. En una hay un pedazo de queso, y en la otra, un cuchillo de la longitud de mi antebrazo.
Detrás de mí, la voz de una mujer dice: ―Elige.
―¿Por qué? ―pregunto.
―Elige ―repite ella.
Miro por encima de mi hombro, pero no hay nadie. Me dirijo de nuevo a las canastas. ―¿Qué voy a hacer con ellos?
―¡Elige! ―Grita.
Cuando me grita, mi miedo desaparece y la obstinación la sustituye. Frunzo el ceño y cruzo los brazos.
―Como quieras ―dice ella.
Las cestas de desaparecen. Escucho el chirrido de la puerta y me doy vuelta a ver quién es. No veo un “quién” sino un “qué”: Es un perro con una nariz puntiaguda que está a pocos metros. Se agacha y se arrastra hacia mí, sus labios desplegando sus blancos dientes. Un gruñido gorjea de las profundidades de su garganta, y veo por qué el queso hubiese venido muy bien.
O el cuchillo. Pero es demasiado tarde.
Pienso en correr, pero el perro es más rápido que yo. No puedo luchar contra el suelo. Mi cabeza golpea. Tengo que tomar una decisión. Si puedo saltar sobre uno de esas mesas y usarla como un escudo, no, soy demasiado corta como para saltar por encima de las mesas, y no lo suficientemente fuerte para volcarlas.
El perro gruñe, y casi puedo sentir el sonido vibrar en mi cráneo. Mi libro de texto de biología, dice que los perros pueden oler el miedo a causa de una sustancia química secretada por las glándulas humanas en un estado de coacción, el mismo químico que segrega la presa de un perro. Oler el miedo los lleva a atacar. El perro se me acerca a centímetros, sus uñas raspando el piso.
No puedo correr. No puedo luchar. En lugar de eso respiro el olor del mal aliento del perro e intento no pensar en lo que se acaba de comer. No hay blanco en sus ojos, sólo un destello negro.
¿Qué más debo saber acerca de los perros? No tendría que mirarlo a los ojos. Esa es una señal de agresión. Recuerdo que le pregunté a mi padre por un perro cuando yo era joven, y ahora, mirando al suelo en frente de las patas del perro, no puedo recordar por qué. Se acerca más, sigue gruñendo. Si mirarlo fijamente a los ojos es un signo de agresión, ¿cuál es una señal de sumisión?
Mi respiración es fuerte pero constante. Me hundo hasta las rodillas. La última cosa que quiero hacer es acostarme en el suelo delante del perro, haciendo que sus dientes estén a la altura de mi cara, pero es la mejor opción que tengo. Estiro las piernas detrás de mí y me apoyo en los codos. El perro se acerca más, y más, hasta que siento su cálido aliento en mi cara. Mis brazos están temblando.
Me ladra en el oído, y aprieto los dientes para no gritar.
Algo áspero y húmedo toca mi mejilla. Los gruñidos del perro paran, y cuando levanto la cabeza para mirarlo de nuevo, está jadeando. Lamiéndome la cara.
Frunzo el ceño y me siento en mis talones. El perro apoya las patas sobre mis rodillas y me lame la barbilla. Me estremezco, limpiando la baba de mi piel, y me río.
―¿No eres una bestia tan feroz, eh?
Me levanto despacio para no asustarlo, pero parece un animal diferente al que me enfrenté hace unos segundos. Extiendo la mano, con cuidado, para poder retroceder si lo necesito. El perro me da un golpe a mi costado con su cabeza.
De repente estoy contenta de no haber elegido el cuchillo.
Parpadeo, y cuando mis ojos se abren, una niña se encuentra del otro lado de la sala llevando un vestido blanco. Ella estira las dos manos y grita: ― ¡Perrito!
Mientras ella corre hacia el perro a mi lado, abro la boca para advertirle, pero soy demasiado lenta. El perro se da vuelta. En vez de gruñir, ladra y gruñe y encaja, y sus músculos se tensan como alambre enrollado. A punto de saltar. No pienso, sólo salto; acabo de saltar, arrojando mi cuerpo sobre el perro, envolviendo mis brazos alrededor de su grueso cuello.
Mi cabeza golpea el suelo. El perro se fue, y también la niña. En lugar de eso estoy sola en la sala de pruebas, ahora vacía. Me doy vuelta en un círculo lento y no puedo verme en ninguno de los espejos. Empujo la puerta y salgo al pasillo, pero no es un pasillo; es un autobús, y todos los asientos están ocupados.
Estoy en el pasillo y me aferro a una barra. Sentado cerca de mí, está un hombre con un periódico.
No puedo ver su cara por encima del papel, pero puedo ver sus manos. Tienen cicatrices, como si se hubiese quemado, y ellas se aprietan alrededor del papel, como si él quisiera arrugarlo.
―¿Conoces a este hombre―? me pregunta. Señala la imagen en la página principal del periódico. El titular dice: ¡Asesino Brutal Finalmente Aprehendido! Me quedo en la palabra “asesino”. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que leí esa palabra, pero incluso su forma me llena de pavor.
En la foto debajo del título está un hombre joven con una cara plana y una barba. Siento que lo conozco, aunque no recuerdo cómo. Y al mismo tiempo, siento que sería una mala idea decirle al hombre eso.
―¿Y bien? ―escucho la ira en su voz―. ¿Lo haces?
Una mala idea, no, una muy mala idea. Mi corazón late con fuerza y me aferro a la barra para parar los temblores de mis manos, por entregarme. Si le digo que conozco a ese hombre del artículo, algo horrible va a pasar conmigo. Pero puedo convencerlo de que no lo hago. Puedo limpiar mi garganta y encogerme de hombros, pero eso sería una mentira.
Me aclaro la garganta.
―¿Lo haces? ―repite.
Me encojo de hombros.
―¿Y bien?
Un escalofrío me atraviesa. Mi miedo es irracional, esto es sólo una prueba, no es real.
―No ―dije, mi voz casual―. No tengo idea de quién es.
Se pone de pie y, finalmente, veo su cara. Lleva gafas de sol oscuras y la boca doblada en una mueca. Su mejilla es ondulada con cicatrices, al igual que sus manos. Se inclina cerca de mi cara. Su aliento huele a cigarrillos. No es real, me recuerdo a mí misma. No es real.
―Estás mintiendo ―dice él―. ¡Estás mintiendo!
―No lo estoy.
―Puedo verlo en tus ojos.
Me pongo más derecha. ―No puede.
―Sí lo conoces ―dice en voz baja―, podrías salvarme. ¡Podrías salvarme!
Estrecho mis ojos. ―Bien ―le digo. Mi mandíbula rígida―. No lo hago.
Muy bien, les dejo el segundo capítulo, espero que les guste.
Realmente no sé cada cuánto tiempo voy a estar subiendo. Es este momento estoy de vacaciones, así que seguramente estaré subiendo capítulos bastante seguido. Una cosa es segura, todas las semanas voy a subir capítulos
¿Me hacen un favor? Comencé a subir otro libro, se llama Faking It que también es con Nick, me gustaría que entraran y comenten si les gustó o no. Aquí abajo les dejo el link:
~ Faking It ~ Nick&Tú (Adaptación)
Se lo agradezco desde ya niñas!
Nos leemos luego.
TejónQuisquilloso
Re: ~ Divergente ~ Adaptación ~ Nick y Tú ~
Me puse nerviosa en la parte del perro, pero despues me dio ternura . Seguila, me gusta muchisimo, quiero saber que pasa, no he leido el libro, solo me gusta y me interesa.
Seguilaaaaa Un besooo, July
PD: Tengo una nove tambien, si estas interesada aca esta el link https://onlywn.activoforo.com/t82739-el-indicado . Pasate sin compromiso (Solo dale hasta el piso. Estoy loca, lose)
Seguilaaaaa Un besooo, July
PD: Tengo una nove tambien, si estas interesada aca esta el link https://onlywn.activoforo.com/t82739-el-indicado . Pasate sin compromiso (Solo dale hasta el piso. Estoy loca, lose)
Julii_19
Re: ~ Divergente ~ Adaptación ~ Nick y Tú ~
~Capítulo 3~
Me desperté con las palmas de las manos sudorosas y una punzada de culpa en el pecho. Estoy tumbada en la silla de la habitación con espejos. Cuando inclino la cabeza hacia atrás, veo a Tori detrás de mí. Ella aprieta los labios y se saca los electrodos de la cabeza. Espero a que diga algo acerca de la prueba, que se ha acabado, o que lo hice bien, pero ¿cómo podría hacerlo bien en una prueba como esta? Pero ella no dice nada, sólo tira los cables de mi frente.
Me siento hacia adelante y limpio las manos en mis pantalones. Tenía que haber hecho algo mal, aunque sólo haya pasado en mi mente. ¿Esa extraña expresión en la cara de Tori es porque ella no sabe cómo decirme cuán terrible persona soy? Me gustaría que sólo lo dijera.
―Eso ―dice ella―, fue desconcertante. Perdón, enseguida vuelvo.
¿Desconcertante?
Llevo las rodillas al pecho y entierro la cara en ellas. Me gustaría tener ganas de llorar, porque las lágrimas me podrían dar un sentido de liberación, pero no lo hago. ¿Cómo podes fallar en una prueba en la que no se te permite prepararte?
Mientras los segundos pasan, me pongo más nerviosa. Tengo que limpiarme las manos cada pocos segundos, mientras el sudor se acumula; o tal vez sólo lo hago porque me ayuda a sentirme más tranquila. ¿Qué pasa si me dicen que no sirvo para ninguna de las Facciones? Tendría que vivir en las calles, con los Sin Facciones. No puedo hacer eso. Vivir Sin Facciones no es sólo vivir en la pobreza y el malestar, sino que es vivir separada de la sociedad, separada de lo que es más importante en la vida: La Comunidad.
Mi madre me dijo una vez que no podemos sobrevivir solos, incluso si pudiéramos no querríamos. Sin una Facción, no tenemos ningún objetivo o razón para vivir.
Sacudo la cabeza. No puedo pensar así. Tengo que mantener la calma.
Finalmente la puerta se abre, y Tori regresa. Me agarro de los brazos de la silla.
―Lamento haberte preocupado ―dice Tori. Está parada a mis pies con las manos en los bolsillos. Se ve tensa y pálida.
―________, tus resultados no fueron concluyentes ―dice―. Por lo general, cada etapa de la simulación elimina una o más de las Facciones, pero en tu caso, sólo dos han sido descartadas.
La miro fijamente. ―¿Dos? ―pregunto. Mi garganta está tan apretada que es difícil hablar.
―Si hubieses demostrado una aversión automática para el cuchillo y seleccionado el queso, el simulacro se habría llevado a un escenario diferente, el cual confirmaría tu aptitud para Concordia. Eso no sucedió, por lo que estás fuera de Concordia ―Tori se rasca el dorso del cuello―. Normalmente, la simulación avanza de forma lineal, aislar una de las Facciones descartando el resto. Las decisiones que tomaste ni siquiera te permiten en Sinceridad, la siguiente posibilidad, a ser descartada, así que tuve que cambiar la simulación para que estuvieras en el autobús. Y tu insistencia en la falta de honradez descarta Sinceridad. ―Medio sonríe―. No te preocupes por es. Sólo los Sinceridad dirían la verdad en esa.
Uno de los nudos en mi pecho se afloja. Quizá no soy una persona horrible.
―Supongo que eso no es del todo cierto. Las personas que dicen la verdad son de Sinceridad... y Abnegación ―dice―. Lo que nos da un problema.
Mi boca se cae abierta.
―Por un lado, te lanzaste sobre el perro en lugar de dejar que atacara a la niña, que es una respuesta de Abnegación orientada... pero por el otro, cuando el hombre te dijo que la verdad lo salvaría, todavía te negaste a decirlo. No es una respuesta de Abnegación orientada ―suspira―. El no correr del perro sugiere Intrepidez, pero también lo hace tomar el cuchillo, lo cual no hiciste.
Se aclara la garganta y continúa. ―Tu respuesta inteligente al perro indica una fuerte alineación con Sabiduría. No tengo ni idea de qué hacer con tu indecisión en la primera etapa, pero…
―Espere ―la interrumpo―. ¿Así que no tiene idea de cuál es mi capacidad?
―Sí y no. Mi conclusión― explica―, es que demostraste igual aptitud para Abnegación, Intrepidez, y Sabiduría. Las personas que reciben este tipo de resultados son... ―Mira sobre su hombro como si espera que alguien apareciera detrás de ella―... Se llaman... Divergentes ―dice la última palabra en voz tan baja que casi no la escucho, y se tensa, la mirada de preocupación vuelve. Ella camina alrededor de la silla y se acerca a mí.
―________ ―dice ella―, bajo ninguna circunstancia debes compartir esta información con nadie. Esto es muy importante. No se supone que debamos compartir los resultados.
Asiento. ―Ya lo sé.
―No ―Tori se arrodilla junto a la silla ahora y coloca los brazos sobre los apoyabrazos. Nuestros rostros están a centímetros de distancia― Esto es diferente. No quiero decir que no debes compartirlos ahora, significa que nunca debes compartirlos con nadie, nunca, pase lo que pase. La Divergencia es extremadamente peligrosa. ¿Me entiendes?
No entiendo, ¿Cómo podrían los resultados concluyentes de la prueba ser peligroso? Pero aun así, asiento. No quiero compartir mis resultados de la prueba con nadie de todos modos.
―Está bien. ―Saco las manos de los brazos de la silla y me pongo de pie. Me siento insegura.
―Yo sugiero ―dice Tori―, que te vayas a casa. Tienes mucho en qué pensar, y esperar con los demás, puede no beneficiarte.
―Tengo que decirle a mi hermano a dónde voy.
―Voy a dejarle saber.
Me toco la frente y mirando al suelo mientras salgo de la habitación. No puedo soportar mirarla a los ojos. No puedo soportar pensar en la Ceremonia de Elección de mañana.
Es mi elección ahora, no importa lo que dice la prueba.
Abnegación. Intrepidez. Sabiduría.
Divergente.
Decido no tomar el autobús. Si llego a casa temprano, mi padre se dará cuenta cuando compruebe los registros de la casa al final del día, y voy a tener que explicarle lo que pasó. En lugar de eso camino. Voy a tener que interceptar a Caleb antes de que mencione algo a nuestros padres, pero Caleb puede guardar un secreto.
Me paseo por el centro de la carretera. Los autobuses tienden a irse hacia la acera, por lo que es más seguro aquí.
A veces, en las calles cerca de mi casa, puedo ver los lugares donde las líneas amarillas solía estar. No tenemos necesidad de ellas ahora que hay tan pocos coches. No necesitamos semáforos, tampoco, pero en algunos lugares cuelgan precariamente sobre el camino como si pudieran caerse en cualquier momento.
La renovación se mueve lentamente a través de la ciudad, con lo que es un mosaico de nuevos y limpios edificios y viejas ruinas. La mayoría de los nuevos edificios se encuentran junto a la marisma, que solía ser un lago hace mucho tiempo. La agencia de voluntarios de Abnegación para la cual mi madre trabaja es responsable de la mayor parte de las renovaciones.
Cuando miro el estilo de vida de Abnegación como una extraña, creo que es hermoso. Cuando veo a mi familia moverse en armonía; cuando vamos a las cenas y todo el mundo limpia juntos después sin tener que pedirlo; cuando veo a Caleb ayudar a extraños a llevar sus compras, me enamoro de esta vida de nuevo. Es sólo cuando trato de vivirla por mí misma que tengo problemas.
Nunca se siente genuina.
Pero la elección de una Facción diferente significaría abandonar a mi familia. De forma permanente.
Un poco más allá del sector de la ciudad de Abnegación está el estiramiento de esqueletos de construcción y aceras rotas a través de las que ahora camino. Hay lugares donde la carretera se ha derrumbado por completo, dejando al descubierto los sistemas de alcantarillado y el metro vacío que tengo que tener cuidado de evitar, y los lugares que apestan con tanta fuerza a aguas residuales y basura que tengo que taparme la nariz.
Aquí es donde los Sin Facciones viven. Debido a que no pudieron completar la Iniciación en cualquiera de las Facciones que eligieron, viven en la pobreza, haciendo el trabajo que nadie quiere hacer. Ellos son porteros y trabajadores de la construcción y recolectores de basura, hacen tejidos y operan trenes y autobuses. A cambio de su trabajo, consiguen comida y ropa, pero, como dice mi madre, no lo suficiente de ambos.
Veo a un hombre Sin Facción parado en una esquina más adelante. Lleva una irregular ropa marrón y la piel se le cae de su mandíbula. Me mira y yo le devuelvo la mirada, sin poder mirar hacia otro lado.
―Disculpe ―dice él. Su voz es ronca―. ¿Tiene algo que pueda comer?
Siento un nudo en la garganta. Una voz fuerte en mi cabeza me dice, Agacha la cabeza y seguí caminando.
No. Sacudo la cabeza. No debo tener miedo de este hombre. Necesita ayuda y se supone que tengo que ayudarlo.
―Um... sí ―le digo. Meto la mano en mi bolsa. Mi padre dice que tenga comida en mi bolsa en todo momento exactamente por esta razón. Le ofrezco al hombre una pequeña bolsa de rodajas de manzana secas.
Él la busca, pero en lugar de tomar la bolsa, su mano se cierra alrededor de mi muñeca. Me sonríe. Tiene un hueco entre sus dientes frontales.
―Vaya, ¿no tienes ojos bonitos? ―dice él― Es u na pena que e l resto de tu persona sea tan sencillo.
Mi corazón late con fuerza. Tiro de mi mano, pero él aprieta su agarre. Huelo algo acre y desagradable en su aliento.
―Te ves muy joven para estar caminando sola, querida ―dice él.
Dejo de tirar, y me paro más derecha. Sé que tengo un aspecto joven, no es necesario que me lo recuerde. ―Soy más grande de lo que parezco ―replico―. Tengo dieciséis.
Sus labios se abren, revelando un molar gris con un pozo oscuro en un lado. No puedo decir si está sonriendo o haciendo una mueca. ―Entonces, ¿no es hoy un día especial para ti? ¿El día antes de elegir?
―Suéltame ―le digo. He oído en mis oídos. Mi voz suena clara y severa, no lo que yo esperaba escuchar. Siento que no me pertenece.
Estoy lista. Sé lo que voy a hacer. Me imagino a mí misma llevando mi codo hacia atrás y golpeándolo. Veo la bolsa de manzanas volar lejos de mí. Escucho mis pasos mientras corro. Estoy preparada para actuar.
Pero luego él me libera la muñeca, tomando las manzanas, y dice―: Elige con cuidado, niña.
Lamento la tardanza, he tenido un día un poco apretado, pero mejor tarde que nunca, verdad?
Aquí tienen un nuevo capítulo, les pondré un capítulo nuevo más tarde, pero aquí en este momento son las 03:05 am y realmente necesito dormir
Así que, espero que les guste, comenten y les subiré el cap que les debo desde ayer cuándo esté bien descansada.
Nos leemos luego niñas
Bye
TejónQuisquilloso
Re: ~ Divergente ~ Adaptación ~ Nick y Tú ~
otroooo!!!!... Uiero ver que facción escoje!!!!!!...
chelis
Re: ~ Divergente ~ Adaptación ~ Nick y Tú ~
Holiii!!! Vengo con otro capítulo! Espero que les guste ¡Disfrútenlo!
Llego a mi calle cinco minutos antes de lo que acostumbro según mi reloj, que es el único adorno que la Abnegación me permite, y sólo porque es práctico. Tiene una banda de color gris y una cara de vidrio. Si lo inclino de forma correcta, casi puedo ver mi reflejo en mi mano.
Las casas de mi calle son todas del mismo tamaño y forma. Están hechas de cemento gris, con pocas ventanas, económicas, con bordes rectangulares. Los jardines son de pasto de cuaresma y los buzones son de metal apagado. Para algunos, la vista podría ser triste, pero para mí la simplicidad es reconfortante.
La razón de la sencillez no es por desprecio a la singularidad, como las otras Facciones que a veces interpretan eso. Todo ―nuestras casas, nuestras ropas, nuestros peinados― se plantean para que nos ayuden a olvidarnos de nosotros mismos y para protegernos de la vanidad, la codicia y la envidia, que son justamente las formas del egoísmo. Si tenemos poco y queremos poco, todos somos iguales y no le tenemos envidia a nadie.
Yo trato de que me guste esto.
Me siento en el porche delantero y espero a que llegue Caleb. Esto no toma mucho tiempo. Después de un minuto veo a una forma vestida de gris caminando por la calle. Escucho risas. En la escuela tratamos de no llamar demasiado la atención sobre nosotros mismos, pero una vez que estás en casa, los juegos y las bromas inician. Mi tendencia natural hacia el sarcasmo todavía no es apreciada. El sarcasmo siempre es a expensas de alguien. Tal vez sea mejor que la Abnegación quiera que yo la suprima. Tal vez no tenga que dejar a mi familia. Tal vez si lucho por hacer bien el trabajo de Abnegación, mi acto se convertirá en realidad.
―¡________! ―dice Caleb―. ¿Qué pasó? ¿Te encuentras bien?
―Estoy bien. ―Él está con Susan y su hermano Robert, y Susan me está dando una mirada extraña, como si fuera una persona diferente a la que ella conocía esta mañana. Me encojo de hombros―. Cuando la prueba terminó, me enfermé. Debe haber sido por el líquido que nos dieron. Me siento mejor ahora, sin embargo.
Trato de sonreír convincentemente. Me parecen haber persuadido a Susan y Robert, que ya no parecen preocupados por mi estabilidad mental, pero Caleb me entorna los ojos, como lo hace cuando alguien sospecha de duplicidad.
―¿Han tomado el autobús hoy día? ―pregunto. No me importa cómo Susan y Robert llegaron de la escuela, pero tengo que cambiar de tema.
―Nuestro padre tuvo que trabajar hasta tarde ―dice Susan―, y nos dijo que tenemos pasar algún tiempo pensando antes de la ceremonia de mañana.
Mi corazón late con fuerza ante la mención de la ceremonia.
―Estás invitada a venir después, si lo deseas ―dice Caleb cortésmente.
―Gracias. ―Susan le sonríe a Caleb. Robert levanta una ceja hacia mí.
Él y yo hemos estado intercambiando miradas durante el año pasado, cuando Susan y Caleb coqueteaban de la forma tentativa sólo conocida por la Abnegación.
Los ojos de Caleb siguen el camino de Susan, tengo que agarrar su brazo para sacarlo de su aturdimiento. Lo llevaría a la casa y cerraría la puerta detrás de nosotros.
Se vuelve hacia mí. Con sus cejas oscuras y rectas reuniéndose para que una arruga aparezca entre ellas. Cuando frunce el ceño, se parece más a mi madre que a mi padre. En un instante lo veo viviendo el mismo tipo de vida que mi padre: permanecer en la Abnegación, aprendiendo un oficio, casándose con Susan, y teniendo una familia. Será maravilloso.
Yo no puedo verme.
―¿Vas a decirme la verdad? ―pregunta en voz baja.
―La verdad es que… ―le digo―, se supone que no tengo que hablar de ello. Y no se supone que tú no tienes que preguntarlo.
―¿Todas esas reglas que tuerces, y no puedes torcer esta? ¿Ni siquiera para algo tan importante? ―Sus cejas se juntan, y muerde la comisura de sus labios. Aunque sus palabras son acusatorias, suena como si estuviera investigando para obtener información, como si en realidad quisiera mi respuesta.
Estrecho mis ojos. ―¿Y tú? ¿Qué paso en tu prueba, Caleb?
Nuestros ojos se encuentran. Escucho el silbato de un tren, tan débil que podría fácilmente ser el viento silbando a través de un callejón. Pero yo lo sé cuando lo escucho. El sonido suena como la Tenacidad llamándome hacia ellos.
―Sólo... no les digas a nuestros padres lo que pasó, ¿de acuerdo? ―le digo. Sus ojos se quedan en los míos por unos segundos, y luego asiente con la cabeza.
Quiero ir arriba y acostarme. La prueba, la caminata, y mi encuentro con el hombre sin Facción me agotaron. Pero mi hermano hizo el desayuno esta mañana, y mi madre preparó los almuerzos, y mi padre hizo la cena de anoche, así que es mi turno para cocinar. Respiro profundamente y entro en la cocina para empezar a cocinar. Un minuto después, Caleb se une a mí. Aprieto los dientes. Él ayuda con todo. Lo que más me irrita de él es su bondad natural, su innata generosidad.
Caleb y yo trabajamos juntos, sin hablar. Cocino los guisantes en la cocina. Él descongela cuatro piezas de pollo. La mayor parte de lo que comemos son congelados o enlatados, porque las granjas en estos días están muy lejos. Mi madre me dijo una vez que, hace mucho tiempo, hubo personas que no compraban los productos genéticamente modificados, ya que veían esto como artificial. Ahora no tenemos otra opción.
En el momento en que mis padres llegan a casa, la cena está lista y la mesa puesta. Mi padre deja caer su bolsa en la puerta y me besa en la cabeza. Otras personas lo ven como un hombre obstinado ―muy testarudo, tal vez― pero también es cariñoso. Trato de ver sólo lo bueno en él; lo intento.
―¿Cómo te fue en la prueba? ―me pregunta. Echo los guisantes en un tazón.
―Bien ―le digo. No podría ser Sinceridad. Miento con demasiada facilidad.
―Me enteré de que hubo algún tipo contratiempo con una de las pruebas
―dice mi madre. Como mi padre, ella trabaja para el gobierno, pero maneja los proyectos de mejora de la ciudad. Se reclutó en los voluntarios para administrar las pruebas de aptitud. La mayoría de las veces, sin embargo, organiza a los trabajadores para ayudar a los Sin Facciones con alimento, refugio y oportunidades de trabajo.
―¿En serio? ―dice mi padre. Un problema con las pruebas de aptitud es raro.
―No sé mucho acerca de ello, pero mi amigo Erin me dijo que algo salió mal con una de las pruebas, por lo que los resultados tuvieron que ser reportados verbalmente. ―Mi madre pone una servilleta al lado de cada plato sobre la mesa―. Al parecer, el estudiante se enfermó y fue enviado a casa temprano. ―Mi madre se encoge de hombros―. Espero que se encuentre bien. ¿Escucharon ustedes dos acerca de eso?
―No ―dice Caleb. Le sonríe a mi madre.
Mi hermano no podría ser Sinceridad tampoco.
Nos sentamos en la mesa. Siempre los alimentos se pasan hacia la derecha, y no se come hasta que cada uno se sirve. Mi padre extiende sus manos a mi madre y mi hermano, y ellos extienden sus manos hacia mí, y mi padre le da gracias a Dios por los alimentos, por el trabajo, los amigos y por la familia. No todas las familias de Abnegación son religiosas, pero mi padre dice que debemos tratar de no sentir esas diferencias, ya que sólo nos dividen. No estoy segura de qué hacer con eso.
―Por lo tanto ―mi madre le dice a mi padre―, cuéntame.
Toma la mano de mi padre y mueve su dedo en un pequeño círculo sobre sus nudillos. Miro a sus manos unidas. Mis padres se aman, pero rara vez muestran un afecto como este frente a nosotros. Ellos nos enseñaron que el contacto físico es poderoso, entonces he sido cautelosa de ello desde que era más joven.
―Dime lo que te molesta ―añade.
Miro a mi plato. Los agudos sentidos de mi madre a veces me sorprenden, pero ahora me reprenden. ¿Por qué estaba tan centrada en mí misma que no me di cuenta de su ceño fruncido y su postura hundida?
―He tenido un día difícil en el trabajo ―dice―, bueno, en realidad, era Marcus quien tuvo el día difícil. No debería reclamar sobre ello.
Marcus es un compañero de trabajo de mi padre, ellos son los líderes políticos. La ciudad es gobernada por un consejo de medio centenar de personas, compuesto en su totalidad por representantes de Abnegación, porque nuestra Facción es considerada como incorruptible, debido a nuestro compromiso con la Abnegación. Nuestros líderes son seleccionados por sus pares por sus impecables caracteres, fortaleza moral y capacidades de liderazgo. Los representantes de cada una de las otras Facciones pueden hablar en las reuniones en nombre de un tema en particular, pero en última instancia, la decisión es la del Consejo. Y mientras que el consejo técnicamente toma las decisiones en conjunto, Marcus es el particularmente influyente.
Ha sido así desde el comienzo de la gran paz, cuando las Facciones se formaron. Creo que el sistema persiste porque tenemos miedo de lo que podría pasar si no lo hiciera: Guerra.
―¿Es acerca del informe público de Jeanine Matthews? ―dice mi madre.
Jeanine Matthews es la única representante de los Sabiduría, seleccionada en base a su puntuación de IQ. Mi padre se queja con frecuencia de él.
Miro hacia arriba. ―¿Un informe?
Caleb me da una mirada de advertencia. No se supone que debemos hablar en la mesa a menos que nuestros padres nos hagan una pregunta directa, y por lo general no lo hacen. Nuestros oídos están escuchando un regalo para ellos, dice mi padre. Ellos nos regalan sus atentos oídos luego de la cena, en la sala de estar.
―Sí ―responde mi padre. Sus ojos entrecerrados―. Aquellos arrogantes, mojigatos ―él se detiene y se aclara la garganta.― Lo siento. Pero ella dio a conocer un informe que ataca el carácter de Marcus.
Levanto mis cejas. ―¿Qué decía? ―pregunto.
―________ ―dice Caleb en voz baja.
Volteo la cabeza, girando el tenedor una, otra y otra vez hasta que el calor sale por mis mejillas. No me gusta ser reprendida. Sobre todo por mi hermano.
―Dijo ―empieza mi padre―, que la violencia y la crueldad de Marcus hacia su hijo es la razón por la cual su hijo eligió Intrepidez en lugar de Abnegación.
Pocas personas que han nacido en Abnegación optan por salir de ella. Cuando lo hacen, lo recordamos. Hace dos años, el hijo de Marcos, Nicholas, nos dejó por Intrepidez, y Marcus estaba devastado. Nicholas era su único hijo y su única familia ya que su esposa murió al dar a luz a su segundo hijo. El bebé murió minutos después.
Nunca conocí a Nicholas. Rara vez asistió a los eventos de la comunidad y nunca se unió a su padre en nuestra casa para la cena. A menudo mi padre comentaba que era extraño, pero eso ahora no importa.
―¿Cruel? ¿Marcus? ―Mi madre niega con la cabeza―. Ese pobre hombre. Como si necesitara que le recuerden de su pérdida.
―¿De la traición de su hijo, quieres decir?― dice mi padre con frialdad―. No debería sorprenderme este punto. Los Sabiduría nos han estado atacando con estos informes durante meses. Y este no es el final. Habrá más, te lo garantizo.
Yo no debería hablar otra vez, pero no puedo ayudarme a mí misma. Lo dejo escapar. ―¿Por qué hacen esto?
―¿Por qué no aprovechar esta oportunidad para escuchar a tu padre, ________? ―me dice mi madre suavemente. Esto formulado como una sugerencia, no como una orden. Veo a través de la mesa a Caleb, quien tiene esa mirada de desaprobación en sus ojos. Miro mis guisantes. No estoy segura de que pueda vivir esta vida de obligación por mucho más tiempo. No soy lo suficientemente buena.
―¿Sabes por qué? ―dice mi padre―, porque tenemos algo que ellos quieren. Valoramos el conocimiento por encima de todos los resultados en el ansia de poder, y que llevan a los hombres a los lugares oscuros y vacíos. Debemos estar agradecidos de que sabemos más. ―Asiento con la cabeza. Yo sé que no me van a elegir Sabiduría, a pesar de que los resultados de mi prueba sugieran que podría. Yo soy la hija de mi padre.
Mis padres limpian después de la cena. Ni siquiera dejan a Caleb ayudarlos, porque se supone que debemos mantener para nosotros esta noche, en lugar de reunirnos en la sala de estar, así podemos pensar en nuestros resultados.
Mi familia podría ser capaz de ayudarme a elegir, si yo pudiera hablar sobre mis resultados. Pero no puedo. En mi memoria hay susurros de alerta de Tori cada vez que mi decisión de mantener la boca cerrada afloja. Caleb y yo subimos las escaleras, en la parte superior, cuando nos dividimos para ir a nuestras habitaciones separadas, me detiene con una mano sobre mi hombro.
―________ ―dice, mirándome con severidad a los ojos―, debemos pensar en nuestra familia. ―Hay un tambaleo en su voz―. Pero también debemos pensar en nosotros mismos.
Por un momento lo miro fijamente. Nunca lo he visto pensar en sí mismo, nunca le oí insistir en nada de eso del interés.
Estoy muy sorprendida por el comentario, que sólo digo lo que se supone que tengo que decir: ―Las pruebas no tienen que cambiar nuestras decisiones.
Sonríe un poco. ―¿No lo hacen, entonces?
Me aprieta el hombro y camina hacia su habitación. Me asomo a su habitación, veo la cama sin hacer y un montón de libros en su escritorio. Él cierra la puerta. Me gustaría poder decirle que estamos pasando por lo mismo. Me gustaría poder hablar con él, como yo quiero hacerlo en lugar de como se supone que debo. Pero la idea de admitir que necesito ayuda es demasiado difícil de soportar, por lo que me doy la vuelta.
Entro en mi habitación, y cuando cierro la puerta detrás de mí, me doy cuenta de que la decisión puede ser muy sencilla. Se requeriría de un gran acto de generosidad para elegir la Abnegación, o un gran acto de valentía para elegir Intrepidez, y tal vez sólo elegir una sobre la otra prueba me demostrará dónde pertenezco. Mañana, aquellas dos cualidades lucharán dentro de mí, y sólo una puede ganar.
Pobre Nick! Su padre no tenía porque pegarle
Bueno, al final solo quedaron 2 facciones, ustedes cuál piensan que la rayis puede llegar a elegir: ¿Abnegación o Intrepidez?
~Capítulo 4~
Llego a mi calle cinco minutos antes de lo que acostumbro según mi reloj, que es el único adorno que la Abnegación me permite, y sólo porque es práctico. Tiene una banda de color gris y una cara de vidrio. Si lo inclino de forma correcta, casi puedo ver mi reflejo en mi mano.
Las casas de mi calle son todas del mismo tamaño y forma. Están hechas de cemento gris, con pocas ventanas, económicas, con bordes rectangulares. Los jardines son de pasto de cuaresma y los buzones son de metal apagado. Para algunos, la vista podría ser triste, pero para mí la simplicidad es reconfortante.
La razón de la sencillez no es por desprecio a la singularidad, como las otras Facciones que a veces interpretan eso. Todo ―nuestras casas, nuestras ropas, nuestros peinados― se plantean para que nos ayuden a olvidarnos de nosotros mismos y para protegernos de la vanidad, la codicia y la envidia, que son justamente las formas del egoísmo. Si tenemos poco y queremos poco, todos somos iguales y no le tenemos envidia a nadie.
Yo trato de que me guste esto.
Me siento en el porche delantero y espero a que llegue Caleb. Esto no toma mucho tiempo. Después de un minuto veo a una forma vestida de gris caminando por la calle. Escucho risas. En la escuela tratamos de no llamar demasiado la atención sobre nosotros mismos, pero una vez que estás en casa, los juegos y las bromas inician. Mi tendencia natural hacia el sarcasmo todavía no es apreciada. El sarcasmo siempre es a expensas de alguien. Tal vez sea mejor que la Abnegación quiera que yo la suprima. Tal vez no tenga que dejar a mi familia. Tal vez si lucho por hacer bien el trabajo de Abnegación, mi acto se convertirá en realidad.
―¡________! ―dice Caleb―. ¿Qué pasó? ¿Te encuentras bien?
―Estoy bien. ―Él está con Susan y su hermano Robert, y Susan me está dando una mirada extraña, como si fuera una persona diferente a la que ella conocía esta mañana. Me encojo de hombros―. Cuando la prueba terminó, me enfermé. Debe haber sido por el líquido que nos dieron. Me siento mejor ahora, sin embargo.
Trato de sonreír convincentemente. Me parecen haber persuadido a Susan y Robert, que ya no parecen preocupados por mi estabilidad mental, pero Caleb me entorna los ojos, como lo hace cuando alguien sospecha de duplicidad.
―¿Han tomado el autobús hoy día? ―pregunto. No me importa cómo Susan y Robert llegaron de la escuela, pero tengo que cambiar de tema.
―Nuestro padre tuvo que trabajar hasta tarde ―dice Susan―, y nos dijo que tenemos pasar algún tiempo pensando antes de la ceremonia de mañana.
Mi corazón late con fuerza ante la mención de la ceremonia.
―Estás invitada a venir después, si lo deseas ―dice Caleb cortésmente.
―Gracias. ―Susan le sonríe a Caleb. Robert levanta una ceja hacia mí.
Él y yo hemos estado intercambiando miradas durante el año pasado, cuando Susan y Caleb coqueteaban de la forma tentativa sólo conocida por la Abnegación.
Los ojos de Caleb siguen el camino de Susan, tengo que agarrar su brazo para sacarlo de su aturdimiento. Lo llevaría a la casa y cerraría la puerta detrás de nosotros.
Se vuelve hacia mí. Con sus cejas oscuras y rectas reuniéndose para que una arruga aparezca entre ellas. Cuando frunce el ceño, se parece más a mi madre que a mi padre. En un instante lo veo viviendo el mismo tipo de vida que mi padre: permanecer en la Abnegación, aprendiendo un oficio, casándose con Susan, y teniendo una familia. Será maravilloso.
Yo no puedo verme.
―¿Vas a decirme la verdad? ―pregunta en voz baja.
―La verdad es que… ―le digo―, se supone que no tengo que hablar de ello. Y no se supone que tú no tienes que preguntarlo.
―¿Todas esas reglas que tuerces, y no puedes torcer esta? ¿Ni siquiera para algo tan importante? ―Sus cejas se juntan, y muerde la comisura de sus labios. Aunque sus palabras son acusatorias, suena como si estuviera investigando para obtener información, como si en realidad quisiera mi respuesta.
Estrecho mis ojos. ―¿Y tú? ¿Qué paso en tu prueba, Caleb?
Nuestros ojos se encuentran. Escucho el silbato de un tren, tan débil que podría fácilmente ser el viento silbando a través de un callejón. Pero yo lo sé cuando lo escucho. El sonido suena como la Tenacidad llamándome hacia ellos.
―Sólo... no les digas a nuestros padres lo que pasó, ¿de acuerdo? ―le digo. Sus ojos se quedan en los míos por unos segundos, y luego asiente con la cabeza.
Quiero ir arriba y acostarme. La prueba, la caminata, y mi encuentro con el hombre sin Facción me agotaron. Pero mi hermano hizo el desayuno esta mañana, y mi madre preparó los almuerzos, y mi padre hizo la cena de anoche, así que es mi turno para cocinar. Respiro profundamente y entro en la cocina para empezar a cocinar. Un minuto después, Caleb se une a mí. Aprieto los dientes. Él ayuda con todo. Lo que más me irrita de él es su bondad natural, su innata generosidad.
Caleb y yo trabajamos juntos, sin hablar. Cocino los guisantes en la cocina. Él descongela cuatro piezas de pollo. La mayor parte de lo que comemos son congelados o enlatados, porque las granjas en estos días están muy lejos. Mi madre me dijo una vez que, hace mucho tiempo, hubo personas que no compraban los productos genéticamente modificados, ya que veían esto como artificial. Ahora no tenemos otra opción.
En el momento en que mis padres llegan a casa, la cena está lista y la mesa puesta. Mi padre deja caer su bolsa en la puerta y me besa en la cabeza. Otras personas lo ven como un hombre obstinado ―muy testarudo, tal vez― pero también es cariñoso. Trato de ver sólo lo bueno en él; lo intento.
―¿Cómo te fue en la prueba? ―me pregunta. Echo los guisantes en un tazón.
―Bien ―le digo. No podría ser Sinceridad. Miento con demasiada facilidad.
―Me enteré de que hubo algún tipo contratiempo con una de las pruebas
―dice mi madre. Como mi padre, ella trabaja para el gobierno, pero maneja los proyectos de mejora de la ciudad. Se reclutó en los voluntarios para administrar las pruebas de aptitud. La mayoría de las veces, sin embargo, organiza a los trabajadores para ayudar a los Sin Facciones con alimento, refugio y oportunidades de trabajo.
―¿En serio? ―dice mi padre. Un problema con las pruebas de aptitud es raro.
―No sé mucho acerca de ello, pero mi amigo Erin me dijo que algo salió mal con una de las pruebas, por lo que los resultados tuvieron que ser reportados verbalmente. ―Mi madre pone una servilleta al lado de cada plato sobre la mesa―. Al parecer, el estudiante se enfermó y fue enviado a casa temprano. ―Mi madre se encoge de hombros―. Espero que se encuentre bien. ¿Escucharon ustedes dos acerca de eso?
―No ―dice Caleb. Le sonríe a mi madre.
Mi hermano no podría ser Sinceridad tampoco.
Nos sentamos en la mesa. Siempre los alimentos se pasan hacia la derecha, y no se come hasta que cada uno se sirve. Mi padre extiende sus manos a mi madre y mi hermano, y ellos extienden sus manos hacia mí, y mi padre le da gracias a Dios por los alimentos, por el trabajo, los amigos y por la familia. No todas las familias de Abnegación son religiosas, pero mi padre dice que debemos tratar de no sentir esas diferencias, ya que sólo nos dividen. No estoy segura de qué hacer con eso.
―Por lo tanto ―mi madre le dice a mi padre―, cuéntame.
Toma la mano de mi padre y mueve su dedo en un pequeño círculo sobre sus nudillos. Miro a sus manos unidas. Mis padres se aman, pero rara vez muestran un afecto como este frente a nosotros. Ellos nos enseñaron que el contacto físico es poderoso, entonces he sido cautelosa de ello desde que era más joven.
―Dime lo que te molesta ―añade.
Miro a mi plato. Los agudos sentidos de mi madre a veces me sorprenden, pero ahora me reprenden. ¿Por qué estaba tan centrada en mí misma que no me di cuenta de su ceño fruncido y su postura hundida?
―He tenido un día difícil en el trabajo ―dice―, bueno, en realidad, era Marcus quien tuvo el día difícil. No debería reclamar sobre ello.
Marcus es un compañero de trabajo de mi padre, ellos son los líderes políticos. La ciudad es gobernada por un consejo de medio centenar de personas, compuesto en su totalidad por representantes de Abnegación, porque nuestra Facción es considerada como incorruptible, debido a nuestro compromiso con la Abnegación. Nuestros líderes son seleccionados por sus pares por sus impecables caracteres, fortaleza moral y capacidades de liderazgo. Los representantes de cada una de las otras Facciones pueden hablar en las reuniones en nombre de un tema en particular, pero en última instancia, la decisión es la del Consejo. Y mientras que el consejo técnicamente toma las decisiones en conjunto, Marcus es el particularmente influyente.
Ha sido así desde el comienzo de la gran paz, cuando las Facciones se formaron. Creo que el sistema persiste porque tenemos miedo de lo que podría pasar si no lo hiciera: Guerra.
―¿Es acerca del informe público de Jeanine Matthews? ―dice mi madre.
Jeanine Matthews es la única representante de los Sabiduría, seleccionada en base a su puntuación de IQ. Mi padre se queja con frecuencia de él.
Miro hacia arriba. ―¿Un informe?
Caleb me da una mirada de advertencia. No se supone que debemos hablar en la mesa a menos que nuestros padres nos hagan una pregunta directa, y por lo general no lo hacen. Nuestros oídos están escuchando un regalo para ellos, dice mi padre. Ellos nos regalan sus atentos oídos luego de la cena, en la sala de estar.
―Sí ―responde mi padre. Sus ojos entrecerrados―. Aquellos arrogantes, mojigatos ―él se detiene y se aclara la garganta.― Lo siento. Pero ella dio a conocer un informe que ataca el carácter de Marcus.
Levanto mis cejas. ―¿Qué decía? ―pregunto.
―________ ―dice Caleb en voz baja.
Volteo la cabeza, girando el tenedor una, otra y otra vez hasta que el calor sale por mis mejillas. No me gusta ser reprendida. Sobre todo por mi hermano.
―Dijo ―empieza mi padre―, que la violencia y la crueldad de Marcus hacia su hijo es la razón por la cual su hijo eligió Intrepidez en lugar de Abnegación.
Pocas personas que han nacido en Abnegación optan por salir de ella. Cuando lo hacen, lo recordamos. Hace dos años, el hijo de Marcos, Nicholas, nos dejó por Intrepidez, y Marcus estaba devastado. Nicholas era su único hijo y su única familia ya que su esposa murió al dar a luz a su segundo hijo. El bebé murió minutos después.
Nunca conocí a Nicholas. Rara vez asistió a los eventos de la comunidad y nunca se unió a su padre en nuestra casa para la cena. A menudo mi padre comentaba que era extraño, pero eso ahora no importa.
―¿Cruel? ¿Marcus? ―Mi madre niega con la cabeza―. Ese pobre hombre. Como si necesitara que le recuerden de su pérdida.
―¿De la traición de su hijo, quieres decir?― dice mi padre con frialdad―. No debería sorprenderme este punto. Los Sabiduría nos han estado atacando con estos informes durante meses. Y este no es el final. Habrá más, te lo garantizo.
Yo no debería hablar otra vez, pero no puedo ayudarme a mí misma. Lo dejo escapar. ―¿Por qué hacen esto?
―¿Por qué no aprovechar esta oportunidad para escuchar a tu padre, ________? ―me dice mi madre suavemente. Esto formulado como una sugerencia, no como una orden. Veo a través de la mesa a Caleb, quien tiene esa mirada de desaprobación en sus ojos. Miro mis guisantes. No estoy segura de que pueda vivir esta vida de obligación por mucho más tiempo. No soy lo suficientemente buena.
―¿Sabes por qué? ―dice mi padre―, porque tenemos algo que ellos quieren. Valoramos el conocimiento por encima de todos los resultados en el ansia de poder, y que llevan a los hombres a los lugares oscuros y vacíos. Debemos estar agradecidos de que sabemos más. ―Asiento con la cabeza. Yo sé que no me van a elegir Sabiduría, a pesar de que los resultados de mi prueba sugieran que podría. Yo soy la hija de mi padre.
Mis padres limpian después de la cena. Ni siquiera dejan a Caleb ayudarlos, porque se supone que debemos mantener para nosotros esta noche, en lugar de reunirnos en la sala de estar, así podemos pensar en nuestros resultados.
Mi familia podría ser capaz de ayudarme a elegir, si yo pudiera hablar sobre mis resultados. Pero no puedo. En mi memoria hay susurros de alerta de Tori cada vez que mi decisión de mantener la boca cerrada afloja. Caleb y yo subimos las escaleras, en la parte superior, cuando nos dividimos para ir a nuestras habitaciones separadas, me detiene con una mano sobre mi hombro.
―________ ―dice, mirándome con severidad a los ojos―, debemos pensar en nuestra familia. ―Hay un tambaleo en su voz―. Pero también debemos pensar en nosotros mismos.
Por un momento lo miro fijamente. Nunca lo he visto pensar en sí mismo, nunca le oí insistir en nada de eso del interés.
Estoy muy sorprendida por el comentario, que sólo digo lo que se supone que tengo que decir: ―Las pruebas no tienen que cambiar nuestras decisiones.
Sonríe un poco. ―¿No lo hacen, entonces?
Me aprieta el hombro y camina hacia su habitación. Me asomo a su habitación, veo la cama sin hacer y un montón de libros en su escritorio. Él cierra la puerta. Me gustaría poder decirle que estamos pasando por lo mismo. Me gustaría poder hablar con él, como yo quiero hacerlo en lugar de como se supone que debo. Pero la idea de admitir que necesito ayuda es demasiado difícil de soportar, por lo que me doy la vuelta.
Entro en mi habitación, y cuando cierro la puerta detrás de mí, me doy cuenta de que la decisión puede ser muy sencilla. Se requeriría de un gran acto de generosidad para elegir la Abnegación, o un gran acto de valentía para elegir Intrepidez, y tal vez sólo elegir una sobre la otra prueba me demostrará dónde pertenezco. Mañana, aquellas dos cualidades lucharán dentro de mí, y sólo una puede ganar.
Pobre Nick! Su padre no tenía porque pegarle
Bueno, al final solo quedaron 2 facciones, ustedes cuál piensan que la rayis puede llegar a elegir: ¿Abnegación o Intrepidez?
TejónQuisquilloso
Re: ~ Divergente ~ Adaptación ~ Nick y Tú ~
cReo que la decisión esta tomada !!!.....
Y ya odio al pa de nick!!!
Y ya odio al pa de nick!!!
chelis
Temas similares
» Divergente {Adaptación} (Necesito chicas)
» ~ Faking It ~ Nick&Tú (Adaptación)
» "The Summoning"-Nick&Tu♥- (ADAPTACIÓN)
» El duque - Adaptación [Nick&Tu]
» Re: ~ ♥ ~ Mía a Medianoche~ ♥ ~ [Nick y Tú] Adaptación
» ~ Faking It ~ Nick&Tú (Adaptación)
» "The Summoning"-Nick&Tu♥- (ADAPTACIÓN)
» El duque - Adaptación [Nick&Tu]
» Re: ~ ♥ ~ Mía a Medianoche~ ♥ ~ [Nick y Tú] Adaptación
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Ayer a las 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.