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La Seducción del Jefe [Joe Jonas & Tú]
O W N :: Archivos :: Canceladas
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La Seducción del Jefe [Joe Jonas & Tú]
Bueno la otra novela [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] esta llegando a su fin, por ende les traigo una nueva novela dedicada al guapo & talentoso Joe Jonas y obviamente TÚ eres la protagonista, espero les guste la adaptación.
Nombre: La Seducción del Jefe
Autor:Koni
Adaptación: Si
Género: Romance
Advertencias: Tiene algunos capitulo hot
Otras páginas: //
SINOPSIS
El magnate Joseph Jonas nunca aceptaba un no por respuesta. Por eso, cuando su fiel secretaria se hartó de sus exigencias y dimitió, Joseph la siguió hasta el paraíso tropical donde se había ido de vacaciones. Pero para él aquel viaje no era de relax, porque estaba dispuesto a convencerla de que volviera al trabajo… a través de la seducción.
Sin embargo, su empleada estaba resultando ser más testaruda y más apasionada de lo que jamás habría pensado el arrogante millonario.
La sigo o no ?? ¡USTEDES DECIDEN!
Nombre: La Seducción del Jefe
Autor:Koni
Adaptación: Si
Género: Romance
Advertencias: Tiene algunos capitulo hot
Otras páginas: //
SINOPSIS
El magnate Joseph Jonas nunca aceptaba un no por respuesta. Por eso, cuando su fiel secretaria se hartó de sus exigencias y dimitió, Joseph la siguió hasta el paraíso tropical donde se había ido de vacaciones. Pero para él aquel viaje no era de relax, porque estaba dispuesto a convencerla de que volviera al trabajo… a través de la seducción.
Sin embargo, su empleada estaba resultando ser más testaruda y más apasionada de lo que jamás habría pensado el arrogante millonario.
La sigo o no ?? ¡USTEDES DECIDEN!
Koni
Re: La Seducción del Jefe [Joe Jonas & Tú]
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahy ya el primer capi por fis!! yo estoy leyendo asuntos pendientes y esta emoxionante, muero por leer esta nove por fis sube el primer capii!!!
Zulencita González
Re: La Seducción del Jefe [Joe Jonas & Tú]
SIIIIIIII
OBVIO Q LA TIENES Q SEGUIR!!
REPORTANDOME!!!
NUEVA LECTORA!!!
SIGUELA!!!!!!!
OBVIO Q LA TIENES Q SEGUIR!!
REPORTANDOME!!!
NUEVA LECTORA!!!
SIGUELA!!!!!!!
jamileth
Re: La Seducción del Jefe [Joe Jonas & Tú]
wow
se ve prometedora síguela
ya quiero leer el primer capitulo
se ve prometedora síguela
ya quiero leer el primer capitulo
ElitzJb
Re: La Seducción del Jefe [Joe Jonas & Tú]
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] Nueva y Fiel Lectora!!
ahhh plis siguelaaaaaa
se ve super interesante
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!
ahhh plis siguelaaaaaa
se ve super interesante
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!
Karli Jonas
Re: La Seducción del Jefe [Joe Jonas & Tú]
La seducción del Jefe
Capitulo 1
Invitado Monroe llamó una sola vez antes de entrar en el despacho de su jefe. Como cualquier buena secretaria, estaba preparada para lo que le estuviera esperando. ¿Una bestia furiosa y encadenada esperando algo a lo que hincarle el diente? Probablemente. ¿Un gatito? Seguramente no. En los tres años que llevaba trabajando para Joseph Jonas, había aprendido que su jefe se parecía mucho más a la primera de las comparaciones que a la segunda.
Joseph estaba acostumbrado a salirse con la suya. De hecho, no aceptaba que no fuera así, lo que le había convertido en un hombre de negocios de gran éxito y un jefe que, en ocasiones, resultaba bastante difícil.
Sin embargo, Invitado estaba acostumbrada. Llevar a cabo las innumerables órdenes diarias de Joseph era normal y, después de lo que había ocurrido durante el fin de semana, estaba más que dispuesta a enfrentarse al día a día. A la rutina. A la normalidad. Le gustaba el hecho de que conociera tan bien a Joseph. Sabía lo que esperar y no se vería cegada por algo inesperado que se le sobreviniera encima sin avisar.
«No, gracias», pensó. Había acabado más que harta de lo ocurrido el sábado por la noche.
Cuando entró en el despacho, su jefe levantó la mirada sólo durante un instante. Invitado se permitió durante un instante admirar lo que tenía delante. La mandíbula de Joseph era fuerte y cuadrada. Sus ojos azules eran penetrantes, como si estuvieran preparados para localizar cualquier intento de engaño. El cabello leonado, cortado y peinado muy a la moda. Joseph Jonas hacía honor tanto en físico como en actitud al animal León. Se podía decir que era un pirata moderno con menos conciencia en lo que se refería a sus negocios que el mismísimo Barba Azul.
La mayoría de las personas que trabajaban para él lo huían todo lo que les era posible. Sólo con escuchar el sonido de sus pasos por un corredor muchos empleados salían huyendo. Tenía reputación de ser un hombre muy duro y no siempre demasiado justo. No soportaba a los necios, sino que esperaba y exigía perfección.
Hasta el momento, Invitado había sido capaz de proporcionársela. Dirigía el despacho y la mayor parte de la vida de su jefe con maestría y profesionalidad. Como ayudante personal de Joseph Jonas, se esperaba de ella que se mantuviera firme ante la abrumadora personalidad de su jefe. Antes de que ella entrara a trabajar allí, Jonas había tenido una nueva secretaria cada dos meses. Invitado, que era la más joven de cinco hermanos, estaba más que acostumbrada a levantar la voz y a hacerse escuchar.
—¿Qué? —le espetó él, mientras miraba los muchos archivos que tenía esparcidos por encima de la mesa.
«Lo normal», pensó Invitado , mientras recorría el enorme despacho con la mirada. Las paredes estaban pintadas de azul y de ellas colgaban varios cuadros de los barcos de Jonas en alta mar. Había también dos cómodos sofás delante de una chimenea y una mesa de reuniones al otro lado de la sala. Detrás del escritorio de Joseph unos enormes ventanales proporcionaban una hermosa vista del puerto.
—Buenos días a ti también —replicó ella, sin amilanarse por el saludo.
Había tenido mucho tiempo para acostumbrarse. Cuando empezó a trabajar para él, ella había tenido la alocada idea de que sería casi como su compañera de trabajo. Que tendrían una relación laboral que sería mucho más que la de acatar órdenes constantemente. No había tardado mucho en darse cuenta de que no sería así.
Joseph no tenía compañeros, sino empleados. Miles de ellos. Invitado era simplemente una más. Sin embargo, era un buen puesto de trabajo y lo realizaba con eficacia. Además, sabía que Joseph estaría perdido sin ella, aunque no fuera consciente de ello.
Cruzó la sala y se le acercó al escritorio para dejar un papel encima de la montaña de carpetas archivadoras. Entonces, esperó a que él lo tomara y lo leyera.
—Tu abogado ha enviado las cifras de la Naviera Morgan. Dice que parece un buen trato.
Joseph la miró y le dijo:
—Soy yo quien decide si es un buen trato.
—Bien.
Invitado tuvo que morderse el labio para no decirle que, si no quería la opinión de sus abogados, para qué se la pedía. No servía de nada y, francamente, ni siquiera quería escucharla. Joseph Jonas dictaba sus propias reglas. Escuchaba ciertas opiniones, pero si no estaba de acuerdo con ellas, las desdeñaba y hacía lo que él considerara que era más acertado.
Golpeó la puntera del zapato negro contra la moqueta azul. Mientras esperaba, miró por encima de Joseph hacia el mar, que se extendía hacia lo que parecía ser una eternidad. Observó los cruceros de pasajeros junto a los barcos de carga en el puerto. Varios de aquellos barcos mercantes mostraban con orgullo el estilizado y brillante león rojo que era el logotipo de la Naviera Jonas. Los remolcadores dirigían barcos tres veces más grandes hacia el mar. El tráfico era incesante sobre el puente de Vincent Thomas y la luz del sol relucía sobre la superficie del mar dándole el aspecto de brillantes diamantes.
La Naviera Jonas operaba en San Pedro, California, justo encima de uno de los puertos con más tráfico de todos los Estados Unidos. Desde aquel despacho, Joseph podía darse la vuelta y observar cómo sus barcos entraban y salían del puerto. Podía ver el día a día en los muelles, pero él no era el tipo de hombre que se pasara el día dándose la vuelta para admirar el paisaje. Más bien, se pasaba el día de espaldas a la ventana, con la mirada fija en innumerables papeles.
—¿Algo más? —le preguntó, al notar que Invitado no se había marchado.
Ella lo miró y sintió el mismo sobresalto de siempre cuando aquellos ojos azules establecieron contacto con los de ella. Inmediatamente, pensó en la conversación que había tenido con Peter, su ya ex novio, el sábado por la noche.
—Tú no quieres casarte conmigo, Invitado —le había dicho, sacudiendo la cabeza mientras se sacaba la cartera.
Invitado lo había mirado con incredulidad.
—Pues llevo puesto tu anillo —le había respondido ella, mostrándole la mano izquierda, por si se había olvidado del solitario que le había regalado como compromiso seis meses antes—. ¿Con quién crees tú que me interesa casarme?
—¿Acaso no resulta evidente? Cada vez que estamos juntos, lo único que haces es hablar de Joseph Jonas. Lo que ha hecho, lo que ha dicho, lo que está planeando…
—Tú también hablas de tu jefe, Peter. Se llama conversación.
—No. No se trata sólo de conversación. Es él, Jonas.
—¿Qué es lo que le pasa?
—Estás enamorada de él.
—¿Cómo dices? Estás loco.
—No lo creo. Por eso, no me voy a casar con una mujer que, en realidad, desea a otro hombre.
—Bien.
Invitado se sacó el anillo de compromiso del dedo y lo colocó encima de la mesa.
—Aquí tienes. No quieres casarte conmigo. Toma tu anillo, pero no trates de echarme a mí la culpa, Peter.
—No lo entiendes, ¿verdad? Ni siquiera eres capaz de ver lo que sientes por ese tipo.
—Es mi jefe. Nada más.
—¿Sí? Sigue pensando eso —le espetó Peter—, pero, para que lo sepas, ese Jonas jamás te va a ver como otra cosa que no sea su ayudante. Te mira y ve otro mueble de la oficina. Nada más.
Invitado ni siquiera supo lo que contestar a eso. Se había quedado asombrada por aquella conversación. Lo único que le había dicho era contarle los planes de Joe de comprar un crucero y de cómo había decidido no ir al viaje a Portugal para ver cómo estaba para su boda. Entonces, la actitud de Peter había cambiado por completo y había decidido cancelar inesperadamente una boda que ella llevaba seis meses preparando. Ya habían enviado las invitaciones y estaban empezando a recibir regalos. Habían pagado una fianza para reservar un restaurante en un acantilado en Laguna. Desgraciadamente, parecía que iba a tener que cancelarlo todo.
¿Por qué demonios había creído Peter que ella estaba enamorada de su jefe? Por el amor de Dios… Joseph Jonas era un hombre arrogante, orgulloso y más que irritante. ¿Acaso se suponía que ella tenía que odiar su trabajo? ¿Habría hecho ese detalle la vida más fácil para Peter?
—Siento que haya salido así —le había dicho Peter, antes de marcharse—. Creo que nos habría ido bien juntos.
—Te equivocas sobre mí…
—Te aseguro que nada me gustaría más que eso fuera cierto.
Con eso, se había marchado, dejando a Invitado con un enorme vacío en su interior.
Koni
Re: La Seducción del Jefe [Joe Jonas & Tú]
okis me ha gustado esto que en las novelas mi nombre salga como el de la protagonista y esta historia me encantaaaa :P siguela
Zulencita González
Re: La Seducción del Jefe [Joe Jonas & Tú]
joe si es pedante ....
pero un asi mencanto siguela
pobre de la rayis ya no se casara sigue
pero un asi mencanto siguela
pobre de la rayis ya no se casara sigue
ElitzJb
Re: La Seducción del Jefe [Joe Jonas & Tú]
me gusta tu nove , al igual que la anterior
S'IGUELA
S'IGUELA
fernanda
Re: La Seducción del Jefe [Joe Jonas & Tú]
La seducción del Jefe
Capitulo 2
—¡Invitado!
La voz de Joseph la devolvió al presente inmediatamente.
—Lo siento.
—No es propio de ti perder la concentración.
—Yo sólo…
¿Qué? ¿De verdad iba a ser capaz de decirle que su novio había roto con ella porque creía que ella estaba enamorada de su jefe?
—¿Sólo qué? —le preguntó él, lanzándole una mirada algo interesada.
—Nada.
Invitado no estaba dispuesta a decírselo. Por supuesto, tendría que hacerlo tarde o temprano, dado que había pedido cuatro semanas de vacaciones para la luna de miel. Desgraciadamente, ya no las iba a necesitar.
—Quería recordarte que tienes una reunión a las dos en punto con el director de Simpson Furniture y una cena con Claudia.
Joseph se recostó en su enorme butaca azul marino y dijo:
—Hoy no tengo tiempo para Claudia. Cancélala, ¿de acuerdo? Y… envíale lo que sea.
Invitado suspiró. Ya se imaginaba la conversación que iba a tener con Claudia Stevens, la última de una larga fila de hermosas modelos y actrices. Claudia no estaba acostumbrada a que los hombres no cayeran rendidos a sus pies para adorarla. Quería la atención plena de Joseph Jonas y nunca iba a conseguirla.
Invitado se había imaginado que ocurriría algo así. Joseph siempre cancelaba sus citas. O, más bien, hacía que Invitado las cancelara en su nombre. Para Joseph, el trabajo era siempre lo primero y si vida personal quedaba en un segundo plano. En tres años, no lo había visto nunca salir con una mujer durante más de seis semanas… y las que le duraban tanto tiempo eran un caso excepcional.
Peter estaba tan equivocado con ella… Jamás podría enamorarse de un hombre como Joseph Jonas. Simplemente no había futuro.
—A ella no le va a gustar.
Joseph le lanzó una rápida sonrisa.
—Por eso el regalo. Algo de joyas.
—Está bien. ¿Oro o plata?
Joseph se incorporó, agarró su pluma y tomó otro montón de papeles que llamaban su atención.
—Plata.
—¿En qué estaba yo pensando? —musitó. Por supuesto, la dama en cuestión no se merecía algo de oro hasta que su relación no hubiera durado al menos tres semanas—. Me ocuparé.
—Tengo plena confianza en ti —dijo mientras ella se daba la vuelta para marcharse—. Otra cosa, Invitado …
Ella se detuvo en seco y se volvió para mirarlo. Entonces se dio cuenta de que los rayos del sol se filtraban a través de los cristales tintados del ventanal y le brillaban en el cabello. Frunció el ceño ante aquel extraño pensamiento.
—¿Sí?
—No quiero que nadie me interrumpa hoy. A excepción de la reunión de las dos. No quiero que se me moleste.
—Bien.
Con esto, se dirigió hacia la puerta y salió del despacho. Cuando la hubo cerrado, se apoyó contra ella.
Lo había conseguido. Había conseguido superar la reunión con su jefe sin ceder a la extraña sensación que tenía en el estómago. Sin que le temblaran los ojos ni la voz. Había conseguido mantenerse firme y hablar con Joseph sin dejar que se notara lo que le estaba pasando.
Después de todo, el hecho de que su novio la hubiera dejado no significaba que la vida tal y como ella la conocía hubiera dejado de existir.
***
Joseph estuvo trabajando todo el día. Por fin, consultó el reloj aproximadamente a las seis. A sus espaldas, el sol estaba tiñendo el cielo de rojo mientras iba desapareciendo en el mar, pero no se detuvo para admirarlo. Había muchas cosas de las que aún tenía que ocuparse, siendo la más importante la nueva oferta por el crucero de pasajeros que iba a comprar. La carta que la acompañaba le hizo apretar inmediatamente el botón del intercomunicador.
—Invitado, tengo que verte.
Ella abrió la puerta un minuto más tarde, con el bolso al hombro, como si Joseph la hubiera llamado justo cuando se marchaba.
—¿De qué se trata?
—De esto —dijo, poniéndose de pie y atravesando el despacho. Le mostró la carta—. Lee el segundo párrafo.
Joseph observó cómo ella se metía un mechón de cabello rubio detrás de la oreja mientras leía la carta. También observó cómo la expresión de su rostro cambiaba ligeramente cuando leyó el error que él había descubierto hacía tan sólo unos instantes. Aquello no era propio de Invitado. Era la mejor secretaria que había tenido nunca. Invitado simplemente no cometía errores. Esa era una de las razones por las que se llevaban tan bien. Los asuntos iban bien. Sin sorpresas. Tal y como a él le gustaba. El hecho de que Invitado comenzara a cometer errores lo turbaba profundamente.
—Lo arreglaré inmediatamente —dijo ella, levantando la mirada por fin.
—Bien. Sin embargo, lo que más me preocupa es que el error se haya producido. Ofrecer quinientos millones de dólares por un crucero por el que yo ya había accedido a pagar cincuenta no me parece muy aceptable.
Ella exhaló un suspiro que le revolvió el cabello sobre sus grandes ojos castaños.
—Lo sé, pero te aseguro que nadie más que tú ha visto esto, Joseph. No es que la oferta se haya mandado ya.
—Podría haber sido así.
—Pero no lo ha sido.
Joseph se cruzó de brazos y la miró. A pesar de que Invitado llevaba unos tacones muy altos, ella resultaba casi quince centímetros más baja que él, que sobrepasaba el metro ochenta de estatura.
—Esto no es propio de ti.
Invitado volvió a suspirar y admitió:
—Yo no he redactado esta carta. Ha sido Georgia.
La impaciencia se despertó dentro de él. Era la clase de hombre que esperaba de sus empleados la misma clase de perfección que de sí mismo. Como secretaria suya, Invitado era responsable de todos los documentos que salían de su despacho. El hecho de que estuviera delegando trabajo en otras secretarias le molestaba profundamente.
—¿Y por qué lo ha redactado Georgia? No me parece que esa mujer sea muy competente.
Más madura, Georgia Moráis llevaba en la empresa veinte años. Era prácticamente una institución en Naviera Jonas. Sin embargo, eso no significaba que Joseph estuviera ciego a la ineptitud de aquella mujer. Le gustaba la lealtad, pero tenía sus límites.
Inmediatamente, Invitado se puso a la defensiva.
—Georgia es una mujer muy competente. Trabaja muy duro. Ha sido un simple error.
—Que vale cuatrocientos cincuenta millones de dólares.
—Ella estaba tratando de ayudarme.
—¿Y por qué de repente necesitas ayuda en un trabajo que llevas realizando perfectamente sola durante dos años?
—Tres.
—¿Qué?
—Tres años. Llevo tres años trabajando para ti.
Joseph no se había dado cuenta. No obstante, resultaba casi como si Invitado llevara allí toda la vida. Como si fuera parte integral de la empresa.
Koni
Re: La Seducción del Jefe [Joe Jonas & Tú]
ooooooooooooooooooootro capii quiero saber que pasa conmigo :P :bounce:
Zulencita González
Página 1 de 2. • 1, 2
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