Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
martha my dear. {one shot.
O W N :: Originales :: Originales :: One Shot's (originales)
Página 1 de 1. • Comparte
martha my dear. {one shot.
♡título: martha my dear.
♡autor: yo, camille.
♡adaptación: me inspiré en la canción martha my dear de los beatles,
y en historias de amor, más que nada en cada canción de los beatles
♡género: drama, aventura, generales.
♡advertencia: no.
♡otras páginas: no.
♡autor: yo, camille.
♡adaptación: me inspiré en la canción martha my dear de los beatles,
y en historias de amor, más que nada en cada canción de los beatles
♡género: drama, aventura, generales.
♡advertencia: no.
♡otras páginas: no.
martha my dear.
Querida Martha:
No sabes lo que causas en mi, ya sé, suena torpe pero sinceramente no sé qué eso, eso que brilla en mis ojos cuando te veo, o por lo menos, cuando pienso en ti. Frases y más frases han sido usadas para cada carta de amor, pero simplemente quiero darte todo, ya sea original o nuevo para ti. Podría decirse que eres como una inspiración para mi, por qué me habrás dejado, me ignoras. Tu rostro, ¿acaso lo has visto? Esto suena muy dulzón viniendo de mi, las cartas, el simple echo de escribir viene raro de mi parte, pero lo hago sólo por ti. Es gracioso, porque no he vuelto a verte. Recuerda lo que hemos pasado juntos, quiero sólo eso de ti, ¿la vida que creamos juntos? ¿la recuerdas? ¿Me olvidaste? ¿A mi y aquel día?
Fui corriendo a la iglesia, sí, hoy eran de esos días donde un pianista tan ocupado como yo, debía llegar temprano a su turno de crear música. Corrí con todo el aliento acabado, posé mi gorra stetson hat silk y sólo procedí a tener fuerte las partituras en mis manos y llegar por fin al lugar indicado. Cogí las llaves y así abrí esa enorme puerta blanca, captando la atención de todos. Sólo reí y así ellos acompañaron mis risas con leves sonrisas o caripelas de maravilla. Llegué al piano de cola blanco y coloqué la partitura, cuál marcaba 23 de Noviembre, 1968, hoy. Cayó en una de las canciones más favoritas del público, sí, Los Beatles. Martha My Dear, un tema nuevo y destacante del álbum Blanco, que justamente salió ayer y ya se había convertido en una sensación aquí en Liverpool, hogar de la banda de cuatro chicos. Pegué mis labios al micrófono y decidí decirles a los presentes cuál sería la canción que íbamos a cantar, el coro y yo. Al nombrar cada título de la canción, noté la sonrisa de una chica, una chica distinta y que destacaba entre todo el público. Su sonrisa era hermosa, brillaba y lograba iluminar mi rostro y vi, sus ojos, los ojos que me demostraron que el piano no era lo único que me daría felicidad. Sí, sonaba cursi, y más viniendo de mi, pero, no lo sé, algo en ella era distinto y eso que la acababa de conocer.
De un cierto modo se la veía de clase alta, muy alta como para estar con un simple pianista que consigue tal vez la mitad de lo que consigue un abogado en un mes, pero sí, su belleza sobresalía. No iba a esperar media hora más para poder hablarle, no quería que terminara la misa y ir a hablar, quería escuchar su voz ahora, ahora mismo. Noté que recogió su abrigo y saludó al padre, a sus conocidos. Corrí hacía la puerta, como si fuese alguna emergencia cual me llamaba, no, era ella.
—Hola.—tomé su atención mientras posaba mi mano en mi nuca, señal de nervios.
—¡Hola!—dijo ella con la sonrisa enorme, y esa fue la que me atrapó.
—Me preguntaba si necesitabas transporte, digo, te fuiste antes de que acabara la misa.—
—Oh, bueno, mi chofer no esta pero puedo ir caminando.—
—¿Estas segura? Podemos pasear, no lo sé, sinceramente me gustaría conocerte.—
—Claro, no hay problema. ¿En qué vamos?—me dijo con una expresión de dulzura y curiosidad, pero sabía que no le agradaría mi estatus de economía.
—Em, bueno, en mi bicicleta.—
Ya se había vuelto algo común estar con ella, todos los días llegaba a verla antes de una tarde de música, y otras me acompañaba. Era un sentimiento lindo para alguien como yo, a veces no podía creerme el hecho de estar con ella, en si quería mi vida entera con ella. Podríamos estar horas y horas juntos. La llevaba a andar en mi bicicleta como la primera vez, salíamos a nadaren el verano, íbamos a mi casa en el bosque, juntos a talleres de música o pintura. Podría decirse que la pasábamos bien, y se me hacía imposible no estar con ella en algún momento del día. Viajes, cd's comprados, música, letras, una vida llevada acabo. Me traía tan loco, más loco que nunca y eso me demostraba que tal vez, ella era la única que quería en mi vida.
No pasaron meses, sino años con los que viví junto a ella. Y sí, ya estábamos casados, una maravillosa vida estábamos llevando. Era raro, muy raro, la había conocido así como de la nada y sí, ahora me encontraba casado con ella. Martha, una chica muy hermosa, de una familia de clase alta, querida por la mayoría, había terminado conmigo, Paul Wesley, un americano viviendo en Liverpool, de clase media con padres separados.
Eramos tan felices, pero algo pasó, ella no volvió, salió y nunca volvió.
Otra carta, más de 256 cartas. Mis manos estaban cansadas de escribir y escribir, además de que cada una diferente. Preguntas como, ¿por qué me dejaste? ¿dónde te encuentras? ¿estas conmigo? ¿aún me amas? Podría mandar más de estas porque ella era mi todo, totalmente mi todo. Cómo dejarla, no entraba en mi eso. Bastantes años para no creer en lo que mis seres queridos decían de mi mujer, muchos años. Vivo con dolor, no quería pensar cosas malas de ella, no de Martha. Oh si supieras lo cuanto que te extraño, Martha querida.
No sabes lo que causas en mi, ya sé, suena torpe pero sinceramente no sé qué eso, eso que brilla en mis ojos cuando te veo, o por lo menos, cuando pienso en ti. Frases y más frases han sido usadas para cada carta de amor, pero simplemente quiero darte todo, ya sea original o nuevo para ti. Podría decirse que eres como una inspiración para mi, por qué me habrás dejado, me ignoras. Tu rostro, ¿acaso lo has visto? Esto suena muy dulzón viniendo de mi, las cartas, el simple echo de escribir viene raro de mi parte, pero lo hago sólo por ti. Es gracioso, porque no he vuelto a verte. Recuerda lo que hemos pasado juntos, quiero sólo eso de ti, ¿la vida que creamos juntos? ¿la recuerdas? ¿Me olvidaste? ¿A mi y aquel día?
Paul Wesley- 1980, 23 de Noviembre.
Fui corriendo a la iglesia, sí, hoy eran de esos días donde un pianista tan ocupado como yo, debía llegar temprano a su turno de crear música. Corrí con todo el aliento acabado, posé mi gorra stetson hat silk y sólo procedí a tener fuerte las partituras en mis manos y llegar por fin al lugar indicado. Cogí las llaves y así abrí esa enorme puerta blanca, captando la atención de todos. Sólo reí y así ellos acompañaron mis risas con leves sonrisas o caripelas de maravilla. Llegué al piano de cola blanco y coloqué la partitura, cuál marcaba 23 de Noviembre, 1968, hoy. Cayó en una de las canciones más favoritas del público, sí, Los Beatles. Martha My Dear, un tema nuevo y destacante del álbum Blanco, que justamente salió ayer y ya se había convertido en una sensación aquí en Liverpool, hogar de la banda de cuatro chicos. Pegué mis labios al micrófono y decidí decirles a los presentes cuál sería la canción que íbamos a cantar, el coro y yo. Al nombrar cada título de la canción, noté la sonrisa de una chica, una chica distinta y que destacaba entre todo el público. Su sonrisa era hermosa, brillaba y lograba iluminar mi rostro y vi, sus ojos, los ojos que me demostraron que el piano no era lo único que me daría felicidad. Sí, sonaba cursi, y más viniendo de mi, pero, no lo sé, algo en ella era distinto y eso que la acababa de conocer.
De un cierto modo se la veía de clase alta, muy alta como para estar con un simple pianista que consigue tal vez la mitad de lo que consigue un abogado en un mes, pero sí, su belleza sobresalía. No iba a esperar media hora más para poder hablarle, no quería que terminara la misa y ir a hablar, quería escuchar su voz ahora, ahora mismo. Noté que recogió su abrigo y saludó al padre, a sus conocidos. Corrí hacía la puerta, como si fuese alguna emergencia cual me llamaba, no, era ella.
—Hola.—tomé su atención mientras posaba mi mano en mi nuca, señal de nervios.
—¡Hola!—dijo ella con la sonrisa enorme, y esa fue la que me atrapó.
—Me preguntaba si necesitabas transporte, digo, te fuiste antes de que acabara la misa.—
—Oh, bueno, mi chofer no esta pero puedo ir caminando.—
—¿Estas segura? Podemos pasear, no lo sé, sinceramente me gustaría conocerte.—
—Claro, no hay problema. ¿En qué vamos?—me dijo con una expresión de dulzura y curiosidad, pero sabía que no le agradaría mi estatus de economía.
—Em, bueno, en mi bicicleta.—
***
Llegamos a un restaurante, el de Bobby. Un gran amigo mío, dueño de aquel hermoso lugar con pinta Francés, creí que era lo que más podía hacer por ella. Muchos se sorprendían de tener a alguien como ella en un lugar como este, no era un restaurante de primera, pero era humilde. Tomamos asiento, ella sonreía y me contaba de su vida. Martha Richards, de seguro fue por su nombre cuando mostró felicidad al nombrar Martha My Dear. Contó parte de su vida, al igual que yo de la mía, aunque asumo que no es tan interesante. Era raro, la acababa de conocer y ella sin negación, me siguió, lo cual me impresionaba mucho. Movía las manos con entusiasmo y sus ojos se abrían más, le gustaba hablar por lo que parece. La comida no era más que el típico y romántico spaghetti ala boloñesa, y al final de todo a ella le gusto. Sí, una inusual pero linda tarde para un simple pianista, uno muy terco.Ya se había vuelto algo común estar con ella, todos los días llegaba a verla antes de una tarde de música, y otras me acompañaba. Era un sentimiento lindo para alguien como yo, a veces no podía creerme el hecho de estar con ella, en si quería mi vida entera con ella. Podríamos estar horas y horas juntos. La llevaba a andar en mi bicicleta como la primera vez, salíamos a nadaren el verano, íbamos a mi casa en el bosque, juntos a talleres de música o pintura. Podría decirse que la pasábamos bien, y se me hacía imposible no estar con ella en algún momento del día. Viajes, cd's comprados, música, letras, una vida llevada acabo. Me traía tan loco, más loco que nunca y eso me demostraba que tal vez, ella era la única que quería en mi vida.
No pasaron meses, sino años con los que viví junto a ella. Y sí, ya estábamos casados, una maravillosa vida estábamos llevando. Era raro, muy raro, la había conocido así como de la nada y sí, ahora me encontraba casado con ella. Martha, una chica muy hermosa, de una familia de clase alta, querida por la mayoría, había terminado conmigo, Paul Wesley, un americano viviendo en Liverpool, de clase media con padres separados.
Eramos tan felices, pero algo pasó, ella no volvió, salió y nunca volvió.
***
Comencé a enviar carta por carta, nada de esto tenía sentido para mi, nada me convencía. Los avisos de la familia, esas frases como "ella esta muerta", no, no lo creía. Sabía que algo había pasado, y que no tenía que ver con la muerte, ella me había dejado, sí. Nadie podía pararme, me encontraba en la eterna soledad, en esa casa que solíamos compartir. Y sí, no había logrado nadie convencerme de ese hecho. La extrañaba demasiado, extrañaba todo de ella, no pasaba ni un día en que me doliera saber que no estaba conmigo. Hombre tío, seguro que parece una locura, pero no podía, no llegaba mi estado mental al creer eso, no, ella estaba viva. ¿Lo estaba? Otra carta, más de 256 cartas. Mis manos estaban cansadas de escribir y escribir, además de que cada una diferente. Preguntas como, ¿por qué me dejaste? ¿dónde te encuentras? ¿estas conmigo? ¿aún me amas? Podría mandar más de estas porque ella era mi todo, totalmente mi todo. Cómo dejarla, no entraba en mi eso. Bastantes años para no creer en lo que mis seres queridos decían de mi mujer, muchos años. Vivo con dolor, no quería pensar cosas malas de ella, no de Martha. Oh si supieras lo cuanto que te extraño, Martha querida.
- here pls.:
- bueno, hola. me llamo camille, doce y argentina, bla bla u know. well el caso es que traigo este shot un poco raro, ni siquiera sé si lo entendieron. resumen jé; el chico se enamora de una chica, viven felices, ella muere en un accidente automovilístico y él no lo puede creer, sólo piensa que ella se fue y lo olvidó, por eso le manda cartas. (?) espero que entiendan, y ta, los representantes son rachel mcadams y ryan gosling. espero que les guste<3 eso besoss.
Última edición por vicious. el Vie 17 Oct 2014, 10:56 am, editado 3 veces
ceonella.
Temas similares
» ☺ more popular than jesus ☺
» dear mommy {one-shot.
» One Shot - Dear Liam - Niam
» Dear Harry |Larry Stylinson| One Shot
» Dear Cupid / Dear Death.[Louis Tomilson]
» dear mommy {one-shot.
» One Shot - Dear Liam - Niam
» Dear Harry |Larry Stylinson| One Shot
» Dear Cupid / Dear Death.[Louis Tomilson]
O W N :: Originales :: Originales :: One Shot's (originales)
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Ayer a las 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.