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Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA
Capítulo 14
Harry cerró los ojos y contó hasta diez, pero cuando terminó y volvió a ver, Canin y Riley aún estaban en la sala de Louis, y Louis no estaba.
Él siguió adelante y en silencio, agregó “mierda y maldición” a su anterior “joder”, pero las palabras soeces no hicieron nada para aliviar el remolino de caos en su interior.
«Es por eso que siempre te mantenías a cierta distancia en tus relaciones. Si jodidamente no te importara malditamente tanto, no habrías abierto la boca sin pensar antes». Su quinta ley. Nunca dejes que un hombre se convierta en lo suficientemente importante como para romperte.
Y aquí estaba Harry de pie, una sola noche de sexo en su haber y un violento incidente con su amante, y Louis ya tenía a Harry hecho nudos.
Exhalando, Harry se frotó la tensión en su boca. —Es por eso que no me quieres con él —dijo, los ojos fijos en Canin—. Porque sabes que la voy a joder.
—Ni siquiera de cerca —respondió Canin. El jodido bastardo parecía estar luchando para no sonreír—. El hecho de que la hayas jodido magistralmente me hace sentir mucho mejor con respecto a ustedes dos juntos. Sin embargo te daré un consejo gratuito. No dejes que se agrave. —Giró la cabeza hacia el pasillo—. Los hermanos Tomlinson tienen una manera de poner una pared si no te mueves y arreglas el problema rápidamente.
—No Louis —murmuró Harry, la ira contra sí mismo agitó sus entrañas—. Él no conoce la manera de esconderse de mí. De todos modos desde que empezamos a trabajar juntos. —Y eso era parte del problema. Louis era muy sincero y eso aumentaba su atractivo ante Harry. «Lo hace mucho más importante para mí».
Riley tomó su abrigo de la parte trasera del sofá. —Si me das las llaves —dijo, mirando a Harry—, me iré y todo será mucho menos torpe con una persona menos aquí.
—Secundo eso. —Canin se levantó y también se dirigió hacia la puerta—. Cuando llame a Kasey, voy a tratar de convencerla que Louis está en reposo y que no lo moleste esta noche, pero no hago promesas. —Tomó la chaqueta del armario, mientras Harry entregaba las llaves de su apartamento a Riley— . Es inteligente que resuelvas esto rápido.
Harry asintió en lugar de decir adiós. Su mente vagaba hacia Louis en el dormitorio y su absoluta furia ante la orden de Harry. Harry se frotó la pierna cuando el dolor estalló. Era jodidamente ridículo, pero juraría que le dolía en este momento porque no estaba en sintonía con Louis. Cuando Louis había permitido a Harry sostenerlo, limpiarlo, y meterlo en la cama, Harry no había sentido dolor ni pulsaciones en su muslo o cadera. Ahora, palpitaba con el ritmo de su propio corazón mientras caminaba hacia el gran dormitorio.
«¿Qué infiernos se supone que tengo que decir?» Harry nunca se había explicado o dado disculpas.
Resultó que Harry no tuvo que decir ni una palabra. En el segundo que puso un pie en la habitación de Louis, Louis se giró hacia él, con los oscuros ojos llenos de fuego. —Jódete, Harry. Es muy duro para mí trabajar en Seguridad Quinn y hacer el trabajo todos los días sin sentirme un impostor y no sé qué infiernos estoy haciendo cuando estoy rodeado de personas que tienen una erección ante la idea de trabajar en seguridad e investigación. Pero lo intento. Hago mi mejor maldito esfuerzo. Lo que yo no necesito —clavó su dedo en el pecho de Harry con tanta fuerza que lo empujó— es a alguien que se supone que tiene que respaldarme, ordenándome, frente a mi jefe y un jodido compañero de trabajo, que no haga mi trabajo y me trate como un colega inferior. Me humillaste e implicaste que no era capaz de hacer el trabajo. —Louis volvió a empujar su dedo hasta que Harry golpeó contra la pared—. ¿Cómo jodidos crees que me hizo ver ante Canin y Riley? —Empujo otra vez, y cada gramo de su ira alimentaba la de Harry—. ¿Cómo, Harry? ¿Cómo?
—No creo que te hizo ver como nada. —Harry rugió directo en la cara de Louis—. Creo que se vio como que estoy jodidamente enamorado de ti y no sé cómo infiernos manejarlo.
El color de fuego desapareció del rostro de Louis, y se tambaleó hacia atrás hasta que llegó al borde de la cama. — ¿Qué?
—Mierda. —La palabra salió de Harry como un cuchillo dentado. «Acabo de decirle que lo amo»—. Sigues haciéndome esto. —El corazón de Harry bombeada a una velocidad fuera de control. Sabía que tenía que cerrar la boca, pero Louis estaba sentado justo frente a él, tan hermoso, maravilloso y tan asustado, que las palabras siguieron saliendo—. Me sacas de quicio, y hago cosas que normalmente no haría, y dejo salir mierda sin pensar, porque todo lo que puedo hacer es sentir cuando estoy a tu alrededor. Odio no poder lograr mejor control, es por eso que tengo estas reglas. Me han servido bien durante mucho tiempo, pero has aniquilado cada una de ellas. Estás totalmente fuera de los límites que conozco, no tengo la más mínima experiencia en cómo tratarte, y por eso reaccioné tan fuerte en la sala y dije lo que dije. No quise decirlo de la manera en que salió, y siento que pasara frente a otras personas y avergonzarte, pero se me escapó. —El pecho de Harry se tensaba, y entre más miraba a Louis más se estremecía todo su cuerpo—. Cristo, veo esos golpes y la línea roja alrededor de tu cuello, y todo lo que quiero hacer es protegerte. Lo hago de la manera que conozco, lo que me hace salir como un idiota, y soy un imbécil o peor, pero…
Louis colocó su mano sobre la boca de Harry. E inmediatamente suavizó la ruda acción pasando la yema de su pulgar por los labios de Harry. —Te amo, Harry. —Los ojos oscuros de Louis de alguna manera brillaban mientras le susurraba ese voto.
«Oh Jesús. Jesús». Harry quería decir algo, pero su pecho se oprimió demasiado y no tenía ninguna palabra.
Como si Louis supiera que Harry necesitaba más tiempo, la más suave y más dulce sonrisa, junto con una leve inclinación de cabeza, respaldó la declaración de Louis, y Harry estaba a punto de que sus piernas cedieran.
—Entiendo exactamente lo asustado que estás —Louis continuo—, porque yo estaba aterrado por ti cuando ese hijo de puta me dijo que iría por ti. Aún estoy asustado. Sé que el miedo te hizo decir lo que dijiste en la sala, y siento haberme enojado tan rápido. Reaccioné y me calenté sin pensar. Tengo cosas personales que provoca mis inseguridades en Seguridad Quinn, pero te juro que sé que no hiciste nada con la intención de avergonzarme.
Harry tomó la cabeza de Louis y la inclinó hacia atrás para tomar sus labios. —Te juro que no fue mi intención. —Tomó la boca de nuevo, perdiéndose en el roce de la piel—. Nunca haría eso. Te lo prometo.
Louis cubrió las manos de Harry y las arrastró hacia abajo entre sus cuerpos. —Te creo.
—Hazme el amor —le rogó Harry, volviendo a caer en ese lugar de expuesta necesidad. Apartándose del control de Louis, él no podía dejar de tocar a Louis por todas partes, pero el calor del contacto no calentaba su frío interior—. No creo que pueda creer que estás bien hasta que te sienta dentro de mí.
—Shh. Shh. Va a estar bien. —Louis besaba cada centímetro de la cara de Harry; tranquilizarlo con palabras y acciones había funcionado muy bien cuando Harry lo había empleado con Louis un poco de tiempo antes.
«Espera». Harry estaba totalmente rígido. —Lo siento. — Apretó las muñecas de Louis y lo empujó a cierta distancia—. Alguien te atacó. —No pudo evitarlo, se estiró y rozó con el dorso de la mano la mejilla magullada de Louis—. Se supone que tengo que cuidar de ti, no al revés.
Louis giró la cabeza para besar la muñeca de Harry. —Te prometo que no hay mejor medicina para mí que hacer el amor contigo. Aparte, eso —empujó juguetonamente a Harry en la cama, jugando con el deseo que brillaba en su mirada—, hará un trabajo muy bueno de mantenerme despierto. —Louis se quitó la camisa, sólo con una pequeña mueca de dolor mientras la lanzaba a un lado—. ¿No es ese tu trabajo principal? —Bajó hacia Harry y le lamió la boca—. ¿No dejarme dormir?
Harry tomó los labios de Louis con los suyos, dolía por ese hombre hasta el centro. —Eres demasiado bueno para mí. —Su voz se oía como si viniera a través de la grava—. No merezco a alguien tan atento y cariñoso como tú.
Un suave suspiro de Louis inundó de calor el rostro de Harry. —Estamos aquí, Harry. Juntos. Y ambos lo queremos. — Pasó sus dedos por el largo cabello de Harry en una forma muy suave—. Entonces, eso quiere decir que nos merecemos uno al otro.
«Oh Jesucristo, bebé. Cómo te amo». —Termina de desnudarte —ordenó Harry empujando sus propios pantalones y ropa interior—. Te necesito jodidamente tanto. —La vulnerabilidad de Harry le atacó más allá de su capacidad de ocultarlo. Su garganta rascó con ganas de gritar, llorar o gritar, y perderse a sí mismo en el sexo que le permitiría hacerlo sin que pareciera como si estuviera perdiendo la cabeza.
Después de ver a Louis bajar sus pantalones, Harry se dio la vuelta y metió una almohada bajo sus caderas, ofreciendo su culo. —Jódeme, Louis. —Extendió la mano y se aferró a las sábanas—. Hazme sentir. Hazlo duro.
—Déjame prepararte, amor. —Deslizando sus manos por debajo de la parte posterior de la camiseta de Harry, Louis pasó las palmas hacia arriba a ambos lados de la columna de Harry, subiendo la tela hasta la axila y después la cabeza—. Dijiste que ha pasado mucho tiempo para ti.
Harry se aferró a Louis, implorando con su agarre. —Sólo un par de dedos con lubricante. —Empujándose hacia arriba, frotó su culo contra el pene de Louis, jadeando cuando el rígido eje se deslizó dentro de su grieta y rozó su agujero—. Hazlo rápido. No quiero nada más que eso.
Louis murmuraba al oído de Harry, garantías relajantes de que todo estaría bien. Louis se extendió a través de la cama a la mesa de noche. Después de tomar una caja de condones y un tubo de lubricante, rozó su boca en el cabello de Harry, besando el cabello hasta la nuca, con la promesa de que todo sería hermoso y perfecto y todo lo que Harry necesitara.
El sólido peso de Louis sobre la parte superior de Harry, y sus labios, hacían que la piel de Harry zumbara con vida en cada parte besada, y eso no ayudaba a que Harry no se moviera. —Por favor. —Harry tomó la caja de condones y sacó los condones entregando uno a Louis. Apoyó un lado de la cara en las sábanas mientras tomaba el lubricante, lo destapaba y también se lo daba a Louis—. No juegues conmigo esta noche. Sólo te necesito dentro de mí.
—Está bien, amor —le susurró Louis. El sonido del paquete del condón desgarrándose causó que Harry tuviera fugas de eyaculación de pre-semen en la almohada. Entonces cuando el frío lubricante cubrió su agujero, Louis agregó—: Respira —mientras empujaba un dedo por el fuerte anillo de músculos en el culo de Harry.
«Oh, joder». Harry mordió las sábanas para ahogar un gemido gutural. Su entrada ardía con ese primer estiramiento después de tanto tiempo fuera de uso, y su canal despertó con una serie de espasmos que no podía controlar.
Sin darle tiempo para ajustarse, «gracias por entender, bebé», Louis rápidamente giró el dígito incrustado dentro de Harry, tocando cada jodido centímetro del confundido y palpitante canal de Harry. Louis luego encajó un segundo dedo por la entrada que ardía de Harry y lo empujó dentro de su culo hasta el fondo. Tan eficiente como Louis había empujado hacia adentro sus dos dedos, los sacó y los volvió a meter, obteniendo un gemido de Harry cuando su cuerpo luchaba para volver a aprender el proceso de apareamiento. Nada de lo que Louis hacía se sentía, precisamente, bien, pero Harry lo necesitaba, y algo más allá dentro de él estaba en el reino del placer y él lo sabía.
«Sí. Por favor». Harry cerró los ojos y se empujó de nuevo para tener más de la invasión de Louis. «Ha pasado tanto tiempo». Harry se mordió los labios, ahogando otro sonido, cuando placenteras pulsaciones apretaron el recto y jaló sus bolas. Rodó sus caderas lo mejor que pudo hacia los dedos de Louis que lo jodía, rogando de todas las maneras que conocía para que ese hombre lo dominara. «Dámelo».
Louis presionó los labios en la parte baja de la espalda de Harry, lo que hizo temblar a Harry. Una mano fuerte recorrió la columna vertebral de Harry y masajeó su cuello. —Háblame, Harry —dijo Louis, con la boca apoyada en la sensible carne de Harry—. Dime cómo estás. —Mientras hablaba, acariciaba directamente el dulce punto de Harry, enviando su canal a un frenesí y causando que sus piernas temblaran.
—Oh, mierda... —Los dedos de los pies de Harry se curvaron contra las sábanas cuando aceptaba otro ligero roce sobre su próstata—. Es bueno, Louis. —«Por Dios. Jesús». Harry apretó los dientes cuando Louis giró esos dos dedos dentro de él, trabajando en su túnel como un profesional—. Quiero esto. — Parpadeando fuertemente, Harry sacó la cara de su escondite y miró sobre su hombro para encontrar la intensa y amorosa mirada de Louis, esperando por él. La oscura belleza que Harry vio en Louis le quebró la voz—. Jódeme.
Louis tranquilizó a Harry con suaves órdenes, y con cuidadosas acciones cuando retiró sus dedos de su culo. En cuestión de segundos, Louis cubrió a Harry, y tomando con su puño la cabeza de su pene entre sus cuerpos lo guio a la palpitante entrada de Harry. Con el primer contacto, Harry se atragantó con las sensaciones oh-tan-cerca-de-suceder, y Louis recorrió los brazos de Harry para enredar sus dedos, lo que los hizo temblar.
El agarre de Louis en los dedos de Harry podría haber aplastado a un hombre con manos más pequeñas, pero Harry dio la bienvenida a la fuerza para causar moretones. Louis acercó sus labios a la mejilla de Harry y le susurró: —Te he amado siempre, Harry. —Y nada más existía. Eso fue hasta que, «Oh Jesús, Dios en el Cielo, bebé», Louis flexionó las caderas y hundió su pene totalmente dentro del culo de Harry.
Harry gimió bajo y profundo. Sentía como su culo era abierto dando la bienvenida y aceptando a Louis en su interior. Una vez que Louis había enterrado cada centímetro hasta la raíz, el canal de Harry se cerró en torno a él como un perno. Louis sacó su pene del fuerte agarre del canal de Harry, gimiendo cuando cada centímetro de su grosor se raspaba en el culo de Harry. Dejando a Harry vacío y pidiéndose en solo un latido del corazón, Louis empujó de nuevo con una fuerte y menos controlado empuje. Ardiente molestia seguía quemando la entrada de Harry, pero su gruñido era de puro placer al sentir a Louis invadir su ser.
—Oh, Dios... Harry... Harry. —Louis empujó su pene dentro de Harry una tercera y cuarta vez—. Jodida madre, Dios. —Soltando una de las manos de Harry, Louis enterró sus dedos en el cabello de Harry y presionó su cara aún más juntas—. Te sientes tan jodidamente apretado y caliente. — Respiró con fuerza en la mejilla de Harry, humedeciendo la piel. Los ojos de Louis, totalmente abiertos, se veían como profundo pulido ónix. Como si no pudiera controlarse, Louis maldijo cuando empujó su eje en Harry una vez más, extendiendo a Harry tan jodidamente bien. Ambos apretaron las mandíbulas, Louis preguntó—: ¿Te lastimo?
—Ahh, joder no... tan bueno. —Harry gruñó, haciendo todo lo posible para empujar su culo hacia atrás cada vez que Louis empujaba su pene, deseando con todo su ser sentirse dominado por este hombre—. No te detengas. —Giró la mano en la de Louis y presionó palma contra palma, apretándolo con todo su poder mientras Louis apuñalaba su culo con un rudo ritmo de la punta a la empuñadura, estirando el agujero de Harry.
—Jódeme duro —pidió Harry, sin censura—. Oh, mierda, mierda, justo así... —Girando la cabeza, a ciegas, Harry mordió la barbilla de Louis mientras Louis aumentaba el ritmo, empujándose con fuerza dentro del culo de Harry. Con cada empuje de Louis dentro del canal de Harry, claramente aumentaba la confianza del hombre en el apareamiento. Empujaba a Harry a la cama una y otras vez mientras lo jodía.
Pegajoso sudor cubría el pecho de Louis y la espalda de Harry. Cada vez que Louis empujaba las caderas frotaba la suave piel del interior de los muslos de Harry de una manera que le hacía doblar las puntas de los dedos de los pies.
—Tan jodidamente caliente y apretado, Harry —Louis murmuró, su voz llena de cruda admiración. Pasó la lengua por la oreja de Harry y luego la giró alrededor de la concha y lamió una línea hacia el hombro—. Nunca sentí nada igual en mi vida. —Cuando Louis se hundió en Harry, esta vez llenando por completo a Harry con su pene, apretó la mano de Harry y le dio un suave beso en su hombro—. Nunca pensé que dejaras que te amara así.
—Louis... Louis. Oh, joder, bebé. —Una abrumadora emoción hizo que Harry gimiera de una manera que nunca había hecho antes cuando tomaba un pene. Con su culo totalmente lleno, el pene de Harry se puso rígido en un grado doloroso. Sus bolas más sensibles con cada golpe de la piel, y su recto apretaba de forma brutal el grosor del pene enterrado de Louis. Harry gimió una vez más, la mejilla plantada en la almohada, pero se deleitaba con la barbilla de Louis en su hombro.
De alguna manera, Harry logró ver a Louis a los ojos a través de la cercanía y la sombra, y vio el deseo en la mirada de Louis. —Hazme sentir que estás dentro de mi para siempre.
El aliento de Louis se quedó atrapado, la emoción recorrió todo su cuerpo y se deslizó a su pene que estaba deliciosamente dentro del ardiente canal de Harry. —No tengo que marcarte esta primera vez. —Louis jaló el cabello de Harry, bajando la voz cuando le dio un beso. Provocó con sus labios el borde de la boca de Harry con apenas contacto—. Voy a estar aquí, contigo, por el tiempo que me quieras. —Apoyó su frente en la sien de Harry y la boca en el oído de Harry y en voz baja le dijo—: Esa oferta incluye para siempre.
Todo dentro de Harry se unió en una tormenta de fuego a la velocidad de la luz. Sus labios se abrieron, y trató de pronunciar el nombre de Louis, pero no salió nada. Con todo su cuerpo girando en una espiral sobrealimentada, Harry tomó la
boca de Louis en un desesperado beso mientras su interior se retorcía más y más por el tortuoso camino sinuoso hacia la liberación. Su culo chupaba el pene de Louis a su interior, la sensación era tan alucinante que arrancó un grito áspero de Harry y directamente a Louis.
Louis gimió y se apartó de Harry, diciendo con voz entrecortada: —¡Oh Dios, te siento alrededor de mi. —Con otra fuerte contracción del interior de Harry sofocó el pene de Louis. Louis jadeó—: Es tan hermoso.
Harry le dio un beso a Louis con todo lo que tenía, necesitaba el contacto, aterrorizado de perderse por completo cuando el orgasmo continuó golpeando a través de él con la fuerza de un tornado. El culo de Harry volvió a contraerse, y Louis dio una estocada final, temblando cuando su liberación también lo golpeó. Harry se removía debajo de Louis con una fuerza tal para destrozar los huesos, y gritó cuando el dolor recorrió su muslo y cadera. El agudo dolor, ardía como un hijo de puta, pero siguió bombeando su ultrasensible rígido pene en la almohada, y repetidamente un segundo después se corrió sobre la suave tela.
Aún agitado y tratando de recobrar el aliento, Harry intentó empujarse hacia arriba, pero Louis lo mantenía clavado en la cama con su sólido cuerpo.
Con el rostro enterrado en la curva del cuello de Harry, Louis murmuró: —No muevas ni un músculo. —Lo dijo justo antes de morder la nuca de Harry—. Aún no he terminado contigo.
Louis empezó a crear una ruta de besos por los hombros de Harry y la parte superior de la espalda, e inmediatamente comenzó a moverse a las partes del cuerpo recientemente saciadas. Harry se estremeció cuando Louis rozó los labios y bebió la transpiración que salpicaba su carne, e inhalaba el aire con cada nuevo contacto de la ágil lengua del hombre. Louis soltó los dedos de Harry para añadir sus dedos a la mezcla, recorría el cuerpo de Harry que todo el vello del cuerpo de Harry se erizó. Cuando Louis lamía y besaba la columna de Harry, Harry enterró su rostro en la almohada, ahogando otro gemido. Su pene tembló luchando para tener una nueva erección. Cuando Louis llegó a la hendidura del culo de Harry, le dio una suave mordida y luego sopló aire fresco en ella. La suave ropa de cama crujió entre los muslos de Harry, e inmediatamente empujó la tela rozando el aun palpitante anillo del culo de Harry.
—Mierda... oh mierda. —Un segundo roce de la tela sobre el agujero de su culo y cada terminación nerviosa en su culo cobró nueva vida. Harry no pudo evitarlo. Levantó las rodillas, arqueando la espalda y levantando las nalgas en el aire—. ¿Qué estás haciendo, bebé? —Harry sabía lo que quería, pero no se atrevía a esperarlo. No justo ahora. No en este momento.
Harry sintió más que vio la sonrisa de Louis. Joder, estaba marcándolo, mordiendo la curva de la parte superior de su nalga izquierda. —Terminar lo que comencé esta mañana — murmuró Louis—. Podré no tener una gran experiencia —separó las nalgas de Harry y lamió un camino por la grieta—, pero no creo que deba dejar a mi hombre hambriento de algo que ama. —Con esto, Louis movió su lengua hacia atrás y adelante sobre la entrada de Harry, recorriendo el recién utilizado músculo.
«Oh mierda. Maldición. Jodida madre. Hijo de puta». Louis siguió provocando con su lengua alrededor del agujero de Harry; y con un ruido ronco que no pudo reprimir, Harry descaradamente se empujó al contacto. Nadie jamás le había hecho un rimming después de haberlo jodido, y el extremadamente sensible recién tomado canal de su culo aumentaba las sensaciones al cien. Harry ya anhelaba ese tipo de beso más de lo que sus parejas sabían, y Louis de alguna manera lo averiguó e hizo la mejor y más íntima lamida que en este momento hizo trisas las reservas de Harry.
—Joder, hazlo. —Cada gutural gemido que Harry liberaba se oía cada vez menos y menos humano. Empujó su culo hacia la cara de Louis, sin importarle lo que el otro hombre quería ni cómo el movimiento aumentó tensión en su pierna—. Cómeme.
Louis gruñó, con el rostro hundido entre las nalgas de Harry. Palmeó el trasero de Harry y luego separó las nalgas, recorriendo con su lengua y chupándolo y finalmente probando el agujero de Harry. Harry animó a Louis empujándose a su lenguaje soez, y Louis se acomodó con palmadas, lamidas y penetrando el pulsante anillo de Harry, todo mientas murmuraba sonidos que le decían a Harry que lo estaba disfrutando tanto como él.
Músculos que Harry incluso había olvidado que tenía, se tensaron mientras se sostenía durante el rudo ataque de Louis. Justo cuando Harry no creía que siquiera pudiera respirar, mucho menos manejar el placer que Louis con tanta libertad le ofrecía, Louis deslizó su lengua en el interior de su culo. «Por Dios. Jesús». Harry se permitió soltar otro desgarrador grito de su garganta. «Sí». Louis entraba en el cuerpo de Harry una y otra vez, trabajando cada una de las innumerables terminaciones nerviosas en un salvaje frenesí. La acción lanzó a Harry a una vorágine de puro deseo en el que nada más importaba. Louis recorrió y chupó el sensible agujero de Harry y luego gimió antes de empujar de nuevo su lengua en el culo de Harry. Cada movimiento estaba empapado de tanta intimidad que rápidamente catapultó a Harry hacia su fase final.
—Ayúdame. —Retorciéndose de arriba hacia abajo, moviéndose fuera de control, Harry metió la mano entre sus piernas para agarrar su duro pene y lo jaló, Louis hundió su lengua de nuevo en su canal, jodiéndolo de una manera que hizo que Harry aullara con la necesidad de arrancarse su propia piel—. Oh, cristo, bebé. —Harry se jaló con rudeza, el dolor y el placer eran uno—. Eso duele tan jodidamente bien.
Louis mordió la curva interior del culo de Harry, y luego le ordenó que se diera la vuelta. Ayudó a Harry a acomodarse de espalda, y por primera vez, Harry vio la mirada llena de lujuria, deseo y profunda necesidad en los ojos de Louis. Con las rodillas entre los muslos de Harry, Louis cubrió la mano de Harry con la suya, y con ello sumó su fuerza a la masturbación. Con su mirada ardiendo con intensidad, Louis luego bajo y le dio un suave beso en la gran cicatriz de la cadera de Harry.
Un estremecimiento y un grito se escapó de Harry, y enterró los dedos en el cabello de Louis. «¡Oh Jesús! Jesús». Louis siguió prestando una atención amorosa a sus cicatrices, y la presión inesperada se construía detrás de los ojos de Harry. Su pecho se oprimió con el dulce shock del terrible amor que lo consumía. «No».
Instintivamente Harry encajó la cabeza en la almohada y aumentó del ritmo de cada golpe sobre su pene, enfocado en el placer físico de una masturbación, algo a lo que ningún hombre podía negarse. Louis mantuvo su mano sobre la de él, asegurándose de que cada centímetro del eje de Harry y sus bolas recibieran constante contacto. Pronto Harry gemía y agitaba su culo en la cama cuando cada gota de sangre de su cuerpo se precipitó a su pene y de alguna manera lo tenía duro de nuevo.
Una vez que Louis recorrió toda la cadera y muslo de Harry con besos, se abrió camino hacia el interior de la pierna, separándolas una vez más. Lamió el agujero de Harry, y Harry contuvo el aliento, mientras era provocado, su agujero y canal preparándose para ser tomados. Negándole eso a Harry, Louis se movió hacia arriba y movió su lengua sobre el agujero, jugando con Harry no lo suficiente como para hacerle rogar, y luego pasó la lengua por «oh joder» sus bolas. Justo en el borde de la navaja, Harry se mordió los labios, saboreando la sangre, ya que sufría el alegre tormento de Louis lamiendo sus bolas. Louis deslizó cada esfera a sus labios para la más pequeña jodida chupada, sólo lo suficiente para recordar a Harry lo muy bueno que se sentía el tener sus bolas en el húmedo calor de la boca de un hombre, pero luego las dejó antes de que Harry pudiera quedar totalmente perdido en el placer.
En el segundo que Louis soltó la bola izquierda de Harry, utilizó la lengua para recorrer un húmedo camino hasta la raíz de Harry, donde rozó los dientes alrededor de la base peluda.
—Cristo, bebé. —Harry se estremeció soltando tempranos chorros perlas de semilla, pero Louis siguió adelante. Louis dejó de masturbarlo y recorrió una línea con su lengua sobre la parte inferior del pene de Harry. Harry jadeó mientras observaba, apenas capaz de recuperar el aliento—. Estás matándome —dijo en un tono áspero, sin saber si quería que se detuviera, o pedir que la experiencia durase para siempre.
Louis miraba a Harry con el más sexy brillo perverso de un hombre aprendiendo su poder. —No creo que lo esté haciendo. —Pasó la lengua alrededor de la cabeza del pene de Harry, por lo que el pene de Harry escurría más gotas de pre- semen—. Te ves muy estoico para mí. —Con un perezoso parpadeo, Louis entreabrió los labios y en un suave movimiento tragó el pene de Harry casi todo el camino hasta la maldita base.
«Hijo de puta». Ante una oleada de exquisito y alucinante placer, Harry gruñó y tomó las sábanas para detener un ronco grito que quería liberarse. Olvídese de sus terminaciones nerviosas que gritaban dentro de los límites de la maravillosa boca de Louis, rogando para dejarse ir y descargar sin cesar en la garganta de Louis. Harry había experimentado contenerse durante una mamada. Pero, buen Cristo. Louis mantenía su hermosa y oscura mirada en la suya, mientras se balanceaba arriba y abajo en el pene de Harry, y la vista de esa increíble boca envuelta alrededor de su pene aumentó sus bolas a proporciones dolorosas. Cada pedacito del cuerpo de Harry le gritaba que se dejara ir y explotara en el más agudo e increíble orgasmo que alguna vez había conocido. Al mismo tiempo, la caliente determinación en los ojos de Louis estimulaba a la combativa bestia en Harry que se estremecía entre el conflicto y el desafío.
Harry no podía sonreír de forma fácil ni en sus mejores días, y ahora era imposible. Sin embargo, se obligó a aflojar su control sobre el cabello Louis, y pasar los dedos a través del cabello como si estuvieran en medio de un picnic en un soleado domingo por la tarde. —Mámame toda la noche. —Harry habló con los dientes apretados en su esfuerzo por no perder su mierda, pero él no quería romperse primero—. No vas a hacerme correr.
Después de dejar que la longitud de Harry se deslizara dentro de su boca. Louis volvió a gemir, algo francamente atractivo, y debilitó la voluntad de Harry. Con una última lamida hasta la punta, Louis se arrastró sobre Harry y pegó juntos torso con torso. Moviéndose alineó sus penes y en un segundo movimiento Louis estiró las manos de Harry por encima de su cabeza y las sostuvo en su lugar.
Mirando profundamente a los ojos a Harry, sin alejar que se escondiera, Louis empezó una lenta rutina fácil. Frotó sus ardientes erecciones entre sí con tal presión y un completo suave movimiento que Harry no creía que este hombre estuviera plenamente consciente de que excitaba cada uno de los botones que Harry no había sentido en años.
La respiración se convirtió en algo tangible para Harry con cada lento empuje que Louis le entregaba, y el constante toque del rígido eje contra rígido eje tomó las reservas de Harry. Se encontraba cautivado y capturado por la mirada de su amante, que lo enviaba a un lugar mucho más profundo, que no tenía nada que ver con la liberación sexual. El segundo desafío se convirtió en algo que Harry temía que no podría vencer. «Tienes que hacerlo».
En un esfuerzo por tomar el control, Harry enredó sus piernas con las de Louis y trató de rodar al hombre sobre su espalda. Ellos terminaron de lado, y para colmo, Louis terminó encerrando a Harry entre sus piernas y no al revés. Sus ojos brillaban y continuó moviéndose contra la ingle de Harry y Harry frunció el ceño y le robó un beso en un esfuerzo por distraer la atención de la increíble belleza que lo tenía tan cerca.
—La fricción es asombrosa pero no me hará correr. —La voz de Harry apenas salió—. Crees que eres un semental y tan condenadamente inteligente y lindo —murmuró, dándole otro beso—. Un rock star, justo como te digo.
Louis desenredó una mano y acarició la mejilla de Harry. Su sonrisa era pequeña, pero llegó justo al corazón de Harry. — Creo que eres increíble y maravilloso, Harry. —Se giró y vio sus dedos, como si estuviera asombrado de ver sus yemas recorrer la frente, pómulos y labios de Harry. Finalmente, se giró de nuevo para mirarlo a los ojos y le susurró en un tono áspero—: Y soy tan afortunado de amarte.
«Mierda». El pecho de Harry se oprimió, y su garganta se cerró por la abrumadora emoción. —Jesús, hombre. —Tomó un puñado de cabello de Louis y lo jaló junto a su boca—. También te amo.
Sus labios se encontraron, llenos de necesidad amortiguando sus gritos gemelos, manteniendo sus bocas fusionadas en una comunión común. Louis pasó su mano alrededor del cuello de Harry para mantenerlo cerca, y Harry sabía como el infierno que podría arrancarle el cabello a Louis con la fuerza con la que lo jalaba, pero no podía evitarlo. Harry se estremeció cuando chorros de eyaculación manchaban el vientre de Louis, se estremeció con cada chorro caliente de la semilla que recubría el abdomen de Louis. Harry absorbía los temblores que también recorrían a Louis.
Con los ojos cerrados, respiraron al unísono por un largo tiempo, sus bocas aun tocándose, pero no tan desesperadamente. Sus cuerpos se movían juntos, como si trabajaran como una sola unidad, a pesar de que Louis no había reingresado al culo de Harry. Ellos se sostenían uno tan cerca del otro que de inmediato Harry sintió que Louis entraba en un patrón de respiración superficial y la tensión empezó a salir de su cuerpo.
Harry de inmediato abrió los ojos y encontró que Louis aún los tenía cerrados. «A él le gusta dormir después de tener sexo». Dado que nadie estaba mirando, Harry dejó escapar una pequeña sonrisa. —Necesitas despertar, dulzura. —Harry no se perdió las contusiones en la cara, el cuello y la espalda—. Dame al menos unas horas.
—No estoy durmiendo —respondió Louis, con una media sonrisa ya en sus labios—. Estoy repitiendo mentalmente la magnificencia de lo que acaba de suceder.
—No hagas eso. —Girándose boca arriba con un gemido, Harry ajustó su pene, pero pensó mejor sobre tocarse después de tan corto espacio de tiempo, en su lugar acomodó un par de almohadas detrás de su cabeza—. Podrás ser capaz de levantarte de nuevo, pero yo no.
Finalmente abriendo los ojos, Louis se quedó a su lado, pero apoyó la cabeza en la mano. —Entonces, habla conmigo. ¿Vas a hablarme acerca de Nicole? —Hizo una pausa para masticar la uña, pero luego cerró la mano, la puso sobre la cama, y se encontró de nuevo con la mirada de Harry—. ¿Cómo ella terminó siendo tu novia por tanto tiempo? Y no necesito ni quiero un historial completo de tus ex novios, pero ¿puedes al menos hablarme de Ryan?
«Mierda». Harry exhaló cuando de forma automática la tensión jaló sus músculos tensos. «Le dijiste que lo amas, y sabes lo que eso significa. No puedes hacer eso sin proporcionar información importante acerca de tu vida».
Harry respiró y se obligó a seguir mirando a Louis. — Nicole es una mujer increíblemente hermosa, como sabes. Desde el momento en que entró en nuestro distrito, siendo una uniformada en ese entonces, los hombres la acosaban a diestra y siniestra y era difícil que la tomaran en serio. La historia demuestra que probablemente no era así. No sé cómo —las palabras salían de Harry un poco demasiado rápido—, pero ellas descubrió mi sexualidad casi desde el principio. Necesitaba una manera de venir a trabajar todos los días con un tácito letrero que dijera “ESTOY TOMADA, NO ME TOQUEN”. Ella necesitaba a un hombre en el recinto, uno que sea respetado y los otros policías lo tomaran en serio, y yo era el único que podría hacer ese trabajo para ella. Dado que a veces necesitas tener una cita para las funciones, tener una novia me ayudó muchísimo.
Louis asintió. —Ambos necesitaban una cubierta —dijo, asintiendo una vez más, que Harry tomó como un estímulo—. Eso tiene sentido.
—Absolutamente. —No había juicio en la mirada de Louis. Sólo curiosidad y cariño. Harry se acomodó de lado de cara a Louis, ansiando la calidez y la intimidad—. En cuanto a Ryan, bueno... —«Cristo, juré que nunca le diría a otro hombre esto». Vieja humillación aún afectaba a Harry, y podía sentir las palabras que pondrían fin a este tema en su garganta para liberarse
Con sus ojos suaves como el chocolate con leche, Louis tomó la mano de Harry y la llevó a su pecho. —Puedes dejar eso, Harry. —Frotó con sus dedos la tensión que Harry podía sentir tirando su cara—. No es una condición para nuestra relación.
«Dale esto. Él se lo ha ganado». Empujando a través de su inclinación a callarse, Harry abrió una vena para Louis. — Ryan me fue infiel por un largo tiempo antes de realmente terminar conmigo.
El jadeo de Louis llenó la habitación. —Lo siento mucho. —Inmediatamente colocó la mano en la mejilla de Harry—. No es de extrañar que estés luchando por confiar en mí. Debe haberte aplastado.
Después de una temblorosa exhalación, Harry respiró profundamente, esperando que la sensación de ahogo cediera. La segunda respiración fue más fácil, y le asombró como el infierno fuera que la tercera se sintiera normal. —Eso jodidamente me dolió más que casi cualquier cosa —se encontró admitiéndolo—, y sólo recientemente he sido capaz de admitir qué tanto. No es fácil perdonar a Ryan, pero estoy llegando a eso.
—Sospecho que es más que la mayoría de las personas son capaces de hacer. —Una vez más, Louis lo vio de manera tan abierta que Harry se sentía como el héroe de este hombre. «Ridículo. Pero de alguna manera cierto. Mierda. ¿Cómo es esto posible?»
—Requiere valor perdonar a alguien que te ofendió y lastimó —añadió Louis.
El calor quemó la piel de Harry. —No estoy seguro de eso.
—Cuéntame más sobre Nicole. O Ryan. —Mirándolo fijamente, Louis apretó la mano de Harry contra el golpe constante de su corazón—. Sólo si quieres.
Harry se encontró compartiendo algo de su pasado con Louis. Louis interrumpió con pequeños comentarios de su historia personal. Haciendo una pausa para acomodar una almohada contra su pecho, Harry se encontraba continuamente sorprendido de que hablar de su ex no se sintiera demasiado incómodo o escandalosamente mal.
«Este es Louis». Harry en silencio repitió el nuevo mantra que había repetido los últimos días. Mientras veía al hombre, escuchar con total atención, nunca se había sentido tan protegido y cuidado en su vida. «Se debe a que Louis es diferente».
«Él es el único».
«Mierda».
Harry cerró los ojos y contó hasta diez, pero cuando terminó y volvió a ver, Canin y Riley aún estaban en la sala de Louis, y Louis no estaba.
Él siguió adelante y en silencio, agregó “mierda y maldición” a su anterior “joder”, pero las palabras soeces no hicieron nada para aliviar el remolino de caos en su interior.
«Es por eso que siempre te mantenías a cierta distancia en tus relaciones. Si jodidamente no te importara malditamente tanto, no habrías abierto la boca sin pensar antes». Su quinta ley. Nunca dejes que un hombre se convierta en lo suficientemente importante como para romperte.
Y aquí estaba Harry de pie, una sola noche de sexo en su haber y un violento incidente con su amante, y Louis ya tenía a Harry hecho nudos.
Exhalando, Harry se frotó la tensión en su boca. —Es por eso que no me quieres con él —dijo, los ojos fijos en Canin—. Porque sabes que la voy a joder.
—Ni siquiera de cerca —respondió Canin. El jodido bastardo parecía estar luchando para no sonreír—. El hecho de que la hayas jodido magistralmente me hace sentir mucho mejor con respecto a ustedes dos juntos. Sin embargo te daré un consejo gratuito. No dejes que se agrave. —Giró la cabeza hacia el pasillo—. Los hermanos Tomlinson tienen una manera de poner una pared si no te mueves y arreglas el problema rápidamente.
—No Louis —murmuró Harry, la ira contra sí mismo agitó sus entrañas—. Él no conoce la manera de esconderse de mí. De todos modos desde que empezamos a trabajar juntos. —Y eso era parte del problema. Louis era muy sincero y eso aumentaba su atractivo ante Harry. «Lo hace mucho más importante para mí».
Riley tomó su abrigo de la parte trasera del sofá. —Si me das las llaves —dijo, mirando a Harry—, me iré y todo será mucho menos torpe con una persona menos aquí.
—Secundo eso. —Canin se levantó y también se dirigió hacia la puerta—. Cuando llame a Kasey, voy a tratar de convencerla que Louis está en reposo y que no lo moleste esta noche, pero no hago promesas. —Tomó la chaqueta del armario, mientras Harry entregaba las llaves de su apartamento a Riley— . Es inteligente que resuelvas esto rápido.
Harry asintió en lugar de decir adiós. Su mente vagaba hacia Louis en el dormitorio y su absoluta furia ante la orden de Harry. Harry se frotó la pierna cuando el dolor estalló. Era jodidamente ridículo, pero juraría que le dolía en este momento porque no estaba en sintonía con Louis. Cuando Louis había permitido a Harry sostenerlo, limpiarlo, y meterlo en la cama, Harry no había sentido dolor ni pulsaciones en su muslo o cadera. Ahora, palpitaba con el ritmo de su propio corazón mientras caminaba hacia el gran dormitorio.
«¿Qué infiernos se supone que tengo que decir?» Harry nunca se había explicado o dado disculpas.
Resultó que Harry no tuvo que decir ni una palabra. En el segundo que puso un pie en la habitación de Louis, Louis se giró hacia él, con los oscuros ojos llenos de fuego. —Jódete, Harry. Es muy duro para mí trabajar en Seguridad Quinn y hacer el trabajo todos los días sin sentirme un impostor y no sé qué infiernos estoy haciendo cuando estoy rodeado de personas que tienen una erección ante la idea de trabajar en seguridad e investigación. Pero lo intento. Hago mi mejor maldito esfuerzo. Lo que yo no necesito —clavó su dedo en el pecho de Harry con tanta fuerza que lo empujó— es a alguien que se supone que tiene que respaldarme, ordenándome, frente a mi jefe y un jodido compañero de trabajo, que no haga mi trabajo y me trate como un colega inferior. Me humillaste e implicaste que no era capaz de hacer el trabajo. —Louis volvió a empujar su dedo hasta que Harry golpeó contra la pared—. ¿Cómo jodidos crees que me hizo ver ante Canin y Riley? —Empujo otra vez, y cada gramo de su ira alimentaba la de Harry—. ¿Cómo, Harry? ¿Cómo?
—No creo que te hizo ver como nada. —Harry rugió directo en la cara de Louis—. Creo que se vio como que estoy jodidamente enamorado de ti y no sé cómo infiernos manejarlo.
El color de fuego desapareció del rostro de Louis, y se tambaleó hacia atrás hasta que llegó al borde de la cama. — ¿Qué?
—Mierda. —La palabra salió de Harry como un cuchillo dentado. «Acabo de decirle que lo amo»—. Sigues haciéndome esto. —El corazón de Harry bombeada a una velocidad fuera de control. Sabía que tenía que cerrar la boca, pero Louis estaba sentado justo frente a él, tan hermoso, maravilloso y tan asustado, que las palabras siguieron saliendo—. Me sacas de quicio, y hago cosas que normalmente no haría, y dejo salir mierda sin pensar, porque todo lo que puedo hacer es sentir cuando estoy a tu alrededor. Odio no poder lograr mejor control, es por eso que tengo estas reglas. Me han servido bien durante mucho tiempo, pero has aniquilado cada una de ellas. Estás totalmente fuera de los límites que conozco, no tengo la más mínima experiencia en cómo tratarte, y por eso reaccioné tan fuerte en la sala y dije lo que dije. No quise decirlo de la manera en que salió, y siento que pasara frente a otras personas y avergonzarte, pero se me escapó. —El pecho de Harry se tensaba, y entre más miraba a Louis más se estremecía todo su cuerpo—. Cristo, veo esos golpes y la línea roja alrededor de tu cuello, y todo lo que quiero hacer es protegerte. Lo hago de la manera que conozco, lo que me hace salir como un idiota, y soy un imbécil o peor, pero…
Louis colocó su mano sobre la boca de Harry. E inmediatamente suavizó la ruda acción pasando la yema de su pulgar por los labios de Harry. —Te amo, Harry. —Los ojos oscuros de Louis de alguna manera brillaban mientras le susurraba ese voto.
«Oh Jesús. Jesús». Harry quería decir algo, pero su pecho se oprimió demasiado y no tenía ninguna palabra.
Como si Louis supiera que Harry necesitaba más tiempo, la más suave y más dulce sonrisa, junto con una leve inclinación de cabeza, respaldó la declaración de Louis, y Harry estaba a punto de que sus piernas cedieran.
—Entiendo exactamente lo asustado que estás —Louis continuo—, porque yo estaba aterrado por ti cuando ese hijo de puta me dijo que iría por ti. Aún estoy asustado. Sé que el miedo te hizo decir lo que dijiste en la sala, y siento haberme enojado tan rápido. Reaccioné y me calenté sin pensar. Tengo cosas personales que provoca mis inseguridades en Seguridad Quinn, pero te juro que sé que no hiciste nada con la intención de avergonzarme.
Harry tomó la cabeza de Louis y la inclinó hacia atrás para tomar sus labios. —Te juro que no fue mi intención. —Tomó la boca de nuevo, perdiéndose en el roce de la piel—. Nunca haría eso. Te lo prometo.
Louis cubrió las manos de Harry y las arrastró hacia abajo entre sus cuerpos. —Te creo.
—Hazme el amor —le rogó Harry, volviendo a caer en ese lugar de expuesta necesidad. Apartándose del control de Louis, él no podía dejar de tocar a Louis por todas partes, pero el calor del contacto no calentaba su frío interior—. No creo que pueda creer que estás bien hasta que te sienta dentro de mí.
—Shh. Shh. Va a estar bien. —Louis besaba cada centímetro de la cara de Harry; tranquilizarlo con palabras y acciones había funcionado muy bien cuando Harry lo había empleado con Louis un poco de tiempo antes.
«Espera». Harry estaba totalmente rígido. —Lo siento. — Apretó las muñecas de Louis y lo empujó a cierta distancia—. Alguien te atacó. —No pudo evitarlo, se estiró y rozó con el dorso de la mano la mejilla magullada de Louis—. Se supone que tengo que cuidar de ti, no al revés.
Louis giró la cabeza para besar la muñeca de Harry. —Te prometo que no hay mejor medicina para mí que hacer el amor contigo. Aparte, eso —empujó juguetonamente a Harry en la cama, jugando con el deseo que brillaba en su mirada—, hará un trabajo muy bueno de mantenerme despierto. —Louis se quitó la camisa, sólo con una pequeña mueca de dolor mientras la lanzaba a un lado—. ¿No es ese tu trabajo principal? —Bajó hacia Harry y le lamió la boca—. ¿No dejarme dormir?
Harry tomó los labios de Louis con los suyos, dolía por ese hombre hasta el centro. —Eres demasiado bueno para mí. —Su voz se oía como si viniera a través de la grava—. No merezco a alguien tan atento y cariñoso como tú.
Un suave suspiro de Louis inundó de calor el rostro de Harry. —Estamos aquí, Harry. Juntos. Y ambos lo queremos. — Pasó sus dedos por el largo cabello de Harry en una forma muy suave—. Entonces, eso quiere decir que nos merecemos uno al otro.
«Oh Jesucristo, bebé. Cómo te amo». —Termina de desnudarte —ordenó Harry empujando sus propios pantalones y ropa interior—. Te necesito jodidamente tanto. —La vulnerabilidad de Harry le atacó más allá de su capacidad de ocultarlo. Su garganta rascó con ganas de gritar, llorar o gritar, y perderse a sí mismo en el sexo que le permitiría hacerlo sin que pareciera como si estuviera perdiendo la cabeza.
Después de ver a Louis bajar sus pantalones, Harry se dio la vuelta y metió una almohada bajo sus caderas, ofreciendo su culo. —Jódeme, Louis. —Extendió la mano y se aferró a las sábanas—. Hazme sentir. Hazlo duro.
—Déjame prepararte, amor. —Deslizando sus manos por debajo de la parte posterior de la camiseta de Harry, Louis pasó las palmas hacia arriba a ambos lados de la columna de Harry, subiendo la tela hasta la axila y después la cabeza—. Dijiste que ha pasado mucho tiempo para ti.
Harry se aferró a Louis, implorando con su agarre. —Sólo un par de dedos con lubricante. —Empujándose hacia arriba, frotó su culo contra el pene de Louis, jadeando cuando el rígido eje se deslizó dentro de su grieta y rozó su agujero—. Hazlo rápido. No quiero nada más que eso.
Louis murmuraba al oído de Harry, garantías relajantes de que todo estaría bien. Louis se extendió a través de la cama a la mesa de noche. Después de tomar una caja de condones y un tubo de lubricante, rozó su boca en el cabello de Harry, besando el cabello hasta la nuca, con la promesa de que todo sería hermoso y perfecto y todo lo que Harry necesitara.
El sólido peso de Louis sobre la parte superior de Harry, y sus labios, hacían que la piel de Harry zumbara con vida en cada parte besada, y eso no ayudaba a que Harry no se moviera. —Por favor. —Harry tomó la caja de condones y sacó los condones entregando uno a Louis. Apoyó un lado de la cara en las sábanas mientras tomaba el lubricante, lo destapaba y también se lo daba a Louis—. No juegues conmigo esta noche. Sólo te necesito dentro de mí.
—Está bien, amor —le susurró Louis. El sonido del paquete del condón desgarrándose causó que Harry tuviera fugas de eyaculación de pre-semen en la almohada. Entonces cuando el frío lubricante cubrió su agujero, Louis agregó—: Respira —mientras empujaba un dedo por el fuerte anillo de músculos en el culo de Harry.
«Oh, joder». Harry mordió las sábanas para ahogar un gemido gutural. Su entrada ardía con ese primer estiramiento después de tanto tiempo fuera de uso, y su canal despertó con una serie de espasmos que no podía controlar.
Sin darle tiempo para ajustarse, «gracias por entender, bebé», Louis rápidamente giró el dígito incrustado dentro de Harry, tocando cada jodido centímetro del confundido y palpitante canal de Harry. Louis luego encajó un segundo dedo por la entrada que ardía de Harry y lo empujó dentro de su culo hasta el fondo. Tan eficiente como Louis había empujado hacia adentro sus dos dedos, los sacó y los volvió a meter, obteniendo un gemido de Harry cuando su cuerpo luchaba para volver a aprender el proceso de apareamiento. Nada de lo que Louis hacía se sentía, precisamente, bien, pero Harry lo necesitaba, y algo más allá dentro de él estaba en el reino del placer y él lo sabía.
«Sí. Por favor». Harry cerró los ojos y se empujó de nuevo para tener más de la invasión de Louis. «Ha pasado tanto tiempo». Harry se mordió los labios, ahogando otro sonido, cuando placenteras pulsaciones apretaron el recto y jaló sus bolas. Rodó sus caderas lo mejor que pudo hacia los dedos de Louis que lo jodía, rogando de todas las maneras que conocía para que ese hombre lo dominara. «Dámelo».
Louis presionó los labios en la parte baja de la espalda de Harry, lo que hizo temblar a Harry. Una mano fuerte recorrió la columna vertebral de Harry y masajeó su cuello. —Háblame, Harry —dijo Louis, con la boca apoyada en la sensible carne de Harry—. Dime cómo estás. —Mientras hablaba, acariciaba directamente el dulce punto de Harry, enviando su canal a un frenesí y causando que sus piernas temblaran.
—Oh, mierda... —Los dedos de los pies de Harry se curvaron contra las sábanas cuando aceptaba otro ligero roce sobre su próstata—. Es bueno, Louis. —«Por Dios. Jesús». Harry apretó los dientes cuando Louis giró esos dos dedos dentro de él, trabajando en su túnel como un profesional—. Quiero esto. — Parpadeando fuertemente, Harry sacó la cara de su escondite y miró sobre su hombro para encontrar la intensa y amorosa mirada de Louis, esperando por él. La oscura belleza que Harry vio en Louis le quebró la voz—. Jódeme.
Louis tranquilizó a Harry con suaves órdenes, y con cuidadosas acciones cuando retiró sus dedos de su culo. En cuestión de segundos, Louis cubrió a Harry, y tomando con su puño la cabeza de su pene entre sus cuerpos lo guio a la palpitante entrada de Harry. Con el primer contacto, Harry se atragantó con las sensaciones oh-tan-cerca-de-suceder, y Louis recorrió los brazos de Harry para enredar sus dedos, lo que los hizo temblar.
El agarre de Louis en los dedos de Harry podría haber aplastado a un hombre con manos más pequeñas, pero Harry dio la bienvenida a la fuerza para causar moretones. Louis acercó sus labios a la mejilla de Harry y le susurró: —Te he amado siempre, Harry. —Y nada más existía. Eso fue hasta que, «Oh Jesús, Dios en el Cielo, bebé», Louis flexionó las caderas y hundió su pene totalmente dentro del culo de Harry.
Harry gimió bajo y profundo. Sentía como su culo era abierto dando la bienvenida y aceptando a Louis en su interior. Una vez que Louis había enterrado cada centímetro hasta la raíz, el canal de Harry se cerró en torno a él como un perno. Louis sacó su pene del fuerte agarre del canal de Harry, gimiendo cuando cada centímetro de su grosor se raspaba en el culo de Harry. Dejando a Harry vacío y pidiéndose en solo un latido del corazón, Louis empujó de nuevo con una fuerte y menos controlado empuje. Ardiente molestia seguía quemando la entrada de Harry, pero su gruñido era de puro placer al sentir a Louis invadir su ser.
—Oh, Dios... Harry... Harry. —Louis empujó su pene dentro de Harry una tercera y cuarta vez—. Jodida madre, Dios. —Soltando una de las manos de Harry, Louis enterró sus dedos en el cabello de Harry y presionó su cara aún más juntas—. Te sientes tan jodidamente apretado y caliente. — Respiró con fuerza en la mejilla de Harry, humedeciendo la piel. Los ojos de Louis, totalmente abiertos, se veían como profundo pulido ónix. Como si no pudiera controlarse, Louis maldijo cuando empujó su eje en Harry una vez más, extendiendo a Harry tan jodidamente bien. Ambos apretaron las mandíbulas, Louis preguntó—: ¿Te lastimo?
—Ahh, joder no... tan bueno. —Harry gruñó, haciendo todo lo posible para empujar su culo hacia atrás cada vez que Louis empujaba su pene, deseando con todo su ser sentirse dominado por este hombre—. No te detengas. —Giró la mano en la de Louis y presionó palma contra palma, apretándolo con todo su poder mientras Louis apuñalaba su culo con un rudo ritmo de la punta a la empuñadura, estirando el agujero de Harry.
—Jódeme duro —pidió Harry, sin censura—. Oh, mierda, mierda, justo así... —Girando la cabeza, a ciegas, Harry mordió la barbilla de Louis mientras Louis aumentaba el ritmo, empujándose con fuerza dentro del culo de Harry. Con cada empuje de Louis dentro del canal de Harry, claramente aumentaba la confianza del hombre en el apareamiento. Empujaba a Harry a la cama una y otras vez mientras lo jodía.
Pegajoso sudor cubría el pecho de Louis y la espalda de Harry. Cada vez que Louis empujaba las caderas frotaba la suave piel del interior de los muslos de Harry de una manera que le hacía doblar las puntas de los dedos de los pies.
—Tan jodidamente caliente y apretado, Harry —Louis murmuró, su voz llena de cruda admiración. Pasó la lengua por la oreja de Harry y luego la giró alrededor de la concha y lamió una línea hacia el hombro—. Nunca sentí nada igual en mi vida. —Cuando Louis se hundió en Harry, esta vez llenando por completo a Harry con su pene, apretó la mano de Harry y le dio un suave beso en su hombro—. Nunca pensé que dejaras que te amara así.
—Louis... Louis. Oh, joder, bebé. —Una abrumadora emoción hizo que Harry gimiera de una manera que nunca había hecho antes cuando tomaba un pene. Con su culo totalmente lleno, el pene de Harry se puso rígido en un grado doloroso. Sus bolas más sensibles con cada golpe de la piel, y su recto apretaba de forma brutal el grosor del pene enterrado de Louis. Harry gimió una vez más, la mejilla plantada en la almohada, pero se deleitaba con la barbilla de Louis en su hombro.
De alguna manera, Harry logró ver a Louis a los ojos a través de la cercanía y la sombra, y vio el deseo en la mirada de Louis. —Hazme sentir que estás dentro de mi para siempre.
El aliento de Louis se quedó atrapado, la emoción recorrió todo su cuerpo y se deslizó a su pene que estaba deliciosamente dentro del ardiente canal de Harry. —No tengo que marcarte esta primera vez. —Louis jaló el cabello de Harry, bajando la voz cuando le dio un beso. Provocó con sus labios el borde de la boca de Harry con apenas contacto—. Voy a estar aquí, contigo, por el tiempo que me quieras. —Apoyó su frente en la sien de Harry y la boca en el oído de Harry y en voz baja le dijo—: Esa oferta incluye para siempre.
Todo dentro de Harry se unió en una tormenta de fuego a la velocidad de la luz. Sus labios se abrieron, y trató de pronunciar el nombre de Louis, pero no salió nada. Con todo su cuerpo girando en una espiral sobrealimentada, Harry tomó la
boca de Louis en un desesperado beso mientras su interior se retorcía más y más por el tortuoso camino sinuoso hacia la liberación. Su culo chupaba el pene de Louis a su interior, la sensación era tan alucinante que arrancó un grito áspero de Harry y directamente a Louis.
Louis gimió y se apartó de Harry, diciendo con voz entrecortada: —¡Oh Dios, te siento alrededor de mi. —Con otra fuerte contracción del interior de Harry sofocó el pene de Louis. Louis jadeó—: Es tan hermoso.
Harry le dio un beso a Louis con todo lo que tenía, necesitaba el contacto, aterrorizado de perderse por completo cuando el orgasmo continuó golpeando a través de él con la fuerza de un tornado. El culo de Harry volvió a contraerse, y Louis dio una estocada final, temblando cuando su liberación también lo golpeó. Harry se removía debajo de Louis con una fuerza tal para destrozar los huesos, y gritó cuando el dolor recorrió su muslo y cadera. El agudo dolor, ardía como un hijo de puta, pero siguió bombeando su ultrasensible rígido pene en la almohada, y repetidamente un segundo después se corrió sobre la suave tela.
Aún agitado y tratando de recobrar el aliento, Harry intentó empujarse hacia arriba, pero Louis lo mantenía clavado en la cama con su sólido cuerpo.
Con el rostro enterrado en la curva del cuello de Harry, Louis murmuró: —No muevas ni un músculo. —Lo dijo justo antes de morder la nuca de Harry—. Aún no he terminado contigo.
Louis empezó a crear una ruta de besos por los hombros de Harry y la parte superior de la espalda, e inmediatamente comenzó a moverse a las partes del cuerpo recientemente saciadas. Harry se estremeció cuando Louis rozó los labios y bebió la transpiración que salpicaba su carne, e inhalaba el aire con cada nuevo contacto de la ágil lengua del hombre. Louis soltó los dedos de Harry para añadir sus dedos a la mezcla, recorría el cuerpo de Harry que todo el vello del cuerpo de Harry se erizó. Cuando Louis lamía y besaba la columna de Harry, Harry enterró su rostro en la almohada, ahogando otro gemido. Su pene tembló luchando para tener una nueva erección. Cuando Louis llegó a la hendidura del culo de Harry, le dio una suave mordida y luego sopló aire fresco en ella. La suave ropa de cama crujió entre los muslos de Harry, e inmediatamente empujó la tela rozando el aun palpitante anillo del culo de Harry.
—Mierda... oh mierda. —Un segundo roce de la tela sobre el agujero de su culo y cada terminación nerviosa en su culo cobró nueva vida. Harry no pudo evitarlo. Levantó las rodillas, arqueando la espalda y levantando las nalgas en el aire—. ¿Qué estás haciendo, bebé? —Harry sabía lo que quería, pero no se atrevía a esperarlo. No justo ahora. No en este momento.
Harry sintió más que vio la sonrisa de Louis. Joder, estaba marcándolo, mordiendo la curva de la parte superior de su nalga izquierda. —Terminar lo que comencé esta mañana — murmuró Louis—. Podré no tener una gran experiencia —separó las nalgas de Harry y lamió un camino por la grieta—, pero no creo que deba dejar a mi hombre hambriento de algo que ama. —Con esto, Louis movió su lengua hacia atrás y adelante sobre la entrada de Harry, recorriendo el recién utilizado músculo.
«Oh mierda. Maldición. Jodida madre. Hijo de puta». Louis siguió provocando con su lengua alrededor del agujero de Harry; y con un ruido ronco que no pudo reprimir, Harry descaradamente se empujó al contacto. Nadie jamás le había hecho un rimming después de haberlo jodido, y el extremadamente sensible recién tomado canal de su culo aumentaba las sensaciones al cien. Harry ya anhelaba ese tipo de beso más de lo que sus parejas sabían, y Louis de alguna manera lo averiguó e hizo la mejor y más íntima lamida que en este momento hizo trisas las reservas de Harry.
—Joder, hazlo. —Cada gutural gemido que Harry liberaba se oía cada vez menos y menos humano. Empujó su culo hacia la cara de Louis, sin importarle lo que el otro hombre quería ni cómo el movimiento aumentó tensión en su pierna—. Cómeme.
Louis gruñó, con el rostro hundido entre las nalgas de Harry. Palmeó el trasero de Harry y luego separó las nalgas, recorriendo con su lengua y chupándolo y finalmente probando el agujero de Harry. Harry animó a Louis empujándose a su lenguaje soez, y Louis se acomodó con palmadas, lamidas y penetrando el pulsante anillo de Harry, todo mientas murmuraba sonidos que le decían a Harry que lo estaba disfrutando tanto como él.
Músculos que Harry incluso había olvidado que tenía, se tensaron mientras se sostenía durante el rudo ataque de Louis. Justo cuando Harry no creía que siquiera pudiera respirar, mucho menos manejar el placer que Louis con tanta libertad le ofrecía, Louis deslizó su lengua en el interior de su culo. «Por Dios. Jesús». Harry se permitió soltar otro desgarrador grito de su garganta. «Sí». Louis entraba en el cuerpo de Harry una y otra vez, trabajando cada una de las innumerables terminaciones nerviosas en un salvaje frenesí. La acción lanzó a Harry a una vorágine de puro deseo en el que nada más importaba. Louis recorrió y chupó el sensible agujero de Harry y luego gimió antes de empujar de nuevo su lengua en el culo de Harry. Cada movimiento estaba empapado de tanta intimidad que rápidamente catapultó a Harry hacia su fase final.
—Ayúdame. —Retorciéndose de arriba hacia abajo, moviéndose fuera de control, Harry metió la mano entre sus piernas para agarrar su duro pene y lo jaló, Louis hundió su lengua de nuevo en su canal, jodiéndolo de una manera que hizo que Harry aullara con la necesidad de arrancarse su propia piel—. Oh, cristo, bebé. —Harry se jaló con rudeza, el dolor y el placer eran uno—. Eso duele tan jodidamente bien.
Louis mordió la curva interior del culo de Harry, y luego le ordenó que se diera la vuelta. Ayudó a Harry a acomodarse de espalda, y por primera vez, Harry vio la mirada llena de lujuria, deseo y profunda necesidad en los ojos de Louis. Con las rodillas entre los muslos de Harry, Louis cubrió la mano de Harry con la suya, y con ello sumó su fuerza a la masturbación. Con su mirada ardiendo con intensidad, Louis luego bajo y le dio un suave beso en la gran cicatriz de la cadera de Harry.
Un estremecimiento y un grito se escapó de Harry, y enterró los dedos en el cabello de Louis. «¡Oh Jesús! Jesús». Louis siguió prestando una atención amorosa a sus cicatrices, y la presión inesperada se construía detrás de los ojos de Harry. Su pecho se oprimió con el dulce shock del terrible amor que lo consumía. «No».
Instintivamente Harry encajó la cabeza en la almohada y aumentó del ritmo de cada golpe sobre su pene, enfocado en el placer físico de una masturbación, algo a lo que ningún hombre podía negarse. Louis mantuvo su mano sobre la de él, asegurándose de que cada centímetro del eje de Harry y sus bolas recibieran constante contacto. Pronto Harry gemía y agitaba su culo en la cama cuando cada gota de sangre de su cuerpo se precipitó a su pene y de alguna manera lo tenía duro de nuevo.
Una vez que Louis recorrió toda la cadera y muslo de Harry con besos, se abrió camino hacia el interior de la pierna, separándolas una vez más. Lamió el agujero de Harry, y Harry contuvo el aliento, mientras era provocado, su agujero y canal preparándose para ser tomados. Negándole eso a Harry, Louis se movió hacia arriba y movió su lengua sobre el agujero, jugando con Harry no lo suficiente como para hacerle rogar, y luego pasó la lengua por «oh joder» sus bolas. Justo en el borde de la navaja, Harry se mordió los labios, saboreando la sangre, ya que sufría el alegre tormento de Louis lamiendo sus bolas. Louis deslizó cada esfera a sus labios para la más pequeña jodida chupada, sólo lo suficiente para recordar a Harry lo muy bueno que se sentía el tener sus bolas en el húmedo calor de la boca de un hombre, pero luego las dejó antes de que Harry pudiera quedar totalmente perdido en el placer.
En el segundo que Louis soltó la bola izquierda de Harry, utilizó la lengua para recorrer un húmedo camino hasta la raíz de Harry, donde rozó los dientes alrededor de la base peluda.
—Cristo, bebé. —Harry se estremeció soltando tempranos chorros perlas de semilla, pero Louis siguió adelante. Louis dejó de masturbarlo y recorrió una línea con su lengua sobre la parte inferior del pene de Harry. Harry jadeó mientras observaba, apenas capaz de recuperar el aliento—. Estás matándome —dijo en un tono áspero, sin saber si quería que se detuviera, o pedir que la experiencia durase para siempre.
Louis miraba a Harry con el más sexy brillo perverso de un hombre aprendiendo su poder. —No creo que lo esté haciendo. —Pasó la lengua alrededor de la cabeza del pene de Harry, por lo que el pene de Harry escurría más gotas de pre- semen—. Te ves muy estoico para mí. —Con un perezoso parpadeo, Louis entreabrió los labios y en un suave movimiento tragó el pene de Harry casi todo el camino hasta la maldita base.
«Hijo de puta». Ante una oleada de exquisito y alucinante placer, Harry gruñó y tomó las sábanas para detener un ronco grito que quería liberarse. Olvídese de sus terminaciones nerviosas que gritaban dentro de los límites de la maravillosa boca de Louis, rogando para dejarse ir y descargar sin cesar en la garganta de Louis. Harry había experimentado contenerse durante una mamada. Pero, buen Cristo. Louis mantenía su hermosa y oscura mirada en la suya, mientras se balanceaba arriba y abajo en el pene de Harry, y la vista de esa increíble boca envuelta alrededor de su pene aumentó sus bolas a proporciones dolorosas. Cada pedacito del cuerpo de Harry le gritaba que se dejara ir y explotara en el más agudo e increíble orgasmo que alguna vez había conocido. Al mismo tiempo, la caliente determinación en los ojos de Louis estimulaba a la combativa bestia en Harry que se estremecía entre el conflicto y el desafío.
Harry no podía sonreír de forma fácil ni en sus mejores días, y ahora era imposible. Sin embargo, se obligó a aflojar su control sobre el cabello Louis, y pasar los dedos a través del cabello como si estuvieran en medio de un picnic en un soleado domingo por la tarde. —Mámame toda la noche. —Harry habló con los dientes apretados en su esfuerzo por no perder su mierda, pero él no quería romperse primero—. No vas a hacerme correr.
Después de dejar que la longitud de Harry se deslizara dentro de su boca. Louis volvió a gemir, algo francamente atractivo, y debilitó la voluntad de Harry. Con una última lamida hasta la punta, Louis se arrastró sobre Harry y pegó juntos torso con torso. Moviéndose alineó sus penes y en un segundo movimiento Louis estiró las manos de Harry por encima de su cabeza y las sostuvo en su lugar.
Mirando profundamente a los ojos a Harry, sin alejar que se escondiera, Louis empezó una lenta rutina fácil. Frotó sus ardientes erecciones entre sí con tal presión y un completo suave movimiento que Harry no creía que este hombre estuviera plenamente consciente de que excitaba cada uno de los botones que Harry no había sentido en años.
La respiración se convirtió en algo tangible para Harry con cada lento empuje que Louis le entregaba, y el constante toque del rígido eje contra rígido eje tomó las reservas de Harry. Se encontraba cautivado y capturado por la mirada de su amante, que lo enviaba a un lugar mucho más profundo, que no tenía nada que ver con la liberación sexual. El segundo desafío se convirtió en algo que Harry temía que no podría vencer. «Tienes que hacerlo».
En un esfuerzo por tomar el control, Harry enredó sus piernas con las de Louis y trató de rodar al hombre sobre su espalda. Ellos terminaron de lado, y para colmo, Louis terminó encerrando a Harry entre sus piernas y no al revés. Sus ojos brillaban y continuó moviéndose contra la ingle de Harry y Harry frunció el ceño y le robó un beso en un esfuerzo por distraer la atención de la increíble belleza que lo tenía tan cerca.
—La fricción es asombrosa pero no me hará correr. —La voz de Harry apenas salió—. Crees que eres un semental y tan condenadamente inteligente y lindo —murmuró, dándole otro beso—. Un rock star, justo como te digo.
Louis desenredó una mano y acarició la mejilla de Harry. Su sonrisa era pequeña, pero llegó justo al corazón de Harry. — Creo que eres increíble y maravilloso, Harry. —Se giró y vio sus dedos, como si estuviera asombrado de ver sus yemas recorrer la frente, pómulos y labios de Harry. Finalmente, se giró de nuevo para mirarlo a los ojos y le susurró en un tono áspero—: Y soy tan afortunado de amarte.
«Mierda». El pecho de Harry se oprimió, y su garganta se cerró por la abrumadora emoción. —Jesús, hombre. —Tomó un puñado de cabello de Louis y lo jaló junto a su boca—. También te amo.
Sus labios se encontraron, llenos de necesidad amortiguando sus gritos gemelos, manteniendo sus bocas fusionadas en una comunión común. Louis pasó su mano alrededor del cuello de Harry para mantenerlo cerca, y Harry sabía como el infierno que podría arrancarle el cabello a Louis con la fuerza con la que lo jalaba, pero no podía evitarlo. Harry se estremeció cuando chorros de eyaculación manchaban el vientre de Louis, se estremeció con cada chorro caliente de la semilla que recubría el abdomen de Louis. Harry absorbía los temblores que también recorrían a Louis.
Con los ojos cerrados, respiraron al unísono por un largo tiempo, sus bocas aun tocándose, pero no tan desesperadamente. Sus cuerpos se movían juntos, como si trabajaran como una sola unidad, a pesar de que Louis no había reingresado al culo de Harry. Ellos se sostenían uno tan cerca del otro que de inmediato Harry sintió que Louis entraba en un patrón de respiración superficial y la tensión empezó a salir de su cuerpo.
Harry de inmediato abrió los ojos y encontró que Louis aún los tenía cerrados. «A él le gusta dormir después de tener sexo». Dado que nadie estaba mirando, Harry dejó escapar una pequeña sonrisa. —Necesitas despertar, dulzura. —Harry no se perdió las contusiones en la cara, el cuello y la espalda—. Dame al menos unas horas.
—No estoy durmiendo —respondió Louis, con una media sonrisa ya en sus labios—. Estoy repitiendo mentalmente la magnificencia de lo que acaba de suceder.
—No hagas eso. —Girándose boca arriba con un gemido, Harry ajustó su pene, pero pensó mejor sobre tocarse después de tan corto espacio de tiempo, en su lugar acomodó un par de almohadas detrás de su cabeza—. Podrás ser capaz de levantarte de nuevo, pero yo no.
Finalmente abriendo los ojos, Louis se quedó a su lado, pero apoyó la cabeza en la mano. —Entonces, habla conmigo. ¿Vas a hablarme acerca de Nicole? —Hizo una pausa para masticar la uña, pero luego cerró la mano, la puso sobre la cama, y se encontró de nuevo con la mirada de Harry—. ¿Cómo ella terminó siendo tu novia por tanto tiempo? Y no necesito ni quiero un historial completo de tus ex novios, pero ¿puedes al menos hablarme de Ryan?
«Mierda». Harry exhaló cuando de forma automática la tensión jaló sus músculos tensos. «Le dijiste que lo amas, y sabes lo que eso significa. No puedes hacer eso sin proporcionar información importante acerca de tu vida».
Harry respiró y se obligó a seguir mirando a Louis. — Nicole es una mujer increíblemente hermosa, como sabes. Desde el momento en que entró en nuestro distrito, siendo una uniformada en ese entonces, los hombres la acosaban a diestra y siniestra y era difícil que la tomaran en serio. La historia demuestra que probablemente no era así. No sé cómo —las palabras salían de Harry un poco demasiado rápido—, pero ellas descubrió mi sexualidad casi desde el principio. Necesitaba una manera de venir a trabajar todos los días con un tácito letrero que dijera “ESTOY TOMADA, NO ME TOQUEN”. Ella necesitaba a un hombre en el recinto, uno que sea respetado y los otros policías lo tomaran en serio, y yo era el único que podría hacer ese trabajo para ella. Dado que a veces necesitas tener una cita para las funciones, tener una novia me ayudó muchísimo.
Louis asintió. —Ambos necesitaban una cubierta —dijo, asintiendo una vez más, que Harry tomó como un estímulo—. Eso tiene sentido.
—Absolutamente. —No había juicio en la mirada de Louis. Sólo curiosidad y cariño. Harry se acomodó de lado de cara a Louis, ansiando la calidez y la intimidad—. En cuanto a Ryan, bueno... —«Cristo, juré que nunca le diría a otro hombre esto». Vieja humillación aún afectaba a Harry, y podía sentir las palabras que pondrían fin a este tema en su garganta para liberarse
Con sus ojos suaves como el chocolate con leche, Louis tomó la mano de Harry y la llevó a su pecho. —Puedes dejar eso, Harry. —Frotó con sus dedos la tensión que Harry podía sentir tirando su cara—. No es una condición para nuestra relación.
«Dale esto. Él se lo ha ganado». Empujando a través de su inclinación a callarse, Harry abrió una vena para Louis. — Ryan me fue infiel por un largo tiempo antes de realmente terminar conmigo.
El jadeo de Louis llenó la habitación. —Lo siento mucho. —Inmediatamente colocó la mano en la mejilla de Harry—. No es de extrañar que estés luchando por confiar en mí. Debe haberte aplastado.
Después de una temblorosa exhalación, Harry respiró profundamente, esperando que la sensación de ahogo cediera. La segunda respiración fue más fácil, y le asombró como el infierno fuera que la tercera se sintiera normal. —Eso jodidamente me dolió más que casi cualquier cosa —se encontró admitiéndolo—, y sólo recientemente he sido capaz de admitir qué tanto. No es fácil perdonar a Ryan, pero estoy llegando a eso.
—Sospecho que es más que la mayoría de las personas son capaces de hacer. —Una vez más, Louis lo vio de manera tan abierta que Harry se sentía como el héroe de este hombre. «Ridículo. Pero de alguna manera cierto. Mierda. ¿Cómo es esto posible?»
—Requiere valor perdonar a alguien que te ofendió y lastimó —añadió Louis.
El calor quemó la piel de Harry. —No estoy seguro de eso.
—Cuéntame más sobre Nicole. O Ryan. —Mirándolo fijamente, Louis apretó la mano de Harry contra el golpe constante de su corazón—. Sólo si quieres.
Harry se encontró compartiendo algo de su pasado con Louis. Louis interrumpió con pequeños comentarios de su historia personal. Haciendo una pausa para acomodar una almohada contra su pecho, Harry se encontraba continuamente sorprendido de que hablar de su ex no se sintiera demasiado incómodo o escandalosamente mal.
«Este es Louis». Harry en silencio repitió el nuevo mantra que había repetido los últimos días. Mientras veía al hombre, escuchar con total atención, nunca se había sentido tan protegido y cuidado en su vida. «Se debe a que Louis es diferente».
«Él es el único».
«Mierda».
monieli_ls
Re: Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA
Capítulo 15
Después de darle la mano a una chica con el cabello a lo mohicano, Louis le dio las gracias por su tiempo y comenzó a caminar por la calle una vez más. Junto a él, Jaime se puso un gorro de lana ajustado en su cabeza rapada y se metió las manos en la chaqueta inflable. El viento azotaba con tanta fuerza esta mañana que Louis tuvo envidia de su gruesa chaqueta de nylon negra. Su abrigo de lana lo mantenía lo suficientemente caliente, pero no se había tomado el tiempo para sustituir el muy grueso abrigo que había regalado.
Mirándolo, Jamie dijo: —Lo siento, no estoy ayudando a conseguir buena información. Sé que estabas esperando que una chica pudiera hablar con otra chica.
—Nos estás ayudando a lo grande, Jamie —Louis aseguró. Golpeó el hombro de la chica con el suyo—. Los niños son sin duda más abiertos hoy contigo de lo que estuvieron ayer conmigo. No podemos hacer nada si ellos realmente no saben nada acerca de Tracy. Este es tu buen primer día no oficial en el trabajo.
Jamie agachó la cabeza, pero Louis todavía podía ver la sonrisa que trataba de ocultar. —Me agrada tu hermana. Ella es una mujer fría. —Jamie de repente burbujeó con vida, y el verde intenso de sus ojos hizo a Louis pensar en los primeros días de primavera. Adelantándose unos pasos, se giró y se enfrentó a Louis mientras caminaba hacia atrás—. Fue absolutamente loca ayer la impresionante forma en que dijo que volaría a Londres esa noche, pero que estaría de regreso en dos días y hablaríamos de nuevo.
—Esa podrías ser tú un día. —Nunca había estado en una posición que posiblemente ayudara a cambiar la vida de una persona, Louis estaba atrapado por el explosivo entusiasmo de Jamie—. Si decides que te agrada el trabajo y quieres quedarte en la empresa, te ofrecerían un camino como Rhone y Canin hicieron con Adam y Kasey.
Jamie lo miraba como si acabara de decir que las ballenas podían volar. —Sí, pero ellos están casados entre sí.
El teléfono de Louis sonó en ese momento. Levantó un dedo, marcando con sus labios: «Dame un segundo». Tan pronto como vio el nombre en la pantalla se giró y mantuvo la voz baja, llevando el teléfono a la oreja. —¿Qué hay de nuevo, Declan? —La repetición de esa horrible escena que Harry había relatado jalaba las fibras del corazón de Louis. Mordiéndose el labio, eligió cuidadosamente sus palabras—. ¿Cómo estás?
—Llamé a Pierce —dijo Declan, su voz gruesa—. Le dije que estaba en la cabaña y que necesitaba hablar con él.
Louis hizo una mueca por el joven. —¿Por qué hiciste eso?
—No pretendas que no sabes una jodida de lo que sucedió. —Ira cubría el dolor que saturaba las palabras de Declan—. Sé que tu pareja te contó lo que Pierce hizo. Lo que le permití que me hiciera. —La voz de Declan se redujo a casi un susurro—. Le dije que quería decirle algo sobre lo que le ocurrió a Daria. Esa es la única forma que conozco para hacerle venir.
—Declan. —Pellizcándose el puente de la nariz, Louis respiró, mientras que en silencio pedía ayuda en la elección de sus palabras y el tono—. No quieres hacer esto. No quieres darle a Pierce otra oportunidad para hacerte daño.
—Él tiene que venir. —La voz de Declan se quebró, y Louis imaginaba las lágrimas que corrían por sus mejillas—. Él tiene que entender lo que hizo.
—Por favor, no hagas nada precipitado o estúpido. Eres más inteligente que eso.
—Sólo quiero saber por qué. —Declan habló en voz tan baja que Louis apenas lo oía—. ¿Por qué me escogió y a Daria? Nada más importa.
—Todo importa —argumentó Louis. Con una seña a Jamie, Louis comenzó a correr hacia su carro—. A Daria le gustaría pensar que crees que aún importa. Y lamentar la opción que elegiste de confiar en Pierce. No dejes que manipule tus emociones para hacer algo aún peor.
—No sé qué más hacer —dijo Declan.
—Quiero que dejes la cabaña ahora, y me reuniré contigo donde quieras.
—No, no puedo. —La voz de Declan era ronca—. ¿Y si él viene y no estoy aquí? No puedo irme.
«Mierda». —Está bien. Espérame en ese lugar —indicó Louis—. Pero quiero que te escondas de Pierce cuando aparezca. Oculta tu carro. Hazle pensar que te fuiste. Hagas lo que hagas, no lo dejes entrar en tu cabeza de nuevo. Soy tu amigo, Declan. —«Por favor, que él confíe en la verdad que escucha en mi voz»—. Estaré allí tan pronto como me sea posible y puedes hablar conmigo. No con Pierce. ¿Puedes hacer lo que te pedí? ¿Vas a confiar en mí?
—Voy a intentarlo —murmuró Declan—. Voy a ir a la casa de botes. A Daria le gustaba estar allí.
—Siéntate y habla con ella. Voy para allá ahora mismo.
—Adiós.
Tan pronto como Louis colgó, Jamie le preguntó: —¿Qué sucede?
—Una emergencia —dijo Louis. No quería tratar los asuntos de Declan con una desconocida—. Vamos a dejar la búsqueda de Tracy para mañana. Tengo que llevarte a Haven. Mierda. —Louis patinó hasta detenerse delante de su carro—. También tengo que llamar a Harry. —«A él no le gustará que haga esto».
—Déjame en la parada de autobús más cercana — respondió Jaime—. Puedo volver al Haven desde ahí.
«Dios te bendiga, niña». Tan pronto como Louis tuvo ese pensamiento, un sentimiento de culpa lo inundó. —Dios, odio hacer esto. Estás aquí como un favor a mí, y ahora te voy a dejar tirada. —Sin embargo la angustia de Declan resonaba en el oído de Louis, y su situación le seguía recordando sus una vez desesperados deseos de que Grady lo amara—. ¿Estás segura que te parece bien.
Jamie puso los ojos en blanco —Tomo los autobuses todo el tiempo. Pero podrías darme un poco de dinero para el pasaje. Eso sería genial.
—Es lo menos que puedo hacer. —Rodeó el carro y se dirigió a la puerta del pasajero y le lanzó las llaves a Jamie—. Conduce a la parada de autobús más cercana, mientras le llamo a Harry.
«Maldición». Louis subió al carro, odiando incluso marcar el número. «A Harry no le va a gustar esto».
De todos modos Louis hizo la llamada.
Riley pulso “enter” en el equipo de Daria y un sonido de gong retumbo en Harry, atrayendo la atención hacia él.
—No, este tampoco es —dijo Riley, como si Harry no acabara de oír el mismo ruido que le negaba el acceso a la Laptop de Daria. Lo habían estado escuchando por casi una hora.
Cambiando su atención de nuevo a la pizarra, Harry comenzó a caminar, haciendo clic en su pluma. —Te conozco, Daria. —Miraba la foto de la chica, mientras hablaba, buscando su mirada—. Sé que puedo descubrirlo.
El problema era que cada vez que Harry veía un posible sospechoso, su atención se desviaba inevitablemente a Declan. Que automáticamente llevaba a Harry a su conversación con Louis, que hacía un gran hoyo en su estómago cuando pensaba en que Louis iba a reunirse con Declan en algún apartado lugar.
—Confío en tus instintos, Harry. —La reciente declaración de Louis se repetía en Harry—. Por favor, dame el respeto de confiar en el mío.
Louis no creía que Declan representaba una amenaza para él. Harry no podía asegurarlo al cien por ciento. La diferencia entre su proceso de pensamiento y el de Louis se reducía a la que cada quien exactamente clasificaba como una amenaza. Quizás Declan no había asesinado a su hermana. Quizás no había accidentalmente ayudado a que Pierce la matara. Pero eso no significaba que Declan no estuviera emocionalmente inestable y eso lo hacía muy peligroso. El hecho era que el chico parecía girar más y más hacia abajo en un oscuro túnel desde que su hermana desapareció. Esto podría ser resultado de tener algo que ver con su muerte; la culpa lentamente podría matar a una persona. O quizás sólo quería decir que Daria había sido su apoyo. Su piedra segura. Su roca. Sin ella, él no tenía en quién apoyarse y no confiaba en su propio juicio. Los mellizos comúnmente compartían lazos que nadie más podía entender. Cristo, incluso Pierce tenía como su blanco al par.
«Mierda». Los pies de Harry retumbaron en el suelo con un ruido sordo. «¡Hijo de puta!»
—Gemelos. —Harry pronunció la palabra como si dijera “te atrapé”—. Son gemelos. —Señaló con su pluma a Riley—. Es lo más importante en la vida de Declan, y tenía que ser un vínculo igualmente fuerte para Daria.
Con el codo en el escritorio, Riley pasó los dedos por sus rubios cabellos, moviéndolos a un recién estilo desordenado. — Ya he probado el nombre de Declan, su nombre, una combinación de sus nombres, sus segundos nombres, la palabra gemelos. También su cumpleaños.
—Sí, pero Daria era inteligente y culta. Ella se creía más inteligente para algo tan obvio. —Harry caminó a la pizarra viendo los ojos de Daria, esperando a que ella le hablara. «Vamos, cariño. Ayúdame a encontrarte»—. Comienza a buscar cosas simbólicas o de literatura que pueda imitar la idea de gemelos —dijo Harry—, o incluso médicos famosos que podrían haber hecho estudios sobre gemelos, o cosas que representan las dos caras de una moneda, la manera en que los gemelos a veces piensan.
—Como Piscis. —Riley de inmediato comenzó a hacer clic en las teclas de la laptop de Daria—. O el yin y el yang.
—Claro —Harry agregó—. También prueba con Géminis.
Cuando tres gongs sonaron eliminando cada una de las posibilidades, Harry miró a los ojos azules de Daria y calmó su respiración. «Muéstrame el camino, cariño». Harry reguló los latidos del corazón, y se imaginó de pie junto a Daria en su dormitorio, mirándola mientras examinaba sus estantes. Detuvo su mirada en el lomo de un ancho libro blanco, y le sonrió. Harry siguió su mirada, y una copia de La Odisea de Homero le hizo sonreír.
Sí. Harry levantó su puño. «Gracias».
Se acercó a Riley y apoyó la mano en la parte posterior de la silla del hombre. —Trata con Apolo y Artemisa —dijo—. Ella tenía un interés en la mitología griega.
—Un par de gemelos. Buena idea. —Riley lo escribió y luego maldijo cuando el gong sonó de nuevo—. No funcionó.
«Maldición». Harry hizo tamborilear los dedos en un patrón rítmico de palabras e imágenes destellaban a gran velocidad en su cerebro. —Es su equipo —dijo de pronto—. Ella es Artemisa. Prueba los nombres al revés.
Después de un rápido clic adicional de Riley, los sonidos melodiosos de una campanita de viento brillaron en el aire. — Jodida mierda. Mira eso. —Riley lanzó un silbido—. Entramos.
Harry vio la foto de Daria en su tablero y juró que le devolvió la sonrisa más grande que ella hubiera tenido. «Lo hiciste bien, dulce corazón».
Estirando el brazo, Harry arrastró una segunda silla y tomó asiento. —Vamos a ver lo que tenemos.
Riley maldijo y golpeó la mesa. —Ella también tiene cerraduras en sus archivos.
«Con una jodida». —Vamos a empezar con otros nombres relevantes de la mitología. —Harry sacó su laptop sobre el escritorio. La Internet podría ser muy útil—. Rompimos una. Vamos a averiguar los demás.
Louis dejó el carro detrás de una hilera de árboles detrás de la cabaña de los Sarna y rogó para que no se cubriera demasiado de nieve. La nieve caía en grandes copos, y el fuerte viento irritaba la piel. No vio otro carro y esperaba que eso significara que Declan había seguido su consejo en lugar de ir tras Pierce.
Caminando con dificultad alrededor de la cabaña hacia el embarcadero, Louis comenzó a trabajar en su mente temas de conversación, preguntándose qué funcionaría mejor en alguien como Declan. «Aunque es muy similar a lo que me ocurrió a mí, y ahora tengo a Harry. Vas a superar esto y también encontrarás a alguien». Quizás. Excepto que en realidad no. Louis no había sido jodido por Grady de la manera que Pierce le había hecho a Declan. Cuando Louis se acercó a la puerta de la casa de botes, se decidió a sólo estar disponible y ser un oído abierto para el chico. Verdaderamente no podría ofrecer mucho más que eso.
—¿Declan? —Louis llamó antes de entrar en la estructura oscura, muy fría—. ¿Estás aquí?
Por un rayo de luz que entraba a la casa a través de una ventana alta y pequeña, Declan apareció en el barandal de un desván en el segundo nivel. Sus ojos azules húmedos apestaba a soledad, tristeza. Louis quería meterlo en la cama y servirle chocolate caliente, y luego golpear a Pierce.
Declan dio un paso atrás, desapareciendo entre las sombras. —Nunca apareció. Supongo que ya ni siquiera Daria es suficiente como para tentarlo.
Una pasarela de tablones al centro dividía en dos la entrada del agua —ahora hielo—, permitiendo la entrada de los botes a cada lado. Con el invierno sobre ellos y gran parte del lago congelado, los botes estaban colgando de vigas. Louis utilizó la pasarela de tablones para hacer su camino sobre el hielo a las escaleras. Mientras caminaba por las escaleras, le dijo: —Creo que es lo mejor. —Llegó arriba y se encontró con Declan apoyado contra una pared desnuda, con el rostro rígido y pálido en contra de la madera oscura—. ¿Cómo estás?
—No me gustó usar a mi hermana para atraerlo hasta aquí. —Declan levantó la vista hacia el techo, pero su barbilla temblaba—. Me hizo sentir más sucio de lo que ya me sentía.
Dando cuidadosos pasos, Louis se acercó más a Declan. — Logra sacar a Pierce de tu vida y hará que el aire huela a limpio mucho muy rápido. Te lo prometo.
—Lo sé. —Declan se deslizó por la pared y apretó sus brazos alrededor de sus rodillas—. Lo sabía antes de dejar que me tuviera —su voz comenzó a vacilar—, y de todos modos lo hice.
Louis se inclinó para estar a nivel de Declan. —Apesta tener que sufrir esto, pero a veces necesitamos algo de real mierda para al fin despertar para bien.
La humedad en los ojos de Declan se derramó del borde y salió corriendo por sus mejillas. —¿Por qué lo dejé hacerme esto? Me dolió mucho. —Ya no había silencio, repentinos sollozos sacudían a Declan de arriba abajo, cortando el corazón de Louis—. Le permití seguir haciéndolo.
—Dios, niño. —Con un nudo en su garganta, Louis jaló a Declan en un abrazo, sin poder presenciar el dolor y el auto desprecio en los ojos de Declan. Una vez Louis se había visto de la misma manera—. Siento mucho que te lastimara. Sé que no me creerás, pero te juro que con el tiempo, cuando la persona adecuada llegue, de nuevo vas a querer tener intimidad. Y él va a cuidar más de tu cuerpo. También cuidará de tu corazón.
Declan enterró la cara en el hombro de Louis, aferrándose. Se quedó en silencio, pero todo su cuerpo se estremecía mientras lloraba. Louis lo abrazó y dejó que el niño llorara hasta que ya no podía más. En Minnesota, Louis había llorado solo después de los golpes de Grady, y no podía recordar haberse sentido más desesperado que esas horas en soledad en una habitación de un motel. Al menos hasta ayer que fue atacado y que amenazaran a Harry estaba en la cima de la lista de días de mierda de Louis.
«Harry». El hombre había hecho a Louis sentirse orgulloso esta mañana. Durante su llamada telefónica, Harry había comenzado una lista de un centenar de razones por las que Louis debería de oír su experiencia y no venir a ver a Declan solo. Después de eso, cuando Louis no se había retractado, Harry había insistido en que Louis fuera a Seguridad Quinn e irían juntos a ver a Declan. A Louis le encantó, pero se rehusó, usaba la lógica cada vez que Harry hablaba de forma irracional. Finalmente, Harry había aceptado que aunque sus temores eran fundados, no estaba bien su necesidad de imponer su voluntad sobre la de Louis y no lo haría. «Es un progreso». Louis tomaría lo que podía conseguir.
Declan de repente se puso rígido ante Louis. Se apartó y sus pupilas se dilataron tanto que casi acabaron con el azul de sus ojos. —Él está aquí —susurró Declan.
Louis casi revisa si el niño tenía fiebre. —¿Quién?
—Escuché su carro —insistió Declan—. Como escuché el tuyo. —Se puso de pie—. Pierce vino.
—Espera. —Poniéndose también de pie, Louis evitó que Declan saliera—. Piensa en esto. ¿De verdad quieres hablar con él?
El sonido de una puerta de carro al cerrarse causó que Declan se estremeciera. —No, no lo quiero. —Se retiró a la pared, como si pudiera desaparecer en el bosque—. Ya no lo quiero en mi vida. Incluso si eso significa que él tenga la última palabra entre nosotros.
Louis asintió hacia Declan. —Cuando eres el que hace la elección de no llamar o hablar con él de nuevo, entonces tu silencio es el único mensaje que importa. Me desharé de él por ti.
Declan tomó el brazo de Louis. —Espera. Voy a ir contigo. —Tomando una visible respiración, tomó su habitual postura—. Necesito saber que puedo verlo y seguir de pie.
—Muy bien. —Cuando Louis y Declan pasaban por la pequeña ventana en la parte superior de las escaleras, una gran forma que se movía a lo largo del lado de la casa de botes hacia la puerta llamó la atención de Louis. La persona que se acercaba a ellos tenía el cabello rubio platino perfectamente estilizado.
«Mierda». La adrenalina de Louis se disparó sin lugar a dudas al rojo vivo a través de su sangre, haciéndolo temblar.
—Declan. —Louis agarró el brazo del joven, empujando a Declan y cayendo con él al suelo cuando la puerta se abrió. Él puso su boca en la oreja de Declan—. Cállate. No es Pierce.
—Ja ja ja. Sí. —Harry levantó la mirada de su laptop cuando Riley hizo esa declaración. El chico tamborileaba el escritorio con las manos—. Tenemos un ganador. Estoy en otro archivo de fotografías.
Harry acercó su silla, mirando hacia la computadora cuando docenas de fotografías en miniatura aparecieron en la pantalla. —¿Quiénes son? —Un montón de fotografías de grupo. Hasta el momento, lograron abrir fotos de familia, fotos de la escuela, y un archivo de documentos de una investigación sobre una empresa que Harry había conectado a uno de los artículos de Daria en el periódico de la universidad—. Ábrelo a su tamaño completo.
La foto ampliada llenó por primera vez la pantalla, mostrando una fila de ocho niñas adolescentes riendo ante la cámara. Ninguna de ellas se parecía a Daria.
—Pasa a la siguiente —dijo Harry.
—No, espera. —Riley bloqueó la tecla antes de que Harry pudiera alcanzarla—. Hijo de puta —murmuró—. Mira esto. Mira allí. —Señaló a una rubia vestida de negro—. Ella está más delgada y tiene el cabello más corto, pero es una de las niñas desaparecidas. —Harry siguió la mirada de Riley a la pizarra—. Ahí, la tercera. —Indicó la línea de fotos que mostraban todas las fugitivas rubias que faltaban—. Y creo que esta foto —tocó la pantalla—, fue tomada en la sala común de uno de los albergues que visité cuando fui en busca de Bree. Vamos a ver qué más tenemos. —Hizo clic una docena de veces más, y aparecieron más fotos que parecían ser de la misma fiesta.
—Apuesto a que es un evento para recaudar fondos. — Harry estudió las caras—. Había muchos adultos mezclados en las fotografías, y estaban vestidos demasiado elegantes para las personas que manejaban un refugio y tenían que mantenerse al día con los niños todo el día.
—Hay muchas más aquí. —Riley abrió las siguientes fotografías, y Harry vio el equivalente de una dura investigación.
—Bien, bien, bien —murmuró Harry, enfocándose en un rostro familiar. «Hermoso inútil bastardo»—. Mira eso.
—¿Qué? —Riley frunció el ceño—. ¿A quién ves?
Un hombre guapo, de cabello oscuro y ojos marrones sonriendo ante la cámara. —Ese es Phillip Cosgrove. Es un enlace de Importaciones Sarna. No lo había vinculado como beneficiario de un refugio o siendo un voluntario. Es una coincidencia muy grande verlo en esta foto. —«No tiene nada que hacer allí». Harry habló en silencio a su erección metafórica hasta media asta—. Sigue buscando.
Riley continuó haciendo clic en las fotos. Dentro de incontables fotografías, Harry y Riley se turnaron para maldecir e intercambiar miradas en el momento en que las fotos de grupo de niños inofensivos, consejeros, y filántropos, se mezclaban con las fotos de todas las niñas desaparecidas. Al final era evidente que Daria había tomado las fotografías en eventos de caridad de refugios de Chicago. Asistiendo a todas las fiestas y fotografiado tan grande como la vida, estaba Phillip Cosgrove.
«Hijo de puta». —Déjame consultar los sitios Web de los refugios. —Usando su computadora, Harry escribió rápidamente y abrió el primer lugar—. Por lo general, honran a los grandes donantes con títulos especiales y reconocimientos. —Revisó sitio web tras sitio web. Después del último, empujó su laptop con repugnancia—. Jodido imbécil. No está en ninguna de las listas de ningún refugio local.
—Por supuesto que no está —respondió Riley, un escalofrío en su voz. La laptop de Daria, estaba en la única foto que incluía a su hermana desaparecida—. Cosgrove no dona lo suficiente como para obtener el reconocimiento del nombre, lo que lo mantiene fuera de las más evidentes listas rojas de sospechosos si la jodía y la policía se decía finalmente sacar la cabeza de su culo y abrir una investigación real. —Oscuridad total llenó los ojos de Riley, y Harry lo creyó capaz de gran violencia—. Pero da lo suficiente para ser invitado a las fiestas, donde escoge a las niñas que va a matar. Jodido bastardo. — Riley gruñó, pero tocó con la punta de los dedos la cara de su hermana en la pantalla. Indecible desolación se apoderó de su mirada—. Bree.
Harry frotó el hombro de Riley, sabiendo que ofrecía un pobre consuelo de no tener a su hermana. Se tomó unos minutos, pero Riley borró la cara y se pasó los dedos por el cabello. Después de tomar un trago de agua, asintió y prometió que todo iba bien.
Levantándose, Harry suspiró. Se acercó a su pizarra y escribió el nombre de Phillip Cosgrove con las flechas apuntando a cada una de las chicas desaparecidas y una también a Daria. —Entonces, la conclusión lógica es que Daria descubrió el sucio juego de Cosgrove, y él también la mató. — Harry se detuvo frente a todas las fotos y las notas de las pruebas reunidas, escaneando cada pieza de datos que habían reunido. Cuanto más veía, menos sentía a Daria hablando con él. La víctima seguía en silencio, eso no era un buen presagio. Mirando a Daria sin pestañear, la mirada siempre congelada, Harry murmuró—: Algo sobre esto no es correcto.
Riley susurró una cadena de maldiciones que resonaron en la oficina. —El tipo es un sádico imbécil que acosa a niñas vulnerables que cree que a nadie le importa perder. —Se unió a Harry frente al tablero. Cruzando los brazos sobre su pecho, le dio una mirada asesina al nombre garabateado de Phillip Cosgrove—. No hay nada jodidamente correcto en esto ni en él.
El bloqueo mental mantenía la evidencia en el cerebro de Harry desconectada, dio un ligero gruñido. —No, eso no es lo que quise decir. Pensemos en eso. Si Daria encontró una forma de vincular a las niñas fugitivas desaparecidas con Cosgrove, y estoy seguro de que vamos a encontrar más pruebas cuando abramos más archivos de sus documentos, ¿por qué no fue con la policía? Te olvidas de una persona importante. —Mirando a Riley, Harry golpeó con los nudillos el valioso dibujo de Mya—. Si Daria estaba pensando como nosotros, que Cosgrove es un asesino serial, ¿por qué seguía de encubierto en los clubes de striptease en busca de Tracy?
—No sé. —Riley se encogió de hombros mientras también examinaba la pizarra—. ¿Para tener a una persona que respaldara su teoría ante la policía?
—Correcto. —Los jugos de investigación comenzaron a fluir una vez más, por lo que Harry sintió algo parecido a la excitación de nuevo—. Lo que significa que Daria no creía que Tracy estuviera muerta. Hemos estado pasando en el supuesto de que todas estas chicas… —Harry pasó la mano por la línea de fotografías de niñas perdidas—. Hemos estado pensando que fueron asesinadas por un asesino serial. Hemos jugado con la idea de que Tracy no fue asesinada pero que probablemente también es una víctima. Pero ella puede no ser una víctima, o estaríamos buscando a una chica muerta. Daria claramente no creía que Tracy estuviera muerta, entonces, ¿qué sabía ella que nosotros no hemos descubierto? Si creía que Tracy aún estaba viva, entonces Daria no iba tras un asesino serial.
—A menos que Tracy escapara.
Eso no tenía sentido para Harry. —Basándonos en el tiempo que las niñas han estado desapareciendo, Cosgrove ya habría matado varias veces en el momento en que llegó con Tracy. ¿Sabes lo raro que es que la víctima de un asesino profesional escape?
Riley le dio una mirada perpleja a Harry. —Entonces, ¿si no las mata qué infiernos hace Cosgrove con esas chicas?
De pie frente al tablón de evidencia, Harry absorbía no sólo las fotos de Daria, sino la de todos los sospechosos, y el recientemente añadido nombre de Phillip, pero analizaba con brutalidad cada pieza de información que acumulaba. Los refugios, los club de striptease, las sospechas de la contabilidad en Importaciones Sarna, los artículos que Daria había escrito, su relación con Declan, el que Pierce supiera el secreto de Daria, las niñas fugitivas desaparecidas, y la lógica e inequívoca teoría de que Daria creía que Tracy vivía. Uno por uno, Harry revisaba y descartaba cosas que dejaban de interesarle únicamente por los años de experiencia en investigación y su instinto, hasta que las flechas invisibles entre lo que quedaba se conectaron dándole una enferma imagen.
—Joder —susurró, mirando fijo de nuevo.
—¿Qué? —Riley le golpeó el hombro con el suyo—. ¿Qué ves?
«Mierda». Harry miró a Riley, y podía sentir nuevas líneas de tensión marcar su cara. —Estoy a punto de dar cincuenta posibles pasos hacia adelante e ir a un lugar horrible. —Tragó un sabor desagradable—. Si es una locura, necesito que me digas que vaya a pasear al perro antes de ir con Canin y poner mi trabajo en línea.
La manzana de Adán de Riley se balanceaba. —Dime lo que estás pensando.
Cuando Phillip Cosgrove entró en la casa de botes, el corazón de Louis se aceleró tanto que le zumbaban los oídos y le hizo temer lo que el hombre diría. No sabía por qué temía que fuera algo amenazante. Sabía sobre la relación íntima del hombre con Elise Sarna. Es probable que usara esta cabaña para sus reuniones.
«Pero él no está aquí con Elise. Y se mueve como si tuviera un propósito, que no habla de sexo clandestino en la tarde».
Phillip dejó la puerta abierta y salió de nuevo. En el segundo que desapareció, Louis apretó la mano alrededor de la parte posterior de la cabeza de Declan y acercó más al niño. Susurrando al oído de Declan, dijo: —Que no te vea. Él no puede saber que estamos aquí. —En la limitada experiencia de Louis, encontró que era mucho más inteligente no hacer frente a alguien a menos que fuera absolutamente necesario—. Toma tu teléfono.
Phillip volvió a entrar en ese mismo momento, arrastrando algo que parecía un martillo neumático detrás de él, y Louis empezó a sudar bajo sus ropas.
—Graba todo lo que él haga —Louis le susurró en el oído a Declan—. Empieza bajo tu abrigo en caso de que se inicie con un ruido.
Una pequeña saliente que no cubría totalmente las cabezas de Louis y Declan les daba una mínima protección. Las sombras ayudaban más que nada, pero Phillip sólo tendría que levantar la vista unos segundos para procesar que no estaba solo.
Sin asentir ni dar alguna indicación de que hubiera oído, Declan se movió mínimamente y sacó su teléfono del bolsillo, y lo metió debajo de su vientre, su cuerpo amortiguó el sonido.
Debajo de ellos, Phillip pisó la capa de hielo que se había congelado bajo los botes colgados, claramente probando su espesor. La capa no se quebró ni crujió, y la máquina de Phillip había traído con él se hizo evidente. No era un martillo neumático sino un talado que utilizan los pescadores para hacer agujeros en el hielo.
«Oh, por favor». Louis cerró los ojos por un instante. Su estómago se revolvió y pensó que podría vomitar. «No dejes que sea eso. No dejes que Declan lo vea».
El motor de talando al encenderse rasgó el aire. Rápidamente, Phillip lo puso en el hielo, y en la mente de Louis el ruido de la navaja a alta velocidad cortando el hielo gritaba como una mujer. Una vez que Phillip cortó el agujero inicial, movió el taladro por los bordes haciendo el agujero más grande. Mientras Louis veía tenía más nauseas.
«Sé lo que va a hacer. Mierda». Las ideas inundaron repentinamente el cerebro de Louis. «¿Qué debo hacer? Muy bien. Eso es inteligente».
Con Phillip momentáneamente plenamente ocupado en su tarea, Louis sacó la billetera de su bolsillo y dijo una oración silenciosa de agradecimiento de que la tarjeta de visita que necesitaba aún permanecía escondida en su billetera. Justo antes de que Louis pudiera sacar su teléfono, la casa de botes cayó en un silencio inquietante. «Él tiene el hueco». Phillip desapareció bajo el alero del desván, fuera de la vista Louis. «Por favor, que mis dedos se mantengan estables». Aunque tuvo unos segundos preciosos, Louis escribió un mensaje al comandante de la policía de Arlington Heights tan rápido como pudo. Hizo clic en “send” cuando una maldición de Phillip llenó la casa de botes. «Si estoy equivocado, el hombre sigue cometiendo allanamiento, y Declan puede al menos verlo detenido por eso».
Una vela enrollada golpeó el suelo de tablones por debajo de ellos, completamente blanca, contra la madera tratada. Una luna azul cayó junto a otra vela, y una maldición con un furioso susurro. —Jodidamente no puedo creer que tengo que hacer esto —dijo Phillip.
Su corazón se rompió, Louis puso su boca en la oreja de Declan una vez más. —Creo que estás a punto de ver tu peor pesadilla —sus entrañas se retorcían al advertir a este chico con tan pocas palabras como era posible—, pero tenemos que permanecer escondidos y tú debes seguir grabando. Nuestra vida podría depender de eso. —Louis puso su mejilla contra el piso helado y miró a los ojos a Declan, rogándole—. Hazlo por Daria.
Declan asintió, y Louis hizo todo lo posible por transmitir su agradecimiento con una leve inclinación de cabeza.
«Es necesario alertar a Harry». Louis pulsó el primer número en su teléfono cuando un gruñido sonó por debajo de ellos. Otra lona azul apareció en su línea de visión. Phillip quedó a la vista de nuevo y empezó jalar esa lona, claramente sostenía un peso. Arrastrándola la acercó al agujero, y Louis tomó la mano de Declan, dándole un apretón de apoyo.
Sin embargo Declan no le apretó en respuesta. Miraba la escena debajo de él sin pestañear. Le temblaba la mano como a un hijo de puta, pero mantuvo el teléfono firmemente captando a Phillip Cosgrove. Phillip sacó un cuchillo y cortó una línea arriba de la lona, comenzando en la parte inferior. Primero aparecieron botas de moda color rosa. Junto a Louis, Declan se cubrió la boca, ahogando un grito. Cuando Phillip continuó cortando la lona azul, expuso delgadas piernas cubiertas con jeans, un suéter color fucsia ceñido al cuerpo, y, finalmente, reveló el largo cabello rubio de Daria y su descolorido rostro sin vida.
«Mierda».Louis tragó saliva, tragando la bilis.
Un grito desgarrador rompió a través de Declan, poniéndose de pie y gritando: —¡Asesino! ¡Mataste a mi hermana! —Bajó las escaleras con rabia hacia un aturdido Phillip Cosgrove y se arrojó al hombre, cayendo ambos sobre el hielo.
Louis había saltado y estaba a medio paso para el momento que Declan voló hacia Phillip, pero no pudo moverse lo suficientemente rápido para evitar que el mucho más grande Phillip tumbara a Declan de espaldas y lo jalara hacia el agujero en el hielo. Phillip tenía a Declan por el cuello, ahogándolo mientras lo empujaba. Declan se retorcía frenéticamente en las manos de Phillip, pero los guantes no le permitían ningún tipo de agarre. «Oh Dios, va a ahogarlo».
Cuando Louis llegó a la pasarela, se agachó y agarró a Phillip bajo los brazos. Apartó a Phillip de Declan mientras le gritaba que soltara la garganta del niño. El rugido de indignación de Phillip bombeó pura adrenalina a través del sistema de Louis, y le permitió quedarse con el hombre. De repente, Phillip maldijo y arrojó todo su peso hacia Louis, empujando a ambos hacia atrás, donde Louis golpeó la pasarela con un golpe seco y Phillip cayó encima de él, con la espalda en el pecho de Louis.
Jadeando por el dolor que explotó en la espalda, Louis tomó aire gélido que sólo le hizo más difícil respirar. Declan se levantó en la pasarela, y Phillip se abalanzó sobre el niño de nuevo. Sin embargo, tomando oxígeno, Louis fue tras Philips y cerró sus manos por detrás del cuello del hombre, empujando su cara contra el suelo.
Phillip aullaba y trataba de levantarse, pero Louis mantuvo sobre él sus ochenta kilos mientras Philips saltaba de nuevo sobre Declan. Declan, lleno de rabia, se movía en cuatro patas, y Phillip fue tras él, agarrando la pierna del niño, jalándolo hacia atrás. Phillip hizo que Declan perdiera el equilibrio y, al hacerlo, golpeó a Declan boca abajo, un destello de acero brillaba al lado de su mano.
—¡No! —Phillip gritó, luchando aún con Louis aferrándose a su espalda. Pero ya era demasiado tarde. Declan tomó el cuchillo. Aún de rodillas, se dio la vuelta, su mirada llena de alegría cuando lo movió hacia Phillip.
—¿Qué te está tomando tanto tiempo? Una voz muy familiar retumbó detrás de Louis—. Te dije exactamente dónde la escondí.
Los ojos de Declan de repente cambiaron, sus pupilas aumentaron de manera no natural. Se hizo cargo de su rostro y parecía que había visto un fantasma.
Louis giró y trató de lanzarse, pero ¡zas! un sólido golpe se estrelló contra él. Fuego arrasó su interior, enviando su mundo a la oscuridad.
Después de darle la mano a una chica con el cabello a lo mohicano, Louis le dio las gracias por su tiempo y comenzó a caminar por la calle una vez más. Junto a él, Jaime se puso un gorro de lana ajustado en su cabeza rapada y se metió las manos en la chaqueta inflable. El viento azotaba con tanta fuerza esta mañana que Louis tuvo envidia de su gruesa chaqueta de nylon negra. Su abrigo de lana lo mantenía lo suficientemente caliente, pero no se había tomado el tiempo para sustituir el muy grueso abrigo que había regalado.
Mirándolo, Jamie dijo: —Lo siento, no estoy ayudando a conseguir buena información. Sé que estabas esperando que una chica pudiera hablar con otra chica.
—Nos estás ayudando a lo grande, Jamie —Louis aseguró. Golpeó el hombro de la chica con el suyo—. Los niños son sin duda más abiertos hoy contigo de lo que estuvieron ayer conmigo. No podemos hacer nada si ellos realmente no saben nada acerca de Tracy. Este es tu buen primer día no oficial en el trabajo.
Jamie agachó la cabeza, pero Louis todavía podía ver la sonrisa que trataba de ocultar. —Me agrada tu hermana. Ella es una mujer fría. —Jamie de repente burbujeó con vida, y el verde intenso de sus ojos hizo a Louis pensar en los primeros días de primavera. Adelantándose unos pasos, se giró y se enfrentó a Louis mientras caminaba hacia atrás—. Fue absolutamente loca ayer la impresionante forma en que dijo que volaría a Londres esa noche, pero que estaría de regreso en dos días y hablaríamos de nuevo.
—Esa podrías ser tú un día. —Nunca había estado en una posición que posiblemente ayudara a cambiar la vida de una persona, Louis estaba atrapado por el explosivo entusiasmo de Jamie—. Si decides que te agrada el trabajo y quieres quedarte en la empresa, te ofrecerían un camino como Rhone y Canin hicieron con Adam y Kasey.
Jamie lo miraba como si acabara de decir que las ballenas podían volar. —Sí, pero ellos están casados entre sí.
El teléfono de Louis sonó en ese momento. Levantó un dedo, marcando con sus labios: «Dame un segundo». Tan pronto como vio el nombre en la pantalla se giró y mantuvo la voz baja, llevando el teléfono a la oreja. —¿Qué hay de nuevo, Declan? —La repetición de esa horrible escena que Harry había relatado jalaba las fibras del corazón de Louis. Mordiéndose el labio, eligió cuidadosamente sus palabras—. ¿Cómo estás?
—Llamé a Pierce —dijo Declan, su voz gruesa—. Le dije que estaba en la cabaña y que necesitaba hablar con él.
Louis hizo una mueca por el joven. —¿Por qué hiciste eso?
—No pretendas que no sabes una jodida de lo que sucedió. —Ira cubría el dolor que saturaba las palabras de Declan—. Sé que tu pareja te contó lo que Pierce hizo. Lo que le permití que me hiciera. —La voz de Declan se redujo a casi un susurro—. Le dije que quería decirle algo sobre lo que le ocurrió a Daria. Esa es la única forma que conozco para hacerle venir.
—Declan. —Pellizcándose el puente de la nariz, Louis respiró, mientras que en silencio pedía ayuda en la elección de sus palabras y el tono—. No quieres hacer esto. No quieres darle a Pierce otra oportunidad para hacerte daño.
—Él tiene que venir. —La voz de Declan se quebró, y Louis imaginaba las lágrimas que corrían por sus mejillas—. Él tiene que entender lo que hizo.
—Por favor, no hagas nada precipitado o estúpido. Eres más inteligente que eso.
—Sólo quiero saber por qué. —Declan habló en voz tan baja que Louis apenas lo oía—. ¿Por qué me escogió y a Daria? Nada más importa.
—Todo importa —argumentó Louis. Con una seña a Jamie, Louis comenzó a correr hacia su carro—. A Daria le gustaría pensar que crees que aún importa. Y lamentar la opción que elegiste de confiar en Pierce. No dejes que manipule tus emociones para hacer algo aún peor.
—No sé qué más hacer —dijo Declan.
—Quiero que dejes la cabaña ahora, y me reuniré contigo donde quieras.
—No, no puedo. —La voz de Declan era ronca—. ¿Y si él viene y no estoy aquí? No puedo irme.
«Mierda». —Está bien. Espérame en ese lugar —indicó Louis—. Pero quiero que te escondas de Pierce cuando aparezca. Oculta tu carro. Hazle pensar que te fuiste. Hagas lo que hagas, no lo dejes entrar en tu cabeza de nuevo. Soy tu amigo, Declan. —«Por favor, que él confíe en la verdad que escucha en mi voz»—. Estaré allí tan pronto como me sea posible y puedes hablar conmigo. No con Pierce. ¿Puedes hacer lo que te pedí? ¿Vas a confiar en mí?
—Voy a intentarlo —murmuró Declan—. Voy a ir a la casa de botes. A Daria le gustaba estar allí.
—Siéntate y habla con ella. Voy para allá ahora mismo.
—Adiós.
Tan pronto como Louis colgó, Jamie le preguntó: —¿Qué sucede?
—Una emergencia —dijo Louis. No quería tratar los asuntos de Declan con una desconocida—. Vamos a dejar la búsqueda de Tracy para mañana. Tengo que llevarte a Haven. Mierda. —Louis patinó hasta detenerse delante de su carro—. También tengo que llamar a Harry. —«A él no le gustará que haga esto».
—Déjame en la parada de autobús más cercana — respondió Jaime—. Puedo volver al Haven desde ahí.
«Dios te bendiga, niña». Tan pronto como Louis tuvo ese pensamiento, un sentimiento de culpa lo inundó. —Dios, odio hacer esto. Estás aquí como un favor a mí, y ahora te voy a dejar tirada. —Sin embargo la angustia de Declan resonaba en el oído de Louis, y su situación le seguía recordando sus una vez desesperados deseos de que Grady lo amara—. ¿Estás segura que te parece bien.
Jamie puso los ojos en blanco —Tomo los autobuses todo el tiempo. Pero podrías darme un poco de dinero para el pasaje. Eso sería genial.
—Es lo menos que puedo hacer. —Rodeó el carro y se dirigió a la puerta del pasajero y le lanzó las llaves a Jamie—. Conduce a la parada de autobús más cercana, mientras le llamo a Harry.
«Maldición». Louis subió al carro, odiando incluso marcar el número. «A Harry no le va a gustar esto».
De todos modos Louis hizo la llamada.
Riley pulso “enter” en el equipo de Daria y un sonido de gong retumbo en Harry, atrayendo la atención hacia él.
—No, este tampoco es —dijo Riley, como si Harry no acabara de oír el mismo ruido que le negaba el acceso a la Laptop de Daria. Lo habían estado escuchando por casi una hora.
Cambiando su atención de nuevo a la pizarra, Harry comenzó a caminar, haciendo clic en su pluma. —Te conozco, Daria. —Miraba la foto de la chica, mientras hablaba, buscando su mirada—. Sé que puedo descubrirlo.
El problema era que cada vez que Harry veía un posible sospechoso, su atención se desviaba inevitablemente a Declan. Que automáticamente llevaba a Harry a su conversación con Louis, que hacía un gran hoyo en su estómago cuando pensaba en que Louis iba a reunirse con Declan en algún apartado lugar.
—Confío en tus instintos, Harry. —La reciente declaración de Louis se repetía en Harry—. Por favor, dame el respeto de confiar en el mío.
Louis no creía que Declan representaba una amenaza para él. Harry no podía asegurarlo al cien por ciento. La diferencia entre su proceso de pensamiento y el de Louis se reducía a la que cada quien exactamente clasificaba como una amenaza. Quizás Declan no había asesinado a su hermana. Quizás no había accidentalmente ayudado a que Pierce la matara. Pero eso no significaba que Declan no estuviera emocionalmente inestable y eso lo hacía muy peligroso. El hecho era que el chico parecía girar más y más hacia abajo en un oscuro túnel desde que su hermana desapareció. Esto podría ser resultado de tener algo que ver con su muerte; la culpa lentamente podría matar a una persona. O quizás sólo quería decir que Daria había sido su apoyo. Su piedra segura. Su roca. Sin ella, él no tenía en quién apoyarse y no confiaba en su propio juicio. Los mellizos comúnmente compartían lazos que nadie más podía entender. Cristo, incluso Pierce tenía como su blanco al par.
«Mierda». Los pies de Harry retumbaron en el suelo con un ruido sordo. «¡Hijo de puta!»
—Gemelos. —Harry pronunció la palabra como si dijera “te atrapé”—. Son gemelos. —Señaló con su pluma a Riley—. Es lo más importante en la vida de Declan, y tenía que ser un vínculo igualmente fuerte para Daria.
Con el codo en el escritorio, Riley pasó los dedos por sus rubios cabellos, moviéndolos a un recién estilo desordenado. — Ya he probado el nombre de Declan, su nombre, una combinación de sus nombres, sus segundos nombres, la palabra gemelos. También su cumpleaños.
—Sí, pero Daria era inteligente y culta. Ella se creía más inteligente para algo tan obvio. —Harry caminó a la pizarra viendo los ojos de Daria, esperando a que ella le hablara. «Vamos, cariño. Ayúdame a encontrarte»—. Comienza a buscar cosas simbólicas o de literatura que pueda imitar la idea de gemelos —dijo Harry—, o incluso médicos famosos que podrían haber hecho estudios sobre gemelos, o cosas que representan las dos caras de una moneda, la manera en que los gemelos a veces piensan.
—Como Piscis. —Riley de inmediato comenzó a hacer clic en las teclas de la laptop de Daria—. O el yin y el yang.
—Claro —Harry agregó—. También prueba con Géminis.
Cuando tres gongs sonaron eliminando cada una de las posibilidades, Harry miró a los ojos azules de Daria y calmó su respiración. «Muéstrame el camino, cariño». Harry reguló los latidos del corazón, y se imaginó de pie junto a Daria en su dormitorio, mirándola mientras examinaba sus estantes. Detuvo su mirada en el lomo de un ancho libro blanco, y le sonrió. Harry siguió su mirada, y una copia de La Odisea de Homero le hizo sonreír.
Sí. Harry levantó su puño. «Gracias».
Se acercó a Riley y apoyó la mano en la parte posterior de la silla del hombre. —Trata con Apolo y Artemisa —dijo—. Ella tenía un interés en la mitología griega.
—Un par de gemelos. Buena idea. —Riley lo escribió y luego maldijo cuando el gong sonó de nuevo—. No funcionó.
«Maldición». Harry hizo tamborilear los dedos en un patrón rítmico de palabras e imágenes destellaban a gran velocidad en su cerebro. —Es su equipo —dijo de pronto—. Ella es Artemisa. Prueba los nombres al revés.
Después de un rápido clic adicional de Riley, los sonidos melodiosos de una campanita de viento brillaron en el aire. — Jodida mierda. Mira eso. —Riley lanzó un silbido—. Entramos.
Harry vio la foto de Daria en su tablero y juró que le devolvió la sonrisa más grande que ella hubiera tenido. «Lo hiciste bien, dulce corazón».
Estirando el brazo, Harry arrastró una segunda silla y tomó asiento. —Vamos a ver lo que tenemos.
Riley maldijo y golpeó la mesa. —Ella también tiene cerraduras en sus archivos.
«Con una jodida». —Vamos a empezar con otros nombres relevantes de la mitología. —Harry sacó su laptop sobre el escritorio. La Internet podría ser muy útil—. Rompimos una. Vamos a averiguar los demás.
Louis dejó el carro detrás de una hilera de árboles detrás de la cabaña de los Sarna y rogó para que no se cubriera demasiado de nieve. La nieve caía en grandes copos, y el fuerte viento irritaba la piel. No vio otro carro y esperaba que eso significara que Declan había seguido su consejo en lugar de ir tras Pierce.
Caminando con dificultad alrededor de la cabaña hacia el embarcadero, Louis comenzó a trabajar en su mente temas de conversación, preguntándose qué funcionaría mejor en alguien como Declan. «Aunque es muy similar a lo que me ocurrió a mí, y ahora tengo a Harry. Vas a superar esto y también encontrarás a alguien». Quizás. Excepto que en realidad no. Louis no había sido jodido por Grady de la manera que Pierce le había hecho a Declan. Cuando Louis se acercó a la puerta de la casa de botes, se decidió a sólo estar disponible y ser un oído abierto para el chico. Verdaderamente no podría ofrecer mucho más que eso.
—¿Declan? —Louis llamó antes de entrar en la estructura oscura, muy fría—. ¿Estás aquí?
Por un rayo de luz que entraba a la casa a través de una ventana alta y pequeña, Declan apareció en el barandal de un desván en el segundo nivel. Sus ojos azules húmedos apestaba a soledad, tristeza. Louis quería meterlo en la cama y servirle chocolate caliente, y luego golpear a Pierce.
Declan dio un paso atrás, desapareciendo entre las sombras. —Nunca apareció. Supongo que ya ni siquiera Daria es suficiente como para tentarlo.
Una pasarela de tablones al centro dividía en dos la entrada del agua —ahora hielo—, permitiendo la entrada de los botes a cada lado. Con el invierno sobre ellos y gran parte del lago congelado, los botes estaban colgando de vigas. Louis utilizó la pasarela de tablones para hacer su camino sobre el hielo a las escaleras. Mientras caminaba por las escaleras, le dijo: —Creo que es lo mejor. —Llegó arriba y se encontró con Declan apoyado contra una pared desnuda, con el rostro rígido y pálido en contra de la madera oscura—. ¿Cómo estás?
—No me gustó usar a mi hermana para atraerlo hasta aquí. —Declan levantó la vista hacia el techo, pero su barbilla temblaba—. Me hizo sentir más sucio de lo que ya me sentía.
Dando cuidadosos pasos, Louis se acercó más a Declan. — Logra sacar a Pierce de tu vida y hará que el aire huela a limpio mucho muy rápido. Te lo prometo.
—Lo sé. —Declan se deslizó por la pared y apretó sus brazos alrededor de sus rodillas—. Lo sabía antes de dejar que me tuviera —su voz comenzó a vacilar—, y de todos modos lo hice.
Louis se inclinó para estar a nivel de Declan. —Apesta tener que sufrir esto, pero a veces necesitamos algo de real mierda para al fin despertar para bien.
La humedad en los ojos de Declan se derramó del borde y salió corriendo por sus mejillas. —¿Por qué lo dejé hacerme esto? Me dolió mucho. —Ya no había silencio, repentinos sollozos sacudían a Declan de arriba abajo, cortando el corazón de Louis—. Le permití seguir haciéndolo.
—Dios, niño. —Con un nudo en su garganta, Louis jaló a Declan en un abrazo, sin poder presenciar el dolor y el auto desprecio en los ojos de Declan. Una vez Louis se había visto de la misma manera—. Siento mucho que te lastimara. Sé que no me creerás, pero te juro que con el tiempo, cuando la persona adecuada llegue, de nuevo vas a querer tener intimidad. Y él va a cuidar más de tu cuerpo. También cuidará de tu corazón.
Declan enterró la cara en el hombro de Louis, aferrándose. Se quedó en silencio, pero todo su cuerpo se estremecía mientras lloraba. Louis lo abrazó y dejó que el niño llorara hasta que ya no podía más. En Minnesota, Louis había llorado solo después de los golpes de Grady, y no podía recordar haberse sentido más desesperado que esas horas en soledad en una habitación de un motel. Al menos hasta ayer que fue atacado y que amenazaran a Harry estaba en la cima de la lista de días de mierda de Louis.
«Harry». El hombre había hecho a Louis sentirse orgulloso esta mañana. Durante su llamada telefónica, Harry había comenzado una lista de un centenar de razones por las que Louis debería de oír su experiencia y no venir a ver a Declan solo. Después de eso, cuando Louis no se había retractado, Harry había insistido en que Louis fuera a Seguridad Quinn e irían juntos a ver a Declan. A Louis le encantó, pero se rehusó, usaba la lógica cada vez que Harry hablaba de forma irracional. Finalmente, Harry había aceptado que aunque sus temores eran fundados, no estaba bien su necesidad de imponer su voluntad sobre la de Louis y no lo haría. «Es un progreso». Louis tomaría lo que podía conseguir.
Declan de repente se puso rígido ante Louis. Se apartó y sus pupilas se dilataron tanto que casi acabaron con el azul de sus ojos. —Él está aquí —susurró Declan.
Louis casi revisa si el niño tenía fiebre. —¿Quién?
—Escuché su carro —insistió Declan—. Como escuché el tuyo. —Se puso de pie—. Pierce vino.
—Espera. —Poniéndose también de pie, Louis evitó que Declan saliera—. Piensa en esto. ¿De verdad quieres hablar con él?
El sonido de una puerta de carro al cerrarse causó que Declan se estremeciera. —No, no lo quiero. —Se retiró a la pared, como si pudiera desaparecer en el bosque—. Ya no lo quiero en mi vida. Incluso si eso significa que él tenga la última palabra entre nosotros.
Louis asintió hacia Declan. —Cuando eres el que hace la elección de no llamar o hablar con él de nuevo, entonces tu silencio es el único mensaje que importa. Me desharé de él por ti.
Declan tomó el brazo de Louis. —Espera. Voy a ir contigo. —Tomando una visible respiración, tomó su habitual postura—. Necesito saber que puedo verlo y seguir de pie.
—Muy bien. —Cuando Louis y Declan pasaban por la pequeña ventana en la parte superior de las escaleras, una gran forma que se movía a lo largo del lado de la casa de botes hacia la puerta llamó la atención de Louis. La persona que se acercaba a ellos tenía el cabello rubio platino perfectamente estilizado.
«Mierda». La adrenalina de Louis se disparó sin lugar a dudas al rojo vivo a través de su sangre, haciéndolo temblar.
—Declan. —Louis agarró el brazo del joven, empujando a Declan y cayendo con él al suelo cuando la puerta se abrió. Él puso su boca en la oreja de Declan—. Cállate. No es Pierce.
—Ja ja ja. Sí. —Harry levantó la mirada de su laptop cuando Riley hizo esa declaración. El chico tamborileaba el escritorio con las manos—. Tenemos un ganador. Estoy en otro archivo de fotografías.
Harry acercó su silla, mirando hacia la computadora cuando docenas de fotografías en miniatura aparecieron en la pantalla. —¿Quiénes son? —Un montón de fotografías de grupo. Hasta el momento, lograron abrir fotos de familia, fotos de la escuela, y un archivo de documentos de una investigación sobre una empresa que Harry había conectado a uno de los artículos de Daria en el periódico de la universidad—. Ábrelo a su tamaño completo.
La foto ampliada llenó por primera vez la pantalla, mostrando una fila de ocho niñas adolescentes riendo ante la cámara. Ninguna de ellas se parecía a Daria.
—Pasa a la siguiente —dijo Harry.
—No, espera. —Riley bloqueó la tecla antes de que Harry pudiera alcanzarla—. Hijo de puta —murmuró—. Mira esto. Mira allí. —Señaló a una rubia vestida de negro—. Ella está más delgada y tiene el cabello más corto, pero es una de las niñas desaparecidas. —Harry siguió la mirada de Riley a la pizarra—. Ahí, la tercera. —Indicó la línea de fotos que mostraban todas las fugitivas rubias que faltaban—. Y creo que esta foto —tocó la pantalla—, fue tomada en la sala común de uno de los albergues que visité cuando fui en busca de Bree. Vamos a ver qué más tenemos. —Hizo clic una docena de veces más, y aparecieron más fotos que parecían ser de la misma fiesta.
—Apuesto a que es un evento para recaudar fondos. — Harry estudió las caras—. Había muchos adultos mezclados en las fotografías, y estaban vestidos demasiado elegantes para las personas que manejaban un refugio y tenían que mantenerse al día con los niños todo el día.
—Hay muchas más aquí. —Riley abrió las siguientes fotografías, y Harry vio el equivalente de una dura investigación.
—Bien, bien, bien —murmuró Harry, enfocándose en un rostro familiar. «Hermoso inútil bastardo»—. Mira eso.
—¿Qué? —Riley frunció el ceño—. ¿A quién ves?
Un hombre guapo, de cabello oscuro y ojos marrones sonriendo ante la cámara. —Ese es Phillip Cosgrove. Es un enlace de Importaciones Sarna. No lo había vinculado como beneficiario de un refugio o siendo un voluntario. Es una coincidencia muy grande verlo en esta foto. —«No tiene nada que hacer allí». Harry habló en silencio a su erección metafórica hasta media asta—. Sigue buscando.
Riley continuó haciendo clic en las fotos. Dentro de incontables fotografías, Harry y Riley se turnaron para maldecir e intercambiar miradas en el momento en que las fotos de grupo de niños inofensivos, consejeros, y filántropos, se mezclaban con las fotos de todas las niñas desaparecidas. Al final era evidente que Daria había tomado las fotografías en eventos de caridad de refugios de Chicago. Asistiendo a todas las fiestas y fotografiado tan grande como la vida, estaba Phillip Cosgrove.
«Hijo de puta». —Déjame consultar los sitios Web de los refugios. —Usando su computadora, Harry escribió rápidamente y abrió el primer lugar—. Por lo general, honran a los grandes donantes con títulos especiales y reconocimientos. —Revisó sitio web tras sitio web. Después del último, empujó su laptop con repugnancia—. Jodido imbécil. No está en ninguna de las listas de ningún refugio local.
—Por supuesto que no está —respondió Riley, un escalofrío en su voz. La laptop de Daria, estaba en la única foto que incluía a su hermana desaparecida—. Cosgrove no dona lo suficiente como para obtener el reconocimiento del nombre, lo que lo mantiene fuera de las más evidentes listas rojas de sospechosos si la jodía y la policía se decía finalmente sacar la cabeza de su culo y abrir una investigación real. —Oscuridad total llenó los ojos de Riley, y Harry lo creyó capaz de gran violencia—. Pero da lo suficiente para ser invitado a las fiestas, donde escoge a las niñas que va a matar. Jodido bastardo. — Riley gruñó, pero tocó con la punta de los dedos la cara de su hermana en la pantalla. Indecible desolación se apoderó de su mirada—. Bree.
Harry frotó el hombro de Riley, sabiendo que ofrecía un pobre consuelo de no tener a su hermana. Se tomó unos minutos, pero Riley borró la cara y se pasó los dedos por el cabello. Después de tomar un trago de agua, asintió y prometió que todo iba bien.
Levantándose, Harry suspiró. Se acercó a su pizarra y escribió el nombre de Phillip Cosgrove con las flechas apuntando a cada una de las chicas desaparecidas y una también a Daria. —Entonces, la conclusión lógica es que Daria descubrió el sucio juego de Cosgrove, y él también la mató. — Harry se detuvo frente a todas las fotos y las notas de las pruebas reunidas, escaneando cada pieza de datos que habían reunido. Cuanto más veía, menos sentía a Daria hablando con él. La víctima seguía en silencio, eso no era un buen presagio. Mirando a Daria sin pestañear, la mirada siempre congelada, Harry murmuró—: Algo sobre esto no es correcto.
Riley susurró una cadena de maldiciones que resonaron en la oficina. —El tipo es un sádico imbécil que acosa a niñas vulnerables que cree que a nadie le importa perder. —Se unió a Harry frente al tablero. Cruzando los brazos sobre su pecho, le dio una mirada asesina al nombre garabateado de Phillip Cosgrove—. No hay nada jodidamente correcto en esto ni en él.
El bloqueo mental mantenía la evidencia en el cerebro de Harry desconectada, dio un ligero gruñido. —No, eso no es lo que quise decir. Pensemos en eso. Si Daria encontró una forma de vincular a las niñas fugitivas desaparecidas con Cosgrove, y estoy seguro de que vamos a encontrar más pruebas cuando abramos más archivos de sus documentos, ¿por qué no fue con la policía? Te olvidas de una persona importante. —Mirando a Riley, Harry golpeó con los nudillos el valioso dibujo de Mya—. Si Daria estaba pensando como nosotros, que Cosgrove es un asesino serial, ¿por qué seguía de encubierto en los clubes de striptease en busca de Tracy?
—No sé. —Riley se encogió de hombros mientras también examinaba la pizarra—. ¿Para tener a una persona que respaldara su teoría ante la policía?
—Correcto. —Los jugos de investigación comenzaron a fluir una vez más, por lo que Harry sintió algo parecido a la excitación de nuevo—. Lo que significa que Daria no creía que Tracy estuviera muerta. Hemos estado pasando en el supuesto de que todas estas chicas… —Harry pasó la mano por la línea de fotografías de niñas perdidas—. Hemos estado pensando que fueron asesinadas por un asesino serial. Hemos jugado con la idea de que Tracy no fue asesinada pero que probablemente también es una víctima. Pero ella puede no ser una víctima, o estaríamos buscando a una chica muerta. Daria claramente no creía que Tracy estuviera muerta, entonces, ¿qué sabía ella que nosotros no hemos descubierto? Si creía que Tracy aún estaba viva, entonces Daria no iba tras un asesino serial.
—A menos que Tracy escapara.
Eso no tenía sentido para Harry. —Basándonos en el tiempo que las niñas han estado desapareciendo, Cosgrove ya habría matado varias veces en el momento en que llegó con Tracy. ¿Sabes lo raro que es que la víctima de un asesino profesional escape?
Riley le dio una mirada perpleja a Harry. —Entonces, ¿si no las mata qué infiernos hace Cosgrove con esas chicas?
De pie frente al tablón de evidencia, Harry absorbía no sólo las fotos de Daria, sino la de todos los sospechosos, y el recientemente añadido nombre de Phillip, pero analizaba con brutalidad cada pieza de información que acumulaba. Los refugios, los club de striptease, las sospechas de la contabilidad en Importaciones Sarna, los artículos que Daria había escrito, su relación con Declan, el que Pierce supiera el secreto de Daria, las niñas fugitivas desaparecidas, y la lógica e inequívoca teoría de que Daria creía que Tracy vivía. Uno por uno, Harry revisaba y descartaba cosas que dejaban de interesarle únicamente por los años de experiencia en investigación y su instinto, hasta que las flechas invisibles entre lo que quedaba se conectaron dándole una enferma imagen.
—Joder —susurró, mirando fijo de nuevo.
—¿Qué? —Riley le golpeó el hombro con el suyo—. ¿Qué ves?
«Mierda». Harry miró a Riley, y podía sentir nuevas líneas de tensión marcar su cara. —Estoy a punto de dar cincuenta posibles pasos hacia adelante e ir a un lugar horrible. —Tragó un sabor desagradable—. Si es una locura, necesito que me digas que vaya a pasear al perro antes de ir con Canin y poner mi trabajo en línea.
La manzana de Adán de Riley se balanceaba. —Dime lo que estás pensando.
Cuando Phillip Cosgrove entró en la casa de botes, el corazón de Louis se aceleró tanto que le zumbaban los oídos y le hizo temer lo que el hombre diría. No sabía por qué temía que fuera algo amenazante. Sabía sobre la relación íntima del hombre con Elise Sarna. Es probable que usara esta cabaña para sus reuniones.
«Pero él no está aquí con Elise. Y se mueve como si tuviera un propósito, que no habla de sexo clandestino en la tarde».
Phillip dejó la puerta abierta y salió de nuevo. En el segundo que desapareció, Louis apretó la mano alrededor de la parte posterior de la cabeza de Declan y acercó más al niño. Susurrando al oído de Declan, dijo: —Que no te vea. Él no puede saber que estamos aquí. —En la limitada experiencia de Louis, encontró que era mucho más inteligente no hacer frente a alguien a menos que fuera absolutamente necesario—. Toma tu teléfono.
Phillip volvió a entrar en ese mismo momento, arrastrando algo que parecía un martillo neumático detrás de él, y Louis empezó a sudar bajo sus ropas.
—Graba todo lo que él haga —Louis le susurró en el oído a Declan—. Empieza bajo tu abrigo en caso de que se inicie con un ruido.
Una pequeña saliente que no cubría totalmente las cabezas de Louis y Declan les daba una mínima protección. Las sombras ayudaban más que nada, pero Phillip sólo tendría que levantar la vista unos segundos para procesar que no estaba solo.
Sin asentir ni dar alguna indicación de que hubiera oído, Declan se movió mínimamente y sacó su teléfono del bolsillo, y lo metió debajo de su vientre, su cuerpo amortiguó el sonido.
Debajo de ellos, Phillip pisó la capa de hielo que se había congelado bajo los botes colgados, claramente probando su espesor. La capa no se quebró ni crujió, y la máquina de Phillip había traído con él se hizo evidente. No era un martillo neumático sino un talado que utilizan los pescadores para hacer agujeros en el hielo.
«Oh, por favor». Louis cerró los ojos por un instante. Su estómago se revolvió y pensó que podría vomitar. «No dejes que sea eso. No dejes que Declan lo vea».
El motor de talando al encenderse rasgó el aire. Rápidamente, Phillip lo puso en el hielo, y en la mente de Louis el ruido de la navaja a alta velocidad cortando el hielo gritaba como una mujer. Una vez que Phillip cortó el agujero inicial, movió el taladro por los bordes haciendo el agujero más grande. Mientras Louis veía tenía más nauseas.
«Sé lo que va a hacer. Mierda». Las ideas inundaron repentinamente el cerebro de Louis. «¿Qué debo hacer? Muy bien. Eso es inteligente».
Con Phillip momentáneamente plenamente ocupado en su tarea, Louis sacó la billetera de su bolsillo y dijo una oración silenciosa de agradecimiento de que la tarjeta de visita que necesitaba aún permanecía escondida en su billetera. Justo antes de que Louis pudiera sacar su teléfono, la casa de botes cayó en un silencio inquietante. «Él tiene el hueco». Phillip desapareció bajo el alero del desván, fuera de la vista Louis. «Por favor, que mis dedos se mantengan estables». Aunque tuvo unos segundos preciosos, Louis escribió un mensaje al comandante de la policía de Arlington Heights tan rápido como pudo. Hizo clic en “send” cuando una maldición de Phillip llenó la casa de botes. «Si estoy equivocado, el hombre sigue cometiendo allanamiento, y Declan puede al menos verlo detenido por eso».
Una vela enrollada golpeó el suelo de tablones por debajo de ellos, completamente blanca, contra la madera tratada. Una luna azul cayó junto a otra vela, y una maldición con un furioso susurro. —Jodidamente no puedo creer que tengo que hacer esto —dijo Phillip.
Su corazón se rompió, Louis puso su boca en la oreja de Declan una vez más. —Creo que estás a punto de ver tu peor pesadilla —sus entrañas se retorcían al advertir a este chico con tan pocas palabras como era posible—, pero tenemos que permanecer escondidos y tú debes seguir grabando. Nuestra vida podría depender de eso. —Louis puso su mejilla contra el piso helado y miró a los ojos a Declan, rogándole—. Hazlo por Daria.
Declan asintió, y Louis hizo todo lo posible por transmitir su agradecimiento con una leve inclinación de cabeza.
«Es necesario alertar a Harry». Louis pulsó el primer número en su teléfono cuando un gruñido sonó por debajo de ellos. Otra lona azul apareció en su línea de visión. Phillip quedó a la vista de nuevo y empezó jalar esa lona, claramente sostenía un peso. Arrastrándola la acercó al agujero, y Louis tomó la mano de Declan, dándole un apretón de apoyo.
Sin embargo Declan no le apretó en respuesta. Miraba la escena debajo de él sin pestañear. Le temblaba la mano como a un hijo de puta, pero mantuvo el teléfono firmemente captando a Phillip Cosgrove. Phillip sacó un cuchillo y cortó una línea arriba de la lona, comenzando en la parte inferior. Primero aparecieron botas de moda color rosa. Junto a Louis, Declan se cubrió la boca, ahogando un grito. Cuando Phillip continuó cortando la lona azul, expuso delgadas piernas cubiertas con jeans, un suéter color fucsia ceñido al cuerpo, y, finalmente, reveló el largo cabello rubio de Daria y su descolorido rostro sin vida.
«Mierda».Louis tragó saliva, tragando la bilis.
Un grito desgarrador rompió a través de Declan, poniéndose de pie y gritando: —¡Asesino! ¡Mataste a mi hermana! —Bajó las escaleras con rabia hacia un aturdido Phillip Cosgrove y se arrojó al hombre, cayendo ambos sobre el hielo.
Louis había saltado y estaba a medio paso para el momento que Declan voló hacia Phillip, pero no pudo moverse lo suficientemente rápido para evitar que el mucho más grande Phillip tumbara a Declan de espaldas y lo jalara hacia el agujero en el hielo. Phillip tenía a Declan por el cuello, ahogándolo mientras lo empujaba. Declan se retorcía frenéticamente en las manos de Phillip, pero los guantes no le permitían ningún tipo de agarre. «Oh Dios, va a ahogarlo».
Cuando Louis llegó a la pasarela, se agachó y agarró a Phillip bajo los brazos. Apartó a Phillip de Declan mientras le gritaba que soltara la garganta del niño. El rugido de indignación de Phillip bombeó pura adrenalina a través del sistema de Louis, y le permitió quedarse con el hombre. De repente, Phillip maldijo y arrojó todo su peso hacia Louis, empujando a ambos hacia atrás, donde Louis golpeó la pasarela con un golpe seco y Phillip cayó encima de él, con la espalda en el pecho de Louis.
Jadeando por el dolor que explotó en la espalda, Louis tomó aire gélido que sólo le hizo más difícil respirar. Declan se levantó en la pasarela, y Phillip se abalanzó sobre el niño de nuevo. Sin embargo, tomando oxígeno, Louis fue tras Philips y cerró sus manos por detrás del cuello del hombre, empujando su cara contra el suelo.
Phillip aullaba y trataba de levantarse, pero Louis mantuvo sobre él sus ochenta kilos mientras Philips saltaba de nuevo sobre Declan. Declan, lleno de rabia, se movía en cuatro patas, y Phillip fue tras él, agarrando la pierna del niño, jalándolo hacia atrás. Phillip hizo que Declan perdiera el equilibrio y, al hacerlo, golpeó a Declan boca abajo, un destello de acero brillaba al lado de su mano.
—¡No! —Phillip gritó, luchando aún con Louis aferrándose a su espalda. Pero ya era demasiado tarde. Declan tomó el cuchillo. Aún de rodillas, se dio la vuelta, su mirada llena de alegría cuando lo movió hacia Phillip.
—¿Qué te está tomando tanto tiempo? Una voz muy familiar retumbó detrás de Louis—. Te dije exactamente dónde la escondí.
Los ojos de Declan de repente cambiaron, sus pupilas aumentaron de manera no natural. Se hizo cargo de su rostro y parecía que había visto un fantasma.
Louis giró y trató de lanzarse, pero ¡zas! un sólido golpe se estrelló contra él. Fuego arrasó su interior, enviando su mundo a la oscuridad.
monieli_ls
Re: Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA
Capítulo 16
Harry se detuvo antes de decirle su teoría a Riley.
«Primero me aseguro de que lo que tengo es correcto».
Se movió junto a la pizarra y le dijo: —Cuéntame otra vez sobre lo que el denunciante original de Sarna le dijo a Jackson antes de que él se negara a hablar. —Harry necesitaba seguridad antes de destrozar la vida de alguien.
—Era algo que en los libros no cuadraban las sumas de dólares que había —dijo Riley—. No creía que el dinero que tenían coincidiera exactamente con el producto que movían.
—Claro. —Asintiendo, Harry se frotó las yemas de los pulgares contra la punta de los dedos como si casi pudiera sentir la verdad—. ¿Qué te hace pensar que alguien está arreglando los libros para manejar dinero?
—Me hace pensar que alguien estaba robando a los Sarna —dijo Riley con un encogimiento de hombros—. O quizás en los libros están inflando el valor de los productos que venden con el fin de que parezca que lo están haciendo mejor.
—Pero ¿qué pasaría si es todo lo contrario? —El vello en el cuello de Harry se erizó por la emoción, pero el malestar crecía dentro de él—. ¿Qué pasa si en realidad estaban haciéndolo mejor de lo que deberían haber estado haciéndolo? ¿Y si es demasiado dinero por lo que venden los artículos, no menos, que es lo que uno puede pensar?
Riley frunció el ceño. Miraba de Harry a la pizarra. — ¿Que estás diciendo?
—Estoy diciendo —un sabor horrible llenó la boca de Harry—, ¿qué si estaban vendiendo más de lo que especificaban, y qué si estuvieran usando Importaciones Sarna como una cubierta para las ventas? —Sacó foto tras foto del tablero, todas de la misma línea, manteniéndolas frente a Riley.
Le tomó un momento, pero cuando llegó, todo el color se deslizó fuera de la cara de Riley. —De ninguna manera. No puedes pensar...
—Puedo pensar. Y lo hago. —La boca de Harry se secó, pero lo dijo—. No creo que Cosgrove esté matando a las chicas. Creo que él las estaba vendiendo. —Apenas hizo una pausa antes de lanzar una bomba aún mayor—. Y creo que lo estaba haciendo con la ayuda de Elise Sarna.
—Jesucristo. —Riley tropezó con el brazo del sofá—. ¿A quién se las vendía?
—A quien quisiera y pudiera pagar —dijo Harry—. Piensa en ello. Cosgrove tiene contactos en todo el mundo. Podrían estar en cualquier lugar. Cosgrove obtiene una lista de lo que el cliente quiere, encuentra a esa persona en un refugio, hacen el trato, y Elise vende un artefacto o una joya cara al cliente junto con la chica para hacer que todo parezca legal.
—Eso significa que... —El pecho de Riley se oprimió y sus ojos se llenaron a rebosar de lágrimas—. Bree...
«Cristo, espero tener razón». Harry se puso en cuclillas frente a Riley para poder mirarlo a los ojos. —Creo que tu hermana aún podría estar viva.
Un ruido desgarrador surgió de algún lugar muy dentro de Riley. Se cubrió el rostro, y se estremeció sacudiendo los hombros. Harry miró a su alrededor, pero mierda, no tenía ningún pañuelo. Ayudó a Riley a levantarse, Harry se frotó el muslo mientras iba al cuarto de baño por papel higiénico. Cuando regresó dejó el papel higiénico en la mano de Riley y luego retrocedió hasta apoyarse en la mesa y darle al joven un poco de espacio.
Después de unos minutos, Riley se sonó la nariz, se limpió la cara, y una vez más levantó la barbilla. —Estoy bien. — Asintió, posiblemente, para convencerse a sí mismo—. Adelante. ¿Cuál es el resto de tu teoría?
Harry miró detenidamente las fotografías de las niñas fugitivas que aún tenía en sus manos. —Viste el patrón de las chicas rubias porque tu hermana es rubia. Apuesto a que vamos a encontrar que Daria lo hizo porque probablemente era cercana a una de estas niñas desaparecidas. —Contó las chicas otra vez, y el pequeño número arañó su cerebro de una mala manera—. Pero apuesto a que está vendiendo todo tipo de chicas. Y también niños. Esa es la única manera que veo para que haya una discrepancia lo suficientemente grande en los libros de Sarna para que un empleado lo descubra.
—¿Cómo es posible? Esa mujer... Jodido infierno. —Riley se movió a la pizarra para ver la fotografía de Elise—. Elise Sarna es una madre, por amor de Dios. ¿Cómo puede hacer esto a los niños? —Echó un vistazo a Harry—. ¿Por qué no crees que Cosgrove esté haciendo esto solo? Él podría. Podía introducir un elemento en Sarna y decirles que vale mucho más de lo que realmente vale. La señora Sarna no tiene que estar en la trata de personas. Quizás por eso Cosgrove la sedujo. Si ella está enamorada de él, entonces él puede más fácilmente engañarla sobre el valor de sus productos.
—¿De dónde desapareció Daria? —Harry de nuevo empezó a pasear—. De su casa. Elise dijo que Daria se escabulló como de costumbre esa noche. Y Elise dice que pensaba que Daria iba a reunirse con un chico que no sería del agrado de sus padres. Sabemos que Daria realmente salía en las noches, pero no por un chico. Daria definitivamente trabajó la noche en que desapareció. A pesar de que ni el empleado del estacionamiento, ni la cinta de vigilancia la registró, tenemos la prueba porque Pierce robó su laptop.
—Entonces, ¿cómo crees que desapareció?
Harry miraba fijo las fotos de Elise y Daria, que había reunido mientras la teoría seguía formándose en su mente, y comenzó a teorizar. —Mi conjetura es que Daria regresó a casa. Elise quería que su hija saliera con un chico como Pierce — bufó—, creía que Daria estaba escapándose para estar con alguien inadecuado. Creo que Elise estaba esperándola para enfrentarla cuando llegó a casa. Daria no estaba saliendo con un chico, por lo que tal vez ella decidió confesarle todo a Elise acerca de lo que ella sospecha que Cosgrove está haciendo. Ella no se dio cuenta que su madre está involucrada. Entonces Daria le dice lo que ha descubierto de Phillip y lo que estaba haciendo a través de Importaciones Sarna. En fin, quizás pensó que no sólo estaba protegiendo a estas niñas, sino también a la compañía de su familia. Elise le dice que vayan a Importaciones Sarna para revisar los libros y la lista de clientes en esos momentos. Esta familia está tan desconectada que creo que uno o varios de ellos podrían desaparecer durante horas sin que nadie lo supiera. Así que Daria se mete en su carro con el pretexto de ir a Importaciones Sarna para investigar los libros —Harry chasqueó los dedos—, y en el camino Daria y su carro nunca se volvieron a ver.
—Entonces, ¿crees que Elise mató a su propia hija? — Riley se puso pálido.
—No lo sé —contestó Harry, frotándose la pierna de nuevo. Le dolía más de lo habitual en estos momentos—. Ella podría haber entregado a Daria a Cosgrove. Entonces Cosgrove la vendería en algún lugar escondido tan pronto como pudiera. Ellos se deshacen del carro de Daria juntos, y Cosgrove lleva a Elise a casa. Listo. Hay una niña desaparecida que la gente cree que es propensa a desaparecer sin decir una palabra, y realmente mucha gente no sospecha de juego sucio.
—Excepto que Elise no contaba que Daria tenía planes con Declan al día siguiente y que él avisase a todo el que pudo tan pronto como se enteró de que no estaba en casa y lista para ir a la cabaña —murmuró Riley—. Si no fuera por eso, Elise podría haber convencido a Stephen de no informar la desaparición de Daria durante días o incluso semanas. De las notas de los casos que he leído, Elise siempre insistía en la tendencia de Daria a desaparecer sin avisar. Mierda. —Riley regresó a sentarse delante de la laptop de Daria—. Dijiste que Elise mantenía la esperanza de que Daria pudiera haber hecho otras vacaciones en Europa, lo que sin duda mantuvo el caso sin interés para los ojos de los policías. Creo que podrías estar en lo cierto, Harry, pero es mucha especulación para llevarla a los jefes.
—Quizás podrías conseguir el nombre del casi denunciante de Jackson Roth antes de ir a hablar con ellos — sugirió Harry.
Riley se puso de pie. —Me das todas las asignaciones buenas. —Si Harry hubiera prestado atención sólo a la resignación en la voz de Riley, se habría perdido el brillo en los ojos del hombre.
«Oh, infiernos». Antes de que Harry pudiera advertir a Riley que Jackson Roth era una mala noticia, un golpe suave en contra de su puerta interrumpió su conferencia.
Después de que Harry dijo “entren”, la familiar pequeña fugitiva con la cabeza rapada apareció en su puerta.
—Siento molestar —dijo Jamie desde la puerta—. Primero, sé que le dije a Louis que regresaría al refugio, pero no lo hice. Conozco estas calles, sé cómo buscar y estar a salvo por mi cuenta. Así que volví a buscar —Jamie, finalmente hizo una pausa para tomar un respiro—, y creo que he encontrado a alguien muy importante. —Jaló a otra persona a la vista. A través de la ropa sucia se reconocían rasgos familiares, cabello largo y rubio, un rostro suave en forma de corazón y los ojos almendrados de color azul.
«Maldición, Mya». La niña de pie delante de Harry era una réplica exacta del excepcional dibujo que la chica latina había hecho para ellos. «Hiciste un gran trabajo».
—¿Tracy? —Harry le preguntó, aunque sabía que Jamie había encontrado a la persona adecuada.
La niña asintió. —He oído que me buscan.
Harry se precipitó hacia adelante, cojeando y todo, y estrechó la mano de Tracy. —No tienes ni idea.
Luego, inmediatamente se giró, agarró por los hombros a Jamie, y entró en modo de policía. —Nunca debes desobedecer cuando tu superior te dice que dejes una búsqueda. No había nadie aquí que hubiera sabido dónde estabas, si algo te sucedía. Vamos a tener una conversación seria sobre eso. Pero, maldición —Harry le dio un gran beso en la frente a Jamie y deseó como el infierno que tuviera una cola de caballo que pudiera jalar—, estás en camino de tener una maldita bonificación en estos momentos. Buen trabajo.
—Gracias. —Jamie metió las manos aún más en los bolsillos y bajó la cabeza pero marcas rosas dobles quemaban sus mejillas.
Riley se presentó desde el otro lado de la oficina y le hizo señas a Tracy para que se acercara. Tan pronto como se puso de pie Riley tomó una foto de grupo de los archivos de Daria. — ¿Puede decirnos si alguno de estos hombres te parece familiar?
—Sí —dijo Tracy. Harry llegó justo a tiempo para ver a Tracy señalar a Phillip Cosgrove—. Ese es el tipo que me agarró y me llevó a un motel.
—Bueno. Bueno —dijo Harry, intercambiando una mirada con Riley—. Vamos a conseguirte un poco de comida para empezar, y luego nos pondremos en contacto con los policías de aquí para que puedas contar tu historia. No tienes que temer ni seguir huyendo. —Se movió a su lado de la mesa para buscar una barra de chocolate. Él siempre mantenía una escondida—. Nosotros nos aseguraremos de que estés a salvo.
Tracy miró a Riley a Harry a Jamie y luego de nuevo a Harry, estudió a todos ellos. —Pero ese idiota Cosgrove no es el que me ofreció un trabajo y me drogó durante la entrevista.
La mano de Harry se congeló en torno a la barra de chocolate. —¿No?
Tracy se acercó a la pizarra y llevó su dedo índice derecho entre los ojos de Elise Sarna. —Fue ella.
«Oh, maldición. Maldición». El palpitante fuego recorría el pecho y espalda de Louis. Estaba acostado con el rostro pegado a la congelada pasarela; parpadeó, tratando de detener los puntos que flotaban frente a sus ojos. El golpe no lo había dejado inconsciente, pero había sido golpeado con tanta fuerza que lo había dejado sin aire, dejándolo consciente, pero temporalmente ciego e inmóvil.
El zumbido en los oídos de Louis se disipó cuando Declan, dijo: —¿Mamá? ¿Qué estás haciendo? —Parecía tan jodidamente confundido y asustado—. ¿Por qué le pegaste a Louis? Phillip mató a Daria.
Por su visión periférica, Louis vio a Elise con un barrote de cinco por diez en su mano. La risa de Cosgrove llenó la casa de botes, burlándose de Declan, y causó un temor aún más enfermo en el estómago de Louis. «¡Oh, no!» Louis parpadeó un poco más y pudo ver a Declan aún con el cuchillo delante de él. Estaba de pie a los pies de Daria como si la protegiera.
—¿No oyes a tu mamá? —Phillip dio un paso hacia Declan—. ¿De verdad crees que yo saqué a tu hermana de su casa, muchacho?
—¿Qué? —Declan movió el cuchillo a través del aire, haciendo que el pie de Phillip se retirara del espacio que acababa de dar. Declan miró a Elise, una petición llenaba sus ojos—. ¿Mamá?
—Dame el cuchillo, dulzura —dijo Elise, oyéndose como si no importara una mierda que aun sostuviera el barrote en las manos—. Vamos a hablar de esto.
—¿Hablar de qué? —Declan también movió el cuchillo hacia ella. Su voz sonó alta y firme—. ¿De que Daria está aquí en el suelo y que ni siquiera pareces sorprendida? ¿Qué infiernos está sucediendo?
Cuando las facultades de Louis regresaron, tenía un ojo en la escena frente a él y el otro en hacer un inventario de la casa de los botes. Necesitaba algo que funcionara como un arma. Necesitaba cuerdas o cordones para amarrarlos. Además, tenía que encontrar esos artículos en algún lugar de la casa de botes al que pudiera arrastrarse sin ser detectado. Ni Phillip ni Elise le prestaban atención, pero Louis no dejaría al niño solo, no tenía el poder de los músculos ni las habilidades para vencer a Philips en una pelea. Aparte de eso, Declan blandía el cuchillo delante de Phillip y Elise que mantenían su atención totalmente en él. Eso le dio a Louis unos segundos de libertad, manteniendo la atención de sus ojos y oídos en Declan, Louis también comenzó a deslizarse hacia atrás, mirando a izquierda y derecha, toda la acción, mientras rezaba para que la madera no crujiera bajo su cuerpo.
—Traje a tu hermana aquí a la cabaña sólo para hablar — dijo Elise, su tono lleno de confianza—. Traté de rodearla de los mejores recuerdos de nuestra familia con el fin de hacerla entender, pero ella no entendía.
—¿No entendía qué? —Declan gritó—. No entiendo qué demonios estás diciendo.
Elise suspiró, un sonido como si este momento fuera un inconveniente para ella. —Daria no podía entender que tuve que tomar decisiones para asegurar nuestro futuro. Le expliqué todo, que entendiera por qué tomé la decisión más sólida y que estábamos bien de nuevo gracias a esto. Te juro que lo hice. Traté de hacerle ver que estaba haciendo todo lo necesario por los dos. Sólo quería que tuvieran la mejor vida posible. Pero eso no le importó, solo le importaban las malditas fugitivas. —Una pizca de rencor se deslizó en tono de Elise—. Cuando se hizo evidente que tenía la intención de traicionarnos, hice lo que tenía que hacer para mantener a esta familia y nuestro negocio seguros.
—¡Eso no tiene sentido! —Era claro que Declan estaba en un estado de agitación y total confusión—. ¡Daria es nuestra familia, mamá!
—No. —Elise movió la mano a través del aire—. No lo era. No después de esa noche. Los eligió antes que a nosotros. —Tan rápido como ese destello de emoción se manifestó, Elise regresó a una terriblemente desconectada calma—. Tú eres diferente, dulzura. Si hablamos, puedo hacerte entender que sólo he hecho lo que es mejor para ti. Lo que es bueno para nuestra familia es bueno para nuestra empresa. La compañía de la que vas a tomar el control en un día no muy lejano.
—¡Quieres decir el gran regalo que le das a nuestra familia cada vez que jodes a este bastardo! —Declan movió el cuchillo en dirección a Phillip primero y luego hacia su mamá, pero en ningún lugar lo suficientemente cerca para hacer contacto—. ¡Hablas como una loca! ¡Empieza a hablar con sentido!
—¿Quieres sentido? —Phillip preguntó, Louis detectó algunas cuerdas enrolladas en la parte superior de un tronco de metal cerca de la puerta—. Vamos a dártela, pequeño malcriado que no entiendes que hadas mágicas no entraban cada noche a tu habitación a llenar tu cartera con dinero en efectivo.
Louis con cautela se puso en pie y se puso la cuerda en el antebrazo mientras Phillip continuó.
—Tu hermana metió la nariz en donde malditamente no debería y su madre tuvo que quitarla para que la mierda no cayera sobre toda la familia.
—Estás mintiendo. Él está mintiendo. —Declan se giró hacia Elise—. Realmente no mataste a Daria. Tu novio lo hizo, y lo sé, pero estás tomando la culpa porque crees estar enamorada de él o algo así y tienes que hacerlo. ¿Es así, mamá? —La voz de Declan crujía terriblemente—. Por favor, dime que no lo hiciste. Dime que no mataste a Daria.
Elise se cruzó de brazos, como si se le estuviera acabando la paciencia. —Declan, deja de actuar como un niño y empieza a aceptar las decisiones que un adulto a veces tiene que…
En ese momento, hubo una cacofonía de gritos, Phillip saltó hacia Declan. Louis agarró una caña de pescar que colgaba de la pared, pero para cuando regresó al pasillo, Phillip le daba un codazo en la cara a Declan y tomaba el control del cuchillo, y ahora tenía a Declan delante de él como escudo.
Phillip sostenía a Declan alrededor del pecho, pero miraba a Louis con intención mortal. —Ni siquiera pienses en dar un paso, señor Tomlinson. —Señaló a Louis con el cuchillo.
Después de dejar caer la caña, Louis levantó las manos, y Phillip llevó el cuchillo al corazón de Declan. «Plan B». La mente de Louis corría demasiado rápido como para pensar con claridad. No quería que Declan saliera lastimado. «¿Cuál es mi plan B?»
Aparentemente indiferente a que tenía un arma contra su pecho, Declan sólo tenía ojos para su madre. —¿Realmente mataste a Daria? —Las lágrimas caían, y la voz se le quebró.
—Como traté de decirle a tu hermana, tomé las medidas necesarias para proteger a nuestra familia y los negocios. —Más loca calma razonable se mostraba en el tono de Elise—. Como hice cuando empecé a manejar Importaciones Sarna por tu padre. Si no hubieras insistido en avisarles a todos, me hubiera hecho cargo de esto esa mañana y nunca habrías tenido que ver a tu hermana en ese estado —dijo Elise con un frío de muerte—. Pero insististe en avisar a la policía que fue casi una invitación para que nos investigaran. Deberías haberme creído cuando te dije que probablemente se había escapado de nuevo.
—¿Y le permites salirse con la suya asesinándola? ¿Qué, vas a matarme a mí también? —Declan agarró la muñeca de Phillip y jaló el cuchillo hasta el cuello, apuntando la punta en la garganta.
El corazón de Louis se detuvo. —Declan. —Dio un cuidadoso paso hacia la volátil escena—. No lo hagas.
Parpadeando la humedad que inundaba sus ojos, Declan cambió su mirada a Louis. —Esto ya no importa. Ella va a matarme. —Deslizó su mirada hacia su madre, y el azul en sus ojos se convirtió en llamas del más caliente fuego—. Porque no voy a cubrir esto por ti, mamá. Has matado lo único bueno en nuestras vidas, la persona que nos hizo una familia. Me quitaste a la única persona que me hacía sentir como si hubiera algo decente en mí.
—No seas dramático, Declan. —Elise le tendió la mano, como si fuera un niño que esperara un juguete que le había sido prohibido usar—. Tienes todo lo que puedes desear en la vida. Sé que no vas a renunciar a todo por esto.
—No me conoces en absoluto —susurró Declan—. Nunca lo hiciste. Adiós.
Louis le gritó —¡No! —cuando Declan clavó el cuchillo en su cuello, horror llenó a Louis hasta la médula mientras observaba el movimiento de la hoja del cuchillo en cámara lenta avanzar el centímetro mortal. Sólo en el último segundo, Declan apartó su cabeza hacia un lado, fuera del camino, y el cuchillo atravesó justo debajo de la garganta de Phillip con tanta fuerza que se hundió hasta la empuñadura. Phillip gorgoteaba y cayó hacia adelante, aferrándose inútilmente al cuchillo enterrado en su cuello. Declan se quedó justo encima del hombre. Apoyó la bota en la espalda de Phillip, haciendo que el hombre más grande gritara cuando el cuchillo se enterró más profundamente.
Louis se abalanzó sobre Elise antes de que pudiera dar un paso. Le arrancó la improvisada arma de las manos y la arrojó al hielo. Rápidamente, jaló las muñecas a la espalda, atándole los puños con una cuerda, Louis ató también los pies como a un animal. No quería que huyera. Después de asegurar a Elise, Louis encontró otro trozo de cuerda y ató a Phillip de la misma manera. Luego llamó al comandante de Arlington Heights para explicar que necesitarían paramédicos, además de la policía. Una mirada a la culata del cuchillo que sobresalía de cuello de Phillip hizo la decisión por Louis, esperaría que un profesional retirara el arma.
Con Phillip y Elise amarrados, Louis tocó el brazo de Declan. El joven se sacudió y miró con ojos tristes a Louis.
—Puedes dejarlo ir ahora —dijo Louis viendo que Declan aún tenía su bota en la espalda de Phillip.
—Correcto. —Declan se apartó un paso—. Lo siento.
—Esa fue una decisión inteligente, Declan —compartió Louis—. Aunque jodidamente me asustaste. No te voy a mentir, pensé que realmente ibas a tratar de matarte.
—Hoy no. —Declan se arrodilló junto a su hermana. Con cuidado le acarició el cabello—. Alguien tiene que hacerse cargo de Daria. Voy a hacer que eso suceda.
—Eres un buen hermano.
Declan sacudió la cabeza, su atención todavía en Daria. — Debería haberlo sido. Pero no lo fui. Asegurarme de que tenga un entierro apropiado es todo lo que puedo hacer por ella ahora.
—Hiciste mucho. —Louis frotó los hombros de Declan—. Si no hubieras estado tan enojado, no me hubieras llamado para que viniera aquí y nunca hubiéramos visto lo que vimos. Se habrían salido con la suya haciendo que Daria desapareciera para siempre. Quizás puedes decir que lo terrible que te sucedió con Pierce finalmente terminó al descubrir al asesino de tu hermana. —No era mucho, pero Louis todavía sentía la necesidad de ayudar al niño—. Ayudaste a que Daria tenga un poco de paz al final.
—Es un poco más aceptable de esa manera —murmuró Declan, su tono áspero.
Los primeros sonidos de las sirenas a lo lejos rompieron el silencio que rodeaba la casa de botes. —Debe de ser la policía —dijo Louis.
—Debes dejar que los paramédicos te revisen. Philips te golpeó duro cuando cayeron y luego el golpe de la madera en el pecho, probablemente te duele como un hijo de puta. —Declan vio estrechando la mirada a Louis—. Ya te veías golpeado.
—Supongo que Phillip fue el que me dio unos cuantos golpes ayer. Apuesto a que él estaba pensando en evaluar el Haven y me vio con Harry. Entonces oyó lo que dije de Importaciones Sarna y probablemente pensó que estaba acorralándolos. —Las sirenas casi ahogaron la voz de Louis, y al oír la primera puerta del vehículo Louis se puso de pie rápidamente y se balanceó hacia el hielo.
—Wow. —Declan se levantó de un salto y estabilizó a Louis con un brazo alrededor de la cintura—. ¿Estás bien? Realmente debes dejar que te lleven al hospital.
—Voy a ir tan pronto como regrese a Chicago. —Louis tomó un par de respiraciones dolorosas, pero la niebla borró todo—. Necesito ver a Harry primero, va a enloquecer por esto. —En este momento, Louis no necesitaba nada más que ver la dura y hermosa cara de Harry y estar en la inquebrantable seguridad de su abrazo—. Tengo que estar cara a cara con él para que pueda ver que estoy bien.
Sin embargo Louis se sentó. Con la paliza de Phillip agregándose a la que ya le había dado ayer, Louis no se sentía completamente estable ni lúcido. Él respondió a las preguntas del comandante lo más claramente posible, prometió que iba a volver a hacer una declaración completa en la mañana, y luego aceptó la oferta del hombre de permitir que un policía lo acompañara de regreso a Seguridad Quinn.
Harry se paseó por delante de los elevadores a la espera de Louis. «¿Dónde jodidos está?» Louis había llamado para explicar lo que había ocurrido en la casa de botes y para asegurarle que todo estaba bien. Ahora tenían a Tracy, así como una creciente montaña de condenada información en la computadora de Daria, más lo que Louis y Declan habían presenciado hoy para agregar a la teoría de Harry acerca de cómo y por qué había ocurrido esta terrible tragedia. Harry no veía ninguna manera en la que Elise Sarna y Phillip Cosgrove pudieran dejar de pasar un largo tiempo en la cárcel. La mejor esperanza de Seguridad Quinn para la búsqueda de las niñas desaparecidas era que uno de ellos acordara hacer un trato y hablara. Riley tenía pocas esperanzas de encontrar a Bree.
Traer a casa a estas chicas podría ser el acto final del heroísmo de Daria. Quizás le daría a Stephen y Declan un poco de paz el saber que no murió por nada.
Sin embargo, egoísta como era, nada de eso le importaba a Harry en estos momentos.
«Sólo necesito ver a Louis».
Canin atrapó el brazo de Harry a medio paso. —Él estará aquí pronto. Es un largo viaje en carro. Dales tiempo.
Harry lo miró. Le gustaba pasear, eso le ayudaba a mantener las burbujas de pánico bajo control. —No tienes que esperarlo conmigo.
—¿Y no darle a Kasey un informe de primera mano de la condición de Louis? ¡No lo creo! —Canin hizo un movimiento para proteger las joyas de la familia—. Obviamente, no estás casado.
—No. —«Pero quiero estarlo».
Harry se tambaleó. «Mierda». ¿Cuándo había querido tener la institución del matrimonio heterosexual? ¡Nunca! Ni siquiera durante el tiempo que estuvo con Ryan, cuando él había pensado que Ryan era el único, el deseo de bodas legales no había entrado en su mente. «Ryan no es Louis». Con Louis, desde el principio todo había sido diferente. Lo quería para siempre. Atando lazos. «Mierda».
El elevador sonó en ese momento, y las puertas se abrieron para revelar el más dulce y sexy hombre que Harry hubiera conocido. Harry se precipitó hacía él antes de que Louis pudiera salir. Le agarró la cara e inclinó la cabeza hacia atrás, y rápidamente se encontró ahogado en los hermosos ojos de su Louis. Harry robó beso tras beso de los labios de Louis, sufriendo por el simple contacto más que un profundo saqueo. Pasó sus pulgares por los pómulos de Louis y le retiró la nieve del cabello. Podía oír la puerta del elevador tratando de cerrarse detrás de él, y sin mirar sabía que Canin la mantenía abierta. Como ayer por la noche, a Harry no le importaba tener público.
Harry besaba los labios, la nariz y la frente de Louis, y le susurró: —Eres lo mejor que he visto durante todo el día. —Una risa áspera oprimió la garganta de Harry—. Y eso dice algo teniendo en cuenta que Jamie encontró a Tracy.
—Mira. —Frente a frente, Louis guio las manos de Harry por todo su cuerpo—. Estoy bien. —Louis pasó sus brazos alrededor de la cintura de Harry, y lo acercó—. No hay necesidad de preocuparse.
Harry también envolvió sus brazos alrededor de Louis. Besó su sien y luego el cabello, pensando todo el tiempo que absorber la calidez del hombre lo reconfortaba. —Tenía miedo. —La voz de Harry se oía como si tuviera papel de lija en la boca—. Creo que perdí diez años de mi vida esperando a que regresaras. —Inclinó la cabeza de Louis y se apoyó contra la pared mientras lo besaba.
Louis de inmediato se puso tenso y empujó a Harry. —Ow. Ow. —Se agarró de la barandilla tan fuerte que sus nudillos se pusieron tan pálidos como de repente estaba su rostro—. Ah, joder. —Sus rodillas cedieron.
Mientras Harry tomaba a Louis, miedo helado recorría sus venas. —¿Que sucede? —Acomodándolo a un lado, Harry vio que gotas de sudor se formaban en la frente de Louis y tenía la piel fría y húmeda.
—Te juro que estoy bien. —La voz de Louis no podía ser más suave, pero la fuerza de su declaración traspasó directamente el corazón de Harry—. Pero creo que tengo que ir a la sala de emergencia. —Tan pronto como Louis dijo eso, la cabeza cayó y sus piernas cedieron.
—Mierda. —Harry tomó a Louis en sus brazos—. Vamos al hospital. —Mirando frenéticamente alrededor, se encontró a Canin ya en el elevador con ellos—. Tú manejas.
Horas más tarde, Canin ya se había ido y Harry estaba fuera de la habitación de Louis en el hospital. A través de la ventana, pudo ver a Louis durmiendo pacíficamente, pero la idea de entrar y sentarse con Louis lo paralizó. Las enfermeras vendrían a revisar a Louis de nuevo muy pronto. Además de todos los golpes visibles, los médicos le habían diagnosticado a Louis varias costillas lastimadas, así como una posible contusión. Sin embargo no había hemorragia interna, ni nada más en ninguno de los análisis hechos por los excesivamente preocupados médicos. Ellos querían que se quedara toda la noche como medida de precaución.
Harry apenas había contenido su miedo mientras esperaba noticias en la sala de emergencias. El deseo de hacer cosas violentas a todo y a todos en ese espacio lleno de gente lo había abrumado. Cualquier cosa era mejor que estar sentado en silencio y dejar que su imaginación volara con las miles de formas en que la situación en el embarcadero podría haber terminado con Louis muerto.
Dos veces en dos días la vida de Louis había estado en grave peligro, y Harry no podía predecir cómo respondería si sucedía de nuevo. Cristo, no sabía si podría hacer este trabajo todos los días, mientras constantemente se estuviera preocupando por Louis, y si alguna futura tarea que Harry le asignara terminaría con Louis muerto.
«No». Harry tenía que moverse, sentía que se estaba saliendo de su piel. «No puedo lidiar con eso».
Ryan, ataviado con una bata, interceptó el camino de Harry. —Puedes entrar y sentarte con él. —Señaló con la cabeza la habitación de Louis—. Les dije a las enfermeras que puedes hacerlo.
—Ellas me dijeron. —La justicia obligó a Harry añadir—: Gracias por cuidar de él. —Apretó la frente en la ventana de la puerta, viendo la anormalmente pálida piel de Louis—. Me ayudó saber que estaba en tus manos.
—Es mi trabajo.
—Cierto. —Cuanto más Harry observaba a Louis más aumentaba su inquietud y su frecuencia cardíaca—. Discúlpame —murmuró—. Creo que necesito un poco de café.
Ryan bloqueó a Harry. —¿Por qué no me dejas hacer eso? Entra, yo te lo traigo.
Mirando fijo a Ryan, Harry contestó: —Puedo hacerlo yo mismo.
—Entra y siéntate con él. —Los familiares ojos azules miraron a Harry sin pestañear—. Puedo ver que estás asustado, Harry, pero alejarte para protegerte no es la respuesta. Nunca te ha funcionado en el pasado.
El vello de Harry se erizó, y habló con los dientes apretados. —Louis no eres tú.
—Lo sé. Es por eso que mi consejo es aún más importante. —Después de mirar alrededor y encontrar los pasillos vacíos, Ryan se acercó y bajó la voz—. Louis no haría un movimiento de mierda para serte infiel como yo lo hice, pero si te tiene hecho nudos, tengo serias dudas de que sea el tipo de hombre que sólo acepta los pedazos que decidas darle. No es justo que pierdas otro novio porque te encierras dentro de tu Harry caparazón. Alejarás al hombre que amas.
Harry jodidamente odiaba que alguien con los que ya no tenía vínculos en su vida conociera los defectos de su personalidad. —Voy a hacer lo que tengo que hacer. —Se dio media vuelta y regresó su atención de nuevo a Louis. «Cristo. Se ve tan jodidamente frágil».
Después de una pausa, Ryan dijo: —Espero que pienses acerca de lo que te he dicho. —Apretó el hombro de Harry—. Cuídate.
Harry esperó hasta que se quedó solo otra vez, mirando a Louis a través del cristal, hasta que no pudo soportar más la distancia. Entró en la habitación y tomó una silla junto a la cama de su pareja, colocó su mano sobre la cama, rozando con la yema de sus dedos los dedos de Louis. El inmediato pulso de calor y vida arrancó un feo sollozo de Harry, uno que ahogó apretando las manos y regresándolo a su centro. Un cuerpo magullado estaba frente a Harry, y la palidez de la piel era demasiada para mantener el más saludables rosado de la vida, y eso agitó sus entrañas. Tocar a Louis causó violencia en el interior de Harry. Sentía como si alguien rompiera una esfera de cristal, y cada fragmento cortara los órganos y músculos, desgarrándolo en pedazos. Al mismo tiempo, Harry sabía que salir del hospital le causaría una puñalada más grande, directo en su corazón.
«No puedo dejarlo. Y no sé cómo quedarme».
Si hubiera seguido sus leyes no estaría en esta situación.
Harry arrastró la silla hasta el último rincón de la habitación, cerca de Louis, pero no tanto, y se instaló en la oscuridad.
Tan pronto como Harry dio la vuelta en Seguridad Quinn vio a Louis de pie delante del elevador y se retiró a las sombras. Por qué tenía que toparse con la única persona que era importante para él. «Mierda».
Canin vio a Louis y luego se giró para ver a Harry. —¿Qué infiernos estás haciendo? —Mantuvo su pregunta en un susurro. En la distancia, el elevador se abrió, y Louis entró—. Esta es la tercera vez en las últimas semanas que te he atrapado ocultándote cuando ves a Louis.
—N-No. —La adrenalina en Harry lo hizo tartamudear—. Se me olvidó algo en mi oficina.
—Tonterías. —Canin jaló a Harry a la sala de conferencias vacía. Tan pronto como la puerta se cerró, alzó la voz, diciendo—: Louis ya está molesto porque el niño Sarna se está transformando de nuevo en ese imbécil que era antes. Además de eso, está tratando de reparar mierda seria sin quejarse ni un poco. ¿Qué infiernos pasa con lo de “Louis es mío ahora, es mi derecho cuidar de él”?
Con real fuego Harry miró a Canin a la cara. —Jódete. He estado cuidándolo, me he asegurado de que tenga todo lo que necesite desde que salió del hospital.
—Sin embargo, lo evitas en cada oportunidad que tienes aquí en el trabajo. —Canin muy bien podría poner los ojos en blanco—. Eso es maravilloso.
Harry gruñó. —Estás viendo cosas que no están ahí.
—Te golpearía ahora mismo si no fueras mi mejor amigo. —Canin gruñó ante la habitación vacía, y sus ojos ardían con fuego—. No seas un imbécil, hombre. No arruines lo mejor que te ha sucedido. No le quites a Louis lo mejor que le ha sucedido a él. Arregla lo que infiernos se haya roto entre ustedes esta noche antes de ir a su apartamento en lugar del tuyo. Después estarás ocupado con un nuevo caso y necesitarás trabajar hasta tarde. Y antes de que sepas qué ocurrió se habrá terminado lo de ustedes.
Harry abrió la boca, pero Canin lo interrumpió. —Tómate la tarde libre. —Empujó a Harry por el pasillo y lo guio hasta el elevador—. Ahora ve a buscar a Louis en estos momentos. Le gusta tomar pequeños descansos…
—Y subir a la azotea. Lo sé. —Harry terminó con un gruñido, perforando a Canin con su mirada. Entró en el elevador y presionó el botón correspondiente—. No tienes que decirme acerca de Louis.
Canin le sonrió irónicamente a Harry en lugar de decirle adiós y Harry le correspondió saludándolo con un solo dedo, y pudo oír una carcajada de Canin cuando las puertas se cerraban.
Con cada piso que el elevador subía, Harry se acercaba a Louis, su corazón se aceleraba y empezaba a sudar. «¿Qué diablos voy a decirle?» Habían pasado tres semanas y Harry aún no tenía las palabras adecuadas.
Las puertas del elevador se abrieron, dejando a Harry en la azotea. «Mejor encuéntralo rápido». Harry entró en la azotea. Más allá de las puertas de vidrio del área de comedor, había una terraza abierta, y pudo ver la forma de Louis a través de los copos de nieve que se arremolinaban afuera. «Esto es todo». Arrastró una de las sillas de la mesa a la puerta atorándola y así garantizar su privacidad. En este momento, no le importaba mucho si alguien más en el edificio tenía planes para utilizar ese espacio.
Con una respiración para calmarse, Harry se movió a través de la terraza cerrada con cristal y abrió la puerta de cristal que llevaba hacia el exterior. Una ráfaga de fuerte viento lo golpeó y le recordó que no se había puesto su abrigo. A unos seis metros delante de él, Louis no se movía, tenía los codos apoyados en el muro de protección, dándole la espalda a Harry.
—¿Louis? —Harry se preparó para resistir el azote de la nieve—. Está jodidamente frío aquí. —Arrastró su pierna mientras se movía al lado de Louis—. Aun no estás totalmente recuperado de lo que te sucedió —dijo con suavidad—. Creo que deberías entrar.
—Estoy bien. —Después de jalar su abrigo más a su alrededor, Louis levantó la cabeza hacia los rayos del sol que brillaba a través de los copos de nieve—. No estoy seguro de que te hayas convencido, pero puedo cuidarme. —Finalmente, se giró de frente a Harry. Harry no podía saber si era frío o alguna otra cosa lo que lo había causado; pero la nariz de Louis, las rojas mejillas y sus brillantes ojos oscuros estaban demasiado brillantes—. Tú eres el que no está adecuadamente vestido. — Louis levantó el cuello del traje de Harry y lo abotonó—. Deberías entrar.
Harry tomó las manos enguantadas de Louis. —Por supuesto que sé que puedes cuidarte. —Empezó a respirar un poco mejor—. Si eso es lo que te molesta, entonces podemos volver a entrar. —Jaló la mano de Louis pero Louis no se movió.
—Estoy aquí tratando de entenderte Harry. —Louis se quitó un guante y acarició la mejilla de Harry. El contacto de piel caliente sobre la piel fría causó un escalofrío adicional que recorrió la columna de Harry—. Pero temo que no estoy haciendo un trabajo muy bueno.
La sangre en las venas de Harry se convirtió en hielo. — ¿Qué quieres decir? —Harry dio sus primeros pasos hacia la parte cubierta sintiéndose de nuevo atrapado—. Lo que ves es lo que tienes, no soy complicado.
—Pero hay más. —Suspirando, Louis se frotó la cara, y miró a Harry con aun mas oscuridad en sus ojos—. Pareces vivir por leyes o códigos o reglas o algo así. Sólo que nunca hablas de ellas, así que estoy en desventaja. Estoy jugando a ciegas. Nunca sé si lo estoy haciendo bien o cómo lo estoy haciendo. —Líneas más profundas de color rosa quemaban sus mejillas—. Ni siquiera sé si el amarte está marcando puntos en la columna de correcto o incorrecto que tienes para mí.
—No, Louis. No. —El corazón de Harry se apretó con una insoportable sensación de opresión. «¿Qué infiernos está pasando aquí?»—. No es nada de eso. Yo nunca calificaría lo que haces.
—Al principio pensé que era sólo miedo —dijo Louis, y Harry escuchó la tristeza en su voz—. Sólo quería asegurarme que te sintieras a salvo conmigo. Sin embargo, hemos estado compartiendo una cama durante semanas, y no importa lo que diga o haga, no me tocas. No me dejas tocarte ni confortarte.
—Fuiste herido. —Harry levantó las manos y un gruñido de frustración entró en su tono—. Dios santo, dulzura, tenías tantas vendas envolviéndote como una media momia hasta hace unos días. ¿Qué quieres que hiciera? ¿Atacarte?
—No, pero no esperé que durmieras con un ojo abierto con el fin de asegurarte de que siempre hubiera un metro de espacio entre nosotros en la cama.
Harry se sentía como un perro atrapado en un rincón. — No es así. Estás exagerando.
—No creo que lo haga argumentó Louis. Agarró a Harry y lo obligó a mirarlo directo a la cara—. Quiero luchar por ti. No estoy interesado en meter la cola entre las patas y huir. Sé que me amas tanto como yo te amo. Creo que con todo mi corazón.
—Tanto como las palabras de Louis, su fuerza vital seducía a Harry—. Pero estoy haciendo mi maldito esfuerzo en averiguar contra qué infiernos estoy contigo. ¿Estoy luchando contra las cicatrices que los hombres en tu pasado dejaron? ¿Esas relaciones terminaron? Porque voy a hacerlo. Voy a luchar contra tus miedos y vencerlos. Pero necesito saber cuáles son. No puedo simplemente mover mis brazos y esperar golpear el punto correcto.
—No es una batalla contra otros hombres. —Besando los labios de Louis, Harry se mantuvo allí y dijo en una voz ronca—: Te prometo que no quiero a nadie más que a ti.
Louis se inclinó hacia Harry y le devolvió el beso. — Entonces, ¿cuáles son estas leyes que has insinuado romper por mí? Quizás pueda ayudar a mostrarte que no lo haces, o que al menos conmigo, romperlas está bien.
—No quiero hablar de ellas. —Harry se desenredó y se apartó. Habían llegado a un lugar donde hablar de esas cosas increíblemente personales se sentía como si su piel fuera arrancada y lo dejara expuesto sin el necesario salvavidas—. Son estúpidas.
—No son estúpidas, si las has utilizado para dar forma a tu vida. —Louis se quedó inmóvil en la pared de la barrera, pero Harry podía sentir que el hombre seguía cada uno de sus movimientos, viendo que cojeaba—. Eso significa que son una parte de ti.
—Lo que no me hace sentir orgulloso —admitió Harry. Un calor crecía dentro de su caliente piel. Lanzó una mirada de reojo a Louis mientras se paseaba por delante de él—. Pero no conozco ninguna otra manera de ser.
—Dime una de ellas —dijo Louis—. ¿Cuántas hay?
Deteniéndose en la puerta del atrio, Harry vio su reflejo en el vidrio. «No puedo hacer esto». Harry giró la cara hacia Louis, pero se quedó apoyado contra el cristal. «Lo vas a perder si no lo haces».
—Hay cinco. —Cristo, Harry nunca había compartido esta parte de su vida con nadie. «Jamás».
Louis asintió y murmuró un “bien”. —Eso no son demasiadas. Creo que puedo derribarlas. —Cruzó los brazos sobre su pecho y a seis metros de distancia su poder traspasó a Harry con su hermosa mirada—. Dime la primera.
—No enamorarse de un hombre hetero.
—No soy hetero. —Louis levantó una ceja—. Para ahora lo sabes mejor que nadie. ¿Cuál sigue?
Harry se aclaró la garganta. —Nunca mezclar negocios con placer. —Al decir estas cosas en voz alta, Harry nunca se había sentido tan jodidamente avergonzado en su vida.
La dulce sonrisa mezclada con un poco de travesura levantó los bordes de la boca de Louis. —Hemos hecho eso. —Se rio y Harry pudo ver el brillo en sus ojos—. Todo el tiempo.
—Sin duda, lo hicimos. —Harry quería reír, pero aún recordaba el daño que Cosgrove le había hecho a Louis en dos ocasiones, y lo dejó frío. Mirando a Louis en este momento, Harry recordó entrar al apartamento de Louis y magullado—. Si no te amara tanto —Harry parpadeó a causa de las lágrimas odiando que cayeran—, eso no importaría. Pero cuando pienso en ti asignándote un trabajo que pueda ponerte en peligro... Maldición, no sé si pueda ser profesional. No por ti, por mí. Pero no sé si pueda tratarte como cualquier otra persona. Tú no eres como cualquier otra persona. —Dejó escapar un suspiro vacilante—. No para mí.
Louis dio un paso más cerca, reduciendo la brecha, y lo mismo hizo Harry.
—¿Y si te digiera que estaba pensando en cambiar de carrera, eso termina con la regla de no mezclar? —Louis inseguro dio otro paso entre ellos.
Harry se movió, pero las palabras de Louis de repente entraron en su mente y se detuvo en seco. —¿Quieres dejar Seguridad Quinn?
—Aún no lo sé —dijo Louis. Él miró hacia otro lado por un momento, y Harry vio que se mordía el labio inferior y luego cambió a morderse una uña, y cuando miró a Harry, el color rojo se había apoderado de su rostro—. Nunca me he sentido como si encajara aquí, sabes, y el caso Sarna me recordó lo mucho que odio la fealdad que a veces viene con la vida en este mundo y al hacer este trabajo. Sé que odias la crueldad tanto como yo, pero también amas la investigación y avanzar en la solución del rompecabezas. El placer que sentía cuando descubría algo del caso era porque sabía que mi trabajo te haría sentir orgulloso, y eso era lo que me importaba. Era lo mismo desde que vine aquí. Era feliz de hacer mi trabajo porque quería demostrar a Kasey que no había cometido un error al contratarme.
«Joder». La idea de asignar el trabajo de investigación a Louis volvía loco a Harry, pero el no tener a Louis cerca todos los días también lo asustaba. «No importa dónde esté. Siempre te preocuparás por él».
Harry no sabía si podría acostumbrarse a preocuparse cada día, sin importar nada. —Si dejas el trabajo para Seguridad Quinn, ¿qué harías?
—No sé. —Louis se encogió de hombros. De repente Harry lo vio tan joven y tímido como cuando lo vio por primera vez—. Creo que me gustaría ir a la universidad. Nunca lo había pensado antes, pero ahora creo que podría con eso.
—Cristo, bebé. —Su voz se quebró, Harry quería correr hacia Louis, pero algo más profundo y más aterrador mantuvo sus pies fijos en el lugar—. Definitivamente lo harías. Mereces estar allí tanto como cualquier otra persona.
—Gracias. —Aunque breve, la sonrisa de Louis delataba lo mucho que le importaba la opinión de Harry. Eso sólo tambaleó a Harry aún más—. Seguiría trabajando aquí a tiempo parcial, por el momento —añadió Louis—. Y quizás dentro de unos años voy a descubrir que quiero estar en Seguridad Quinn. No lo sé. Pero incluso si lo hiciera, siempre podría trabajar en el lado de la seguridad. Me asignaron contigo en investigaciones, porque pensaron que como te conocía podría ayudarte, no porque expresara interés en el trabajo.
Harry se frotó la cara. —Maldición, bebé. —Él nunca se había sentido tan perdido—. No quiero que cambies tu elección de carrera por mi culpa.
Louis cerró la distancia entre ellos. Se quitó los guantes, y tocó la mandíbula de Harry aliviando la tensión. —Soy mi propio hombre, y nunca te dejaría hacer eso. Quiero explorar, Por lo tanto, ya nos ocupamos de la segunda regla. ¿Cuál es la número tres?
—Son leyes. —Harry logró reír al corregirlo—. Y es, no obligar a nadie a regresar al closet contigo.
Louis se carcajeó, y Harry realmente no podía culparlo.
Luz ahora bailaba en los ojos marrones de Louis. —Tú ahora estás fuera del closet, Harry. —Tocó el abdomen y costados de Harry hasta que Harry se movió alejándose, también riéndose—. Reventaste esa tú mismo, dulzura.
Harry tomó la mano de Louis y lo jaló acercándolo. —No era consciente. —Viéndose vencido por el amor, Harry apartó un suave y sedoso copo de nieve de la punta de la nariz de Louis y luego la besó—. No puedo ocultar lo que siento por ti.
Después de arrugar la nariz, Louis envolvió con sus brazos alrededor de Harry y cerró las manos en la parte baja de la espalda. —Dame la próxima ley.
—Nunca competir por el interés de un hombre.
Todo el humor dejó a Louis, y su mirada se suavizó con adoración que capturó el aliento de Harry.
—Nunca hubo nadie para mí, solo tú —confesó Louis, sin parpadear, sin apartar la mirada—. Nunca te haría un daño igual al que Ryan te hizo. Nunca has tenido que competir por mi amor, y nunca lo harás. Me fascinas. Me haces sentir seguro. Eres inteligente, y me haces reír. El sexo es increíble y nunca será aburrido contigo. No tengo que experimentar con otra persona para saber que lo que tenemos es especial. Veo tu rostro, y te escucho reír, y pongo mi cabeza contra tu pecho para escuchar los latidos del corazón, y me pregunto cómo tuve suficiente suerte para captar tu interés.
El viento azotaba el cabello de Louis contra la mejilla, y Harry lo acomodó detrás de su oreja. Deteniéndose ahí porque necesitaba tocarlo. —Siendo tú mismo. —El contacto visual entre ellos se intensificó y casi despojó a Harry de su voz—. No necesitabas nada más.
Louis giró la cabeza para besar las manos de Harry. — Nunca tendrás que competir por mi interés, o saltar por el aro para tenerme en tu vida. Esa es la cuarta ley y la podemos descartar. —Fijó su mirada en Harry, que brillaba más que el rayo de sol que atravesaba la nieve—. Dame la número cinco.
«Muy bien». Harry exhaló. Y entonces lo hizo de nuevo. Su garganta se cerraba, y se tomó todo un minuto antes de poder hablar. —Nunca dejes que un hombre se convierta en lo suficientemente importante como para romperte. —Apenas logró decir las palabras.
Louis de repente se puso rígido. —Esa es. —Movió las manos para apoyarlas en el pecho de Harry, donde claramente sintió el frenético ritmo cardíaco—. Esta es la ley que te importa. Es la que está haciendo que te separes. —Louis asintió como si pudiera leer la mente de Harry—. ¿Estoy en lo cierto?
Cada emoción que Harry se había pasado la vida evitando se estrelló en él con la llama del fuego, y luego el frío ártico, dejándolo atrapado en un lugar que él se había prometido a sí mismo que nunca volvería a estar. La adrenalina corría fuera de control. Puso espacio entre él y Louis, y comenzó a pasear de nuevo, para cubrir el repentino temblor. Murmuró algo sobre el jodido clima frío y se dirigió hacia el atrio, pero podía sentir la mirada de Louis en su espalda durante todo el camino. «Piensa, hombre, piensa». Se oía como un enjambre de abejas zumbando sobre todas sus inseguridades en su cabeza, y Harry no podía hacer que se callaran. «Te ves como un pussy y un idiota».
—Dímelo. —La suave insistencia era clara en el tono de Louis. Se acercó a Harry, contra el viento, bloqueando la nieve y el frío de que golpearan directamente a Harry—. Nos vamos a detener aquí con esta distancia entre nosotros, si quieres. No creo que realmente quieras vivir en ese solitario lugar, Harry, a pesar de que tus leyes dicen lo contrario. Creo que deseas lo que tienen Canin y Kasey, y Adan y el Rhone. ¡Háblame! —Apretó la mano sobre el hombro de Harry, y se Harry se estremeció—. Confía en mí.
El simple toque de Louis, en ese momento, derrumbó a Harry. Apoyó la frente contra el vidrio, y cerró los ojos. —He tenido que decirle a un montón de gente sobre la muerte de un ser querido, de un cónyuge —compartió, con la voz gruesa—. He visto hombres que parecían que podrían derribar un árbol con sus propias manos y mujeres duras que parecían que nada podrían quebrarlas, romperse en mil pequeños pedazos y quedarse completamente inmóviles, ante la pérdida de un cónyuge, una pareja, como quieras llamarlo. He visto personas que saben que tienen los niños y responsabilidades de una vida plena, estar tan aplastados por la muerte de su pareja que acaban tomando sus propias vidas, ya que no pueden tolerar vivir en este mundo sin ellos. —Tomando una respiración estabilizadora, Harry apartó la cabeza de la ventana y se encontró con la mirada de Louis, nublada como la suya—. He visto la muerte de las parejas demasiadas veces para poder contarlas, y no quería que eso me sucediera. Nunca quise tener esa debilidad. Nunca quise que mi corazón y mi vida estuvieran en manos de otra persona. Me parece terrible darle a otra persona ese poder sobre ti.
Incapaz de controlarse, Harry se acercó y acarició la cincelada mejilla de Louis. —Pero ahora estoy contigo. —Él no podía evitar el sonreír al mirar a su hermoso hombre—. Simplemente no lo pude evitar... Traté de alejarme, pero no pude. Eres demasiado maravilloso. Y eso debería ser genial, y lo es, pero al mismo tiempo, no lo es. Lo que siento por ti, la profundidad de eso, es como una bomba dentro de mí a punto de estallar. Sé por lo que pasé cuando Cosgrove te atacó en el carro, y luego, cuando quedaste atrapado en el enfrentamiento en la casa de los botes. —El pecho de Harry pesaba con la lucha contra la ansiedad de volver a revivir esos momentos—. Cada minuto de ese tiempo cuando no podía verte ni tocarte para saber que estabas bien, saboreé lo muy importante que te estás convirtiendo en mi propia vida. No me gustó eso. —«Ahí está, lo dije. Ahora me odias. Me lo merezco».
Ahora venía la parte en la que Harry debería callarse, pero las palabras y las feas emociones, estaban fuera de control y seguían saliendo. —No me gustó lo que sentí porque me mostró que mi corazón ya estaba muy ligado a ti y no creía que pudiera vivir si algo sucediera y tu... —Harry ni siquiera podía terminar ese pensamiento—. Cristo, Louis. —Suspiró y tragó saliva, tratando de deshacer el nudo en su garganta—. No podría ser capaz de levantarme y seguir adelante. Nunca quise ser ese tipo de hombre, pero contigo… Te amo tan jodidamente tanto. La pérdida me rompería, y no quiero eso. —Se sentía como si alguien lo hubiera desollado, abriéndolo y dejándolo para asarse bajo un sol abrasador—. No sé cómo estar contigo cuando me siento así. No puedo dejarme romper contigo, pero sé que no es justo mantenerte de esa forma.
En lugar de suavidad o simpatía, los ojos de Louis lanzaban fuego del infierno. —Entonces, quieres que te diga que está bien que me des el cincuenta o sesenta por ciento de ti. ¿Es así? —preguntó con voz cortante—. Si quiero estar contigo, entonces tengo que aceptar que te mantengas lo suficientemente lejos para que mantengas tu corazón a salvo, para que no te duela mucho si muero.
—Ni siquiera de cerca, niño. —Afligido, Harry se acercó para tomar a Louis, pero Louis eludió su control—. No pongas mal actitud en el aire.
Louis miró a Harry a la cara. —Esa es la oferta que estás poniendo sobre la mesa, ¿verdad? Quédate conmigo, y aprende a aceptar lo que estoy dispuesto a dar. —Un gruñido lleno de ira como ninguno que Harry le hubiera oído salió de Louis—. Tengo que aprender a ser feliz con las migajas que me has estado dando desde que salí del hospital.
—Yo nunca dije eso.
—No tienes que hacerlo —Louis le respondió, abriendo un invisible fuego a su alrededor—. Soy capaz de leer entre las líneas. Los espacios son muy, muy grandes.
—Genial. —Harry abrió la puerta y salió hacia la terraza, necesitaba un nuevo espacio para respirar. De repente sentía como si el traje lo ahogara—. Yo me abrí a ti y tú te estás burlando de mí. —Se desabrochó la chaqueta, en un esfuerzo para lograr enfriarse.
—No me estoy burlando. —Louis se acercó a Harry y lo hizo girar—. Nunca me burlaría de ti. Pero tampoco me giraré ni haré el muertito ni todas tus tonterías. —Agarró con fuerza las manos de Harry cuando Harry trató de alejarse. No iba a ceder. Harry nunca había sentido tanta fuerza en Louis—. Tú no me respetarías si lo hiciera.
—Entonces, ¿qué infiernos vas a hacer? —Harry intentó gruñir y provocar, pero temía que las emociones que rabiaban en él lo convirtieran en una súplica—. No sé qué más decirte.
Algo como un suspiro indulgente escapó de Louis. Sin embargo su mirada nunca vaciló, y cuando se inclinó y rozó sus labios contra los de Harry, Harry se aferró y lo profundizó con desesperación. Louis se aferró a Harry y correspondió el beso, lamiendo la boca de Harry de una manera que hizo a Harry gemir. Harry fue por más, saboreándolo, con hambre, pero Louis mordió los labios y terminó el beso.
Rápidamente Louis puso espacio entre ellos, presionó besos en cada una de las manos de Harry. Miró a los ojos a Harry, deteniendo a Harry con sólo su mirada. —Voy a poner una contraoferta sobre la mesa para ti, Harry. Para esa quinta ley tuya. —Sacudió la cabeza—. Vas a tener que romperla para estar conmigo. Te amo. Te amo con todo mí ser. Te amo tanto que se devastaría mi mundo si algo te pasa. Me aplastaría. No sé lo que haría. ¿Y adivina qué? Si algo llegara a pasarme, estoy malditamente seguro que te destrozaría. —Louis levantó la mano de Harry que seguía entrelazada a la suya, evitando que Harry hablara—. Eso significa que tengo todo tu corazón, de la misma manera que tú ya tienes el mío. Yo exijo cada pedacito de ti, corazón y alma. Me lo merezco. Puedo pedir algo tan grande, porque sé que si me pierdes puedes quebrarte, también sé que eres muy fuerte. —Asintió cuando Harry iba a decir, “no por esto”.
—Sí —dijo Louis, como si estuviera leyendo la mente de Harry—. Sé que dolería y sé que te sentirías como si no valiera la pena despertar, pero encontrarás una manera de llorar y unir los pedazos y seguir adelante. Tendrás que hacerlo porque sabrías que yo lo quiero de la misma manera que creo que lo quieres para mí. Espero que podamos envejecer juntos, dulzura. —La sonrisa de Louis era genuina, algo en el subconsciente de Harry sabía que era sólo para él, eso lo animaba y le mostraba su cariño—. Espero que cuando tengamos sesenta y estemos viejos y con canas, aún estemos jodiendo en la casa de retiro, con un goteo de Viagra. Pero no hay garantías. No puedo prometerte que llegaremos a tener setenta y cinco juntos más de lo que puedes hacerlo tú. Lo que puedo prometer es que voy a amarte y cuidarte más allá de lo de tus sueños puedan imaginar, y lo haré por el tiempo que esté en esta tierra, respirando contigo. Si quieres estar conmigo, entonces necesito que me prometas lo mismo. Lo quiero todo. Lo quiero todo de ti. Esa es mi oferta, Harry. Todo o nada. Te sumerges en nosotros, y confías en que te voy a atrapar. —Louis se apartó dándole a Harry el espacio que siempre anhelaba.
Mucho espacio para que Harry corriera, Louis preguntó: —¿Qué dices?
Harry se detuvo antes de decirle su teoría a Riley.
«Primero me aseguro de que lo que tengo es correcto».
Se movió junto a la pizarra y le dijo: —Cuéntame otra vez sobre lo que el denunciante original de Sarna le dijo a Jackson antes de que él se negara a hablar. —Harry necesitaba seguridad antes de destrozar la vida de alguien.
—Era algo que en los libros no cuadraban las sumas de dólares que había —dijo Riley—. No creía que el dinero que tenían coincidiera exactamente con el producto que movían.
—Claro. —Asintiendo, Harry se frotó las yemas de los pulgares contra la punta de los dedos como si casi pudiera sentir la verdad—. ¿Qué te hace pensar que alguien está arreglando los libros para manejar dinero?
—Me hace pensar que alguien estaba robando a los Sarna —dijo Riley con un encogimiento de hombros—. O quizás en los libros están inflando el valor de los productos que venden con el fin de que parezca que lo están haciendo mejor.
—Pero ¿qué pasaría si es todo lo contrario? —El vello en el cuello de Harry se erizó por la emoción, pero el malestar crecía dentro de él—. ¿Qué pasa si en realidad estaban haciéndolo mejor de lo que deberían haber estado haciéndolo? ¿Y si es demasiado dinero por lo que venden los artículos, no menos, que es lo que uno puede pensar?
Riley frunció el ceño. Miraba de Harry a la pizarra. — ¿Que estás diciendo?
—Estoy diciendo —un sabor horrible llenó la boca de Harry—, ¿qué si estaban vendiendo más de lo que especificaban, y qué si estuvieran usando Importaciones Sarna como una cubierta para las ventas? —Sacó foto tras foto del tablero, todas de la misma línea, manteniéndolas frente a Riley.
Le tomó un momento, pero cuando llegó, todo el color se deslizó fuera de la cara de Riley. —De ninguna manera. No puedes pensar...
—Puedo pensar. Y lo hago. —La boca de Harry se secó, pero lo dijo—. No creo que Cosgrove esté matando a las chicas. Creo que él las estaba vendiendo. —Apenas hizo una pausa antes de lanzar una bomba aún mayor—. Y creo que lo estaba haciendo con la ayuda de Elise Sarna.
—Jesucristo. —Riley tropezó con el brazo del sofá—. ¿A quién se las vendía?
—A quien quisiera y pudiera pagar —dijo Harry—. Piensa en ello. Cosgrove tiene contactos en todo el mundo. Podrían estar en cualquier lugar. Cosgrove obtiene una lista de lo que el cliente quiere, encuentra a esa persona en un refugio, hacen el trato, y Elise vende un artefacto o una joya cara al cliente junto con la chica para hacer que todo parezca legal.
—Eso significa que... —El pecho de Riley se oprimió y sus ojos se llenaron a rebosar de lágrimas—. Bree...
«Cristo, espero tener razón». Harry se puso en cuclillas frente a Riley para poder mirarlo a los ojos. —Creo que tu hermana aún podría estar viva.
Un ruido desgarrador surgió de algún lugar muy dentro de Riley. Se cubrió el rostro, y se estremeció sacudiendo los hombros. Harry miró a su alrededor, pero mierda, no tenía ningún pañuelo. Ayudó a Riley a levantarse, Harry se frotó el muslo mientras iba al cuarto de baño por papel higiénico. Cuando regresó dejó el papel higiénico en la mano de Riley y luego retrocedió hasta apoyarse en la mesa y darle al joven un poco de espacio.
Después de unos minutos, Riley se sonó la nariz, se limpió la cara, y una vez más levantó la barbilla. —Estoy bien. — Asintió, posiblemente, para convencerse a sí mismo—. Adelante. ¿Cuál es el resto de tu teoría?
Harry miró detenidamente las fotografías de las niñas fugitivas que aún tenía en sus manos. —Viste el patrón de las chicas rubias porque tu hermana es rubia. Apuesto a que vamos a encontrar que Daria lo hizo porque probablemente era cercana a una de estas niñas desaparecidas. —Contó las chicas otra vez, y el pequeño número arañó su cerebro de una mala manera—. Pero apuesto a que está vendiendo todo tipo de chicas. Y también niños. Esa es la única manera que veo para que haya una discrepancia lo suficientemente grande en los libros de Sarna para que un empleado lo descubra.
—¿Cómo es posible? Esa mujer... Jodido infierno. —Riley se movió a la pizarra para ver la fotografía de Elise—. Elise Sarna es una madre, por amor de Dios. ¿Cómo puede hacer esto a los niños? —Echó un vistazo a Harry—. ¿Por qué no crees que Cosgrove esté haciendo esto solo? Él podría. Podía introducir un elemento en Sarna y decirles que vale mucho más de lo que realmente vale. La señora Sarna no tiene que estar en la trata de personas. Quizás por eso Cosgrove la sedujo. Si ella está enamorada de él, entonces él puede más fácilmente engañarla sobre el valor de sus productos.
—¿De dónde desapareció Daria? —Harry de nuevo empezó a pasear—. De su casa. Elise dijo que Daria se escabulló como de costumbre esa noche. Y Elise dice que pensaba que Daria iba a reunirse con un chico que no sería del agrado de sus padres. Sabemos que Daria realmente salía en las noches, pero no por un chico. Daria definitivamente trabajó la noche en que desapareció. A pesar de que ni el empleado del estacionamiento, ni la cinta de vigilancia la registró, tenemos la prueba porque Pierce robó su laptop.
—Entonces, ¿cómo crees que desapareció?
Harry miraba fijo las fotos de Elise y Daria, que había reunido mientras la teoría seguía formándose en su mente, y comenzó a teorizar. —Mi conjetura es que Daria regresó a casa. Elise quería que su hija saliera con un chico como Pierce — bufó—, creía que Daria estaba escapándose para estar con alguien inadecuado. Creo que Elise estaba esperándola para enfrentarla cuando llegó a casa. Daria no estaba saliendo con un chico, por lo que tal vez ella decidió confesarle todo a Elise acerca de lo que ella sospecha que Cosgrove está haciendo. Ella no se dio cuenta que su madre está involucrada. Entonces Daria le dice lo que ha descubierto de Phillip y lo que estaba haciendo a través de Importaciones Sarna. En fin, quizás pensó que no sólo estaba protegiendo a estas niñas, sino también a la compañía de su familia. Elise le dice que vayan a Importaciones Sarna para revisar los libros y la lista de clientes en esos momentos. Esta familia está tan desconectada que creo que uno o varios de ellos podrían desaparecer durante horas sin que nadie lo supiera. Así que Daria se mete en su carro con el pretexto de ir a Importaciones Sarna para investigar los libros —Harry chasqueó los dedos—, y en el camino Daria y su carro nunca se volvieron a ver.
—Entonces, ¿crees que Elise mató a su propia hija? — Riley se puso pálido.
—No lo sé —contestó Harry, frotándose la pierna de nuevo. Le dolía más de lo habitual en estos momentos—. Ella podría haber entregado a Daria a Cosgrove. Entonces Cosgrove la vendería en algún lugar escondido tan pronto como pudiera. Ellos se deshacen del carro de Daria juntos, y Cosgrove lleva a Elise a casa. Listo. Hay una niña desaparecida que la gente cree que es propensa a desaparecer sin decir una palabra, y realmente mucha gente no sospecha de juego sucio.
—Excepto que Elise no contaba que Daria tenía planes con Declan al día siguiente y que él avisase a todo el que pudo tan pronto como se enteró de que no estaba en casa y lista para ir a la cabaña —murmuró Riley—. Si no fuera por eso, Elise podría haber convencido a Stephen de no informar la desaparición de Daria durante días o incluso semanas. De las notas de los casos que he leído, Elise siempre insistía en la tendencia de Daria a desaparecer sin avisar. Mierda. —Riley regresó a sentarse delante de la laptop de Daria—. Dijiste que Elise mantenía la esperanza de que Daria pudiera haber hecho otras vacaciones en Europa, lo que sin duda mantuvo el caso sin interés para los ojos de los policías. Creo que podrías estar en lo cierto, Harry, pero es mucha especulación para llevarla a los jefes.
—Quizás podrías conseguir el nombre del casi denunciante de Jackson Roth antes de ir a hablar con ellos — sugirió Harry.
Riley se puso de pie. —Me das todas las asignaciones buenas. —Si Harry hubiera prestado atención sólo a la resignación en la voz de Riley, se habría perdido el brillo en los ojos del hombre.
«Oh, infiernos». Antes de que Harry pudiera advertir a Riley que Jackson Roth era una mala noticia, un golpe suave en contra de su puerta interrumpió su conferencia.
Después de que Harry dijo “entren”, la familiar pequeña fugitiva con la cabeza rapada apareció en su puerta.
—Siento molestar —dijo Jamie desde la puerta—. Primero, sé que le dije a Louis que regresaría al refugio, pero no lo hice. Conozco estas calles, sé cómo buscar y estar a salvo por mi cuenta. Así que volví a buscar —Jamie, finalmente hizo una pausa para tomar un respiro—, y creo que he encontrado a alguien muy importante. —Jaló a otra persona a la vista. A través de la ropa sucia se reconocían rasgos familiares, cabello largo y rubio, un rostro suave en forma de corazón y los ojos almendrados de color azul.
«Maldición, Mya». La niña de pie delante de Harry era una réplica exacta del excepcional dibujo que la chica latina había hecho para ellos. «Hiciste un gran trabajo».
—¿Tracy? —Harry le preguntó, aunque sabía que Jamie había encontrado a la persona adecuada.
La niña asintió. —He oído que me buscan.
Harry se precipitó hacia adelante, cojeando y todo, y estrechó la mano de Tracy. —No tienes ni idea.
Luego, inmediatamente se giró, agarró por los hombros a Jamie, y entró en modo de policía. —Nunca debes desobedecer cuando tu superior te dice que dejes una búsqueda. No había nadie aquí que hubiera sabido dónde estabas, si algo te sucedía. Vamos a tener una conversación seria sobre eso. Pero, maldición —Harry le dio un gran beso en la frente a Jamie y deseó como el infierno que tuviera una cola de caballo que pudiera jalar—, estás en camino de tener una maldita bonificación en estos momentos. Buen trabajo.
—Gracias. —Jamie metió las manos aún más en los bolsillos y bajó la cabeza pero marcas rosas dobles quemaban sus mejillas.
Riley se presentó desde el otro lado de la oficina y le hizo señas a Tracy para que se acercara. Tan pronto como se puso de pie Riley tomó una foto de grupo de los archivos de Daria. — ¿Puede decirnos si alguno de estos hombres te parece familiar?
—Sí —dijo Tracy. Harry llegó justo a tiempo para ver a Tracy señalar a Phillip Cosgrove—. Ese es el tipo que me agarró y me llevó a un motel.
—Bueno. Bueno —dijo Harry, intercambiando una mirada con Riley—. Vamos a conseguirte un poco de comida para empezar, y luego nos pondremos en contacto con los policías de aquí para que puedas contar tu historia. No tienes que temer ni seguir huyendo. —Se movió a su lado de la mesa para buscar una barra de chocolate. Él siempre mantenía una escondida—. Nosotros nos aseguraremos de que estés a salvo.
Tracy miró a Riley a Harry a Jamie y luego de nuevo a Harry, estudió a todos ellos. —Pero ese idiota Cosgrove no es el que me ofreció un trabajo y me drogó durante la entrevista.
La mano de Harry se congeló en torno a la barra de chocolate. —¿No?
Tracy se acercó a la pizarra y llevó su dedo índice derecho entre los ojos de Elise Sarna. —Fue ella.
«Oh, maldición. Maldición». El palpitante fuego recorría el pecho y espalda de Louis. Estaba acostado con el rostro pegado a la congelada pasarela; parpadeó, tratando de detener los puntos que flotaban frente a sus ojos. El golpe no lo había dejado inconsciente, pero había sido golpeado con tanta fuerza que lo había dejado sin aire, dejándolo consciente, pero temporalmente ciego e inmóvil.
El zumbido en los oídos de Louis se disipó cuando Declan, dijo: —¿Mamá? ¿Qué estás haciendo? —Parecía tan jodidamente confundido y asustado—. ¿Por qué le pegaste a Louis? Phillip mató a Daria.
Por su visión periférica, Louis vio a Elise con un barrote de cinco por diez en su mano. La risa de Cosgrove llenó la casa de botes, burlándose de Declan, y causó un temor aún más enfermo en el estómago de Louis. «¡Oh, no!» Louis parpadeó un poco más y pudo ver a Declan aún con el cuchillo delante de él. Estaba de pie a los pies de Daria como si la protegiera.
—¿No oyes a tu mamá? —Phillip dio un paso hacia Declan—. ¿De verdad crees que yo saqué a tu hermana de su casa, muchacho?
—¿Qué? —Declan movió el cuchillo a través del aire, haciendo que el pie de Phillip se retirara del espacio que acababa de dar. Declan miró a Elise, una petición llenaba sus ojos—. ¿Mamá?
—Dame el cuchillo, dulzura —dijo Elise, oyéndose como si no importara una mierda que aun sostuviera el barrote en las manos—. Vamos a hablar de esto.
—¿Hablar de qué? —Declan también movió el cuchillo hacia ella. Su voz sonó alta y firme—. ¿De que Daria está aquí en el suelo y que ni siquiera pareces sorprendida? ¿Qué infiernos está sucediendo?
Cuando las facultades de Louis regresaron, tenía un ojo en la escena frente a él y el otro en hacer un inventario de la casa de los botes. Necesitaba algo que funcionara como un arma. Necesitaba cuerdas o cordones para amarrarlos. Además, tenía que encontrar esos artículos en algún lugar de la casa de botes al que pudiera arrastrarse sin ser detectado. Ni Phillip ni Elise le prestaban atención, pero Louis no dejaría al niño solo, no tenía el poder de los músculos ni las habilidades para vencer a Philips en una pelea. Aparte de eso, Declan blandía el cuchillo delante de Phillip y Elise que mantenían su atención totalmente en él. Eso le dio a Louis unos segundos de libertad, manteniendo la atención de sus ojos y oídos en Declan, Louis también comenzó a deslizarse hacia atrás, mirando a izquierda y derecha, toda la acción, mientras rezaba para que la madera no crujiera bajo su cuerpo.
—Traje a tu hermana aquí a la cabaña sólo para hablar — dijo Elise, su tono lleno de confianza—. Traté de rodearla de los mejores recuerdos de nuestra familia con el fin de hacerla entender, pero ella no entendía.
—¿No entendía qué? —Declan gritó—. No entiendo qué demonios estás diciendo.
Elise suspiró, un sonido como si este momento fuera un inconveniente para ella. —Daria no podía entender que tuve que tomar decisiones para asegurar nuestro futuro. Le expliqué todo, que entendiera por qué tomé la decisión más sólida y que estábamos bien de nuevo gracias a esto. Te juro que lo hice. Traté de hacerle ver que estaba haciendo todo lo necesario por los dos. Sólo quería que tuvieran la mejor vida posible. Pero eso no le importó, solo le importaban las malditas fugitivas. —Una pizca de rencor se deslizó en tono de Elise—. Cuando se hizo evidente que tenía la intención de traicionarnos, hice lo que tenía que hacer para mantener a esta familia y nuestro negocio seguros.
—¡Eso no tiene sentido! —Era claro que Declan estaba en un estado de agitación y total confusión—. ¡Daria es nuestra familia, mamá!
—No. —Elise movió la mano a través del aire—. No lo era. No después de esa noche. Los eligió antes que a nosotros. —Tan rápido como ese destello de emoción se manifestó, Elise regresó a una terriblemente desconectada calma—. Tú eres diferente, dulzura. Si hablamos, puedo hacerte entender que sólo he hecho lo que es mejor para ti. Lo que es bueno para nuestra familia es bueno para nuestra empresa. La compañía de la que vas a tomar el control en un día no muy lejano.
—¡Quieres decir el gran regalo que le das a nuestra familia cada vez que jodes a este bastardo! —Declan movió el cuchillo en dirección a Phillip primero y luego hacia su mamá, pero en ningún lugar lo suficientemente cerca para hacer contacto—. ¡Hablas como una loca! ¡Empieza a hablar con sentido!
—¿Quieres sentido? —Phillip preguntó, Louis detectó algunas cuerdas enrolladas en la parte superior de un tronco de metal cerca de la puerta—. Vamos a dártela, pequeño malcriado que no entiendes que hadas mágicas no entraban cada noche a tu habitación a llenar tu cartera con dinero en efectivo.
Louis con cautela se puso en pie y se puso la cuerda en el antebrazo mientras Phillip continuó.
—Tu hermana metió la nariz en donde malditamente no debería y su madre tuvo que quitarla para que la mierda no cayera sobre toda la familia.
—Estás mintiendo. Él está mintiendo. —Declan se giró hacia Elise—. Realmente no mataste a Daria. Tu novio lo hizo, y lo sé, pero estás tomando la culpa porque crees estar enamorada de él o algo así y tienes que hacerlo. ¿Es así, mamá? —La voz de Declan crujía terriblemente—. Por favor, dime que no lo hiciste. Dime que no mataste a Daria.
Elise se cruzó de brazos, como si se le estuviera acabando la paciencia. —Declan, deja de actuar como un niño y empieza a aceptar las decisiones que un adulto a veces tiene que…
En ese momento, hubo una cacofonía de gritos, Phillip saltó hacia Declan. Louis agarró una caña de pescar que colgaba de la pared, pero para cuando regresó al pasillo, Phillip le daba un codazo en la cara a Declan y tomaba el control del cuchillo, y ahora tenía a Declan delante de él como escudo.
Phillip sostenía a Declan alrededor del pecho, pero miraba a Louis con intención mortal. —Ni siquiera pienses en dar un paso, señor Tomlinson. —Señaló a Louis con el cuchillo.
Después de dejar caer la caña, Louis levantó las manos, y Phillip llevó el cuchillo al corazón de Declan. «Plan B». La mente de Louis corría demasiado rápido como para pensar con claridad. No quería que Declan saliera lastimado. «¿Cuál es mi plan B?»
Aparentemente indiferente a que tenía un arma contra su pecho, Declan sólo tenía ojos para su madre. —¿Realmente mataste a Daria? —Las lágrimas caían, y la voz se le quebró.
—Como traté de decirle a tu hermana, tomé las medidas necesarias para proteger a nuestra familia y los negocios. —Más loca calma razonable se mostraba en el tono de Elise—. Como hice cuando empecé a manejar Importaciones Sarna por tu padre. Si no hubieras insistido en avisarles a todos, me hubiera hecho cargo de esto esa mañana y nunca habrías tenido que ver a tu hermana en ese estado —dijo Elise con un frío de muerte—. Pero insististe en avisar a la policía que fue casi una invitación para que nos investigaran. Deberías haberme creído cuando te dije que probablemente se había escapado de nuevo.
—¿Y le permites salirse con la suya asesinándola? ¿Qué, vas a matarme a mí también? —Declan agarró la muñeca de Phillip y jaló el cuchillo hasta el cuello, apuntando la punta en la garganta.
El corazón de Louis se detuvo. —Declan. —Dio un cuidadoso paso hacia la volátil escena—. No lo hagas.
Parpadeando la humedad que inundaba sus ojos, Declan cambió su mirada a Louis. —Esto ya no importa. Ella va a matarme. —Deslizó su mirada hacia su madre, y el azul en sus ojos se convirtió en llamas del más caliente fuego—. Porque no voy a cubrir esto por ti, mamá. Has matado lo único bueno en nuestras vidas, la persona que nos hizo una familia. Me quitaste a la única persona que me hacía sentir como si hubiera algo decente en mí.
—No seas dramático, Declan. —Elise le tendió la mano, como si fuera un niño que esperara un juguete que le había sido prohibido usar—. Tienes todo lo que puedes desear en la vida. Sé que no vas a renunciar a todo por esto.
—No me conoces en absoluto —susurró Declan—. Nunca lo hiciste. Adiós.
Louis le gritó —¡No! —cuando Declan clavó el cuchillo en su cuello, horror llenó a Louis hasta la médula mientras observaba el movimiento de la hoja del cuchillo en cámara lenta avanzar el centímetro mortal. Sólo en el último segundo, Declan apartó su cabeza hacia un lado, fuera del camino, y el cuchillo atravesó justo debajo de la garganta de Phillip con tanta fuerza que se hundió hasta la empuñadura. Phillip gorgoteaba y cayó hacia adelante, aferrándose inútilmente al cuchillo enterrado en su cuello. Declan se quedó justo encima del hombre. Apoyó la bota en la espalda de Phillip, haciendo que el hombre más grande gritara cuando el cuchillo se enterró más profundamente.
Louis se abalanzó sobre Elise antes de que pudiera dar un paso. Le arrancó la improvisada arma de las manos y la arrojó al hielo. Rápidamente, jaló las muñecas a la espalda, atándole los puños con una cuerda, Louis ató también los pies como a un animal. No quería que huyera. Después de asegurar a Elise, Louis encontró otro trozo de cuerda y ató a Phillip de la misma manera. Luego llamó al comandante de Arlington Heights para explicar que necesitarían paramédicos, además de la policía. Una mirada a la culata del cuchillo que sobresalía de cuello de Phillip hizo la decisión por Louis, esperaría que un profesional retirara el arma.
Con Phillip y Elise amarrados, Louis tocó el brazo de Declan. El joven se sacudió y miró con ojos tristes a Louis.
—Puedes dejarlo ir ahora —dijo Louis viendo que Declan aún tenía su bota en la espalda de Phillip.
—Correcto. —Declan se apartó un paso—. Lo siento.
—Esa fue una decisión inteligente, Declan —compartió Louis—. Aunque jodidamente me asustaste. No te voy a mentir, pensé que realmente ibas a tratar de matarte.
—Hoy no. —Declan se arrodilló junto a su hermana. Con cuidado le acarició el cabello—. Alguien tiene que hacerse cargo de Daria. Voy a hacer que eso suceda.
—Eres un buen hermano.
Declan sacudió la cabeza, su atención todavía en Daria. — Debería haberlo sido. Pero no lo fui. Asegurarme de que tenga un entierro apropiado es todo lo que puedo hacer por ella ahora.
—Hiciste mucho. —Louis frotó los hombros de Declan—. Si no hubieras estado tan enojado, no me hubieras llamado para que viniera aquí y nunca hubiéramos visto lo que vimos. Se habrían salido con la suya haciendo que Daria desapareciera para siempre. Quizás puedes decir que lo terrible que te sucedió con Pierce finalmente terminó al descubrir al asesino de tu hermana. —No era mucho, pero Louis todavía sentía la necesidad de ayudar al niño—. Ayudaste a que Daria tenga un poco de paz al final.
—Es un poco más aceptable de esa manera —murmuró Declan, su tono áspero.
Los primeros sonidos de las sirenas a lo lejos rompieron el silencio que rodeaba la casa de botes. —Debe de ser la policía —dijo Louis.
—Debes dejar que los paramédicos te revisen. Philips te golpeó duro cuando cayeron y luego el golpe de la madera en el pecho, probablemente te duele como un hijo de puta. —Declan vio estrechando la mirada a Louis—. Ya te veías golpeado.
—Supongo que Phillip fue el que me dio unos cuantos golpes ayer. Apuesto a que él estaba pensando en evaluar el Haven y me vio con Harry. Entonces oyó lo que dije de Importaciones Sarna y probablemente pensó que estaba acorralándolos. —Las sirenas casi ahogaron la voz de Louis, y al oír la primera puerta del vehículo Louis se puso de pie rápidamente y se balanceó hacia el hielo.
—Wow. —Declan se levantó de un salto y estabilizó a Louis con un brazo alrededor de la cintura—. ¿Estás bien? Realmente debes dejar que te lleven al hospital.
—Voy a ir tan pronto como regrese a Chicago. —Louis tomó un par de respiraciones dolorosas, pero la niebla borró todo—. Necesito ver a Harry primero, va a enloquecer por esto. —En este momento, Louis no necesitaba nada más que ver la dura y hermosa cara de Harry y estar en la inquebrantable seguridad de su abrazo—. Tengo que estar cara a cara con él para que pueda ver que estoy bien.
Sin embargo Louis se sentó. Con la paliza de Phillip agregándose a la que ya le había dado ayer, Louis no se sentía completamente estable ni lúcido. Él respondió a las preguntas del comandante lo más claramente posible, prometió que iba a volver a hacer una declaración completa en la mañana, y luego aceptó la oferta del hombre de permitir que un policía lo acompañara de regreso a Seguridad Quinn.
Harry se paseó por delante de los elevadores a la espera de Louis. «¿Dónde jodidos está?» Louis había llamado para explicar lo que había ocurrido en la casa de botes y para asegurarle que todo estaba bien. Ahora tenían a Tracy, así como una creciente montaña de condenada información en la computadora de Daria, más lo que Louis y Declan habían presenciado hoy para agregar a la teoría de Harry acerca de cómo y por qué había ocurrido esta terrible tragedia. Harry no veía ninguna manera en la que Elise Sarna y Phillip Cosgrove pudieran dejar de pasar un largo tiempo en la cárcel. La mejor esperanza de Seguridad Quinn para la búsqueda de las niñas desaparecidas era que uno de ellos acordara hacer un trato y hablara. Riley tenía pocas esperanzas de encontrar a Bree.
Traer a casa a estas chicas podría ser el acto final del heroísmo de Daria. Quizás le daría a Stephen y Declan un poco de paz el saber que no murió por nada.
Sin embargo, egoísta como era, nada de eso le importaba a Harry en estos momentos.
«Sólo necesito ver a Louis».
Canin atrapó el brazo de Harry a medio paso. —Él estará aquí pronto. Es un largo viaje en carro. Dales tiempo.
Harry lo miró. Le gustaba pasear, eso le ayudaba a mantener las burbujas de pánico bajo control. —No tienes que esperarlo conmigo.
—¿Y no darle a Kasey un informe de primera mano de la condición de Louis? ¡No lo creo! —Canin hizo un movimiento para proteger las joyas de la familia—. Obviamente, no estás casado.
—No. —«Pero quiero estarlo».
Harry se tambaleó. «Mierda». ¿Cuándo había querido tener la institución del matrimonio heterosexual? ¡Nunca! Ni siquiera durante el tiempo que estuvo con Ryan, cuando él había pensado que Ryan era el único, el deseo de bodas legales no había entrado en su mente. «Ryan no es Louis». Con Louis, desde el principio todo había sido diferente. Lo quería para siempre. Atando lazos. «Mierda».
El elevador sonó en ese momento, y las puertas se abrieron para revelar el más dulce y sexy hombre que Harry hubiera conocido. Harry se precipitó hacía él antes de que Louis pudiera salir. Le agarró la cara e inclinó la cabeza hacia atrás, y rápidamente se encontró ahogado en los hermosos ojos de su Louis. Harry robó beso tras beso de los labios de Louis, sufriendo por el simple contacto más que un profundo saqueo. Pasó sus pulgares por los pómulos de Louis y le retiró la nieve del cabello. Podía oír la puerta del elevador tratando de cerrarse detrás de él, y sin mirar sabía que Canin la mantenía abierta. Como ayer por la noche, a Harry no le importaba tener público.
Harry besaba los labios, la nariz y la frente de Louis, y le susurró: —Eres lo mejor que he visto durante todo el día. —Una risa áspera oprimió la garganta de Harry—. Y eso dice algo teniendo en cuenta que Jamie encontró a Tracy.
—Mira. —Frente a frente, Louis guio las manos de Harry por todo su cuerpo—. Estoy bien. —Louis pasó sus brazos alrededor de la cintura de Harry, y lo acercó—. No hay necesidad de preocuparse.
Harry también envolvió sus brazos alrededor de Louis. Besó su sien y luego el cabello, pensando todo el tiempo que absorber la calidez del hombre lo reconfortaba. —Tenía miedo. —La voz de Harry se oía como si tuviera papel de lija en la boca—. Creo que perdí diez años de mi vida esperando a que regresaras. —Inclinó la cabeza de Louis y se apoyó contra la pared mientras lo besaba.
Louis de inmediato se puso tenso y empujó a Harry. —Ow. Ow. —Se agarró de la barandilla tan fuerte que sus nudillos se pusieron tan pálidos como de repente estaba su rostro—. Ah, joder. —Sus rodillas cedieron.
Mientras Harry tomaba a Louis, miedo helado recorría sus venas. —¿Que sucede? —Acomodándolo a un lado, Harry vio que gotas de sudor se formaban en la frente de Louis y tenía la piel fría y húmeda.
—Te juro que estoy bien. —La voz de Louis no podía ser más suave, pero la fuerza de su declaración traspasó directamente el corazón de Harry—. Pero creo que tengo que ir a la sala de emergencia. —Tan pronto como Louis dijo eso, la cabeza cayó y sus piernas cedieron.
—Mierda. —Harry tomó a Louis en sus brazos—. Vamos al hospital. —Mirando frenéticamente alrededor, se encontró a Canin ya en el elevador con ellos—. Tú manejas.
Horas más tarde, Canin ya se había ido y Harry estaba fuera de la habitación de Louis en el hospital. A través de la ventana, pudo ver a Louis durmiendo pacíficamente, pero la idea de entrar y sentarse con Louis lo paralizó. Las enfermeras vendrían a revisar a Louis de nuevo muy pronto. Además de todos los golpes visibles, los médicos le habían diagnosticado a Louis varias costillas lastimadas, así como una posible contusión. Sin embargo no había hemorragia interna, ni nada más en ninguno de los análisis hechos por los excesivamente preocupados médicos. Ellos querían que se quedara toda la noche como medida de precaución.
Harry apenas había contenido su miedo mientras esperaba noticias en la sala de emergencias. El deseo de hacer cosas violentas a todo y a todos en ese espacio lleno de gente lo había abrumado. Cualquier cosa era mejor que estar sentado en silencio y dejar que su imaginación volara con las miles de formas en que la situación en el embarcadero podría haber terminado con Louis muerto.
Dos veces en dos días la vida de Louis había estado en grave peligro, y Harry no podía predecir cómo respondería si sucedía de nuevo. Cristo, no sabía si podría hacer este trabajo todos los días, mientras constantemente se estuviera preocupando por Louis, y si alguna futura tarea que Harry le asignara terminaría con Louis muerto.
«No». Harry tenía que moverse, sentía que se estaba saliendo de su piel. «No puedo lidiar con eso».
Ryan, ataviado con una bata, interceptó el camino de Harry. —Puedes entrar y sentarte con él. —Señaló con la cabeza la habitación de Louis—. Les dije a las enfermeras que puedes hacerlo.
—Ellas me dijeron. —La justicia obligó a Harry añadir—: Gracias por cuidar de él. —Apretó la frente en la ventana de la puerta, viendo la anormalmente pálida piel de Louis—. Me ayudó saber que estaba en tus manos.
—Es mi trabajo.
—Cierto. —Cuanto más Harry observaba a Louis más aumentaba su inquietud y su frecuencia cardíaca—. Discúlpame —murmuró—. Creo que necesito un poco de café.
Ryan bloqueó a Harry. —¿Por qué no me dejas hacer eso? Entra, yo te lo traigo.
Mirando fijo a Ryan, Harry contestó: —Puedo hacerlo yo mismo.
—Entra y siéntate con él. —Los familiares ojos azules miraron a Harry sin pestañear—. Puedo ver que estás asustado, Harry, pero alejarte para protegerte no es la respuesta. Nunca te ha funcionado en el pasado.
El vello de Harry se erizó, y habló con los dientes apretados. —Louis no eres tú.
—Lo sé. Es por eso que mi consejo es aún más importante. —Después de mirar alrededor y encontrar los pasillos vacíos, Ryan se acercó y bajó la voz—. Louis no haría un movimiento de mierda para serte infiel como yo lo hice, pero si te tiene hecho nudos, tengo serias dudas de que sea el tipo de hombre que sólo acepta los pedazos que decidas darle. No es justo que pierdas otro novio porque te encierras dentro de tu Harry caparazón. Alejarás al hombre que amas.
Harry jodidamente odiaba que alguien con los que ya no tenía vínculos en su vida conociera los defectos de su personalidad. —Voy a hacer lo que tengo que hacer. —Se dio media vuelta y regresó su atención de nuevo a Louis. «Cristo. Se ve tan jodidamente frágil».
Después de una pausa, Ryan dijo: —Espero que pienses acerca de lo que te he dicho. —Apretó el hombro de Harry—. Cuídate.
Harry esperó hasta que se quedó solo otra vez, mirando a Louis a través del cristal, hasta que no pudo soportar más la distancia. Entró en la habitación y tomó una silla junto a la cama de su pareja, colocó su mano sobre la cama, rozando con la yema de sus dedos los dedos de Louis. El inmediato pulso de calor y vida arrancó un feo sollozo de Harry, uno que ahogó apretando las manos y regresándolo a su centro. Un cuerpo magullado estaba frente a Harry, y la palidez de la piel era demasiada para mantener el más saludables rosado de la vida, y eso agitó sus entrañas. Tocar a Louis causó violencia en el interior de Harry. Sentía como si alguien rompiera una esfera de cristal, y cada fragmento cortara los órganos y músculos, desgarrándolo en pedazos. Al mismo tiempo, Harry sabía que salir del hospital le causaría una puñalada más grande, directo en su corazón.
«No puedo dejarlo. Y no sé cómo quedarme».
Si hubiera seguido sus leyes no estaría en esta situación.
Harry arrastró la silla hasta el último rincón de la habitación, cerca de Louis, pero no tanto, y se instaló en la oscuridad.
Tan pronto como Harry dio la vuelta en Seguridad Quinn vio a Louis de pie delante del elevador y se retiró a las sombras. Por qué tenía que toparse con la única persona que era importante para él. «Mierda».
Canin vio a Louis y luego se giró para ver a Harry. —¿Qué infiernos estás haciendo? —Mantuvo su pregunta en un susurro. En la distancia, el elevador se abrió, y Louis entró—. Esta es la tercera vez en las últimas semanas que te he atrapado ocultándote cuando ves a Louis.
—N-No. —La adrenalina en Harry lo hizo tartamudear—. Se me olvidó algo en mi oficina.
—Tonterías. —Canin jaló a Harry a la sala de conferencias vacía. Tan pronto como la puerta se cerró, alzó la voz, diciendo—: Louis ya está molesto porque el niño Sarna se está transformando de nuevo en ese imbécil que era antes. Además de eso, está tratando de reparar mierda seria sin quejarse ni un poco. ¿Qué infiernos pasa con lo de “Louis es mío ahora, es mi derecho cuidar de él”?
Con real fuego Harry miró a Canin a la cara. —Jódete. He estado cuidándolo, me he asegurado de que tenga todo lo que necesite desde que salió del hospital.
—Sin embargo, lo evitas en cada oportunidad que tienes aquí en el trabajo. —Canin muy bien podría poner los ojos en blanco—. Eso es maravilloso.
Harry gruñó. —Estás viendo cosas que no están ahí.
—Te golpearía ahora mismo si no fueras mi mejor amigo. —Canin gruñó ante la habitación vacía, y sus ojos ardían con fuego—. No seas un imbécil, hombre. No arruines lo mejor que te ha sucedido. No le quites a Louis lo mejor que le ha sucedido a él. Arregla lo que infiernos se haya roto entre ustedes esta noche antes de ir a su apartamento en lugar del tuyo. Después estarás ocupado con un nuevo caso y necesitarás trabajar hasta tarde. Y antes de que sepas qué ocurrió se habrá terminado lo de ustedes.
Harry abrió la boca, pero Canin lo interrumpió. —Tómate la tarde libre. —Empujó a Harry por el pasillo y lo guio hasta el elevador—. Ahora ve a buscar a Louis en estos momentos. Le gusta tomar pequeños descansos…
—Y subir a la azotea. Lo sé. —Harry terminó con un gruñido, perforando a Canin con su mirada. Entró en el elevador y presionó el botón correspondiente—. No tienes que decirme acerca de Louis.
Canin le sonrió irónicamente a Harry en lugar de decirle adiós y Harry le correspondió saludándolo con un solo dedo, y pudo oír una carcajada de Canin cuando las puertas se cerraban.
Con cada piso que el elevador subía, Harry se acercaba a Louis, su corazón se aceleraba y empezaba a sudar. «¿Qué diablos voy a decirle?» Habían pasado tres semanas y Harry aún no tenía las palabras adecuadas.
Las puertas del elevador se abrieron, dejando a Harry en la azotea. «Mejor encuéntralo rápido». Harry entró en la azotea. Más allá de las puertas de vidrio del área de comedor, había una terraza abierta, y pudo ver la forma de Louis a través de los copos de nieve que se arremolinaban afuera. «Esto es todo». Arrastró una de las sillas de la mesa a la puerta atorándola y así garantizar su privacidad. En este momento, no le importaba mucho si alguien más en el edificio tenía planes para utilizar ese espacio.
Con una respiración para calmarse, Harry se movió a través de la terraza cerrada con cristal y abrió la puerta de cristal que llevaba hacia el exterior. Una ráfaga de fuerte viento lo golpeó y le recordó que no se había puesto su abrigo. A unos seis metros delante de él, Louis no se movía, tenía los codos apoyados en el muro de protección, dándole la espalda a Harry.
—¿Louis? —Harry se preparó para resistir el azote de la nieve—. Está jodidamente frío aquí. —Arrastró su pierna mientras se movía al lado de Louis—. Aun no estás totalmente recuperado de lo que te sucedió —dijo con suavidad—. Creo que deberías entrar.
—Estoy bien. —Después de jalar su abrigo más a su alrededor, Louis levantó la cabeza hacia los rayos del sol que brillaba a través de los copos de nieve—. No estoy seguro de que te hayas convencido, pero puedo cuidarme. —Finalmente, se giró de frente a Harry. Harry no podía saber si era frío o alguna otra cosa lo que lo había causado; pero la nariz de Louis, las rojas mejillas y sus brillantes ojos oscuros estaban demasiado brillantes—. Tú eres el que no está adecuadamente vestido. — Louis levantó el cuello del traje de Harry y lo abotonó—. Deberías entrar.
Harry tomó las manos enguantadas de Louis. —Por supuesto que sé que puedes cuidarte. —Empezó a respirar un poco mejor—. Si eso es lo que te molesta, entonces podemos volver a entrar. —Jaló la mano de Louis pero Louis no se movió.
—Estoy aquí tratando de entenderte Harry. —Louis se quitó un guante y acarició la mejilla de Harry. El contacto de piel caliente sobre la piel fría causó un escalofrío adicional que recorrió la columna de Harry—. Pero temo que no estoy haciendo un trabajo muy bueno.
La sangre en las venas de Harry se convirtió en hielo. — ¿Qué quieres decir? —Harry dio sus primeros pasos hacia la parte cubierta sintiéndose de nuevo atrapado—. Lo que ves es lo que tienes, no soy complicado.
—Pero hay más. —Suspirando, Louis se frotó la cara, y miró a Harry con aun mas oscuridad en sus ojos—. Pareces vivir por leyes o códigos o reglas o algo así. Sólo que nunca hablas de ellas, así que estoy en desventaja. Estoy jugando a ciegas. Nunca sé si lo estoy haciendo bien o cómo lo estoy haciendo. —Líneas más profundas de color rosa quemaban sus mejillas—. Ni siquiera sé si el amarte está marcando puntos en la columna de correcto o incorrecto que tienes para mí.
—No, Louis. No. —El corazón de Harry se apretó con una insoportable sensación de opresión. «¿Qué infiernos está pasando aquí?»—. No es nada de eso. Yo nunca calificaría lo que haces.
—Al principio pensé que era sólo miedo —dijo Louis, y Harry escuchó la tristeza en su voz—. Sólo quería asegurarme que te sintieras a salvo conmigo. Sin embargo, hemos estado compartiendo una cama durante semanas, y no importa lo que diga o haga, no me tocas. No me dejas tocarte ni confortarte.
—Fuiste herido. —Harry levantó las manos y un gruñido de frustración entró en su tono—. Dios santo, dulzura, tenías tantas vendas envolviéndote como una media momia hasta hace unos días. ¿Qué quieres que hiciera? ¿Atacarte?
—No, pero no esperé que durmieras con un ojo abierto con el fin de asegurarte de que siempre hubiera un metro de espacio entre nosotros en la cama.
Harry se sentía como un perro atrapado en un rincón. — No es así. Estás exagerando.
—No creo que lo haga argumentó Louis. Agarró a Harry y lo obligó a mirarlo directo a la cara—. Quiero luchar por ti. No estoy interesado en meter la cola entre las patas y huir. Sé que me amas tanto como yo te amo. Creo que con todo mi corazón.
—Tanto como las palabras de Louis, su fuerza vital seducía a Harry—. Pero estoy haciendo mi maldito esfuerzo en averiguar contra qué infiernos estoy contigo. ¿Estoy luchando contra las cicatrices que los hombres en tu pasado dejaron? ¿Esas relaciones terminaron? Porque voy a hacerlo. Voy a luchar contra tus miedos y vencerlos. Pero necesito saber cuáles son. No puedo simplemente mover mis brazos y esperar golpear el punto correcto.
—No es una batalla contra otros hombres. —Besando los labios de Louis, Harry se mantuvo allí y dijo en una voz ronca—: Te prometo que no quiero a nadie más que a ti.
Louis se inclinó hacia Harry y le devolvió el beso. — Entonces, ¿cuáles son estas leyes que has insinuado romper por mí? Quizás pueda ayudar a mostrarte que no lo haces, o que al menos conmigo, romperlas está bien.
—No quiero hablar de ellas. —Harry se desenredó y se apartó. Habían llegado a un lugar donde hablar de esas cosas increíblemente personales se sentía como si su piel fuera arrancada y lo dejara expuesto sin el necesario salvavidas—. Son estúpidas.
—No son estúpidas, si las has utilizado para dar forma a tu vida. —Louis se quedó inmóvil en la pared de la barrera, pero Harry podía sentir que el hombre seguía cada uno de sus movimientos, viendo que cojeaba—. Eso significa que son una parte de ti.
—Lo que no me hace sentir orgulloso —admitió Harry. Un calor crecía dentro de su caliente piel. Lanzó una mirada de reojo a Louis mientras se paseaba por delante de él—. Pero no conozco ninguna otra manera de ser.
—Dime una de ellas —dijo Louis—. ¿Cuántas hay?
Deteniéndose en la puerta del atrio, Harry vio su reflejo en el vidrio. «No puedo hacer esto». Harry giró la cara hacia Louis, pero se quedó apoyado contra el cristal. «Lo vas a perder si no lo haces».
—Hay cinco. —Cristo, Harry nunca había compartido esta parte de su vida con nadie. «Jamás».
Louis asintió y murmuró un “bien”. —Eso no son demasiadas. Creo que puedo derribarlas. —Cruzó los brazos sobre su pecho y a seis metros de distancia su poder traspasó a Harry con su hermosa mirada—. Dime la primera.
—No enamorarse de un hombre hetero.
—No soy hetero. —Louis levantó una ceja—. Para ahora lo sabes mejor que nadie. ¿Cuál sigue?
Harry se aclaró la garganta. —Nunca mezclar negocios con placer. —Al decir estas cosas en voz alta, Harry nunca se había sentido tan jodidamente avergonzado en su vida.
La dulce sonrisa mezclada con un poco de travesura levantó los bordes de la boca de Louis. —Hemos hecho eso. —Se rio y Harry pudo ver el brillo en sus ojos—. Todo el tiempo.
—Sin duda, lo hicimos. —Harry quería reír, pero aún recordaba el daño que Cosgrove le había hecho a Louis en dos ocasiones, y lo dejó frío. Mirando a Louis en este momento, Harry recordó entrar al apartamento de Louis y magullado—. Si no te amara tanto —Harry parpadeó a causa de las lágrimas odiando que cayeran—, eso no importaría. Pero cuando pienso en ti asignándote un trabajo que pueda ponerte en peligro... Maldición, no sé si pueda ser profesional. No por ti, por mí. Pero no sé si pueda tratarte como cualquier otra persona. Tú no eres como cualquier otra persona. —Dejó escapar un suspiro vacilante—. No para mí.
Louis dio un paso más cerca, reduciendo la brecha, y lo mismo hizo Harry.
—¿Y si te digiera que estaba pensando en cambiar de carrera, eso termina con la regla de no mezclar? —Louis inseguro dio otro paso entre ellos.
Harry se movió, pero las palabras de Louis de repente entraron en su mente y se detuvo en seco. —¿Quieres dejar Seguridad Quinn?
—Aún no lo sé —dijo Louis. Él miró hacia otro lado por un momento, y Harry vio que se mordía el labio inferior y luego cambió a morderse una uña, y cuando miró a Harry, el color rojo se había apoderado de su rostro—. Nunca me he sentido como si encajara aquí, sabes, y el caso Sarna me recordó lo mucho que odio la fealdad que a veces viene con la vida en este mundo y al hacer este trabajo. Sé que odias la crueldad tanto como yo, pero también amas la investigación y avanzar en la solución del rompecabezas. El placer que sentía cuando descubría algo del caso era porque sabía que mi trabajo te haría sentir orgulloso, y eso era lo que me importaba. Era lo mismo desde que vine aquí. Era feliz de hacer mi trabajo porque quería demostrar a Kasey que no había cometido un error al contratarme.
«Joder». La idea de asignar el trabajo de investigación a Louis volvía loco a Harry, pero el no tener a Louis cerca todos los días también lo asustaba. «No importa dónde esté. Siempre te preocuparás por él».
Harry no sabía si podría acostumbrarse a preocuparse cada día, sin importar nada. —Si dejas el trabajo para Seguridad Quinn, ¿qué harías?
—No sé. —Louis se encogió de hombros. De repente Harry lo vio tan joven y tímido como cuando lo vio por primera vez—. Creo que me gustaría ir a la universidad. Nunca lo había pensado antes, pero ahora creo que podría con eso.
—Cristo, bebé. —Su voz se quebró, Harry quería correr hacia Louis, pero algo más profundo y más aterrador mantuvo sus pies fijos en el lugar—. Definitivamente lo harías. Mereces estar allí tanto como cualquier otra persona.
—Gracias. —Aunque breve, la sonrisa de Louis delataba lo mucho que le importaba la opinión de Harry. Eso sólo tambaleó a Harry aún más—. Seguiría trabajando aquí a tiempo parcial, por el momento —añadió Louis—. Y quizás dentro de unos años voy a descubrir que quiero estar en Seguridad Quinn. No lo sé. Pero incluso si lo hiciera, siempre podría trabajar en el lado de la seguridad. Me asignaron contigo en investigaciones, porque pensaron que como te conocía podría ayudarte, no porque expresara interés en el trabajo.
Harry se frotó la cara. —Maldición, bebé. —Él nunca se había sentido tan perdido—. No quiero que cambies tu elección de carrera por mi culpa.
Louis cerró la distancia entre ellos. Se quitó los guantes, y tocó la mandíbula de Harry aliviando la tensión. —Soy mi propio hombre, y nunca te dejaría hacer eso. Quiero explorar, Por lo tanto, ya nos ocupamos de la segunda regla. ¿Cuál es la número tres?
—Son leyes. —Harry logró reír al corregirlo—. Y es, no obligar a nadie a regresar al closet contigo.
Louis se carcajeó, y Harry realmente no podía culparlo.
Luz ahora bailaba en los ojos marrones de Louis. —Tú ahora estás fuera del closet, Harry. —Tocó el abdomen y costados de Harry hasta que Harry se movió alejándose, también riéndose—. Reventaste esa tú mismo, dulzura.
Harry tomó la mano de Louis y lo jaló acercándolo. —No era consciente. —Viéndose vencido por el amor, Harry apartó un suave y sedoso copo de nieve de la punta de la nariz de Louis y luego la besó—. No puedo ocultar lo que siento por ti.
Después de arrugar la nariz, Louis envolvió con sus brazos alrededor de Harry y cerró las manos en la parte baja de la espalda. —Dame la próxima ley.
—Nunca competir por el interés de un hombre.
Todo el humor dejó a Louis, y su mirada se suavizó con adoración que capturó el aliento de Harry.
—Nunca hubo nadie para mí, solo tú —confesó Louis, sin parpadear, sin apartar la mirada—. Nunca te haría un daño igual al que Ryan te hizo. Nunca has tenido que competir por mi amor, y nunca lo harás. Me fascinas. Me haces sentir seguro. Eres inteligente, y me haces reír. El sexo es increíble y nunca será aburrido contigo. No tengo que experimentar con otra persona para saber que lo que tenemos es especial. Veo tu rostro, y te escucho reír, y pongo mi cabeza contra tu pecho para escuchar los latidos del corazón, y me pregunto cómo tuve suficiente suerte para captar tu interés.
El viento azotaba el cabello de Louis contra la mejilla, y Harry lo acomodó detrás de su oreja. Deteniéndose ahí porque necesitaba tocarlo. —Siendo tú mismo. —El contacto visual entre ellos se intensificó y casi despojó a Harry de su voz—. No necesitabas nada más.
Louis giró la cabeza para besar las manos de Harry. — Nunca tendrás que competir por mi interés, o saltar por el aro para tenerme en tu vida. Esa es la cuarta ley y la podemos descartar. —Fijó su mirada en Harry, que brillaba más que el rayo de sol que atravesaba la nieve—. Dame la número cinco.
«Muy bien». Harry exhaló. Y entonces lo hizo de nuevo. Su garganta se cerraba, y se tomó todo un minuto antes de poder hablar. —Nunca dejes que un hombre se convierta en lo suficientemente importante como para romperte. —Apenas logró decir las palabras.
Louis de repente se puso rígido. —Esa es. —Movió las manos para apoyarlas en el pecho de Harry, donde claramente sintió el frenético ritmo cardíaco—. Esta es la ley que te importa. Es la que está haciendo que te separes. —Louis asintió como si pudiera leer la mente de Harry—. ¿Estoy en lo cierto?
Cada emoción que Harry se había pasado la vida evitando se estrelló en él con la llama del fuego, y luego el frío ártico, dejándolo atrapado en un lugar que él se había prometido a sí mismo que nunca volvería a estar. La adrenalina corría fuera de control. Puso espacio entre él y Louis, y comenzó a pasear de nuevo, para cubrir el repentino temblor. Murmuró algo sobre el jodido clima frío y se dirigió hacia el atrio, pero podía sentir la mirada de Louis en su espalda durante todo el camino. «Piensa, hombre, piensa». Se oía como un enjambre de abejas zumbando sobre todas sus inseguridades en su cabeza, y Harry no podía hacer que se callaran. «Te ves como un pussy y un idiota».
—Dímelo. —La suave insistencia era clara en el tono de Louis. Se acercó a Harry, contra el viento, bloqueando la nieve y el frío de que golpearan directamente a Harry—. Nos vamos a detener aquí con esta distancia entre nosotros, si quieres. No creo que realmente quieras vivir en ese solitario lugar, Harry, a pesar de que tus leyes dicen lo contrario. Creo que deseas lo que tienen Canin y Kasey, y Adan y el Rhone. ¡Háblame! —Apretó la mano sobre el hombro de Harry, y se Harry se estremeció—. Confía en mí.
El simple toque de Louis, en ese momento, derrumbó a Harry. Apoyó la frente contra el vidrio, y cerró los ojos. —He tenido que decirle a un montón de gente sobre la muerte de un ser querido, de un cónyuge —compartió, con la voz gruesa—. He visto hombres que parecían que podrían derribar un árbol con sus propias manos y mujeres duras que parecían que nada podrían quebrarlas, romperse en mil pequeños pedazos y quedarse completamente inmóviles, ante la pérdida de un cónyuge, una pareja, como quieras llamarlo. He visto personas que saben que tienen los niños y responsabilidades de una vida plena, estar tan aplastados por la muerte de su pareja que acaban tomando sus propias vidas, ya que no pueden tolerar vivir en este mundo sin ellos. —Tomando una respiración estabilizadora, Harry apartó la cabeza de la ventana y se encontró con la mirada de Louis, nublada como la suya—. He visto la muerte de las parejas demasiadas veces para poder contarlas, y no quería que eso me sucediera. Nunca quise tener esa debilidad. Nunca quise que mi corazón y mi vida estuvieran en manos de otra persona. Me parece terrible darle a otra persona ese poder sobre ti.
Incapaz de controlarse, Harry se acercó y acarició la cincelada mejilla de Louis. —Pero ahora estoy contigo. —Él no podía evitar el sonreír al mirar a su hermoso hombre—. Simplemente no lo pude evitar... Traté de alejarme, pero no pude. Eres demasiado maravilloso. Y eso debería ser genial, y lo es, pero al mismo tiempo, no lo es. Lo que siento por ti, la profundidad de eso, es como una bomba dentro de mí a punto de estallar. Sé por lo que pasé cuando Cosgrove te atacó en el carro, y luego, cuando quedaste atrapado en el enfrentamiento en la casa de los botes. —El pecho de Harry pesaba con la lucha contra la ansiedad de volver a revivir esos momentos—. Cada minuto de ese tiempo cuando no podía verte ni tocarte para saber que estabas bien, saboreé lo muy importante que te estás convirtiendo en mi propia vida. No me gustó eso. —«Ahí está, lo dije. Ahora me odias. Me lo merezco».
Ahora venía la parte en la que Harry debería callarse, pero las palabras y las feas emociones, estaban fuera de control y seguían saliendo. —No me gustó lo que sentí porque me mostró que mi corazón ya estaba muy ligado a ti y no creía que pudiera vivir si algo sucediera y tu... —Harry ni siquiera podía terminar ese pensamiento—. Cristo, Louis. —Suspiró y tragó saliva, tratando de deshacer el nudo en su garganta—. No podría ser capaz de levantarme y seguir adelante. Nunca quise ser ese tipo de hombre, pero contigo… Te amo tan jodidamente tanto. La pérdida me rompería, y no quiero eso. —Se sentía como si alguien lo hubiera desollado, abriéndolo y dejándolo para asarse bajo un sol abrasador—. No sé cómo estar contigo cuando me siento así. No puedo dejarme romper contigo, pero sé que no es justo mantenerte de esa forma.
En lugar de suavidad o simpatía, los ojos de Louis lanzaban fuego del infierno. —Entonces, quieres que te diga que está bien que me des el cincuenta o sesenta por ciento de ti. ¿Es así? —preguntó con voz cortante—. Si quiero estar contigo, entonces tengo que aceptar que te mantengas lo suficientemente lejos para que mantengas tu corazón a salvo, para que no te duela mucho si muero.
—Ni siquiera de cerca, niño. —Afligido, Harry se acercó para tomar a Louis, pero Louis eludió su control—. No pongas mal actitud en el aire.
Louis miró a Harry a la cara. —Esa es la oferta que estás poniendo sobre la mesa, ¿verdad? Quédate conmigo, y aprende a aceptar lo que estoy dispuesto a dar. —Un gruñido lleno de ira como ninguno que Harry le hubiera oído salió de Louis—. Tengo que aprender a ser feliz con las migajas que me has estado dando desde que salí del hospital.
—Yo nunca dije eso.
—No tienes que hacerlo —Louis le respondió, abriendo un invisible fuego a su alrededor—. Soy capaz de leer entre las líneas. Los espacios son muy, muy grandes.
—Genial. —Harry abrió la puerta y salió hacia la terraza, necesitaba un nuevo espacio para respirar. De repente sentía como si el traje lo ahogara—. Yo me abrí a ti y tú te estás burlando de mí. —Se desabrochó la chaqueta, en un esfuerzo para lograr enfriarse.
—No me estoy burlando. —Louis se acercó a Harry y lo hizo girar—. Nunca me burlaría de ti. Pero tampoco me giraré ni haré el muertito ni todas tus tonterías. —Agarró con fuerza las manos de Harry cuando Harry trató de alejarse. No iba a ceder. Harry nunca había sentido tanta fuerza en Louis—. Tú no me respetarías si lo hiciera.
—Entonces, ¿qué infiernos vas a hacer? —Harry intentó gruñir y provocar, pero temía que las emociones que rabiaban en él lo convirtieran en una súplica—. No sé qué más decirte.
Algo como un suspiro indulgente escapó de Louis. Sin embargo su mirada nunca vaciló, y cuando se inclinó y rozó sus labios contra los de Harry, Harry se aferró y lo profundizó con desesperación. Louis se aferró a Harry y correspondió el beso, lamiendo la boca de Harry de una manera que hizo a Harry gemir. Harry fue por más, saboreándolo, con hambre, pero Louis mordió los labios y terminó el beso.
Rápidamente Louis puso espacio entre ellos, presionó besos en cada una de las manos de Harry. Miró a los ojos a Harry, deteniendo a Harry con sólo su mirada. —Voy a poner una contraoferta sobre la mesa para ti, Harry. Para esa quinta ley tuya. —Sacudió la cabeza—. Vas a tener que romperla para estar conmigo. Te amo. Te amo con todo mí ser. Te amo tanto que se devastaría mi mundo si algo te pasa. Me aplastaría. No sé lo que haría. ¿Y adivina qué? Si algo llegara a pasarme, estoy malditamente seguro que te destrozaría. —Louis levantó la mano de Harry que seguía entrelazada a la suya, evitando que Harry hablara—. Eso significa que tengo todo tu corazón, de la misma manera que tú ya tienes el mío. Yo exijo cada pedacito de ti, corazón y alma. Me lo merezco. Puedo pedir algo tan grande, porque sé que si me pierdes puedes quebrarte, también sé que eres muy fuerte. —Asintió cuando Harry iba a decir, “no por esto”.
—Sí —dijo Louis, como si estuviera leyendo la mente de Harry—. Sé que dolería y sé que te sentirías como si no valiera la pena despertar, pero encontrarás una manera de llorar y unir los pedazos y seguir adelante. Tendrás que hacerlo porque sabrías que yo lo quiero de la misma manera que creo que lo quieres para mí. Espero que podamos envejecer juntos, dulzura. —La sonrisa de Louis era genuina, algo en el subconsciente de Harry sabía que era sólo para él, eso lo animaba y le mostraba su cariño—. Espero que cuando tengamos sesenta y estemos viejos y con canas, aún estemos jodiendo en la casa de retiro, con un goteo de Viagra. Pero no hay garantías. No puedo prometerte que llegaremos a tener setenta y cinco juntos más de lo que puedes hacerlo tú. Lo que puedo prometer es que voy a amarte y cuidarte más allá de lo de tus sueños puedan imaginar, y lo haré por el tiempo que esté en esta tierra, respirando contigo. Si quieres estar conmigo, entonces necesito que me prometas lo mismo. Lo quiero todo. Lo quiero todo de ti. Esa es mi oferta, Harry. Todo o nada. Te sumerges en nosotros, y confías en que te voy a atrapar. —Louis se apartó dándole a Harry el espacio que siempre anhelaba.
Mucho espacio para que Harry corriera, Louis preguntó: —¿Qué dices?
monieli_ls
Re: Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA
Capítulo 17
«Todo o nada».
El corazón de Louis corría como un hijo de puta, pero se mantuvo firme. Veía cómo Harry luchaba, y quizá incluso se enfurecía ante la declaración de Louis. Louis quería más que nada cerrar la brecha entre ellos y tomar al hermoso y terco hombre en sus brazos. Sus dedos se morían de ganas por acariciar y calmar los duros rasgos de Harry, tanto que Louis dobló los puños para evitar moverlos. En este momento, Louis sólo tenía su fuerza de voluntad.
«Por favor, que no terminemos».
Harry comenzó a pasear de nuevo, y Louis sabía que eso significaba que se sentía atrapado en su cabeza y su piel.
—Entonces me estás dando un ultimátum. —Harry bufó esas palabras con tal fuerza y trayectoria que Louis esperaba que traspasara las paredes del atrio e hiciera añicos el vidrio—. ¿Es eso lo que está sucediendo aquí?
Su corazón se contraía terriblemente con cada desigual paso que Harry daba, Louis se movió para tocar a Harry, pero se retiró antes de que sus dedos lo rozaran al ver al hombre tensar la columna. «No caigas de rodillas ahora».
—Te amo más de lo que creía posible amar a otra persona —admitió Louis—. Y hay una parte de mí gritando que tome todo lo que pueda obtener de ti. Pero si hiciera eso, en el largo plazo, te perdería de todos modos. —Harry dio media vuelta para hacer frente a Louis, y Louis parpadeó las lágrimas antes de que pudieran caer. No quería que Harry cambiara de opinión porque no pudiera soportar ver llorar a Louis—. No respetarías a un hombre que piensa tan poco de sí mismo que se sentara a tus pies a rogar por las migajas que estás dispuesto a dar.
—Que sea capaz de dar —gruñó Harry—. Hay una diferencia. No hagas que suene como que soy un tirano hijo de puta que quiere manipular tus emociones para mi placer personal.
Louis entró en el camino de Harry y obligó a su pareja a mirarlo. —Creo que eres perfectamente capaz de ofrecer un increíble compromiso y amor. —Puso su mano sobre el pecho de Harry, necesitando sentir la vida en su corazón—. Ya me has mostrado gran parte de lo que tienes dentro de ti para compartir.
—Y mira lo que me has hecho. —Agitando las manos por su cuerpo, Harry se rio cínicamente—. Soy una jodida ruina desenfocada.
Eso se sintió como como un golpe dirigido directamente a Louis. —Siento que te veas de esa manera. —Se retiró y dio un paso hacia la puerta, su confianza golpeada, pero una voz en su cabeza le gritaba, ”No te retires, él vale la pela que te quedes y luches”.
Louis se giró y se dirigió directamente hacia Harry. —Yo no te veo como una ruina. Te veo como alguien que está jodidamente asustado, pero también está en un viaje que lo está volviendo más fuerte de lo que jamás imaginó que podría ser. Lo digo porque estoy impresionado por tu inteligencia, habilidad y determinación. —Empujaba a Harry, más cerca de la pared de vidrio con cada frase que decía—. Me has ayudado a aprender a confiar en mí mismo. Has tenido tanta fe en lo que soy y lo que puedo hacer que me he abierto a la posibilidad de ir a la universidad e iniciar una carrera diferente. No estaría en el lugar en el que estoy ahora mismo sin ti. Puedo admitir eso. — Una vez que la columna de Harry golpeó el vidrio, Louis plantó sus manos a ambos lados, enjaulándolo—. Sólo quiero que te abras y me dejes hacer lo mismo para ti. No creo que sea pedir demasiado.
Chispas brillaban en los ojos de Harry. —Pero sólo lo quieres bajo tus propios términos.
Louis se tragó una maldición. —Lo quiero con igual grado de compromiso y vulnerabilidad. —Tan pronto como lo dijo, se mordió la lengua y se obligó a pensar antes de que la frustración lo llevara a decir algo de lo que se arrepentiría. Cada vez que Louis miraba a Harry, y cada vez que no encontraba nada en su mirada y postura, Louis tenía que recordarse que la postura de Harry era defensiva debido al miedo y al instinto de toda una vida para ocultar sus deseos.
En lugar de mostrar sus garras, Louis rozó la mejilla de Harry y su dura mandíbula con el dorso de la mano, asombrado de poder hacerlo. El hombre se estremeció en respuesta, y le dio esperanza a Louis.
—Sabes —Louis empezó—, si hace un mes alguien me hubiera dicho que estaría hoy aquí en una relación contigo y que estaría dispuesto a alejarme, habría pensado que había entrado a un mundo bizarro. Nunca ni en un millón de años hubiera creído que podría tenerte.
Louis estudió a Harry abiertamente, sin tratar de ocultar el amor por este hombre que le llenaba a rebosar. —Pero he pasado mucho tiempo contigo desde que empezamos a trabajar juntos, dulzura. Ahora eres más que una fantasía, eres una persona real con un montón de leyes que no anticipé. Pero, al mismo tiempo, sé lo que eres capaz de darme, y sólo quiero lo que es igual a lo que estoy poniendo en la línea para ti. Que es todo. —Tomando la mano de Harry, Louis la llevó sobre su corazón para que Harry pudiera sentir el constante latido en él—. Creo que bien vales la pena luchar, y malditamente seguro que puedo hacerlo, pero si no me prometes que entras en esto con toda tu alma, entonces no compartiré apartamento y definitivamente, no compartiremos cama.
Haciéndose a un lado, Louis presionó su frente contra la ventana para ver la belleza de la violenta tormenta de nieve en el exterior. —Aun seguiré estando en tu vida todos los días. — Bajó la voz a un susurro, como si el estar en este capullo cálido del atrio lo envolviera en la seguridad del ojo de un huracán—. Vas a pensar en mí. Recordarás lo que teníamos. Tus miedos podrían ser más fuertes que tus deseos. Ellos podrían ganar. Sé que estoy tomando el riesgo que nunca regreses a mí. Pero incluso si no lo haces, aún me amarás tanto como yo te sigo amando. Eso no desaparecerá porque no estamos juntos.
Louis sonrió suavemente, sólo para sí mismo. «Si pudiera dejar de amarte, Harry, habría encontrado la forma en algún momento en los últimos tres años, cuando no creía tener una oportunidad contigo».
Ahora Louis estaba haciendo la más grande apuesta de su vida. Lo hacía por ambos. Al ver hacia los lados, se encontró con Harry, con la espalda contra las ventanas, tan inmóvil como una estatua. En ese momento, Harry se frotaba el pulgar contra el dedo una y otra y otra vez, y Louis sabía que el hombre escuchó con atención cada palabra. «Por favor». Louis rezó a Dios o a los dioses que escuchaban ese día. «Dejen que encuentre lo correcto que decir».
—Apuesto que sigues muy preocupado por mí —dijo Louis mirando por la ventana de nuevo—. Ya has estado alejándote y eso no ha aliviado tus temores y preocupaciones. Quiero una oportunidad para ser felices y construir una vida contigo. Creo que juntos vamos a aprender a lidiar con los temores que no podemos controlar. —Louis se encogió de hombros, pero sus hombros se sentían pesados como bloques de concreto—. Eso depende de ti. —«He hecho lo que puedo». Su corazón crujió como si realmente se estuvieran despidiendo. «Quizás así es». Junto a él, Harry parecía inamovible como el acero. —No me gustan los ultimátum —dijo con voz ronca. Se quedó mirando al frente.
—A mí tampoco. —Su corazón se rompió, Louis se negaba a llorar. «No voy a hacerle eso». Agarró el brazo de Harry y rozó un beso en la mejilla. Esa barba áspera raspó sus labios y Louis casi se rompe. Bajó la cabeza y murmuró—: Adiós, Harry. Voy a darte un poco de tiempo a solas para pensar.
Louis se apartó, pero al instante Harry le agarró la muñeca. Deteniéndolo con tanta fuerza que presionó hasta su hueso, pero a Louis no le importó. Era el único dolor al que le daba la bienvenida en su vida.
Presionando la cara hacia el lado de la cabeza de Louis, Harry exhaló con voz temblorosa. —No quiero estar sin ti. —Sus labios y dientes rasparon la sien de Louis—. Te amo.
Un terriblemente esperanzador anhelo hizo que a Louis se le oprimiera el pecho. Se movió para encontrarse el brumoso jade claro que lo esperaba. —¿Me darás todo?
Harry rodeó el cuello de Louis con su mano y lo acercó, su pecho subía y bajaba rápidamente. —Ya lo hago. —Selló el trato con otro roce de sus labios, el contacto le dio vértigo—. No me quiero alejar. —Harry parecía no poder dejar de tocar y estudiar la cara de Louis, y parecía estar feliz y aterrado—. Quédate conmigo. Ayúdame. Dime mi mierda y encuentra la manera de que esto funcione a pesar de eso. Te amo. —Pasó los dedos por el cabello de Louis y jaló, inclinando la cabeza hacia atrás—. Nunca he querido nada más en mi vida que estar contigo. —La mirada de Harry ardía con un fuego sin control, algo que no había visto desde la última vez que habían hecho el amor.
Louis gritó cuando Harry tomó su boca, en el beso más dulce que Louis hubiera probado. Harry gimió, jalando el cabello de Louis, moviendo el ángulo de la cabeza de Louis para lamer la lengua y los dientes. Louis se encontró con la lengua que se enredaba con la suya, deseoso de disfrutar de una intimidad que rápidamente había llegado a necesitar de este hombre. El sabor a café del beso de Harry fue directamente a la sangre de Louis inundándolo con apasionada energía. Pasó las manos por debajo de la chaqueta del traje de Harry tocando las tensas líneas de su abdomen y pecho y luego empujó más alto para disfrutar sus anchos hombros.
Mientras Harry se hundía en un profundo beso, desnudaba a Louis de su pesado abrigo, y luego le quitó la camisa y la corbata para llegar a la piel. Un rumor comenzó en el interior de Louis, y se frotó contra la parte delantera de Harry, desesperado por sentirse fundido contra esa sólida estructura. Louis envolvió sus manos alrededor de los brazos de Harry y se sostuvo con toda su fuerza. Invadió la boca de Harry, enredando la lengua y chocando los dientes antes de lamer el techo de su boca.
Con un gemido, Harry mordió a Louis y terminó el beso. Visiblemente recuperando el aliento, cambió de lugar y pegó a Louis al cristal. —Prométeme que está bien que te toque y te voy a creer. —Rápidamente, los pálidos ojos de Harry ardían con más calor del que Louis le hubiera visto—. He extrañado sentirte tan cerca, lo quiero todos los días. —Un destello de fuego brilló y Harry cubrió la erección cada vez mayor de Louis. Le dio a Louis otro beso en los hinchados labios, y dijo—: Pero no he hecho otra cosa que soñar con tu pene desde la última vez que estuvimos juntos. —A través de los pantalones de Louis, Harry con un buen agarre pasó la mano desde la raíz hasta la punta.
Louis silbó y empujó sus caderas. «Jodidamente mucho tiempo». —También he tenido un montón de sueños acerca de ti y mi pene. —Cuando Harry le acarició una vez más, un gemido salió de Louis y se apresuró a abrir su cinturón—. ¿Qué tal si lo actuamos en este momento? —Su pene palpitaba contra el control de Harry, y la anticipación tenía sus manos torpes.
Una traviesa sonrisa apareció en la cara de Harry y atrapó el corazón de Louis. —Puedes leer mi mente, rock star. — Harry le robó otro duro y caliente beso en la ya sensible boca de Louis, y luego bajó a morderle el mentón. Mientras Harry seguía raspando los dientes hacia abajo, sacaba la camisa de Louis de su pantalón y lo desabotonó e hizo la tela a un lado, abriendo un camino a su destino.
Justo cuando Harry empujaba la cabeza de Louis para chupar la manzana de Adán, Louis abría el pantalón y liberaba su pene. El aire acarició la ardiente carne, excitando a Louis aún más. Después de empujar la camisa de Louis a un lado lo suficiente para alcanzar más piel, Harry besó un pezón y pasó su lengua alrededor de la más oscura piel, sin detenerse hasta que tuvo el pequeño pico rígido. Louis jadeó animando a Harry a chupar el otro. Harry murmuró su ahogado acuerdo y mordisqueó su camino y chupó el otro pezón dándole atención. Louis apretó los dientes y trató de mantener sus manos fuera de su erecto pene. «Primero quiero sentir a Harry».
Doblando las rodillas, Harry besaba su camino por el abdomen de Louis, haciendo temblar los tensos músculos con cada roce de sus labios. «Oh, Dios mío, sí». El pene de Louis rugía, ávido por uno de esos besos. Apoyó su cabeza en el cristal, arqueó la espalda y empujó aún más su pene, desesperado por una casa para su miembro.
En vez de ir por el eje de Louis, Harry frotó la cara en la suave piel que rodeaba el pene de Louis, atormentándolo con pequeños raspones de su barba. Mientras Harry amaba cada pedacito de piel que rodeaba el pene de Louis, bajaba el pantalón y ropa interior más allá de sus caderas. Sus ojos se cerraron, Harry respiraba visiblemente frente a Louis y murmuraba sobre lo mucho que le gustaba la forma en que Louis olía.
Tragando otro gemido, Louis casi se corre mientras miraba. Se movió y tomó sus bolas tan fuertemente que el dolor le hizo jadear, pero también mantuvo su libido bajo una muesca. Dejó escapar un suspiro y se recordó respirar.
Harry de inmediato levantó la vista. —¿Estás bien?
Louis estaba jodidamente más derretido en el interior. Soltó sus bolas y pasó los dedos por el cabello de Harry. —Sólo muy excitado y muy rápido. Te deseo otra vez —confesó. Su pene tembló al pensar en estar dentro de Harry una vez más—. Pero, estoy bien.
—Entonces déjame tenerte listo y dispuesto para mí.— Con esa profunda sexy expresión como el infierno, Harry pasó la lengua por una línea hacia arriba del eje de Louis y luego se lo tragó entero de una vez.
—Oh, Dios mío. Harry. —Louis se mordió el labio. Sus caderas se movían violentamente, fuera de su control, apuñalando con su pene la garganta de Harry. Harry hundió los dedos entre los muslos de Louis y lo empujó contra el vidrio, aplastándolo allí, manteniéndolo inmóvil, y comía y jalaba como el infierno el pene de Louis. Empezó con la cabeza del pene y cubrió con su saliva cada pedacito del pene de Louis, girando la lengua alrededor de la punta al tiempo que jalaba el eje. Louis se estremeció y pidió más, gimiendo con lo mucho que lo disfrutaba.
Dándole a Louis una sucia y oscura mirada, Harry se frotó toda la cara con el pene Louis, gimiendo mientras recorría sus pómulos y frente. Incluso giró la cabeza a uno y otro lado para pasarlo por su cabello. Las cientos de suaves sensaciones del cabello de Harry hicieron que el pene de Louis se estremeciera y escurriera. Después de recorrer una vez más su rostro con la punta del pene de Louis, Harry entreabrió los labios y chupó a Louis en la boca de nuevo.
—Por favor... —Louis apretó los dientes cuando Harry pasó la lengua por el borde de Louis. «Tan bueno». Agarrando con los puños el cabello de Harry, Louis se sostuvo fuerte y presionó su culo en el frío cristal detrás de él, en busca de algo para distraerlo o darle la fuerza de voluntad para no correrse. Harry sólo bajó una vez más a Louis y de alguna manera lo llevó más profundo en su garganta. La sangre comenzó a correr en el interior de Louis con vertiginosa rapidez, dirigiéndose directamente donde él no quería ir. «Por favor». Louis empezó a susurrar el nombre de todos los héroes de cómic que amaba, así como una lista de su poder especial, con la esperanza de evitar correrse.
Sin embargo, en ese momento, Harry fue entre las piernas de Louis y alcanzó su culo, aplicó una deliciosa presión en el estirado músculo, y a Louis se le perdió la lista del Silver Surfer15 y su posesión de la energía cósmica. «Nunca había sido tan bueno». Harry tomó las bolas de Louis con la otra mano. Todo al mismo tiempo, mientras mantenía el pene de Louis en la caliente caverna de su boca, rodando las bolas de Louis de las más estremecedoras maneras, y empujando la punta de su dedo en el culo de Louis.
Todo explotó en una tormenta perfecta en el interior de Louis. Gritó con voz ronca. Sus caderas se lanzaron hacia delante, llevando la carga hacia su final. El pene de Louis creció dentro de los límites de la boca de Harry una fracción de segundo antes de que llegara. —Ohhh mierda ... —Derramó su semilla en la garganta de Harry en rachas irregulares, la primera masiva hasta el punto que se sentía como si nunca se detendría, y luego cada chorro con menos cantidad hasta que no tuvo más nada que dar .
Antes de que Louis pudiera recuperarse lo suficiente como para hablar, Harry se empujó hacia atrás sobre sus rodillas y se arrastró a sus pies con la ayuda de la mesa y una silla. No se detuvo allí, robó el verdor de invierno de la mesa y se subió a ella, acomodándose en el medio sin dejar de mirarlo tan dura e inflexiblemente como la primera vez que Louis había puesto los ojos en él.
Harry trabajó para abrir su cinturón, se desabrochó la bragueta y sacó su gruesa erección de su ropa interior. —Quiero que agarres mi pene y me lo hagas duro otra vez —dijo, su voz salvaje—. Entonces quiero que me jodas como si nunca tuvieras la intención de parar.
—¡Maldita sea, dulzura! —pronunció Louis. Sus rodillas estaban un poco inestables, pero juró que su sangre ya intentaba trabajar su camino hacia el sur y conseguir que se pusiera duro otra vez. Se las arregló para lanzar sus zapatos, pantalón y ropa interior, mientras que saltó a la mesa y se subió a horcajadas sobre los muslos de Harry—. Siempre me gustó tu forma de pensar. —Metió la mano en el bolsillo interior de su chaqueta y sacó un paquete de condones y lubricante—. Gracias a Dios que me destaqué en la preparación y gané una tarjeta de felicitaciones muy bonita como explorador cuando era un niño.
Harry cubrió la mano de Louis con la suya. Tan pronto como Louis miró hacia arriba, se atragantó con la intensidad de la mirada oscura de Harry.
—Nosotros no tenemos que usar el condón si no quieres hacerlo. —Cada palabra dicha sonaba como si Harry tuviera moho en la garganta—. No va a existir nadie más para mí que tú.
El pecho de Louis tenía una opresión tal, que casi no podía respirar. Recuperándose, dobló hacia abajo la parte superior de Harry y plantó besos en toda su cara. —Para mí tampoco. — Apretó la frente de Harry y se perdió en su hermosa mirada—. Te amo. —Un indicio de humedad en la esquina de los ojos de Harry brillaba contra la luz, y Louis se lanzó a lamerla—. Yo confío en ti, con más que mi corazón. Confío en ti con mi vida.
—Nunca voy a abusar de esa confianza. —La voz de Harry era espesa. Louis pudo oírlo. Harry agarró el lubricante de la mano de Louis, lo abrió, y Louis se levantó de sus rodillas para que Harry pudiera extender el líquido en su pene. Una vez que un brillo de líquido transparente revistió la longitud de color rojo, Harry se encontró con la mirada de Louis de nuevo. — Quiero dirigir este viaje. —Las perlas de pre-semen se cortaron cuando dijo eso—. No puedo esperar un segundo más.
De rodillas, Louis se deslizó hacia adelante y luego llegó a la espalda, colocando sus dedos en la parte inferior del pene de Harry para ayudar a mantenerlo en su lugar. Usando su dedo como una guía, Louis empujó hacia abajo, y contuvo la respiración, cuando la punta gruesa de Harry besó su agujero. Louis no se detuvo. Llevó su peso más abajo, y se mordió los labios ante la fuerza maravillosa que empujaba contra su ano cada vez que el pene de Harry golpeaba allí. Miró a Harry, y Louis odiaba el ceño que pudo ver en Harry mientras el hombre se contenía de mayor contacto para alargar el placer, aunque sin duda causó estragos en las millones de terminaciones nerviosas en la cabeza de su pene, cada una clamando para la penetración.
Louis empujó hacia abajo de nuevo, y cuando su agujero se apretó con más fuerza, el sudor salpicaba la parte de atrás de su cuello debajo de la camisa y la chaqueta. —Ábreme —suplicó. Arrancó la camisa y corbata de Harry, y hundió los dedos en el pecho duro del hombre—. Quiero sentir que me llenas.
Harry sacudió la cabeza. —Juntos, dulzura. —Apretó sus manos alrededor del culo de Louis, sin embargo extendió sus nalgas para separarlas lo suficientemente amplio como para que picara la piel. Inmediatamente, el pene de Louis se estremeció y agitó su paso, enviando una buena sensación a través de su sistema—. Quiero disfrutar también.
Esta vez, cuando Louis sacudió hacia abajo sobre el pene de Harry, Harry plantó sus botas sobre la mesa y aplicó presión a cambio. Ninguno de ellos se detuvo, dos fuerzas que se negaban a retroceder, y, ¡oh mierda!, la entrada de Louis finalmente renunció a la batalla, y la cabeza gruesa del pene de Harry se alojó en su culo.
Louis se quejó abajo, y su canal se aferró a la primera pulgada de invasión, sosteniéndose como un tornillo de banco.
—Ohh... mierda Jesucristo, dulzura. —La boca de Harry estaba abierta, clavó los dedos aún más en los glúteos de Louis— . Te sientes tan condenadamente bien. Nunca has sido vergonzoso antes. No te detengas ahora.
—No. —El placer que quemaba consumía a Louis y le costaba hablar—. No.
Louis se apretó contra Harry, quien miró directamente hacia él sin pestañear. Como uno, Louis bajaba, y Harry siguió empujando hacia arriba. Centímetro a centímetro a la vez, Harry se metió en Louis, que se extendió a su paso con delicioso tormento, hasta que pudo meterse en Louis hasta la empuñadura. El recto de Louis estaba en llamas y se contrajo alrededor del pene de Harry, y la presión extra hizo que ambos gimieran.
Harry dejó sus manos en las caderas de Louis. —Toma, bebé. —Levantó a Louis a mitad de camino fuera de su pene y luego lo puso de vuelta, llenándolo hasta la raíz—. Te pertenece. —Dio una estocada contra la entrada de Louis una vez más, por lo que Louis apretó alrededor de la longitud de Harry. Con un destello de sus dientes, Harry le ordenó—: Haz lo que quieras.
Cuanto más Louis miraba y escuchaba a este hombre, más duro se enamoraba. —Voy a cuidar bien de él —prometió. Sacudió sus caderas, deslizándose arriba y abajo, haciendo alusión a la fricción caliente y maravillosa. Perdido en Harry, Louis cargó con esperanza y el sueño de un futuro juntos en su voz, su corazón y sus ojos—. Voy a cuidar bien de ti.
Sin palabras, Harry condujo su pene en el culo de Louis al igual que Louis se dejó caer y quemó sus labios. Louis empujó su lengua en la boca de Harry y lo besó con cada onza de amor que era capaz de compartir desde su lesión. A su vez, Harry sostuvo a Louis fuerte y empujó sus caderas en varias ocasiones, follando con una agresión a Louis mientras éste se deleitaba en la poderosa sensación. No le importaba cómo quedaría su culo después. Quería sentir el dolor y todavía esta unión mañana. De esta manera podía sentir a Harry en él. Esto era lo que su hombre había guardado obstinadamente dentro de sí mismo, con demasiado miedo para dar rienda suelta por temor a perderse para siempre.
Louis abrazó a Harry, y dejó caer su cabello bloqueando casi toda la luz. En medio de lamidas y besos invasivos que dejaron a los hombres jadeantes por el oxígeno, Louis bombeó hacia abajo en el pene de Harry, sintiendo que el hombre se entregaba libremente. Cada vez que se fusionaban a su máxima capacidad, el pene de Louis se espesaba con la excitación renovada con el roce de su miembro entre sus vientres.
Más que sangre se apoderó de Louis. Cada vez que miraba a los ojos luminosos de Harry, una mezcla desgarradora, ridícula de puro deseo y ternura lo ahogaba. —Yo te a…
Harry dio una palmada en la mano sobre la boca de Louis. —No. —Sus cuerpos se quedaron inmóviles—. Voy a perder mi carga si lo dices. —Otra maldición en bruto se le escapó, pero lo contrarrestó con una caricia por la mandíbula de Louis—. No quiero correrme hasta que estés dentro de mí.
—Joder, hombre. —Louis se encabritó y rebotó en la erección de Harry un par de veces, chupando el labio inferior. Cada vez que su culo bajaba fuerte, el pene sobresalía más recto y más duro—. Mírame. —Un tirón en su pene le hizo gritar y tirar un charco de líquido pre-seminal en el vientre de Harry—. Tan jodidamente cerca. —Con una mano en el pecho de Harry para mantener el equilibrio, Louis se mantuvo montando a Harry, amando esta jodida salvaje, pero se las arregló para llegar a su abrigo y atrapar otro paquete de lubricante. Lo puso en el pecho de Harry—. Pon un poco de eso en mí.
Rasgando el plástico con los dientes, Harry derramó el líquido transparente sobre su estómago, y luego lo recogió con sus dedos. Envolvió su mano alrededor del pene de Louis y dio un tirón suave al duro miembro, cubriendo cada centímetro con lubricante. Apretó la punta roma de su dedo pulgar en la hendidura de Louis, y le susurró a Louis palabras sucias. Louis se puso tenso y cayó sobre Harry, metiendo al hombre dentro de su pasaje, apretando los dientes hasta que su anillo besó la piel. A su vez, Harry acarició a Louis y jugueteó con su apertura de nuevo. «Puto infierno, sí, eso es bueno». Louis apretó los dedos en los músculos pectorales de Harry, aferrándose con todo en él mientras mecía su peso sobre el pene grueso metido en su culo.
—Oh, mierda... —Un grito áspero escapó de Harry. Todo su cuerpo se retorció, y luego se arqueó hacia arriba, levantando a Louis parcialmente fuera de la mesa—. No más. —Al bajar, empujó los muslos de Louis—. No estoy acostumbrado a esto sin goma. Vas a hacer que me corra.
—Todavía no. —Louis se levantó rápidamente y se trasladó por las piernas de Harry, sin importarle que el movimiento rápido provocara un tirón de malestar a través de su pasaje. Muy preparado para una jodida, Louis podía dejar pasar cualquier malestar en este segundo—. Usa el resto del lubricante. —Tiró de la ropa interior de Harry y el pantalón más allá de sus caderas y por sus piernas mientras le daba esa orden—. Mientras consigo sacar estas cosas de ti. —En su tarea, Louis se enredó en las botas de Harry, y se tardó un poco más para sacar la ropa y liberar las piernas de Harry.
Louis empezó a despegar su propia chaqueta, pero Harry separó las piernas y sacó una nalga firme a un lado en ese momento, y Louis se olvidó de otra cosa que no fuera mirar. Embelesado, Louis vio a Harry frotar su anillo oscuro con el lubricante hasta que brilló. Los músculos de Harry se flexionaban, y lanzó un gemido bajo entregándose a su placer. El ruido subconsciente hizo sonreír a Louis en voz baja.
Harry continuó, alineó el dedo medio y apretó contra su agujero, gruñendo, pero no cedió, hasta que finalmente se abrió paso con un gemido suave y “Sí”, abrió su interior con el dígito. Utilizando un dedo más grande, trabajó más lubricante en su cuerpo. Louis se agachó para frotar su pene al tiempo que ese apéndice desaparecía en el culo de Harry lentamente, una y otra vez. «Dios, es caliente».
Más que nada, Louis quería darle a Harry placer. «Se siente como que he esperado siempre». Se acercó entre las piernas de Harry, y se recostó sobre su cuerpo. Estirándose entre ellos, se apoderó de la muñeca de Harry, facilitando que sacara sus dedos y reemplazándolos con su pene en su lugar.
Jugueteando con sus narices, frotándola una contra la otra, Louis lamió los labios entreabiertos de Harry y apretó las piernas del hombre. —¿Qué tal que me dejes tomar el relevo desde aquí? —preguntó Louis, empujando contra la entrada de Harry sólo un centímetro.
Harry envolvió sus brazos sobre los hombros de Louis. — Pensé que nunca llegaría hasta aquí. —Con un apretón de sus muslos, metió a Louis en él aún más—. Tómame, Louis. —Su mirada quemaba más brillante que la luz que rebotaba en toda la nieve todavía que les rodeaba más allá del cristal—. Hazme tuyo de nuevo.
Rozando sus labios en un tierno beso, Louis le susurró: — Siempre. —Y en ese momento flexionó su cuadrante inferior y hundió su pene en el culo acogedor de Harry.
Los dos hombres abrieron la boca y exhalaron contra la boca del otro con la primera penetración. Harry aplastó los hombros de Louis, mientras que Louis conducía su frente en la de Harry, en un esfuerzo para luchar contra la embestida de placer gutural, que se reunía en su pene. Calientes, paredes estrechas, resbaladizas, rodeaban el pene de Louis. Sin el condón, y con un solo acto de jodida siendo activo en su haber, se sentía como si penetrara a Harry por primera vez. Mierda. Louis se retiró, sólo para conducir su longitud en Harry de nuevo con deliberada lentitud, y luego contuvo el aliento como si no acabara de experimentar la aguda concentración del placer hace un segundo.
Louis apretó los dientes, luchando contra el tirón en la espalda y las bolas que le instó a dejarse ir y llenar el culo de Harry con su semilla en estos momentos. —No me extraña que me empujes fuera de ti. —Apoyó su peso sobre sus manos, rezando para que pudiera librarse de los remolinos de los nervios destrozados por sensaciones que invadían todos los rincones de su cuerpo—. No sé cómo pudiste resistir por más de tres golpes. Oh, Dios mío, Harry... —El empujar y salirse del acogedor calor de Harry una vez más hizo estremecer el sistema de Louis—. Esto es una locura.
A medida que bombeaba sus caderas una vez más, Louis se deslizó en las profundidades del mar pálido de los ojos de Harry. —Es hermoso.
Manos ásperas y fuertes se deslizaron de los hombros de Louis para acariciar su rostro. —No necesito la resistencia en esta ocasión, rock star. —Su mirada firme respaldaba sus palabras—. Sólo quiero sentirte hacer el amor conmigo. Muévete conmigo, Louis. —Levantándose a sí mismo en Louis, Harry deslizó las manos por el pecho de Louis y luego bajó su ropa cerca de la espalda, guiando en un ritmo de fusión. Rozó sus labios, y prometió—: Va a durar el tiempo que se supone tenga que durar.
Louis siguió a Harry de vuelta a la mesa. Su beso se convirtió en un aliento común, y empezaron a moverse como uno solo. La nieve fuera se convirtió en aguanieve y golpeó sin piedad contra las ventanas, pero el aire en el atrio estaba lleno de calor de sus cuerpos y el almizcle del olor a sexo y sudor. Manteniendo el contacto visual, Louis sacudió a Harry otra vez. Y cada vez que lo hacía, Harry movía las caderas hacia arriba en señal de bienvenida, aceptando el cuerpo de Louis. La fricción mantenía el pene de Louis tan rígido y lleno de sangre todo el tiempo, y tenía sus pelotas pesadas en su saco, trabajando para aumentar el zumbido en su interior a una sinfonía rotunda. Louis se quedó con Harry, sin embargo, en sintonía con todas las capturas de la respiración y las caricias de los dedos de su hombre. Lo que había empezado con una sola penetración se volvió para Louis como algo que no podía controlar ya que había trascendido el placer físico de una jodida y se había convertido en algo que abarcaba su mente, cuerpo y alma. Louis vio la misma conexión en la mirada de Harry y en cada pequeña involuntaria respiración o movimiento del cuerpo que el hombre hacía.
«Esta es la primera vez que realmente estamos haciendo el amor».
A medida que el poder de que la verdad golpeó a Louis, dio un tirón, y el control que acababa de poseer huyó de su cuerpo. «Por favor. Por favor. Dame un segundo». Un delicioso hormigueo zigzagueó por su espalda, directo a sus pelotas y pene. —Creo que ya es tiempo para mí. —Envolvió las piernas de Harry alrededor de su cintura—. Sostente. —Gruñendo hacia delante, Louis rodó a Harry hasta la mitad de la mesa y metió su pene en el hombre más fuerte, el culo caliente de Harry parecía un horno—. Ahh Dios... —Su pene hinchado, empujó duro en el interior de Harry—. Me corro.
Harry se agarró de la cabeza de Louis y alineó sus rostros. Rozó sus labios contra los de Louis y bloquearon sus miradas.—Dime. —Su respiración quedó atrapada y su pasaje sujetó a Louis como un hijo de puta con su solicitud.
Louis capturó su boca, besándolo en una exquisita segunda división en el tiempo, y luego dijo: —Te amo —en la boca de Harry en el momento en que perdió el control y se corrió.
Doble gritos resonaban en el atrio cuando el control de Harry lo abandonó también, y juntos llenaron la sala con voces masculinas en la agonía de la liberación. Louis atascó a Harry en la mesa, sosteniendo a su hombre mientras sus penes se sacudían con su liberación, dos, tres, cuatro veces, temblando mientras línea tras línea de semen se depositaba en lo más hondo en el culo de Harry. Debajo de él, Harry perdió la voz cuando el primer disparo de semillas fue liberado en su culo. La piel de Harry estaba tensa sobre los pómulos, la boca se abría, y se puso a gritar sin sonido. Él se resistió duro. Un segundo después la eyaculación caliente golpeó el estómago de Louis en un spray sin fin, por lo que Louis gimió de placer dándole otra marca a su hombre.
«Amo tener un hombre. Amo a este hombre».
Louis se quedó pegado a Harry hasta que los temblores finales pasaron a través de ellos y recuperó un poco su normal respiración. Perezosamente, besó a Harry, deteniéndose con un pincel de labios y un toque de lengua. Louis se habría quedado en la parte superior de Harry para siempre, pero con gran renuencia, se levantó en una postura de flexión de brazos. Harry desenrolló sus piernas de la cintura de Louis, y Louis retiró suavemente su pene del culo de Harry, provocando un estremecimiento final, cuando sus cuerpos se separaron. Cuando Louis quedó a su lado, frotó el agujero de Harry hasta que se contrajo cerrándose. Harry le dio las gracias y depositó un beso en la frente.
Descansando en su lado, con la cabeza en la mano, Louis jugueteó con el bolsito de la camisa de Harry. —Me alegra que hayas venido aquí. —Echó un vistazo a Harry, incapaz de contener su sonrisa.
—Yo también. —Relajado en la mesa, Harry apretó las manos contra su pecho y miró a Louis—. Eres un hombre fuerte, Louis. Te admiro. —Su voz se puso un poco áspera cuando dijo eso, y Louis sabía que el hombre se dio un momento apoyándose en un beso y presionando los brazos de Louis—. En nuestro primer día de trabajo juntos, nunca me hubieras levantado como lo acabas de hacer. Mierda. —Su risa áspera rebotó contra las paredes de la terraza acristalada—. No hay muchos hombres que he tenido en mi cama o dejado entrar en mi corazón que me habrían dado un ultimátum. Ninguno, de hecho. Pero tú lo hiciste. Pude ver que tenías miedo, pero lo hiciste de todos modos. Tienes las agallas. —Su mirada brillaba tan radiante que hizo estremecer a Louis—. Me hace amar al hombre que estás llegando a ser aún más de lo que ya lo hago.
Humillado no podía siquiera empezar a describir cómo recibir un cumplido de este hombre hizo sentir a Louis. — Gracias. —Las manos de Louis cubrían las de Harry, agarrando su fuerza y calidez—. Tenía miedo de perderte para siempre. Durante semanas te he sentido que viajabas a la deriva lejos de mí, pero en mi corazón nunca quise creer que realmente sucedería. Se sentía como que necesitabas a alguien que estableciera la ley para ti.
Harry gimió. —Oh Cristo. —Lanzó su antebrazo sobre el rostro. Mirando de entre dos dedos, añadió—: Nunca voy a volver a vivir de esa manera.
—Oh, Dios mío. —Louis se cubrió la boca para ocultar el chisporroteo de la risa. A pesar de que no podía detener su sonrisa, alejó el brazo de Harry de sus ojos—. Nunca quise decirlo de esa manera. Te lo juro. —Cruzó su corazón.
—Está bien. —Harry se impulsó para sentarse—. Yo te invité a…, ¡oh mierda! —Él agarró la pierna y masajeó su cuerpo lleno de cicatrices—. Esto no se siente bien.
«Mierda». Louis se incorporó. Sopló las manos para calentarlas antes de masajear a Harry. —Esta mesa no es la más indulgente, y te jodí muy duro. —Recordando su primera noche juntos, Louis saltó de la mesa y ayudó a Harry a pararse. Él puso su brazo alrededor de la cintura de su compañero y le ayudó a caminar por el perímetro de la habitación—. Sin duda, vas a necesitar un poco de calor en la cadera más adelante.
Con cada paso que Harry tomó, su andar se hizo más recto y más fuerte. —Se siente mejor por el momento. Pero voy a esperar un baño caliente y una cama blanda con la almohada especial caliente esta noche para alejar el dolor.
Louis se sacudió a una parada. —Estás bien hablando de tu lesión conmigo ahora —dijo. Esta comodidad entre ellos le atravesó el corazón, pero Louis se negó a dejar caer las lágrimas—. Tú no estás tratando de ocultar que te duele más. — Su voz se hizo estridente en su lugar.
Cuando estuvieron uno frente al otro, Harry se inclinó ante Louis. —Como tú has dejado de murmurar alrededor de mí. Hablas y me miras a los ojos cuando tienes algo que decir.
—Lo sé. —Sintiéndose totalmente aturdido, Louis envolvió sus brazos alrededor del cuello de Harry y le dio un beso suave y dulce—. Somos una gran pareja, tú y yo.
—Claro que sí, lo somos. —Harry dio un manotazo en el culo de Louis y le dio una de sus raras grandes sonrisas cuando Louis soltó un grito y se frotó la nalga. Harry giró la cabeza de Louis y éste captó de inmediato su imagen entrelazada en la ventana—. Míranos.
Las imágenes difuminada de dos hombres de cabello oscuro con el cabello desordenado y sonriendo tontamente se reflejaba hacia ellos, chaquetas y camisas, pero todavía abiertas, sin pantalones o ropa interior y calcetines negros. «Oh, diablos. ¡Qué pareja de hecho!» Una sola mirada el uno al otro y luego de vuelta a sus reflexiones, y ambos rompieron a reír uno frente al otro.
Los ojos de Harry de repente se pusieron aún más brillantes, y dio una rápida mirada a la ventana. —Y mira el culo impresionante que se marcó en la ventana. —Enmarcó las esferas gemelas con las manos sucias—. Cristo, me encanta tu culo. —Se agachó y dio un chasquido marcando con un gran beso una de las nalgas, dejando sus labios impresos allí—. Aunque sólo sea un sello de su forma, es bueno.
Louis caminó más y levantó el dobladillo de la chaqueta de Harry y la camisa fuera del camino, de manera temporal poniendo su trasero en la pantalla. —Tu culo tampoco está mal, dulzura. —Rodeó a Harry, mirando implacable su cuerpo hermoso, y deslizó sus dedos alrededor de la cintura de Harry—. Nada de ti está mal. De hecho. —Louis enterró las manos debajo de la ropa de Harry y envolvió sus brazos alrededor del hombre por la cintura—. Creo que cada pedacito de ti es casi perfecto para mí. —Depositó un rápido beso en la mejilla de Harry.
Harry giró la cabeza y capturó la boca de Louis con la suya. Gruñó diciendo: —Lo mismo.
—¡Si viste Ghost! —Louis golpeó en el hombro a Harry y le dio un suave empujón—. ¡Eres un farsante! —Fingiendo indignación, Louis señaló la mesa entre ellos—. Debería haber revisado tu colección de DVDs cuando estuve en tu apartamento. Apuesto a que amas demasiado Dirty Dancing.
Con los brazos cruzados sobre su pecho, Harry arrastró un hombro contra la ventana. —Yo podría tener una debilidad por las películas lacrimógena —compartió—. Sólo un poco. — Harry apenas se movió, pero Louis lo vio marcar entre el pulgar y el dedo índice una distancia de espacio de una pulgada—. Muy pequeño.
Louis soltó un bufido. —O tal vez muy grande.
—Tal vez. —Harry siguió a Louis en cada paso a través del cuarto—. ¿Vas a tirarme encima de tu cama?
Con la mesa entre ellos, Louis se encontró con la mirada de Harry. Cuanto más lo miraba, más su corazón latía con fuerza. —Creo que te voy a amar aún más por ello —admitió, con demasiado amor haciendo que su voz se quebrara.
—Ese es mi Louis —dijo Harry suavemente. Tal reverencia y ternura llenaba su voz cuando dijo el nombre de Louis, y eso trajo lágrimas a los ojos de Louis. Harry estudió a Louis abiertamente durante más tiempo, y la adoración en su mirada hizo que las rodillas de Louis estuvieran inestables.
—Ven aquí, rock star. —Harry torció su dedo.
Y Louis fue corriendo.
Directo a los brazos de Harry.
Fin.
«Todo o nada».
El corazón de Louis corría como un hijo de puta, pero se mantuvo firme. Veía cómo Harry luchaba, y quizá incluso se enfurecía ante la declaración de Louis. Louis quería más que nada cerrar la brecha entre ellos y tomar al hermoso y terco hombre en sus brazos. Sus dedos se morían de ganas por acariciar y calmar los duros rasgos de Harry, tanto que Louis dobló los puños para evitar moverlos. En este momento, Louis sólo tenía su fuerza de voluntad.
«Por favor, que no terminemos».
Harry comenzó a pasear de nuevo, y Louis sabía que eso significaba que se sentía atrapado en su cabeza y su piel.
—Entonces me estás dando un ultimátum. —Harry bufó esas palabras con tal fuerza y trayectoria que Louis esperaba que traspasara las paredes del atrio e hiciera añicos el vidrio—. ¿Es eso lo que está sucediendo aquí?
Su corazón se contraía terriblemente con cada desigual paso que Harry daba, Louis se movió para tocar a Harry, pero se retiró antes de que sus dedos lo rozaran al ver al hombre tensar la columna. «No caigas de rodillas ahora».
—Te amo más de lo que creía posible amar a otra persona —admitió Louis—. Y hay una parte de mí gritando que tome todo lo que pueda obtener de ti. Pero si hiciera eso, en el largo plazo, te perdería de todos modos. —Harry dio media vuelta para hacer frente a Louis, y Louis parpadeó las lágrimas antes de que pudieran caer. No quería que Harry cambiara de opinión porque no pudiera soportar ver llorar a Louis—. No respetarías a un hombre que piensa tan poco de sí mismo que se sentara a tus pies a rogar por las migajas que estás dispuesto a dar.
—Que sea capaz de dar —gruñó Harry—. Hay una diferencia. No hagas que suene como que soy un tirano hijo de puta que quiere manipular tus emociones para mi placer personal.
Louis entró en el camino de Harry y obligó a su pareja a mirarlo. —Creo que eres perfectamente capaz de ofrecer un increíble compromiso y amor. —Puso su mano sobre el pecho de Harry, necesitando sentir la vida en su corazón—. Ya me has mostrado gran parte de lo que tienes dentro de ti para compartir.
—Y mira lo que me has hecho. —Agitando las manos por su cuerpo, Harry se rio cínicamente—. Soy una jodida ruina desenfocada.
Eso se sintió como como un golpe dirigido directamente a Louis. —Siento que te veas de esa manera. —Se retiró y dio un paso hacia la puerta, su confianza golpeada, pero una voz en su cabeza le gritaba, ”No te retires, él vale la pela que te quedes y luches”.
Louis se giró y se dirigió directamente hacia Harry. —Yo no te veo como una ruina. Te veo como alguien que está jodidamente asustado, pero también está en un viaje que lo está volviendo más fuerte de lo que jamás imaginó que podría ser. Lo digo porque estoy impresionado por tu inteligencia, habilidad y determinación. —Empujaba a Harry, más cerca de la pared de vidrio con cada frase que decía—. Me has ayudado a aprender a confiar en mí mismo. Has tenido tanta fe en lo que soy y lo que puedo hacer que me he abierto a la posibilidad de ir a la universidad e iniciar una carrera diferente. No estaría en el lugar en el que estoy ahora mismo sin ti. Puedo admitir eso. — Una vez que la columna de Harry golpeó el vidrio, Louis plantó sus manos a ambos lados, enjaulándolo—. Sólo quiero que te abras y me dejes hacer lo mismo para ti. No creo que sea pedir demasiado.
Chispas brillaban en los ojos de Harry. —Pero sólo lo quieres bajo tus propios términos.
Louis se tragó una maldición. —Lo quiero con igual grado de compromiso y vulnerabilidad. —Tan pronto como lo dijo, se mordió la lengua y se obligó a pensar antes de que la frustración lo llevara a decir algo de lo que se arrepentiría. Cada vez que Louis miraba a Harry, y cada vez que no encontraba nada en su mirada y postura, Louis tenía que recordarse que la postura de Harry era defensiva debido al miedo y al instinto de toda una vida para ocultar sus deseos.
En lugar de mostrar sus garras, Louis rozó la mejilla de Harry y su dura mandíbula con el dorso de la mano, asombrado de poder hacerlo. El hombre se estremeció en respuesta, y le dio esperanza a Louis.
—Sabes —Louis empezó—, si hace un mes alguien me hubiera dicho que estaría hoy aquí en una relación contigo y que estaría dispuesto a alejarme, habría pensado que había entrado a un mundo bizarro. Nunca ni en un millón de años hubiera creído que podría tenerte.
Louis estudió a Harry abiertamente, sin tratar de ocultar el amor por este hombre que le llenaba a rebosar. —Pero he pasado mucho tiempo contigo desde que empezamos a trabajar juntos, dulzura. Ahora eres más que una fantasía, eres una persona real con un montón de leyes que no anticipé. Pero, al mismo tiempo, sé lo que eres capaz de darme, y sólo quiero lo que es igual a lo que estoy poniendo en la línea para ti. Que es todo. —Tomando la mano de Harry, Louis la llevó sobre su corazón para que Harry pudiera sentir el constante latido en él—. Creo que bien vales la pena luchar, y malditamente seguro que puedo hacerlo, pero si no me prometes que entras en esto con toda tu alma, entonces no compartiré apartamento y definitivamente, no compartiremos cama.
Haciéndose a un lado, Louis presionó su frente contra la ventana para ver la belleza de la violenta tormenta de nieve en el exterior. —Aun seguiré estando en tu vida todos los días. — Bajó la voz a un susurro, como si el estar en este capullo cálido del atrio lo envolviera en la seguridad del ojo de un huracán—. Vas a pensar en mí. Recordarás lo que teníamos. Tus miedos podrían ser más fuertes que tus deseos. Ellos podrían ganar. Sé que estoy tomando el riesgo que nunca regreses a mí. Pero incluso si no lo haces, aún me amarás tanto como yo te sigo amando. Eso no desaparecerá porque no estamos juntos.
Louis sonrió suavemente, sólo para sí mismo. «Si pudiera dejar de amarte, Harry, habría encontrado la forma en algún momento en los últimos tres años, cuando no creía tener una oportunidad contigo».
Ahora Louis estaba haciendo la más grande apuesta de su vida. Lo hacía por ambos. Al ver hacia los lados, se encontró con Harry, con la espalda contra las ventanas, tan inmóvil como una estatua. En ese momento, Harry se frotaba el pulgar contra el dedo una y otra y otra vez, y Louis sabía que el hombre escuchó con atención cada palabra. «Por favor». Louis rezó a Dios o a los dioses que escuchaban ese día. «Dejen que encuentre lo correcto que decir».
—Apuesto que sigues muy preocupado por mí —dijo Louis mirando por la ventana de nuevo—. Ya has estado alejándote y eso no ha aliviado tus temores y preocupaciones. Quiero una oportunidad para ser felices y construir una vida contigo. Creo que juntos vamos a aprender a lidiar con los temores que no podemos controlar. —Louis se encogió de hombros, pero sus hombros se sentían pesados como bloques de concreto—. Eso depende de ti. —«He hecho lo que puedo». Su corazón crujió como si realmente se estuvieran despidiendo. «Quizás así es». Junto a él, Harry parecía inamovible como el acero. —No me gustan los ultimátum —dijo con voz ronca. Se quedó mirando al frente.
—A mí tampoco. —Su corazón se rompió, Louis se negaba a llorar. «No voy a hacerle eso». Agarró el brazo de Harry y rozó un beso en la mejilla. Esa barba áspera raspó sus labios y Louis casi se rompe. Bajó la cabeza y murmuró—: Adiós, Harry. Voy a darte un poco de tiempo a solas para pensar.
Louis se apartó, pero al instante Harry le agarró la muñeca. Deteniéndolo con tanta fuerza que presionó hasta su hueso, pero a Louis no le importó. Era el único dolor al que le daba la bienvenida en su vida.
Presionando la cara hacia el lado de la cabeza de Louis, Harry exhaló con voz temblorosa. —No quiero estar sin ti. —Sus labios y dientes rasparon la sien de Louis—. Te amo.
Un terriblemente esperanzador anhelo hizo que a Louis se le oprimiera el pecho. Se movió para encontrarse el brumoso jade claro que lo esperaba. —¿Me darás todo?
Harry rodeó el cuello de Louis con su mano y lo acercó, su pecho subía y bajaba rápidamente. —Ya lo hago. —Selló el trato con otro roce de sus labios, el contacto le dio vértigo—. No me quiero alejar. —Harry parecía no poder dejar de tocar y estudiar la cara de Louis, y parecía estar feliz y aterrado—. Quédate conmigo. Ayúdame. Dime mi mierda y encuentra la manera de que esto funcione a pesar de eso. Te amo. —Pasó los dedos por el cabello de Louis y jaló, inclinando la cabeza hacia atrás—. Nunca he querido nada más en mi vida que estar contigo. —La mirada de Harry ardía con un fuego sin control, algo que no había visto desde la última vez que habían hecho el amor.
Louis gritó cuando Harry tomó su boca, en el beso más dulce que Louis hubiera probado. Harry gimió, jalando el cabello de Louis, moviendo el ángulo de la cabeza de Louis para lamer la lengua y los dientes. Louis se encontró con la lengua que se enredaba con la suya, deseoso de disfrutar de una intimidad que rápidamente había llegado a necesitar de este hombre. El sabor a café del beso de Harry fue directamente a la sangre de Louis inundándolo con apasionada energía. Pasó las manos por debajo de la chaqueta del traje de Harry tocando las tensas líneas de su abdomen y pecho y luego empujó más alto para disfrutar sus anchos hombros.
Mientras Harry se hundía en un profundo beso, desnudaba a Louis de su pesado abrigo, y luego le quitó la camisa y la corbata para llegar a la piel. Un rumor comenzó en el interior de Louis, y se frotó contra la parte delantera de Harry, desesperado por sentirse fundido contra esa sólida estructura. Louis envolvió sus manos alrededor de los brazos de Harry y se sostuvo con toda su fuerza. Invadió la boca de Harry, enredando la lengua y chocando los dientes antes de lamer el techo de su boca.
Con un gemido, Harry mordió a Louis y terminó el beso. Visiblemente recuperando el aliento, cambió de lugar y pegó a Louis al cristal. —Prométeme que está bien que te toque y te voy a creer. —Rápidamente, los pálidos ojos de Harry ardían con más calor del que Louis le hubiera visto—. He extrañado sentirte tan cerca, lo quiero todos los días. —Un destello de fuego brilló y Harry cubrió la erección cada vez mayor de Louis. Le dio a Louis otro beso en los hinchados labios, y dijo—: Pero no he hecho otra cosa que soñar con tu pene desde la última vez que estuvimos juntos. —A través de los pantalones de Louis, Harry con un buen agarre pasó la mano desde la raíz hasta la punta.
Louis silbó y empujó sus caderas. «Jodidamente mucho tiempo». —También he tenido un montón de sueños acerca de ti y mi pene. —Cuando Harry le acarició una vez más, un gemido salió de Louis y se apresuró a abrir su cinturón—. ¿Qué tal si lo actuamos en este momento? —Su pene palpitaba contra el control de Harry, y la anticipación tenía sus manos torpes.
Una traviesa sonrisa apareció en la cara de Harry y atrapó el corazón de Louis. —Puedes leer mi mente, rock star. — Harry le robó otro duro y caliente beso en la ya sensible boca de Louis, y luego bajó a morderle el mentón. Mientras Harry seguía raspando los dientes hacia abajo, sacaba la camisa de Louis de su pantalón y lo desabotonó e hizo la tela a un lado, abriendo un camino a su destino.
Justo cuando Harry empujaba la cabeza de Louis para chupar la manzana de Adán, Louis abría el pantalón y liberaba su pene. El aire acarició la ardiente carne, excitando a Louis aún más. Después de empujar la camisa de Louis a un lado lo suficiente para alcanzar más piel, Harry besó un pezón y pasó su lengua alrededor de la más oscura piel, sin detenerse hasta que tuvo el pequeño pico rígido. Louis jadeó animando a Harry a chupar el otro. Harry murmuró su ahogado acuerdo y mordisqueó su camino y chupó el otro pezón dándole atención. Louis apretó los dientes y trató de mantener sus manos fuera de su erecto pene. «Primero quiero sentir a Harry».
Doblando las rodillas, Harry besaba su camino por el abdomen de Louis, haciendo temblar los tensos músculos con cada roce de sus labios. «Oh, Dios mío, sí». El pene de Louis rugía, ávido por uno de esos besos. Apoyó su cabeza en el cristal, arqueó la espalda y empujó aún más su pene, desesperado por una casa para su miembro.
En vez de ir por el eje de Louis, Harry frotó la cara en la suave piel que rodeaba el pene de Louis, atormentándolo con pequeños raspones de su barba. Mientras Harry amaba cada pedacito de piel que rodeaba el pene de Louis, bajaba el pantalón y ropa interior más allá de sus caderas. Sus ojos se cerraron, Harry respiraba visiblemente frente a Louis y murmuraba sobre lo mucho que le gustaba la forma en que Louis olía.
Tragando otro gemido, Louis casi se corre mientras miraba. Se movió y tomó sus bolas tan fuertemente que el dolor le hizo jadear, pero también mantuvo su libido bajo una muesca. Dejó escapar un suspiro y se recordó respirar.
Harry de inmediato levantó la vista. —¿Estás bien?
Louis estaba jodidamente más derretido en el interior. Soltó sus bolas y pasó los dedos por el cabello de Harry. —Sólo muy excitado y muy rápido. Te deseo otra vez —confesó. Su pene tembló al pensar en estar dentro de Harry una vez más—. Pero, estoy bien.
—Entonces déjame tenerte listo y dispuesto para mí.— Con esa profunda sexy expresión como el infierno, Harry pasó la lengua por una línea hacia arriba del eje de Louis y luego se lo tragó entero de una vez.
—Oh, Dios mío. Harry. —Louis se mordió el labio. Sus caderas se movían violentamente, fuera de su control, apuñalando con su pene la garganta de Harry. Harry hundió los dedos entre los muslos de Louis y lo empujó contra el vidrio, aplastándolo allí, manteniéndolo inmóvil, y comía y jalaba como el infierno el pene de Louis. Empezó con la cabeza del pene y cubrió con su saliva cada pedacito del pene de Louis, girando la lengua alrededor de la punta al tiempo que jalaba el eje. Louis se estremeció y pidió más, gimiendo con lo mucho que lo disfrutaba.
Dándole a Louis una sucia y oscura mirada, Harry se frotó toda la cara con el pene Louis, gimiendo mientras recorría sus pómulos y frente. Incluso giró la cabeza a uno y otro lado para pasarlo por su cabello. Las cientos de suaves sensaciones del cabello de Harry hicieron que el pene de Louis se estremeciera y escurriera. Después de recorrer una vez más su rostro con la punta del pene de Louis, Harry entreabrió los labios y chupó a Louis en la boca de nuevo.
—Por favor... —Louis apretó los dientes cuando Harry pasó la lengua por el borde de Louis. «Tan bueno». Agarrando con los puños el cabello de Harry, Louis se sostuvo fuerte y presionó su culo en el frío cristal detrás de él, en busca de algo para distraerlo o darle la fuerza de voluntad para no correrse. Harry sólo bajó una vez más a Louis y de alguna manera lo llevó más profundo en su garganta. La sangre comenzó a correr en el interior de Louis con vertiginosa rapidez, dirigiéndose directamente donde él no quería ir. «Por favor». Louis empezó a susurrar el nombre de todos los héroes de cómic que amaba, así como una lista de su poder especial, con la esperanza de evitar correrse.
Sin embargo, en ese momento, Harry fue entre las piernas de Louis y alcanzó su culo, aplicó una deliciosa presión en el estirado músculo, y a Louis se le perdió la lista del Silver Surfer15 y su posesión de la energía cósmica. «Nunca había sido tan bueno». Harry tomó las bolas de Louis con la otra mano. Todo al mismo tiempo, mientras mantenía el pene de Louis en la caliente caverna de su boca, rodando las bolas de Louis de las más estremecedoras maneras, y empujando la punta de su dedo en el culo de Louis.
Todo explotó en una tormenta perfecta en el interior de Louis. Gritó con voz ronca. Sus caderas se lanzaron hacia delante, llevando la carga hacia su final. El pene de Louis creció dentro de los límites de la boca de Harry una fracción de segundo antes de que llegara. —Ohhh mierda ... —Derramó su semilla en la garganta de Harry en rachas irregulares, la primera masiva hasta el punto que se sentía como si nunca se detendría, y luego cada chorro con menos cantidad hasta que no tuvo más nada que dar .
Antes de que Louis pudiera recuperarse lo suficiente como para hablar, Harry se empujó hacia atrás sobre sus rodillas y se arrastró a sus pies con la ayuda de la mesa y una silla. No se detuvo allí, robó el verdor de invierno de la mesa y se subió a ella, acomodándose en el medio sin dejar de mirarlo tan dura e inflexiblemente como la primera vez que Louis había puesto los ojos en él.
Harry trabajó para abrir su cinturón, se desabrochó la bragueta y sacó su gruesa erección de su ropa interior. —Quiero que agarres mi pene y me lo hagas duro otra vez —dijo, su voz salvaje—. Entonces quiero que me jodas como si nunca tuvieras la intención de parar.
—¡Maldita sea, dulzura! —pronunció Louis. Sus rodillas estaban un poco inestables, pero juró que su sangre ya intentaba trabajar su camino hacia el sur y conseguir que se pusiera duro otra vez. Se las arregló para lanzar sus zapatos, pantalón y ropa interior, mientras que saltó a la mesa y se subió a horcajadas sobre los muslos de Harry—. Siempre me gustó tu forma de pensar. —Metió la mano en el bolsillo interior de su chaqueta y sacó un paquete de condones y lubricante—. Gracias a Dios que me destaqué en la preparación y gané una tarjeta de felicitaciones muy bonita como explorador cuando era un niño.
Harry cubrió la mano de Louis con la suya. Tan pronto como Louis miró hacia arriba, se atragantó con la intensidad de la mirada oscura de Harry.
—Nosotros no tenemos que usar el condón si no quieres hacerlo. —Cada palabra dicha sonaba como si Harry tuviera moho en la garganta—. No va a existir nadie más para mí que tú.
El pecho de Louis tenía una opresión tal, que casi no podía respirar. Recuperándose, dobló hacia abajo la parte superior de Harry y plantó besos en toda su cara. —Para mí tampoco. — Apretó la frente de Harry y se perdió en su hermosa mirada—. Te amo. —Un indicio de humedad en la esquina de los ojos de Harry brillaba contra la luz, y Louis se lanzó a lamerla—. Yo confío en ti, con más que mi corazón. Confío en ti con mi vida.
—Nunca voy a abusar de esa confianza. —La voz de Harry era espesa. Louis pudo oírlo. Harry agarró el lubricante de la mano de Louis, lo abrió, y Louis se levantó de sus rodillas para que Harry pudiera extender el líquido en su pene. Una vez que un brillo de líquido transparente revistió la longitud de color rojo, Harry se encontró con la mirada de Louis de nuevo. — Quiero dirigir este viaje. —Las perlas de pre-semen se cortaron cuando dijo eso—. No puedo esperar un segundo más.
De rodillas, Louis se deslizó hacia adelante y luego llegó a la espalda, colocando sus dedos en la parte inferior del pene de Harry para ayudar a mantenerlo en su lugar. Usando su dedo como una guía, Louis empujó hacia abajo, y contuvo la respiración, cuando la punta gruesa de Harry besó su agujero. Louis no se detuvo. Llevó su peso más abajo, y se mordió los labios ante la fuerza maravillosa que empujaba contra su ano cada vez que el pene de Harry golpeaba allí. Miró a Harry, y Louis odiaba el ceño que pudo ver en Harry mientras el hombre se contenía de mayor contacto para alargar el placer, aunque sin duda causó estragos en las millones de terminaciones nerviosas en la cabeza de su pene, cada una clamando para la penetración.
Louis empujó hacia abajo de nuevo, y cuando su agujero se apretó con más fuerza, el sudor salpicaba la parte de atrás de su cuello debajo de la camisa y la chaqueta. —Ábreme —suplicó. Arrancó la camisa y corbata de Harry, y hundió los dedos en el pecho duro del hombre—. Quiero sentir que me llenas.
Harry sacudió la cabeza. —Juntos, dulzura. —Apretó sus manos alrededor del culo de Louis, sin embargo extendió sus nalgas para separarlas lo suficientemente amplio como para que picara la piel. Inmediatamente, el pene de Louis se estremeció y agitó su paso, enviando una buena sensación a través de su sistema—. Quiero disfrutar también.
Esta vez, cuando Louis sacudió hacia abajo sobre el pene de Harry, Harry plantó sus botas sobre la mesa y aplicó presión a cambio. Ninguno de ellos se detuvo, dos fuerzas que se negaban a retroceder, y, ¡oh mierda!, la entrada de Louis finalmente renunció a la batalla, y la cabeza gruesa del pene de Harry se alojó en su culo.
Louis se quejó abajo, y su canal se aferró a la primera pulgada de invasión, sosteniéndose como un tornillo de banco.
—Ohh... mierda Jesucristo, dulzura. —La boca de Harry estaba abierta, clavó los dedos aún más en los glúteos de Louis— . Te sientes tan condenadamente bien. Nunca has sido vergonzoso antes. No te detengas ahora.
—No. —El placer que quemaba consumía a Louis y le costaba hablar—. No.
Louis se apretó contra Harry, quien miró directamente hacia él sin pestañear. Como uno, Louis bajaba, y Harry siguió empujando hacia arriba. Centímetro a centímetro a la vez, Harry se metió en Louis, que se extendió a su paso con delicioso tormento, hasta que pudo meterse en Louis hasta la empuñadura. El recto de Louis estaba en llamas y se contrajo alrededor del pene de Harry, y la presión extra hizo que ambos gimieran.
Harry dejó sus manos en las caderas de Louis. —Toma, bebé. —Levantó a Louis a mitad de camino fuera de su pene y luego lo puso de vuelta, llenándolo hasta la raíz—. Te pertenece. —Dio una estocada contra la entrada de Louis una vez más, por lo que Louis apretó alrededor de la longitud de Harry. Con un destello de sus dientes, Harry le ordenó—: Haz lo que quieras.
Cuanto más Louis miraba y escuchaba a este hombre, más duro se enamoraba. —Voy a cuidar bien de él —prometió. Sacudió sus caderas, deslizándose arriba y abajo, haciendo alusión a la fricción caliente y maravillosa. Perdido en Harry, Louis cargó con esperanza y el sueño de un futuro juntos en su voz, su corazón y sus ojos—. Voy a cuidar bien de ti.
Sin palabras, Harry condujo su pene en el culo de Louis al igual que Louis se dejó caer y quemó sus labios. Louis empujó su lengua en la boca de Harry y lo besó con cada onza de amor que era capaz de compartir desde su lesión. A su vez, Harry sostuvo a Louis fuerte y empujó sus caderas en varias ocasiones, follando con una agresión a Louis mientras éste se deleitaba en la poderosa sensación. No le importaba cómo quedaría su culo después. Quería sentir el dolor y todavía esta unión mañana. De esta manera podía sentir a Harry en él. Esto era lo que su hombre había guardado obstinadamente dentro de sí mismo, con demasiado miedo para dar rienda suelta por temor a perderse para siempre.
Louis abrazó a Harry, y dejó caer su cabello bloqueando casi toda la luz. En medio de lamidas y besos invasivos que dejaron a los hombres jadeantes por el oxígeno, Louis bombeó hacia abajo en el pene de Harry, sintiendo que el hombre se entregaba libremente. Cada vez que se fusionaban a su máxima capacidad, el pene de Louis se espesaba con la excitación renovada con el roce de su miembro entre sus vientres.
Más que sangre se apoderó de Louis. Cada vez que miraba a los ojos luminosos de Harry, una mezcla desgarradora, ridícula de puro deseo y ternura lo ahogaba. —Yo te a…
Harry dio una palmada en la mano sobre la boca de Louis. —No. —Sus cuerpos se quedaron inmóviles—. Voy a perder mi carga si lo dices. —Otra maldición en bruto se le escapó, pero lo contrarrestó con una caricia por la mandíbula de Louis—. No quiero correrme hasta que estés dentro de mí.
—Joder, hombre. —Louis se encabritó y rebotó en la erección de Harry un par de veces, chupando el labio inferior. Cada vez que su culo bajaba fuerte, el pene sobresalía más recto y más duro—. Mírame. —Un tirón en su pene le hizo gritar y tirar un charco de líquido pre-seminal en el vientre de Harry—. Tan jodidamente cerca. —Con una mano en el pecho de Harry para mantener el equilibrio, Louis se mantuvo montando a Harry, amando esta jodida salvaje, pero se las arregló para llegar a su abrigo y atrapar otro paquete de lubricante. Lo puso en el pecho de Harry—. Pon un poco de eso en mí.
Rasgando el plástico con los dientes, Harry derramó el líquido transparente sobre su estómago, y luego lo recogió con sus dedos. Envolvió su mano alrededor del pene de Louis y dio un tirón suave al duro miembro, cubriendo cada centímetro con lubricante. Apretó la punta roma de su dedo pulgar en la hendidura de Louis, y le susurró a Louis palabras sucias. Louis se puso tenso y cayó sobre Harry, metiendo al hombre dentro de su pasaje, apretando los dientes hasta que su anillo besó la piel. A su vez, Harry acarició a Louis y jugueteó con su apertura de nuevo. «Puto infierno, sí, eso es bueno». Louis apretó los dedos en los músculos pectorales de Harry, aferrándose con todo en él mientras mecía su peso sobre el pene grueso metido en su culo.
—Oh, mierda... —Un grito áspero escapó de Harry. Todo su cuerpo se retorció, y luego se arqueó hacia arriba, levantando a Louis parcialmente fuera de la mesa—. No más. —Al bajar, empujó los muslos de Louis—. No estoy acostumbrado a esto sin goma. Vas a hacer que me corra.
—Todavía no. —Louis se levantó rápidamente y se trasladó por las piernas de Harry, sin importarle que el movimiento rápido provocara un tirón de malestar a través de su pasaje. Muy preparado para una jodida, Louis podía dejar pasar cualquier malestar en este segundo—. Usa el resto del lubricante. —Tiró de la ropa interior de Harry y el pantalón más allá de sus caderas y por sus piernas mientras le daba esa orden—. Mientras consigo sacar estas cosas de ti. —En su tarea, Louis se enredó en las botas de Harry, y se tardó un poco más para sacar la ropa y liberar las piernas de Harry.
Louis empezó a despegar su propia chaqueta, pero Harry separó las piernas y sacó una nalga firme a un lado en ese momento, y Louis se olvidó de otra cosa que no fuera mirar. Embelesado, Louis vio a Harry frotar su anillo oscuro con el lubricante hasta que brilló. Los músculos de Harry se flexionaban, y lanzó un gemido bajo entregándose a su placer. El ruido subconsciente hizo sonreír a Louis en voz baja.
Harry continuó, alineó el dedo medio y apretó contra su agujero, gruñendo, pero no cedió, hasta que finalmente se abrió paso con un gemido suave y “Sí”, abrió su interior con el dígito. Utilizando un dedo más grande, trabajó más lubricante en su cuerpo. Louis se agachó para frotar su pene al tiempo que ese apéndice desaparecía en el culo de Harry lentamente, una y otra vez. «Dios, es caliente».
Más que nada, Louis quería darle a Harry placer. «Se siente como que he esperado siempre». Se acercó entre las piernas de Harry, y se recostó sobre su cuerpo. Estirándose entre ellos, se apoderó de la muñeca de Harry, facilitando que sacara sus dedos y reemplazándolos con su pene en su lugar.
Jugueteando con sus narices, frotándola una contra la otra, Louis lamió los labios entreabiertos de Harry y apretó las piernas del hombre. —¿Qué tal que me dejes tomar el relevo desde aquí? —preguntó Louis, empujando contra la entrada de Harry sólo un centímetro.
Harry envolvió sus brazos sobre los hombros de Louis. — Pensé que nunca llegaría hasta aquí. —Con un apretón de sus muslos, metió a Louis en él aún más—. Tómame, Louis. —Su mirada quemaba más brillante que la luz que rebotaba en toda la nieve todavía que les rodeaba más allá del cristal—. Hazme tuyo de nuevo.
Rozando sus labios en un tierno beso, Louis le susurró: — Siempre. —Y en ese momento flexionó su cuadrante inferior y hundió su pene en el culo acogedor de Harry.
Los dos hombres abrieron la boca y exhalaron contra la boca del otro con la primera penetración. Harry aplastó los hombros de Louis, mientras que Louis conducía su frente en la de Harry, en un esfuerzo para luchar contra la embestida de placer gutural, que se reunía en su pene. Calientes, paredes estrechas, resbaladizas, rodeaban el pene de Louis. Sin el condón, y con un solo acto de jodida siendo activo en su haber, se sentía como si penetrara a Harry por primera vez. Mierda. Louis se retiró, sólo para conducir su longitud en Harry de nuevo con deliberada lentitud, y luego contuvo el aliento como si no acabara de experimentar la aguda concentración del placer hace un segundo.
Louis apretó los dientes, luchando contra el tirón en la espalda y las bolas que le instó a dejarse ir y llenar el culo de Harry con su semilla en estos momentos. —No me extraña que me empujes fuera de ti. —Apoyó su peso sobre sus manos, rezando para que pudiera librarse de los remolinos de los nervios destrozados por sensaciones que invadían todos los rincones de su cuerpo—. No sé cómo pudiste resistir por más de tres golpes. Oh, Dios mío, Harry... —El empujar y salirse del acogedor calor de Harry una vez más hizo estremecer el sistema de Louis—. Esto es una locura.
A medida que bombeaba sus caderas una vez más, Louis se deslizó en las profundidades del mar pálido de los ojos de Harry. —Es hermoso.
Manos ásperas y fuertes se deslizaron de los hombros de Louis para acariciar su rostro. —No necesito la resistencia en esta ocasión, rock star. —Su mirada firme respaldaba sus palabras—. Sólo quiero sentirte hacer el amor conmigo. Muévete conmigo, Louis. —Levantándose a sí mismo en Louis, Harry deslizó las manos por el pecho de Louis y luego bajó su ropa cerca de la espalda, guiando en un ritmo de fusión. Rozó sus labios, y prometió—: Va a durar el tiempo que se supone tenga que durar.
Louis siguió a Harry de vuelta a la mesa. Su beso se convirtió en un aliento común, y empezaron a moverse como uno solo. La nieve fuera se convirtió en aguanieve y golpeó sin piedad contra las ventanas, pero el aire en el atrio estaba lleno de calor de sus cuerpos y el almizcle del olor a sexo y sudor. Manteniendo el contacto visual, Louis sacudió a Harry otra vez. Y cada vez que lo hacía, Harry movía las caderas hacia arriba en señal de bienvenida, aceptando el cuerpo de Louis. La fricción mantenía el pene de Louis tan rígido y lleno de sangre todo el tiempo, y tenía sus pelotas pesadas en su saco, trabajando para aumentar el zumbido en su interior a una sinfonía rotunda. Louis se quedó con Harry, sin embargo, en sintonía con todas las capturas de la respiración y las caricias de los dedos de su hombre. Lo que había empezado con una sola penetración se volvió para Louis como algo que no podía controlar ya que había trascendido el placer físico de una jodida y se había convertido en algo que abarcaba su mente, cuerpo y alma. Louis vio la misma conexión en la mirada de Harry y en cada pequeña involuntaria respiración o movimiento del cuerpo que el hombre hacía.
«Esta es la primera vez que realmente estamos haciendo el amor».
A medida que el poder de que la verdad golpeó a Louis, dio un tirón, y el control que acababa de poseer huyó de su cuerpo. «Por favor. Por favor. Dame un segundo». Un delicioso hormigueo zigzagueó por su espalda, directo a sus pelotas y pene. —Creo que ya es tiempo para mí. —Envolvió las piernas de Harry alrededor de su cintura—. Sostente. —Gruñendo hacia delante, Louis rodó a Harry hasta la mitad de la mesa y metió su pene en el hombre más fuerte, el culo caliente de Harry parecía un horno—. Ahh Dios... —Su pene hinchado, empujó duro en el interior de Harry—. Me corro.
Harry se agarró de la cabeza de Louis y alineó sus rostros. Rozó sus labios contra los de Louis y bloquearon sus miradas.—Dime. —Su respiración quedó atrapada y su pasaje sujetó a Louis como un hijo de puta con su solicitud.
Louis capturó su boca, besándolo en una exquisita segunda división en el tiempo, y luego dijo: —Te amo —en la boca de Harry en el momento en que perdió el control y se corrió.
Doble gritos resonaban en el atrio cuando el control de Harry lo abandonó también, y juntos llenaron la sala con voces masculinas en la agonía de la liberación. Louis atascó a Harry en la mesa, sosteniendo a su hombre mientras sus penes se sacudían con su liberación, dos, tres, cuatro veces, temblando mientras línea tras línea de semen se depositaba en lo más hondo en el culo de Harry. Debajo de él, Harry perdió la voz cuando el primer disparo de semillas fue liberado en su culo. La piel de Harry estaba tensa sobre los pómulos, la boca se abría, y se puso a gritar sin sonido. Él se resistió duro. Un segundo después la eyaculación caliente golpeó el estómago de Louis en un spray sin fin, por lo que Louis gimió de placer dándole otra marca a su hombre.
«Amo tener un hombre. Amo a este hombre».
Louis se quedó pegado a Harry hasta que los temblores finales pasaron a través de ellos y recuperó un poco su normal respiración. Perezosamente, besó a Harry, deteniéndose con un pincel de labios y un toque de lengua. Louis se habría quedado en la parte superior de Harry para siempre, pero con gran renuencia, se levantó en una postura de flexión de brazos. Harry desenrolló sus piernas de la cintura de Louis, y Louis retiró suavemente su pene del culo de Harry, provocando un estremecimiento final, cuando sus cuerpos se separaron. Cuando Louis quedó a su lado, frotó el agujero de Harry hasta que se contrajo cerrándose. Harry le dio las gracias y depositó un beso en la frente.
Descansando en su lado, con la cabeza en la mano, Louis jugueteó con el bolsito de la camisa de Harry. —Me alegra que hayas venido aquí. —Echó un vistazo a Harry, incapaz de contener su sonrisa.
—Yo también. —Relajado en la mesa, Harry apretó las manos contra su pecho y miró a Louis—. Eres un hombre fuerte, Louis. Te admiro. —Su voz se puso un poco áspera cuando dijo eso, y Louis sabía que el hombre se dio un momento apoyándose en un beso y presionando los brazos de Louis—. En nuestro primer día de trabajo juntos, nunca me hubieras levantado como lo acabas de hacer. Mierda. —Su risa áspera rebotó contra las paredes de la terraza acristalada—. No hay muchos hombres que he tenido en mi cama o dejado entrar en mi corazón que me habrían dado un ultimátum. Ninguno, de hecho. Pero tú lo hiciste. Pude ver que tenías miedo, pero lo hiciste de todos modos. Tienes las agallas. —Su mirada brillaba tan radiante que hizo estremecer a Louis—. Me hace amar al hombre que estás llegando a ser aún más de lo que ya lo hago.
Humillado no podía siquiera empezar a describir cómo recibir un cumplido de este hombre hizo sentir a Louis. — Gracias. —Las manos de Louis cubrían las de Harry, agarrando su fuerza y calidez—. Tenía miedo de perderte para siempre. Durante semanas te he sentido que viajabas a la deriva lejos de mí, pero en mi corazón nunca quise creer que realmente sucedería. Se sentía como que necesitabas a alguien que estableciera la ley para ti.
Harry gimió. —Oh Cristo. —Lanzó su antebrazo sobre el rostro. Mirando de entre dos dedos, añadió—: Nunca voy a volver a vivir de esa manera.
—Oh, Dios mío. —Louis se cubrió la boca para ocultar el chisporroteo de la risa. A pesar de que no podía detener su sonrisa, alejó el brazo de Harry de sus ojos—. Nunca quise decirlo de esa manera. Te lo juro. —Cruzó su corazón.
—Está bien. —Harry se impulsó para sentarse—. Yo te invité a…, ¡oh mierda! —Él agarró la pierna y masajeó su cuerpo lleno de cicatrices—. Esto no se siente bien.
«Mierda». Louis se incorporó. Sopló las manos para calentarlas antes de masajear a Harry. —Esta mesa no es la más indulgente, y te jodí muy duro. —Recordando su primera noche juntos, Louis saltó de la mesa y ayudó a Harry a pararse. Él puso su brazo alrededor de la cintura de su compañero y le ayudó a caminar por el perímetro de la habitación—. Sin duda, vas a necesitar un poco de calor en la cadera más adelante.
Con cada paso que Harry tomó, su andar se hizo más recto y más fuerte. —Se siente mejor por el momento. Pero voy a esperar un baño caliente y una cama blanda con la almohada especial caliente esta noche para alejar el dolor.
Louis se sacudió a una parada. —Estás bien hablando de tu lesión conmigo ahora —dijo. Esta comodidad entre ellos le atravesó el corazón, pero Louis se negó a dejar caer las lágrimas—. Tú no estás tratando de ocultar que te duele más. — Su voz se hizo estridente en su lugar.
Cuando estuvieron uno frente al otro, Harry se inclinó ante Louis. —Como tú has dejado de murmurar alrededor de mí. Hablas y me miras a los ojos cuando tienes algo que decir.
—Lo sé. —Sintiéndose totalmente aturdido, Louis envolvió sus brazos alrededor del cuello de Harry y le dio un beso suave y dulce—. Somos una gran pareja, tú y yo.
—Claro que sí, lo somos. —Harry dio un manotazo en el culo de Louis y le dio una de sus raras grandes sonrisas cuando Louis soltó un grito y se frotó la nalga. Harry giró la cabeza de Louis y éste captó de inmediato su imagen entrelazada en la ventana—. Míranos.
Las imágenes difuminada de dos hombres de cabello oscuro con el cabello desordenado y sonriendo tontamente se reflejaba hacia ellos, chaquetas y camisas, pero todavía abiertas, sin pantalones o ropa interior y calcetines negros. «Oh, diablos. ¡Qué pareja de hecho!» Una sola mirada el uno al otro y luego de vuelta a sus reflexiones, y ambos rompieron a reír uno frente al otro.
Los ojos de Harry de repente se pusieron aún más brillantes, y dio una rápida mirada a la ventana. —Y mira el culo impresionante que se marcó en la ventana. —Enmarcó las esferas gemelas con las manos sucias—. Cristo, me encanta tu culo. —Se agachó y dio un chasquido marcando con un gran beso una de las nalgas, dejando sus labios impresos allí—. Aunque sólo sea un sello de su forma, es bueno.
Louis caminó más y levantó el dobladillo de la chaqueta de Harry y la camisa fuera del camino, de manera temporal poniendo su trasero en la pantalla. —Tu culo tampoco está mal, dulzura. —Rodeó a Harry, mirando implacable su cuerpo hermoso, y deslizó sus dedos alrededor de la cintura de Harry—. Nada de ti está mal. De hecho. —Louis enterró las manos debajo de la ropa de Harry y envolvió sus brazos alrededor del hombre por la cintura—. Creo que cada pedacito de ti es casi perfecto para mí. —Depositó un rápido beso en la mejilla de Harry.
Harry giró la cabeza y capturó la boca de Louis con la suya. Gruñó diciendo: —Lo mismo.
—¡Si viste Ghost! —Louis golpeó en el hombro a Harry y le dio un suave empujón—. ¡Eres un farsante! —Fingiendo indignación, Louis señaló la mesa entre ellos—. Debería haber revisado tu colección de DVDs cuando estuve en tu apartamento. Apuesto a que amas demasiado Dirty Dancing.
Con los brazos cruzados sobre su pecho, Harry arrastró un hombro contra la ventana. —Yo podría tener una debilidad por las películas lacrimógena —compartió—. Sólo un poco. — Harry apenas se movió, pero Louis lo vio marcar entre el pulgar y el dedo índice una distancia de espacio de una pulgada—. Muy pequeño.
Louis soltó un bufido. —O tal vez muy grande.
—Tal vez. —Harry siguió a Louis en cada paso a través del cuarto—. ¿Vas a tirarme encima de tu cama?
Con la mesa entre ellos, Louis se encontró con la mirada de Harry. Cuanto más lo miraba, más su corazón latía con fuerza. —Creo que te voy a amar aún más por ello —admitió, con demasiado amor haciendo que su voz se quebrara.
—Ese es mi Louis —dijo Harry suavemente. Tal reverencia y ternura llenaba su voz cuando dijo el nombre de Louis, y eso trajo lágrimas a los ojos de Louis. Harry estudió a Louis abiertamente durante más tiempo, y la adoración en su mirada hizo que las rodillas de Louis estuvieran inestables.
—Ven aquí, rock star. —Harry torció su dedo.
Y Louis fue corriendo.
Directo a los brazos de Harry.
Fin.
monieli_ls
Re: Quebrantando las Leyes de Harry (Larry Stylinson) TERMINADA
Epílogo
Louis se detuvo en la puerta de la oficina de Harry, y se tomó un momento para admirar al hombre. Harry estaba frente a su amada pizarra, de espaldas a Louis, estudiando los sospechosos y los datos recogidos en un nuevo caso. Había media docena de personas trabajando para él ahora, incluyendo a Louis sobre una base a tiempo parcial, pero lo que más le gustaba a Harry era situarse en el tablero y dejar que sus víctimas hablaran con él. ¿La diferencia ahora? Harry hacía el trabajo, pero no parecía que sus casos lo carcomieran por dentro tanto como en sus días en la policía. Él se lo había admitido a Louis una noche en la cama. Louis no podía decir que el hombre se había convertido en manso exactamente, pero Louis se había dado cuenta que había una satisfacción en él ahora. Quinn, que había conocido a Harry desde hace muchos años, lo había comentado más de una vez. Nicole también.
«Quiero que sea feliz conmigo. Y creo que él lo es».
En ese momento Harry miró hacia Louis. Todavía le costaba sonreír, pero el placer de ver a Louis brilló en sus ojos cuando se iluminaron y sus hombros se relajaron.
—Hola, cariño. —Después de colocar una foto de regreso a su lugar, Harry pasó por la oficina y depositó un beso en la mejilla de Louis—. ¿Cómo estuvo la clase?
—Bien. —Louis no tenía un gran expediente académico como respaldo, por lo que se había matriculado en una universidad pequeña en lugar de una gran universidad. Él estaba bien con eso. El simple proceso de sumergirse en aprender cosas nuevas todos los días, le fascinaba—. Acabo de ver a Jamie en el pasillo. Ella estaba radiante de orgullo. No sé si se debe a su asistencia en su caso nuevo o debido a que se fue a vivir con Wes, pero no me importa. —Una vez que Louis se había trasladado oficialmente con Harry, Wes entonces necesitaba un compañero de piso para ayudar a compartir los gastos. Con solo dieciocho años y siendo una trabajadora en actividad, Jamie cumplía los requisitos. De inmediato, Louis había imaginado que Wes llevaría a la fugitiva con él, y lo hizo— . Me gusta ver a Jamie feliz, se ve muy bien en ella.
—Ella es una trabajadora dura y llena de sabiduría de la calle. Tienes un buen ojo para el talento, dulzura. — Harry le guiñó un ojo, y Louis se encontró sonriendo tan radiante como Jamie lo había hecho hacía un minutos.
—No lo sé. He elegido bien, ¿no es cierto? —Louis dio un manotazo a su hombre en el culo juguetonamente—. He venido aquí pensando en robar el sofá para estudiar un poco, pero te ves tan estudioso y sexy en tus nuevas gafas que no voy a ser capaz de concentrarme.
Gruñendo, Harry levantó los marcos de bronce a la moda y se frotó el puente de la nariz. —Aun así tengo que acostumbrarme a ellas. —Solo las necesitaba para leer, y las tenía desde hace dos días—. Es bueno saber que te gusto con ellas, sin embargo.
—Definitivamente me gustas —dijo Louis—. ¿Por qué no te sientas un momento? —guio a Harry a la silla del escritorio ejecutivo y lo empujó suavemente en ella—. Y dejas que te enseñe lo mucho que me gustas. —Louis procedió a deslizar sus piernas en cada lado de Harry colocándose a horcajadas en su gran marco.
Finalmente Harry le regaló una gran sonrisa, una malditamente arrogante, y se inclinó camino de vuelta en su silla. —¿Cómo me mostrarás lo mucho que te gustan mis gafas nuevas? —Él dio la posición de Louis una vez más, levantando una ceja.
Louis tomó la mano de Harry y la puso en la parte delantera de su pantalón. —¿Lo sientes? —Frotó la palma de Harry por encima de su creciente bulto. Rápidamente, el hombre se hizo cargo de la tarea. Con un gemido, Louis se sacudió en el agarre de Harry—. En caso de que no lo hayas notado, he estado duro desde la primera vez que te vi.
Harry continuó trabajando el eje de Louis a través de su ropa. —Estás muy duro, dulzura. —Su voz se mantuvo uniforme y fresca, pero se había aflojado la corbata y desprendido dos de los botones de arriba de su camisa.
La sangre rápidamente se agrupó en el pene de Louis. — Eso es lo que los rock star hacen. —Plantó las manos en los brazos y se molió a sí mismo contra la mano de Harry, el dolor de estar piel contra piel lo enloquecía—. Nos gusta dejar una buena impresión.
—Haces eso todo el tiempo. —Poniendo las manos de Louis en el pecho, Harry sostuvo las palma de sus manos contra el sordo golpeteo en su corazón—. Estoy volviéndome loco por ti. —Harry dio un tirón en Louis y aplastó sus bocas juntas—. No tomé bien que te fueras temprano esta mañana —murmuró entre beso y beso—. Despiértame la próxima vez, así no pierdo el desayuno contigo.
«Maldita sea». De las formas más pequeñas, más profundas, Harry constantemente pinchaba en el corazón de Louis ya capturado. Louis tomó la cara de Harry en sus manos, mirando fijamente por un momento hasta que recuperó su voz. —Eres tan dulce. —Cerrando la distancia entre ellos, Louis rozó sus labios sobre cada línea dura que hizo que el rostro de Harry hermoso.
Harry se estremeció y luego con un gruñido se lanzó hacia delante y sentó a Louis en su escritorio. —No hay nada tan dulce como lo que quiero hacer contigo ahora. Jesús, bebé. — Arrancó la camisa de Louis de la cintura y dejó besos presionados sobre el estómago tenso. Más besos arriba, arriba, llevando la camisa con él, hasta que la sacó sobre la cabeza de Louis y la arrojó a un lado. Su pálida mirada estableció a Louis en su lugar—. Todos los días, me dejas sin aliento.
Estuvieron en el limbo por una fracción de segundo en el tiempo, atrapados en la intensidad del ardor en los ojos del otro. Entonces, la carga en el aire se convirtió en supernova, y Louis y Harry fueron el uno al otro como si nunca hubieran compartido un beso. Harry atrapó un puñado de cabello de Louis para inclinar la cabeza y darle un beso profundo, con la boca abierta, invadiéndolo salvajemente hasta que hizo gemir a Louis, haciendo que buscase más. Louis trabajó con sus manos en la chaqueta de Harry para empujarla por sus hombros, necesitaba obtener a su hombre desnudo, para que pudiera saborear su piel caliente de nuevo. Louis dormía cerca de Harry todas las noches, pero aún anhelaba el calor de su cuerpo cada vez que estaban juntos.
En ese momento, la puerta hizo clic, el sonido fue como una bala perdida en la oficina. —Hola, jefe. Tengo... —Una voz familiar llenó la habitación con una maldición—. ¡Oh, mierda lo siento!
Sin levantar la vista, Harry lanzó una pluma en la puerta. —¡Aléjate!
—Claro. —Una pausa rápida y, a continuación—: Hey,
Louis.
Louis inclinó la cabeza hacia atrás, bien atrás, y miró a un hombre rubio al revés, que se había convertido en un muy buen amigo. —Hola, Riley. —Para un hombre que continuamente se mantuvo un paso atrás en su búsqueda de Bree —que Quinn había logrado al menos confirmar hace un mes que aún estaba viva—Riley mantenía su estado de ánimo y esperanza como ninguna otra persona que Louis hubiera conocido—. Es todo tuyo en diez minutos —dijo Louis con suavidad—. ¿Está bien?
—Tómate tu tiempo. —Con un gesto de cabeza, sin mostrar ninguna vergüenza, Riley se retiró de la oficina, cerrando la puerta detrás de él.
—¿Diez minutos? —Harry se veía ofendido.
Mordiéndose los labios para ahogar la risa, Louis echó un vistazo a la tienda de campaña que hacía la erección de Harry en su pantalón negro. —Yo sabía que podías aceptar el reto.
Dejando caer su frente hasta los hombros de Louis, Harry sacudió la cabeza y gimió. —Eso es terrible.
Moviendo su cabeza, Harry colocó su boca justo en el oído de Louis. —Pero me amas de todos modos. —Él movió su lengua contra el lóbulo y luego sobre la mandíbula de Harry.
Harry siguió con un tierno beso en los labios de Louis. — Sabes que lo hago. —Harry quitó un mechón de cabello suelto de la cara de Louis. Con dedos tan suaves Louis habría pensado que el hombre no tenía ninguna experiencia con la violencia. Harry miró a los ojos de Louis, que ofrecían la luz que brillaba en los suyos, y dio a Louis una sonrisa real—. Te amo tanto que siempre voy a pasar por alto tus chistes terribles.
—Bien. —Louis envolvió sus piernas alrededor de la cintura de Harry, aferrándose al sólido cuerpo de su hombre. Susurrando: —También te amo —Louis se echó hacia atrás y arrastró con él a su compañero sobre el escritorio.
Louis se detuvo en la puerta de la oficina de Harry, y se tomó un momento para admirar al hombre. Harry estaba frente a su amada pizarra, de espaldas a Louis, estudiando los sospechosos y los datos recogidos en un nuevo caso. Había media docena de personas trabajando para él ahora, incluyendo a Louis sobre una base a tiempo parcial, pero lo que más le gustaba a Harry era situarse en el tablero y dejar que sus víctimas hablaran con él. ¿La diferencia ahora? Harry hacía el trabajo, pero no parecía que sus casos lo carcomieran por dentro tanto como en sus días en la policía. Él se lo había admitido a Louis una noche en la cama. Louis no podía decir que el hombre se había convertido en manso exactamente, pero Louis se había dado cuenta que había una satisfacción en él ahora. Quinn, que había conocido a Harry desde hace muchos años, lo había comentado más de una vez. Nicole también.
«Quiero que sea feliz conmigo. Y creo que él lo es».
En ese momento Harry miró hacia Louis. Todavía le costaba sonreír, pero el placer de ver a Louis brilló en sus ojos cuando se iluminaron y sus hombros se relajaron.
—Hola, cariño. —Después de colocar una foto de regreso a su lugar, Harry pasó por la oficina y depositó un beso en la mejilla de Louis—. ¿Cómo estuvo la clase?
—Bien. —Louis no tenía un gran expediente académico como respaldo, por lo que se había matriculado en una universidad pequeña en lugar de una gran universidad. Él estaba bien con eso. El simple proceso de sumergirse en aprender cosas nuevas todos los días, le fascinaba—. Acabo de ver a Jamie en el pasillo. Ella estaba radiante de orgullo. No sé si se debe a su asistencia en su caso nuevo o debido a que se fue a vivir con Wes, pero no me importa. —Una vez que Louis se había trasladado oficialmente con Harry, Wes entonces necesitaba un compañero de piso para ayudar a compartir los gastos. Con solo dieciocho años y siendo una trabajadora en actividad, Jamie cumplía los requisitos. De inmediato, Louis había imaginado que Wes llevaría a la fugitiva con él, y lo hizo— . Me gusta ver a Jamie feliz, se ve muy bien en ella.
—Ella es una trabajadora dura y llena de sabiduría de la calle. Tienes un buen ojo para el talento, dulzura. — Harry le guiñó un ojo, y Louis se encontró sonriendo tan radiante como Jamie lo había hecho hacía un minutos.
—No lo sé. He elegido bien, ¿no es cierto? —Louis dio un manotazo a su hombre en el culo juguetonamente—. He venido aquí pensando en robar el sofá para estudiar un poco, pero te ves tan estudioso y sexy en tus nuevas gafas que no voy a ser capaz de concentrarme.
Gruñendo, Harry levantó los marcos de bronce a la moda y se frotó el puente de la nariz. —Aun así tengo que acostumbrarme a ellas. —Solo las necesitaba para leer, y las tenía desde hace dos días—. Es bueno saber que te gusto con ellas, sin embargo.
—Definitivamente me gustas —dijo Louis—. ¿Por qué no te sientas un momento? —guio a Harry a la silla del escritorio ejecutivo y lo empujó suavemente en ella—. Y dejas que te enseñe lo mucho que me gustas. —Louis procedió a deslizar sus piernas en cada lado de Harry colocándose a horcajadas en su gran marco.
Finalmente Harry le regaló una gran sonrisa, una malditamente arrogante, y se inclinó camino de vuelta en su silla. —¿Cómo me mostrarás lo mucho que te gustan mis gafas nuevas? —Él dio la posición de Louis una vez más, levantando una ceja.
Louis tomó la mano de Harry y la puso en la parte delantera de su pantalón. —¿Lo sientes? —Frotó la palma de Harry por encima de su creciente bulto. Rápidamente, el hombre se hizo cargo de la tarea. Con un gemido, Louis se sacudió en el agarre de Harry—. En caso de que no lo hayas notado, he estado duro desde la primera vez que te vi.
Harry continuó trabajando el eje de Louis a través de su ropa. —Estás muy duro, dulzura. —Su voz se mantuvo uniforme y fresca, pero se había aflojado la corbata y desprendido dos de los botones de arriba de su camisa.
La sangre rápidamente se agrupó en el pene de Louis. — Eso es lo que los rock star hacen. —Plantó las manos en los brazos y se molió a sí mismo contra la mano de Harry, el dolor de estar piel contra piel lo enloquecía—. Nos gusta dejar una buena impresión.
—Haces eso todo el tiempo. —Poniendo las manos de Louis en el pecho, Harry sostuvo las palma de sus manos contra el sordo golpeteo en su corazón—. Estoy volviéndome loco por ti. —Harry dio un tirón en Louis y aplastó sus bocas juntas—. No tomé bien que te fueras temprano esta mañana —murmuró entre beso y beso—. Despiértame la próxima vez, así no pierdo el desayuno contigo.
«Maldita sea». De las formas más pequeñas, más profundas, Harry constantemente pinchaba en el corazón de Louis ya capturado. Louis tomó la cara de Harry en sus manos, mirando fijamente por un momento hasta que recuperó su voz. —Eres tan dulce. —Cerrando la distancia entre ellos, Louis rozó sus labios sobre cada línea dura que hizo que el rostro de Harry hermoso.
Harry se estremeció y luego con un gruñido se lanzó hacia delante y sentó a Louis en su escritorio. —No hay nada tan dulce como lo que quiero hacer contigo ahora. Jesús, bebé. — Arrancó la camisa de Louis de la cintura y dejó besos presionados sobre el estómago tenso. Más besos arriba, arriba, llevando la camisa con él, hasta que la sacó sobre la cabeza de Louis y la arrojó a un lado. Su pálida mirada estableció a Louis en su lugar—. Todos los días, me dejas sin aliento.
Estuvieron en el limbo por una fracción de segundo en el tiempo, atrapados en la intensidad del ardor en los ojos del otro. Entonces, la carga en el aire se convirtió en supernova, y Louis y Harry fueron el uno al otro como si nunca hubieran compartido un beso. Harry atrapó un puñado de cabello de Louis para inclinar la cabeza y darle un beso profundo, con la boca abierta, invadiéndolo salvajemente hasta que hizo gemir a Louis, haciendo que buscase más. Louis trabajó con sus manos en la chaqueta de Harry para empujarla por sus hombros, necesitaba obtener a su hombre desnudo, para que pudiera saborear su piel caliente de nuevo. Louis dormía cerca de Harry todas las noches, pero aún anhelaba el calor de su cuerpo cada vez que estaban juntos.
En ese momento, la puerta hizo clic, el sonido fue como una bala perdida en la oficina. —Hola, jefe. Tengo... —Una voz familiar llenó la habitación con una maldición—. ¡Oh, mierda lo siento!
Sin levantar la vista, Harry lanzó una pluma en la puerta. —¡Aléjate!
—Claro. —Una pausa rápida y, a continuación—: Hey,
Louis.
Louis inclinó la cabeza hacia atrás, bien atrás, y miró a un hombre rubio al revés, que se había convertido en un muy buen amigo. —Hola, Riley. —Para un hombre que continuamente se mantuvo un paso atrás en su búsqueda de Bree —que Quinn había logrado al menos confirmar hace un mes que aún estaba viva—Riley mantenía su estado de ánimo y esperanza como ninguna otra persona que Louis hubiera conocido—. Es todo tuyo en diez minutos —dijo Louis con suavidad—. ¿Está bien?
—Tómate tu tiempo. —Con un gesto de cabeza, sin mostrar ninguna vergüenza, Riley se retiró de la oficina, cerrando la puerta detrás de él.
—¿Diez minutos? —Harry se veía ofendido.
Mordiéndose los labios para ahogar la risa, Louis echó un vistazo a la tienda de campaña que hacía la erección de Harry en su pantalón negro. —Yo sabía que podías aceptar el reto.
Dejando caer su frente hasta los hombros de Louis, Harry sacudió la cabeza y gimió. —Eso es terrible.
Moviendo su cabeza, Harry colocó su boca justo en el oído de Louis. —Pero me amas de todos modos. —Él movió su lengua contra el lóbulo y luego sobre la mandíbula de Harry.
Harry siguió con un tierno beso en los labios de Louis. — Sabes que lo hago. —Harry quitó un mechón de cabello suelto de la cara de Louis. Con dedos tan suaves Louis habría pensado que el hombre no tenía ninguna experiencia con la violencia. Harry miró a los ojos de Louis, que ofrecían la luz que brillaba en los suyos, y dio a Louis una sonrisa real—. Te amo tanto que siempre voy a pasar por alto tus chistes terribles.
—Bien. —Louis envolvió sus piernas alrededor de la cintura de Harry, aferrándose al sólido cuerpo de su hombre. Susurrando: —También te amo —Louis se echó hacia atrás y arrastró con él a su compañero sobre el escritorio.
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