Decendientes del Caos | colectiva.

Prólogo

Capítulo 01

Capítulo 02

Hunter se encontraba jugando cartas con Dionisio y Quirón, ella nunca salía del campamento, había estado ahí desde los cinco años, puesto que su madre no quería que la pequeña corriera ningún peligro y en todo el tiempo que había estado ahí no había hecho casi ningún amigo, aunque claro por ser hija de Zeus todos le respetaban y querían, pero ahora se encontraba sola, desde que su media hermana Thalía se había ido del campamento Hunter había estado muy sola, claro ella podía jugar con las ninfas o cantar con los sátiros, pero no era lo mismo, aunque siempre esperaba el verano porque aparecía su otro medio hermano Jason.
Claro que este año había sido diferente, puesto que pudo visitar a su padre en el olimpo e incluso la dejo lanzar algunos rayos, aun así nada se comparaba con los campistas.
Después de ganarle cruelmente a Quirón y Dionisio decidió salir de la casa azul para dar una vuelta por el campamento, de lejos podía ver a un joven con las puntas verdes, no tardo en reparar que era Rough ¿Qué otra persona usaría verde en su cabello? Antes de seguir vagabundeando en la espera de Jason, fue a su cabaña para ponerse la playera naranja (oficial del campamento) y volvió a salir al sol, no había dado ni tres pasos fuera cuando unos fuertes y grandes brazos la empujaron de vuelta a la cabaña, era Jason.
—Pequeño pedazo de alegría ¿Cómo has estado? ¿Cómo te fue en el año? —preguntó enérgico el joven de ojos azules.
—No uses el sarcasmo conmigo, bien, aburrido y si, fui con mi padre —contestó la pequeña rubia aun enterrada en el pecho de su hermano.
— ¿Sabes algo de Thalía?
—No, pero me mandó una carta, digo no dice exactamente donde está, pero al menos sé que está bien. —Ambos sonrieron y salieron de la cabaña juntos.
Veían a los semidioses entrar al campamento y juntarse con sus hermanos en las respectivas cabañas, pero ambos rubios estaban solos, siendo los únicos hijos presentes de Zeus sentían un poco solos.
—Podemos ir con Annabeth.
—Podemos, pero existen dos opciones y no quiero ser presente de ninguna; uno puede estar besándose con Percy; y dos puede estar peleando con Percy.
—Tienes un buen punto ¿sugieres que nos quedemos de brazos cruzados sin decir nada?
—O podemos molestar a Dionisio —respondió Hunter con un toque de diversión, no había nada que ellos prefirieran hacer que molestar a Dionisio, puesto que prácticamente eran hermanos, así que no les podía hacer nada. —Vamos D, un poco de vino no hace mal a nadie —decía Jason sirviéndose un poco en una copa dorada.
—No creo que tengas edad suficiente para tomar mocoso.
—Vamos D, no seas aguafiestas, solo un trago —Hunter se había unido al juego tomando un trago de la copa que llevaba su hermano.
—El hecho de que su padre sea mi padre no les da derecho de burlarse de mí ¡Yo no soy payaso de nadie!
—Hay que reconocer, para tener los años que tienes estas muy bien conservado ¿Es la abstinencia verdad? —replicaba Jason sin parar de reír.
—Se llama inmortalidad, algo que tú nunca vas a conocer, por ser un mortal irrespetuoso.
—Vamos chicos, dejen de molestar al pobre Dionisio, a su edad no es bueno molestarse —la ronca voz de Quirón resonó a sus espaldas —Mejor vamos a caminar al lago.
—Lo que digas —Hunter fue la primera en hablar ya que Quirón la había cuidado desde los cinco años, los tres salieron de la casa azul no sin antes desacomodar todo con una corriente de aire. La caminata con Quirón había durado bastante y nadie había hecho nada, los dos Hunter y Jason apreciaban el silencio, puesto que en realidad las personalidades de ambos eran bastante serias, claro que había algunas ocasiones en las que una broma a Dionisio no estaba mal.
Hunter amaba el bosque del campamento, amaba los árboles, al viento y el aroma, le fascinaba ver a los sátiros con sus flautas de pan y a las ninfas peinándose el cabello, eso era algo que le fascinaba.
—Tenemos que regresar, hay que anunciar la caza de bandera anual.
—Oh Quirón, no es justo para las demás cabañas que nosotros participemos —dijo Hunter con exagerado dramatismo.
—Pues pobres de los demás —Quirón le guiño un ojo a la rubia y los tres regresaron al campamento. — ¿Por qué no escogiste ser cazadora como Thalía? Tenías la oportunidad.
—Sí, la tenía, pero ese no es mi estilo, admítelo, eso es muy de ella.
— ¿Con que cabaña nos juntamos? —preguntó Jason cambiando el tema.
—No lo sé, con quien se proponga.
El par de rubios se quedó hablando por mucho tiempo, sobre que habían hecho durante el año, como habían mejorado sus poderes e infinidad de cosas más.
—Ven, hay que ir donde Quirón para el gran anuncio.
—A veces me gustaría ser normal, tener una familia completa, asistir al colegio sin preocupaciones —suspiró Hunter mientras su hermano la ayudaba a pararse.
— ¿Abandonarías todo esto?
—No, solo me pregunto que será ser normal. —Ambos caminaron hacia donde la gente se empezaba a juntar, un escalofrío recorrió la espalda de los muchachos, algo se avecinaba, algo malo, de eso estaban seguros. Isaac escrudiñaba a todo mundo, no confiaba en ellos, eso era seguro; en primera no sabía nada de ellos, salvo que eran hijos de primordiales; y en segunda sabía que ellos no confiaban en él, Octavio los miraba a todos, había un aire tétrico en él, algo fuera de lo común, no le gustaba, no le gustaba nada.
―Consideró que si no podemos ser algo más que conocidos, nuestros planes no funcionaran en nada ―comentó un chico de aspecto asiático y más blanco que la leche.
―Muy bien señor gótico, que linda sugerencia, podrías empezar con decir tu nombre y después todos tomaremos jugo de manzana juntos, cierra la boca vampiro ―dijo Isaac con su característico sarcasmo.
―No soy ningún vampiro, mi nombre es Julián, princeso.
El aire se había tornado pesado, Isaac presentía que el plan no iba a funcionar, puesto que para hacerlo todos tenían que estar de acuerdo y por el momento esa no era una idea factible.

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