Finally lost.

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Is this the final?

Caminar se había vuelto un trabajo arduo de realizar, porque hasta la vida misma pesaba y el color de una sonrisa me hacía falta. Susurrar se hacía hecho del pasado y hasta pensar quitaba las palabras de mi alma, una entrecruzada que dañaba, era como estar atada a ambos extremos de la soga, un pie en el cielo, y el resto en el infierno. Dígame en qué instante mi vida había dejado de brillar, de tener ese esplendor característico que bañaba mis días en esperanzas, las preciadas horas en verdad, los minutos en emociones y segundos acabados en nuevos sentimientos por encontrar, explíqueme cuando el corazón me había dejado de latir, ya no sentía su tamborileo en mi pecho y aquella parte se había arrebatado de mí; ¿Había sido aquella sonrisa? Y hasta ahora me arrepentía de haberla dejado entrar y aún así también de admirar sus perlas que alumbraban todo a su paso, si que lo hacía; ¿Habían sido sus ojos? Aquél esmeralda que se reflejaba en mí, aquellas puertas que te hipnotizaban y atrapaban como el néctar de la flor más bella, mi propio veneno. 



Perdida, cuantas veces había escuchado esta insignificante palabra, hay relaciones, encuentros y desencuentros, pero nunca sabrás de que se trata hasta que poseas la nada misma, dime, ¿Alguna vez te has sentido así? Pues te cuento mi querido lector, yo lo siento todo el tiempo, y aún así no siento nada. Has escuchado hablar de una oscuridad dañina, envolvedora, capaz de consumirte desde adentro, pero, ¿Alguna vez la has sentido? Agradecido aquél que pudo salir de ella porque las fuerzas se elevan y se desprenden de mí, y se que poco a poco llegaré a dejarme llevar, caer es solo la mitad fácil, ahora sí, atrévete a volver a levantarte, inténtalo, ya verás que no es tan sencillo como la primera vez. 



Calidez, como extrañaba sentirme así, ¿Sabes? Hace tiempo lo único que me envolvía era la frialdad de la brisa que se extendía en mi ventana cada vez que divagaba por las noches, las miradas gélidas eran parte de mi mente y ya no podía excluirlas, lo necesitaba más de lo que alguna vez lo necesité, lo esperé, las manillas del reloj fueron testigo de mi agonía, aquellas que me brindaban falsas esperanzas cada vez que danzaban en círculos. Él dijo que vendría por mí, puedo decirle sin rencor que realmente nunca ha vuelto, he pensado lo peor, he tenido tanto tiempo para adentrarme en mí que parecía que yo misma me había acabado, cada palabra una sola verdad y miles de mentiras, ¿En quién me había convertido? Nadie puede decir exactamente cual fue mi pasado, pues de tantas vueltas al reloj ni yo lo recuerdo, nadie puede adivinar mi presente, los pocos que observan mis ojos dicen que se encuentran vacíos como si el diablo me hubiese quitado el alma, y nadie podría apostar a mi futuro, ya que ni el mismísimo Dios sabría que decirles.



¿Dime por qué? Su sombra me persigue como un laberinto sin salida, ¿Dime cuando? Dejaré de esperarlo y me desataré de esta tortura, finalmente y solo entonces, dime si podré escapar, porque estoy tan perdida que ya no encuentro la salida de esta sola partida.