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Pesadilla en la calle Elm.
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Re: Pesadilla en la calle Elm.
Sabes que amo cómo escribes, Coco. ¿Popo? ¿¡Popo!? Definitivamente no has leído ni un poco de tu escrito, i mean, es ¡her-mo-so! Escribes genial, nunca me cansaré de decírtelo ¡Dios! Comenzaré por decir que no me caen bien ni Maddison ni Drake, de hecho, estuvo bien que lo terminara. Maldito. ¿Quién se cree para decirle que se aleje de Luke? No pude leer antes tu capítulo por varios problemas, por lo que en este fin de semana me pondré al día sí o sí con todas las nc's, siquiera la mayoría. Trataré de subir cuánto antes :)
Invitado
Invitado
Re: Pesadilla en la calle Elm.
Hola :) Quería disculparme por la demora, el martes subiré el capítulo sin falta :)
Invitado
Invitado
Re: Pesadilla en la calle Elm.
Malum yo ya tengo mi capítulo escrito y voy después de ti. Si quieres yo subo el mío antes y el martes tu el tuyo
Winter.
Re: Pesadilla en la calle Elm.
No las des linda. Luego volvemos al orden inicial, ¿te parece bien?
Winter.
Re: Pesadilla en la calle Elm.
Capítulo 003
Lzzy Winter siempre había odiado los funerales. Odiaba el hecho de estar rodeada de personas que sollozaban dramáticamente, con pañuelos arrugados en las manos y el ambiente triste y depresivo que lo cubría todo, como una manta húmeda y sucia. Ella se mantenía firme, con la cabeza alta y sin demostrar ningun signo de tristeza en su rostro. Había aprendido hace años a aprender a esconder sus emociones y sentimientos bajo una sólida actitud de persona indiferente. No había asistido a un funeral así desde el de sus padres, hacía diez años.
La trágica noticia de que Ashton había muerto llegó a sus oídos esa misma mañana. Su hermana, la cual trabajaba en la comisaria, había sido la que se encargaba de entrar en el cuarto de Ashton y ser testigo del mensaje escrito en la pared. Después de salir de la casa, lo primero que hizo fue llamar a su hermana menor, con la intención de contarle lo sucedido. Aquella noticia había sentido a la muchacha como un jarro de agua fría y se había limitado a estar toda la mañana en la acera de enfrente, contemplando en dirección a la casa de Ashton mientras los recuerdos fluían en su memoria. Lzzy lo había conocido el año pasado, en una fiesta. Ésta estaba borracha y Kristian no podía llevarla a casa por lo que Kris le había pedido a Ashton que la llevará. Durante el camino, después de que Lzzy hubiera hecho la broma de que un apuesto desconocido la estuviera secuestrando, ella había mostrado su verdadera personalidad con él. Ambos habían congeniado bastante bien y a la hora de dejar a Lzzy en su cama, Ashton se había despedido de él con un beso en la frente y había dejado su número de teléfono en la mesilla de noche.
Kris había llegado en ese momento, corriendo y con su rostro pintado de preocupación. Sus ojos azules mostraban millones de sentimientos de tristeza juntos. Lzzy se había levantado de la acera en ese momento y fue rodeada por unos cálidos brazos acogedores. Luego de estar ambos abrazados por rato, se habían marchado al entierro de Ashton juntos. Y ahora, aquella mano sujetaba con fuerza la suya, transmitiéndole todo el apoyo que en ese preciso momento necesitaba.
Las hojas de otoño serpenteaban por el aire, cayendo en el césped y uniendose a otras semejantes para formar una alfombra de colores cálidos. Una fina brisa fría entraba por el norte, revolviendo las faldas de negro de las vestidas y los cabellos sueltos de algunas. Simplemente, Lzzy Winter despreciaba los funerales.
{...}
—Te he traido esto —murmuró Kris, dejando enfrente de la muchacha una taza de té humeante.
La rubia contempló la taza blanca durante una fracción de segundos y se limito a susurrar un gracias apenas audible. Volteó la cabeza hacía el menú plástificado, fingiendo interés para evitar la fija mirada de su mejor amigo sobre ella.
—¿Estás bien? —inquirió él.
Claro, estoy perfectamente. Todos los días se me muere un amigo bastante querido. Rútinas de la vida, pensó por dentro.
—Sí —mintió, dejando que su tono cortante detuviera el posible interrogatorio que su compañero la haría.
—De acuerdo, de acuerdo —suspiró, frotándose con los dedos el puente de la nariz.
Lzzy cerró la boca, y tomó aire, echándole un vistazo a la pantalla de su teléfono, el cual anunciaba que tenía un mensaje. Puso los ojos en blanco, al imaginarse que sería probablemente de su hermana mayor Evangeline. Lo más eventual es que el mensaje tratará de una cadena de replicas, como el hecho de que era muy tarde, de si había salido del entierro ya o si quizás, se encontraba con Kris. Su hermana no tenía mucha admiración hacía el chico. Desde que ambos se conocieron, se hubo iniciado una guerra entre las hermanas. Cada vez que ambos quedaban, Evangeline enfurecía. Su mal carácter florecía, provocando irritación y dolor de cabeza a la menor.
—Deja de comportarte así, pequeñaja —dijo dulcemente el moreno, colocando su mano sobre la de ella.
Ella levantó la vista, borrosa durante una fracción de segundos. Sus ojos colisionaron con los de él.
—¿A qué te refieres con comportarme así? —siseó.
Él se levantó y se sentó a su lado, acorrándola contra la pared, sin poder escaparse. Pasó su brazo por los hombros de ella y la estrechó contra su pecho.
—No te hagas la dura conmigo, Elizabeth —murmuro contra el pelo de ella—. Estoy aquí para tí.
La rubia elevó la mirada, pudiendo alcanzarle el rostro. Ella podía notas en las yemas de sus dedos los latidos veloces del joven, al apoyar las manos contra su pecho. Su ropa olía a colonía, a calle y pino. Su aliento despeinaba los pelos de sus cejas. Demasiado cerca, su mente pensó.
—Tengo que irme —soltó, con la voz ronca y gruesa.
Velozmente le empujó, tirándolo al suelo de la cafetería y llamando la atención de algunos clientes. Kris la contemplaba expectrante y sorprendido a la rubia.
—Lo siento —susurró, cogiendo su cazadora negra y saliendo corriendo por la puerta.
Al salir, la corriente de aire chocó contra su rostro, haciendola temblar. Su corazón revoloteaba en su pecho. Le dolía la cabeza. Se colocó la cazadora y se dispuso a andar hacía su casa.
{...}
La nieve caía del cielo, en pequeños copos blancos que flotaban alrededor de ella y se hundían en la tela de su abrigo. Era por la tarde, aquella tarde de jueves siete de noviembre en el que su familia había muerto por la fuga de gas. Elizabeth se situaba al otro lado del funeral, con sus delgados brazos abrazando su torso y sus ojos siendo testigos de cuan fúnebre era aquella situación. Ella podía contemplarse con siete años, sujetada de la mano de Evangeline la cual tendría unos diecisiete años. Los sollozos de las personas sin rostro martilleaban sus oídos, provocándole un leve dolor de cabeza y presión de las sienes que con el transcurro del tiempo cada vez era menos soportable.
Las personas sin rostro se fueron marchando, junto a ella de pequeña y su hermana mayor. Lzzy podía disipar los ataúdes de sus padres. Sin pensarlo, bajó la colina. La nieve se metia por sus zapatos, besándola y provocando intensos escalofrios que paseaban por las palmas de los pies y subian hasta la nuca. El vaho se escapaba de sus labios entreabiertos. Notaba la fuerza de sus pulsaciones en su cabeza, constante.
Ella asomó la cabeza, intentando que sus ojos captaran los rostros de sus padres pero sólo había una tumba, y está estaba vacía. El terror se inyectó en sus venas, regalando adrenalina que teñía su sangre. A su espalda escuchó un silvido. Rápidamente se incorporó y se dió la vuelta. Frente a la muchacha se situaba un hombre, con un jersey de rayas verde y rojas y unos pantalones negros. Llevaba un sombrero y su rostro estaba desfigurado por quemaduras que le resultaron nauseabundas a la rubia. Él levantó una mano, enguantada en un guanto de cuchillas y sonrío. La sangre se la heló.
—Dile a tus semejantes, rubia, que Freddy ha vuelto —]instántaneamente, Freddy arañó el pecho de Lzzy y la empujó al ataúd, el cual se cerró ante su caída.
Elizabeth se despertó con brusquedad, con la piel perlada por el sudor que recorría su piel desnuda. Las palabras de aquel intruso se repetían en su mente, con un eco dramatico. Instantaneamente la muchacha se llevó una mano al pecho, donde sintió el tacto viscoso de la sangre. Aquello no había sido una pesadilla, había sido real. Unas lágrimas se escaparon de sus ojos, a la vez que recordaba la historia que había contado Ashton hacía unas semanas, en aquella fiesta. ¿Aquello, era real?
Winter.
Re: Pesadilla en la calle Elm.
Win!!! Omg!!! Tu cap me dejó impactada! De principio a fin, perfecto! Wao, que placer leerte! Realmente quedé encantada con cada palabra que has utilizado ya que me has introducido en la historia! Que miedo la aparición de Freddy! Hasta a mi se me heló la sangre con solo imaginar esa escena en mi cabeza! Enserio bella, tu cap estuvo maravilloso! :buho: infartante!
Invitado
Invitado
Re: Pesadilla en la calle Elm.
Viiic! Muchísimas gracías hermosa pero no es para tanto. Siempre me gustó el terror y ahg, este es mi género♥ Me alegro de que te guste :D
Winter.
Re: Pesadilla en la calle Elm.
Capítulo 004
Samantha Underwood no tenía idea de la existencia de Ashton hasta que todo sucedió. Sorprendentemente, la castaña descubrió que el chico era uno de los amigos de su novio, Jamie.
A decir verdad, ella no era más que una sombra de él. No asistía a las mismas fiestas, tampoco caminaba por los pasillos imponiendo respeto o tenía su propia mesa en la cafetería donde nadie más que ella podía sentarse. Ese era su novio, a quien amaba, y que a pesar de sus notorias diferencias, la había conquistado con pequeñas cosas.
Se había acostumbrado a que la conocieran como “la novia de Jamie”, y para ella eso estaba bien. Mientras no la molestaran o insistieran en que sea alguien que no era, estaba bien.
Y como lo amaba, lo había acompañado al funeral de Ashton, dejando de lado su miedo hacia los cementerios. Jamie la necesitaba.
El rubio aun no podía creer la forma atroz en la que había muerto su amigo. Lo había escuchado decir más de una incoherencia en sus últimos días y también lo había visto actuar de forma extraña, como si alguien lo estuviese persiguiendo.
Jamie se había ofrecido a ayudarlo, pero Ashton se negó, y al día siguiente, estaba muerto.
-Deja de atormentarte…-soltó Sam al ver que su novio no podía quitar esa mirada perdida del rostro, la misma que había tenido durante todo el funeral. La castaña se negaba a dejarlo ahora. Sus padres probablemente se estarían volviendo locos, pero no le interesaba a Sam, podría lidiar con ellos luego- Jamie, no fue tu culpa…
-Ya lo sé Sam-la interrumpió el rubio. Habían decidido ver un par de películas para calmar un poco el ambiente después de todo lo que había sucedido. La habitación que se encontraba arriba del garaje de la casa Jamie había sido la elegida por ambos, no solo por la privacidad, sino que también ese era el lugar donde el rubio se reunía con sus amigos la mayoría de las veces. Estar ahí le traía recuerdos y lo hacía sentir un poco más cercano a Ashton.- simplemente no puedo entender qué clase de psicópata es capaz de hacer algo así…-continuo Jamie.
-No lo sé… pero si de algo estamos seguros es que ese tipo es un completo psicópata… Y que por más que hubieses querido, Jamie, no hubiese podido detenerlo. ¡Es un loco!-soltó Sam.
-Un loco que esta suelto, y hasta que no lo encuentren, no pienso dejarte sola… Lo digo enserio-
-Me gustaría ver lo que dirían tus amigos si le escucharan hablar así…-
-Probablemente se reirían, pero no me importa… Yo te tengo, y ellos no-dijo el rubio, para luego besar a su novia en los labios.
-Buen punto. No creo que me agrade el hecho de “pertenecer” a alguien como Niall Horan-
-Te sorprendería saber lo profundo que puede llegar a ser Niall Horan, Sam-
-Pagaría por eso, Jamie-Ambos rieron ante su pequeña broma. Lo cierto era, que mientras más alejada estuviese Samantha de Niall Horan, mucho mejor.
No era de fiar, o por lo menos, eso le habían dicho sus padres toda la vida.
Su hermano mayor se había suicidado, pero el común denominador de la población no creía en esa historia. Todos pensaban que él había tenido algo que ver en la muerte de su hermano.
Cuan verdadera fuera esa historia, no le interesaba para nada a la castaña. El solo era un amigo más de su novio, y ella lo respetaba como tal. Punto final a la historia.
-Creo que será mejor que regrese a casa. Mis padres seguro ya llamaron a la policía para informarles mi desaparición-dijo Sam, incorporándose del sillón donde estaban sentados, junto a un enorme tazón de pochoclos.
-Está bien… No quiero que la policía toque mi puerta y me acusen por secuestrarte. La verdad, no deseo pasar el fin de semana en la cárcel o por lo menos hasta que logren comunicarse con mis padres.- Jamie imito a su novia mientras tomaba las llaves de su auto de la mesa ratona que tenían en frente.
-¿Aun no regresan?-pregunto Sam, comenzando a bajar las escaleras para llegar al garaje.
-Nop… Y no creo que lo hagan hasta el domingo, o posiblemente el lunes-Una vez que llegaron a la planta baja, el rubio abrió la puerta del copiloto de su Rager Rover y se corrió a un lado para dejar que su novia se subiera al auto.
-Puedo acompañarte esta noche si lo deseas-dijo Sam, con inocencia. Pero en cuanto vio la sonrisa en el rostro de su novio, se dio cuenta de inmediato de lo que estaba pensando. Sus mejillas no tardaron en ponerse rojas, y para evitar sentir más vergüenza, cerró la puerta sin darle espacio al rubio a decir absolutamente nada.
Jamie soltó una carcajada, y luego dio la vuelta para subir del lado del conductor.
-Está bien, Sam. No hace falta... No creo que vaya a tener pesadillas sobre un loco intentando asesinarme. Y si es así, iré a buscarte, y te secuestrare a mitad de la noche-Jamie le guiño un ojo mientras ponía a andar su Rager Rover. Samantha no podía sentirse más avergonzada, pero de cierta manera, le gustaba que su novio se le insinuara o simplemente, que la necesitara. Lo amaba después de todo.
***
Su casa estaba en completo silencio. Al parecer, sus padres ya estaban durmiendo.
Samantha dejo sus zapatos con cuidado a la orilla de la puerta y subió las escaleras para llegar a su habitación intentando hacer el menor ruido posible. No quería tener alguna discusión con sus padres en ese momento. Solo quería sacarse el horrible vestido negro heredado de su madre que se había puesto para ir al funeral, y meterse a la cama para dormir hasta el día siguiente.
Logro su meta, y no tardo en quedarse profundamente dormida.
La habitación comenzó a oscurecerse y un segundo después, ya no podía ver nada. El frio calo sus huesos, y la desesperación la embargo por completo. Había regresado.
Como tantas otras veces, estaba en ese horrible lugar, y esta vez, no podía ver nada.
La castaña intento correr, pero sus pies parecían estar pegados al piso. Intento gritar, pero su voz parecía estar escondiéndose de algo, o de alguien.
Una risa macabra se escucho a lo lejos, haciendo que un escalofrió corriera por cuerpo de Samantha.
Sabía que era un sueño. No podía ser más que eso.
-Un, dos, Freddy viene por ti -“Esa canción, no de nuevo”, pensó la castaña. -Tres, cuatro, cierra la puerta-siguió escuchando a lo lejos.-Cinco, seis, coge un crucifijo...Siete, ocho, mantente despierta-La voz se acercaba cada vez mas, y a diferencia de cuando era chica, esta vez no era una mujer quien la cantaba. El tono era mas grueso, mas macabro. Otro escalofrió atravesó el cuerpo de la castaña-Nueve, diez, nunca mas dormiras...-Algo parecido a un par de garras la toco, y de inmediato dio un paso hacia atrás. No podía ver nada, no podía correr, ni gritar. Sam estaba mas que asustada.
Otra vez, la canción comenzó a sonar a lo lejos. Mas fría, mas aterradora. Samantha quería salir de ahí cuanto antes.
Intento gritar de nuevo, pero se ahogo en el intento.
El metal sobre su piel la sobresalto haciendo que diera otro paso hacia atrás. Esta vez, la castaña choco contra una pared. Tanteo con sus manos para ver si podía encontrar algo que pudiera ayudarla, pero no tuvo suerte.
-No intentes escapar, pequeña Sam...-Su voz retumbo en su cabeza, y entonces supo que estaba en el mismo lugar que antes. La castaña rebusco en su memoria. Ya sabia como terminaba esa pesadilla, y no era a su favor.
"Debo despertar", se dijo a si misma.
-Freddy krueger está de regreso. No podrás escapar…-Y entonces, cuando las luces comenzaron a encenderse, dejo de respirar. un par de agarras le atravesaban la garganta por completo y ella caía al suelo junto a un enorme charco de su propia sangre...
Samantha despertó de golpe, sintiendo como las lagrimas empezaban a mojar sus mejillas. Eso no le podía estar sucediendo a ella.
Había tenido la misma pesadilla desde que tenía uso de memoria, por lo menos hasta los once años donde sus padres la obligaron a ver un terapeuta. ¿Cómo es que habían regresado? ¿Por qué ahora?
Creyó que lo había superado por completo. Que estaba libre de ese loco, de ese tal Freddy. Pero no... Cuando menos se lo esperaba, esa pesadilla cae sobre ella, hundiéndola de nuevo en los recuerdos.
Había dejado de dormir, no salia por las noches, hasta obligaba a su madre a quedarse con ella hasta que amaneciera por miedo a que ese horrible hombre apareciera en su habitación y la raptara o quien sabe que otra cosa. No era una niña feliz, y mucho menos era de las que vivía en la plaza jugando, andando en bicicleta o saltando la soga. Había dejado de hacer amigos, y se alejo de todos... por miedo.
Ese fue la causa principal por la cual había asistido al psicólogo con la esperanza de ser normal, o por lo menos intentar borrar esa pesadilla de su mente. Mas nunca menciono algo de eso en alguna de sus sesiones, porque temía que la mandaran a un centro psiquiátrico o algo parecido.
Freddy desapareció de su mente de un día para el otro, y Sam pensó que las pastillas que le habían recetado había dado resultado. ¿Debería volver a tomarlas?
Sin esperar un minuto más, Sam se levanto, aunque aun faltaran dos horas y media para ir al colegio.
La castaña no iba a permitir que sus padres la volvieran a catalogar como una loca.
***
Todos en el colegio parecían estar conmovidos por la muerte de Ashton, o por lo menos eso pudo percibir Sam.
Ella, al contrario, estaba conmocionada por su propia pesadilla.
Mientras que el resto continuaba con sus clases, la castaña parecía está perdida en las suyas. No lograba prestar atención, y a decir verdad, eso la estaba poniendo realmente loca.
No creía en Freddy Krueger. Es más, no tenía ni la menor idea de quién era.
Solo sabía que era el causante de que despertara gritando y llorando, asustando a sus padres, y probablemente a todos los vecinos. Nunca lo había visto en sueños, pero si lo había escuchado hablar.
Jamás se lo menciono a nadie, ni siquiera a sus padres o sus psicólogos. Si ellos ya tenían la idea de que sufría un trastorno psicológico así no mas, no quería ni imaginarse lo que pasaría si le contara toda la verdad.
A la hora del almuerzo la castaña decidió que sería mejor idea mojar un poco su cara para poder despabilarse y ver si finalmente lograba poner un poco de atención en sus clases.
Este año era importante para ella, ya que si no conseguía obtener buenas calificaciones, no podría conseguir ninguna beca en ninguna Universidad decente.
Jamie planeaba ir a Stanford, y ella, también pensaba probar suerte en la misma Universidad.
Pero no lograría nada si dejaba que una estupida pesadilla arruinara su vida de nuevo.
Entro al baño, y se dirigió a los lavados de inmediato. Dejo correr el agua y luego junto un poco entre sus manos para echarlo sobre su cara. Repitió la acción un par de veces más, y cuando pensó que ya era suficiente, levanto la cabeza para empezar a secarse.
Su respiración se corto cuando divisó las letras rojas que estaban escritas en el espejo.
Freddy Krueger regreso. No puedes esconderte.
Un grito de horror se escapo de sus labios. Eso no estaba cuando ingreso al lavado. Estaba sola y no había manera que alguien lo hubiese escrito mientras ella se lavaba la cara. ¿Cómo demonios había llegado eso a ahí?
Por inercia, o por desesperación comenzó a limpiar las letras con sus manos, pero las mismas parecían estar dentro del espejo, porque no logro sacarlas de ninguna manera.
-Sam, ¿Estás bien? ¿Qué te sucede?- La castaña giro sobre sí misma para encontrarse con su mejor amiga. Christina la miraba desde la entrada con preocupación.
-No sé quien escribió eso… Júrame que no le contaste a nadie sobre mis pesadillas. Dios mío, me estoy volviendo loca otra vez-soltó la castaña al borde de las lágrimas. Chris era la única persona, aparte de Jamie, en la que confiaba. Freddy la había atormentado desde pequeña también.
-Sam, cálmate… Aquí no hay nada escrito-La castaña miro a su amiga como si una cabeza hubiese crecido de la nada desde su cuyo, y luego miro de nuevo el espejo…
-No está… Estaba acá, y ahora… no está-chillo Samantha. Definitivamente, las grandes letras rojas que minutos atrás intentaba borrar habían desaparecido.
Pero ella no estaba loca, las había visto con claridad. ¿Dónde se había ido? Pero lo más importante, ¿Quién rayos las había escrito?
-¿Desayunaste esta mañana? ¿O se te olvido otra vez? Ya hablamos claramente sobre tu salud, Sam. Debes comer y mantener equilibrada la azúcar de tu sangre…-
-¡La azúcar de mi sangre esta malditamente bien, Chris!-grito Samantha. Estaba histérica, más que eso… estaba asustada. Todos aquellos miedos que había superado años atrás volvían a ella. ¿Por qué?
-No me grites Samantha, no me grites-soltó Christina frunciendo el ceño. La castaña no se enojaría con su amiga porque podía ver con claridad que no estaba bien, y no pensaba dejarla hasta que le dijere que estaba sucediendo.
-Lo siento, Chris-se disculpo Sam bajando su tono de voz. Las lágrimas estaban mojando de nuevo sus mejillas, y con esta era la segunda vez que sucedía en el día.
-¿Me puedes decir que te sucede?-Chritina se acerco a su amiga y tomo su rostro entre sus manos para obligar a la chica a que la mirara a los ojos.
-El volvió, Chris-susurro Sam- Tengo miedo… Tengo miedo de que me haga daño…-
-¿Quién volvió Sam?-pregunto Chris con preocupación.
-Freddy Krueger-
- holi!! XD:
- Este es el capítulo de pris , cuando llegue su turno, yo subiré el mío. Las quiero y lamento la tardanza
I'm just not sure whether my heart is working. And yours is beating double time. Cole & Ro. New Rules
Kida
---------
Re: Pesadilla en la calle Elm.
Dios mio que capitulon!! Waaoo, un placer volver a leerlo! Me emociona demasiado esta novela y cada capítulo me gusta mas! Dile a Pris que su cap es perfecto, que me encantan sus personajes y quiero leer más!
Sigue Linn!!
Sigue Linn!!
Invitado
Invitado
Re: Pesadilla en la calle Elm.
Capítulo 005
Habían transcurrido pocos días desde que la muerte de Ashton, tomará por sorpresa a los habitantes del pueblo. Muchos decían conocerlo pero la verdad era muy distinta a los dichos populares. Sólo unas cuántas personas llegaron a interactuar con él en un plano sentimental, más allá de verlo en clase o fiestas y cruzar pocas palabras sin sentido con él.
Todavía le costaba adaptarse a la idea de que no volvería a verlo. Eran amigos desde hacía años y Ashton, fue una de las mínimas personas con quiénes ella hablaba. Le costaba entablar conversación con los demás debido a su timidez por lo que prefería alejarse de todos y mantenerse en solitario. Aún recordaba cuando siendo niños, ella leía un libro bajo un enorme roble, completamente ajena al entorno que la rodeaba cuando de pronto, un niño castaño tomó asiento a su lado. Al principio desconfió del motivo por el cuál ese niño se había acercado a ella a causa de que nadie le dirigía la palabra por los enormes lentes que usaba y por el hecho de poseer unos cuántos kilos de más pero cuando comenzó a conocerlo, ese pequeño fue ganándose su confianza hasta que llegaron a ser grandes amigos y ese lazo se fortaleció con el paso de los años.
Dos ligeros toques a su puerta la trajeron de vuelta al hoy.
—Lynn. —una gruesa y ronca voz la llamaba desde el lado exterior del cuarto.
—¿Qué sucede? —preguntó ella con su característico dulce y fino timbre de voz.
—Te busca Austin.
—Gracias Zayn, ya bajo. —agradeció.
Sin prestar atención al atuendo que llevaba puesto, descendió a la planta baja. Al ingresar a la sala, vio a su rubio amigo con la vista hacia el frente, mirando a la nada mientras estrujaba sus manos nervioso.
—Hola. —sonrío. — ¿Qué te sucede? —Austin se exaltó al oír su voz y volteó a verla. Lynn comenzó a detallar su rostro y pudo percatarse de las marcas violáceas que se dejaban ver bajo sus ojos, producto de la falta de sueño.
—Tuve ese sueño.. de nuevo.. esa maldita canción.. no puedo apartar la melodía de mi mente.. él quiere matarme.. —susurraba mientras tomaba su cabeza entre sus manos. Se veía muy afectado.
Oh dios por favor, no otra vez; rogó ella internamente.
Recuerdos comenzaron a lloverle donde su amigo asesinado se mostraba nervioso, hablaba de una canción tenebrosa y la repetía constantemente a su vez que con las manos sujetando su cabeza se mecía hacia adelante y luego atrás, haciéndose ver como un completo maniático; susurraba incoherencias y bebía café de manera excesiva para evitar dormirse murmurando que él lo seguía y vigilaba pero.. ¿quién era él con exactitud?.
Un inmenso y profundo dolor se instaló en su pecho al creer que tal vez lo mismo le sucedía al único mejor amigo que le quedaba e hizo lo primero que cruzó su mente; albergar al rubio entre sus brazos, brindándole apoyo. Ya había perdido a Ashton, no perdería a Austin también.
†††
Luego de haber ganado la carrera y con ella, un muy bien dinero como premio, regresaba a casa. Además del dinero, había recibido su recompensa gracias a Sunshine, una de sus tantas 'gatitas' y si bien estaba satisfecho en el plano sexual de la palabra, no lograba apartar de su mente a la castaña que desde los últimos meses se había convertido en el centro de sus pensamientos.
—¿Qué me haz hecho para que no pueda dejar de pensar en ti? —masculló entre dientes, molesto consigo mismo por no poder tener control sobre sus emociones.
Su celular comenzó a sonar. Sin frenar o descender un poco la velocidad, contestó la llamada. No había visto quién era ya que nunca lo hacía; luego de oír la voz del otro lado de la linea, decidía si cortaba la llamada o no.
—¿Quién es? —quiso saber.
No obtuvo respuesta y eso lo enfureció. Pensó que a lo mejor era alguno de sus amigos jugándole una broma.
—¿Quién es? —nuevamente silencio.— Quién seas, habla. —exigió.
Un suspiró se oyó y luego una voz.
—Soy yo, Harry. —sintió algo extraño en su estómago al oír la voz de quién le hablaba.
—¿Porqué no respondías?. Ya iba a cortar. —repusó él.
—Lo siento, no quería despertar a Austin. Llegó aquí hace como una hora, estaba nervioso y asustado. Tuve que calmarlo y prometerle que me quedaría despierta mientras él dormía un poco, ¿podrías avisarle a tus tíos que se quedará a pasar la noche aquí?
No comprendía porqué, pero esa idea no le agradó para nada. Le resultaba molesto imaginarse a su primo recostado sobre la suave y cálida cama de ella.
—Yo les diré, pero.. —calló unos segundos. — ¿Te encuentras sola en casa? Porqué últimamente se ha despertado gritando incoherencias por las noches. —informó él.
—Lo sabía, me lo contó antes de quedarse dormido. —guardó silencio unos momentos.— Mi hermano salió y mamá tiene guardia médica esta noche, estoy sola con Austin. No creo que nada suceda, no te preocupes.
—¿No deseas que vaya a acompañarte? Al menos hasta que Zayn regresé. —propusó Harry.
Ella tardó en responder.
—No es necesario, estaré bien. Además no olvides que sé defenderme. —río.
—Iré de todas formas, no aceptó un no como respuesta, ya me conoces. —replicó él en tono de broma, riendo.
—Esta bien, pero sólo hasta que llegue mi hermano. No quiero que se haga ideas tontas en la cabeza. Ya sabes como es. —aceptó la chica en un tono divertido.
Harry sonrió luego de cortar la comunicación. Ambos habían sido amigos de Ashton por lo que eran amigos entre sí, aunque no tan cercanos. Además uno de sus mejores amigos, era el hermano de Lynn.
†††
No sabía cuánto tiempo había pasado desde que había hablado con Harry pero lo cierto era que el sueño comenzó a caer sobre ella. Sin poder evitarlo, largó un bostezo y apoyó su cabeza en la suave almohada, luego sus ojos comenzaron a pesarle y se cerraron lentamente mientras su respiración se volvía lenta y pausada.
La lluvia caía insistentemente sobre ella, dejándola en cuestión de segundos totalmente empapada. Los rayos alumbraban la noche y el ulular de los búhos creaba un ambiente tenebroso.
Ingresaba por ese atemorizante portal caminando lentamente. Miraba confusa hacia su izquierda y derecha, buscando algo sin saber qué con exactitud.
Un escalofrío recorrió su cuerpo y sintió como alguien la observaba. No reconocía el lugar donde se hallaba a causa de que nunca en su vida había estado allí hasta dónde guardaba conciencia.
—Lynn. —susurraron desde dentro de esa enorme casona.
Sin comprender, comenzó a sentirse atraída por la desconocida voz y lentamente avanzaba a ella. Era como si sus pies, se movieran solos en contra de su voluntad.
Avanzó por la gigantesco portón y al estar todo su cuerpo dentro, un estrepitoso golpe la aturdió. La puerta había sido fuertemente azotada.
Continuaba su andar involuntario. Subió las escaleras y como si fuera un títere, incapaz de controlar su cuerpo, fue llevada hasta un cuarto inmerso en la oscuridad.
—Lynn te eche de menos, ¿tú a mí? —le preguntó una voz que no lograba reconocer.
—¿Quién.. quién.. eres? —titubeó con su voz vibrante a causa del miedo.
—¿Ya no me reconoces? —unos pasos se oyeron aproximándose a ella.
Su vista no era buena, mucho menos sin sus lentes de contacto por eso se le dificultaba un poco lograr captar siluetas entre tantas sombras.
—¿Necesitas tus lentes? —río ese extraño y al oír la risa, ella comenzó a temblar. Unos fríos metales se posaron en su rostro. Lentes idénticos a los que había usado de niña, le fueron colocados y aunque le costó la principio adaptar su vista a la oscuridad, al hacerlo, posó su mirada en quién estaba frente a ella mirándola lascivamente.
El corazón de la castaña paró de latir por unos instantes para después comenzar a palpitar abruptamente contra el pecho de la chica, el color del rostro la abandonó y sintió que volvía a revivir el infierno que tuvo que pasar en su niñez. Era él y al percatarse de la forma en cómo ella reaccionó, supo que lo reconoció. Ese macabro ser embozó una sonrisa y avanzó algunos ligeros pasos para acorralarla contra la pared.
Claro que Lynn lo reconocía; ese suéter, el sombrero, las garras de sus guantes pero ante todo ese rostro, desfigurado y de aspecto asqueroso, nunca los olvidaría en lo que restaba de su vida. Era Freddy, quién había convertido sus sueños, cuando ella tenía ocho años en pesadillas horribles que todavía, años después, la atormentan.
—Tú no eres real.. no.. no existes. —repetía ella con sus ojos cerrados, negando con la cabeza al mismo tiempo que lágrimas bañaban sus mejillas. No quería volver a verlo nunca más.
—¿Te parezco mentira? —replicó en tono de broma y clavó una de sus cuchillas en el hombro de la chica que chilló de dolor. Aún así se mantuvo con sus ojos fuertemente cerrados y eso lo enfureció más porque lo interpretó como que ella rechazaba su aspecto. — ¿Te produzco repugnancia?¿asco? —mientras preguntaba, enterraba más y más en el hombro de ella; esa filosa garra.
—¡Basta! —gritó desesperada mientras se oía de fondo esa risa perturbadora y de repente, despertó en su cuarto.
Dos pares de ojos estaban centrados en ella, unos verdes y los otros celestes. La miraban desconcertados. Lynn no podía articular palabra, estaba realmente asustada. Una punzada de dolor en su hombro izquierdo provocó que dejará escapar un quejido. Dirigió su vista allí y notó como ese líquido, rojizo y espeso, brotaba de una herida que se hallaba en dicho lugar, justamente en el mismo donde Freddy la había herido en ese horrible sueño.
—¿Qué te sucedió? —preguntó el ruloso preocupado situado de cuclillas ante ella.— Cuando llegué gritabas y mírate, estas herida.
Ella con la mirada perdida, observó a Austin.
—No me digas que tú también. Por favor, Lynn no. —rogó el rubio asustado.
Los ojos de ella, cubiertos por lágrimas le brindaron la respuesta que Austin tanto temía.
—No.. sé.. como sucedió.. desperté y él.. estaba allí.. —trataba de explicar pero no pudo y una lágrima escapó de su ojo derecho.
Harry los miraba sin comprender. No entendía de que hablaban ni mucho menos sobre quién, lo único que sabía era que debía curar el hombro de la castaña.
—Buscaré el botiquín. —anunció.— Ya vuelvo y más te vale que cuándo regresé me tengas una buena explicación para esto. —señaló a Lynn serio. Se dirigió al cuarto de baño y rápidamente regresó con los elementos necesarios entre sus manos para comenzar a curar la herida de la joven.
Austin estaba en silencio mientras Lynn intentaba encontrar una explicación lógica para todo lo sucedido, sin éxito.
—Ahora dime, ¿qué fue lo que pasó? —Harry la miró impaciente, esperando una respuesta cuando terminó de auxiliarla.
Ella tardó en responder.
—No me creerías.
—Haz un intento y cuéntame. —pidió.
Lynn lanzó un suspiró y asintió.
—Me dormí esperando que llegarás. Instantes después desperté en un lugar horrible, tenebroso. —sus ojos volvieron a aguarse.— No podía controlar mi cuerpo y entré en una casa de aspecto terrorífico. —no continúo porqué Harry comenzó a reír.
—¿Porqué te ríes?. ¡No es mentira ni mucho menos un juego esto! —gritó Austin molesto.
—De verdad, fue genial la actuación de ambos. Los felicito. Casi logran engañarme. —continuaba riendo el ruloso mientras aplaudía.
—¡¿Qué?! —preguntó Lynn desconcertada y furiosa. ¿Cómo se le ocurría pensar que ellos podían fingir con algo así?. — ¿Crees que todo es mentira?. ¡Por dios Harry, abre los ojos!. Mira mi herida, no es maquillaje. Es real lo que estoy diciéndote. No estoy fingiendo.. —susurró débilmente.
Austin notó algo raro en el cuello de Lynn, que momentos atrás le había pasado desapercibido. Era un marca, palabra o algo similar que apenas podía distinguirse, a no ser que lo observarás con detenimiento.
—Tu cuello.. —señaló con su dedo. — Tienes algo escrito. —susurró confuso.
Harry, quién tampoco lo había notado, se acercó a ella y notó que el rubio estaba en lo cierto. Allí se distinguía una palabra, que estaba escrita sobre la piel pálida del cuello de está. Al leerla, el ojiverde formó una mueca de disgusto en su rostro.
—¿Quién es Freddy? —preguntó un tanto molesto.
—¿Freddy? —repitió Austin creyendo haber oído erróneamente.
—Aquí claramente se lee Freddy K. —explicó Harry mientras desplazaba su mano por la herida.
—¿Qué? —la chica asustada no comprendía en que momento Freddy la había herido en el cuello si sólo su hombro fue tocado, al menos hasta dónde recordaba.
—Tiene razón, dice Freddy K. —afirmó el rubio y conectó mirada con la chica.
—Me dirás quién es ese, ¿o no? —El ruloso en un intentó de calmar su enojo, pasó una de sus manos entre sus rizos, despeinándolos.
—Te lo dijimos. Es él pero te niegas a creernos. —respondió ella.
Si bien todo lo sucedido era demasiado raro, Harry aún no se tragaba por completo la historia. Era una persona escéptica y sólo se convencía de que algo era real si lograba verlo o tocarlo pero.. ¿cómo hacerlo si era casi imposible que "en sueños" alguien te lastimé?.
Última edición por sensation. el Jue 16 Oct 2014, 8:10 am, editado 3 veces
jungkook.
Re: Pesadilla en la calle Elm.
Siento haber tardado en subirlo, pero se me había borrado gran parte de él y tuve que reescribirlo. No me agradó como quedó pero por lo menos, luego de semanas de demora, he subido. Besos bellas.
jungkook.
Re: Pesadilla en la calle Elm.
mierda Lynn, el cap fue jodidamente perfecto! amo a Harry, fin jajaa, enserio, ese Harry malote me puede demasiado, pobre Lynn &Austin u.u sabes que amo tu forma de escribir y estoy muy contenta de que hayas podido subir cap, i love you so so so much!♥
Invitado
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Re: Pesadilla en la calle Elm.
¡lin, santa mierda! el capítulo te quedó genial! *w*
realmente escribes hermoso, y no tienes de que preocuparte, porque amé tu escrito<3 es simplemente aasdasdsad<3 si te lo preguntas, soy fati, solamente que con una cuenta nueva (larga historia de contar). en fin, amé tu capítulo y espero el siguiente.
duda pero tonta, pero... ¿Subo yo al final de la ronda, no?
realmente escribes hermoso, y no tienes de que preocuparte, porque amé tu escrito<3 es simplemente aasdasdsad<3 si te lo preguntas, soy fati, solamente que con una cuenta nueva (larga historia de contar). en fin, amé tu capítulo y espero el siguiente.
Invitado
Invitado
Re: Pesadilla en la calle Elm.
Hola soy Winter desde mi otra cuenta. Perdonen por dessparecerme. En seguida leo los capítulos y comento
Black Widow.
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