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things i can't. {harry styles.
O W N :: Fanfiction :: Fanfiction :: One Shot's
Página 1 de 1. • Comparte
things i can't. {harry styles.
título: Things i can't.
autor: Yo.
adaptación: No.
género: Indefinido. ahq.
advertencias: No apto para personas carentes de buen entendimiento. ahporqué. Y es corto, terriblemente.
otras páginas: Sólo onlywn. youknow.
No sé cómo se inician las grandes historias. Todavía menos cómo podría acercarme a ti hoy que la luz golpea tu cabello e iniciar contigo mi gran historia. Mi gran triunfo.
Temo que a veces los brazos me tiemblan demasiado cuando hablo y mis piernas se doblan cuando no digo nada. Me gustaría que me vieras y que pensaras en ese instante que soy el chico más lindo del mundo y que, por mis ojos, tú supieras que estoy pensando exactamente lo mismo de ti.
La madrugada fue extraña ayer y cuando traté de verte por la tarde estabas llorando y a la misma vez fingiendo no hacerlo. Me gustaría creer que te es ya como una rutina pues cada vez que te veo lloras, lloras y estás sola y nadie te pregunta nada. A veces ni siquiera yo hago el intento de hacerlo pues, aunque vayas a enojarte, te miras desgraciadamente hermosa cuando estás triste y feliz te miras falsa.
También quiero llegar hacia donde sea que puedas estar en este momento, llorando o riendo. Quiero estar contigo y con quien sea que estés y quiero enamorarme de ti tan profundamente que luego ni siquiera me duela.
¿Te recuerdas de que hace días nos cruzamos un "hola" y los dos quedamos absolutamente embobados? No sé por qué razón tú, pero yo estaba totalmente perdido y siento que en cierto modo haces mi vida más triste. La haces triste cuando me despierto asustado a finales de la noche y me doy cuenta que nunca te voy a encontrar al lado mío, despertándote también por mi pequeño grito; la haces triste cuando nos saludamos sin conocernos con la esperanza de hacerlo y aún así, sigo sin saber tu nombre.
Cuando me desperté en el sofá de la casa de mamá, con una manta vagamente puesta sobre mí y con la boca entreabierta y con hilo de saliva saliendo de ella, me acordé de lo mucho que me había costado llegar a casa la tarde anterior. Afortunadamente había llovido a cántaros todo el día y el auto seguía en el mecánico fingiendo estar enfermo.
Tú, por otro lado, salías de la escuela con todos los libros pesados entre tus brazos y con la nota escrita de la directora encima de tus cosas. De nuevo habías hecho algo mal y te habías quedado hasta tarde, limpiando los pasillos. Tu uniforme estaba arrugado y tu blusa sucia, pero tu cara todavía estaba radiante aunque tuvieras esa mueca de rebelde en la boca.
Traté de verte más de mi propio tiempo permitido y tú volteaste la cara y te costó un poco tomar la decisión de sonreírme. Fue una buena decisión, al fin y al cabo, porque me armó de valor para devolvértela y te acercaste y me preguntaste la hora.
–Cuatro –la voz no pudo salirme más aguda–. Cuatro con... cuatro con algo.
Me hubiera gustado que te rieras, pero tu sonrisa seria me dio el valor para enseñarte mi muñeca desnuda. No tenía reloj. Te viste los zapatos y enredaste las piernas. Volviste a levantar la cabeza y tus ojos se miraban más pequeños.
–Me castigaron hoy –me contaste, como si fuera gracioso–. A la señora de la cafetería no le agradó que hubiera esa pequeña guerra de comida.
Yo sabía que no te parecía así de divertido como pretendías y, si soy sincero, me había parecido una completa idiotez. Y me enfadaba que no pudiera adivinar si las completas idioteces eran algo que cometías todos los días o si el hecho de estar en tu primer año de secundaria te alterara un poco.
–Fue tonto –admití y ahora sí soltaste una carcajada.
–¡Fue estúpido! –Y te reíste bastante mientras te apoyabas en la pierna derecha.
Te sonreí contagiado sólo por tu risa y te sostuve los libros que estaban a punto de caerse de tus brazos. No te negaste y me los entregaste todos mientras seguías riéndote y yo preguntándome qué te parecía tan gracioso.
En el momento que comenzó a llover, estábamos doblando la esquina de tu casa. Íbamos caminando separados y juntos a la vez, tú me preguntabas cosas que me hacían sentir bastante ridículo; por qué no salía tanto, por qué nunca me mirabas con amigos por los pasillos y si tenía buenas notas. Creo que te hiciste la idea de que yo era de esa especie de chicos solitarios que vagaban por los pasillos de la escuela esperando a que las profesoras se convirtieran en los aliens que aparecían en las revistas de comics.
Te conté que siempre había sido bastante tímido y que hablarle a la gente no era algo que me quitara el sueño. También que cuando estás en último año sueles alejarte de bastantes cosas que antes te gustaban, pero ahora te parecen poco atractivas. Sonreíste todo el camino y volviste a preguntar la hora.
–Desde que salimos de la escuela no me ha crecido un nuevo reloj –bromeé con la confianza al tope.
Volviste a ensanchar los labios y negaste con la cabeza. Pensé en ese momento que podíamos ser amigos.
Tu casa se volvió bastante lejana cuando me tocaste el hombro para detenerme. Nos quedamos de frente y tus ojos se hicieron gigantes. Bajaste las manos a mis brazos con tanta rapidez para ti pero increíble y frustrantemente lento para mí y agarraste tus libros.
–Eres un buen chico –dijiste mientras tocabas el timbre–. Gracias.
Fue demasiado vergonzoso cuando pensé que me darías un beso en la mejilla como despedida y luego entrarías corriendo a casa. Aunque jamás habías sido de esas chicas, pensarlo no había sido difícil. Pero tu madre abrió la puerta y tú me sonreíste una vez más, como si fuera una obligación. Dijiste gracias de nuevo y tu madre me saludó con la cabeza. La puerta se cerró y paró de llover.
Las cosas que he aprendido hasta ahora se resumen en la luz insistente en tu pelo y las puertas que se cierran después de un adiós. Aunque no lo creas, eso me basta. Es como saber que nunca existirá el Tú y Yo pero que por lo menos esas dos palabras estarán vivas por un tiempo más.
Nos hemos besado dos veces y sé que tú también llevas la cuenta. No creo que haya una tercera, pero ahora te veo seguido y tus ojos grandes y a veces pequeños sirven de ayuda cuando no veo el sol encima de tu cabeza.
–¿Sabes? Es bastante fácil, Harry –comenzaste a decir sin levantar la cabeza y ocupada con tu tarea de matemáticas.
Yo fingí interrumpir mi lectura y te vi a la cara.
–¿Los problemas del libro de mate? –Sonreí–. Si tú lo dices...
–Quiero decir, hablar contigo –corregiste con una risa en tus labios–. O, más bien, estar contigo. No hablamos mucho.
La verdad es que había pensado hasta ese momento que sólo yo creía que éramos algo callados.
–Es verdad –contesté y levanté el libro de mamá, que supuestamente leía, de nuevo.
En sí, a mí nunca me había parecido fácil hablar contigo, estar contigo o siquiera mirarte. Tú me complicabas hasta las cosas más sencillas y decirte algo interesante se había vuelto parte de mi búsqueda del día.
Y sin embargo, yo pensaba que nunca estábamos en realidad en el mismo lugar. Tú te acostabas en la alfombra de la casa de mi madre a hacer tu tarea y yo a pasear mis ojos por los libros más aburridos con los que podía toparme. No éramos dos personas. Éramos mis yo y tus tú paseándonos por ahí sin percatarnos de mucho y tus es bastante fácil estar contigo, Harry no se hacían mejores, espero que lo hayas intuido.
Otra cosa que tampoco me dejabas fácil era amarte. Porque, como todo un chico, te amaba y era una verdadera cosa. Algo de lo que me enorgullecía por haber sido tan capaz de enamorarme de alguien y decepcionaba por haber sido tan idiota de enamorarme de ti.
autor: Yo.
adaptación: No.
género: Indefinido. ahq.
advertencias: No apto para personas carentes de buen entendimiento. ahporqué. Y es corto, terriblemente.
otras páginas: Sólo onlywn. youknow.
No sé cómo se inician las grandes historias. Todavía menos cómo podría acercarme a ti hoy que la luz golpea tu cabello e iniciar contigo mi gran historia. Mi gran triunfo.
Temo que a veces los brazos me tiemblan demasiado cuando hablo y mis piernas se doblan cuando no digo nada. Me gustaría que me vieras y que pensaras en ese instante que soy el chico más lindo del mundo y que, por mis ojos, tú supieras que estoy pensando exactamente lo mismo de ti.
La madrugada fue extraña ayer y cuando traté de verte por la tarde estabas llorando y a la misma vez fingiendo no hacerlo. Me gustaría creer que te es ya como una rutina pues cada vez que te veo lloras, lloras y estás sola y nadie te pregunta nada. A veces ni siquiera yo hago el intento de hacerlo pues, aunque vayas a enojarte, te miras desgraciadamente hermosa cuando estás triste y feliz te miras falsa.
También quiero llegar hacia donde sea que puedas estar en este momento, llorando o riendo. Quiero estar contigo y con quien sea que estés y quiero enamorarme de ti tan profundamente que luego ni siquiera me duela.
¿Te recuerdas de que hace días nos cruzamos un "hola" y los dos quedamos absolutamente embobados? No sé por qué razón tú, pero yo estaba totalmente perdido y siento que en cierto modo haces mi vida más triste. La haces triste cuando me despierto asustado a finales de la noche y me doy cuenta que nunca te voy a encontrar al lado mío, despertándote también por mi pequeño grito; la haces triste cuando nos saludamos sin conocernos con la esperanza de hacerlo y aún así, sigo sin saber tu nombre.
Cuando me desperté en el sofá de la casa de mamá, con una manta vagamente puesta sobre mí y con la boca entreabierta y con hilo de saliva saliendo de ella, me acordé de lo mucho que me había costado llegar a casa la tarde anterior. Afortunadamente había llovido a cántaros todo el día y el auto seguía en el mecánico fingiendo estar enfermo.
Tú, por otro lado, salías de la escuela con todos los libros pesados entre tus brazos y con la nota escrita de la directora encima de tus cosas. De nuevo habías hecho algo mal y te habías quedado hasta tarde, limpiando los pasillos. Tu uniforme estaba arrugado y tu blusa sucia, pero tu cara todavía estaba radiante aunque tuvieras esa mueca de rebelde en la boca.
Traté de verte más de mi propio tiempo permitido y tú volteaste la cara y te costó un poco tomar la decisión de sonreírme. Fue una buena decisión, al fin y al cabo, porque me armó de valor para devolvértela y te acercaste y me preguntaste la hora.
–Cuatro –la voz no pudo salirme más aguda–. Cuatro con... cuatro con algo.
Me hubiera gustado que te rieras, pero tu sonrisa seria me dio el valor para enseñarte mi muñeca desnuda. No tenía reloj. Te viste los zapatos y enredaste las piernas. Volviste a levantar la cabeza y tus ojos se miraban más pequeños.
–Me castigaron hoy –me contaste, como si fuera gracioso–. A la señora de la cafetería no le agradó que hubiera esa pequeña guerra de comida.
Yo sabía que no te parecía así de divertido como pretendías y, si soy sincero, me había parecido una completa idiotez. Y me enfadaba que no pudiera adivinar si las completas idioteces eran algo que cometías todos los días o si el hecho de estar en tu primer año de secundaria te alterara un poco.
–Fue tonto –admití y ahora sí soltaste una carcajada.
–¡Fue estúpido! –Y te reíste bastante mientras te apoyabas en la pierna derecha.
Te sonreí contagiado sólo por tu risa y te sostuve los libros que estaban a punto de caerse de tus brazos. No te negaste y me los entregaste todos mientras seguías riéndote y yo preguntándome qué te parecía tan gracioso.
...
En el momento que comenzó a llover, estábamos doblando la esquina de tu casa. Íbamos caminando separados y juntos a la vez, tú me preguntabas cosas que me hacían sentir bastante ridículo; por qué no salía tanto, por qué nunca me mirabas con amigos por los pasillos y si tenía buenas notas. Creo que te hiciste la idea de que yo era de esa especie de chicos solitarios que vagaban por los pasillos de la escuela esperando a que las profesoras se convirtieran en los aliens que aparecían en las revistas de comics.
Te conté que siempre había sido bastante tímido y que hablarle a la gente no era algo que me quitara el sueño. También que cuando estás en último año sueles alejarte de bastantes cosas que antes te gustaban, pero ahora te parecen poco atractivas. Sonreíste todo el camino y volviste a preguntar la hora.
–Desde que salimos de la escuela no me ha crecido un nuevo reloj –bromeé con la confianza al tope.
Volviste a ensanchar los labios y negaste con la cabeza. Pensé en ese momento que podíamos ser amigos.
Tu casa se volvió bastante lejana cuando me tocaste el hombro para detenerme. Nos quedamos de frente y tus ojos se hicieron gigantes. Bajaste las manos a mis brazos con tanta rapidez para ti pero increíble y frustrantemente lento para mí y agarraste tus libros.
–Eres un buen chico –dijiste mientras tocabas el timbre–. Gracias.
Fue demasiado vergonzoso cuando pensé que me darías un beso en la mejilla como despedida y luego entrarías corriendo a casa. Aunque jamás habías sido de esas chicas, pensarlo no había sido difícil. Pero tu madre abrió la puerta y tú me sonreíste una vez más, como si fuera una obligación. Dijiste gracias de nuevo y tu madre me saludó con la cabeza. La puerta se cerró y paró de llover.
...
Las cosas que he aprendido hasta ahora se resumen en la luz insistente en tu pelo y las puertas que se cierran después de un adiós. Aunque no lo creas, eso me basta. Es como saber que nunca existirá el Tú y Yo pero que por lo menos esas dos palabras estarán vivas por un tiempo más.
Nos hemos besado dos veces y sé que tú también llevas la cuenta. No creo que haya una tercera, pero ahora te veo seguido y tus ojos grandes y a veces pequeños sirven de ayuda cuando no veo el sol encima de tu cabeza.
–¿Sabes? Es bastante fácil, Harry –comenzaste a decir sin levantar la cabeza y ocupada con tu tarea de matemáticas.
Yo fingí interrumpir mi lectura y te vi a la cara.
–¿Los problemas del libro de mate? –Sonreí–. Si tú lo dices...
–Quiero decir, hablar contigo –corregiste con una risa en tus labios–. O, más bien, estar contigo. No hablamos mucho.
La verdad es que había pensado hasta ese momento que sólo yo creía que éramos algo callados.
–Es verdad –contesté y levanté el libro de mamá, que supuestamente leía, de nuevo.
En sí, a mí nunca me había parecido fácil hablar contigo, estar contigo o siquiera mirarte. Tú me complicabas hasta las cosas más sencillas y decirte algo interesante se había vuelto parte de mi búsqueda del día.
Y sin embargo, yo pensaba que nunca estábamos en realidad en el mismo lugar. Tú te acostabas en la alfombra de la casa de mi madre a hacer tu tarea y yo a pasear mis ojos por los libros más aburridos con los que podía toparme. No éramos dos personas. Éramos mis yo y tus tú paseándonos por ahí sin percatarnos de mucho y tus es bastante fácil estar contigo, Harry no se hacían mejores, espero que lo hayas intuido.
Otra cosa que tampoco me dejabas fácil era amarte. Porque, como todo un chico, te amaba y era una verdadera cosa. Algo de lo que me enorgullecía por haber sido tan capaz de enamorarme de alguien y decepcionaba por haber sido tan idiota de enamorarme de ti.
Última edición por Hans el Mar 14 Abr 2015, 9:26 pm, editado 1 vez
PARACETAMOL
Re: things i can't. {harry styles.
me encantó. lo amé. pero me hubiera gustado que la pudieras seguir :c lastima que es un shot. me encanta como escribes y me encantó la historia. una novela no vendría mal ah. besos c:
Invitado
Invitado
Re: things i can't. {harry styles.
¿te gustó de verdad? dlskfjdsljf, gracias. qué linda sos. c:Nadia. escribió:me encantó. lo amé. pero me hubiera gustado que la pudieras seguir :c lastima que es un shot. me encanta como escribes y me encantó la historia. una novela no vendría mal ah. besos c:
a mí también me hubiera gustado poder seguirla. |?| pero, sencillamente no soy buena con las novelas largas. ké.
muchaaaaas gracias. c: ¿sabes? comentarios así me hacen el día totalmente. gracias.
slkjfklsdjfds, no, no vendría mal.
cuidáte. c:
PARACETAMOL
Re: things i can't. {harry styles.
esto sí es merecedor que un comentario, querida interesada(?).
sadbfhgsd. me encantó. en especial como narraste, como si me lo dijera a mí. amo ese tipo de narraciones:') ahr.
sadbfhgsd. me encantó. en especial como narraste, como si me lo dijera a mí. amo ese tipo de narraciones:') ahr.
Invitado
Invitado
Re: things i can't. {harry styles.
dsklfjdlkfjsd, sos taaaaaan linda<3fluttershy. escribió:esto sí es merecedor que un comentario, querida interesada(?).
sadbfhgsd. me encantó. en especial como narraste, como si me lo dijera a mí. amo ese tipo de narraciones:') ahr.
de verdad quedé encantada con que hayás comentado en ambos shots. no hacía falta.
y muchas gracias.
PARACETAMOL
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