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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
"Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
Ohhh este CAP me ha hecho llorar
Plis Joe tiene que romper esa cabezota dura e
Ir a buscar a la rayis :( es que Ahhhh ese hombre
Me desespera jejejejeje
SIGUELA!!
Plis Joe tiene que romper esa cabezota dura e
Ir a buscar a la rayis :( es que Ahhhh ese hombre
Me desespera jejejejeje
SIGUELA!!
Karli Jonas
Re: "Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
Capitulo 26
Durante cuatro días, Joe paseó por su casa como si fuera un prisionero. Su humor, peor que el de un oso al que hubieran despertado de su sueño invernal.
Estaba seguro de haber hecho lo mejor al dejar que ________ y Nathaniel salieran de su vida, pero no podía apartar el arrepentimiento de su cabeza. Y tampoco de su corazón.
Aunque la había empujado a marcharse, ella se¬guía en cada habitación de la casa. El sonido de su risa sonaba cada mañana mientras tomaba café. La visión de su expresivo rostro bailaba frente a su cara mientras hacía el almuerzo. Joe imaginaba que olía su perfume cada noche, dando vueltas en la cama.
Y no solo era el recuerdo de _________ el que lo perseguía. También el de Nathaniel. Los ojos azules del niño y su preciosa sonrisa se negaban a abando¬nar su memoria.
Cuando estaban vigilando a Samuel Jacobson y tuvo a Nathaniel en los brazos, había sentido una paz que no había sentido desde que Bobby desapareció de su vida.
En aquel momento, de pie en la terraza, con una taza de café en la mano, observaba el sol levantán¬dose en el horizonte sobre la playa. Incluso allí, bajo el sol, oliendo a mar, la sombra de __________ lo llenaba de una sensación de soledad que nunca antes ha¬bía experimentado.
Nunca podría recuperar los años perdidos con Bobby. Aunque Barbara Klein lo llamase al día si¬guiente para decir que habían encontrado a su hijo, los cinco años anteriores se habrían perdido para siempre.
Era curioso que Nate tuviera casi la misma edad que Bobby cuando Sherry se lo había llevado. Era casi como si el destino le estuviera dando una segun¬da oportunidad.
Y a ________. También era una segunda oportuni¬dad para ella en el amor.
_________ Criswell era la primera mujer que le ha¬bía importado de verdad. Sentía pasión por ella… sentía amor.
Mientras tomaba un sorbo de café, observó a una gaviota lanzarse de cabeza al agua para buscar su co¬mida y volar después hasta el cielo. Eso era lo que __________ había hecho por él. Lo había sacado de las profundidades de su infierno y lo había llevado arri¬ba, al cielo, hacia la esperanza.
Y eso lo había asustado de muerte. ¿Víctima o superviviente? La pregunta que ella le había hecho seguía dando vueltas en su cabeza.
Joe se volvió al escuchar el timbre. Unos segun¬dos después, apoyándose en una muleta, abrió la puerta. Era María.
—Hoy no es día de limpieza, ¿no? —preguntó, sorprendido.
—No, pero he venido a decirte que no puedo lim¬piar tu casa la semana que viene —dijo la mujer, pa¬sando a su lado con una sonrisa.
—¿Por qué no? —preguntó Joe, siguiéndola.
María se dejó caer en el sofá, con la gracia de una reina.
—Porque la próxima semana, mi marido y yo nos vamos al Caribe.
Él la miró, incrédulo.
—María, ya te he dicho muchas veces que esa propaganda que echan en los buzones sobre cruceros baratísimos es un robo.
—No estoy hablando de eso —replicó la mujer, con los ojos brillantes—. Es que ha pasado por fin.
—¿Qué ha pasado? —preguntó Joe, atónito.
—¡La lotería! —exclamó ella, sacando un billete del bolso—. Sabía que algún día tendría suerte y por fin, la he tenido. Cinco números de seis. ¡Diez mil dólares!
María saltó del sofá y se puso a bailar por el sa¬lón.
A pesar de su mal humor, Joe soltó una carcaja¬da. La alegría de la mujer era contagiosa.
— Me alegro mucho por ti, de verdad —dijo, abrazándola.
—No es una fortuna, pero es una ayuda. Y cuando vuelva de mi viaje, un día te limpiaré la casa gratis.
—No tienes que hacer eso —dijo Joe, mientras la acompañaba a la puerta—. Te pago lo que vales. Bueno, en realidad, te pago mucho más —añadió, de broma.
María dejó de sonreír y lo miró muy seria.
—Esa chica es buena para ti, Joe. Las sombras han desaparecido de tus ojos. Ella y ese niño peque¬ño son tu billete de lotería.
Joe no se molestó en decirle que había sido un loco y había tirado su billete de lotería a la basura. Cuando María se despidió y Joe cerró la puerta, de nuevo el arrepentimiento se apoderó de él.
Imágenes de _________ y Nathaniel pasaban por su cabeza, llenándolo de un doloroso anhelo por lo que habría podido ser y no había sido.
¿Víctima o superviviente? Las palabras de ________ se repetían en su cabeza.
¿Estaría de luto toda su vida por lo que no había podido ser, en lugar de abrazar lo que podía ser su futuro? ¿Dejaría que sus recuerdos se interpusieran en el camino de la felicidad?
Su eterna tristeza tenía la comodidad de ser algo familiar, algo a lo que se había acostumbrado. Pero la tristeza que sentía en aquel momento al pensar en una vida sin ________ era… insoportable.
Él era el único que podía decidir cuál era su papel en la vida. Solo él podía controlar su futuro y tenía que decidir si quería permanecer solo con sus re¬cuerdos o construir un futuro con la mujer y el niño a los que amaba.
De repente, se sintió lleno de energía. Y de miedo a la vez. Porque empezó a temer haber recuperado el sentido común demasiado tarde.
Joe se movió tan rápido como pudo hacia la puerta.
—¡María! ¡María! —gritó, cuando salió al por¬che. La mujer estaba a punto de arrancar la furgoneta y lo miró, sorprendida—. Necesito que me hagas un favor.
Ella sonrió.
—Pues va a costarte.
Joe soltó una carcajada, sintiéndose más alegre y libre que nunca.
—Créeme, cueste lo que cueste valdrá la pena.
les prometo qe mañana (domingo) les subo el cap final en la tarde (hora mexico) de verdad mil disculpas por la tardansa y gracias por su apoyo las qiero
Durante cuatro días, Joe paseó por su casa como si fuera un prisionero. Su humor, peor que el de un oso al que hubieran despertado de su sueño invernal.
Estaba seguro de haber hecho lo mejor al dejar que ________ y Nathaniel salieran de su vida, pero no podía apartar el arrepentimiento de su cabeza. Y tampoco de su corazón.
Aunque la había empujado a marcharse, ella se¬guía en cada habitación de la casa. El sonido de su risa sonaba cada mañana mientras tomaba café. La visión de su expresivo rostro bailaba frente a su cara mientras hacía el almuerzo. Joe imaginaba que olía su perfume cada noche, dando vueltas en la cama.
Y no solo era el recuerdo de _________ el que lo perseguía. También el de Nathaniel. Los ojos azules del niño y su preciosa sonrisa se negaban a abando¬nar su memoria.
Cuando estaban vigilando a Samuel Jacobson y tuvo a Nathaniel en los brazos, había sentido una paz que no había sentido desde que Bobby desapareció de su vida.
En aquel momento, de pie en la terraza, con una taza de café en la mano, observaba el sol levantán¬dose en el horizonte sobre la playa. Incluso allí, bajo el sol, oliendo a mar, la sombra de __________ lo llenaba de una sensación de soledad que nunca antes ha¬bía experimentado.
Nunca podría recuperar los años perdidos con Bobby. Aunque Barbara Klein lo llamase al día si¬guiente para decir que habían encontrado a su hijo, los cinco años anteriores se habrían perdido para siempre.
Era curioso que Nate tuviera casi la misma edad que Bobby cuando Sherry se lo había llevado. Era casi como si el destino le estuviera dando una segun¬da oportunidad.
Y a ________. También era una segunda oportuni¬dad para ella en el amor.
_________ Criswell era la primera mujer que le ha¬bía importado de verdad. Sentía pasión por ella… sentía amor.
Mientras tomaba un sorbo de café, observó a una gaviota lanzarse de cabeza al agua para buscar su co¬mida y volar después hasta el cielo. Eso era lo que __________ había hecho por él. Lo había sacado de las profundidades de su infierno y lo había llevado arri¬ba, al cielo, hacia la esperanza.
Y eso lo había asustado de muerte. ¿Víctima o superviviente? La pregunta que ella le había hecho seguía dando vueltas en su cabeza.
Joe se volvió al escuchar el timbre. Unos segun¬dos después, apoyándose en una muleta, abrió la puerta. Era María.
—Hoy no es día de limpieza, ¿no? —preguntó, sorprendido.
—No, pero he venido a decirte que no puedo lim¬piar tu casa la semana que viene —dijo la mujer, pa¬sando a su lado con una sonrisa.
—¿Por qué no? —preguntó Joe, siguiéndola.
María se dejó caer en el sofá, con la gracia de una reina.
—Porque la próxima semana, mi marido y yo nos vamos al Caribe.
Él la miró, incrédulo.
—María, ya te he dicho muchas veces que esa propaganda que echan en los buzones sobre cruceros baratísimos es un robo.
—No estoy hablando de eso —replicó la mujer, con los ojos brillantes—. Es que ha pasado por fin.
—¿Qué ha pasado? —preguntó Joe, atónito.
—¡La lotería! —exclamó ella, sacando un billete del bolso—. Sabía que algún día tendría suerte y por fin, la he tenido. Cinco números de seis. ¡Diez mil dólares!
María saltó del sofá y se puso a bailar por el sa¬lón.
A pesar de su mal humor, Joe soltó una carcaja¬da. La alegría de la mujer era contagiosa.
— Me alegro mucho por ti, de verdad —dijo, abrazándola.
—No es una fortuna, pero es una ayuda. Y cuando vuelva de mi viaje, un día te limpiaré la casa gratis.
—No tienes que hacer eso —dijo Joe, mientras la acompañaba a la puerta—. Te pago lo que vales. Bueno, en realidad, te pago mucho más —añadió, de broma.
María dejó de sonreír y lo miró muy seria.
—Esa chica es buena para ti, Joe. Las sombras han desaparecido de tus ojos. Ella y ese niño peque¬ño son tu billete de lotería.
Joe no se molestó en decirle que había sido un loco y había tirado su billete de lotería a la basura. Cuando María se despidió y Joe cerró la puerta, de nuevo el arrepentimiento se apoderó de él.
Imágenes de _________ y Nathaniel pasaban por su cabeza, llenándolo de un doloroso anhelo por lo que habría podido ser y no había sido.
¿Víctima o superviviente? Las palabras de ________ se repetían en su cabeza.
¿Estaría de luto toda su vida por lo que no había podido ser, en lugar de abrazar lo que podía ser su futuro? ¿Dejaría que sus recuerdos se interpusieran en el camino de la felicidad?
Su eterna tristeza tenía la comodidad de ser algo familiar, algo a lo que se había acostumbrado. Pero la tristeza que sentía en aquel momento al pensar en una vida sin ________ era… insoportable.
Él era el único que podía decidir cuál era su papel en la vida. Solo él podía controlar su futuro y tenía que decidir si quería permanecer solo con sus re¬cuerdos o construir un futuro con la mujer y el niño a los que amaba.
De repente, se sintió lleno de energía. Y de miedo a la vez. Porque empezó a temer haber recuperado el sentido común demasiado tarde.
Joe se movió tan rápido como pudo hacia la puerta.
—¡María! ¡María! —gritó, cuando salió al por¬che. La mujer estaba a punto de arrancar la furgoneta y lo miró, sorprendida—. Necesito que me hagas un favor.
Ella sonrió.
—Pues va a costarte.
Joe soltó una carcajada, sintiéndose más alegre y libre que nunca.
—Créeme, cueste lo que cueste valdrá la pena.
les prometo qe mañana (domingo) les subo el cap final en la tarde (hora mexico) de verdad mil disculpas por la tardansa y gracias por su apoyo las qiero
Nani Jonas
Re: "Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhh la va a ir a buscar!!
Va a ir por ella!!
Que suerte qe nunca es demaciado tarde!!!
Pero estoy MUUUUUY feliz!!
Por fin se dio cuenta de todooo!!
Mori con el capitulo eserio...
Y emmm no lo subas taaaan tarde xdd quiero ser la primera en comentar 8) wasjaksjaka xdd
YAYAYAYA Siguelaaaa pleasee!!
Va a ir por ella!!
Que suerte qe nunca es demaciado tarde!!!
Pero estoy MUUUUUY feliz!!
Por fin se dio cuenta de todooo!!
Mori con el capitulo eserio...
Y emmm no lo subas taaaan tarde xdd quiero ser la primera en comentar 8) wasjaksjaka xdd
YAYAYAYA Siguelaaaa pleasee!!
CrazyxJonas
Re: "Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
:O!! ya see va a acabar?:C
perooo bueno es un novela hermosaa!
sabiia que JOe ibaa a ir por la Rayiz!
jejejeej
yo estareee esperando el ultimpo capiii
:B
jejee
perooo bueno es un novela hermosaa!
sabiia que JOe ibaa a ir por la Rayiz!
jejejeej
yo estareee esperando el ultimpo capiii
:B
jejee
AleMoralesT3
Re: "Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
Chicas vine mas temprano a dejarles cap espero les guste muchas gracias por su
apoyo y comentarios ademas de esperarme cuando no podia subir son las mejores
las qiero
Capitulo 27
—El señor Johnson, de la habitación doscientos cuarenta y uno quiere que vayas a verlo —le dijo Roberta Stamm—. ¿Te importaría ir a echarle un vistazo? Sé que estabas a punto de irte a casa, pero…
—Claro que no —la interrumpió ________, salien¬do al pasillo.
Era su primer día de trabajo. Su abuela había in¬tentado convencerla de que se quedara en casa aque¬lla semana para disfrutar de sus vacaciones, pero ella había querido volver al trabajo inmediatamente tras su regreso de Masón Bridge.
Necesitaba tener alrededor gente realmente enfer¬ma, gente que necesitara consuelo para no pensar en su corazón roto. Necesitaba hacer cosas para no pen¬sar en Joe Jonas.
Y aquel día no había parado. Desgraciadamente, _________ había descubierto que, hiciera lo que hicie¬ra, por mucho que se concentrara en una tarea, no podía dejar de pensar en él.
Cuando entró en la doscientos cuarenta y uno, sonrió al hombre de cabello gris que estaba tumbado en la cama.
—Hola, señor Johnson. La enfermera Stamm me ha dicho que quería verme.
—Preferiría ver las cuatro paredes de mi casa — replicó el hombre, con sequedad.
—No tardará mucho en irse a casa —lo tranquili¬zó __________. El señor Johnson había sufrido una neu¬monía, pero estaba a punto de ser dado de alta—. ¿Qué puedo hacer por usted?
—Esta mañana, me colocó las almohadas muy bien y me gustaría que volviera a hacerlo.
—Eso no es difícil —sonrió ________, tomando una de las almohadas y colocándola a gusto del pa¬ciente. Después, hizo lo mismo con la otra—. ¿Aho¬ra está mejor?
El señor Johnson se echó hacia atrás y cerró los ojos.
—Mucho mejor —contestó, con una sonrisa tímida.
—Ahora tengo que irme a casa, pero Polly Man—son está de guardia y a ella se le da muy bien colocar almohadas.
El hombre asintió.
—Que pase una buena noche. Ojalá yo estuviera en mi casa.
_________ sonrió de nuevo.
—Estará de vuelta en casa antes de que se dé cuenta, ya verá.
Después de despedirse, salió de la habitación y volvió a la sala de enfermeras para buscar su bolso.
Temía la noche que se avecinaba porque Nathaniel estaba muy inquieto desde que volvieron de Ma¬són Bridge. Era absurdo pensarlo, pero parecía echar de menos a Joe tanto como ella.
—________ Criswell a la unidad de urgencias.
_________ se quedó inmóvil. Por un momento, la voz que salía por el megáfono le había parecido la voz de… de Joe Jonas. Pero eso era imposible.
Joe estaba en Florida. Joe la había echado de su vida.
Mientras pulsaba el botón del ascensor para bajar a urgencias, se preguntaba si le pedirían que hiciera una guardia aquella noche. Aunque no era normal que la avisaran cuando estaba a punto de marcharse a casa. Y aquella noche no podría quedarse porque tenía que ir a buscar a Nathaniel a la guardería.
Desde que volvió de Florida, estaba muy cansada y sabía bien que era un cansancio nacido de la de¬presión. Echaba de menos a Joe.
Tiempo, se recordó a sí misma. Solo el tiempo cura lo que está roto.
__________ escuchó sonido de voces airadas antes de entrar en la sala de urgencias.
—Señor, no puede usar el megáfono —estaba di¬ciendo Nancy Noland, una de las enfermeras.
—Es un asunto de vida o muerte. No sea tan mo¬jigata y déjeme usar el micrófono otra vez.
_________ se quedó inmóvil al otro lado de la puer¬ta. Joe. Nadie más tenía aquel tono exasperado. Na¬die más podía ser tan gruñón.
¿Qué estaba haciendo allí? ¿Para qué había ido al hospital?
No tenía ni idea. Pero estaba a punto de averi¬guarlo.
Temblando, empujó la puerta. Y allí estaba, en la sala de enfermeras. Joe. Con la pierna y los dedos de la mano escayolados y la misma expresión hosca de siempre.
—Solo déjeme llamar otra vez.
Nancy negó con la cabeza.
—¿Por qué no se sienta un poco y se tranquiliza?
—No puedo tranquilizarme —contestó él.
—¿Joe? —lo llamó _________. No sabía quién se alegraba más de verla, Nancy o él.
—¡Ah, por fin, gracias a Dios!
Joe dio un paso hacia ella.
—¿Qué… qué estás haciendo aquí? —preguntó ________, haciendo un esfuerzo para no echarse en sus brazos.
—¿Tienes idea de cuántos hospitales hay en Kansas?
—Pues no —contestó ella, atónita.
—Muchos. Llevo dos días buscándote.
—¿Cómo has llegado aquí?
—María me llevó al aeropuerto y desde que lle¬gué a Kansas he estado sacando de quicio a los ta¬xistas intentando encontrarte —contestó él.
—¿Y para qué querías encontrarme?
_________ no quería tener esperanzas. Quizá él ha¬bía tenido que ir a Kansas para resolver un caso y había aprovechado para saludarla.
Joe miró a las enfermeras, todas muy interesa¬das en la conversación, y tomando a _________ del bra¬zo, la llevó hasta la puerta.
—Cuando te fuiste, te llevaste algo mío.
Ella lo miró, incrédula. ¿Creía que le había roba¬do algo? Era increíble.
—¿Y qué crees que me he llevado? ¿Una maleta llena de cajas de pizza vacías?
Joe levantó las cejas, sorprendido. Y entonces soltó una carcajada. La risa del hombre la envolvió como un abrazo.
—Estoy llevando esto fatal —sonrió, tomando su mano—. _________, yo quería que fueras uno de esos barcos que pasan en la noche, que pasaras por mi vida sin hacer olas.
—Lo sé —murmuró ella.
—Pero has hecho olas. Muchas, _________. Y cuan¬do te fuiste, te llevaste mi incredulidad, mi cinismo y… mi corazón.
Por primera vez, _________ se permitió un pequeño rayo de esperanza.
—¿Víctima o superviviente? Eso es lo que tú me preguntaste la última noche. He sido una víctima du¬rante cinco años, pero ya no lo soy. De algún modo, me he convertido en un superviviente que ha pasado por el infierno y ha salido de él creyendo que la feli¬cidad es posible, que el amor es posible… que lo nuestro es posible.
Joe había tenido que gritar la última frase para hacerse oír a causa del ruido de una ambulancia que llegaba a la entrada de urgencias.
—¿Lo nuestro? —repitió ella. ¿Lo había oído bien?
Dejaron de hablar cuando los enfermeros sacaron a una mujer de pelo gris en una camilla.
—Le dije que solo eran gases, que no era el cora¬zón, pero él no me quiso escuchar —estaba protes¬tando la mujer—. Nunca me escucha.
Joe se volvió hacia _________.
—Cásate conmigo.
Ella lo miró, atónita.
—¿Cómo?
Se preguntaba si el ruido de la sirena había destrozado sus tímpanos. Podría jurar que Joe acababa de pedirle que se casara con él.
La anciana los miró entonces.
—Si lo quieres, cásate con él. La vida es corta y antes de que te des cuenta, estarás en el hospital por comer algo picante.
_________ se volvió para mirar a Joe de nuevo. Pero él no le dio oportunidad de decir una palabra. La abrazó con fuerza y enterró la cara en su pelo du¬rante unos segundos.
—Supe que serías un problema desde que te vi en la playa —dijo con voz ronca—. Esos rizos tuyos brillaban bajo el sol y verte con ese biquini azul me hizo olvidar el dolor durante unos segundos. Te amo, _________. Te deseo… te necesito en mi vida. Cásate conmigo. Por favor, ¿quieres decir que sí?
Estaba desnudo frente a ella y _________ veía una gran vulnerabilidad en sus ojos azules.
La esperanza que no había querido sentir por mie¬do a que fuera falsa, afloraba dentro de ella. Las pala¬bras de Joe corrían por sus venas como el alcohol, haciendo latir su corazón con fuerza. Aun así, vaciló.
—Antes de contestar, tengo que saber algo, Joe.
Temblaba ante la importancia de la pregunta. Aunque lo amaba, sacrificaría su amor si la respues¬ta no era la que esperaba.
—Tengo que saber si podrías querer a Nathaniel, si lo querrías por él mismo, no porque es un niño que reemplaza a Bobby —dijo después, con lágri¬mas en los ojos —. Nathaniel no puede ser el hijo que perdiste, Joe. Sería una carga demasiado gran¬de para él.
Joe sonrió, una sonrisa tierna que la tranquilizó un poco.
—Tengo que ser sincero contigo, __________ —dijo, acariciando su cara—. Siempre habrá un sitio en mi corazón que le pertenece solo a Bobby. Pero tengo un corazón grande y en él hay sitio suficiente para un pequeño «Terminator». Quiero a Nate y te amo a ti.
Por un momento, ________ no pudo decir nada. Lágrimas de alegría llenaban sus ojos y enredó los brazos alrededor del cuello del hombre, llorando y riendo al mismo tiempo.
—¡Eh! —los llamó la mujer del pelo gris desde el pasillo—. ¿Vas a casarte con él o no?
Joe apretó a ________ entre sus brazos, como si tuviera miedo de su respuesta. Ella miró sus ojos… los ojos del hombre que amaba, los preciosos ojos del hombre que había estado siempre en sus sueños.
—Sí —contestó—. Voy a casarme con él. Antes de que pudiera decir otra palabra, Joe se¬lló aquella frase con un beso.
Un beso lleno de intensa, casi desesperada pa¬sión, de amor y todas sus interminables posibilida¬des y sueños. Aquel beso la llenaba de calor, como si se hubiera tragado el sol. Y supo entonces que aquel era el hombre de su vida.
Cuando Joe se apartó, la anciana había desapa¬recido en la consulta de urgencias.
—Cariño…
—Sigo sin poder creer que tú has resultado ser mi príncipe azul.
Él sonrió, con los ojos llenos de amor.
—Ahora ya no importa, ¿no crees? Lo único im¬portante es que soy el hombre de tu vida y tú la mujer de la mía. Y que vamos a vivir juntos para siempre.
—Para siempre.
De nuevo, volvieron a besarse.
—Y hablando de «Terminator», ¿dónde está?
—En la guardería —contestó ________, mirando su reloj —. Tengo que ir a buscarlo ahora mismo.
—Pues vamos —dijo Joe. Se dirigieron al apar¬camiento de la mano. Él seguía utilizando una mule¬ta, pero parecía defenderse mejor—. Pensarás que estoy loco, pero sigo pensando que aquella mañana, en la playa… no me tropecé con Nate. Yo creo que se puso en mi camino a propósito.
—Si eso es cierto, deberíamos darle las gracias —rió ella—. Si no te hubiera hecho tropezar, ahora solo serías un hombre que pasó corriendo por la playa.
Joe se inclinó para besar su cuello.
—Es verdad. Recuérdame que le compre un buen regalo de cumpleaños.
_________ sintió un escalofrío de placer.
—Yo creo que el mejor regalo eres tú.
Él la miró, emocionado.
—Te amo, _________. Y merece la pena haberme roto una pierna por ti. Y ahora, vamos a buscar a nuestro hijo.
_________ salió del aparcamiento del hospital y se dirigió hacia… la felicidad eterna.
Nathaniel estaba deprimido. Llevaba deprimido desde que volvió de Florida, pero aquel era el peor día de todos porque había tenido que enfrentarse con las fastidiosas Claire y Julie en la guardería.
Llevaban todo el día tomándole el pelo porque había vuelto de la playa sin un papá, como les había prometido. Nathaniel había pasado casi todo el día en una esquina, jugando solo e intentando no prestar atención a sus torturadoras.
No lo entendía. Había hecho todo lo posible para que Joe fuera su papá. Sabía que a su madre le gus¬taba Joe y pensaba que a él también le gustaba ella. No entendía cómo los adultos podían estropearlo todo de esa forma.
Aquella noche, su mamá estaría tan triste como lo estaba todos los días desde que volvieron de la playa. Ella intentaba disimular, pero Nathaniel sabía que estaba triste. Echaba de manos a Papá Joe y él también.
Mientras ponía un bloque rojo encima de otro azul, Nathaniel se preguntaba si tendría tiempo de construir un edificio antes de que su madre fuera a buscarlo.
—Hola, Nate.
La voz le resultaba familiar. Nathaniel levantó los ojos y vio a Papá Joe con su madre, en la puerta.
Inmediatamente, se puso de pie, con expresión de felicidad… una felicidad más grande que un pirulí, más grande que un camión rojo con las ruedas brillantes.
—¿Papá?
Cuando dio un paso hacia Joe y vio la cara de felicidad de su madre, entendió que su sueño se ha¬bía hecho realidad. Joe abrió los brazos y Nathaniel corrió hacia él.
De repente, estaba en los fuertes brazos de Papá Joe, que lo levantaba hacia el cielo.
—¡Papá! —gritó el niño, feliz.
—Eso es, cariño. Voy a ser tu papá para siempre.
Nathaniel enredó los bracitos alrededor de su cuello, pensando en todas las cosas maravillosas que iban a compartir. Papá Joe le pasó una mano a su mamá por encima del hombro.
—Vámonos. Tenemos que planear el futuro.
Nathaniel miró por encima de su hombro a Julie y Claire, que lo observaban, atónitas.
El niño sonrió y les dijo adiós con la manita mientras salía con su papá de la guardería.
apoyo y comentarios ademas de esperarme cuando no podia subir son las mejores
las qiero
Capitulo 27
—El señor Johnson, de la habitación doscientos cuarenta y uno quiere que vayas a verlo —le dijo Roberta Stamm—. ¿Te importaría ir a echarle un vistazo? Sé que estabas a punto de irte a casa, pero…
—Claro que no —la interrumpió ________, salien¬do al pasillo.
Era su primer día de trabajo. Su abuela había in¬tentado convencerla de que se quedara en casa aque¬lla semana para disfrutar de sus vacaciones, pero ella había querido volver al trabajo inmediatamente tras su regreso de Masón Bridge.
Necesitaba tener alrededor gente realmente enfer¬ma, gente que necesitara consuelo para no pensar en su corazón roto. Necesitaba hacer cosas para no pen¬sar en Joe Jonas.
Y aquel día no había parado. Desgraciadamente, _________ había descubierto que, hiciera lo que hicie¬ra, por mucho que se concentrara en una tarea, no podía dejar de pensar en él.
Cuando entró en la doscientos cuarenta y uno, sonrió al hombre de cabello gris que estaba tumbado en la cama.
—Hola, señor Johnson. La enfermera Stamm me ha dicho que quería verme.
—Preferiría ver las cuatro paredes de mi casa — replicó el hombre, con sequedad.
—No tardará mucho en irse a casa —lo tranquili¬zó __________. El señor Johnson había sufrido una neu¬monía, pero estaba a punto de ser dado de alta—. ¿Qué puedo hacer por usted?
—Esta mañana, me colocó las almohadas muy bien y me gustaría que volviera a hacerlo.
—Eso no es difícil —sonrió ________, tomando una de las almohadas y colocándola a gusto del pa¬ciente. Después, hizo lo mismo con la otra—. ¿Aho¬ra está mejor?
El señor Johnson se echó hacia atrás y cerró los ojos.
—Mucho mejor —contestó, con una sonrisa tímida.
—Ahora tengo que irme a casa, pero Polly Man—son está de guardia y a ella se le da muy bien colocar almohadas.
El hombre asintió.
—Que pase una buena noche. Ojalá yo estuviera en mi casa.
_________ sonrió de nuevo.
—Estará de vuelta en casa antes de que se dé cuenta, ya verá.
Después de despedirse, salió de la habitación y volvió a la sala de enfermeras para buscar su bolso.
Temía la noche que se avecinaba porque Nathaniel estaba muy inquieto desde que volvieron de Ma¬són Bridge. Era absurdo pensarlo, pero parecía echar de menos a Joe tanto como ella.
—________ Criswell a la unidad de urgencias.
_________ se quedó inmóvil. Por un momento, la voz que salía por el megáfono le había parecido la voz de… de Joe Jonas. Pero eso era imposible.
Joe estaba en Florida. Joe la había echado de su vida.
Mientras pulsaba el botón del ascensor para bajar a urgencias, se preguntaba si le pedirían que hiciera una guardia aquella noche. Aunque no era normal que la avisaran cuando estaba a punto de marcharse a casa. Y aquella noche no podría quedarse porque tenía que ir a buscar a Nathaniel a la guardería.
Desde que volvió de Florida, estaba muy cansada y sabía bien que era un cansancio nacido de la de¬presión. Echaba de menos a Joe.
Tiempo, se recordó a sí misma. Solo el tiempo cura lo que está roto.
__________ escuchó sonido de voces airadas antes de entrar en la sala de urgencias.
—Señor, no puede usar el megáfono —estaba di¬ciendo Nancy Noland, una de las enfermeras.
—Es un asunto de vida o muerte. No sea tan mo¬jigata y déjeme usar el micrófono otra vez.
_________ se quedó inmóvil al otro lado de la puer¬ta. Joe. Nadie más tenía aquel tono exasperado. Na¬die más podía ser tan gruñón.
¿Qué estaba haciendo allí? ¿Para qué había ido al hospital?
No tenía ni idea. Pero estaba a punto de averi¬guarlo.
Temblando, empujó la puerta. Y allí estaba, en la sala de enfermeras. Joe. Con la pierna y los dedos de la mano escayolados y la misma expresión hosca de siempre.
—Solo déjeme llamar otra vez.
Nancy negó con la cabeza.
—¿Por qué no se sienta un poco y se tranquiliza?
—No puedo tranquilizarme —contestó él.
—¿Joe? —lo llamó _________. No sabía quién se alegraba más de verla, Nancy o él.
—¡Ah, por fin, gracias a Dios!
Joe dio un paso hacia ella.
—¿Qué… qué estás haciendo aquí? —preguntó ________, haciendo un esfuerzo para no echarse en sus brazos.
—¿Tienes idea de cuántos hospitales hay en Kansas?
—Pues no —contestó ella, atónita.
—Muchos. Llevo dos días buscándote.
—¿Cómo has llegado aquí?
—María me llevó al aeropuerto y desde que lle¬gué a Kansas he estado sacando de quicio a los ta¬xistas intentando encontrarte —contestó él.
—¿Y para qué querías encontrarme?
_________ no quería tener esperanzas. Quizá él ha¬bía tenido que ir a Kansas para resolver un caso y había aprovechado para saludarla.
Joe miró a las enfermeras, todas muy interesa¬das en la conversación, y tomando a _________ del bra¬zo, la llevó hasta la puerta.
—Cuando te fuiste, te llevaste algo mío.
Ella lo miró, incrédula. ¿Creía que le había roba¬do algo? Era increíble.
—¿Y qué crees que me he llevado? ¿Una maleta llena de cajas de pizza vacías?
Joe levantó las cejas, sorprendido. Y entonces soltó una carcajada. La risa del hombre la envolvió como un abrazo.
—Estoy llevando esto fatal —sonrió, tomando su mano—. _________, yo quería que fueras uno de esos barcos que pasan en la noche, que pasaras por mi vida sin hacer olas.
—Lo sé —murmuró ella.
—Pero has hecho olas. Muchas, _________. Y cuan¬do te fuiste, te llevaste mi incredulidad, mi cinismo y… mi corazón.
Por primera vez, _________ se permitió un pequeño rayo de esperanza.
—¿Víctima o superviviente? Eso es lo que tú me preguntaste la última noche. He sido una víctima du¬rante cinco años, pero ya no lo soy. De algún modo, me he convertido en un superviviente que ha pasado por el infierno y ha salido de él creyendo que la feli¬cidad es posible, que el amor es posible… que lo nuestro es posible.
Joe había tenido que gritar la última frase para hacerse oír a causa del ruido de una ambulancia que llegaba a la entrada de urgencias.
—¿Lo nuestro? —repitió ella. ¿Lo había oído bien?
Dejaron de hablar cuando los enfermeros sacaron a una mujer de pelo gris en una camilla.
—Le dije que solo eran gases, que no era el cora¬zón, pero él no me quiso escuchar —estaba protes¬tando la mujer—. Nunca me escucha.
Joe se volvió hacia _________.
—Cásate conmigo.
Ella lo miró, atónita.
—¿Cómo?
Se preguntaba si el ruido de la sirena había destrozado sus tímpanos. Podría jurar que Joe acababa de pedirle que se casara con él.
La anciana los miró entonces.
—Si lo quieres, cásate con él. La vida es corta y antes de que te des cuenta, estarás en el hospital por comer algo picante.
_________ se volvió para mirar a Joe de nuevo. Pero él no le dio oportunidad de decir una palabra. La abrazó con fuerza y enterró la cara en su pelo du¬rante unos segundos.
—Supe que serías un problema desde que te vi en la playa —dijo con voz ronca—. Esos rizos tuyos brillaban bajo el sol y verte con ese biquini azul me hizo olvidar el dolor durante unos segundos. Te amo, _________. Te deseo… te necesito en mi vida. Cásate conmigo. Por favor, ¿quieres decir que sí?
Estaba desnudo frente a ella y _________ veía una gran vulnerabilidad en sus ojos azules.
La esperanza que no había querido sentir por mie¬do a que fuera falsa, afloraba dentro de ella. Las pala¬bras de Joe corrían por sus venas como el alcohol, haciendo latir su corazón con fuerza. Aun así, vaciló.
—Antes de contestar, tengo que saber algo, Joe.
Temblaba ante la importancia de la pregunta. Aunque lo amaba, sacrificaría su amor si la respues¬ta no era la que esperaba.
—Tengo que saber si podrías querer a Nathaniel, si lo querrías por él mismo, no porque es un niño que reemplaza a Bobby —dijo después, con lágri¬mas en los ojos —. Nathaniel no puede ser el hijo que perdiste, Joe. Sería una carga demasiado gran¬de para él.
Joe sonrió, una sonrisa tierna que la tranquilizó un poco.
—Tengo que ser sincero contigo, __________ —dijo, acariciando su cara—. Siempre habrá un sitio en mi corazón que le pertenece solo a Bobby. Pero tengo un corazón grande y en él hay sitio suficiente para un pequeño «Terminator». Quiero a Nate y te amo a ti.
Por un momento, ________ no pudo decir nada. Lágrimas de alegría llenaban sus ojos y enredó los brazos alrededor del cuello del hombre, llorando y riendo al mismo tiempo.
—¡Eh! —los llamó la mujer del pelo gris desde el pasillo—. ¿Vas a casarte con él o no?
Joe apretó a ________ entre sus brazos, como si tuviera miedo de su respuesta. Ella miró sus ojos… los ojos del hombre que amaba, los preciosos ojos del hombre que había estado siempre en sus sueños.
—Sí —contestó—. Voy a casarme con él. Antes de que pudiera decir otra palabra, Joe se¬lló aquella frase con un beso.
Un beso lleno de intensa, casi desesperada pa¬sión, de amor y todas sus interminables posibilida¬des y sueños. Aquel beso la llenaba de calor, como si se hubiera tragado el sol. Y supo entonces que aquel era el hombre de su vida.
Cuando Joe se apartó, la anciana había desapa¬recido en la consulta de urgencias.
—Cariño…
—Sigo sin poder creer que tú has resultado ser mi príncipe azul.
Él sonrió, con los ojos llenos de amor.
—Ahora ya no importa, ¿no crees? Lo único im¬portante es que soy el hombre de tu vida y tú la mujer de la mía. Y que vamos a vivir juntos para siempre.
—Para siempre.
De nuevo, volvieron a besarse.
—Y hablando de «Terminator», ¿dónde está?
—En la guardería —contestó ________, mirando su reloj —. Tengo que ir a buscarlo ahora mismo.
—Pues vamos —dijo Joe. Se dirigieron al apar¬camiento de la mano. Él seguía utilizando una mule¬ta, pero parecía defenderse mejor—. Pensarás que estoy loco, pero sigo pensando que aquella mañana, en la playa… no me tropecé con Nate. Yo creo que se puso en mi camino a propósito.
—Si eso es cierto, deberíamos darle las gracias —rió ella—. Si no te hubiera hecho tropezar, ahora solo serías un hombre que pasó corriendo por la playa.
Joe se inclinó para besar su cuello.
—Es verdad. Recuérdame que le compre un buen regalo de cumpleaños.
_________ sintió un escalofrío de placer.
—Yo creo que el mejor regalo eres tú.
Él la miró, emocionado.
—Te amo, _________. Y merece la pena haberme roto una pierna por ti. Y ahora, vamos a buscar a nuestro hijo.
_________ salió del aparcamiento del hospital y se dirigió hacia… la felicidad eterna.
Nathaniel estaba deprimido. Llevaba deprimido desde que volvió de Florida, pero aquel era el peor día de todos porque había tenido que enfrentarse con las fastidiosas Claire y Julie en la guardería.
Llevaban todo el día tomándole el pelo porque había vuelto de la playa sin un papá, como les había prometido. Nathaniel había pasado casi todo el día en una esquina, jugando solo e intentando no prestar atención a sus torturadoras.
No lo entendía. Había hecho todo lo posible para que Joe fuera su papá. Sabía que a su madre le gus¬taba Joe y pensaba que a él también le gustaba ella. No entendía cómo los adultos podían estropearlo todo de esa forma.
Aquella noche, su mamá estaría tan triste como lo estaba todos los días desde que volvieron de la playa. Ella intentaba disimular, pero Nathaniel sabía que estaba triste. Echaba de manos a Papá Joe y él también.
Mientras ponía un bloque rojo encima de otro azul, Nathaniel se preguntaba si tendría tiempo de construir un edificio antes de que su madre fuera a buscarlo.
—Hola, Nate.
La voz le resultaba familiar. Nathaniel levantó los ojos y vio a Papá Joe con su madre, en la puerta.
Inmediatamente, se puso de pie, con expresión de felicidad… una felicidad más grande que un pirulí, más grande que un camión rojo con las ruedas brillantes.
—¿Papá?
Cuando dio un paso hacia Joe y vio la cara de felicidad de su madre, entendió que su sueño se ha¬bía hecho realidad. Joe abrió los brazos y Nathaniel corrió hacia él.
De repente, estaba en los fuertes brazos de Papá Joe, que lo levantaba hacia el cielo.
—¡Papá! —gritó el niño, feliz.
—Eso es, cariño. Voy a ser tu papá para siempre.
Nathaniel enredó los bracitos alrededor de su cuello, pensando en todas las cosas maravillosas que iban a compartir. Papá Joe le pasó una mano a su mamá por encima del hombro.
—Vámonos. Tenemos que planear el futuro.
Nathaniel miró por encima de su hombro a Julie y Claire, que lo observaban, atónitas.
El niño sonrió y les dijo adiós con la manita mientras salía con su papá de la guardería.
Nani Jonas
Re: "Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
Epílogo
—¿Seguro que estoy bien? —preguntó Joe.
—Cariño, por enésima vez, estás estupendo —sonrió _________, dando un golpecito en la si¬lla—. Siéntate. La señora Klein dijo que tendríamos que esperar unos minutos.
Joe se sentó, intentando controlar los latidos de su corazón. Estaban en Miami, donde unos minutos después vería a su hijo Bobby por primera vez en muchos años.
Habían tardado tres meses en encontrarlo y solu¬cionar todos los problemas burocráticos, pero por fin había llegado el día que Joe pensó no llegaría nun¬ca.
—¿Y si no le gusto?
_________ sonrió, tomando su mano.
—Le vas a encantar, como a mí. Como a Nathaniel.
Joe apretó su mano y cerró los ojos, sobrecogido de emoción.
_________ y él se habían casado un mes antes y se habían instalado en Masón Bridge. Ella trabajaba en la consulta del doctor Edmund Hall y Joe había vuelto al cuerpo de policía. Cada día era un regalo, cada día su amor por __________ y Nathaniel crecía un poco más.
Joe miró entonces a Nate, que estaba jugando en una esquina de la habitación. Nate era un regalo del destino y el lazo que había entre ellos era cada día más fuerte.
Demasiado nervioso como para permanecer sen¬tado, Joe empezó a pasear por la habitación. ¿Y si Sherry, antes de morir, le había dicho al niño que su padre era un canalla? ¿Y si Bobby no quería saber nada de él?
Lo único que deseaba era una oportunidad para querer a su hijo, una oportunidad de ser un buen pa¬dre. Esperaba… rezaba para no haber llegado hasta allí y llevarse la mayor desilusión de su vida.
La puerta se abrió en ese momento. Barbara Klein entró y, tras ella, un chico de pelo oscuro y ojos marrones. El corazón de Joe se paró durante una décima de segundo al ver a su hijo.
—Bobby, este es el hombre del que te he hablado —dijo Barbara—. Es Joe Jonas.
—Hola.
Bobby le ofreció una tímida sonrisa y Joe tuvo que resistir el impulso de tomar a su hijo en brazos y apretarlo tan fuerte que nada ni nadie pudiera volver a separarlos nunca.
—Hola —dijo Joe, luchando contra una emo¬ción tan intensa que amenazaba con ahogarlo.
—Voy por una taza de café —dijo Barbara enton¬ces.
—¿Le importa si Nathaniel y yo vamos con us¬ted? —preguntó _________. Joe la miró, asustado, pero ella sonrió—. Necesitas estar a solas con tu hijo.
Joe sabía que era verdad y la quiso aún más por saber lo que necesitaba y permitirle estar a solas con el hijo que había amado… y perdido.
Un momento después, ________, Barbara y Nate se habían marchado, dejándolo solo con Bobby.
—¿Quieres sentarte? —preguntó, señalando una silla.
—Vale —dijo el niño.
—¿La señora Klein te ha dicho quien soy?
Bobby asintió.
—Dice que eres mi padre biológico.
«Padre biológico». Aquello sonaba tan imperso¬nal, tan frío.
—Sí, soy tu padre biológico y he estado buscán¬dote, rezando para encontrarte durante los últimos cinco años.
—¿Ah, sí?
Bobby lo miró y en los ojos del niño, Joe vio confusión y recelo.
—Claro que sí —contestó Joe—. Durante todos estos años, ha habido una habitación para ti en mi casa. Cada año, te compraba un regalo el día de tu cumpleaños. Y en Navidad también. Te compraba algo que pensaba que te gustaría.
—¿Dónde vives?
—En un pueblo pequeño, a unas cuatro horas de aquí. Se llama Masón Bridge. Mi casa está en la pla¬ya y cuando eras pequeño, te sentaba en mis rodillas y el sonido de las olas te hacía dormir.
Bobby frunció el ceño, pensativo.
—Me parece que recuerdo eso.
Joe hubiera deseado rodearlo con sus brazos para sentir su calor. Pero también sabía que tardaría tiempo en conseguir la confianza de su hijo. Y que tendría que ganarse su cariño.
—La mujer que estaba aquí contigo… ¿es tu mu¬jer?
— Sí. Y tiene un hijo de dos años que se llama Nate.
Bobby pensó un momento.
—¿Y vamos a vivir todos en la misma casa?
—Sí —contestó Joe—. Bobby, sé que todo esto debe ser abrumador para ti, pero te diré una cosa. Te quiero mucho. Te he querido desde el día que naciste y si nos das una oportunidad, creo que seremos feli¬ces juntos. ¿Quieres darnos una oportunidad?
Joe contuvo el aliento, temiendo los días, meses, años perdidos. ¿Sería demasiado tarde? Sabía que para un niño, un día podía ser como toda una vida. ¿Habrían pasado demasiadas vidas para Bobby?
El niño lo miró y detrás de las dudas, detrás de la confusión, Joe vio un brillo de anhelo y en ese an¬helo vio esperanza.
Tiempo y cariño.
Joe sabía que esos eran los ingredientes que bo¬rrarían el recelo y las dudas de sus ojos, el escudo que Bobby había levantado para protegerse. Tiempo y cariño. Y Joe tenía mucho de las dos cosas.
—¿Qué dices? ¿Nos darás una oportunidad? — volvió a preguntar, ofreciendo su mano.
Bobby se quedó pensando un momento y después estrechó la mano que le ofrecía.
—Vale.
El mundo había dejado de girar y Joe sintió que volvía a hacerlo cuando su hijo pronunció aquella palabra.
Un minuto después, Bobby y él salían de la habi¬tación. _________ se puso de pie, preocupada. Joe no la había amado nunca tanto como en ese momento.
Ella era la guardiana de sus sueños, de su corazón, de su alma. Cuando él sonrió, la expresión preocupa¬da desapareció de su rostro.
—Bobby quiere que nos vayamos a casa.
Los ojos de _________ se llenaron de lágrimas.
—Eso es maravilloso.
En ese momento, Nate se acercó a Bobby y se abrazó a sus piernecitas.
—¡Bubi! —exclamó.
—Me parece que a Nathaniel le gusta tener un hermano mayor —dijo _________.
Nate empezó a dar palmaditas, encantado porque su madre había entendido el mensaje. ¡Un hermano mayor! Era lo mejor que le había pasado nunca, ade¬más de tener a Papá Joe.
Mientras los cuatro se dirigían al coche, Nate le dio la mano a Bobby con la más encantadora de sus sonrisas. Se daba cuenta de que su hermano estaba un poco nervioso y le hubiera gustado poder decirle que todo iba a salir bien. Pero como no conocía las palabras de los adultos, hizo lo que se le daba mejor, sonreír.
Bobby sonrió también, tímidamente, pero era su¬ficiente. Nate supo que no tardaría mucho tiempo en darse cuenta de que Papá Joe era el mejor papá del mundo y su mamá, la mejor mamá del mundo. Y Nate pensaba ser el mejor hermano pequeño que Bobby hubiera podido desear.
Nate soltó una carcajada infantil. Sí, la vida era estupenda. No solo había conseguido un padre, sino algo mucho mejor. Una familia.
Fin.
aqi les dejo el link de la nueva nove por si gustan pasarse
https://onlywn.activoforo.com/t8570-desnuda-en-sus-brazos-joe-y-tu
—¿Seguro que estoy bien? —preguntó Joe.
—Cariño, por enésima vez, estás estupendo —sonrió _________, dando un golpecito en la si¬lla—. Siéntate. La señora Klein dijo que tendríamos que esperar unos minutos.
Joe se sentó, intentando controlar los latidos de su corazón. Estaban en Miami, donde unos minutos después vería a su hijo Bobby por primera vez en muchos años.
Habían tardado tres meses en encontrarlo y solu¬cionar todos los problemas burocráticos, pero por fin había llegado el día que Joe pensó no llegaría nun¬ca.
—¿Y si no le gusto?
_________ sonrió, tomando su mano.
—Le vas a encantar, como a mí. Como a Nathaniel.
Joe apretó su mano y cerró los ojos, sobrecogido de emoción.
_________ y él se habían casado un mes antes y se habían instalado en Masón Bridge. Ella trabajaba en la consulta del doctor Edmund Hall y Joe había vuelto al cuerpo de policía. Cada día era un regalo, cada día su amor por __________ y Nathaniel crecía un poco más.
Joe miró entonces a Nate, que estaba jugando en una esquina de la habitación. Nate era un regalo del destino y el lazo que había entre ellos era cada día más fuerte.
Demasiado nervioso como para permanecer sen¬tado, Joe empezó a pasear por la habitación. ¿Y si Sherry, antes de morir, le había dicho al niño que su padre era un canalla? ¿Y si Bobby no quería saber nada de él?
Lo único que deseaba era una oportunidad para querer a su hijo, una oportunidad de ser un buen pa¬dre. Esperaba… rezaba para no haber llegado hasta allí y llevarse la mayor desilusión de su vida.
La puerta se abrió en ese momento. Barbara Klein entró y, tras ella, un chico de pelo oscuro y ojos marrones. El corazón de Joe se paró durante una décima de segundo al ver a su hijo.
—Bobby, este es el hombre del que te he hablado —dijo Barbara—. Es Joe Jonas.
—Hola.
Bobby le ofreció una tímida sonrisa y Joe tuvo que resistir el impulso de tomar a su hijo en brazos y apretarlo tan fuerte que nada ni nadie pudiera volver a separarlos nunca.
—Hola —dijo Joe, luchando contra una emo¬ción tan intensa que amenazaba con ahogarlo.
—Voy por una taza de café —dijo Barbara enton¬ces.
—¿Le importa si Nathaniel y yo vamos con us¬ted? —preguntó _________. Joe la miró, asustado, pero ella sonrió—. Necesitas estar a solas con tu hijo.
Joe sabía que era verdad y la quiso aún más por saber lo que necesitaba y permitirle estar a solas con el hijo que había amado… y perdido.
Un momento después, ________, Barbara y Nate se habían marchado, dejándolo solo con Bobby.
—¿Quieres sentarte? —preguntó, señalando una silla.
—Vale —dijo el niño.
—¿La señora Klein te ha dicho quien soy?
Bobby asintió.
—Dice que eres mi padre biológico.
«Padre biológico». Aquello sonaba tan imperso¬nal, tan frío.
—Sí, soy tu padre biológico y he estado buscán¬dote, rezando para encontrarte durante los últimos cinco años.
—¿Ah, sí?
Bobby lo miró y en los ojos del niño, Joe vio confusión y recelo.
—Claro que sí —contestó Joe—. Durante todos estos años, ha habido una habitación para ti en mi casa. Cada año, te compraba un regalo el día de tu cumpleaños. Y en Navidad también. Te compraba algo que pensaba que te gustaría.
—¿Dónde vives?
—En un pueblo pequeño, a unas cuatro horas de aquí. Se llama Masón Bridge. Mi casa está en la pla¬ya y cuando eras pequeño, te sentaba en mis rodillas y el sonido de las olas te hacía dormir.
Bobby frunció el ceño, pensativo.
—Me parece que recuerdo eso.
Joe hubiera deseado rodearlo con sus brazos para sentir su calor. Pero también sabía que tardaría tiempo en conseguir la confianza de su hijo. Y que tendría que ganarse su cariño.
—La mujer que estaba aquí contigo… ¿es tu mu¬jer?
— Sí. Y tiene un hijo de dos años que se llama Nate.
Bobby pensó un momento.
—¿Y vamos a vivir todos en la misma casa?
—Sí —contestó Joe—. Bobby, sé que todo esto debe ser abrumador para ti, pero te diré una cosa. Te quiero mucho. Te he querido desde el día que naciste y si nos das una oportunidad, creo que seremos feli¬ces juntos. ¿Quieres darnos una oportunidad?
Joe contuvo el aliento, temiendo los días, meses, años perdidos. ¿Sería demasiado tarde? Sabía que para un niño, un día podía ser como toda una vida. ¿Habrían pasado demasiadas vidas para Bobby?
El niño lo miró y detrás de las dudas, detrás de la confusión, Joe vio un brillo de anhelo y en ese an¬helo vio esperanza.
Tiempo y cariño.
Joe sabía que esos eran los ingredientes que bo¬rrarían el recelo y las dudas de sus ojos, el escudo que Bobby había levantado para protegerse. Tiempo y cariño. Y Joe tenía mucho de las dos cosas.
—¿Qué dices? ¿Nos darás una oportunidad? — volvió a preguntar, ofreciendo su mano.
Bobby se quedó pensando un momento y después estrechó la mano que le ofrecía.
—Vale.
El mundo había dejado de girar y Joe sintió que volvía a hacerlo cuando su hijo pronunció aquella palabra.
Un minuto después, Bobby y él salían de la habi¬tación. _________ se puso de pie, preocupada. Joe no la había amado nunca tanto como en ese momento.
Ella era la guardiana de sus sueños, de su corazón, de su alma. Cuando él sonrió, la expresión preocupa¬da desapareció de su rostro.
—Bobby quiere que nos vayamos a casa.
Los ojos de _________ se llenaron de lágrimas.
—Eso es maravilloso.
En ese momento, Nate se acercó a Bobby y se abrazó a sus piernecitas.
—¡Bubi! —exclamó.
—Me parece que a Nathaniel le gusta tener un hermano mayor —dijo _________.
Nate empezó a dar palmaditas, encantado porque su madre había entendido el mensaje. ¡Un hermano mayor! Era lo mejor que le había pasado nunca, ade¬más de tener a Papá Joe.
Mientras los cuatro se dirigían al coche, Nate le dio la mano a Bobby con la más encantadora de sus sonrisas. Se daba cuenta de que su hermano estaba un poco nervioso y le hubiera gustado poder decirle que todo iba a salir bien. Pero como no conocía las palabras de los adultos, hizo lo que se le daba mejor, sonreír.
Bobby sonrió también, tímidamente, pero era su¬ficiente. Nate supo que no tardaría mucho tiempo en darse cuenta de que Papá Joe era el mejor papá del mundo y su mamá, la mejor mamá del mundo. Y Nate pensaba ser el mejor hermano pequeño que Bobby hubiera podido desear.
Nate soltó una carcajada infantil. Sí, la vida era estupenda. No solo había conseguido un padre, sino algo mucho mejor. Una familia.
Fin.
aqi les dejo el link de la nueva nove por si gustan pasarse
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Nani Jonas
Re: "Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
awww!! hermosoo finall
awww Natee hizoo posible esta historiia
y consiguii lo que queriiaa!
una familiia!!!!
:D
que genialosidad!
muchas graciass por subirloo mas temprano
y sobre todoo gracias por subir esta maravillosa novelaa
es fabulosa enceerioo
Creoo que me meterree a tuu nuevaa novee a verr como estaa :)
jejejee
biiiee!
awww Natee hizoo posible esta historiia
y consiguii lo que queriiaa!
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y sobre todoo gracias por subir esta maravillosa novelaa
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Creoo que me meterree a tuu nuevaa novee a verr como estaa :)
jejejee
biiiee!
AleMoralesT3
Re: "Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
Ayyyyyyyyyyyyy
Mori!
Te lo juro, el final mas hermoso de la historia!
Es tan perfecto!
Encontraron a Bobby, Joe se caso con la rayis y Nat esta feliz :)
Perfectamente perfecto
En serio ame sobremanera esta nove
Subi otra!
Mori!
Te lo juro, el final mas hermoso de la historia!
Es tan perfecto!
Encontraron a Bobby, Joe se caso con la rayis y Nat esta feliz :)
Perfectamente perfecto
En serio ame sobremanera esta nove
Subi otra!
Lulajonatica
Re: "Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
me encanto, esta increible, tu fiel lectora, ahora me paso x tu nuena nove :)
adina
Re: "Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
Qe buena novela la verdad que la re disfrute leyéndola esta genial , escribis muy bien
Te Felicito :D
Te Felicito :D
Invitado
Invitado
Re: "Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
Voy a llorar...
Juro que voy a llorar.
Nani, que finaal!
Nate, eres uun amor, un caramelitoow! :3'
Joe & Bobby dioosh ¡DE IMAGINARMELO ME MUEERO! :D
_____ erees un angeel! xDD'
Gracias por compartir esta novela con nosotras! :D
XOXO Elizabeth
Juro que voy a llorar.
Nani, que finaal!
Nate, eres uun amor, un caramelitoow! :3'
Joe & Bobby dioosh ¡DE IMAGINARMELO ME MUEERO! :D
_____ erees un angeel! xDD'
Gracias por compartir esta novela con nosotras! :D
XOXO Elizabeth
-Lizz-
Re: "Simplemente Un Beso" - Joe y tu Terminada
Ohhh en verdad ame la nove
Me encantado el final
Aww!! <3 se casaron y Joe ama a Nate
Y ahhhhh Bobby es parte de esa familia
Me alegro tanto que lo haya encontrado que genial
Ahhhhhh :D :D :D
GRACIAS POR COMPARTIR LA NOVE CON
NOSOTRAS, AME LEER LOS CAPS
Y por supuesto que estaré en tu próx. Nove :D
Me encantado el final
Aww!! <3 se casaron y Joe ama a Nate
Y ahhhhh Bobby es parte de esa familia
Me alegro tanto que lo haya encontrado que genial
Ahhhhhh :D :D :D
GRACIAS POR COMPARTIR LA NOVE CON
NOSOTRAS, AME LEER LOS CAPS
Y por supuesto que estaré en tu próx. Nove :D
Karli Jonas
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