a twisted game |n.c|

Capítulo 002

- Sólo digo que deberías ser más cómo tu hermana.
- ¿Promiscuo? – vimos como Chris levantaba una ceja en confusión. La mirada que le dio mamá fue más que reprobatoria.
- Extrovertido y sociable – aclaró ella. Una nueva risa tocó mis labios al ver la clara frustración de mi hermano. Él me miró por unos segundos, pero luego negó.
- No, creo que paso. – continuó comiendo su desayuno luego de escuchar el gran suspiro que escapó de los labios de mamá.

Reí de nuevo y aprovechando que ya había terminado, me levanté de la mesa, agradecí la comida y subí a mi habitación, aún necesitaba terminar de prepararme para un nuevo día asistiendo a un ridículo instituto, cuando la verdad es que no lo necesito. Cómo muchas veces les había insistido a mis padres, el instituto no presentaba ninguna clase de complicación para mí y, aunque ellos lo sabían, insistían que era parte de toda vida adolescente. Bufé y cerré la puerta a mis espaldas al llegar a mi habitación.

Luego de cumplir la tediosa rutina diaria de aseo, me acerqué a mi vestidor y tomé unos pantalones negros  rasgados al frente y una blusa blanca holgada que dejaba la parte baja de mi estómago a la vista. Complementé el atuendo con unas botas grises, un gorro de lana y una bufanda del mismo color. Acomodé mi cabello acoplándolo a la gorra y me maquillé de la manera más simple y rápida que pude.

Me miré al espejo y quedé contenta con el resultado, poco complicado pero perfecto para cuidar apariencias. Tomé mi bolso y los lentes que reposaban en mi escritorio. Salí de mi cuarto, me despedí de mamá y aunque esperé por más de cinco minutos, Chris continuó insistiendo de que no había forma humana de que lo vieran llegar conmigo al instituto. Bufé, era mi reputación la que resultaría dañada, no la suya, de hecho, dudaba que tuviera.

Rodé los ojos y me coloqué los lentes para salir de la casa. De camino al auto busqué las llaves de mi auto en el bolso y las encontré al momento de llegar al auto. Por acto reflejo levanté la cabeza y miré la casa vecina. Apoyado en el marco estaba mi lindo vecino. Él miraba cada uno de mis movimientos como lo hacía día a día, muchos dirían acosador, yo algunas veces lo pienso, pero, al igual que todos los demás, sólo está obsesionado, no lo culpo. Lo saludé y él me guiñó de vuelta.
Escuché un bufido a mi lado y aparté la cabeza para mirar a Chris acercarse.

– ¿Podrías dejar de follarte al vecino? Es traumante tener que ver esas miradas todos los días.
– ¿Cuáles?
– Esas en las que te desviste con la mirada.
– Bueno, no es nada que no haya visto antes.
– ¡Dios! Cállate. Sólo conduce al instituto, no quiero llegar tarde. – levanté mi ceja y el continuó – Mamá me obliga, no creas que lo hago por gusto. – exclamó subiéndose al auto.

Reí y me subí al auto también para conducir en dirección al instituto. El camino fue raramente silencio, todo lo que decía, Chris usualmente me respondía con una respuesta sarcástica, por lo que simplemente dejé de intentar, aunque debía admitir que algunas veces era muy divertido molestarlo.

Las miradas se concentraron en mi auto al momento de atravesar el estacionamiento del lugar. Mi hermano frunció el ceño y salió rápidamente del auto al encontrar un lugar donde parquearlo. Reí por lo bajo y salí de el con un poco menos de velocidad. Lo cerré y comencé a caminar a la entrada. Ahora el vehículo parecía olvidado, ya que la dirección de sus miradas había cambiado, esta vez posándose en mí, debía admitir que sí había algo bueno de venir al colegio después de todo.


– Deja de darle vueltas Frankie – me reclamó Ally al ver que no apartaba mi mirada del muchacho. Al ver que seguía sin apartar la mirada suspiró. – Tienes a cualquiera a tus pies, que uno no lo haga no es grave.
– Lo es. – simplemente me molestaba su indiferencia, puede que no se sienta atraído, no me interesaba, era el simple hecho de que su tono sarcástico y frío me intrigaba. Aún no entendía cómo lo hacía. – Y no sólo a mi me molesta, lo de ser ignorada por alguien, sabes a lo que me refiero.

Ally bufó por segunda vez en el día, mi mirada aún no se apartaba.

– Al menos deja de mirarlo, es raro.
– Iré a hablar con él – hablé ignorando lo que dijo anteriormente.
– Fran, tenemos ensayo. – al fin aparté la mirada de Connor y miré a mi amiga.
– Hicimos un trato, aún no creas que te escapas de engatusar a mi hermanito. – rodó los ojos y se cruzó de brazos. – Vamos Allysa, será divertido, ya lo verás.  – le guiñe un ojo y me levanté de mi asiento.

Me acerqué al árbol más lejano del jardín y me senté a su lado. Unos segundos luego, el abrió los ojos y me miró más que irritado por unos segundos, luego sus facciones cambiaron por unas neutras.

– ¿Qué quieres Francesca? – suspiró exasperado y cerró los ojos de nuevo, retirando un audífono de su oído. Fruncí el ceño ante mi nombre completo, nunca me había gustado y parecía que nunca llegaría a agradarme. Eliminé mi expresión al ver que abrió los ojos, esperando mi respuesta.
– Aún tenemos que hacer un trabajo – le recordé.

En la primera clase, la profesora decidió hacer grupos para el nuevo proyecto de la clase, valía la mitad de la nota y no había opción de no hacerlo. Podría haber admitido que hasta esta mañana había oído su nombre, pero no me molestó haberlo hecho. La mirada de molestia que cruzó su rostro al escuchar mi nombre fue épica. Más que molesta, estaba intrigada y que Ally se riera a mi lado al denotar la expresión del chico tampoco ayudó mucho.

– Tenemos un mes más.
– No esperaré hasta el último momento – rodó los ojos y antes de que volviera hablar lo interrumpí. – Mañana en mi casa, luego del colegio. – le sonreí. Antes de que declinara mi oferta me levanté del césped y caminé de nuevo a la mesa, bueno, eso fue mejor de lo que esperaba.