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Bubble-gum Girls {Resultados
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Re: Bubble-gum Girls {Resultados
zoe sube el prologo en la n.c (the family birdwhistles, idk)
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Re: Bubble-gum Girls {Resultados
es que tengo que editar unas cosas de esa nove ._.Anastacia escribió:zoe sube el prologo en la n.c (the family birdwhistles, idk)
✦ ausente.✦
pixie.
Re: Bubble-gum Girls {Resultados
Logan Lerman |Melody Wood
»Rol:La bipolar & el capítan del equipo de futbol.
»Representantes:Logan Lerman & Selena Gomez
»Escrito de tu autoría:
- Spoiler:
Última edición por Anastacia el Sáb 12 Abr 2014, 10:15 pm, editado 1 vez
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Re: Bubble-gum Girls {Resultados
yap :3bowie escribió:es que tengo que editar unas cosas de esa nove ._.Anastacia escribió:zoe sube el prologo en la n.c (the family birdwhistles, idk)
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Re: Bubble-gum Girls {Resultados
Ludmila Cathrinna Annabeth Rumsfeld Córtez. | Jackson Matthew Johnnathan Martin Rose.
»Rol: LA REBELDE & EL DE INTERCAMBIO.
»Representantes: L. L./ L. H.
»Escrito de tu autoría:
- Spoiler:
- Prólogo.“Bueno, supongo que tengo que presentarme y eso, soy Sydney C. Madison, 16 años, realmente no sé porque mierda hago esto, simplemente pienso que es algo educado, aunque esto sea mi propio diario y nadie lo lea.
La verdad es que, este cuaderno realmente no es mío, es más bien, robado, no lo tomes a mal, solo lo robé de la gran colección de libros en blanco de mi madre, debe de tener más de trecientos, si uno falta, no creo que se dé cuenta; aunque sea un poco quisquillosa. Bueno, supongo que tendría que empezar a relatar por qué escribo esto, tal vez, porque enserio necesito descargarme, lo que estoy por escribir, verter, transmitir acá, no puedo hablarlo con mi madre -principalmente porqué muchos de los temas son respecto a ella y no le gustan las críticas-, mi abuela, o incluso mis amigos, bueno no del todo para ser honestos, ellos podrían saber la mitad de la historia. La verdad es que, me da vergüenza reconocer mi realidad, la bipolaridad de…”
— ¡Sydney Caphrice Madison!, ven acá ahora mismo — Un grito enojado se escuchó. “Mierda, el deber me llama, bueno, no el deber, mejor dicho mi madre, Alexxandra Greminger, soltera, 40 años…”. — ¡He dicho algo! — La mujer volvió a gritar.
— ¡Estoy yendo! — le respondió la castaña guardando entre sus libros, el cuaderno, limpiando su ropa y alisándola, pues, si Alexxandra se entera que estuvo “tirada” en el suelo de la casa, pondría el grito en el cielo.
— ¿Qué mierda es esto? Te dije cinco veces que ordenes tu ropa para el viaje, te vas mañana, ¡Y no has guardado absolutamente nada! – Se quejó su madre.
— Sabes… no es necesario gritar, esto acá, justo al tu derecha. — contestó.
— Es que parece que no entiendes, te vas mañana, no hay nada ordenado y no me has ayudado en nada, tengo una cirugía hecha, un poco de compasión. — “Si esa cirugía no te hubiera salvado de morir, probablemente estarías peor” pensó Sydney.
— Mamá, el hecho de que te aburras en la cama, no significa que no te he ayudado en nada, Rossa hace eso, y mi valija está lista, esa es tu maleta. — le explicó y el ceño fruncido de la señora se hizo cada vez menos visible y reemplazado por una mirada avergonzada.
— Lo siento Sid, pero estoy algo nerviosa y paranoica, no quiero que nada te falte y que la pases lo mejor posible en el campo mientras yo encuentro algo productivo que hacer en esa estúpida cama. Lo siento, descansaré. — se levantó de la cama de su hija y pasó por su lado con la respiración más relajada, la menor, aunque haya revoleado sus ojos, tomó el brazo de su mamá volteándola y la abrazó, sabía que lo que necesitaba era simplemente eso, 16 años vividos no en vano.
— Te amo mamá. — admitió.
— También yo linda. — le susurró al borde de las lágrimas.***
— ¡Levántate! — le gritaron al odio ruidosas voces. Eso no había funcionado del todo, ¿Qué más? Saltar. Estos niños no se dieron por vencidos, comenzaron a saltar justo arriba de la cama de su prima con ella adentro.
— ¡Malditos niños! ¡Voy a matarlos! — espetó ella cuando los pequeños corrieron fuera de su habitación.
— Caphrice, deja a esos infantes y saluda a tu viejo abuelo — un acento español acompañado de una voz grave y rasposa por lo años se hizo presente en el círculo de la chica, y con una sonrisa de oreja a oreja saltó a los brazos del hombre.
— ¿Viejo? Yo te veo excelente abuelo — le besó la mejilla barbuda. — Joseph, desde los cinco años vengo diciéndote que te afeites la barba, pincha. — se quejó como realmente una chiquilla.
— ¿Tú dices? No, realmente me gusta que te pinches, porque seguirás besando mi mejilla ¿no? — sonrió.
— Solo por esta vez ¿he? — le retó.
— Syney, ¿Por qué no estas vestida? — preguntó su abuela.
— Sydney, abuela, es con “d”, vamos, ya lo habíamos practicado. — suspiró.
— Hija, deja de regañar a tu abuela, no le quitaras su acento de campo. — su madre se cruzó de brazos, como si esperara algo.
— Oh, sí, enseguida vuelvo, gracias por tu mirada, sin ella no hubiera recordado que sigo en piyama. — rió entrando en su habitación.***
— Sid, te va a encantar estas dos semanas es campo, tengo amigos nuevos. — comentó Bautista, su primo mayor de 12 años, algo ingenuo e inocente, claro, cuando quiere.
— ¿Enserio? Y su edad es de…— esperó a que el chico completara la frase.
— Bueno, hay dos, uno tiene la misma edad que tienes tú, dieciséis y el otro tiene diecisiete. — contestó alegre.
— Bautista, ¿No son un poco mayores? Digo, tienen mi edad. — preguntó algo preocupada.
— Por eso, yo juego contigo, ¿Por qué no con ellos? — se enfadó.
— Esta bien, pero si te golpean no te vengas a quejar conmigo, ¿Trato? — alzó su meñique.
— Trato. — sellaron la promesa, de esas que pase lo que pase no se rompen.***
— Vamos, ¡quiero mostrártelos! — dijo al ver que el auto se había estacionado, tomó la mano de Sydney y la arrastró fuera del Audi r8.
— ¡Alto los dos! Ustedes jóvenes, no irán a ningún lugar, es la hora de comer. — los paró en seco el grito de su abuelo.
Ambos hermanos entraron quejándose, pues el pequeño también decía que los chicos eran amigos suyos. La castaña solo sonrió mientras estaba concentrada en su teléfono, no encontraba suficiente señal como para que pudiera seguir leyendo sus novelas. “Estúpido servicio” pensó.
— ¡Cuidado! — gritaron ambas criaturas. Pero Sidney estaba muy concentrada en su teléfono que no notó que el mísil iba en dirección a ella. Y en segundos, su telfono-tablet se estrelló contra el piso de mármol. Además que con el peso del bolso de mano, la chica cayó a espaldas al sillón.
— ¿Qué mierda? ¡Porqué hicieron eso! Joder, tranquilícense. ¿Por qué no se van con sus estúpidos amigos y me dejan en paz? — subió las escaleras de la sala principal hacía su habitación enojada, y pensando en cuentos idiomas su madre le regañaría. Pasó toda la tarde, leyendo, dibujando y escuchando música, hasta el punto crítico en el que ya no aguantaba más y se dedicó a explorar otras habitaciones. La primera, el ático, todo estaba lleno de polvo, y parecía un completo calentador, y aunque se esté en invierno, esta joven sudaba hasta por los poros, el calor que se emanaba de esa habitación la sofocaba. Cuando al fin consiguió encontrar los interruptores, prendió la luz y abrió las dos ventanas encontrándose con un agradable viento.
Abrió maletas, cajas, baúles, pero no encontró nada interesante, hasta que hurgó debajo de la cama abandonada de la difunta tía Cecilia. Un hermoso lienzo de blanco inmaculado, protegido gracias a una tela vieja. Un par de pigmentos, era lo mejor hasta ahora, y ella había tomado bastante clases de pintura, asique por aproximadamente durante una hora y media estuvo pintando, con paz y alegría, tanta que se le olvidó lo que sus traviesos primos le había hecho a su medio de lectura.
— ¡Sydney! — gritaron los niños haciendo que la paleta de colores se estrellara contra el pecho de un muchacho y su camisa negra.
— Lo sentimos. — murmuraron ellos, pero ya era tarde, los colores había impregnado la remera.
— ¡Abajo ahora! — gritó ella. — Lo siento, déjame ayudarte. — se disculpó con el chico mientras bajaban del altillo que estaba cubierto de colores diversos, mientras miraba a sus mocosos y si hablar le prometía que los ahorcaría.***
— No sale, no soy buena en estas cosas, lo siento. — se avergonzó ella.
— Deja de disculparte, conozco a Bautista y a Octavio, hicieron cosas peores. — le aseguró el chico tomando la mano de Sid y retirándola de su camiseta.
— Entonces tú debes de ser uno de sus famosos amigos. — Aseguró.
— Y tú la fastidiosa de la prima que atormenta a los pobres niños ¿no? — rió.
— ¿Disculpa? ¿Te parezco fastidiosa? — exclamó ofendida.
— Solo un poco, me agradas, y ni siquiera se tu nombre. — cuestionó.
— Me agradas también, Sydney C. Madison, un gusto. — se presentó la chica de ojos claros.
— Brian C.G. Vega, a tus órdenes. — hizo una reverencia mirándola.
proserpina
Re: Bubble-gum Girls {Resultados
#Luu. escribió:“Simplemente un grupo de chicas que aman el chicle”
Ludmila Cathrinna Annabeth Rumsfeld Córtez. | Jackson Matthew Johnnathan Martin Rose.
»Rol: LA REBELDE & EL DE INTERCAMBIO.
»Representantes: L. L./ L. H.
»Escrito de tu autoría:
- Spoiler:
Prólogo.“Bueno, supongo que tengo que presentarme y eso, soy Sydney C. Madison, 16 años, realmente no sé porque mierda hago esto, simplemente pienso que es algo educado, aunque esto sea mi propio diario y nadie lo lea.
La verdad es que, este cuaderno realmente no es mío, es más bien, robado, no lo tomes a mal, solo lo robé de la gran colección de libros en blanco de mi madre, debe de tener más de trecientos, si uno falta, no creo que se dé cuenta; aunque sea un poco quisquillosa. Bueno, supongo que tendría que empezar a relatar por qué escribo esto, tal vez, porque enserio necesito descargarme, lo que estoy por escribir, verter, transmitir acá, no puedo hablarlo con mi madre -principalmente porqué muchos de los temas son respecto a ella y no le gustan las críticas-, mi abuela, o incluso mis amigos, bueno no del todo para ser honestos, ellos podrían saber la mitad de la historia. La verdad es que, me da vergüenza reconocer mi realidad, la bipolaridad de…”
— ¡Sydney Caphrice Madison!, ven acá ahora mismo — Un grito enojado se escuchó. “Mierda, el deber me llama, bueno, no el deber, mejor dicho mi madre, Alexxandra Greminger, soltera, 40 años…”. — ¡He dicho algo! — La mujer volvió a gritar.
— ¡Estoy yendo! — le respondió la castaña guardando entre sus libros, el cuaderno, limpiando su ropa y alisándola, pues, si Alexxandra se entera que estuvo “tirada” en el suelo de la casa, pondría el grito en el cielo.
— ¿Qué mierda es esto? Te dije cinco veces que ordenes tu ropa para el viaje, te vas mañana, ¡Y no has guardado absolutamente nada! – Se quejó su madre.
— Sabes… no es necesario gritar, esto acá, justo al tu derecha. — contestó.
— Es que parece que no entiendes, te vas mañana, no hay nada ordenado y no me has ayudado en nada, tengo una cirugía hecha, un poco de compasión. — “Si esa cirugía no te hubiera salvado de morir, probablemente estarías peor” pensó Sydney.
— Mamá, el hecho de que te aburras en la cama, no significa que no te he ayudado en nada, Rossa hace eso, y mi valija está lista, esa es tu maleta. — le explicó y el ceño fruncido de la señora se hizo cada vez menos visible y reemplazado por una mirada avergonzada.
— Lo siento Sid, pero estoy algo nerviosa y paranoica, no quiero que nada te falte y que la pases lo mejor posible en el campo mientras yo encuentro algo productivo que hacer en esa estúpida cama. Lo siento, descansaré. — se levantó de la cama de su hija y pasó por su lado con la respiración más relajada, la menor, aunque haya revoleado sus ojos, tomó el brazo de su mamá volteándola y la abrazó, sabía que lo que necesitaba era simplemente eso, 16 años vividos no en vano.
— Te amo mamá. — admitió.
— También yo linda. — le susurró al borde de las lágrimas.***
— ¡Levántate! — le gritaron al odio ruidosas voces. Eso no había funcionado del todo, ¿Qué más? Saltar. Estos niños no se dieron por vencidos, comenzaron a saltar justo arriba de la cama de su prima con ella adentro.
— ¡Malditos niños! ¡Voy a matarlos! — espetó ella cuando los pequeños corrieron fuera de su habitación.
— Caphrice, deja a esos infantes y saluda a tu viejo abuelo — un acento español acompañado de una voz grave y rasposa por lo años se hizo presente en el círculo de la chica, y con una sonrisa de oreja a oreja saltó a los brazos del hombre.
— ¿Viejo? Yo te veo excelente abuelo — le besó la mejilla barbuda. — Joseph, desde los cinco años vengo diciéndote que te afeites la barba, pincha. — se quejó como realmente una chiquilla.
— ¿Tú dices? No, realmente me gusta que te pinches, porque seguirás besando mi mejilla ¿no? — sonrió.
— Solo por esta vez ¿he? — le retó.
— Syney, ¿Por qué no estas vestida? — preguntó su abuela.
— Sydney, abuela, es con “d”, vamos, ya lo habíamos practicado. — suspiró.
— Hija, deja de regañar a tu abuela, no le quitaras su acento de campo. — su madre se cruzó de brazos, como si esperara algo.
— Oh, sí, enseguida vuelvo, gracias por tu mirada, sin ella no hubiera recordado que sigo en piyama. — rió entrando en su habitación.***
— Sid, te va a encantar estas dos semanas es campo, tengo amigos nuevos. — comentó Bautista, su primo mayor de 12 años, algo ingenuo e inocente, claro, cuando quiere.
— ¿Enserio? Y su edad es de…— esperó a que el chico completara la frase.
— Bueno, hay dos, uno tiene la misma edad que tienes tú, dieciséis y el otro tiene diecisiete. — contestó alegre.
— Bautista, ¿No son un poco mayores? Digo, tienen mi edad. — preguntó algo preocupada.
— Por eso, yo juego contigo, ¿Por qué no con ellos? — se enfadó.
— Esta bien, pero si te golpean no te vengas a quejar conmigo, ¿Trato? — alzó su meñique.
— Trato. — sellaron la promesa, de esas que pase lo que pase no se rompen.***
— Vamos, ¡quiero mostrártelos! — dijo al ver que el auto se había estacionado, tomó la mano de Sydney y la arrastró fuera del Audi r8.
— ¡Alto los dos! Ustedes jóvenes, no irán a ningún lugar, es la hora de comer. — los paró en seco el grito de su abuelo.
Ambos hermanos entraron quejándose, pues el pequeño también decía que los chicos eran amigos suyos. La castaña solo sonrió mientras estaba concentrada en su teléfono, no encontraba suficiente señal como para que pudiera seguir leyendo sus novelas. “Estúpido servicio” pensó.
— ¡Cuidado! — gritaron ambas criaturas. Pero Sidney estaba muy concentrada en su teléfono que no notó que el mísil iba en dirección a ella. Y en segundos, su telfono-tablet se estrelló contra el piso de mármol. Además que con el peso del bolso de mano, la chica cayó a espaldas al sillón.
— ¿Qué mierda? ¡Porqué hicieron eso! Joder, tranquilícense. ¿Por qué no se van con sus estúpidos amigos y me dejan en paz? — subió las escaleras de la sala principal hacía su habitación enojada, y pensando en cuentos idiomas su madre le regañaría. Pasó toda la tarde, leyendo, dibujando y escuchando música, hasta el punto crítico en el que ya no aguantaba más y se dedicó a explorar otras habitaciones. La primera, el ático, todo estaba lleno de polvo, y parecía un completo calentador, y aunque se esté en invierno, esta joven sudaba hasta por los poros, el calor que se emanaba de esa habitación la sofocaba. Cuando al fin consiguió encontrar los interruptores, prendió la luz y abrió las dos ventanas encontrándose con un agradable viento.
Abrió maletas, cajas, baúles, pero no encontró nada interesante, hasta que hurgó debajo de la cama abandonada de la difunta tía Cecilia. Un hermoso lienzo de blanco inmaculado, protegido gracias a una tela vieja. Un par de pigmentos, era lo mejor hasta ahora, y ella había tomado bastante clases de pintura, asique por aproximadamente durante una hora y media estuvo pintando, con paz y alegría, tanta que se le olvidó lo que sus traviesos primos le había hecho a su medio de lectura.
— ¡Sydney! — gritaron los niños haciendo que la paleta de colores se estrellara contra el pecho de un muchacho y su camisa negra.
— Lo sentimos. — murmuraron ellos, pero ya era tarde, los colores había impregnado la remera.
— ¡Abajo ahora! — gritó ella. — Lo siento, déjame ayudarte. — se disculpó con el chico mientras bajaban del altillo que estaba cubierto de colores diversos, mientras miraba a sus mocosos y si hablar le prometía que los ahorcaría.***
— No sale, no soy buena en estas cosas, lo siento. — se avergonzó ella.
— Deja de disculparte, conozco a Bautista y a Octavio, hicieron cosas peores. — le aseguró el chico tomando la mano de Sid y retirándola de su camiseta.
— Entonces tú debes de ser uno de sus famosos amigos. — Aseguró.
— Y tú la fastidiosa de la prima que atormenta a los pobres niños ¿no? — rió.
— ¿Disculpa? ¿Te parezco fastidiosa? — exclamó ofendida.
— Solo un poco, me agradas, y ni siquiera se tu nombre. — cuestionó.
— Me agradas también, Sydney C. Madison, un gusto. — se presentó la chica de ojos claros.
— Brian C.G. Vega, a tus órdenes. — hizo una reverencia mirándola. ¡Ficha Aceptada!¡Estas audicionando!
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Re: Bubble-gum Girls {Resultados
Anastacia escribió:
Logan Lerman |Melody Wood
»Rol:La bipolar & el capítan del equipo de futbol.
»Representantes:Logan Lerman & Selena Gomez
»Escrito de tu autoría:
- Spoiler:
¡Ficha Aceptada!
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Re: Bubble-gum Girls {Resultados
Ahno. Que hermoso, bc, voy a audicionar ahq. En un rato más dejo la ficha. Just, tendré que buscar los icons pero idk, no las aburro más. PD: “Simplemente un grupo de chicas que aman el chicle”
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Re: Bubble-gum Girls {Resultados
Estoy emocionada
✦ ausente.✦
pixie.
Re: Bubble-gum Girls {Resultados
“Simplemente un grupo de chicas que aman el chicle”
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Amber Lessin | Andrew Lightwoods
»Rol: La perra & El de las practicas
»Representantes: Kaya Scodelario & Dylan O'brien
»Escrito de tu autoría:
- Spoiler:
Luego del incidente, lo menos que quería hacer era hablar del tema, pero obviamente Prism y su extrema e incontrolable curiosidad hicieron las obvias preguntas, seguidas de un extenso y aburrido sermón que, fue muy difícil de soportar.
— No esperaba eso de ti, Ray.
Rodeé los ojos una vez más, harta de los mismos sermones de siempre por parte de Prism.
— Claro que lo hacías —hablé con enojo en mi voz.— Todos esperaban el momento en el que yo cometiera el error, incluyéndote.
— Me estas metiendo en el mismo saco que A.J —se quejó.
Yo no la estaba metiendo en el mismo saco que A.J y creía que eso estaba más que asegurado, nunca mezclaría dos cosas diferentes como Prism y A.J, pero como siempre Pri me acusaba de cosas así. Completamente sin sentido.
— No lo estoy haciendo, lo sabes, A.J es un tema diferente, no se parece en nada a este —dije obvia, mientras tomaba los libros llenos de dibujos sobre la portada de llamativos colores.
— Claro que lo haces. —se volvió a quejar, cruzándose de brazos demostrando su supuesta "seguridad".
— Como quieras Prism, no tengo tiempo para tus preguntas sin respuestas —mascullé con frialdad.
Cunado alguien tiene un serio problema con otra persona no quieres hablar del tema, puede que esto demuestre "inmadurez", sin embargo, nada calzaba en la historia, haciendo el tema más difícil de tocar, más de lo que era anteriormente.
No iba a voltearme a ver la cara de Prism, siendo consumida por la duda, con la sensación mezclada de seguirme. La conocía bastante, por el solo hecho de haberme volteado la duda la consumiría y podría dar testamento de eso. Además de no voltear no iba a esperar que Emma saliera de clase, ahora no estaba de humor como para un segundo sermón extenso y aburrido al mismo tiempo. Seguí mi camino a paso lento, aún así, sin necesidad de
voltearme, por lo que concreté mi pensamiento, dando una sutil vuelta y encontrándome con los ojos color azul cielo.
A.J fue mi mejor amigo un tiempo antes de conocer a Prism. Cuando Prism conoció a A.J no se llevaron bien y puesto que A.J me "traicionó" —según Prims— Ahora no es más que un simple extraño con el que comparto recuerdos, muy buenos recuerdos, para ser más específica. No había hablado con A.J desde el día en que me enteré de lo cometido, desde ahí que lo he tratado de alejar y, obviamente, olvidar. Pero, seamos sinceros, no puedo olvidar a mi mejor amigo, sabiendo lo mal que terminamos y que quizá nunca más volvamos a hablarnos luego del Instituto.
— Ray Walls —recordó el ojiazul con una sonrisa, acercándose lentamente hacia mi.
— ¿A.J Cooks? —pregunté sonriendo. Obviamente era el pero quería ver que tan bien tomaría la broma.
— El mismo chico de siempre —aceptó dedicándome una cálida sonrisa. Debía aceptar que su sonrisa era encantadora y podría dejar ciego a la mitad de la población mundial, dado el intenso brillo que tenía.
— Hace mucho que no te veía, A —respondí un poco incómoda, él sabía porque yo había decidido tomar distancia repentina, la frialdad a flor de piel y el notorio disgusto al tocar el tema, que dejaba un agrio sabor en mi boca.
— Yo tampoco a ti, Ray. Si te sirve de consuelo, no has cambiado en nada —dijo tierno mientras dejaba un mechón color sandía detrás de mi oreja.
Sonreí. Seguía siendo el mismo pelinegro de profundos ojos azules que tenía una sonrisa para todo y un cumplido nuevo asomado entre las comisuras de sus labios.
— Gracias. Tu tampoco has cambiado mucho, digo, tus ojos siguen del mismo color —reí junto a él. Las viejas bromas jamás pasaban de moda entre A y yo.
Me dediqué un segundo a mirarlo. Por una fracción de segundo pude distinguir sus hoyuelos marcados en su mejilla izquierda y su pequeña expansión en la ojera derecha, fuera de ese aspecto de chico rudo y rapero callejero, tenía un gran corazón y lo sabía demostrar.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Todo estaba en perfecto orden hasta que Prism apareció caminando con rapidez por un pasillo en diagonal, del cual A.J y yo estábamos hablando. Reconocí su andar por los inseguros pero certeros y rechillones pasos que causaban las Converse mal ajustadas. Me volteé con incertidumbre, me encontré con una mirada de que—hace—el—aquí. Por lo que yo obviamente respondí con un simple encogimiento de hombros.Escuché el incómodo toser falso de A al sentir la presencia de Pri en el mismo sector que él. Definitivamente Prism y A.J no tenían solución, al parecer el odio era mutuo y lo que menos querían era arreglar las cosas por la buena manera.— Ah ... —balbuceó el pelinegro con incomodidad— Un gusto haber hablado contigo, Ray, adiós linda. Nos vemos luego —dijo rápido mientras se alejaba, dejándome a mi y a Prism solas. Aquí viene otro sermón pensé con una mueca, seguido de mirar a Prism, quien concentraba sus sentimientos en una mirada gris y enojada al mismo tiempo.— No quiero hablar sobre lo que acaba de ocurrir —expliqué mientras me alejaba.Ahora, si quería hablar, pero no con Prism o Emma, sino que quería hablar con A.J y aunque suene muy raro y alocado la idea de perdonarlo, yo lo haré. Perdonaré a A.J y, espero, que todo vuelva a ser como antes ... espero.
- Broken Heart:
- Ya era demasiado, la tensión, la verdad, el incómodo silencio entre ambos, el aire que se condesaba en la gran sala. Todo era mucho, además del gran vacío que sentía al pronunciar su nombre, como si algo faltara en esa pronunciación, no sabía muy bien que era hasta que lo miré directamente a los ojos y logré ver mi reflejo en ellos. No eran de un color azul intenso como era usual, eran de un azul completamente apagado por la tristeza, melancolía, una mezcla de sentimientos causados por la misma razón... Yo.
Lo miré directamente a los ojos, esperando que dijera algo. Que me ayudara, o, quizá solo dijera lo que sentía en ese preciso momento, algo que me diera un indicio de hacia donde iba nuestra apagada relación, que ni yo sabía si continuaría con ella, ya que todo ahora parecía una gran farsa por la imagen que habíamos plantado en el instituto de Boston. La imagen de la pareja perfecta, esa que es integrada por los dos chicos que se ven tan bien juntos ¿Luego de eso? ¿Qué queda? Solo la imagen de ese estereotipo dando vueltas por el universo. Aún lo miraba a los ojos, mientras mi labio inferior temblaba ante tal tensión. Quería hablar pero las palabras no me daban y los pensamientos del fin se acercaban acechando mi mente, volviendo un completo desastre mi hablar. Moví, inquieta, mis manos con cierto cuidado, con el fundamento de que no se notara mi, casi absoluto, nerviosismo. Dejé que mi mirada cayera junto a las esperanzas de que el ojiazul hablara.
— ¿No dirás nada? -murmuré insegura y a la vez desconfiada.
— Esperaba que tu decidieras -dijo Louis alzando la mirada.
— ¿Qué? ¿Decidir qué?.
— El futuro. Que será de nuestra relación, Prism. -mi cuerpo se tensó al escuchar mi nombre entre sus labios.
— No hay nada que decidir.
— ¿No lo hay? Entonces... ¿Por qué ahora todo es tan diferente? -preguntó con duda y a la vez sarcasmo.
— No ocupes el sarcasmo, Louis. No lo sé todo, no sabría que decir -hablé fría, mientras tomaba mi bolso y lo posicionaba sobre mi hombro izquierdo.
— Genial. Ahora te enojas, no te entiendo. Cambias de decisión muy rápido.
Al escuchar esas palabras un matiz inmediato se asomó sobre mi voz y el cambio de ambiente fue notorio. Ya no era tensión, ahora era una mezcla entre el enojo y sarcasmo que se interponía en la relación cambiante. En vano traté de esconder mi orgullo, no quería pelear pero sus palabras habían sido duras y con el fin de lastimarme. Me volteé en dirección contraria dispuesta a caminar lejos de él, no quería un escándalo en medio del salón de química. Aunque todos se hayan ido de aquel salón, no quería otro escándalo como el que había pasado hace un par de días.
— ¡Pris! -gritó Louis a mi espalda dando pequeños trotes hasta mi con el fin de alcanzarme.
— ¿Qué quieres? ¿Perdón? -pregunté aún caminando.
— No. Yo... lo lamento, no quise decir eso, de verdad. Perdón.
— Claro, como quieras. Estoy atrasada en para la clase de física, nos vemos luego. -hablé dejándolo ahí, con las palabras en la boca.
No se que me había pasado, solo sabía que estaba bastante molesta ante sus palabras hirientes. ¿Cambiante? No podía haber algo peor que decirle cambiante a una chica con un corazón cruzando. Pero al parecer a él no la importaba eso, estaba más que claro que no medía sus palabras. Sacudí levemente mi cabeza, haciendo el intento de olvidar las palabras que había escuchado. Caminaba por el centro del instituto cuando me topé con Kate quien iba con el cabello azabache recogido en una coleta que llegaba sobre sus hombros. Sonreí al verla y me acerqué a ella mientras buscaba el pendiente color rojo que tenía guardado en mi bolso.
— Kate, hola -dije a modo de saludo mientras seguía buscando aquel.
— Hola Pris -respondió- ¿Qué buscas?
— Tu pendiente rojo, el de cuentas. Se te quedó en la sala de química -dije entregando el fino aro.
— Oh. Gracias, realmente no me había dado cuenta -tocó su oído izquierdo, revisando que estuviera el otro.
— No te preocupes.
Ella dio una suave y acogedora risa, podría decirse que contagiosa, reí al igual que ella. Sólo había una cosa que diferenció nuestras risa que, casi siempre, eran iguales. Mi risa según Kate sonaba falsa y con un timbre de voz cansancio. Al momento en el cual dejé de reír ella me miró con una preocupación en sus ojos miel. Hice una mueca tratando de desviar el tema pero no me dejó, al contrario me miró con un grado mayo de ese sentimiento. No sabía de que se preocupaba, la verdad, todo estaba bien. Obviamente eso es lo que quería hacer parecer, no había otra opción. No iba a decaer por un simple comentario. Enfadarme probablemente debería ser algo normal, pero no decaer.
— ¿Estas bien? -preguntó la ojimiel con matices de preocupación.
— Claro que si, ¿por qué no estarlo?.
— No lo se. Me refiero, tu risa es fingida Pris, ¿segura que está todo en orden?.
— Si, no te preocupes estoy bien. -fingí.
Dio una leve mueca y sacudió su cabeza levemente, moviendo su cabello, desordenandolo. Sacó una botella y escuché el sonoro timbre del Instituto, clases de física y luego era libre de irme, lo único que quería hacer era irme de ahí, se sentía tenso y a la vez incómodo estar. Di una mirada a Kate quien tomó su bolso y su pendiente, imité su acción tomando el cuaderno que estaba a mi lado, el cuaderno de química. Cerré los ojos lentamente y di un suspiro.
— Te veo en la salida Pri -escuché la voz de Kate que se alejaba caminando hacia atrás.
— Igual -respondí desganada mientras me iba al salón de física.
Mi mente solo iba a 1000 por hora, no pensaba en mucho y no quería prestar atención a lo que venía en cuanto a los exámenes. Tenía la mente muy cerrada en largarme del instituto ahora. Nada más se cruzaba por ella más que el querer irme.- So Sorry:
- Hola. Como han podido ver he tenido un problema con el icon. Ya que he cambiado de cuenta no puedo moverme con links externos durante 7 días, lo que quiere decir que no puedo adjuntar links a mensajes hasta el miércoles de esta semana. Pido disculpas y un poco de paciencia, por el enrollo que estoy haciendo :cccc. Anw, lo lamento realmente y necesitaré un poco de comprensión. Muchas gracias. Besos xxx
Invitado
Invitado
Re: Bubble-gum Girls {Resultados
OH me ha encantado la idea nunca he leído nada así y en lugar de ser todo exageradamente complejo es bastante simple, o al menos eso parece en un rato dejo la ficha.
Azalea.
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