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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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i don't believe in books. {finnick odair}
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: i don't believe in books. {finnick odair}
por cierto...
AYUDENMEEEEEEEEEE
https://mobile.twitter.com/Sam_Sheeran00/status/446797858474168320/photo/1
ayúdenme porfavooooor denle RT !!
RECUERDA,,,hoy por mi mañana por ti;)
AYUDENMEEEEEEEEEE
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ayúdenme porfavooooor denle RT !!
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TessaFray
Re: i don't believe in books. {finnick odair}
Capítulo Uno.
Fruncí el ceño. ¿Entrenar? ¿Yo? La condición física es algo que no tengo y nunca tendré porque, principalmente, jamás he hecho ningún deporte. Mi familia estaba muy mal en dinero como para ir a practicar fútbol o algo así. Además soy mala para hacer deporte, siempre termino lastimándome o torciéndome algo.
—Vamos, Cass, se nos hará tarde.
Nadie, nunca, me había dicho “Cass”, siempre fui Cassandra o Cassie, jamás Cass. Si mi madre oyera que alguien me llama así seguramente le daría un discurso sobre los apodos y que Cass no es uno apto para el nombre Cassandra. Da igual, mi madre no está aquí y no sé si volveré a verla.
Salgo de la casa detrás de Finnick quien casi va corriendo y como soy mucho más enana que él tengo que correr para seguirle el paso. Aunque es fácil distinguirlo entre la gente, tiene el cabello rubio y es alto. Lo reconocería donde fuera con sólo verle el cabello.
—¿Cuánto falta? —pregunto jadeante.
—Poco, unas cuantas calles solamente.
¿Unas cuántas calles? Suspiro y sigo caminando tras Finnick quien va un poco más lento por consideración mía. Realmente creo que me dará un ataque cardiaco antes de que pueda llegar al entrenamiento. Seguimos caminando por unos cinco minutos aunque yo siento como si hubiesen pasado cinco horas.
El Centro de Entrenamiento, como Finnick dijo que se llamaba, es un edificio enorme, no está hecho ni de piedra, ni de madera, ni de nada parecido. Debe ser uno de los edificios modernos que instaló el Capitolio para hacer más obvia la preferencia entre los distritos. Aunque creo que su preferido es el Distrito 2, no sé por qué pienso eso pero me lo parece.
Finnick me deja pasar primero y él entra después cerrando la puerta. El lugar es enorme y espacioso, lleno de diversas armas y actividades para entrenar. Seguramente moriré en la primera o segunda si tengo suerte. La mayoría ya comenzó a entrenar, las chicas son mucho más altas que yo y más fuertes, me siento como un insecto rodeada de todos ellos.
—Vamos, es tarde —dice Finnick y camino detrás de él mientras se acerca a un hombre enorme. Tiene los ojos azules como el océano y el cabello rubio, aunque no es como el de Finnick, el suyo está igual por todas partes, ni un mechón fuera de su lugar—. Hola, entrenador, ella es Cassandra, es nueva.
El hombre me sonríe y yo lo único que consigo hacer es una media sonrisa, estoy demasiado nerviosa.
—Hola, Cassandra, un placer, soy tu entrenador. Bien, corran cinco vueltas a todo el lugar y después vayan a la piscina, quiero verlos nadar rápido.
Eso va a ser un gran problema, uno muy grande. Digamos que padezco hidrofobia y no voy a poder meter ni un pie en esa piscina. Moriría antes de hacerlo, odio el agua, me da un terrible miedo ahogarme o que me suceda algo. Sin duda no entraré a esa piscina que dice el entrenador, prefiero cualquier otra cosa.
Finnick y yo nos ponemos a poner las cinco vueltas y casi tiene que llevarme arrastrando porque me duelen los pies y me siento agotada. Pensar que todavía faltan dos vueltas, estúpido el día en el que aparecí en este jodido lugar y estúpido el día en el que a esa mujer se le ocurrió escribir los juegos del hambre. Seguimos corriendo y él se burla constantemente de mí y de mi condición física, pero no me importa, estoy cansada, me duele todo el cuerpo, sólo quiero tomar agua y dormir un rato.
—Vamos, Cass, sólo faltan como dos metros.
Niego con la cabeza pero sigo corriendo detrás de él con los músculos adoloridos y suplicando parar. Cuando por fin completamos las malditas cinco vueltas me tiro al suelo, no me importa que todos me vean y se rían. Ellos llevan toda su vida entrenando, yo jamás había hecho deporte, es obvio que iba a morir a la mitad de las vueltas.
—Vamos a la piscina.
Asiento, aunque no tengo intenciones de meterme ahí bajo ninguna circunstancia. Preferiría que me metieran un balazo en la cabeza, sería mucho menos desesperante y doloroso. Moriría rápido.
Llegamos a donde está la piscina y abro mucho los ojos. ¡Es enorme! Tanto de largo como de profundidad, no entraré ahí, jamás.
—No voy a entrar —le digo a Finnick aún plasmada por el tamaño de la piscina.
—¿Por qué no? Vamos, sólo nada y el entrenador estará contento.
—Tú no lo entiendes, me da miedo el agua, no voy a entrar, te lo juro.
—¿Me juras? —pregunta burlón. Me toma por la cintura y me tira con él a la piscina.
Siquiera pudo darme tiempo para que me cambiara o algo, pero no. Decide tirarme aún cuando le digo que le tengo miedo al agua, estúpido infeliz. Siento la ropa pesada y en cuando siento el agua rodeando mi cuerpo comienzo a desesperarme y a querer salir. Mis pies no tocan el suelo y no voy a durar mucho así.
Finnick me sigue tomando por la cintura y yo forcejeo contra él, no puedo respirar aunque mi cabeza esté fuera del agua. El aire comienza a faltarme y me siento cansada.
—Deja de moverte, Cass, estás bien.
No le hago caso, me sigo moviendo y le doy varios golpes. Pero estoy cansada, no quiero morir ahogada, de igual manera no siento que el aire entre a mi cuerpo. Me siento vacía y sin poder respirar.
—Si no dejas de moverte vas a seguir sin poder respirar.
Después de unos segundos con mis fallidos intentos de salir dejo de moverme, pero el instinto de moverme corre por mis venas y tengo la necesidad de ir hasta la orilla y salir de este estúpido lugar. Cuando me doy algo de cuenta de que estoy nadando y que no toco el suelo abrazo a Finnick por el cuello con desesperación como si fuera a salir un tiburón o algo. Él sólo sonríe, pero no me mueve ni quita sus manos de donde están.
—Eres un desgraciado infeliz hijo de…
—No tienes que decirme todo eso, estás nadando, venciste tu miedo —interrumpe.
—Quiero salirme, así que suéltame y déjame salir.
Me suelta y siento como comienzo a hundirme, maldito el día en el que tuve que abrir tanto la boca. Siempre digo cosas sin pensar. Vuelvo a no poder respirar y me agarro de su cuello para sostenerme a flote.
—Cuidado con lo que pides, Cass.
—Cállate. Ayúdame a llegar a la orilla.
—No, me gusta el agua.
—Por favor, Finnick —le suplico.
Niega con la cabeza y suelta una carcajada. Se pone a nadar conmigo abrazada a su cuello, me gustaría que él también me abrazara, no lo mal interpreten, me siento insegura y él me hace sentir segura.
—Ya me quiero salir.
—Ni siquiera te estás ahogando. Además, ¿por qué le tienes miedo al agua? Es lo mejor que pudo existir.
—Bueno eso mejor que pudo existir casi me mata un día.
Frunce el ceño y vuelve a abrazarme sabiendo que me sentiré más segura. Estúpida agua, quiero salirme y estúpido Finnick por tirarme a esta maldita piscina.
—¿Cómo?
—Mi padre fue un muy mal padre. Dejó que entrara al mar yo sola, no recuerdo mucho, era pequeña. Las olas me arrastraban lejos de mi familia y a penas si podía respirar, no lo sé, no quiero revivir esa experiencia.
—Lo siento. Tu padre está… ¿muerto? Perdón si te molesto, no era mi intención.
—Oh, no importa. Mi padre nos abandonó cuando era pequeña y mi madre es drogadicta, pero tengo a mi hermana y ella me tiene a mí.
—Tienes una vida difícil. Mi padre murió hace años, estaba enfermo y no teníamos los recursos para atenderlo y comprarle lo que necesitaba. No tardó en morir.
Supongo que Finnick Odair tiene sus motivos para ser un arrogante idiota y no lo juzgo, bueno sí, pero trataré de no hacerlo. Además me parece que ha tenido una vida difícil, con eso de que murió su padre… Aunque parece que cree que mi vida es la peor vida del mundo, me gusta mi vida, preferiría que fuera mejor pero me gusta. Amo a mi hermana y haría todo por ella, sólo la necesito a ella para ser feliz. Pero hasta eso me han quitado.
—Lo siento.
—No lo sientas, no fue tu culpa.
—Es algo que todos dicen, incluso tú.
—Da igual, no me gusta que lo sientan.
Sonrío y él me imita. Seguro que en esto de Panem no existe el dentista, ¿cómo puede Finnick tener los dientes tan perfectos? Tuve que usar millones de aparatos en los míos para que quedaran decentes y él no hace nada y le quedan lindos.
—¿Ya me puedo salir?
—No has nadado nada, sólo te estás mojando.
—Es un gran progreso considerando que no iba a meter ni un dedo.
—Nada y si sientes que no puedes te juro que ya no insisto.
—¿Me juras? —pregunto en el mismo tono burlón que él y eso lo hace reír.
—Te juro. Ahora nada.
Suelto su cuello y él suelta mi cadera dejándome libre, moriré, estoy segura de que no tardaré en ahogarme. Ni siquiera iré a los juegos del
hambre, moriré en una piscina, sin duda eso será lo más estúpido que haya sucedido aquí. Muevo los brazos y las piernas y me siento insegura, me voy a ahogar, enserio voy a hacerlo. Me muevo poco a poco y trato de pensar en que no voy a ahogarme, que sólo nadaré felizmente y después saldré de este manicomio.
—¿Ya? —pregunto después de lo que siento que son horas.
—Ven hasta acá y puedes salirte.
Lo miro y veo que no está tan lejos, sólo un metro o dos, pero comienzo a sentirme nerviosa, está muy lejos. Siento que el agua llena mis pulmones y que me ahogo. Cuando intento abrir los ojos no puedo, estoy hundiéndome, ¡voy a ahogarme! Nado con desesperación intentando salir y eso sólo sirve para que me hunda más.
Siento los brazos de Finnick rodearme y me saca de nuevo a la superficie. Lo rodeo por el cuello con ambos brazos y contengo las ganas de llorar, sé que si no lo hago pronto estaré llorando como niña pequeña como aquel día.
—Lo siento, Cass, es mi culpa.
Niego con la cabeza y lo abrazo más, estúpida agua. No quiero volver a poner un pie en ella, la odio con todo mi ser, la odio, la odio, la odio.
Finnick me ayuda a salir y casi beso el suelo. Mi ropa está escurriendo agua y la de él también, quiero irme a casa pero lo más casa que tengo aquí es casa de Finnick y no es lo mismo.
Salimos del cuarto donde se encuentra la piscina y Finnick le dice a nuestro entrenador que me llevará a casa y después el regresará a seguir entrenando. Se lo agradezco mentalmente porque estoy tan paralizada que a penas si puedo mantenerme en pie.
Caminamos por las calles que están casi vacías porque los jóvenes están entrenando y los adultos seguramente trabajando. El camino me pareció mucho más corto que antes, de hecho no fue mucho, no me siento cansada sólo algo extraña. Me deja en su casa y me indica dónde está el baño, cómo funciona —ya que yo no tenía ni idea— y me da ropa de su madre.
—Vamos, Cass, se nos hará tarde.
Nadie, nunca, me había dicho “Cass”, siempre fui Cassandra o Cassie, jamás Cass. Si mi madre oyera que alguien me llama así seguramente le daría un discurso sobre los apodos y que Cass no es uno apto para el nombre Cassandra. Da igual, mi madre no está aquí y no sé si volveré a verla.
Salgo de la casa detrás de Finnick quien casi va corriendo y como soy mucho más enana que él tengo que correr para seguirle el paso. Aunque es fácil distinguirlo entre la gente, tiene el cabello rubio y es alto. Lo reconocería donde fuera con sólo verle el cabello.
—¿Cuánto falta? —pregunto jadeante.
—Poco, unas cuantas calles solamente.
¿Unas cuántas calles? Suspiro y sigo caminando tras Finnick quien va un poco más lento por consideración mía. Realmente creo que me dará un ataque cardiaco antes de que pueda llegar al entrenamiento. Seguimos caminando por unos cinco minutos aunque yo siento como si hubiesen pasado cinco horas.
El Centro de Entrenamiento, como Finnick dijo que se llamaba, es un edificio enorme, no está hecho ni de piedra, ni de madera, ni de nada parecido. Debe ser uno de los edificios modernos que instaló el Capitolio para hacer más obvia la preferencia entre los distritos. Aunque creo que su preferido es el Distrito 2, no sé por qué pienso eso pero me lo parece.
Finnick me deja pasar primero y él entra después cerrando la puerta. El lugar es enorme y espacioso, lleno de diversas armas y actividades para entrenar. Seguramente moriré en la primera o segunda si tengo suerte. La mayoría ya comenzó a entrenar, las chicas son mucho más altas que yo y más fuertes, me siento como un insecto rodeada de todos ellos.
—Vamos, es tarde —dice Finnick y camino detrás de él mientras se acerca a un hombre enorme. Tiene los ojos azules como el océano y el cabello rubio, aunque no es como el de Finnick, el suyo está igual por todas partes, ni un mechón fuera de su lugar—. Hola, entrenador, ella es Cassandra, es nueva.
El hombre me sonríe y yo lo único que consigo hacer es una media sonrisa, estoy demasiado nerviosa.
—Hola, Cassandra, un placer, soy tu entrenador. Bien, corran cinco vueltas a todo el lugar y después vayan a la piscina, quiero verlos nadar rápido.
Eso va a ser un gran problema, uno muy grande. Digamos que padezco hidrofobia y no voy a poder meter ni un pie en esa piscina. Moriría antes de hacerlo, odio el agua, me da un terrible miedo ahogarme o que me suceda algo. Sin duda no entraré a esa piscina que dice el entrenador, prefiero cualquier otra cosa.
Finnick y yo nos ponemos a poner las cinco vueltas y casi tiene que llevarme arrastrando porque me duelen los pies y me siento agotada. Pensar que todavía faltan dos vueltas, estúpido el día en el que aparecí en este jodido lugar y estúpido el día en el que a esa mujer se le ocurrió escribir los juegos del hambre. Seguimos corriendo y él se burla constantemente de mí y de mi condición física, pero no me importa, estoy cansada, me duele todo el cuerpo, sólo quiero tomar agua y dormir un rato.
—Vamos, Cass, sólo faltan como dos metros.
Niego con la cabeza pero sigo corriendo detrás de él con los músculos adoloridos y suplicando parar. Cuando por fin completamos las malditas cinco vueltas me tiro al suelo, no me importa que todos me vean y se rían. Ellos llevan toda su vida entrenando, yo jamás había hecho deporte, es obvio que iba a morir a la mitad de las vueltas.
—Vamos a la piscina.
Asiento, aunque no tengo intenciones de meterme ahí bajo ninguna circunstancia. Preferiría que me metieran un balazo en la cabeza, sería mucho menos desesperante y doloroso. Moriría rápido.
Llegamos a donde está la piscina y abro mucho los ojos. ¡Es enorme! Tanto de largo como de profundidad, no entraré ahí, jamás.
—No voy a entrar —le digo a Finnick aún plasmada por el tamaño de la piscina.
—¿Por qué no? Vamos, sólo nada y el entrenador estará contento.
—Tú no lo entiendes, me da miedo el agua, no voy a entrar, te lo juro.
—¿Me juras? —pregunta burlón. Me toma por la cintura y me tira con él a la piscina.
Siquiera pudo darme tiempo para que me cambiara o algo, pero no. Decide tirarme aún cuando le digo que le tengo miedo al agua, estúpido infeliz. Siento la ropa pesada y en cuando siento el agua rodeando mi cuerpo comienzo a desesperarme y a querer salir. Mis pies no tocan el suelo y no voy a durar mucho así.
Finnick me sigue tomando por la cintura y yo forcejeo contra él, no puedo respirar aunque mi cabeza esté fuera del agua. El aire comienza a faltarme y me siento cansada.
—Deja de moverte, Cass, estás bien.
No le hago caso, me sigo moviendo y le doy varios golpes. Pero estoy cansada, no quiero morir ahogada, de igual manera no siento que el aire entre a mi cuerpo. Me siento vacía y sin poder respirar.
—Si no dejas de moverte vas a seguir sin poder respirar.
Después de unos segundos con mis fallidos intentos de salir dejo de moverme, pero el instinto de moverme corre por mis venas y tengo la necesidad de ir hasta la orilla y salir de este estúpido lugar. Cuando me doy algo de cuenta de que estoy nadando y que no toco el suelo abrazo a Finnick por el cuello con desesperación como si fuera a salir un tiburón o algo. Él sólo sonríe, pero no me mueve ni quita sus manos de donde están.
—Eres un desgraciado infeliz hijo de…
—No tienes que decirme todo eso, estás nadando, venciste tu miedo —interrumpe.
—Quiero salirme, así que suéltame y déjame salir.
Me suelta y siento como comienzo a hundirme, maldito el día en el que tuve que abrir tanto la boca. Siempre digo cosas sin pensar. Vuelvo a no poder respirar y me agarro de su cuello para sostenerme a flote.
—Cuidado con lo que pides, Cass.
—Cállate. Ayúdame a llegar a la orilla.
—No, me gusta el agua.
—Por favor, Finnick —le suplico.
Niega con la cabeza y suelta una carcajada. Se pone a nadar conmigo abrazada a su cuello, me gustaría que él también me abrazara, no lo mal interpreten, me siento insegura y él me hace sentir segura.
—Ya me quiero salir.
—Ni siquiera te estás ahogando. Además, ¿por qué le tienes miedo al agua? Es lo mejor que pudo existir.
—Bueno eso mejor que pudo existir casi me mata un día.
Frunce el ceño y vuelve a abrazarme sabiendo que me sentiré más segura. Estúpida agua, quiero salirme y estúpido Finnick por tirarme a esta maldita piscina.
—¿Cómo?
—Mi padre fue un muy mal padre. Dejó que entrara al mar yo sola, no recuerdo mucho, era pequeña. Las olas me arrastraban lejos de mi familia y a penas si podía respirar, no lo sé, no quiero revivir esa experiencia.
—Lo siento. Tu padre está… ¿muerto? Perdón si te molesto, no era mi intención.
—Oh, no importa. Mi padre nos abandonó cuando era pequeña y mi madre es drogadicta, pero tengo a mi hermana y ella me tiene a mí.
—Tienes una vida difícil. Mi padre murió hace años, estaba enfermo y no teníamos los recursos para atenderlo y comprarle lo que necesitaba. No tardó en morir.
Supongo que Finnick Odair tiene sus motivos para ser un arrogante idiota y no lo juzgo, bueno sí, pero trataré de no hacerlo. Además me parece que ha tenido una vida difícil, con eso de que murió su padre… Aunque parece que cree que mi vida es la peor vida del mundo, me gusta mi vida, preferiría que fuera mejor pero me gusta. Amo a mi hermana y haría todo por ella, sólo la necesito a ella para ser feliz. Pero hasta eso me han quitado.
—Lo siento.
—No lo sientas, no fue tu culpa.
—Es algo que todos dicen, incluso tú.
—Da igual, no me gusta que lo sientan.
Sonrío y él me imita. Seguro que en esto de Panem no existe el dentista, ¿cómo puede Finnick tener los dientes tan perfectos? Tuve que usar millones de aparatos en los míos para que quedaran decentes y él no hace nada y le quedan lindos.
—¿Ya me puedo salir?
—No has nadado nada, sólo te estás mojando.
—Es un gran progreso considerando que no iba a meter ni un dedo.
—Nada y si sientes que no puedes te juro que ya no insisto.
—¿Me juras? —pregunto en el mismo tono burlón que él y eso lo hace reír.
—Te juro. Ahora nada.
Suelto su cuello y él suelta mi cadera dejándome libre, moriré, estoy segura de que no tardaré en ahogarme. Ni siquiera iré a los juegos del
hambre, moriré en una piscina, sin duda eso será lo más estúpido que haya sucedido aquí. Muevo los brazos y las piernas y me siento insegura, me voy a ahogar, enserio voy a hacerlo. Me muevo poco a poco y trato de pensar en que no voy a ahogarme, que sólo nadaré felizmente y después saldré de este manicomio.
—¿Ya? —pregunto después de lo que siento que son horas.
—Ven hasta acá y puedes salirte.
Lo miro y veo que no está tan lejos, sólo un metro o dos, pero comienzo a sentirme nerviosa, está muy lejos. Siento que el agua llena mis pulmones y que me ahogo. Cuando intento abrir los ojos no puedo, estoy hundiéndome, ¡voy a ahogarme! Nado con desesperación intentando salir y eso sólo sirve para que me hunda más.
Siento los brazos de Finnick rodearme y me saca de nuevo a la superficie. Lo rodeo por el cuello con ambos brazos y contengo las ganas de llorar, sé que si no lo hago pronto estaré llorando como niña pequeña como aquel día.
—Lo siento, Cass, es mi culpa.
Niego con la cabeza y lo abrazo más, estúpida agua. No quiero volver a poner un pie en ella, la odio con todo mi ser, la odio, la odio, la odio.
Finnick me ayuda a salir y casi beso el suelo. Mi ropa está escurriendo agua y la de él también, quiero irme a casa pero lo más casa que tengo aquí es casa de Finnick y no es lo mismo.
Salimos del cuarto donde se encuentra la piscina y Finnick le dice a nuestro entrenador que me llevará a casa y después el regresará a seguir entrenando. Se lo agradezco mentalmente porque estoy tan paralizada que a penas si puedo mantenerme en pie.
Caminamos por las calles que están casi vacías porque los jóvenes están entrenando y los adultos seguramente trabajando. El camino me pareció mucho más corto que antes, de hecho no fue mucho, no me siento cansada sólo algo extraña. Me deja en su casa y me indica dónde está el baño, cómo funciona —ya que yo no tenía ni idea— y me da ropa de su madre.
tobias.
Re: i don't believe in books. {finnick odair}
india.l. acá va mi comentario super tierno y largo, y que conste que estoy en el celular so es un esfuerzo grande(?). so... es imposible no amar el capítulo. o a finnick. bc los dos son perfectos. usea.
quiero ser cassie para abrazar a finnick del cuello y que me enseñe a nadar y que esté cerca mío y toda esa weá.
pobre cass, tiene una familia de mierda ;-; menos su hermana bc ella s lectora y eso la hace cúl but todos los demás sí y me dio lástima. ahí esperaba que el odair la abrace y la consuele y tipo todo re romántoco bc a mí me gusta todo eso(?). so, no sé que otra cosa decirte bc sabés que amo como escribís y sos una genia bc el odair y su personalidad y la historia y cassie y todo y lloro. so nada, eso, te amo y subí otro.l.
quiero ser cassie para abrazar a finnick del cuello y que me enseñe a nadar y que esté cerca mío y toda esa weá.
pobre cass, tiene una familia de mierda ;-; menos su hermana bc ella s lectora y eso la hace cúl but todos los demás sí y me dio lástima. ahí esperaba que el odair la abrace y la consuele y tipo todo re romántoco bc a mí me gusta todo eso(?). so, no sé que otra cosa decirte bc sabés que amo como escribís y sos una genia bc el odair y su personalidad y la historia y cassie y todo y lloro. so nada, eso, te amo y subí otro.l.
Invitado
Invitado
Re: i don't believe in books. {finnick odair}
me faló la segunda parte bc querías un comentario re largo y bua;-; voy a citar esto bc me es imposible no hacerlo.
todavía sigue siendo chiquito, so... vamos a rellenarlo con que mañana es mi cumple y espero que em diags algo, ah, mentiraen realidad sí.
nada, eso, me voy ya bc estoy poniendo cualquiera.
te amop, y espero el cap.l.
but, but... yo quiero abrazarlo del cuello, yo quiero, lloro porque no puedo. me hacés sufrir con tu escritura, india.l. ¿ya te lo dije, no? lo voy a seguir repitiendo bc sí. es que... idk, es algo hermoso, es un don(?) ahre. la estoy flasehando ya. est pasa cuando no sé que poner en un comentario largo, get it?Odair. escribió:Siento los brazos de Finnick rodearme y me saca de nuevo a la superficie. Lo rodeo por el cuello con ambos brazos
todavía sigue siendo chiquito, so... vamos a rellenarlo con que mañana es mi cumple y espero que em diags algo, ah, mentira
nada, eso, me voy ya bc estoy poniendo cualquiera.
te amop, y espero el cap.l.
Invitado
Invitado
Re: i don't believe in books. {finnick odair}
Colfer. escribió:india.l. acá va mi comentario super tierno y largo, y que conste que estoy en el celular so es un esfuerzo grande(?). so... es imposible no amar el capítulo. o a finnick. bc los dos son perfectos. usea.
quiero ser cassie para abrazar a finnick del cuello y que me enseñe a nadar y que esté cerca mío y toda esa weá.
pobre cass, tiene una familia de mierda ;-; menos su hermana bc ella s lectora y eso la hace cúl but todos los demás sí y me dio lástima. ahí esperaba que el odair la abrace y la consuele y tipo todo re romántoco bc a mí me gusta todo eso(?). so, no sé que otra cosa decirte bc sabés que amo como escribís y sos una genia bc el odair y su personalidad y la historia y cassie y todo y lloro. so nada, eso, te amo y subí otro.l.
patricia.l. idk si allá ya es 23 pero aquí es 22 so tienes que avisarme cuando sea 23 si no te lo diré cuando sea 23 en méxico. omg, que bueno que te gusto india patricia<33. ahq, yo también quiero que me enseñe a nadar y todas esas weás bc finnick de profesor rlz the world. idk, tenía que tener una familia de mierda bc la trama y todo eso ahquelopusoporquesí. no la va a abrazar bc no.l. aunque tienen que besarse pero falta mucho para eso para desgracia tuya. la seguiré pronto, patssss.
tobias.
Re: i don't believe in books. {finnick odair}
Odair .|. Vengo a leer esta novela, Me gusto la sinopsis y cuando termine de leer lo que has dejado comento algo, bai
moondust.
Re: i don't believe in books. {finnick odair}
Colfer. escribió:me faló la segunda parte bc querías un comentario re largo y bua;-; voy a citar esto bc me es imposible no hacerlo.but, but... yo quiero abrazarlo del cuello, yo quiero, lloro porque no puedo. me hacés sufrir con tu escritura, india.l. ¿ya te lo dije, no? lo voy a seguir repitiendo bc sí. es que... idk, es algo hermoso, es un don(?) ahre. la estoy flasehando ya. est pasa cuando no sé que poner en un comentario largo, get it?Odair. escribió:Siento los brazos de Finnick rodearme y me saca de nuevo a la superficie. Lo rodeo por el cuello con ambos brazos
todavía sigue siendo chiquito, so... vamos a rellenarlo con que mañana es mi cumple y espero que em diags algo, ah, mentiraen realidad sí.
nada, eso, me voy ya bc estoy poniendo cualquiera.
te amop, y espero el cap.l.
me gustan tus comentarios. ahq, todas queremos abrazarlo del cuello y besarlo apasionadamente (?). no.l. yo no hago sufrir a nadie, india, salvo a ti bc tú eres tú. tú también me haces sufrir.l. so cállate, nos hacemos sufrir mutuamente, así funcionan los indios (?). po te vas esforzando más bc i lov comentarious largous (?). te felicité y te dediqué mi firma, se feliz. ily.l. pronto subiré.
tobias.
Re: i don't believe in books. {finnick odair}
sigo esperando, herondale.l.Herondale. escribió:Odair .|. Vengo a leer esta novela, Me gusto la sinopsis y cuando termine de leer lo que has dejado comento algo, bai
tobias.
Re: i don't believe in books. {finnick odair}
Hoy termino estoy escribiendo pero cuando termine, termino de leer aca(?
Yose que tu me amas Odair. ¡ADMÍTELO!
Yose que tu me amas Odair. ¡ADMÍTELO!
moondust.
Re: i don't believe in books. {finnick odair}
¡NO TE AMO! .l. sigo esperando un comentario largo.Herondale. escribió:Hoy termino :hee:estoy escribiendo pero cuando termine, termino de leer aca(?
Yose que tu me amas Odair. ¡ADMÍTELO!
tobias.
Re: i don't believe in books. {finnick odair}
te lo digo de la manera más educada posible, por favor no hagas spam en mi novela. gracias c:TessaFray escribió:por cierto...
AYUDENMEEEEEEEEEE
https://mobile.twitter.com/Sam_Sheeran00/status/446797858474168320/photo/1
ayúdenme porfavooooor denle RT !!
RECUERDA,,,hoy por mi mañana por ti;)
tobias.
Re: i don't believe in books. {finnick odair}
Sigue esperando bc no los eh leido ademas no llego a la casa hasta las 2
moondust.
Re: i don't believe in books. {finnick odair}
Capítulo Dos.
Las duchas aquí son raras. Sólo tenía un balde con el cual tenía que lavar todo mi cuerpo y una sola barra de jabón que era tanto para el pelo como para el cuerpo, creo que es la peor ducha que he tomado jamás. Encima la ropa me queda enorme y no tengo ropa interior más que la mía que está escurriendo y no puedo tomar algo de Alicia porque me quedará enorme y me da náuseas. La única ventaja es que estoy completamente plana así que no habrá problema con no traer nada, pero me siento incómoda.
Después de que todo eso sucediera, puse la casa patas arriba buscando un cepillo, lo extraño es que Finnick tenía uno y Alicia no, esta familia es rara.
Cuando bajo a la cocina Alicia ya está ahí preparando la comida que consiste en un pescado y agua natural, me gusta el pescado pero no es de mis favoritos.
—¡Cassandra, tengo que llevarte a comprar ropa! —chilla al verme.
—No se moleste, es mucho pedir.
—No, por supuesto que no es mucho pedir. Ahora mismo tú y yo vamos de compras, el gobernador me dio dinero para poder comprarte lo necesario. Así que no puedes poner objeciones.
Quería poner objeciones, de hecho tenía bastantes. Mi madre jamás me compró ropa ni nada parecido, Alicia no tenía por qué comprármelas pero parece muy decidida, así que lo mejor será aceptar ir de compras.
Salimos de la casa y nos ponemos a caminar tranquilamente en silencio. Odio las compras. Siempre he odiado las compras, la gente amontonada y probándose cosas, chillidos de chicas cuando ven algo que les gusta —lo cual yo no puedo pagar—, simplemente no es algo que disfruto como todas las mujeres del planeta. Aunque no tengo idea de cómo son las compras en el Distrito 4, espero y sean mucho mejores que en mi verdadero mundo.
Llegamos a uno de los edificios “lujosos” del distrito, no parece como las otras tiendas de ropa que he visto, pero esto no es Carolina del Norte, seguramente las tiendas no serán así, no estarán abarrotadas de niñas chillonas exigiéndoles a sus padres que les compren todo.
Cuando entramos me sorprendo al ver que no es nada como yo esperaba, de hecho es la tienda más humilde en la que he estado. Toda la ropa es de colores claros como azules, blancos, rosados; y si no es de estos colores es muy oscura como negros y cafés. No lo sé, la ropa no me llama mucho la atención pero a Alicia sí.
Termina por escogerme pantalones en tonos oscuros y remeras de tonos claros, no pongo objeciones, yo no sé escoger ropa y ella sí, mejor que escoja lo que crea más convincente para mí.
Me lo pruebo todo y según ella me sienta de maravilla, no creo que sea verdad, de hecho me siento completamente ridícula, jamás me había probado tanta ropa en mi vida y no me gusta hacerlo. Me siento patética.
—Ahora necesitas un vestido para la Cosecha —dice mirando los vestidos que hay colgados en la pared, la mayoría son tonos claros. Pero preferiría no tener vestido, no quiero ir a la Cosecha—, ya sabes, donde escogen a los participantes de los juegos del hambre.
Asiento. Aunque no quiero ser escogida, preferiría morir o algo así, de igual manera si resulto elegida moriré en esa arena. Jamás me imaginé que moriría de aquella manera, a manos de un adolescente de quince años. Quién sabe, aún no es la Cosecha y espero falten meses para que sea porque me siento nerviosa con la sola idea de saber que puedo ir a morir sólo para divertir a la gente.
—¿Cuándo es la Cosecha? —pregunto.
—Dentro de dos días —responde sin prestar mucha atención, sí, como ella ya no participa le da igual.
Escoge un vestido color blanco hasta la rodilla, tiene los tirantes delgados casi ni se notan. No es muy escotado ni apretado lo cual agradezco, en mí no hay mucho que resaltar, soy plana por adelante y por atrás, simple.
Alicia considera que es perfecto para mí así que nos llevamos la mitad de la tienda porque para ella todo es perfecto. Me alegro de haber terminado tan rápido, odio comprar, odio ver ropa, odio esas cosas porque mi madre no tiene dinero para comprarlas así que sólo puedo darme el lujo de una remera cada año por mi cumpleaños o navidad.
Regresamos a casa de Finnick y Alicia, debería decirle casa pero no es mi casa por lo tanto no puedo decirle así. Además, Alicia es tan buena mujer que seguramente ya debe considerarme una hija más. Y aunque admitir esto está en contra de mis principios, me gustaría tener una madre como Alicia, tan buena y comprensiva, no debe haber nada mejor que una madre así.
—Ponte algo de lo que compramos, pronto llegará Finnick y comeremos.
—Ahora voy.
Tomo la ropa que me ofrece y subo escaleras arriba a cambiarme, como no tengo una habitación propia me cambio en el baño. Opto por ponerme unos pantalones negros y ajustados con unas zapatillas color blanco y una remera blanca. Sí, no soy para nada original para los conjuntos, de hecho soy pésima. Aunque no tengo mucho con qué trabajar, sólo tengo dos pares de zapatillas y unas son botines para los entrenamientos así que eso sólo me deja las zapatillas blancas.
Recojo mi cabello en un chongo mal hecho porque no tengo cepillo ni nada que pueda ayudarme y con las manos no es muy sencillo peinarme.
Bajo las escaleras de dos en dos para ir a comer, Finnick ya está ahí algo sudado pero a su madre no parece molestarle ni un poco. Yo, honestamente, odio ver a la gente sudada y odio el sudor, me parece asqueroso y desagradable, preferiría cualquier otra cosa antes de sudar. Hasta el vomito me parece más agradable.
Me siento frente a Finnick y como gustosa los mariscos, no es que me gusten demasiado pero estoy muy hambrienta, quisiera comer más pero me sentiría muy gorda. Según mi hermana estoy muy flaca pero no termino de creérmelo, me siento gorda.
—Vamos, Cass, debemos ir a entrenar. —Dice Finnick mientras se para rápidamente y me mira con cierta desesperación. ¿Otra vez? No, por supuesto que no, la última vez que fui casi muero ahogada, no volveré a ir a ver si por casualidad no muero. Además eso es excesivo, no necesitan entrenar tanto y para acabar de derramar el vaso acabamos de comer, se supone que vomitas si haces ejercicio acabando de comer aunque jamás lo he comprobado.
Me paro después de pensarlo por unos segundos y trato de esbozar una sonrisa aunque se ve forzada, ¿qué esperaban? ¿qué muriera de felicidad por ir a ahogarme? Extraño mi vida anterior aunque me cueste admitirlo, no estoy hecha para los deportes ni mucho menos.
Salimos de la casa caminando con paso rápido, casi corriendo. Me siento cansada y eso que no he hecho absolutamente nada. El hecho de haber comido minutos atrás hace que me sienta muy llena como para ponerme a correr como idiota por horas.
—¿Por qué entrenan tanto? —pregunto jadeante.
—La Cosecha se acerca y el Distrito 4 no ha tenido un ganador desde hace cinco años, así que este año quieren que gane uno de aquí.
—¿Y tú quisieras ganar?
—¿Por qué no? Según dicen es genial ganar, eres conocido y no vuelves a pasar hambre jamás.
—Pero matas personas.
—Es su vida o la tuya, y prefiero que mueran ellos a morir yo.
En ese aspecto tiene razón, todos preferirían su vida antes que la vida de alguien más. Aunque yo preferiría morir antes de que mi hermana muriera, lo único bueno es que mi hermana no está aquí y si yo salgo elegida ella no iría conmigo. No quiero ir a los juegos, me parece injusto ir a morir para divertir al Capitolio, les divierte ver a jóvenes masacrándose para salvar su vida. Me gustaría que la gente del Capitolio fueran elegidos, así todo sería mucho mejor. Ellos sufrirían, la gente inocente no.
Entramos al Centro de Entrenamiento, no ha llegado nadie aún, ni siquiera los entrenadores, ¿por qué Finnick quería que llegáramos tan temprano? El lugar está desierto y el silencio me inquieta, está demasiado calmado y eso no parece normal.
—Juguemos algo —sugiere.
—¿Qué?
—Hay que conocernos. Cuéntame sobre ti.
Frunzo el ceño, ¿qué quiere saber? Además no tengo una vida muy emocionante, todo lo contrario; mi vida es completamente corriente y aburrida aunque me gustaría tener una vida loca y emocionante. Pero no es mi caso.
—Bien. Nací el veintidós de noviembre en Carolina del Norte, mi padre nos abandonó, mi madre es drogadicta, tengo una hermana llamada Susan y ama leer. Soy el sustento de mi extraña familia y creo que es todo.
Él sonríe ligeramente, me gusta su sonrisa.
Después de que todo eso sucediera, puse la casa patas arriba buscando un cepillo, lo extraño es que Finnick tenía uno y Alicia no, esta familia es rara.
Cuando bajo a la cocina Alicia ya está ahí preparando la comida que consiste en un pescado y agua natural, me gusta el pescado pero no es de mis favoritos.
—¡Cassandra, tengo que llevarte a comprar ropa! —chilla al verme.
—No se moleste, es mucho pedir.
—No, por supuesto que no es mucho pedir. Ahora mismo tú y yo vamos de compras, el gobernador me dio dinero para poder comprarte lo necesario. Así que no puedes poner objeciones.
Quería poner objeciones, de hecho tenía bastantes. Mi madre jamás me compró ropa ni nada parecido, Alicia no tenía por qué comprármelas pero parece muy decidida, así que lo mejor será aceptar ir de compras.
Salimos de la casa y nos ponemos a caminar tranquilamente en silencio. Odio las compras. Siempre he odiado las compras, la gente amontonada y probándose cosas, chillidos de chicas cuando ven algo que les gusta —lo cual yo no puedo pagar—, simplemente no es algo que disfruto como todas las mujeres del planeta. Aunque no tengo idea de cómo son las compras en el Distrito 4, espero y sean mucho mejores que en mi verdadero mundo.
Llegamos a uno de los edificios “lujosos” del distrito, no parece como las otras tiendas de ropa que he visto, pero esto no es Carolina del Norte, seguramente las tiendas no serán así, no estarán abarrotadas de niñas chillonas exigiéndoles a sus padres que les compren todo.
Cuando entramos me sorprendo al ver que no es nada como yo esperaba, de hecho es la tienda más humilde en la que he estado. Toda la ropa es de colores claros como azules, blancos, rosados; y si no es de estos colores es muy oscura como negros y cafés. No lo sé, la ropa no me llama mucho la atención pero a Alicia sí.
Termina por escogerme pantalones en tonos oscuros y remeras de tonos claros, no pongo objeciones, yo no sé escoger ropa y ella sí, mejor que escoja lo que crea más convincente para mí.
Me lo pruebo todo y según ella me sienta de maravilla, no creo que sea verdad, de hecho me siento completamente ridícula, jamás me había probado tanta ropa en mi vida y no me gusta hacerlo. Me siento patética.
—Ahora necesitas un vestido para la Cosecha —dice mirando los vestidos que hay colgados en la pared, la mayoría son tonos claros. Pero preferiría no tener vestido, no quiero ir a la Cosecha—, ya sabes, donde escogen a los participantes de los juegos del hambre.
Asiento. Aunque no quiero ser escogida, preferiría morir o algo así, de igual manera si resulto elegida moriré en esa arena. Jamás me imaginé que moriría de aquella manera, a manos de un adolescente de quince años. Quién sabe, aún no es la Cosecha y espero falten meses para que sea porque me siento nerviosa con la sola idea de saber que puedo ir a morir sólo para divertir a la gente.
—¿Cuándo es la Cosecha? —pregunto.
—Dentro de dos días —responde sin prestar mucha atención, sí, como ella ya no participa le da igual.
Escoge un vestido color blanco hasta la rodilla, tiene los tirantes delgados casi ni se notan. No es muy escotado ni apretado lo cual agradezco, en mí no hay mucho que resaltar, soy plana por adelante y por atrás, simple.
Alicia considera que es perfecto para mí así que nos llevamos la mitad de la tienda porque para ella todo es perfecto. Me alegro de haber terminado tan rápido, odio comprar, odio ver ropa, odio esas cosas porque mi madre no tiene dinero para comprarlas así que sólo puedo darme el lujo de una remera cada año por mi cumpleaños o navidad.
Regresamos a casa de Finnick y Alicia, debería decirle casa pero no es mi casa por lo tanto no puedo decirle así. Además, Alicia es tan buena mujer que seguramente ya debe considerarme una hija más. Y aunque admitir esto está en contra de mis principios, me gustaría tener una madre como Alicia, tan buena y comprensiva, no debe haber nada mejor que una madre así.
—Ponte algo de lo que compramos, pronto llegará Finnick y comeremos.
—Ahora voy.
Tomo la ropa que me ofrece y subo escaleras arriba a cambiarme, como no tengo una habitación propia me cambio en el baño. Opto por ponerme unos pantalones negros y ajustados con unas zapatillas color blanco y una remera blanca. Sí, no soy para nada original para los conjuntos, de hecho soy pésima. Aunque no tengo mucho con qué trabajar, sólo tengo dos pares de zapatillas y unas son botines para los entrenamientos así que eso sólo me deja las zapatillas blancas.
Recojo mi cabello en un chongo mal hecho porque no tengo cepillo ni nada que pueda ayudarme y con las manos no es muy sencillo peinarme.
Bajo las escaleras de dos en dos para ir a comer, Finnick ya está ahí algo sudado pero a su madre no parece molestarle ni un poco. Yo, honestamente, odio ver a la gente sudada y odio el sudor, me parece asqueroso y desagradable, preferiría cualquier otra cosa antes de sudar. Hasta el vomito me parece más agradable.
Me siento frente a Finnick y como gustosa los mariscos, no es que me gusten demasiado pero estoy muy hambrienta, quisiera comer más pero me sentiría muy gorda. Según mi hermana estoy muy flaca pero no termino de creérmelo, me siento gorda.
—Vamos, Cass, debemos ir a entrenar. —Dice Finnick mientras se para rápidamente y me mira con cierta desesperación. ¿Otra vez? No, por supuesto que no, la última vez que fui casi muero ahogada, no volveré a ir a ver si por casualidad no muero. Además eso es excesivo, no necesitan entrenar tanto y para acabar de derramar el vaso acabamos de comer, se supone que vomitas si haces ejercicio acabando de comer aunque jamás lo he comprobado.
Me paro después de pensarlo por unos segundos y trato de esbozar una sonrisa aunque se ve forzada, ¿qué esperaban? ¿qué muriera de felicidad por ir a ahogarme? Extraño mi vida anterior aunque me cueste admitirlo, no estoy hecha para los deportes ni mucho menos.
Salimos de la casa caminando con paso rápido, casi corriendo. Me siento cansada y eso que no he hecho absolutamente nada. El hecho de haber comido minutos atrás hace que me sienta muy llena como para ponerme a correr como idiota por horas.
—¿Por qué entrenan tanto? —pregunto jadeante.
—La Cosecha se acerca y el Distrito 4 no ha tenido un ganador desde hace cinco años, así que este año quieren que gane uno de aquí.
—¿Y tú quisieras ganar?
—¿Por qué no? Según dicen es genial ganar, eres conocido y no vuelves a pasar hambre jamás.
—Pero matas personas.
—Es su vida o la tuya, y prefiero que mueran ellos a morir yo.
En ese aspecto tiene razón, todos preferirían su vida antes que la vida de alguien más. Aunque yo preferiría morir antes de que mi hermana muriera, lo único bueno es que mi hermana no está aquí y si yo salgo elegida ella no iría conmigo. No quiero ir a los juegos, me parece injusto ir a morir para divertir al Capitolio, les divierte ver a jóvenes masacrándose para salvar su vida. Me gustaría que la gente del Capitolio fueran elegidos, así todo sería mucho mejor. Ellos sufrirían, la gente inocente no.
Entramos al Centro de Entrenamiento, no ha llegado nadie aún, ni siquiera los entrenadores, ¿por qué Finnick quería que llegáramos tan temprano? El lugar está desierto y el silencio me inquieta, está demasiado calmado y eso no parece normal.
—Juguemos algo —sugiere.
—¿Qué?
—Hay que conocernos. Cuéntame sobre ti.
Frunzo el ceño, ¿qué quiere saber? Además no tengo una vida muy emocionante, todo lo contrario; mi vida es completamente corriente y aburrida aunque me gustaría tener una vida loca y emocionante. Pero no es mi caso.
—Bien. Nací el veintidós de noviembre en Carolina del Norte, mi padre nos abandonó, mi madre es drogadicta, tengo una hermana llamada Susan y ama leer. Soy el sustento de mi extraña familia y creo que es todo.
Él sonríe ligeramente, me gusta su sonrisa.
tobias.
Re: i don't believe in books. {finnick odair}
leo y edito india, sorry por tardar:c te amo<3.
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