A Journey to Remember.

La campana había sonado hace no más de quince minutos y diez habían sido los que tardaron los alumnos de primero a tercer año para acomodarse en el salón de juntas. La tensión se sentía en el ambiente. No era para nada normal lo que estaba pasando. ¿En qué mundo los profesores los juntarían, sabiendo los problemas que generaban?. Sus corazones palpitaban fuerte al pensar que alguno de los directivos del colegio se habían enterado de alguna de sus bromas pesadas.

— ¿Ya pueden callarse? —Preguntó irritada la Directora Baumeister a través del micrófono. Al ver que sus alumnos no hacían caso a sus llamados, decidió recurrir al método más efectivo, y comenzó a golpear la mesa donde la administración estaba sentada con un pequeño martillo, creyéndose juez. Al ver que todos hicieron silencio de repente, empezó su discurso—. Con todos los miembros de la junta directiva nos hemos puesto como objetivo el mejorar las relaciones entre ustedes. Es increíble el no poder hacer ninguna actividad recreativa sin que generen problemas —Se quejó—, esto ya no es la secundaria, chicos. Dentro de uno o dos años se graduarán y serán ciudadanos como cualquier otro, ya no habrá nadie para decirles qué hacer y qué no; y no pueden pelearse con cualquiera que piense distinto a ustedes—Todos resoplaron cansados, ¿Cuántas veces iba a repetir eso? Era siempre el mismo discurso para que nada cambiara—Nos vamos a París por dos meses. —Dijo de golpe y todos quedaron boquiabiertos, ¿París? ¿Otro país? ¿Con estos pandilleros? De repente, el silencio del salón se convirtió en un murmullo general. Se escuchaban, principalmente, quejas y reclamos; sería mal gastar dos meses en un estúpido viaje que no funcionaría para nada.
Witney se levantó enojada, siendo la única a favor de la propuesta. A través de todos los gritos, habló— Yo creo que no es mala idea, es nuestro último año para algunos y no creo que sería lindo llevarnos un mal recuerdo de este, ¿no? —Y al ver que todos volvían a abuchearla, recudió a la ayuda de su mejor amigo, Toby. Este se quejó, pero luego se subió a una silla, silbó y todo quedó en completo silencio.
— Escúchenme, grandes idiotas, ¿Piensan perderse dos meses sin hacer tareas, trabajos, estudiar, teniendo sexo todo el tiempo y en el lugar que quieran? Porque yo no lo haré. — Al decir eso, risas de escaparon a las bocas de todos, algunos se miraban entre sí y se encogían de hombros, otros ya planeaban con quien se acostaría. Quizá no sería una mala idea.
— A pesar de no estar de acuerdo con algunos de los puntos de Loocker —Volvió a hablar la Directora, mirando con reproche a Toby—, no creo que sea una oportunidad válida para desaprovechar. El que esté de acuerdo, que levante su mano—Solo dos o tres lo hicieron, pero al ver que Toby amenazaba con dar otro de sus discursos, de repente todos estaban desesperados por ir. —. Así me gusta. Partimos en dos semanas, señores.
Suspiraron cansados pero a la vez sonrieron felices; no tenían ni idea de las aventuras a las que iban a enfrentar.