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Mensaje por ElectricBlue13 Dom 27 Abr 2014, 9:42 pm

Aaaaaaaah no jodas yo sabia que Harry termino con Lizzie por Louis asdfghjkl pero justo en la mejor parte tenian que interrumpirlos! Grrrrrrrr. No creo que harry este arrepentido,mas le vale que no :c
Seguila,besos
ElectricBlue13
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Mensaje por ElectricBlue13 Dom 27 Abr 2014, 9:43 pm

Aaaaaaaah no jodas yo sabia que Harry termino con Lizzie por Louis asdfghjkl pero justo en la mejor parte tenian que interrumpirlos! Grrrrrrrr. No creo que harry este arrepentido,mas le vale que no :c
Seguila,besos
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Mensaje por Invitado Lun 05 Mayo 2014, 11:30 pm

El  club  de  Andres  Delgado  se  encontraba  en  un almacén en el antiguo barrio de carniceros de Nueva York. Lo había llamado “The Den of Desire”, pero todo el mundo lo conocía simplemente como “The Den”. Rodaba los ojos cada vez que me acercaba al cartel barato de neón parpadeante por encima de las puertas de entrada y me preguntaba  por  qué  había  elegido  algo  tan  sórdido.  El nombre no se ajustaba a su personalidad. Aunque tenía que admitir, el nombre de mal gusto no parecía estar haciendo daño. El club iba viento en popa. No importaba a qué hora del día o de noche te dejaras caer, siempre estaba lleno.
Andre   era   un   informante   que   nos   había   estado pasando información que recogía de sus clientes desde el último año. Él era un amante del cuero, un aspirante a Dom que había follado a la mayor parte de los hombres que cruzaban por sus puertas. Había tratado de conseguir entrar en mis pantalones más veces de lo que quería recordar, a pesar de que lo rechazaba cada vez. Era atractivo, si tenías una cosa por los Papis, pero él lo sabía. No me malinterpreten,  me  gusta  que  mis  hombres  sean  fuertes, pero odiaba la arrogancia y Andre tenía de eso a raudales.
Andre y Harry no se llevaban bien, desde el día en que se conocieron. Yo no tenía una opinión fuerte sobre Andre de un modo u otro, pero a pesar de cualquier cosa que pensase de él, sabía que estaba limpio. No toleraba las drogas en su club y esa era una de las razones por las que nos ayudaba. Él fue personalmente responsable de cerca del cuarenta por ciento de nuestros arrestos. Su información era buena, esa era la razón por la que me aparecí aquí después de encontrarme con Lizzie y por qué Harry  y yo corrimos por la ciudad cuando me dijo que tenía información sobre Ramón.
Harry y yo habíamos visitado The Den tantas veces que los voluminosos guardias que flanquean la puerta sabían quiénes éramos y nos dejaban pasar sin tener que hacer cola o un espectáculo mostrando nuestras insignias. Se hacían a un lado para que pudiéramos entrar con gestos casi imperceptibles de sus cabezas. Como siempre, el club estaba a pleno. La música de baile fuerte asaltaba mis oídos y sacudía mi cerebro. Me tomó un momento para que mis ojos se acostumbraran a la luz baja, entonces miré alrededor de la habitación ocupada en busca de Andre.
Cuando Harry  me tocó en el hombro y señaló hacia la barra, rodé los ojos por segunda vez en pocos minutos. Andre estaba vestido con un par de pantalones apretados de cuero negro con chaleco a juego y estaba tan ocupado hablando con un jovencito delgado con el pelo rosa fluorescente que no nos veía mientras caminábamos detrás de él. El chico ya parecía que estaba borracho, pero Andre deslizaba otra copa por la barra, asintiendo con la cabeza para que la tomase. El chico de pelo rosa agarró el vaso y le ofreció una sonrisa coqueta a Andre antes de tomar un largo trago.
—Andre  —grité  por  encima  del  estruendo  de  la música.
Andre miró sobre su hombro y colocó una enorme sonrisa en su rostro. —Hola, guapo. Pensé que no te tomaría  mucho tiempo llegar hasta aquí. —Lanzó una rápida mirada a Harry  y le dijo secamente—: Detective Styles.
El jovencito dio un agudo chillido por encima del estruendo de la música y cuando miré hacia él, deslizó la bebida alcohólica lejos y nos miraba a mí y a Harry con nerviosismo. Sospechaba que no tenía todavía veintiuno.
—Fuera de aquí —le dije, poniendo mi mejor voz autoritaria.
El chico cayó de su taburete, se escabulló en su chaqueta y fue a través de la habitación y salió por la puerta más  rápido  de  lo  que  me  llevó  parpadear.  Negué  con  la cabeza a Andre.
—Tienes una estricta política contra las drogas, es una lástima que no puedas tomar la misma postura sobre el consumo de alcohol —critiqué.
Andre hinchó el pecho. —¿Qué, nunca compraste una cerveza antes de que tuvieras veintiún años?
Harry  frunció el ceño. —¿Quieres perder tu licencia? Se puede arreglar.
—Cascarrabias —disparó Andre en respuesta.
A pesar de que la iluminación en el club estaba en penumbra, no pude dejar de notar la furia en el rostro de Harry y cuando miré hacia abajo vi sus manos apretadas en puños a los costados.
—¿Qué sabes de Ramón? —le pregunté, cambiando rápidamente el tema al trabajo antes de que Harry  hiciera algo estúpido. No quería tener que pelear con Andre o hacer frente a una probable demanda —al menos no hasta que hubiera tomado conocimiento de lo que sabía.
Andre hizo un mohín. —¿No quieres tener un poco de bebida antes?
—No —dije con firmeza—. No perdamos el maldito tiempo. Si tienes algo que decirnos, escúpelo.
Andre echó un vistazo a los clientes en el club antes de tomar la bebida que el niño había dejado atrás y levantarse de su taburete. —Vamos a hacer esto en alguna parte un poco más privada, ¿de acuerdo?
Lo seguimos a un asiento de cabina vacío en la parte de atrás del club y nos sentamos frente a él. Andre hizo una demostración de tomar unos sorbos de su vaso mientras observaba a unos cuantos hombres en la pista de baile sacudiendo sus traseros y moliéndose unos contra otros. Hecho el punto, dejó su vaso y se inclinó con los codos sobre la mesa. Inclinó la cabeza en la dirección de Harry  y sabía que iba a decir algo para molestarlo antes de que él abriera la boca.
—Sabes, en realidad podrías estar bien para tontear si te quitaras el palo que tienes encajado en el culo.
—¡Jódete! —Harry respondió con vehemencia—. ¿Por qué no dejas de joder a nuestro alrededor y nos dices lo que sabes —si es que sabes algo en absoluto? ¿O simplemente deseabas traer a Louis aquí para poder intentar follarlo otra vez?
—¿Celoso? —Andre le preguntó en torno a una sonrisa.
—¿Por qué? —Harry  soltó un bufido—. ¿Por qué debería estarlo? No tienes ninguna oportunidad con él.
—¿Y tú la tienes, muchacho heterosexual?
 Me aclaré la garganta. —Muchachos, ¿no podemos al menos  tratar  de  ser  corteses? Harry, ¿por  qué  no  vas  a buscar un par de Coca-Colas para nosotros?
Harry miró a Andre como si le clavara dagas y luego se deslizó desde el banco. Lo vi caminar hasta la barra y volví mi atención de nuevo a Andre.
—¿Por qué siempre insistes en molestarlo?
Andre frunció los labios y parecía como si estuviera teniendo en cuenta mi pregunta antes de encogerse de hombros  con  indiferencia.  —Uh,  tal  vez  porque  puedo, porque es divertido y porque me gusta molestarlo. Él es tan... sexy cuando está enojado.
Una explosión de celos arrasó a través de mi cuerpo ante las palabras de Andre, pero sabía que sólo estaba tratando de molestarme de la misma manera que hizo con Harry, así que conté hasta diez y dejé de lado mi enojo.
—Harry  es recto —le dije al fin.
Andre rio y sacudió la cabeza. —Vamos, en realidad no crees eso, ¿verdad?
¿Lo creía? Solía hacerlo. Sin embargo, después del beso que habíamos compartido en el departamento de Harry, antes, no estaba tan seguro. Su polla había estado tan dura como la mía, la había sentido. No podía fingir el nivel de excitación. Pero ¿qué significa todo eso? ¿Harry  era gay y tan firmemente arraigado en el armario que no había dejado salir ninguna señal de ello? Rodé los ojos mentalmente a eso. ¿Qué señales los hombres gays supuestamente proyectaban, exactamente? No era como si hubiera un apretón de manos secreto, si lo había nadie nunca me había contado ese secreto. Quiero decir, era obvio cuando un hombre estaba tras de mí, ya que hacía contacto con los ojos un poco más de lo que era apropiado, pero por lo demás, ¿cómo demonios podría decirlo? Seguro como la mierda que no podía. Nadie suponía que yo era gay hasta que les decía. Pero entonces, si Andre estaba haciendo comentarios acerca de Harry ...
De alguna manera la teoría de que él estaba en el armario no sonaba verdadera. Claro, había hombres gays que vivían toda su vida en el armario. Se casaban, tenían dos o cuatro hijos y se colaban cada fin de semana para obtener un botín donde pudieran encontrarlo. Había conocido tipos como esos antes. Caray, había follado con hombres como esos antes. Pero así no era Harry. Él había sido realmente feliz con Lizzie, mientras estaban juntos, yo estaba seguro de eso. Y la gente no sólo se convertía súbitamente en gay. Así que ¿era bi, entonces? ¿Lo había estado escondiendo de mí todo el tiempo? Me mordí el labio cuando lo vi pagar por las bebidas en la barra. ¿Por qué no me había contado algo como eso?
—Algo pasó entre ustedes dos, ¿no? —Andre preguntó triunfalmente. Se recostó en su asiento y cruzó los brazos sobre su pecho, sonriendo con complicidad.
Mi mirada horrorizada giró en su dirección. —No, mierda, no. Y no vayas diciendo cosas así a Harry  a menos que quieras un par de ojos negros, ¿me entiendes?
La sonrisa de Andre se tornó positivamente malvada. —¿Podría decir algo así? Pero tiene sentido. Has estado bebiendo los vientos por él durante meses y he visto la manera en que te mira.
—¡Yo no hago eso! —Echaba chispas por los ojos—. Espera, ¿qué quieres decir? ¿Cómo me mira?
—Bueno…
 —Aquí tienes —dijo Harry, colocando un vaso delante de  mí  y  mirando  fijo  a  Andre.  Harry  tomó  su  asiento original, junto a mí, entonces miró hacia mí y luego hacia Andre—. Entonces, ¿de qué te enteraste?
Andre resopló en su bebida.
—Uh, no llegamos a esa parte —dije antes de tomar un sorbo de mi propia bebida y evitar la mirada de Harry.
Frunció el ceño y se volvió para cuestionar a Andre. —¿Bien? —preguntó.
Miré  a  Andre,  esperando  que  mi  mirada  le transmitiera que enterraría su cuerpo en alguna parte donde nadie pudiera encontrarlo si pronunciaba una sola palabra de lo que habíamos discutido.
Andre enderezó los hombros y la expresión de burla salió  de  su  rostro.  —Felipe  estuvo  aquí  antes  con  León. Podría haberlos escuchado por casualidad hablar de Ramón.
—¿Qué fue lo que escuchaste? —le pregunté, acercándome para poder escuchar con más claridad sobre la música a todo volumen.
—Ellos sabían acerca de los hombres de Ramón secuestrándolos y el hecho de que te escapaste. Sabían exactamente lo que pasó la otra noche. Felipe dijo que él fue el que te atrapó cuando saliste de aquí.
—Sí, es cierto —confirmé.
—¿Dónde diablos estaban los guardias? —Andre preguntó.
Me encogí de hombros. —Eso no ocurrió justo afuera de la puerta. Yo estaba en el callejón al lado del edificio.
Las cejas de Andre se elevaron y Harry  casi se atragantó con su Coca-Cola. Fruncí el ceño, a ambos a la vez, mi  mirada  finalmente  descansando  sobre  Harry.  —No estaba mamando a nadie ni follando con alguien, así que dejen de pensar cosas pervertidas. Había viento. Estaba tratando de encender un cigarrillo y el callejón me daba la cubierta del viento necesaria para hacerlo.
—Te dije que esas cosas pueden hacer que te maten —bromeó Harry. Lo ignoré. Se volvió hacia Andre—. Por lo tanto, sabían de lo que pasó la otra noche. Eso no es exactamente algo nuevo que no sepamos.
—Piense en ello —le dije—. Sólo dos hombres salieron de la bodega con vida aparte de tú y yo: Ramón y Diego. Diego está bajo custodia en el hospital y no tiene acceso al teléfono, por lo que debe haber sido Ramón el que lo contó, a menos que haya habido otros hombres en el almacén, pero sin evidencia de ello.
Andre estaba tamborileando los dedos con impaciencia sobre la mesa. Cuando me volví para mirarlo, suspiró dramáticamente. —¿Tengo tu atención ahora?
Harry  dejó escapar un gruñido bajo. —No empieces a molestar.
No pude evitar la sonrisa que tiró de mis labios, pero Andre no le prestó atención. Dirigió su próximo comentario hacia mí.
—Estaban hablando de un pequeño negocio que tienen con Ramón Torres —dijo.
—¿Qué clase de negocio? —Harry  preguntó.
Andre se encogió de hombros con indiferencia. —No dijeron  lo  que  era,  pero  dijeron  que  se  encontrarían con Ramón mañana, a la hora del almuerzo y que la recompensa iba a ser enorme.
—Te estás burlando de mí. Bueno, maldita sea. —Tenía que admitir que me sorprendió que Ramón estuviera llevando a cabo su rutina habitual como si no hubiera secuestrado y torturado a dos detectives de la policía, pero eso sólo mostraba lo malditamente arrogante que era. Siempre había sido un idiota engreído, así que no sé por qué estaba tan sorprendido por la noticia.
Andre sonrió. —¿Alguna vez te he dado información falsa?
—Una vez... —Harry comenzó.
—¿Dónde? —le pregunté, interrumpiendo—. ¿A qué hora es el encuentro?
—Barrio Chino, al mediodía. Mira, sé que es un área grande, pero pensé que si lo has seguido...
—Está  bien  —le  interrumpí—.  Sabemos  dónde  a Ramón le gusta comer. Si él va al Barrio Chino sólo hay un restaurante que utiliza para las reuniones. —Si el hombre era tan tonto como para mantenerse al día con su rutina habitual, entonces era probable que no cambiase el lugar donde comía y llevaba a cabo su negocio.
Cuando  empecé  a  ponerme  de  pie,  Harry  hizo  lo mismo. Nos deslizamos fuera del asiento de la cabina y me volví a estrechar la mano de Andre. —Gracias, por esto. Te debo por esto.
—¿Estás seguro de que no puedo convencerte de quedarte a tomar unas copas? —Andre me preguntó con una sonrisa seductora—. Podríamos poner a tu compañero en un taxi a casa y tener una pequeña fiesta, nosotros dos. Estoy seguro  de  que  podríamos  pensar  en  una  manera  en  que pudieras devolverme el favor. ¿Qué dices?
Harry gruñó y jaló mi brazo, tirando de mí fuera del bar y lejos de la cara sonriente de Andre. Su risa nos siguió todo el camino hasta la puerta. Harry todavía tenía posesión de mi brazo cuando nos despedimos de los gorilas y de vuelta a  la  esquina  del  edificio.  Miré  a  mi  alrededor, preguntándome  por  qué  nos  dirigíamos  hacia  el  callejón donde los hombres de Ramón me habían agarrado un par de noches antes. Harry no se detuvo hasta que estuvimos en el callejón a más de la mitad dentro y fuera de la vista desde la calle.
—Hey, ¿qué se metió en…?
Harry me empujó contra la pared y apretó su cuerpo contra el mío.
—Él no puede jodidamente tenerte —dijo con fervor,  antes  de  machacar  sus  labios  contra  los  míos,  y obligar a su lengua dentro de mi boca.
Me besó hasta que quedé sin aire en mis pulmones y luego me dio un beso un poco más suave. El único pensamiento algo coherente en mi cabeza fue que no quería que terminara. Harry me besaba una y otra vez y esos besos me decían que hablaba en serio. Estaba tan aturdido, tan completamente desprevenido, que apenas respondí al principio, pero después volví a mis sentidos y gruñí en su boca, besándolo en respuesta con avidez.
Tomé todo lo que tenía para darme y se lo devolví multiplicado por diez. Lo agarré de la chaqueta, tratando de tirar de él más cerca, luego deslicé las manos alrededor de su espalda y las moví abajo para agarrar un puñado de su culo firme  y  tirar  de  él  aún  más  cerca.  Di  un  grito  ahogado cuando nuestras erecciones se presionaron juntas y me di cuenta de que Harry  ya estaba duro. Por mí.
La barba de un día raspaba contra mi barbilla y me deleitaba con la quemadura de la misma. Al final tuvimos que separarnos para respirar, pero en vez de alejarnos por completo, Harry  siguió dándome besos calientes en el cuello. Arqueé la espalda y mi cabeza se estrelló contra la pared de ladrillo cuando me mordió en el cuello. En todo lo que podía pensar era en que quería que me marcara, lo necesitaba. Yo quería ser capaz de mirarme en el espejo al día siguiente y tener una prueba visible de que esto no había sido otra de mis fantasías u otro maldito sueño. Necesitaba saber que era real, que Harry  me quería, realmente me quería, aunque fuera sólo por esta vez. Incluso si se despertaba a la mañana siguiente y lamentaba lo que había hecho. Yo aún lo tendría. Todavía tendría esta noche en la que él necesitaba de esta conexión entre nosotros tanto como yo lo hacía.
Cuando Harry  siguió adelante y encontró mi boca, mis caderas  se  molían  frenéticamente  contra  las  suyas.  No quería correrme como un maldito adolescente en mis pantalones, pero estaba tan fuera de mi mente que estaba a punto de hacer precisamente eso. Eso fue hasta que Harry  movió sus caderas hacia atrás y comenzó a hurgar en mi cremallera. ¿Estaba esto pasando realmente? Yo todavía estaba en un estado de shock cuando retiró la polla de mis pantalones y envolvió el puño a su alrededor.
—Oh, Jesús. —Respiré en el aire frío como el hielo, tratando desesperadamente de no volar en pedazos con el primer golpe de su mano firme.
Me besó de nuevo, su lengua saqueó mi boca, mientras su mano se movía arriba y abajo en mi polla con intención feroz. Había hecho esto antes, él debía haberlo hecho. Era jodidamente bueno en esto. A pesar de poner las cosas en perspectiva, estaba tan caliente por Harry  que él sólo necesitaba respirar en algún lugar cerca de mi polla para hacerme venir. Sus trazos firmes se aceleraron, pasando su dedo pulgar sobre la cabeza y extendiendo todo el líquido pre-seminal que se escapaba. Cuanto más rápido se movía su puño, más profundo y más fuerte me besaba. Juro que nunca había besado así antes, era como si me hubieran poseído, y me encantaba cada segundo de ello. Yo pertenecía a Harry. Estaba loco por él, y era suyo para que me tomara. Todo lo que quería de mí, se lo daría, con mucho gusto.
Los estremecimientos del inevitable orgasmo se iniciaron  en  la  ingle  y  parecían  viajar  a  la  base  de  mi columna vertebral hasta que se estrelló sobre mi cuerpo en un torrente de sensaciones y emociones. Gruñí en la boca de Harry  y mi semilla se derramó por toda su mano. Apenas podía mantenerme en pie, pero Harry  me tenía presionado fuertemente contra la pared, sosteniéndome en el lugar. Cuando mi respiración se enlenteció y mi pulso volvió a bajar a algo parecido a lo normal, bajé la mano para palpar la polla de Harry  a través de sus jeans.
—No ahora —dijo sin aliento—. Ya nos hemos colgado en el club por mucho más tiempo de lo que deberíamos. Vamos, salgamos de aquí. Está jodidamente frío.
Metió  la  mano  en  el  bolsillo  y  sacó  un  pañuelo, usándolo para limpiar mi semen de su mano. Todavía aturdido, metí mi polla de nuevo en mis pantalones y seguí a Harry  hacia la calle. Gracias a Dios que él había tenido el sentido de recordar dónde estábamos, porque yo estaba completamente ido, y le hubiera hecho lo que sea allí mismo, en el callejón. Cristo, odiaba quedar reducido a un idiota sin sentido cada vez que estaba cerca de él.
Caminamos lado a lado en silencio durante menos de un minuto antes de que Harry  fuera capaz de encontrar un taxi. Mantuvo abierta la puerta de atrás para mí y cuando llegué, para mi sorpresa absoluta, la cerró detrás de mí, mientras él permanecía en la acera. Siempre habíamos compartido un taxi a casa.
—Nos vemos en la mañana, Louis—dijo a través de la ventana abierta—. No llegues tarde. —Y luego me guiñó el ojo, giró sobre sus talones y se fue por la calle, sus manos metidas  en  los  bolsillos de  su  chaqueta.  Sin  mirar  hacia atrás.
_____________
El taxi se detuvo en un 7-Eleven en el camino a casa para  que  yo  pudiera  comprar  los  suministros  para  el desayuno de la mañana siguiente. Acababa de terminar un tazón de cereal y colocar el plato sucio en el fregadero cuando sonó el interfono. Miré el reloj. Eran sólo un poco antes de las ocho de la mañana después de una de las mejores noches de mi maldita vida. Había permanecido despierto durante horas pensando en lo que había sucedido entre Harry y yo cuando salimos del club, pero no podía encontrarle sentido a nada.
No tenía ni idea de quién podría estar llamando tan temprano. Fruncí el ceño mientras me apresuraba a través de mi departamento para responder la llamada. Tenía que estar en la estación en cuarenta minutos para que Harry y yo pudiéramos ir a capturar a Ramón, y no podía permitirme el lujo de llegar tarde. Además, no podía esperar para ver a Harry de nuevo. Necesitaba saber si lo que había sucedido había cambiado las cosas entre nosotros para peor. Estaba casi en la puerta cuando me di cuenta de que podría muy bien ser Harry  que había venido a recogerme y, con sólo pensar en eso, estuve nervioso como el infierno, los cereales se sentían como plomo en mi estómago. ¿Quería hablar de lo que había sucedido antes de que nos viéramos en el trabajo? Tal vez él estaba aquí para una repetición. A mi polla le gustaba mucho esa idea, incluso si el resto de mi cuerpo estaba temblando como un perro mojado después del baño.
Pulsé el timbre y hablé por el interfono en la pared. —Hmm, hola.
—Louis, es Lizzie. ¿Puedo subir un momento?
«Mierda».
La culpa desgarró mis entrañas. —Um, sí seguro, sube, pero tengo que ir a trabajar pronto.
—Esto no tomará mucho tiempo —respondió ella. Apreté  el botón de  desbloqueo para  ella  y  saqué el cerrojo de la puerta de mi departamento. ¿Qué diablos podía querer Lizzie de mí? Y peor aún, ¿cómo podría darle la cara después de conseguir un trabajo de mano de su muy reciente ex la noche anterior? El tan sólo pensar en lo que Harry  y yo habíamos hecho juntos en el callejón, enviaba llamas de lujuria corriendo por mi columna vertebral. Todavía estaba en estado de shock acerca de todo lo que había sucedido, y aunque me encantó cada segundo de ello, mi cabeza estaba revuelta. Tuve que preguntarme cómo Harry  se sentiría al respecto en la fría luz del día. ¿Querría volver a hacerlo? Dios, realmente esperaba que lo quisiera.
 Cuando escuché el golpeteo de los tacones de Lizzie próximos al final del pasillo, traté de tener mi mente fuera de la cuneta y educar mis facciones antes de abrir la puerta. —Hola —saludé nerviosamente.
Lizzie se adelantó y me dio un beso suave en la mejilla. —Hola, lamento venir tan temprano. Quería atraparte antes de que te fueras a trabajar.
Me  encogí  de  hombros.  —No  te  preocupes  por  eso. Entra —cerré la puerta tras ella y la seguí hasta la sala de estar—. Toma asiento.
Lizzie levantó las cejas y sonrió con ironía. Cuando miré en el sofá, me di cuenta de que no había espacio para que  se  sentara.  Mi  ropa  de  la  noche  anterior  estaba esparcida allí sin ningún orden.
—Ah, sí, sólo un segundo. —Agarré la ropa y la llevé hasta mi habitación y la abandoné sin miramientos en una pila en el suelo. Cuando volví de nuevo, Lizzie se había quitado el abrigo y estaba sentada en el borde del sofá, alisando los pliegues imaginarios de sus pantalones negros hechos a medida. Ella levantó la vista cuando entré en la habitación y sonrió cálidamente. Inmediatamente me sentí como un pedazo de mierda y tenía problemas para encontrarme con su mirada amistosa.
—¿Te puedo ofrecer algo de beber? ¿Café, té? Uh... mierda, no hay té. ¿Agua?
Ella sacudió la cabeza, una sonrisa divertida jugando en sus labios carnosos, de color rosa. —No, gracias. No voy a quedarme mucho tiempo. Tengo que ir a trabajar también.
Lizzie tenía mejor aspecto del que tenía cuando me vi con ella aquella última vez. Los círculos oscuros bajo los ojos hinchados habían desaparecido y tenía el pelo muy rubio, parecía recién cortado y le llegaba justo por encima de los hombros. Tenía las mejillas sonrojadas por el áspero viento de las primeras horas de la mañana.
—¿Cómo estás? —le pregunté, sentándome en el sofá junto a ella.
Ella me lanzó una mirada tímida. —Estoy bien. En realidad, eso es por lo que vine a hablar contigo. Mira, siento mucho haber volcado todos mis problemas en ti la otra noche. Nunca   tuve   la   intención  de   ponerte   en   una   posición incómoda. Sé lo cerca que están tú y Harry, y la última cosa que quisiera es que te sientas atrapado en el medio.
Traté de no retorcerme bajo su atenta mirada o dejar que el sentimiento de culpa apareciera en mi cara. Ella no tenía idea de qué tan en el medio yo estaba realmente.
—No te preocupes por eso, estabas molesta. Puedo entender eso.
Lizzie bajó la mirada y sacó un pedazo de pelusa de sus pantalones. Ella me miró por debajo de sus pestañas. —¿Cómo está?
«Uh, ¿parecía estar muy bien cuando me estaba masturbando anoche?» De alguna manera pensé que sería demasiada información para compartir.
—Él está... bien, supongo. —Me encogí de hombros sin comprometerme. ¿Él estaba bien? ¿Cómo diablos iba yo a saberlo? Harry casi nunca compartía sus sentimientos conmigo. La pregunta de Lizzie me puso a pensar. Tal vez Harry  no  estaba  bien.  Tal  vez  eso  era  lo  que  la  noche anterior había estado a punto de decirme. ¿Estaba solo actuando, haciendo algo imprudente porque estaba molesto por su separación de Lizzie? Todavía no quería creer que él me estuviera utilizando de esa manera. Pero tal vez no lo había pensado muy profundamente. Tal vez sólo pensó en llegar a tener un poco de diversión. Odiaba el no tener ninguna respuesta a mis preguntas. Harry necesitaba condenadamente  hablar  de  lo  que  estaba  pasando  con  él, con nosotros.
—Lo siento, no debí preguntar eso. Supongo que estoy haciendo la misma cosa por la que vine a pedir disculpas, ¿eh?
Suspiré, me acerqué y tomé una de sus manos entre las  mías.  Me di  cuenta que  estaba  siendo  egoísta.  Lizzie había pasado los últimos nueve meses en una relación con Harry y ella estaba enamorada de él como yo lo estaba.
—No tienes nada de qué disculparte, ¿de acuerdo? Entiendo que no pueda ser fácil el separarte de alguien que realmente te importe. —No es que yo supiera algo de eso.
Lizzie asintió con la cabeza y me di cuenta de la dificultad que tenía al tragar. —¿Sabes qué es lo más loco de todo este asunto?
—¿Qué?                
—Tuve una sensación, desde el principio, que lo que había entre Harry y yo no iba a funcionar, pero la ignoré. Nunca debí dejar que las cosas fueran tan lejos. Me dejé caer por él y estoy muy enojada por eso. Debería haber escuchado a mi instinto desde el principio.
Fruncí el ceño. —¿Por qué pensabas que no iba a funcionar?
—No lo sé exactamente, pero era como si fuera demasiado bueno para ser verdad —que él era demasiado bueno para ser verdad. Harry parecía demasiado perfecto. No estoy diciendo que no tenga sus defectos, pero tuve la sensación  persistente  de  que  estaba  tratando  demasiado duro o algo así de serlo. Sé que suena raro, pero sentía que estaba forzando sus sentimientos. Que él quería estar conmigo, pero que tal vez era la idea de nosotros lo que le gustaba y no yo. —La risa nerviosa que emitió fue carente de humor—. Estúpido, ¿verdad?
No sabía cómo responder. Tragué con fuerza. —Lo siento —fue todo lo que podía decir.
Lizzie se encogió de hombros. —¿Por qué? No es tu culpa. Ni siquiera es de Harry. Él me preguntó si podía tomar las cosas con calma al principio, pero ¿yo lo escuché? No es su culpa si él no me ama. —Ella miró su reloj—. Ya he tomado suficiente de tu tiempo. No voy a retenerte por más tiempo. Sólo quería pedir disculpas por perturbarte con mis cosas la otra noche.
Cuando Lizzie se levantó, tiré de ella en un abrazo.
—Cuídate, ¿de acuerdo?
Ella  asintió  con  la  cabeza  en  mi   hombro  y   su respiración entrecortada  era  ruidosa  al  lado  de  mi  oreja. —Lo haré. Y cuida de Harry por mí.
La apreté con más fuerza, impidiendo que se separara para que no pudiera ver la expresión de dolor en mi cara cuando le respondí. —Lo prometo.
La culpa y la melancolía que se apoderaron de mi, duró hasta mucho después de que Lizzie se marchara. Fumaba un cigarrillo mientras trataba rápidamente de alistarme para el trabajo,  pero  eso  hizo  poco  para  calmar  mis  nervios.  Me sentía como un cerdo hipócrita en vez de un hombre. Lizzie estaría devastada si supiera lo que había sucedido entre Harry y yo. Ella nunca nos perdonaría por traicionarla, a pesar de que ella y Harry se habían separado oficialmente y no hubiera pasado nada entre nosotros antes de esa fecha. ¿Por  qué  ella  tenía  que  ser  tan  condenadamente  buena persona? Sería fácil de eliminar estos sentimientos de culpa si ella fuera una perra o hubiera tratado mal a Harry, pero no lo había hecho. Ella era una buena persona. Entonces, ¿en qué me convertía eso?
________________
Mientras conducía a  la estación pensé en lo que le diría a Harry cuando lo viera. Había decidido que el mejor curso de  acción sería llevarlo hacia un lado  e  insistir en hablar  de  lo  que  había  pasado  entre  nosotros  y  lo  que significó para nuestra relación, tanto profesional como personal. Pero, como todos los mejores planes, no funcionó de esa manera. Cuando llegué, Harry estaba en la oficina del Capitán Donahue, y en el momento en que salió, yo estaba en medio de una discusión con los agentes especiales Leigh y Connolly.
—De ninguna jodida manera —dije con vehemencia—. Ustedes no tienen la autoridad para decirme que me mantenga alejado de Mary Hamilton. Ella es un testigo en mi caso y voy a interrogarla, ¡les guste o no!
Karen Leigh entrecerró los ojos. —Esto es más grande que tu pequeño alijo de drogas. Hay cosas aquí de las que no sabes nada.
—Entonces ilumíname —insistí. 
Su silencio lo decía todo. La fulminé con la mirada. Estaba seguro de que se había estado refiriendo a la participación del sacerdote y el rabino, pero justo en lo que estaban involucrados exactamente, era lo que había que resolver.
—Así que, básicamente, cuando se nos dice que trabajemos juntos en este caso, tú piensas que eso significa que te daremos todo lo que tenemos y que no nos darás nada a cambio. ¿Estoy en lo correcto? —Mi voz se hizo más fuerte con cada sílaba.
—¡Hey! —Harry se interpuso entre nosotros—. Jesús, relájate. La estación entera está escuchando estallar el vapor de tu culo.
Volví la mirada sobre Harry . —¡No tires esa mierda sobre mí!
Él retrocedió un paso y levantó las manos. —¡Ey! No lo tomes contra mí. Sólo estoy diciendo que tal vez sería mejor si todos bajamos el volumen.
El Capitán Donahue asomó la cabeza fuera de su oficina. —Tomlinson, ven aquí un minuto.
Justo a tiempo. No hice caso de Leigh y Connolly y me abrí paso siguiendo a Harry hacia la oficina de Donahue. Antes de cerrar la puerta, el capitán dijo: —Tú también, Styles.
Me senté enfrente de escritorio de Donahue y esperé a que Harry entrara antes de comenzar mi discurso. Tan pronto como el capitán cerró la puerta dejé que toda la rabia contenida se vertiera fuera de mí.
—¿Francamente qué jodidos está pasando aquí? —Echaba chispas—. ¿Hemos estado trabajando en este caso por doce meses y ahora estos hijos de puta nos quieren hacer a un lado? ¡Pueden besar mi culo! Estamos al borde de algo grande aquí, puedo sentirlo, y no se los voy a entregar a ellos en bandeja de plata para que puedan obtener una palmadita en la espalda por un trabajo bien hecho cuando hicimos todo el trabajo duro. Y otra cosa…
—Tomlinson, cierra la boca —dijo el capitán—. Nadie está arrebatándote nada. Ellos están aquí para trabajar juntos en esto.
—¿De veras? ¿Quieres decir que tendremos a Beavis y Butthead  por ahí? —Cuando Harry  se aclaró la garganta, me volví hacia él y fruncí el ceño—. Y se supone que tú eres mi compañero. Un poco de respaldo allí, hubiera sido bueno..
—Si no actuaras como un idiota, podría haberte respaldado.
—¿Qué demonios se supone que significaba eso? ¡Yo estaba defendiendo nuestros derechos!
—No, estabas haciendo de abogado del diablo, como de costumbre. ¿Te mataría ser agradable de vez en cuando? Si les mostraras un poco de respeto, es posible que obtuvieras algo a cambio. Tratas a todos como una jodida broma, Louis.
Me quedé mirándolo, completamente atónito. —¿Crees que esto es toda una broma para mí?
—No lo sé, ¿lo es?
—Oh, así es como van a estar las cosas entre nosotros, ¿verdad? —le contesté.
Un destello de miedo nubló la cara de Harry, y me di cuenta de que pensaba que lo que quería decir a posteriori era: “después de lo que sucedió entre nosotros la noche anterior”. Tal vez en parte, tenía razón. Odiaba no saber dónde estaba con él, pero sabía que no debía dejar que las mierdas personales interfirieran con mi trabajo. Cuando me volví para mirar a Donahue, su mirada estaba yendo de ida y vuelta entre Harry y yo y las cejas estaban fruncidas en concentración. Cualquier tonto podría haber sentido la tensión entre nosotros, y Donahue era todo menos un tonto.
—¿Qué es exactamente lo que está pasando entre ustedes dos? —preguntó finalmente.
—Nada —dijimos al unísono.
El capitán resopló. —¿De verdad? Bueno, sea lo que sea, les agradecería que lo dejaran fuera de las puertas de esta estación, ¿entendido? Ahora, sobre Ramón. Los agentes especiales Leigh y Connolly irán con ustedes a atraparlo, y antes de decir cualquier cosa, Tomlinson, han estado trabajando en esto, también, a su manera. Te guste o no, están aquí y están aquí para quedarse hasta que este caso concluya, ¿entiendes?
Apreté los dientes y le ofrecí un seco: —Sí, señor.
Donahue dirigió su mirada hacia Harry y enarcó una ceja.
—No tendrá ningún problema conmigo, señor.
La parte infantil de mí quería decirle “chupa culo”, pero  me  las  arreglé  para  morderme  la  lengua...  a  duras penas.
—Bien. Ahora vayan a ponerse en contacto con ellos y si  les  dan  mierda,  elévense  por  encima  de  ello  —dijo  el  capitán, con sus ojos centrados exclusivamente en mí—. ¿De acuerdo?

No le respondí.
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larry - Mafiosos y Milagros. (Larry Stylinson) - Página 3 Empty Re: Mafiosos y Milagros. (Larry Stylinson)

Mensaje por Invitado Jue 08 Mayo 2014, 3:57 pm

omg, Harry es tan celoso. 
Y le hizo un hand job en pleno callejón JAJAJAJAJ
Bueno, al menos la ex de Harry sabia que algo ahí no estaba funcionando, por ejemplo, lo muy en el closet que Harry estaba, ah.
Agh, no me gusta que ahora las cosas esten tensas entre ellos :S
Seguila pronto por favor, bye!
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