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Mafiosos y Milagros. (Larry Stylinson)

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larry - Mafiosos y Milagros. (Larry Stylinson) Empty Mafiosos y Milagros. (Larry Stylinson)

Mensaje por Invitado Lun 03 Mar 2014, 10:45 am

Nombre: Mafiosos y Milagros.
Autor: Lavinia Lewis.
Adaptación: Si, todos los créditos a la autora.
Género: Romance/Acción.
Advertencias: Smut, muerte de un personaje.
Sinopsis:


Los detectives de Narcóticos Louis Tomlinson y Harry Styles han estado investigando los negocios lucrativos de cocaína de los hermanos Valdez desde hace un poco más de un año. El caso había ido tan bien que casi estaba cerrado. Ahora, los hermanos Valdez se encuentran bajo custodia en espera de juicio. Tony Reyes es un sirviente y asesino a sueldo que se encuentra en prisión preventiva hasta que pueda testificar en contra de ellos. ¿Tendrán tiempo Louis y Harry para sentarse y poner sus pies en alto? No, si Ramón Torres tiene algo que ver con eso.
 
Cuando Ramón Torres, un empleado de larga data de los hermanos Valdez secuestra a Louis para descubrir la ubicación de Tony Reyes, le toca al compañero de Louis, Harry, rescatarlo. Sin embargo, durante su huida, son testigos de un incidente sorprendente: un sacerdote y un rabino en un tiroteo con los hombres de Ramón. ¿Qué posible conexión puede una banda de traficantes de drogas tener con la iglesia y la sinagoga? Louis y Harry, evidentemente, se han metido en medio de algo grande, ¿pero pueden mantenerse con vida el tiempo suficiente para averiguar de qué se trata todo?
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larry - Mafiosos y Milagros. (Larry Stylinson) Empty Re: Mafiosos y Milagros. (Larry Stylinson)

Mensaje por Invitado Lun 03 Mar 2014, 3:21 pm

"muerte de un personaje." ahora si que estas en tu elemento no? JAJAJ
Me encantan cuando tienen este tipo de tramas, y el saber que mas adelante voy a sufrir (?

Espero el primer capitulo :) bye ♥
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larry - Mafiosos y Milagros. (Larry Stylinson) Empty Re: Mafiosos y Milagros. (Larry Stylinson)

Mensaje por Invitado Mar 04 Mar 2014, 11:00 am

Debby escribió:[size=15.555556297302246]"muerte de un personaje." ahora si que estas en tu elemento no? JAJAJ
Me encantan cuando tienen este tipo de tramas, y el saber que mas adelante voy a sufrir (?
[/size]
[size=15.555556297302246]Espero el primer capitulo :) bye ♥[/size]
aahh, palabras hermosas no?
Nah, no vas a sufrir, esta bien leve.
Lo empiezo al ratito:)))
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larry - Mafiosos y Milagros. (Larry Stylinson) Empty Capitulo 1.

Mensaje por Invitado Mar 04 Mar 2014, 6:58 pm

(Primera parte)


Me estiré y retorcí en el asiento, pero no importaba cuánto lo intentara, no podía liberar mis manos de las malditas cuerdas. Las habían atado demasiado apretadas. Ni siquiera era capaz de conseguir cualquier sensación de nuevo en mis manos entumecidas. Si mi compañero Harry no se daba prisa en rescatarme de una puta vez, iba a patear su culo todo el camino de regreso a Manhattan. Suponiendo que yo estuviera todavía en Manhattan. Había estado con los ojos vendados después de que me agarraron y me llevaron a dónde diablos me tenían. Pero si había aprendido algo de los hermanos Valdez en los doce meses que había estado investigando su lucrativo negocio en el tráfico de narcóticos, fue que operaban estrictamente al este del río. Tenía que estar en algún lugar de Brooklyn.
 
No había dudado ni por un segundo que Harry me iba a encontrar. Él se mantenía firme en su lealtad y yo estaba seguro de que nunca se rendiría en mi búsqueda. No estaba seguro de cuánto tiempo había estado atado a la silla podría haber sido un día, tal vez menos. No había ventanas en la habitación, así que no sabía si era de día o de noche. Y estaba desesperado por echar una meada. Me quedé dormido una o dos veces, pero no había manera de que hubiera estado dormido durante más de veinte minutos cada vez. Estaba seguro de que Harry habría estado haciendo todo lo que podía para buscarme una vez que hubiera descubierto que había desaparecido.
El principal problema era que yo había sido secuestrado al dejar un club en algún momento alrededor de la medianoche, y tan patético como eso me hacía ver no estaba muy lejos de la verdad—, no me echarían de menos hasta que no me presentara en la estación a la mañana siguiente. Los intentos de mis captores para hacerme hablar, hasta entonces, habían sido ineficaces y no sabía cuánto tiempo me quedaba antes de que simplemente se rindieran y me pegaran un disparo en mi inútil culo.
 
Cuando una risita sonó en la puerta, dejé de tirar de las cuerdas, pero no me di la vuelta. Tenía que ser Ramón había sido el único en “visitarme” desde que me habían traído aquí, y no quería darle la satisfacción de ver la frustración en mi cara. El hombre se paseaba en la habitación y el olor del humo del cigarro y el sudor rancio asaltaba mis sentidos, por lo que me daban ganas de vomitar. Por fin levanté la mirada y me encontré con su mirada. «Ramón». Me miró por un momento, su negra mirada fría y aburrida sobre la mía, luego se recostó contra la pared y le dio una calada a su cigarro jodidamente grande. Él intentó hacer un círculo de humo, pero tuvo un acceso de tos en su lugar. «Imbécil». En otras circunstancias lo habría encontrado divertido, pero todo lo que podía pensar ahora era en lo patético que se veía ahí de pie, tratando de ser el gran hombre, que sin duda no lo era.
 
Ramón Torres era un hombre bajo, gordo y seriamente desagradable en el lado equivocado de los cincuenta años. Si no fuera por la grasa, su negro y tieso cabello habría sido capaz de fregar cacerolas. Sus patillas estaban llenas de color gris y tenía un bigote que incluso Tom Selleck hubiera dibujado la línea en él. Ramón estaba podrido hasta la médula, y al igual que una manzana podrida o un pedazo de carne en descomposición, nada se podía hacer para salvarlo.
 
—Confío en que estés bien, Detective Tomlinson.
 
—Nunca mejor —contesté alegremente, sosteniéndole la mirada con facilidad.
 
—Lamento tener que mantenerte en tales condiciones... —El fuerte acento de la voz de Ramón estaba llena de compasión falsa y cuando hablaba su labio superior temblaba.
 
Me encogí de hombros. —No hay necesidad de disculparse. Estaba necesitando unas vacaciones. Me ahorraste el gasto.
 
Ramón ignoró el sarcasmo. —El señor Valdez no está muy contento contigo.
 
Incliné la cabeza hacia un lado y lo miré sin comprender. —¿Cuál de los señores Valdez te lo dijo exactamente? ¿Enclenque Patricio o Sin Verga Niguel? —En serio, era necesario que aprendiera a callar mi gran boca. Ese comentario burlón me valió un nuevo puñetazo que hizo vibrar mis dientes como lo haría con Ramón cuando lo metiera en una jaula tan pronto como pudiera poner en libertad mis manos de las malditas cuerdas. Escupí una bocanada de sangre—. Eso no fue muy agradable.
 
Con toda honestidad, me sorprendió que Ramón mencionara a los hermanos Valdez por su nombre. Sabía que no serían felices si se dieran cuenta. Pero eso sólo significaba que Ramón no creía que yo pudiera permanecer con vida el tiempo suficiente para contarlo. La sonrisa que brilló al descubrir media boca llena de dientes de oro, justificó mi teoría de que era un imbécil. Su mirada se desvió más abajo por encima de mi pecho desnudo, y me estremecí, odiando la forma en que me miró fijamente, aunque sabía muy bien que él no me estaba mirando. Estaba mirando el intrincado dibujo de pequeños cortes que cubrían mi pecho.
 
Cuando por primera vez me llevó a la habitación, dos calentadores de gas fueron colocados en el suelo a cada lado de mí. Era mediados de diciembre, pero dudaba de que estuvieran siendo considerados. Uno de los lacayos de Ramón me quitó la camiseta antes de que me atara a la silla. Cuando encendieron los calentadores y el calor era intenso empecé a sudar como un cerdo en un restaurante que se había quedado justo sin cerdo, había estado agradecido por el gesto... hasta que acercó la hoja de afeitar y empezó a cortar al policía. El tibio chorro de aire caliente de los calentadores que me había tenido sudando, pronto hizo que escurría hacia abajo en los cortes en mi pecho.
 
Déjenme decirles algo por nada. Picaba como la mierda.
 
Ramón alejó la mirada de mi torso y negó con su gorda cabeza. —Esto podría fácilmente haberse evitado si hubieras mantenido la nariz fuera de nuestro negocio.
 
Me encogí de hombros. —Los policías somos entrometidos. Es mi trabajo.
 
Los dientes de oro en la sonrisa de Ramón se ampliaron. —No por mucho tiempo más.
 
Supongo que estaba caminando derecho hacia ello. Debería haber tenido miedo de su amenaza, pero nunca había sido inteligente de esa manera. —¿Por qué no? —le contesté—. ¿Salieron mis números en la lotería?
 
Ramón hizo caso omiso de mi pobre imitación de una broma y se agachó delante de mí, tomando otra bocanada de su cigarro. Se había apagado. Se encogió de hombros y lo metió en el bolsillo de su camisa blanca. Apenas me abstuve de llamarlo idiota y traté de no mirar las manchas debajo de sus brazos —o respirar su vil sudor con ese rancio aroma que tenía porque mi estómago ya estaba inquieto. A una parte de mí, sin embargo, le hubiera gustado más ver la expresión en su cara si vomitaba todo sobre sus pantalones baratos de poliéster.
 
—¿Dónde está Tony Reyes? —Ramón preguntó.
 
Reyes, un informante que se encontraba actualmente bajo nuestra protección, estaba a punto de testificar en contra de los hermanos Valdez. Después de haber trabajado con ellos durante quince años, tenía suficiente información para ayudar a “guardarlos” por un tiempo muy largo. Mi compañero, Harry, y yo habíamos estado trabajando en el caso por más de un año y estaba prácticamente en la bolsa... si pudiéramos mantener a Reyes y también a nosotros con vida el tiempo suficiente para que él pudiera testificar.
 
—Uh, ¿de vacaciones en Hawái?
 
Otro nuevo puñetazo. Eso forzó a mi mandíbula a encajarse y me mordí la lengua, duro. Probé más sangre. Si el hijo de puta me hacía perder algún diente juraba que le iba a cortar un dedo, o tal vez un dedo del pie. Muy bien, realmente no le habría hecho ninguna de esas cosas a él, pero sólo de pensar en hacerlas ponía una sonrisa en mi cara. ¿Quién habría pensado que ser capturado y torturado haría que mis pensamientos se tornaran tan pervertidos?
Eso era otra cosa por lo que odiaba a Ramón. Su lista se alargaba por cada maldito minuto.
 
—Tal vez obtengamos algunas respuestas de Styles cuando llegue aquí, ¿eh, detective? —Ramón arrastraba las palabras.
 
Casi me hizo vomitar cuando dijo eso. Lo miré fijamente, tratando de averiguar qué jodidos quería decir con eso. ¿Sabía algo que yo no sabía? ¿Estaba asumiendo que mi compañero vendría a buscarme o ya lo había atrapado? Como si leyera mi mente, Ramón sonrió y asintió con la cabeza.
—Sí, lo tenemos.
 
A pesar de que pensé que podría ser un farol, mi estómago hizo una voltereta hacia atrás. Mi corazón estaba en algún lugar de mi garganta. Ramón podría hacerme lo que infiernos le gustara, pero no podía soportar ver que le hiciera daño a Harry. Pero eso era exactamente con lo que él contaba. «¡Joder!» Desvié la mirada y endurecí mi expresión, tratando de no mostrar ninguna emoción, pero creo que ya era demasiado tarde. Se veía con aire satisfecho. Patricio y Niguel iban a conseguir su castigo por esto, pero Ramón, Ramón iba a ser el primero.
 
Voces sonaban desde el exterior de la puerta, pero como casi no hablaba una palabra de español, no podía entender lo que decían. Sea lo que fuere, puso una sonrisa renovada en la cara de Ramón.
 
—Ah, aquí está ahora.
 
La bilis se levantó en mi garganta cuando volví la cabeza lejos de la de Ramón para mirar a la puerta. Rogué que estuviera mintiendo, que fuera un farol, pero lo dudaba y no creía que Ramón fuera tan bueno jugando al póker.
Tenían a Harry. «Jesús, no dejes que le hagan daño». Antes de que tuviera tiempo para preocuparme más acerca de la condición de mi compañero, llegó dando tumbos por la puerta abierta después de un empujón de uno de los hombres de Ramón. Se me cortó la respiración en la garganta. Parecía que había sido maltratado un poco, pero no se veía tan mal. No habían hecho nada con él que no pudiera sanar. Sin embargo, al verlo con sangre en su rostro fue suficiente para mí como para querer cometer un asesinato y en ese momento no me importaba una mierda las consecuencias o el hecho de que al hacerlo no me haría ser mejor que Ramón. Harry miró hacia arriba y capturó mi atención y su sonrisa sólo hizo que mi corazón se detuviera.
 
—Si hubiera sabido que iba a venir a una fiesta me habría vestido para la ocasión —bromeó, caminando más en la habitación. El tono de Harry había sido alegre, pero yo lo conocía mejor después de un año, conocía todos los matices de su voz. Había echado un ojo evaluando las lesiones en mi pecho cuando se acercó y sus ojos se juntaron en un gesto tan leve que no habría sido visible para cualquier persona que no lo conociera tan bien.
 
Maldita sea, era bueno verlo, a pesar de que me sentía consternado porque lo habían capturado también. Tenía que preguntarme que decía acerca de nosotros como detectives ya que ellos nos habían capturado tan fácilmente. Pegué una sonrisa en mi cara.
 
—Era hora de que te presentaras. Me estaba aburriendo.
 
Harry se rio entre dientes. —No podemos dejar que eso suceda.
 
—¿Has venido con regalos?
Se palpó los bolsillos y se encogió de hombros en tono de disculpa, una sonrisa irónica en su rostro. —No tengo cigarrillos, me temo, pero he tenido la intención de dejar de fumar.
 
Le tiré un remedo de ceño fruncido. —Estás fuera de mi lista de tarjetas de Navidad.
 
—Entonces, mi trabajo está hecho —dijo a través de una amplia sonrisa.
 
Estaba tan cautivado por la presencia de Harry, que no vi a Ramón sacar la pistola de su bolsillo, hasta que fue demasiado tarde, no es que yo pudiera haber hecho algo al estar atado a la silla como lo estaba. Ramón levantó la pistola y golpeó a Harry en la parte posterior de su cabeza. El sonido del cañón contra su cráneo haciéndole daño era el sonido más terrible que jamás había tenido la desgracia de escuchar.
 
Harry soltó un sordo “Uf” y luego se desplomó en el suelo a mis pies.
 
—¡Jodido idiota! —le grité a Ramón, tirando más fuerte de mis restricciones. Un agudo dolor atravesó mis muñecas, donde las cuerdas habían hecho que mi piel se pelara, pero apenas si me di cuenta a través de mi nube de furia al rojo vivo.
 
Ramón me ignoró.
 
—¡Diego! —gritó—. Ven y ata a este puerco a la silla.
 
Diego entró en la habitación y le dijo algo a Ramón en español. Sea lo que fuera, lo que le dijo hizo asustar hasta la muerte a Ramón, dándome una pequeña cantidad de satisfacción. Había arrestado a Diego varios meses antes por infracciones de tráfico, ya que era la única cosa que podía hacer. Yo no le gustaba, pero no me sorprendía. Él era un hombre rudo cerca de los cuarenta y cuatro años, casi tan ancho como alto. Tenía afeitada la cabeza por completo y parecía posarse en sus hombros sin cuello en el medio. Se parecía a los que trabajaban fuera de las puertas de los clubes que frecuentaba a mis veinte años. Tenía esa mirada de bulldog ágil, pero dudaba de que fuera tan leal. Diego era tan confiable como los vendedores de autos usados durante una recesión y no tenía dos células cerebrales que se rozaran entre sí. La gente estúpida como él, era peligrosa.
 
A medida que continuaba luchando con mis restricciones, Diego levantó a Harry como si no fuera más pesado que un niño, y lo echó sin contemplaciones en la silla al otro lado de la habitación sin ventanas. Me ofrecí a alimentar a Ramón con su pene cuando vi la sangre de la cabeza de Harry gotear por su cuello. Continuaron hablando como si yo no estuviera en la habitación, mientras que Diego aseguraba las manos y pies de Harry a la silla.
 
Cuando terminó su tarea, Diego salió de la habitación sin decir una palabra, deteniéndose sólo para burlarse de mí. Juré borrar la sonrisa de su rostro cuando me liberase de las malditas cuerdas. Ramón lo siguió y luego vaciló en la puerta.
 

—Tienes veinte minutos para decidir si quieres decirme dónde está Tony Reyes. Si decides mantener la información para ti, voy a poner una bala en la pierna de tu compañero y si eso no te convence, la próxima será entre los ojos. 
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Mensaje por Invitado Mar 04 Mar 2014, 10:34 pm

ya están taaaan jodidos desde un principio? pobres bebes.
es muy lindo como Lou se preocupa por Harry, y como lo conoce tan bien.
Me gusta esta etapa que se te dio por adaptar fics policiales (?)
Seguila pronto por favor! Adios ♥
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Mensaje por julyALC Miér 05 Mar 2014, 3:36 pm

WHAT... WHATT...


SI esto es el inicio... ¡Lo que se viene! 
Sigue Liss Sigue! 
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Mensaje por HeatherStylinson Sáb 08 Mar 2014, 1:39 pm

Hola Liz*-* Yo aquí pasándome por otra de tus noves:3 Quede super intrigada y solo es el primer capítulo. Síguela prontoo!! No había tenido nada de tiempo para comentar, porque el colegio me tiene muy estresada, sumado a la vida social que tengo que mantener, no había tenido ni un tiempo pero al fin una tarde libre. Bueno Byee besos abrazos y siguela cuando puedas
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Mensaje por ElectricBlue13 Lun 10 Mar 2014, 4:36 pm

Gosh Liz,¿por que ya empieza asi? No se vale, trampa,cambialo,que empieze bien(? Bueno no,seguila porque harry y louis siendo polis es como lo mejor del mundo.
Bye bye :)
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Mensaje por Invitado Mar 11 Mar 2014, 1:36 am

(Segunda parte)


Cuando Ramón salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de él, giré para mirar a Harry. Su cabeza oscilaba hacia adelante sobre sus hombros y su hermoso cabello castaño estaba manchado de sangre. El líquido espeso y rojo corría por el cuello y empapaba su camisa. Harry tenía una tez clara, pero siempre parecía tener un tinte rosado en sus mejillas. En ese momento, su rostro estaba más pálido de lo que jamás lo había visto y eso me aterrorizó.
 
Al ver a Harry así y sabiendo que Ramón era más que capaz de hacer su amenaza realidad, me hizo querer derramar mis tripas. Era tentador, lo admito. Tony Reyes era un criminal, un sucio pedazo de escoria de vida baja, y si todo se redujera a una elección entre su vida o la de Harry, no había otra opción en absoluto. Pero yo no era un novato despistado y no era un jodido cobarde. Los hermanos Valdez eran personalmente responsables de una gran cantidad de muertes en Nueva York, y ni siquiera estaba contando toda la OD3 por la gente que inhalaba cocaína. Tenían que pagar por lo que habían hecho y Harry y yo habíamos pasado un año asegurándonos que eso iba a suceder. Además, no me ayudaría, o a Harry, si le entregaba a Tony Reyes; Ramón aun así nos mataría.
 
No podía creer lo que estaba sucediendo. Si mis manos no estuvieran atadas con tanta fuerza en mi espalda, yo mismo me pellizcaría para asegurarme de no estar soñando. Harry y yo habíamos sido compañeros durante poco más de un año y él era la mejor persona que he conocido. Bueno hasta la médula. Le había contado acerca de mi orientación sexual el día que fue transferido a mi departamento y se convirtió en mi compañero. Sabía que lo descubriría de todos modos, y yo quería empezar las cosas con buen pie, sin secretos entre nosotros. A diferencia de algunos de los hombres en mi departamento, Harry no se inmutó, a pesar de que hizo claro que era heterosexual. Me reí y le dije que su culo flaco estaba a salvo de mí.
 
Pero cuanto más tiempo pasaba con él, y cuanto más llegaba a conocerlo, más difícil se me hacía el hacer caso omiso de lo que estaba empezando a sentir. Lo deseaba. No, era más que eso —me había enamorado de él y había caído duro.
 
—¡Harry! —Salté hacia arriba y abajo en la silla, mitad arrastrándola y mitad rebotando por el piso hasta que estuve frente a él—. Harry, Harry, ¿me oyes? ¡Despierta, maldita sea!
 
 
Un gemido retumbó en su garganta y vi aletear sus pestañas antes de que levantara la cabeza con demasiada rapidez, por lo que siseó. Su ceño arrugado, con los ojos apretados, cuando seguramente había sentido un torrente de dolor explotando a través de la parte posterior de su cráneo.
 
—Relájate —me calmó. Abrió los ojos y se encontró con mi mirada y de repente la habitación me apreció que se quedaba sin aire. La agitación nerviosa comenzó en mi estómago y estaba a un paso de decirle que lo amaba. Quería estirar mi mano y tocarlo, pasar mis dedos por su fuerte mandíbula y luego tirar de él a mis brazos y asegurarle que tenía todo cubierto, que saldríamos con una jodida de aquí en una sola pieza. Pero, por supuesto, no podía decirle eso. Mis brazos estaban atados a la espalda y mi gran admisión podría, seguramente, hacer que se arruinara nuestra amistad, por lo que las palabras se quedaron atascadas en la parte posterior de mi garganta.
—¿Qué diablos ha pasado? —me preguntó cerrando los ojos frente a otra oleada de dolor.
 
—Ramón te golpeó en la parte posterior de la cabeza.
 
—Jodida mierda.
 
Mis labios temblaron. —Por favor, dime que tienes un plan.
 
Harry abrió los ojos y mostró su sonrisa de millones de dólares. —Tengo un plan.
 
Di un suspiro de alivio y luego lo miré con recelo. ¿Estás diciéndomelo para hacerme sentir mejor?
 
Él sonrió. —¿Tendría eso que hacerte sentir mejor?
 
Apreté los labios y medité la pregunta, pero era difícil tener un pensamiento coherente cuando Harry estaba delante de mí. Él era sin duda el hombre más fascinante que jamás había visto. No importaba cuántas veces lo mirase, su rostro no perdía su atractivo. A los treinta y dos, Harry era un año mayor que yo y estaba en una forma increíble. Sé que hice bromas sobre su culo flaco el día en que nos conocimos, pero la verdad era, que no era flaco en absoluto. Él estaba muy bien. Su cuerpo era esbelto, atlético y trabajaba muy duro para mantenerse en forma, a diferencia de mí. Era más liviano que él, pero mi cuerpo era más suave y carente de definición. Mi pelo corto, de color castaño tenía una sombra de jengibre.
 
—Uh, no —respondí finalmente—. Probablemente no.
 
—Entonces no —hizo eco Harry—. No lo estoy diciendo para que te sientas mejor.
—Bueno, cualquiera que sea el plan, ahora sería un buen momento para ponerlo en práctica porque tenemos otros quince minutos antes de que Ramón regrese y te dispare en la pierna.
 
Harry hizo una mueca. —Gracias, Louis, pero creo que hubiera preferido no saber ese pequeño pedazo de información.
 
—Oops.
 
Harry rodó los ojos, pero sus carnosos labios rojos se estiraron en una sonrisa y yo sabía que me iba a morir como un hombre feliz si eso era lo último que llegase a ver.
 
—Cuando te dije que tenía un plan, podría haber estado exagerando algo.
 
Fruncí el ceño. —¿Qué entiendes por algo?
 
—Um, ¿mucho?
 
—No tienes un plan, ¿verdad?
 
—Define plan.
 
—Un esquema para el logro de un objetivo.
 
—Entonces, no, no tengo uno de esos.
 
—¡Maldita sea! Date la vuelta. —Harry volvió la cabeza demasiado rápido y después contuvo el aliento. Debió de haber tenido la madre de todos los dolores de cabeza debido a que el corte en la parte posterior de su cabeza parecía bastante malo.
 
—No, no la cabeza —le susurré—. Todo el cuerpo. Gira la silla: vas a desatar mis cuerdas.
Se me quedó mirando fijamente y a continuación levantó una ceja. —¿Sabes que las cosas que ves que hacen los actores en las películas no es real, verdad?
 
—¿Tienes una idea mejor?
 
—Buen punto. —Sin decir una palabra comenzó a tratar de girar su silla. Yo hice lo mismo, pasando rápidamente hacia atrás hasta que finalmente estuvimos espalda con espalda.
 
—¿Puedes alcanzar las cuerdas? —pregunté suavemente.
 
Los dedos de Harry se deslizaron sobre mis muñecas por el final de la cuerda y un escalofrío recorrió la longitud de mi cuerpo. No podía hacer nada, pero el deseo de que me estuviera tocando deliberadamente y bajo diferentes circunstancias, me abrumaba. Sus dedos eran como un caliente hierro de marcar quemando en mi piel, marcándome como suyo. La idea provocó una chispa de emoción corriendo por mi columna vertebral. Me aprendí de memoria su toque, sabiendo muy bien que podría ser la última vez que lo sintiera. Estar atado a una silla mientras esperaba que una basura de presidiario volviera a aparecer en la habitación y le disparara a mi compañero, no era el momento más conveniente para conseguir una erección. Así que por supuesto tenía una erección. ¿Cómo no la tendría cuando estaba pensando en Harry tocándome?
 
 
Apreté los ojos cerrados y traté de alejar el pensamiento de mi mente, para concentrarme en otra cosa que no fuera la forma en que sus ojos brillaban cuando se reía, o cómo mis piernas se sentirían alrededor de su cintura mientras él empujaba...
 
—Creo que ya lo tengo —susurró.
«Mierda». No esperaba que realmente funcionase. ¿Qué diablos íbamos a hacer cuando tuviéramos las manos libres? No tenía ni idea. No había pensado en eso con mucha antelación. No había pensado en el hecho de que no teníamos un arma o que probablemente éramos superados en número, dos a uno. No había pensado mucho en absoluto —a pesar de que había estado atado a la silla desde sólo Dios sabe cuánto tiempo, sin nada que hacer salvo pensar. Eso era típico de mí. Creo que soy más del tipo de hombre de hazlo-ahora-que-más-tarde.
 
—Ah, no, no lo he hecho.
 
Rodé los ojos. —Sigue intentándolo.
 
Unos cinco minutos pasaron mientras Harry luchó para desatar mis restricciones, mientras yo me quedé mirando nerviosamente a la puerta. No nos quedaba mucho tiempo. Todo el tirón de las cuerdas se frotaba contra mis muñecas doloridas y con ampollas y aunque mis manos estaban entumecidas, oh chico, lo sentía. El ruido que salió de mi boca fue más bien un grito que cualquier otra cosa.
 
—Lo siento —susurró Harry.
 
Me mordí el labio, en parte contra el dolor y en parte para no gritarle a Harry que se diera prisa de una puta vez... lo que probablemente me haría más daño.
 
—¡Ya, lo tengo! —Al mismo tiempo que él hizo la exclamación, sentí las cuerdas caer de mis muñecas y jalé las manos al frente y las sacudí. Con la sangre corriendo de nuevo en mis dedos, sentí como si mil agujas se clavasen en mi piel al mismo tiempo. Eché sólo la más pequeña de las miradas superficiales sobre las heridas en mis muñecas antes de que me inclinara para deshacer las cuerdas a mis pies.
Cuando al fin me liberé, me puse de pie y casi me derrumbé donde estaba, mis piernas estaban rígidas y entumecidas de estar en la misma posición durante demasiado tiempo. Desaté a Harry, tenía otro deseo ardiente de tirar de él en mis brazos y sostenerlo cerca, pero me resistí y en su lugar lo giré para poder echar un vistazo al corte en la parte posterior de su cabeza.
 
Deslicé mis dedos por el pelo pegajoso y me estremecí ante lo que encontré. El corte era bastante amplio y, probablemente, tendrían que darle algunos puntos, pero al menos la hemorragia se había detenido en su mayoría. Había una gran cantidad de sangre —la camisa estaba empapada de ella. Tenía que llevarlo a un hospital tan pronto como saliéramos de aquí. Me preocupaba que pudiera tener una conmoción cerebral. «Joder». No podía pensar en eso
—necesitaba mi cabeza en el juego. Harry iba a estar bien. Tenía que estarlo.
—Oye, ¿sabes dónde estamos? —susurré.
 
Harry asintió con la cabeza y luego hizo una mueca de nuevo. —Cristo. Recuérdame que no vuelva a hacer eso, ¿de acuerdo? Estamos en una especie de almacén, al sur de Brooklyn, en una zona industrial.
 
Mi mirada se disparó nerviosamente a la puerta. ¿Has visto cuántos hombres había por ahí cuando te trajeron?
 
—Sólo vi a dos, pero podría haber más. No estoy muy seguro.
 
—¿Reconociste a alguno de los dos?
 
—No.
—Entonces, hay por lo menos tres, sin incluir a Ramón. Nuestro viejo amigo Diego fue el encargado de hacerte sentir cómodo en la silla.
 
—Recuérdame darle las gracias —dijo Harry secamente.
 
—¿Había alguien afuera de la puerta?
 
—No, cuando llegué aquí no había nadie.
 
—Tenemos que irnos ahora. Si esperamos más tiempo, Ramón estará de regreso.
 
—¿No crees que sea una buena idea esperar? Podríamos atraparlo y agarrar su arma.
 
—No, es demasiado arriesgado, y no sabemos si vendrá solo. Mejor tratemos de salir a hurtadillas
 
—Por mí, perfecto. —Harry estaba claramente con mucho dolor y no en condiciones de discutir.
 
Tenía que admitir que tenía sentido sorprender a Ramón cuando regresara a la habitación, pero no quería perder más tiempo. Cuando llegamos a la puerta, la decisión estaba prácticamente tomada y no por nosotros. Había apoyado mi mano en el pomo de la puerta, cuando la puerta se abrió y Ramón entró directamente hacia mí. Dejó escapar un gruñido alto de sorpresa y dio un paso atrás. Me abalancé sobre él y lo agarré por el cuello, tapándole la boca con la mano. Lo arrastré a la habitación y Harry cerró la puerta.
 
—Obtén su arma —susurré.
 
Harry y yo habíamos detenido a decenas de criminales juntos en el pasado, aunque era cierto que no en estas circunstancias. Ramón luchó para liberarse de mi agarre, y aunque mi mano tapaba su boca, sus gritos parecían fuertes en la habitación por lo demás tranquila.
 
—Jesús, date prisa, ¿de acuerdo?
 
—Estoy realmente disfrutando de esto —dijo Harry después de darle un golpe en el lateral de la cabeza a Ramón con la misma arma que había sido utilizada en él.
 
Ramón se desparramó en mis brazos. Lo solté y cayó al suelo. No estaría inconsciente durante mucho tiempo y parte de mí quería arrastrar su culo con nosotros para que el hijo de puta pudiera pagar por lo que había hecho, pero no estábamos a salvo por el momento. Sabíamos a ciencia cierta que había al menos otros tres hombres en el almacén, tal vez más. Teníamos que salir de allí con vida, preferentemente en una sola pieza, antes de que nos preocupásemos por hacer arrestos.
 
Registré los bolsillos de Ramón, pero no llevaba un celular. Con una silenciosa maldición agarré mi camiseta de la mesa y la metí por mi cabeza, silbando cuando el material delgado tocó mi pecho destrozado. No pude ver dónde estaba mi chaqueta de cuero, lo que me molestó aún más. Amaba esa maldita chaqueta. Había estado usando mi cartuchera y la pistola cuando me agarraron, también, y ambas estaban desaparecidas de la habitación. Me uní a Harry en la puerta y asentí con la cabeza para indicar que iba a salir en primer lugar. Él arqueó los labios y asintió con la cabeza en respuesta y me entregó el arma. Comprobé que estuviera cargada y a continuación liberé el seguro.
 
—Salgamos de una puta vez de aquí.
 
Abrí la puerta una fracción de pulgada y asomé la cabeza. No podía ver ni oír a nadie fuera de la habitación, así que abrí la puerta más y me deslicé a través del espacio creado. Harry estaba justo detrás de mí. El almacén era grande, con filas y filas de cajas apiladas casi directamente en frente de nosotros. Caminé en silencio entre las dos primeras filas, deteniéndome cada pocos segundos para escuchar los sonidos de algún ser vivo. No había nadie, y eso era desconcertante, pero no hice caso al problemita de inquietud que tenía y seguí mi camino hasta que estuve casi al final de la primera fila.
 
—¿Donde están todos? —Harry susurró, haciéndose eco de mis pensamientos.
 
—No sé, pero no me gusta. Está demasiado malditamente silencioso.
 
Más allá de las filas de cajas, la habitación se abría a un espacio enorme, vacío, lo suficientemente grande para ser una especie de hangar. Intenté envolver mi cabeza alrededor de eso, porque no creía que hubiera ninguna pista de aterrizaje privada en el área, entonces, ¿para qué otra cosa podría ser utilizada esta zona? ¿Helicópteros, tal vez, o vehículos de gran tamaño? Cuanto más pensaba en ello, más la idea tenía sentido. Aquí cabrían unos dieciocho rodados con seguridad. Y los hermanos Valdez tenían que conseguir meter la cocaína en Nueva York, de alguna manera. Tony Reyes había trabajado para los hermanos Valdez durante algún tiempo. Pero él no estaba en su círculo íntimo. No había sido capaz de decirnos algo referente a lo del transporte de su negocio. Su trabajo había sido la seguridad. Él era un mercenario —más o menos lo que Diego hacía por Ramón. También había sido uno de los chicos de los recados, o el chico para todo en general... como infiernos quisieran llamarlo.
Había dos puertas a la izquierda y en la distancia a la derecha podía ver la puerta abierta hacia la libertad. Me volví para mirar a Harry, levantando una ceja cuestionadoramente, pero él simplemente se encogió de hombros y asintió con la cabeza a la entrada, empujando mi hombro para que no me moviera. Había una buena distancia de cincuenta metros entre nosotros y la salida, y no había forma de cubrirnos en el camino. Si alguien saliera de una de las habitaciones de la izquierda, tendría una clara línea de visión. Yo era un buen tirador, pero si tres o cuatro hombres aparecieran, no tendría una esperanza en el infierno de llevar a todos hacia abajo antes de que uno de ellos tuviera un buen tiro sobre nosotros. No me gustaban las probabilidades, pero lo que me gustaba no entraba en este asunto. No había visto otras salidas en el camino, así que no teníamos otra opción.
 
Doblé a la derecha y comencé a moverme hacia adelante, manteniendo la espalda contra la pared, mientras que Harry cerraba la marcha. Hicimos todo el camino hasta la entrada del hangar sin ningún problema, pero me detuve cuando escuché gritar: «¿Qué jodidos?»
 
Nuestra ruta de escape fue bloqueada por Diego y los otros dos matones que habíamos estado tratando de evitar. Uno de ellos era el hijo de puta que había tenido el gran placer de cortarme el pecho, y llevaba mi jodida chaqueta. El otro era el hombre que había traído a Harry. Estaban discutiendo con un sacerdote y un rabino —y no, no era el comienzo de un chiste muy malo. Me tomó un minuto para decidir si había sido yo el que había recibido el golpe en la cabeza.
 
Me aplasté contra la pared y le indiqué a Harry que echara un vistazo. Él se movió a mí alrededor para asomarse y miró, su boca se abrió con sorpresa y cuando se volvió para encontrarse con mi mirada, sus impresionantes ojos estaban llenos de confusión. Con cautela, él tocó el corte en la parte posterior de su cabeza e hizo una mueca.
 
—Por favor, dime que ves lo que yo veo —susurró.
 
Sonreí abiertamente. —Ahora es un buen momento para contarte este chiste que sé sobre los sacer…
 
Harry levantó la mano para hacerme callar. —Nunca es un buen momento para contarme ese chiste.
 
—Aguafiestas.
 
Eché otro vistazo afuera. Estaba nevando de manera constante, pero la adrenalina por mis venas evitaba que el viento frío y helado pudiera ser registrado por mi cuerpo. Los cinco hombres estaban demasiado lejos de mí para poder escuchar lo que decían, pero podía decir que cuanto más tiempo pasaba, más caliente la conversación parecía ponerse. Diego estaba agitando los brazos como un controlador de tránsito aéreo y uno de los hombres estaba justo encima del rostro del rabino, un dedo apuntando a su pecho. Lo empujó con fuerza y el rabino tropezó hacia atrás, su sombrero negro cayó de su cabeza para revelar la kipá4 debajo.
 
—¿Qué vamos a hacer? —preguntó Harry, tirando mi atención de nuevo a él.
 
Pasé mi mirada sobre su cuerpo. Llevaba una camisa azul marino de mangas largas metida en estrechos jeans negros. Sin chaqueta. Me quedé mirando su entrepierna.
—¿Supongo que no tendrás un par de trajes de monje de contrabando en los pantalones, uh?
Harry sonrió y negó con la cabeza. —Estoy muy contento de verte.
 
Resoplé. —¿De verdad? Si sólo eso fuera verdad…
 
La cabeza de Harry se levantó de golpe y luego sus hermosos ojos esmeraldas se fijaron en los míos.
 
«Mierda». ¿Por qué diablos había dicho eso? Me retorcí incómodo en los segundos que pasaron, pero no podía apartar mi mirada de su rostro, a pesar de que mirar a esos ojos era tan peligroso como mirar hacia el sol. Su mirada quemaba en la mía y me sentí más desnudo, más vulnerable que cuando había estado atado a la silla con Ramón de pie delante de mí, empuñando una pistola. Tenía que mirar hacia otro lado. Sabía que no vería ira en sus ojos o repulsión, ¿sino lástima? Eso era posible... y probablemente me mataría más rápido que un cuchillo en el corazón.
 
—Louis... —El susurro de mi nombre de labios de Harry hizo que mi corazón doliera pero, aun así, deseaba oírle decirlo de nuevo, de preferencia, mientras que los dos estábamos desnudos y en mi cama. Él abrió la boca para terminar la frase, pero sus palabras fueron cortadas por un disparo fuera. Que fue rápidamente seguido por un segundo disparo.
 
—Joder con eso. —No pensé antes de reaccionar, pero cuando salí a la luz, la escena ante mí no era la que había estado esperando. Los dos matones estaban tirados en el suelo en un charco de sangre. Diego tenía las manos en alto y el rabino tenía un arma apuntándole. El sacerdote estaba de pie atrás, pero era la primera persona en mi mira. Le dijo algo al rabino que dio la vuelta y apuntó el arma hacia mí.
 
—¡Policía! —grité—. ¡Suelta el arma!
Diego usó la distracción del rabino frente a él, para tirarlo al suelo. Antes de que pudiera estar más cerca o incluso dar un disparo de advertencia, Diego había agarrado la pistola de su mano y le disparó en el pecho. Luego se giró hacia el sacerdote.
 
—¡Diego! —Mi dedo estaba ya apretando el gatillo cuando Diego dejó escapar su propio tiro y el sacerdote cayó. Mi bala atrapó a Diego en el brazo y gritó de dolor, dejando caer la pistola.
 
—¡Hijo de puta! —Echaba chispas. Mi brazo extendido, apuntaba con el arma a Diego y me acerqué a su lado, golpeando su arma fuera de su alcance. Él estaba sosteniendo la parte superior de su brazo y mirándome. En mi visión periférica podía ver a Harry comprobar al sacerdote y el pulso del rabino, pero no quité los ojos de Diego.
 
—Los dos muertos —confirmó Harry después de un par de minutos.
 
Miré a Diego. —Dame tu celular.
 
—Vete a la mierda —escupió.
 
Me incliné hacia abajo, coloqué la pistola en su sien y le pedí de nuevo, muy bien: —Por favor, dame tu celular.
 
Diego escupió a mis pies, pero con su brazo sano metió la mano en el bolsillo de sus jeans y recuperó su teléfono celular, golpeándolo en mi mano. Cuando me levanté, Harry estaba revisando a los dos matones.
 
—Están muertos, también —dijo con gravedad—. Qué jodido desastre.
Me tomó un minuto amenazar a Diego antes de que me diera la dirección de la bodega. Llamé a incidentes y a continuación le pasé el teléfono a Harry. Ya había recogido la pistola de Diego —que había resultado ser la mía— y lo había revisado mientras yo hacía la llamada. La nieve caía espesa y rápida para entonces, y miré con nostalgia a mi chaqueta en el hombre muerto. La sangre se filtraba a través de un agujero en el corazón del hombre. Se me ocurrió que mi billetera todavía estaría en el bolsillo interior y que tendría que esperar hasta poder recuperarla, lo que significaba llamar al banco y cancelar mis tarjetas de crédito. Hubiera sido más rápido agarrarla, pero sabía que no debía tocar el cuerpo.
 
—Mantén un ojo en él. —Asentí con la cabeza a Diego y crucé el patio a la entrada del almacén—. Voy por Ramón.
 
La frente de Harry estaba arrugada cuando miró por encima y se encontró con mi mirada. Él hizo un gesto casi imperceptible. —Ten cuidado.
 
Volví sobre mis pasos a través de la construcción y más allá de la pila de cajas hasta que estuve fuera de la habitación donde había estado retenido. La puerta estaba abierta. Un rápido vistazo en el interior fue suficiente para saber que Ramón se había largado. «Joder». O estaba bien escondido en algún lugar dentro del almacén o había otra salida, porque no había manera de que se hubiera deslizado junto a nosotros en el frente. Lo habríamos visto.
Caminé entre las cajas, por tercera vez ese día, pero no había ninguna persona que pudiera ocultarse en ningún lugar o cualquier otra puerta en la parte posterior del edificio. Eso dejaba a las dos puertas frente a la entrada.
Había un pequeño cuarto de baño detrás de la primera puerta, y estaba tan desesperado por liberarme que lo usé.
 
La segunda puerta se abría hacia una pequeña oficina. Estaba vacía salvo por un gran escritorio de madera, cubierto de papeles y archivos y un par de sillas de madera, pero este era el lugar a donde Ramón había corrido. Había una salida de incendios en el otro lado de la habitación y la puerta se balanceaba abierta en el viento, la nieve soplaba con pereza en la habitación y se fundía casi tan pronto como tocaba el suelo.
 
Salí, sosteniendo mi pistola, y miré alrededor, pero Ramón no estaba a la vista, así que cerré la puerta para protegerme del frío. Cuando ya había hecho mi camino de vuelta hacia dentro, me di cuenta de que mi cartera, un llavero y un teléfono celular, estaban en el escritorio. Los tomé, y luego vi un paquete de cigarrillos y un encendedor detrás de una pila de archivos. Agarré uno y lo encendí, inhalando profundamente. La nicotina que me hacía desesperadamente falta desde el día de ayer, hizo su camino en mi sistema, lo que hizo que me sintiera un poco mareado. Tenía un sabor a mierda. Pero era una bendición.
 

Revolví ausentemente a través de los archivos y documentos sobre el escritorio, pero nada parecía ser algo importante. Eran en su mayoría cuentas. Servicios públicos. El almacén había sido alquilado bajo un nombre genérico que no reconocí: David Jones. Hice una nota mental para ver en él más tarde, pero asumí que era falso. Dudaba que Ramón y sus compinches fueran tan estúpidos como para usar sus nombres reales. Los uniformados se apoderarían de todo el papeleo, así que tendría la oportunidad de ir a través de ello más a fondo en la estación. La chaqueta de Harry estaba descansando en la parte posterior de una silla. La agarré y la llevé conmigo. Ahora que la adrenalina estaba empezando a desvanecerse tenía frío. Harry también tendría frío. Mientras caminaba de vuelta a través del edificio, el sonido de las sirenas se acercaba a mis oídos.
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Mensaje por Invitado Mar 11 Mar 2014, 2:06 am

Aww, esta enamorado de Harry y tiene miedo de hacer algo al respecto.
Lo mas gracioso es que estando en una situación en las que sus vidas corrian peligro el tiene una erección y de paso tambien se preocupa por una chaqueta. Muy normal, ah.
Al menos pudieron salir de esta.
Seguila pronto por favor!
bye ♥
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Mensaje por Invitado Jue 13 Mar 2014, 12:12 am

Debby escribió:ya están taaaan jodidos desde un principio? pobres bebes.
es muy lindo como Lou se preocupa por Harry, y como lo conoce tan bien.
Me gusta esta etapa que se te dio por adaptar fics policiales (?)
Seguila pronto por favor! Adios ♥
Hey, no estaban tan jodidos.
Lo se, por mucho tiempo no quise leer novelas de ese tipo y ahora soy una jodida fan.
aahhh!
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Mensaje por Invitado Jue 13 Mar 2014, 12:13 am

julyALC escribió:
WHAT... WHATT...


SI esto es el inicio... ¡Lo que se viene! 
Sigue Liss Sigue! 
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hahahahah, exacto, lo que se viene.
Gracias por leerla julyy:))
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Mensaje por Invitado Jue 13 Mar 2014, 12:14 am

HeatherStylinson escribió:Hola Liz*-* Yo aquí pasándome por otra de tus noves:3 Quede super intrigada y solo es el primer capítulo. Síguela prontoo!! No había tenido nada de tiempo para comentar, porque el colegio me tiene muy estresada, sumado a la vida social que tengo que mantener, no había tenido ni un tiempo pero al fin una tarde libre. Bueno Byee besos abrazos y siguela cuando puedas
Hola!
Ah, la intriga es buena, tranquila, yo se lo que provoca la escuela:/, y no es nada lindo.
:)))
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Mensaje por Invitado Jue 13 Mar 2014, 12:15 am

ElectricBlue13 escribió:Gosh Liz,¿por que ya empieza asi? No se vale, trampa,cambialo,que empieze bien(? Bueno no,seguila porque harry y louis siendo polis es como lo mejor del mundo.
Bye bye :)
Asi esta escrito!
Ah, yo cuando la leí dije, no mames, desde el principio me mata a uno.
Pero bueno, ya veremos quien muere después:)
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Mensaje por ElectricBlue13 Miér 19 Mar 2014, 9:43 pm

En respuesta a lo que dijistes antes yo creo que se muere Louis idk.
En fin lou esta enamorado de Harry aww yo pense que iba ser tipo que se daba cuenta miwntras estaban en peligro y eso pero esto lo hace mejor yeay
Seguila pero ayer (?
¿Te das cuenta que leo estas cosas muuuy tarde y es por eso que comento pelotudeces,ni? Ah bueni bye
ElectricBlue13
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